Panorámica de la inmigración en España
Colectivo Ioé
- 1. La
gran novedad: de país de emigración a país de
inmigración - 2. España en el
contexto migratorio internacional - 3. Originarios del Norte
y del Sur - 4. Ubicación en
España - 5. Características
demográficas: sexo y edad - 6. Tipologías de
inmigrantes - Notas
España se encuentra en la encrucijada de ser, a la
vez, un país que cuenta con un importante número de
ciudadanos que viven en el extranjero y con una creciente
presencia de ciudadanos de otros países que llegan para
vivir aquí. La regularización de inmigrantes
extranjeros de 2000 ha puesto sobre el tapete la realidad
ineludible de otra doble vertiente de la inmigración
extranjera en España: junto a la
procedencia de países del sur existe otra gran
proporción de extranjeros originarios de Europa. Pero unos y otros cuentan
con diversos derechos y obligaciones otorgados por la
nueva ley de extranjería (4/2000). Con
el presente texto, nos proponemos ofrecer
brevemente algunos datos que permitan dibujar una
panorámica adecuada de la situación de la presencia de
los inmigrantes extranjeros en España, sin temores a
invasiones y con la expectación de estar asistiendo a la
emergencia de una nueva realidad que marcará los
próximos años1.
1. La gran novedad: de
país de emigración a país de
inmigración.
En las últimas décadas España se ha ido
convirtiendo en país de inmigración,
transformándose la tendencia secular de ser sólo
país de emigrantes al extranjero. El flujo de los
españoles que salieron a vivir y trabajar a Europa se
empezó a detener durante los años 70 y 80 e, incluso,
se registró un flujo importante de retorno (medio
millón de emigrantes entre 1975 y 1999). Por otro lado, un
contingente creciente de inmigrantes extranjeros comenzó a
radicarse en España.
A pesar del cambio de tendencia, en el
año 2000 hay 2 españoles fuera (unos dos millones:
más de un millón en América y tres cuartos de
millón en Europa)por cada inmigrante extranjero dentro (en
torno a 1.000.000 contando las
solicitudes presentadas a la regularización de 2000). En
términos absolutos, España es todavía un país
de emigrantes, aunque la tendencia actual la configura a la vez
como nuevo país de inmigración.
2. España en el contexto
migratorio internacional.
Las estimaciones de los organismos internacionales (OIM,
OIT) sobre el volumen de personas migrantes
(trabajadores y sus familias) están en torno a 85-95
millones, a las que habría que añadir, según el
ACNUR, otros 20 o 25 millones de refugiados y otros tantos de
desplazados internos. Se trata, pues, de un fenómeno
reducido que afecta a unos 120 o 135 millones de personas, es
decir, sólo en torno al 1,7% de la población mundial
residiendo fuera del país de nacimiento.
El contexto más inmediato de referencia para
España es el Espacio Económico Europeo (U.E. más
la EFTA) y en él residen en torno a 19-20 millones; el
promedio se sitúa sobre el 4,8% de la población. En
España dicho promedio está únicamente sobre el
2,5%, contando todas las solicitudes presentadas al proceso de regularización
de 2000.
Del conjunto de los migrantes desplazados fuera de sus
países de origen, sólo en torno al 20% reside en
países europeos; de éstos, alrededor del 5% está
afincado de forma legal en España. Por tanto, si tomamos en
cuenta el peso de la población española en el mundo y
en el seno de la U.E., se constata que proporcionalmente
recibimos menos inmigración de la que
‘correspondería’ a nuestras dimensiones
demográficas. El total de españoles representa el 0,7%
de la población mundial, en tanto que los extranjeros en
España son alrededor del 0,6% del total de inmigrantes
estimados en el mundo. Por otro lado, la población
española supone el 10,7% del total de habitantes de la U.E,
mientras que los extranjeros en nuestro país son alrededor
del 5% de los establecidos en los quince estados
comunitarios.
PORCENTAJE DE POBLACIÓN
EXTRANJERA EN 18 PAÍSES DE EUROPA
3. Originarios del Norte y del Sur.
Una característica de la inmigración
extranjera en España es su diversidad.
