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La Guerra de las Colas. Vistas por el presidente de PEPSI Roger Enrico




Enviado por zimbron01




    La Guerra de
    las Colas. Vistas por el presidente de PEPSI Roger
    Enrico

    1. "El paso más seguro que
      jamás se dio"
    2. Para los que piensan como
      jóvenes.
    3. Aprendiendo a
      dirigir
    4. La guerra de los 180
      días
    5. En busca del terreno
      alto
    6. Uña y
      carne
    7. Cuando uno quiere una
      estrella…
    8. Un mensaje para
      Michael
    9. La voz de una Nueva
      Generación
    10. Nivelando la
      cancha
    11. Tomamos la
      delantera
    12. Ruleta de
      celebridades
    13. Dulce
      venganza
    14. "Los hemos lastimado
      mucho"
    15. Sobre las
      olas
    16. A cielo
      despejado
    17. Conclusiones
    18. Bibliografía

    Introducción.

    "La Guerra de las Colas" es un libro escrito
    por Roger Enrico, Presidente de PEPSI, quién narra,
    según su respetable punto de vista, como llegó a
    convertirse en un joven guerrero que incitó e
    invitó a la batalla a toda la
    organización, aprovechando la oportunidad en la que su
    principal enemigo estaba dormido.

    La obra que bien pudiera considerarse una guía
    para todos aquellos administradores que aspiramos a dirigir una
    organización, consta de 16
    capítulos. Y en ellos se nos narra a través de un
    discurso
    sencillo, el detalle las experiencias personales y vivencias que
    el autor paso en conjunto con otras personas, para poder lograr
    su objetivo.
    Posicionar a PEPSI por encima de la Coke, en el mercado
    norteamericano.

    Capitulo
    1. "El paso más seguro que
    jamás se dio".

    Nos advierte el autor que existen hombres de negocios que
    presumen de conocer las interioridades de dos
    compañías que son intensamente rivales, o bien se
    dedican al tráfico de información mal habida, o están
    inventando cuentos.
    Él asegura que no es de esos, dice que lo que le autoriza
    a contar la historia
    multifacético de las dos compañías es el ser
    presidente y jefe ejecutivo de Pepsi Cola Company y la otra
    razón es la decisión que ha tomado junto con sus
    colegas directores de Coca Cola al
    haber inventado la nueva Coke.

    Afirma que antes que asumiera la presidencia, Pepsi le
    estaba ganando terreno rápidamente a Coke, con una
    campaña basada en una prueba directa de sabor que se
    llamó "Desafío Pepsi". La Coca Cola por su parte
    decidió hacer una prueba de sabores. Los gustadores eran
    empleados suyos y la prueba gustativa se llevó a cabo en
    sus propias oficinas de Atlanta. Según el Wall Stree
    Journal, Pepsi ganó.

    A los pocos meses de haber asumido su cargo firmó
    un contrato de
    publicidad con
    una celebridad, por 5 millones de dólares, por el
    privilegio de hacer dos comerciales y patrocinar una gira. Muchos
    pensaron que estaba loco, por el comercial más caro de la
    historia.

    La Guerra de las Colas inició, cuando Coca Cola
    anunció que desaparecería el producto que
    le había dado fama y miles de millones en utilidades. En
    su lugar tendríamos la Nueva Coke, producto según
    más cabal, más suave, armonioso, y sin embargo
    más atrevido. Miles de millones de dólares
    están en juego, lo
    mismo que la participación en el mercado, el comportamiento
    de las ventas de una
    con otras de su categoría. Y algo intangible, pero no
    menos importante, el orgullo. Ingrediente tal vez, más
    importante en esta historia.

    Para explicar cómo ganó Pepsi esta Guerra,
    afirma el autor que se tuvo que olvidar por un momento de Pepsi y
    hablar exclusivamente de un tema fascinante por muchas razones:
    La Coca Cola Company. Nos narra que un poco antes de que Coke
    cambiara su fórmula, un hombre
    murió tranquilamente, se trataba de uno de los dos
    gigantes de la industria
    Robert Woodruff. Era un ejecutivo discreto, casi invisible que le
    gustaba el anonimato y satisfacía su amor propio
    observando las utilidades siempre crecientes que mostraban los
    estados
    financieros de Coke. Amaba su vida privada, no vacilaba
    jamás en ejercer su poder, rara vez daba una orden directa
    y casi nunca firmaba un documento, todo el mundo corría a
    complacerlo.

    Como no tenía descendencia trataba a la
    compañía como si fuera su hija. Y nunca quiso que
    fuera otra cosa que la viva imagen de su
    padre, dónde resultó que con el paso de los
    años coca Cola cosechara más y más triunfos
    y fuera cada vez menos innovadora.

    Poseía una receta única y tan brillante
    que no precisaba revisión. Quería letreros de Coke
    en todas partes y ver botellas de Coke en todas las tiendas. Su
    propósito, poner la al alcance de la mano de todo posible
    consumidor. Otra
    cosa que tenía a su favor era la formula del concentrado
    de Coca Cola. Que ha sido uno de los secretos mejor guardados del
    mundo.

    En los días anteriores a los aviones de
    propulsión a chorro y las bajas tarifas que les
    permitieron viajar a enormes cantidades de norteamericanos, el
    mundo más allá de las fronteras de EUA
    parecía a muchos grande e inhospitalario; de modo que si
    encontraban con un anuncio de Coke en el extranjero. Era tan
    agradable como un paisaje de regreso a los USA. Una forma de
    llevar a cualquier norteamericano de regreso a su niñez.
    Tales sentimientos no evocaban tan sólo nostalgia y
    fantasías, lo llevaban a una maquina expendedora. Coke se
    convirtió en el ideal americano embotellado.

    Su lugar fue ocupado por hombres que tenían sus
    propias ideas. Brian Dyson asumió el mando Coke USA era
    una división dormida que había sido zarandeada por
    los advenedizos de Pepsi. Esto debido en gran parte al mercadeo activo y
    al desafío Pepsi.

    Cuando se inventó el Desafío Pepsi en
    Dallar Texas, esa ciudad era territorio exclusivo de Coke, Pepsi
    ocupaba la tercera posición. Por lo que pidió a
    Alan Pottasch, padre de la publicidad de Pepsi que desarrollara
    una campaña especial para ese mercado. Primeramente se
    realizaron pruebas de
    sabor entre las dos bebidas y después que fueron
    confirmados los resultados por una firma independiente de
    encuestas de
    consumo, Pepsi
    los filmó y utilizó esos diálogos de la vida
    real como comerciales de televisión, las cifras de Pepsi llegaron a
    las nubes. Las ventas se elevaron en esa ciudad y se mantuvieron.
    Pronto del desafío se extendió al 80% del
    país. Pepsi estaba vendiendo más que Coke en los
    supermercados y estaba ganado terreno en otras partes. Coke
    seguía ejerciendo la supremacía, ésta le
    aseguraba su abrumadora dominación en máquinas
    vendedoras, en los restaurantes y en su presencia en todas partes
    en el exterior. El impulso de su negocio se debía
    más bien a sus realizaciones pasadas que a la
    visión y energía de sus ejecutivos. Brian fue
    nombrado para que cambiara todo eso, para que pusiera a Coke a
    moverse de nuevo. Pero aun cuando había acumulado una
    impresionante serie de aciertos en la división
    internacional de Coca Cola en México y
    en la América
    del Sur, no estaba bien familiarizado con el mercado
    norteamericano.

    Roberto Goizueta nacido y criado como
    aristócrata, fue nombrado presidente de la junta directiva
    de Coca Cola Company. Empezó su carrera como ingeniero
    químico en la división internacional de Coke. En
    1977 era jefe de operaciones
    técnicas. Ese año los investigadores
    iniciaron trabajos secretos sobre la formula de la Diet Coke. Con
    un público tan preocupado por la alimentación, esta
    bebida no podía fracasar. Sabían que la
    compañía tenía entre manos, uno de los
    mayores éxitos de la industria de productos de
    consumo. Menos los altos mandos de la Coca-Cola
    Company. Según ellos Coke era sagrado, no se podía
    tocar. De modo que a finales de los setentas Diet Coke se
    archivó silenciosamente.

    Cuando llegó a la presidencia en el 81, estaba
    decidido a cambiar las reglas del juego y modernizar la
    compañía. Nada era sagrado. La Diet Coke si se
    introduciría en el mercado. Coke compró Columbia
    Pictures. Reestructuró la compañía para
    aligerarla del lastre, en especial de embotelladores de tercera
    generación que estiba tan enriquecidos que ya no los
    podían sacar del campo de golf. Empezó a buscar
    gente nueva. En MCCann-Ericson, la agencia de anuncios de Coke la
    cuenta se pasó a John Bergin quien durante muchos
    años trabajo con
    BBDO, había tenido parte importante en la creación
    de los comerciales sobre la generación Pepsi,
    también había escrito discursos para
    el presidente de la junta directiva de Pepsi. Contrató
    también a Sergio Zyman, ex funcionario de Pepsi, para que
    desempeñará el cargo de vicepresidente de mercadeo
    de Coke. Y contrato un montón de jóvenes ejecutivos
    sonsacándolos tanto de Pepsi USA, como de las
    embotelladoras Pepsi, con contratos tanto
    lucrativos como concesionarios de Coke. Con todos estos
    funcionarios y con un nuevo espíritu corporativo basado en
    una filosofía de acción
    rápida conocida como "listos-disparen, apunten", la Coke
    despertó.

    No hay viejas marcas,
    sólo comercializadores viejos incapaces de infundirle
    nueva vida a los productos que tienen que vender. El mismo
    producto, con modificaciones muy pequeñas, ninguna de
    ellas relativa al sabor, pero presentado para atraer a una base
    de consumidores, Coke podría haber hecho algo por ese
    estilo. Pero sus ejecutivos no pudieron idear una manera de
    presentar su producto en una forma nueva sin sacrificar la idea
    de "como lo hacía mi mamá".

    Entonces apelaron a otra manera de tomar la iniciativa:
    introducir productos nuevos. Tardaron un poco en hacer las
    formulaciones y pruebas, Coke pro fin cambió su
    posición o modificó seis de sus ocho marcas. Ese
    esfuerzo nunca se pensó, llegaría a incluir su
    marca bandera.
    Cambiar los productos que la gente consume en cantidades y con
    los cuales se está íntimamente familiarizada, es un
    negocio muy arriesgado. El cementerio del mercadeo abunda en
    huesos de
    viejas marcas de renombre y de grandes ejecutivos que pasaron por
    alto este hecho.

    Cuando el imperio reunía sus fuerzas y se
    preparaba a lanzar sus gaseosas nuevas o las reposicionadas en el
    mercado, los ejecutivos descubrieron que tenían un
    problema. ¿Cómo decirle a Woodruff que
    habrían estado
    traveseando con la fórmula secreta? Cuando hay duda se
    investiga. Coke contrató entre otros investigadores a
    Caddell que figuró mucho en la campaña presidencial
    de Jimmy Carter. La compañía dijo que 200 mil
    personas probaron la Nueva Coke en el curso de tres años y
    que la encuesta
    costo 4 millones,
    fue la investigación más exhaustiva y
    costosa de su historia. Pero no hicieron bien la tarea. Se
    limitaron a que los consumidores probaran pequeñas
    cantidades de productos no identificados. El 55% de los
    encuestados mostró preferencia por la Nueva Coke. Y cuando
    les informaron que había probado dos variedades de
    Coca-Cola la preferencia subió a 61%. No hicieron ninguna
    prueba extensa del consumo doméstico, para evaluar el
    atractivo de la bebida en un periodo largo de tiempo.
    Tampoco hicieron ningún mercadeo de ensayo, como
    poner a la venta la nueva
    formula real en una o dos ciudades a fin de estimar la
    reacción de los consumidores antes de lanzarse a cambiar
    el producto en todo el país. Tampoco les dijeron que votar
    por la Nueva Coke era un voto para acabar con la
    vieja.

