Aportaciones de la psicología social al estudio de la violencia social
- La inseguridad: el pan de
cada día - La violencia presente en
múltiples contextos sociales - ¿Crisis de valores o
surgimiento de nuevos valores? - La subcultura de la
violencia - Múltiples enfoques
teóricos sobre la violencia - El sistema de justicia en
México: Logros y retos - La psicología y la
criminología: la Psicología
criminal - Bibliografía
I.- La inseguridad:
el pan de cada día
La inseguridad es hoy en día uno de los grandes
problemas que
padecemos como parte del precio que
tenemos que pagar por vivir en un contexto de
modernización a fines del siglo y del milenio. Esta
inseguridad se manifiesta en dos niveles, por un lado, observamos
la inseguridad psicológica que padecen millones de
individuos que presentan una personalidad
afectada por una socialización alienante, represiva e
inhibidora, en la cual prevaleció una educación autoritaria
que generó temores, ansiedad e incertidumbres, limitando
el desarrollo del
potencial humano que posee toda persona y
dificultando el establecimiento de las relaciones
interpersonales en los diferentes contextos grupales de
pertenencia o de referencia. De hecho, este tipo de inseguridad
es el origen de una serie de conflictos que
se presentan en las relaciones interpersonales.
Este tipo de inseguridad individual puede ser
atendida a nivel de terapia individual o grupal, mediante
orientación y asesoría psicológica que
conduzca al desarrollo del potencial humano que todo individuo
posee. También es deseable intervenir en el sistema
educativo en sus diferentes niveles para incluir contenidos
psicológicos en los programas de
educación formal y no formal que permitan generar cambios
planeados en un sentido de incrementar la autoestima y
autoimagen de cada individuo.
Por otro lado, en las comunidades sociales se observa
una creciente inseguridad social principalmente en el
medio urbano (aún cuando en el campo no está
ausente), y que se manifiesta en el hecho de estar constantemente
expuestos a riesgos de ser
objeto de una violencia
social que presenta múltiples manifestaciones y que
están a la orden del día como noticias
cotidianas que presentan los medios masivos
de difusión que dan cuenta de un sinnúmero de
homicidios,
violaciones, robos, secuestros y lesiones que afectan al conjunto
de la población.
La violencia urbana ha sentado sus reales en las
principales ciudades del país, los hechos delictuosos y
violentos acaparan el tiempo y
espacio de noticieros y en el caso de América
latina, el banco Mundial
considera a esta región del planeta como la región
más violenta del mundo (La Jornada 2/jul/96) al registrar
un promedio anual de 30 asesinatos por cada cien mil habitantes,
lo cual duplica el promedio de otras zonas.
La situación es tal que podría afirmarse
que el principal problema de salud de la sociedad es la
violencia que trae consigo un incremento considerable de
suicidios, de stress, depresión,
angustia y otros padecimientos. La violencia esta dentro de las
principales causas de muerte en la
actualidad y se origina por problemas de educación, de
consciencia y pobreza
extrema.
Tan sólo en el Distrito Federal La
Procuraduría General de Justicia
(PGJDF), proporciona cifras oficiales que dan cuenta de que se
cometen 800 delitos
diarios en la ciudad de México (La
Jornada 20/mzo/96), de los cuales se cometen 100 robos de
autos al
día (La Jornada, 1o/feb/95).
La mayor parte de los delitos cometidos en el
país son de orden patrimonial, es decir, robos en sus
diversas modalidades. Esto ha motivado diversas reacciones de la
población que ya sea que tienda a armarse para defenderse
de una agresión incurriendo con ello en un delito, o que
tome justicia por su propia mano linchando o sometiendo en forma
multitudinaria al o los agresores.
La prensa y la
televisión incrementan su nota roja al dar cuenta
cotidianamente de un sinnúmero de actos de violencia en la
que participan mayoritariamente hombres, pero en los cuales se
observa en forma creciente a mujeres, y dentro de los cuales se
aprecia un creciente número de menores de edad. En
Hermosillo, Sonora esto ha motivado que se discuta actualmente
una propuesta presentada por vecinos de una colonia a las
autoridades, en el sentido de emitir credenciales de
identificación para los menores de edad, como una
alternativa para frenar la delincuencia
juvenil (El Imparcial, 19/feb/95). Los medios de
difusión juegan su papel en este proceso y al
informar de la muerte de
un asaltante a manos de la policía dicen textualmente "un
hampón menos" (Televisa, programa Al
despertar, 18/feb/95).