Contrariamente a lo que ocurre en los países
europeos con tradición migratoria, en España gran parte
de los inmigrantes ha procedido de países del ‘Primer
Mundo’. Tras la regularización abierta en 1991 el peso
relativo de los provenientes del Tercer Mundo se incrementó
sensiblemente hasta llegar a suponer la mitad del conjunto. En
2000, después de la reciente regularización y del
incremento notable de los procedentes del Magreb es muy
previsible que éstos se aproximen en número a los
originarios europeos; en menor proporción habrían
incrementado su importancia los procedentes de América Latina y Asia. Con todo, en el año
2000 España sigue mostrando su lugar específico como
país de desarrollo intermedio (rico
para el sur, pobre para el norte) y con unas condiciones
climáticas que atraen un flujo migratorio plural: por una
parte, se adaptan líneas generales a la experiencia de los
países más desarrollados (inmigración
económica sur-norte, con minorías importantes de
trabajadores cualificados y de directivos de empresa) y, por otra, se aparta
de la misma y aparecen sectores de inmigración como
rentistas y jubilados de países de mayor desarrollo que el
nuestro, junto a trabajadores de los servicios y empresas multinacionales; poca
presencia de refugiados frente a una notable incidencia de
directivos que acompañan al capital transnacional radicado
en España.
El número de residentes extranjeros en
situación regular entre 1955 y 1998 experimentó un
crecimiento notable: pasó desde 66.000 hasta casi 720.000
(ver gráfico). Esta tendencia no se ha repartido de forma
homogénea a lo largo del tiempo pero se puede afirmar
lo siguiente: – Existe un claro predominio de los residentes de
origen europeo, a pesar del descenso registrado en 1991 a
raíz de una depuración de las estadísticas; el fuerte
crecimiento entre 1985 y 1990 parece más un efecto
estadístico que un incremento real; en cambio si parece
adecuado el crecimiento entre los años 1978-1985.
– Los inmigrantes procedentes de África inician en
1984 un crecimiento que lleva en 1990 a igualar a los
asiáticos; a partir de 1991, tras la regularización su
proporción aumenta considerablemente. Después de 1996,
tras la segunda regularización, se colocan en segunda
posición, superando a los procedentes de América
Latina.
– El tercer lugar lo ocupan los originarios de
América que, tras un relativo estancamiento entre 1973 y
1984, en los diez años siguientes prácticamente
duplicaron su número.
– Por su parte, los originarios de Asia constituyen el
contingente que ha experimentado un mayor crecimiento en el
período.
Los últimos datos disponibles desagregados por
países de procedencia son los referidos al 31-12-98; los
datos de 1999 y el resultado de la regularización de 2000
aún no han sido publicados por países de origen.
Según los datos de 1998, el segmento mayor estaba compuesto
por los procedentes de la Unión Europea (4 de cada
10), seguidos por los del Magreb (1 de cada 5), América del
Sur (1 de cada 10), asiáticos, América Central y
Caribe, África subsahariana, Europa del Este y América
del Norte. En dicho año, eran 28 países los que
tenían más de 5 mil residentes en situación
regular. De las seis nacionalidades con mayor presencia en
España, sólo una (Marruecos) no pertenece a la U.E.
(Gran Bretaña, Alemania, Portugal, Francia e Italia); estos seis países
agrupaban al 53% de los residentes. Esta afirmación sigue
chocando con la percepción de la opinión pública y
las informaciones de los medios de
comunicación, obsesionados con el problema de la
supuesta invasión de inmigrantes de países
pobres.
Añadiendo a los 6 países anteriores otros 6
(tres con fuerte incremento: Perú, R. Dominicana y China; y tres que apenas
crecen actualmente: Argentina, EE.UU. y Holanda), entre todos
sumaban tres de cada cuatro extranjeros. En resumen,
sobresalía en 1998 la importancia del contingente de la
Unión Europea así como los originarios de países
de antiguas colonias españolas. Los procedentes de antiguos
dominios, suponían dos de cada tres de los procedentes del
Tercer Mundo en dicho año.
En 1999, los datos disponibles señalan que el
incremento de residentes ha llegado hasta los 800.000. Si a
éstos añadimos las solicitudes presentadas a la
regularización de 2000, la suma arroja un total en torno al
1.000.000 de inmigrantes extranjeros residentes en España.
