- Antecedentes
históricos - Caso resuelto
- Nacía el
Helixómetro - Clases de balística
forense - La balística
forense - Aplicación de la
balística forense - La intervención del
perito en el hecho delictivo - La balística en la
actualidad
El enorme progreso tecnológico experimentado por
nuestro siglo ha acarreado, por una parte, el nacimiento de
nuevas ciencias y,
por otra, el desarrollo de
ciencias cuyos orígenes no se remontan más
allá del siglo pasado.
En este último caso se encuentra la Criminalística, que es una disciplina o
una rama cualquiera del conocimientohumano. Pero cabria
preguntarse si la Criminalística, rama del conocimiento
humano, es una ciencia o
técnica, respondiendo afirmativamente en ambos sentidos.
Efectivamente, la Criminalística es una verdadera ciencia,
en cuanto que consta de un conjunto de conocimientos verdaderos o
probables.
Pero el presente trabajo de
investigación hablaremos de una de sus rama
mas importante que es la Balística Forense,
cuyo concepto, objeto
de estudio, metódico y fin trataremos de aclarar en el
presente trabajo.
Cuando hoy en día surge una investigación
relacionada con la utilización de armas de fuego
todos sabemos, más o menos, que no hay dos armas que dejen
idénticas marcas en la
munición empleada. Y que, mediante el estudio de las
lesiones dejadas en el proyectil cuando éste se desliza
por el ánima del cañón, o las producidas en
la vaina, por la rampa de alimentación, las
paredes de la recámara, la culata de cierre, la aguja
percutora, el extractor y el expulsor, se puede llegar a deducir
el arma que realizó el disparo.
Esto que a nosotros nos parece una perogrullada, fue
para nuestros antecesores un largo camino a recorrer hasta dar
con los procedimientos
técnicos que permitieran afirmar con rigor
científico qué arma fue la empleada para realizar
los disparos.
A continuación vamos a dejar un poco de lado las
cuestiones técnicas
de la "balística
forense", para centrarnos preferentemente en la historia de su
nacimiento.
El primer intento con éxito
del que se tiene constancia, al descubrirse al autor de un crimen
realizado con un arma de fuego, data de los comienzos del siglo
XIX.
En el año 1835, y en la ciudad de Londres no
había cuerpo de policía, tan solo un pequeño
grupo de
"ayudantes" reclutados por Hemry Fielding -juez de paz de
Wesminster-, a los que se les conocía como los Bow Street
Runners, y que se dedicaban a investigar los crímenes
utilizando métodos
poco ortodoxos, e incluso alguna vez que otra no muy
legales.
Henry Goddard, uno de estos "peculiares investigadores",
al observar una bala extraída del cuerpo de una
víctima de un asesinato, se percató de la
existencia de una llamativa protuberancia o abultamiento en la
misma.
Dado que por aquélla época las armas de fuego eran
de avancarga y los tiradores habitualmente hacían mediante
un molde o turquesa sus propios proyectiles, nuestro avezado
investigador pensó que si encontraba el molde
encontraría al asesino.
Con ésta idea, Goddard se lanzó a
registrar las casas de los sospechosos, y cuando procedía
al registro de la
vivienda de uno de ellos, al examinar el molde con el que
fabricaba las balas de plomo el morador de la misma, nuestro
avezado investigador pudo observar que en el interior de la
turquesa había una pequeña hendidura.
Procedió a fabricar un proyectil y al compararlo
con el que se extrajo del cuerpo de la víctima pudo ver
que los abultamientos de ambas eran idénticos.
Esto, y suponemos que un poco de "presión",
hizo que el asesino confesara su crimen.
En este primer caso, podemos decir que el rigor
científico brilló por su ausencia, sólo la
suerte y la intuición se aliaron para llegar al acierto
policial que convertiría a Goddard -sin que tuviera
consciencia de ello- en el precursor de lo que llegaría a
ser un nuevo método
para la investigación de los crímenes cometidos con
armas de fuego.
Dejaremos pasar el tiempo y
algunos casos resueltos con mayor o menor rigor
científico, hasta situarnos en la Alemania de
1898.
Un médico forense berlinés, el Dr. Paul
Jeserich, asistía en calidad de
experto al tribunal de la ciudad alemana de Neuruppin en un caso
de asesinato.
