- Introducción
- A quiénes llamamos
"Jóvenes" o, qué es la
"Juventud"? - Cómo surge la
exclusión? Los jóvenes y el mercado de
trabajo - Los jóvenes y el sistema
educativo argentino - Los jóvenes y la
construcción de su identidad. El
"consumismo" - Los jóvenes y las
instituciones - Conclusión
- Bibliografía
consultada
Prólogo
El presente ensayo tiene
como objetivo poner
una mirada crítica
hacia el sector que hoy ocupan los JÓVENES, la
llamada JUVENTUD. Como es de suponer, hoy por hoy mucho se
puede hablar de ambas categorías, muchos estudios hay
sobre la temática desde las ciencias
sociales y el presente ensayo tratará de abordar la
temática desde varios campos de las ciencias
sociales. Muchas problemáticas quedaron fuera del presente
trabajo y que
podrán ser consultadas en otros trabajos e investigaciones.
Quiero resaltar que la intencionalidad de este ensayo es
iluminar algunas de las tantas problemáticas que hoy
recaen sobre los jóvenes. Quisiera que este trabajo sirva
para debatir, reflexionar, repensar que mundo, que país y
que sociedad
estamos construyendo para el presente y el futuro de nuestros
jóvenes.
Hace algún tiempo
atrás llegó hasta mis manos la Declaración
del Congreso de SUTEBA (de febrero de 2005) que tomé como
disparador para abordar gran parte de este trabajo, en uno de sus
párrafos la Declaración decía lo
siguiente:
"La masacre de Cromagnon, así como los
asesinatos de Budge y de la comisaría de Quilmes, la
tragedia de Patagones, las víctimas del gatillo
fácil, los cien pibes que mueren por día por causas
evitables, entre otros emergentes, muestran tanto la crisis de un
sistema para el
cual la vida humana no tiene valor, particularmente la
de los jóvenes, y de un estado cómplice y
corrupto, presente a la hora de defender los grandes
intereses económicos y ausente a la hora de dar respuesta
a los derechos
populares. Estos hechos que conmueven a los argentinos no son
producto de la
fatalidad, sino la confluencia de causas, que para
ser revertidas nos comprometen a construir más organización para producir transformaciones
políticas, culturales, legales (…) La
impunidad es el principal obstáculo para modificar
esta realidad, por ello debemos seguir
movilizándonos para exigir juicio y castigo a todos
los responsables y demandar políticas
públicas que garanticen un presente y un futuro
distintos para nuestros niños y
jóvenes, es la lucha por un país con
justicia , y derechos para todo nuestro pueblo"
(el subrayado es mío)
De este párrafo, más que significativo,
subrayé algunos conceptos que creo claves y que desde
el ensayo
intenté desarrollar, indagar y criticar como ser: "la
vida humana no tiene valor,
particularmente la de los jóvenes"; "Estado
cómplice y corrupto"; "fatalidad"; "causas"; "impunidad";
"movilización"; "políticas públicas que
garanticen un presente y un futuro distintos"; "justicia";
"derechos".
La gran mayoría de estos conceptos están
directamente vinculados a los efectos que produjeron las
políticas neoliberales aplicadas desde la última
dictadura y a
lo largo de la restitución democrática, sobre todo
bajo los gobiernos de Menem y De la
Rúa, y que podemos afirmar que aún hoy
continúan.
Es por eso que a la hora de hacer un análisis sobre el sector de los
jóvenes, o la juventud, se hace necesario e imprescindible
mencionar como repercutieron los efectos del modelo
socioeconómico neoliberal. Un modelo que
intensificó la concentración de la riqueza,
sumergió a casi el 50% de la población del país en la pobreza y a
más del 20% directamente en la indigencia.
Un dato más que impactante y que resume los
efectos de este modelo es, según el último censo,
en la provincia de Buenos Aires,
casi el 75% de los jóvenes se encuentra por debajo de la
línea de pobreza, y las
cifras a nivel nacional hablan de que 6 de cada 10
jóvenes son pobres.
La destrucción del tejido social también
incidió directamente en el modo de vivir de los
jóvenes, en la cultura que
los rodeaba y que a su vez, atravesadas por el deterioro social
producido en sus vidas, contribuyeron a crear una nueva
"cultura", creando nuevas representaciones sociales, que
también el poder
hegemónico y sus voceros, los medios masivos
de comunicación, contribuyeron a exacerbar.
Sin embargo, después del mediático caso Blumberg,
éstos mismos medios de
comunicación instalaban el discurso "los
jóvenes son peligrosos", homologando adolescencia
pobre con delincuencia e
inseguridad,
estigmatizando aún más a los
jóvenes.
A los largo del ensayo trataré de bucear en
algunos puntos que creo que determinantes para sacar algunas
conclusiones con respecto a esta temática. Como dije
anteriormente, habrá puntos que no trataré en
detalle, creo igualmente que los puntos aquí tratados merecen
nuestra atención para tomar cartas en el
asunto.
