- Resumen.
- Persecución
religiosa - Capitulaciones
martiriales - Testamento
espiritual. - Conclusiones.
- Apéndice.
- Bibliografía.
La tesis sobre
Psicología
y Martirio recoge un estudio preliminar sobre la historia más reciente
del pueblo argentino que desde nuestro punto de vista es un
ejemplo más que reúne las condiciones
prácticas que son necesarias en las capitulaciones
martiriales para declarar mártir al Rvdo. P. Jacobo
Wagner, emblema de la iglesia
católica porteña que se levantó en protesta
como muchos ciudadanos íntegros y patriotas argentinos que
lucharon con valentía contra las amenazas del poder local
establecido en el mandato presidencial de esta nación
a mediados del siglo XX, verdadera tiranía
anticatólica de hecho.
El 13 de mayo de 2005, Benedicto XVI anunció la
apertura de la causa de canonización de Juan Pablo II
dispensando de los cinco años de espera que deben
transcurrir tras la muerte del
siervo de Dios y su inicio, porque el 13 de mayo de 1981
sobrevivió a un intento de asesinato en la Plaza de San
Pedro del Vaticano que le convirtió en mártir y
confesor de la fe, un ejemplo de la cláusula de
excepción en las capitulaciones martiriales que ha
acelerado su proceso de
beatificación.
En conclusión, el martirio es la antinomia del
homicidio porque el acto martirial es la acción
de dar testimonio de fe y no un acto criminal con el que se
pretende cometer un asesinato.
En memoria de S.S.
Juan Pablo II (18 mayo 1920 – 2 abril 2005), el Magno, el Papa
mártir y confesor de la fe por la gracia de la Virgen
María, Reina de los Apóstoles y los
Mártires, que al inicio de su pontificado (16 octubre
1978) y víctima de un asesinato frustrado (13 mayo 1981)
vertió su sangre por dar
testimonio inquebrantable de su fe.
En el 60º aniversario de la liberación de
los campos de concentración y exterminio nazis (25 abril
1945).
En la conmemoración del 50º aniversario del
movimiento de
liberación nacional argentino, que se funda en el fragor
de la lucha contra el tirano, entre elementos militares y
civiles, y en memoria de los mártires de la fe como el
Rvdo. P. Jacobo Wagner que murió como testigo de Cristo en
las postrimerías de la epopeya porteña en "la
primera persecución religiosa en la República
Argentina".
En el 40° aniversario de la promulgación de
la Declaración "Nostra aetate" (Pablo VI : 28 octubre
1965) y clausura del Concilio Vaticano II (8 diciembre
1965).
Citamos un fragmento del discurso
pronunciado el 19 de agosto de 2005 por Benedicto XVI en la
Sinagoga de Colonia (Alemania) con
ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud
(18-21 agosto 2005) .
(…) Este año se celebra el 60º aniversario
de la liberación de los campos de concentración
nazis, en los que millones de judíos
– hombres, mujeres y niños
– fueron llevados a la muerte en las
cámaras de gas e incinerados
en los hornos crematorios.
Hago mías las palabras escritas por mi venerado
Predecesor con ocasión del 60º aniversario de la
liberación de Auschwitz y digo también: «Me
inclino ante todos los que experimentaron aquella
manifestación del mysterium iniquitatis».
Los acontecimientos terribles de entonces han de
«despertar incesantemente las conciencias, extinguir los
conflictos y
exhortar a la paz» (Mensaje por la liberación de
Auschwitz, 15 enero 2005). Hemos de recordarnos a la vez de Dios
y de su sabio proyecto para el
mundo por Él creado: Él, advierte el Libro de la
Sabiduría, es «amante de la vida» (11,
26).
Se cumple también este año el 40°
aniversario de la promulgación de la Declaración
Nostra aetate, del Concilio Ecuménico Vaticano II, (…)
«deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de
antisemitismo
de que han sido objeto los judíos de cualquier tiempo y por
parte de cualquier persona»
(n. 4). Dios nos ha creado a todos «a su imagen»
(cf. Gn 1,27), honrándonos así con una dignidad
trascendente. Ante Dios, todos los hombres tienen la misma
dignidad, a cualquier pueblo, cultura o
religión
que pertenezcan.
Por esta razón la Declaración Nostra
aetate también habla con gran consideración de los
musulmanes (cf. n. 3), y de los pertenecientes a otras religiones (cf. n. 2).
Fundándose en la dignidad humana común a todos, la
Iglesia católica «reprueba, como ajena al
espíritu de Cristo, cualquier discriminación o vejación por
motivos de raza o color, de
condición o religión» (ibíd., n. 5)
(…) La Iglesia católica se compromete – lo
reafirmo también esta ocasión – en favor de
la tolerancia, el
respeto, la
amistad y la paz
entre todos los pueblos, las culturas y las religiones
(…)
El Papa clausuró el día 23/10/2005,
día del DOMUND, el XI Sínodo de Obispos, en la
plaza de San Pedro con asistencia de 256 prelados de todo el
mundo. Benedicto XVI después de 3 semanas, desde su inicio
el 2 de octubre, ha consagrado el espíritu que
alumbró hace 40 años el Concilio Vaticano II, uno
de cuyos asesores más destacados fue él
mismo.
El propio Papa Benedicto XVI animando a los Obispos,
votaron las proposiciones centrales del Sínodo con el fin
de resolver la crisis de la
Iglesia.
1. Eucaristía : el objetivo
principal ha sido centrarse en la coherencia entre la misa
dominical y la vida cotidiana.
2. Comunión : entendida como un don de gracia, el
sacramento se impartirá a los fieles no divorciados, se
negará a los políticos que defienden políticas
irreconciliables que desobedecen doctrinas morales básicas
y a los cristianos no católicos.
3. Celibato : quienes han contraído la
ordenación sacerdotal no podrán ejercer el
sacramento del matrimonio, y
tampoco pueden ser ordenados hombres casados como ministros de la
Iglesia.
4. Ecumenismo : en continuidad con el espíritu
que emana del Concilio Vaticano II y en especial del Papado de
Juan Pablo II, se consagra la unidad interna de la Iglesia y el
acercamiento a otras confesiones.
Coincidiendo con la clausura del sínodo,
Benedicto XVI destacó la importancia del celibato como
norma que se funda en el misterio de la Eucaristía,
fuente y culmen de la vida y de la misión de
la Iglesia.
Esta Asamblea de 256 obispos escogidos de las distintas
regiones del mundo, de 118 países (95 de Europa, 59 de
América, 50 de África, 44 de
Asia y 8 de
Oceanía)
que se reúnen para fomentar la unión estrecha con
el Romano Pontífice (Canon, 342), del griego "syn"
(juntos) y "hodos" (camino), convocado por el Papa, para que
intercambien y expresen sus puntos de vista, y es de carácter consultivo, lo instauró
Pablo VI en 1965, con el objetivo de dar continuidad a las
proposiciones emanadas del Concilio Vaticano II.
El Concilio Vaticano II, en las Constituciones
dogmáticas ¨Lumen Gentium¨ y ¨Dei Verbum¨
de dimensión bíblica, describen a la Iglesia como
sacramento de ¨comunión¨ entre Dios y el hombre, y
apoyándose en el carisma o vocación de sus
miembros, los responsabiliza a todos de su misión
evangelizadora. De este modo, junto al primado del Papa, la
colegialidad episcopal, los obispos y los sacerdotes, los laicos
o seglares aparecen como un elemento más perteneciente a
su estructura
jerárquica, y se reconoce con una nueva fuerza la
dimensión carismática como elemento integrante de
la Iglesia (Ef. 2,18).
Así se complementan y equilibran las
proposiciones del inacabado Concilio Vaticano I, y es aquí
donde la concepción del pueblo de Dios adquiere su
verdadera dimensión que en disposición de servicio tiene
la misión de hacer presente de modo específico al
mismo Cristo, Cabeza de su Iglesia.
