Aportes para una comprensión de las teorías del desarrollo humano
- Resumen
- Erikson y el problema de
identidad en el ser humano - Sigmund Freud y su teoría
del desarrollo de la personalidad - Jean Piaget y las estructuras
cognitivas en el desarrollo humano - Conclusiones
- Bibliografía
En este ensayo se
aborda, de manera ágil y con un lenguaje
sencillo y práctico, las ideas más importantes
que se han desarrollado en torno a las
teorías del desarrollo
humano. Nuestro objetivo es
dar al lector, una visión general acerca del desarrollo
humano y proporcionarle los elementos claves para poder
reflexionar sobre este ámbito del conocimiento.
Así, dentro de esta visión general,
abordamos las contribuciones de tres importantes
científicos quienes, a nuestro entender, han
revolucionado los cimientos de la ciencia
social y de la psicología. En esta
línea, abordamos a Sigmund Freud y
su teoría centrada en el inconsciente; a
Erik Erikson y sus ideas sobre el desarrollo humano, los
Estadios del Desarrollo y del desarrollo de la identidad en
etapas (el llamado Ciclo epigenético); y Jean Piaget
que da un salto sustancialmente cualitativo porque da origen al
carácter dialógico, dado por la
mediación, del desarrollo cognitivo.
Cada ser humano es capaz de desarrollar y cumplir
múltiples funciones,
evidenciando un comportamiento; éste depende de una serie
de factores internos o endógenos y externos o
exógenos, que influyen en su manera de vida.
Entre los llamados factores endógenos o internos
están la herencia y la maduración. La
primera es la transmisión de caracteres físicos de
padres a hijos, desde los abuelos más lejanos a los
nietos, de generación a generación; a través
de unos corpúsculos llamados cromosomas
constituidos por millares de nudillos llamados genes y que es
estudiada por la ciencia
llamada genética.
La segunda (maduración), es un proceso de
equilibrio
entre el crecimiento físico y el desarrollo
psíquico. Los cambios estructurales y funcionales que
experimenta el sujeto, sirven como indicadores de
los progresos que está consiguiendo y de la capacidad para
realizar determinados comportamientos.
Entre los factores exógenos o externos tenemos
que considerar al aprendizaje y a la
socialización. El aprendizaje es
un factor que aparece en todas las criaturas, desde la más
inferior hasta la criatura superior que es el
hombre.
Para Wolff (1965), consiste en la adquisición o
asimilación de toda experiencia, hecho o situación;
que moldea, predispone, regula o dirige la conducta efectiva
de un sujeto. El aprendizaje se
logra con la experiencia, se perfecciona con la práctica y
las cosas aprendidas dejan huellas que se relacionan entre
sí. El ser humano se desarrolla física,
psíquica y socialmente, dentro de un ambiente.
El ambiente es todo lo que rodea al sujeto. Existe, un
ambiente natural, determinado por el medio
geográfico, fuerzas de la naturaleza,
clima,
fauna, flora;
un ambiente social, constituido por la familia, la
escuela y la
sociedad
misma; un ambiente cultural, integrado por todas las
manifestaciones inventadas por el hombre.
Ahora bien, el ser humano desde su nacimiento asimila
costumbres, normas,
tradiciones, formas de vida; que permiten un aprendizaje de las
influencias de la familia y la
sociedad, esto, recibe el nombre de
socialización.
Estas influencias o interinfluencias, estos desarrollos
físicos, psíquicos y sociales del ser humano han
sido estudiados por eminentes estudiosos y científicos que
han permitido aclarar diversas dudas, quienes a través de
sus teorías han sustentado las bases para comprender los
diversos problemas que
sobre el ser humano se plantean.
