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Psicología y martirio



Partes: 1, 2

    1. Resumen.
    2. Persecución
      religiosa
    3. Capitulaciones
      martiriales
    4. Testamento
      espiritual.
    5. Conclusiones.
    6. Apéndice.
    7. Bibliografía.

    Resumen.

    La tesis sobre
    Psicología
    y Martirio recoge un estudio preliminar sobre la historia más reciente
    del pueblo argentino que desde nuestro punto de vista es un
    ejemplo más que reúne las condiciones
    prácticas que son necesarias en las capitulaciones
    martiriales para declarar mártir al Rvdo. P. Jacobo
    Wagner, emblema de la iglesia
    católica porteña que se levantó en protesta
    como muchos ciudadanos íntegros y patriotas argentinos que
    lucharon con valentía contra las amenazas del poder local
    establecido en el mandato presidencial de esta nación
    a mediados del siglo XX, verdadera tiranía
    anticatólica de hecho.

    El 13 de mayo de 2005, Benedicto XVI anunció la
    apertura de la causa de canonización de Juan Pablo II
    dispensando de los cinco años de espera que deben
    transcurrir tras la muerte del
    siervo de Dios y su inicio, porque el 13 de mayo de 1981
    sobrevivió a un intento de asesinato en la Plaza de San
    Pedro del Vaticano que le convirtió en mártir y
    confesor de la fe, un ejemplo de la cláusula de
    excepción en las capitulaciones martiriales que ha
    acelerado su proceso de
    beatificación.

    En conclusión, el martirio es la antinomia del
    homicidio
    porque el acto martirial es la acción
    de dar testimonio de fe y no un acto criminal con el que se
    pretende cometer un asesinato.

    Introducción.

    En memoria de S.S.
    Juan Pablo II (18 mayo 1920 – 2 abril 2005), el Magno, el Papa
    mártir y confesor de la fe por la gracia de la Virgen
    María, Reina de los Apóstoles y los
    Mártires, que al inicio de su pontificado (16 octubre
    1978) y víctima de un asesinato frustrado (13 mayo 1981)
    vertió su sangre por dar
    testimonio inquebrantable de su fe.

    En el 60º aniversario de la liberación de
    los campos de concentración y exterminio nazis (25 abril
    1945).

    En la conmemoración del 50º aniversario del
    movimiento de
    liberación nacional argentino, que se funda en el fragor
    de la lucha contra el tirano, entre elementos militares y
    civiles, y en memoria de los mártires de la fe como el
    Rvdo. P. Jacobo Wagner que murió como testigo de Cristo en
    las postrimerías de la epopeya porteña en "la
    primera persecución religiosa en la República
    Argentina".

    En el 40° aniversario de la promulgación de
    la Declaración "Nostra aetate" (Pablo VI : 28 octubre
    1965) y clausura del Concilio Vaticano II (8 diciembre
    1965).

    Citamos un fragmento del discurso
    pronunciado el 19 de agosto de 2005 por Benedicto XVI en la
    Sinagoga de Colonia (Alemania) con
    ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud
    (18-21 agosto 2005) .

    (…) Este año se celebra el 60º aniversario
    de la liberación de los campos de concentración
    nazis, en los que millones de judíos
    – hombres, mujeres y niños
    – fueron llevados a la muerte en las
    cámaras de gas e incinerados
    en los hornos crematorios.

    Hago mías las palabras escritas por mi venerado
    Predecesor con ocasión del 60º aniversario de la
    liberación de Auschwitz y digo también: «Me
    inclino ante todos los que experimentaron aquella
    manifestación del mysterium iniquitatis».

    Los acontecimientos terribles de entonces han de
    «despertar incesantemente las conciencias, extinguir los
    conflictos y
    exhortar a la paz» (Mensaje por la liberación de
    Auschwitz, 15 enero 2005). Hemos de recordarnos a la vez de Dios
    y de su sabio proyecto para el
    mundo por Él creado: Él, advierte el Libro de la
    Sabiduría, es «amante de la vida» (11,
    26).

    Se cumple también este año el 40°
    aniversario de la promulgación de la Declaración
    Nostra aetate, del Concilio Ecuménico Vaticano II, (…)
    «deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de
    antisemitismo
    de que han sido objeto los judíos de cualquier tiempo y por
    parte de cualquier persona»
    (n. 4). Dios nos ha creado a todos «a su imagen»
    (cf. Gn 1,27), honrándonos así con una dignidad
    trascendente. Ante Dios, todos los hombres tienen la misma
    dignidad, a cualquier pueblo, cultura o
    religión
    que pertenezcan.

    Por esta razón la Declaración Nostra
    aetate también habla con gran consideración de los
    musulmanes (cf. n. 3), y de los pertenecientes a otras religiones (cf. n. 2).
    Fundándose en la dignidad humana común a todos, la
    Iglesia católica «reprueba, como ajena al
    espíritu de Cristo, cualquier discriminación o vejación por
    motivos de raza o color, de
    condición o religión» (ibíd., n. 5)
    (…) La Iglesia católica se compromete – lo
    reafirmo también esta ocasión – en favor de
    la tolerancia, el
    respeto, la
    amistad y la paz
    entre todos los pueblos, las culturas y las religiones
    (…)

    El Papa clausuró el día 23/10/2005,
    día del DOMUND, el XI Sínodo de Obispos, en la
    plaza de San Pedro con asistencia de 256 prelados de todo el
    mundo. Benedicto XVI después de 3 semanas, desde su inicio
    el 2 de octubre, ha consagrado el espíritu que
    alumbró hace 40 años el Concilio Vaticano II, uno
    de cuyos asesores más destacados fue él
    mismo.

    El propio Papa Benedicto XVI animando a los Obispos,
    votaron las proposiciones centrales del Sínodo con el fin
    de resolver la crisis de la
    Iglesia.

    1. Eucaristía : el objetivo
    principal ha sido centrarse en la coherencia entre la misa
    dominical y la vida cotidiana.

    2. Comunión : entendida como un don de gracia, el
    sacramento se impartirá a los fieles no divorciados, se
    negará a los políticos que defienden políticas
    irreconciliables que desobedecen doctrinas morales básicas
    y a los cristianos no católicos.

    3. Celibato : quienes han contraído la
    ordenación sacerdotal no podrán ejercer el
    sacramento del matrimonio, y
    tampoco pueden ser ordenados hombres casados como ministros de la
    Iglesia.

    4. Ecumenismo : en continuidad con el espíritu
    que emana del Concilio Vaticano II y en especial del Papado de
    Juan Pablo II, se consagra la unidad interna de la Iglesia y el
    acercamiento a otras confesiones.

    Coincidiendo con la clausura del sínodo,
    Benedicto XVI destacó la importancia del celibato como
    norma que se funda en el misterio de la Eucaristía,
    fuente y culmen de la vida y de la misión de
    la Iglesia.

    Esta Asamblea de 256 obispos escogidos de las distintas
    regiones del mundo, de 118 países (95 de Europa, 59 de
    América, 50 de África, 44 de
    Asia y 8 de
    Oceanía)
    que se reúnen para fomentar la unión estrecha con
    el Romano Pontífice (Canon, 342), del griego "syn"
    (juntos) y "hodos" (camino), convocado por el Papa, para que
    intercambien y expresen sus puntos de vista, y es de carácter consultivo, lo instauró
    Pablo VI en 1965, con el objetivo de dar continuidad a las
    proposiciones emanadas del Concilio Vaticano II.

    El Concilio Vaticano II, en las Constituciones
    dogmáticas ¨Lumen Gentium¨ y ¨Dei Verbum¨
    de dimensión bíblica, describen a la Iglesia como
    sacramento de ¨comunión¨ entre Dios y el hombre, y
    apoyándose en el carisma o vocación de sus
    miembros, los responsabiliza a todos de su misión
    evangelizadora. De este modo, junto al primado del Papa, la
    colegialidad episcopal, los obispos y los sacerdotes, los laicos
    o seglares aparecen como un elemento más perteneciente a
    su estructura
    jerárquica, y se reconoce con una nueva fuerza la
    dimensión carismática como elemento integrante de
    la Iglesia (Ef. 2,18).

    Así se complementan y equilibran las
    proposiciones del inacabado Concilio Vaticano I, y es aquí
    donde la concepción del pueblo de Dios adquiere su
    verdadera dimensión que en disposición de servicio tiene
    la misión de hacer presente de modo específico al
    mismo Cristo, Cabeza de su Iglesia.