Gustavo Racovschik
Enero 2006
- Introducción
La segunda mitad del siglo XIX será, en los
países centrales europeos (Francia,
Inglaterra
y mas tarde Alemania),
la consolidación definitiva de la clase
burguesa como clase hegemónica. En esta etapa
histórica, las clases medias, que en períodos
anteriores no se habían identificado plenamente con la
burguesía, comienzan a adoptar estilos de vida de la
clase triunfante. Por aquel entonces, las clases medias
estaban integradas por los hombres de negocios,
funcionarios estatales o las profesiones liberales (abogados,
contadores, médicos, etc.).Es por ésta época, que en
países de crecientes economías como Gran
Bretaña, surge la categoría Juventud,
identificando bajo esta categoría a un grupo de
individuos que están en la edad entre la adolescencia
y el matrimonio.Las clases medias de aquel entonces buscaban
emparentarse mas con la triunfante burguesía y sus
modos de vida y separarse los más posible de los
sectores populares, los cuales, a su vez, también
pugnaban por ascender en la escala
social. Es de esta manera que quienes pertenecían o
querían pertenecer a la clase media tenían
debían distinguirse de los sectores populares, en su
mayoría obreros y campesinos. Según Hobsbawm,
las clases medias utilizaron tres criterios para
diferenciarse: "Uno de esos criterios era adoptar una
forma de vida y una cultura de clase media; otro criterio era
la actividad del tiempo de ocio y especialmente la nueva
práctica del deporte; pero el
principal indicador de pertenencia social comenzó a
ser, y todavía lo es, la
educación formal".Para los jóvenes de clase media, el acceso a
la educación formal era una manera de
posponer su ingreso al mercado de
trabajo, significaba ascenso social, el ingreso a los
negocios, tener mas tiempo para el ocio, era una
condición esencial de status. La educación
separaría a los jóvenes de las clases medias y
altas de los jóvenes de las clases trabajadoras y
campesinas. "La educación secundaria hasta los 18
años se generalizó entre las clases medias,
seguida normalmente por una enseñanza universitaria o una
preparación profesional elevada (…) La escuela
era la escala que permitía seguir ascendiendo a los
hijos de los miembros de las capas medias. En cambio,
muy pocos hijos de campesinos, y menos todavía de
trabajadores, podían llegar a esos
peldaños" sentencia Hobsbawm. Es decir, la
categoría JUVENTUD tiene su surgimiento en un
determinado contexto histórico, económico,
social y cultural. Esto coincide con lo que, más
adelante, expresará Sergio Balardini,
"jóvenes hubo siempre, pero juventud
no".Más de 150 años después de
aquel momento, las diferencias que separan a los
jóvenes de clases medias y altas de los jóvenes
de las clases subalternas se han hecho más profundas,
convirtiendo a los jóvenes de las clases subalternas
en excluidos o marginados sociales, dado que, hoy por
hoy, éstos jóvenes tienden a convivir con
realidades como pobreza, menor escolaridad, menor acceso a
oportunidades laborales, mayor chance de sufrir
explotación laboral o el
desempleo,
alcoholismo y/o drogadicción, prostitución, violencia
doméstica, dificultades en la familia
y en la escuela entre otras tantas problemáticas;
problemáticas éstas que las que
difícilmente un joven de clase media o alta
atraviese.Paradójicamente, y a pesar de la clara
diferenciación entre los jóvenes de las clases
media y alta y los jóvenes de las clases subalternas,
bajo la categoría de Juventud se suele
homogeneizar a toda una franja de adolescentes, por el mero hecho de cumplir
algunos requisitos de orden biológico o
cronológico, sin atender las
particularidades.Creí conveniente que este primer punto haga
referencia a las distintas miradas, posiciones o
argumentaciones que se dan en torno a
los conceptos de Jóvenes y de Juventud,
sobre todo porque existen divergencias entre las posiciones
que adoptan instituciones como la UNESCO y especialistas
dedicados al tema, y que tiene que ver preponderantemente a
la posición social que ocupa el joven, y en que
generalmente se tiende a homogeneizar al sector
Juventud.A lo largo del ciclo de la vida humana, la juventud
ha sido identificada como una fase etárea intermedia,
la transición de la adolescencia a la vida adulta.
Ésta fase etárea, también es
identificada, generalmente, como la de dependencia
económica y asociada a la educación y a la
formación, próxima a la constitución de una vida familiar y
profesional propia. También en ocasiones, la juventud
es vista como un estado del espíritu, del cuerpo, como
un signo de salud y
disposición; pero a la vez, es también un
consumidor, una franja del mercado que todos
quieren incluir.La juventud podría entonces emparentarse con
todo el período de la adolescencia hasta la entrada en
la vida adulta, sin embargo la adolescencia es más que
una etapa o un estadio del desarrollo
cognitivo o biológico, sino que además es el
momento mas importante de la constitución de
subjetividad desde la pubertad;
esta etapa está marcada también por la
irrupción de la sexualidad, en su vertiente de la genitalidad.
Esta etapa es acompañada por importantes cambios
corporales, tanto en el hombre
como en la mujer y
es la etapa cuando los adolescentes/jóvenes comienzan
a identificarse con tal o cual gusto (sexual, musical,
artístico, etc) que lo llevan a vestir nuevos ropajes,
lucir nuevos peinados, tatuar o agujerear partes de su
cuerpo. Hábitos que proponen distintas y cambiantes
identificaciones -"soy esto" o "soy lo otro"- donde cada
identificación supone modos de relación con los
otros, conductas, códigos de lenguaje,
gustos musicales, de los que el joven se apropia.Desde una mirada institucional, la UNESCO define a
la juventud como "un período que se da entre la
infancia y
la edad adulta". El marco cronológico de juventud
es definido por la UNESCO como "el período de la
vida que va desde los 15 años a los 25 años
incompletos", o sea, al completar los 25 años la
persona deja
de ser joven.Ahora veamos que opinan los especialistas.
Según Cecilia Braslavsky "…la etapa juvenil es
considerada, habitualmente, como el período que va
desde la adolescencia (cambios corporales, relativa madurez
sexual, etc.) hasta la independencia de la familia, la
formación de un nuevo hogar, la autonomía
económica; éstos serían los elementos
que definen la condición de adulto. Un período
que combina una considerable madurez biológica con una
relativa inmadurez social. La juventud se convertiría
como en una especie de transición hacia la edad
adulta…"Sin embargo, esta autora sostiene que "existe en
la sociedad el mito de
identificar a los jóvenes con algunos de ellos, una
especie de juventud homogénea" o
también " el mito de la igualdad de
oportunidades con que cierto discurso intenta unificar la
condición para todo aspirante a participar plenamente
de la vida colectiva, aunque provengan de mundos sociales
extremadamente diversos. Así, todo joven se
encontraría en igualdad
de oportunidades para recibir los conocimientos e incorporar
las aptitudes que lo transformarán en productor y lo
formarán como ciudadano…"Para Mario Margulis, el tema de la juventud se
complica cuando "…ésta no se refiere solo a un
estado, una condición social o una etapa de la vida,
sino que es vista como un producto…", y agrega
que "…la juventud aparece entonces como un valor
simbólico asociado con rasgos apreciados ?sobre todo
por la estética dominante-, lo que permite
comercializar sus atributos (o sus signos
exteriores), multiplicando la variedad de mercancías
?bienes y
servicios–
que impactan directa o indirectamente sobre los discursos
sociales que la aluden y la identifican".En ocasiones, se suele hablar de juventud y
hacer referencia a lo generacional, como que los
jóvenes son "generacionalmente iguales" según
la edad de nacimiento. Mario Margulis hace el siguiente
aporte con respecto a este punto: "la generación,
más que a la coincidencia en la época de
nacimiento, remite a la historia, al
momento histórico en que se ha sido socializado. La
generación no es una simple coincidencia en la fecha
de nacimiento, sino una verdadera hermandad frente a los
estímulos de una época, una simultaneidad en
proceso
que implica una cadena de acontecimientos de los que se puede
dar cuenta en primera persona, como actor
directo…".Otro aporte a la cuestión generacional lo
hace el sociólogo Jorge Elbaum que nos dice que
"Homogeneizar a los distintos grupos
juveniles sobre la base de una pertenencia generacional suele
ser una falacia analítica habitual. Dicha
clasificación suele estar guiada mas por los datos que el
sentido común brinda que por el resultado de un
auténtico relevamiento sociológico. Considerar
la dimensión etaria como un dato explicativo de
percepciones y prácticas regulares termina funcionando
en la investigación como obstáculo
epistemológico que impide comprender la influencia de
otros factores ?como la clase social, el género
y las pertenencias étnicas y culturales- que en
ocasiones terminan siendo más importantes que la
tenencia de una edad determinada".Por último, veamos la opinión de
Sergio Balardini: "…jóvenes hubo siempre, pero
juventud no, aunque parezca extraño, la idea de
juventud está íntimamente ligada a los roles
históricos de los distintos grupos etáreos y
sociales…", y agrega que "…la juventud como tal
(no los jóvenes) es un producto histórico
resultado de relaciones sociales, relaciones de poder,
relaciones de producción que generan este nuevo actor
social. La juventud es un producto de la sociedad burguesa,
de la sociedad capitalista, antes la juventud no
existía; uno podía decir que jóvenes
hubo siempre mientras que juventud no, la juventud como
fenómeno social en los términos occidentales
que hoy la comprendemos, es un producto histórico que
deviene de las revoluciones burguesas y del nacimiento y
desarrollo del capitalismo".Después de analizar las distintas miradas
sobre los conceptos de Jóvenes o
Juventud, parece quedar claro que éstos
conceptos no pueden quedar aislados, sin tener en cuenta las
variables
económicas, políticas, sociales y culturales
que ocupan los jóvenes en la sociedad del siglo XXI.
