La disciplina de los alumnos de Secundaria Básica en el aula
El presente artículo "La disciplina de los
alumnos de Secundaria Básica en el
aula,¿qué hacer para lograrla?" se ha elaborado
con el propósito de abordar una temática de gran
interés en el ámbito escolar. Con
este trabajo se
pretende ofrecer a los profesores, especialmente a los noveles
y aquellos en formación quienes ejercen su docencia en
el nivel de Secundaria Básica, consejos prácticos
para enfrentar este problema de alta prioridad en la esfera
educacional, teniendo en cuenta las características
psicológicas de los adolescentes
y su etapa de desarrollo
psíquico.
Desde tiempos remotos el problema de la disciplina de
los alumnos ha sido una preocupación constante de
maestros y profesores, específicamente la que ha de
lograrse dentro del aula. Es evidente que existe una unidad
entre exigencia y respeto, y
la base de este principio está constituida por las ideas
del humanismo
socialista y del respeto profundo al individuo.
Al respecto A. S. Makarenko expresó: "Mi principio
fundamental siempre ha sido ser lo más exigente posible
con el hombre,
pero respetarlo lo más posible. La confianza con el
alumno, ligado al alto nivel de exigencia y al control de
su conducta
ayuda a éste a formar cualidades valiosas".
(1)
La frase " disciplina en el aula" tiene un
inmediato y claro significado para la mayoría de los
profesores, pero en verdad, este es un concepto
complejo y difícil de definir. Por lo general se asocia
a vocablos como: control, respeto, normas,
responsabilidad, autoridad,
cooperación, obediencia, acuerdo, recompensa, contrato,
consistencia, castigo, comportamiento, amabilidad, fluidez y muchos
otros.
Si consultamos el diccionario
Larousse, nos encontramos con la siguiente definición de
disciplina: "leyes o
reglamentos que rigen ciertos cuerpos como la magistratura, el
ejército, y la iglesia".
(2) Al hacer referencia a la disciplina escolar se limita a
plantear que "esta se ha suavizado en los últimos
años". Otras fuentes como
la Enciclopedia Encarta señala que la disciplina "es una
doctrina o regla de enseñanza impuesta por un maestro a sus
discípulos. Conjunto de reglas para mantener el orden".
(3)
Una posible definición de disciplina en el
aula, es la siguiente: "estado en el
cual el maestro y sus alumnos aceptan y consistentemente
observan y obedecen un conjunto de reglas acerca del
comportamiento en el aula cuya función
es la de facilitar, de una manera fluida y eficiente el
proceso de
enseñanza-aprendizaje en
una clase".
(4)
La cuestión de la relación entre
disciplina y aprendizaje es crucial. Lo suficientemente claro
es, que en un aula disciplinada es más fácil
activar a los alumnos de la manera deseada por el profesor;
por consiguiente, se podrá hacer un uso más
racional del tiempo en la
realización de las tareas, al no ser necesario su
empleo en
problemas
organizativos. Por supuesto, la existencia de un aula
disciplinada, no necesariamente implica que el aprendizaje
esté teniendo lugar.
Con frecuencia se observan aulas disciplinadas con
poco o ningún aprendizaje ocasionado por la poca
calidad de
las actividades que se realizan, las que de por sí
carecen de valor de
aprendizaje. Ciertamente, existe relación entre ambos,
pero no es consistente o inevitable. Nótese, sin
embargo, que lo contrario tiende a ser más
consistentemente verdadero, es decir, poco o ningún
aprendizaje se producirá dentro de una atmósfera indisciplinada. Sobre esta base
y como objetivo del
presente artículo se ofrecen consejos prácticos a
los profesores de Secundaria Básica con la finalidad de
resolver este problema.
En función de esto nos preguntamos:
¿Cómo es un aula disciplinada?