Este tipo de inseguridad es la que presenta mayores
dificultades para ser atendida ya que obedece a muchos factores.
La crisis
estructural por la que atraviesa el país es uno de tantos
factores que se presentan como algo incontrolable ya que el
modelo
económico y político de corte neoliberal que se
siguió en el sexenio pasado y que se continúa en lo
que va del actual, ha demostrado su inviabilidad al agudizar las
contradicciones sociales: surgimiento de una casta de
supermillonarios en dólares, (24 según la revista
Forbes), crecimiento desmesurado de millones de mexicanos que
viven en la pobreza
extrema (40 según cifras oficiales), devaluación abrupta del peso, alza de
tasas de
interés, incremento de la cartera vencida en diversos
campos, desempleo
creciente, contención salarial, alza de precios, etc.
En este contexto, es de predecir que se incrementarán en
forma incontrolable el número de delitos de diversa
índole.
II.- La
violencia presente en múltiples contextos
sociales
Si en Sudáfrica mataban negros antes de que
accediera al poder Nelson
Mandela, era algo que no nos afectaba en gran medida, ya sea
porque fueran negros (revelando con ello un racismo
inconsciente) o por que se encontraban a miles de
kilómetros de distancia. Si recordamos a las nuevas
generaciones que los nazis alemanes redujeron a cenizas, o a
jabón a millones de judíos,
hombres, mujeres y niños,
los sacude momentáneamente y creen que no pasa de ser un
"éxito
más de Hollywood (Steven Spielberg: La lista de
Schlinder), o se inclinan a olvidarlo a nombre de que eso
pasó hace muchas décadas, dificultando con ello, la
consolidación de una memoria
social.
La violencia es algo a lo que nos estamos acostumbrando
y por ello en ocasiones perdemos nuestra capacidad de asombro y
llegamos a confundir la realidad con la fantasía a la
manera de los niños que viven en zonas de conflicto
armado que juegan a la guerra con
rifles de juguete en escenarios reales de casas y edificios
destruídos y personas deambulando en busca de comida y
agua. Esta
violencia va impregnando el núcleo de valores que
marcan nuestro estilo de
vida, los procesos de
socialización en diferentes contextos, y en consecuencia a
las relaciones interpersonales de los individuos.
Esto se puede confirmar al analizar las
características del actual proceso de
socialización, en el cual podemos observar que la
violencia se encuentra no sólo en las calles, sino
también en el hogar y en las instituciones
que son el pilar fundamental de nuestra sociedad.
1. La familia
como factor de contagio criminal
Mencionemos en primera instancia a la familia,
caracterizada publicitariamente como "hogar dulce hogar" o el
"puerto de paz y tranquilidad". Sin embargo, las estadísticas demuestran que se ha
incrementado el número de mujeres golpeadas, del maltrato
infantil, efectuado por los padres (o padrastros), y en
algunos casos extremos, se ha llegado al asesinato, del abuso sexual
contra los niños, etc. Las relaciones al interior del
grupo familiar
en la sociedad moderna reflejan la existencia de una seria
crisis, que viene a mostrarse como una de las expresiones
estructurales de la desigualdad
social y de los conflictos de clase. La toma
de consciencia de las contradicciones que existen entre la
institución familiar y la sociedad que le rodea, pueden
originar comportamientos antisociales, no sólo por el
hecho de que de los conflictos familiares surge la
reacción delincuencial, sino también porque la
familia actúa indirectamente en la formación de
la
personalidad del delincuente al asumir ciertas
características:
a) La disgregación familiar
b) La carencia de cuidados maternos en etapas
tempranas
c) La privación de la compañía
paterna
d) La actitud
rígida de los padres
e) La disciplina
autocrática parental
f) Las alteraciones constantes en la dinámica familiar
g) Etc.
La familia puede ser la fuente transmisora de valores y
normas
subculturales que conducen a la delincuencia a
los hijos (Bandini, Tulio y otros, 1990), en la medida en que la
familia determina las características del proceso de
socialización del individuo e influye sobre el fracaso de
esta socialización, generando comportamientos
desviados.
