- Resumen
- Protección natural de la
vagina. Composición de la secreciön
vaginal. - Infecciones vaginales de
origen infeccioso. - Candidiasis
vaginal - Trichomoniasis
vaginal - Vaginosis bacteriana
(VB) - Diagnóstico de las
infecciones vaginales - Referencias
Se realizó una actualización sobre los
conceptos relacionados con la vaginitis infecciosa,
considerando los principales agentes causales. Fue abordado el
ecosistema de la vagina, los factores que influyen en su
desajuste y las características de las secreciones
vaginales. Se analizó la situación del diagnostico
del laboratorio y
las tendencias actuales del mismo, resaltando el papel de los
métodos
para el diagnóstico rápido de las infecciona
vaginales y las ventajas que proporciona.
Palabras claves: vaginitis infecciosa, ecosistema de
la vagina, diagnóstico rápido
La vaginitis es la enfermedad ginecológica
más común encontrada en la atención médica primaria. Su
diagnóstico en ocasiones resulta difícil, porque
puede tener manifestaciones simples o combinaciones de
síntomas de diferentes etiologías, siendo frecuente
un comportamiento
asintomático (Egan y Lipsky, 2000)
La vaginitis o vulvovaginitis es una inflamación de la vagina que provoca
secreciones con olor característico, eritema, dolor,
ardentía, escozor, irritación y escasa
pérdida de sangre. La
evaluación de la vaginitis requiere un
interrogatorio, examen físico del paciente y análisis de la secreción vaginal. La
prevalencia no es bien conocida debido al diagnóstico y
tratamiento que el propio paciente realiza sin una consulta
médica y el comportamiento asintomático evidenciado
(Plourd, 1999, Anderson y Karasz, 2005)
DESARROLLO.
PROTECCIÓN NATURAL DE LA VAGINA.
COMPOSICIÓN DE LA SECRECIÖN
VAGINAL.
El medio ambiente
de la vagina se protege de diferentes formas, como son la barrera
física de
sus tejidos, la flora
endógena de bacterias, y
la respuesta inmune humoral y mediada por células.
El epitelio de la vagina produce secreciones que
contienen lisoenzimas, ácido débil, lípidos e
inmunoglobulinas especialmente la IgA, que defienden el
ecosistema. Este sufre descamaciones y regeneraciones, que
permiten eliminar gran número de bacterias
patógenas.
Bajo la influencia de los estrógenos, el epitelio
produce glucógeno que se degrada por la acción
de lactobacilllus spp a glucosa y
finalmente a ácido láctico, este último
mantiene un pH vaginal
menor de 4,5, que previene un crecimiento excesivo de bacterias
patógenas (Barrenetxea, 2002, Brzychczy, Wloch, Kochan y
Heczko, 2004, Neira, 2006)
El fluido vaginal normal contiene entre 5 y 10
diferentes microorganismos que incluyen lactobacillus
spp facultativos y anaerobios en concentraciones entre
105 y 107células/mL, que se unen a
los receptores de las células epiteliales de la vagina y
de esta manera evitan la presencia y entrada de organismos no
deseados. Otros microorganismos presentan baja
concentración como staphylococcus epidermides,
streptococcus spp, Echerichia .coli, Gardnerella vaginalis,
mycoplasma hominis y otras bacterias anaerobias (Egan y
Lipsky, 2000)
La secreción normal de la vagina es clara,
blanca, floculada, altamente viscosa, sin olor, con pH < 4,5 y
microscópicamente libre de micelios, Trichomonas
vaginalis, esporas, y células guías. La
muestra de
fluido vaginal presenta células de descamación y
abundantes lactobacillus spp. Sin embargo hay gran
variación en fluido vaginal normal y algunos
síntomas asociados con las condiciones anormales de la
vagina aparecen en mujeres sanas.
