Apología de Sócrates. Ensayo y análisis de La Apología, Diálogos de Platón
Sócrates vivió del 470 al 399 A. C. .
Nació en Atenas, fue hijo de Sofronisco,
un escultor, y de Fenareta, una comadrona y recibió una
educación
tradicional en literatura, música y gimnasia.
Más tarde se familiarizó con la retórica y
la dialéctica de los sofistas, las especulaciones de los
filósofos jónicos y la cultura
general de la Atenas de Pericles.
Creía en la superioridad de la
discusión sobre la escritura y,
en virtud de esta convicción, pasó la mayor parte
de su vida en los mercados y plazas
públicas de Atenas, iniciando diálogos y
discusiones con todo aquel que quisiera escucharle, y a quienes
solía responder mediante preguntas. Creó así
un método
denominado mayéutica (o arte de
"alumbrar" a las almas) a través de el lograba que sus
interlocutores descubrieran la verdad a partir de ellos mismos.
Según los testimonios de su época, era poco
agraciado y de escasa estatura, lo que no le impedía
actuar con gran audacia y dominio de
sí mismo..
Sócrates fue obediente con respecto a
las leyes de Atenas,
pero en general evitaba la política.
Creía que había recibido una llamada para ejercer
la filosofía y que podría servir mejor a su
país dedicándose a la enseñanza y persuadiendo a los atenienses
para que hicieran examen de conciencia y se
ocuparan de su alma. No
dejó testimonios escritos de sus
enseñanzas.
Aunque fue un patriota y un hombre de
profundas convicciones religiosas, Sócrates
sufrió sin embargo la desconfianza de muchos de sus
contemporáneos, a los que les disgustaba su actitud hacia
el Estado
ateniense y la religión establecida.
En el 399 a.C. fue acusado de despreciar a los dioses del
Estado y de
introducir nuevas deidades, una referencia al daemonion, o
voz interior mística a la que Sócrates
aludía a menudo. También fue acusado de corromper
la moral de la
juventud,
alejándola de los principios de la
democracia y
se le confundió con los sofistas.
En su Apología de Sócrates,
Platón
recogió lo esencial de la defensa que Sócrates hizo
de sí mismo en su propio juicio, y que se basó en
una valiente reivindicación de toda su vida.
Sus amigos planearon un plan de fuga,
pero Sócrates prefirió acatar la ley y
murió por ello. Pasó sus últimos días
de vida con sus amigos y seguidores, como queda recogido en la
obra Fedón de Platón, y
durante la noche cumplió su sentencia, bebiendo una copa
de cicuta según el procedimiento
habitual de ejecución.
Sócrates ha llegado hasta el centro de la
Asamblea, espera a que los jueces le den al palabra y se prepara
para afrontar las acusaciones que ha recibido anteriormente. Sin
embargo, él está tranquilo, porque sabe simplemente
que la verdad está dentro de él, y que ninguno de
sus acusadores tiene esa ventaja. Sabe, también, que los
jueces que se encuentran frente a él son personas
críticas e inteligentes, sin embargo, humanos al fin, son
fácilmente impresionables e ingenuos ante el arte de la
retórica. Pero Sócrates no se dispone a actuar de
esa manera. A pesar de que está en peligro de ser
condenado a muerte, no
intentará en su discurso
convencer a los jueces y sabios por medio de engaños.
Pretende, por el contrario, abrirles los ojos a la
verdad.
Al iniciar su discurso, ya ha comenzado por poner las
condiciones necesarias para que su defensa sea comprendida y
analizada como es debido. Expresa así el deseo de que se
le escuche y se le mire como a un extranjero, con el cual se
toman las consideraciones pertinentes para hacer caso omiso de su
manera de hablar, si bien solo se atenderá a si lo que
él dice es justo o no. Por otra parte, Sócrates
pone en manifiesto desde sus primeras palabras el impacto que le
han provocado las acusaciones antes mencionadas. De igual manera
no desconoce que tiene dos clases de adversarios: los primeros
representan el mayor peligro, ya que son los que se han encargado
de moldear la opinión que el juzgado tiene desde hace
largo tiempo con
respecto a él. Los segundos son sus últimos
acusadores, aquellos que han formado una serie de calumnias y de
mentiras para reforzar las sospechas en su contra.