Podríamos citar a Alfred Adler quien
sostenía que la primera infancia es
importante y que el niño nace, fundamentalmente, con un
poder creativo libre; a Albert Bandura quien sostenía que
se podía lograr un aprendizaje a partir de modelos
humanos y que cualquier proceso psicológico sirve como
medio para crear y reforzar expectativas de eficacia personal; a Erik
Erikson, quien afirmaba que el individuo pasa
por sucesivos estadios antes de adquirir su propia identidad; a
Sigmund Freud, quien
estudió el inconciente y sus diversas manifestaciones y
que en el ser humano se presentan etapas de desarrollo de
naturaleza psico sexual, las que determinarán la
personalidad de las personas; a Arnold Gesell considerado
padre de la psicología infantil y sostenía que el
desarrollo psicológico va paralelo al desarrollo del
sistema nervioso
central; a Stanley Hall y sus estudios de psicología
evolutiva que comprendieron varias edades inclusive la vejez; a Harry
Harlow, cuyas áreas de interés y
de estudio fueron la Psicología del Desarrollo y la
Psicología Infantil y sostenía que el
comportamiento normal, dependía de los lazos afectivos
dentro de la familia; a Lawrence Kolhberg, cuyos estudios
representan enfoques en torno a la moral y al
desarrollo socio cognitivo y que hay estadios superiores e
inferiores de desarrollo moral; a Jean
Piaget, de
quien dicen sus estudiosos que su obra cambió la educación, la
ciencia del desarrollo humano y lo que se conocía en
cuanto a la inteligencia.
Seguramente podríamos mencionar a otros
más que con sus aportes han permitido comprender este
complejo problema del desarrollo humano; sin embargo,
consideramos que con los mencionados hemos iniciado un intento de
acercarnos a dilucidar aspectos como los que vamos a
proponer.
En este trabajo
propondremos un enfoque de la problemática del desarrollo
psicofísico, psicosocial y congnoscitivo del ser humano
basándonos, fundamentalmente, en los enfoques que,
respecto al tema, han desarrollado Erikson, Freud y Piaget,
quienes a nuestro juicio han marcado la evolución de las teorías del
desarrollo humano.
ERIKSON Y EL
PROBLEMA DE IDENTIDAD EN EL SER HUMANO
Este científico alemán, que
incursionó en diferentes campos como la psicología,
la filosofía, la antropología, entre otras,
estableció una construcción de la identidad a partir de
ocho etapas, en donde el yo juega un papel
trascendental.
Las ocho etapas o estadios, a nuestro entender, ofrecen
una caracterización que demuestran que la identidad es un
proceso continuo y que va en aumento progresivamente y que al
llegar a la adolescencia
se presenta una crisis en
donde el sujeto valiéndose de sus experiencias busca
solucionar.
Estas etapas son las siguientes: 1) Confianza versus
desconfianza, 2) autonomía versus vergüenza y duda,
3) iniciativa versus culpa, 4) laboriosidad versus inferioridad,
5) identidad versus difusión de roles, 6) intimidad versus
alejamiento, 7) creatividad
versus estancamiento y 8) integridad versus
desesperación.
En la primera etapa se presenta la situación de
relación entre la madre y el hijo generando un clima de
seguridad o
inseguridad,
según esta relación sea satisfactoria o
insatisfactoria.
En la segunda etapa vemos a un infante que quiere actuar
con autonomía y libertad
logrando un autocontrol de sus acciones; pero
si se viera impedido por la actitud
coercitiva de los padres siente vergüenza y duda. La tercera
etapa caracterizada por la fantasía, en la que el infante
da vida a los objetos con que juega y busca realizar toda
clase de
actividades, estará en función de
lo que los padres respondan a estas actividades, desarrollando en
el sujeto su iniciativa o su culpabilidad.
La cuarta etapa en el estudio de Erikson corresponde a la
niñez, en donde el niño aprende a hacer y compartir
y a una búsqueda de reconocimiento por lo que hace
desarrollando su deseo al trabajo; pero se presenta la
contraparte que es propia del niño, el temor frente a lo
que tiene que realizar, ocasionándole un sentimiento de
inferioridad.
La quinta etapa coincide con el inicio de la pubertad y,
por lo tanto, con la maduración de la sexualidad y
con ello la preocupación de lo que llamaría William
Schonfeld (1973) la "imagen corporal",
además de lo que ellos sienten de sí
mismos.
El problema surge cuando el sujeto, en el reconocimiento
de sí mismo, se reconoce en otros personajes a quienes
admira y la orientación que deberá seguir dentro
del medio social en que vive.
La sexta etapa coincide con la adolescencia con esa
búsqueda de encontrarse a sí mismo a través
de sus satisfacciones sexuales personales y la soledad que
experimenta el sujeto ocasionando su aislamiento voluntario. La
sétima etapa, a la que Erikson llama de creatividad o
generatividad, frente al estancamiento o paralización; nos
presenta la posibilidad de orientar al sujeto a que se desarrolle
su espíritu creativo y actuando responsablemente frente al
medio; contrariamente, si esto no se da se produce en él
un estancamiento o paralización.