2. La influencia de los medios masivos de
difusión (televisión
y cine)
El lugar que tradicionalmente ha ocupado la familia como
primer agente socializante se encuentra en franca disputa con la
creciente influencia que la televisión juega hoy en el proceso de
socialización. Desde los programas de caricaturas hasta
las producciones cinematográficas recientes, se encuentran
con diferentes dosis de violencia en sus contenidos. ¿Y
cuál es nuestra actitud ante ello?. Si se observa una
escena erótica en el televisor en compañía
de nuestros hijos u otros menores de edad, la reacción
común es cambiarle de canal, o pedirles a los menores que
se vayan a dormir o a ver si pasa el cartero, pero si se observa
un asesinato o escenas de violencia no se hace nada por
contrarrestar el impacto psicológico que produce el ver la
escenificación de un crimen.
3. La violencia institucional
El funcionamiento de los hospitales
psiquiátricos, Centros de Readaptación Social,
clínicas de rehabilitación para adictos se
caracteriza por el ejercicio de diferentes modalidades de
violencia dirigida hacia quienes se encuentran en su interior,
sea como pacientes o como internos, a los cuales sólo les
es brindada una posibilidad de subsistir como objetos de una
violencia institucional, (Basaglia, Franco, 1975), que a nombre
de lograr fines terapéuticos o de readaptación se
ejerce con resultados que dejan mucho que desear.
La situación en los ceresos actuales es semejante
a la de un barril de pólvora que en cualquier momento
puede estallar, debido a las condiciones de
sobrepoblación, como resultado de una política de
fabricación de culpables, y un sistema judicial
lento e ineficiente. De 460 prisiones federales y estatales en el
país, diseñadas para alojar a 55,000 internos se
alberga actualmente un promedio de 100,000 reos. Además de
una arraigada corrupción, violencia y tráfico de
drogas y
alcohol. No
existe una adecuada clasificación de los internos para
determinar su ubicación. Por elo, no es gratuito que la
Comisión Nacional de Derechos Humanos
emita varias recomendaciones a los ceresos.
El pago por lista de asistencia, por visita familiar y
conyugal, la renta de celdas, el servicio de
larga distancia, pago de dádivas y la prostitución controlada son hechos
denunciados comúnmente en tales instituciones, no
sólo por internos y exconvictos, sino también por
diputados, senadores y representantes populares. Inclusive a
nivel niternacional Américas Watch publicó en 1990
Los derechos humanos
en México: una política de impunidad, y
en 1991, editó el informe
Condiciones de las prisiones en México en 1991 donde
desarrolla una serie de denuncias basados en visitas a quince
instituciones carcelarias mexicanas, donde realizaron entrevistas
con funcionarios públicos, directivos y personal de las
instituciones carcelarias, prisioneros y activistas de los
derechos humanos.(La Jornada, 24/mzo/91). En ambos concluyeron
que "las condiciones en las prisiones mexicanas están muy
por debajo de los niveles mínimos aceptables de decencia
humana". La discriminación de los reos y privilegios a
aquellos internos que se encuentran en módulos de alta
seguridad.
Las cárceles son un verdadero negocio, porque en
ellos se vende de todo. En estas condiciones es difícil
que los internos puedan alcanzar un auténtico tratamiento
de readaptación social, pues las condiciones en las que se
encuentran los ceresos actualmente no les permiten albergar
expectativas de que en el momento en que obtengan su libertad
serán individuos productivos y útiles a la
sociedad.
4. La violencia política
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fueron
asesinados cientos de personas por sus ideas políticas,
por el hecho de que eran contrarias a la ideología del grupo en el poder. En ese
período se creó el Partido de la Revolución
Democrática, como resultado de la fusión de
varias corrientes y partidos
políticos, todos ellos considerados de
oposición. Los recursos del
poder fueron utilizados para intentar diezmar y extinguir no
sólo a esa organización, sino a toda aquella voz de
oposición que cuestionara el acendrado presidencialismo
que hoy en día es tan criticado, inclusive por aquellos
que incurrieron en alabanzas, elogios y defensa de acciones del
gobierno
anterior, aún aquellas que incluían la
eliminación de opositores. La revisión de la
información de la prensa durante este
período da cuenta de ello.
