Tratado Secreto de la Triple Alianza o Pacto de exterminio al Paraguay
- Causas de la
guerra - ¿Por qué se firma
el Tratado? - Gestación del
Tratado - El Cuerpo del Tratado. Protocolo
adicional - El Tratado es descubierto.
Repudio nacional y mundial - Consecuencias del
Tratado - Crímenes de Guerra.
Saqueo al país - Conclusiones
- Bibliografía
Con este breve trabajo de
investigación, me gustaría
desentrañar la verdadera autenticidad y el notable alcance
que tuvo hace exactamente ciento cuarenta años, el tratado
genocida firmado por los ministros plenipotenciarios de la triple
alianza, conformada por nuestros "vecinos"; el Imperio del
Brasil, la
República Argentina y la República Oriental del
Uruguay, y
todas las repercusiones a las que dio lugar dicho pacto hasta
nuestros días.
En realidad, gran parte de lo que pudiéramos
investigar sobre este tema ya fue abarcado por una diversidad
notable de autores de distintas nacionalidades, con obras muy
fructíferas. En la Argentina tenemos el caso de Juan
Bautista Alberdi, notable jurisconsulto, quien fuera
acérrimo defensor del derecho a la vida, del respeto mutuo de
las naciones, enemigo de toda violencia y
gran propulsor de la defensa de la "causa paraguaya".
También podemos citar a otros autores como el
poeta argentino Carlos Guido Spano manifestando su pesar por la
contienda contra el Paraguay en su
triste cuarteto, y entre nuestros contemporáneos me
parecen sobrios y útiles los apuntes del escritor
brasileño Julio José Chiavenato.
A lo que quiero llegar es que existe una cantidad
fastuosa de obras y autores sobre la Guerra contra
la Triple Alianza o Guerra del Paraguay, y así como
existen varios autores de distintas nacionalidades y de distintas
épocas, por ende existen diversas corrientes o tendencias
con respecto a las causas del conflicto.
En el Paraguay tenemos historiadores lopiztas y
anti-lopiztas; en la Argentina, por un lado la corriente
revisionista, y por el otro la de tendencia liberal.
También pasa lo mismo en el Brasil, con simpatizantes del
imperio y no simpatizantes. Todo esto crea una difícil
tarea al investigador de encontrar las verdaderas causas del
conflicto, o por lo menos algo coherente sin entrar en
fanatismos.
Considero apasionante todo tema relacionado a la
contienda que entablara nuestro país contra los
países de la mencionada alianza, entre los años de
1864 a 1870. Y merecedor de un profundo estudio, por la forma en
la que se desarrollaron las hostilidades, ya sean éstas en
el ámbito diplomático, físico o
armamentista. Realmente el Paraguay vivió una epopeya
patria, quedando al final de la contienda en ruinas, devastado,
invadido, a colonizar. Por eso es menester decir que el Paraguay
de hoy es el que tuviera su nacimiento en el año
1870.
El tema de la Guerra Grande es un tema muy amplio e
imposible de abarcar en su totalidad en una breve monografía. Por lo tanto, me
ceñiré en un punto que fue, es y será muy
polémico desde cualquier punto de vista, tanto en los
países firmantes, como en la fecha en que fue suscripto y
en sus verdaderas intenciones. Este punto es el Tratado Secreto
de la Triple Alianza o Pacto de exterminio del Paraguay. Con
dicho documento se sella la suerte de nuestra patria, como
país, como nación,
como estado libre y
soberano. Y por tal motivo, considero al tratado de la triple
alianza como la crónica de una
muerte anunciada para con el país más
desarrollado de la América
de antaño.
La Guerra de la triple alianza se desarrolla, como
veremos, en un marco internacional de movimientos comerciales,
fruto de la Revolución
Industrial, y el cambio en las
modalidades del colonialismo. Tal cambio se refiere a que los
nativos de un país se ocupen de los gastos e Inglaterra de las
ganancias. Del colonialismo militar, nos deslizamos hacia el
colonialismo económico, mucho más sutil pero igual
de perverso. Esta guerra concluye con una de las naciones
más avanzadas desde el punto de vista económico e
industrial de toda América.
A continuación, trataré de determinar
cuáles fueron los verdaderos motivos que llevaron a los
países signatarios del pacto de exterminio, a suscribirlo.
Sus contradicciones, la verdadera fecha en que fue suscripto, la
participación de la corona británica, la esencia
"secreta" del pacto, su hallazgo, las repercusiones que tuvo en
toda América y en el Paraguay. La opinión de los
más calificados autores de la época, la
reacción de los aliados al darse a luz el tratado, y
sus catastróficas consecuencias para nuestra patria, de
sueño truncado por el colonialismo de turno.
Es bien sabido que la guerra que el Paraguay
padeció contra la triple alianza era inevitable por los
propios intereses que se encontraban en juego:
cuestión de límites,
un problema de antaño de nuestro país para con sus
vecinos, que ni en vastos tratados llegara
a finiquitar. El rol bélico que pregonaban los ministros
de Su Majestad la reina, en su afán de seguir generando
ganancias para propio bien y el de sus entidades bancarias como
la Banca Rotschild,
la Casa Baring y el Banco de
Londres.
Desde mi punto de vista se valora erróneamente la
participación de Gran Bretaña en este conflicto.
¿Que significaba para un coloso, como una de las madres de
la civilización de occidente, el rápido desarrollo de
un pequeño país mediterráneo en el corazón de
América?.
La participación de Gran Bretaña en el
conflicto, a mi entender fue nula. Pero ésta como estado;
los que tuvieron intereses dolosos fueron los ministros
plenipotenciarios que representaban a la corona en
América, que hacían de nexos entre las grandes
bancas inglesas y los países del Plata, otorgando
numerosos empréstitos.
Estos ministros como el caso de Thornton, llegaron a
convertirse en verdaderos agentes bancarios cobrando importantes
intereses en las transacciones que realizaban, y es a estos
mismos comisionistas a los que no les agradaba mucho la idea del
"país solvente por sí mismo", como el
nuestro.
Si analizamos un poco la situación de los
países del Plata en aquel entonces, nos daremos cuenta que
nuestros vecinos colaboraban anualmente cifras exorbitantes a las
entidades bancarias de Londres. Así, nos dice Chiavenato:
"El imperio del Brasil dedicaba casi 70% del saldo favorable
de su comercio exterior
para pagar los intereses contraído con los
empréstitos ingleses".
