- Definición del
Concepto - Formación del
Policía - El papel del Policía en la
sociedad - Factores que separan al
Policía y a la comunidad - Policía
Comunitario
Desde la Antigüedad Clásica hasta el
presente los distintos gobiernos del mundo han intentado
controlar la conducta de los
ciudadanos, aprobando leyes cuya
violación constituye delito y creando
mecanismos de control social
como los llamados sistemas de
justicia
criminal, entre ellos la policía. Pero, qué es la
policía?, en qué consiste su trabajo?, ha
sido efectiva en el manejo de la actividad criminal?, que
soluciones
presenta para el siglo XXI?
Trataremos de responder a estas y otras interrogantes en
este artículo.
Según James Fyfe (y otros), en el libro
Administración de la Policía (1997), el
concepto
policía se deriva de la palabra francesa "policer" que
significa poder del
pueblo. El término, en su sentido más amplio,
significa regulación y control de una comunidad en los
aspectos relacionados al orden, la salud, la vida y la propiedad.
El Diccionario de la Real Academia
Española lo define como el buen orden que se observa y
guarda en las ciudades y repúblicas para cumplir con las
leyes y ordenanzas municipales. Se incluye, como parte de la
definición, a un cuerpo encargado de vigilar por el
mantenimiento
del orden público y la seguridad de los
ciudadanos. Se incluyen los conceptos de cortesía, buena
crianza y urbanidad en el trato y las buenas
costumbres.
Entonces, por su concepción original y actual, se
puede decir que la policía históricamente
surgió para cumplir con los objetivos de
proteger la vida, la salud, y la tranquilidad de los ciudadanos
que conforman la sociedad. En
pocas palabras velar por el cumplimiento de la ley y el
mantenimiento del orden.
En el 1829 Sir Robert Peel, al crear la Policía
Metropolitana de Londres, estableció el siguiente
principio: "… the police are the public and the public are
the police." (Cox, Police in Community Relations, 1996).
El significado de esta frase es sumamente abarcador por lo que
por el momento se interpretará en un sentido literal y
parcial.
Los policías son ciudadanos seleccionados entre
los miembros de la sociedad. Son adiestrados y educados en
academias creadas para estos fines, en donde se lleva a cabo el
proceso de
socialización policíaca.
Para Robert H. Langworthy y Lawrence F. Travis III
(1994) la socialización es un término que utilizan
los sociólogos para referirse al proceso mediante el cual
las personas adquieren el
conocimiento, los valores,
las destrezas y actitudes de
la sociedad en que viven. Es el aprendizaje de
la cultura.
En las Ciencias
policiales se utiliza el concepto de la socialización
policíaca (Van Maanen, 1973) para referirse al proceso por
medio del cual se aprenden los conocimientos, valores,
destrezas, actitudes y conducta característica de los
policías. Se pretende crear una subcultura y desarrollar
una personalidad
que los haga diferentes a las demás personas para que
puedan cumplir satisfactoriamente con los deberes y
responsabilidades que le asigna la sociedad.
Los policías, como cuerpo ocupacional, no son
como los demás servidores
públicos. Tienen que dejar su familia por un
período de tiempo para
ser socializados en la subcultura policíaca. Atraviesan
por un proceso educativo y disciplinario riguroso, en donde
tienen que adquirir los conocimientos y las destrezas necesarias
para cumplir con sus obligaciones.
Debido a la seriedad y complejidad de las funciones que
realizan, el proceso enseñanza–aprendizaje no
puede limitarse a simples conocimientos académicos y/o al
desarrollo de
destrezas. Ludman (1980) afirmó que la educación del
policía se caracteriza por un contenido formal e informal.
El primero se refiere a la enseñanza académica,
pero el segundo envuelve, a través de la disciplina, el
desarrollo de unos valores y actitudes necesarios para poder
realizar un trabajo de excelencia.
El ser policía los hace diferentes a las
demás personas.
El uniforme, la placa, el arma de fuego y el roten son
símbolos de la autoridad y el
poder que se les confiere para cumplir con sus deberes. La
naturaleza del
trabajo que realizan y el peligro al que se enfrentan propicia la
modificación de muchos aspectos del su
personalidad.