En los últimos meses del anterior sexenio, se
presentaron acontecimientos que cimbraron al país.
Empezando el primero de enero con la rebelión zapatista
que optó por la vía de las armas para
enfrentar la violencia institucional que afecta en forma
ancestral a la población chiapaneca. El grito de "Ya
basta" retumbó en el mundo entero destruyendo el mito de paz
social, denunciando los crímenes que a nombre de esa paz
se cometen cotidianemente contra la población
indígena, en su ya famosa "Declaración de guerra al
gobierno mexicano (La Jornada 2/ene/94). Después de ello,
sucedieron crímenes que sacudieron a la población
mexicana y al mundo entero, los asesinatos Luis Donaldo Colosio
candidato del PRI a la presidencia de la república y de
Jose Francisco Ruiz Massieu, Secretario General del mismo
partido.
Esto manifestó el grado de degeneración de
la consciencia política que ha venido permeando la
cultura
política de nuestro país, en la medida que adopta
la forma de una sociopatía política ya que es
inadmisible para la sensibilidad humana aplastar las vidas ajenas
en nombre de una ideología. A esto se llama en cualquier
parte del mundo un crimen y a quien se encarga de realizarlo no
deja de ser un criminal. A cerca de cuatro años del
asesinato del cardenal Posadas, el crimen sigue sin esclarecerse
en su totalidad, y a más de tres años del asesinato
de Colosio, siguen las especulaciones sobre si fué una
acción
aislada o un acción concertada (Elena Gallegos, La
Jornada, Expediente Colosio, 23 al 30/Ene/95).
Más recientemente en diciembre pasado, en
Tabasco, fueron desalojados con lujo de violencia, los grupos de
ciudadanos perredistas que impedían la entrada de Roberto
Madrazo Pintado candidato del PRI a la gubernatura del estado, a
Palacio de Gobierno por parte de grupos de priístas que
actuaron con la anuencia y complacencia de las autoridades
responsables de la seguridad en aquel estado. En Chiapas, hace
unos días, la intolerancia política y la
manipulación de la información ocasionaron una
agresión de grupos de ganaderos y priístas
encabezados por autoridades municipales, que atacaron a las
personas que resguardaban la catedral de San Cristóbal de
las Casas exigiendo la salida del sacerdote Samuel Ruiz del
estado.
III.-
¿Crisis de valores o surgimiento de nuevos
valores?
La Sociología nos indica que la conducta
transgresiva no se manifiesta de manera igual en los distintos
sectores sociales. Diversas investigaciones
dan cuenta de que la posición, la clase social, el status,
factores étnicos, el tipo de trabajo u
ocupación, así como otras variables
sociales, son efectivos índices para predecir los delitos.
También nos aporta el concepto de
anomia (entendida como conflicto cultural, como crisis o ausencia
de valores o normas), como una útil herramienta que ayuda
a concebir la existencia de subculturas que coexisten al interior
de una cultura dominante.
Sin embargo, aún aceptando la existencia de un
conflicto de sistemas de
valores, en el cual los valores de
una cultura dominante están en desavenencia con valores
subculturales, el concepto de anomia no es suficiente desde una
perspectiva psicosocial ya que no permite explicar la ineptitud
de los sujetos para incorporarse a una vida productiva, y
más allá, el alto índice de reincidencia que
presentan algunas personas. Aún más, la evidencia
empírica refuta el sentido del concepto de anomia ya que
la tasa más elevada de delitos no es exclusivamente
localizable entre los sectores marginados.
Desde una perspectiva sociocultural, la anomia como
conflicto cultural conduce a la existencia de cierto segmento
cultural que es la antítesis o la
piedra de contradicción de otro segmento más
pequeño de la misma cultura. De ahí que el concepto
de anomia sirva como herramienta útil para considerar las
subculturas existentes en otra cultura más
amplia.
IV.- La
subcultura de la violencia
Hablar de cultura presupone hacer referencia a un
conjunto de normas, valores, actitudes,
hábitos y tradiciones que caracterizan el comportamiento
de una comunidad social.
En cambio, al
mencionar el término subcultura se habla de los mismos
contenidos, que caracterizan el comportamiento de un grupo o
sector social determinado, ubicado dentro de un contexto
sociocultural más amplio, en el cual prevalece un estilo
de vida y filosofía institucionalizado.