En la Constitución pastoral ¨Gaudium et
Spes¨ de dimensión ecuménica, se determina la
actitud de la
Iglesia Católica, y este documento emanado de todo el
proceso conciliar, es el que hace más patente las tomas de
posición con respecto al Vaticano I, adquiriendo pleno
sentido el ¨aggiornamento¨ o retorno hacia el mundo, una
permanente exigencia y expresa voluntad de renovación, que
reconoce la vocación de los laicos y seglares en su
dimensión pastoral abierta al hombre de
hoy.
La nueva figura que se deriva del Concilio Vaticano II
ha convertido la época en que vivimos en un periodo nuevo
de desarrollo de
la Iglesia Católica.
En el comienzo del Pontificado de S.S. Benedicto XVI (19
abril 2005), la apertura de la causa de canonización de
S.S. Juan Pablo II (13 mayo 2005) nos obliga en conciencia a
realizar un estudio preliminar sobre las capitulaciones
martiriales y la cláusula de excepción por la que
se justifica la anticipación de su proceso de
beatificación al constatar en sus virtudes heroicas a
raíz del atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981
que estamos frente a un mártir y confesor de la fe
(Apéndice 1 : Editor de L'Osservatore Romano afirma que
Juan Pablo II fue "auténtico Papa mártir". Ciudad
del Vaticano. 28 agosto 2005 – ACI Prensa).
Juan Pablo II, el Papa mártir, por respeto a su
reverencia ante las víctimas del "mysterium iniquitatis"
que manifestó en el 60 º Aniversario de la
liberación de Auschwitz y por necesidad histórica
de la memoria
colectiva que nunca debe olvidar las atrocidades cometidas por
los hombres en el pasado con el fin de que sean lección
suficiente para que no se repitan en el presente, el episodio de
las persecuciones contra la Iglesia más cercano en el
tiempo que recordamos y en el que centramos nuestro estudio
preliminar es el que a los 50 años del movimiento opositor
que causó la ex-comunión, deposición y cese
del Presidente de la República Argentina, el General Juan
Domingo Perón, no
olvida a los mártires de la fe en el alzamiento nacional
contra el régimen de opresión y represión
policial del gobierno
argentino que ocasionaría el triste episodio de "la quema
de las Iglesias en Buenos Aires" el
16 de junio de 1955 (Apéndice 2 : Texto
extraído del libro escrito por el doctor Ambrosio Romero
Carranza titulado ¨Itinerario de Monseñor de
Andrea¨) y que tuvo su origen en etapas
precedentes.
Los capítulos publicados sobre la epopeya
porteña referentes a los mártires de la fe son
monográficos que ilustran la primera persecución
religiosa en la República argentina, no pretenden
conmemorar el levantamiento militar (16 junio 1955) ni el
pronunciamiento del golpe de Estado
(16 septiembre 1955) sino recordar a los perseguidos a causa de
la fe y exalzar en su contexto histórico los valores
patrióticos y morales del movimiento de liberación
nacional argentina que se opuso a la dictadura.
El objetivo final de nuestro trabajo es
plantear la tesis que completa la de anteriores trabajos sobre
Psicología del Martirio (VI Congreso Virtual de
Psiquiatría – Interpsiquis 2005). Así, como
en una anterior ocasión se apuntó que el martirio
es la antinomia del suicidio, en esta
parte renovando el espíritu que alumbró aquella
original idea, completamos nuestros razonamientos
católicos con la tesis de que el martirio es la
antinomia del homicidio.
Es una necesidad histórica y para reforzar
nuestra tesis, que el martirio se sitúe en
oposición al uso de la fuerza sea para derrocar una
dictadura o para imponerla.
En conclusión, en la conmemoración del
60º Aniversario de la liberación de Auschwitz y de
los campos de concentración y exterminio del IIIer. Reich,
o en el 50 º Aniversario de la liberación de Buenos
Aires y la nación
Argentina, … por acción y efecto del ejército
aliado en toda Europa, o de las fuerzas armadas argentinas, …
lo importante a destacar es que el acto martirial es dar
testimonio de fe y no un acto criminal.
La República Argentina es hija de la Hispanidad
que nos supieron legar los Reyes católicos, Carlos I y
Felipe II; por ello su Tradición es Castellano
– Hispana – Católico – Mariana. "Los
soldados, los misioneros, los civiles que vienen a estos lares no
traen los vestidos impregnados tan solo de pólvora, sino
también de incienso; no hablan tan sólo de los
laureles de los Tercios de Flandes, sino también de las
borlas de los doctores de Trento; no han leído tan
sólo libros de
Caballería, sino también de Ascética y
Mística; no asistieron tan sólo a sitios guerreros,
sino también a la representación de los Autos
Sacramentales; no ostentan tan sólo títulos o
grados militares, sino también diplomas de Salamanca o de
Alcalá de Henares; muchos de sus jefes no manejan tan
sólo la espada que hace proezas, sino también la
péñola que las describe y canta; sus frailes
misioneros no son hábiles tan solo para "seguir a la
soldadesca" o catequizar a los salvajes, sino también para
terciar en las contiendas teológicas de la Gracia y fundar
y regir universidades.
A todo eso, y mucho más, sabe y huele
aquella religiosidad que da pruebas de ser
dogmáticamente aséptica, jerárquicamente
disciplinada, esencialmente eclesial, éticamente
pudibunda, devocionalmente desbordada".
En la primera mitad del siglo XIX, las luchas por la
Independencia
y la
Organización Nacional consumieron a la Patria en una
verdadera guerra entre
hermanos, donde la ideología del liberalismo,
apoyada por la masonería, fue tratando de ganar terreno
sobre la tradición hispano-católica, representada
básicamente por el pensar, sentir y obrar de dos generales
católicos y marianos, D. José de San Martín
y D. Manuel del Corazón de
Jesús Belgrano, y por las montoneras de los caudillos del
interior, cuyo mayor arquetipo fue el Brigadier D. Juan Manuel de
Rosas; a partir
de la segunda mitad del siglo XIX, y hasta el presente, la
conducción de la Nación, salvo pequeños
espacios de tiempo, se consolidó y quedó en manos
del liberalismo, sea civil o militar, y de sus hijos predilectos:
el socialismo, el
izquierdismo, el progresismo.
El positivismo,
había dominado en nuestro país desde 1880 hasta
aproximadamente 1920, o quizá 1930. En tanto tendencia
ideológica, englobó concepciones provenientes del
cientificismo, del naturalismo, del evolucionismo; se
constituyó en basamento filosófico del liberalismo
político y económico de las élites
dirigentes.
Aplicado al pensamiento
pedagógico, se preocupó mucho menos de los objetivos y
fines de la educación que de
los aspectos psicológicos, biológicos y
metodológicos.
Las corrientes renovadoras de la educación surgidas en
los comienzos del siglo XX, repercutieron en el ambiente
pedagógico de nuestro país, infiltrándose
las nuevas ideas en una época en que la pedagogía positivista y cientificista se
hallaba en franca declinación, desaparecidos algunos de
sus principales representantes.
Además de este antipositivismo "culturista",
"humanista", "espiritualista", "idealista", surge en nuestro
país una corriente de pensamiento filosófico y
educativo: el antipositivismo antiliberal o nacionalista, apoyado
en las tesis de la Iglesia Católica y del realismo
aristotélico-tomista; destacándose la influencia de
la Encíclica de Pío XI sobre educación
"Divini Illius Magistri" (31 de diciembre de 1929) y la
acción de dos de sus más notables difusores:
Gustavo J. Franceschi (La religión en la enseñanza, 1940) y J. Carlos Zuretti
(Historia general de la Pedagogía, de 1946).
Apoyándose en las tesis de la Iglesia Católica,
este antipositivismo exaltó los valores de la
moralidad y de
la religiosidad católica tradicional, de viejo
cuño, junto con los de patriotismo y los de la conciencia
nacional.
