En la nueva Edad Digital, que comenzó en 1990,
cuando Tim Berners-Lee, aún candidato al Premio Nobel,
creó la World Wide
Web, Internet se ha consolidado
como el mayor centro de ocio y de negocios del
mundo.
Las empresas, desde
la gran multinacional hasta el pequeño comercio,
están aprendiendo a utilizar la Red para mostrarse
más competitivas y optimizar sus beneficios. El
ciberespacio es el escenario de múltiples transacciones
comerciales y financieras, que se suceden cada
segundo.
De modo paralelo, los internautas han encontrado en
Internet una inagotable fuente de ocio. La creciente
accesibilidad a todo tipo de servicios e
información permite a cualquier persona hallar
formas de disfrutar, independientemente de limitaciones como las
geográficas o, incluso, las económicas.
El ocio en Internet presenta caras tan diversas y
variopintas como los gustos de los internautas. Libros,
películas, música, viajes e
información son vertientes del ocio que tienen una
importante repercusión en el comercio electrónico.
No obstante, los campos del ocio virtual con una mayor incidencia
económica son, sin duda, el juego y el sexo. Dejando
al margen este último, cuyo análisis es tan complejo como interesante,
centraremos esta breve reflexión en el juego online, como
fuente de ocio y negocio.
Tras el estallido de la burbuja digital, han aparecido y
se han consolidado nuevas formas de negocio en Internet, que
destacan por su alta rentabilidad.
Negocios que los gobiernos de los distintos países desean
controlar y que la propia naturaleza
virtual de la Red dificulta hasta límites
insospechados. Negocios que, por su novedad, suelen encontrar
vacíos legales y que suelen tener sus sedes presenciales
en paraísos fiscales (como Gibraltar, la Isla de Man,
Costa Rica o
las Islas Vírgenes, por citar algunos). Entre estos
modelos de
negocio, destacan especialmente los relacionados con el juego. En
la actualidad, proliferan los casinos, las casas de apuestas, los
salones de poker o los
bingos, en dura competencia por
la mayor porción de este gran pastel. El dinero que
se mueve en el juego beneficia, sobre todo, a los promotores,
pero llega también a una larga nómina
de profesionales del medio, como los agentes comerciales (que
alquilan skins de los casinos a los propietarios de las networks
o que desarrollan y mantienen sedes web, más o
menos formativas o promocionales, con la intención de
llevar clientes a las
salas de juego), los desarrolladores de software (de los propios
casinos o de aplicaciones relacionadas con la banca o con la
seguridad online,
etc.), los especialistas en diseño,
publicidad,
marketing y
posicionamiento en Internet e, incluso, los
expertos en las diferentes modalidades del juego (como los
bookies de las casas de apuestas, los autores de métodos de
juego en los casinos o los teóricos del poker).
Pero el juego no es solo rentable para este
amplísimo y creciente colectivo. También lo es, con
relativa frecuencia y en determinados casos, para la contraparte
del negocio, es decir, para los propios usuarios. Aunque, en
general, el juego es fundamentalmente una fuente de ocio para los
practicantes, muchos jugadores consiguen no solo no tener
pérdidas, sino, al contrario, obtener pingües
beneficios.
Las leyes
matemáticas de la probabilidad
actúan siempre en contra de los jugadores de casinos. La
ruleta, a la larga, siempre deja beneficios al casino y
pérdidas a los jugadores, en su conjunto. Y
prácticamente lo mismo se puede decir del resto de
juegos de
azar. En cambio, existe
una excepción, un juego en el que la suerte reduce su
protagonismo de manera radical en beneficio del conocimiento,
la experiencia, la constancia y la concentración: el
poker.
El juego de cartas por
excelencia está creciendo los últimos años a
un ritmo impensable gracias, sobre todo, a la existencia de
Internet. Desde 1999, año en que se inauguró la
primera sala de poker online, la Red ha abierto un nuevo
horizonte a los aficionados al poker de todo el mundo,
permitiéndoles jugar a cualquier hora del día o de
la noche, cualquier día del año, desde la comodidad
de su casa. En la actualidad existen cientos de salas, que
intentan atraer a sus mesas a los millones de jugadores que
juegan habitualmente al poker ofreciéndoles diferentes
tipos de juego y apetitosas promociones.