Su trabajo no es fácil. Implica una serie de
sacrificios y ajustes a su vida privada y familiar. Largas
jornadas de trabajo, suspensión de días libres y
vacaciones, expuestos continuamente al escrutinio público,
a la crítica
social y a las presiones de los medios de
comunicación.
Al cumplir con su trabajo pueden cometer errores que
conllevan la suspensión o expulsión de la fuerza
policíaca; cargos criminales y/o demandas civiles;
enfermedad, incapacidad y hasta la muerte en
el cumplimiento del deber. Es un trabajo que requiere madurez y
seriedad, honestidad e
integridad y para esto hay que saber escogerlos, educarlos y
adiestrarlos. (W. Santiago, 1997)
En el proceso de selección
y formación de los policías se atraviesa por una
serie de etapas que son determinantes en el desarrollo de la
llamada personalidad policíaca. En primer lugar se toma en
cuenta la decisión de la persona de
ingresar al cuerpo. Esta puede estar motivada por la
vocación, la tradición familiar, la necesidad de un
empleo y el
obtener dinero y
beneficios.
En Puerto Rico se
les paga un salario mientras
estudian y desde 1994 se gradúan con un Grado Asociado en
Ciencias Policiales, y se les exige completar un bachillerato en
una universidad
debidamente acreditada.
En segundo lugar tienen que aprobar el periodo de
entrenamiento.
Como se mencionó anteriormente, éste se caracteriza
por la educación formal en los salones de clases y
la informal, en donde a través de la disciplina se inicia
el proceso de socialización policíaca.
Como parte del entrenamiento tienen que experimentar la
realidad del trabajo en la calle. Se les envía a trabajar
con un oficial de experiencia como supervisor. Aquí se
descubre que el trabajo no
es lo que muchas veces se pensaba, se experimenta aburrimiento
(no hay acción
las 24 horas del día como en las películas del
cine o las
series de televisión), desconfianza porque comienzan
a conocer los peligros del trabajo, y las faltas de
respecto de algunos ciudadanos que no reconocen la autoridad que
representa el policía.
Finalmente, llega la etapa de la graduación y la
asignación a las unidades de trabajo, las cuales en
ocasiones no son del agrado del agente y debido a la incidencia
criminal, se les envía a pueblos distantes de sus hogares.
Eventualmente, si no renuncian antes, se adaptan al trabajo
policíaco y se manifiesta la mencionada personalidad
policíaca, como resultado del proceso de
socialización y otros factores que se discutirán
más adelante.
Pare Jerome Skolnick (citado por Cox en La
policía en las relaciones comunitarias, 1997) la
policía constituye una subcultura porque comparten
valores, creencias y formas de conducta o estilos de vida que los
caracteriza como policías. Como resultado de sus investigaciones
identificó las características de este grupo
minoritario y desarrolló la Teoría
de la
Personalidad Policíaca.
En primer lugar son autoritarios. La autoridad que les
confieren los ciudadanos y el gobierno les da
poder para intervenir en casi todos los aspectos de la vida
privada de los ciudadanos. Si no tienen la madurez necesaria para
manejar el alcance del poder, ésta característica
se manifestara contra su propia familia y en sus relaciones
interpersonales.
En segundo lugar, algunos se vuelven cínicos. Al
trabajar directamente con los ciudadanos descubren que algunos
les mienten o engañan y hasta les ocasionan
investigaciones administrativas, por lo que, como un mecanismo de
defensa, no toman con seriedad algunos casos, no creen en la
víctima, en los testigos o en la verdadera inocencia de
las personas.
En tercer lugar se vuelven conservadores. Este trabajo
conlleva una imagen y tanto
los ciudadanos como los medios de
información están pendientes de la
conducta y estilo de vida
del policía. Se les exige seriedad y una conducta modelo y
ejemplar.
En cuarto lugar se vuelven suspicaces, sospechan de todo
y de todos. Esto es así por que es un trabajo que conlleva
peligro. Pueden ser víctimas de la violencia, de
accidentes,
contagio de enfermedades, stress, casos
civiles y criminales y hasta la muerte.