    En la Constitución pastoral ¨Gaudium et
    Spes¨ de dimensión ecuménica, se determina la
    actitud de la
    Iglesia Católica, y este documento emanado de todo el
    proceso conciliar, es el que hace más patente las tomas de
    posición con respecto al Vaticano I, adquiriendo pleno
    sentido el ¨aggiornamento¨ o retorno hacia el mundo, una
    permanente exigencia y expresa voluntad de renovación, que
    reconoce la vocación de los laicos y seglares en su
    dimensión pastoral abierta al hombre de
    hoy.

    La nueva figura que se deriva del Concilio Vaticano II
    ha convertido la época en que vivimos en un periodo nuevo
    de desarrollo de
    la Iglesia Católica.

    En el comienzo del Pontificado de S.S. Benedicto XVI (19
    abril 2005), la apertura de la causa de canonización de
    S.S. Juan Pablo II (13 mayo 2005) nos obliga en conciencia a
    realizar un estudio preliminar sobre las capitulaciones
    martiriales y la cláusula de excepción por la que
    se justifica la anticipación de su proceso de
    beatificación al constatar en sus virtudes heroicas a
    raíz del atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981
    que estamos frente a un mártir y confesor de la fe
    (Apéndice 1 : Editor de L'Osservatore Romano afirma que
    Juan Pablo II fue "auténtico Papa mártir". Ciudad
    del Vaticano. 28 agosto 2005 – ACI Prensa).

    Juan Pablo II, el Papa mártir, por respeto a su
    reverencia ante las víctimas del "mysterium iniquitatis"
    que manifestó en el 60 º Aniversario de la
    liberación de Auschwitz y por necesidad histórica
    de la memoria
    colectiva que nunca debe olvidar las atrocidades cometidas por
    los hombres en el pasado con el fin de que sean lección
    suficiente para que no se repitan en el presente, el episodio de
    las persecuciones contra la Iglesia más cercano en el
    tiempo que recordamos y en el que centramos nuestro estudio
    preliminar es el que a los 50 años del movimiento opositor
    que causó la ex-comunión, deposición y cese
    del Presidente de la República Argentina, el General Juan
    Domingo Perón, no
    olvida a los mártires de la fe en el alzamiento nacional
    contra el régimen de opresión y represión
    policial del gobierno
    argentino que ocasionaría el triste episodio de "la quema
    de las Iglesias en Buenos Aires" el
    16 de junio de 1955 (Apéndice 2 : Texto
    extraído del libro escrito por el doctor Ambrosio Romero
    Carranza titulado ¨Itinerario de Monseñor de
    Andrea¨) y que tuvo su origen en etapas
    precedentes.

    Los capítulos publicados sobre la epopeya
    porteña referentes a los mártires de la fe son
    monográficos que ilustran la primera persecución
    religiosa en la República argentina, no pretenden
    conmemorar el levantamiento militar (16 junio 1955) ni el
    pronunciamiento del golpe de Estado
    (16 septiembre 1955) sino recordar a los perseguidos a causa de
    la fe y exalzar en su contexto histórico los valores
    patrióticos y morales del movimiento de liberación
    nacional argentina que se opuso a la dictadura.

    El objetivo final de nuestro trabajo es
    plantear la tesis que completa la de anteriores trabajos sobre
    Psicología del Martirio (VI Congreso Virtual de
    Psiquiatría – Interpsiquis 2005). Así, como
    en una anterior ocasión se apuntó que el martirio
    es la antinomia del suicidio, en esta
    parte renovando el espíritu que alumbró aquella
    original idea, completamos nuestros razonamientos
    católicos con la tesis de que el martirio es la
    antinomia del homicidio
    .

    Es una necesidad histórica y para reforzar
    nuestra tesis, que el martirio se sitúe en
    oposición al uso de la fuerza sea para derrocar una
    dictadura o para imponerla.

    En conclusión, en la conmemoración del
    60º Aniversario de la liberación de Auschwitz y de
    los campos de concentración y exterminio del IIIer. Reich,
    o en el 50 º Aniversario de la liberación de Buenos
    Aires y la nación
    Argentina, … por acción y efecto del ejército
    aliado en toda Europa, o de las fuerzas armadas argentinas, …
    lo importante a destacar es que el acto martirial es dar
    testimonio de fe y no un acto criminal.

    La epopeya
    porteña.

    La República Argentina es hija de la Hispanidad
    que nos supieron legar los Reyes católicos, Carlos I y
    Felipe II; por ello su Tradición es Castellano
    – Hispana – Católico – Mariana. "Los
    soldados, los misioneros, los civiles que vienen a estos lares no
    traen los vestidos impregnados tan solo de pólvora, sino
    también de incienso; no hablan tan sólo de los
    laureles de los Tercios de Flandes, sino también de las
    borlas de los doctores de Trento; no han leído tan
    sólo libros de
    Caballería, sino también de Ascética y
    Mística; no asistieron tan sólo a sitios guerreros,
    sino también a la representación de los Autos
    Sacramentales; no ostentan tan sólo títulos o
    grados militares, sino también diplomas de Salamanca o de
    Alcalá de Henares; muchos de sus jefes no manejan tan
    sólo la espada que hace proezas, sino también la
    péñola que las describe y canta; sus frailes
    misioneros no son hábiles tan solo para "seguir a la
    soldadesca" o catequizar a los salvajes, sino también para
    terciar en las contiendas teológicas de la Gracia y fundar
    y regir universidades.

    A todo eso, y mucho más, sabe y huele
    aquella religiosidad que da pruebas de ser
    dogmáticamente aséptica, jerárquicamente
    disciplinada, esencialmente eclesial, éticamente
    pudibunda, devocionalmente desbordada".

    En la primera mitad del siglo XIX, las luchas por la
    Independencia
    y la
    Organización Nacional consumieron a la Patria en una
    verdadera guerra entre
    hermanos, donde la ideología del liberalismo,
    apoyada por la masonería, fue tratando de ganar terreno
    sobre la tradición hispano-católica, representada
    básicamente por el pensar, sentir y obrar de dos generales
    católicos y marianos, D. José de San Martín
    y D. Manuel del Corazón de
    Jesús Belgrano, y por las montoneras de los caudillos del
    interior, cuyo mayor arquetipo fue el Brigadier D. Juan Manuel de
    Rosas; a partir
    de la segunda mitad del siglo XIX, y hasta el presente, la
    conducción de la Nación, salvo pequeños
    espacios de tiempo, se consolidó y quedó en manos
    del liberalismo, sea civil o militar, y de sus hijos predilectos:
    el socialismo, el
    izquierdismo, el progresismo.

    El positivismo,
    había dominado en nuestro país desde 1880 hasta
    aproximadamente 1920, o quizá 1930. En tanto tendencia
    ideológica, englobó concepciones provenientes del
    cientificismo, del naturalismo, del evolucionismo; se
    constituyó en basamento filosófico del liberalismo
    político y económico de las élites
    dirigentes.

    Aplicado al pensamiento
    pedagógico, se preocupó mucho menos de los objetivos y
    fines de la educación que de
    los aspectos psicológicos, biológicos y
    metodológicos.

    Las corrientes renovadoras de la educación surgidas en
    los comienzos del siglo XX, repercutieron en el ambiente
    pedagógico de nuestro país, infiltrándose
    las nuevas ideas en una época en que la pedagogía positivista y cientificista se
    hallaba en franca declinación, desaparecidos algunos de
    sus principales representantes.

    Además de este antipositivismo "culturista",
    "humanista", "espiritualista", "idealista", surge en nuestro
    país una corriente de pensamiento filosófico y
    educativo: el antipositivismo antiliberal o nacionalista, apoyado
    en las tesis de la Iglesia Católica y del realismo
    aristotélico-tomista; destacándose la influencia de
    la Encíclica de Pío XI sobre educación
    "Divini Illius Magistri" (31 de diciembre de 1929) y la
    acción de dos de sus más notables difusores:
    Gustavo J. Franceschi (La religión en la enseñanza, 1940) y J. Carlos Zuretti
    (Historia general de la Pedagogía, de 1946).
    Apoyándose en las tesis de la Iglesia Católica,
    este antipositivismo exaltó los valores de la
    moralidad y de
    la religiosidad católica tradicional, de viejo
    cuño, junto con los de patriotismo y los de la conciencia
    nacional.