La situación del otro grande, la Argentina,
tampoco era menos desastrosa, debiendo en reiteradas ocasiones
recurrir al capital
inglés,
por ejemplo al derrumbarse los precios de los
cueros, la lana y el ganado. El presidente Mitre fue muy claro
para con sus conciudadanos al decir: "¿Cuál es
la fuerza que
impulsa a este progreso? Señores… es el capital
inglés". El Ministro de Hacienda argentino, Lucas
González, daba su opinión acerca de la guerra y
entre otras cosas mencionaba que uno de los tantos objetivos de
la guerra era "obtener beneficios muy grandes para el comercio del
mundo, muy especialmente del comercio inglés que
encontrará en el Paraguay libre y civilizado un gran
mercado que
explotar".
Al hablar de crisis
económica, la Banda Oriental no pasaba desapercibida. Al
asumir Flores, tuvo la desdicha de convertir la deuda interna
uruguaya en deuda externa, un
país que asomaba a la banca rota. Por su parte, nuestro
país tenía deuda externa cero, la inversión de capitales extranjeros era
prácticamente nula, todo se pagaba al contado. Se
podría decir que en ese sentido la época de los
López fue brillante.
Ahora la pregunta es: ¿Por qué el
Paraguay, país mediterráneo, no necesita de los
capitales foráneos? Primeramente por la utilización
de industrias,
productos y
mano de obra nacional que el país viene desarrollando de
manera espléndida desde la época del Supremo.
Resume el historiador argentino León Pomer diciendo:
"La materia prima
vernácula es cada vez más explotada. Con algodón
y Caraguata se fabrica papel, también con Caraguatá
fabrican tejidos para
camisas y ropa interior. Raspando los cueros los paraguayos
obtienen el pergamino tan bueno como el europeo; la tinta la
fabrican a partir del haba negra y la sal y el jabón
mediante sustitutos que proporcionan los árboles
silvestres y las cenizas vegetales (…). La introducción de maquinas están
exentas de gravámenes (…). Los individuos que inventan
algo útil o introducen procedimientos
novedosos en la agricultura y
la industria
gozan de especiales privilegios"
El Paraguay va pujando con esfuerzo propio y ayuda
mutua, forjando así un crecimiento autónomo. Todo
esto se va haciendo intolerable para los propietarios del capital
extranjero, siendo inaudito para estos mencionados personajes que
un país en el Plata pudiera subsistir sin recurrir a
empréstitos ingleses. Su misión en
síntesis era la de eliminar una política en ascenso
que contrariaba sus intereses económicos.
Pero entre las causas del conflicto podríamos
citar demasiadas, muchas de ellas muy subjetivas o que tienden
hacia ciertos intereses. Por eso creí factible hacer un
breve resumen de las más importantes, según su
orden de importancia, de la manera más neutral
posible.
- La ausencia de definición de límites
territoriales. En el año 1862 caducaban los plazos de
los tratados Berges-Paranhos con el Brasil y
Vásquez-Guido con la Argentina. Se cumplieron los 6
años de tregua sin llegar a acuerdo alguno, no se
podía encontrar una fórmula diplomática
que pudiera subsanar dicha cuestión, problema que ya
acarreábamos de la época de la Colonia, legado de
los imperios hispano y lusitano respectivamente. - Paraguay era un país altamente influenciado
por el Imperio francés (Napoleón III), en una región
dominada por el mercantilismo inglés. Mientras que
nuestro país sostenía el estado
empresario,
Inglaterra adoctrinaba tanto a argentinos como a
brasileños en el libre mercado y en el capitalismo
liberal del siglo XIX. También la inexperiencia de la
diplomacia paraguaya sumó un poco. - Cuestiones comerciales de particulares ingleses,
referentes a la venta de
armas y el
otorgamiento de empréstitos para la financiación
de la guerra. Los agentes de Su Majestad lucraron de manera
desmedida en aquellas épocas de libre comercio
con la venta de armamento en general y con la cesión de
créditos. - Deseos de influenciar políticamente en la
región por parte del Mariscal López, imitando la
política de equilibrio,
que por coincidencia es una doctrina de origen francés
(Cardenal Richeliu, mantener el status quo, ningún
país debe más poderoso que otro, equilibrio
político). Decía Richeliu: "El éxito
de una política de "raison d'état", depende, ante
todo, de la capacidad de evaluar las relaciones de poder…en
teoría, el equilibrio de poder debe ser
perfectamente calculable…aunque en la práctica, suele
ser difícil…" De repente nuestro Mariscal-Presidente
caía en rol de árbitro en cuestiones de poca
competencia
para nuestro país, autodenominándose ferviente
defensor de la doctrina del "equilibrio del Plata". - El afán imperialista del Brasil, que desde
tiempos de la colonia sostiene una política de
expansión territorial, hasta incluso nuestros
días (Como es el claro ejemplo del Estado de Acre,
territorios usurpados a la República de Bolivia). El
Brasil tuvo siempre, desde tiempos inmemorables, el afán
"bandeirante" de anexar territorios ajenos a sus dominios, y es
por eso justamente que nunca se llegaría a un acuerdo
con respecto a la cuestión de límites con el
Paraguay, hasta que la guerra acabe. - Gran inestabilidad política de la Argentina,
que hace que la nación por primera vez se una en una
causa común. Este país sufría un momento
muy crítico de su historia, en la eterna
confrontación de federales contra unitarios. Mitre y los
suyos, en su afán de mantenerse en el poder, comenzaron
la cacería de opositores, como es el claro ejemplo de
los injustos asesinatos de un apóstol del derecho como
fuera el Gral. "Chacho" Peñaloza y del Gral. Benavides.
Todos estos muy festejados por Sarmiento. En síntesis,
la guerra en la Argentina nunca fue popular, sólo en sus
principios
hubo una unión de pueblo, pero con la publicación
del tratado, el repudio popular llegó a su
clímax. - La influencia política en los círculos
de Buenos Aires de
la comunidad de
exiliados paraguayos, fervientes anti-lopiztas, quienes luego
conformarían la Legión Paraguaya. Estos
paraguayos exiliados en la capital federal argentina no eran
consientes de los grandes sacrificios humanos que
indefectiblemente traería la guerra, éstos
pensaban únicamente en sus pretensiones por acceder al
poder. - Y otras causas bien sabidas, que ya solamente fueron
detonantes de todas las citadas anteriormente; la
participación activa del Brasil en las cuestiones
políticas internas del Uruguay, el
interés del Gral. Venancio Flores por
tomar las riendas de la Banda Oriental de la manera que sea, el
estado de guerra declarado por el Paraguay al Brasil y la
negativa del gobierno
argentino al paso de las tropas paraguayas por Corrientes,
basada en una neutralidad inexistente.