Como consecuencia de las exigencias del trabajo y de las
frustraciones al interpretar su esfuerzo como una pérdida
de tiempo, se pueden volver hostiles hacia los ciudadanos y hacia
el sistema de
justicia que representan.
Muchas veces se exige demasiado de ellos, y se nos
olvida que son humanos que están dando el máximo y
arriesgando su vida por las demás personas. A veces, los
casos no prosperan en los tribunales, no se logra la
convicción del acusado o la sentencia que se impone al
convicto es débil o sin sentido.
En quinto lugar, aprenden a ser individualistas: en
ocasiones, no se puede confiar plenamente en nadie. Hasta el
mejor de los compañeros de trabajo, cuando más se
le necesita, puede fallar. Por eso muchos piensan que nadie mejor
que ellos mismos para cuidar sus propias espaldas. En
adición, ciertas actuaciones de otras personas pueden
comprometer su empleo, su libertad y
hasta su vida.
En sexto lugar la falta de apoyo de la agencia, de la
propia familia y de la comunidad los hace sentir inseguros y como
se mencionó anteriormente se vuelven
suspicaces.
Pero no todas las características antes
mencionadas pueden ser negativas porque también aprenden
el significado de la lealtad hacia los principios que
orientan el trabajo policiaco y su compromiso con la comunidad;
se esfuerzan en ser eficientes para prevenir el crimen,
contenerlo y lograr convicciones en los tribunales, mejorando la
calidad de
vida de los ciudadanos a los cuales protegen; y
honorables porque se sienten orgullosos de ser
policías.
Finalmente, Skolnick también identificó,
como última característica de la personalidad
policíaca, el desarrollo de prejuicios hacia
algunos sectores de la sociedad.
El papel del
policía en la sociedad
De acuerdo con James Fyfe, los cuerpos
policíacos tienen como obligaciones primordiales
universales el proteger la vida, la propiedad, los derechos civiles y conservar
el orden. Pueden tener mayores responsabilidades, pero eso
depende de las leyes que organizan la policía en los
países democráticos del mundo moderno. Lo
importante es que la policía tenga
capacidad legal, las 24 horas del día, para
atender los problemas y
situaciones que tal vez requieran el uso de la fuerza y la
coacción o la búsqueda de soluciones verdaderamente
efectivas..
Si se lee detenidamente el párrafo
anterior se percatará que la aplicación de la ley
no es una de las obligaciones primordiales de la policía.
Fyfe, Jack R. Greene, William F. Walsh, O.W. Wilson y Roy Clinton
McLaren consideran que la anterior responsabilidad es solo un instrumento para
alcanzar los fines mencionados previamente.
Durante el Siglo XX quedó demostrado que ni la
policía ni el sistema de justicia criminal pueden resolver
el crimen y la delincuencia
meramente arrestando y confinando en instituciones
penales a las personas que cometen delitos. Como
leerá más adelante, las agencias del control social
se percataron que solas no pueden prevenir, contener o resolver
la conducta relacionada a las violaciones de las leyes sin la
ayuda de la comunidad.
Factores que separan al
Policía y a la comunidad
Todos los autores mencionados anteriormente están
de acuerdo en que la labor que realiza la policía
está dirigida a satisfacer las necesidades de la sociedad.
Es la comunidad quien le otorga a los policías el poder y
la autoridad para cumplir con sus funciones. Da la
impresión de que es el gobierno quien controla a los
organismos policíacos, utilizándolos como medios de
control o represión política,
económica y social.
Pero si se analiza la raíz del poder en los
sistemas democráticos, veremos que el mismo emana del
pueblo. Este último lo delega a través de
funcionarios gubernamentales electos. Nosotros le conferimos a
los gobernantes la autoridad para tomar decisiones en beneficio
de la sociedad; ellos a cambio nos dan
seguridad y protección, garantizando los derechos civiles
reconocidos en una constitución.
La realidad, aunque parezca lo contrario, es que la
policía responde directamente a los ciudadanos, los
cuales, al final de cuentas, pagan
sus salarios a
través de los impuestos.
Partiendo de la premisa anterior es natural pensar que
las relaciones entre la policía y los ciudadanos son
excelentes. Pero la realidad histórica, lamentablemente ha
sido otra. Cox, en el primer capítulo de su libro La
policía en las relaciones comunitarias, describe los
factores que han creado barreras que impiden las buenas
relaciones entre la policía y la comunidad.