    Como consecuencia de las leyes laicistas
    de fines del siglo XIX, el deterioro moral de la
    sociedad es
    evidente; por ello, el 4 de junio de 1943 irrumpe en la Patria un
    gobierno de facto, cerrándose la tristemente
    célebre Década Infame, en la que el pueblo era
    sometido al hambre, la miseria, enfermedades sociales, al
    fraude y la
    corrupción.

    Es derrocado el presidente Castillo por una Junta
    Militar integrada por los Generales Arturo Rawson, Pedro Ramírez y
    el Vicealmirante Saba H. Sueyro. El Coronel Juan Domingo
    Perón es designado Jefe del Estado Mayor
    de la Primera División del Ejército. La Presidencia
    queda a cargo del General Arturo Rawson, quien renuncia el 6 de
    Junio y es reemplazado por el General Pedro P. Ramírez,
    siendo su Ministro de Guerra el General Edelmiro Farrell y su
    Jefe de Secretaría, el Coronel Juan Domingo
    Perón.

    Decía el General Ramírez: "Haremos
    panamericanismo práctico y con el resto del mundo, nuestra
    política,
    al presente es de neutralidad, pero no ficticia, sino leal,
    sincera. Esta Revolución
    no tendrá el giro que tuvo la del 6 de Septiembre,
    cumpliremos lo prometido. Por ahora nuestro propósito es
    sanear, sanear y sanear, después el pueblo y el tiempo
    dirán lo que debe hacerse".

    Sostenían que al niño, sin el
    conocimiento de la religión, no se le educaba en la
    neutralidad, principio sostenedor de los defensores de la
    Ley 1420, sino
    en el ateísmo, que comenzaba por ser sistemático
    repudio del nombre de Dios y acababa siendo negación de su
    existencia y de sus leyes, único fundamento válido
    de toda moral privada y pública, siendo en consecuencia
    para los argentinos la destrucción de uno de los
    más fuertes vínculos de la unidad nacional y que
    había conducido en la práctica a la corrupción administrativa y a la
    deformación del alma del
    pueblo.

    Un debate de
    importancia para el período fue el relacionado con la
    enseñanza laica o religiosa. En la década del
    cuarenta la corriente de pensamiento nacionalista, vinculada a la
    Iglesia Católica, impulsó la incorporación
    de la enseñanza religiosa en las escuelas,
    oponiéndose a los que bregaban por sostener la
    enseñanza laica.

    El Gobierno del Gral. Pedro Pablo Ramírez,
    conocedor de la tradición religiosa de la escuela argentina
    desde 1536 hasta 1884, estando en la evidencia que la Ley 1420
    implementaba una escuela oficial sin religión, que es una
    escuela antidemocrática e inconstitucional; sabedor que
    más del 91% de la población quería, pedía,
    exigía la enseñanza religiosa en las escuelas de la
    Patria, resolvió justicieramente: enseñanza de la
    Religión Católica para los católicos e
    Instrucción Moral para los no católicos,
    respetándose así la libertad de
    conciencia.

    Surge así el Decreto Nº 18.411, del 31 de
    diciembre de 1943, que con la firma del Presidente de la
    Nación Argentina, en Acuerdo General de Ministros, decreta
    que en todas las escuelas públicas de enseñanza
    primaria, postprimaria, secundaria y especial, la
    enseñanza de la Religión Católica
    será impartida como materia
    ordinaria de los respectivos planes de estudio.

    En 1946, por voto popular, asciende a la Presidencia el
    General Juan Domingo Perón, líder
    emblématico, cuyo actuar dividió ferozmente a la
    sociedad argentina; una división que se mantiene, con
    diferentes matices, hasta el dia de hoy. De un pragmatismo y
    visión extraordinaria, no siempre supo diferenciar entre
    el objetivo personal y el
    bien común, llevando adelante una conducción
    férrea y personalista, con las lógicas
    consecuencias.

    Dentro de ese obrar pragmático, estaba la
    relación con la Iglesia Católica; a poco de asumir,
    el Congreso convierte en Ley de Educación, el Decreto,
    hecho visto con muy buenos ojos por el Episcopado y al cual
    adhería el 91% de la población.

    A partir de su segundo período presidencial, como
    suele pasar con quienes se creen dueños del poder y de la
    vida de los habitantes, el desgaste comenzó en forma veloz
    y la Iglesia Católica fue la institución que fue
    señalando los diversos equívocos al gobierno,
    actitud que no fue tomada para bien, y la reacción del
    gobierno no se hizo esperar.

    Comienza así uno de los períodos
    más trágicos y tristes de la memoria colectiva de
    nuestra Patria, donde con total impunidad, lo
    blasfemo y lo sacrílego fue estimulado y apoyado desde el
    poder, dejando en manos de verdaderas hordas la
    consumación de hechos aberrantes ofensivos a la Fe
    católica, a la Santa Madre Iglesia y a sus
    Pastores.

    En la primera hora del 16 de septiembre de 1955, el
    General Eduardo Lonardi, junto con una decena de oficiales y de
    civiles, salió de una finca situada en la localidad
    cordobesa de La Calera. Ingresó en la Escuela de
    Artillería, donde se le facilitó el acceso.
    Entró en el dormitorio del coronel jefe de la unidad, lo
    intimó a sumarse a la revolución y, ante un amago
    de resistencia, le
    descerrajó un balazo que le rozó la oreja. Una vez
    arrestados los oficiales y suboficiales leales, Lonardi
    llamó por teléfono al jefe de la vecina Escuela de
    Infantería, coronel Guillermo Brizuela.

    No hubo respuesta. Los de Infantería
    permanecerían leales al gobierno. Poco después se
    entablaba el primer combate de ese día. Duró unas
    diez horas y produjo numerosas víctimas. La
    situación fue en un momento tan crítica
    que Lonardi admitió: "Creo que hemos perdido, pero no nos
    rendiremos. Vamos a morir aquí".

    Así comenzó la Revolución
    Libertadora, saludada con júbilo por buena parte de la
    ciudadanía, aunque hoy tiene muy pocos
    defensores, revolución que en Córdoba
    utilizó el santo y seña "Dios es
    justo
    ", palabras simbólicas que aludían a
    una respuesta contundente y dramática a la ruptura entre
    Perón y la Iglesia y que lograron unir tras los mismos
    objetivos a estudiantes universitarios laicistas y juventudes
    católicas, los viejos antagonistas de la querella escolar
    de la década de 1880.

    Ante la evidencia de que ya no podía resistir, el
    20 de septiembre Perón se refugió en la embajada
    paraguaya, para luego abandonar el país en una
    cañonera de esa bandera.

    Un gobierno de facto, provisional, saludado
    jubilosamente por una parte sustancial del país,
    finalmente se hace cargo de los destinos de la Patria, el 23 de
    septiembre de 1955 ante la Plaza de Mayo colmada por una gran
    multitud, es encabezado por el General (RE) Lonardi,
    católico practicante, que bajo el lema "Ni
    vencedores ni vencidos
    ", intenta la reconstrucción
    moral de la Patria. A las 13.53 el presidente provisional,
    calurosamente aplaudido, llegó al Salón Blanco. En
    esas circunstancias se cantó el Himno Nacional a las
    13.59.

    Asistido por los cadetes abanderados de la Escuela
    Naval, Colegio Militar y Escuela de Aviación Militar, el
    General (R) D. Eduardo Lonardi prestó el juramento y se
    colocó la banda presidencial, tomando el bastón de
    mando. Junto a él se encontraba el cardenal primado,
    Monseñor Santiago Copello, con quien se estrechó en
    un abrazo. De inmediato, luego de la firma del acta, se
    dirigió a los balcones para hablar al pueblo.

    Pero su mandato fue muy breve: no llegó a cumplir
    dos meses, porque fue desplazado el 13 de noviembre por los
    personeros del liberalismo y de la masonería, que producen
    un golpe militar interno, colocando al General Pedro Eugenio
    Aramburu como presidente, y al Almirante Issac Francisco Rojas,
    como vicepresidente.

    Los nuevos altos mandos quieren participar de todos los
    resortes del poder y, desde allí, impulsar planes que nada
    tienen que ver con la tan ansiada y proclamada
    reconciliación nacional; ese sector militar liberal, es
    duro y pide revancha, comenzando así un nuevo
    período de desencuentros.

