La literatura: una vía hacia un despertar de la conciencia crítica
(La literatura y el
destierro)
RESUMEN
Este trabajo parte
de la idea del ser humano y la total desconexión de
sí mismo, convirtiéndose en un exiliado, un
desterrado de su propia conciencia. El hombre,
absorbido por su entorno, es en consecuencia un ser miserable
lleno de ansias y frustraciones. Sin deslastrarnos de nuestras
experiencias adquiridas en la cotidianidad, es necesario cerrar
los ojos e intentar ver un poco hacia dentro. La literatura se
presenta como una posible vía de introspección para
la humanidad, como una oportunidad de volver sobre sí
misma y de encontrar un camino que nos conduzca al encuentro con
nuestro verdadero SER.
Palabras clave: Enajenamiento, entorno, literatura y
destierro.
ABSTRACT
The starting point of this works is the idea of the
human being and his separation from himself, his condition of
being in exile and away from his own conscience. Man, taken over
by his environment, is consequently a pitiful being, full of
yearnings and frustrations. Without getting rid of the experience
gained in his everyday life, he needs to close his eyes and try
to see inside of him, for the environment around him is becoming
more and more dazzling. Literature arises as a potential means of
introspection for humanity, as an opportunity to turn our
attention to ourselves and find a way that leads us to the
encounter with our true BEING.
Key words: alienation, environment, literature,
exile.
RÉSUMÉ
Cet écrit part de l’idée sur
l’être humain et sur la totale déconnexion de
lui-même, en devenant un exilé de sa propre
conscience. L’homme, absorbé par son environnement,
est donc un être malheureux, plein
d’anxiété et de frustrations. Sans nous
débarrasser de nos expériences acquises à la
vie quotidienne, il est nécessaire de fermer les yeux et
de regarder à l’intérieur de nousmêmes.
La littérature apparaît comme une voie possible
d’introspection pour l’humanité, comme une
chance de revenir à soimême et de trouver un chemin
qui nous conduit à la rencontre de notre vrai
ETRE.
Entonces Yavé Dios dijo: << Ahora el
hombre es
como
uno de nosotros, pues se ha hecho juez de lo bueno y
de
lo malo. Que no vaya también a extender su
mano y
tomar del Árbol de la Vida, pues
viviría para siempre.>>
Y así fue como Dios lo expulsó del
jardín del Edén para
que trabajara la tierra de
la que había sido formado.
GÉNESIS
El destierro parece ser una fatalidad en el destino de
la humanidad, el destierro que se repite uno tras otro, en cada
cultura, en
cada ciudad, en cualquier momento de la historia individual o
colectiva del hombre, en cada rincón donde se haya
albergado él y sus congéneres ha tenido que sufrir
las penurias del destierro. Desde que nacemos ya acarreamos con
el gran trauma de haber sido desterrados del propio útero
de nuestra madre, el ejemplo del exilio por antonomasia, desde
allí comienza nuestro peregrinaje… nuestra vida de
exiliados. Somos errantes eternos en busca del paraíso
perdido, del Edén despojado, quizás allí la
respuesta a nuestra inconmensurable inconformidad, a esa
inherencia aniquiladora de desearlo todo; ya decía Buda en
su primer sermón, conocido como el de las Cuatro Nobles
Verdades, en el Parque de las Gacelas de Benares: la
supresión del sufrimiento se halla en la abolición
completa del deseo.
Cuando somos desterrados conscientes, o aún
peor… inconscientes de aquel lugar del que no queda más
que el anhelo, no hay otra forma más frustrante de
conectarnos con ello que el del perenne deseo. ¡Deseo de lo
arrebatado!, aún en el transitar pagano del hombre
común y silvestre se llega a sentir semejante
pérdida, aún en el clímax de una existencia
que pareciera haberlo conseguido todo, sigue permaneciendo un
vacío insondable. Tras la pérdida no queda otra
opción entonces que el anhelo, desde allí surge la
utopía: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo
nidos; mas el hijo del hombre no tiene donde recueste su
cabeza.
