" Dejé mis cobijas y anduve
entre el monte hasta llegar hasta la orilla de la playa. ¡
Que panorama! ¡Todo un mar encerrado! Dije entre mí:
si por la mañana encuentro un canal de entrada profundo y
seguro desde
el Golfo de California, aquí sobre esta bahía,
será el sitio de una gran ciudad metropolitana. Sobre este
mar, en donde no se encuentra hoy una vela, navegarán los
barcos de todas las naciones y sobre estas llanuras
vivirán felices muchas familias. El australiano
llegará hasta aquí para encontrarse con el europeo,
que vendrá cruzando el continente por ferrocarril desde el
Atlántico".
Albert K. Owen ( 1872 )
A principios del
siglo XIX, los reformadores europeos, buscando implantar sus
teorías
sociales, lejos de la influencia de la vieja sociedad
europea, conservadora y tradicionalista, emigraron a los EE.UU.
De esta manera, llegaron al continente americano las corrientes
de pensamiento
filosófico y la
organización social más avanzadas de la
época.
Así llegaron todas las sectas derivados del
protestantismo, con los irlandeses arribó el catolicismo,
llegaron también los grupos de
librepensadores discípulos de los enciclopedistas, los
utopistas y demás reformadores.
Fue entonces que se iniciaron los primeros ensayos de
socialismo
utópico, tales como la comunidad
New harmony de Robert Owen (1826);
Icaria de Etiene Cabet (1848) y
Oneida de John Humprhey Noyes (1840). Surgió
también un movimiento de
contenido religioso llamado Evangelio Social Cristiano o
Social Gospel que " proponía la
fundación de comunidades o asociaciones en donde se
practicara la hermandad entre los hombres, el amor en vez
de la competencia y la
rivalidad, la ayuda mutua y la cooperación en lugar de la
lucha por la existencia…; se proponía la
huída hacia las localidades más alejadas de las
grandes urbes donde los problemas
aparecían con brutalidad descarnada, para organizar una
vida cristiana de acuerdo con el modelo
patriarcal" ( Gill 1982)
El movimiento utopista buscaba la solución a los
problemas
sociales en el falansterio * , en el aislamiento, en
la fuga y el refugio en el desierto, mientras que los
materialistas preconizaban la lucha enfrentándose a la
realidad y al capitalismo en
las fábricas de las grandes urbes.
El triunfo del norte sobre el sur, en la guerra de
secesión de EE.UU. fue el triunfo del capitalismo sobre el
feudalismo. El
capitalismo industrial se hallaba en pleno período de
expansión por lo que era necesario explorar las
posibilidades económicas de los estados del sur, es decir
rumbo a México.
El primer paso consistía entonces en abrir rutas
de penetración económica y política,
aprovechando la invención del ferrocarril..
Un grupo de
inversionistas, dueños del Ferrocarril Denver- Río
Grande , concibieron la idea de construir una línea
férrea desde un punto de la frontera sur
con México, hasta el centro de la República
Mexicana, para lo que organizaron una expedición para
localizar el trazo del futuro ferrocarril. Participaron en ella
el Gral. William J. Palmer, Mr. H.C. Hunt, Gobernador de Colorado
y un grupo de técnicos en la materia.
Partieron en 1870 de Colorado Springs, pasando por Santa
Fe, El Paso y Chihuahua para dar por terminado su periplo en
Querétaro.
El resultado de la gira fue tan satisfactorio que
decidieron planear la construcción de una línea que
también uniera el centro de México con su
país, pero por el pacífico. Comisionaron para
explorar la ruta al Ingeniero Albert K. Owen, un joven de 23
años, pero con experiencia en la construcción de
ferrocarriles.
De Querétaro, Owen marchó solo hacia el
pacífico recorriendo toda la costa durante un año,
tiempo en el
cual aprendió español y
entabló amistad con un
joven general mexicano llamado Manuel González. En 1871
llegó a Mazatlán donde se entrevistó con el
Cónsul de su país Benjamín R. Carman, a
quien le confió sus planes. Carman le habló de un
lugar mas al norte, donde unos mineros norteamericanos que
tratando de regresar a su país por mar, siguieron durante
días una recua de mulas cargadas de oro hasta
tropezarse con un hermoso puerto, rodeado de altas
montañas y " resguardado de todos los vientos" donde las
mulas fueron descargadas a un barco contrabandista, que
zarpó rápidamente a Inglaterra,
burlando al fisco.