La mujer puede tener
una afectación asintomática de infección
vaginal, pero también microorganismos como Candida spp
y Gardnerella vaginalis pueden permanecer en bajas
concentraciones como flora normal. Todo esto indica que no
siempre los síntomas tienen que constituir una evidencia
segura de la enfermedad.
En la literatura se encuentran
grandes variaciones en los términos para describir las
características de las secreciones vaginales en cuanto a
color,
consistencia y olor, con mayor coincidencia en cuanto a
síntomas como irritación, escozor, eritema e
inflamación. El volumen de la
secreción vaginal es variable, mientras que el mal olor
puede presentarse en mujeres sanas, así como estados de
irritación de la vagina (Anderson, Karasz y Friedland,
2004)
Si bien el primer paso a seguir en el diagnóstico
de la vaginitis es el interrogatorio médico del paciente,
éste se debe realizar, evitando una incorrecta interpretación de los síntomas que
lleven a un falso diagnóstico de infección vaginal,
cuando en realidad puede ser un funcionamiento normal del
sistema
reproductor femenino. De esta manera el especialista debe
realizar un diagnóstico clínico donde se
evalúen los cambios de los patrones usuales y la
dificultad funcional que presente el paciente.(Anderson y Karasz,
2005)
INFECCIONES
VAGINALES DE ORIGEN INFECCIOSO.
La vaginitis se puede categorizar como infecciosa y no
infecciosa. Las causas no infecciosas son, por déficit de
estrógenos, por irritación química, atrofia de
la vagina, de origen alérgico y por descamación. La
vaginitis de tipo infecciosa es la responsable del 90% de los
restantes tipos de vaginitis, las principales causa de la
vaginitis infecciosa son tres, la Vaginosis Bacteriana (VB), la
Candidiasis y la Trichomoniasis (Owen y Clenney, 2004)
La vagina tiene su propio ecosistema con un balance de
la flora bacteriana presente, cuando el ecosistema se altera
puede aparecer la vaginitis por diferentes causas como uso de
antibióticos, hormonas,
preparaciones orales o tópicas de contraceptivos, duchas
vaginales, medicamentos vaginales, enfermedades de
transmisión sexual, cambios de pareja y situaciones de
estrés
(Highleyman, 2000).
El medio ambiente
normal de la vagina está caracterizado por una
interrelación dinámica entre lactobacillus
acidophilus y el resto de la flora endógena, compuesta
por estrógenos, glucógeno, el pH vaginal y los
productos del
metabolismo de
la flora microbiana y patógena. Lactobacillus
acidophilus producen peróxido de hidrógeno que es tóxico a los
patógenos y preservan la salud vaginal (Brzychczy et
al, 2004).
Cuando la flora vaginal se altera por la introducción de patógenos o por
cambios en el medio ambiente vaginal ocurre la
proliferación de patógenos. Los cambios en el pH y
la disminución de los lactobacilos productores de
peróxido de hidrógeno provocan la
proliferación de microorganismos que normalmente
están reprimidos como la G vaginalis, Mycoplasma
hominis y Mobiluncus spp. Estos microorganismos como
productos de su metabolismo, liberan aminas que son responsables
del mal olor en la descarga vaginal, incremento del pH y causan
la exfoliación de células epiteliales. (3M NVA,
2005)
Por otra parte, los cambios del medio ambiente como el
incremento de la producción de glucógeno durante el
embarazo y la
alteración de los niveles de estrógenos y
progesterona, por el uso de contraceptivos orales, permiten la
adherencia de Candida albicans a las células
epiteliales de la vagina y facilitan la germinación de
levadura. Esos cambios pueden transformar la colonización
asintomática en una infección sintomática.