La última y octava etapa se puede analizar en la
búsqueda por parte del sujeto a una defensa de lo que ha
construido y llevado a cabo en su vida y que todo lo que
llevó a cabo y realizó fueron provechosos para su
vida futura; contrariamente, si no fue así, surgirá
en el sujeto desesperación y malestar por no haber sabido
aprovechar su tiempo.
SIGMUND FREUD Y SU
TEORÍA DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
Todos y cada uno de los integrantes de una comunidad
están sujetos a las mismas influencias ambientales, tanto
naturales como sociales; sin embargo, ¿son todos iguales?,
¿todos tienen exactamente la misma manera de ser? La
respuesta es NO.
Cada uno de nosotros, posee una manera diferente de
responder a los estímulos del medio, una manera
única e inconfundible, que le dan a nuestras acciones un
sello característico, una manera de ser propia y es lo que
constituye nuestra personalidad.
Sigmund Freud, psiquiatra y neurólogo austriaco,
fundador del psicoanálisis, formuló la primera
teoría sistemática del desarrollo de la
personalidad. Esta teoría todavía ejerce una
influencia decisiva en las concepciones actuales de la
formación de la personalidad.
Este eminente científico, como señala
Delgado (1986), que con sus teorías, descubrimientos y
deducciones suscitó inicialmente una enorme
oposición y fueron tachadas de ridículas;
consideramos que fue junto a Copérnico, Darwin, Newton,
Marx, uno de
los grandes revolucionarios de la ciencia moderna.
Su influencia no sólo fue en la
psiquiatría, psicología, medicina,
incluso también en la literatura, arte,
antropología, sociología; y propuso muchas
categorías como libido, hipnosis, ello, yo, super yo,
impulso, catexia, complejo de Edipo, censura, mecanismos de
defensa, etc.
La Libido es una fuerza
motivacional innata que Freud conceptualizó como un
impulso instintivo. Surge con el nacimiento, pero sus formas de
expresión varían durante el curso del desarrollo
como una función de maduración y
experiencia.
Los sucesivos cambios en la expresión libidinal
constituyen las etapas del desarrollo psicosexual. En cada etapa
la energía de la libido es invertida en diferentes
órganos del cuerpo que se constituyen en fuentes
primarias de placer durante esa etapa.
Acompañando cada cambio surge
una crisis del desarrollo que debe ser resuelta para que el
sujeto pueda entrar sin problemas en la etapa posterior. Aquellos
sujetos que no resuelven la crisis en una determinada etapa
quedan fijados a ella.
Esta fijación produce efectos específicos
en el desarrollo de la personalidad. Una fijación a una
determinada etapa puede sobrevenir por efectos de la
sobreprotección o también por falta de
gratificación de las necesidades libidinales de ese
momento.
Vamos a intentar explicar brevemente cada una de las
etapas del desarrollo psicosexual, adivirtiendo, como lo
señalamos cuando estudiamos a Erikson, que en cada etapa
se presenta un conflicto que
si el sujeto no logra superar, en la adolescencia se
manifestará en diversas formas.
La Etapa Oral (primer año de vida) se
subdivide en dos expresiones libidinales; oral – pasivo y
oral – sádico. La energía de la libido
está en la boca (zona erógena que le permite al
infante relacionarse con su primer objeto
gratificante).
La primera gratificación son el pecho (o
biberón) y la madre. El conflicto surge a la hora del
destete. Los fijados a la expresión oral –
pasivo, posteriormente se traducirán en conductas pasivas,
dependientes; así como en manifestaciones tales como
fumar, morderse las uñas o llevar a la boca otros objetos
de uso diario. Los fijados a la expresión oral –
sádico posteriormente se caracterizarán por su
sarcasmo, empleo de
palabras mordaces.
En la Etapa Anal (alrededor de los dos
años), la energía de la libido se concentra en la
región anal. Durante este periodo el infante logra
controlar sus esfínteres. El conflicto lo constituye el
entrenamiento higiénico.