    Traicionada así la Revolución y apartada
    la figura de este genuino y católico caballero, el Gral
    (RE) D. Eduardo Lonardi, todo fue oprobio, arbitrariedad y
    continuismo. La Patria quedó en manos de liberales, de
    masones y de marxistas. Los fusilamientos de 1956 fueron
    inmorales. Los males continuaron, el país fue arruinado.
    Gorilismo y Peronismo se
    reparten hasta hoy las culpas múltiples y el pecado grave
    de seguir destruyendo a la República Argentina, sumergida
    en una grave "crisis moral" que azota nuestra sociedad en forma
    ya transversalizada, de la cual aún no hemos podido ni
    sabido salir.

    1.
    Persecución religiosa.

    El segundo gobierno del Gral. Perón se
    destacó, entre otras particularidades, por su animosidad
    manifiesta contra la Iglesia Católica y su
    Jerarquía, desencadenando una serie de medidas y acciones
    gubernamentales que dieron lugar a la "Primera Persecución
    religiosa en la República Argentina", y que
    concluyó en la triste, irreproducible y sacrílega
    jornada del 16 de junio de 1955, donde muchos templos
    porteños fueron incendiados y profanados, amén de
    la Curia Arzobispal –que ardió hasta quedar
    aniquilada con su rica biblioteca de
    80.000 volúmenes y sus archivos que
    guardaban casi cuatro siglos de historia-, y las
    magníficas iglesias de Santo Domingo y San Francisco, la
    Capilla de San Roque, San Ignacio, La Merced, San Miguel
    Arcángel, La Piedad, Nuestra Señora de las
    Victorias, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, San
    Nicolás de Bari, San Juan Bautista, y la misma Catedral
    Primada, tesoros venerables de Fe y Patriotismo.

    Bastan unas frases, significativas por cierto, de boca
    del entonces Vicepresidente de la Nación, Contralmirante
    Alberto Tessaire, para ilustrar la esencia de los tristes y
    sacrílegos hechos que se sucedieron en la República
    Argentina durante la segunda presidencia del General Juan Domingo
    Perón:

    "(…) La crisis partidaria fue, como es
    lógico, una consecuencia de la crisis política
    argentina. Se origina principalmente en la inmoralidad
    administrativa y culmina con la agresión contra la
    Iglesia, cuya iniciación nace del despecho que le
    produjeron a Perón los éxitos de público en
    los actos estudiantiles secundarios de Córdoba, frente al
    fracaso de los mitines organizados por la UES, creada por
    él como instrumento político. Pero como
    Perón no podía arrastrarnos a la lucha
    anticatólica con ese pobre argumento, fabricó la
    leyenda de la intromisión clerical en la política,
    a cuyo efecto inventó hechos imaginarios,
    exhibiéndonos elementos de juicio totalmente
    falsos.

    Embaucados de esa manera, se produjo el acto del Luna
    Park, donde algunos oradores -haciendo fe en su palabra y en sus
    afirmaciones—censuramos esa intromisión de la
    Iglesia en la política, sin advertir –hasta
    días después—que todo era un fraude
    cuidadosamente preparado por el ex presidente, cuya fingida
    indignación era parte de la comedia
    representada
    ".

    (…) "Posteriormente, Perón intentó
    arrancar de las Cámaras legislativas una ley de
    expropiación del templo de la Catedral, a cuyo efecto le
    hizo presentar un proyecto a su ministro Méndez San
    Martín que, se empeñó personalmente en
    prestigiarlo. Pero varios nos opusimos terminantemente a ese
    propósito, evitando que se consumara otro atropello contra
    la Iglesia. Ya estábamos en antecedentes de la verdad del
    problema y esta vez Perón no pudo sorprendernos con otro
    engaño
    ".

    (…) "En cuanto a la forma en que Perón
    ejercía el poder, debo significar que él
    conocía absolutamente todo y manejaba todo, hasta cosas
    muy chicas y generalmente de mala fe. Nada de lo que el gobierno
    de Perón ha ejecutado, sea cual fuere la naturaleza de
    los hechos ocurridos, se ha llegado a concretar sin el
    consentimiento directo de Perón. En consecuencia, hemos
    asistido a un ejercicio del poder con el que no se gobernaba,
    sino que se
    ordenaba
    ".

    (…) "En homenaje a la más estricta verdad,
    por muchos presentida pero por mí bien conocida, debo
    destacar que Perón carecía absolutamente de
    sentimientos. Sin sentimientos para la madre, para la esposa,
    para el hermano, para nadie, solo tenía el sentimiento del
    odio, sentimiento sensualista y codicioso. No quería al
    país
    "..

    El actuar de los blasfemos y sacrílegos fue
    certeramente manipulado, y frases del entonces presidente de la
    nación argentina, resultan más que lustrativas al
    respecto:

    2 de agosto de 1946."El día que ustedes se
    lancen a colgar, yo estaré del lado de los que
    cuelgan".

    13 de agosto de 1946. "Entregaremos unos metros de
    piola a cada descamisado y veremos quién cuelga a
    quién".

    24 de junio de 1947. "Con un fusil o con un chillo a
    matar".

    8 de septiembre de 1947. "Levantemos horcas en todo
    el país para colgar a los opositores".

    3 de junio de 1951. "Vamos a salir a la calle una
    sola vez … para que no vuelvan más ellos ni los hijos de
    ellos".

    31 de agosto de 1951. "Distribuiremos alambre de
    fardar para ahocar a nuestros enemigos".

    7 de mayo de 1952. "Compañeros, cuando haya
    que quemar voy a salir yo a la cabeza de ustedes a quemar. Pero
    entonces, si ello fuera necesario, la historia recordará
    la más grande hoguera que haya encendido la humanidad
    hasta nuestros días".

    16 de abril de 1953. "Vamos a tener que volver a la
    época de andar con el alambre de fardo en el
    bolsillo".

    16 de abril de 1953. "Hay que buscar a esos agentes y
    donde se encuentren colgarlos de un árbol".

    16 de abril de 1953. "Eso de la leña que
    ustedes me aconsejan por ¿Qué no empiezan ustedes a
    darla?".

    31 de agosto de 1955. "Aquel que en cualquier lugar
    intente alterar el orden en contra de las autoridades puede ser
    muerto por cualquier argentino (…) Y cuando uno de los nuestros
    caiga, caerán cinco de ellos (…)".

    "Noche de la Pasión de Jesús en Buenos
    Aires"
    , fue llamada aquella noche trágica del
    sacrilegio, de la blasfemia, de la destrucción y del
    pecado. Junto a la Eucaristía pisoteada, los sagrarios
    rotos, los altares mancillados, los cálices ultrajados,
    las imágenes
    sacras deshechas y vejadas, no pocas reliquias patrias sufrieron
    el mismo y endemoniado castigo. Desde las tumbas de los
    héroes hasta las banderas nacionales y los trofeos de
    guerra.

    Y en esa noche de orgía, el Rvdo. P. Jacobo
    Wagner, C.SS.R, se encontraba con su comunidad
    redentorista, para dar comienzo a la frugal refección
    presidida por el Cardenal Caggiano; cerca de las 20:15 hs se
    oyeron gritos en las calles y pocos minutos después, una
    turba asalariada por el régimen, violentaba las puertas de
    la Iglesia de Las Victorias, sita en la calle Paraguay 1204 de
    la entonces Ciudad de Buenos Aires, irrumpiendo en el templo y en
    la residencia, rugiendo y blasfemando, quemando y destrozando
    cuanto hallaban a su paso.

    La comunidad se dispersó por el interior del
    convento, las azoteas y el campanario, se hicieron sonar las
    campanas en demanda de
    auxilio, al que acudió un auto policial, cuyo oficial
    después de verificar lo que sucedía en el interior
    del templo, se retiró tranquilamente.

    El P. Wagner guió por los corredores de la casa
    al cardenal Caggiano, a fin de ponerlo a salvo; concluida su
    misión, pasó frente a la pieza del Padre
    Provincial, saqueda por siete u ocho de los asaltantes. Quiso
    entrar para llamarles la atención por lo sucedido, pero fue detenido
    por uno de aquellos forajidos y golpeado salvajemente con un
    palo.