    Lo irónico que la
    administración de Coca cola no necesitaba cambiar su
    formula para sacar del aire al
    Desafío Pepsi, porque en 1983 también hubo un
    cambio de
    guardia en Pepsi. El autor llegó a presidente y jefe
    ejecutivo de de Pepsi Cola USA, resuelto a revolucionar sus
    anuncios a los pocos meses suspendió la campaña de
    Desafío Pepsi y firmó un contrato con Michael
    Jackson. A los doce meses siguientes el 97% del público
    norteamericano los vio por lo menos una docena de veces.
    Generaron una publicidad inmensa para Pepsi y concentraron
    muchísima atención. La preferida de una nueva
    generación. Ganó todos los premios posibles e hizo
    historia para la compañía. Y para la Coke. Que
    habría cometido el colosal error que fue la Nueva Coke.
    Además Coke no pudo aguantar la publicidad "La preferida
    de una nueva generación" les hacía parecer viejos y
    anticuados.

    En Pepsi había gusto por las Guerras de las
    Colas, sabían que eran buenas para los negocios. Todos los
    que están en el negocio salen ganando. El interés de
    los consumidores dilata el mercado. Cuanta mayor diversión
    se le ofrezca, más gente compra los productos. Tiene que
    verse como una lucha continua sin sangre. Todo el
    interés esta en sostener la curiosidad del público.
    Cuanto más éxito
    tengan ellos, más listos tenemos que ser nosotros. Nos
    encanta ser los de abajo, los camorristas de la industria y no
    podrían serlo si los chicos de Coke se dieran por
    vencidos. Sin embargo ellos no tienen esa misma actitud
    despreocupada ante la competencia.

    Capitulo 2. Para los que piensan como
    jóvenes.

    Las gaseosas se han vuelto parte de la vida
    norteamericana, porque compañías como Pepsi dedican
    una gran cantidad de tiempo y energía para estimular al
    consumidor en ese sentido. Lo hacen por medio de anuncios
    impresos, cupones en los diarios, letreros en los estadios,
    carteleras en carreteras, despliegues vistosos en los
    supermercados y tiendas, estribillos pegajosos en anuncios por
    radio, entre
    otros. Los comerciales de televisión se vuelven cada día
    más importantes y en ellos se destina una importante
    cantidad de presupuesto. Sin
    embargo si se ha de ganar la guerra, se tiene que ser más
    listo en muchas formas. Principalmente más astutos,
    más rápidos, mejor sintonizados que Coke, en donde
    los ve el público, la
    televisión. En otros negocios crear una imagen no es
    tan importante. Por lo que después de asegurarse de que
    sus productos son lo mejor que se puede hacer, lo más
    importante es la imagen que se ofrece. Es importante darle a
    Pepsi una imagen que no se pueda confundir con Coke.

    Durante 20 años se ha venido presentando a los
    consumidores jóvenes a Pepsi, como "la Generación
    Pepsi" y a todas las personas que miran hacía adelante,
    que tienen la curiosidad sobre lo que vendrá y quieren
    más de la vida. Ese mensaje gusta porque también en
    Pepsi se mira adelante.

    El pasado, la nostalgia, los valores
    norteamericanos tradicionales, los pueblos pequeños, los
    desfiles, muy buenas cosas, pero mortales en el negocio. Si esta
    imagen es dominante en una marca. Coke queda encajonada. Cosa
    terrible a corto plazo, lleva a experimentos
    realizados en condiciones de tensión que pueden llevar a
    errores. Como llevó a la Nueva Coke.

    Durante la mayor parte de los 88 años que Pepsi
    ha estado compitiendo con Coke, no tuvo tanto éxito como
    para que incitara a los ejecutivos de Coca Cola a cometer
    disparates, ni siquiera para que los pusiera nerviosos. Caleb
    Bradham boticario de Carolina del Norte, preparó la
    Pepsi-Cola ene. Decenio de los ochentas del siglo XIX como cura
    para la dispepsia. En 1902 solicitó el registro de la
    marca. Desde el principio comprendió que el secreto del
    éxito estaba en el mercadeo. Los anuncios le dieron buen
    resultado, en 1905 construyó su primera planta
    embotelladora. Dos años después contrato a una
    agencia de publicidad.

    Los problemas de
    Pepsi empezaron al final de la primera guerra
    mundial, cuando el precio del
    azúcar
    subió. Temiendo que el alza continuara, compró
    grandes cantidades, pero los precios
    bajaron. La compañía quedo en estado de insolvencia
    y un año después se declaro en quiebra. Roy
    Megargel no tuvo más suerte y de 1923 a 1928 la
    compañía perdió dinero todos
    los años. Se hizo imposible al estallar la crisis de 1929
    y a principios de
    1931 volvió a quebrar. Charles Guth compró la marca
    registrada e hizo cambiar la formula. En 1933 sus baladronadas
    habían fracasado. Llegó a enviar a un emisario para
    ofrecerla a Coke la Pepsi-Cola Company. Desesperado inició
    otras series de experimentos. Ofreció la botella de 12
    onzas por 5 centavos mientras que las de los demás eran de
    6 onzas por el mismo precio. Les daba a los consumidores una
    buena razón para comprar Pepsi. La compañía
    realizó utilidades. En 1938 fue nombrado presidente Walter
    Mack quien consideraba que la publicidad era la clavel del
    negocio de bebidas gaseosas y transformó a Pepsi en una
    moderna compañía comercializadora.

    El mayor golpe publicitario de la compañía
    en 1940 fue un estribillo que se cantaba con la tonada de Jhon
    Pell, no tenía introducción, ni anunciador, ni lo
    patrocinaba ninguna celebridad. Al principio Pepsi compró
    tiempo para este comercial, pero la gente se volvió loca
    con él y a finales del año se había cantado
    gratis 300 mil veces en 500 emisoras. Y como el público
    quería seguir oyéndolo, la compañía
    hizo 1 mil 500 copias para tocadiscos tragamonedas. La gente
    pagaba 5 centavos por oír una cancioncilla sobre una
    bebida que valía la misma cantidad. Se distribuyeron 100
    mil copias. La fama y la prosperidad habían
    llegado.

    El gobierno
    construyó en el extranjero cerca de 100 plantas
    embotelladoras de Coke, con lo cual pudo abastecer a las fuerzas
    armadas del 95% de las bebidas gaseosas que se consumieron
    durante la guerra. Cuando termino el conflicto,
    Coke no solo contaba con millones de consumidores, sino
    también con la base de una red mundial de
    embotelladoras por cortesía del "Tío Sam". Pepsi
    por el contrario, salio de la guerra prisionera de su lema de "el
    doble por los mismos 5 centavos", posición ideal durante
    la depresión,
    pero mucho menos eficaz un poco después. Esta tendencia
    bajista no se corrigió hasta que llegó a la
    presidencia Al Steele en 1949. introdujo una botella elegante,
    creó un departamento de mercadeo, presentó la Pepsi
    como una bebida refrescante, ligera y de bajo contenido
    calórico. Logró que los embotelladores echaran mano
    de todos sus ahorros e hipotecaran sus casas para invertir en el
    negocio, donde resultó que en 1959 había más
    de 200 embotelladores de Pepsi con que nadie soñaba diez
    años antes. Las ventas internas subieron un 200% y las
    utilidades el 700%. Al fin Pepsi se convirtió en un
    desafío significativo para Coke.

    En 1963, Pepsi tuvo la fortuna de que a su presidencia
    llegará Donal M Kendall, le dio tanta fama su habilidad
    para vender donde menos se podía esperar, en la
    Unión Soviética, transformó la
    Exhibición Nacional Norteamericana en Moscú, en un
    escenario para la promoción de un solo producto del capitalismo.
    El vicepresidente Richard Nixon estuvo presente. Se las
    ingenió para persuadir a Krushov de que se acercara al
    puesto de Pepsi y probara dos tipos de esta, una embotellada en
    los Estados Unidos y
    otra en Rusia. Que
    Krushov prefiriera la rusa no hacía el caso; lo importante
    fueron las fotografías del premier haciendo la prueba que
    le dieron la vuelta al mundo con leyendas como
    ésta: "Krushov aprende a ser sociable." Transformó
    a Pepsi en una corporación que ocupa el puesto 41 (Coke el
    44) de Fortune. El vehículo para esta realización
    fue la fusión
    entre Pepsi y bocadillos Frito-Lay. Tenía una
    visión y una meta imperiosa: crearía la mayor
    compañía pequeña del mundo, una
    corporación que se distinguiera realmente por su personal
    talentoso y donde prosperara el espíritu
    empresarial.

    En 1986 cuando le entrego el mando a Wayne Callogay la
    corporación a la cual pertenecían ya los
    restaurantes de Pizza Hot y Taco Bell, además de los
    negocios de bebidas gaseosas y bocadillos, vendía 9 mil
    millones. Volumen 18 veces
    mayor que en 1965.

    En 1962, año anterior al del nombramiento de
    Kendall la BBDO basó su campaña
    publicitaria en sus encuestas sobre edad de los consumidores:
    "Ahora Pepsi, para los que piensan como jóvenes", fue el
    lema. Por primera vez se vio en televisión con más
    frecuencia que en anuncios impresos u oídos por la radio. Sus
    órdenes fueron sencillas. Los comerciales tenían
    que poner énfasis en personas de carne y hueso.
    Tenían que ser visualmente llamativos y debían
    tener un gran anzuelo musical. Con esto estuvo dispuesto el
    escenario para la creación de la campaña
    publicitaria de mayor duración y éxito entre las de
    su clase. BBDO
    tuvo una frase inolvidable: "Anímese Usted es de la
    Generación Pepsi". Los comerciales de la Generación
    Pepsi con su énfasis en el estilo de vida
    de los consumidores y las más adelantadas técnicas
    de filmación, causaron sensación entre el
    público. Pero en su forma pura duraron exactamente dos
    años.

    Después de la creación de PepsiCo. En 1965
    Don Kendall tuvo que concederles más atención a
    cuestiones corporativas, lo reemplazo un talentoso ex
    embotellador. El nuevo presidente no confiaba en la publicidad
    que no se centraba en el producto. Una investigación
    demostró que lo que más recordaban los consumidores
    de los anuncios de Pepsi, era el tema de los comerciales que se
    habían retirado del aire casi 2 años antes: La
    Generación Pepsi. En 1969 ese error se corrigió y
    el equipo creativo produjo los mejores comerciales de todos:
    Usted tiene mucho que vivir… y Pepsi tiene mucho que
    dar.

    Cuando Kendall ocupó la presidencia de la junta,
    Andy Person fue nombrado presidente de la compañía,
    reconocieron que para llegar a ser la primera
    compañía comercializadora se necesitaba mucho
    más que querer serlo; necesitaban formar un equipo de
    mercadeo enteramente nuevo. Esto implicaba la tarea desagradable
    de reemplazar a muchos de los viejos del diagrama
    organizacional.

    En 1974 Pepsi se había emparejado con la Coke en
    los almacenes de
    alimentos. En
    1977 Pepsi tomó la delantera permanentemente. Pronto
    empecé a desarrollar una nueva línea de gaseosas
    con adición de jugos de frutas.