En pacientes con Trichomoniasis los cambios en el nivel de
estrógenos y progesterona, así como la
elevación del pH y glucógeno, pueden provocar el
crecimiento y virulencia de Trichomonas vaginalis. (Lopez,
Martinez y Blanco, 2005, Owen y Clenne, 2004)
Se estima que el 75% de las mujeres han tenido
Candidiasis una vez en su vida y el 5% han presentado episodios
recurrentes, que requiere valorar una diabetes no
controlada y procesos de
inmunodeficiencia. Candida albicans resulta el agente
etiológico en el 80% de los casos, seguida de Candida
glabrata con un 10% y Candida tropicalis con un 5%
(Mendosa et al, 1999)
Los principales factores de riesgo para
padecer la infección son el uso de anticonceptivos orales, diafragmas y espermicidas,
estrógenos exógenos, frecuente actividad sexual,
la
administración de antibióticos, la diabetes
mellitus y el embarazo.
El crecimiento de levaduras puede estar relacionado con
el aumento de la producción de glucógeno a nivel de
la
célula epitelial de la vagina. No se reporta
transmisión sexual, los episodios recurrentes se observan
entre el 40% y 70% de los casos, los que pueden tener
relacionarse con una afectación de la inmunidad vaginal,
sin tener relación con el cambio de
pareja. El estrógeno estimula la exacerbación de la
Candidiasis, siendo significativo en las etapas menarca y
menopausia (Neira, 2006).
El diagnóstico de Candida spp resulta
difícil, existiendo hasta un 50% de casos
asintomáticos, por otra parte la Candida spp, se
considera flora endógena normal de la vagina, en
condiciones de crecimiento restringido. Los principales
síntomas que manifiesta la paciente son prurito, eritema,
excoriaciones, edema, sensación de ardentía al
orinar, disuria y úlcera vaginal. Las especies de Candida
se presentan en dos formas celulares, como blastosporos y
filamentosa o pseudohifas, que se manifiestan de acuerdo a las
condiciones ambientales existentes, aspecto que se necesita
considerar cuando se realiza el diagnóstico por observación directa al microscopio. Las
pseudohifas invaden las células epiteliales de la vagina,
ocurriendo un proceso
inflamatorio causado por toxinas de tipo proteasa celular que
dañan la célula
vaginal, situación que se agrava si hay una
reacción alérgica al hongo (Barrenetxea,
2002)
La secreción vaginal que se observa en la
Candidiasis es blanca, de aspecto de leche cortada
o coagulo de queso, sin olor, el pH es normal con tendencia
ácida entre 3,8 y 4,2. En la observación del
exudado al microscopio en presencia de solución de
hidróxido de potasio al 10%, aparecen las hifas y esporas
correspondientes a Candida albicans y Candida
glabrata respectivamente y con la tinción de Gram se
observan intensa coloración de las estructuras de
Candida spp.
Sin embargo la baja sensibilidad registrada en la prueba
del hidróxido de potasio y la falta de especificidad de
los síntomas, puede generar resultados falsos negativos,
por lo que frente a la persistencia de una posible
infección por Canida spp se recomienda realizar
cultivo del microorganismo
en medio Sabouraud
Trichomonas vaginalis es un parásito
flagelado de transmisión sexual con una alta tasa de
transmisión, donde el 70% de los hombres adquieren la
infección después de una sola exposición. El tiempo de
incubación de la enfermedad es de 2 a 8 días y el
parásito puede permanecer viable por 6 horas en el medio
ambiente (Azam, Cermeño, Juman y García,
2002)
La Trichomoniasis es una Enfermedad de
Transmisión Sexual (ETS) y se asocia a otras de su tipo
como el virus herpes simple,
gonorrea, virus papiloma humano y VIH (Rojas, Solano y Sariego,
1999, Rojas, Rodríguez, Sariego, Sarría, 2000,
Rojas et al, 2002, Rojas, Izquierdo, Sarría, Sariego y
Fraga, 2003).
