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Aportes para una comprensión de las teorías del desarrollo humano



    1. Resumen
    2. Erikson y el problema de
      identidad en el ser humano
    3. Sigmund Freud y su teoría
      del desarrollo de la personalidad
    4. Jean Piaget y las estructuras
      cognitivas en el desarrollo humano
    5. Conclusiones
    6. Bibliografía

    Resumen

    En este ensayo se
    aborda, de manera ágil y con un lenguaje
    sencillo y práctico, las ideas más importantes
    que se han desarrollado en torno a las
    teorías del desarrollo
    humano. Nuestro objetivo es
    dar al lector, una visión general acerca del desarrollo
    humano y proporcionarle los elementos claves para poder
    reflexionar sobre este ámbito del conocimiento.

    Así, dentro de esta visión general,
    abordamos las contribuciones de tres importantes
    científicos quienes, a nuestro entender, han
    revolucionado los cimientos de la ciencia
    social y de la psicología. En esta
    línea, abordamos a Sigmund Freud y
    su teoría centrada en el inconsciente; a
    Erik Erikson y sus ideas sobre el desarrollo humano, los
    Estadios del Desarrollo y del desarrollo de la identidad en
    etapas (el llamado Ciclo epigenético); y Jean Piaget
    que da un salto sustancialmente cualitativo porque da origen al
    carácter dialógico, dado por la
    mediación, del desarrollo cognitivo.

    INTRODUCCIÓN

    Cada ser humano es capaz de desarrollar y cumplir
    múltiples funciones,
    evidenciando un comportamiento; éste depende de una serie
    de factores internos o endógenos y externos o
    exógenos, que influyen en su manera de vida.

    Entre los llamados factores endógenos o internos
    están la herencia y la maduración. La
    primera es la transmisión de caracteres físicos de
    padres a hijos, desde los abuelos más lejanos a los
    nietos, de generación a generación; a través
    de unos corpúsculos llamados cromosomas
    constituidos por millares de nudillos llamados genes y que es
    estudiada por la ciencia
    llamada genética.
    La segunda (maduración), es un proceso de
    equilibrio
    entre el crecimiento físico y el desarrollo
    psíquico. Los cambios estructurales y funcionales que
    experimenta el sujeto, sirven como indicadores de
    los progresos que está consiguiendo y de la capacidad para
    realizar determinados comportamientos.

    Entre los factores exógenos o externos tenemos
    que considerar al aprendizaje y a la
    socialización. El aprendizaje es
    un factor que aparece en todas las criaturas, desde la más
    inferior hasta la criatura superior que es el
    hombre.

    Para Wolff (1965), consiste en la adquisición o
    asimilación de toda experiencia, hecho o situación;
    que moldea, predispone, regula o dirige la conducta efectiva
    de un sujeto. El aprendizaje se
    logra con la experiencia, se perfecciona con la práctica y
    las cosas aprendidas dejan huellas que se relacionan entre
    sí. El ser humano se desarrolla física,
    psíquica y socialmente, dentro de un ambiente.

    El ambiente es todo lo que rodea al sujeto. Existe, un
    ambiente natural, determinado por el medio
    geográfico, fuerzas de la naturaleza,
    clima,
    fauna, flora;
    un ambiente social, constituido por la familia, la
    escuela y la
    sociedad
    misma; un ambiente cultural, integrado por todas las
    manifestaciones inventadas por el hombre.

    Ahora bien, el ser humano desde su nacimiento asimila
    costumbres, normas,
    tradiciones, formas de vida; que permiten un aprendizaje de las
    influencias de la familia y la
    sociedad, esto, recibe el nombre de
    socialización.

    Estas influencias o interinfluencias, estos desarrollos
    físicos, psíquicos y sociales del ser humano han
    sido estudiados por eminentes estudiosos y científicos que
    han permitido aclarar diversas dudas, quienes a través de
    sus teorías han sustentado las bases para comprender los
    diversos problemas que
    sobre el ser humano se plantean.