    A medida que el desafío ganaba importancia uba
    desplazando la publicidad de la Generación Pepsi.
    Invertíamos una menor proporción de nuestros
    presupuestos
    de publicidad de imagen. Nuestro mensaje estaba limitado a "Pepsi
    saber mejor que Coke". Era un mensaje fuerte y convincente, pero
    obviamente no era nuevo.

    Hay 3 cosas que el consumidor no perdona: Calidad inferior
    a la esperada, anuncios engañosos y que lo hagan aburrir.
    Aburrir al público era un peligro inminente como lo es
    siempre que los comercializadores tienen miedo de abandonar una
    forma publicitaria bien probada y buena; lo cual equivale a
    decir, cuando se teme a la creatividad en
    vez de estimularla y adoptarla.

    A finales del 82, Pepsi estaba madura para cambiar su
    campaña de publicidad. Lo que necesitábamos eran
    los 2 elementos que constituyen toda gran publicidad: Una
    persona
    dispuesta a asumir el enorme riesgo que
    semejante cambio implica y una idea tan potente que capturara la
    imaginación del público norteamericano. En ese
    momento escaseaban las buenas ideas para crear la
    importantísima nueva imagen de Pepsi. Y nadie
    parecería dispuesto a correr grandes riesgos.

    Capítulo 3. Aprendiendo a
    Dirigir.

    ¿Cómo llegué a ser presidente de
    una gran empresa
    norteamericana?. La mayor parte de mi vida antes de cumplir los
    21 años sugiere que la administración corporativa no era una
    dirección muy promisoria. Yo era un
    individuo
    práctico. No me desvivía por acometer trabajos
    corporales ni me interesaban los deportes mayormente.
    Trabajé como voluntario en la campaña presidencial
    de John F: Kennedy, me hice elegir presidente de mi clase y
    descubrí que dirigir las cosas era divertido.

    Tenía la idea de que lo mejor que se puede hacer
    en la vida es experimentar cuantas cosas distintas sea posible.
    Evitar programarse uno excesivamente, dejar llevar un poco de la
    corriente de las oportunidades y seguir distintos intereses. Los
    ejecutivos que han triunfado no han seguido una senda estrecha
    con peldaños cuidadosamente preparados para escalar la
    cima. Más bien se han permitido la oportunidad de aprender
    y desarrollarse de una manera más natural, aunque a veces
    parezca al azar. En su carrera han tenido muchas metas distintas,
    muchos oficios diversos; no necesariamente con distintas
    compañías, pero si en diferentes funciones en una
    misma compañía.

    Son mejores ejecutivos de mercadeo porque trabajaron en
    personal o en fabricación. Son mejores ejecutivos de
    fabricación porque han hecho un poco de mercadeo. Y son
    mejores jefes ejecutivos de una corporación porque tienen
    una visión amplia de los negocios, de la vida y, de la
    gente. Sentirse fuera de lugar es algo que asusta.

    Pasé por la facultad en 3 años y tan
    preocupado estuve dirigiendo una sociedad
    estudiantil y un tribunal de estudiantes, y editando el anuario
    del curso, que no me quedó tiempo de pensar qué iba
    a hacer después. Tenía facilidad para los
    números, no matemáticas avanzadas, sino números
    comunes y corrientes, lo que realmente quería era hacer
    algo en que tuviera trato con la gente. Me decidí por la
    función
    de personal, pensando que por lo menos desde ese punto de vista
    tendría la oportunidad de aprender qué es lo que
    hacen realmente las personas en una empresa
    grande, y de determinar después cuál sería
    el campo para mí. Un grado superior me ayudaría
    muchísimo en mi carrera de negocios, solicité
    admisión en la facultad de estudios superiores de Babson y
    me aceptaron, pero no llegué a matricularme.
    Respondí a la propaganda de:
    "Alístese en la Marina y conozca el mundo" y senté
    plaza en el programa de
    Aspirantes a Oficiales navales, pensando solamente en lo
    divertido que sería conducir un buque en la inmensidad del
    mar.

    Aprendí a prestar oídos a los almirantes.
    Pocos meses después, habiendo concluido mi servicio en
    Vietnam, fue un año divertido y me dio tiempo para
    reflexionar sobre los principios de liderazgo que
    había observado durante mi permanencia en el Sudeste de
    Asia,
    principios que tendrían importante aplicación en mi
    carrera de negocios.

    De Bill Aldenderfer aprendí que uno tiene que
    dedicar mucho tiempo a averiguar en qué consiste realmente
    su oficio. Del almirante aprendí que escuchar a los
    demás es importantísimo. De ambos aprendí
    que uno está en capacidad de aventurarse solamente
    después de haber hecho ambas cosas. Entonces sí es
    sensato correr el albur, porqué contando con una inteligencia
    razonable, su juicio será acertado en la mayoría de
    las ocasiones. En 1970 volví a la General Mills, esta vez
    como gerente de
    producto.

    Los buenos gerentes de producto investigan el mercado
    para descubrir qué atraerá a los consumidores
    hacía su producto. Luego conectan todo eso con la
    publicidad, la fijación de precios y las tácticas
    de promoción para fomentar la marca. Y ante todo, le
    trazan una dirección estratégica a su negocio.
    Cuando las cosas salen bien, el gerente de producto es el eje del
    negocio, pues es el coordinador central de información. Y
    la información lo es todo.

    Los buenos gerentes jóvenes lo entienden
    así y buscan activamente información. Los malos
    jamás lo acaban de entender. Siguen concentrándose
    en formar organizaciones
    más grandes bajo su mando y en controlar mayores
    presupuestos de gastos. Creen que
    estas cosas representan el poder en una compañía y
    con esta visión tocan apenas la superficie de las
    cuestiones, y tal vez hasta hacen política con el
    jefe.

    Después de 6 meses de mi primer ascenso,
    empecé a preocuparme el cheque de mi
    sueldo no mostraba aumento alguno. Mi jefe me dijo: usted ha sido
    ascendido, pero el sueldo se lo aumentaremos cuando a nosotros
    nos de la gana. Lo primero que pensé fue: Váyanse a
    la porra. Después de unas pocas semanas, llegué a
    la conclusión de que no valía la pena seguir con la
    General Miils. Pronto afectaría mi energía y
    entusiasmo. Si yo seguía resentido, se justificaría
    que me despidieran. Envíe mi hoja de vida a cuantos
    patronos en potencia.
    Afortunadamente recibí contestación de Frito-Lay,
    división de PepsiCo. Prometí no tratar nunca
    jamás a nadie que trabajara par mi en forma tan despiadada
    o insensible como me trató el jefe de mi jefe. A veces se
    necesita hacer un esfuerzo extra para recodar que a los empleados
    hay que tratarlos con dignidad y
    hasta con un poco de amor. Da buen resultado para ellos, para el
    negocio, para uno mismo. Empecé mi carrera en PesiCo como
    gerente asociado de producto en Frito-Lay. Mi director de
    mercadeo me dijo "cuando las ventas caen en esta forma,
    generalmente es porque alguien ha cambiado algo: o la publicidad,
    o el diseño
    del empaque, o
    incluso podrá ser un cambio en el producto mismo.
    Averíguelo usted, todo, especialmente estas cosas. No pude
    encontrar nada que anduviera mal. Luego ocurrió una cosa
    curiosa. Mi jefe el gerente de producto vino a verme y me dijo:
    ¿Me creería usted? Esta mañana
    contesté el teléfono y era una señora ya entrada
    en años, una consumidora quejándose, que ella
    comía Funyuns pero ya no… porque le saben a
    quemado. Yo no sé dónde sacaría semejante
    cosa. Seguí adelante con mis investigaciones y
    encontré una correlación: la venta de Funyuns
    empezó a decaer aproximadamente en la misma época
    en que Frito-Lay sacó otro producto nuevo, un bocadillo de
    papa con el nombre de Munchos. Esta es una de las grandes cosas
    de la compañía. El que hace el trabajo de
    zapa en una cuestión, lleva la bola hasta la cima. Nada de
    estar mandando memorandums escaleras arriba, para que luego baje
    una orden desde arriba a la tropa que debe ejecutarla.

    Nunca deberíamos de haber cambiado la formula.
    Nadie entiende a qué se refiere el jefe, pero todos se
    alejan un poco de la mesa. Bueno no les quisimos decir nada a
    ustedes, responde Lilley, pero la Administración de Alimentos y Drogas estaba
    examinando el colorante que usábamos en los Funyuns, tinte
    rojo número dos. Entonces pensamos que era conveniente no
    seguirlo asando en el producto, por si acaso esos señores
    lo encontraban perjudicial. Le agregamos un poquito de
    azúcar de modo que cuando el producto se fríe se
    acaramela un poco y mantiene el color rojizo. Y
    no le había dicho nada al personal de fabricación,
    a quien se le enseña a freír hasta que dé el
    tono requerido. Y freían el producto demasiado tiempo y el
    azúcar se quemaba. Solamente los consumidores
    podrían saberlo. Tres meses después me
    ascendieron.

    Uno no aprende nada si pasa todo el día sentado
    en un sillón. Yo pasaba mucho tiempo en el terreno con la
    gente de fabricación y ventas de Frito-Lay. En esas
    visitas fue mucho lo que aprendí sobre el negocio. Yo me
    dije: Esta compañía hace un producto y lo vende,
    pero no lo hace ni lo vende en su sede. Entonces salí al
    terreno para observar y escuchar.

    Me habían pedido que colaborara en el mercadeo de
    Japón.
    Con ese motivo había viajado varías veces a Tokio y
    habíamos ensayado todo lo que utilizábamos en el
    mercadeo en los Estados Unidos, pero allá nada nos daba
    resultados satisfactorios. Era hora de pensar en hacer cambios.
    Nuestros competidores se valían de distribuidores
    japoneses mayoristas ya bien establecidos que tenían
    sobrada capacidad para cumplir una buena tarea, y peor aun, es
    esa forma llevaban rápidamente sus productos a centenares
    de miles de puntos de ventas al por menor. Empiezo a hablar
    explicando por qué debemos de abandonar el sistema de ventas
    con camiones de reparto en el Japón. Creó que lo
    que más nos conviene es un contrato de asociación
    con una buena compañía japonesa que nos indique lo
    que hay que hacer en su territorio. Digámoselo a la
    gerencia.

    Don Kendall no es aficionado a las malas noticias. Su
    actitud es: No me cuente durante una hora y media cómo
    todo anda mal. Dígame qué remedio le va aponer. El
    sistema con camiones no funciona allá. A los japoneses no
    les gusta los vendedores viajeros. Habló del sistema
    japonés de mayoristas distribuidores, de contratos de
    asociación de nuestros competidores japoneses, de llevar
    nuevos productos al mercado. Y con muchísimo cuidado
    habló de que deberíamos de organizar un grupo de tarea
    para verificar si estas ideas se ajustan a la realidad. No dice
    nada.

    Poco después me llama Frank Peck, vicepresidente
    principal de ventas y mercadeo de Frito-Lay. John ha resuelto
    organizar el grupo de tarea, ¿puede ir al Japón por
    unas pocas semanas? Parti para Tokio como miembro de la fuerza de
    tarea de John Sculley y en septiembre de 1975 me ofrecieron el
    cargo de presidente de PepsiCo Foods de Japón. Pocas
    semanas después iniciamos negociaciones para celebrar un
    contrato de asociación con una compañía
    japonesa. Pero la primavera siguiente, estando en medio de estas
    negociaciones Sculley me llamó a los Estados Unidos para
    decirme que las suspendiera, pues estaba pensando comprar una
    compañía de bocadillos más grande en el
    Canadá. Allí me daría a mi un papel
    importante, de modo que quería que vendiera nuestra
    compañía japonesa por cualquier cosa que me dieran.
    Pocas semanas después, supe que Kendall iba a visitarnos
    al Japón. Se alojaría en la residencia del
    embajador norteamericano y se iba a entrevistas
    con el primer ministro de relaciones exteriores, con el ministro
    de economía y
    conmigo. Aparentemente para hablar del contrato de
    asociación. No nos vamos a retirar del
    Japón.