Los sujetos fijados a esta etapa mostrarán los
esquemas: Anal – retentivo, en razón del cual
serán tacaños, desconfiados; con comportamientos
obsesivos compulsivos, demasiado escrupulosos; anal –
agresivo, que se caracterizarán por atributos tales como
desorden, desaliño en la vestimenta, falta de atención a los horarios.
En la Etapa Fálica (aparece a los tres
años y dura hasta los cinco años), la fuente de
gratificación se transfiere al pene en el caso del
varón y al clítoris en la niña (como
sustituto del pene).
En esta etapa aparecen el complejo de Edipo y el
complejo de Castración en el niño y el de
Electra en la niña.
El niño desarrolla una fuerte atracción
por la madre y se coloca en situación de rivalidad con su
padre; la resultante es el temor a que el padre lo castigue
cortándole su pene (complejo de castración). Pero
el niño también ama a su padre por lo que
mostrará un comportamiento ambivalente que se
traducirá en reprimir tanto la atracción y el deseo
por la madre, como la rivalidad con el padre.
La niña sufre un fenómeno similar al que
experimenta el varón, es decir, se siente atraída y
desea a su padre (complejo de Electra). Al carecer de pene, la
niña experimenta envidia del pene y minimiza a su madre
que posee la misma deficiencia y busca un acercamiento a su
padre; sus sentimientos también se tornan ambivalentes:
quiere y rechaza a su madre.
Freud se ocupó más del desarrollo a partir
del hombre y dijo mucho menos de la dinámica del desarrollo de la mujer. Si los
sujetos quedan fijados a esta etapa veremos en la adolescencia
una búsqueda exagerada por el sexo
opuesto.
La represión de los impulsos libidinales con que
finaliza el complejo de Edipo, da lugar a la Etapa de
Latencia (desde los seis años hasta el inicio de la
pubertad). Aquí la sexualidad no desaparece, sino que hay
un desplazamiento de la misma; el niño dirige su
energía al medio
ambiente, al juego y hacia
otras actividades.
En la Etapa Genital (que aparece a partir de los
doce años), la atracción sexual que estaba dirigida
a la figura parental se transfiere al par del sexo opuesto.
Aquí el sujeto ya tiene capacidad de comprensión y
consideración de los sentimientos de los demás.
Como sabemos, con la pubertad se inician una serie de cambios
corporales y el desarrollo de ciertos órganos que
denuncian que el sujeto ha empezado a madurar
sexualmente.
JEAN PIAGET Y LAS
ESTRUCTURAS
COGNITIVAS EN EL DESARROLLO HUMANO
La calidad de un
conocimiento está en relación directa con lo que se
elabora o estructura con
el
conocimiento previo del sujeto. El conocimiento, aquello que
permite una adaptación al sujeto con su medio, o con los
problemas que plantea la vida puede ser social, físico y
cognitivo.
Saber que se debe saludar a las personas mayores, es un
conocimiento social; saber que el exponerse mucho tiempo al sol
es dañino, es un conocimiento físico; saber
determinar la diferencia en cantidad de un grupo de
objetos con otro, estableciendo una relación mental o
racional, es un conocimiento cognitivo.
Las operaciones que
realiza el niño con los objetos, a su alrededor, va a
determinar concepciones en términos mentales las que se
logran no a partir de los objetos, sino a partir del conocimiento
de las acciones que realiza.
A partir de lo dicho, surge una interrogante:
¿Cómo se construyen las estructuras operatorias
mentales? Las estructuras intelectuales
se desarrollan por la actividad, comparación,
ordenación y clasificación con los objetos
físicos y las acciones corporales.
Por ejemplo, un niño que está ensartando
cuentas
está desarrollando estructuras abstractas usando esquemas
de seriación y clasificación. Esta
construcción de las estructuras se lleva a cabo de una
manera compleja e imprevista. Sabemos, asimismo, que se pueden
establecer tres tipos de conocimientos elementales en el
niño: el social, el físico y el cognitivo;
éstos últimos podríamos incluirlos dentro de
lo que llamamos conocimiento sensorial y conocimiento
racional.
Estos conocimientos a su vez se construyen con el aporte
y combinación de cuatro factores: maduración,
transmisión sexual, experiencia con objetos y
equilibración.