Con frecuencia, nuestros profesores de idioma Inglés, fundamentalmente aquellos que
laboran en el nivel de Secundaria Básica, rechazan el
uso de actividades comunicativas como el trabajo
en pareja y en grupo,
aludiendo que le provocan indisciplina. En verdad, estas
actividades que implican cierto ruido, solo
toman parte del tiempo de una clase, pero ¿qué
sucede en el resto?
Otro argumento a ser considerado es el siguiente: la
tranquilidad o quietud de los alumnos en la clase no
necesariamente significa que esta sea disciplinada. Muchos
profesores ignoran la existencia de la denominada indisciplina
pasiva, es decir, aquella que se produce cuando el alumno
muestra
apatía por la actividad que se le orienta en la clase y
no participa en su realización; este tipo de
indisciplina es más característico de la clase
convencional que de aquella en la que prima como patrón
comunicativo fundamental, el que se produce entre los propios
alumnos.
Este tipo de indisciplina generalmente suele ser
más perjudicial que la indisciplina activa, la cual
puede ser fácilmente detectada y corregida.
Además, esta última, tiende a desaparecer cuando
los alumnos se involucran en el proceso de
aprendizaje.
Otra característica de una clase disciplinada
es la concerniente al control que ejerce el profesor sobre la
misma, responsabilidad que, por supuesto está en sus
manos, y que se manifiesta de diferentes formas: cuando es
más o menos autoritario, liberal, rígido o
flexible en la operación de dicho control.
La disciplina también se manifiesta en el grado
de cooperación de los participantes, es decir, la
cooperación entre los propios alumnos, así como
entre los alumnos y el profesor. Esta normalmente aparece como
resultado de la aplicación de métodos
éticos, educacionales, o prácticos.
Otro rasgo que debe ser objeto de análisis es la correlación entre
disciplina y motivación, que aunque no es absoluta,
por asociación, lo más probable es que si el
grupo está motivado para aprender, será de
más fácil manejo por parte del
profesor.
El factor probabilidad,
más que la inevitable relación causa-efecto,
está presente en el hecho de que en una clase que se
desarrolla acorde a su plan, tiende a
ser más disciplinada: el profesor conoce lo que debe
hacer en cada momento, las actividades fueron bien preparadas y
organizadas y el
conocimiento de que el proceso está claramente
planificado contribuye a la confianza de alumnos y
profesores.
Por otro lado, los cambios e improvisaciones no
siempre conducen a la indisciplina, sino que puede que la
eviten.
El conocimiento
y acuerdo compartido con respecto a los objetivos
que se pretenden alcanzar en una clase determinada contribuyen
a que se eleve la
motivación en el grupo de estudiantes. De primordial
importancia es el hecho de que esos objetivos estén en
función del alumno y de su
caracterización.
Por último se hará referencia a un
aspecto que en ningún sentido es de menos valor, sino
por el contrario, es uno de los más significativos:
para que el profesor sea respetado lo primero que debe hacer
es respetar a sus alumnos, es decir, la existencia del respeto
mutuo. El respeto y admiración que sientan los
alumnos por su profesor, deberá estar condicionado,
entre otros factores, por el grado de ejemplaridad que alcance
como resultado de su modo de actuación, así como
por el dominio que
demuestre poseer del contenido de la
enseñanza.
Según criterio de los autores del presente
trabajo, las características de un aula disciplinada son
las siguientes:
- La relación diagnóstico-clase es
evidente. - El aprendizaje está teniendo
lugar. - Existe una atmósfera apropiada para que se
produzca el aprendizaje. - El profesor tiene control de la
actividad. - La cooperación entre los participantes del
proceso se desarrolla de manera fluida. - Los alumnos están motivados.
- La clase se desarrolla acorde a su
plan. - Tanto el profesor como los alumnos se esfuerzan por
cumplir los objetivos trazados. - Se pone de evidencia el respeto mutuo.
- El profesor es ejemplo para sus
educandos.
