- Historia
- El Banco central de reserva de El
Salvador - Que tan competitivo es nuestro
sistema financiero - Hacia donde
vamos - Que es lo que esta
pasando - Como elevar el crecimiento
económico - Que debemos
hacer
HISTORIA DE LA
BANCA DE EL SALVADOR
En diciembre de 1996. el Congreso Nacional aprobó
reformas a la Ley del Banco Central de
Honduras para armonizar su quehacer con las condiciones y
exigencias del mercado
financiero. Estas fortalecieron la autonomía e independencia
de la máxima autoridad
monetaria hondureña para el cumplimiento de su nuevo
rol.
Asimismo, en 1960, fue creado el Banco Central de
Nicaragua por Decreto Legislativo aprobado el 16 de septiembre, e
iniciando operaciones el 1
de enero de 1961, como una institución del Estado con
autonomía funcional, duración indefinida, patrimonio
propio y personalidad
jurídica. La Constitución Política de Nicaragua
establece que Ci Banco Central es el ente estatal regulador del
sistema monetario
y en la Ley Orgánica del Banco se le define como una
institución descentralizada de carácter técnico.
A partir de 1961, y después de la
fundación del Banco Central de Nicaragua, todos los
países centroamericanos contaron con su banco central,
siendo uno de los más antiguos en Centro
América, el Banco Central de Reserva de El
Salvador.
EL BANCO CENTRAL
DERESERVA DE EL SALVADOR
En El Salvador durante algún tiempo hubo
tres bancos emisores
los bancos salvadoreño, Occidental y Agrícola
comercial funcados en 1885, 1889 y 1895, respectivamente. Las
actividades de estos bancos eran vigiladas por el Estado
mediante una serie de leyes y
reglamentos como la Ley de Bancos de Emisión del 4 de mayo
de 1889, la Ley del 6 de mayo de 1910, que establecen que los
bancos están en obligación de suministrar al
Gobierno los
datos que sean
necesarios para arqueos y balances, la Ley Moratoria y Reformas
de lOS años 1932 y 1933, entre otras.
No obstante con la aplicación de estas leyes, que
tenían por objeto acrecentar la confianza del
público en 05 bancos, no pudo alcanzarse la estabilidad de
la moneda del país porque faltaba una organización central capaz de regularizar
el volumen total del
dinero y del
crédito
y al mismo tiempo, mantener la estabilidad externa de la moneda
nacional.
Cada uno de los bancos pudo emitir billetes a voluntad
siempre que mantuviera la cobertura prescrita por la ley. En los
tiempos de prosperidad, si el precio del
café
subía, los bancos disponían de grandes recursos que
hacía aumentar los créditos. Mientras que por falta de
previsión, se desperdiciaba la ocasión de acumular
reservas para hacer frente a los malos tiempos. Las reservas
hubieran permitido regular el cambio y
conceder créditos suficientes en las malas épocas,
cuando más necesidad hubiera de ellos.
Quedó demostrado el fracaso de esta
política bancaria cuando bajaron los precios del
café a consecuencia de la crisis
mundial, lo que redujo la cantidad de divisas que
ingresaron al país y obligó a los bancos emisores a
restringir la cantidad de billetes en circulación y a
reducir súbitamente el volumen del crédito,
provocando de esta manera una deflación
repentina.
A raíz de esto, no quedó otro remedio que
promulgar el decreto del 7 de octubre de 1931 declarando la
inconvertibilidad de los billetes, lo que provocó
fluctuaciones constantes y violentas en el precio del
dólar, que llegaron a cotizarse a más del 300% de
su valor en
1933.
Una de las propuestas para subsanar la crisis nacional
fue la fundación de un banco central. El primer intento
infructuoso se dio en 1933, cuando el Gobierno de El Salvador
adquirió las acciones del
Banco Agrícola Comercial, empeñado en convertirlo
en el Banco de El Salvador, para que hiciera las funciones de un
banco central; pero para este tiempo el proyecto no
llegó a concretarse. Se necesitó de la
asesoría y ayuda de un delegado del Banco de Inglaterra para
formular el proyecto que haría realidad la creación
del Banco Central de Reserva de El Salvador.
A fines de 1933, el Gobierno de la República le
encargó al Señor Frederick Francis Joseph Powell y
a su ayudante Gordon Víctor Richdale, el estudio de las
condiciones de la economía
salvadoreña y los procedimientos
operativos de las instituciones
de crédito en El Salvador, para que dieran un diagnóstico de la situación
económica imperante en el país. El Informe Powell
concluyó que la estructura
bancaria salvadoreña debería ser organizada sobre
la base de un banco central, concebido dentro de un sistema
ortodoxo, tradicionalista, que se encargara de mantener y
resguardar la moneda y el credito y teniendo la facultad
exclusiva de emitir billetes.
Según el Informe Powell, el banco central
debería ser creado con el objetivo
principal de controlar el volumen del crédito y la
demanda de
medio circulante, para asegurar la estabilidad del valor externo
del colón, moneda nacional. La creación del banco
central comprometía al Gobierno a mantener un equilibrio del
presupuesto
fiscal y a que
la institución debería estar libre de influencia
gubernamental.
Para establecer una clásica organización
de la banca central en El Salvador, el Señor Powell
recomendó normar las condiciones esenciales que
regirían el funcionamiento de la institución, tales
como el alto grado de liquidez que le permitiera realizar
plenamente sus funciones, su capital que
debería de estar en manos del público y de los
bancos y la representatividad de los sectores de la
economía en su Junta Directiva.
Indicó también el Señor Powell que
debería depositarse los fondos del Gobierno y de todas sus
dependencias en el nuevo banco y que los bancos comerciales
deberían mantener al menos 10% de sus depósitos en
la Institución con el fin de formar la base para un
sistema de compensación administrado por el Banco Central.
También recomendó que debería mantenerse una
reserva mínima en oro del 30% en
respaldo a los billetes y obligaciones a
la vista y que nunca compitiera en forma activa con los bancos
comerciales. Este proyecto fue planteado al Gobierno el 8 de
marzo de
1934,
El plan presentado
por el Señor Powell obtuvo la aprobación de los
sectores público y dio paso a la reforma barcaria El
Salvador, de acuerdo a principios
diseñados por el representante del Banco de lnglatera
Posteriormente, por recornenoacon del Señor Poweli, el
Gobierno entró en conversaciones con los bancos
Salvadoreño y Occidental en el sentido de acordar con
ellos la renuncia al privilegio de emisión de billetes, lo
mismo que la transferencia de las existencias de oro al BCR que
respaldaban las emisiones de esos bancos. Todos estos
trámites fueron indispensables antes de crear el Banco
Central de Reserva de El Salvador.
El ‘19 de junio de 1934, se promulgaron la Ley de
Fundación y los Estatutos o Ley Constitutiva del Banco
Central de Reserva de El Salvador, cuyas disposiciones fueron
contenidas en los decretos legislativos números 64 y 65.
Se le definió el objetivo de asegurar la estabilidad del
valor externo del colón, para lo que se tomaron las
primeras disposiciones con el fin de controlar el volumen del
crédito y del medio circulante, fijando las normas para
regular adecuadamente la liquidez de los bancos
comerciales,Según su Ley de fundación, el Banco se
constituyó como una sociedad
anónima por el término de treinta años.