Un año después, al anochecer del 28 de
septiembre de 1872, Owen en compañía del Ing. Fred
G. Fitch, después de recorrer a caballo 300
kilómetros, llegó a la bahía que Carman le
había descrito y que los nativos llamaban Ohuira ( lugar
encantado en lengua
cahíta). Owen no pudo dormir esa noche y despertó
para quedar deslumbrado por el lugar, el reflejo de la luna sobre
el agua de la
bahía era un espectáculo impresionante, al frente
el mar tranquilo y hacia atrás una planicie inmensa y una
soledad sin fin.
Se imaginó la bahía cruzada por barcos de
todo el mundo, y en la planicie una gran ciudad rodeada de
chimeneas de fábricas, una urbe moderna, como la mas
moderna de su país, con parques y alamedas y edificios de
muchos pisos donde habitara una multitud cosmopolita.
Se olvidó del proyecto original
del ferrocarril del pacífico, ahora su proyecto
tendría otro sesgo; arrancaría del dentro de USA,
probablemente de Kansas, cruzaría Missouri y Texas para
luego cruzar la Sierra Madre occidental hasta llegar a
Topolobampo, acortando 600 millas de distancia y abaratando el
costo de el flete
de las mercancías.
Había encontrado lo que buscaba: un gran puerto
de condiciones excepcionales para el tráfico
marítimo internacional. Si aquel mar interior tuviera una
salida al golfo de california – se dijo a si mismo –
Topolobampo sería el asiento de una metrópoli
internacional, una puerta natural que comunicaría al
oriente con el occidente, un sitio perfecto para el intercambio
comercial entre todos los pueblos del mundo.
En aquella época, el comercio
marítimo entre el Atlántico y el Pacífico se
realizaba por el Cabo de Hornos, pues todavía no se
abría el Canal de Panamá.,
por lo que un ferrocarril saliendo desde Kansas City y que
terminara en Topolobampo, ahorraría 600 millas de
distancia entre las zonas industriales del centro y este de USA y
el océano pacífico.
Se comisionó a Fitch para que levantara los
planos de aquellas tierras, en tanto que Owen viajaba a su
país en busca de dinero para el
financiamiento
de su fantástica obra.. Pasó siete años en
busca de dinero con resultados infructuosos, hasta que en 1879 se
presentó ante Porfirio Díaz para presentarle su
proyecto, quien aceptó sus planes y le otorgó las
concesiones correspondientes, pero no pudo concretar nada por
múltiples razones, entre ellas un naufragio en las costas
del golfo de México del que milagrosamente salió
vivo.
No fue hasta 1882 cuando ocupó la presidencia su
viejo amigo Gral. Manuel González, que obtuvo la
concesión para construir un ferrocarril y construir su
soñada ciudad utópica.
Hasta entonces pudo echar a andar su idea. Fitch
trazó el proyecto de la ciudad a la que llamó
Carman City, en honor al
cónsul que le había dado a conocer el lugar, pero a
Owen no le gustó y cambió el proyecto a un estilo
mas españolizado, con plazas y calles transversales y le
cambió el nombre a Ciudad González,
en honor a su amigo y protector y cuando Díaz
perdió el poder y con
él el de González, le cambió el nombre a
Pacific City.
Owen organizó entonces el reclutamiento
de los colonos de su ciudad ideal, con el llegaron obreros,
artesanos, agricultores, artistas, científicos,
profesionistas, catedráticos universitarios, maestros de
escuela,
periodistas, y hasta políticos. El ensayo de
Owen no se basaba solamente en la buena voluntad de los miembros
de la comunidad, sino que se apoyaba en una estructura
semicapitalista, en una sociedad llamada The Credit Foncier
of Sinaloa, que lanzó acciones al
mercado, pensando
que algún día podrían cotizarse en la
bolsa de
valores.
