Dentro del pueblo español
convivían distintas comunidades de diferentes creencias
religiosas, a pesar de ello, vivían en paz. Musulmanes y
judíos eran minoría pero estaban integradas a la
población cristiana.
Desde el año 711 los moros se habían
introducido en el territorio español sometiéndolo,
hasta que los cristianos se organizaron para liberarse y poner
fin a este poder
musulmán. Quienes sobrevivieron a estas luchas
continuarán con sus prácticas religiosas, lo que
provocó malestar entre los creyentes
cristianos.
Los judíos eran comerciantes ricos y
desempeñaban funciones que la
mayoría de los españoles no podían
desarrollar. Esto dio origen al desprecio y resentimiento que
sentían los cristianos hacia este pueblo, que sumado a las
grandes diferencias religiosas, produjeron hostilidades que
terminaron en gravísimos incidentes.
Ya en el año 1391, se desencadenaron
persecuciones contra los judíos en ciudades de gran
importancia como Sevilla, Barcelona, Valencia y
Toledo.
Los Reyes Católicos iniciaron una investigación sobre las prácticas
secretas de los judíos conversos, introdujeron la
inquisición en Castilla y pidieron una bula de
institución a Roma, utilizando
como ejemplo la Inquisición aragonesa que existía
desde el S. XIII, que estaba bajo la dependencia directa del
Papado. En los demás reinos, los responsables
eclesiásticos fueron los Obispos.
Desde un principio, la Inquisición fue un
instrumento centralizador de poder del que
se sirvió el Estado. En
1483, fue designado el Consejo de la General y Suprema
Inquisición para dirigirla.
Este consejo era supervisado por el Papa aunque, de
hecho, quien se benefició con el poderío
inquisitorial fue el Estado
español. Esto evidenció lo estrechamente
relacionados que estaban el poder
político en lo concerniente a la religión. Los reyes
tenían la autoridad de
designar y reemplazar a los inquisidores.
Los judaizantes fueron atacados, perseguidos y sus
bienes
confiscados. Aún los conversos fieles a su nueva religión eran
hostigados y tenían que vivir bajo un control
permanente. Los conversos que ocupaban lugares encumbrados dentro
de la aristocracia real también fueron
acosados.
Muchos judíos para evitar perder la vida se
exiliaron. Esta emigración masiva produjo un receso en la
economía
española, pues quienes se exiliaban eran fundamentalmente
ricos y llevaban consigo sus grandes fortunas. Los judíos
fueron la fuente principal de ingresos para la
Inquisición durante muchos años. Cuando
comenzó a mermar su número, la institución
se vio en serios problemas,
trató de encontrar una solución a esto, ya que las
multas y otros tipos de retenciones no le bastaban para
sobrevivir debido a que eran muy numerosos los miembros de la
compañía.
Se fueron instaurando nuevos tribunales en toda España,
que estaban limitados por las divisiones eclesiásticas. No
se establecieron sedes, pues la movilidad les proporcionaba mayor
eficiencia.
Esta primera etapa de la Inquisición fue
denominada "Inquisitio General", se trasladaban
todos los miembros del tribunal (17 a 22 personas) a todas las
ciudades que tenían que asistir. No en todos lados fueron
bien recibidas o aceptadas estas audiencias, surgieron
oposiciones que los Reyes Católicos se encargaron de
resolver ya sea con la imposición de la fuerza militar
o con ciertas concesiones y acuerdos.
La población morisca estaba integrada al reino
español y cuando los judíos empezaron a desaparecer
no escapó a la persecución del Santo Oficio. Los
moros fueron obligados a convertirse al cristianismo o
a exiliarse. Los que optaron por aceptar la religión cristiana,
continuaron realizando sus prácticas religiosas y sus
costumbres en secreto. Se crearon instituciones
para evangelizar desde pequeños a los musulmanes.
También fueron incentivados los matrimonios combinados
entre las dos religiones, pero
había una práctica muy difundida desde las
persecuciones de los judíos denominada limpieza o
pureza de sangre, que se oponía a este tipo de
uniones. Aunque se buscó la unidad religiosa, intentando
el asimilamiento de los musulmanes a la cristiandad, no se
logró.
Entre los años 1560 y 1568, el pueblo moro fue
perseguido más intensamente, pues la contienda contra los
ejércitos de Soliman el Magnífico recrudeció
y acabaron los acuerdos para tratar de poner fin a los
secuestros. Las regiones que no habían sido asoladas por
los enjuiciamientos inquisitoriales, comenzaron a ser visitadas
por los inquisidores.