La referencia a la existencia de una subcultura de
violencia en determinada sociedad viene a resaltar el hecho de
una creciente filtración de violencia en los valores que
prevalecen en determinado estilo de vida, en el proceso de
socialización y en las relaciones interpersonales de los
individuos que viven bajo condiciones similares. Por ello es
posible hablar de una subcultura de violencia que se demuestra al
examinar ciertos grupos
sociales e individuos cuyas vidas registran las tasas
más altas de violencia externalizada, al grado de asumir
la violencia como un modus vivendi, confirmando esta
filosofía con altos índices de
reincidencia.
Por tanto, la violencia externalizada, bien sea en las
relaciones interpesonales o en la interacción de grupo, se presenta como el
reflejo o consecuencia de un núcleo de valores que se ha
desgajado de una cultura dominante. Estas expresiones de
violencia (a menudo ilícitas) forman parte de un
subsistema normativo subcultural que se sensibiliza en la
fisonomía psicológica de los miembros de la
subcultura, así podemos mencionar los siguientes ejemplos:
en Italia, la
vendetta, en la India, las
tribus asesinas y en nuestro país, las venganzas
familiares.
Por ello la identificación de los grupos en que
están condensadas las cifras más altas de
criminalidad permitirá localizar las subculturas de
violencia existentes, y en base a ello, se podrá examinar
los sistemas de valores, el tipo de reacción a
determinados estímulos, la percepción
diferencial de los sujetos a la hora de evaluar los
estímulos y los trazos generales de personalidad de los
actores de tales subculturas.
V.-
Múltiples enfoques teóricos sobre la
violencia
El estudio del comportamiento violento se ha enfocado en
base a diferentes perspectivas, como manifestación de una
alteración individual, como resultado de carencias
familiares, como resultado de fallas en la socialización,
sobre todo a experiencias tempranas. De ahí que se observa
que las ciencias
sociales han analizado la violencia en su conjunto, y los
clínicos han analizado al criminal desde una perspectiva
individual. De ahí que el análisis del comportamiento violento
requiera de un trabajo inter y multidisciplinario que permita la
explicación de las causas que forman a los individuos
delincuentes.
Existen diferentes teorías
que intentan explicar el comportamiento agresivo, podemos
mencionar las teorías psicoanalíticas, estudios
médicos y biológicos, el concepto de catarsis,
aprendizaje y
condicionamiento social, la teoría
estructural-funcionalista de la desviación y de la anomia,
la teoría de las subculturas criminales, todas las cuales
consideran la necesidad de identificar el contexto social en el
cual se presenta la conducta delictiva y violenta.
Al estudiar la etiología del delito estas y otras
teorías desembocan en el surgimiento de la Criminología como ciencia
transdisciplinaria. Lo cierto es que estas teorías se
dirigen a estudiar la violencia social, la cual en tiempos de
paz, representa la causa del mayor número de muertes en el
último período, aún por encima de los saldos
funestos de diversos conflictos bélicos.
De todos los cambios que observamos en esta época
turbulenta que nos toca vivir, se encuentra precisamente
aquél que nos reúne en esta ocasión como
objeto de estudio: esto es la violencia social en sus
múltiples manifestaciones: desde la delincuencia
organizada y su incremento en todo tipo de delitos. Desde el robo
simple realizado por el desempleado motivado por el hambre, sino
que también debe considerarse como tal al actuar de
ciertos grupos sociales que mantienen vínculos
políticos y actúan para alcanzar deteminados
objetivos que
atentan contra el patrimonio
individual, familiar y social. Cítese el caso de la
banca privada
mexicana que en tiempos de crisis como la actual no desea perder
sus utilidades asegurando sus ganancias en tiempos de crisis
aún a costa de aumentar el número de millones de
mexicanos que viven en la pobreza extrema.
El problema de la cartera vencida en los bancos amenaza
con convertirse en un problema nacional que de continuar en ese
rumbo, empujará irremediablemente a declarar una moratoria
en el pago de las deudas bancarias.
Por otro lado, observamos el surgimiento de aquella
figura delictiva que conmocionó a todos los mexicanos y al
mundo entero durante 1994: el crimen político que
situó a México en el regreso a la barbarie
política, aumentando la incertidumbre y la inseguridad
social no sólo por el impacto político, sino
también financiero de una acción de este tipo que
repercutió y dañó a todos los
mexicanos.