3. ¿Por
qué se firma el tratado?
No se llegó a ningún acuerdo de
límites y existe un antagonismo en el liderazgo
regional de dos potencias presentes (Argentina- Brasil) y una
potencia en
ascenso (Paraguay), una situación muy análoga a la
Europa de
comienzos del siglo XX, donde Inglaterra y Francia eran
ya potencias colonialistas establecidas y el Imperio
Astro-Húngaro y el Alemán eran potencias que
surgían y ya no poseían un mundo por
conquistar.
López, era un modelo antiguo
de hacer política; no correspondía a una
república liberal constitucionalista del siglo XIX como lo
era Argentina, ni a un imperio aristocrático como lo era
el Brasil. Paraguay era una república de corte romano
(inspirado en el derecho
romano). Era un caso sui-generis que no encajaba en
ningún esquema antes conocido, un país
políticamente centralizado sin instituciones
liberales, agro-exportador, en proceso de
industrialización, y que no importaba productos
manufacturados por las industrias extranjeras (por lo menos no en
las cantidades que importó incluso terminada ya la
guerra).
Un país donde el 90 % de la propiedad
inmueble pertenecía al Estado, en una región donde
la propiedad privada era el común denominador.
Entre tantos motivos del por qué del acuerdo
encontramos varios: eliminar una potencia en ascenso, las
oportunidades tanto económicas como territoriales que
ofrecería la conquista de un nuevo país, el Brasil
se despojaba de un eventual rival que aliado con la Argentina
podría presenciar una seria amenaza en su ambición
hegemonista regional.
También es importante mencionar la
condición de países amortiguadores de Paraguay y
Uruguay, frente a dos potencias vecinas. Como es en Europa el
caso de Bélgica y Holanda entre dos potencias como Francia
y Alemania. El
Paraguay era un país cuyo gobierno tenía grandes
ambiciones, y el cual estaba muy inspirado en el romanticismo
nacionalista del corte europeo, tipo Garibaldi o Bismarck. Brasil
tenía territorios como el Matto Grosso que solamente
podía acceder para colonizarlos a través del
Río Paraguay.
Y si a todo esto sumamos la participación nula
del capital inglés en una potencia en ascenso, como
habíamos mencionado, y las aspiraciones de Venancio Flores
de llegar al poder de la Banda Oriental con la ayuda del
mitrismo, nos cuadra a la perfección la alianza sostenida
por el Imperio, la Confederación, la Banda Oriental y el
capital inglés representado por los ministros de Su
Majestad.
Existen muchas discrepancias sobre la fecha en la que
fue ideado este tratado. Por un lado, la corriente que
personalmente comparto, sostiene que la idea de aliarse ofensiva
y defensivamente contra el Paraguay por parte del Brasil y la
Argentina ya viene de tiempos del viejo López. La otra
corriente, es la sostenida por los aliados, afirmando que el
tratado fue ideado y promovido en un corto lapso de
aproximadamente doce días, desde el 20 de abril de 1865,
hasta su firma final el 1 de mayo de 1865.
¿Qué importancia puede llegar a tener la
fecha exacta en que fue ideado este documento?. Pues tiene
importancia a la hora de probar las discrepancias en las que caen
los mismos firmantes y cuando se afirma que el tratado fue una
obra premeditada y con grandes intereses en juego. A
continuación, veremos unos documentos que
hablan por sí solos.
Las bases de ese tratado son discutidas un año
antes en las Puntas del Rosario, en el interior del Uruguay,
donde se encuentran para discutir la situación oriental;
Saraiva, Elizalde, Venancio Flores y el propio representante
diplomático de Inglaterra, Edward Thornton. El propio
Mitre, presidente de la Argentina, el 3 de febrero de 1865, alude
claramente al tratado de la triple alianza que será
firmado tres meses después:
"En la república Argentina está el
imprescindible deber de formar alianza con el Brasil a fin de
derribar esa abominable dictadura de
López y abrir al comercio del mundo esa espléndida
y magnífica región que posee, tal vez, los
más variados y preciosos productos de los trópicos
y de los ríos navegables para explotarlo".
Ya el 28 de octubre de 1864 – seis meses antes del
tratado- Mitre ya deja bien claro en La Nación Argentina:
"Las Alianzas en el Río de la Plata quedan así
definidas: Alianzas de la civilización y de las reformas
regulares de gobierno: La República Argentina, el Brasil y
el Gral. Flores, representante del partido liberal en la Banda
Oriental, significan indudablemente el orden, la paz, las formas
regulares de gobierno, las libertades y garantías para los
nacionales y extranjeros que se coloquen debajo de su amparo".
Y para confirmar plenamente que este tratado ya estaba
listo, el 24 de marzo de 1865, afirmaba La Nación
Argentina: "Hoy se vuelven todas las miradas de todos los
pueblos del Plata hasta aquella República esclavizada
tantos años por el bárbaro poder de los
López. Los acontecimientos que se van a desenvolver
marcarán una época en la historia de este
continente".
Por otra parte, Saraiva mencionaba en una carta al
historiador brasileño Joaquín Nabuco, "(?)
dichas alianzas se realizaron el día que el ministro
argentino y el brasileño conferenciaron con Flores en las
Puntas del Rosario (el 18 de junio de 1864) y no el día en
que Octaviano y yo, como ministros de Estado firmamos el
pacto", como nos comenta Acevedo.
El general Venancio Flores, agregando su granito de
arena, escribía a Ramírez:
"a caballo, pues, con vuestros bravos correntinos que con los
pueblos argentino y oriental, unidos al ejercito imperial, son
hoy destinados a marcar en las páginas de la historia la
gran cruzada, la triple alianza que tiene por objeto libertar al
pueblo paraguayo".
Todos los documentos anteriormente expuestos dejan
constancia de que el tratado fue acordado en las Puntas del
Rosario, Uruguay, el 18 de junio de 1864, diez meses antes de la
firma del tratado. Esto puede ser real, pero opino que el tratado
fue gestado mucho antes, a través de bocetos que con el
tiempo fueron
consolidándose.