Una estimación provisional, basada en la desagregación
de determinados orígenes de procedencia en las solicitudes
de regularización de 2000, señala el incremento notable
del peso de los procedentes del Magreb, seguidos por los de
Latinoamérica y
asiáticos. Aun así, es posible que en el 2000 el
grupo de los europeos siga
siendo el mayor o esté a la par con los originarios del
Magreb.
La distribución de la
población extranjera en España muestra una pauta importante de
concentración espacial. Según los datos de
residentes extranjeros en 1998 cuatro de cada cinco residentes
vivían en seis Comunidades Autónomas, en las que viven
2 de cada tres españoles: los dos archipiélagos,
Cataluña, Comunidad Valenciana,
Andalucía y Madrid. Poniendo en
relación el número absoluto de extranjeros con el
volumen de la población de cada provincia en dicho año,
se obtiene un indicador de densidad, que se situaba en el
1,8%. Las mayores concentraciones se registraban en las
provincias de Baleares, Tenerife y Girona (en torno al 4,6
-5,1%); por CC.AA., las mayores densidades eran las de
Baleares (5,1%) y Canarias (4,2%), seguidas de Madrid (2,9%) y
Cataluña (2,4%). Por lugares de procedencia, los originarios
del ‘Tercer Mundo’ residían preferentemente en
Cataluña y Madrid (más de la mitad), mientras que los
procedentes del ‘Primer Mundo’ se habían
establecido más frecuentemente en Andalucía,
C.
Valenciana, Canarias o Baleares (más del 50%). Esta
distribución produjo modelos de residencia muy
diversos en las CC.AA.: (Ver gráficos
adjuntos).
Después de la regularización de 2000, la
situación apenas ha cambiado la concentración anterior.
Las tres comunidades autónomas con mayor concentración
son Madrid, Cataluña y Andalucía; las tres reúnen
a más del 50% del total. Si les sumamos las tres siguientes
(Comunidad Valenciana, Canarias y Baleares) la concentración
sobrepasa el 80% del total de residentes, manteniendo una
constante en los últimos años, tal como se aprecia en
el gráfico:
5. Características
demográficas: sexo y edad
En cuanto a la composición por sexos, existe un
leve predominio de los varones pero la feminización
de la inmigración es ya una realidad en España. Entre
1992 y 1998 el total de mujeres se incrementó más que
el de hombres; las nacionalidades que más aumentaron son:
Ecuador (por tres), Cuba, Gambia, Perú y
Argelia (duplicado); disminuyeron las procedentes de Suecia,
Argentina, Estados Unidos, Venezuela y Chile.
Según los datos de 1998, por continentes de
procedencia, el conjunto de europeos mostraba un discreto
predominio femenino; en cambio, entre los originarios de
América existía una marcada mayoría femenina. Por
el contrario, los hombres eran mucho más numerosos que las
mujeres entre los llegados de África y, con menor
intensidad, también, entre los asiáticos. La mujeres
inmigrantes eran unas 335 mil y representaban en torno al 0,8%
del total de la población femenina en
España.
Predominaban las europeas (47,8%), seguidas de las
americanas (27%), africanas (16,5%) y asiáticas
(8,3%).
Por su lado, en 1998 la población infantil (menos
de 16 años) representaba el 0,7% de todos los extranjeros
regulares y el grupo de edad madura (más de 65 años)
suponía el 9%. En comparación con los autóctonos,
había menos niños (10,7% versus 17,5)
y menos mayores (9% versus 14,5) y, por contra, más en edad
laboral.
En función del área de
procedencia, los más envejecidos eran los procedentes de
Europa y América del Norte y las áreas con mayor
proporción de niños son África (el Magreb,19,2%) y
Asia.
Del conjunto de menores de edad, uno de cada tres
procedía de Marruecos, seguidos de británicos,
portugueses, alemanes, chinos y dominicanos; los niños
magrebíes y de la U.E. juntos suponían 2 de cada tres
del total. Aunque no se conozcan los resultados por sexo y edad
de la regularización de 2000, las proporciones anteriores,
es posible que no se alteren significativamente.