La presencia y los síntomas dependen de la
inmunidad local y la concentración inoculada, pudiendo
transitar de forma asintomática en el 50% de los casos. La
secreción vaginal se muestra de color entre amarillo y
verde, con abundante fluido espumoso y olor fétido, se
acompaña de prurito vulvar y disuria. La mucosa vaginal se
torna hiperemia y edematosa con petequias cervicales o cerviz en
fresa. El pH vaginal está entre 5.0-5.5.
La identificación del parásito se hace
evidente en la observación al microscopio por su
tamaño superior de 2 a 3 veces el de los leucocitos y la
presencia de 4 flagelos que proporcionan su motilidad
característica (Plourd, 1999).
Es la infección más frecuente que causa
vaginitis en la mujer de edad reproductiva. La infección
es de causa polibacteriana, con la proliferación de un
número de microorganismos que incluyen la Gardnerella
vaginalis presente en más del 90% de los casos,
Mobiluncus spp, Miyoplasma hominis, Ureplasma urealyticum
y Bacteriodes spp. En los Estados Unidos de
.América, la VB es la causa más
frecuente de vaginitis infecciosa con estimado de tres millones
de casos sintomáticos por año (Hellberg Nilsson y
Mardh, 2001).
La prevalencia de la VB es difícil de precisar
debido a su curso asintomático hasta en un 70% de los
pacientes. Esta prevalencia varia según la población estudiada, de manera que en
gestantes está entre el 10-30%, mientras que en pacientes
con Enfermedades de
Transmisión Sexual (ETS) resulta mayor con valores entre
24 40%. Aunque se observa alta frecuencia de la infección
en mujeres con ETS y con múltiples parejas, no hay
evidencias que
aseguren su transmisión sexual (Dowd y Bourne,
1994)
La ocurrencia de VB constituye un factor de riesgo para
la ruptura prematura de membranas y parto
pretérmino en mujeres gestantes.
Otros trastornos como la inflamación
pélvica y la endometritis pueden presentarse, en pacientes
con antecedentes de VB, que se han sometidos a procesos
ginecológicos invasivos e intervenciones
quirúrgicas (Tohill et al, 2004).
Cuando la paciente es sintomática el olor a
pescado en la descarga vaginal es característico y propio
de las aminas presentes, que se acentúan después
del acto sexual por acción del pH alcalino del semen. El
diagnóstico confirmativo se basa en los criterios de Amsel
o la tinción de Gram. (Egan y Lipsky, 2000, Workowski y
Levine, 2002).
DIAGNÓSTICO
DE LAS INFECCIONES VAGINALES
El diagnóstico más común de la
vaginitis infecciosa por el laboratorio, se realiza observando la
morfología
de las células presentes en la secreción vaginal,
utilizando la observación directa al microscopio
óptico. En una preparación de la muestra fresca de
exudado en solución salina al 0,9%, se identifica T.
vaginalis sobre la base de la morfología y la
motilidad del parásito, es esencial que la
observación se realice breve tiempo después de
obtenida la muestra, para asegurar la observación del
parásito en movimiento,
pues de otra manera pueden confundirse con otras células
como los leucocitos. La secreción vaginal puede observarse
directamente o en medio de solución de hidróxido de
potasio (KOH) al 10% para la identificación de
células de Candida spp en forma de hifas o esporas
individuales por microscopía directa.
En la misma preparación de la muestra se pueden
observar la presencia de células epiteliales de la vagina,
que se denominan células guía por la adherencia de
numerosas bacterias a la membrana celular y son signos de
VB.
Este diagnóstico de las tres principales causas
de las infecciones
vaginales, presenta baja sensibilidad relacionada con los
errores en la ejecución e interpretación del
ensayo, por
ello se requiere de entrenamiento y
experiencia del analista para llegar a resultados confiables. Por
otra parte no se ha logrado armonizar los métodos
analíticos en cuanto a procedimientos,
preparación de soluciones de
trabajo y
equipos necesarios, para mayor reproducibilidad de los
resultados. (Monif G R, 2001, López Martínez y
Blanco, 2005).