Del total de acciones, 6,000 tuvieron carácter de
intransferibles y pasaron a ser propiedad de
la Asociación Cafetalera de El Salvador; 6,000 acciones
suscritas por el público y 4,500 acciones fueron colocadas
entre los bancos existentes y por los que en el futuro se
establecieran en el país, siendo todas transferibles con
la aprobación de la Junta Directiva del Banco
Central.
El Banco Central de Reserva de El Salvador abrió
sus puertas al público el 1 de julio de 1934 en el
edificio situado en la segunda calle oriente, en el centro de la
capital, que actualmente ocupa la Biblioteca
Luís Alfaro Durán, propiedad de a
Institución. El oro que los bancos comerciales
poseían como respaldo del papel moneda en
circulación, fue concentrado en las bóvedas del
BCR, en un acto memorable presidido por un Comité
integrado por el Presidente de la República, General
Maximiliano Hernández Martínez, el Ministro de
Hacienda, Doctor Carlos Menéndez Castro; don
Agustín Alfaro Morán, el Señor William W.
Renwick y don Luis Alfaro Durán, como miembros
propietarios de la Junta Directiva y como suplentes, los doctores
Romeo Fortín Magaña y Miguel Ángel Alcaine y
don Héctor Herrera.
La transferencia del oro se efectuó con la
paridad de dos colones por un dólar, siguiendo la
recomendación del Señor Powell. Ya en poder del
Banco fue revaluado, de acuerdo con las disposiciones contenidas
en la legislación de los Estados Unidos de
América, promulgadas el 31 de enero de
1934.
El producto de
esta reevaluación se empleó exclusivamente para
cancelar deudas del Gobierno con los bancos y para la
creación de fondos especiales para responder por deudas
malas, estableciendo también una reserva específica
para prevenir fluctuaciones del cambio. Conforme al
desenvolvimiento de la economía el tipo de cambio
se estabilizó buscando su propio nivel estableciendo la
Junta Directiva el cambio de la moneda nacional en 2,50 por
ussi.oa, paridad que se mantuvo inalterable por ms de 45
años.
Se iniciaron también las gestiones para
establecer en el interior de la república los servicios des-
ti nados a atender las funciones que como banco del Estado 10
asignaba la Ley, agencias que se establecieron en sucursales
departamentales del antiguo Banco Agrícola Comercial, una
en Sonsonate y otra en Santa Ana. Después fueron crdendose
corresponsalías en las cabeceras departamentales de todo
el país.
Laboré durante veintisiete años como
sociedad
anónima, con un modesto capital, cuyas acciones
rendían dividendos limitados a un seis por ciento anual,
independientemente de las utilidades obtenidas.
Esta austeridad obedecía a que normado el reparto
de dividen- dos desde su creación, el Banco no
recibiría presión de
los socios sobre la dirección de la entidad, impidiendo a la
vez el lucro y reinvirtiendo las ganancias en líneas de
financiam lento para impulsar acti vi – dados económicas
en beneficio del país Durante estos 27 años el
Banco cumplió estrictamente los fines para los cuales fue
establecido, asegurando sólidos fundamentos para el
sistema
financiero y contribuyendo a cimentar la confianza del
público en el sistema,
La bonanza económica de los años 50,
registré un alza extraordinaria en los precios del
café en los mercados
internacionales, el algodón
se había convertido en un cultivo de primera importancia
en el país y la industria
manufacturera era creciente y diversificada con una producción que encontró amplio
mercado en el país y en Centro América. Sin
embargo, la expansión del crédito entre 1955 y 1956
produjo una reducción gradual en el volumen de divisas que
se agravé con la baja en los precios del café de
1958. Para 1960, el Banco Central no poseía un instrumento
legal que le diera la suficiente autoridad para poner fin al
deterioro de las reservas monetarias y no estaba en condiciones
de mipedw el drenaje de divisas que continué en los
primeros meses de 1961. Estas circunstancias ponían en
peligro la estabilidad de la moneda y afectaban la
economía en general.
Así, el Directorio Cívico Militar
promulgó la Ley de Regulación [temporal el 10 de
abril de 1961, que se transformé el 30 de mayo del mismo
año en Ley de Control de
Transferencias Internacionales. Luego emitió la Ley de
Reorganización de la Banca Central de la Nación,
promulgada el 20 de abril de 1961. Como resultado de estas
disposiciones, la Ley Orgánica decretada el 15 de
diciembre de 1961, transformé al Banco Central de sociedad
anónima en entidad del Estado de carácter
público, con una duración indefinida, con
personería propia para ejercer derechos y contraer toda
clase de
obligaciones. Entre las modificaciones que sufrió la
estructura del Banco, estuvieron la creación de la Ley
Monetaria, el establecimiento del Consejo Asesor como organismo
consultor de la Institución, y la Superintendencia de
Bancos y otras Instituciones Financieras, con atribuciones
fiscalizadoras del sistema.
Las necesidades económicas del momento obligaban
a enfocar y fortalecer la expansión del sistema bancario y
el surgimiento de nuevas instituciones financieras que se
encargaran de hacer un llamamiento al ahorro del
público y efectuaran operaciones de crédito, con el
fin de sentar las bases para el desarrollo
económico del país.
El Banco Central se convirtió en el coordinador
entre la política
fiscal y la monetaria, ejerciendo control sobre el
crédito, con facultades para actuar como intermediario del
crédito externo a largo plazo y para ejercer un control
sobre las transferencias internacionales de fondos.
Con la creación del Fondo de Desarrollo
Económico, en noviembre de 1966, se le permitió al
Banco Central otorgar créditos a plazos mayores de un
año a entidades de utilidad
pública, así como a bancos o instituciones
financieras, aunque sólo con fondos del exterior. Estos
préstamos a mediano y largo plazo eran destinados a
impulsar proyectos o
actividades orientadas a promover el desarrollo del país,
especialmente en los sectores agropecuario, industrial, turismo, salud y educación. Por otra
parte, el control de transferencias internacionales de fondos
evité transitoriamente la fuga de divisas que hacía
peligrar la balanza de pagos
y el valor externo de la moneda.
‘En 1973, se creó la Junta Monetaria
mediante Decreto Legislativo aprobado el 23 de agosto de 1973.
Esta Ley retira al Banco Central la coordinación de la política
monetaria, convirtiéndose en ejecutor de acuerdos y
dejando su formulación en manos de los miembros de la
Junta encabezada por el Presidente de la República, y a a
que pertenecían los ministros de Económica,
Hacienda, Agricultura y
Ganadería,
el Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Planificación y Coordinación
Económica y el Presidente del Banco Central de Reserva de
El Salvador.
En Marzo de 1980, después de acontecimientos de
orden político que se registraron a finales de 1979, la
banca comercial y las instituciones financieras privadas fueron
nacionalizadas mediante la Ley de Nacionalización de los
Bancos Comerciales e Instituciones de Ahorro y Crédito,
con el objetivo de democratizar el crédito. El Banco
Central continuó trabajando durante la década de
los 80 como ejecutor de las políticas
dictadas por la Junta Monetaria.
En 1989, después de una década de guerra civil y
de nacionalización bancaria, la economía
salvadoreña se encontraba inmersa en una aguda crisis
económica y social reflejada en graves desequilibrios
macroeconómicos, bajo crecimiento, limitación de la
actividad productiva privada, situación de violencia y
dependencia externa. Dentro de este contexto, fue necesario
reestructurar el marco legal en que se desarrollaba el sistema
monetario y financiero del país.