    Podríamos citar a Alfred Adler quien
    sostenía que la primera infancia es
    importante y que el niño nace, fundamentalmente, con un
    poder creativo libre; a Albert Bandura quien sostenía que
    se podía lograr un aprendizaje a partir de modelos
    humanos y que cualquier proceso psicológico sirve como
    medio para crear y reforzar expectativas de eficacia personal; a Erik
    Erikson, quien afirmaba que el individuo pasa
    por sucesivos estadios antes de adquirir su propia identidad; a
    Sigmund Freud, quien
    estudió el inconciente y sus diversas manifestaciones y
    que en el ser humano se presentan etapas de desarrollo de
    naturaleza psico sexual, las que determinarán la
    personalidad de las personas; a Arnold Gesell considerado
    padre de la psicología infantil y sostenía que el
    desarrollo psicológico va paralelo al desarrollo del
    sistema nervioso
    central; a Stanley Hall y sus estudios de psicología
    evolutiva que comprendieron varias edades inclusive la vejez; a Harry
    Harlow, cuyas áreas de interés y
    de estudio fueron la Psicología del Desarrollo y la
    Psicología Infantil y sostenía que el
    comportamiento normal, dependía de los lazos afectivos
    dentro de la familia; a Lawrence Kolhberg, cuyos estudios
    representan enfoques en torno a la moral y al
    desarrollo socio cognitivo y que hay estadios superiores e
    inferiores de desarrollo moral; a Jean
    Piaget, de
    quien dicen sus estudiosos que su obra cambió la educación, la
    ciencia del desarrollo humano y lo que se conocía en
    cuanto a la inteligencia.

    Seguramente podríamos mencionar a otros
    más que con sus aportes han permitido comprender este
    complejo problema del desarrollo humano; sin embargo,
    consideramos que con los mencionados hemos iniciado un intento de
    acercarnos a dilucidar aspectos como los que vamos a
    proponer.

    En este trabajo
    propondremos un enfoque de la problemática del desarrollo
    psicofísico, psicosocial y congnoscitivo del ser humano
    basándonos, fundamentalmente, en los enfoques que,
    respecto al tema, han desarrollado Erikson, Freud y Piaget,
    quienes a nuestro juicio han marcado la evolución de las teorías del
    desarrollo humano.


    ERIKSON Y EL
    PROBLEMA DE IDENTIDAD EN EL SER HUMANO

    Este científico alemán, que
    incursionó en diferentes campos como la psicología,
    la filosofía, la antropología, entre otras,
    estableció una construcción de la identidad a partir de
    ocho etapas, en donde el yo juega un papel
    trascendental.

    Las ocho etapas o estadios, a nuestro entender, ofrecen
    una caracterización que demuestran que la identidad es un
    proceso continuo y que va en aumento progresivamente y que al
    llegar a la adolescencia
    se presenta una crisis en
    donde el sujeto valiéndose de sus experiencias busca
    solucionar.

    Estas etapas son las siguientes: 1) Confianza versus
    desconfianza, 2) autonomía versus vergüenza y duda,
    3) iniciativa versus culpa, 4) laboriosidad versus inferioridad,
    5) identidad versus difusión de roles, 6) intimidad versus
    alejamiento, 7) creatividad
    versus estancamiento y 8) integridad versus
    desesperación.

    En la primera etapa se presenta la situación de
    relación entre la madre y el hijo generando un clima de
    seguridad o
    inseguridad,
    según esta relación sea satisfactoria o
    insatisfactoria.