Al entrar al Palacio de Itamaraty, Río de
Janeiro, ex sede del Ministerio de Relaciones Exteriores del
Brasil, hoy día convertido en un vistoso museo con
llamativos colores y
decorados, llamaría la atención de cualquier persona un
pequeño mural que entre otras cosas alberga una frase muy
peculiar : "Tratado de la Triple Alianza, fruto en gran
parte de la diplomacia de José María Da Silva
Paranhos". Este mural contiene nada más y nada
menos que el documento original, que motivó la
realización de esta monografía.
Es importante aclarar que ningún historiador
menciona acerca de la participación, ni siquiera
indirecta, del canciller Paranhos en el tratado de la triple
alianza, pero sí en el posterior tratado de paz y
límites.
Nos queda una pregunta: ¿Por qué el
Palacio de Itamaraty, o la misma diplomacia brasileña
considera a Paranhos como un artífice del mencionado
tratado?, ¿O fue solamente un error de imprenta de
los encargados de hacer el mural?. A mi entender, Paranhos fue un
pionero en la idea de que gran parte de la tierra
guaraní correspondía al Imperio. No llegando a un
acuerdo con Berges en el tratado de 1856, llega al país
dos años más tarde. En esta ocasión obtiene
un acuerdo con el plenipotenciario "ad hoc" Francisco Solano
López, al suscribir una convención en materia de
navegación, no así solucionado el problema
"límites".
Recabando un poco entre los autores, encontré un
documento poco citado por la mayoría, el cual me
llamó la atención por las personas que lo
contrajeron y por la similitud que tiene con el pacto del 1 de
mayo. He aquí el "Protocolo Secreto
de Guerra contra el Paraguay de 1857", contraído entre
Brasil y la Argentina ocho años antes del tratado secreto
y un año después del tratado de amistad, comercio
y navegación, que firmara Paranhos con el canciller
paraguayo José Berges:
"En el Ministerio de Relaciones Exteriores de la
Argentina, en el legajo, Guerra de la Triple Alianza contra el
Paraguay, año 1865, caja 1, folio 3/12, los historiadores
Rodolfo Ortega Peña y E. L. Duhalde encontraron el
protocolo secreto contra el Paraguay firmado el 14 de diciembre
de 1857 por Paranhos y Santiago Derqui y financiado por el
Barón de Mauá (…)"
Este pacto se podría considerar como la primera
pincelada del que se firmara el 1 de mayo de 1865, o sea que
sólo había que renegociar algo ya pactado ocho
años antes. Entre otras cosas el documento sostenía
lo siguiente:
La Argentina debía emplear todos los medios para
que otros estados ribereños, y especialmente la
República del Paraguay, se adhieran a los mismos
principios de libre navegación; abrir el río a
todas las banderas del mundo, así como los medios de
hacerlos efectivamente útiles.
Que todo esto se cumpla con el mayor empeño
posible, y si hubiese resistencia de
los paraguayos a abrir su río, el gobierno imperial se
comprometía a tomar medidas coercitivas y aún
recurrir a la guerra.
Paranhos admitía que con la guerra todo se
solucionaría. Pero también sostenía que una
alianza de los dos estados para trazar sus fronteras con el
Paraguay, estado más débil, sería odiosa, y
podrían comprometer seriamente los resultados que ambos se
prometían obtener. El canciller Paranhos era un
diplomático de pura cepa y un genio en lo que
hacía, por eso bien sabía que una alianza con la
Argentina solucionaría todos los problemas
presentes, pero produciría un tremendo descontento de las
naciones en general, por lo tanto valía la pena esperar un
poco más.
De este modo, esperaban el momento oportuno para llevar
a cabo su plan y siempre en
el más minucioso de los silencios. El pacto también
versaba sobre la guerra en sí; la Confederación
pondría el ejercito, seis mil hombres de las tres armas
cuanto menos, y el Brasil la escuadra.
El presidente de la Confederación sería el
comandante en jefe de las fuerzas aliadas, salvo que los
brasileños participasen con más fuerzas terrestres
que los argentinos. Las bases para las operaciones se
establecerían en Corrientes, y por el momento no se
mencionaban auxilios pecuniarios. Si este acuerdo no llegaba a
concretarse, la Confederación prestaría al Brasil
todos sus "buenos oficios" para la causa.
Con este protocolo, el cual considero padre del tratado
de la triple alianza, queda muy claro el papel de José
María Da Silva Paranhos, "gran pensador" de los intereses
del Imperio. Forjó indirectamente una importante alianza
con una inminente amenaza, haciendo así un negocio
factible para el futuro, que no tardaría en dar grandes
beneficios al imperio.
Con todas las manifestaciones expuestas, dejamos en
claro que es casi imposible que el tratado haya tenido un breve
periodo de gestación como sostienen los aliados, es
más, existen numerosos documentos que prueban que
éste fue el producto de un
proyecto de
varios años.
5. El Cuerpo del
Tratado. Protocolo adicional.
Los tratados son acuerdos de voluntad entre dos o
más derechos internacionales,
celebrados por escrito entre Estados y regidos por el derecho
internacional; éste sería un concepto muy
moderno de la palabra "tratado". Es preciso que nos remontemos al
siglo XIX, donde el término "derecho internacional" era
poco y nada respetado. Así, las potencias aliadas sellaban
el destino de nuestro país en la confección de un
tratado.
El reputado historiador argentino Ramón J.
Cárcano nos comenta: "El texto del
Tratado Secreto de la Triple Alianza contra el Paraguay:
documento firmado en la residencia particular del Presidente de
la República Argentina, Bartolomé Mitre, al caer la
tarde el 1ro de Mayo de 1865. La concurrencia al acto es
reducida: los ministros del gabinete de Mitre, los generales
Urquiza y Flores, el almirante Tamandaré, el general
Osorio, el gobernador de Buenos Aires y algunos miembros del
congreso. Al suscribirse el pacto, el presidente Mitre exclama:
"Decretamos la victoria".
Al terminar dicho acto, el tratado quedaba redactado de
la siguiente manera: el documento constaba de diecinueve
artículos y a éste se anexaba un protocolo con
cuatro disposiciones finales. Redactado y suscripto por los
ministros plenipotenciarios Dr. Octaviano de Almeira Rosa en
representación de Su Majestad, el emperador de Brasil; el
Dr. Rufino de Elizalde en representación de la
Confederación Argentina y el Dr. Carlos de Castro en
representación del gobierno provisorio de la
República Oriental del Uruguay.