Puesto que Sócrates tiene que habérselas
con dos suertes de taimados y astutos personajes, y además
de que desconoce la identidad de
los segundos ¿que es lo que debe hacer primero?
Lo que decide es tratar de probar el error de la primera
acusación, hela aquí:
Sócrates es un impío, por una
curiosidad criminal quiere penetrar lo que pasa en los cielos y
en la tierra,
convierte en buena una mala causa y enseña a los
demás sus doctrinas.
Estas palabras, pertenecientes a Melito, uno de los
acusadores de Sócrates, ya habían sido planteadas
en la comedia de Aristófanes, en la que se pinta a
Sócrates como un charlatán que pretende convertir
las ideas malas en buenas e inculcarle además esto a la
juventud. ¿Qué impresión habrá
causado esta acusación en este último y en el
juzgado, respectivamente? Colocándonos un momento en su
lugar, lo más probable es que Sócrates se haya
burlado interiormente de la infantil composición del
anterior enunciado. Analicemos que éste lo primero que
dice es que Sócrates quiere penetrar en las cosas del
cielo, sin embargo, por otro lado, se le acusa también de
no creer en los dioses de Atenas. Lo segundo es por demás
un insulto a la dignidad de
los allí presentes. ¿No es esto de "convertir en
buena una mala causa" una de las últimas deformaciones que
trajo consigo la introducción de la
retórica?
La retórica al principio se identificó con
el poder
maravilloso del convencimiento, con la magia del lenguaje
persuasivo , así como el rebuscamiento de las palabras que
conseguía en el discurso una riqueza extraordinaria de
formas y metáforas.
Podemos así observar como Gorgias de Leoncio
consiguió en su función de
embajador de no sólo convencer a Atenas de que participara
en la lucha contra las ciudades jónicas, sino atraer la
atención entera de los atenienses para
aprender el nuevo arte de la retórica.
Pero aquello no estaba mal, lo que no concuerda con todo
esto es que la retórica dejó de ser una ayuda para
la vida política y se convirtió en instrumento del
poder, adecuando el discurso y las palabras a toda
ocasión, o "convirtiendo en buena una mala causa, y
viceversa ". Y es precisamente de esto ahora que se le acusa a
Sócrates.
El efecto de la cantidad de engaño presente
aquí es que Sócrates comprueba que nunca se ha
interesado por aquellas ciencias, y
que eso cualquiera de los presentes lo ha podido observar cuando
ha estado presente en la plaza pública o Ágora, que
es en donde él pasa la mayor parte de su tiempo dialogando
con las personas, poniendo en práctica sus métodos.
Pero el objetivo de
Sócrates nunca fue enseñar, y esto hay que tenerlo
muy claro, porque puede confundirse su capacidad de desarrollar
la dialéctica con un método de instrucción.
No es esto ni mucho menos, Sócrates lo aclara así
en primera instancia cuando nos dice que es una falsedad si es
que se había oído decir
que el se dedicaba a la enseñanza y que además
cobrara por ello.
Ejemplo de algunos que sí cobraran por ello, nos
dice, son Gorgias de Leoncio, Hippias de Elea y Pródico de
Ceos, los cuales tiene el poder de enseñar a los
jóvenes, llamarlos a que se unan a ellos, y además
conseguir su gratitud y su retribución
monetaria.
Ahora la pregunta es: ¿está
Sócrates en contra de las ideas de cada una de estos
sofistas, o por el contrario, les apoya? podría decirse
que en cuanto a sus doctrinas no tiene nada más que
agregar. Aunque la escuela
sofística y el periodo en que vivió Sócrates
se desarrollan paralelamente, esto no significa que se parezcan
acaso sus métodos de enseñanza. Son distintos, en
primera porque aquel no era el objetivo de Sócrates. El
principal es , como ya habíamos dicho, llegar a la verdad,
y el de los sofistas es formar jóvenes aptos para la vida
política, guiándolos por el camino del bien. Cabe
aclarar en este punto que no nos referimos a los sofistas
llamados "maestros del engaño", sino a los llamados
"maestros del saber" .