Asimismo, se debe desnaturalizar la categoría
juventud, para tomarla en su historicidad. Son
arbitrarios culturales y reglas socialmente construidas las
que determinan en que momento o por medio de que rituales se
pasa de una etapa a la otra, de esta manera, varían
las edades cronológicas.En las sociedades
del siglo XXI, los jóvenes son presas de una gran
contradicción producto del sistema capitalista
imperante y es que los jóvenes de sectores medios y
altos generalmente tienen la oportunidad de estudiar, de
postergar su ingreso a las responsabilidades de la vida
adulta: se casan y tiene hijos mas tardíamente, gozan
de un período de menor exigencia, de un contexto
social protector que hace posible la emisión, durante
períodos más amplios, de los signos sociales de
lo que generalmente se llama juventud. En cambio, los
jóvenes, integrantes de las clases subalternas, tienen
acotadas sus posibilidades de acceder a la moratoria
social por la que se define la condición de
juventud; no suele estar a su alcance el lograr ser
joven de las formas normales: deben ingresar al mercado de
trabajo tempranamente ?a trabajos mas duros y menos
atractivos-, suelen contraer a menor edad obligaciones familiares (casamiento o
unión temprana, consolidada por los hijos). Carecen
del tiempo y del dinero
(moratoria social) para vivir un período mas o menos
prolongado con relativa despreocupación y
ligereza.Podemos afirmar entonces que en la actual coyuntura
que vive nuestro país, que será analizado en el
siguiente punto, no se puede hablar de jóvenes
o de juventud de manera uniforme, ya que éstos
conceptos guardan una estrecha relación con las
condiciones políticas, sociales, económicas,
culturales y hasta jurídicas en que se encuentran los
individuos insertados dentro de éstos conceptos. Por
lo que sería necesario revisar este "período de
transición" denominado juventud.- A
quiénes llamamos "Jóvenes" o, qué es la
"Juventud"? - Cómo surge la
exclusión? Los jóvenes y el mercado de
trabajo
Es preciso puntualizar el inicio de un nuevo modelo
estructural a mediados de los años ´70, momento en
que el Golpe Militar de 1976 inauguró un proceso de
acumulación basado en la valorización financiera
del capital y en
el desmonte de las instituciones de bienestar. Por otro lado, a
partir de entonces da comienzo un importante deterioro de la
ciudadanía democrática, que se
explica desde dos factores: la profundización de los
cambios regresivos en la estructura
social, y el reforzamiento de esa tendencia a través
de las políticas neoliberales de ajuste económico y
flexibilización laboral con la implantación de un
Estado mínimo.
Las paulatinas reformas del Estado en la década
del ´90 estableció el retiro de la
intervención estatal del plano económico y social
?requisito necesario para implementar la apertura
económica que afectó negativamente al mercado
interno- y, por otro lado, el desmonte definitivo de las
instituciones del Estado de Bienestar, indispensable para reducir
la presión
impositiva sobre los grandes capitales ?base de la demanda de
achicamiento del gasto
público- y que fue acompañada por la
flexibilidad de las relaciones salariales, hicieron crecer
sostenidamente los índices de pobreza, indigencia y
desocupación.
En esta década se produjo un profundo deterioro
del mercado de trabajo, que trajo aparejado la inestabilidad
laboral de los trabajadores y una fuerte disminución de
los ingresos. Uno de
los resultados principales de la política
económica aplicada por éstos años fue la
modificación negativa en la distribución del ingreso, que colocó
a la Argentina entre los primeros 15 países del mundo que
exhiben la distribución más injusta; mientras que
en lo que se refiere a los países de economías con
niveles de vida relativamente altos, nuestro país se ubica
entre los que exhiben mayor desigualdad
social. De ésta manera, el crecimiento
económico de unos pocos se ha conseguido gracias al
deterioro de las condiciones de vida de la
mayoría.
A mediados de los ´90, en nuestro país
comenzaron a sucederse grandes protestas y conflictos
sociales, principalmente ante el cierre de fuentes de
trabajo y la llegada de empresas
extranjeras, vía privatizaciones, a lo que el Estado
argentino respondió con la ampliación de su esfera
penal. De ésta forma, se criminalizaba la pobreza
creciente, pues al no pretender modificar las causas que
provocaban la exclusión
social, reaparecen las políticas punitivas como
complemento del orden de acumulación que se intenta
preservar.
Entonces, el Estado argentino ha respondido
sucesivamente al problema de la creciente pobreza con una
política
de "oídos sordos" a los reclamos populares.
Simultáneamente a esta sordera, dio paso a una estrategia de
lucha contra la inseguridad urbana apelando a un discurso de
"mano dura". Con el criterio de "balas para los delincuentes",
lamentable frase esgrimida por el ex gobernador de la Provincia
de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, el Estado provincial
"criminalizaba la miseria". Este criterio asocia en los universos
simbólicos a la pobreza con el delito; e
identifica a: los pobres, los de piel morena,
los mal vestidos, los que hablan mal, los obreros desocupados,
los cartoneros, los piqueteros, los que mendigan como los
enemigos de la "sociedad civilizada".
Las clases dominantes y sus portavoces, los medios de
comunicación de masas, asocian pobreza y violencia, y
a esta con la ignorancia, ya que esta es una manera de
circunscribir a la violencia que existe en toda la
sociedad.
