- ¿Qué es una disfunción
sexual? - Deseo
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Tratamiento
¿Qué es una
disfunción sexual ?
Existe una disfunción sexual cuando se alteran una
o mas fases de la respuesta sexual humana: deseo,
excitación, orgasmo o resolución, impidiendo la
realización normal del acto sexual de modo satisfactorio
para sus actores.
En la fase de deseo se produce a partir de una
fantasía sexual el interés, las ganas de llevar
a cabo algún tipo de actividad relacionada con esa
fantasía.
La fase de excitación es fundamentalmente vascular,
ya que se congestiona la zona pelviana llenándose de
sangre y produciendo la
erección en el varón
y la lubricación y dilatación vaginal en la mujer.
El orgasmo es la descarga de la tensión sexual que
aumentaba progresivamente en la fase de excitación, y
consiste en una serie de contracciones musculares coincidente con
la expulsión de semen en el varón, junto con una
sensación muy placentera y gratificante.
La fase de resolución consiste en el retorno al
estado inicial de todas
aquellas modificaciones que pudieron producirse en los
órganos genitales y en el resto del cuerpo.
Según estadísticas serias,
aproximadamente una de cada tres personas y una de cada dos
parejas presenta algún tipo de disfunción sexual
tomando como criterio los estándares acordados por la
comunidad científica. Si
bien la gravedad del trastorno varia en cada caso desde un grado
leve hasta el grave, pasando por diversos matices, generalmente
se produce algún tipo de dificultad en el individuo y en la pareja, que
depende de diversos factores: el significado que se le da al
trastorno, las interpretaciones que se tejen alrededor del mismo,
el momento evolutivo de la pareja y el tipo de vinculo que se
establece, la calidad de la comunicación, la
estima del individuo, las expectativas de solución y
fundamentalmente la información que se posea,
entre otros factores.
Cada disfunción sexual puede ubicarse en una o
más de las fases de la respuesta sexual humana
señaladas anteriormente.
Cuando el trastorno se da en la fase de deseo nos
encontramos con el DESEO SEXUAL INHIBIDO O HIPOACTIVO, tanto en
el varón como en la mujer.
Un 60 por ciento de las parejas que consultan al
especialista en sexualidad humana lo hacen por
este tema. Este cuadro consiste en la disminución o ausencia
de fantasías sexuales y de ganas de involucrarse en
algún tipo de actividad sexual.
El deseo sexual y la respuesta sexual del ser humano son
procesos muy complejos, que
incluyen estímulos y reacciones tanto cerebrales como
mecánicas. En ellos interviene el organismo en su totalidad,
en un proceso psicosomático que
incluye:
• la actividad cerebral
• la actividad hormonal
• la actividad cognitiva.
Ésta última es la que engloba tanto las
experiencias sexuales o "aprendizaje" del individuo como
sus motivaciones e intereses en el momento de la respuesta
sexual.
Cuando un eslabón de esta complicada cadena se
desincroniza del resto, tanto el deseo como la respuesta o
conducta sexual del hombre o la mujer se ven
afectados. Estos son los problemas de la primera fase
de la respuesta sexual: la fase del deseo. Una persona sana se interesa por la
sexualidad, sobre todo después de llegar a la pubertad. El deseo es más
intenso en algunas épocas que en otras. Disminuye cuando una
persona está demasiado absorbida por su trabajo u otras actividades y
aumenta cuando la persona tiene una oportunidad sexual excitante
y cuando está en compañía de una persona que le
atrae mucho.
El deseo puede ser demasiado fuerte o demasiado
débil. Se considera un trastorno el hecho de que el deseo
sexual de una persona sea tan intenso que la sexualidad se
convierta en una obsesión o preocupación constante.
Este estado se considera "ninfomanía" en las mujeres y
"satiriasis" en los hombres. En la realidad un instinto sexual
excesivo es algo tan infrecuente que puede considerarse una
curiosidad médica.