El sofista Protágoras hace resaltar este punto
cuando dice que al hecho de poder formar al perfecto ciudadano,
al hombre íntegro en su composición espiritual,
considera que debe dársele una paga que el estudiante
mismo determinará al terminar la lección.
Está considerado por parte de Sócrates que esto
tiene una causa egoísta, sin embargo, el objetivo de
Protágoras desde el punto de vista pedagógico
concuerda en cierta manera con la virtud de Sócrates,
veremos más adelante de que manera.
Sócrates no desconoce que la Asamblea entera se
cuestiona acerca del origen de todas las acusaciones. Por eso, lo
siguiente que explica es que esto es debido a que se supone que
el posee algún tipo de sabiduría. La primera prueba
de ello fue cuando visitó el oráculo de Delfos en
compañía de su amigo Querefón. Este
último le pregunta a la Pythia si existe un hombre
más sabio que Sócrates, y ella le responde que no
existe ninguno. ¿Cuál es la creencia de
Sócrates con respecto a esta adivinación? pues duda
acerca de su veracidad .
A continuación va a relatar como inició
una investigación para comprobar su duda, y se
dirige a la casa del hombre que se decía el más
sabio de toda la ciudad. Al cuestionarle, se da cuenta de que
este hombre no sabe nada, y sin embargo, cree saberlo todo. Lo
deja en ridículo y se dirige al domicilio de un segundo,
recibiendo el mismo resultado. Entonces, fue con los poetas, y
les preguntó acerca del sentido de sus versos,
dándose cuenta por su respuesta en que estas personas
sólo escribían cosas bonitas como los adivinadores
y no sabían lo que significaban, y su fuente de
inspiración eran ciertos cambios efímeros en la
Naturaleza.
Con los artistas Sócrates creyó llegar al final de
su búsqueda, estaba seguro de que
ellos serían mucho más sabios que él, pero
se decepciona al darse cuenta de su arrogancia en cuanto a su
sabiduría, siendo que no lo eran.
Lógico es que después de ésta
investigación Sócrates no recibió el
resultado que esperaba, pero si ganó enemistades
sólo porque les hacía ver a los demás que su
creencia de que eran sabios de nada les servía si su
único móvil era la ignorancia. Sócrates solo
quiere convencerse de que él no sabe nada, de que
él sólo es un ejemplo que ha enviado el Dios para
demostrar que el más sabio es el que reconoce su
ignorancia, y aquí es cuando nos dice por primera vez que
el vive en una pobreza infinita.
En cuanto a la juventud, ya hemos aclarado que Sócrates no
enseñaba, sin embargo, al unirse a él ciertos
jóvenes que gustaban de escucharle porque es claro que
quieren conseguir lo mismo que él; y esto en manos de los
acusadores sirve para decir que él los
corrompe.
He aquí a los principales acusadores de
Sócrates, los últimos: Anito, Melito y
Licón. Melito representa a los poetas, Anito a los
políticos y a los artistas y Licón a los oradores.
Melito pues, acusa a Sócrates de "no creer en los dioses
del estado, y de implantar unas nuevas deidades en forma de
demonios. " Podríamos preguntarnos en primera instancia
¿que absurdo argumento es esto que pretende señalar
a Sócrates como un hereje por no creer en los dioses,
cuando no ha sido el primero en afirmar esto? Ya
Protágoras nos había señalado una vez:
"en lo tocante a los dioses, no puedo saber si existen o si no
existen, ni que forma puedan tener, hay muchas cosas que impiden
este conocimiento,
como son la oscuridad del asunto y la brevedad de la vida
humana"
Protágoras no se declara en contra de la
religión, sino simplemente confirma su posición
atea dentro del plano del pensamiento,
pero esta es una opinión prácticamente de toda la
aristocracia griega del siglo V. Desde Pericles hasta
Sócrates, cada uno de ellos no acuden a los dioses de
Homero para
explicar y solucionar los problemas de
la vida del hombre, sino se basan en la razón.