    Aturdido por los golpes, sangrándole las heridas
    del rostro y de la cabeza, caminó penosamente hasta otra
    puerta, y a punto de abrirla varios malhechores se precipitaron
    hacia la salida y volvieron a golpear al sacerdote. Gracias a la
    acción de un caballero y una señorita, fue
    arrancado de los malvados y puesto a salvo, siendo
    rápidamente conducido a otra casa más lejana; en
    ese interín se hizo presente la policía para
    detener al sacerdote, y al no hallarlo, llevaron detenidos al
    caballero y a la señorita que le habían prestado
    auxilio.

    En el hogar de la familia
    Martínez del Villar, el P. Wagner recibió las
    delicadas atenciones que le salvaron la vida en principio, pero
    que dejaban entrever su lamentable estado y hacía temer la
    probabilidad
    de un rápido fin. Poco a poco fue reponiéndose de
    sus heridas y de la tremenda conmoción sufrida; no
    obstante, poco a poco se va acentuando su falta de estabilidad.
    El 25 de julio debía haber celebrado en el altar mayor de
    las Victorias, pero solo pudo asistir a la misa sentado en un
    sillón en medio del presbiterio.

    En la tarde del 30 de julio, el P. Leo Harkins lo
    confesó y el Padre Provincial en presencia de todos los
    Padres y Hermanos de la comunidad le administró los santos
    sacramentos del Viático y la Extremaunción, que
    recibió con toda lucidez y admirable serenidad de
    espíritu. Lentamente fue consumiéndose hasta la
    tarde del 7 de agosto; durante la mañana y en horas de la
    tarde permaneció inconsciente. A las 16:32 hs, susurra la
    invocación "Cristo", terminando en ese instante
    "su agonía y pasión", "verdadero
    martirio
    ", y comenzando su gloria, a casi 71 años de
    edad.

    a. Antecedentes
    históricos.

    Decía el Coronel Juan Domingo Perón en
    1946: "He jurado escuchar y satisfacer los anhelos del pueblo
    argentino. Y como el pueblo argentino, por mayoría
    abrumadora, quiere para sus hijos la enseñanza religiosa,
    he de mantenerla y acrecentarla con el mayor empeño, ya
    que responde además, a una intensa convicción de mi
    espíritu".

    El 24 de febrero de 1946, en elecciones inobjetables,
    triunfó la fórmula Perón-Quijano con un
    total del 55% de los electores.

    Perón había logrado atraer a sectores del
    radicalismo y del conservadurismo. Tenía el apoyo de gran
    parte del Ejército, de la Iglesia y de grupos de
    industriales que esperaban una importante protección del
    Estado para sus actividades. Pero también lo apoyaba una
    numerosa masa popular: eran los nuevos sectores urbanos de
    obreros industriales, que se integraron en un reagrupamiento
    político con capacidad para oponerse a los partidos
    tradicionales.

    El 4 de junio, asumió la presidencia como General
    de Brigada, merced a un decreto del 29 de mayo que lo
    había reintegrado al servicio activo y ascendido al grado
    inmediato superior. El 1 de mayo de 1950, el Senado
    ascendió al Presidente al grado recientemente creado de
    General de División.

    Un importante eje de la relación entre la Iglesia
    y el gobierno peronista estuvo situado en el ámbito de la
    educación. El tema de la enseñanza religiosa
    determinó las tomas de posición de la
    jerarquía eclesiástica frente al gobierno militar
    instaurado en 1943, y revelaría su importancia
    política durante la campaña de 1945-1946, cuando la
    Unión Democrática perdió el favor
    eclesiástico al incluir la enseñanza laica en su
    plataforma electoral.

    En el período de gobierno peronista de 1946-1955
    se introdujo un cambio
    significativo en la implementación de políticas
    educativas. El Estado
    inició una acción tendente a ampliar los beneficios
    de la educación hacia sectores sociales, que hasta ahora,
    habían sido excluídos, o incluídos
    deficientemente, por las políticas en ese sentido.
    Señalaba el Padre Benítez: "(…) Los
    católicos de hoy no nos vemos precisados a luchar, como
    hasta hace una década, ni contra el liberalismo e
    irreligiosidad de las clases dirigentes, ni contra una prensa y
    radio
    sectarias, ni contra las fuerzas oscuras de la masonería,
    ni contra el regalismo estatal, ni contra el laicismo en la
    docencia
    oficial, ni contra campañas pasquineras antirreligiosas,
    ni contra el socialismo y comunismo sueltos
    de lengua, ni
    siquiera contra la estrechez económica, pues el gobierno
    nacional y las provincias favorecen con larga mano la construcción de seminarios y de templos y
    el sostenimiento de las obras de beneficencia, como he de decirlo
    luego".

    b. Los fundamentos de la
    política.

    Para el período anterior al gobierno de
    Perón – es decir a lo largo de la década del
    30’ – el debate en materia educativa estuvo centrado
    básicamente en la discusión entre las corrientes
    normalistas-positivistas y las espiritualistas.

    Con el peronismo se plantearon nuevos ejes de
    discusión, concebida dentro de los principios del
    humanismo y de
    la exaltación de los valores espirituales, a los que
    Perón ya hacía referencia en 1943 desde los
    balcones de la casa de gobierno.

    La adscripción a estos valores lo confirma
    Laguzzi en su estudio sobre la política educativa del
    peronismo "(…) si por el camino de la inteligencia
    el hombre llega a dominar la técnica para satisfacer
    necesidades vitales y estar mejor, por la senda del
    espíritu llega a superar lo material, a desdeñarlo
    aun a costa de sus necesidades para elevarse, proyectarse hacia
    lo trascendente, en una palabra para ser mejor" y agrega mas
    adelante "su humanismo tiene por base la justicia
    social y está expresado de una parte en la conquista de la
    independencia económica, en la distribución equitativa de la riqueza, en
    la justa retribución del trabajo y en la
    humanización del capital,
    aspectos todos que tienden a un estar mejor del hombre y de la
    sociedad; de otra parte postula el derecho de todos a vivir con
    dignidad; el acceso a los bienes de la
    cultura; el perfeccionamiento de las instituciones;
    el deber de cultivar el sentimiento de cooperación,
    el amor al
    trabajo, y el sentido de la responsabilidad; de poseer una inquebrantable
    vocación de ser argentino y de defender hasta el
    sacrificio las instituciones, su libertad y la de su Patria; con
    lo que el hombre conquista su jerarquía espiritual y
    procura ser mejor.
    "

    Según este autor estos postulados deben
    sostenerse como fines también de la educación,
    volcándolos a las aulas en las que el maestro
    cumplirá un rol fundamental "(…) es un factor de
    primera magnitud en la propagación de las nuevas ideas y
    en la formación de la nueva conciencia".

    La política del gobierno estaba basada
    también sobre la conceptualización de que la
    educación debe formar ciudadanos para el sistema
    político, cumpliendo así la vieja consigna
    sarmientina "educar al soberano", a la vez que trabajadores, para
    su inserción en el mundo social y productivo. Esta
    concepción se encuentra en diversos discursos del
    Gral. Perón, en los que menciona conceptos como "en la
    Argentina hay una sola clase de
    hombres: los que trabajan
    " o la frase paulina "el que no
    trabaja no come
    ". Estas ideas se bajaron a las escuelas
    –traducidas en un fuerte mensaje ético en
    relación con la valorización y sentido del trabajo
    en la sociedad y en las personas – implementadas a
    través de programas de
    capacitación.

    Un claro ejemplo de esto es la creación de un
    circuito de enseñanza técnica en manos del estado o
    el surgimiento de nuevos espacios educativos como los Hogares
    –Escuelas, las escuelas fábricas y la misma Universidad
    Obrera Nacional.

    c. El debate educativo.

    Un debate de importancia para el período fue el
    relacionado con la enseñanza laica o religiosa.

    En la década del cuarenta la corriente de
    pensamiento nacionalista, vinculada a la Iglesia Católica,
    impulsó la incorporación de la enseñanza
    religiosa en las escuelas, oponiéndose a los que bregaban
    por sostener la enseñanza laica.

    Si bien el gobierno militar del GOU la impuso
    por Decreto
    Ley Nº 18.411, del 31/12/43
    , luego de
    las elecciones de 1946 se dictó una ley específica,
    la Ley Nº 12.978 en marzo de 1947, que daba la posibilidad a
    los padres que eligieran la formación mas adecuada para
    sus hijos.