Durante el proceso le
mostraron a Jeserich un proyectil extraído del cuerpo de
la víctima, y el revolver propiedad del
acusado. Nuestro doctor era partidario de la teoría
que afirmaba que el proyectil al recorrer el ánima del
cañón y rozar con las estrías de éste
a gran presión, sufría una serie de lesiones y por
lo tanto si se realizaba otro disparo con el arma del criminal,
el deslizamiento por el ánima del cañón
produciría unas lesiones en la bala iguales a las que
tenía la extraída del cuerpo de la víctima,
siempre y cuando el arma empleada fuera la misma.
Con esta idea realizó un disparo de prueba,
fotografió las dos balas, amplió las fotos y sorpresa,
se dio cuenta de que las lesiones dejadas por las estrías
y los campos del ánima del cañón en la "bala
testigo", eran idénticas a las que tenía la "bala
dubitada".
Comienza el siglo XX, y poco a poco otros investigadores
fueron creando nuevos métodos de
investigación, que irían dando a conocer en sus
asesoramientos a los tribunales de justicia. Uno
de ellos, Richard Kockel, siendo director del instituto forense
de la ciudad de Leipzig, efectuó las primeras pruebas del
"desarrollo" del cuerpo de la bala realizando negativos de la
misma en láminas de cera y óxido de
cinc.
El profesor
Balthazard a quien llamó la atención que en el culote de la vaina
existieran una serie de marcas y que éstas eran producidas
al incidir sobre él la aguja percutora en el momento del
disparo. Y eso no era todo. La culata del cierre de la
recámara también producía una serie de
lesiones en el culote del cartucho, e incluso el extractor y el
expulsor dejaban marcas características en la vaina.
Balthazard había descubierto un camino muy importante,
pero a causa del comienzo de la I Guerra Mundial
estas investigaciones
fueron abandonadas.
Va pasando el tiempo y llegamos al año 1917.
Entra en escena uno de los grandes pioneros de la
balística forense: Charles E. Wite. Su historia se mezcla
con la balística, cuando como funcionario del ministerio
público del estado de
N.Y., asistió como ayudante al Presidente de la
Comisión de Investigación nombrada por el
Gobernador del Estado, encargada de revisar la no muy fiable
sentencia dictada por un tribunal del condado de Orleans en el
proceso que investigó y juzgó el caso del doble
asesinato cometido en la noche del 21 de marzo de 1.915 en una
granja del pequeño pueblo de West-Shelby, en donde su
propietario Charles B. Phelps y su ama de llaves Margarett
Walcott fueron asesinados a tiros con un arma del calibre
22.
Dos trabajadores de la granja Charles E. Stillow y su
cuñado Neldon Green, fueron acusados y condenados en un
proceso que estuvo repleto de irregularidades.
Del cuerpo de Charles B. Phelps se extrajeron tres balas
del calibre 22, y a Stillow, se le requisó un revolver del
mismo calibre. El fiscal del
caso contrató a Albert Hamilton, uno de los abundantes y
poco fiables "expertos" en balística que pululaban en
aquélla época alrededor de los tribunales de
justicia de los EE.UU ofreciendo sus servicios para
asesorar como "técnicos en balística", y que en la
mayoría de los casos siempre se inclinaban a dar la
razón a la parte que los contrataba.
Hamilton, tras inspeccionar el revolver de Stillow y
observar mediante un microscopio los
tres proyectiles extraídos del cadáver,
realizó un dictamen demoledor para los acusados. Dijo que
junto a la boca del cañón del revolver había
una muesca, y ésta misma muesca aparecía marcada en
las balas, lo que le sirvió para decir que: "las balas
asesinas sólo pudieron ser disparadas por el revolver del
acusado".
Gracias a este dictamen tan demoledor como falso, los
acusados fueron condenados a la silla
eléctrica.
Al proceder a la revisión del caso, la
Comisión que había nombrado el gobernador Whitmann,
no fiándose del dictamen de Hamilton, mandó
efectuar varios disparos de prueba para obtener balas testigo,
que posteriormente fueron mandadas junto con las dubitadas, a la
compañía óptica
Bausch & Lomb, con el encargo de buscar las muescas que
Hamilton dijo haber encontrado.
Mediante un estudio con los aparatos ópticos mas
precisos de que se disponía intentaron localizar las
muescas, no siendo capaces de dar con ellas ni en las balas
extraídas del cadáver ni en las que se obtuvieron
en los disparos realizados de prueba.