La creciente pobreza en nuestro país
repercutió en los niños, adolescentes y
jóvenes con mayor incidencia que en el resto de la
población. Este fenómeno tiene entre sus causas
fundamentales la creciente desocupación y escasez de los
ingresos de los adultos, como así también una
creciente pauperización de los sectores de la clase
media.
La apertura de la economía, el ajuste
estructural, las privatizaciones y el achicamiento del Estado, y
su impacto sobre las tecnologías productivas, se han
reflejado en el mercado de trabajo a través de la
agudización de la segmentación, la creciente
precarización de las condiciones de trabajo y el alto
desempleo, fenómenos que, afectan fuertemente a los
jóvenes. A ello, se suma que los requisitos para ingresar
a un empleo son
cada vez mayores, para conseguir un empleo mas o menos bien
remunerado, los requisitos mínimos son de escolaridad
media completa.
Sin embargo, la posibilidad de encontrar un empleo "bien
remunerado" y encima dentro del "mercado formal" son escasas,
además, con la implementación de nuevas leyes laborales,
se contempla varios tipos de contratos
temporarios, especialmente dirigidos a los jóvenes. La
investigadora del CONICET, Claudia Jacinto sostiene que "todo
parecería indicar que para ser empleable, un joven debe
tener un título de nivel medio, aceptar condiciones
precarias de trabajo y contratación, y poseer ciertas
características personales e interactivas como responsabilidad individual, autonomía y
auto-organización de la tarea, adaptabilidad a los
cambios, predisposición al aprendizaje
permanente y buen trato".
En este contexto socio-laboral en el que son estrechas
las posibilidades de acceso al empleo para todos los
jóvenes, la situación se torna mucho más
difícil para los jóvenes de las clases
populares.
Paulatinamente, junto con el incremento de la pobreza,
comenzaron a sucederse diversas estrategias de
supervivencia familiar, donde muchas veces, los niños,
adolescentes y jóvenes, constituyen un eslabón muy
importante en la captación familiar de recursos, a
través del desarrollo de distintas actividades, por
ejemplo:
- Trabajando en la calle, donde básicamente
venden mercancías de paso, limpian vidrios de
automóviles, practican distintas formas de mendicidad o
cuidan a sus hermanos mas pequeños mientras sus madres
también mendigan. - Ejercen la responsabilidad del cuidado del hogar,
generalmente las jóvenes, haciéndose cargo de los
hermanos mas chicos, mientras los padres se encuentran
generando recursos fuera del hogar. - Trabajan junto a sus padres o alguno de ellos
trabajan en actividades autónomas marginales, como por
ejemplo el cartoneo. - Se ven involucrados en situaciones tipificadas como
delitos.
Todas estas situaciones, implican casi necesariamente
la desescolarización, la pérdida de oportunidades
futuras y daño
emocional. A estas realidades, podríamos agregarle el
deterioro del sistema
educativo (del que nos referiremos mas adelante) y los
servicios de salud y asistenciales, por lo que, niños,
adolescentes y jóvenes quedan excluidos también de
éstos servicios, que el Estado debería
garantizarlos.
Según UNICEF, en la Argentina, siete de cada
diez niños son pobres, y en las provincias del Noroeste y
el Noreste, la situación recrudece: tres de cada cuatro
niños son pobres y uno de cada tres es indigente. Una
muestra
realizada por el INDEC en 28 conglomerados urbanos durante el
segundo semestre de 2003 (hace sólo dos años)
estableció que el 76,8% de los hogares era considerado
"pobre" y solo el 23,2% "no pobre", en la actualidad, aunque
pareciera que las cifras han descendido, la brecha sigue siendo
muy grande. Esto significa que ocho de cada diez hogares no
alcanzaban a cubrir sus gastos de
alimentos,
ropa, educación y servicios. A su vez, cuatro de cada diez
de éstos hogares fue considerado indigente. Esto es: no
alcanzaban a cubrir los gastos de alimentación.
El agravamiento de las desigualdades y la
descomposición social que conlleva, hipoteca el futuro de
los jóvenes. Así las oportunidades laborales y
educativas de los jóvenes han seguido
declinando.
Los jóvenes de hogares pobres se encuentran
prácticamente condenados al trabajo como una de las pocas
condiciones de movilidad social. Por eso, al ingresar al mercado
de trabajo, ocupan los lugares de menor remuneración y
casi siempre conjugadas con posiciones de subordinación en
el interior de la jerarquía del trabajo. Por el contrario,
los jóvenes hijos de clase media y alta, que poseen en
general las posibilidades de financiar y sostener la inactividad
de sus hijos y así, postergan su ingreso al mercado de
trabajo. De esta manera, terminan por tener acceso a mejores
lugares laborales, con mayor remuneración y en puestos mas
jerarquizados.
La crisis del trabajo cae sobre la juventud
diferenciadamente cuando es analizado desde el punto de vista de
una sociedad de clases, una vez que para el joven hijo de padres
pobres parece haber mayor presencia de un contexto de violencia,
en cuanto al joven hijo de padres de clase media o alta tiende a
estar asociado a la emigración internacional
Después de los expuesto, tenemos un panorama mas
amplio en el cual, hoy por hoy, una gran cantidad de
jóvenes crecen y se desarrollan, sumidos en la pobreza, la
exclusión, la marginación, carentes de los
servicios básicos de educación y salud,
desprotegidos por el Estado y sus instituciones. Esto nos lleva a
sostener que éstos jóvenes de sectores populares,
no se insertan en las características por las cuales se
definen comúnmente a los jóvenes, como
así también que, teniendo en cuenta esta realidad,
el llamado sector de la juventud no es uno solo y para
todos iguales, no hay de ninguna manera una juventud
homogénea.