Estas son:
- La elite de poder- Se refiere a la actitud de
algunos miembros de la fuerza policíaca que se
consideran una clase aparte
y privilegiada dentro de la sociedad y que inclusive
están por encima de la ley; o sea que pueden violentarla
y estarán exentos de castigo. - Lealtad inquebrantable – Pero no a la sociedad
o a los principios de ley que representan, sino que se apoya al
compañero que viola el reglamento y la ley, aunque esto
implique la pérdida del empleo y/o de la
libertad. - Resistencia a la interferencia ciudadana – la
creencia de que sólo los policías pueden
solucionar el crimen. - El uso excesivo de la fuerza y la violación de
los derechos civiles. - El equipo de ocupación – cuando los
ciudadanos no conocen los poderes que tienen los agentes, los
operativos, los procedimientos
y se ve a la policía como un ejercito dentro de una
sociedad
civil. - Los cambios demográficos súbitos que se
reflejan en las estadísticas que tienden a medir la
incidencia criminal. Aumento de la participación en el
crimen de menores de edad, de extranjeros, de personas de
escasos recursos
económicos, etcétera. La continua
intervención con ciertos sectores de la población generan prejuicios. - La diversidad de sectores que componen la
población – La estratificación social y la
creencia, en muchas ocasiones cierta, de que la policía
protege a los ricos y persigue a los pobres. Los primeros
cuerpos policíacos se crearon con el propósito de
proteger los intereses de los comerciantes o clase adinerada y
con influencia en los gobernantes. - La estrecha relación político
partidista – en muchos países el jefe policiaco o
superintendente es nombrado por el partido que tiene el poder
político y algunos agentes hacen públicas sus
preferencias políticas. - Multiplicidad de labores que realiza la
policía – tienen que prevenir el crimen, hacer
arrestos, radicar casos en los tribunales, controlar el
transito, ofrecer orientaciones; son empleados públicos
que trabajan más del mínimo de ocho (8) horas
diarias, sacrificando vacaciones y días
feriados. - La incomprensión que experimentan ambas
partes: el policía que resiente que los ciudadanos no
comprendan la naturaleza de su trabajo y los sacrificios que
conlleva y las personas que creen que el policía tiene
poder para intervenir en todos los aspectos de su vida
privada.
Los factores mencionados anteriormente conllevan la
perdida del respeto entre
ambas partes. Para romper con estas barreras, mejorar las
relaciones con la comunidad y reducir la actividad criminal
resurgió en el Siglo XX el concepto del policía
comunitario.
El término "policía comunitario" no es
nuevo. Surgió en el Siglo XIX, en Inglaterra,
cuando Sir Robert Peel creó la Policía
Metropolitana de Londres. Estableció que los
policías forman parte integrante de la sociedad y que son
ciudadanos que están al servicio de la
comunidad a la cual pertenecen. Pero su visión del trabajo
policiaco no termina ahí: cuando dijo "…the police
are the public and the public are the police" también
quiso decir que los agentes no pueden hacer solos el trabajo
porque para tener éxito
se tiene que contar con la comunidad. Estos son los ojos y
oídos de la policía.
El 24 de febrero de 2005 en un adiestramiento
sobre el Enfoque contemporáneo de vigilancia y
participación comunitaria, ofrecido por el Dr. Ernesto
Fernández, Director del Law Enforcement Institute (LEI),
Puerto Rico Training Iniciative, se analizaron los Nueve 9
Principios de Sir Robert Peel, Padre de la vigilancia
policíaca moderna. Estos han sentado las bases para
el renacimiento
de la policía comunitaria en el Siglo XX:
- La misión
básica de la policía es prevenir el crimen y el
desorden. - La capacidad de la policía para realizar sus
deberes depende de la aprobación pública de sus
acciones. - La policía debe asegurar la cooperación
del público en el cumplimiento voluntario de la ley para
poder ser capaz de asegurar y mantener el respeto de las
leyes. - El grado de cooperación y aprobación
del público disminuye proporcionalmente ante la
necesidad del uso de la fuerza. - La policía busca y conserva el favor
público no a través de una opinión
pública favorable, sino demostrando constantemente
un servicio imparcial absoluto de la ley. - La policía sólo debe utilizar la fuerza
física
sólo cuando el ejercicio de la persuasión, el
consejo y la advertencia no son suficientes, - La policía debe mantener siempre una
relación con el público que honre la
tradición histórica: la policía es el
público y el público es la policía. La
policía son sólo individuos que a tiempo completo
trabajan para cumplir los deberes que incumben a todos los
ciudadanos. (Énfasis suplido) - La policía siempre debe dirigir sus acciones
estrictamente hacia sus funciones y nunca dar la
impresión de desear usurpar los poderes de las
cortes. - La prueba de la eficiencia de
la policía es la ausencia del crimen y el
desorden.