El Banco Central de Reserva desarrolló un papel
protagónico en la modernización del marco legal
financiero del país, así como en el fortalecimiento
y privatización del sistema financiero y el
programa de
reformas a dicho sistema.
El Banco Central presentó anteproyectos para la
aprobación de una nueva legislación que rigiera el
sistema financiero salvadoreño. Las leyes aprobadas por la
Asamblea Legislativa, incluyeron entre otras, la Ley
Orgánica del Banco Central de Reserva de El Salvador,
promulgada el 12 de abril de 1991, que define a la
Institución como una institución pública y
de carácter técnico, que vela por la estabilidad de
la moneda y coordina la politica monetaria y mantiene las
condiciones favorables para la estabilidad de la economía
nacional
La Ley fija como sus objetivos
fundamentales, ejercer con carácter exclusivo la facultad
de emitir moneda, mantener la estabilidad del valor interno y
externo de la moneda y su convertibilidad, prevenir o moderar las
tendencias inflacionarias y deflacionarias, regular la
expansión del crédito, velar por el normal
funcionamiento de los pagos internos y externos y propiciar el
desarrollo de un sistema financiero eficiente, competitivo y
solvente, entre otros.
Asimismo, durante la década de 1990, el Banco
Central promovió el fortalecimiento del marco legal que
norma las actividades financieras, elaborando anteproyectos y
proponiendo reformas a las diferentes leyes existentes.
Así, fueron aprobadas las leyes de Bancos, del Mercado de
Valores, 0rgnica de la Superintendencia del Sistema
Financiero, de Creación del Banco Multisectorial de
Inversiones,
entre otras, que contribuyeron a modernizar los servicios
financieros y a fortalecer la supervisión del sistema.
Para entrar en el nuevo siglo y con la aprobación
de la Ley de Integración Monetaria, el 30 de noviembre
de 2000 y su entrada en vigencia, a partir del i de enero de
2001, se modificaron los objetivos y funciones del Banco Central
con el fin de adecuarlo nuevamente a las
circunstancias.
Esta Ley le retiró la facultad de emitir billetes
y monedas y la función de
coordinar la política monetaria, así como
también, le prohibió otorgar préstamos a los
bancos, quedando sin cambio el resto de sus funciones.
Durante sus 70 años de historia, el Banco Central
de Reserva de El Salvador ha propiciado las condiciones
macroeconómicas necesarias para el buen desarrollo de la
actividad económica del país, cumpliendo i05
objetivos para lOS cuales fue creado.
El personal de la
Institución, fundamentando sus funciones en su plataforma
de valores,
honestidad,
lealtad, responsabilidad, productividad y
respeto, ha
contribuido día a día a hacer del Banco Central una
institución sólida y eficiente en el cumplimiento
de su misión de
promover la estabilidad y el desarrollo del sistema financiero,
consolidar la integración monetaria y generar y divulgar
información económica, en beneficio
de la población salvadoreña.
¿QUE TAN
COMPETITIVO ES NUESTRO SISTEMA FINANCIERO?
La capacidad del sistema financiero de contribuir al
desarrollo del país depende de varios factores,
principalmente su capacidad de moviHzar un volumen alto de
recursos a un costa bajo, su margen de intermed iación (la
diferencia entre lo que los bancos pagan por los depósitos
y lo que cobran por los créditos), su capacidad para
financiar inversiones de largo plazo, la posibilidad de prestar
servicios financieros sofisticados, la capacidad de ajuste a
condiciones cambiantes y la existencia de buenos proyectos. En
esta sección examino qué tan competitivo es nuestro
sistema bancario de acuerdo a estos indicadores.
La capacidad de movihzar recursos en gran voWmen a
costos
financieros bajos. El Salvador se encuentra dentro de los
líderes de la América
Latina en este respecto. En los dos últimos
años, las tasas de El Salvador han competido con las de
Chile como las dos más bajas de la región. Pero el
punto no sólo es qué tan bajas son las tasas sino
cuántos recursos movilizan.
El sistema bancario de El Salvador nació en medio
de las enormes transformaciones que el pais tuvo en su
conversión al cultivo del café. En los años
anteriores el país dependía para sus divisas de las
exportaciones de
añil y la mayor parte de la población vivía
de este y de los productos
primarios tradicionales, principalmente maíz y
frijoles. A mediados del siglo XIX los precios del producto
principal de exportación, el añil, comenzaron a
caer irremisiblemente como consecuencia de la invención de
los colorantes sintéticos.
Cuando nuestros antepasados decidieron sustituir al
añil con el café se encontraron con dos
dificultades principales, La primera era la estructura de
propiedad de la tierra que
habíamos heredado de la época colonial. Aunque
había haciendas privadas, gran parte del territorio
nacional estaba asignada como ejidos y tierras comunales-tierras
que pertenecían a las comunidades, que anualmente las
asignaban a sus miembros para que las cultivaran.1
Esta estructura de propiedad, que podía funcionar
con cultivos anuales, no se prestaba a cultivos permanentes como
el café. Era necesario, pues, cambiar la estructura de la
propiedad de la tierra y
así se hizo con las leyes de extinción de los
ejidos y tierras comunales, que otorgó la propiedad de
éstas tierras a las personas que sembraran café en
ellas. La segunda dificultad era la necesidad de financiamiento. El café tarda años
en producir de tal forma que el productor necesita financiarse
hasta el momento cte la primera cosecha. Esto llevó a la
creación de los bancos, que comenzaron su vida financiando
el café. En combinación, el proceso
produjo una fragmentación de la sociedad:
la tierra pasó a la propiedad de aquellos que
pudieron sembrar café y financiarlo, mientras que la mayor
parte del resto de la población rural quedó
reducida a trabajar en las plantaciones de café con
ingresos muy
bajos ya que el cultivo del café requería de
grandes cantidades de mano de obra con salarios bajos
para ser rentable. La sociedad pasó de una
organización arcaica-el sistema feudal de las propiedades
comunales-a otra organización igualmente arcaica: la
separación de dos estratos de la sociedad, separados por
una frontera que
era casi imposible de traspasar. Aunque hay historias de gente
que nació en la pobreza, como
cortadores de café, y terminaron sus vidas como exitosas
cafetaleras, estas historias son poco comunes, más bien
raras.
Otra consecuencia de las características del
cultivo del café fue la poca importancia que el estado dio
a la
educación de ambos estratos de la población. El
manejo de una plantación de café requería de
muy poca formación y, en realidad, de muy poca
dedicación. Educar a los trabajadores no era visto como
algo esencial ya que no se requiere ninguna preparación
para sembrar, mantener y cosechar el café.
La diversificación de la economía no era
bien vista tampoco, ya que la competencia de
otros sectores por la mano de obra sólo podía
resultar en detrimento del café ya que tendería a
subir los salarios. En un negocio en el que los productores no
controlan el precio de venta, las
utilidades sólo pueden obtenerse manteniendo los costos
bajos, que, en el caso del café en una sociedad como la
nuestra significaba mantener bajos los salarios de losjornaleros.
Los bajos salarios de los obreros no afectaban la demanda del
café porque éste se vendía afuera. En este
ambiente, la
fragmentación de la sociedad se
auto-perpetuó.