El plan de Owen
consistía en la organización de la sociedad, sobre la base
de la supresión de la propiedad
privada de la tierra y de
los medios de
producción, la supresión de la
moneda, sustituyéndola por una emisión de "crédito
por el trabajo".
Las casas se construirían de manera colectiva, y
poseídos a perpetuidad, se construirían
también caminos, escuelas, hospitales, bibliotecas,
universidades, fábricas, sistemas de
irrigación, etc.Los colonos producirían todo lo
necesario para subsistir y los sobrantes serían
exportados.
El ferrocarril a través de la Sierra de Chihuahua
sería construido por todos y sería operado
también de manera colectiva.
Topolobampo sería una ciudad de trabajo donde
quedarían excluidos los holgazanes, cada colono
haría el trabajo que le señalara el Consejo de
Administración de la colonia, de acuerdo a
sus facultades., dentro de los límites de
la ciudad, no se permitiría el establecimiento de empresas
dedicadas a la explotación el trabajo manual o el
esfuerzo intelectual ajeno. Las salas de conferencias
podrían ser utilizadas por predicadores de todas las
doctrinas sociales.
Las operaciones
comerciales e industriales podrían realizarse con bonos de la
Credit Foncier. La religión sería
un asunto privado da cada individuo.
Todo pertenecería a todos: fábricas, talleres,
comercios, teatros, los servicios
públicos serían administrados por la
colectividad, en beneficio de todos.
Todas las actividades estarían regidas por diez
departamentos administrativos:
1.- escuelas,
2.- calles y jardines,
3.- restaurantes comunales,
4.- mercados y
comercio,
5.- teatros y salas de conferencias,
6.- agricultura,
7.- muelles y almacenes,
8.- orden económico interno,
9.- orden económico externo,
10.- relaciones con el gobierno
mexicano.
Los jefes de cada departamento formarían el
Consejo de Administración de la comunidad y
podrían ser removidos en cualquier momento.
The Credit Founcier of Sinaloa
lanzó al Mercado 200, 000 acciones de 10 dólares
cada una, donde cada una correspondía a otros tantos "
créditos al trabajo".
Para dar a conocer sus ideas, Owen fundó el
periódico The Credit Founcier of Sinaloa
, que se editaba en Hammonton, New Jersey. La
publicación tuvo efectos positivos para Owen, y muchas
familias liquidaron sus negocios para
adquirir acciones de The Credit Founcier of
Sinaloa. Y empezaron a llegar a Pacific
City los primeros contingentes de colonos. Owen se
desconcertó, no tenía previsto tal éxito
de su aventura y la ciudad no estaba preparada con servicios como
agua, casas,
etc.
La gente improvisó chozas y empezaron a traer
agua desde varias millas de distancia, unos organizaron la
escuela y el geólogo Edwards Daniels organizó la
Academia de Ciencias de
Topolobampo donde estudiaba y clasificaba la flora y la fauna local. Los
indígenas veían con simpatía la labor de los
colonos y les ayudaban en lo que podían.
Para prevenir una crisis de
alimentos, los
colonos le rentaron a Don Zacarías Ochoa, un rico
hacendado de los Mochis, mil acres en el predio La Logia
localizado cerca del poblado y algunos colonos se trasladaron al
lugar a ocuparse en la agricultura.
Con el tiempo La Logia se convirtió en el
corazón
de la colonia, llegando a incluso a darse una verdadera
cooperación entre los colonos y los hacendados vecinos.
Incluso Don Porfirio Díaz le recomendó al
Gobernador de Sinaloa; Mariano Martínez de Castro ayudar a
los colonos en lo que fuera posible.
La flamante sociedad sin clases progresaba. Las instituciones
culturales florecieron como el Liceo de la Juventud, El
Centro Cultural de las Damas, el Garden Club, la Sociedad
Pomológica y un grupo de Teatro.