    En la segunda etapa vemos a un infante que quiere actuar
    con autonomía y libertad
    logrando un autocontrol de sus acciones; pero
    si se viera impedido por la actitud
    coercitiva de los padres siente vergüenza y duda. La tercera
    etapa caracterizada por la fantasía, en la que el infante
    da vida a los objetos con que juega y busca realizar toda
    clase de
    actividades, estará en función de
    lo que los padres respondan a estas actividades, desarrollando en
    el sujeto su iniciativa o su culpabilidad.
    La cuarta etapa en el estudio de Erikson corresponde a la
    niñez, en donde el niño aprende a hacer y compartir
    y a una búsqueda de reconocimiento por lo que hace
    desarrollando su deseo al trabajo; pero se presenta la
    contraparte que es propia del niño, el temor frente a lo
    que tiene que realizar, ocasionándole un sentimiento de
    inferioridad.

    La quinta etapa coincide con el inicio de la pubertad y,
    por lo tanto, con la maduración de la sexualidad y
    con ello la preocupación de lo que llamaría William
    Schonfeld (1973) la "imagen corporal",
    además de lo que ellos sienten de sí
    mismos.

    El problema surge cuando el sujeto, en el reconocimiento
    de sí mismo, se reconoce en otros personajes a quienes
    admira y la orientación que deberá seguir dentro
    del medio social en que vive.

    La sexta etapa coincide con la adolescencia con esa
    búsqueda de encontrarse a sí mismo a través
    de sus satisfacciones sexuales personales y la soledad que
    experimenta el sujeto ocasionando su aislamiento voluntario. La
    sétima etapa, a la que Erikson llama de creatividad o
    generatividad, frente al estancamiento o paralización; nos
    presenta la posibilidad de orientar al sujeto a que se desarrolle
    su espíritu creativo y actuando responsablemente frente al
    medio; contrariamente, si esto no se da se produce en él
    un estancamiento o paralización.

    La última y octava etapa se puede analizar en la
    búsqueda por parte del sujeto a una defensa de lo que ha
    construido y llevado a cabo en su vida y que todo lo que
    llevó a cabo y realizó fueron provechosos para su
    vida futura; contrariamente, si no fue así, surgirá
    en el sujeto desesperación y malestar por no haber sabido
    aprovechar su tiempo.

    SIGMUND FREUD Y SU
    TEORÍA DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

    Todos y cada uno de los integrantes de una comunidad
    están sujetos a las mismas influencias ambientales, tanto
    naturales como sociales; sin embargo, ¿son todos iguales?,
    ¿todos tienen exactamente la misma manera de ser? La
    respuesta es NO.

    Cada uno de nosotros, posee una manera diferente de
    responder a los estímulos del medio, una manera
    única e inconfundible, que le dan a nuestras acciones un
    sello característico, una manera de ser propia y es lo que
    constituye nuestra personalidad.

    Sigmund Freud, psiquiatra y neurólogo austriaco,
    fundador del psicoanálisis, formuló la primera
    teoría sistemática del desarrollo de la
    personalidad. Esta teoría todavía ejerce una
    influencia decisiva en las concepciones actuales de la
    formación de la personalidad.

    Este eminente científico, como señala
    Delgado (1986), que con sus teorías, descubrimientos y
    deducciones suscitó inicialmente una enorme
    oposición y fueron tachadas de ridículas;
    consideramos que fue junto a Copérnico, Darwin, Newton,
    Marx, uno de
    los grandes revolucionarios de la ciencia moderna.

    Su influencia no sólo fue en la
    psiquiatría, psicología, medicina,
    incluso también en la literatura, arte,
    antropología, sociología; y propuso muchas
    categorías como libido, hipnosis, ello, yo, super yo,
    impulso, catexia, complejo de Edipo, censura, mecanismos de
    defensa, etc.

    La Libido es una fuerza
    motivacional innata que Freud conceptualizó como un
    impulso instintivo. Surge con el nacimiento, pero sus formas de
    expresión varían durante el curso del desarrollo
    como una función de maduración y
    experiencia.

    Los sucesivos cambios en la expresión libidinal
    constituyen las etapas del desarrollo psicosexual. En cada etapa
    la energía de la libido es invertida en diferentes
    órganos del cuerpo que se constituyen en fuentes
    primarias de placer durante esa etapa.