Por eso los dos mitos
cardinales de la condición humana son el paraíso
perdido y la utopía… …Dicho en otra forma: concibe
ideales y valores ante
los cuales la realidad vivida queda ensombrecida. De aquí
el impulso hacia nuevas formas y el proyecto. El
hombre es un hacedor de proyectos, los
cuales están siempre expuestos a la frustración
(Briceño Guerrero 2002:16).
Lo que se intenta es idealizar de manera figurada, al
hombre y su condición de exiliado e interpretar esta
historia bíblica relatada en el Génesis, de entre
tantas interpretaciones, como una metáfora de la
condición humana, en el sentido del hombre y su
proyección constante hacia su entorno, exiliado
completamente de sí mismo… del
paraíso.
El ser humano ha sido desterrado hasta de sí
mismo, perdido camina angustiosas veredas laberínticas
repletas de incertidumbre que hacen de su vida un caos total. Lo
han expulsado del paraíso para en el recorrido hallar
justificaciones y respuestas que lo conduzcan nuevamente y con
conciencia al lugar expulsado. Pero allí el gran dilema:
el espinoso retorno. El Odiseo de Homero ansiaba
desesperadamente regresar a su isla Ítaca, porque ella
representa su paraíso, pero el precio a pagar
por ello no fue ínfimo, debió pagarlo con
innumerables esfuerzos, sacrificios, dolor, pérdidas…
con satisfacciones también.
Quien nunca haya soportado hambre, difícilmente
podrá entender el verdadero valor de un
alimento, cuando consumido por la monotonía de lo
consuetudinario haya perdido la capacidad de encontrar placer en
ello; un respetable químico que lo sepa todo sobre
el agua, no
entenderá su íntimo significado hasta que sediento
de caminar incontables horas por un acalorado desierto tome del
agua que brota
de una fuente en medio de él.
La humanidad es expulsada para que a partir de los
conflictos,
las carencias y las pruebas que
genera todo exilio se haga más humana, además de
hallar nuevamente el camino de retorno, porque quien encuentra el
paraíso visualiza tras de sí un camino de
experiencias que le permiten entender el verdadero significado de
lo hallado. El poema Ítaca es interesante para
ilustrar mejor esta idea:
Itaca
Cuando partas hacia Ítaca
pide que tu camino sea largo
y rico en aventuras y conocimientos …
… pide que tu camino sea largo.
Que muchas mañanas de verano hayan en tu
ruta
cuando con placer, con alegría
arribes a puertos nunca vistos.
(Kavafis 1995:110)
Muchas obras literarias narran sobre largos y arduos
viajes,
algunos de ellos son viajes simbólicos, y desde ese juicio
deberían tratar de ser interpretados, entender que la gran
mayoría de esos viajes, son viajes que se emprenden hacia
nosotros mismos. Obras como La Divina Comedia son un
ejemplo claro de ello, todo en esta historia es simbólico:
los niveles que recorre Dante, las atrocidades que ve, las
respuestas que se revelan ante su presencia, lo maravilloso del
misterio, las formas, figuras, monstruos, personajes que
contempla, todo ello no conforma más que un recorrido que
está dentro del propio Dante. Al final de su recorrido,
cuando por fin arriba al paraíso, entonces ha logrado
encontrarse a sí mismo. Varios personajes míticos
descienden al inframundo (Orfeo, Eneas, Odiseo, Perséfone,
Hermes), pero en muchos casos ese descenso no es a otro
lugar más que a sí mismos. Odiseo sufre igualmente
un sin fin de infortunios antes de poder llegar a
Ítaca, cabe la interpretación de ese viaje como los
espinosos caminos que debe recorrer el hombre en busca de
sí mismo, o en busca de algo con verdadero valor. El mismo
Don Alonso Quijano debe recorrer un camino de prolíficas
experiencias, una forma en la que Cervantes
quizás de alguna manera intenta hacer ver la importancia
del viaje y de las experiencias como vías que conducen
hacia la lucidez, como sucede finalmente con Alonso
Quijano.