Para el diagnóstico de Trichomonas
vaginalis el método
considerado estándar de oro es el
cultivo del microorganismo, que es un método de
sensibilidad y especificidad cercanas al 100%, como
inconvenientes tiene el costo de los
reactivos y el tiempo que demora en obtener los resultados, por
esto el ensayo se
utiliza con fines de investigación o para confirmar
resultados.
El método de observación directa al
microscopio ejecutado en condiciones controladas y apoyado por
los criterios clínicos, se utiliza en la actualidad como
diagnóstico de rutina y también como método
de referencia.
El método considerado estándar de oro para
el diagnóstico de Candidiasis es el cultivo en medio
Sabouraud y en los laboratorios de diagnóstico lo utilizan
como método confirmatorio de muestras negativas de
pacientes sintomáticos o que han tenido infecciones
recurrentes y que no responden a los tratamientos establecidos
para la Candidiasis (Mendosa et al, 1999)
La VB debido a su alta prevalencia en la
población femenina en edad reproductiva se aborda con
varios criterios clínicos y de laboratorio para lograr un
mejor diagnóstico. De esta manera además de la
identificación de las células guías, se
incorporan otros ensayos como
medición del pH y aminas en la
secreción vaginal.
La aplicación de los criterios de Amsel es un
diagnóstico eficaz de la VB y requiere confirmar en el
paciente los siguientes criterios, una descarga vaginal
homogénea, secreción vaginal con pH mayor de 4,5,
prueba de las aminas positiva y presencia de células
guías (Amsel et al, 1983).
El método de tinción de Gram con la
caracterización de la flora vaginal, actualmente se
considera el método de referencia o estándar de oro
para el diagnóstico de la VB por el laboratorio (Nugent,
Krohn y Hillier, 1991).
Se encontró una coincidencia entre el
diagnóstico por los criterios de Amsel y la tinción
de Gram con la interpretación de Nugent. Sin embargo la
formación de perfiles morfotipos basados en la
tinción de Gram mostraron casos con flora anormal o
intermedia en mujeres que no presentaron síntomas
clínicos, indicando que la VB es una entidad no
homogénea de complejo diagnóstico (Tohill et al.,
2004).
En el informe publicado
por The National STI/HIV/AIDS Surveillance Report, (1999) se
planteó la situación del diagnóstico de
Trichomonas vaginalis, reportando los valores de
sensibilidad y especificidad para la determinación por
microscopía entre 38-82% y 100%, cultivo 98% y 100%,
detección de antígenos 86% y 99% y PCR 93% y 96%. Estos
resultados reafirman los problemas de
sensibilidad de la microscopía y las mejores posibilidades
que tienen los métodos de detección de
antígenos y diagnóstico molecular, ratificando al
cultivo como regla de oro
Tanto los métodos tradicionales de examen fresco
al microscopio, así como las determinaciones
complementarias de pH, aminas, tinción de Gram, e
inclusive el cultivo de microorganismos, no han resuelto un
diagnóstico confiable y rápido a disposición
de un número creciente de pacientes con infecciones
vaginales
La tendencia actual para el diagnóstico de
vaginitis es la producción comercial de juegos de
reactivos para el diagnóstico rápido, con
métodos que logren elevar la sensibilidad relativamente
baja de las ensayos tradicionales, manteniendo una alta
especificidad. Otro objetivo
importante que se persigue es la disminución del tiempo
entre el diagnostico y el tratamiento del paciente. Se destacan
los esfuerzos en los métodos para el diagnóstico de
la VB acorde con los riesgos
asociados, la alta prevalencia y el aumento del número de
casos registrados por año.