    Acompañando cada cambio surge
    una crisis del desarrollo que debe ser resuelta para que el
    sujeto pueda entrar sin problemas en la etapa posterior. Aquellos
    sujetos que no resuelven la crisis en una determinada etapa
    quedan fijados a ella.

    Esta fijación produce efectos específicos
    en el desarrollo de la personalidad. Una fijación a una
    determinada etapa puede sobrevenir por efectos de la
    sobreprotección o también por falta de
    gratificación de las necesidades libidinales de ese
    momento.

    Vamos a intentar explicar brevemente cada una de las
    etapas del desarrollo psicosexual, adivirtiendo, como lo
    señalamos cuando estudiamos a Erikson, que en cada etapa
    se presenta un conflicto que
    si el sujeto no logra superar, en la adolescencia se
    manifestará en diversas formas.

    La Etapa Oral (primer año de vida) se
    subdivide en dos expresiones libidinales; oral – pasivo y
    oral – sádico. La energía de la libido
    está en la boca (zona erógena que le permite al
    infante relacionarse con su primer objeto
    gratificante).

    La primera gratificación son el pecho (o
    biberón) y la madre. El conflicto surge a la hora del
    destete. Los fijados a la expresión oral –
    pasivo, posteriormente se traducirán en conductas pasivas,
    dependientes; así como en manifestaciones tales como
    fumar, morderse las uñas o llevar a la boca otros objetos
    de uso diario. Los fijados a la expresión oral –
    sádico posteriormente se caracterizarán por su
    sarcasmo, empleo de
    palabras mordaces.

    En la Etapa Anal (alrededor de los dos
    años), la energía de la libido se concentra en la
    región anal. Durante este periodo el infante logra
    controlar sus esfínteres. El conflicto lo constituye el
    entrenamiento higiénico.

    Los sujetos fijados a esta etapa mostrarán los
    esquemas: Anal – retentivo, en razón del cual
    serán tacaños, desconfiados; con comportamientos
    obsesivos compulsivos, demasiado escrupulosos; anal –
    agresivo, que se caracterizarán por atributos tales como
    desorden, desaliño en la vestimenta, falta de atención a los horarios.

    En la Etapa Fálica (aparece a los tres
    años y dura hasta los cinco años), la fuente de
    gratificación se transfiere al pene en el caso del
    varón y al clítoris en la niña (como
    sustituto del pene).

    En esta etapa aparecen el complejo de Edipo y el
    complejo de Castración en el niño y el de
    Electra en la niña.

    El niño desarrolla una fuerte atracción
    por la madre y se coloca en situación de rivalidad con su
    padre; la resultante es el temor a que el padre lo castigue
    cortándole su pene (complejo de castración). Pero
    el niño también ama a su padre por lo que
    mostrará un comportamiento ambivalente que se
    traducirá en reprimir tanto la atracción y el deseo
    por la madre, como la rivalidad con el padre.

    La niña sufre un fenómeno similar al que
    experimenta el varón, es decir, se siente atraída y
    desea a su padre (complejo de Electra). Al carecer de pene, la
    niña experimenta envidia del pene y minimiza a su madre
    que posee la misma deficiencia y busca un acercamiento a su
    padre; sus sentimientos también se tornan ambivalentes:
    quiere y rechaza a su madre.

    Freud se ocupó más del desarrollo a partir
    del hombre y dijo mucho menos de la dinámica del desarrollo de la mujer. Si los
    sujetos quedan fijados a esta etapa veremos en la adolescencia
    una búsqueda exagerada por el sexo
    opuesto.

    La represión de los impulsos libidinales con que
    finaliza el complejo de Edipo, da lugar a la Etapa de
    Latencia
    (desde los seis años hasta el inicio de la
    pubertad). Aquí la sexualidad no desaparece, sino que hay
    un desplazamiento de la misma; el niño dirige su
    energía al medio
    ambiente, al juego y hacia
    otras actividades.