Muchas obras literarias hablan sobre lo fundamental que
es para el ser humano realizar un viaje hacia sí mismo,
olvidarnos un poco de aquel entorno que nos arropa y nos
encandila para atrevernos a mirar hacia adentro.
(…) no hay que mirar aquello que llama la atención en
un primer plano. Hay que desviar la mirada hacia
otros
lados porque la concentración de ella, en los
acontecimientos
de interés
inmediato, es una forma de hipnosis y
el hombre debe dejar su mente libre para comprender
el
alma del mundo. La actual agitación política hace
una
hipnosis que impide pensar, sentir y vivir en libertad.
De
modo que le recordaría al lector, y
también al escritor,
pintor o músico, que hay amaneceres, estrellas
y sentimientos
que no están en el primer plano de lo
cotidiano.
El hipnotizador no puede hipnotizar a alguien que
desvía
la mirada y que ve otras cosas. (1)
La idea de desviar la mirada por un momento y no
dejarnos absorber por ese discurso que
pregona la inmediatez y lo material como imprescindible, resulta
ser una buena idea en la que encaja parte de lo dicho hasta
aquí. Vivimos a diario en una gran carrera en pro de la
idiotización colectiva, idiotización porque
obviamente la premura facilista, el ansia por el poder y lo
material, son antítesis de
reflexión y deseo de conocimiento,
que implican el recorrido de largos caminos, de placer y
sufrimiento, pero que mucho distan de estos tiempos arraigados en
el lema de la premura. Convivimos en sosegada armonía con
la idiotez y la ignorancia porque a ojos cerrados nos es
fácil entender que así resulta más
fácil sobrellevar la vida, las responsabilidades y
compromisos morales o cualesquiera que sean, son cargas demasiado
pesadas, basta con leer algunos fragmentos bíblicos para
ya sentir que sus preceptos son demasiada responsabilidad para tan frágil
voluntad.
En Venezuela
resulta imposible mantener una conversación con cualquier
persona en
donde no salga a relucir el tema de la política, de los
partidos, la pobreza, las
deudas; dichos temas parecen ser culto de adoración para
los seudo intelectuales
que se embelesan y embelesan a partir de una infinidad de
argumentos encajados en un discurso reconstructivo y falseante al
punto de no saber en cuantas Venezuelas vivimos
finalmente. Todos desean explicar y dar soluciones al
conflicto
venezolano, se escribe, se argumenta, se debate sobre
el tema, los más poderosos hacen alarde de querer ayudar a
este país, eso sí, como le oí decir a un
profesor,
todos desean ayudar pero desde la presidencia, en otro sitio…
imposible.
La política ha invado nuestra cotidianidad a tal
punto que la mejor manera de entablar una conversación o
romper el hielo es a través del machacado tema. Sin
embargo, la cosa resulta tener sus impedimentos y sus riesgos, se
deben tener métodos
para tocar el tema, primero se tantea el terreno, una descarada
tendencia por algún bando podría ser un error
fatal, pues los niveles de fanatismo sobre el tema dejaron en
pañales a la Inquisición o el Kukux
Klan.
Desde el siglo pasado no se ha parado de hablar sobre
la
globalización, la cual ha estado
orientada sin ningún otro rumbo hacia los fines de lucro,
de producción, de competencia, y
los efectos de la misma se nos presentan ante nuestros sentidos,
como cognoscibles, por intentar decir que se mueven en el plano
real, entendiendo esto como lo que percibimos, sentimos, olemos,
tocamos… cosa que no sucede, por ejemplo, con una persona que
dedique su vida a los frustrantes caminos de la reflexión:
literatos, filósofos, artistas, profesores, etc…
que no encontrarán más riqueza que no sea la de su
propia satisfacción, generada a partir de esa fidelidad
mantenida a sus pasiones.