    Pocos meses después la nueva sociedad,
    Fujiya-Frito-Lay, inició operaciones. Yo fui su primer
    presidente. Posteriormente me trasladaron a Brasil como
    vicepresidente de área para Pepsi-Cola
    Internacional.

    Una manera de quitarle el poder a un jefe es hacerlo
    depender tanto de uno, que no pueda hacer casi nada por si mismo.
    Y yo, proclamándome ignorante, era una presa fácil.
    No paso mucho tiempo cuando Zyman se le viera el cobre, y antes
    de dos años se vio cuál era su lealtad a Pepsi USA
    cuando se pasó a Coca-Cola Company. Tenerlo en Coke hizo
    muchísimo más divertido para mí ganar la
    Guerra de las Colas.

    Una cosa que era cierta de Pepsi era que zarandeaba
    mucho a sus ejecutivos, apenas empezaba uno a entender su oficio
    y a conocer una ciudad extraña a dónde lo
    habían destinado, la compañía le
    ofrecía un puesto distinto, en un negocio distinto, en
    otro país. Todo ese zarandeo tiene su lado bueno.
    Significaba que me habían señalado como una de las
    personas que tenían posibilidades de llegar muy alto en
    PesiCo. Entonces no lo sabía, pero los altos mandos
    sí. Para ellos era una manera de ver cómo me
    desempeñaba en distintas situaciones bajo diversas
    presiones, manejando problemas distintos. Lo que
    necesitábamos era lo que busca todo ejecutivo de mercadeo
    de productos de consumo: Una carta ganadora.
    Una estupenda publicidad es una gran carta ganadora.

    Es muy importante ver los primeros cortes de los
    comerciales, con el fin de corregir cualquier error que se le
    haya escapado a la agencia de publicidad, para planear nuestras
    compras de
    espacio en los medios y para
    preparar nuestra presentación a los
    embotelladores.

    Nosotros en realidad no le vendemos Pepsi al
    público. Eso lo hacen nuestros 208 embotelladores
    independientes que son nuestros concesionarios. Nosotros les
    vendemos el concentrado y el mercadeo. Si los concesionarios
    creen en lo que estamos haciendo ellos realizan el resto de la
    venta con gran entusiasmo y por lo general con magníficos
    resultados.

    Como acabo de incorporarme soy el que menos conoce la
    campaña venidera. Lo único que sé es que el
    tema para el 83 va a ser: "¡Oh, qué época
    para Pepsiļ”, que utilizaremos
    mśsica más lenta, para cambiar y que
    probaremos nuevas técnicas de cámara. No va a hacer
    nada por nuestra imagen, ni mucho menos le va a causar pánico
    a Coke, por lo menos no en la forma en que está hoy. Pero
    nadie tiene idea de cuál sería el remedio. La
    agencia de publicidad hizo lo que tenía que hacer. El
    comercial no es una invitación a la
    acción.

    Lo que los embotelladores opinen sobre los comerciales
    es muy importante para nosotros, Pepsi USA paga el tiempo de
    televisión sólo cuando los comerciales de TV se
    exhiben a nivel nacional; si se transmiten localmente,
    compartimos el costo por mitad con el concesionario-embotellador
    local. El problema es que no podemos obligarlo a exhibir los
    comerciales en la TV local. El embotellador escoge. Si un
    comercial no le gusta, este no se presenta. Hoy nuestra sala de
    conferencias está llena de gente que espera ver los
    comerciales. Todos quieren colaborar, no simplemente
    criticar.

    Todo el mundo, hasta los mejores profesionales de los
    negocios busca un liderazgo. Y la esencia del liderazgo es un
    punto de vista. La nueva campaña de anuncios que salio de
    la revisión se llamó: "Pepsi Ya", nunca fue cosa de
    otro mundo, pero si tenía vida y emoción y tanto a
    embotelladores como al público les gustó. Lo
    más importante fue que me demostró que yo
    podía ejercer una influencia en este aspecto del
    negocio.

    Fui descubriendo que actuar en los negocios significa
    ser líder,
    ya sea que así lo diga su título o que no lo diga.
    Por eso siempre me molesta que se caracterice a los nombres de
    negocios como políticos reservados que escriben
    memorándums en que jamás expresan una
    opinión, que en las reuniones no dicen jamás nada
    que se aparte de la posición de la compañía,
    y que suben a los puestos más altos clavándoles una
    puñalada en la espalda a sus colegas. Y me molesta
    más todavía que haya jóvenes que al entrar
    en el mundo de los negocios, creen que ésa es la manera de
    progresar.

    En las compañías realmente buenas a uno le
    pagan por dirigir. Y en un negocio basado en el mercadeo, la
    única manera de progresar es producir buenas ideas. Y
    expresarlas vigorosamente. A menudo me vi estimulado y a veces
    obligado a sobreponerme al natural temor de estar equivocado.
    Constantemente me veía forzado a descubrir lo que
    realmente pensaba y luego a decirlo claramente. Con el tiempo
    aprendí que esperar tras de bastidores para ver de que
    lado sopla el viento es la mejor manera de ser siempre un
    segundón. Tener un punto de vista cale cincuenta puntos de
    cociente de inteligencia. Y un punto de vista atrevido
    sería definitivo para Pepsi en este decenio.

    Capítulo 4. La Guerra de los 180
    días.

    Todo presidente de Pepsi tiene una lista de puntos
    críticos y estoy seguro de que en todas las listas figura
    Coke, en un lugar cercano al tope. En mi caso, lo más
    molesto era el cambio que se había operador en Coke:
    después de años de apatía,
    súbitamente se ponía otra vez en movimiento.

    Las presiones no eran solamente externas. En mi
    entusiasmo por la acción de nuestra
    compañía, ordené un alza de precios que les
    hizo olvidar a los embotelladores la posibilidad de un periodo de
    gracia.

    A principio de cada año un presidente de
    división debe presentarle a la corporación matriz un
    plan
    financiero, en el cual proyecta los volúmenes de ventas,
    los gastos de capital y las
    utilidades que se esperan. Al final del año, es juzgada no
    solo por los resultados que produzca sino también por la
    comparación de dichos resultados con el plan
    inicial.

    Está bien que los gerentes de producto den la
    dirección estratégica para los comerciales, pero
    cunado les da por arreglar los textos y trasladarla estrategia a la
    película es muy difícil para el personal creativo
    producir buena publicidad. No voy a permitir que los gerentes de
    producto manejen la publicidad. Demasiadas manos echan a perder
    una buena idea. Las personas que tienen talento, trabajan mejor
    con aquellos a quienes estiman y quienes a su vez las
    respetan.

    Durante 20 años todo Edmundo había
    esperado pacientemente una gaseosa para régimen
    alimenticio a la cual Coca Cola se dignará darle su
    nombre. Suerte mía fue que esto sucediera al comenzar mi
    guardia; y para ellos, una medida salvadora. En el pasado cuando
    Pepsi hacía una bebida para régimen alimenticio,
    comparaba su sabor con el de la bebida original, que tenía
    azucar.
    Sabíamos que una Diet Pepsi jamás tendría el
    mismo sabor a Pepsi, aunque tratábamos de dárselo.
    La gran idea de Coke fue no preocuparse porque la Diet Coke no
    supiera lo mismo que Coca-Cola. Atacaron el problema desde una
    dirección totalmente distinta. Lo que hicieron fue
    desarrollar un producto con ausencia de negativos, eliminaron de
    la formula todo lo que la gente no quería por
    pequeño que fuese. La Diet Coke es una bebida que tiene
    muy poca materia
    saporifera en comparación con otras gaseosas
    dietéticas. Debe su sabor principalmente a una buena dosis
    de vainilla. El resultado es algo que se parece más a una
    soda crema que a una cola. Pero cómo se vendía y se
    vendía, la única pregunta que quedaba por hacer
    era: ¿Por qué esperaron tanto?.

    La Diet Coke no me hubiera perseguido tanto si yo
    hubiera estado satisfecho con los comerciales de la Diet Pepsi.
    Si no fuera por las tomas del producto, se podría jurar
    que eran anuncios de cosméticos. Lo mismo que toda
    publicidad basada en trucos visuales, esta campaña pronto
    se desgastó.

    Yo me aseguro desde cuatro ángulos distintos de
    que todo esté cubierto. Yo soñaba con una nueva
    marca que vendiera, con potencial de crecer mucho. Para
    conseguirlo hay que tener un punto de diferencia que
    rápidamente se convierte en una ventaja competitiva, una
    característica que distinga nuestro producto tanto de
    todos los demás, que la gente tenga que ensayarlo. Y
    cuando lo ensaye, quede agarrada. Invité a nuestro
    encargado de investigación y desarrollo, me
    presentó en la oficina algunas
    muestras. La gaseosa corriente limón-lima era excelente,
    la dietética, sensacional. Volvemos a la mesa de dibujo.

    Ya no hay más concesiones Pepsi en los Estados
    Unidos, todas se dieron hace años y con el transcurso del
    tiempo los embotelladores han hecho grandes inversiones en
    su negocio. Ellos las hicieron para ir formando un capital, un
    valor
    permanente que seguirá creciendo en el futuro. Se
    recienten por cualquier aumento del concentrado, y no temen
    expresarse vigorosamente al respecto.

    La Pepsi se hace con azúcar, concentrado y
    agua
    carbonatada. Nosotros sólo vendemos el concentrado. El
    azúcar lo comprar por su cuenta y les cuesta más de
    lo que quisieran porque existe un grupo de presión
    sumamente eficaz que ha logrado que el gobierno imponga cuotas de
    importación para mantener el precio del
    azúcar en este país, muy por encima del que se paga
    en el resto del mundo. En el 83 autorizamos el uso de jarabe de
    maíz
    con alto contenido de fructuosa para sustituir la mitad del
    azúcar que los embotelladores usan en la
    preparación de Pepsi. Es más barata que el
    azúcar corriente y los costos
    bajarán más que la cantidad del aumento del precio
    del concentrado. A pesar de este incremento gozarán de una
    ventaja en costos en comparación con los de sus
    competidores del sistema Coca-Cola.

    En 1980 Coca-Cola Company anunció que en adelante
    la Coke no se endulzaría sólo con azúcar,
    sino con una mezcla del 50% de azúcar y el 50% de jarabe
    de maíz con alto contenido de fructosa. No es que Pepsi no
    supiera de fructuosa, no parecía adecuada. Si Pepsi
    hubiera sido un producto distinto habríamos adoptado
    inmediatamente la fructuosa. Pero tiene un sabor más
    complejo y delicado que Coke, es más aromática, un
    poquito más sutil. En una cola más áspera
    como Coke no se nota la diferencia entre fructuosa y
    azúcar corriente; pero si se noto en pruebas hechas en
    1980 con Pepsi endulzada con fructuosa. No importa que haga Coker
    nosotros tenemos a Pepsi, 20 millones de personas en todo el
    mundo han aceptado el desafío Pepsi y nos han dado
    triunfos continuos.