    En la Etapa Genital (que aparece a partir de los
    doce años), la atracción sexual que estaba dirigida
    a la figura parental se transfiere al par del sexo opuesto.
    Aquí el sujeto ya tiene capacidad de comprensión y
    consideración de los sentimientos de los demás.
    Como sabemos, con la pubertad se inician una serie de cambios
    corporales y el desarrollo de ciertos órganos que
    denuncian que el sujeto ha empezado a madurar
    sexualmente.

    JEAN PIAGET Y LAS
    ESTRUCTURAS
    COGNITIVAS EN EL DESARROLLO HUMANO

    La calidad de un
    conocimiento está en relación directa con lo que se
    elabora o estructura con
    el
    conocimiento previo del sujeto. El conocimiento, aquello que
    permite una adaptación al sujeto con su medio, o con los
    problemas que plantea la vida puede ser social, físico y
    cognitivo.

    Saber que se debe saludar a las personas mayores, es un
    conocimiento social; saber que el exponerse mucho tiempo al sol
    es dañino, es un conocimiento físico; saber
    determinar la diferencia en cantidad de un grupo de
    objetos con otro, estableciendo una relación mental o
    racional, es un conocimiento cognitivo.

    Las operaciones que
    realiza el niño con los objetos, a su alrededor, va a
    determinar concepciones en términos mentales las que se
    logran no a partir de los objetos, sino a partir del conocimiento
    de las acciones que realiza.

    A partir de lo dicho, surge una interrogante:
    ¿Cómo se construyen las estructuras operatorias
    mentales? Las estructuras intelectuales
    se desarrollan por la actividad, comparación,
    ordenación y clasificación con los objetos
    físicos y las acciones corporales.

    Por ejemplo, un niño que está ensartando
    cuentas
    está desarrollando estructuras abstractas usando esquemas
    de seriación y clasificación. Esta
    construcción de las estructuras se lleva a cabo de una
    manera compleja e imprevista. Sabemos, asimismo, que se pueden
    establecer tres tipos de conocimientos elementales en el
    niño: el social, el físico y el cognitivo;
    éstos últimos podríamos incluirlos dentro de
    lo que llamamos conocimiento sensorial y conocimiento
    racional.

    Estos conocimientos a su vez se construyen con el aporte
    y combinación de cuatro factores: maduración,
    transmisión sexual, experiencia con objetos y
    equilibración.

    La maduración produce el crecimiento y desarrollo
    orgánico, lo que permite que el sujeto, bajo condiciones
    de aprendizaje alcance mayores logros; sentarse, gatear, ponerse
    de pie y caminar, son conductas que exigen maduración
    biológica. La experiencia física, igualmente, se
    refiere a la relación con los objetos del entorno
    (juguetes,
    sonajas, biberón, etc.).

    La equilibración, se refiere al paso de un
    estadio inferior a otro superior como consecuencia de los estados
    anteriores. A medida que el niño se desarrolla va logrando
    un nivel de equilibrio superior, advirtiéndose que la
    equilibración necesita de la abstracción, sea
    ésta simple o reflexiva.

    Para Piaget, el desarrollo de la inteligencia pasa por
    cuatro estadios que nosotros bien podríamos llamarlos,
    etapas o periodos que se suceden en un orden de nivel de
    equilibración superior de uno con respecto al
    anterior.

    Tengamos en cuenta antes de destacar los cuatro estadios
    algunas consideraciones generales que encontramos en su obra
    Psicología de la Inteligencia: En primer lugar, Piaget
    plantea que toda explicación psicológica termina
    tarde o temprano por apoyarse en la biología o en la
    lógica.
    El desarrollo psíquico es una construcción continua
    que se inicia en el momento de nacer y concluye en la edad
    adulta, caracterizándose por una marcha continua hacia el
    equilibrio.