Como consecuencia de las leyes laicistas
de fines del siglo XIX, el deterioro moral de la
sociedad es
evidente; por ello, el 4 de junio de 1943 irrumpe en la Patria un
gobierno de facto, cerrándose la tristemente
célebre Década Infame, en la que el pueblo era
sometido al hambre, la miseria, enfermedades sociales, al
fraude y la
corrupción.
Es derrocado el presidente Castillo por una Junta
Militar integrada por los Generales Arturo Rawson, Pedro Ramírez y
el Vicealmirante Saba H. Sueyro. El Coronel Juan Domingo
Perón es designado Jefe del Estado Mayor
de la Primera División del Ejército. La Presidencia
queda a cargo del General Arturo Rawson, quien renuncia el 6 de
Junio y es reemplazado por el General Pedro P. Ramírez,
siendo su Ministro de Guerra el General Edelmiro Farrell y su
Jefe de Secretaría, el Coronel Juan Domingo
Perón.
Decía el General Ramírez: "Haremos
panamericanismo práctico y con el resto del mundo, nuestra
política,
al presente es de neutralidad, pero no ficticia, sino leal,
sincera. Esta Revolución
no tendrá el giro que tuvo la del 6 de Septiembre,
cumpliremos lo prometido. Por ahora nuestro propósito es
sanear, sanear y sanear, después el pueblo y el tiempo
dirán lo que debe hacerse".
Sostenían que al niño, sin el
conocimiento de la religión, no se le educaba en la
neutralidad, principio sostenedor de los defensores de la
Ley 1420, sino
en el ateísmo, que comenzaba por ser sistemático
repudio del nombre de Dios y acababa siendo negación de su
existencia y de sus leyes, único fundamento válido
de toda moral privada y pública, siendo en consecuencia
para los argentinos la destrucción de uno de los
más fuertes vínculos de la unidad nacional y que
había conducido en la práctica a la corrupción administrativa y a la
deformación del alma del
pueblo.
Un debate de
importancia para el período fue el relacionado con la
enseñanza laica o religiosa. En la década del
cuarenta la corriente de pensamiento nacionalista, vinculada a la
Iglesia Católica, impulsó la incorporación
de la enseñanza religiosa en las escuelas,
oponiéndose a los que bregaban por sostener la
enseñanza laica.
El Gobierno del Gral. Pedro Pablo Ramírez,
conocedor de la tradición religiosa de la escuela argentina
desde 1536 hasta 1884, estando en la evidencia que la Ley 1420
implementaba una escuela oficial sin religión, que es una
escuela antidemocrática e inconstitucional; sabedor que
más del 91% de la población quería, pedía,
exigía la enseñanza religiosa en las escuelas de la
Patria, resolvió justicieramente: enseñanza de la
Religión Católica para los católicos e
Instrucción Moral para los no católicos,
respetándose así la libertad de
conciencia.
Surge así el Decreto Nº 18.411, del 31 de
diciembre de 1943, que con la firma del Presidente de la
Nación Argentina, en Acuerdo General de Ministros, decreta
que en todas las escuelas públicas de enseñanza
primaria, postprimaria, secundaria y especial, la
enseñanza de la Religión Católica
será impartida como materia
ordinaria de los respectivos planes de estudio.
En 1946, por voto popular, asciende a la Presidencia el
General Juan Domingo Perón, líder
emblématico, cuyo actuar dividió ferozmente a la
sociedad argentina; una división que se mantiene, con
diferentes matices, hasta el dia de hoy. De un pragmatismo y
visión extraordinaria, no siempre supo diferenciar entre
el objetivo personal y el
bien común, llevando adelante una conducción
férrea y personalista, con las lógicas
consecuencias.
Dentro de ese obrar pragmático, estaba la
relación con la Iglesia Católica; a poco de asumir,
el Congreso convierte en Ley de Educación, el Decreto,
hecho visto con muy buenos ojos por el Episcopado y al cual
adhería el 91% de la población.
A partir de su segundo período presidencial, como
suele pasar con quienes se creen dueños del poder y de la
vida de los habitantes, el desgaste comenzó en forma veloz
y la Iglesia Católica fue la institución que fue
señalando los diversos equívocos al gobierno,
actitud que no fue tomada para bien, y la reacción del
gobierno no se hizo esperar.
Comienza así uno de los períodos
más trágicos y tristes de la memoria colectiva de
nuestra Patria, donde con total impunidad, lo
blasfemo y lo sacrílego fue estimulado y apoyado desde el
poder, dejando en manos de verdaderas hordas la
consumación de hechos aberrantes ofensivos a la Fe
católica, a la Santa Madre Iglesia y a sus
Pastores.
En la primera hora del 16 de septiembre de 1955, el
General Eduardo Lonardi, junto con una decena de oficiales y de
civiles, salió de una finca situada en la localidad
cordobesa de La Calera. Ingresó en la Escuela de
Artillería, donde se le facilitó el acceso.
Entró en el dormitorio del coronel jefe de la unidad, lo
intimó a sumarse a la revolución y, ante un amago
de resistencia, le
descerrajó un balazo que le rozó la oreja. Una vez
arrestados los oficiales y suboficiales leales, Lonardi
llamó por teléfono al jefe de la vecina Escuela de
Infantería, coronel Guillermo Brizuela.
No hubo respuesta. Los de Infantería
permanecerían leales al gobierno. Poco después se
entablaba el primer combate de ese día. Duró unas
diez horas y produjo numerosas víctimas. La
situación fue en un momento tan crítica
que Lonardi admitió: "Creo que hemos perdido, pero no nos
rendiremos. Vamos a morir aquí".
Así comenzó la Revolución
Libertadora, saludada con júbilo por buena parte de la
ciudadanía, aunque hoy tiene muy pocos
defensores, revolución que en Córdoba
utilizó el santo y seña "Dios es
justo", palabras simbólicas que aludían a
una respuesta contundente y dramática a la ruptura entre
Perón y la Iglesia y que lograron unir tras los mismos
objetivos a estudiantes universitarios laicistas y juventudes
católicas, los viejos antagonistas de la querella escolar
de la década de 1880.
Ante la evidencia de que ya no podía resistir, el
20 de septiembre Perón se refugió en la embajada
paraguaya, para luego abandonar el país en una
cañonera de esa bandera.
Un gobierno de facto, provisional, saludado
jubilosamente por una parte sustancial del país,
finalmente se hace cargo de los destinos de la Patria, el 23 de
septiembre de 1955 ante la Plaza de Mayo colmada por una gran
multitud, es encabezado por el General (RE) Lonardi,
católico practicante, que bajo el lema "Ni
vencedores ni vencidos", intenta la reconstrucción
moral de la Patria. A las 13.53 el presidente provisional,
calurosamente aplaudido, llegó al Salón Blanco. En
esas circunstancias se cantó el Himno Nacional a las
13.59.
Asistido por los cadetes abanderados de la Escuela
Naval, Colegio Militar y Escuela de Aviación Militar, el
General (R) D. Eduardo Lonardi prestó el juramento y se
colocó la banda presidencial, tomando el bastón de
mando. Junto a él se encontraba el cardenal primado,
Monseñor Santiago Copello, con quien se estrechó en
un abrazo. De inmediato, luego de la firma del acta, se
dirigió a los balcones para hablar al pueblo.
Pero su mandato fue muy breve: no llegó a cumplir
dos meses, porque fue desplazado el 13 de noviembre por los
personeros del liberalismo y de la masonería, que producen
un golpe militar interno, colocando al General Pedro Eugenio
Aramburu como presidente, y al Almirante Issac Francisco Rojas,
como vicepresidente.
Los nuevos altos mandos quieren participar de todos los
resortes del poder y, desde allí, impulsar planes que nada
tienen que ver con la tan ansiada y proclamada
reconciliación nacional; ese sector militar liberal, es
duro y pide revancha, comenzando así un nuevo
período de desencuentros.