En marzo de 1889 se inició una nueva etapa en la
vida de la colonia, con la llegada de Christian B. Hoffman, un
próspero industrial de Kansas que se mostró
interesado en la reforma social. La presencia de Hoffman dio un
nuevo impulso a la colonia, se realizaron obras de
irrigación, y se crearon industrias
adaptables al medio.
Owen había conseguido del gobierno mexicano una
concesión para construir un canal y extraer agua del
Río Fuerte, entre él y el Ing. Eugen A.H. Tays
planearon el proyecto de canal al que llamaron Los Tastes. Mismo
que los colonos construyeron a pico y pala.
El día 2 de julio de 1892, el Ing. Tays
abrió la compuerta del canal y ese día que
debió haber sido el principio de la consolidación
de la comunidad, fue en realidad el principio del fin de la
utopía. El germen del capitalismo que había
introducido Hoffman se empezaba a desarrollar.
El grupo que llegó con él, planteó
el problema de la propiedad individual de la tierra. Y
exigían la revisión del programa de
"integral cooperatión". Owen se opuso
terminantemente y sus partidarios se agruparon en la parte baja
del canal. Los partidarios de Hoffman se habían reservado
1,700 acres que dividieron en parcelas de 5 a 40 acres
.
Los partidarios de Hoffman llamaron "santos" a los de
Owen y éstos a su vez llamaron " Kikers" a los de Hoffman.
Las dificultades entre los grupos se agravaron cuando se dio la
polémica de quien debería de administrar las aguas
del canal y las cuotas que deberían de pagar cada grupo.
Las dificultades de la colonia trascendieron al mundo y el
millonario suizo Michael Flurscheim, propuso una reunión
en Nueva York para lograr un entendimiento.
Owen insistía en mantener el control de la
tierra y el agua, puesto que el era el concesionario. Ante su
intransigencia Hoffman decidió abandonar la colonia.
Vendió sus acciones y no volvió a ocuparse de
ella.
Mientras tanto, otros problemas se sumaban a los ya
existentes, el canal había sido construido defectuosamente
y el agua no fluía por la compuerta por lo que se tuvo que
instalar una bomba. La situación se complicaba y los
colonos no soportaban la presión.
Un nuevo percance les ocurrió a los colonos en
1893, habiendo instalado un aserradero, decidieron construir sus
casas al estilo norteamericano, por lo que decidieron transportar
1,075 troncos desde la sierra a través de la corriente del
río Fuerte, pero estos no pudieron ser controlados y
pararon en las aguas del Golfo de California. Además de
estos problemas, las pugnas entre los "kikers" y los "santos" se
agravaban .
Una última calamidad se abatió sobre los
colonos, cuando habían entregado a Owen el dinero para
que pagara al gobierno mexicano las tierras ocupadas, pero este
que tenía una urgencia de dinero para la
construcción del ferrocarril, no hizo el pago respectivo y
como no la habían pagado el gobierno se la adjudicó
a Benjamín Francis Johnston, quien fue en ultima instancia
quien al poco tiempo acabó y se benefició con la
utopía socialista.
Los colonos una vez que perdieron sus tierras,
emprendieron el viaje de regreso a su país y algunos de
ellos se quedaron en esas tierras adaptándose a la forma
de vida de los mexicanos y dando origen a muchas familias que hoy
en día pueblan esa región.
El geólogo Eduards Daniels explicó alguna
vez la razón del fracaso de la utopía " La
dificultad central de la colonia socialista de Topolobampo
consistió en que allí había demasiados
intelectuales;
muchos planeadores y muy pocos trabajadores"
Owen fue el último de su estirpe. Su experimento
murió con el siglo, heredando a las nuevas generaciones la
lección objetiva de su fracaso. Con el de Topolobampo se
cerraba el ciclo de las utopías montadas por el socialismo
cristiano y se entraba plenamente en el siglo del materialismo y
del socialismo científico.
Los objetivos
iniciales de la colonización del valle del Fuerte fueron
los de abrir tierras a la agricultura, construir un ferrocarril
transcontinental que uniera la costa atlántica
norteamericana con el Pacífico y la apertura de un puerto
comercial. Aunque el proyecto fracasó, pues ni el
ferrocarril ni el puerto se concluyeron, el trabajo de los
colonos heredó condiciones para un crecimiento
agrícola que transformó la región en pocos
años.