    La acción
    es la característica más importante de la
    inteligencia, la cual es la forma de equilibrio hacia la cual
    tienden todas las estructuras. La percepción, la memoria, el
    pensar, el lenguaje;
    se apoyan en la inteligencia; constituyéndose en la
    adaptación mental más avanzada, una forma superior
    de organización de las estructuras
    cognoscitivas (conocimiento) y cuyo desarrollo necesita de la
    continua estimulación del medio ambiente. Por
    consiguiente, tiene un sustento biológico y las
    características del funcionamiento intelectual se basan en
    un proceso de adaptación, el cual depende, asimismo, de
    dos funciones que permiten esta adaptación: la
    asimilación y la acomodación.

    Resumiendo, podríamos señalar que, el
    desarrollo de la inteligencia está en función de
    las siguientes variables:
    acción, equilibrio, adaptación, asimilación,
    acomodación, construcción y presencia de
    subestadios.

    El periodo sensoriomotriz (0 a dos años) se
    divide en seis subestadios. El primero, se caracteriza por la
    presencia de reflejos y acciones espontáneas que resultan
    de los estímulos del medio o por las necesidades internas
    que experimenta el infante.

    El segundo, se caracteriza por la presencia de los
    primeros hábitos repetitivos, que favorecen a su vez la
    formación de las nociones de espacio y tiempo. En el
    tercer subestadio continúan los movimientos satisfactorios
    pero tienen un nuevo ingrediente, la intencionalidad. En el
    cuarto estadio aparece a la casualidad que le permite diferenciar
    entre medios y
    objetivos
    (esfuerzo para conseguir algo). El quinto subestadio se
    caracteriza porque el infante muestra una mayor
    curiosidad por los objetos que le rodean, así mismo una
    mayor comprensión en lo que realiza. En el último
    subestadio aparece el pensamiento
    representacional y constituye el límite entre la
    inteligencia sensomotor y el pensamiento
    preoperacional.

    El periodo preoperacional empieza aproximadamente a los
    dos años y dura hasta los siete años. Abarca dos
    subestadios; el primero, llamado de Pensamiento Simbólico
    (2 – 4 años), se caracteriza porque el infante hace
    que un objeto o sonido sirva como
    representación de otra cosa, por ejemplo, coger un vaso y
    cantar haciendo de cuenta que el vaso es un
    micrófono.

    El segundo subestadio corresponde al de Pensamiento
    Intuitivo (4 – 7 años), en donde el niño no
    actúa por la razón sino por la intuición,
    por la percepción instantánea y clara, pero
    aún pre lógica. Al niño le interesa la idea
    general, le interesa el todo, se inclina por lo global, esto
    llama Piaget "sincretismo", que significa reunión o
    fusión
    de diversos elementos.

    El periodo de las operaciones concretas (7 a 12
    años) se destaca por el hecho que aparece la inteligencia
    operacional gracias a la reversibilidad (invertir las propias
    acciones a fin de conocer el estado
    inicial). El niño internaliza los objetos que percibe o
    que ha percibido en el mundo real o concreto; los
    clasifica, es decir, los agrupa en una clase y los ordena
    relacionándolos en serie, como por ejemplo, es una suma,
    la cual puede anularse con la resta.

    En este periodo su pensamiento es interno ya que los
    agrupamientos se llevan a cabo en su mente; su pensamiento es
    concreto ya que manipula los objetos del mundo real; su
    pensamiento es descentralizado porque el niño puede
    concentrarse en estos dos aspectos y es capaz de coordinar con
    ellos; por último, el niño de este periodo se da
    cuenta que aunque cambie la forma se conserva la cantidad
    (recipientes de diferentes formas con igual cantidad de
    líquidos) y por último, su razonamiento es
    inductivo.