En el año 1580, el reino de Portugal fue anexado
al de Castilla bajo el reinado de Felipe II. En Portugal, se
habían refugiado muchos judíos que escapaban de la
política
persecutoria de la Inquisición española, que hasta
la unificación habían vivido en `paz entre los
portugueses. Pero al instituirse una bula inquisitorial, copiando
la ya establecida en España,
comenzaron las persecuciones de los judíos. Esto
provocó una gran emigración (especialmente hacia
América). Los que quedaron, sobrevivieron a
las grandes conversiones forzadas y a las grandes cantidades de
dinero dadas a
la corona portuguesa.
A mediados del S. XVI las sedes de la Inquisición
se sedentadizaron y para que su buen funcionamiento continuase,
fue menester tener funcionarios que cumpliesen el rol de
informantes y realizaron tareas de control. Estos
asistentes de la institución eran denominados
"familiares" y actuaban como brazo secular de la
institución. Estas tareas eran cumplidas en un principio
por personas a las que se las designaba por su parentesco con los
inquisidores y pertenecían a lo llano del pueblo. Con el
tiempo, esta
situación cambió y comenzaron a formar parte de
esta institución como profesionales, caballeros e hidalgos
debido a los grandes beneficios que la función reportaba,
mayor reconocimiento, poder social,
poder
económico y la posibilidad de ir armados. Finalmente, este
organismo que fue creado para mantener la eficacia de los
tribunales, la fue perdiendo porque los intereses de los
funcionarios estaban dirigidos hacia su beneficio
propio.
El poder y la
independencia
de la Inquisición gozada durante el reinado de Carlos II
fue llevándola a consolidarse como un Estado dentro
de otro. Posteriormente, el Rey Carlos II volvió a
establecer el control de la
monarquía sobre la institución.
En el transcurso del S. XVIII surgió una
generación de funcionarios profesionales que generalmente
no eran religiosos, ya que habían realizados sus estudios
en una época en que lo religioso y lo civil se separaban.
Fueron ocupando puestos dentro del aparato estatal de
importancia. Para estos letrados, la Inquisición ya no
tenía ningún fin útil y la consideraban
perjudicial, puesto que impedía una buena relación
con el resto de Europa.
Tanto los Reyes Católicos como sus sucesores,
desde la eliminación de la Inquisición, la
utilizaron para llevar a cabo sus propósitos religiosos,
económicos y fundamentalmente políticos. Se
valían de esta para realizar tareas de control, lo que
permitía al estado
español tener minuciosa cuenta de todo lo que
ocurría en su reino.
En el curso del S. XVIII se comprobó la
decadencia e inutilidad de la Inquisición, que fue
suprimida durante la primera mitad del S. XIX.
Para desarrollar este tema nos basamos sobre tres ejes
fundamentales:
1) a: Ubicación en el espacio.
b: Ubicación en el tiempo.
c: Por quién estaba formada la
Inquisición?
2) a: Hacia quiénes fijaba sus investigaciones.
b: Sentencias que le daban su razón de
ser.
3) a: Aspectos políticos del Consejo.
b: Aspectos sociales del Consejo.
1a) El Establecimiento:
Los judíos eran demasiado ricos y habían
hecho fortuna demasiado rápido. Estaban en las finanzas
públicas, la medicina, las
letras, eran consejeros íntimos y muy escuchados del Rey y
los grandes Señores.
Los celos y el fanatismo religioso provocaron el odio.
Para salvar la vida muchos de ellos abrazaron obligatoriamente la
fe cristiana. Así, a finales de la Edad Media,
por incidentes sin importancia, se sucedieron oleadas de
persecuciones y el problema religioso se había convertido
en el más importante.
En 1467, dos conversos son quemados por practicar el
judaísmo. El prior del convento de Sevilla, Alonso de
Hojeda, que tenía mucha influencia sobre los Reyes
Católicos, descubre que se está judaizando
clandestinamente en Sevilla, Andalucía y el resto de
Castilla; por lo que los Reyes Católicos deciden
actuar.
Introducen la Inquisición en Castilla, tomando
como modelo la que
ya existía en Aragón y reclaman una bula
papal.