El diseño
de pruebas
rápidas como el FemExam (Compañía Cooper
Surgical, 2005) determina de forma simultanea el pH y aminas,
mientras que el PIP Activity Test Card
(Compañía Litmus Concepts), además de los
indicadores
mencionados incluye la medición de la actividad de la
enzima prolina imino peptidasa para identificar la presencia de
Gardnerella vaginalis, ambos para diagnóstico de
VB. Los resultados de estos métodos rápidos aportan
datos para el
diagnóstico de la Candidiasis y Trichomoniasis al
combinarse con otras pruebas que complementan el
diagnóstico.
De esta manera el indicador de pH>4,5 caracteriza a
la VB y la Trichomoniasis, sin embargo en la Candidiasis las
mediciones de pH están en un rango entre 3,8-4,2, la
prueba de las aminas es positiva en la VB y negativa en la
Candidiasis.
Las pruebas basadas en la tecnología de
aglutinación de partículas látex unidas a
anticuerpos específicos, con observación visual o
por el microscopio, ha sido empleada por varios años y
mantienen su uso en la actualidad. Con posterioridad fue
desarrollada la tecnología de fase sólida, que
comprende las tiras reactivas de gran aplicación. De
creación más reciente está la
tecnología de flujo lateral, que es una
inmunocromatografía muy difundida actualmente para la
detección de antígenos y anticuerpos (rapid
diagnostic test technologies agglutination, http://www.rapid-diagnostics.org/tech-agglut.htm,
rapid diagnostic test technologies solid-phase, http://www.rapid-diagnostics.org/tech-solid.htm,
rapid diagnostic test technologies lateral-flow, http://www.rapid-diagnostics.org/tech-lateral.htm)
Un avance en la investigación de los agentes
asociados a la vaginitis se produjo con el desarrollo de
PCR para el diagnostico de Trichomonas vaginalis, el cual
fue comparado con la tinción de Papanicolaou (PAP),
microscopía directa y cultivo, obteniendo valores se
sensibilidad y especificidad de 100% para ambos indicadores,
superando los valores bajos de sensibilidad de 60,7%, 65,6% y
78,7% para los métodos de PAP, microscopía y
cultivo. El PCR se utilizó en estudios de la microflora
vaginal, identificando lactobacillus spp y Candida
albicans (Devillard, Burton y Reid, 2005). Este método
resulta apropiado para investigación y como confirmatorio
pero tiene limitantes para el uso para los ensayos de rutina en
cuanto a costo de equipos, reactivos y entrenamiento del personal (Lobo et
al., 2003)
El desarrollo del diagnóstico molecular por
hibridización de ADN para la
identificación de Candida albicans, Gardnerella
vaginalis y Trichomonas vaginalis, Affirm VP III Test. tiene
aceptación comercial (BD Affirm VP III
Compañía Becton Dicknson, 2004). Este método
fue comparado por Ferris et al, 1995 con los métodos de
rutina, para la Candidiasis se utilizó la
observación directa al microscopio, obteniendo valores de
39,6% y 90,4% para sensibilidad y especificidad, mientras que la
prueba de ADN obtuvo valores de 75% y 95,7% respectivamente. Se
utilizó la observación directa al microscopio para
Trichomonas vaginalis con valores de 75% y 96,6% de
sensibilidad y especificidad, con valores de 86,5% y 98,5% de los
mismos indicadores para la prueba de ADN.
Por último, la VB se diagnosticó con las
mediciones de pH y aminas con valores de 76,5 y 70,8%, con
valores de la prueba de ADN de 95% y 60,7% para sensibilidad y
especificidad respectivamente. Se demostró las ventajas
del ensayo de ADN para determinar los tres microorganismos y se
reafirmaron las dificultades que presentan la detección y
diagnóstico diferencial exacto.