La política educativa en la Argentina
reconoce su origen institucional a fines del siglo XIX con la
sanción de la Ley 1420 en
1884, que establece el sistema de educación
pública, gratuita, obligatoria y laica. Desde sus
comienzos, la política educativa ha sido una de las
principales estrategias público-estatales tendientes a
la integración social de la
población, alcanzando hacia finales del siglo XX una
cobertura casi universal en el nivel primario.Durante la mayor parte del siglo pasado, la
Argentina fue un país que sustentaba expectativas de
movilidad social ascendente para las clases populares
urbanas. El paso por el sistema educativo primero, y la
inserción laboral posterior en un empleo estable,
constituían un recorrido habitual o por lo menos
plausible para la mayoría de los jóvenes de
clase baja y media urbana. Pero todo ello ha pasado a ser
historia para un sector importante de los jóvenes de
hoy.Los cambios productivos, tecnológicos y las
nuevas demandas sociales, junto a la proyectada crisis del
empleo, pusieron a mediados de los años 80 en la
agenda la necesidad de encarar una reforma educacional
integral. Al mismo tiempo, a partir de la descentralización de la
educación básica y media se puso en juego la
necesidad de darle un carácter federal a cualquier proyecto de
reforma y a la política educativa en su
conjunto.En este marco, con el objeto de adecuar el sistema
educativo a las nuevas condiciones "económicas y
sociales", léase demandas del mercado, el
gobierno
nacional impulsó una reforma global del sistema
educativo a principios de
la década del 90, lo cual se logró en 1993 con
la Ley Federal de Educación (Ley 24195) y la Ley de
Educación Superior (Ley
24521).A partir de la Ley Federal de Educación
aumentó el período de obligatoriedad escolar de
7 años (nivel primario) a 10 años, debiendo
transitar desde el preescolar
hasta el Tercer Ciclo de Educación General
Básica (EGB). De esta manera, los alumnos
permanecen en el sistema educativo desde los 5 a los 14
años. Los dos primeros años del nivel
secundario (de 5 años de duración) fueron
asimilados por el tercer ciclo del EGB (de los 12 a los 14
años). Los años restantes pasaron a formar
parte del nivel de educación Polimodal, con 3 años
de duración no obligatorios (de los 15 a los 17
años).Más de diez años después de la
puesta en marcha de la Ley Federal de Educación,
podemos afirmar que actualmente en nuestro país
conviven 24 sistemas
educativos distintos, dado que en muchas provincias la
ley no se aplicó, en otras provincias se aplicó
parcialmente y en otras se aplicó casi a rajatabla,
como es el ejemplo de la Provincia de Buenos
Aires.Pese a la expansión educacional registrada en
la Argentina en los últimos años, se han
profundizado las desigualdades en las posibilidades de los
jóvenes de diferentes estratos sociales de lograr un
nivel de educación que les permita un cierto nivel
mínimo de bienestar.Actualmente, son muchos los jóvenes que
sufren el rezago educacional, mucho más si son
provenientes de hogares pobres o están vinculados a la
economía informal. En este contexto, más del
40% de éstos jóvenes abandonan sus estudios. La
realidad marca que el
95% de los niños entran en el nivel EGB pero
sólo el 72% terminan. Sólo el 37% de los
adolescentes que ingresan al Polimodal lo finalizan, y el
dato mas destacado es que solo el 12% de los estudiantes
llegan a finalizar el nivel universitario. En igual sentido,
cabe observar que el 57% de los jóvenes de 20 a 24
años no supera el nivel de instrucción de sus
padres, alcanzando un promedio de 9,5 años de
escolaridad. Es aquí donde se manifiesta uno de los
principales déficit educativos vinculados al mercado
de trabajo.Como señala el informe de
SIEMPRO (2001), "la crónica insuficiencia de
ingresos y el fracaso escolar son factores de presión
sobre los hogares pobres para que envíen precozmente a
sus miembros más jóvenes al mercado de trabajo,
interrumpiendo de este modo su educación. Y una
entrada al mercado de trabajo con una baja
calificación es un factor de peso en la reproducción de la pobreza, ya que los
coloca en las zonas más precarias y
desprotegidas".O sea, la exigencia de ingresar prontamente al
mercado laboral para los jóvenes de clases populares
los hace dejar sus estudios, lo que incide negativamente
tanto en los logros educativos presentes, como en las
posibilidades de conseguir un empleo adecuado en el futuro.
Por lo que, los jóvenes de hogares de bajos recursos
son los principales excluidos del modelo neoliberal. Cada
vez más jóvenes no estudian, no trabajan,
quedan fuera de la sociedad formal y se refugian en las
estructuras "no visibles" de la pobreza, la
delincuencia o la marginalidad.El trabajo precoz en niños y jóvenes,
o la escolaridad precaria o la ausencia de ella, son hechos
que se correlacionan fuertemente, uno se explica por el otro,
y también no pueden ser tomados linealmente, uno como
solución del otro. Los jóvenes que tiene
trabajo precoz o de baja calidad y
remuneración, son los jóvenes que tienen poca
escolaridad o de pésima calidad o están fuera
de la escuela, y se hayan en esta condición por ser
hijos de trabajadores en condiciones de vida
precaria.Eso nos muestra que la tesis de
"empleabilidad" es falsa y cínica. Falsa porque la
escuela no tiene capacidad de generar ni de garantizar el
empleo. Esta tesis de la "empleabilidad" es solo una nueva
forma de intensificar la explotación del
trabajo.Una ideología que aumenta su eficacia en
la medida en que es efectiva en la interiorización o
subjetivización de que el problema depende de cada uno
y no de la estructura
social o de las relaciones de poder. En la escuela de hoy, se
trata de adquirir un "paquete de competencias"
que el mercado reconoce como adecuadas para el nuevo
"ciudadano productivo".A partir de lo analizado en el punto anterior, es
que pienso que el problema del empleo juvenil tiene que
abordarse en primera instancia en el sistema educativo y su
relación con el mundo del trabajo. El sistema
educativo tiene una función central e indelegable en el
proceso de adquisición por parte de los jóvenes
de las capacidades y actitudes
necesarias para una inserción dinámica en el mercado de trabajo. En
los mercados
modernos se está produciendo un cambio que exige una
preparación cada vez mas avanzada para poder optar a
los puestos de trabajo que emergen. Cambia el tipo de
requerimiento y se pasa de los conocimientos especializados a
las competencias generales.Con ello se refuerza la necesidad de una mayor
cobertura en educación primaria y secundaria para
desarrollar las competencias básicas que constituyen
el fundamento para la especialización. La mejora de la
calidad es un desafío obligado; particularmente
urgente para los jóvenes que provienen de hogares