A continuación se ofrece una lista de consejos
prácticos para los profesores con vista a lograr la
disciplina de los alumnos en el aula. La misma se ha elaborado
teniendo en cuenta los resultados de una encuesta a
aplicada a un grupo de profesores experimentados, así
como las opiniones de los autores de este trabajo.
Consejos prácticos para lograr la disciplina
de los alumnos en la clase.
- Mantenga una posición firme desde el primer
día. - Garantice que haya silencio cuando usted se dirija
a sus alumnos. - Conozca y utilice el nombre de sus
alumnos. - No mantenga una posición fija durante el
desarrollo de toda la clase, es decir, recorra el aula de vez
en cuando. - Inicie su clase con algo que atraiga de manera
especial el interés y la curiosidad de los alumnos,
trate de sostener o mantener la motivación durante toda la
actividad. - Hable claramente.
- Asegúrese de que sus instrucciones son lo
suficientemente claras para que sean comprendidas por los
alumnos. - Prepare materiales
extras para atender las diferencias individuales de sus
alumnos. - Haga que su trabajo se corresponda con la edad,
intereses, necesidades, y habilidades de sus
alumnos. - Desarrolle el arte de medir
el tiempo de la clase. - Varíe sus técnicas de
enseñanza. - Trate de anticipar los problemas de disciplina y
actúe rápidamente. - Evite las confrontaciones.
- Muéstrese como alguien en quien sus alumnos
pueden confiar, demuestre que usted está presto a
ayudarlos en la solución de sus problemas. - Respete a sus alumnos.
- Mantenga una postura ejemplar.
- Utilice el humor de forma constructiva.
- Muestre cordialidad y amistad
por sus educandos. - Demuestre que usted posee buen dominio del
contenido de enseñanza. - Relacione su ciencia o
ciencias
al impacto social que esta o estas producen en sus
alumnos.
Aunque la responsabilidad inmediata en el mantenimiento de la disciplina en la clase, en
la mayoría de las situaciones le corresponde al
profesor, el objetivo final es llegar a un punto en que el
alumno asuma o comparta dicha responsabilidad. La habilidad de
la autodisciplina es, hasta cierto sentido, una función
de la madurez del alumno, pero puede ser fomentada por el
profesor. Gradualmente se debe incorporar a los alumnos a que
compartan la toma de
decisiones en el proceso de ordenamiento y manejo del
trabajo en el aula.
A continuación se ofrecen algunas
recomendaciones prácticas dirigidas a la
prevención y tratamiento a problemas de disciplina que
suelen aparecer en la clase. A pesar del tono prescriptivo, no
trate estas direcciones como un tipo de "verdad" objetiva,
ellas deben ser consideradas como una posible expresión
de las realidades del aula, las cuales usted puede evaluar para
que constituyan un punto de partida para el desarrollo de
estrategias que
funcionen en su caso particular.
El tratamiento a los problemas de disciplina
será analizado en tres momentos
fundamentales:
Los profesores que con más éxito logran mantener la disciplina
de sus alumnos en clase, no son aquellos que sobresalen en
el tratamiento a los problemas, sino por el contrario,
aquellos que saben cómo evitar que esto surja. Para
ello se sugieren tres estrategias preventivas
fundamentales:- Planificación cuidadosa:
Cuando una clase ha sido planificada y
organizada cuidadosamente, esta proporcionará un
sentimiento de propósito, que mantendrá
la atención de los alumnos en la
actividad que se desarrolla en ese momento, o de
anticipación para la siguiente, y por ende, no
permitirá la formación de un vacío
que pudiera ser llenado por elementos distractores o
contraproductivos. Es más, el conocimiento de
que todo ha sido planificado contribuye, en gran
medida, a la propia confianza del profesor y a su
habilidad de ganar la de sus alumnos.Algunas veces los problemas de disciplina
aparecen debido a que los alumnos no conocen
ciertamente lo que se supone debieran estar haciendo en
un momento determinado. Las instrucciones, aunque toman