Traicionada así la Revolución y apartada
la figura de este genuino y católico caballero, el Gral
(RE) D. Eduardo Lonardi, todo fue oprobio, arbitrariedad y
continuismo. La Patria quedó en manos de liberales, de
masones y de marxistas. Los fusilamientos de 1956 fueron
inmorales. Los males continuaron, el país fue arruinado.
Gorilismo y Peronismo se
reparten hasta hoy las culpas múltiples y el pecado grave
de seguir destruyendo a la República Argentina, sumergida
en una grave "crisis moral" que azota nuestra sociedad en forma
ya transversalizada, de la cual aún no hemos podido ni
sabido salir.
El segundo gobierno del Gral. Perón se
destacó, entre otras particularidades, por su animosidad
manifiesta contra la Iglesia Católica y su
Jerarquía, desencadenando una serie de medidas y acciones
gubernamentales que dieron lugar a la "Primera Persecución
religiosa en la República Argentina", y que
concluyó en la triste, irreproducible y sacrílega
jornada del 16 de junio de 1955, donde muchos templos
porteños fueron incendiados y profanados, amén de
la Curia Arzobispal –que ardió hasta quedar
aniquilada con su rica biblioteca de
80.000 volúmenes y sus archivos que
guardaban casi cuatro siglos de historia-, y las
magníficas iglesias de Santo Domingo y San Francisco, la
Capilla de San Roque, San Ignacio, La Merced, San Miguel
Arcángel, La Piedad, Nuestra Señora de las
Victorias, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, San
Nicolás de Bari, San Juan Bautista, y la misma Catedral
Primada, tesoros venerables de Fe y Patriotismo.
Bastan unas frases, significativas por cierto, de boca
del entonces Vicepresidente de la Nación, Contralmirante
Alberto Tessaire, para ilustrar la esencia de los tristes y
sacrílegos hechos que se sucedieron en la República
Argentina durante la segunda presidencia del General Juan Domingo
Perón:
"(…) La crisis partidaria fue, como es
lógico, una consecuencia de la crisis política
argentina. Se origina principalmente en la inmoralidad
administrativa y culmina con la agresión contra la
Iglesia, cuya iniciación nace del despecho que le
produjeron a Perón los éxitos de público en
los actos estudiantiles secundarios de Córdoba, frente al
fracaso de los mitines organizados por la UES, creada por
él como instrumento político. Pero como
Perón no podía arrastrarnos a la lucha
anticatólica con ese pobre argumento, fabricó la
leyenda de la intromisión clerical en la política,
a cuyo efecto inventó hechos imaginarios,
exhibiéndonos elementos de juicio totalmente
falsos.
Embaucados de esa manera, se produjo el acto del Luna
Park, donde algunos oradores -haciendo fe en su palabra y en sus
afirmaciones—censuramos esa intromisión de la
Iglesia en la política, sin advertir –hasta
días después—que todo era un fraude
cuidadosamente preparado por el ex presidente, cuya fingida
indignación era parte de la comedia
representada".
(…) "Posteriormente, Perón intentó
arrancar de las Cámaras legislativas una ley de
expropiación del templo de la Catedral, a cuyo efecto le
hizo presentar un proyecto a su ministro Méndez San
Martín que, se empeñó personalmente en
prestigiarlo. Pero varios nos opusimos terminantemente a ese
propósito, evitando que se consumara otro atropello contra
la Iglesia. Ya estábamos en antecedentes de la verdad del
problema y esta vez Perón no pudo sorprendernos con otro
engaño".
(…) "En cuanto a la forma en que Perón
ejercía el poder, debo significar que él
conocía absolutamente todo y manejaba todo, hasta cosas
muy chicas y generalmente de mala fe. Nada de lo que el gobierno
de Perón ha ejecutado, sea cual fuere la naturaleza de
los hechos ocurridos, se ha llegado a concretar sin el
consentimiento directo de Perón. En consecuencia, hemos
asistido a un ejercicio del poder con el que no se gobernaba,
sino que se
ordenaba".
(…) "En homenaje a la más estricta verdad,
por muchos presentida pero por mí bien conocida, debo
destacar que Perón carecía absolutamente de
sentimientos. Sin sentimientos para la madre, para la esposa,
para el hermano, para nadie, solo tenía el sentimiento del
odio, sentimiento sensualista y codicioso. No quería al
país"..
El actuar de los blasfemos y sacrílegos fue
certeramente manipulado, y frases del entonces presidente de la
nación argentina, resultan más que lustrativas al
respecto:
2 de agosto de 1946."El día que ustedes se
lancen a colgar, yo estaré del lado de los que
cuelgan".
13 de agosto de 1946. "Entregaremos unos metros de
piola a cada descamisado y veremos quién cuelga a
quién".
24 de junio de 1947. "Con un fusil o con un chillo a
matar".
8 de septiembre de 1947. "Levantemos horcas en todo
el país para colgar a los opositores".
3 de junio de 1951. "Vamos a salir a la calle una
sola vez … para que no vuelvan más ellos ni los hijos de
ellos".
31 de agosto de 1951. "Distribuiremos alambre de
fardar para ahocar a nuestros enemigos".
7 de mayo de 1952. "Compañeros, cuando haya
que quemar voy a salir yo a la cabeza de ustedes a quemar. Pero
entonces, si ello fuera necesario, la historia recordará
la más grande hoguera que haya encendido la humanidad
hasta nuestros días".
16 de abril de 1953. "Vamos a tener que volver a la
época de andar con el alambre de fardo en el
bolsillo".
16 de abril de 1953. "Hay que buscar a esos agentes y
donde se encuentren colgarlos de un árbol".
16 de abril de 1953. "Eso de la leña que
ustedes me aconsejan por ¿Qué no empiezan ustedes a
darla?".
31 de agosto de 1955. "Aquel que en cualquier lugar
intente alterar el orden en contra de las autoridades puede ser
muerto por cualquier argentino (…) Y cuando uno de los nuestros
caiga, caerán cinco de ellos (…)".
"Noche de la Pasión de Jesús en Buenos
Aires", fue llamada aquella noche trágica del
sacrilegio, de la blasfemia, de la destrucción y del
pecado. Junto a la Eucaristía pisoteada, los sagrarios
rotos, los altares mancillados, los cálices ultrajados,
las imágenes
sacras deshechas y vejadas, no pocas reliquias patrias sufrieron
el mismo y endemoniado castigo. Desde las tumbas de los
héroes hasta las banderas nacionales y los trofeos de
guerra.
Y en esa noche de orgía, el Rvdo. P. Jacobo
Wagner, C.SS.R, se encontraba con su comunidad
redentorista, para dar comienzo a la frugal refección
presidida por el Cardenal Caggiano; cerca de las 20:15 hs se
oyeron gritos en las calles y pocos minutos después, una
turba asalariada por el régimen, violentaba las puertas de
la Iglesia de Las Victorias, sita en la calle Paraguay 1204 de
la entonces Ciudad de Buenos Aires, irrumpiendo en el templo y en
la residencia, rugiendo y blasfemando, quemando y destrozando
cuanto hallaban a su paso.
La comunidad se dispersó por el interior del
convento, las azoteas y el campanario, se hicieron sonar las
campanas en demanda de
auxilio, al que acudió un auto policial, cuyo oficial
después de verificar lo que sucedía en el interior
del templo, se retiró tranquilamente.
El P. Wagner guió por los corredores de la casa
al cardenal Caggiano, a fin de ponerlo a salvo; concluida su
misión, pasó frente a la pieza del Padre
Provincial, saqueda por siete u ocho de los asaltantes. Quiso
entrar para llamarles la atención por lo sucedido, pero fue detenido
por uno de aquellos forajidos y golpeado salvajemente con un
palo.