A continuación, tratare de desmenuzar los
artículos más debatibles y controvertidos del
redactado documento:
Las hostilidades comenzaron en el territorio de la
Rca. Argentina o en la parte colindante del territorio paraguayo,
el mando en jefe y la dirección de los ejércitos aliados
quedan a cargo del Pdte. de la Rca. Argentina y general en jefe
de su ejército, brigadier don Bartolomé Mitre. Las
fuerzas navales de los aliados estarán a las inmediatas
órdenes del Vice Almirante Visconde de Tamandaré,
comandante en jefe de la escuadra de S.M. el Emperador del
Brasil. Las fuerzas terrestres de S.M. el Emperador del Brasil
formarán un ejército a las órdenes de su
general en jefe, el brigadier don Manuel Luís Osorio. A
pesar de que las altas partes contratantes están conformes
en no cambiar el teatro de las
operaciones de guerra, con todo, a fin de conservar los derechos
soberanos de las tres naciones, ellas convienen desde ahora en
observar el principio de la reciprocidad respecto al mando en
jefe, para el caso de que esas operaciones tuviesen que pasar al
territorio oriental o brasileño. (Art. 3)
En este artículo observamos claramente como con
este tratado sólo se renegocia el pacto de 1857, y
también se puede observar la victoria diplomática
del Brasil al subordinar a los argentinos en sus propias aguas,
teniendo en cuenta la disputa de intereses entre estos eternos
enemigos, haciendo causa común en esta
ocasión.
El orden interior y la economía de las
tropas quedan a cargo exclusivamente de sus jefes respectivos. El
sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas, vestuarios,
equipo y medios de transporte de
las tropas aliadas serán por cuenta de los respectivos
Estados. (Art. 4)
Las altas partes contratantes se facilitarán
mutuamente los auxilios que tengan y los que necesiten, en la
forma que se acuerde. (Art. 5)
El Brasil conocía más que cualquier otro
estado la situación económica en la que se
encontraba su aliado, la Argentina. Si la situación
económica del Brasil era mala, la de Argentina era
calamitosa. Con estos dos artículos el Brasil tiene
asegurado en su compañero de causa, una serie de jugosos
empréstitos para hacer frente a los gastos, que una guerra
de tal envergadura pudiera llegar a acarrear.
Los aliados se obligan solemnemente a no deponer las
armas sino de común acuerdo, y mientras no hayan derrocado
al actual gobierno del Paraguay, así como a no tratar
separadamente, ni firmar ningún tratado de paz, tregua,
armisticio, cualquiera que ponga fin o suspenda la guerra, sino
por perfecta conformidad de todos. (Art. 6)
Con esto, Don Pedro II da por hecho que la guerra
llegaría hasta el fin del Paraguay, sin arreglo de paz
hasta que éste sea destruido por completo. Sostengo que
este artículo hace de la entrevista
en Yataity Corá un acto, donde la esperanza por llegar a
una paz honrosa para todos los beligerantes, fuese sólo un
sueño.
No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo sino
contra su gobierno, los aliados podrán admitir en una
legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa
nación que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho
gobierno, y les proporcionarán los elementos que
necesiten, en la forma y condiciones que se convenga. (Art.
7)
Es este artículo el más repugnante de
todos; la guerra es contra el gobierno paraguayo y no contra el
pueblo. Sin embargo, saquean su capital violando mujeres,
niños y
ancianos. Dice, podrán admitir una legión
paraguaya, pero obligan a prisioneros a matar a sus propios
hermanos. Alberdi se pregunta: ¿Será que el
gobierno paraguayo pagará la deuda que deje esta guerra?,
¿O será el pueblo devastado el que corra con los
gastos?.
Los Aliados se obligan a respetar la independencia,
soberanía e integridad territorial de la
Rca. del Paraguay. En consecuencia el pueblo paraguayo
podrá elegir el gobierno y las instituciones que le
convengan, no incorporándose ni pidiendo el protectorado
de ninguno de los aliados, como resultado de la guerra. (Art.
8)
Se obligan a respetar su independencia
imponiéndole un gobierno títere, al mando de un
ejército de ocupación; respetan nuestra
soberanía imponiéndonos los límites que a
ellos les convenga, y usurpando tierras que por derecho nos
corresponden.
La independencia, soberanía e integridad
territorial de la República, serán garantizadas
colectivamente, de conformidad con el artículo precedente,
por las altas partes contratantes, por el término de cinco
años. (Art. 9)
Extienden el periodo de fijación de
límites por conflictos
internos entre los aliados, constantes pujas para ver
quién nos usurpa más tierra, la
Argentina o el Brasil. Ésta primera pretende toda nuestra
actual Región Occidental, al Brasil no le conviene tener
tan cerca a la Argentina, por lo tanto no cede a tales
pretensiones, por ende extiende el tema
"límites".
Derrocado que sea el gobierno del Paraguay, los
aliados procederán a hacer los arreglos necesarios con las
autoridades constituidas, para asegurar la libre
navegación de los ríos Paraná y Paraguay, de
manera que los reglamentos o leyes de aquella
República no obsten, impidan o graven el tránsito y
navegación directa de los buques mercantes o de guerra de
los Estados Aliados, que se dirijan a sus respectivos territorios
o dominios que no pertenezcan al Paraguay, y tomarán las
garantías convenientes para la efectividad de dichos
arreglos, bajo la base de que esos reglamentos de política
fluvial, bien sean para los dichos dos ríos o
también para el Uruguay, se dictarán de
común acuerdo entre los aliados y cualesquiera otros
estados ribereños que, dentro del término que se
convenga por los aliados, acepten la invitación que se les
haga. (Art. 11)
De esta manera, nos imponen una política fluvial
a su antojo, reglamentan la navegación de nuestros propios
ríos, del río que lleva el nombre de nuestra
patria. Así, los aliados tienen un máximo "respeto"
hacia nuestra soberanía.
Los aliados exigirán de aquel gobierno el pago
de los gastos de la guerra que se han visto obligados a aceptar,
así como la reparación e indemnización de
los daños y perjuicios causados a sus propiedades
públicas y particulares y a las personas de sus
ciudadanos, sin expresa declaración de guerra, y por los
daños y perjuicios causados subsiguientemente en
violación de los principios que gobiernan las leyes de la
guerra. La Rca.Oriental del Uruguay exigirá también
una indemnización proporcionada a los daños y
perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por la
guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad
amenazada por aquel gobierno. (Art. 14)
Considero a este artículo como el
histórico; la República Argentina nos libera de los
gastos de esta guerra el 12 de agosto de 1942 bajo la presidencia
de Ramón Castillo, 72 años después de la
guerra. El Brasil, el 4 de mayo de 1943, bajo la presidencia de
Getulio Vargas, 73 años después de la guerra.