El policía comunitario o de la comunidad es una
filosofía que propone alterar las relaciones entre la
policía y los demás ciudadanos mediante la
búsqueda de soluciones a los problemas de la comunidad que
originan la actividad criminal y sobre cómo mejorar la
calidad de
vida. (Cox)
Según el Nacional Advisory Comisión on
Criminal Justice Standards and Goals, en los Estados Unidos,
la policía no debe estar separada de las personas. Su
autoridad y consentimiento nace de la voluntad del pueblo que los
recluta como oficiales del orden público. Constituyen el
instrumento de la sociedad para obtener y mantener el orden y sus
esfuerzos se basan en los principios del servicio público.
Responden directamente a los ciudadanos. (Cox, 1996)
A pesar de que fue desarrollada e implantada en
Inglaterra por Sir Robert Peel en el Siglo XIX, la
filosofía reapareció cuando Herman Goldstein en
1979 estableció en los Estados Unidos el patrullaje
orientado a la solución de problemas.
Anterior a esto el desarrollo de la Policía en
los Estos Unidos fue diferente al de Inglaterra. Para el Siglo
XIX la labor de los agentes consistía en conservar el
orden y se ganaba la obediencia de los ciudadanos a través
de la fuerza física. La corrupción, la ineficacia, la interferencia
política y el discrimen caracterizaron a la policía
durante este período. (Fyfe)
La llegada del Siglo XX trajo algunas reformas pero las
relaciones entre la policía y los ciudadanos fueron
deteriorándose, tanto en los Estos Unidos como en otros
países. Prevalecía la actitud de "…us versus
them…". (Frank Scmalleger, 1993).
La rigurosa centralización administrativa
fortaleció la creencia de que sólo los
policías sabían lo que era mejor para la sociedad,
razón por la cual la participación ciudadana en la lucha contra
el crimen se hizo innecesaria. Los turnos rotativos, los
continuos traslados, incluso el desarrollo tecnológico
afectó la relación entre ambas partes.
El aumento en la utilización de los
vehículos, los teléfonos y hasta las computadoras
contribuyeron a reducir el contacto de la policía con la
comunidad. Se redujo la función
del patrullaje. (U.S. Department of Justice)
El crimen seguía creciendo sin control llamando
la atención de profesionales que comenzaron a
re-examinar la efectividad de las prácticas
policíacas. Se comenzó a cuestionar si los cuerpos
policíacos cumplían con sus metas. La
situación se agravó con los escándalos
relacionados a la corrupción, el abuso de poder, uso excesivo
de la fuerza y continua violación de los derechos civiles.
(Radelet y Carter, 1994).
Para el año 1967 The President’s Commission
Law Enforcement and Administration of Justice examinó las
prácticas policíacas y recomendó cambios en
la manera en que la policía se relaciona y ofrece servicios a la
comunidad.
En 1968 el Nacional Advisory Commission on Civil
Disorders y el Nacional Commission on the causes and Prevention
of Violence revelaron que la policía le presta
atención inadecuada a los problemas y preocupaciones de la
comunidad. También señalaron que de la manera que
la agencia estaba organizada le impedía satisfacer las
demandas y expectativas de la sociedad. Era evidente que no
podían prevenir ni resolver los
crímenes.