Es mucho más habitual encontrarnos con personas que
no sienten casi nunca necesidades sexuales; no sienten deseos de
salir con personas del sexo opuesto, no se masturban,
no tienen fantasías sexuales y no se excitan en situaciones
sexuales. Hablamos entonces del problema del BAJO DESEO SEXUAL.
Este proceso recibe la denominación de trastorno del deseo
sexual hipoactivo o inhibido. Son muchas las personas que lo
padecen, aunque no todas llegan a una consulta profesional para
recibir el diagnóstico adecuado y la
ayuda médico–psicológica que requiera su
trastorno. Siendo la esfera de la sexualidad tan importante para
la calidad de vida del ser
humano, muchas de estas personas vivirán insatisfechas e
infelices. Debido a la mayor información y apertura sexual
de las últimas décadas, otros pueden acceder a la
atención y su problema es
generalmente abordado con éxito.
Es frecuente el trastorno de del deseo sexual hipoactivo
en personas que sufren una dependencia, como el alcoholismo o los
psicofármacos. Muchas drogas pueden intervenir en el
proceso funcional de la excitación y el orgasmo.
Otra de las causas frecuentes es un inadecuado perfil
hormonal, en especial un bajo nivel de andrógenos. La
testosterona es necesaria para mantener el deseo no sólo en
el hombre, sino también
en la mujer, aunque en ésta los niveles normales son mucho
más bajos.
Aunque a veces el problema puede estar motivado por
alguna anomalía orgánica (carencias hormonales,
trastornos endocrinos, insuficiencia renal, etc.) lo
más normal es que el problema obedezca a causas
psicológicas como un bajo nivel de autoestima, estados
depresivos, excesivo estrés o ansiedad, una
historia de abusos sexuales o
mala relación de pareja por mencionar a algunas. Esta
disfunción requiere un programa de tratamiento más
largo y más completo que otras, aunque el terapeuta en este
caso puede ayudarle a descubrir las causas que motivan dicha
inapetencia sexual y a proporcionarte recursos necesarios para que
dicho deseo se vea incrementado.
La pérdida del deseo sexual es considerada por el
manual de trastornos mentales
DSM–IV dentro de los "trastornos sexuales y de la identidad sexual", como
"trastornos del deseo sexual". Se enumera así el trastorno
llamado: "Deseo sexual hipoactivo", considerado como la
disminución o ausencia de fantasías o deseos de
actividad sexual de forma persistente o recurrente. El trastorno
provoca un malestar acusado o dificultades de relación
interpersonal, y no se explica mejor por la presencia de otro
trastorno, ni se debe a los efectos de una sustancia o a una
enfermedad médica.
También podría enmarcarse la pérdida del
deseo sexual en los "trastornos de la excitación
sexual".
Cuando siempre ha existido un bajo deseo sexual se lo
considera un problema "primario", y es "secundario" cuando no
siempre ha ocurrido. Aún así, hay permanentes
variaciones, por ejemplo aquellas mujeres que experimentan una
falta total de interés en el sexo, pero responden a los
estímulos de la pareja y consiguen excitarse, hasta las que
rechazan la relación sexual. En la mujer aparece como la
disfunción más común.
Existe un conocido dicho médico: La función hace al órgano.
En este sentido cabe señalar que cuando por algún
motivo la actividad sexual no es estimulada ni ejercitada, suele
retrotraerse el deseo. En este sentido, la pérdida del deseo
sexual, suele aparejar una mayor pérdida, por lo que el
circuito se fortalece.
Desde una perspectiva psicoanalítica, cabe la
interrogación por los aspectos singulares de esta
pérdida del deseo, por ejemplo cuando una
estructuración subjetiva al modo de la histeria, permite
suponer el deseo no en una linealidad genital (hacer el amor o masturbarse) sino en
torno a la generación del
deseo de desear (propio de la estructuración al modo
histérico).
Es importante que sepamos los síntomas más
frecuentes de este trastorno, a fin de que podamos
individualizarlo y llegar a una consulta profesional que nos
devuelva un estado de plena satisfacción.