Esto, en realidad, no era nada nuevo. La sociedad
fragmentada había existido por siglos no sólo en El
Salvador sino también en Europa. Pero en
Europa esto estaba cambiando.
café con la mentalidad de tiempos pasados,
contemplando sólo las posibilidades que la vieja
economía preindustrial y agraria los presentaba. Pensaron
en sustItuIr un monocultivo con otro monocultivo y eso fue lo que
hicieron. Inmersos en el ambiente del país, no vieron lo
que estaba pasando en el mundo a su alrededor y perdieron la
oportunidad de dar un salto a otro tipo de sociedad.
La sociedad entera se tornó a girar alrededor del
café y la industrialización-que en ese momento
hubiera sido mucho más fácil porque el proceso
estaba iniciándose en la mayor parte de los países
ahora industrializados con pequeñas industrias que
eran poco más que talleres-no se dio.3
De allí en adelante industrializarse se
volvió cada vez más difícil. La industria se
fue volviendo más compleja, los pequeños talleres
se fueron volvíendo grandes empresas y las
habilidades necesarias para manejar industrias se fueron
convirtiendo en ingenierías sofisticadas.
El proceso de aprendizaje
industrial, que en los países que entraron temprano al
proceso fue gradual, se convirtió en un enorme salto para
los países que llegaron tarde.4 Al mismo tiempo, en el
país se descuidaron los factores que llevaban al éxito
en la nueva economía industrial en favor de los que
aseguraban el éxito del café. De esta forma, el
país se perdió la Revolución
Industrial y quedó condenado a ser un país del
Tercer Mundo. El sistema bancario, que nació con el
café, hubiera nacido para muchos otros propósitos
también.
Por un sglo, El Salvador se mantuvo como una sociedad
estática-una economía basada en el
monocultivo, autoexcluida de las dos grandes corrientes de los
siglos XIX y XX, la Revolución
Industrial y de la democracia,
que, como el resto de la América Latina, se estancó
en un orden social vertical, caracterizado políticamente
por regímenes militares y económica y socialmente
por una aguda fragmentación de la sociedad en una
pequeña elite urbana con acceso a los beneficios de la
modernidad y una
masa enorme de población rural que tradicionalmente ha
estado fuera de dichos beneficios.
Los cambios empezaron muy tímidamente en los
años sesenta, con la creación del Mercado
Común Centro Americano, que generó un
pequeño sector industrial en el país. Esta
tímida industrialización, sin embargo, no
cambió la forma básica de la sociedad. Basado en el
proteccionismo contra la competencia de fuera del área, el
Mercado Común generó una industria que podía
funcionar sólo detrás de los altos aranceles
impuestos a
los productos de afuera, que le permitía vender productos
más caros y de menor calidad que los
disponibles en los mercados internacionales. Por esta
razón, la industria no era competitiva afuera del
área, y podía crecer sólo en Centro
América. Dado el pequeño tamaño del mercado
centroamericano, que no permitía economías de
escala, la
industria se concentró en algunos pocos productos de
consumo y se
desarrolló dopen-
diendo de insumos importados. Debido a que no era
competitiva por la protección, la industria misma no
podía generar las divisas para importar dichos insumos. El
resultado fue que el crecimiento de la industria dependía
de las divisas que generara el resto de la economía, que,
en el caso de El Salvador, significaba las divisas que generaran
las exportaciones de café. Es decir, aun con el desarrollo
de la industria, el país seguía dependiendo de un
monocultivo, de tal forma que la economía crecía
cuando los precios del café estaban altos y había
una cosecha grande y se estancaba cuando los ingresos del
café disminuían. Socialmente, la industria de esos
años generó poco empleo en
coreparación con el creado en el sector agropecuario, de
tal manera que los ingresos de la población siguieron
atados a los del café-directamente y a través de la
dependencia de la industria de las divisas generadas por las
exportaciones de café. Esta era la situación del
país en 1979-un país estático, organizado
verticalmente-poco antes de comenzar la guerra.
La respuesta es que el mundo está experimentando
una revolución tecnológica similar en su impacto a
la Revolución Industrial que empezó en Inglaterra
hace poco más de doscientos años. En su Corta
vida-comenzó hace apenas unos veinte años-esta
nueva revolución ya está transformando al mundo de
una manera radical y muy rápida.
Esta revolución está propulsada por la
conectividad-el arte de coordinar
tareas complejas a distancia, que ha emergido como consecuencia
del matrimonio de las
computadoras,
las telecomunicaciones y los medios de
transporte
rápido que se desarrollaron al final del siglo pasado.
Como una verdadera revolución, ésta está
cambiando la dirección del progreso humano, abriendo
oportunidades insospechadas para mejorar las condiciones de vida
de todos los habitantes del planeta.
La Revolución Industrial hizo esto multiplicando
la fuerza del
músculo con maquinarias físicas; la
Revolución de la Conectividad lo está haciendo a
través de multiplicar el poder de la mente, Esto lo hace
de muchas maneras, todas relacionadas con la posibilidad de
formar redes de
personas trabajando a distancia y unidos electrónicamente.
La coordinación de mentes en tiempo real (es decir,
instantánea) permite no sólo transmitir sino
aumentar el
conocimiento en proyectos de
investigación, sino también coordinar
operaciones sumamente complejas- tales como procesos de
producción, financiamiento, mercadeo y
distribución-alrededor del
mundo.
Dada esta posibilidad, actores económi – cos en
todos los países están tomando ventaja de ellos
para diseñar mejores productos, para producirlos en donde
es más barato hacerlo y venderlos con ventaja en los
lugares en donde pagan mejor por ellos. El mundo se ha convertido
en un solo espacio económico integrado en cadenas de
producción coordinadas tan eficientemente corno si
estuvieran en un solo espacio físico. Esto está
aboliendo fronteras y redefiniendo sociedades y
economías tan profundamente que el mundo dentro de veinte
o treinta años será tan distinto del nuestro como
las sociedades industriales lo fueron de las feudales,
Esto es lo que ha generado la nueva globalización de la economía- que
contra lo que mucha gente piensa, no es un fenómeno del
comercio sino
de la producción. En realidad, el comercio
internacional ha aumentado como proporción de la
producción mundial con respecto a lo que era a mitades del
siglo XX. Sin embargo, este aumento es sobre los disminuidos
volúmenes de comercio que se dieron en esa época
como resultado de las políticas proteccionistas que
caracterizaron la mayor parte del siglo pasado.
En este momento, la relación del comercio
internacional a la producción total del mundo es alrededor
de 26%, apenas 5 puntos arriba de lo que era en 1913 (21%), antes
de que el proteccionismo tomara vigencia mundial. En esa
época, sin embargo, el comercio internacional era
primordialmente de materias primas fluyendo de los países
en desarrollo a los desarrollados y de bienes
terminados que fluían en sentido contrario y entre los
países desarrollados.
Ahora el comercio internacional es parte de las cadenas
de producción que antes estaban en un solo país.
Bienes intermedios, que antes pasaban de una sección a
otra en una fábrica, ahora viajan miles de
kilómetros para pasar entre dichas secciones, tomando
ventaja de las deferencias en costos de pro-
deducción en los distintos lugares. Esto ha
abierto la oportunidad, por primera vez en la historia, de que
los países en desarrollo se integren a las cadenas de
producción mundial, no con materias primas
únicamente, sino con productos intermedios y finales. Hace
posible también que dichas oportunidades las aprovechen no
sólo las empresas grandes sino también las
pequeñas, abriendo la posibilidad de generar un
crecimiento de abajo hacia arriba.