Aturdido por los golpes, sangrándole las heridas
del rostro y de la cabeza, caminó penosamente hasta otra
puerta, y a punto de abrirla varios malhechores se precipitaron
hacia la salida y volvieron a golpear al sacerdote. Gracias a la
acción de un caballero y una señorita, fue
arrancado de los malvados y puesto a salvo, siendo
rápidamente conducido a otra casa más lejana; en
ese interín se hizo presente la policía para
detener al sacerdote, y al no hallarlo, llevaron detenidos al
caballero y a la señorita que le habían prestado
auxilio.
En el hogar de la familia
Martínez del Villar, el P. Wagner recibió las
delicadas atenciones que le salvaron la vida en principio, pero
que dejaban entrever su lamentable estado y hacía temer la
probabilidad
de un rápido fin. Poco a poco fue reponiéndose de
sus heridas y de la tremenda conmoción sufrida; no
obstante, poco a poco se va acentuando su falta de estabilidad.
El 25 de julio debía haber celebrado en el altar mayor de
las Victorias, pero solo pudo asistir a la misa sentado en un
sillón en medio del presbiterio.
En la tarde del 30 de julio, el P. Leo Harkins lo
confesó y el Padre Provincial en presencia de todos los
Padres y Hermanos de la comunidad le administró los santos
sacramentos del Viático y la Extremaunción, que
recibió con toda lucidez y admirable serenidad de
espíritu. Lentamente fue consumiéndose hasta la
tarde del 7 de agosto; durante la mañana y en horas de la
tarde permaneció inconsciente. A las 16:32 hs, susurra la
invocación "Cristo", terminando en ese instante
"su agonía y pasión", "verdadero
martirio", y comenzando su gloria, a casi 71 años de
edad.
a. Antecedentes
históricos.
Decía el Coronel Juan Domingo Perón en
1946: "He jurado escuchar y satisfacer los anhelos del pueblo
argentino. Y como el pueblo argentino, por mayoría
abrumadora, quiere para sus hijos la enseñanza religiosa,
he de mantenerla y acrecentarla con el mayor empeño, ya
que responde además, a una intensa convicción de mi
espíritu".
El 24 de febrero de 1946, en elecciones inobjetables,
triunfó la fórmula Perón-Quijano con un
total del 55% de los electores.
Perón había logrado atraer a sectores del
radicalismo y del conservadurismo. Tenía el apoyo de gran
parte del Ejército, de la Iglesia y de grupos de
industriales que esperaban una importante protección del
Estado para sus actividades. Pero también lo apoyaba una
numerosa masa popular: eran los nuevos sectores urbanos de
obreros industriales, que se integraron en un reagrupamiento
político con capacidad para oponerse a los partidos
tradicionales.
El 4 de junio, asumió la presidencia como General
de Brigada, merced a un decreto del 29 de mayo que lo
había reintegrado al servicio activo y ascendido al grado
inmediato superior. El 1 de mayo de 1950, el Senado
ascendió al Presidente al grado recientemente creado de
General de División.
Un importante eje de la relación entre la Iglesia
y el gobierno peronista estuvo situado en el ámbito de la
educación. El tema de la enseñanza religiosa
determinó las tomas de posición de la
jerarquía eclesiástica frente al gobierno militar
instaurado en 1943, y revelaría su importancia
política durante la campaña de 1945-1946, cuando la
Unión Democrática perdió el favor
eclesiástico al incluir la enseñanza laica en su
plataforma electoral.
En el período de gobierno peronista de 1946-1955
se introdujo un cambio
significativo en la implementación de políticas
educativas. El Estado
inició una acción tendente a ampliar los beneficios
de la educación hacia sectores sociales, que hasta ahora,
habían sido excluídos, o incluídos
deficientemente, por las políticas en ese sentido.
Señalaba el Padre Benítez: "(…) Los
católicos de hoy no nos vemos precisados a luchar, como
hasta hace una década, ni contra el liberalismo e
irreligiosidad de las clases dirigentes, ni contra una prensa y
radio
sectarias, ni contra las fuerzas oscuras de la masonería,
ni contra el regalismo estatal, ni contra el laicismo en la
docencia
oficial, ni contra campañas pasquineras antirreligiosas,
ni contra el socialismo y comunismo sueltos
de lengua, ni
siquiera contra la estrechez económica, pues el gobierno
nacional y las provincias favorecen con larga mano la construcción de seminarios y de templos y
el sostenimiento de las obras de beneficencia, como he de decirlo
luego".
b. Los fundamentos de la
política.
Para el período anterior al gobierno de
Perón – es decir a lo largo de la década del
30’ – el debate en materia educativa estuvo centrado
básicamente en la discusión entre las corrientes
normalistas-positivistas y las espiritualistas.
Con el peronismo se plantearon nuevos ejes de
discusión, concebida dentro de los principios del
humanismo y de
la exaltación de los valores espirituales, a los que
Perón ya hacía referencia en 1943 desde los
balcones de la casa de gobierno.
La adscripción a estos valores lo confirma
Laguzzi en su estudio sobre la política educativa del
peronismo "(…) si por el camino de la inteligencia
el hombre llega a dominar la técnica para satisfacer
necesidades vitales y estar mejor, por la senda del
espíritu llega a superar lo material, a desdeñarlo
aun a costa de sus necesidades para elevarse, proyectarse hacia
lo trascendente, en una palabra para ser mejor" y agrega mas
adelante "su humanismo tiene por base la justicia
social y está expresado de una parte en la conquista de la
independencia económica, en la distribución equitativa de la riqueza, en
la justa retribución del trabajo y en la
humanización del capital,
aspectos todos que tienden a un estar mejor del hombre y de la
sociedad; de otra parte postula el derecho de todos a vivir con
dignidad; el acceso a los bienes de la
cultura; el perfeccionamiento de las instituciones;
el deber de cultivar el sentimiento de cooperación,
el amor al
trabajo, y el sentido de la responsabilidad; de poseer una inquebrantable
vocación de ser argentino y de defender hasta el
sacrificio las instituciones, su libertad y la de su Patria; con
lo que el hombre conquista su jerarquía espiritual y
procura ser mejor."
Según este autor estos postulados deben
sostenerse como fines también de la educación,
volcándolos a las aulas en las que el maestro
cumplirá un rol fundamental "(…) es un factor de
primera magnitud en la propagación de las nuevas ideas y
en la formación de la nueva conciencia".
La política del gobierno estaba basada
también sobre la conceptualización de que la
educación debe formar ciudadanos para el sistema
político, cumpliendo así la vieja consigna
sarmientina "educar al soberano", a la vez que trabajadores, para
su inserción en el mundo social y productivo. Esta
concepción se encuentra en diversos discursos del
Gral. Perón, en los que menciona conceptos como "en la
Argentina hay una sola clase de
hombres: los que trabajan" o la frase paulina "el que no
trabaja no come". Estas ideas se bajaron a las escuelas
–traducidas en un fuerte mensaje ético en
relación con la valorización y sentido del trabajo
en la sociedad y en las personas – implementadas a
través de programas de
capacitación.
Un claro ejemplo de esto es la creación de un
circuito de enseñanza técnica en manos del estado o
el surgimiento de nuevos espacios educativos como los Hogares
–Escuelas, las escuelas fábricas y la misma Universidad
Obrera Nacional.
c. El debate educativo.
Un debate de importancia para el período fue el
relacionado con la enseñanza laica o religiosa.
En la década del cuarenta la corriente de
pensamiento nacionalista, vinculada a la Iglesia Católica,
impulsó la incorporación de la enseñanza
religiosa en las escuelas, oponiéndose a los que bregaban
por sostener la enseñanza laica.
Si bien el gobierno militar del GOU la impuso
por Decreto
Ley Nº 18.411, del 31/12/43, luego de
las elecciones de 1946 se dictó una ley específica,
la Ley Nº 12.978 en marzo de 1947, que daba la posibilidad a
los padres que eligieran la formación mas adecuada para
sus hijos.