una pequeña proporción del tiempo de la
clase, son cruciales. La información necesaria debe ser
comunicada clara y rápidamente. Esto no es
incompatible con la existencia de la negociación alumno-profesor
acerca de qué hacer, pero demasiadas
indecisiones y cambios imprevistos pueden distraer y
aburrir a los alumnos, con implicaciones obvias para la
disciplina.- Instrucciones claras:
- Mantenerse al corriente:
El profesor necesita saber constantemente lo que
está sucediendo en cada parte del aula. Debe
mantener sus ojos y oídos abiertos, como si tuviese
antenas
sensitivas o un radar constantemente en alerta; esto
garantiza dos cosas: primero, los alumnos conocen que el
profesor está al corriente de ellos todo el tiempo
lo que anima la participación y desanima la posible
aparición de cualquier actividad desviadora. En
segundo lugar, le permite al propio profesor estar listo
para detectar la pérdida de interés o
distracción de los alumnos y hacer algo antes de que
esto se convierta en un problema. Para este primer momento
el lema debe ser: ¡ La prevención es mejor que
la cura!- Antes de que el problema
aparezca: - Cuando el problema está
comenzando:
Como principio es recomendable que se responda de
manera inmediata y activa ante cualquier problema incipiente
que se detecte. Las estrategias para este segundo momento son
las siguientes:
a) Trate el problema calmadamente:
-La mejor acción es una clara y calmada respuesta
que detenga la actividad que está entorpeciendo el
correcto desarrollo de la clase, siempre tratando de darle a
esta última el perfil más bajo posible. Por
ejemplo, si el profesor ha ordenado que se abra el libro de
texto y hay
un alumno que no la ha hecho, lo más aconsejable es
dirigirse a su puesto e indicárselo calmadamente en
lugar de llamar la atención de todo el grupo, como
resultado de una reprimenda en alta voz.
b) No tome las cosas personalmente:
-Esta es una instrucción difícil de
obedecer algunas veces. Profesores de adolescentes con poca
experiencia en su labor, con frecuencia se irritan por
planteamientos que no tenían una intención
personal. No
permita que el alumno lo lleve a conflictos
personales, centre la atención más en el problema
que en el alumno.
c) No haga uso de amenazas:
-En ocasiones las amenazas son una señal de
debilidad. Utilice la formula "si usted… entonces…"
sólo como una opción real que usted está
listo para poner en práctica , no como un arma para
intimidar. Para este segundo momento la regla debe ser "haga
algo"
3-Cuando el problema ha
estallado:
La prioridad en este momento es la de actuar
rápidamente para lograr que el grupo regrese lo antes
posible a su estado de rutina fluida. En ocasiones es
preferible tomar una rápida decisión aunque esta
no sea la mejor, que dudar y no hacer nada. Para este tercer
momento las estrategias son:
- Actúe enérgicamente:
A veces un cambio,
una orden en alta voz, resuelven el problema. Despliegue
cierta irritación , sin que realmente usted pierda
su temperamento o se convierta personalmente en muy
agresivo.Este procedimiento no se debe seguir
frecuentemente pues pedería su efecto.Esta es una opción respetable, rechazada
por muchos profesores quienes alegan que se corre el
riesgo de
perder su prestigio. Su ventaja es que inmediatamente
destruye o elimina la situación y si se hace
rápida y decisivamente no será vista como una
decisión deshonrable. Además, esta pone al
profesor en una posición para demandar de los
alumnos algo a cambio.- Exprese sentido de rendición:
- Haga una oferta que
no pueda ser rechazada:
Cuando los alumnos están conduciendo al
profesor a una confrontación y este no pueda rendirse,
pero no desee imponer su voluntad, debe buscar una forma de
apartar la crisis.
Algunas estrategias son:
-Aplazar, por ejemplo: vamos a continuar con este
asunto mañana.
-Compromiso, por ejemplo: deben hacer todas estas
tareas, pero les voy a dar más tiempo para su
realización.