Probamos así, que desde un principio los aliados quisieron
devastar la economía paraguaya y la de sus generaciones
venideras.
Este tratado quedará secreto hasta que el
objeto principal de la alianza se haya obtenido. (Art.
18)
Esto es más que obvio, a sabiendas, los mismos
aliados de que el pacto es injusto y abominable por donde se lo
mire, se mantendría oculto evitando de esta manera
ningún tipo de reacción, ya sea de los
países contratantes como del mundo entero.
A este documento, los firmantes anexaron un protocolo
que entre otras cosas mencionaba lo siguiente:
Que en cumplimiento del Tratado de Alianza de esta
fecha, las fortificaciones de Humaitá serán
demolidas, y no será permitido erigir otras de igual
naturaleza,
que puedan impedir la fiel ejecución de dicho tratado.
(1º)
Que siendo una de las medidas necesarias para
garantir la paz con el gobierno que se establecerá en el
Paraguay, el no dejar allí armas o elementos de guerra,
los que se encuentran serán divididos en partes iguales
entre los aliados. (2º)
Que los trofeos y botín que se tomen al
enemigo serán divididos entre los aliados que hagan la
captura. (3º)
Esto fue simplemente para coronar las falacias expuestas
un poco más arriba. Es muy fácil entender las
pretensiones aliadas; nos condenan a no tener fortificaciones que
en algún momento puedan llegar a comprometer sus
monopolios, restringiendo de esta manera nuestra
soberanía.
Por otra parte, nos manifiestan expresamente en dicho
documento el saqueo del cual seremos víctimas, y todos,
absolutamente todos los bienes de la
república, ellos lo resumen en "trofeos y botín".
El Uruguay, cuya participación en la guerra fue exigua,
devolvió los trofeos el 31 de mayo de 1885. Por su parte
la Argentina lo hizo bajo la presidencia de Juan Domingo Perón el
19 de agosto de 1954, a ochenta y cuatro años de la
finalización de la guerra. Sin embargo, el Brasil
nunca devolvió los trofeos ni los cincuenta
mil documentos robados del archivo nacional
de Asunción.
6. El Tratado es
descubierto. Repudio nacional y mundial.
En el mes de mayo de 1866, un año después
de su firma, el tratado es descubierto, causando notable revuelta
en los países latinoamericanos y en todo el mundo,
principal motivo del carácter secreto del pacto.
Carlos de Castro, ministro encargado de las relaciones
exteriores del gobierno oriental y signatario del tratado del 1
de mayo, enseña una copia del mencionado documento al
ministro de Gran Bretaña, Mr. H. Lettson, con la promesa
de que lo mantenga con absoluta confidencia. Éste, por su
parte, hace exactamente lo mismo, traspasando el documento de
manera íntegra a su superior jerárquico Mr. John
Russel, quien pusiera a disposición de la Cámara de
los Comunes de su gobierno, para su posterior publicación
por la prensa de Londres
y el
conocimiento del mundo entero.
Los aliados no consienten la metida de pata del
compañero de causa uruguayo, así en un breve
borrador el general Mitre, comentaba la revelación con su
ministro Elizalde: "parece que Castro le dio la copia? esto
será un escándalo inaudito"
El mismo De Castro, con una impotencia única,
escribe a Lord Russel diciendo: "(?) si una de las más
espléndidas conquistas para la diplomacia de los tiempos
modernos, ha sido la lealtad y la buena fe, acabáis, Lord
Russell, de darle un rudo golpe, deteniendo a su marcha
progresiva, y haciendo estragos a la verdadera
civilización.
Muchos países se manifestaron en contra del
pacto, entre ellos podemos citar a Bolivia, Ecuador,
Colombia,
Perú, Chile y hasta los Estado Unidos, con arduas
protestas en contra de la alianza, apoyando la causa paraguaya.
Todo documento de protesta fue en vano; el emperador del Brasil
no cedería, previo alejamiento de López del
gobierno paraguayo, cosa que los demás estados no
acataban.
Un hecho digno de destacar fue el ofrecimiento del
presidente boliviano Gral. Mariano Melgarejo en acudir al
escenario del conflicto con doce mil hombres, en defensa de
nuestra patria. También en Colombia causó
conmoción la revelación del tratado, el ministro de
relaciones exteriores, José Rojas Garrido, expresa el
absoluto descontento de su gobierno en sendas notas enviadas a
los países firmantes.
En nuestro país, el pacto fue blanco de serias y
enérgicas protestas por parte de toda la población, de todas las edades y todas las
clases
sociales. Nos comenta el historiador Efraín
Cardozo:
"La publicación del tratado de la triple
alianza tuvo en Asunción vastas repercusiones populares.
Los ejemplares de "El Semanario" eran arrebatados de las manos.
Hubo que tirar en hojas sueltas el texto y el comentario que le
acompañaban. Espontáneamente, sin que hubiera
preparativos, todas las clases sociales se congregaron en el Club
Nacional (?)".
También las bellas, pero a la vez
valientes mujeres paraguayas, lanzaron su protesta, tomando la
palabra las señoras Eleida Peña de Molinas y
Escolástica Barrios de Gill:
"La mujer
paraguaya, tiene ya hecha su resolución indeclinable al
pie de los altares de la patria: morir con ella antes de que sea
vilipendiada por el desnaturalizado enemigo que pretende
despojarnos de nuestras virtudes, de nuestro honor y de nuestra
patria".
Inclusive los niños se manifestaron de la
mano del maestro español
Isidro Codina, que en un excelente castellano
expusiera lo siguiente:
"(?) Como preceptor de estos niños, cuyos
padres son todos ciudadanos paraguayos, y creyendo interpretar
sus sentimientos, vengo a protestar en sus nombres contra las
pretensiones del enemigo de su patria, que intenta arrebatar su
sagrada independencia y sumirlos en la dominación
extranjera (?)".
Entre todos los miembros del espantoso pacto, uno de sus
pocos defensores es el Brigadier Bartolomé Mitre, uno de
los principales protagonistas de la firma. Este señor en
su afán de querer defender lo indefendible nos
dice:
"Los soldados aliados y, muy particularmente, los
argentinos, no fueron al Paraguay a derribar una tiranía,
en buena hora por accidente, ese sería uno de los fecundos
resultados de su victoria".