El carácter utópico de esta empresa no solo
estribó en la inviabilidad económica de sus metas,
sino en la ideología igualitaria y la
organización cooperativista en que se sostuvo. No
sólo buscaba la eficacia
productiva con la colonización del Valle, sino la distribución equitativa de los frutos del
trabajo, un proyecto cultural y educativo integral, en fin, una
propuesta social que se inscribe en las corrientes del socialismo
utópico.
La colonia socialista dejó una herencia
importante en la región: una cultura del
trabajo, una incipiente infraestructura agrícola, el
acondicionamiento del puerto de Topolobampo, pero sobre todo una
ilusión de grandeza de los norteños de Sinaloa, que
un siglo después desenterraron la utopía y
convirtieron en el valle del Fuerte en una de las zonas
agrícolas mas productivas del país.
(1847 – 1916 )
Albert K Owen nació el 20 de mayo de 1847 en
Chester, Delaware Country, Pennsilvania. Hijo de Harriet Moffit y
del doctor cuáquero Joshua K Owen que había servido
como jefe de Cirujanos en el cuerpo de Voluntarios durante la
guerra civil a las órdenes del Gral. Ben Butler. Joshua K.
Owen había sido amigo de Abraham Lincoln y del Gral.
Ulises S. Grant. Fue criado en el seno de un hogar
cuáquero, donde siempre se habló de fraternidad
humana y de desprecio a los valores
materiales
frente a los espirituales.
Había en su hogar una gran biblioteca con
libros
científicos y religiosos, un piano, un parque privado
donde la familia
Owen mimaba abejas y flores, árboles
y pájaros y un acuario donde los peces y las
plantas marinas
provocaban dulces disquisiciones sobre la creación del
mundo.
Al quedar viudo su padre llevó consigo a sus dos
hijos –Albert y Alfred– a través del territorio
norteamericano, ya fuese en los campos de batalla durante las
ofensivas del ejército del norte o en el territorio de los
indios, durante las expediciones de conquista del
oeste.
Antes de los 15 años Albert K supo de las
jornadas mortales a través de los desiertos ; de las
noches frías pasadas al pié de los cactos, sobre el
suelo
traicionero plagado de serpientes venenosas, escorpiones y
tarántulas, escuchando a su alrededor el aullido de los
coyotes y las narraciones de los soldados acerca de las
crueldades de los indios sioux, kiowas, navajos y comanches,
coleccionadores de cabelleras rubias.
El muchacho de 10 años acompañó a
su padre en los combates, incorporado al ejército del
Potomac ; participó en la ofensiva del Gral Grant
sobre Richmond y en la captura del ejército rebelde del
Gral Robert E Lee. En sus primeros años la educación de
Albert K estuvo al cuidado de su padre. Posteriormente, al
terminar la guerra, fue enviado a estudiar a Pennsilvania donde
cursó la carrera de ingeniero civil. En abril de 1866 el
padre y sus hijos embarcaron para Europa en viaje
de estudio.
Recorrieron todos los países europeos y parte del
cercano Oriente. Tres mil millas de esta peregrinación
fueron cubiertas a pie "para observar mejor la vida de los
pueblos que visitaban". El padre y Alfred regresaron a los EE UU
pero Albert K decidió quedarse para visitar detenidamente,
a pie, por supuesto, Inglaterra, Irlanda y Escocia. Dos meses
más tarde regresaba a los EE UU para iniciar, a los 19
años de edad, sus actividades profesionales como Jefe de
Planeación del ferrocarril de Chester
Creek. Poco después se le encomendaba la
realización del Plano Regulador de la ciudad de Chester lo
que le permitió adquirir experiencia en los problemas de
urbanización.