Por lo general, la persona afectada por el trastorno de
deseo sexual inhibido o hipoactivo siente un marcado
desinterés por la actividad sexual. Situaciones con una alta
carga erótica pueden no afectarle en lo más
mínimo. En el plano de la pareja esto puede tener
consecuencias importantes. Aunque un buen número de
individuos no acusarán ante su partener esta situación,
y seguirán manteniendo relaciones sexuales que
satisfagan a su pareja, ellos sentirán una gran apatía.
En otros casos, la ausencia de deseo y hasta las disfunciones que
pueden aparecer en carácter reactivo
(impotencia, dispareunia, anorgasmia) harán que la actividad
sexual de la pareja mengue y hasta desaparezca, lo cual lleva
generalmente a serios problemas de relación.
En los casos en que la falta de interés sexual se
debe a la insatisfacción por la actual pareja (variante
situacional), el individuo podrá conservar deseo por otros
objetos sexuales que puede ser normal o hasta exageradamente
intenso.
Cuando el individuo afectado no tiene una pareja
estable, el problema puede perdurar por años, e incluso
perpetuarse. En todos los casos, lleva a una situación de
gran insatisfacción personal.
Con frecuencia la evaluación médica y los
exámenes de laboratorio no revelan una
causa física. Sin embargo, se
recomienda verificar los niveles de testosterona (la hormona
responsable de originar el deseo sexual) tanto en los hombres
como en las mujeres, particularmente en aquellos hombres que
presentan deseo sexual inhibido. El examen se realiza mediante
una muestra de sangre que debe
obtenerse antes de las 10:00 a.m., momento en el cual los niveles
de hormonas masculinas se
encuentran en su punto más alto. Es probable que la entrevista con un
especialista en terapia sexual revele las posibles
causas.
El tratamiento se debe orientar en forma individual
hacia los factores que pueden inhibir el interés sexual y
con frecuencia pueden existir diversos factores.
Algunas parejas necesitarán trabajo de mejoramiento
de la relación o terapia de pareja antes de centrarse
directamente en el incremento de la actividad sexual. Algunas
parejas necesitarán un poco de instrucción sobre el
desarrollo de destrezas en la
resolución de conflictos
y requerirán ayuda para resolver las diferencias en aquellas
áreas no relacionadas con el sexo.
El entrenamiento en la comunicación para hablar a
nivel de sentimientos, mostrar comprensión, resolver las
diferencias de tal forma que refleje sensibilidad y respeto por los sentimientos de
ambas partes, aprender cómo expresar la ira de manera
constructiva y reservar el tiempo para las actividades de
la pareja, el afecto y hablar tienden a estimular el deseo
sexual.
Muchas parejas también necesitarán
concentrarse directamente en la relación sexual, donde a
través de la educación y las tareas de pareja
puedan expandir la variedad y el tiempo dedicados a la actividad
sexual. Es posible que algunas parejas necesiten concentrarse en
las formas de poder acercarse sexualmente a
la otra persona de una manera más interesante y conveniente
y en cómo rehusar una invitación sexual de una forma
suave y discreta.
Cuando los problemas en la excitación sexual o en
la realización del acto sexual son factores que disminuyen
la líbido, se deben tratar estas disfunciones sexuales de
manera directa.
Los trastornos de deseo sexual son con frecuencia los
problemas sexuales más difíciles de tratar, en especial
si se presentan en los hombres. Por lo tanto, se debe buscar
asesoría de un especialista en sexo y terapia
marital.
Cuando ambas personas presentan un bajo deseo sexual, el
tema del nivel de interés sexual no será
problemático en la relación; sin embargo, el bajo deseo
sexual puede ser un barómetro de la salud emocional de la relación. En
otros casos en los que existe una relación excelente y
amorosa, el bajo deseo sexual puede hacer que una persona se
sienta herida y rechazada de manera repetida, lo que lleva
finalmente a sentimientos de resentimiento y fomenta un
distanciamiento emocional final.