He tocado someramente el tema político y de la
globalización con la intención de
dar el mejor ejemplo del enajenamiento del que hablo y del que
figuradamente llamo destierro, en el que el hombre vive a diario.
En ese vivir a diario dormimos con los ojos abiertos, no hay
instante para cerrarlos y entrar en nosotros, el mundo
físico nos abruma con sus tentaciones, estamos exiliados
de nuestra conciencia y de nuestro SER, adormecidos
autómatas que piensan y sienten desde afuera.
… según Plotino el mundo físico es una
realidad secundaria
y todo conocimiento que se adquiere en esta
zona
puede llamarse impreciso. Los conocimientos del
mundo
material se alejan del Ser en el instante de la
iluminación
mística: como unas capas inútiles que
cubren la naturaleza
prístina de la criatura humana, las
informaciones
y todo el burdo peso de la cultura racional
y
discursiva, caen hacia el fondo del cosmos , en el
vacío
abismal de la conciencia." (Medvedov
1993:139)
Quien se conoce a sí mismo no tiene que saber
más nada, quien desea encontrarse, debe asumir enormes
compromisos, llegar a encontrarse no es cosa fácil tal y
como lo simbolizan obras como La Odisea o La
Divina Comedia, el camino debe ser primero que todo un camino
consciente "conciencia que significa voz interior, que juzga
nuestros actos generalmente para reprochárnoslos y
está asociada con el remordimiento y el sentimiento de
culpa" (Briceño Guerrero 2002:92), nadie exento de
conciencia podría alcanzar verdadera
responsabilidad.
La consecuencia de vivir alienados se resuelve en la
constante incertidumbre en que vivimos, es ella quien nos
incomoda la existencia, la muerte es
un gran ejemplo de ello, el pánico,
el terror de no saber qué se nos depara después de
ella nos perturba constantemente la existencia, todo ello
contribuye a que nos escindamos cada día más de
nosotros mismos: "La condición humana es fundamentalmente
incómoda porque
requiere incesantes esfuerzos concientes, trabajos y
preocupaciones que nunca conducen a la seguridad
definitiva". (Briceño Guerrero 2002:16)
Ahora bien, desde cualquier óptica
en la que entendamos a la literatura aceptamos los profundos
niveles de introspección que hay en ella, revelados y
transmitidos por el artista; interpretados, resemantizados y
sobre todo palpados por el lector. La literatura en su lectura
propicia al lector instantes de reconocimiento, de encuentro, por
momentos proyecta nuestra visión en sentido contrario, el
entorno desaparece. Quizá por ello hayamos visto alguna
vez uno que otro lector con algunas lágrimas descendiendo
por sus mejillas, conmocionados después de haber
leído un libro, de
alguna manera siente haber sido sacudido, algún nervio de
su alma ha sido
tocado, este despertar puede producir en algunos lectores cierta
conmoción que lo mantenga en vilo por algunas horas,
días, meses…
Desde la literatura alcanzamos dar pasos agigantados
hacia la revelación del misterio que supone conocernos,
porque sirve como espejo para dilucidar nuestro rostro,
cómo seríamos capaces de asear nuestro propio
rostro si no tuviésemos un espejo enfrente para que nos lo
reflejara, lo podríamos hacer, pero seguramente con
más dificultad de la que pensamos.