Al mismo tiempo. el conocimiento y
el aprovechamiento de la coordinación a distancia se han
convertido en la fuente principal de riqueza, de tal forma que
los precios de los productos que requieren conocimiento para
producirlos está subiendo y el de los que no lo requien
está bajando. Esto es lo que explica la caída de
los precios del café y los otros productos tradicionales
del país. Pero la revolución misma se manifiesta
dentro de los mismos productos. Como ejemplo de esto, mientras
que los precios del café oro han caído los precios
de la taza de café y de los paquetes de café en los
mercados de consumo no han bajado y en realidad han aumentado.
Esto es porque dentro del mismo producto las actividades que
requieren conocimiento y habilidad de coordinación-el
diseño
del producto que se enirega al consumidor y la
habilidad de entregarlo a tiempo en el lugar en el que la demanda
es más rentable-están aumentando su
participación en el ingreso generado por la venta
final.
La caída de los precios de las actividades que no
requieren conocimiento también tiene manifestaciones en os
países desarrollados. La Gráfica 11 muestra
cómo los salarios reales de los obreros no
calificados-
Esta tendencia, como la de los precios de 105 productos
primarios, no es algo pasajero. Es la otra cara de la medalla del
surgimiento de la economía del conocimiento y la
coordinación a distancia y, por lo tanto, aunque puede
haber incrementos temporales de precios en los productos
primarios, la tendencia central es a que disminuyan o a lo
más se mantengan.
Esto plantea retos enormes a los países en
desarrollo, que han dependido de los productos primarios por
siglos enteros. Hasta la industria en estos países ha
dependido de las divisas generadas por os productos primarios
para poder importar sus materias primas y materiales
intermedios. Si no transformamos nuestra economía para que
genere más valor agregado de conocimiento y
Logística nos encontraremos en una
situación de ingresos declinantes, con todas las terribles
consecuencias que esto implicaría
Pero la Revolución de la Conectividad, al mismo
tiempo que pone este reto formidable, provee los mecanismos para
que podamos He- var a cabo a transformación necesaria para
tomar ventaja de ella. El Internet ha facilitado la
educación y el aprendizaje de
la coordinación de actividades complejas a niveles nunca
antes alcanzados. Por otro lado, ha abierto la posibilidad de que
empresas pequeñas e incluso individuales puedan acceder
directamente a los mercados mundiales más rentables-una
oportunidad que los países en desarrollo nunca tuvieron.
Por ejemplo, la conectividad permite que productores
pequeños puedan vender directamente su café a los
consumidores en los países consumidores. A través
de esto, la conectividad puede convertir a la pequeña
empresa en el
motor
eco-
nómico del país, generando desarrollo
regional y eliminando la fragmentación económica y
social que aqueja al país. Además, la conectividad
abre oportunidades para aumentar drásticamente la
productividad a través de simplificar los procesos
productivos y la interacción del sector privado con el
gobierno. Con respecto al gobierno, ¡a conectividad le
permite acercar sus servicios a la ciudadanía, incrementando al mismo tiempo
la calidad y vohimen de éstos, de tal forma que el
ciudadano se vuelve el centro de las actividades gubernamentales.
Ei resultado es a posibilidad de dar un salto cualitativo que
aumente rápidamente el nivel de ingresos del país,
elimine la segmentación económica y social que
ahora lo aflige y lo ponga firmemente en el camino a convertirse
en una sociedad del Siglo XXI. Es decir, la conectividad pone el
desafío y da las herramientas
para superarlo.La Gráfica 12 muestra cómo la
Revolución de la Conectividad y sus consecuencias en los
precios de los productos de acuerdo al conocimiento que incluyen
están creando una nueva brecha de ingresos, similar a la
causada por la Revolución industrial. En el último
cuarto del siglo XX el ingreso per-capita de los países
industriales-que son los que producen los bienes con más
contenido de conocimiento-aumentó en una cantidad que es
3.6 veces el ingreso total per capita de los países de
medianos ingresos y en 10
La sociedad entera se tornó a girar alrededor del
café y la industrialización-que en ese momento
hubiera sido mucho más fácil porque el proceso
estaba iniciándose en la mayor parte de los países
ahora industrializados con pequeñas industrias que eran
poco más que talleres-no se dio.3 De allí en
adelante industrializarse se volvió cada vez más
difícil. La industria se fue volviendo más
compleja, los pequeños talleres se fueron volviendo
grandes empresas y las habilidades necesarias para manejar
industrias se fueron convirtiendo en ingenierías
sofisticadas.
El proceso de aprendizaje industrial, que en los
países que entraron temprano al proceso fue gradual, se
convirtió en un enorme salto para los países que
legaron tarde.4 Al mismo tiempo, en el país se descuidaron
los factores que llevaban al éxito en a nueva
economía industrial en favor de los que aseguraban el
éxito del café. De esta forma, el país se
perdió la Revolución Industrial y quedó
condenado a ser un país del Tercer Mundo. El sistema
bancario, que nació con el café, hubiera nacido
para muchos otros propósitos también.
Por un siglo, El Salvador se mantuvo como una sociedad
estática-una economía basada en el monocultivo,
autoexcluida de las dos grandes corrientes de los siglos XIX y
XX, la Revolución Industrial y de la democracia, que, como
el resto de la América Latina, se estancó en un
orden social vertical, caracterizado políticamente por
regímenes mil ita- res y económica y socialmente
por una aguda fragmentación de la sociedad en una
pequeña dite urbana con acceso a los beneficios de la
modernidad y una masa enorme de población rural que
tradicionalmente ha estado fuera de dichos beneficios.
Los cambios empezaron muy tímidamente en los
años sesenta, con la creación del Mercado
Común Centro Americano, que generó un
pequeño sector industrial en el país.
Esta tímida industrialización, sin
embargo, no cambió la forma básica de la sociedad.
Basado en el proteccionismo contra la competencia de fuera del
área, el Mercado Común generó una industria
que podía funcionar sólo detrás de los altos
aranceles impuestos a los productos de afuera, que le
permitía vender productos más caros y de menor
calidad que los disponibles en los mercados internacionales. Por
esta razón, la industria no era competitiva afuera del
área, y podía crecer sólo en Centro
América. Dado el pequeño tamaño del mercado
centroamericano, que no permitía economías de
escala, la industria se concentró en algunos pocos
productos de consumo y se desarrolló dependiendode insumos
importados. Debido a que no era competitiva por la
protección, la industria misma no podía generar las
divisas para importar dichos insumos.
El resultado fue que el crecimiento de la industria
dependía de las divisas que generara el resto de la
economía, que, en el caso de El Salvador, significaba las
divisas que generaran as exportaciones de café. Es decir,
aun con el desarrollo de la industria, el país
seguía dependiendo de un monocultivo, de tal forma que la
economía crecía cuando los precios del café
estaban altos y había una cosecha grande y se estancaba
cuando los ingresos del café disminuían.
Socialmente, la industria de esos años generó poco
empleo en comparación con el creado en el sector
agropecuario, de tal manera que los ingresos de la poblacion
siguieron atados a los del café-directamente y a
través de a dependencia de la industria de las divisas
generadas por las exportaciones de café. Esta era la
situación del país en 1979-un país
estático, organizado verti – calmente-poco antes de
comenzar la guerra.