Sin embargo, se efectuó un importante
descubrimiento. Tanto las balas del crimen, como las de prueba
tenían cinco estrías, pero con una gran diferencia:
las estrías del arma de Stillow eran normales y regulares,
y así se podía apreciar en las balas obtenidas al
efectuar los disparos de prueba, pero en las balas dubitadas
había quedado marcado un campo intermedio de una anchura
anormal. El arma utilizada para cometer el crimen tenía un
defecto de fabricación que no tenía el arma
propiedad de Stillow.
Stillow fue declarado inocente, pero había pasado
tres años en presión estando a punto de morir en la
silla eléctrica a causa de un falso informe de un no
menos falso especialista en balística.
Charle E. Waite, quedó muy impresionado a causa
de lo ocurrido, y se prometió a sí mismo que
intentaría dar con un sistema fiable y
capaz de identificar el arma utilizada en un crimen mediante el
estudio del cartucho empleado.
Con esta idea en mente se lanzó a visitar las
fábricas de armas más importantes de los EE.UU y a
continuación las europeas, solicitando los datos exactos de
las características de las armas que fabricaban. A finales
de 1923, después de cuatro años de viajes e
intenso trabajo realizó un gran descubrimiento: ¡No
había ni un solo modelo que
fuera exactamente igual a otro! Había diferencias en los
calibres, en el número y orientación de las
estrías, de manera que estas podían estar
orientadas a izquierda o a derecha, y sus ángulos de
torsión podían ser distintos.
Waite con todos estos datos de fabricación
realizó una especie de altas o catálogo
técnico de la mayoría de las armas existentes en
aquella época, recogiendo los "caracteres de clase" que
definen a todas las armas que son de un mismo tipo, marca y modelo,
pudiendo llegar a determinar mediante la observación y posterior consulta de las
lesiones producidas por estampación en la vaina, o por
deslizamiento en la bala, qué modelo de arma había
sido empleado en un crimen, llegando a diferenciar si el cartucho
empleado procedía de un revolver Colt Army Mod. 1873
ó de un Smith Wesson Ejército Nº3.
Pero estos resultados aparentemente satisfactorios
sólo solucionaban una parte del problema, puesto que no
era factible diferenciar un Colt Army Mod. 1873 de otro Colt Army
Mod. 1873.
Hacía falta encontrar unos "caracteres
individualizantes"(4) que permitieran distinguir dos armas del
mismo tipo, marca y modelo.
La solución a este nuevo problema la encontró
observando el proceso de fabricación del
cañón de una pistola.
El cañón es fabricado y pulido en un
bloque cilíndrico de acero, al que
mediante una cortadora automática de acero se procede a
labrar en él las estrías. Aunque en este proceso se
utilizan máquinas
de gran calidad y precisión, durante el mismo hay que
interrumpir frecuentemente el trabajo
para afilar las cuchillas de las máquinas.
Si se observa al microscopio el filo de la cuchilla de
una cortadora se verá que este no es recto, sino dentado.
Por lo tanto, el orden y la medida del dentado es forzosamente
distinto en cada filo produciéndose cada vez que estos son
afilados cambios en los mismos que luego podrán ser
observados en cada una de las estrías.
Si a todo esto se le suma la acción
abrasiva, causada por las virutas de acero que se producen en el
proceso y que la cortadora empuja a lo largo del interior del
cañón durante la fabricación del mismo, nos
dará como resultado en cada arma unas
características que no se repetirán
jamás.
Si tenemos en cuenta que la bala al pasar por el
ánima del cañón sufre dos tipos de lesiones:
las primeras causadas por las estrías del ánima,
que en la bala se convertirán en campos, y las segundas
causadas por los campos del ánima, que darán como
resultado las estrías en la bala, podemos llegar a decir
que la bala, después de recorrer el ánima del
cañón, se convierte en el negativo de
éste.
Aquí estaba la solución, ahora sólo
era preciso encontrar éstas mismas diferencias en las
balas. Y esto sólo era posible con un buen
microscopio.
Waite explicó su idea al óptico Max Poser y le
pidió que le fabricara un microscopio para poder
verificarla. El óptico le fabricó un microscopio
dotado con un soporte que mantenía sujeta la bala, y con
una escala de
medición que permitía medir las
lesiones mas insignificantes que existieran en la
misma.
Waite avanzaba poco a poco, pero por el camino correcto,
cuando entusiasmados por el desarrollo de las investigaciones, se
le unieron el físico John H. Fisher y el químico y
gran especialista en microfotografía Philipp O. Gravelle.