El 1º de noviembre de 1478 el papa Sixto IV
decidió el nombramiento de 2 o 3 eclesiásticos como
Inquisidores de Aragón y Castilla, dándole a los
Reyes el poder de
nombrarlos y destituirlos.
En las Cortes de Toledo (1480) figuran 4 grandes
consejos: Estado, Finanzas,
Castilla y Aragón, muy pronto haría su
aparición un quinto consejo.
En 1483, se establece en España el
Consejo de la Suprema y General Inquisición
formada por 4 eclesiásticos, uno de los cuales era el
Inquisidor General. El tribunal dependía mucho más
del rey que del Papa y era utilizado por este como instrumento
privilegiado de acción.
La Suprema y General Inquisición suscitó
reacciones en toda la Corona, pero se vio totalmente respaldada
por los reyes.
En 1485, se comete un error muy grave por parte de los
conversos en Zaragoza: el Inquisidor Pedro Alvés de Epila
fue asesinado en el altar mayor. Luego de la detención y
muerte de los
asesinos, se produce una gran redada de conversos que
destituyó para siempre su influencia social y política en la
administración de Aragón.
La Iglesia misma
reacciona contra el "imperialismo
jurisdiccional" de la Suprema, citamos el caso de Valencia donde
el clero local se rehusó porque el Inquisidor no
había sido nombrado por el Papa, ni designado por el
provincial de su orden, ni pertenecía a un monasterio de
Valencia.
Por todos lados se escuchaban las quejas por el secreto
de los testimonios y el abusivo sistema de
confiscación de bienes. Pero
tras la muerte de
Fernando, Carlos I corta todas las esperanzas al seguir con la
misma política que su antecesor.
La Suprema es un instrumento de la política real, un
freno para la acción de los fueros y un agente muy eficaz
para centralizar el reino, son demasiados motivos para que el
Santo Oficio no tenga muchos obstáculos para organizarse,
instalar sus tribunales por todo el reino y ocupar así el
espacio político y social.
1b) Ubicación temporal:
De 1480 a 1484 la Suprema instala sus tribunales
en Sevilla, Córdoba, Valencia, Ciudad Real, Jaén y
Zaragoza.
Luego vendría Truel, Barcelona (1486), Murcia
(1488), Valladolid, Cuenca, León y Palencia (1492). Hacia
1495, se habrán instalado 25 tribunales.
A comienzos del S. XVI, la actividad se derrumba porque
los judaizantes son muy pocos y los productos de
multas y confiscaciones son muy escasos.
La muerte de
Isabel la Católica y la separación de hecho entre
Castilla y Aragón obligan a respetar a la Suprema, las
nuevas fronteras por lo que en los primeros años del S.
XVI los tribunales se ven recluidos a 7.
En 1513, tras la conquista de Navarra, Fernando
instaló allí un tribunal, en 1520 le toca el turno
a Galicia pero los gallegos se resisten y habrá que
esperar hasta 1572.
Con algunos reordenamientos menores el medio
geográfico de 1560 se mantendrá hasta la
supresión de la Inquisición en 1820.
España
queda dividida en 15 distritos de los cuales 8 cubren entre 27 y
33.000 km2 y si bien se tiende a uniformar el espacio hay
excepciones ya que las Baleares tienen 5014 km2, las Canarias
7273 km2 y tres (Llerena, Zaragoza y Toledo) cubren entre 42 y
48.000 km2.
En el período de 1525-1530 las visitas son mucho
más frecuentes, el inquisidor que se ocupaba de los
conversos ya comienza a ver a los cristianos viejos permaneciendo
hasta un año en cada región por lo que el
Inquisidor está realmente en todas partes actuando y
utilizando sus poderes, es una realidad concreta a los ojos de la
gente.
A partir de 1575, el Inquisidor pararía
sólo 4 meses en cada región con una visita global y
aproximada, por lo que la Suprema prescinde del contacto con la
gente. La actividad se vuelve sedentaria y más
burocrática, ya que no se va a buscar al delincuente sino
que se lo espera.
1c) Los hombres de la
Inquisición:
Comenzaremos por los inquisidores, esos monstruos
que traen pesadillas y escalofríos, los que están
rodeados por una aureola negra y a quienes no se los ve de
ninguna manera como simples funcionarios.
La Inquisición Medieval la ejercieron los
domínicos. La Inquisición española bajo los
Reyes Católicos la comenzaron los domínicos. El
primer gran Inquisidor fue un dominico llamado
Torquemeda.