    La mayoría de la población estudiantil
    (aproximadamente un 90%) optó por la formación
    religiosa. Esta orientación se encuentra incorporada en
    una de las veinte verdades, la que señala: "el
    justicialismo es una nueva filosofía de vida, simple
    práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente
    humana".

    Por 86 votos, oficialistas, contra 40 votos, opositores
    y 7 abstenciones (diputados peronistas que se retiran del recinto
    en el momento de la votación), se sancionó en marzo
    de 1947 la "Ley Nº 12.978", como ratificación del
    decreto-ley Nº 18.411, del 31 de diciembre de 1943, (que
    implantaba la enseñanza religiosa en las escuelas) del
    gobierno revolucionario del Gral.
    Ramírez
    .

    Entre los "Principios y Metas de la Escuela
    Argentina
    ", se señalaban:

    I

    "El Poder
    Ejecutivo se ha propuesto dar unidad a la educación
    del pueblo argentino, formando su conciencia histórica,
    fijando los objetivos mediatos e inmediatos y exaltando la
    voluntad ferviente de servir a Dios, a la Patria y a la
    humanidad.

    Nuestra Educación debe imponer los siguientes
    principios:

    1º- Que en la conciencia encaje exactamente la
    justicia.

    2º- Hacer comprender que el fin de la vida no es la
    riqueza, sino la virtud.

    3º- Que el individualismo es egoísta y
    destructor. Que el hombre no puede vivir aislado; por
    consiguiente, debe desarrollar su espíritu social, de
    cooperación altruista.

    Que, fijando con precisión los deberes y los
    derechos
    sociales, se hará efectivo "el amaos los unos a los
    otros".

    4º- Que el conflicto
    humano es esencialmente un conflicto entre la fe y la
    incredulidad. Que la recuperación de la fe es el objeto de
    nuestra cruzada, que se inspira en la verdad y en el bien
    común…"

    II

    "Las metas de la escuela argentina fueron hasta hace muy
    poco tiempo: la riqueza, la sabiduría y la
    jubilación. Hoy las metas de la escuela son:

    1º- Entronizar a Dios en las conciencias, exaltando
    sobre lo material lo espiritual…"

    En junio de 1947, Eva
    Perón, oficialmente invitada, visita España;
    recorre naciones de Europa y en Roma, es recibida
    por el Sumo
    Pontífice Pío XII
    .

    También puede observarse en textos de la
    época una revalorización de los principios
    cristianos orientada hacia diferentes ámbitos. En un
    folleto publicado en 1947, en el que se transcribe una conferencia de
    Eva Perón encontramos que decía: "Hemos dicho la
    verdad en cuanto hemos hablado sobre la tradicional fe
    católica. Y hemos mentido, o nos hemos equivocado, en
    cuanto hemos construido sobre el ateísmo extranjerizante,
    filtrado en nuestra legislación o instalado por sorpresa
    sobre nuestras instituciones básicas, entre ellas la de la
    educación".

    Si bien el debate continuó durante los
    años 50’, no impidió la renovación en
    materia de enseñanza, tendiente a la
    universalización de la educación a través de
    la ampliación de la oferta
    educativa con la finalidad de la formación integral de
    ciudadanos – trabajadores, orientados a satisfacer las nuevas
    demandas de la producción.

    Durante el período se registran polémicas
    en torno a los
    textos escolares incluidos en los diseños curriculares y
    la política universitaria entre otros.

    d. Conflictos con la Iglesia
    Católica.

    Hacia 1950, ya era claro que la Iglesia Católica
    veía que su influencia se reducía. Además el
    gobierno peronista no parecía dispuesto a garantizar la
    exclusividad: el espacio otorgado a otros cultos, sobre todo al
    espiritismo y el pentecostalismo y, fundamentalmente, las
    aspiraciones del peronismo a adquirir rasgos de sacralidad
    –a través del culto a sus líderes- hizo, que
    los desencuentros entre el Estado y la Iglesia entraran en un
    camino sin retorno.

    La Iglesia buscó nuevas vías, como apoyar
    la creación del Partido Demócrata cristiano, en
    1954. De ese modo, la crisis estalló.

    En la provincia de Buenos Aires, por resolución
    ministerial, del 19 de diciembre, no son materia de promoción, religión y moral; el 27
    de diciembre, misma resolución en Córdoba; el 12 de
    enero de 1955 se suprime la enseñanza de religión y
    moral en las escuelas dependientes de la Ciudad de Buenos
    Aires.

    Así, una a una, todas las provincias van
    declarando que la enseñanza de religión y moral no
    constituyen materias de promoción, disuelven la Dirección de Enseñanza Religiosa,
    suprimen los presupuestos
    vigentes para los cargos de inspectores de
    religión.

    A fines de 1954 y hasta mediados de 1955, el gobierno
    peronista profundizó su ataque a la Iglesia
    Católica, por medio de críticas crecientes por
    parte de la prensa oficial y de dirigentes peronistas, sumadas a
    diversas intervenciones de Perón: "La religión
    debe practicarse fuera de las organizaciones
    sindicales
    " (29-09-1954, discurso en la CGT),
    acusación abierta a "ciertos sacerdotes" de
    "actividades antiperonistas", y a "ciertos
    católicos
    " de "infiltración en las
    organizaciones del pueblo
    " (discurso del
    10-11-1954).

    En la enumeración sintética de hechos
    precedentes, que fundamentan esta persecución religiosa
    –abierta-pública-gubernamental-, bastan
    señalar:

    – Disolución de la Dirección General de
    Enseñanza Religiosa (Decreto 20564/54 del
    2-12-1954)

    – Clausura del Segundo Congreso Mariano y
    conmemoración del centenario del Dogma de la Inmaculada
    Concepción de María sin la presencia de
    Perón, quién no sólo no autorizó la
    celebración en Plaza de Mayo ni la procesión por
    las calles de Buenos Aires, sino que asistió a la llegada
    de Pascualito Pérez, campeón mundial de peso mosca,
    -quien arribó al aeroparque de la Ciudad en un
    avión militar, desde Montevideo, donde se retuvo para
    llegar justamente ese día-. (8-12-1954)

    – Entronización laica de Eva Perón, en
    todos los locales sindicales, lugares de trabajo y demás
    instalaciones donde los trabajadores la veneren (Reunión
    del Comité Confederal de la C.G.T. el
    8-12-1954)

    – Cesantía de los sacerdotes de las
    cátedras de Religión (9-12-1954)

    – Ley de Reuniones públicas (12-1954)

    – Resolución del Ministerio de Educación,
    del 16 de diciembre de 1954, suscripta por su titular, el Dr.
    Armando Méndez San Martín, se dispone que la
    Religión Católica y Moral, cuya enseñanza
    fuera instituida por la Ley Nº 12.978, no constituyeran
    materias de promoción

    – Supresión de los subsidios a los colegios e
    institutos católicos, así como también de
    todas las partidas para maestros de Religión
    (12-1954)

    – Clausura del diario católico argentino "El
    Pueblo" y encarcelamiento de su director gerente Jorge
    C. Dussol (12-1954)

    – Promulgación de la Ley de Divorcio (Ley
    N° 14.394 del 22-12-1954)

    – Modificación de la Ley de Profilaxis, para la
    habilitación de prostíbulos (Decreto 22532/54 del
    30-12-1954)

    – Prohibición de la prédica
    católica

    – Persecución y encarcelamiento de los
    principales dirigentes de la A. C. A. (Acción
    Católica Argentina)

    – Fomento oficial de cultos no
    católicos

    – Utilización de falsos sacerdotes para confundir
    a los fieles.