Sócrates, con sólo haber escuchado una vez
esta acusación, ya tiene las armas suficientes
para debatirla. Sólo le bastó analizarla
rápidamente para darse cuenta de la falacia que sustentaba
este argumento.
Entonces llama con seguridad a
Melito, y lo primero que le pregunta es, que si su
posición ya ha quedado afirmada, y le preocupa sobremanera
la
educación de los jóvenes, ¿quién
es la persona que los
puede hacer virtuosos?
Inteligente e inesperado es este primer cuestionamiento
que Sócrates plantea a Melito, que no esperaba obtener a
su acusación una respuesta como ésta.
(¿Cómo saber que Sócrates, en vez de
concentrarse en su justificación, habría de
contestar con una interrogante?) Precipitadamente contesta que
las leyes, y al continuar recibiendo la misma pregunta, responde
que los jueces. Sócrates sigue insistiendo en que si los
jueces, la asamblea entera, hasta que lleva a Melito a enredarse
en su misma acusación, porque ¿puede sólo
una persona echar a perder a los jóvenes dentro de una
sociedad y
todos los demás hacerlos mejores? (¡que ventaja si
así fuera!)
Sócrates prosigue, sabe que Melito caerá
en cualquier momento y le pregunta que si no es cierto que los
hombres de bien provocan en los que los rodean lo mismo y los
pícaros lo contrario. Melito responde afirmativamente y
Sócrates le pregunta si cree que él lo hace
concientemente o sin quererlo. Melito responde con la primera
opción y Sócrates desvanece finalmente su argumento
al afirmar si lo cree lo demasiado tonto como para estar
incitando al mal a los jóvenes cuando sabe que si lo hace
después recibirá una paga semejante.
En un último análisis Sócrates
cuestiona a Melito acerca de su última acusación,
la de inducir a la juventud a no creer en ningún dios y a
enseñarles nuevas divinidades (demonios). Melito responde
que lo acusa de no creer en ningún dios, porque afirma que
Sócrates cree que el sol es una
piedra y la Luna una tierra.
Indudable es que con esto, acabó por poner en
ridículo su argumento, ya que, como Sócrates le
responde, no ha sido él el primero en decir esto, sino el
filósofo Anaxágoras.
Además, hace ver como el joven Melito se
contradice (y esto es el núcleo a simple vista
indetectable de la falacia), que Sócrates no cree en los
dioses y al mismo tiempo cree. Pues ¿qué son los
demonios sino hijos desterrados, bastardos, de los dioses, que
ser revelaron contra ellos y que ahora ocupan su polo opuesto ?
¿Pueden acaso existir cosas humanas sin haber hombres?
¿mulos nacidos de caballos y asnos y sin embargo no
existir caballos ni asnos? Es absolutamente absurda esta
acusación y por lo tanto, dice Sócrates, carece de
fundamento.
En el anterior diálogo
entre Sócrates y Melito vemos la acción
y el método de Sócrates por completo porque
¿acaso fue Sócrates el que dijo todo para comprobar
la mentira del argumento? ¿acaso expuso tan siquiera sus
ideas? ¿se defendió con argumentos igualmente
falsos? nada de eso hizo, sólo se conforma con aplicar su
método dialéctico , y comprobar hasta que punto
llegaba la ignorancia de este hombre.
Sócrates sabe en este momento que no hay quien se
deje de preguntar si el riesgo por
realizar su tarea era tal , porque no la ha abandonado. Para
él no existe esto, pues privarle del derecho de filosofar
sería tanto como privarle del derecho de vivir, pues,
según sus propias palabras, una vida sin
reflexión es una vida que no merece ser
vivida.