La estructura que se había formado en El Salvador
en los 1880s comenzó a derrumbarse con la caída de
largo plazo de los precios de los productos primarios que
comenzó casi un siglo después.
COMO ELEVAR EL
CRECIMIENTO ECONOMICO
Hay varias cosas que debemos entender para poder
integrarnos a esta revolución y acelerar el crecimiento de
la economía nueva.
En primer lugar, las estrategias de
desarrollo ya no pueden ser las mismas que antes de que esta
revolución apareciera. Seguir apostando a los mismos
productos en vez de a una diversificación basada en a
conectividad con los mercados extranjeros sólo
acelerará la caída. Hay que apostar a caballo
garlador, no perdedor.
Segundo, la introducción de la conectividad no es un
problema de informática sino uno de transformar
completamente la manera en la que operamos económica y
socialmente, creando redes humanas que den sentido a las redes
electrónicas. Por esta razón, no estamos hablando
de instalar computadoras ni de acciones parciales. Lo que se
requiere es un cambio radical de (a sociedad entera, de integrar
a los ciudadanos ahora marginados a los beneficios de la sociedad
moderna, de cambiar nuestra mentalidad para integrarnos a la
economía del conocimiento. Los técnicos proveen las
posibilidades, e implementan lo que se les pida. La tarea que
tenemos enfrente es diseñar los procesos de cambio para
que los técnicos los implementen.
Tercero, por estas razones, la creación de
redes de conectividad debe ser el eje de la política de
país, la primera prioridad en nuestro futuro.
La buena noticia en este respecto es que dar prioridad a
esta introducción no disminuye las prioridades de otras
actividades necesarias porque la inversión en conectividad no es un fin en
sí misma sino que se vuelve concreta sólo cuando se
aplica a resolver los problemas que
aquejan al país. Así, por ejemplo, conectar a una
artesana de 1 (obasco para que pueda exportar directamente a los
hermanos lejanos es una inversión en exportaciones, en
generar desarrollo local, en mejorar la distribución del
ingreso y en promover la empresa
pequeña. De lo que estamos hablando es mejorar la manera
en la que hacemos las cosas, para que seamos más
productivos.
Cuarto, debemos usar las redes
electrónicas para resolver de una vez por todas el
problema de fragmentación social que heredamos de nuestros
tiempos feudales. Haciendo esto no sólo vamos a volver
másjusta la sociedad en la que vivirnos sino que la vamos
a hacer mas próspera porque los recursos ahora
desperdiciados por la desconexión de gran parte de la
población se convertirán en el motor de la
economía del país.
Los esfuerzos serán más productivos si
todos participamos que si tornamos la actitud
tradicional de que la marginación es sólo un
problema social y no económico. Pero debemos estar
conscientes de que promover la pequeña empresa en
actividades declinantes, o con enfoques del pasado-algunos de los
cuales buscan privilegiar a la pequeña empresa porque es
pequeña, no porque puede ser productiva y el motor de la
economía entera-no van a funcionar. La gran ventaja de la
pequeña empresa en la era de la conectividad es su
flexibilidad para ajustarse rápida y rentablemente a los
cambiantes nichos de mercado. Esto es lo que se debe buscar: que
nazcan y crezcan empresas capaces de encontrar nichos y
explotarlos mientras existan y luego cambiar a otros.
Quinto, debemos estar conscientes de que la
transformación requerida no es fácil. Si fuera
fácil, la riqueza no estaría allí, En los
mercados cada vez más competitivos, el trabajo
duro es algo que se toma por descontado para tener éxito.
Tenernos que cambiar nuestra mentalidad de lo que son los
negocios en
esta nueva era de la conectividad.
El cambio de mentalidad que es necesario empieza por el
concepto de
progreso. En la era industrial el concepto de progreso era el de
una economía basada en grandes empresas industriales con
gigantescas instalaciones. Este progreso estaba muy lejos de
nosotros. Tomaría décadas sin fin, quizás
siglos, para acumular el capital físico necesario para
equipar una economía de este tipo.
Además, hay un problema que no hemos mencionado
hasta este momento: China. Ese
país es tan grande y tan pobre, con salarios tan
increíblemente bajos, que está compitiendo con
precios de productos sencillos industriales-en los que nuestro
nivel de desarrollo podríamos producir-que son más
bajos que los que son factibles en casi todo el resto del
mundo.
La mayor parte del precio final. Con un buen entrenamiento,
por ejemplo, los productores de verduras pueden distribuir
directamente a domicilio en las ciudades grandes, diaria o
semanalmente.
Generar un sistema de con tratos para darle seguridad al
agricultor pequeño. Gran parte de los problemas de los
productores pequeños es que no tienen seguridad en la
venta ni acceso a los mercados, por lo que caen en manos de
toponeros que les pagan precios bajos por sus
productos.
Una vez integrados a una red de agricultores
pequeños, es fácil asociarlos para que tengan
centros de acopio (reales o virtuales) que les ayuden en a
distribución de sus productos, y crear un sistema de
contratos de
entrega a dichos centros, que les permitiría financiar sus
cosechas en el sistema financiero (ya que el contrato
sería una buena garantía para los préstamos
de Calpia y otras instituciones similares). Como ya hay convenios
de algodón, maíz, sorgo y arroz con los usuarios
industriales, la conectividad y los acopios reales o virtuales
asegurarían que dichos convenios beneficien a los
agricultores pequeños.
Hay miles de ejemplos más que ilustran
cómo la conectividad puede irrigar directamente los
sectores más débiles de nuestra
sociedad.
Al mismo tiempo que las redes electrónicas pueden
generar oportunidades económicas pueden también
facilitar la provisión de servicios sociales, con medicina a
distancia-que permite que pacientes en unidades de salud lejanas
puedan ser atendidos por médicos en hospitales centrales-y
la educación a
distancia. Además, las redes electrónicas
permitirían que proveer otros servicios y realizar
trámites a la distancia, rebajando así los costos
de transacción de la población, un requisito
esencial para lograr competitividad.
Es importante notar que el integrarnos a la era de la
conectividad no es un problema de instalar computadoras y hacer
programas para
que ellas las usen y se conecten. Esa es la parte más
fácil de todo. La integración requiere un trabajo
exhaustivo para poner en su lugar todas las condiciones para que
nuestra empresa pequeña y fuera de San Salvador pueda
exportar o vender localmente sus productos sin
intermediarios-mejorar los caminos, entrenar a la gente en el uso
de las computadoras y en las habilidades necesarias para hacer
negocios a distancia-y en generar las redes humanas que den el
contenido real de las electrónicas. Muy importantemente,
es necesario entrenar a la población a trabajar en equipo,
coordinadamente, para que lo puedan luego hacer a
distancia.
La falta de caminos que nos aqueja actualmente no nos
debe impedir el proceso de integración electrónica. La falta de caminos para
carretas en algunos lugares no debe de prevenir el uso de
camiones en las carreteras ya existentes.
La falta de un buen correo no debe de impedir que se
instalen teléfonos. Hay suficiente gente en lugares con
buenos caminos como para que nuestra tasa de crecimiento aumente
considerablemente si esta gente se globaliza, proporcionando
nuevos recursos que luego servirán para seguir integrando
a los demás. No hay excusa, por ejemplo, para no integrar
a los artesanos de Ilobasco y lugares similares, o a los
productores agrícolas que trabajan cerca de carreteras y
caminos buenos, o a la pequeña empresa urbana. La
existencia de los hermanos lejanos provee otra ventaja: para
vender a otras personas en el extranjero puede ser necesario
cambiar los diseños de los productos pero no en el caso de
ellos, que lo que quieren son los productos y artesanías a
los que ellos están acostumbrados.