Para este tercer momento el lema debe ser:
actúe rápidamente sin entrar en
disputas.
En los ejemplos teórico-prácticos
expuestos se ha tratado de reflejar la necesidad de establecer
nexos comunicativos entre estudiante-profesor, donde juega un
papel fundamental la actitud
moral de
este último. La pedagoga rusa N.K.Kruspkaia en un
artículo sobre trabajo educativo señaló:
"Los muchachos son muy observadores y si ven que el educador no
sabe dirigir sus exigencias de una manera estable y
consecuente, se hace el que no ve las cosas, adula a los
muchachos, busca popularidad, entonces, ese es el fin de toda
disciplina". (5) Los muchachos respetan al pedagogo que pone en
práctica con firmeza sus exigencias educativas y que a
su vez, los trate con amor; como
expresara Martí: " La enseñanza,
¿quién no lo sabe?, es ante todo una obra de
infinito amor". (6)
El maestro que ama su trabajo, al comenzar cada clase
olvida sus problemas, y las situaciones docentes que
se presentan en el aula contribuyen a mejorar su estado
anímico; por difícil que sea un contenido, tiene
la paciencia suficiente para buscar diversas vías que
conduzcan a facilitar el aprendizaje en un entorno donde reine
la armonía y la disciplina.
Las fórmulas brindadas no significan
necesariamente que son la solución mágica a los
problemas de disciplina en el aula, son algunas consideraciones
que constituyen el resultado de la práctica y la
experiencia de varios profesores.
Lograr la disciplina en la clase activa multitud de
factores de los cuales no puede obviarse nunca la exigencia,
pero hay que utilizar también la ternura, como
expresó el profesor Horacio Díaz Pendás,
especialista de Historia del MINED, en el
III Seminario
Nacional para educadores: "La escuela
cubana se sustenta en la pedagogía de la ternura, el esfuerzo y la
laboriosidad".
(1)Makarenko, A. S.: Obras. T. 5, Editorial de la
Academia de Ciencias Pedagógicas de la República
Socialista Soviética Rusa, Moscú,
1959.
(2) Larousse, Pierre. Diccionario Larousse, La Habana,
1974.
(3) Sánchez Sanz, Ramiro. Enciclopedia Microsoft
Encarta. Madrid
España.. 2000
(4) Ur, Penny. A Course in Language Teaching.
Cambridge University Press. 1996
(5) Krospkaia, N. K.. Obras pedagógicas. t.3.
pp. 675. Editorial de la Academia de Ciencias
Pedagógicas de la República Socialista Federativa
Soviética Rusa, Moscú, 1959.
(6) Martí, José. Escritos sobre
educación. Editora Política. La
Habana. S/F.
(7) Díaz Pendás, Horacio. III Seminario
Nacional para educadores, MINED.
Boldiriev, Nikolai. Metodología de la
organización del trabajo educativo. Editorial
Pueblo y educación , Ciudad de la Habana
1982.
Charles, C.M. Building classroom discipline. Cuarta
edición. New York Longman
1992.
MINED. Ética Pedagógica. Ciudad Habana
1991.
MINED. III Seminario Nacional para educadores.
Ciudad Habana. 2002
Underwood, M. Effective classroom management.
London. Longman. 1987.
Ur, Penny. A course in language teaching. Cambridge
University Press. 1996.
Wilson, P.S. Interest and discipline in education.
London.1971.
Castro, Fidel. Discurso
pronunciado en el acto de graduación del destacamento
pedagógico universitario Manuel Ascunce Domenech.
Ciudad Habana, 7 de julio de 1981. Periódico Granma. 8 de julio de
1971.
Larousse, Pierre
Sánchez Sanz, Ramiro. Enciclopedia Microsoft
Encarta. Madrid España.. 2000
Autor:
Profesor Asistente Nelson Martínez
Luna
Profesor Asistente Geonel Rodríguez
Pérez
Profesor Asistente Manuel Leiva
Miranda