En este trabajo nos proponemos
analizar la obra de Camilo José Cela, "La Familia de Pascual Duarte"
como punto de partida del movimiento literario
denominado tremendismo. Debido a la perfección del
recurso tremendista y a la originalidad de su estilo, lo
consideramos tópico de alto interés para su análisis y posterior
comparación.
En un encuentro de estilos que surgen mayormente en la
España de posguerra,
dentro de los que podemos destacar el existencialismo, el extremo
realismo, y el tremendismo
justamente, "La Familia de Pascual Duarte"
representa un símbolo indiscutible de todos estos y
probablemente de muchos otros que el autor de este trabajo no
será capaz de reconocer.
Sin embargo (y sin intención de disminuir a los
demás movimientos) identificaremos en la obra de Cela
particularmente al tremendismo, debido al hecho de que es el
factor principal de la calidad de primera clase del relato. El
tremendismo consiste en un realismo crudo y exagerado, el cual
puede ser observado en casi todas las páginas de la novela. Pascual es el
índice de tremendismo más preciso de la literatura universal. La incidencia de la
literatura en la cultura es considerablemente
alta. Por ende, no cabe duda de que el objetivo del trabajo es de
gran importancia a nivel cultural, literario y humano.
2. Extraño
interés por un sufrimiento repulsivo
Al decir tremendismo hablamos de un realismo extremista,
porque tiene una carga de violencia elevada, lo cual le
otorga ese realismo del que hablamos. En lo referente a los
personajes, son seres que viven en un ámbito de
marginación y el tremendismo produce en ellos crueldad,
violencia, un sentimiento de miseria que les provoca dolor y los
lleva a estar angustiados, desencadenándose desenlaces
trágicos.
Esta acumulación de antivalores, da como resultado,
personajes animalizados. En parte, esta animalización es
usada por los autores tremendistas para exagerar aspectos de la
vida real, aunque también es usada para que el lector se
preocupe por la situación marginal de los mismos (1) . Por
tanto, podemos afirmar que el tremendismo es una crítica social. Esta
crítica, en momentos, llega a ser tal que roza con el humor
negro, es decir, después de que el lector haya soportado
tantas calamidades, pueden llegar a resultar
graciosas.
Es decir, esta corriente literaria es sinónimo de
un afán de testimoniar los aspectos más tétricos
de la realidad social mediante la descripción de escenas
grotescas y violentas .
Para explicar este movimiento literario nos hemos basado
en "La familia de Pascual Duarte", ya que se ven, claramente,
todas las características del tremendismo. Se ve una
metáfora de la violencia, dolor y angustia que produce la
transformación del personaje de verdugo en víctima, en
un contexto con una crítica social de situaciones reales del
medio rural español de la
época.
Pascual es un hombre, un "campesino" primitivo y brutal
que en sus relaciones afectivo-familiares y con los vecinos del
pueblo pone de manifiesto el realismo tremendista bajo un
trasfondo de humor e ironía.
"Cuando nos abandonó no había
cumplido todavía los diez años, que si pocos
fueron para lo demasiado que había de sufrir,
suficientes debieran de haber sido para llegar a hablar y a
andar, cosas ambas que no llegó a conocer; el pobre no
pasó de arrastrarse por el suelo como si fuese una
culebra y de hacer unos ruiditos con la garganta y con la
nariz como si fuese una rata: fue lo único que
aprendió (…) tardó año y medio en echar el
primer hueso de la boca y cuando lo hizo, tan fuera de
sitio le fue a nacer que (…) hubo de tirárselo con
un cordel para ver de que no se clavara la lengua. Hacia los mismos
días, y vaya usted a saber si como resultas de la
mucha sangre que tragó
por lo del diente, le salió un sarampión o
sarpullido por el trasero (con perdón) que llegó
a ponerle las nalguitas como desolladas y en la carne viva
por habérsele mezclado la orina con el pus de las
bubas; cuando hubo que curarle lo dolido con vinagre y con
sal, tales lloros se dejaba arrancar(…) Hasta que un
día (…) un guarro le comió las dos orejas…
tanta dolor daba el verlo sin orejas (…) ¡Pobre
Mario, y cómo agradecía con sus ojos negrillos,
los consuelos!" (3)
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