Sin embargo, los domínicos no dominaron nunca el
seno de la Suprema y su presencia en la cumbre fue muy
esporádica.
Si hablamos de los Inquisidores con minúscula, de
un total de 20 sólo 5 pertenecieron a la orden, por lo
cual está mal asociar a esa orden con la
Inquisición.
Si vemos a Toledo desde 1482 a 1598 los frailes
brillaban por su ausencia y de un total de 57 Inquisidores hay 41
licenciados y 14 doctores, por lo que el 96,5% son letrados en
carreras donde la teología, el derecho civil y
economía
son condición indispensable para dentrarse en la esfera
del poder.
La carrera está manifiesta: de un Colegio Mayor
Universitario se pasa a ser parte de una diócesis, luego
fiscal en el
Santo Oficio, tras ejercer como inquisidor en 2 o 3 tribunales.
Será llamado Consejo Supremo de la Inquisición,
luego lo elevaron al episcopado, presidir una Audiencia y la
distinción mayor presidir uno de los consejos del Reino,
de Estado, de
Indias, de Castilla.
Así vemos como la política y lo
religioso están muy unidos para ejercer el poder.
En la Universidad han
aprendido la violencia
intelectual, a formar clientelas y a lanzarse unos contra
otros.
Así viendo que no son monstruos ni santos los
veremos como hombres que suspenden la audiencia a la hora justa
no importa en que momento, ya que es ¡Hora de
Comer!.
Hombres que ambicionaron ascender más, llenos de
orgullo, de celos, de ostentación, de faltas de amor, que no
renunciaran a los placeres de la carne, con sus estupideces, eran
violentas y codiciosos.
Pero un Tribunal está compuesto por comisarios
(investigaban en las localidades alejadas de la Sede, eran
letrados, licenciados e incluso doctores), fiscales, asesores, un
alguacil (el que arresta a los sospechosos), 3 notarios, correos
(nuncios), un cobrador de multas y confiscaciones, un ordenanza y
un cirujano; en suma, alrededor de 20 personas por
tribunal.
Una mención especial se merecen los familiares
que son servidores laicos
del Santo Oficio al servicio del
tribunal por lo que se le prestan privilegios fiscales, el de
portar armas y
garantizar la pureza de los orígenes. Los primeros
familiares eran de la "plebe", estaban vistos como
informantes o espías, pero por los privilegios o el
poder en
ascenso de la Suprema pronto pasaron a ser caballeros, las
dificultades económicas hacen que se venda el
título de familiar en 1500 ducados (año 1561) con
lo que muchos cristianos nuevos se infiltrarán buscando
más su provecho que servir a la Suprema.
La Inquisición tiene una estructura
primordial de poder y es un
modelo de
centralización para el
Estado.
El vínculo del Consejo Supremo de la
Inquisición (cuyos miembros eran nombrados por el Rey) y
el gobierno de
España
era un vínculo orgánico ya que 2 miembros del
Consejo de Castilla asistían a sesiones de la Suprema, por
lo que conocían personalmente a los inquisidores de
provincias y así se seguía la coyuntura política y
religiosa.
También está claro el vínculo con
la Iglesia ya que
la mayoría de los inquisidores generales eran prelados con
cargo en su obispado o arzobispado.
El Consejo funcionaba con una jerarquía muy
estricta presidida por el Inquisidor General.
La suprema no vacilaba en controlar la actividad de la
propia sede como la de un inquisidor provincial. Así se
establecía un inspector (inquisidor de otra provincia) que
reunía testigos (casi todo el personal del
tribunal), la investigación demoraba meses y se utilizaba
un cuestionario
modelo de 49
preguntas. Luego del cual se elaboraba un informe, con el
cual el Consejo decidía la destitución, el cambio a la
permanencia. La Suprema también disponía de un
extraordinario archivo personal, muy
utilizado en el momento de hacer promociones o de
cortarlas.
1d) Los Medios:
Hasta 1530, los ingresos
económicos producidos por las multas y las confiscaciones
superaban ampliamente a los egresos.
Después de 1530 el déficit es constante
por lo que el Inquisidor General Valdés se encargó
de originar un ingreso permanente. A partir de acá, la
Inquisición se alimenta de los beneficios
eclesiásticos y de las Juras, obligación sobre una
renta de la Corona que comportaba un interés
anual.