La mayoría de la población estudiantil
(aproximadamente un 90%) optó por la formación
religiosa. Esta orientación se encuentra incorporada en
una de las veinte verdades, la que señala: "el
justicialismo es una nueva filosofía de vida, simple
práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente
humana".
Por 86 votos, oficialistas, contra 40 votos, opositores
y 7 abstenciones (diputados peronistas que se retiran del recinto
en el momento de la votación), se sancionó en marzo
de 1947 la "Ley Nº 12.978", como ratificación del
decreto-ley Nº 18.411, del 31 de diciembre de 1943, (que
implantaba la enseñanza religiosa en las escuelas) del
gobierno revolucionario del Gral.
Ramírez.
Entre los "Principios y Metas de la Escuela
Argentina", se señalaban:
I
"El Poder
Ejecutivo se ha propuesto dar unidad a la educación
del pueblo argentino, formando su conciencia histórica,
fijando los objetivos mediatos e inmediatos y exaltando la
voluntad ferviente de servir a Dios, a la Patria y a la
humanidad.
Nuestra Educación debe imponer los siguientes
principios:
1º- Que en la conciencia encaje exactamente la
justicia.
2º- Hacer comprender que el fin de la vida no es la
riqueza, sino la virtud.
3º- Que el individualismo es egoísta y
destructor. Que el hombre no puede vivir aislado; por
consiguiente, debe desarrollar su espíritu social, de
cooperación altruista.
Que, fijando con precisión los deberes y los
derechos
sociales, se hará efectivo "el amaos los unos a los
otros".
4º- Que el conflicto
humano es esencialmente un conflicto entre la fe y la
incredulidad. Que la recuperación de la fe es el objeto de
nuestra cruzada, que se inspira en la verdad y en el bien
común…"
II
"Las metas de la escuela argentina fueron hasta hace muy
poco tiempo: la riqueza, la sabiduría y la
jubilación. Hoy las metas de la escuela son:
1º- Entronizar a Dios en las conciencias, exaltando
sobre lo material lo espiritual…"
En junio de 1947, Eva
Perón, oficialmente invitada, visita España;
recorre naciones de Europa y en Roma, es recibida
por el Sumo
Pontífice Pío XII.
También puede observarse en textos de la
época una revalorización de los principios
cristianos orientada hacia diferentes ámbitos. En un
folleto publicado en 1947, en el que se transcribe una conferencia de
Eva Perón encontramos que decía: "Hemos dicho la
verdad en cuanto hemos hablado sobre la tradicional fe
católica. Y hemos mentido, o nos hemos equivocado, en
cuanto hemos construido sobre el ateísmo extranjerizante,
filtrado en nuestra legislación o instalado por sorpresa
sobre nuestras instituciones básicas, entre ellas la de la
educación".
Si bien el debate continuó durante los
años 50’, no impidió la renovación en
materia de enseñanza, tendiente a la
universalización de la educación a través de
la ampliación de la oferta
educativa con la finalidad de la formación integral de
ciudadanos – trabajadores, orientados a satisfacer las nuevas
demandas de la producción.
Durante el período se registran polémicas
en torno a los
textos escolares incluidos en los diseños curriculares y
la política universitaria entre otros.
d. Conflictos con la Iglesia
Católica.
Hacia 1950, ya era claro que la Iglesia Católica
veía que su influencia se reducía. Además el
gobierno peronista no parecía dispuesto a garantizar la
exclusividad: el espacio otorgado a otros cultos, sobre todo al
espiritismo y el pentecostalismo y, fundamentalmente, las
aspiraciones del peronismo a adquirir rasgos de sacralidad
–a través del culto a sus líderes- hizo, que
los desencuentros entre el Estado y la Iglesia entraran en un
camino sin retorno.
La Iglesia buscó nuevas vías, como apoyar
la creación del Partido Demócrata cristiano, en
1954. De ese modo, la crisis estalló.
En la provincia de Buenos Aires, por resolución
ministerial, del 19 de diciembre, no son materia de promoción, religión y moral; el 27
de diciembre, misma resolución en Córdoba; el 12 de
enero de 1955 se suprime la enseñanza de religión y
moral en las escuelas dependientes de la Ciudad de Buenos
Aires.
Así, una a una, todas las provincias van
declarando que la enseñanza de religión y moral no
constituyen materias de promoción, disuelven la Dirección de Enseñanza Religiosa,
suprimen los presupuestos
vigentes para los cargos de inspectores de
religión.
A fines de 1954 y hasta mediados de 1955, el gobierno
peronista profundizó su ataque a la Iglesia
Católica, por medio de críticas crecientes por
parte de la prensa oficial y de dirigentes peronistas, sumadas a
diversas intervenciones de Perón: "La religión
debe practicarse fuera de las organizaciones
sindicales" (29-09-1954, discurso en la CGT),
acusación abierta a "ciertos sacerdotes" de
"actividades antiperonistas", y a "ciertos
católicos" de "infiltración en las
organizaciones del pueblo" (discurso del
10-11-1954).
En la enumeración sintética de hechos
precedentes, que fundamentan esta persecución religiosa
–abierta-pública-gubernamental-, bastan
señalar:
– Disolución de la Dirección General de
Enseñanza Religiosa (Decreto 20564/54 del
2-12-1954)
– Clausura del Segundo Congreso Mariano y
conmemoración del centenario del Dogma de la Inmaculada
Concepción de María sin la presencia de
Perón, quién no sólo no autorizó la
celebración en Plaza de Mayo ni la procesión por
las calles de Buenos Aires, sino que asistió a la llegada
de Pascualito Pérez, campeón mundial de peso mosca,
-quien arribó al aeroparque de la Ciudad en un
avión militar, desde Montevideo, donde se retuvo para
llegar justamente ese día-. (8-12-1954)
– Entronización laica de Eva Perón, en
todos los locales sindicales, lugares de trabajo y demás
instalaciones donde los trabajadores la veneren (Reunión
del Comité Confederal de la C.G.T. el
8-12-1954)
– Cesantía de los sacerdotes de las
cátedras de Religión (9-12-1954)
– Ley de Reuniones públicas (12-1954)
– Resolución del Ministerio de Educación,
del 16 de diciembre de 1954, suscripta por su titular, el Dr.
Armando Méndez San Martín, se dispone que la
Religión Católica y Moral, cuya enseñanza
fuera instituida por la Ley Nº 12.978, no constituyeran
materias de promoción
– Supresión de los subsidios a los colegios e
institutos católicos, así como también de
todas las partidas para maestros de Religión
(12-1954)
– Clausura del diario católico argentino "El
Pueblo" y encarcelamiento de su director gerente Jorge
C. Dussol (12-1954)
– Promulgación de la Ley de Divorcio (Ley
N° 14.394 del 22-12-1954)
– Modificación de la Ley de Profilaxis, para la
habilitación de prostíbulos (Decreto 22532/54 del
30-12-1954)
– Prohibición de la prédica
católica
– Persecución y encarcelamiento de los
principales dirigentes de la A. C. A. (Acción
Católica Argentina)
– Fomento oficial de cultos no
católicos
– Utilización de falsos sacerdotes para confundir
a los fieles.