    De acuerdo con las investigaciones de consumo y las
    pruebas de mercadeo, ya se estaba produciendo fructuosa de tan
    buena calidad que el público, inclusive nuestros fuertes
    consumidores, mostraban preferencia por Pepsi con el nuevo
    edulcorante. Aspartame es hoy una de las mejores cosas que he
    encontrado en mi vida; pero durante mis primeros 180 días
    fue un dolor de cabeza. Hoy este producto o su marca registrada
    equivalente Nutra-Sweet, se ve en toda soda dietética que
    uno pida. En el 83 no era así. Entonces sólo se
    veía sacarina. Coke compra casi todo el disponible. Cada
    día que pasaba era un día más de ventaja que
    le dábamos a Coca Cola en el mercado con su Diet Coke
    endulzada con aspartame. Una estrella para algún astuto
    funcionario de Coke, que vio el bosque en lugar de los árboles. Esta fue una ejecución
    perfecta de su filosofía de listos-disparen-apunten.
    Prometí que nunca más volvería a
    vacilar.

    Al terminar los 180 días yo sabía que no
    íbamos a ocupar toda la vida el segundo lugar.
    Había aprendido a ser humilde. Seguía con mis
    grandes sueños, pero éstos no me cegaban a la
    realidad. Y a finales del verano de 83 yo pedía en mis
    oraciones un solo triunfo, algo para demostrar que el equipo de
    Pepsi era capaz de dar un golpe resonante.

    Capítulo 5. En busca del terreno
    alto.

    En el verano del 83 estaba convencido de que la
    situación de Pepsi era muy difícil. Pepsi estaba
    bien, Burger King nos había dado una poderosa
    inyección al cambiar Coke por nosotros. Sobretodo
    marchábamos en dirección a un éxito enorme
    con Pepsi Free, la cola sin cafeína
    que introdujimos mientras Coca-Cola dedicaba todo su esfuerzo a
    su Diet Coke. Esto fue un gran golpe. Sabíamos que no
    podíamos hacer nada para evitar que Diet Coke fuera
    ampliamente ensayada; pero en lugar de correr a la defensa de
    Diet Pepsi, nos pareció mejor sacar otro producto que
    fuera único en su categoría. Las
    compañías están en el negocio para
    satisfacer los deseos de los consumidores, no para imponer esos
    deseos. Tienen el derecho de escoger. Si quieren una bebida que
    no contenga cafeína y nosotros sabemos que les gusta el
    sabor a Pepsi, entonces si le ofrecemos una sin cafeína,
    ¿Cómo podemos equivocarnos? Es imposible. Al lado
    de Diet Coke, Pepsi Free estaba entre las marcas de mayor
    éxito en la historia de productos de consumo en los
    Estados Unidos.

    Sacar nuevos productos no es más que un elemento
    del mercadeo de vanguardia.
    Para ser una compañía líder en el campo del
    mercadeo es preciso buscar grandes ideas en apoyo de todo lo que
    uno hace: diseño del envase, publicidad y hasta la manera
    de motivar uno a sus empleados. Sin duda las grandes ideas
    requieren creatividad. Y en las compañías grandes
    lo más difícil para un presidente es lograr que los
    empleados constantemente piensen y actúen en forma
    creativa. Ayudar a esa gente a encontrar ese valor: abrir
    ventanas, retarla, estimularla para que se atreva y sueñe,
    ésa es la responsabilidad del que dirige.

    Yo no me contentaba con mejorar comerciales.
    Quería una compañía totalmente nueva. La
    idea de esta campaña era hacer para las mujeres lo que los
    comerciales de Miller Lite habían hecho para los hombres:
    concentrarse en la relajación y la camaradería. Nos
    encantó esta publicidad, lo mismo que a nuestros
    embotelladores y al público. Y gracias en gran parte a
    ellos la Diet Pepsi, volvió a ser una de las principales
    gaseosas. Femenina, tal vez, pero de ninguna manera,
    Tab.

    Le pedí a Dan Clark vicepresidente de mercadeo de
    producto y al director de investigación
    de mercados, que hicieran algunas encuestas sobre imagen para
    averiguar qué idea tenían los consumidores de
    nosotros y de Coke, de manera que pudiéramos explorar
    nuestros puntos fuertes y las debilidades de Coke. Encuestar a
    nuestros consumidores y luego utilizar esa encuesta como base
    significativa para modificar nuestro negocio. Lo que hicieron fue
    reunir 17 grupos compuestos
    de personas que se identificaron a sí mismas como leales
    consumidores de Pepsi o de Coke. Los resultados confirmaron todo
    lo que nosotros sospechábamos. Había una idea clara
    de que Pepsi era una compañía joven con ideas
    nuevas; de que era emocionante, innovadora; de que estaba
    creciendo más rápidamente y tenía buenas
    posibilidades de llegar a ser la número uno. Como defectos
    se nos tachaba de ser insolentes y tal vez un poco presumidos.
    Las virtudes que le atribuían a Coke eran todas
    patrióticas y tradicionales: Coke era "la verdadera". La
    idea basar la campaña en las ventajas que uno tiene y en
    las desventajas del competidor, de tal manera que éste no
    pueda contestar. Nuestra publicidad no lo estaba haciendo
    así.

    Lo que yo buscaba no era simplemente una nueva
    campaña publicitaria. Quería nuevos comerciales
    magníficos, uno tras otro. Está bien que uno sepa a
    dónde quiere ir, pero otra cosa es cómo llegar
    allá. Ahora tenemos un problema nuevo, en realidad
    agradable pero al fin problema. Es que éstos comerciales
    han resultado tan buenos, que tenemos que encontrar alguna manera
    grande de hacerle entender al público que hemos cambiado.
    Un suceso generador. Un poco de mercadeo de
    vanguardia.

    Capítulo 6. Uña y
    carne.

    Jay Coleman presidente y fundador de Rockbill, que
    conecta a los grupos de rock con las
    compañías, nos propone patrocinar a Michel Jackson.
    Jay pensó en las nuevas generaciones, jóvenes
    profesionales que están ascendiendo. Luego pensó en
    Pepsi Free. A la gente joven le gusta mucho la cola de Pepsi que
    no tiene cafeína. Le llevó esta idea al gerente de
    producto, a éste le gustó mucho y se ola
    presentó a Dan Clark, y él me la transmitió.
    Michel Jackson y su empresario se
    habían separado, necesitaba la atención del
    más excelente promotor del planeta. Don King. Él
    nos pidió 5 millones de dólares. Pienso qué
    atractivo tan grande sería Jackson para la campaña
    de Coke, pensamiento
    que me hace desear el cierre inmediato de este negocio. Mucho
    después de haberse vencido este contrato la gente se
    acordará de Jackson y Pepsi. Justamente lo que
    necesitábamos. En la cabeza me giraron visiones de un gran
    suceso de mercadeo de vanguardia. Hay que hacer cosas grandes
    para mantener la imagen del producto a la vista del
    público. Hay que hacer cosas que den golpe.

    Todos firmaron inmediatamente, con excepción de
    Michel. Él se sentía presionado. En realidad no
    estaba loco por hacer esa gira. Varios días le costo a
    King que firmara el contrato con su apellido. Les doy la
    bienvenida a los Jackson a la familia
    Pepsi, recuerdo algunas palabras de Michael, quien ha dicho que
    va a hacer magia con estos comerciales. Él se inclina
    hacía mí y me dice al oído.
    Roger uo les haré decir s los de Coke que ojalá
    ellos fueran Pepsi. Le contesto, eso es música para mis
    oídos.

    Capítulo 7. Cuando uno quiere una
    estrella.

    Luego viene la realidad. Algunas horas después de
    la rueda de prensa y al
    día siguiente, los medios sólo hablaban de Jackson
    y Don King, nada de Pepsi. Evidentemente teníamos que
    hacer algo. Una manera de tener un poco de acción es
    decirle a todo el mundo que nosotros le estamos pagando a los
    Jackson más dinero del que jamás se había
    ganado nadie por hacer comerciales. Procedemos de esta forma y
    los titulares llueven. La prensa se divierte con todo esto, le
    encanta lo que estamos haciendo, y eso es lo que cuenta. Ahora
    somos gran noticia y todos escriben correctamente nuestro nombre.
    Me parece que tenemos entre manos algo más grande que una
    nueva campaña publicitaria. A Michael lo podemos utilizar
    para infundirle nuevas energías a toda la
    organización Pepsi. Un espíritu nuevo. Una nueva
    actitud.

    Como hay una convención de embotelladores
    programada hasta el 86, inventó una mino convención
    en Nueva Cork, que debe celebrarse una semana antes del estreno
    de los nuevos comerciales en la teletransmisión de los
    Premios Gramy. Tiene que ser en un lugar legendario porque vamos
    a hacer historia. La función será de corbata negra.
    Quiero que sea una noche inolvidable.

    Alan Pottasch y Phil Dusenberry me cuentan que Jackson
    ha mudado de parecer. Sus camaradas le dicen que los comerciales
    los hacen cuando va ya de vencida en su carrera, pero no cuando
    está subiendo como cohete. Por lo que si sigue haciendo
    comerciales se va a exponer excesivamente al público.
    Michael ve los bocetos. Oye la canción y dice que todo
    esta bien. Sólo hay un problema: Mi cara. Estoy frente a
    la cámara todo el tiempo. No quiero que me muestren
    más de unos pocos segundos. No es que no quiera hacer este
    comercial, sólo que me parece que hay mejores maneras de
    hacerlo, dice. Hay otras maneras de mostrarme sin necesidad de
    meterme la cámara en la nariz, se pueden usar mis símbolos. Tomas de mis zapatos, mis
    polainas, mi guante, mi figura y luego al final, revelarme. Un
    brillante aprovechamiento de imágenes.
    La canción que ustedes escribieron no es grande,
    ¿Porqué no usar más bien Billie Jean? Si es
    la canción del año. Parece una buena
    alternativa.

    Recuerdo que Coca-Cola es propietaria de Columbia
    Pictures. Ese es un aparato muy grande para atrapar estrellas.
    Tal vez contratar a los Jackson lo único que he hecho es
    desatar una guerra teniendo una gran inferioridad de armas.

    Nos entrevistamos con Lionel Richie, le hablamos de la
    publicidad de Pepsi y de lo que podría hacer él. Me
    parece que en esa charla celebramos un contrato verbal. Mas
    adelante firmamos el contrato.

    Pocos días después Pottasch me presenta a
    Les Garland, uno de los vicepresidentes de MTV. Como es
    inevitable, hablamos de Michael, ofrece estrenar los comerciales
    de Jackson en MTV sin costo alguno, si le damos la
    exclusiva.

    El 27 de enero llama Alan, ha habido un accidente. Un
    incendio. Michael se quemó el pelo. Lo llevaron a un
    centro de quemaduras, creo que está bien. No creo que
    podamos hacer nada. Hay mucha guardia de seguridad. El
    escenario está controlado. Preguntó: ¿lo han
    filmado todo? Estábamos en una toma de sobra contesta.
    Tienen que hacerle saber a Michael que estamos muy preocupados.
    Le pido a Dios que los medios no nos vayan a mencionar, que no
    pronuncien el nombre de Pepsi. Vendrán los juicios por
    daños y perjuicios. A la mañana siguiente se
    confirman mis peores temores. Un vocero de Michael da una
    declaración en la cual trasluce la posibilidad de una
    demanda
    judicial. De paso dice que Michael en realidad no quería
    hacer esos comerciales. La prensa quiere nuestra respuesta.
    Jackson ha ordenado dar publicidad a la película que se
    tomó en el momento en que se le incendio el pelo, quiere
    que la prensa lo conozca. No se puede permitir que nadie vea
    ésta cinta. Me parece que es una mala idea. Es una cosa
    grotesca. Un momento tan horrible que lo persigue a uno siempre.
    Y me temo que así lo van a recordar a Michael si ven la
    filmación del incendio. No volví a oír una
    sola palabra del asunto.