El Affirm VP III Test se utilizó para el
diagnóstico de VB en 1725 muestras de mujeres embarazadas
y se compararon los resultados con el método de
tinción de Gram mediante la escala de Nugent
para su interpretación, (Nugent et al., 1991). Los
resultados se organizaron en cuatro grupos con grados
0, 1, 2 y 3. La vaginitis se asoció a los grados 2 y 3,
con predominio de Gardnerella vaginalis en el
último grupo. La
sensibilidad y especificidad de la prueba de ADN fueron de 89,5%
y 97,1%, con resultados satisfactorios para a detección de
Gardnerella vaginalis como diagnóstico de VB (Witt,
Petricevic, Kaufmann, Gregor y Kiss, 2002). Esta prueba aunque
tiene una amplia propaganda
comercial, tiene limitaciones en su uso por los costos del
producto y el
requisito de equipo necesario para su
ejecución.
El uso de partículas de látex con fines
diagnóstico en fluidos biológicos humanos, tuvo su
inicio en el diagnóstico de la artritis reumatoide,
determinando el factor reumatoide presente en suero de los
pacientes a través de la reacción de
aglutinación de las partículas de látex
unidas a inmunoglobulinas (Singer y Plotz, 1956).
En la última década se incrementaron los
ensayos basados en la aglutinación del látex, como
son la determinación de anticuerpos contra leptospira en
humano con valores de sensibilidad de 91,2% y especificidad de
91%, resultados similares al método ELISA con el que se
comparó, con valores de sensibilidad de 90% y
especificidad de 93% (Smits et al, 2001), la determinación
de Haemophilus influenciae tipo B con valores de
sensibilidad y especificidad de 100% (Toraño et al, 2001),
la determinación de Staphylococcus epidermidis con
reactivo de látex unido a anticuerpos específico se
comparó con el diagnóstico molecular con resultados
satisfactorios (Van Leeuwen, Kreft y Verbrugh, 2002) y se
logró la determinación de anticuerpos contra la
influenza aviar en pollos vacunados con una sensibilidad de 88,8%
y una especificidad de 97,6%, por comparación con la
prueba de referencia de inhibición de la
hematoaglutinación (Xu-X et al, 2005).
En el diagnóstico de infecciones vaginales el
método de látex, fue utilizado para detectar
Candidiasis con valores de sensibilidad de 80% y especificidad de
100%, considerando como prueba de referencia el cultivo del
microorganismo en medio Sabouraud.(Hopwood, Evans y Carney.,
1985). Fue aplicado el mismo principio para el diagnóstico
de Trichomoniasis en un estudio de 3807 mujeres embarazadas,
comparando el método de aglutinación (juego
suministrado por la casa comercial Kalon Biological Surrey, UK)
con la microscopia directa y el cultivo del microorganismo,
obteniendo índices Kappa de 0,88 y 0,93, que demostraron
una buena coincidencia entre los resultados. La sensibilidad del
látex fue de 98,8% y la especificidad de 92,7%, al
comparar el método con cultivo, por lo que resultó
adecuado para el diagnóstico de rutina (Adu Surbodie ,
Opuku, Danso, Weiss y Mabev., 2004).
En Cuba se
desarrollaron ensayos de aglutinación con
partículas de látex, para el diagnóstico de
Trichomoniasis, con una sensibilidad de 98,7% y una especificidad
de 99%, con valores superiores a la microscopia que obtuvo una
sensibilidad de 61,9% y especificidad de 94% y el cultivo celular
como estándar de oro (Maciques, Alonso y Romero,
2002).
Por otra parte, un látex anti – Gardnerella
vaginalis fue utilizado para el diagnóstico de VB
(Espinosa, Alvarez, Amaral, Alonso y Lorenzo, 2000), con una
sensibilidad de 89% y una especificidad moderada de 78%, con el
método de tinción de Gram como
referencia.
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Autor:
Arsenio Betancourt Bravo
Estudios realizados: Licenciado en Bioquímica, Universidad de la
Habana
,
fecha de confección, marzo /2006
Institución: Centro Nacional de Sanidad
Agropecuaria. Autopista Nacional y Carretera de Jamaica, San
José de las Lajas, apartado 10, La Habana. Cuba