Gracias a esta unión nació en Nueva York el primer
instituto de balística forense del mundo Bureau of
Forensic Ballistics. El gran salto se había
dado.
Fisher aportó a la investigación dos
grandes inventos, con el
primero de ellos desarrollado basándose en la idea del
Citoscopio médico, construyó un aparato que
servía para ver con todo detalle el interior del
cañón de un arma de fuego.
La segunda aportación fue un nuevo microscopio
calibrador con una mayor precisión que el fabricado
anteriormente por Poser, y que permitía medir con
muchísima más precisión los campos
intermedios, las estrías, y la orientación de las
mismas.
Con éste nuevo microscopio Gravelle pudo observar
gran cantidad de proyectiles disparados por distintas armas de un
mismo modelo. Pero no estaba del todo satisfecho, puesto que para
comparar un proyectil con otro había que observarlos por
separado lo cual suponía mayor imprecisión que
examinándolos a la vez.
Gravelle se puso a pensar y se le ocurrió la idea
que daría a la balística uno de los fundamentos
científicos mas importantes.
Cogió dos de los microscopios calibradores y los
unió mediante un dispositivo óptico gracias al cual
se podían observar dos proyectiles juntos
superponiéndolos en una sola imagen y lograr
que ambas giraran de manera que se pudieran comprobar viendo las
coincidencias y diferencias que hubiera en las mismas.
El microscopio comparativo de Gravelle veía la
luz.
Por estas fechas al equipo de Waite se unió un nuevo
miembro el doctor Calvin Godarte que al poco tiempo de manejar el
microscopio comparativo podía distinguir si una bala
dubitada y una testigo habían sido disparadas por la misma
arma. Y eso no era todo. Goddart siguiendo el camino que
había iniciado el profesor Balthazard, comenzó a
observar el culote de las vainas disparadas encontrando que las
lesiones producidas por las máquinas empleadas en la
fabricación de la aguja percutora o del bloque de cierre
del arma que había realizado el disparo, coincidían
con las lesiones que aparecían en el culote de la vaina
empleada.
Desde 1925, en que Gravelle inventó el
microscopio comparativo, hubo que esperar a la primavera de 1927,
cuando en el proceso Sacco-Vanetti, Calvin Godarte lo dio a
conocer realizando con él un dictamen modélico en
la historia de la Balística Forense.
La balística estudia el movimiento y
comportamiento
de los proyectiles.
PARA SU ESTUDIO SE DIVIDE EN:
Balística interior: Estudia el movimiento
del proyectil en el interior del cañón.
Balística exterior: Estudia el
desplazamiento del proyectil durante su trayectoria en el
espacio.
Balística de efectos: Relaciona la
acción y consecuencias originadas por los proyectiles
cuando se impactan.
Balística forense: Es una rama
especializada de la Criminalística encargada de investigar
el comportamiento simple o complejo de las balas y el examen de
las trazas relacionadas con el uso de armas de fuego.
Tiene como propósito establecer por medio de
procedimiento
técnico, la correlación y procedencia de los
indicios intrínsecos con las armas de fuego como son, los
casquillos y las balas que son recolectadas durante una investigación
Criminalística.
Balística comparativa: Se aplica al
tratamiento físico de los indicios. Consiste en la
búsqueda, detección y comparación de
particularidades especiales, que identifiquen el arma con
respecto a los casquillos cuyas marcas especificas quedan
impresas durante el proceso de la acción conocida como
disparo.
Uno de los indicios que pueden brindar una información importante es el casquillo que
consiste en un tubo cilíndrico, generalmente de
latón, cerrado en sus extremos a fin de contener la carga
de proyección y alojar en el extremo anterior parte del
proyectil ; consta de cuerpo boca y culote o base del
casquillo.
En el se estudian las huellas de rozadura dejadas por
las piezas de choque y eyección del arma, además
las asperezas características de la aguja del
percutor.
Las marcas del extractor pueden determinar la
posición del casquillo antes del disparo, las cuales se
encuentran en la parte delantera del borde posterior del
casquillo, y con la luz oblicua resalta brillante contra el fondo
ahumado y oxidado del casquillo.
Es la rama de la Criminalística que se encarga
del estudio de las armas de fuego, de los fenómenos en el
momento del disparo, de los casquillos percutidos, de los
proyectiles disparados, de la trayectoria de estos últimos
y de los efectos que producen.