La crisis
financiera y la necesidad de ampliar el campo de acción
ese para muchos el motor por el cual
a falta de judíos se recurra a los moriscos, a los
blasfemos y a tantos otros.
Así como la crisis
financiera favoreció la corrupción
en los tribunales y como ya citamos en el punto anterior, que la
venta del
título de familiares permitió la
infiltración de nuevos cristianos.
2a) Contra los Judíos:
Un equilibrio
militar y político entre los musulmanes y los cristianos
le daba la coexistencia en España a
una minoría laboriosa y privilegiada, que formaba la
burguesía urbana, comerciantes financieros, arrendatarios
de impuestos,
administradores y cajeros de la Corona: los
Judíos.
Sucedió que tras las Navas de Tolosa (1212) el
equilibrio se
rompió y el vencedor impuso su ley.
Las epidemias, la hambruna, las guerras y la
crisis
económicas de principios de S.
XIV encontraron el chivo expiatorio: Los
Judíos.
En 1391, en Sevilla perecen 4000 judíos y
tanto en Sevilla como en el resto del Reino donde había
barrios especiales habitados por judíos, estos debieron
hacerse bautizar para salvar sus vidas.
Los conversos vivían en el silencio y el temor
viéndose impotentes ante las detenciones, como fruto de
éste temor se produce el asesinato del eclesiástico
Pedro Alvés en Zaragoza. La reacción terminó
con la clase rica, cultivada y dirigente de esa
ciudad.
En Mallorca de 1488 a 1499 fueron ajusticiados 347
judíos.
En Valencia mataron a 15 en 1496 y 63 en 1499,
aquí familias enteras fueron quemadas y fue un duro golpe
para el medio intelectual fundamentalmente la medicina.
La sociedad
española seguía para la corona el criterio de
limpieza de sangre por lo que
se les rechazaba de las universidades, de las órdenes
militares y religiosas, no podían formar parte de la
Inquisición ni conseguir cargos
públicos.
Luego del reinado de Carlos I, quien no ejerció
una política
de persecución sistemática, es Felipe II quien
llevó a la hoguera entre 1566 y 1575 a 100 de 130 juzgados
en Alburquerque.
Así sin tener en cuenta a su rango social la
inquisición perseguía al infame y a sus
descendientes, provocando la desaparición de gremios
completos, por ejemplo, el de zapateros.
La Corona se une con Portugal y allí
también la Suprema dejará su marca, ya que en
Portugal residían muchos judíos que habían
escapado de España,
quienes ahora prefieren ahora prefieren ir a comerciar a las
Indias (México y
Lima) mediante el pago de 2.000.000 de ducados para
emigrar.
Con Felipe III, los de origen Portugués fueron
los principales afectados tras el proceso de
Andrés López de Fonseca, sin embargo con Felipe IV
la bancarrota financiera y la influencia de Duque de Olivares por
integrar los capitales de los marranos portugueses. Produjeron
una pugna dentro de la Corona que concluyó con el acuerdo
por el cual el Santo Oficio no debía interesarse por otra
cosa que por los capitales personales.
En los veinte últimos años de Felipe IV,
12000 familias se escaparon sin la ayuda financiera de los
judíos. España
estuvo en decadencia.
La abolición de la Inquisición a comienzos
del S. XIX dejó su estela de 4 siglos de
persecución. La huida y el exilio de 150.000 judíos
fue lo que dejó un vacío demográfico, un
desequilibrio económico en la manufactura,
el desmantelamiento comercial y financiero, la pérdida de
sus fuerzas más ricas y dinámicas, dejando en
España
una tensión social teñida de sangre y
odio.
2b) Los Moros:
La toma de Granada en 1492 puso término a
la Reconquista sobre el Islam. En las
capitulaciones de Granada los moros fueron aceptados como
súbditos de la Corona y podían ejercer su culto.
Pero el cardenal Cisneros adoptó una actitud firme
incluso brutal, que llevó a conversiones forzadas y
violentas sublevaciones, y lo que ofreció Cisneros a los
moros fue o el bautismo o el exilio.
Los que optaron por convertirse formaron una
minoría denominada "Moriscos".
Pero con Felipe III la monarquía tomó la
decisión de la expulsión a principios del S.
XVII en varias operaciones. Las
intolerancias fueron enseguida adoptadas en el reino de
Aragón.