    – Supresión de los Capellanes
    carcelarios

    – Campaña de agravios y calumnias contra la
    Jerarquía y el clero católicos

    – Proliferación e incitación por medio de
    lemas ofensivos: "Haga patria, mate a un cura", "Perón
    sí, curas no", "Mueran los cuervos sotanudos", "No
    queremos frailes"

    – Desaparición de los Pesebres para
    Navidad

    – Suspensión de funcionarios por llevar
    distintivos de la Acción Católica Argentina y del
    Servicio Sacerdotal de Urgencia o Hermandad del Santo
    Viático (11-03-1955)

    – Reducción de Feriados Religiosos (Decreto
    3991/55 del 21-3-1955)

    – Modificación del Juramento de los Diputados
    Nacionales –no se puede Jurar por Dios y por la
    Patria

    -Por decreto dictado en acuerdo general de ministros el
    20 de marzo de 1955, "(…) se reducen los feriados nacionales
    y los llamados días no laborables, con el fin de
    contribuir a la acción enderezada a lograr una mayor
    productividad,
    como base del bienestar social. (…) De los días no
    laborables vigentes quedan ahora eliminados para ser laborables
    el 6 de enero, el día de Hábeas Cristhi (que este
    año corresponde al jueves 9 de junio), el 15 de agosto
    (día de la Asunción), el 1 de noviembre (día
    de Todos los Santos) y el 8 de diciembre (día de la
    Inmaculada Concepción), (…
    )"

    – Rectificación del Calendario Escolar:
    días laborables para las escuelas "… Jueves
    Santo, Ascensión del Señor, Corpus Christi,
    Día del Pontífice, Asunción de la Virgen,
    Santa Rosa de Lima, Día de Todos los Santos, San
    Martín de Tours".
    (Resolución del Ministerio de
    Educación del 4-04-1955)

    -El Senado Nacional, en su sesión del 11 de mayo
    de 1955, sanciona por unanimidad, la derogación de la Ley
    Nº 12.978. Sostiene el senador Sr. Navarro: "(…) la
    rectificación es procedente porque en la práctica,
    la ley ha sido desvirtuada y sus efectos torcidos con aviesa
    intención y manifiesta falacia
    ".

    -La legisladora Degliuomini de Parodi, en la
    Cámara de Diputados, señaló: "Los cultos,
    ciertamente, pueden florecer cuando los gobiernos no ejercen su
    persecución, y los toleran; pero ocurre también que
    los cultos que llegan a oficializarse se transforman en los
    núcleos más regresivos e intolerantes,
    especialmente contra los otros cultos (…) por la intolerancia
    clerical por el progreso y por su ausencia de resignación
    para completar la innovación en materia religiosa
    (…)
    ".

    -La Cámara de Diputados vota la derogación
    de la ley de enseñanza religiosa y moral en las escuelas,
    en su sesión del 13 de mayo de 1955. Expresó el
    diputado radical Sr. Zarriello: "Los que somos
    católicos y pertenecemos a la Unión Cívica
    Radical, estuvimos y estamos contra el clericalismo y hemos
    defendido con fervor patriótico la ley 1420, cuya
    derogación fue una maniobra política para utilizar
    a los curas y perseguirlos ahora que no los necesitan con fines
    electorales
    ".

    -La diputada Farizzano reafirmó la
    posición peronista: "Modificar o derogar una ley,
    igualmente, significa adaptar la legislación a las
    exigencias de los tiempos y al clamor del pueblo
    ".

    -El último orador fue el diputado peronista Dr.
    Bustos Fierro, quien en 1947 votó la ley de
    enseñanza religiosa; "se dedicó a atacar a lo
    opositores, a los que calificó que "antes eran comecuras y
    ahora son cristeros" y protestó contra "la malicia de las
    fábricas de patrañas
    ".

    Los obispos argentinos, sostuvieron en una pastoral del
    13 de julio de 1955: "El 11 de marzo de 1955 el Senado
    derogó la Enseñanza Religiosa y el día 13 la
    Cámara de Diputados convirtió en Ley la
    supresión de la Ley 12.978 que fue promesa y bandera del
    programa con
    que el Partido Peronista solicitó los votos del
    electorado; siendo por cierto que la aplicación de la
    misma, en la práctica, fue confirmada, como un plebiscito
    casi unánime de las familias argentinas y por la
    asistencia media de más del noventa por ciento de los
    alumnos a las clases de Religión… Nuestro deber ahora es
    dejar constancia que el Episcopado Argentino no pidió a la
    Revolución la Enseñanza Religiosa, ella vino porque
    entre las aspiraciones profundas que emergían del pueblo
    argentino, estaban en primer término, y porque los
    católicos que fueron a la Revolución la exigieron;
    dejar constancia que el Episcopado Argentino y nuestro pueblo no
    recibieron como don gratuito la enseñanza, sino como la
    recuperación del libre ejercicio a un derecho inalienable
    de las familias argentinas y de la Iglesia Católica a la
    educación cristiana de sus hijos, que el Estado no tiene
    derecho a suprimir cuando quiere y como quiere sin evidente
    injusticia y perjuicio grave en la formación espiritual y
    moral de las conciencias
    ".

    En tal sentido sintetizaba Rottjer: "En su carta pastoral
    del 13 de julio de 1955, los obispos argentinos pudieron afirmar
    con razón que la aplicación de la ley (de
    enseñanza religiosa) fue confirmada en la práctica
    (de once años de vigencia) como un plebiscito casi
    unánime de las familias argentinas, y por la asistencia
    media de más del noventa por ciento de los alumnos a las
    clases de Religión
    ".

    La oposición clerical comenzó a esgrimir
    el argumento de que Perón al implantar, primero, la
    Enseñanza Religiosa, y al suprimirla después,
    había borrado con el codo, lo que había escrito con
    la mano. En tal sentido señala Pedro Badanelli: "(…)
    Naturalmente que al General Perón no se le pudo ocurrir
    jamás que los Obispos y los Curas fuesen los encargados de
    moldear, a su exclusivo gusto y criterio, las mentes juveniles de
    la novísima Argentina. (…) Pero, naturalmente, tampoco
    se le pudo ocurrir al General Perón, moldear las
    juventudes prescindiendo de su formación espiritual y
    moral. En miles de oportunidades lo ha dicho y repetido: que su
    gran preocupación es formar jóvenes sanos, tanto de
    cuerpos como de almas
    ".

    Más adelante clarifica esta aparente
    ambigüedad: "Por lo tanto, el pensamiento original del
    General Perón no pasó nunca de lo que
    lógicamente pudo ni debió pasar: de un
    magnífico deseo de que en la formación integral de
    las juventudes, tanto masculinas como femeninas, no faltase el
    "granito de sal" evangélico de una adecuada
    formación, sobre todo rectora y consejera. Y subrayo lo de
    rectora y consejera puesto que la formación doctrinal se
    impartía ya en los catecismos parroquiales, y en las
    propias iglesias
    ".

    – Inasistencia del Presidente de la Nación al
    Tedeum del 25 de mayo –por primera vez en la
    historia-

    – Fiesta de Corpus Christi –jueves 9 de junio-,
    declarado como día laborable por decreto, lo que
    obligó a trasladar la Procesión al sábado 11
    a las 15:30 hs, con una multitudinaria asistencia;
    Suspensión de los actos religiosos fuera de los templos
    (Disposición del Ministerio del Interior, 12-06-1955);
    Valientemente expresó la Verdad de lo que se vivía
    en esos momentos de tensión, el Arzobispo de Santa Fe,
    Mons. Fasolino, en carta al Dr. Jerónimo Remorino,
    entonces Ministro de Relaciones Exteriores y Culto: "…; se
    admite el 17 de octubre en homenaje al triunfo del Excmo. Sr.
    Presidente y se relega la fiesta de Corpus Christi, cuando se le
    rinde a Cristo, entre nosotros, el homenaje mundial y triunfal de
    los católicos y de las Naciones
    Católicas…"

    – Persecución, detención, encarcelamiento
    y trato desconsiderado hacia monseñores, sacerdotes y
    laicos católicos –que se resistieron al asalto a la
    Catedral el 12 de junio-; especialmente los casos de Mons.
    Ramón Novoa, Obispo auxiliar de Buenos Aires, y Mons.
    Manuel Tato, Canónigo de la Iglesia Catedral, quienes son
    exonerados de sus cargos (Decreto del PEN del 14-06-1955), luego
    expulsados y embarcados en un avión con rumbo desconocido
    (15-06-1955).

    Enterado Su Santidad Pío XII de lo ocurrido,
    excomulga a las autoridades argentinas que intervinieron en este
    atropello; el 15 de junio de 1955, la Sagrada Congregación
    Consistorial excomulgaba "de jure" al Gral. Perón, por
    decreto firmado por el Cardenal Adeodato Piazza. No obstante, se
    produce la detención y encarcelamiento de Monseñor
    de Andrea.