    En el periodo de las operaciones formales (12
    años en adelante), el tipo de pensamiento se caracteriza
    por ser hipotético – deductivo, abstracto y formal.
    El sujeto de este periodo utiliza la verificación pues
    necesita demostrar y proporcionar pruebas de lo
    que dice; tiene en cuenta el sistema
    combinatorio ya que puede considerar todas las combinaciones
    posibles del objeto; así mismo puede aislar y controlar
    variables sobre la base de que todas las demás permanecen
    constantes; igualmente vincula relaciones mediante una
    combinación proporcional.

    CONCLUSIONES

    Respecto a Erikson, su teoría nos parece
    interesante cuando destaca la importancia del premio o
    reconocimiento de parte del medio del cual forma parte el sujeto
    para que logre una identidad normal. Esta teoría del
    premio o reconocimiento lo encontramos también, en los
    trabajos de B. F. Skinner y ha
    permitido superar esa enfermiza creencia de que "la letra con
    sangre
    entra".

    Asimismo, es relevante el hecho característico de
    que en cada uno de los estadios evolutivos se presentan
    desenlaces frente a un conflicto, lo cual nos recuerda la
    concepción freudiana de que en cada una de las etapas del
    desarrollo psicosexual del sujeto se presenta un conflicto que
    repercutirá más tarde en la vida de una persona.

    Respecto a Freud, debemos destacar que su trabajo
    está identificado claramente con el género
    masculino, lo cual se evidencia notoriamente cuando asigna el
    nombre a la tercera etapa del desarrollo psicosexual en la
    teorización por él planteada.

    Estas etapas coinciden con las señaladas por la
    evolución del desarrollo humano. Sin embargo, en lo que no
    estamos de acuerdo con Freud es cuando sostiene que la libido es
    instintiva; para nosotros el instinto es una forma de
    comportamiento de los animales, por lo
    tanto los humanos no tenemos instintos.

    La contribución más importante al
    desarrollo y comprensión de la psicología humana
    viene dada por los trabajos de Piaget, puesto que no sólo
    están referidos al estudio del desarrollo de la
    inteligencia, sino que tienen un contenido
    epistemológico.

    En este enfoque, las operaciones que determinan el
    conocimiento no son solamente el resultado de la relación
    con los objetos (ya sean éstos físicos o sociales),
    sino que se estructuran y se desarrollan por la acción o
    actividad, comparación, ordenación y
    clasificación de dichos objetos.

    Para Piaget es un mito la
    opinión clásica (a la que llama simplista) de que
    todos nuestros conocimientos tienen un origen sensorial, a partir
    de las sensaciones y percepciones y que no podemos
    desdeñar la importancia de la deducción.

    En este sentido, el ser humano presenta estructuras
    biológicas, psicológicas, sociales y espirituales y
    de ellas, las segundas, tienen su base en la inteligencia, la
    cual ha quedado demostrado que se desarrolla a través de
    ciertos estadios, es búsqueda permanente de un equilibrio
    a partir del proceso de adaptación y sus componentes que
    son la asimilación y la acomodación.

    Sin proponérselo, Piaget sigue la
    concepción gnoseológica fenomenológica de
    Husserl, de que los conocimientos se construyen a partir de la
    relación entre el objeto (quien ofrece datos) y lo que
    pone el sujeto (de su interioridad).

    En realidad, el pensamiento de Piaget es sumamente
    complejo y de un alto rigor epistemológico, sin embargo,
    el esfuerzo desplegado en este trabajo y cuyo fin consideramos
    que se ha conseguido, ha radicado en construir una lectura apta
    para todos, sea cual fuere la disciplina que
    abarquen, a fin de que no encuentren dificultades en la
    comprensión de las ideas que se han
    desarrollado.

    BIBLIOGRAFÍA

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    Luis Bonilla Mercado,

    Santiago Vásquez García

    Segundo Gallardo Zamora, José Castañeda
    Vergara

    Docentes de la Universidad
    Privada Antenor Orrego – Trujillo, Perú

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