Para la mayoría de las parejas, el sexo es algo que
estrecha los lazos de la relación o se convierte en algo que
separa la pareja en forma gradual. Cuando una persona está
menos interesada en el sexo que su pareja y tal problema se ha
convertido en una fuente de conflicto y desacuerdo, se
recomienda buscar ayuda profesional antes de que la relación
se torne más tirante.
Una buena forma de prevenir el deseo sexual inhibido es
reservar tiempo para la intimidad no sexual con la pareja, ya que
las parejas que semanalmente reservan tiempo para hablar, salir
solos a alguna parte y sin los hijos, mantendrán una
relación más estrecha y es más probable que
sientan interés sexual.
Las parejas también deben separar el sexo del
afecto, de tal manera que ninguno sienta temor a ser
cariñoso constantemente, temiendo que ello sea interpretado
como una invitación a tener un contacto sexual.
El hecho de leer libros, tomar cursos acerca de
la comunicación de pareja o leer libros sobre masajes
también puede estimular los sentimientos de acercamiento.
Para algunas personas, la lectura de novelas o ver películas con
contenido sexual o romántico también les puede servir
para estimular el deseo sexual.
El reservar un "tiempo preferencial" de manera regular
antes de sucumbir al agotamiento, tanto para hablar como para la
intimidad sexual, estimulará la cercanía y el deseo
sexual.
Un estudio publicado en el Journal of Sex and Marital
Therapy (2004) describe que el antidepresivo Bupropion, utilizado
en la adicción a la nicotina, puede ser un efectivo
tratamiento del deseo sexual hipoactivo en mujeres –una
deficiencia o ausencia de deseo sexual y de fantasías de
mantener encuentros sexuales–.
El deseo sexual hipoactivo (DSH) o deseo sexual inhibido
afecta al menos a un 20% de las mujeres y hasta ahora, salvo las
Terapias Sexuales, pocos recursos medicamentosos han resultado
eficaces.
Los investigadores reportaron que, un tercio de las
mujeres respondieron al tratamiento, con aumento en la
excitación sexual, las fantasías sexuales y el
interés en mantener encuentros eróticos. De acuerdo con
el investigador líder, R. Taylor Segraves, M. D., Ph. D., profesor de psiquiatría
en el Case Western Reserve University School of Medicine and
Chair of the Department of Psychiatry at MetroHealth Medical
Center, la respuesta fue observada a las dos semanas del
tratamiento. Al final de las 8 semanas el índice de
respuesta observaba un aumento de la frecuencia de la actividad
sexual, el doble de frecuencia en la excitación sexual y
más del doble de presencia de fantasías
sexuales.
Al final del tratamiento casi el 40% reportaron sentirse
satisfechas con su deseo sexual.
"Los resultados del estudio son esperanzadores,
especialmente a la luz de la necesidad de prestarle
más atención a este tema" dice el Dr. Segraves. "La
baja libido es una de las más comunes quejas entre mujeres
con disfunciones sexuales. El DSH es una condición que puede
causar malestar emocional y problemas en las relaciones
íntimas. Tenemos esperanzas que nuestro conocimiento de cómo
diagnosticar y tratar esta disfunción sexual femenina se
expandirá en la próxima década."
El DSH se caracteriza por una combinación de
factores que incluyen la persistente disminución o ausencia
de fantasías sexuales o de deseo por mantener actividad
sexual y puede afectar tanto a varones como a mujeres.
Bupropion fue bien tolerado y no hubo cambios
significativos en los signos clínicos vitales
ni aumento de peso durante el estudio que se hizo con mujeres no
deprimidas. Sólo en un 5% de los casos se reportaron
insomnio, temblores, reacciones alérgicas
cutáneas.
El clorhidrato de Bupropion está aprobado para el
tratamiento de la depresión y la adicción
al tabaco y no produce disfunciones
sexuales como otros antidepresivos y se podría atribuir su
efecto favorable en la fase del deseo, en ambos sexos, a la
acción sobre ciertos
neurotransmisores como la norepinefrina y la dopamina.
Juan Manuel Suarez