La maduración produce el crecimiento y desarrollo
orgánico, lo que permite que el sujeto, bajo condiciones
de aprendizaje alcance mayores logros; sentarse, gatear, ponerse
de pie y caminar, son conductas que exigen maduración
biológica. La experiencia física, igualmente, se
refiere a la relación con los objetos del entorno
(juguetes,
sonajas, biberón, etc.).
La equilibración, se refiere al paso de un
estadio inferior a otro superior como consecuencia de los estados
anteriores. A medida que el niño se desarrolla va logrando
un nivel de equilibrio superior, advirtiéndose que la
equilibración necesita de la abstracción, sea
ésta simple o reflexiva.
Para Piaget, el desarrollo de la inteligencia pasa por
cuatro estadios que nosotros bien podríamos llamarlos,
etapas o periodos que se suceden en un orden de nivel de
equilibración superior de uno con respecto al
anterior.
Tengamos en cuenta antes de destacar los cuatro estadios
algunas consideraciones generales que encontramos en su obra
Psicología de la Inteligencia: En primer lugar, Piaget
plantea que toda explicación psicológica termina
tarde o temprano por apoyarse en la biología o en la
lógica.
El desarrollo psíquico es una construcción continua
que se inicia en el momento de nacer y concluye en la edad
adulta, caracterizándose por una marcha continua hacia el
equilibrio.
La acción
es la característica más importante de la
inteligencia, la cual es la forma de equilibrio hacia la cual
tienden todas las estructuras. La percepción, la memoria, el
pensar, el lenguaje;
se apoyan en la inteligencia; constituyéndose en la
adaptación mental más avanzada, una forma superior
de organización de las estructuras
cognoscitivas (conocimiento) y cuyo desarrollo necesita de la
continua estimulación del medio ambiente. Por
consiguiente, tiene un sustento biológico y las
características del funcionamiento intelectual se basan en
un proceso de adaptación, el cual depende, asimismo, de
dos funciones que permiten esta adaptación: la
asimilación y la acomodación.
Resumiendo, podríamos señalar que, el
desarrollo de la inteligencia está en función de
las siguientes variables:
acción, equilibrio, adaptación, asimilación,
acomodación, construcción y presencia de
subestadios.
El periodo sensoriomotriz (0 a dos años) se
divide en seis subestadios. El primero, se caracteriza por la
presencia de reflejos y acciones espontáneas que resultan
de los estímulos del medio o por las necesidades internas
que experimenta el infante.
El segundo, se caracteriza por la presencia de los
primeros hábitos repetitivos, que favorecen a su vez la
formación de las nociones de espacio y tiempo. En el
tercer subestadio continúan los movimientos satisfactorios
pero tienen un nuevo ingrediente, la intencionalidad. En el
cuarto estadio aparece a la casualidad que le permite diferenciar
entre medios y
objetivos
(esfuerzo para conseguir algo). El quinto subestadio se
caracteriza porque el infante muestra una mayor
curiosidad por los objetos que le rodean, así mismo una
mayor comprensión en lo que realiza. En el último
subestadio aparece el pensamiento
representacional y constituye el límite entre la
inteligencia sensomotor y el pensamiento
preoperacional.
El periodo preoperacional empieza aproximadamente a los
dos años y dura hasta los siete años. Abarca dos
subestadios; el primero, llamado de Pensamiento Simbólico
(2 – 4 años), se caracteriza porque el infante hace
que un objeto o sonido sirva como
representación de otra cosa, por ejemplo, coger un vaso y
cantar haciendo de cuenta que el vaso es un
micrófono.
El segundo subestadio corresponde al de Pensamiento
Intuitivo (4 – 7 años), en donde el niño no
actúa por la razón sino por la intuición,
por la percepción instantánea y clara, pero
aún pre lógica. Al niño le interesa la idea
general, le interesa el todo, se inclina por lo global, esto
llama Piaget "sincretismo", que significa reunión o
fusión
de diversos elementos.
El periodo de las operaciones concretas (7 a 12
años) se destaca por el hecho que aparece la inteligencia
operacional gracias a la reversibilidad (invertir las propias
acciones a fin de conocer el estado
inicial). El niño internaliza los objetos que percibe o
que ha percibido en el mundo real o concreto; los
clasifica, es decir, los agrupa en una clase y los ordena
relacionándolos en serie, como por ejemplo, es una suma,
la cual puede anularse con la resta.