Por estar plasmada en la literatura la intrínseca
y complicada naturaleza
humana, desplegada en un abanico con infinidad de matices y
representaciones, cualquier ser humano puede reconocerse en ella,
rectificarse a voluntad, imaginarse como otro, verse en lo
más profundo y oscuro de su SER; el joven Emil Sinclair de
la novela
Demián, narra que desde que inicia la
búsqueda de sí mismo, su vida se convierte en un
desastre, en una cosa más difícil de sobrellevar,
pero finalmente por efímeros momentos de su vida logra
descender a sí mismo, y mientras desciende logra ver su
rostro, como adjudicándole a esto un momento de verdadera
revelación con la que es recompensado todo el esfuerzo y
olvidado todo los esfuerzos que ello conlleva:
…Pero cuando alguna vez encuentro la llave y
desciendo
a mí mismo, allí donde, en un oscuro
espejo, dormitan
las imágenes
del destino, me basta inclinarme sobre
su negra superficie acerada para ver en él mi
propia imagen…
(Hesse 1991:205)
El hombre ha de ser desterrado para hacerse hombre,
aún con sus ambiciones desmedidas en la tierra, sus
ansias de poder, sus sufrimientos, sus derrotas… es un
recorrido que debe transitar, su estadía en la tierra es
un filtro obligatorio por el que debe pasar, sus ambiciones son
inherentes a su naturaleza.
Recordemos que en toda antropogonía el hombre es creado
por alguna deidad, lo que corrobora nuestra naturaleza divina,
por el simple hecho de ser producto del
capricho o lo que sea de una divinidad algo nos salpica de ello.
De todas las maravillas, ninguna lo es más que el
hombre decía Sófocles.
No se trata entonces de abdicar a nuestra convivencia
con el diario compartir que tenemos con nuestro entorno, de
nuestra realidad física y palpable,
porque de igual modo ello es también parte de nosotros;
por ejemplo "el budismo cree que
el ascetismo puede convenir, pero después de haber probado
la vida. No se cree que nadie deba empezar negándose nada.
Hay que apurar la vida hasta las heces y luego
desengañarse de ella; pero no sin conocimiento de ella"
(Borges
1980:83).
En el libro ZOOGNOSIS: El sentido secreto de los
animales en la
mitología comenta su autor:
… lo profano y lo sagrado tienen que convivir en la
misma
esfera de la inteligencia
—es la casa de mi padre y
allí se encuentran muchas moradas… Lo que a
veces sorprende
es la actitud de
negación absoluta que ostentan
algunos intérpretes al buscarse a sí
mismos. La docta ignorancia
engendra los monstruos de
insensatez.
(Medvedov 1993:146)
Que la literatura sea el puente para un encuentro con
nosotros, no nos podemos dejar hipnotizar porque corremos el
riesgo de
convertirnos en vegetales, en autómatas, cualquier cosa
menos seres humanos. Bien dice el profesor Briceño que el
hipnotizador no puede hipnotizar a quien no quiere dejarse
hipnotizar. La propuesta es sencillamente menguar un poco esa
proyección que tenemos hacia el exterior que es enajenante
y con la literatura como espejo intentar ver nuestro rostro. Que
sea ella quien nos refleje caminos sabios y prudentes, que sea
ella una vía hacia el despertar de la conciencia crítica.
San Cristóbal, 2003
REFERENCIAS
Borges, J. (1981). Siete noches. México:
FCE.
Briceño Guerrero, J. (2002). El origen del
lenguaje. 2ª ed. Barinas: Fundación Cultural
Barinas.
Briceño Guerrero, J. (2002) ¿
Qué es la filosofía ?. 3ª ed.
Mérida: Ediciones Puerta del Sol.
Hesse, H. (1991). Demián.
Traducción de Luis López-Ballesteros y de Torres.
5ª reimpresión México: Editores Mexicanos
Unidos.
Kavafis, C. (1995). Obras Completas. Madrid:
Hiperión.
Medvedov, D. (1993) ZOOGNOSIS: El sentido secreto de
los animales en la mitología. Caracas: El libro
Menor, Academia Nacional de la Historia.
Notas
1. Entrevista
realizada al filósofo y escritor venezolano José
Manuel Briceño Guerrero en el Papel Literario del
diario El Nacional. Material mimeografiado (s.f.). A
partir de la lectura de
dicha entrevista nace la idea para escribir este
trabajo.
Jonathan J. León Niño
(*)
En Revista
Virtual Contexto, Volumen 8 – No.
10 – Año 2004
(*) Alumno de la Maestría en Literatura
Latinoamericana y del Caribe – Universidad de
Los Andes, Táchira