El futuro está entonces en usar la conectividad
para desarrollar la empresa pequeña del país,
conectándolos al mundo y entrenándolos y
dándoles las facilidades para que puedan vender en
Internet. Con esto no sólo generaremos crecimiento, sino
que lo haremos de abajo hacia arriba, canalizando los ingresos a
los que han estado marginados de la sociedad por muchos
años. La conexión en sí misma
elevaría los ingresos de nuestro país y
principalmente los de la gente ahora marginada. Hay un mercado
para cada nivel de conocimiento y todavía no estamos
explotando el nuestro-principalmente lo que sabemos de los
hábitos, demandas y localización de nuestros
hermanos lejanos. Pero esto no daría un progreso
sostenible en el futuro si no se acompaña por un programa
de educación que alimente la capacidad de la
población de usar conocimientos en sus actividades
productivas. Esta educación debe contener no sólo
conocimientos técnicos sino también la
transmisión de habilidades para buscar información
y para coordinar tareas complejas a distancia.
EL SISTEMA
FINANCIERO DEL PAIS
Con la excepción del período de
nacionalización, la banca salvadoreña fue
tradicionalmente una banca sólida, manejada con mucha
prudencia, y el resultado fue que consistentemente el nivel de
intermediación (el cociente de sus depósitos al
PIB) de los
bancos del país fue mucho más alto que el promedio
de la América Latina. Esta prudencia era frecuentemente
criticada en el pasado, notando que los bancos concentraban sus
operaciones en las actividades tradicionalmente prominentes del
país-el café, las industrias grandes y el
comercio.
Este problema surgía de dos factores principales.
Primero, el país vivía dentro de un sistema de
control de la tasa de
interés, de tal forma que los bancos ganaban la misma
tasa de interés
prestando a actividades seguras que a actividades inseguras en
las que podían tener pérdidas. Segundo, como
discutí antes, la economía del país era
rígida y conservadora, de tal forma que había pocos
proyectos que financiar que no se enmarcaran en los sectores
tradicionales,
En realidad, cuando había proyectos rentables,
corno 8 expansiones de la industria de los años sesenta,
los bancos locales proveyeron financiamiento efectivo. En parte,
esta crítica
llevó a la nacionalización de la banca de los
años ochenta, con resultados desastrosos, ya que los
proyectos que la banca financió en esta época
fracasaron en tal número que para el principio de los
noventa los bancos estaban quebrados técnicamente.
Financiar proyectos por financiarlos no es una manera racional de
manejar un sistema financiero y hacerlo así sale mucho
más caro que no financiar nada. Por esta razón, si
el país no genera proyectos rentables y consistentes con
el rumbo que está tomando la economía
mundial corremos el peligro de que, con todas las ventajas
competitivas que presenta, el sistema bancario salvadoreño
va a convertirse, hacia adentro del país. en el
equivalente de un excelente carro de carrera parqueado en un
garage. Digo hacia adentro del país porque, con la
dolarización, el país está en
camino de convertirse en un centro financiero regional,
intermediando fondos de y hacia los países
vecinos.
Si las oportunidades no salen en el país, los
fondos irán progresivamente hacia fuera. Ciertamente eso
dejará un valor agregado en el país, que no es
despreciable. Pero estaríamos desperdiciando el potencial
que tenemos en un sistema bancario que puede trasladar su
competitividad a sus clientes a
través de financiamientos baratos y de largo
plazo.
En 1880, el país tomó un camino del
pasado, reemplazando un monocultivo por otro. En este momento
podríamos hacer lo mismo, optando por mantenernos
produciendo los bienes y servicios que están cayendo de
precio, limitándonos a las actividades cuya rentabilidad
está declinando e ignorando que la única manera de
derrotar sosteniblemente a la pobreza es hacer
que los pobres aumenten sus ingresos. Si hacemos esto nos
condenaremos a tasas muy bajas de crecimiento y el sistema
bancario no podrá ayudar a mejorar éstas. En cambio
si adoptamos coma objetivo el integrarnos a a Revolución
de la Conectividad tendremos proyectos rentables y usaremos a
plenitud la competitividad de nuestro sistema
financiero.
Dadas estas condiciones, el asegurar que la
contribución del sistema financiero será la
adecuada requiere de varias acciones, principalmente:
• La supervisión del sistema financiero debe
consolidarse y fortalecerse para poder cumplir con su papel
frente a un sistema financiero totalmente globalizado y
consolidado en grupos
financieros que operan en todas las dimensiones del mercado. Este
requerimiento tiene dos dimensiones. La primera es
adquirir la capacidad de supervisar internacionalmente, que a su
vez requiere no sólo aumentar la capacidad local sino
también coordinar regulación y supervisión
con los países en los que operan los bancos
salvadoreños. La segunda es organizar la
supervisión y regulación de tal manera que pueda
moverse flexiblemente en todas las dimensiones del negocio
financiero-banca, seguros,
pensiones y valores-de la misma forma en la que las instituciones
supervisadas lo hacen.
Una regulación y supervisión fragmentada
en estos tiempos en los que es tan fácil transferir
negocios, cuentas y fondos
de una dimensión a la otra es un esfuerzo fútil. El
tener esfuerzos fragmentados de regulación y
supervisión necesariamente deja espacios vacíos no
regulados o supervisados por ninguna agencia, o espacios en los
que la jurisdicción de das o más agencias se
superponen. Estos espacios pueden aprovecharse para burlar la
supervisión, con graves riesgos para
el sistema.
Debe fortalecerse el análisis de riesgos de los bancos. El
aumento de los grados de libertad
ofrecidos por la dolarización y la consolidación de
las operaciones de los conglomerados financieros requieren de un
fortalecimiento de la capacidad de análisis de riesgos en
las instituciones financieras mismas.
Debe fortalecerse especialmente el análisis de
riesgo de las
operaciones pequeñas. En los mercados cada vez más
competitivos, el valor de un banco está en el acceso que
tiene a clientes que le serán más fieles en el
largo plazo y que, por su gran número, diversifiquen sus
riesgos.
Ciertamente que siempre habrá un nicho para las
operaciones grandes, pero la evolución del sistema financiero en todo el
mundo está sugiriendo que dichas empresas tienden a ser
más volátiles en su selección
de fuentes de
financiamiento ya que tienen más alternativas otros
bancos y los mercados de valores. Las operaciones con empresas
pequeñas pueden ser más riesgosas una por una que
las grandes, pero por la ley de los grandes números
tienden a ser más seguras en su conjunto. Ninguna crisis
financiera ha sido causada por la falla de empresas
pequeñas.
Han sido causadas por la falla de grandes empresas. Por
la misma ley de los grandes números, los riesgos de los
créditos a la pequeña empresa pueden manejarse
estadísticamente, creando procedimientos que rebajen los
costos administrativos de procesarlos al mismo tiempo que
aseguren que la tasa de fallas sea baja. Instituciones como
Calpiá han demostrado que hasta los créditos a
micro-empresas pueden ser viables, Es difícil creer que la
banca va a entrar masivamente en este nicho, pero hay una gama de
empresas no tan pequeñas ahora no atendidas que presentan
oportunidades rentables de crédito. Estas oportunidades se
volverían más atractivas si las empresas
pequeñas entran a los mercados de
exportación.