pobres que deben superar la desigualdad en el acceso a las
oportunidades.Son en su mayoría los jóvenes de
sectores medios y bajos urbanos ?sometidos a un mayor
empobrecimiento material y cultural- los que tienden a
abandonar sus estudios, pasar al desempleo o aun empleo
precario y, muchas veces, afectados por el desaliento,
ingresar al mercado de actividades marginales.Lo que vemos entonces, analizando el punto II y el
punto III, es que, el trabajo
y la educación entran en una radical
contradicción, sobre todo si tenemos en cuenta que la
mayor productividad
del trabajo debería liberar mas tiempo libre para
dedicarlo al estudio, sin embargo, en la fase del capitalismo
actual, la exclusión es cada vez mas grande. O sea,
crece el número de jóvenes que participan en
trabajos o en actividades de distintos tipos como forma de
ayudar a sus padres en el hogar y a la vez decrece el nivel
de estudios obtenidos.- Los
jóvenes y el sistema educativo argentinoSi partimos de una diferenciación de los
jóvenes según su condición social, hay
tres instituciones (la familia, la escuela y el lugar de
trabajo) que funcionan de modos distintos. Por ejemplo, para
aquellos jóvenes de clase media o alta, "socialmente
incluidos", la familia es el gran punto de apoyo en su
travesía entre el mundo de la escuela y el mundo del
trabajo.Cuando ellos se procuran y se experimentan, la
familia funciona como contención en los momentos
críticos. Para los jóvenes de clases populares,
"socialmente excluidos", cuando llega la adolescencia, es la
familia la que precisa de ellos para que colaboren en la
supervivencia del núcleo familiar.Para los jóvenes "socialmente incluidos", la
escuela es el centro de su vida. El buen desempeño escolar es todo lo que se
espera de ellos en esta fase de la vida. En cambio, para los
jóvenes amenazados de exclusión, la escuela es
una presencia periférica y, asimismo, una ausencia
efectiva en sus vidas. Para los jóvenes "incluidos",
el trabajo es visto en términos de proyecto de vida,
como orientación vocacional. Para los
jóvenes excluidos, el trabajo se convierte en la
herramienta por la supervivencia.Para el conjunto de los jóvenes, mas
allá de su condición social, la incesante
búsqueda de referentes para la construcción de
su identidad fuera de la familia, como parte de su proceso de
individualización, se torna característico y es
aquí, en este proceso, donde los medios masivos de
comunicación, fundamentalmente la
televisión, tiene su principal incidencia en la
subjetividad de los jóvenes, en el sentido de crear
referencias de identidad.La formación para la identidad de los
jóvenes se convierte en un proceso penoso y
complicado. Las referencias positivas escasean o se mezclan
con las negativas. Ropa, posturas e imágenes componen el
lenguaje simbólico inseparable de los
jóvenes. La identidad solo existe como espejo, y ese
espejo es el obrar del otro, el reconocimiento de los
otros.Y en este complejo proceso de la adquisición
de identidad de los jóvenes, existe el fenómeno
del "mercado adolescente" o lo que es lo mismo, el
adolescente, el joven, transformado en franja privilegiada
por el mercado consumidor. La asociación
juventud-consumo, inaugurada en EE.UU. y
rápidamente difundida por todo el mundo,
favoreció al florecimiento de una cultura joven
altamente hedonista.La imagen del
adolescente consumidor, difundida por las publicidades y la
televisión, ofrecen una
identificación a todos los jóvenes sin
distinción de clase. Esto genera una gran
contradicción, ya que al ser la publicidad
destinada "a todos los jóvenes", seguramente
habrá quienes no puedan acceder a ese producto. Al
darse esta situación, que diferencia la posibilidad de
"igual consumo"
ante la desigualdad de acceso al producto, cada clase social
busca determinados valores y
determinados padrones consumistas. Sin embargo, en muchas
oportunidades, se da el fenómeno de que los
jóvenes de clase media o alta tienden a identificarse
con los jóvenes de clases populares, y esto se hace
principalmente visible en la vestimenta, en la música
que escuchan, a los lugares donde van a bailar,
etc.La actual sociedad de mercado, como cualquier aparto
cultural, depende de las actitudes y disposiciones
psicológicas de los individuos para ser y pensar. Para
que el mercado funcione, es preciso que el sujeto esté
siempre dispuesto a adquirir los nuevos productos
creados por la industria.
A esto se acostumbra a llamar consumismo. Sin embargo,
la palabra consumismo es inadecuada para designar el
hábito económico al cual se refiere por dos
principales motivos: por un lado, porque nos hacen creer que
consumimos cosas que, de hecho, compramos; y por otro lado,
para dar entender que todos somos iguales ante la posibilidad
de comprar de mercaderías. El comprar no siempre es
una acción regida por necesidades
biológicas, pero sí como un hecho
económico con implicaciones sociales. Delante de esta
realidad, los jóvenes son diferentes y desiguales.
Adquirir un determinado define dentro del universo
social "quien es quien".Los llamados "objetos de consumo", de ésta
forma, no son consumibles por todos ni están
igualmente disponibles para todos los jóvenes. La
producción de mercaderías es selectivamente
organizada y distribuida para quienes tiene mucho, poco o
ningún dinero.Por lo tanto, el llamado consumismo, es el modo por
el cual el imaginario económico encontró su
manera de legitimarse culturalmente, representando a los
productos o mercaderías como objetos de necesidad
supuestamente universal y, ocultando por ese medio, las
desigualdades económicas y sociales de los potenciales
compradores, en este caso, los jóvenes.Jorge Elbaum opina al respecto que "… las
políticas de ampliación del consumo juvenil,
asentadas en la postulación de productos
específicos para determinada edad y los discursos
homogeneizantes referentes al único tipo de juventud
se sustentan en un intento de borramiento de fronteras que
las posiciones sociales no dejan de negar a medida que se
profundiza en los condicionamientos sociales".Podemos inferir entonces que es imposible pararnos
desde un discurso homogeneizante teniendo en cuenta de
qué manera los jóvenes construyen su
subjetividad, su identidad, en una sociedad tan polarizada
como la nuestra, donde la publicidad y la TV marcan
cuál es el objeto a consumir o el producto "de
moda"
próximo a comprar y que éstos pasarán a
ser parte de esa construcción de identidad. Esto
marcará en el joven su carácter de "incluido" o
"excluido", pero en este caso, del "mercado consumista", lo
que en muchas ocasiones trae aparejado la
consolidación de discriminaciones simbólicas,
jerárquicas, autoritarias y excluyentes, llevando
incluso a la violencia. - Los
jóvenes y la construcción de su identidad.