Sócrates cree firmemente que el Dios del
oráculo le ha encomendado una misión, y
esa misión es ir en busca de la verdad y ayudar a las
personas a encontrar su verdad, además
Sócrates no le teme a la muerte
¿por que ha de hacerlo, si es algo que le es desconocido?
por lo tanto no puede elaborar aún un juicio para decir si
es buena o es mala, el por lo tanto no puede temerle como si
tuviera la certeza de que es algo malo; pero si tiene la certeza
de que algo si lo es, es seguro que va a huir de ello.
¿Por qué Sócrates plantea esto? por
que para él el hombre por
naturaleza actúa de la manera correcta si conoce las
cosas, si conoce algo que es bueno, obrará por
consecuencia, nadie es malo concientemente, sólo lo es por
la ignorancia. A continuación Sócrates afirma lo
que ya antes habíamos entendido: que prefiere morir antes
que filosofar, esta labor incesante, ardua, y laboriosa que le
conlleva buscar respuestas en el alma de cada ser humano, es lo
que le sostiene y es su principal motivo para vivir, por ello se
sorprende ante la ignorancia, y por ello les habla a los jueces
acerca de cultivar su alma, pues: "¿cómo no te
averguenzas de no haber pensado más que en amontonar
riquezas, en adquirir créditos y honores, en despreciar los
tesoros de la verdad y de la sabiduría y en no trabajar
para hacer tu alma tan buena como pueda serlo? "
Una de las máximas de Sócrates se alza en
este reclamo, en esta voz que se atrevió a levantarse
contra los jueces y a reprocharles acerca de su conducta
materialista, para Sócrates la tarea fundamental del
hombre es el cuidado del alma. Mientras que el hombre se preocupe
por los bienes
materiales, la
fama, la fortuna, el éxito
social y la riqueza, pero sea pobre de espíritu, su vida
tendrá siempre el velo de la ignorancia que le
estará cegando, esta vida será así
vacía porque no utiliza a la razón y la
virtud.
Sócrates prosigue, y le pide a la asamblea y a
los jueces que se calmen y lo escuchen con calma y con serenidad
como la había pedido en un principio, los jueces para este
momento están alterados, les ha desconcertado demasiado
que un hombre, y más aún, un acusado por un grave
delito les hable
de esta manera.
Pero Sócrates habla de que el mayor mal no
será para él al fin y al cabo, pues lo que hace
Anito sí es digno de repudio, pues se ensaña en que
muera un hombre justo. Sócrates está convencido de
que si el muere no habrá otro en Atenas que tenga la
capacidad para indagar y continuar la tarea que él
desarrollaba. Sócrates siempre estaba en busca de algo,
siempre se consideraría según sus propias palabras
como un tábano que aguijoneaba a los demás, siempre
son nuevas preguntas, con nuevas formulaciones, con nuevas
críticas, para hostigar, para avivar y excitar la mente de
cada persona, para no dejarlos descansar, para que siempre, y en
todo momento, la reflexión formara parte de sus vidas. El
encargo divino que le han encomendado no cesará hasta que
el muera, y muerto él, no habrá quizá nadie
que pueda abrir los ojos de los que no quieran ver.
Las acusaciones que recalca Anito contra él ni
siquiera se pueden basar en que Sócrates cumpla su mandato
divino lucrando con ello, porque él tiene para probarlo
que es pobre y que ha dejado sus intereses, y hasta el cuidado de
sus bienes para ayudar a las demás personas.
¿Por qué si tiene ese mandato sobrehumano
no actuado nunca para beneficio de la Ciudad en una asamblea,
colaborando en asuntos políticos?
Aquí es cuando Sócrates habla por vez
primera de aquel demonio familiar, aquella voz dentro de su
conciencia que siempre, ya cada momento de su vida, desde que fue
niño, siempre le fastidiaba, le hostigaba para que
abandonara tal o cual decisión . Esta voz siempre le
detuvo, pues, cuando Sócrates pensó en entrometerse
en la política, y él piensa que tuvo razón,
porque indudablemente su tarea nunca hubiera sido semejante a la
que realizaba, el tiene la creencia de que un hombre no puede
realizar un beneficio importante dentro de su ciudad si hace esto
último.