Entre esos extremos se encuentra el funcionamiento de
una delincuencia que actúa en forma organizada y con ello
aumenta su potencial y efectividad. ¿Cómo es que
surge este nuevo panorama?, ¿Qué motivos originan
el comportamiento individual en una organización de
delincuentes?, ¿Qué alternativas pueden brindarse
para enfrentar esta situación de tal forma que disminuya
su acción?
VI. El sistema de
justicia en México: Logros y retos
Las instituciones responsables del establecimiento del
estado de derecho
en México han sufrido una serie de cambios en el
último período. Algunos de estos cambios son
derivados de las modificaciones constitucionales que buscan que
tanto las autoridades como los ciudadanos se sujeten a la
ley, creando
candados jurídicos que propician la reducción de
conductas violatorias de los derechos humanos. Sin embargo, a
pesar de estas intenciones todavía prevalecen
prácticas que van desde el abuso de autoridad y la
corrupción hasta la tortura.
Uno de los grandes aciertos es la creación de las
comisiones de derechos humanos, ya que constituye un avance
importante en cuanto al establecimiento del estado de derecho, ya
que han contribuído a disminuír la impunidad al
ventilar públicamente las acciones violatorias de derechos
humanos. Con ello, se permite un mayor acercamiento de los
ciudadanos con el gobierno, en virtud de que sus recomendaciones
representan un compromiso explícito de las autoridades
para sujetar a la ley a los funcionarios
públicos.
Sin embargo, a pesar de tales medidas falta
todavía regular las prácticas de los cuerpos
policiacos, de muchos de los jueces, malos abogados y
funcionarios públicos, que continúan incurriendo en
prácticas que reflejan impunidad y una serie de
violaciones a las garantías
individuales y colectivas. Así puede observarse que
persisten las violaciones de las garantías individuales
(amenazas, detenciones arbitrarias, la tortura y la
desaparición de personas) (Yael Siman, El Financiero, 15,
16 y 17/feb/95).
Por otro lado, las comisiones de derechos humanos tienen
la limitación de atender casos particulares y no considera
los vicios estructurales del sistema. La impunidad existe por el
conjunto de factores e intereses de diversa índoles que
impide la acción de la justicia. Entro otros
podrían mencionarse los siguientes: la ineficiencia
policiaca que no desarrolla labores de auténtica investigación, por no estar capacitadas
para ello, los bajos sueldos que propician la corrupción
tanto de policías de bajo nivel jerárquico como de
jefes policiacos, así como su deficiente formación,
abogados sin ética que
actúan sin ningún control
favoreciendo al mejor postor, jueces y funcionarios
públicos deshonestos, son lastres que siguen impidiendo
que realmente se establezca un estado de derecho en el
país.
El tráfico de influencias y la cultura de la
"mordida" impiden que la seguridad jurídica llegue a
importantes sectores de la población, que no cuentan con
"palancas", contactos políticos o dinero para
demostrar su inocencia frente a las autoridades. Esto tiene como
resultado que el mayor porcentaje de internos en los ceresos del
país sean provenientes de los sectores marginales, de
escaso poder económico.
VII.- La
psicología
y la criminología: la Psicología
criminal
1. Herramientas
de la Psicología
La Psicología cuenta con un amplio instrumental
teórico-practico que permite entender, comprender y
predecir el comportamiento
humano. Sus herramientas van desde la teoría del
aprendizaje, las teorías de la personalidad, que permiten
comprender las diferencias individuales, las teorías de
la
motivación que ayudan a comprender las causas que
originan determinado comportamiento indivudal o grupal, la
teoría de grupos, la teoria de la
organización y la teoría social. Con este
arsenal teórico-práctico puede realizar
intervenciones en diferentes niveles: individual, grupal,
organizacional, institucional y comunitario.
2. La Psicología criminal
En relación al comportamiento criminal, la
Psicología trata de averiguar, de conocer qué es lo
que induce a un individuo a delinquir, que significado tiene esa
conducta para él, porque la idea de castigo no lo
atemoriza y le hace renunciar a sus conductas criminales. La
tarea psicológica consiste en aclarar su significado en
una perspectiva histórica genética
(Marchiori, 1990).