Los referidos informes
propiciaron que el Congreso de los Estados Unidos aprobara en
1968 el Omnibus Crime Control and Safe Streets Act. Se otorgaron
fondos para la realización de estudios e investigaciones
que han contribuido al desarrollo del Policía de la
Comunidad. (Nacional Commission on the Causes and Prevention of
Violence, 1969)
Unos de los estudios de mayor impacto lo fue el de
Kansas City Preventive Patrol Experiment, realizado en 1972. Este
reveló que el patrullaje preventivo rutinario no tiene
efecto significativo sobre la incidencia criminal ni sobre la
sensación de seguridad del público.
Los hallazgos sugieren que las agencias
policíacas están desperdiciando tiempo y dinero al
continuar con los métodos
tradicionales. Recomienda a la policía utilizar mejor sus
recursos y ser más efectivos al manejar el crimen y las
preocupaciones de los ciudadanos. (Redelet)
La Policía de San Diego, también
realizó un estudio en la década de los 70 en donde
se concluyó que el desarrollar lazos fuertes con los
miembros de la comunidad ayuda a mejorar las actitudes de los
oficiales hacia su trabajo y hacia las comunidades. Fomenta el
desarrollar soluciones creativas para problemas complejos que
afectan a los ciudadanos. En adición, los oficiales
obtienen valiosa información sobre las actividades
criminales y de posibles sospechosos. Surge la necesidad de
asignar policías a lugares y turnos
permanentes.
Pero el desarrollo de la filosofía no ha sido
exclusivo de los Estados Unidos. Se ha desarrollado en Singapore,
Canadá, Alemania,
Suiza, Dinamarca, Finlandia y Gran Bretaña. (Redelet) En
Japón
se ha dado a conocer a través del
concepto del Koban (Mini estación
policíaca). Este sirve dos funciones principales: proveer
información y asistencia, y mantener el orden a
través de la función del patrullaje. Los
policías físicamente demuestran la existencia de la
autoridad policíaca, resuelven problemas y promueven la
confianza del público hacia ellos. (Richard Terril,
1992)
A finales del 1980 la filosofía del
policía de la comunidad se estableció en Australia
y la isla de Wales. Los residentes afirmaron sentirse más
seguros y
menos temerosos. Se enfatizó el diálogo
entre la policía y la comunidad. Hubo más apoyo y
cooperación entre ambas partes. (Radelet)
La experiencia y la investigación proveen evidencia
empírica sobre la efectividad de esta filosofía.
Robert Trojanowicz realizó un estudio en Flint, Florida,
conocido como el Neihborhood Food Patrol. Mediante el mismo se le
dio a los agentes la orientación y flexibilidad necesaria
para ser líderes en la comunidad. Se les asignó la
responsabilidad de controlar el crimen y de hacer de la vecindad
un mejor lugar para vivir. Se demostró que la comunidad
puede ser motivada para apoyar a la policía y para aceptar
nuevos estilos de patrullaje. (Cops and Criminals,
1996)
En 1979 Heman Goldstein desarrolló el concepto
"problem oriented policing," (POP). Sugirió que la
solución de problemas es la esencia del trabajo policiaco
y abogó para que los policías identifiquen las
causas de los mismos. Basado en este concepto se
desarrolló un modelo para identificar, analizar y resolver
problemas específicos. Este fue implantado en Newport
News, Virginia. Se demostró que el departamento policiaco
puede hacer una mejor utilización de los recursos y
aumentar la efectividad de los Oficiales.
La Policía de New Orleans se ha caracterizado en
los últimos años por sus altos niveles de
corrupción: asesinatos, robos, protección de
traficantes y la pérdida de la confianza de los
ciudadanos. Luego de la intervención del FBI, una de las
estrategias que
más éxito ha tenido para ganarse nuevamente la
confianza del público ha sido el establecimiento de la
policía de la comunidad. (Cops and Criminals,
1996)
El proyecto fue
establecido en cuatro de los residenciales que se caracterizaban
por un alto por ciento de actividad criminal. Se adiestraron
policías y fueron asignados a patrullar a pie, con la
responsabilidad de relacionarse con la comunidad. Los resultados
han sido sorprendentes. Prácticamente ha terminado la
guerra de las
gangas, la policía está más visible y se han
mejorado las relaciones con la comunidad.