Como prueba de ello, Sócrates relata como, cuando
llegó a ser Senador dentro de la tribu Antióquida,
se encontraba en Pritaneo cuando se creyó necesario
realizar un juicio en contra de 10 generales que no habían
enterrado los cuerpos de los ciudadanos muertos en Arginusas.
Sócrates fue el único que se rebeló ante sus
compañeros cuando se estaba cometiendo esta
violación de las leyes, y no le interesó que
ninguno de ello le apoyara o que todos creyeran conveniente esta
injusticia, pues el no la iba a permitir mientras estuviera en
sus manos oponerse.
Aquí está es ejemplo de cómo
Sócrates no se interesaba nunca por obtener popularidad a
través de sus discursos y de
sus argumentos, cosa que podemos encontrar en la retórica
de los sofistas . A Gorgias, por ejemplo, poco le importaba si
pasaba por encima de la justicia, si
la pisoteaba a caso, pues mientras se obtuviera éxito con
el público esto no importaba en absoluto. Para
Sócrates, la justicia se antepone a toda
consideración, sin tener en cuenta las consecuencias, el
éxito o el fracaso, inclusive la vida del
orador.
Por ello precisamente no ha querido mezclarse con los
asuntos de la república, por que sabe que si lo hubiera
hecho, muy probablemente ya no seguiría con vida.
Posteriormente Sócrates vuelve a confirmar que su oficio
nunca ha sido la enseñanza, y que por lo tanto las
consecuencias que se le imponen por hacer esto no proceden porque
la gente lo escucha y lo sigue por voluntad propia, ya que se
interesan por sus métodos y su
sabiduría.
Sócrates no tiene nada que temer acerca de las
acusaciones que se le imponen , y de hecho nunca la ha tenido,
tiene suficientes testigos para probarlo y les hace vera los
jueces que si él corrompiera a los jóvenes como
Melito dice, sus hermanos, padres o parientes allí
presentes se levantarían en contra suya y le hubieran
acusado de haber corrompido a sus hijos. A cada uno los va
mencionando, a los respectivos jóvenes que se relacionan
con él y a sus padres, y entre ellos resaltan los nombres
de Platón y de Apolodoro. Todos ellos estaban dispuestos a
defender a Sócrates. y, como el dice, si acaso fuera
cierto lo que dice Melito, podría valerse de la
acusación de alguno de ellos, pero no puede, porque todo
lo que ha dicho es mentira. También sabe, estarían
dispuestos a defenderlo sus hijos, que son tres, dos niños y
un adolescente, y sin embargo no quiere hacerlos comparecer
allí.
La razón es muy sencilla: es humillante que el
recurra a tales artificios para salvar su vida, con la edad con
la que cuenta y los cargos de los que se le acusa, no hará
nada de esto porque entonces ¿en dónde
dejaría el cumplimiento hacia las Normas de Atenas?
¿En donde quedaría su dignidad, como otros que
había visto que se las daban de sabios, y habían
recibido grandes condecoraciones y honores, y al ser juzgados de
rebajaban a la posición de ponerse a lloriquear y a
implorar al juzgado que les perdonara la vida, y si los jueces
permiten esta clase de
escenas es que están su bajando a su ciudad al perdonar a
individuos como aquellos en vez de aplicarles la sentencia. Es
así como Sócrates pone en manifiesto nuevamente su
filosofía, su manera de pensar. El sueño hasta
ahora era obtener un éxito político permanente,
Sócrates no se preocupa por ello, sino por implantar un
nuevo tipo de pensamiento que no sólo englobaba la
conducta frente a la política o a la sociedad, sino a toda
la vida del hombre en general, y principalmente su conducta y sus
valores
éticos. La moral
cambió a Sócrates por la ética
permanente, aquella que se aplicaba a toda la existencia , la
psyche por encima de los bienes del cuerpo y la
fortuna.