La Balística Forense en general se divide en:
Balística interior, Balística exterior y
Balística de efectos
APLICACIÓN DE LA BALISTICA
FORENSE
El perito en Balística participará en
aquellos hechos en que se encuentren armas de fuego o elementos
relacionados con ellas. Es frecuente que se solicite su
intervención en delitos como
el asalto con arma de fuego, homicidios,
suicidios, lesiones, portación ilegal de arma, daño en
propiedad ajena, amenazas y otros más donde exista
evidencia que conduzca a la realización de estudios en el
laboratorio de
Balística.
Normalmente, el perito en Balística
desempeña sus actividades en el laboratorio. La mayor
parte de los dictámenes que se realizan en esta materia
necesitan apoyarse en equipos como el microscopio de
comparación y la tina de disparos.
También requieren de información
bibliográfica auxiliar o que se encuentre capturada en el
sistema computarizado de información
Las armas de fuego y los elementos fabricados para ser
disparados por ellas constituyen los elementos naturales de
estudio del perito en esta especialidad. También
constituyen factores de análisis los fenómenos que se
originan en el interior del ánima del cañón,
desde que se produce el disparo hasta que la bala abandona la
boca del cañón. Se estudian los movimientos del
proyectil en el aire, una vez que
este ha dejado la boca del cañón del arma y el
contacto que tuvo con uno o varios cuerpos hasta quedar en estado
de reposo.
Se ha llegado a considerar conveniente la
participación del experto en Balística durante la
"reconstrucción de los hechos", en algunos casos. Su
presencia permite obtener una apreciación más
objetiva de las condiciones y sucesos. De esta manera,
proporcionará mayores elementos para la elaboración
del dictamen.
LA INTERVENCION DEL PERITO EN EL HECHO
DELICTIVO
La actuación pericial en materia de
Balística se basa en la existencia de armas de fuego,
cartuchos útiles, proyectiles y casquillos. Sin la
presencia de este material, la intervención pericial no
podría llevarse a cabo.
El tiempo de intervención del perito se encuentra
determinado por el número de elementos aportados y el tipo
de estudios correspondientes que sean requeridos.
Como se han mencionado con anterioridad, los resultados
del dictamen se obtienen en relación directa con el
material que se ha proporcionado para el estudio. Por eso pueden
surgir las siguientes hipótesis:
Material que se envía:
* Un arma de fuego. Resultados que arrojará el
dictamen:
Características generales, estado de
funcionamiento y condición de acuerdo con la Ley de Armas de
Fuego y Explosivos en vigor.
* Cartuchos o casquillos. Resultados del
dictamen:
Calibre y características especiales, así
como la reglamentación de la ley citada.
* Proyectiles (Balas, fragmentos u otros). Resultados
del dictamen:
Se establece su origen, se determina su calibre, si
fueron o no disparados por una misma arma. Se puede mencionar la
probable marca y modelo del arma que los
percutió.
* Expediente completo. Resultados que arrojará el
dictamen:
Pueden obtenerse todos los resultados antes mencionados,
si se remite con los estudios de Criminalística de Campo,
Balística, necropsia, pruebas de química, armas,
fragmentos, declaraciones, actuación de los que
intervinieron en las declaraciones, con lo que podría
llegar ser determinante para establecer la posición
victima-victimario.
Es una disciplina científica que se ocupa
de investigar el alcance, la dirección y los efectos que producen los
proyectiles, misiles.
También en los hechos criminales producidos por
armas de fuego la investigación se inicia en el escenario
criminal:
1. Protección del lugar del crimen
(acordonamiento).
2. Fijación probatoria (registro
fotográfico y descripción
Planimétrica).
3. Modelado.
4. Informe medico legal.
5. Localización y colección de
indicios.
6. Remisión de indicios al
laboratorio.
La balística se divide en dos balísticas
internas y externa.
Balística Interna: Es aquel proceso
que se inicia cuan do la persona que
utiliza el arma, presiona la cola del disparador y su fuerza se
transmite hasta la acción del percutor o del martillo en
un revolver o en un fusil, todo este proceso en forma concluyente
origina la expansión de ruidos y partículas del
proyectil.
Balística Externa: Es la que
estudia las leyes que
originan o rigen el movimiento del proyectil en toda su
trayectoria, desde que sale de la boca del cañón y
el impacto que ocasiona el proyectil donde se toma en cuenta la
distancia del arma y el objeto deseado.
Dr. Luís Alfredo Alarcón
Flores
Abogado, Magíster y Doctor en Derecho
Conciliador – Arbitro