Las observaciones que delataban al morisco
concernían en prescripciones alimenticias, abstenerse al
vino y la carne de cerdo. El rezo corámico (la
oración 5 veces al día) fue el más observado
y muchos lo respetaban hasta en la cárcel. Luego
siguió el Radamon (ayunaban durante el día, durante
1 mes y sólo comían en las noches). Se
identificaban por su lengua, sus
nombres, apellido o sobrenombre de origen
árabe.
Un morisco no podía disimular su pertenencia al
Islam y los
matrimonios se hacían difíciles entre
cónyuges de una y otra religión.
También en las cárceles se formaban grupos
antagónicos. Así los moriscos hacían cruces
con briznas de paja que después pisoteaban, mientras que
los cristianos sentían un maligno placer en freír y
comer públicamente carne de cerdo.
Los moriscos rechazaban por completo la
institución eclesiástica, el matrimonio, la
confesión y la eucaristía. Se desataban duras
polémicas por la santísima trinidad, la virginidad
de María, las estatuas, las imágenes y
las cruces.
La mayoría de los cristianos eran hostiles a los
moriscos por desprecio (eran demasiado prolíficos,
laboriosos y avaros), por miedo (a la insurrección y a los
piratas norafricanos) y por odio (los cristianos que
volvían a España
contaban las atrocidades a las que fueron sometidos durante su
cautiverio).
Los inquisidores les aplicaban 2 tipos de tratamiento,
la "reconciliación", acompañada de la
confiscación de todos los bienes del
acusado o la pena capital, no
muy común en comparación con los judíos y
protestantes, los principales afectados eran los jefes
religiosos.
Las principales oleadas de persecución hacia los
moriscos se sucedieron con Cisneros, luego en la rebelión
de Granada 1568-1570 y la expulsión general de 1609-1614.
Persecuciones que obedecían a la falta de dinero en la
Suprema y al interés de
conducirlos a la verdadera fe.
3) Contra las luces:
Como ya hemos expuesto en el Punto 1, los
inquisidores eran hombres que hacían carrera en el aparato
del Estado.
Sucedió que a mediados del S. XVIII una nueva
generación de letrados llegó al poder y se produjo
en España
una laicización de las letras, de las carreras
administrativas y de la política.
En el reinado de Felipe V se introduce el modelo
administrativo francés y los hombres que iban a ocupar la
escena política no tienen vínculos con la
Iglesia.
La Suprema ya no encuentra judíos, musulmanes, ni
protestantes, ahora se busca a los quietistas y los
jainistas.
Los "Modernizadores de España" le darán a la Suprema la
estoicada mortal. A principios del S.
XVIII las obras del conde de Aranda, de Capomanes, de Jovellanos,
de Voltaire,
cuestionaban duramente a la Inquisición,
mostrándola como fiel exponente "del fanatismo
ibérico".
Cuando el Inquisidor General Bonifaz condenó la
publicación de "La Exposición de la Doctrina
Cristiana" del poeta Mesenguy el 14 de junio de 1761. El rey
reaccionó enérgicamente y el 18 de enero de 1762
publicó la cédula por la cual subordinó a la
Suprema a la aprobación del monarca antes de cualquier
veredicto aclarando que el Rey podrá esclarecer, reformar,
limitar y hasta suprimir a la Suprema si era necesario. La
Inquisición reaccionó con su último gran
proceso, que
fue el realizado contra Olavide. Blanco ideal por estar en el
círculo de confianza del Rey y sus ministros, lo utilizan
para hacer una advertencia: lo persiguen, lo obligan al exilio
donde muere en 1803, habiendo renunciado a sus ideas ilustradas.
La disputa terminará con las supresiones de 1812, 1834 y
1843 que legalizan la muerte de
una institución ya inútil para el Estado y la
sociedad
española.
3) En el monumento a Lincoln, en Washington, hay
esculpido un texto del
presidente sobre la guerra de los
Estados
Unidos: "Ambos bandos leían la misma Biblia, ambos
rezaban al mismo Dios, y de él esperaban la victoria para
sus ejércitos y la derrota de sus
contrarios".
La historia encuentra
allí una de las manipulaciones más tristes a las
que el hombre ha
sometido a Dios, más tristes, es decir, que no halla sido
la única.
3a) La Inquisición al servicio del
Rey:
Fernando el Católico apoyó a fondo
el establecimiento de la Inquisición contra sus
súbditos y contra el Papa (ver punto 1a), apoyo que la
Suprema recibe del Rey desde su fundación hasta su
supresión.