El poker, además, está lavando su imagen. Lejos de
los tiempos de los tramposos y los pistoleros del Mississippi o
del Salvaje Oeste, el poker es ya considerado por muchos como el
deporte del siglo
XXI. De hecho, hace unos días, el diario
puertorriqueño Vocero publicó un
artículo defendiendo el reconocimiento oficial del poker
como deporte y su inclusión en el calendario de los
Juegos
Olímpicos. La Real Academia Española (de la
Lengua) define
‘deporte’ como una actividad física, ejercida como
juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y
sujeción a normas. El poker
encaja perfectamente en esta definición, ya que se rige
por reglas generalmente aceptadas; requiere altas dosis de
concentración, agilidad mental, resistencia
física, habilidad y destreza (cualidades que se mejoran
con el entrenamiento); y, además, está organizado a
nivel internacional en grandes competiciones de torneos, como las
World Series of Poker (WSOP), el World Poker Tour (WPT) o el
European Poker Tour (EPT), todas ellas con premios
astronómicos y un gran seguimiento mediático y
popular.
Pero…, ¿por qué está ganando el
poker online tanta popularidad?
- Seguridad. Como de la seguridad depende su negocio,
todas las salas de poker cuentan con sistemas casi
tan avanzados como las entidades financieras, y son sometidas a
auditorías que dan fe de su limpieza y
fair play. - Continuidad y accesibilidad. Las salas están
abiertas a todas horas, todos los días del año, y
siempre hay jugadores dispuestos a medir sus conocimientos. Se
requiere poco más que un ordenador personal y una
conexión a Internet. - Coste reducido. Para jugar al poker online no es, en
absoluto, necesario realizar una inversión inicial. Muchos jugadores, que
hoy son semiprofesionales o auténticos profesionales,
empezaron a practicar este deporte jugando en torneos gratuitos
o de bajo coste de inscripción, con premios
pequeños. En dichas competiciones fueron ganando
dinero y en
la actualidad viven de sus ganancias. Jugar al poker es barato
y puede ser muy rentable. En las casas de poker en línea
existen partidas y torneos que se adaptan a los bolsillos de
cualquier jugador. - Edad. La edad tampoco es un problema para practicar
el deporte del siglo XXI. La única condición es
contar con la mayoría de edad legal, ya que las salas,
de forma absolutamente coherente, no admiten a menores. El
poker es más una disciplina
mental que física; y siendo la experiencia una de las
principales virtudes del jugador de póquer, la edad es,
sin duda, una importante aliada. De hecho, algunos de los
mejores jugadores del mundo superan ampliamente los 50
años (como Doyle Brunson, Dan Harrington o T.J.
Cloutier). - Multilingüismo. Aunque la mayoría de los
salones de poker utilizan el inglés como lengua principal, no es
complicado superar las barreras lingüísticas ya que
diferentes casas ofrecen interfaces en otros idiomas y
promueven la participación de los diferentes colectivos
lingüísticos. - Rentabilidad. La variante de poker online más
extendida en la Red es el Texas Hold'em. Esta modalidad
minimiza el efecto del factor suerte, dando la oportunidad a
los novatos de disfrutar a corto plazo de sesiones provechosas
(en virtud de la «suerte del principiante») y
permitiendo a los jugadores experimentados conseguir a la larga
notorios beneficios como consecuencia del buen juego. La
existencia de premios importantísimos puede disparar
exponencialmente la rentabilidad. Baste recordar que en 2003,
Chris Moneymaker consiguió ganar 2.5 millones de
dólares en el evento principal de las WSOP, tras ganar
su asiento en un «satélite» (torneo
clasificatorio) realizando una inversión inicial de 40
dólares. - Posibilidades de aprendizaje.
Aprender a jugar al poker y perfeccionar el nivel son tareas
asequibles en la Red. En la actualidad, existen diferentes
sedes web que ofrecen de forma gratuita contenidos
especializados de estrategia y
táctica, y que, a su vez, permiten por medio de foros y
comunidades virtuales que los jugadores compartan sus
experiencias y conocimientos. Este es el objetivo
de :
ayudar a que el ocio del poker sea un negocio rentable para los
jugadores de cualquier nivel.
Gracias a Internet, el
ocio se ha convertido en un medio de vida para muchas personas:
el poker es el nuevo sueño americano. Trabajar desde casa,
sin jefe, sin horarios y sin más responsabilidad que el estudio y la
dedicación.
Juan Carlos Barros (director
de www.pokerpoquer.com)
Antonio Carrasco Rodríguez
(especialista en marketing y posicionamiento en
Internet)