Cuando Sócrates terminó su defensa , de
los 556 jueces que eran, 275 votaron a favor y 281 en contra.
Sócrates es condenado por una mayoría de 6 votos,
pero les hace ver que no le sorprende el fallo dado porque ya
estaba preparado, y sabe que debe imponerse una condena. El
así, no se considera digno más que de un gran bien,
y esto no es una gran mentira, ni una arrogancia como seguramente
lo tomaron los jueces que votaron en su contra, sino solamente la
aplicación de la justicia. Si Sócrates ocupó
su vida para el beneficio de los demás, si siempre se
preocupó por que cultivaran su mente y su espíritu
y cultivaran su alma, alejándose de la codicia de los
objetos materiales y las riquezas, si nunca se integró a
una cábala o conjuración, si nunca hizo el daño a
nadie, es digno entonces solamente de ser alimentado en el
Pritaneo.
No se juzga digno de ninguna pena más, ni
siquiera del destierro, por que sabe que si los atenienses no han
soportado sus conversaciones y sus ideas, estando en otra ciudad
¿que haría el cuando lo volvieran a acusar de
corromper a la juventud? Tal vez pensarían los jueces que
le sería posible callar y no filosofar más, pero
dada la posición de Sócrates, esto es
prácticamente imposible. Con su método de preguntas
y respuestas, esto es lo que ha hecho siempre:
Sócrates conmueve a sus interlocutores y les
obliga a seguir buscando la verdad y que encuentren un sentido
racional en sus vidas. Esto es lo que define a Sócrates,
lo que lo diferencia de todos los demás: es implacable,
sin aceptar excusas, ni compromisos, Sócrates pregunta y
muestra cuan
insuficientes son las respuestas.
Protágoras de Abdera, Hippias de Elea y todos los
demás sofistas se concentran en alcanzar la virtud
política dentro del hombre, esta virtud era buena y se
encontraba naturalmente en cada uno de los seres humanos, era e
el llamado "areté" "excelencia política", el
perfeccionamiento del arte de la oratoria, de
la retórica y del discurso, para que el estudiante
perfeccionara el arte de hablar en público y de convencer
a su auditorio, actuando lo mejor posible de acuerdo a las
circunstancias. Pero Sócrates se preocupaba por saber cual
era la esencia verdadera de este "areté" y cual era la
esencia de otros valores, como por ejemplo el valor, la
templanza, la piedad.
Ya mencionamos que después sobrevendría el
inmoralismo dentro de la enseñanza sofísitca, y el
papel de el filósofo se corrompería y se
transformaría en el de retórico, su principal
función era dominar a la asamblea por medio de la palabra.
Esto lo podemos observar en la aberración de Discursos
Dobles, texto que se
atribuye a un discípulo de Protágoras, en el que se
aplican esquemas axiológicos de ambivalencia de cada
asunto para recibir el apoyo o la crítica
según correspondiera. Así, el papel del orador se
transformaba y con este era el instrumento perfecto para
cambiarlo todo si así convenía, lo justo a injusto,
la blanco a negro, etc.
Los "maestros de la virtud" se preocupaban para que sus
discípulos estuvieran preparados para recibir el
éxito dentro de un mundo de opiniones preestablecidas,
dentro de la cual ya existía un doxa definido,
Sócrates plantea otro objetivo desde un principio y este
es descubrir que es y cómo es cada hombre, cual es su bien
real, que son las virtudes y los vicios de verdad y cual es el
mejor camino para llegar a la felicidad verdadera, no se sujeta a
ningún doxa ni opinión social, pues a
Sócrates poco le importa la opinión de la gente ni
los valores
tradicionales. Ya ha quedado claro con su actitud frente al
juzgado, y en su relato de lo que ocurrió en sus
intervenciones políticas
: para él lo verdaderamente importante es sólo ser
justo teniendo en las manos un conocimiento verdadero.