La primera gran intervención del Santo Oficio fue
en 1527 debido a la multitud de casos de hechicería en
Navarra. Los principales damnificados son los que están
identificados con el partido navarro que se oponían a la
unión de las 2 Coronas: Castilla y Aragón (que de
hecho se habían unido en 1512).
La Inquisición reprime a los moriscos de
Zaragoza, Valencia y Granada, porque Felipe II dirigía su
política
contra los turcos y los berberiscos en el Mediterráneo y
el Santo Oficio aseguraba así que hubiese alianza con los
islámicos de la Península.
Cuando Felipe II descubre que su consejero Antonio
Pérez es un monstruo, éste se refugia en
Aragón, donde lo protegen los fueros. Recurre a la
Suprema, quien lo arresta por haber descubierto en el ciertas
palabras heréticas.
En la sublevación de Cataluña en 1640 el
Inquisidor General recomendó proceder contra los rebeldes.
Durante la guerra de
Sucesión de 1702 a 1714 la Suprema persiguió a los
que no seguían a Felipe II. En 1606, la ciudad de Medina
del Campo confió al Santo Oficio la represión de
las exportaciones
clandestinas y la fabricación de moneda.
Sobran pruebas para
demostrar que la Suprema es un instrumento privilegiado de
acción al servicio del
Rey. Veamos ahora la coordinación con la política del estado y los
demás consejos:
En 1572, después de Lepanto, la Corona se decide
a formar una flota de galeras y renovar su mano de obra, acto
seguido la Suprema conmuta la pena de galeras a perpetuidad la
condena a muerte.
En 1609 se firma la paz con Inglaterra, los
casos de herejía que afectan a los ingleses son absueltos
o sobreseídos indulgencia de la que no gozaban los
franceses ante el mismo delito.
El conde-duque de Olivares con el cómodo de
Felipe IV se apoya financieramente en los conversos portugueses,
quienes por 30 años se ven libres de la suprema, cuando
Olivares se debilita cae sobre los portugueses con todo el peso
de su poder.
La Suprema era la policía política,
principalmente en las fronteras de España, donde
controlaba a los extranjeros. También la Suprema
abría sus archivos cuando
alguien debía ocupar un puesto.
Así sucedían las relaciones hasta principios del
Siglo XVIII.
3b) La Inquisición y la
Sociedad:
Engrosaban las cárceles y alimentaban las
hogueras Arzobispos, doctores, aldeanos, nobles, judíos,
moriscos, inquisidores, comerciantes, campesinos, alguaciles,
convertidos, esclavos, soldados, estudiantes, hombres de leyes, pastores,
Protestantes y Cristianos, viejos, hombres y mujeres. Todo lo
justificaba la unificación religiosa y el control que el
reino debía ejercer y hacer sentir con sus actos de fe
desde el más influyente hasta el más infeliz de sus
súbditos, control social
que ejerció gracias a la casi completa ocupación
del territorio, el prestigio de la institución y el terror
sagrado que suscitaba.
Una justicia en la
calle sostenida por confesiones espontáneas y la
delación que se protegía en el secreto de los
testimonios, que se estableció en el Siglo XII, tras el
sistemas de
visitas, una identificación con lo propio trajo el odio al
judío, al protestante y al morisco al ser hereje y
merecedor de castigo todo lo extranjero.
Pero los fines no justificarían al temor como
medio y la denuncia a mi vecino como instrumento.
"Ha oído decir o ha visto hacer a alguien,
sea vivo o muerto, presente o ausente, palabras o actos
heréticos, sospechosos, erróneos, temerarios,
malsonantes, escandalosos o blasfematorios". (Bennassar,
Cap II, pág. 53).
"En el edicto de 1706 se ordenó que los
penitentes denunciaran a los amos que les hubieran dicho en el
confesionario que Felipe V no era el soberano
legítimo". (Bennassar, Cap. XI, pág.
328).
Tales instrumentos no producen el orden sino el silencio
y la parálisis del miedo.
No producen la unificación, sino el
individualismo de la supervivencia. No producen la
devoción fiel a Dios del Amor sino que
sujetan por el miedo a ser distinto y eliminado en una esclavitud a un
Dios de muerte.
1500 años antes de estos acontecimientos, alguien
había dicho que llegaría el tiempo en que los
asesinarían pensando que con esto le rinden tributo a
Dios.
Autor:
Paola Grinberg