– Supresión de los Capellanes
carcelarios
– Campaña de agravios y calumnias contra la
Jerarquía y el clero católicos
– Proliferación e incitación por medio de
lemas ofensivos: "Haga patria, mate a un cura", "Perón
sí, curas no", "Mueran los cuervos sotanudos", "No
queremos frailes"
– Desaparición de los Pesebres para
Navidad
– Suspensión de funcionarios por llevar
distintivos de la Acción Católica Argentina y del
Servicio Sacerdotal de Urgencia o Hermandad del Santo
Viático (11-03-1955)
– Reducción de Feriados Religiosos (Decreto
3991/55 del 21-3-1955)
– Modificación del Juramento de los Diputados
Nacionales –no se puede Jurar por Dios y por la
Patria
-Por decreto dictado en acuerdo general de ministros el
20 de marzo de 1955, "(…) se reducen los feriados nacionales
y los llamados días no laborables, con el fin de
contribuir a la acción enderezada a lograr una mayor
productividad,
como base del bienestar social. (…) De los días no
laborables vigentes quedan ahora eliminados para ser laborables
el 6 de enero, el día de Hábeas Cristhi (que este
año corresponde al jueves 9 de junio), el 15 de agosto
(día de la Asunción), el 1 de noviembre (día
de Todos los Santos) y el 8 de diciembre (día de la
Inmaculada Concepción), (…)"
– Rectificación del Calendario Escolar:
días laborables para las escuelas "… Jueves
Santo, Ascensión del Señor, Corpus Christi,
Día del Pontífice, Asunción de la Virgen,
Santa Rosa de Lima, Día de Todos los Santos, San
Martín de Tours". (Resolución del Ministerio de
Educación del 4-04-1955)
-El Senado Nacional, en su sesión del 11 de mayo
de 1955, sanciona por unanimidad, la derogación de la Ley
Nº 12.978. Sostiene el senador Sr. Navarro: "(…) la
rectificación es procedente porque en la práctica,
la ley ha sido desvirtuada y sus efectos torcidos con aviesa
intención y manifiesta falacia".
-La legisladora Degliuomini de Parodi, en la
Cámara de Diputados, señaló: "Los cultos,
ciertamente, pueden florecer cuando los gobiernos no ejercen su
persecución, y los toleran; pero ocurre también que
los cultos que llegan a oficializarse se transforman en los
núcleos más regresivos e intolerantes,
especialmente contra los otros cultos (…) por la intolerancia
clerical por el progreso y por su ausencia de resignación
para completar la innovación en materia religiosa
(…)".
-La Cámara de Diputados vota la derogación
de la ley de enseñanza religiosa y moral en las escuelas,
en su sesión del 13 de mayo de 1955. Expresó el
diputado radical Sr. Zarriello: "Los que somos
católicos y pertenecemos a la Unión Cívica
Radical, estuvimos y estamos contra el clericalismo y hemos
defendido con fervor patriótico la ley 1420, cuya
derogación fue una maniobra política para utilizar
a los curas y perseguirlos ahora que no los necesitan con fines
electorales".
-La diputada Farizzano reafirmó la
posición peronista: "Modificar o derogar una ley,
igualmente, significa adaptar la legislación a las
exigencias de los tiempos y al clamor del pueblo".
-El último orador fue el diputado peronista Dr.
Bustos Fierro, quien en 1947 votó la ley de
enseñanza religiosa; "se dedicó a atacar a lo
opositores, a los que calificó que "antes eran comecuras y
ahora son cristeros" y protestó contra "la malicia de las
fábricas de patrañas".
Los obispos argentinos, sostuvieron en una pastoral del
13 de julio de 1955: "El 11 de marzo de 1955 el Senado
derogó la Enseñanza Religiosa y el día 13 la
Cámara de Diputados convirtió en Ley la
supresión de la Ley 12.978 que fue promesa y bandera del
programa con
que el Partido Peronista solicitó los votos del
electorado; siendo por cierto que la aplicación de la
misma, en la práctica, fue confirmada, como un plebiscito
casi unánime de las familias argentinas y por la
asistencia media de más del noventa por ciento de los
alumnos a las clases de Religión… Nuestro deber ahora es
dejar constancia que el Episcopado Argentino no pidió a la
Revolución la Enseñanza Religiosa, ella vino porque
entre las aspiraciones profundas que emergían del pueblo
argentino, estaban en primer término, y porque los
católicos que fueron a la Revolución la exigieron;
dejar constancia que el Episcopado Argentino y nuestro pueblo no
recibieron como don gratuito la enseñanza, sino como la
recuperación del libre ejercicio a un derecho inalienable
de las familias argentinas y de la Iglesia Católica a la
educación cristiana de sus hijos, que el Estado no tiene
derecho a suprimir cuando quiere y como quiere sin evidente
injusticia y perjuicio grave en la formación espiritual y
moral de las conciencias".
En tal sentido sintetizaba Rottjer: "En su carta pastoral
del 13 de julio de 1955, los obispos argentinos pudieron afirmar
con razón que la aplicación de la ley (de
enseñanza religiosa) fue confirmada en la práctica
(de once años de vigencia) como un plebiscito casi
unánime de las familias argentinas, y por la asistencia
media de más del noventa por ciento de los alumnos a las
clases de Religión".
La oposición clerical comenzó a esgrimir
el argumento de que Perón al implantar, primero, la
Enseñanza Religiosa, y al suprimirla después,
había borrado con el codo, lo que había escrito con
la mano. En tal sentido señala Pedro Badanelli: "(…)
Naturalmente que al General Perón no se le pudo ocurrir
jamás que los Obispos y los Curas fuesen los encargados de
moldear, a su exclusivo gusto y criterio, las mentes juveniles de
la novísima Argentina. (…) Pero, naturalmente, tampoco
se le pudo ocurrir al General Perón, moldear las
juventudes prescindiendo de su formación espiritual y
moral. En miles de oportunidades lo ha dicho y repetido: que su
gran preocupación es formar jóvenes sanos, tanto de
cuerpos como de almas".
Más adelante clarifica esta aparente
ambigüedad: "Por lo tanto, el pensamiento original del
General Perón no pasó nunca de lo que
lógicamente pudo ni debió pasar: de un
magnífico deseo de que en la formación integral de
las juventudes, tanto masculinas como femeninas, no faltase el
"granito de sal" evangélico de una adecuada
formación, sobre todo rectora y consejera. Y subrayo lo de
rectora y consejera puesto que la formación doctrinal se
impartía ya en los catecismos parroquiales, y en las
propias iglesias".
– Inasistencia del Presidente de la Nación al
Tedeum del 25 de mayo –por primera vez en la
historia-
– Fiesta de Corpus Christi –jueves 9 de junio-,
declarado como día laborable por decreto, lo que
obligó a trasladar la Procesión al sábado 11
a las 15:30 hs, con una multitudinaria asistencia;
Suspensión de los actos religiosos fuera de los templos
(Disposición del Ministerio del Interior, 12-06-1955);
Valientemente expresó la Verdad de lo que se vivía
en esos momentos de tensión, el Arzobispo de Santa Fe,
Mons. Fasolino, en carta al Dr. Jerónimo Remorino,
entonces Ministro de Relaciones Exteriores y Culto: "…; se
admite el 17 de octubre en homenaje al triunfo del Excmo. Sr.
Presidente y se relega la fiesta de Corpus Christi, cuando se le
rinde a Cristo, entre nosotros, el homenaje mundial y triunfal de
los católicos y de las Naciones
Católicas…"
– Persecución, detención, encarcelamiento
y trato desconsiderado hacia monseñores, sacerdotes y
laicos católicos –que se resistieron al asalto a la
Catedral el 12 de junio-; especialmente los casos de Mons.
Ramón Novoa, Obispo auxiliar de Buenos Aires, y Mons.
Manuel Tato, Canónigo de la Iglesia Catedral, quienes son
exonerados de sus cargos (Decreto del PEN del 14-06-1955), luego
expulsados y embarcados en un avión con rumbo desconocido
(15-06-1955).
Enterado Su Santidad Pío XII de lo ocurrido,
excomulga a las autoridades argentinas que intervinieron en este
atropello; el 15 de junio de 1955, la Sagrada Congregación
Consistorial excomulgaba "de jure" al Gral. Perón, por
decreto firmado por el Cardenal Adeodato Piazza. No obstante, se
produce la detención y encarcelamiento de Monseñor
de Andrea.