Frente a los sofistas Sócrates reconoce no saber
nada y su afán por conocer constante. A contrario de
él, Protágoras se declararía a si mismo como
el primer Sofista ( el poseedor de la
sophia.-sabiduría) y su habilidad como profesional
para desempeñar su trabajo.
Pero volvamos a la última parte de la defensa de
Sócrates, y veamos que es lo que ocurre cuando éste
decide imponerse la pena de multa, pues sabe que sus
discípulos Plátón, Cristóbulo y
Apolodoro pueden pagar con 30 minas para liberarlo de otra
condena. Pero el juzgado delibera ante esta actitud y rechazan
esta decisión: Sócrates es condenado a
muerte.
En este punto es cuando Sócrates se abre y
declara lo que hemos sabido desde un principio: que no se ha
defendido con palabras engañosas y no se ha valido de las
artes de su elocuencia simplemente porque no se rebajó
ante los jueces. Les dice algo que no constituye más que
su pensamiento y es que les hubiera encantado verlo humillado,
suplicando y llorando por que le perdonaran la vida pero
Sócrates responde:
Quiero más morir despúes de haberme
defendido como me he defendido que vivir por haberme arrastrado
ante vosotros
El ideal del pensamiento socrático :
Conócete a ti mismo, presente aquí y siempre
en todos los argumentos de Sócrates. El sabe que
está siendo condenado injustamente, no tiene por que
aceptar lo contrario y pedir clemencia por un delito que no
cometió, como ya lo había afirmado. Conocerte a ti
mismo representa velar por tu alma, y esto a su vez significa
siempre estar en busca de los valores auténticos y puros
de la vida humana, y uno de esos valores es, precisamente, la
dignidad.
Sócrates sabe que sus acusadores, los que lo han
condenado, sufrirán así más que él,
que está condenado a muerte, porque la verdad los condena
por su propio peso, y, en cuanto a lo que sucederá
después de su muerte, advierte que muchos y en gran
número se rebelarán contra el Estado, y que
sobrevendrá sobre de él un castigo peor que el que
le han impuesto.
La única vía para contener esta amenaza
será escuchar los consejos de estos hombres y hacerse
mejor, en vez de matar a uno más.
Sócrates, por último, antes de ser
conducido a su destino, se da la oportunidad de conversar un
momento con los jueces que han creído en él y han
votado a su favor. Les relata que le ha sucedido algo maravilloso
aquel día, pues la voz de su demonio familiar no se
había hecho presente ni le había hablado.
¿Por qué? porque Sócrates dice que hay
indicios de que su condena resulta así un bien, ya que la
muerte, o una de dos: o es un absoluto anonadamiento y una
privación de todo sentimiento, o es un tránsito del
alma de un lugar a otro. De cualquier manera para Sócrates
sobreviene un bien infinitamente mayor que encontrarse vivo. El
está convencido de que no le espera ningún mal al
hombre de bien antes y después de su muerte. Por
último, pide a estos jueces que cuando sus hijos sean
mayores, los hostiguen y atormenten como el los ha atormentado a
ellos, conduciéndoles a la verdad y avergonzándoles
si prefieren las riquezas a la virtud, porque así es como
él actuado con ellos.
He aquí la defensa de Sócrates, la
última lección ética que nos ofrece el
filósofo, sus dos legados
más importantes: el primero es el valor infinito del alma
y el cuidado que por ella había que tener, por sobre todas
las cosas; el segundo el segundo es el del verdadero bien de la
justicia como excelencia del alma, anteponiéndose a todo y
de manera incondicional.
- Gómez Robledo, Antonio, Platón, los
6 grandes temas. Ed. Fondo de Cultura Económica,
México 1982 - Camps, Victoria, Historia de la Ética,
Ed. Crítica, Grijalbo, España,
1988 - Grenet, Paul Bernard. Historia de la
Filosofía Antigua. Ed Herder, Barcelona,
1980.
Autor:
Claudia Elisa López Larenas
Categoría: Filosofía,
Ética