Entre la homogeneización ideológica
(‘extranjeros’, iguales entre sí en tanto
distintos a los nacionales) y la casuística interminable
(cada inmigrante es un caso diferente) cabe un intento de
clasificación analítica de estos grupos humanos de origen
inmigrante con el objeto de presentar algunas tipologías
básicas, que permitan comprenderlos mejor y tratar de
intervenir con sentido respecto a los mismos. No se pretende
abarcar una realidad que es tan multidimensional, sino solamente
sugerir algunos criterios que permitan seguir pensando esta
realidad plural.
Para comenzar, cabe hacer distinciones entre los
extranjeros a partir de claves como la mayor o menor distancia
cultural con los autóctonos. Así, en el terreno
lingüístico encontramos tres grandes grupos: los que
tienen como lengua materna el castellano; los que utilizan
lenguas de ‘prestigio’ (inglés, francés,
etc.) y los que en origen hablan lenguas desprestigiadas
(principalmente africanos y asiáticos). Esta
clasificación tiene importancia crucial a la hora de
intervenir tanto en los centros escolares como en el repensar
nuestras clasificaciones eurocéntricas de culturas
superiores o inferiores, así como de sentir mayor o menor
cercanía según la cosmovisión que cada grupo
sustente.
En este caso, parece claro que la mayor proximidad se
establece con los originarios de sociedades de mayoría
cristiana), situando en un plano intermedio a hinduistas y
budistas, y en el plano más alejado a los de religión musulmana. Sobre estos
criterios solemos construir juicios de grupos asimilables o
inasimilables, con la correspondiente permisividad para que
entren o no en España.
Del mismo modo puede tenerse en cuenta el tipo de
vínculos históricos existentes entre la sociedad de origen y la
destino. Ya hemos señalado que en torno al 40% de los
inmigrantes (más del 75% de los originarios del tercer
mundo) procede en antiguas colonias españolas. También
podemos recurrir a criterios jurídicos administrativos, en
función de su situación legal, produciéndose un
arco amplio que va desde los nacionalizados a los irregulares,
pasando por los ciudadanos comunitarios, los no-comunitarios pero
con permisos de residencia y trabajo, etc. Es obvio que las
cuestiones relacionadas por la ciudadanía y la integración social
están fuertemente condicionadas por el lugar que se ocupe en
esta escala.
Finalmente se puede tener en cuenta la estructura y la densidad de redes sociales constituidas por los
inmigrantes. En la medida en que se consolidan y expanden
permitirán una u otra forma de integración en la
sociedad de destino y un mayor o menor enriquecimiento
recíproco. Pero quizá han sido los criterios
socioeconómicos los que han dado lugar a las clasificaciones
más conocidas. Desde ellos podemos deducir que una parte de
los extranjeros han venido acompañando a la inversión de capital
trasnacional, en aumento constante desde los años 60; por
otra parte, los rentistas y jubilados del norte de Europa que
viven en zonas turísticas (los dos archipiélagos, sobre
todo), que aprovechan las ventajas comparativas de las
diferencias de rentas y el clima; un tercer sector lo forman
los trabajadores cualificados que deciden emigran por las
ventajas de ofrecerse en un mercado necesitado de tales
cualificaciones, en el que encuentran acomodo suficiente; y
finalmente, están los inmigrantes que vienen a nuestro
país acuciados por el hambre o la persecución política, descualificados y que se
emplean en trabajos precarizados. Este último suele ser el
colectivo inmigrante al que dirigimos nuestras miradas pero no es
el único ni el más presente en España.
*"Panorámica de la inmigración en
España", en Documentación Social N. 121,
octubre-diciembre 2001, pp. 73-91.
1 Remitimos a los lectores interesados al texto:
COLECTIVO IOÉ, Inmigrantes, trabajadores, ciudadanos. Una
visión de las migraciones desde España, Patronat
Sud-Nord, Universitat de València, Valencia,
1999.
Colectivo Ioe
Equipo de investigación
sociológica ubicado en Madrid y compuesto por Carlos Pereda,
Walter Actis y Miguel Ángel de Prada.
URL: http://www.nodo50.org/ioe/
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