En la tarde del 16 de junio, el odio contra la
Religión Católica corre por la ciudad de Buenos
Aires con mayor virulencia, perversidad, cinismo y
apostasía, de la mano de
aliancistas-cegetistas-movimientistas-forajidos, produciendo el
asalto, quema, profanación y sacrilegio de Iglesias, a la
vista e inactividad cómplice de la Policía y de los
bomberos, que les decían "¡Salgan pronto
muchachos!",con apoyo de personal y camiones de la empresa
Quilmes, de la empresa estatal
YPF, de la Fundación Eva Perón y del Ministerio de
Salud
Pública…; el saldo maquiavélico de la
jornada: bancos
amontonados que arden en forma de pira incendiaria;
sacristías completamente destruidas, tabernáculos
abiertos a hachazos, altares despojados, aras consagradas sacadas
de sus huecos, copones llenos de hostias consagradas lanzados por
los aires, robo de ornamentos y gran cantidad de imágenes
sagradas y crucifijos -todas mutiladas y despedazadas-, tiradas
en la vereda y en la calle.
El Palacio Arzobispal y ocho Iglesias: "San
Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La
Piedad, San Nicolás de Bari, Nuestra Señora de Las
Victorias y la Capilla San Roque, son asaltadas, profanadas,
saqueadas e incendiadas"; simultáneamente, hechos
similares se producían en Bahía Blanca,
Tucumán, la Plata y Azul.
Los Padres Redentoristas de Las Victorias tocan las
campanas de su iglesia para pedir auxilio; dicha
congregación sufre la golpiza –previa
absolución dada por Mons. Caggiano-, y muerte
–después de varios días de agonía, de
uno de sus miembros, "el primer mártir de la
persecución religiosa en nuestra patria": el Rvdo.
P. Jacobo Wagner, C.SS.R., tal como lo señalara al
término del funeral, Mons. Franceschi. El 17 de junio,
Mons. De Andrea entra en la cárcel de Villa Devoto. En el
Cuadro Nº 1, son amontonados doscientos sacerdotes entre los
cuales se cuentan el Rvdo. P. Sojo y los Jesuitas del
Colegio Salvador, el Rvdo. P. Virgilio Filippo y el Obispo de la
diócesis de San Nicolás, Mons. Silvio
Martínez, quién ha sido detenido con los Agustinos;
en una nueva tanda de sacerdotes encarcelados, llega Mons.
Gustavo J. Franceschi.
La reacción del Vaticano no se hizo esperar; el
texto de la excomunión de Perón y otros, el 16 de
junio de 1955, dice:
"Cun postremis hisce temporibus in Republica
Argentina multismodis in Ecclesiae iura invasum sit et im ipsas
ecclesiasticas personas sitimpetitum; novissime quidan nedum
manus iniicere in Excmum P.D. Emmanuelem Tato, Episcopum
titularem Aulonensem, Auxiliarem et Vicarium Generalem
archidioecesis Bonaërensis, sed et Ollum ab exercitio suae
jurisdictionis impedire et ab ipsa Dictione Argentina expellere
ausi sint, Sacra Congregatio Consistorialis declarat ac monet eos
omnes qui huiiusmodi delicta petraverunt, sive
mandantescuiuscumque generis et gradus, sive complices quos
praefata delicta sua natura postularunt, sive illos qui ad
delictorum consummationem latae sententiae epeciali modo
Apostolicae Sedi reservatam, ad tramitem cann, 2343 s 3, 2334 n.
2, 2209 s 1.2. 3 C. I. C., contraxisse ceterasque poen as pro
qualitate delinquetium incurrisse, ad normam sacrorum
canonum.
Datum Romae, ex Aedibus S. Congregationis
Consistorialis, die 16 Iunii 1955 Fr. A. I. Card. Piazza, Ep
Sabinen, et Mandelen, a Secretiis S. Iosephus Ferretto,
Adsessor".
"El texto de la excomunión, originado en la
Sagrada Congregación Consistorial y datado en Roma, con la
firma del secretario del organismo vaticano, Cardenal Adeodato
Piazza y el del asesor de la misma congregación,
Monseñor Giuseppe Ferretto, se refería a la
acción de "poner manos violentas" sobre la persona de
un obispo e impedir el ejercicio de la jurisdicción
eclesiástica".
Asimismo se va haciendo popular un Nuevo Himno Nacional,
de profundidad religiosa:
"Oíd mortales el grito angustiado :
Tiranía, traición, deslealtad : Oíd el
ruido de rotos
ideales : Ved en trono a la vil impiedad : Ya su trono de sombras
alzaron : Las potencias unidas del mal : Y los buenos del mundo
responden : Para el pueblo argentino
¡Piedad!
De los nuevos tiranos los rostros : Ya la
máscara no ha de encubrir : La impiedad ha hecho nido en
sus pechos : Y no pueden su farsa seguir : Se conmueven los
huesos
sagrados : De Belgrano y el Gran Capitán : Y al mirar el
estrago estos héroes : En sus tumbas parecen
llorar
A vosotros se atreve Prelados : El orgullo de un
hombre mordaz : Que pretende con leyes impías : Vuestra
santa misión condenar : Más los fieles que unidos
juramos : Vuestra causa inmortal defender : A esos lobos vestidos
de ovejas : Fuertes pechos sabrán oponer
El cristiano valiente a las armas : Corre
ardiendo con brío y valor : Su
clarín es la voz de la Iglesia : Y su espada la Cruz del
Señor : Sólo Cristo es el Dios de la Patria :
Sólo Cristo es su Rey inmortal : Y es tan solo su madre
bendita : De esta tierra la
Virgen sin par
La victoria final es segura : Veinte siglos no pueden
temblar : Ante el vano y efímero grito : Del más
firme poder terrenal : Ya hemos visto a través de los
tiempos : Mil tiranos del trono bajar : Y en sus frentes marcada
la infamia : Que ellos mismos quisieron lanzar : Desde un polo
hasta el otro resuena : De la Iglesia la voz inmortal : de la
Patria afligida es consuelo : y en las almas turbadas la paz : Ya
su trono de luces alzaron : Los Prelados con su autoridad : Y
los fieles se aprestan por Cristo : Por la Iglesia y la Patria a
luchar
Sean eternos los laureles : Que logramos conseguir :
Coronados de cruces vivamos : O juremos por Cristo
morir".
A cincuenta años de dicha afrenta y
persecución religiosa hacia la Religión
Católica, Apostólica y Romana, a sus Templos, a sus
Pastores y grey, "primera y única en la historia de
nuestra Patria" –de Tradición
castellano-hispano-católico-mariana-, vayan nuestras
sinceras oraciones para que encuentren paz los que movidos por el
odio y la ceguera del corazón –de pensamiento,
palabra, obra u omisión-, llevaron adelante aquella
funesta y sacrílega acción, verdadera orgía
demoníaca de fuego y de robo, y por aquellos que fieles a
la Fe, llevaron con Amor la Santa
Cruz en el calvario de esos días aciagos para Dios y la
Patria.
En tal sentido, el Rvdo. P. Alfredo Sánchez
Gamarra, C. SS R. expresó: "¡Jacobo Wagner! Tu
sacrificio no fue estéril. Grano de trigo enterrado en el
surco de la tumba, contribuiste sin saberlo cuando caías,
a la germinación de la victoria que hoy contemplas desde
el cielo".
Como católicos, debemos apoyarnos y guiar
nuestros pasos teniendo presentes las sabias palabras
evangélicas: «Habéis oído que
se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu
enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por
los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre
celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover
sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os
aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No
hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más
que a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de
particular? ¿No hacen eso mismo también los
gentiles?
Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre
celestial". Mateo 5: 43 – 48.
Vayan como cierre las sabias palabras pronunciadas en el
sermón de la Hora Santa previa a la misa de medianoche, el
11 de junio de 1955, en la Basílica del Santísimo
Sacramento, por el Rvdo. P. Iñaqui de Aspiazu, que hoy
siguen teniendo la misma vigencia, claridad y fuerza: "Yo
os digo que nunca un pueblo es tan grande como cuando está
de rodillas ante Dios, y nunca es tan pequeño como cuando
se postra de rodillas ante un hombre".
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