    Llego el momento de ver los comerciales. Este equipo ha
    creado los mejores comerciales que he visto en mi vida. Daremos
    la puntilla a todo este negocio.

    Capítulo 8. Un mensaje para
    Michael.

    ¿Estaba realmente dispuesto a sacrificar el
    negocio con los Jackson? Sin duda alguna. Si nos fuera
    imprescindible incluir a una celebridad ahí estaba Lionel,
    y lo del 85 lo pensaríamos después. Michael
    tenía el derecho de aprobar los comerciales, pero no
    podía demorar la aprobación por un tiempo
    irrazonable. Pero aunque perdiéramos 2 millones,
    todavía le ganábamos a Coke por 8 millones. La
    juventud no es
    la audiencia de Julio Iglesias. Yo tenía la última
    palabra.

    Michael si me explica qué es lo que no le gusta
    de los comerciales, los podemos arreglar. No son lo que
    convinimos, ni siquiera con las concesiones que hice, responde.
    Sus comerciales de Pepsi siempre son brillantes y llenos de
    luz. Por eso
    me gustan. Yo quiero que los míos también sean
    así. Le mandamos las revisiones, las ve con nuestro
    productor. Las tomas en que aparece él todavía le
    parecen muy largas. Hoy es miércoles. Los embotelladores
    vienen a ver estas pruebas el sábado por la noche. No
    importa lo que diga Michael.

    Le digo que ya no tenemos tiempo para más
    revisiones. Pero después haremos los cambios que quiere.
    Responde que no le importan lo que vean los embotelladores. Lo
    que le interesa es lo que sale al aire.

    Estoy de pie cerca de los reflectores en el escenario
    del State Theater en Lincoln Center. Es una vista deslumbrante:
    embotelladores y empleados con sus familias, todos elegantemente
    vestidos. Se empiezan a mostrar los comerciales. Esta es la mejor
    publicidad que he visto. Los embotelladores de ponen de pie para
    prodigarle a Michael una gran ovación. Nuestra directora
    de relaciones
    públicas, ya no necesita estar sentada en su
    automóvil para secuestrar a periodistas que regresan a sus
    casas. Ahora ellos vienen a nosotros. Los teléfonos cobran
    vida. Nosotros somos noticia. Los días anteriores al
    estreno en la teletransmisión del Gramy, los noticiarios
    nos piden copias de los comerciales para pasarlos como noticias.
    Sin embargo nos habíamos comprometido a estrenarlos en
    MTV. Negocio es negocio. MTV acepta que les demos uno de los
    comerciales. Nadie ha llegado a donde estábamos llegando
    nosotros: una serie de entrevistas y pre-estrenos de los
    comerciales, tan escasamente espaciados que prácticamente
    constituyen barreras que no nos cuestan nada.

    No bien transcurridos 30 días del estreno de los
    comerciales las ventas subieron tanto que hicieron de Pepsi sin
    disputa la cola normal de mayor crecimiento en el mercado en
    1984, y a seguido así hasta hoy. Los embotelladores al fin
    tenían la sensación de que sí estaban
    recibiendo lo que compraban y pagaban. La retórica de
    alcanzar y superar a Coke pasó a ser algo más que
    palabrería.

    Capítulo 9. La voz de una Nueva
    Generación.

    Michael insistía que se hicieran las
    modificaciones. Yo he llegado a la conclusión de que su
    versión en mejor que la nuestra. Cuelga el teléfono
    muy contento. Los comerciales se exhiben en la televisión.
    Las ventas suben. Nadie puede hablar con Michael y por eso nos
    llaman a nosotros. Check Sullivan, promotor, pone sobre el tapete
    42 millones de dólares. Eso apenas garantiza a los
    Jackson. Michael se propone montar el espectáculo
    más grandioso y más minuciosamente acabado de toda
    la historia del rock. Y lo va a hacer en el escenario más
    grande que se haya construido jamás. Celebra una rueda de
    prensa para desaprobar el plan de venta de entradas. Y de paso
    anuncia que cualquier utilidad que
    reciba él de esta gira, la destinará a obras de
    caridad. La gira se basa en su creciente popularidad. La gira de
    la victoria necesita un ensayo
    general en el cual se puedan coordinar todos los detalles de
    iluminación y sonido,
    escenografía y operarios.

    Lo maravilloso de patrocinar una gira de conciertos es
    todo el bien que se puede hacer. Se puede hacer mucho por el
    negocio. Se puede comprar un 10% de las entradas y fuera de las
    que se regalan hacer promociones entre los consumidores. A cambio
    de que mencionen el nombre de la compañía, se puede
    obtener que las radiodifusoras las regalen. Los mercados y las
    tiendas también pueden patrocinar concursos. Y en el lugar
    del concierto empapelar las paredes con tantos carteles y
    letreros que nadie pueda marcharse sin haberse enterado de
    quién es el patrocinador. Fuera de eso, como una gran gira
    de conciertos le produce mucho dinero a la
    compañía, ésta tiene la oportunidad de
    hacerles mucho bien a los demás. Por ejemplo, regalarles
    entradas a los orfanatos; crear una sección especial en
    las primeras filas para niños
    inválidos y ofrecerles transporte
    gratuito, etcétera. Hicimos todas esas cosas y nos
    produjeron gran satisfacción.

    En Chicago Coke compró un buen número de
    entradas y de pronto nos sorprendimos oyendo proclamar: "Coke de
    la bienvenida a los Jackson a Chicago" y "Coke está
    regalando entradas". Viviendo se aprende y después de un
    tiempo la gira se encarrila. De algún modo los
    embotelladores hacen sus promociones. Las ventas de Pepsi
    responden cuando los Jackson llegan a una ciudad.

    Cuando llega la hora de atender "el caso del litigio con
    Jackson", nunca negamos desde el momento en que Michael
    sufrió una lesión mientras filmaba nuestro
    comercial, que había que darle alguna compensación.
    No queríamos vernos envueltos en un juicio por esta
    cuestión, si lo podíamos evitar. Michael tiene el
    proyecto de
    donar cualquier cosa que obtenga al Centro de Quemaduras del
    Brotman Memorial Hospital, donde lo trataron. Una vez que la gira
    de la Victoria hubo agotado su último láser y
    hubo arrojado su última bomba, fuimos a Los Ángeles, a
    fin de asistir a la rueda de prensa en el Centro de Quemaduras.
    Posamos juntos Michael y yo para que tomaran algunas fotos.

    Capítulo 10. Nivelando la
    cancha.

    Tan pronto quedo organizado mi equipo ejecutivo,
    empezamos a desarmar el negocio analizando todos sus aspectos.
    Como grupo; todo lo cuestionábamos y no dábamos
    nada por sentado. Y con esta perspectiva llegamos a las estrategias que
    habían de poner a Pepsi en una marcha más
    rápida que nunca. Y lo vamos a hacer como socios.
    Necesitamos grandes ideas, correr más riesgos, me
    decían. La meta era
    duplicar el negocio en el decenio de los 80.

    Seríamos los primeros en el mercado con lo
    más novedoso en publicidad, promociones, envases y
    productos. Esto lo realizaríamos conociendo más que
    todos nuestros competidores acerca de nuestros consumidores, y
    aprovechando ese conocimiento
    con audacia. Correríamos riesgos grandes pero bien
    concebidos. Y mantendríamos a la competencia siempre a la
    zaga, sumida en la incertidumbre respecto de nuestro
    próximo paso. Todo dólar que pudiéramos
    atrapar, si se gastaba en forma eficaz, produciría muchos
    dólares en ventas y utilidades.

    El enemigo de la productividad no
    es el exceso de trabajo sino el aburrimiento. Si uno tiene
    siempre un poquito más de trabajo que tiempo para
    realizarlo, descubre el placer de ponerse a la altura de las
    circunstancias.

    En Pepsi USA sabemos que la manera de llegar a ser el
    número uno es pensar siempre como número dos. Hacer
    las cosas hoy y hacerlas uno mismo. Llamar por teléfono en
    lugar de escribir. Cuando uno trabaja con un producto que tiene
    un verdadero punto de diferencia, es sumamente difícil
    ganarle al producto al cual está acostumbrada la gente.
    Tardaríamos seis meses en encontrar la
    solución.

    Ya estábamos preparados para el lanzamiento de
    Overlord. Tenemos el dinero, lo
    único que nos hace falta es el nombre. La agencia de
    publicidad creía que debería llamarse
    "Slice".

    Una semana antes de la convención de
    embotelladores se anunció Slice. La anunció el Wall
    Street Journal que lo reveló todo. Una bebida gaseosa con
    añadidura de jugo, mercados de prueba, lemas de
    publicidad. Era obvio que se había filtrado la
    noticia.

    Poco después de la convención la sacamos a
    los mercados de prueba. Era tan buena que pronto los competidores
    la imitarían. En productos de consumo nadie disfruta
    durante mucho tiempo de un mercado virgen. En el mercado de
    prueba no le quitamos tantas ventas a Sprite ni a 7up. Slice se
    comportó bien, pero parecía estar ampliando la
    categoría limón-lima. Pero cuando nos lanzamos al
    mercado nacional levantamos roncha. Nuestro departamento de
    investigación y desarrollo empezó a trabajar en
    nuevos sabores. Salimos al mercado mucho antes de lo que se
    esperaba, y a finales de 85 Slice se estaba vendiendo
    precisamente al ritmo que queríamos.

    La botella de plástico
    de tres litros se denominó el proyecto Olympian. Yo
    tenía mis dudas. ¿Quién iba a comprar una
    botella tan grande? ¿Podría una ama de casa
    siquiera levantarla? ¿Y cómo haría para
    acomodarla en su nevera?. En mayo de 84 se introdujo en
    Birmingham, tomo a la competencia por sorpresa, y se tomó
    al mercado por asalto. Lanzar la botella al mercado nacional, eso
    fue lo que hice. Coke nos siguió y cuando sintió la
    polvadera, nosotros teníamos más volumen con la
    botella de tres litros que ellos. Ya habíamos nivelado la
    cancha. Estábamos bien preparados para enfrentarnos a
    Coke.

    Capítulo 11. Tomamos la
    delantera.

    Tim sostenía que el 100% de aspartame era algo
    que los consumidores realmente querían. Y había
    hecho una investigación para probarlo. En esa época
    cuando comercializamos la Diet Pepsi en latas y botellas, lo
    mismo que en los comerciales aparecía la
    indicación: "Ahora con mezcla de Nutra Sweet". Lo natural
    es destacar lo que es nuevo. La investigación nos
    reveló que estaban dispuestos a pagar más por una
    cola dietética que lo contuviera, la preferencia era
    abrumadora. Costaría entre 40 y 60 millones cambiar la
    combinación aspartame-sacarina, por el 100% de aspartame.
    Correr riesgos era la esencia misma de este negocio. Si los
    consumidores querían el 100% de aspartame, Pepsi se los
    daría primero.

    Teníamos que estar seguros que nunca
    vamos a quedar en desventaja en cuanto al precio de aspartame y
    de que por numerosas que sean las compañías que
    firmen los contratos, nosotros nunca tendremos que preocuparnos
    por la entrega completa de nuestros pedidos. Las negociaciones
    continúan. He llegado a la conclusión de que
    ésta es la mayor oportunidad que se nos ha presentado en
    mucho tiempo de controlar la iniciativa en el negocio en las
    gaseosas dietéticas. Otras encuestas que hicimos confirman
    lo que ya sabíamos: que esto le daría un impulso
    tremendo a Pepsi y pondría a Coke en aprietos.