Según el Capitán Michael Ellington, Jefe
de la Policía de New Orleans, los ciudadanos apoyan a la
policía: se han convertido en sus ojos y oídos.
También se han reducido los asesinatos en un
75%.
La mayoría de los oficiales asignados a estos
programas
creen que la policía de la comunidad ha sido mucho
más efectiva para prevenir el crimen que los
métodos tradicionales que se utilizaron por muchos
años. Un estudio realizado por The Center for Criminal
Justice Studies reveló que 9 de cada 10 agentes
encuestados creen que se ha mejorado la cooperación y que
las personas están más dispuestas a cooperar con la
policía. Dos tercios afirman que se han reducido los
problemas que más afectan a los ciudadanos y más de
la mitad dicen que se han reducido los delitos de robo,
escalamiento y prostitución. (Criminal Justice Newsletter,
1996)
Para 1994 el U.S. Department of Justice, Office of Justice
Programs, Nacional Institute of Justice publicó que un 41%
de las agencias policíacas en los Estados Unidos han
establecido la filosofía y prepararon un directorio sobre
los programas del Policía Comunitario en las principales
ciudades de la Nación.
América Latina no se ha quedado atrás.
Ante la llegada del Siglo XXI son más las ciudades y los
países que han adoptado y están reportando
éxito con la implantación de la filosofía
del Policía Comunitario. Este es el caso de Bogotá,
Colombia
(Quesada, Serrano, 2006); Buenos Aires,
Argentina; Perú; Uruguay;
Chile: Ecuador, entre
otros. ( Coronel Muller, 2003)
Su rápido desarrollo en los Estados Unidos y en
otras partes del mundo ha ocasionado unas variaciones en la
aplicación de la filosofía debido a la necesidad de
adaptarlo a las características socio-económicas e
histórico-culturales de cada comunidad en
particular.
Para Louis Redelet y David Carter los conceptos
community policing, problem oriented policing, community problem
oriented policing, police area representatives citizen-oriented
police enforcement, experimental policing district, neighborhood
foot patrol y community foot patrol, entre otros, son
sinónimos.
Independientemente de como lo llamen lo cierto es que la
policía de la comunidad ha surgido como "… the
accepted way of policing in America." La evidencia demuestra que
la policía es más efectiva, los agentes
están más satisfechos con su trabajo y se han
fortalecido los lazos con la comunidad.
La investigación y la experiencia evidencian que
una de las alternativas para combatir el crimen y la delincuencia
en el Siglo XXI es la implantación y mejoramiento de la
filosofía del Policía Comunitario. Las
instituciones de la comunidad y las agencias policíacas
han demostrado ser nuestra mejor defensa. Basta ya de quedarnos
sentados a esperar que ocurra la actividad delictiva y a delegar
toda la responsabilidad en la policía. Tenemos que ser
preactivos y trabajar en conjunto, identificando juntos las
causas y las posibles soluciones efectivas, a corto y largo
plazo. Esta es la esencia de la policía de la
comunidad.
La meta es prevenir el crimen y el desorden en las
comunidades mediante el examen cuidadoso de los problemas que
afectan a los ciudadanos. Esto incluye identificarlos y aplicar
soluciones apropiadas. (Cox)
Sam Souryal, en 1995, identificó los objetivos de
la Policía de la Comunidad:
- Promover la unidad entre la policía y los
ciudadanos en un esfuerzo por prevenir el crimen. - Mejorar la
comunicación y el entendimiento mutuo. - Mejorar las relaciones de la policía y los
demás componentes del sistema de justicia
criminal. - Buscar alternativas para solucionar los problemas de
la comunidad. - Fortalecer el cumplimiento de la ley, la igual
protección de las leyes y de los derechos
civiles. - Diseñar estrategias para situaciones de
emergencia. - Fomentar la participación ciudadana en
comités asesores del departamento
policíaco.
Se intenta comprometer a la comunidad en la tarea de
controlar el crimen. Para el Profesor de
Ciencias Policiales Jerome Skolnick la filosofía se basa
en la noción que la policía y los ciudadanos
trabajan mejor juntos y son más efectivos. Identifica
cuatro elementos que son vitales para lograr el éxito: la
prevención del crimen; la re-orientación de las
actividades de patrullaje para enfatizar la importancia de otros
servicios; aumentar la responsabilidad del policía hacia
el público; y la descentralización de las funciones y
servicios policíacos.