Debe fortalecerse el desarrollo de los mercados de
capitales.
Las empresas pequeñas no pueden quedarse
pequeñas por siempre. Tienen que crecer. La disponibilidad
de capital es un freno para que muchas, quizás la
mayoría, lo hagan. La solución lógica
para este problema es el desarrollo de los mercados accionarios,
de tal forma que empresarios con buenos proyectos puedan
capitalizarse y acceder a los mercados bancarios y de valores.
Para esto es necesario fortalecer los mercados de valores, Dicho
fortalecimiento no se logra con dar privilegios o subsidios a los
operadores de estos mercados. Al contrario, dichos privilegios
debilitan el mercado ya que lo vuelven menos competitivo. En este
momento es indispensable abrir un mercado de valores a mayor
competencia, darle mayor transparencia a las operaciones y
proteger a las minorías en las sociedades
anónimas.
Este último punto es esencial para el desarrollo
de los mercados accionarios, que son extremadamente
débiles en nuestro país. No se puede esperar que
dichos mercados se desarrollen si las mayorías pueden-como
pueden actualmente-tomar decisiones que prácticamente
despojan a los minoritarios de sus inversiones.
Por ejemplo, en este momento la ley permite que una empresa
acumule utilidades sin distribuir, aumente el capital vendiendo
las acciones nuevas al valor nominal, y luego distribuir las
utilidades retenidas de acuerdo a las proporciones nuevas de
participación de los accionistas. De esta forma, los
accionistas que no tuvieron los fondos para comprar las acciones
nuevas pierden en el reparto de las utilidades que se ganaron con
los porcentajes de participación anteriores al aumento de
capital. Igualmente, la ley permite hasta ventiladores
eléctricos chinos que se venden a $8 en el mercado local,
transportados a medio mundo de distancia, pagando transporte y
comisiones a muchas personas en el camino. Nadie puede competir
con estos precios, a menos que se rebajara el salario de los
obreros ocales a los bajísimos de China.
Afortunadamente, la conectividad ha definido otro
concepto del progreso. Así como hay mercados de precios,
crecientemente dominados por China, hay mercados de
especialidades en los que la gente compra no porque algo no es
barato sino porque es algo especial e insustituible. Estos
mercados se encuentran principalmente en los países
desarrollados y particularmente en los Estados Unidos, en donde
el ingreso per capita es ya tan alto que hay muchos compradores
de especialidades.
En estas especialidades las empresas pequeñas
tienen la ventaja porque pueden producir en cantidades
pequeñas y porque les es más fácil cambiar
los productos para acomodar los deseos de los clientes. En el
pasado de empresas industriales enormes era demasiado caro
atender a estos nichos. Ahora las redes electrónicas
permiten a las empresas pequeñas obtener
información de lo que los nichos demandan y vender
directamente a ellos, o directamente a los minoristas a
través del Internet. En el caso de El Salvador estas
actividades se facilitan porque tenemos más de dos
millones de salvadoreños viviendo en países
desarrollados que forman un nicho natural para nuestros
productos-sean artesanías, comida local u otros productos
étnicos que son insustituibles.
La China no puede producir muñecos de Ilobasco.
Sólo los artesanos de llobasco pueden, porque una parte
fundamental del encanto de esos muñecos para los hermanos
lejanos es que son producidos precisamente en llobasco. Igual
pasa con la sopa de garrobo y otras comidas esencialmente
salvadoreñas, y en gran parte con productos que, aunque
pueden ser producidos en otros países, pueden ser
producidos con ventaja en nuestro país.
Igualmente, el cambio de actitud puede salvar los
productos tradicionales del país si cambiamos nuestra
actitud de ser sólo productores y nos integramos a las
partes más rentables del proceso económico. Corno
ya mencioné, la mayor parte del valor agregado del precio
de una taza de café en Nueva York está en las
partes del proceso que requieren de más conocimiento y
habilidades de coordinación: identificar los nichos
más rentables de potenciales consumidores, en
diseñar el producto-las mezclas
correctas para los nichos de mercado más rentables-y en
llevar el producto al nicho. Esto se facilita enormemente con las
posibilidades infinitas abiertas por la conectividad, que
permiten que con un costo
mínimo las empresas pequeñas se globalicen y se
coordinen a través de grandes distancias,
Otro ejemplo es el desarrollo del turismo con
facilidades de pequeña escala enfocado primero al mercado
local y de los hermanos lejanos y luego al turismo en general.
Parte de los costos más altos son los de mercadeo y venta,
que antes requerían una red de contactos con
agencias de viajes
alrededor del mundo, un esfuerzo que era demasiado caro para los
operadores pequeños. Hoy hay un mercado turístico
enorme que se maneja enteramente por Internet en el que
participan, a costo casi cero, miles de pequeños
operadores turísticos.
Dichos operadores manejan su mercadeo, sus reservaciones
y sus ventas
totalmente a través del Internet. No hay razón para
no desarrollar una red electrónica de operadores
pequeños turísticas, que permitan a os potenciales
clientes armar sus itinerarios en El Salvador a través del
Internet participan, a costo casi cero, miles de pequeños
operadores turísticos. Dichos operadores manejan su
mercadeo, sus reservaciones y sus ventas totalmente a
través del Internet. No hay razón para no
desarrollar una red electrónica de operadores
pequeños turísticas, que permitan a os potenciales
clientes armar sus itinerarios en El Salvador a través del
Internet.
En la agricultura la conectividad
permitiría:
- Integrar a los productores pequeños
agrícolas a las actividades de mayor valor
agregado. - Proveer un medio eficiente para la extensión
agrícola. - Eliminar los intermediarios en los mercados
locales.
Tenemos tres alternativas para enfrentar los problemas
que el mundo nuevo del siglo XXI nos está planteando. La
primera es aferrarnos los productos y actividades tradicionales
esperando que una serie infinita de heladas en el Brasil o
desastres en i05 países productores
los otros productos primarios o serie de milagros de
Dios reviertan la tendencia a la caída de los precios de
los productos que no requieren conocimiento. La segunda es actuar
como hicieron nuestros antepasados en los 1880s: sustituir lo que
hacemos ahora por cosas similares que no requieran un cambio en
nuestras costumbres y actitudes-como
sustituir un monocultivo por otro. La tercera es decididamente
armar una estrategia para
integrarnos al mundo nuevo de la conectividad. Sólo la
tercera puede asegurarnos que vamos a acortar la distancia que se
aprecia en la Gráfica 12.
Ninguna de las otras alternativas funcionará
porque no vamos a poder tapar el sol con un
dedo. Lo que está pasando en el mundo se puede visualizar
con la Gráfica 13, que muestra cómo el crecimiento
total de las economías es la suma de la economía
que está surgiendo con la economía que está
muriendo o decayendo.
Esto es ¡o que subyace en las tasas actuales de
crecimiento del país. Hay una parte que está
creciendo rápido, compensando apenas la caída de la
otra que está cayendo con precios cada vez más
bajos por sus productos. La tasa de crecimiento del país
sería muy rápida si los sectores que están
creciendo rápido no tuvieran que compensar por la que
está cayendo.
Hecho por:
Mario E. Navas
12/04/2006