En este periodo su pensamiento es interno ya que los
agrupamientos se llevan a cabo en su mente; su pensamiento es
concreto ya que manipula los objetos del mundo real; su
pensamiento es descentralizado porque el niño puede
concentrarse en estos dos aspectos y es capaz de coordinar con
ellos; por último, el niño de este periodo se da
cuenta que aunque cambie la forma se conserva la cantidad
(recipientes de diferentes formas con igual cantidad de
líquidos) y por último, su razonamiento es
inductivo.
En el periodo de las operaciones formales (12
años en adelante), el tipo de pensamiento se caracteriza
por ser hipotético – deductivo, abstracto y formal.
El sujeto de este periodo utiliza la verificación pues
necesita demostrar y proporcionar pruebas de lo
que dice; tiene en cuenta el sistema
combinatorio ya que puede considerar todas las combinaciones
posibles del objeto; así mismo puede aislar y controlar
variables sobre la base de que todas las demás permanecen
constantes; igualmente vincula relaciones mediante una
combinación proporcional.
Respecto a Erikson, su teoría nos parece
interesante cuando destaca la importancia del premio o
reconocimiento de parte del medio del cual forma parte el sujeto
para que logre una identidad normal. Esta teoría del
premio o reconocimiento lo encontramos también, en los
trabajos de B. F. Skinner y ha
permitido superar esa enfermiza creencia de que "la letra con
sangre
entra".
Asimismo, es relevante el hecho característico de
que en cada uno de los estadios evolutivos se presentan
desenlaces frente a un conflicto, lo cual nos recuerda la
concepción freudiana de que en cada una de las etapas del
desarrollo psicosexual del sujeto se presenta un conflicto que
repercutirá más tarde en la vida de una persona.
Respecto a Freud, debemos destacar que su trabajo
está identificado claramente con el género
masculino, lo cual se evidencia notoriamente cuando asigna el
nombre a la tercera etapa del desarrollo psicosexual en la
teorización por él planteada.
Estas etapas coinciden con las señaladas por la
evolución del desarrollo humano. Sin embargo, en lo que no
estamos de acuerdo con Freud es cuando sostiene que la libido es
instintiva; para nosotros el instinto es una forma de
comportamiento de los animales, por lo
tanto los humanos no tenemos instintos.
La contribución más importante al
desarrollo y comprensión de la psicología humana
viene dada por los trabajos de Piaget, puesto que no sólo
están referidos al estudio del desarrollo de la
inteligencia, sino que tienen un contenido
epistemológico.
En este enfoque, las operaciones que determinan el
conocimiento no son solamente el resultado de la relación
con los objetos (ya sean éstos físicos o sociales),
sino que se estructuran y se desarrollan por la acción o
actividad, comparación, ordenación y
clasificación de dichos objetos.
Para Piaget es un mito la
opinión clásica (a la que llama simplista) de que
todos nuestros conocimientos tienen un origen sensorial, a partir
de las sensaciones y percepciones y que no podemos
desdeñar la importancia de la deducción.
En este sentido, el ser humano presenta estructuras
biológicas, psicológicas, sociales y espirituales y
de ellas, las segundas, tienen su base en la inteligencia, la
cual ha quedado demostrado que se desarrolla a través de
ciertos estadios, es búsqueda permanente de un equilibrio
a partir del proceso de adaptación y sus componentes que
son la asimilación y la acomodación.
Sin proponérselo, Piaget sigue la
concepción gnoseológica fenomenológica de
Husserl, de que los conocimientos se construyen a partir de la
relación entre el objeto (quien ofrece datos) y lo que
pone el sujeto (de su interioridad).
En realidad, el pensamiento de Piaget es sumamente
complejo y de un alto rigor epistemológico, sin embargo,
el esfuerzo desplegado en este trabajo y cuyo fin consideramos
que se ha conseguido, ha radicado en construir una lectura apta
para todos, sea cual fuere la disciplina que
abarquen, a fin de que no encuentren dificultades en la
comprensión de las ideas que se han
desarrollado.
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Luis Bonilla Mercado,
Santiago Vásquez García
Segundo Gallardo Zamora, José Castañeda
Vergara
Docentes de la Universidad
Privada Antenor Orrego – Trujillo, Perú