"Fueron a vengar una ofensa gratuita, a asegurar su
paz interna y externa, así en el presente como en el
futuro, reivindicar la libre navegación de los ríos
y reconquistar las fronteras de derecho, fuimos como argentinos
sirviendo a los intereses argentinos, y de la misma forma
hubiésemos ido si en vez de un gobierno monstruoso y
tiránico como el de López, hubiésemos sido
insultados por un gobierno más liberal y
civilizado"
También el mismo Brigadier deja bien en claro que
los ejércitos aliados van en busca de la
destrucción del Paraguay.
"(…) no se va a matar a tiros a un pueblo, no se va
a incendiar sus casas, no se va a regar de sangre su
territorio, dando por razón de tal guerra que se va a
derribar una tiranía a despecho de sus propios hijos que
la sostienen o soportan (…)"
"La filosofía, la humanidad, y la moral
desertarían de sus filas si hubiésemos ido a matar
paraguayos y destruir al Paraguay para redimir un montón
de ruinas y un grupo de
viudas y huérfanos, cubriendo con la bandera de la
libertad el
último cadáver del último sustentador de su
tiranía."
Otro hecho resaltante, después de la
publicación del tratado ocurre en la Argentina; el mismo
Mitre, quien se hacía llamar defensor de la libertad de
prensa, siendo titular de uno de los diarios de más tirada
en la República Argentina, el 26 de julio ordena el cierre
del suplemento de publicación periódica "La
América" y la detención de todos sus
directores.
Las consecuencias del tratado son trágicas
para el país, podemos acoplar también las
consecuencias de la guerra misma. Por un lado tenemos el legado
limítrofe para con los países de la alianza; las
consecuencias sociales propias de un país devastado y las
consecuencias económicas y políticas, que son
claramente manifiestas en la imposición de moneda
corriente brasileña y en la implantación del
ejército de ocupación.
La población, que superaba los un millón
trescientos mil habitantes antes de la conflagración,
quedó reducida a apenas doscientos mil habitantes, de los
cuales aproximadamente el 10% eran hombres, en su mayoría
niños, ancianos y extranjeros. Las iglesias y casas
particulares fueron saqueadas cargándose las
mercancías en los barcos brasileños y argentinos
anclados en el puerto de Asunción. También
desaparecen todo tipo de tarifas aduaneras.
El Paraguay pierde ciento cuarenta mil kilómetros
cuadrados de territorio. El Brasil se apodera de un suelo muy extenso
y apto para la agricultura; la Argentina del chaco austral y casi
del boreal también, conflicto que será subsanado
más adelante. En síntesis, el Paraguay pierde una
extensión de tierra "casi igualable a los territorios de
Cuba y
Bélgica juntos", como comenta Chiavenato.
Sintetizando, se lograron varios objetivos estipulados
en el tratado; quitarle al Paraguay la soberanía de sus
ríos (Art. 11), responsabilizar al Paraguay de la deuda de
la guerra creando así una obligación imposible de
cumplir (Art. 14), repartir el territorio paraguayo o parte de
él entre la Argentina y el Brasil (Art. 16).
Entre otros objetivos cumplidos por el tratado, tenemos
que: derrocaron a nuestro tirano, también sometieron a
nuestro pueblo, arrasaron nuestras fortalezas, nos despojaron de
nuestras armas, arsenales y astilleros, nos impusieron nuestros
límites demarcatorios mediante un tratado unilateral.
Reglamentaron nuestra navegación, otorgándonos la
"libertad" de nuestros propios ríos, nos impusieron su
moneda y nos permitieron tener un gobierno no hostil a los
intereses de la alianza.
"Más de un autorizado historiador ha afirmado
que la espinosa cuestión que debió ser salvada, se
refería a la soberanía paraguaya, con cuya
garantía no quiso comprometerse el canciller argentino
Elizalde, sin lograr empero la adhesión de sus colegas.
Era el viejo sueño porteño de la
reconstrucción del virreinato reverdecido en la
intención de Elizalde. A propósito es conocida la
referencia del ministro británico Thornton, quien en una
ocasión menciona haberle dicho al canciller argentino que
"esperaba vivir lo bastante para ver la incorporación de
las repúblicas orientales, paraguaya y boliviana a la
confederación argentina"
Gracias a que el Brasil, por intereses propios, no
cedía a las pretensiones de Argentina de quedarse con
nuestro Chaco Boreal, y al laudo favorable para el Paraguay,
pudimos conservarlo, pero el Chaco Austral no corrió la
misma suerte.
8. Crímenes
de Guerra. Saqueo al país.
Ya decía Alberdi, que "el derecho a la
guerra en sí es el derecho del homicidio, del
robo, del incendio, de la devastación. Estos actos son
crímenes por las leyes de todas las naciones del mundo. La
guerra los sanciona y los convierte en hechos honestos y
legítimos, viniendo a ser en realidad la guerra el derecho
del crimen (…)".
Lo que nos queda por acotar, es que la guerra de por
sí ya es un crimen, un homicidio generalizado que no
respeta a nada ni a nadie, exterminando todo a su paso.
¿Que tipo de naturaleza jurídica puede tener un
acto así?, ¿Defender la Soberanía?. Tal vez
sea el único hecho válido para llegar a una guerra
en una nación civilizada escatimando hasta el
último de los recursos
válidos.
Pero aquí el punto en cuestión es el
crimen dentro del crimen, un acto vergonzoso y repudiable desde
cualquier punto de vista. Es muy sencillo, en todas las guerras se
cometen los llamados "crímenes de guerra", desde la
antigüedad hasta nuestros días; desde los pueblos
celtas que usaban los cráneos de sus enemigos para tomar
vino, hasta las humillantes torturas proporcionadas por soldados
norteamericanos a los prisioneros iraquíes. Este crimen
del crimen llegó a alcanzar grados de espanto, y en
nuestra epopeya estuvo al orden del día.
El tratado de por sí ya fue un crimen
político, y a éste se le sumaron todos los
crímenes contra la humanidad de la que fueron
partícipes los aliados; ya sea en el campo de batalla,
donde Gastón de Orleans, Conde De Eu, entra en escena o en
los vandálicos saqueos registrados en
Asunción.
Haciendo gala al exterminio, los ejércitos
aliados de la mano de Bartolomé Mitre, cometieron
crímenes con ensañamiento y alevosía.