    En la tarde del 16 de junio, el odio contra la
    Religión Católica corre por la ciudad de Buenos
    Aires con mayor virulencia, perversidad, cinismo y
    apostasía, de la mano de
    aliancistas-cegetistas-movimientistas-forajidos, produciendo el
    asalto, quema, profanación y sacrilegio de Iglesias, a la
    vista e inactividad cómplice de la Policía y de los
    bomberos, que les decían "¡Salgan pronto
    muchachos
    !",con apoyo de personal y camiones de la empresa
    Quilmes, de la empresa estatal
    YPF, de la Fundación Eva Perón y del Ministerio de
    Salud
    Pública…; el saldo maquiavélico de la
    jornada: bancos
    amontonados que arden en forma de pira incendiaria;
    sacristías completamente destruidas, tabernáculos
    abiertos a hachazos, altares despojados, aras consagradas sacadas
    de sus huecos, copones llenos de hostias consagradas lanzados por
    los aires, robo de ornamentos y gran cantidad de imágenes
    sagradas y crucifijos -todas mutiladas y despedazadas-, tiradas
    en la vereda y en la calle.

    El Palacio Arzobispal y ocho Iglesias: "San
    Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La
    Piedad, San Nicolás de Bari, Nuestra Señora de Las
    Victorias y la Capilla San Roque, son asaltadas, profanadas,
    saqueadas e incendiadas
    "; simultáneamente, hechos
    similares se producían en Bahía Blanca,
    Tucumán, la Plata y Azul.

    Los Padres Redentoristas de Las Victorias tocan las
    campanas de su iglesia para pedir auxilio; dicha
    congregación sufre la golpiza –previa
    absolución dada por Mons. Caggiano
    -, y muerte
    –después de varios días de agonía, de
    uno de sus miembros, "el primer mártir de la
    persecución religiosa en nuestra patria
    ": el Rvdo.
    P. Jacobo Wagner, C.SS.R., tal como lo señalara al
    término del funeral, Mons. Franceschi. El 17 de junio,
    Mons. De Andrea entra en la cárcel de Villa Devoto. En el
    Cuadro Nº 1, son amontonados doscientos sacerdotes entre los
    cuales se cuentan el Rvdo. P. Sojo y los Jesuitas del
    Colegio Salvador, el Rvdo. P. Virgilio Filippo y el Obispo de la
    diócesis de San Nicolás, Mons. Silvio
    Martínez, quién ha sido detenido con los Agustinos;
    en una nueva tanda de sacerdotes encarcelados, llega Mons.
    Gustavo J. Franceschi.

    La reacción del Vaticano no se hizo esperar; el
    texto de la excomunión de Perón y otros, el 16 de
    junio de 1955, dice:

    "Cun postremis hisce temporibus in Republica
    Argentina multismodis in Ecclesiae iura invasum sit et im ipsas
    ecclesiasticas personas sitimpetitum; novissime quidan nedum
    manus iniicere in Excmum P.D. Emmanuelem Tato, Episcopum
    titularem Aulonensem, Auxiliarem et Vicarium Generalem
    archidioecesis Bonaërensis, sed et Ollum ab exercitio suae
    jurisdictionis impedire et ab ipsa Dictione Argentina expellere
    ausi sint, Sacra Congregatio Consistorialis declarat ac monet eos
    omnes qui huiiusmodi delicta petraverunt, sive
    mandantescuiuscumque generis et gradus, sive complices quos
    praefata delicta sua natura postularunt, sive illos qui ad
    delictorum consummationem latae sententiae epeciali modo
    Apostolicae Sedi reservatam, ad tramitem cann, 2343 s 3, 2334 n.
    2, 2209 s 1.2. 3 C. I. C., contraxisse ceterasque poen as pro
    qualitate delinquetium incurrisse, ad normam sacrorum
    canonum.

    Datum Romae, ex Aedibus S. Congregationis
    Consistorialis, die 16 Iunii 1955 Fr. A. I. Card. Piazza, Ep
    Sabinen, et Mandelen, a Secretiis S. Iosephus Ferretto,
    Adsessor".

    "El texto de la excomunión, originado en la
    Sagrada Congregación Consistorial y datado en Roma, con la
    firma del secretario del organismo vaticano, Cardenal Adeodato
    Piazza y el del asesor de la misma congregación,
    Monseñor Giuseppe Ferretto, se refería a la
    acción de "poner manos violentas" sobre la persona de
    un obispo e impedir el ejercicio de la jurisdicción
    eclesiástica".

    Asimismo se va haciendo popular un Nuevo Himno Nacional,
    de profundidad religiosa:

    "Oíd mortales el grito angustiado :
    Tiranía, traición, deslealtad : Oíd el
    ruido de rotos
    ideales : Ved en trono a la vil impiedad : Ya su trono de sombras
    alzaron : Las potencias unidas del mal : Y los buenos del mundo
    responden : Para el pueblo argentino
    ¡Piedad!

    De los nuevos tiranos los rostros : Ya la
    máscara no ha de encubrir : La impiedad ha hecho nido en
    sus pechos : Y no pueden su farsa seguir : Se conmueven los
    huesos
    sagrados : De Belgrano y el Gran Capitán : Y al mirar el
    estrago estos héroes : En sus tumbas parecen
    llorar

    A vosotros se atreve Prelados : El orgullo de un
    hombre mordaz : Que pretende con leyes impías : Vuestra
    santa misión condenar : Más los fieles que unidos
    juramos : Vuestra causa inmortal defender : A esos lobos vestidos
    de ovejas : Fuertes pechos sabrán oponer

    El cristiano valiente a las armas : Corre
    ardiendo con brío y valor : Su
    clarín es la voz de la Iglesia : Y su espada la Cruz del
    Señor : Sólo Cristo es el Dios de la Patria :
    Sólo Cristo es su Rey inmortal : Y es tan solo su madre
    bendita : De esta tierra la
    Virgen sin par

    La victoria final es segura : Veinte siglos no pueden
    temblar : Ante el vano y efímero grito : Del más
    firme poder terrenal : Ya hemos visto a través de los
    tiempos : Mil tiranos del trono bajar : Y en sus frentes marcada
    la infamia : Que ellos mismos quisieron lanzar : Desde un polo
    hasta el otro resuena : De la Iglesia la voz inmortal : de la
    Patria afligida es consuelo : y en las almas turbadas la paz : Ya
    su trono de luces alzaron : Los Prelados con su autoridad : Y
    los fieles se aprestan por Cristo : Por la Iglesia y la Patria a
    luchar

    Sean eternos los laureles : Que logramos conseguir :
    Coronados de cruces vivamos : O juremos por Cristo
    morir".

    A cincuenta años de dicha afrenta y
    persecución religiosa hacia la Religión
    Católica, Apostólica y Romana, a sus Templos, a sus
    Pastores y grey, "primera y única en la historia de
    nuestra Patria
    " –de Tradición
    castellano-hispano-católico-mariana-, vayan nuestras
    sinceras oraciones para que encuentren paz los que movidos por el
    odio y la ceguera del corazón –de pensamiento,
    palabra, obra u omisión-, llevaron adelante aquella
    funesta y sacrílega acción, verdadera orgía
    demoníaca de fuego y de robo, y por aquellos que fieles a
    la Fe, llevaron con Amor la Santa
    Cruz en el calvario de esos días aciagos para Dios y la
    Patria.

    En tal sentido, el Rvdo. P. Alfredo Sánchez
    Gamarra, C. SS R. expresó: "¡Jacobo Wagner! Tu
    sacrificio no fue estéril. Grano de trigo enterrado en el
    surco de la tumba, contribuiste sin saberlo cuando caías,
    a la germinación de la victoria que hoy contemplas desde
    el cielo".

    Como católicos, debemos apoyarnos y guiar
    nuestros pasos teniendo presentes las sabias palabras
    evangélicas: «Habéis oído que
    se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu
    enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por
    los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre
    celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover
    sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os
    aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No
    hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más
    que a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de
    particular? ¿No hacen eso mismo también los
    gentiles?
    Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre
    celestial
    ". Mateo 5: 43 – 48.

    Vayan como cierre las sabias palabras pronunciadas en el
    sermón de la Hora Santa previa a la misa de medianoche, el
    11 de junio de 1955, en la Basílica del Santísimo
    Sacramento, por el Rvdo. P. Iñaqui de Aspiazu, que hoy
    siguen teniendo la misma vigencia, claridad y fuerza: "Yo
    os digo que nunca un pueblo es tan grande como cuando está
    de rodillas ante Dios, y nunca es tan pequeño como cuando
    se postra de rodillas ante un hombre".

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