    No podemos tomar desprevenidos a nuestros
    embotelladores, que tendrán que desembolsar su parte del
    coso. Por tanto resolvemos el apoyo de un grupo
    representativo.

    Empezamos el proceso de
    cambiar el aspecto gráfico de los envases. Para ganar unos
    pocos días más de secreto, elegimos una
    compañía de confianza para que nos hiciera
    centenares de planchas de impresión necesarias para
    comenzar. Luego hablamos con nuestros proveedores de
    envases y les dijimos que cuando recibieran las planchas
    sabrían de que se trataba. Mientras tanto les pedimos
    mantener la reserva. El aparato de inteligencia de Coke logra
    averiguar que le hemos dado el golpe de gracia a la sacarina.
    Pero no hay nada que hacer en 24 horas. Pegamos duro.
    Habíamos comprado más aspartame del que
    necesitábamos para bloquear mejor a Coke. Nosotros
    cubrimos prácticamente el mercado nacional con Diet Pepsi
    inmediatamente. Nuestros comerciales estaban en todas partes.
    Diet Coke con el 100% de aspartame, sólo se encontraba en
    el 12% de las tiendas del país. La publicidad de Coke era
    cuestionable y la cadena ABC la retiró de su programación.

    La Diet Pepsi recibió un enorme impulso. Las
    ventas se elevaron muy por encima de lo que necesitábamos
    para pagar el costo adicional de aspartame. Lo mismo le
    ocurrió a Coke cuando por fin llegó. Una vez
    más se vio que la Guerra de las Colas era buena para el
    negocio, esta vez tanto para el nuestro, como para el
    suyo.

    Lionel Richie nos enseñó otra manera de
    contratar celebridades que no tengan par y que se diferencien
    notablemente de todas las conocidas antes. Desde el principio de
    nuestras relaciones hasta el último día del
    contrato, Lionel cooperó en forma admirable. Tras
    bastidores saludaba a nuestros embotelladores y a sus familias.
    Noche tras noche posaba para cuantas fotos le quisieran tomar.
    Besaba bebés, mujeres… firmó un
    millón de autógrafos. Nada
    de eso estaba en el contrato.

    Capítulo 12. Ruleta de
    celebridades.

    Todo el que haya manejado alguna cosa sabe que siempre
    hay un área que se resiste incluso a sus más
    vigorosos esfuerzos. Para mi ésa área ha sido la
    publicidad.

    La idea era simple, Pepsi es "la elección de una
    nueva generación", lo cual en lo referente a las gaseosas
    significa gente de 14 a 24 años. Ahora vamos a hacer que
    Diet Pepsi sea "la elección de una sola caloría
    de una nueva generación", lo cual en lo concerniente a
    gaseosas dietéticas significa personas de 18 a 35
    años. Este año de 85 BBDO continúa la
    técnica de escenas íntimas de la vida real, que
    tanto éxito tuvo en el 84. es una técnica muy
    característica que se asocia con Diet Pepsi y que hasta
    ahora no ha sido limitada. Y esta bien enfocada.

    Geraldine Ferraro acepta la idea de hacer un comercial
    para Diet Pepsi, no la vamos a presentar como candidata a la
    vicepresidencia, ni como figura política. La presentaremos
    como un ser humano. Error, cuando una figura de la
    política nacional se compromete a patrocinar un producto
    de una compañía grande, lo primer que hará
    la prensa es tratar se averiguar cuanto le pagaron, para poder
    gritarle. De nada vale que en el contrato se haya estipulado que
    los honorarios no se divulgarán. La noticia de que
    Geraldine Ferraro ha hecho un comercial se filtra. Yo aprendo de
    que Pepsi no debe meter las narices en disputas políticas.

    Faltan dos semanas para el Super Bowl y casi regalados
    se nos presentan los nombres de dos defensas rivales, Don Marino
    y Joe Montana. Los dos firman en menos en que patean una pelota.
    Tres o cuatro firmas más y tendremos una campaña.
    Vemos los preliminares. Es uno de los mejores comerciales de
    deportistas que hemos visto.

    Descubrimos que Shirley MacLaine está dispuesta a
    hacer un comercial. Una perdida total de una gran cantidad de
    dinero. No hay una sola cosa buena que se pueda decir de
    él. El guión es aburridor. Lo único positivo
    es el alivio que uno siente cuando termina el
    comercial.

    El anuncio de Mario-Montana permanece en el aire
    más de lo que yo creía posible y las ventas suben.
    Ese verano aprendí dos lecciones: el anunciador se cansa
    de los comerciales antes que el público y la segunda
    lección, es algo que yo tal vez debería de haber
    aprendido de contratar a todas esas estrellas de rock: si uno va
    a hacer una campaña basada en celebridades, debe estar
    bien seguro de que todos los contratos estén bien firmados
    antes d empezar.

    Coca-Cola ha resuelto vengarse. Y todas las grandes
    ideas y todos los grandes hechos con que nosotros nos hemos
    adelantado, todos los éxitos que hemos obtenido para
    mantener la delantera… todo eso no habrá sido
    más que entrenamiento
    básico.

    Capítulo 13. Dulce venganza.

    La necrología de Robert Woodruff apareció
    en el New York Times, al dejar de lado el
    periódico, tenía una fuerte premonición
    que el nuevo grupo administrativo de Coke se sentiría
    ahora en libertad de
    hacer cambios en la veta nutricia, la Coca-Cola misma. Desde hace
    años sabíamos que sus especialistas en mercadeo e
    investigación venían trabajando en nuevas formulas
    para esa bebida, las cuales podrán acaso superar nuestro
    Desafío Pepsi. Lo que iba a hacer Coke era una cosa tan
    audaz que nadie, ni siquiera su rival dedicado a las ideas
    audaces, audazmente expresadas, podía imaginar que pensara
    en ella, ni mucho menos que la ejecutara.

    Creo que habrá una nueva formulación de
    Coca-Cola, dice el analista. Y creo que otra vez van a cambiar el
    edulcorante. Esta vez se pasan a fructuosa 90. pero hay dos
    problemas: uno que no hay existencias suficientes para pensar
    siquiera en usarla en una marca tan grande como Coke u el otro,
    que cuesta una fortuna. Imposible le digo.

    Más adelante me dicen: lo que Coke va a hacer es
    cambiar totalmente la formula de su producto. A partir del
    martes. Habrá una Coke totalmente nueva. Tendremos que
    competir con un producto nuevo. Pero también nos han hecho
    un gran elogio, pues Coke se reconoce derrotada y cambia su
    formula. Coke contará su historia en forma triunfal y
    positiva, y si nosotros lo atacamos, se dirá que no
    sabemos perder.

    Tenemos que convencer a la gente que: nos es que Coke
    este sacando un nuevo producto, sino que está retirando el
    viejo. Está reconociendo su derrota. El producto
    más famoso del mundo desaparece de los estantes. Abandonan
    la batalla. Cualquier cosa que hagamos tiene que ser sorpresa. Lo
    cierto es que no sabemos con seguridad que van a anunciar. Pero
    aunque estuviéramos equivocados una declaración de
    victoria no nos queda mal. Poco antes de la conferencia de
    prensa estaría perfecto. Así la Coke no
    tendría tiempo de decir nada.

    Es preciso que embotelladores y empleados vean esto como
    un triunfo nuestro. No es hora de que abriguen dudas sobre
    nuestro producto, nuestra compañía o sobre
    sí mismos. Es el momento de la confianza, traigan lo que
    trajeren los próximos días. Les daremos un
    día libre, para celebrar. Transmitiremos a la prensa que
    Coke lanzará un nuevo producto más perecido a
    Pepsi, y les daremos datos
    estadísticos para que les hagan preguntas a los de Coke, y
    de paso los invitamos a nuestra fiesta.

    Cuando los ejecutivos de Coke abren el periódico
    leen nuestro anuncio y sienten un mariposeo en el
    estómago, estamos de buen humor para divertirnos. Nuestro
    anuncio no ha pasado inadvertido. Los periodistas no están
    de rodillas alabando el segundo advenimiento de la Coke. Por el
    contrario plantean preguntas difíciles, y las repiten
    cuando les parece que las respuestas son evasivas. Todo se reduce
    a una sola pregunta: ¿Cambiaron la formula a causa del
    éxito de Pepsi?

    Las respuestas aparecen como cínicas y
    manipuladoras ante los consumidores. Comprendí que a Coke
    le iba a costar mucho trabajo volver a tomar la delantera. Con
    todo la batalla apenas ha comenzado. Coke todavía no ha
    dado su nueva bebida al público. Yo conozco muy bien su
    poder de mercadeo, de distribución y financiero. Sé que
    pronto tendrán la Nueva Coke en centenares de puntos de
    venta. Pido recomendaciones para un programa ofensivo capaz de
    asegurarnos que el ascenso será tan penoso que Coke no
    pueda de ninguna manera recuperar la iniciativa.

    Esbozo un plan de tres puntos: primero tenemos que
    comunicarnos con los consumidores. Basta con mostrar
    simpatía para con los leales clientes a
    quienes Coke ha abandonado. Con este fin produciremos nueva
    publicidad de modo que salga al aire una semana antes que Coke
    saque su nueva formula. Segundo, ofreceremos incentivos de
    compra para atraer a los consumidores hacía Pepsi.
    Adoptaremos un sistema de doble cupón, una oferta de
    ensayo para bebedores de Coke no comprometidos, e igual reembolso
    para los fieles consumidores de Pepsi.

    La Coca-Cola Company famosa, querida y universalmente
    respetada, hay incurrido en una grandísima
    equivocación. No es que el producto sea pésimo. Es
    que no es un ganador. Es desabrido, no despierta interés.
    A nosotros no nos importa si la Nueva Coke sabe o no sabe mejor
    que la Vieja; lo que es bien claro es que no sabe mejor que
    Pepsi. Ni siquiera sabe como Pepsi. Desde ese momento ya no me
    quedó ninguna duda de que la Nueva Coke sería
    derrotada. No desaparecería espontáneamente.
    Tendríamos que ayudarle un poco.

    Hay que ser justos: si es más dulce que Pepsi. Lo
    cual nos lleva a plantearnos el gran interrogante: si la Nueva
    Coke es más dulce ¿cómo pueden decir que
    contiene menos calorías que ésta?. Porque dulzor y
    calorías van juntos. Coke informó sobre el
    contenido de calorías de Pepsi: pero para la Nueva Coke
    empleó un método
    menos conservador que casualmente arroja un recuento más
    bajo de calorías. Jesse publica los resultados. Todo
    ocurrió tan rápidamente que en Coke no pudieron
    hacer nada. El sentimiento público estallo. Y lo que el
    público quería era echar la Nueva Coke por el
    derramadero.

    Nuestras investigaciones, dicen los ejecutivos de Coke,
    indican una abrumadora aceptación de la Nueva Coke y
    muestran que ya ha superado a Pepsi en participación en el
    Mercado. Advertising publica los resultados de una encuesta de
    consumidores. Los datos sobre el rechazo de la Nueva Coke por
    parte del público coinciden con los nuestros. A parte de
    nuestra batahola de números la prensa se divertía
    de lo lindo.

    Empecé a recibir llamadas de embotelladores de
    Pepsi que estaban muy asombrados. Yo nunca había vendido
    tanta Pepsi en mi vida. Estas llamadas me dicen que el desastre
    de Coke es de proporciones mayúsculas. Más tarde
    cuando aparece la información de Nielsen sobre
    participación en los mercados, nos enteramos, sin gran
    sorpresa de que Coca-Cola ha caído al punto más
    bajo de su historia.