Con el estudio de la personalidad del delincuente se
logra el psicodiagnóstico que permite la
realización de un pronóstico, en base al cual pueda
diseñarse un tratamiento adecuado para su
readaptación, a través de una labor
terapéutica integral. El
conocimiento de la personalidad del delincuente es esencial
para diferenciar un caso de otro y para poder reconstruír
la etiología y dinámica del fenómeno
criminal en particular.
En el ámbito penitenciario, la tarea
psicológica implica abordar los dos aspectos del diagnóstico y del tratamiento. El trabajo
psicológico con individuos delincuentes conlleva
necesariamente un enfoque social, ya que el delito es una
transgresión, una alteración o violación a
una norma social. Por ello, la psicología parte de un
diagnóstico que tiene como objetivo
conocer quién es el individuo que llega a la
institución penitenciaria.
3. El diagnóstico
psicológico
El diagnóstico puede ser individual, grupal o
institucional. En el diagnóstico individual se busca
lograr un conocimiento
de los múltiples y complejos aspectos de la personalidad
del delincuente. Se utilizan por lo regular las siguientes
técnicas: Historia clínica,
test de inteligencia,
test proyectivos, inventarios de
personalidad, test de intereses y actividades, entrevistas
focalizadas y abiertas, análisis de casos. Este arsenal
psicométrico debe ser utilizado con un criterio
profesional y un enfoque objetivo ya que si bien proporciona
datos
relevantes sobre actitudes e inclinaciones de la persona, no
ofrece una certidumbre al 100 % acerca del comportamiento futuro
en un momento dado.
Para una realización adecuada de los estudios
psicométricos se requiere de una sólida
formación académica del examinador, además
de experiencia clínica y sensibilidad personal. La
inadecuada utilización de estas técnicas, cuando no
están destinadas para el tratamiento, sino para
diagnosticar a la persona y "proteger" a la sociedad, acerca a
los sitemas penitenciarios a controles sociales de corte
totalitario (El Financiero, 11/feb/95).
En el diagnóstico grupal, se busca conocer las
características de un grupo especial dentro del penal,
agrupados por diversas variables: tipo de delitos, edades,
escolaridad, etc. Aquí pueden emplearse las siguientes
técnicas: test colectivos de inteligencia, test de
personalidad, test proyectivos, dinámicas grupales de
simulación, dramatización, juego de
papeles, etc. La técnica grupal permite desarrollar
programas de sensibilización en los internos, lo cual le
permite clarificar valores, actitudes y
comportamientos.
En el diagnóstico institucional se intenta
conocer las características psicosociales que presenta la
institución o la organización. Abarca a todos los
niveles de un centro de readaptación social, concebido
como organización y como institución. Las
técnicas que se utilizan son las entrevistas individuales,
test colectivos, análisis de la comunicación organizacional, formal e
informal, diagnóstico de procesos organizacionales, del
clima
organizacional, grupos informales, liderazgo,
etc. El profesional de la psicología puede jugar un rol de
agente de cambio interviniendo para realizar programas de
capacitación dirigidos al personal
administrativo y custodios implementando programas de
formación de equipos de
trabajo, de liderazgo, motivación
laboral y de sensibilización en el trato con los y las
internas.
En función de
lo anterior, se puede desarrollar un tratamiento adecuado a cada
psicodiagnóstico, a través del cual se intente
modificar, atenuar la agresividad del individuo antisocial, hacer
conscientes aspectos inconscientes en cuanto a las conductas
patológicas, sensibilizar al interno en relación a
su afectividad, favorecer las relaciones interpersonales
estables, lograr que pueda canalizar sus impulsos y verbalizar su
problemática. Así como optimizar los recursos
humanos que colaboran en el centro penitenciario y
disminuír con ello los índices de violencia que se
presentan en su interior.
Es necesario valorar la aportación de la
psicología al interior de un centro penitenciario, ya que
su intervención permitirá fortalecer los objetivos
de readaptación de los internos, sobre todo si se
considera que la situación al interior de dichos centros
es realmente explosiva por los problemas de
sobrepoblación, rezago en la revisión de
expedientes, etc. El profesional de la psicología, en
coordinación con otros científicos
sociales y de la salud permitirá con su
intervención disminuír la tensión que existe
al interior de los ceresos y con ello lograr una mejor
procuración de justicia, evitando los altos índices
de reincidencia y la estigmatización social de los
exconvictos. Un verdadero aprovechamiento de la Psicología
en las instituciones penitenciarias tiene que darse en el marco
de la búsqueda de un auténtico cambio de la
institución en su conjunto y en apoyo a los derechos
humanos de los encarcelados, de sus familias y de las
víctimas de los delitos.