Tenemos que ser realistas y aceptar que la
filosofía no puede establecerse
de un día para otro. Fueron muchos años de
odio y resentimientos entre los policías y los ciudadanos
y aún existen muchas barreras y prejuicios que no pueden
ser ignorados y que se deben resolver con prontitud.
En algunos países la filosofía ha
presentado dificultad para implantarse debido a la falta de
confianza entre ambas partes. Por eso el Departamento de Justicia
de los Estados Unidos considera que es vital la comunicación y la
orientación.
El jefe de la policía es responsable de explicar
el concepto a toda la
organización, así como de reunirse con
líderes políticos y comunitarios. Las herramientas
mencionadas anteriormente son vitales para fomentar la
participación de las agencias policíacas y de todos
los sectores de la sociedad.
La implantación debe ser un proceso
dinámico y flexible, que responda a las necesidades reales
de las comunidades y que promueva la evaluación
continua. Hay que diseñar planes de trabajo con metas y
objetivos a corto y largo plazo, definir estrategias y asignar al
personal
idóneo para este tipo de trabajo. No puede ser cualquier
persona, sino uno verdaderamente interesado en la
filosofía y capacitado para atender y canalizar
adecuadamente las preocupaciones de los ciudadanos.
Hay que adiestrar a todo el personal de los
departamentos policíacos y orientar a la comunidad. En el
proceso se pueden cometer errores, pero lo importante es
reconocerlos y enmendarlos inmediatamente. Se deben utilizar
todos los medios de información para educar a toda la
sociedad sobre las ventajas de implantar la filosofía del
Policía Comunitario.
Debe esperarse la resistencia al
cambio por parte de los policías y considerar que hay
sectores de la comunidad en donde, a pesar de los esfuerzos, los
ciudadanos mostraran apatía y desconfianza. Pero, para
establecer unas relaciones
humanas positivas se requiere tiempo, energía,
comprensión, creatividad y
mucha paciencia.
Para comenzar a tener éxito, las organizaciones
policíacas tienen que cambiar. Las agencias tienen que
realizar una re-estructuración y descentralizar los
servicios para otorgarles más poder a los agentes que
están en contacto directo con los ciudadanos, para que
puedan tomar decisiones y participar activamente en las
actividades de la comunidad.
También hay que revisar los currículos de
las academias para integrar cursos especializados en las ciencias
de la conducta, de modo que la educación les capacite para
enfrentarse exitosamente a los nuevos roles de los
policías del futuro. (Brian Buggé, 1995)
El policía de la comunidad no es un sueño,
mucho menos una utopía. Es una alternativa que está
dando resultados en muchos países para prevenir, controlar
y reducir la incidencia criminal. Podemos contar con
usted?
A&E Televisión Networks. (1996) Cops or
Criminals. New York;
New Video
Group.
Buggé, Brian. (1995) "Community Policing Requires
Internal Changes."
Drug Report.
Cox, Steven and Jack Fitsgerald. (1996) Police in
Community Relations.
Dubuque, I. A.; Brown and Benchmark.
Fernández, Ernesto. (2005) Enfoque
contemporáneo de vigilancia y
participación comunitaria. Puerto Rico;
Law Enforcement Institute.
Fyfe, James, et.al. (1997) Police
Administration. New York; McGraw Hill.
Goldstein, Herman. (1993) Police in a Free
Society. Cambridge, M.A.;
Ballenger.
Kelling, George, et.al. (1974) "The Kansas City
Preventive Patrol
Experiment." Washington, D.C.; Police
Foundations.
Langworthy, Robert and Lawrence F. Travis. (1994)
Policing in
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Prof. Wanda L. Santiago
M.A. Justicia Criminal
Universidad de Puerto Rico en Carolina
Instructora de Ciencias
Sociales y Justicia Criminal
Coordinadora de la Práctica
Supervisada
http://groups.yahoo.com/group/JUSTICIACRIMINALYSOCIOLOGIA/