Así, podemos citar la
contaminación de las aguas de los ríos con
cadáveres coléricos, expandiendo así la
mortal enfermedad hacia los militares y civiles que bebían
de esas aguas, siendo antecedente éste del principio de
una guerra bacteriológica.
El ejército aliado obligó a los paraguayos
a luchar contra su propio ejército, como nos comenta
Ulrich Lopacher en una de sus anotaciones: "Durante la
rendición de Humaita aconteció algo notable: uno de
los que se rendían, abandonó, de pronto, a sus
compañeros, se precipitó como loco, sobre uno de
los nuestros y lo abrazó, lo besó y no quiso
desprenderse de él (?) resultó ser una sargenta en
uniforme de artillero y que había participado del sitio en
la fortaleza de Humaita. Nuestro compañero, resultó
ser su marido y luchaba como prisionero (?). En realidad
debió haber todo un batallón de prisioneros
(?)".
También fueron puestos a la venta un centenar de
prisioneros paraguayos, vendidos como esclavos al mejor postor, y
teniendo como destino final el imperio brasileño.
Éste, ya en aquella época, albergaba la
tímida suma de cuatro millones de esclavos.
Pero aún mas desgarradores, son los hechos como
la quema de hospitales y degollamiento de personas en total
estado de indefensión. Así, lo tomaron como ocio,
el Conde de Eu, cerrando y quemando el hospital de Piribebuy,
donde se encontraban ancianos y niños en estado
calamitoso. Y por otra parte, el uruguayo Venancio Flores, que al
concluir las batallas disfrutaba degollando
prisioneros.
Asunción fue saqueada en su totalidad el 1 de
mayo de 1869. Fue ocupada por las tropas brasileñas
causando desmanes en la desolada ciudad, así estos
nefastos personajes continuaron violando mujeres, niños y
cualquier ciudadano paraguayo. Y no nos olvidemos que la guerra
era contra el gobierno paraguayo. La ciudad fue saqueada en todo
sentido, no hubo respeto hacia nada, ni hacia nadie. Tampoco se
salvaron las embajadas de los gobiernos extranjeros.
Así escribe el cónsul francés a
Caxias: "Vi saquear el consulado de Portugal y la
Legación norteamericana, mi propio consulado fue por dos
veces robado". De esta misma forma también el
cónsul italiano alude que los consulados de su país
fueron saqueados por la caballería del coronel Vasco
Álvarez. También alega el argentino Garmendia
"los vencedores entraron a saco".
Un caso muy curioso nos comenta Agüero Wagner:
"Los solados brasileños también se
dedicarían a cobrar dinero para
devolver a sus familias niños extraviados, como el caso de
Manuel Domeq García, por quien su familia
debió pagar ocho libras esterlinas en
rescate".
Vemos que el país se encontraba totalmente en
ruinas. Reinaba la anarquía total por las calles y ni los
propios aliados podían sostener la situación. Las
casas fueron saqueadas en su totalidad, las puertas rotas a
hachazos, la paz pública exterminada y una
población que entre sus últimos suspiros clamaba
por una justicia muy
lejana para aquellos tiempos.
La alianza ha reducido a los pueblos del Plata a un
papel secundario. Queda bien claro que la guerra tuvo premisas
colonizadoras, donde se impuso la explotación del hombre por
el hombre. De
guerra a un tirano la convirtieron en guerra a un pueblo. El
Brasil y la Argentina llevaban el estandarte de la
civilización a un pueblo civilizado como el Paraguay. El
primero pregonaba el rol civilizador con sus cuatro millones de
esclavos y el segundo con la exterminación de gauchos en los
fortines de la frontera.
Es importante mencionar la participación del
capital inglés en la contienda, de la mano de sus agentes
plenipotenciarios, grandes comisionistas, y no de Gran
Bretaña como se interpreta erróneamente. A esto le
sumamos la antigua, torpe y poco eficaz diplomacia de
López. Así tenemos la serie de factores que, como
un todo, dieron arranque a la guerra más sangrienta de
Latinoamérica.
Si miramos un poco nuestro tema en sí, nos queda
una serie de conclusiones. Así, podemos afirmar que el
tratado, tema central de esta monografía, fue un pacto
premeditado y no algo prematuro como sostuviesen los aliados.
Existe una serie de documentos y escritos que afirman
contundentemente que este tratado, ha pasado por un largo proceso
de gestación, algo muy bien pensado y hasta inclusive sus
consecuencias fueron proyectadas a largo plazo, como el caso de
la deuda que dejaría la guerra.
Finalizando, es menester aclarar que es muy
difícil hallar a los verdaderos responsables de esta
contienda. Considero que todos pusieron un grano de arena para
que esto se volviera algo insostenible, obviamente unos
más que otros, y que el tratado fue el documento que
selló y condenó la suerte de nuestro
pueblo.
Quisiera concluir con una ultima frase de Juan Carlos
Gómez, digno defensor de la causa guaraní: "En
el Paraguay anterior a la alianza, bastaba suprimir un tirano. En
el Paraguay de la alianza hay que rehacer un
pueblo".
– Agüero Wagner, Luis: "Las Banderas de
Mitre", Augusto Gallegos Producciones Gráficas y Audiovisuales.
– Alberdi, Juan Bautista: "La Guerra del
Paraguay", Edición
Hyspamerica.
– Alberdi, Juan Bautista: "El Crimen de la Guerra",
Librería Histórica.
– Benítez, Luis G.: "Historia Diplomática
del Paraguay"
– Cardozo, Efraín: "Hace 100 años:
Crónicas de la Guerra de 1864-1870", Ediciones
EMASA.
– Chiavenato, Julio José: "Genocidio Americano:
La Guerra del Paraguay", Carlos Schauman Editor.
– García Mellid, Atilio; "Proceso a los
falsificadores de la historia del Paraguay, Tomo II" Ediciones
Teoría.
– Niño, José M.: "Mitre. Polémica
de la Triple Alianza". Imprenta y Casa Editora de Ad.
Grau.
– Pomer, León: "La Guerra del Paraguay", Centro
Editor de América
Latina.
– Rosa, José María: "La Guerra del
Paraguay y las montoneras argentinas", Peña Lillo
Editor.
– Tobler, Lopacher: "Un suizo en la Guerra del
Paraguay", Editorial del Centenario.
– Trías, Vivian: "El Paraguay de Francia el
Supremo a la Guerra de la Triple Alianza". Cuaderno de Crisis
19.
Por:
Juan Marcos González
García