De allí Albert K pasó a Colorado para
encargarse del trazo del ferrocarril Clear Creck Canyon. Su
capacidad, su talento y su magnética personalidad
atrajeron la atención de los magnates ferrocarrileros
que lo incorporaron a la expedición organizada para abril
rutas en México. En 1875 Albert K conoció en New
Jersey al matrimonio Edward
y Marie Howland, socialistas, discípulos del utopista
Francois Fourier, que habían residido muchos años
en París e, inclusive, habían participado en
algunos de los falansterios comunalistas creados en Francia a
mediados del siglo XIX.
El matrimonio Howland inició a Owen en los
misterios de la nueva filosofía social. Las bellas
teorías encontraron un campo abonado en la mente fecunda
del inquieto constructor de ferrocarriles. Albert K a partir de
entonces bebió literalmente en todas las fuentes del
pensamiento social de la época ; es indudable que
conoció el marxismo y las
obras de Engels, así como las de los socialistas
cristianos, pero no se decidió por ninguna de esas
doctrinas sino que prefirió construir su propia
filosofía. Owen, pese a su tesis de
cooperación era rabiosamente individualista.
Sus estudios, sus observaciones, sus deducciones, dieron
como fruto un libro,
Integral Co-operation, en el que presentaba su plan para
reorganizar la sociedad, consistente en sustituir el sistema de libre
empresa por el de la cooperación integral.
Owen sostenía que los dos problemas principales
de la organización social eran el de la producción
y el de la distribución y que los dos deberían ser
sueltos simultáneamente ; la misión de
los socialistas __decía__ debe ser la de llevar al
ánimo del pueblo y de todas las clases
sociales la convicción de que en la resolución
del segundo término del problema (la distribución)
está el secreto del éxito y que para ello es
necesario fundar industrias cooperativas
y, en general, imponer un orden de equidad en
todos los asuntos de la humanidad. Influído evidentemente
por su maestro, Robert Owen, Albert K estuvo convencido desde el
principio, como antecesor, de que México era el sitio
ideal para poner en práctica su teoría,
pero en todo México no había un lugar más
adecuado para su proyecto que Topolobampo, donde se podría
disponer de un suelo virgen cruzando por el poderoso río
Fuerte, de la riqueza de la sierra de Chihuahua, de un buen
clima y, sobre
todo, se estaría lejos de las influencias perturbadoras de
los grandes centros comerciales y políticos del
mundo.
Murió tranquilamente en Nueva York en 1916,
mientras cultivaba rosas en su
jardín.
FALANSTERIO:
(fr. phalantère)
m. En el furierismo, alojamiento de una
falange.
2 p. ext. Alojamiento colectivo para numerosa
gente.
Furierismo:
m. Utopía social de Fourier (1772-1837) que,
basándose en la atracción ejercida entre los
hombres por las pasiones, aspira a una organización
armónica de la sociedad, resultante de la
combinación de las mismas libremente satisfechas.
El núcleo social de este sistema es la falange, conjunto
de individuos que, reunidos de acuerdo con sus inclinaciones,
habitan un falansterio.
falange
(gr. phálanx; doble etim. palanca)
f. Cuerpo de infantería de los griegos, pesadamente armada
y formada en líneas compactas.
2 Cuerpo de tropas numeroso.
3 fig. Conjunto numeroso de personas unidas en cierto orden
para un mismo fin.
4 anat. Hueso largo y pequeño de los dedos de la
mano o del pie; esp., el que se articula con el metacarpiano o
metatarsiano: primera, segunda y tercera ~, falange, falangina y
falangeta.
Gill Mario, 1983. La
Conquista del Valle del Fuerte. Universidad
Autónoma de Sinaloa. Colección Rescate
Ibarra Escobar Guillermo, 1994.
Contribuciones a la Historia del Noroccidente
Mexicano. Universidad Autónoma de Sinaloa.
Memoria del
VIII Congreso Nacional de Historia Regional
Nakayama Antonio, 1982. Sinaloa, un
bosquejo de su historia. Congreso del Estado de
Sinaloa y Confederación de Asociaciones Agrícolas
del estado de Sinaloa.
Sinagawa Montoya Herberto, 1986. Sinaloa,
Historia y Destino. Editorial Cahita, Culiacán,
Sinaloa.
Por:
Ignacio Lagarda Lagarda