El "consumismo".Hemos visto en los puntos anteriores como los
jóvenes, de acuerdo a su condición social, se
insertan en las esferas laboral y educacional, la estrecha
relación que existe entre estos dos factores, y como
éstos jóvenes construyen su
identidad.En este punto analizaré como los
jóvenes participan en la sociedad, como es su
relación con la política y con los partidos
políticos, y como participan en otras acciones
tendientes a mejorar su calidad de
vida. Inmediatamente surgen algunos interrogantes que
intentaremos responder en este punto ¿Acaso todos los
jóvenes participan de igual manera? ¿Los
jóvenes que no tienen participación en organizaciones de la sociedad
civil, qué hacen?Para partir sería conveniente hacer una
distinción que creo oportuna: en la Argentina, por
muchos años, los jóvenes habían sido uno
de los motores de
la sociedad en cuanto a inquietudes, demandas,
participación y organización. Los
jóvenes de la generación del Cordobazo (1969),
de la Juventud Peronista u otras organizaciones como
Montoneros o el ERP, eran
jóvenes que trazaban en sus historias de vida
experiencias de participación política basadas
en las ideas revolucionarias del socialismo,
donde la cuestión principal era transformar al mundo,
y cuando ello parecía posible, pero para lograr aquel
objetivo había que participar, porque en cuanto uno
participaba hacía mas pronta la llegada de ese nuevo
mundo, con su hombre
nuevo.La Dictadura Cívico-Militar instaurada en 1976 cambió
radicalmente ese panorama. Los jóvenes fueron el
principal blanco de las fuerzas armadas, fueron perseguidos,
secuestrados, torturados, desaparecidos, asesinados o
exiliados. Su efecto perduró por muchos años
después de haber concluido aquellos años de
plomo.Sergio Balardini opina al respecto de este punto
"… llevando adelante las políticas neoliberales
sobre y desde los Estados, desde mediados de los años
70, se actúa en tres espacios, por un lado en el
espacio de lo social, desactivando, desorganizando, o sea,
desactivando la
organización, por lo que habrá una menor
demanda popular sobre el Estado; se operará la
transformación del propio Estado para que se libere de
las respuestas a esas demandas acumuladas; y, en el
ámbito de lo económico, la
reorganización a partir de la revolución
científico-tecnológica. Se actúa sobre
lo social, se actúa sobre el Estado, se actúa
sobre el sistema económico productivo. Una
operación política completa.
Transformación que da lugar a una sociedad diferente.
Porque en la medida en que la construcción de
subjetividad cambia radicalmente, también va a devenir
otro tipo de sujetos, entre ellos los
jóvenes".El campo de la acción política hoy se
presenta menos nucleada por una confrontación
ideológica en una sociedad de clases. La inquietud
política de la mayoría de los jóvenes
hoy se encuentra en otro ambiente
de recepción. A esto se debe sumar la existencia de
una fuerte crisis de representatividad y vaciamiento del
sentido de las instituciones.Por muchos medios (especialmente desde el aparato
escolar y desde los medios de comunicación de masas)
se trata de "despolitizar" a los jóvenes, de
conducirlos hacia otros caminos posibles, de desmovilizarlos,
de aplacar su espíritu juvenil, y en otros casos, se
los estigmatiza o criminaliza.Otro aspecto a considerar es la falta de incentivos a
la participación y organización de los
jóvenes dentro del sistema educativo. Tanto los
funcionarios educativos como gran parte de los directivos y
docentes
no facilitan la apertura de espacios de participación
estudiantil en las escuelas, negando de ese modo el
cumplimiento de los derechos políticos que la
Constitución Nacional les otorga como
ciudadanos.En los últimos años, los
jóvenes encontraron una vía de canalizar sus
inquietudes "políticas" a través de distintas
Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s), que van desde la defensa por los
Derechos
Humanos, el Medio
Ambiente, el Voluntariado, etc.Por ejemplo, la cuestión ambiental ha
alcanzado un lugar destacado en los debates sobre la
construcción social del futuro de la comunidad
humana, vinculando a las viejas y nuevas generaciones en una
esfera de negociación de proyectos de
sociedad y modos de participación
política.Lo que parece atraer a los jóvenes, para la
acción ecológica como nuevo tipo de militancia
política es su centralidad en problemas
concretos, en oposición al tradicional debate
ideológico, visto por ellos como supuestamente
estéril; la tracción por las causas
planetarias, pasando por alto los conflictos locales; y la
valorización de una dimensión
ético-moral que
perciben como ausente de las prácticas
políticas tradicionales.Según Sergio Balardini, el problema
radicaría en una "crisis de los agentes
socializadores clásicos, de las instituciones
tradicionales de participación. Hoy, los
jóvenes se agrupan de un modo fuertemente informal,
una buena proporción de los jóvenes que
participan no lo hacen en estructuras tradicionales, lo hacen
mucho mas por agenciarse a proyectos de gestión cultural o social
próximos, un qué hacer de resultados, hagamos
esto, juntémonos para hacer tal cosa, que puede
devenir, o no, en alguna forma organizativa".Creo que es conveniente hacer una aclaración.
La gran mayoría de los jóvenes que se organizan
en torno, ya sea de una ONG o a un partido político,
son jóvenes de clase media (o media baja, si es que
existe esta clase), esto no quita que los jóvenes de
clases populares se agrupen y organicen, de hecho es notorio
que jóvenes de éstos sectores lo hacen en torno
a los movimientos de desocupados, sobre todo en el Conurbano
Bonaerense o en el interior del país.Pero qué pasa con aquellos jóvenes que
no se organizan, no participan, no creen en la
política y mucho menos en los políticos. Y
aquí también cabría hacer una
distinción de acuerdo a la condición social del
joven. Posiblemente, un joven de clase media o alta no tenga
interés en participar en ningún
tipo de actividad política o social, dado que su vida
pasa por otros ámbitos, como ser la universidad, el trabajo, la familia, los
amigos, el club, etc.En cambio, para aquellos jóvenes "socialmente
excluidos" que permanecen alejados de cualquier tipo de
organización, alejados de sus familias, expulsados del
sistema escolar, con la calle como único ambiente de
socialización, se podría decir
que éstos jóvenes simplemente son "invisibles".