Es necesario crear un sistema jurídico que tenga
las características del régimen de seguridad
social en los servicios
médicos, con el objeto de lograr la impartición de
justicia expedita y objetiva a la mayoría de la
población mexicana.
Es importante considerar la creación de
organismos autónomos similares al Bufete Jurídico
de la Universidad de
Sonora, que contemplen dentro de sus funciones la
consulta y auxilio procesal a las personas que no pueden asumir
los gastos de
abogados particulares. En esta institución. Ello implica
fortalecer a los ya existentes con mayor presupuesto de
tal forma que incrementen sus recursos humanos, materiales y
financieros en forma suficiente para responder a la demanda de que
son objeto. Es recomendable analizar la posibilidad de obligar a
los estudiantes de derecho a hacer su servicio social en tales
instancias, de manera similar a la obligación de los
estudiantes de medicina de
realizar su servicio en hospitales.
Es necesario fortalecer las instituciones como el
Instituto de Capacitación de la Procuraduría
General de la República, las Escuelas de Policía
que impulsen programas de capacitación inicial,
regularización, actualización y
especialización, encaminados a lograr una mejor
protección de los derechos humanos.
Debe contemplarse la posibilidad de que las escuelas de
policía, las procuradurías estatales y diversos
organismos policiacos otorguen becas a los elementos más
destacados con el objeto de que puedan realizar carreras
universitarias y fortalecer con ello a esas instituciones. Con
ello, se evitaría que la carrera judicial sea una carrera
de "lealtad" y pase a ser una carrera más competitiva y
pública.
La implementación de tales medidas:
a) Profesionalización de los encargados de
impartir la justicia
b) Creación de incentivos
positivos para reconocer el buen desempeño
c) Ejecución de medidas disciplinarias hacia
aquellos elementos que incurran en actos de
corrupción
permitirá lograr una verdadera
profesionalización en la impartición de justicia,
que se presenta como una necesidad impostergable que reclama la
nación
en su conjunto.
Por otro lado, materia de
readaptación social debe revisarse y examinar la
política global en la materia, ya que el sistema actual de
readaptación requiere de una reforma integral. Es
necesario revisar los esquemas de preliberación que
actualmente están bajo el control de la Secretaría
de Gobernación. Ello implica evaluar el funcionamiento de
los Consejo Técnicos Interdisciplinarios (que establecen
la peligrosidad de los presuntos responsables y constatar si son
respetados los derechos humanos de los reos. El sistema penal es
la zona crítica
de los derechos humanos, por ello es necesario realizar una
reforma integral al sistema de procuración de
justicia.
El problema de la sobrepoblación no permite la
readaptación social del delincuente, la respuesta al mismo
no debe ser la construcción de más cárceles,
sino tender a la realización de labores de
prevención del delito en el ámbito comunitario, al
mismo tiempo que se procede a agilizar la revisión de los
expedientes para dar salida a aquellos elementos que así
lo ameriten.
Es preciso instrumentar una política
política criminológica en sus aspectos preventivo,
que permita realizar un diagnósico de las causas sociales
que originan los delitos; en su aspecto punitivo, profesionalizar
a las corporaciones policiacas para que su funcionamiento se base
en la aplicación de métodos
científicos para recibir realmente el status de
criminología aplicada. Debe crearse una instancia del
Poder Judicial
que tome cartas en el
asunto y contribuya a sanear estas instituciones liberando a
quien así lo amerite y capacitando al personal que labora
en los mismos con enfoques de tipo humanístico.
Arroyo, Jesús
INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA POLITICA
Ed. Mensajero. Bilbao, 1986
Bandini, Tulio y otros
DINAMICA FAMILIAR Y DELINCUENCIA JUVENIL
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LA SUBCULTURA DE LA VIOLENCIA
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Mtro. Oscar Yescas Domínguez
(MTC del Departamento de Psicología y Comunicación de la Universidad de
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