    Capítulo 14. "Los hemos lastimado. Lo sentimos
    mucho."

    Cuando todo pasó, los ejecutivos de Coca-Cola
    reconocieron por fin la verdadera razón del cambio de
    fórmula. Las declaraciones se publicaron en el Wall Street
    Journal el 24 de abril de 1986. tardaron todo un año en
    reconocerlo. Sus encuestas no sólo mostraban que la Nueva
    Coke era menos amada que la bebida que había sido la
    bebida nacional. La vieja Coke, sino también que la Pepsi
    le estaba aventajando. Faltaba un golpecito adicional de Pepsi.
    El anuncio de que ya venía la Cola Savannah. Pero como yo
    quería tener la formula exacta, esperamos. Esto tal vez
    fue un error. Si hubiéramos sabido que Coca-Cola iba a
    retirar su bebida maravillosa antes de 90 días,
    habríamos hecho todo el ruído posible con las pocas
    latas de Cola Savannah que ya estaban casi listas, por el valor
    de las relaciones públicas. Perdimos una gran
    oportunidad.

    Resolvieron que Coca-Cola Clásica era un nombre
    mejor que Coke original. Es claro que la batalla no ha concluido
    aun. Hice una declaración completamente seria: "Me alegro
    de la oportunidad de confrontar el sabor único y preferido
    de Pepsi con la
    personalidad dividida de nuestro competidor". Coke
    tratará de levantarse otra vez, pero ahí
    estarán sus vecinos para recordarle la traición al
    público.

    El concentrado de Nueva Coke que en realidad nadie
    quiere lo van a introducir en el exterior, donde Coke no se
    identifica tan profundamente con el espíritu
    norteamericano. Pero tienen una falla se han olvidado de Pepsi.
    El 19 de agosto el jefe de la división internacional de
    Pepsi anuncia a la prensa que nosotros vamos a introducir la
    Nueva Coke en 30 ciudades de todo el mundo, antes que Coke haya
    tenido tiempo de despachar al exterior el primer envío de
    concentrado.

    Según Maxwell, Pepsi creció a una tasa de
    5.1% en 1985, y fue la gaseosa de mayor venta en los Estados
    Unidos. Aún continúa siéndolo.

    Negocios de tan rápida evolución como el de las bebidas gaseosas
    no se prestan para hacer pronósticos a muy largo plazo. Un
    año es lo más que uno puede prever razonablemente.
    El error de la Nueva Coke fue importante por una razón
    definitiva en el negocio: la imagen.

    Si se quiere que el negocio crezca, tiene que estimular
    al personal, una y otra vez, para que busque el riesgo y lo corra
    con inteligencia; y si a veces esos riesgos no dan buen
    resultado, el jefe tiene que ayudarles a sus colegas en las horas
    difíciles. Si no los apoya, si no puede tolerar el
    fracaso, entonces por más éxito que tenga hoy la
    compañía, mañana no lo
    tendrá.

    Demostramos, me parece, que Pepsi si puede ganar, y, lo
    que es más, ganar con elegancia.

    Capítulo 15. Sobre las olas.

    Para Pepsi aquel caluroso verano del 85 sólo
    trajo cielo azul, brisas suaves y mar abierto; pero los
    ejecutivos de Pepsi, estábamos tan ocupados compitiendo
    con Cokje, que no tuvimos tiempo de gozar el descanso que nos
    habíamos ganado.

    Mantener a los astronautas abastecidos de refrescos en
    el espacio, no es un problema que interese a los ejecutivos de
    las fabricas de gaseosas. En 1984 Coke anunció a sus
    embotelladores que su empresa estaba negociando con la NASA para
    mandar unas latas espaciales en el próximo vuelo del
    trasbordador espacial. Hablan del espacio como la próxima
    frontera de
    Coke. Los nuestros llevan camisetas con un letrero en el frente
    que dice: Un sorbo gigantesco para la Humanidad.

    No vamos al espacio para llevar a cabo una prueba de
    sabores entre las dos Colas, declara con mucha intención
    el astronauta Charles Fullerton. Y sin embargo nadie habla de
    otra cosa que de las 4 latas de Pepsi y las 4 latas de Coke.
    ¿Cuál ganará?

    A principios de verano visitan a Jack Coleman los
    organizadores de un concierto que según ellos, va ser el
    más concurrido en la historia del planeta. Lo
    televisarán MTV, unas doscientas estaciones independientes
    en todo el país y la ABCS. Y la fortuna que se va a
    levantar con este festival musical se destinará a la misma
    causa que ha conmovido a los Estados Unidos este año: las
    muchedumbres africanas hambrientas y sin techo.
    ¿Quién no va querer participar en "Ayuda en
    Vivo"?.

    Filadelfia en agosto suele ser horriblemente caliente.
    Llénese un estadio al aire libre, agréguense luces
    de televisión y se tendrán los ingredientes para
    producir una sed monumental. Para apagarla la gente de Jay ha
    puesto en todas partes Pepsi y vasos de Pepsi. Pero cuando veo
    estos vasos sobre el piano de Phil Collins, hasta yo me
    sorprendo. Y cuando Phil sale y bebe un trago, me imagino
    cómo se alegrarán mis amigos de Coke de haber
    cancelado el trato con ABC.

    Estamos en enero de 86 a 30 días de nuestra
    convención de embotelladores y estreno publicitario. Todos
    los comerciales se han filmado, con la afortunada
    excepción de los de Wham, y el comercial de Don Jonson.
    Este año la crisis es de tiempo, Don filma Miami Vice toda
    la semana a todas horas del día y de la noche.
    También es un perfeccionista, se interesa mucho en este
    comercial y quiere que sea algo extraordinario. No tenemos tiempo
    de mandarle todas las versiones. Le mandamos una versión 3
    días antes de la presentación a los embotelladores
    y a la prensa en el estreno. Nos dice que no le importa que lo
    mostremos a los embotelladores pero a la prensa no, hasta que
    esté perfectamente bien. Le digo que los reporteros no son
    críticos de cine y que lo
    van a ver una vez en un clu. Dos minutos y asunto concluido. Si
    no lo exhibimos en la rueda de prensa, continuo, lo van a
    destrozar pues pensarán que tiene algún defecto. La
    rueda de prensa se celebra, la rutina es sencilla: se muestra un
    comercial; se presenta la estrella y luego las preguntas. Las
    estrellas dicen lo que quieren.

    La convención arranca como los fuegos
    artificiales que lanzamos esa noche sobre la bahía. Hemos
    terminado el mejor año de crecimiento de nuestra historia
    y parece que 1986, va ser mejor aun. Anuncio que llevaremos al
    mercado nacional otros tres sabores de Slice, todos con el 10% de
    jugo y todos en dos formas: corriente y,
    dietética.

    Días más tarde nos informaron que Pepsi
    había merecido otro premio, muy especial otorgado por las
    "4 a´s". La primera asociación de agencias de
    publicidad del país. Los ganadores fueron los de la
    Generación Pepsi, y Pepsi-Cola fue la
    compañía ganadora por haber sido los mejores
    durante más de 20 años.

    Capítulo 16. A cielo despejado.

    En Pepsi se produce menos papeleo que en cualquier
    empresa, pero, lo mismo que cualquier otro ejecutivo, dispongo de
    poco tiempo para leer por placer y las escasas horas libres que
    puedo dedicar a la lectura,
    casi siempre escojo libros que
    tienen que ver con mi trabajo, leo también historia,
    principalmente, historia militar.

    Aproximándome al final de mi propio libro, me doy
    cuenta de que la historia que he contado no es únicamente
    la de mis dos pasiones: superior ejecución de los aspectos
    básicos del negocio y un empuje constante hacía la
    novedad y la diversión en nuestra publicidad. Este libro
    describe dos ciclos, el de Coke y el de Pepsi. Para Coke somos
    advenedizos que se pueden acercar a veces a la victoria pero que
    jamás podrán arrebatarle su mítica
    dominación. Los directores de esa empresa descubrieron que
    el público americano le tolera a Coke cualquier cosa,
    excepto el cambio. Justamente por eso creo que Coke está
    en un ciclo sin fin, con muchas carreras, solo para quedarse en
    el mismo sitio. Pero la vida no es, otra cosa, que cambio. Lo
    cual nos lleva al ciclo de Pepsi.

    Durante tres años hemos hecho una pirotecnia que
    excita, divierte y encanta a nuestros clientes y, me complace
    decirlo, a un número cada vez mayor de antiguos clientes
    leales de nuestra compañía. Ahora ya la gente
    espera que la sorprendamos con bengalas, pitos y magia. Y como
    nos gusta complacer al público, seguiremos tratando de
    hacer nuestro negocio más divertido cada
    año.

    El aspecto de historia que repitamos tiene que estar de
    acuerdo con nuestro papel. Y como nuestro umbral de aburrimiento
    es tan bajo como el de ustedes, tiene que ser
    divertido.

    En la primavera de 85 nos venderían la tercera
    compañía de gaseosas en los Estados Unidos,
    más su operación en el exterior, por una suma
    razonable. 7-up es un producto único en su clase, tiene
    una posición especial en la mente del consumidor. Aunque
    últimamente había venido perdiendo ventajas por la
    culpa ha de su anterior administración. En enero de 86 la
    compramos por 380 millones de dólares. Con la
    adición de 7up, Pepsi ganaría unos 7 puntos de
    participación. Quedarían muy pocos puntos de
    diferencia con la Coca-Cola Company. Al momento de escribir estas
    líneas las adquisiciones de 7up por parte de Pepsi y de,
    Dr. Peper por parte de Coke, han sido colocadas en entredicho por
    el Gobierno y presumo que al fin no se van a consumar.

    Sabemos que en este juego ni Pepsi ni Coke van a ganar
    decisivamente. Siempre habrá otras batallas y otros
    frentes que nos mantendrán demasiado ocupados para
    celebrar. Lo importante para Pepsi es seguir demostrando que
    tiene capacidad para sorprender al público. Por su misma
    naturaleza el
    negocio de bebidas gaseosas nos obliga a revitalizar la empresa
    año tras año. Por esta razón es
    indispensable que al mismo tiempo que le suministremos al
    consumidor norteamericano la bebida que prefiere, le ofrezcamos
    también las ingeniosas y divertidas sorpresas con que
    tanto goza.

    Tenemos una meta, el liderazgo en nuestra industria, y
    un mapa para llegar allá. Lo mejor de todo es que sabemos
    que por el camino nos divertiremos mucho.

    Conclusiones.

    No podemos dejar de perder de vista que el señor
    Roger Enrico era el presidente de Pepsi en los Estados Unidos de
    Norteamérica, durante esa época, por lo cual su
    versión puede estar un poco sesgada. Sin embargo, no deja
    de ser una excelente recopilación de los hechos de esa
    época, en la cual se demuestra todo el ambiente
    altamente competitivo surgido entonces, entre las empresas: "Pepsi"
    y "Coca Cola", para dominar el mercado de los refrescos de
    cola.

    A lo largo de la lectura
    pudimos apreciar diversas tácticas de mercadeo, algunas
    con sumas astronómicas de dinero para ese tiempo, pagadas
    a artistas como Michael Jackson, para personificar un comercial y
    ser la figura atrayente para el grupo objetivo. Estos son algunos
    de los elementos que podemos absorber, sobre como se utiliza el
    mercadeo a este nivel, y para mover la percepción
    y la preferencia del consumidor.

    Bibliografía.

    • Enrico Roger y Jesse Kombluth. La Guerra de Las
      Colas: vista por el presidente de PEPSI. Grupo Editorial Norma.
      1991. Bogotá Colombia.

    Juan Zimbrón Reyes

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