Y esta invisibilidad es causada por todos los sectores de la
sociedad que día a día los margina, los
excluye, ya ni siquiera las instituciones, sino las personas
que son indiferentes ante esta "otra" realidad. Éstos
jóvenes "socialmente invisibles" que no participan en
la sociedad, son declarados "prescindibles" y muchas veces
son perseguidos por las fuerzas de seguridad
o institucionalizados, en otras ocasiones, son utilizados
para el comercio
de drogas, la
prostitución, el robo o los secuestros, son
víctimas del "gatillo fácil".Muchos políticos, retóricamente hablan
de los jóvenes como "el futuro de nuestro
país", pero sin embargo no discuten ni debaten cuando
se pone en la agenda la reducción de la edad de
imputabilidad penal de los jóvenes.Los jóvenes, hoy por hoy, no pueden ser el
futuro de ningún país, en cuanto una parte
significativa de ellos son pobres o indigentes y no tienen
acceso a una educación digna o bien son
desocupados.Muchas instituciones condenan a los jóvenes a
una "muerte
simbólica" y moral, en la medida en que matan su
futuro, eliminando las chances de revalorización. Las
instituciones públicas son cómplices de la
criminalización de la pobreza en cuanto contribuyen a
esta dinámica, lanzando a mucho jóvenes
excluidos al "infierno" carcelario-punitivo. - Los
jóvenes y las institucionesDespués de haber analizado los factores
económicos, sociales, políticos y culturales
por los que atraviesa la juventud argentina o podría
decirse, los jóvenes argentinos, podemos afirmar que
en esta sociedad argentina del siglo XXI no se puede tomar
la categoría JUVENTUD como algo absolutamente definido
por su edad o por compartir una misma franja etárea
y/o generacional, como así tampoco los JÓVENES
son una unidad indivisible, como una totalidad
homogénea.Queda claro que los factores arriba mencionados son
determinantes para afirmar que existe una crisis de la
condición juvenil, ya que ésta, está
asociada a que los procesos
de integración a la vida adulta ya no transcurren por
una autopista central que permitía el paso de la
escuela al mundo del trabajo, como había ocurrido en
gran parte del siglo XX. Cada vez más, en los sectores
mas empobrecidos, el trabajo ha pasado a superponerse o
incluso a desplazar a la actividad escolar en la temprana
adolescencia. Asimismo, la cuestión juvenil se expresa
en términos de crisis de identidad y responsabilidad
ciudadana, destacándose en los jóvenes de hoy
una cierta anomia hacia las instituciones, principalmente
hacia la política.No todos los jóvenes tiene las mimas
oportunidades, ni en el sistema productivo ni en el sistema
educativo. Un ejemplo de esto puede ser que 5 de cada 10
jóvenes pobres enfrentan el rezago escolar, contra 3
de cada 10 en los sectores medios, y menos de 2 en los
estratos más altos. Esto desde ya influirá en
su inserción en el mercado laboral y en como este
joven se socializará y construirá su
identidad.Ante las desigualdades existentes, garantizar una
educación básica que faculte a los
jóvenes de sectores populares a una base sólida
de conocimientos que les permita analizar y comprender el
mundo de la naturaleza
y de las cosas, como así también el mundo
humano, social, político, cultural, estético y
artístico se hace indispensable. De ésta
manera, el joven se formaría como un sujeto
autónomo y protagonista de ciudadanía activa, y
no reducido a un "ciudadano productivo", explotado,
obediente, despolitizado y que es determinado por el
mercado.Lo que subyace es una falta de definición
clara en torno a las políticas públicas
nacionales en lo que a juventud se refiere, lo que provoca
que los recursos existentes no se canalicen en acciones que
contribuyan al desarrollo integral del joven. Es así
como la pobreza estructural va de la mano del deterioro en el
acceso a la educación, de la imposibilidad de acceder
a un sistema preventivo de salud, de la inexistencia de un
sistema de justicia que cuente con un régimen de
debido proceso para este sector de la población, y a
esto le podríamos sumar la explotación laboral
que sufren miles de jóvenes ante leyes que favorecen
al explotador.El desafío más complejo y, al mismo
tiempo, urgente, es la definición de políticas
públicas que garanticen el derecho digno de la vida a
un contingente de jóvenes, especialmente de las clases
populares, empujados a la mendicidad, al empleo precario, a
la exclusión educativa, e incluso, a la
prostitución, al tráfico de drogas o a
actividades criminales.Una política pública de contenido
básico y fundamental debe ser una política que
busque articular ciencia,
conocimiento, cultura y trabajo y no debe ser
homogeneizadora, atomizadota y particularista. Las
políticas públicas deben tener en cuenta las
singularidades de los sujetos y sus particularidades
históricas, mas debe desenvolver una gran
universalidad histórica, construida en la diversidad,
esto es, la unidad de lo diverso.Cualquier programa de
juventud, ya sea a nivel nacional, provincial o municipal es
indispensable que ligue las dimensiones educativas, laborales
y de desarrollo
social del joven, y que lo incorpore en actividades
comunitarias y éstas, deben poner especial
énfasis en los segmentos más
excluidos.También es muy importante la
participación activa de los jóvenes en la
discusión, implementación y ejecución de
los programas.La participación debe traducirse en la
insistencia del reconocimiento de que los jóvenes
deben ejercer una función protagonista de todas las
políticas de juventud, sean políticas
públicas del Estado, o sean conducidas en el
ámbito de la sociedad civil. En síntesis, cualquier política
para juventud debe ser DE, PARA y CON los
jóvenes.Lo que queda claro es que la privación, ya
sea de medios de educación, de trabajo adecuado, de
políticas públicas adecuadas, implica
comprometer el futuro próximo de nuestro país
profundizando aún mas el subdesarrollo y la desigualdad. Es por lo
tanto fundamental construir hoy un país bajo nuevas
bases económicas e institucionales de
inclusión, participación e igualdad para las
actuales y las nuevas generaciones de jóvenes. Es todo
un desafío, pero vale la pena. - Conclusión
- Alerta Salta, "Informe sobre la
situación de los DD.HH. en Argentina", 2004, Informe
preparado para presentar en la Tercera Consulta
Latinoamericana sobre Defensores/as de DD.HH. - Balardini, S., "De los jóvenes, la
Juventud y las políticas de juventud", paper de la
Conferencia
pronunciada en el Seminario
"Políticas locales de juventud", Chile,
1999. - Braslavsky, C., "La juventud argentina.
Informe de situación", 1989, CEAL. - Colectivo de Derechos de Infancia y
Adolescencia, "Informe de ONG´s argentinas sobre
la aplicación de la Convención sobre los
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23 febrero de 20005, www.suteba.org.ar - Elbaum, J., "Qué es ser joven",
2003, Mimeo - Filmus, D. y Miranda, A., "América Latina y Argentina en los 90:
mas educación, menos trabajo = mas desigualdad" en
D.Filmus (comp.) "Los 90: política, sociedad y
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siglo", 1999, Eudeba - Freire Costa, J., "Perspectivas de la
Juventud en la sociedad de mercado" en "Juventud y
Sociedad", 2003, Fundación Perseu Abramo - Freud, S., "Tres ensayos
sobre sexualidad" - Frigotto, G., "Juventud, Trabajo y
Educación en Brasil:
desafíos y perspectivas" en "Juventud y Sociedad",
2003, Fundación Perseu Abramo - Hobsbawm, E., "Las incertidumbres de la
Burguesía" en "La Edad del Imperio (1875-1914)",
2000, Crítica / Grijalbo - Jacinto, C., "Transición Laboral de
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estrategia de los actores", 1996, CONICET - Margulis, M. y Urresti, M., "La
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Biblos - Miranda, A. y Salvia, A.,
"Transformación de las condiciones de vida de
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"Crisis y metamorfosis del mercado de trabajo" (2°
parte), 2000, CEPED, FCS - Piaget, J., "Seis Estudios de Psicología", 1994, Seix
Barral - Salvia, A. y Tuñón, I., "Los
jóvenes trabajadores frente a la educación,
el desempleo y el deterioro social en la Argentina", 2003,
Fundación F. Ebert
- Alerta Salta, "Informe sobre la
- Bibliografía
consultada
Realizado por:
Gustavo Racovschik*
*Estudiante de la Lic. en Ciencias de la
Educación,
Universidad Nacional de Luján