El SPAM que nos
invade
Quién no ha recibido alguna
vez en su buzón de correo
electrónico un mensaje pidiendo alguna ayuda
económica para un niño enfermo de cáncer, o
para localizar a una persona
desaparecida, alertando sobre los efectos nocivos de cierto
virus,
advirtiendo el grave peligro que supone llamar a ciertos
número telefónicos, anunciando una desgracia si no
continuamos una cadena de reenvío de mensajes o, por el
contrario, que vamos a tener mucha suerte y convertirnos en
millonarios si lo hacemos. También, a menudo, nos llegan
noticias que,
a pesar de aparentar ser falsas, tienen ciertos visos de
realidad, convirtiéndose algunas en verdaderas "leyendas
urbanas" que circulan por toda la red e incluso por los
medios de
comunicación impresos.
Todos estos mensajes (hoaxes,
spam, leyendas urbanas, etc.) pretenden algún fin, que
puede ser desde una advertencia de buena fe que nos hace alguno
de nuestros conocidos, gastarnos una broma, realizar algún
daño o
hasta realizar una estafa (timos telefónicos, premios
falsos de la Lotería, vacaciones pagadas, premios de
casinos, venta de pornografía, obtención de claves de
tarjetas de
créditos, etc.) atrapando a los incautos y
basándose en la buena fe de la persona que recibe el
mensaje. De hecho el porcentaje de fraude exitoso
suele ser bastante alto, pues muchos usuarios son confiados en
exceso.
Los hoaxes (mistificación,
broma o engaño), no son virus, sino mensajes con falsas
advertencias de virus, o de cualquier otro tipo de alerta o de
cadena (incluso solidaria, o que involucra a nuestra propia
salud), o de
algún tipo de denuncia, distribuida por correo
electrónico.
Tienen como común
denominador, pedir que se distribuyan "a la mayor cantidad
posible de conocidos", lo que puede llegar a congestionar los
servidores de
correo y las redes de comunicaciones, así que la
recomendación general es que nunca se reenvíe un
mensaje de este tipo que llegue a nuestros buzones, y si alguien,
de buena fe le envía una de estas alarmas, conviene
avisarle de ello para que salga de su engaño y detenga el
proceso. Con
estas cadenas se pueden obtener direcciones de correo
electrónico ya que quienes reenvían los mensajes no
ocultan las direcciones de los destinatarios, que son capturadas
por los programas
spyware instalados en el ordenador, sin que los usuarios
sean conscientes de ello.
Esta clase de
alarmas, suelen ser totalmente falsas, o basadas en hechos
erróneos, pero lo que es peor, propagan cientos y hasta
miles de mensajes de advertencia sobre los mismos. Y aún
en el caso de denuncias basadas en hecho reales, esta forma de
hacerlo desvirtúa totalmente su verdadero objetivo, pues
la gente desconfía y no hace el menor caso ante estas
cadenas.
Es mucho mejor crear una
página con todos los datos necesarios
dar una dirección y/o teléfono de contacto, firmando el
contenido.
Sin duda, este tipo de "amenazas"
sobre virus es considerado muy dañino ya que muchas veces
implican pérdida de productividad y
tiempo de las
personas que reciben estas alertas. Algunos de los virus hoax
más populares llevan más de tres años
distribuyéndose de usuario en usuario, aunque importantes
organizaciones
dedicadas a la seguridad
informática inviertan muchos recursos en
desmentirlos.
Las noticias falsas en Internet no son novedad,
pero los medios y los
blogs suelen
estar a la caza de noticias llamativas para
comentarlas.
Los hoaxes que circulan por la red
son muchos y variados y, prácticamente sobre cualquier
tema, desde advertencias sobre virus y estafas,
eliminación de cuentas de correo
(hot mail, yahoo, etc.), sobre los efectos perjudiciales de
consumir ciertos alimentos o tomar
ciertas bebidas, los peligros que afectan a al humanidad por la
deforestación y la capa de ozono,
capturas increíbles por los pescadores, hasta regalos que
hacen ciertos fabricantes de sus productos (por
ejemplo, celulares gratis) y muchísimos mas.
Otras veces son más
simpáticos y consisten en presentaciones de Power Point
con unas imágenes
de paisajes que tratan de transmitirnos un mensaje de paz
espiritual.
El envío masivo de e-mails
provoca una ralentización de la web, resta tiempo
al buen aprovechamiento del correo electrónico y otras
herramientas,
ocupa espacio en las bandejas de entrada de los usuarios y
permite a los spammers
obtener nuevas direcciones de usuarios y por lo tanto extender el
mensaje.
Los hoaxes también son una
amenaza para compañías ya que provocan sobrecargas
en los buzones web, impactan de manera negativa en la imagen de las
empresas, que
ven dañada la credibilidad de sus productos por falsos
rumores e incluso pueden provocar el desinterés de los
usuarios hasta llegar a perderlos, motivados por una
reacción viral.
Al tratarse de e-mails en cadena,
que reenvían los propios usuarios a toda su lista de
direcciones, los usuarios acaban llenando sus buzones con
mensajes en los que se les alerta de virus, de ceses en servicios
gratuitos, o se les informa sobre falsas posibilidades de recibir
dinero a
cambio de
participar en algo. Existen también bulos que advierten
sobre cambios en MSN Hotmail y sobre el cierre de la propia
cuenta si no se reenvía el mensaje a cierta cantidad de
contactos.
Todos aquellos que tenemos una
cuenta de correo electrónico estamos acostumbrados a
recibir cada día varios (decenas o centenas) mensajes
publicitarios (basura) no
solicitados y cuanto más antigua sea la cuenta tantas
más posibilidades tenemos de recibir SPAM, sobre todo si
no somos muy cuidadosos y se la damos a cualquiera que nos la
solicite (por ejemplo, rellenando formularios para
participar en alguna encuesta o
sorteo, o simplemente reenviando una cadena).
Se llama spam (el nombre deriva de
Spiced Ham, unas latas de jamón en conserva muy comunes y
que se servían a los soldados durante la II Guerra
Mundial), a la práctica de enviar indiscriminadamente
mensajes de correo electrónico no solicitados.
El motivo para llamar a este tipo
de mensajes de la misma manera también es por un sketch
cómico de Monthy Phytom en que se canta la canción
"Spam", donde al final de la escena y la canción, todo lo
que se escucha y obtiene es spam (una repetición sin fin
de un texto sin
importancia.
El término spam llega a
Internet para calificar (más bien descalificar) al
correo electrónico no solicitado, que se ha convertido en
una gran molestia para los usuarios de la red. No sólo
inunda los buzones personales, sino que es especialmente
fastidioso en las listas de distribución o en los grupos de
noticias, donde no es raro encontrar un anuncio del último
vídeo de Pamela Anderson .
El spam engloba los falsos virus,
la publicidad de
empresas, las pirámides, los 'hágase rico en dos
minutos sin levantarse de la cama', etc. Todo el correo basura, incluso
aquél que le pueda interesar a alguien pero que nunca
pidió que se lo enviasen.
Generalmente, se trata de
publicidad de productos, servicios o de páginas web. Los
mensajes spam son publicitarios, ofertas para asistencia
financiera o tentar al receptor a visitar cierta página
web. Estos mensajes se envían a cientos de miles de
receptores cada vez. Es algo similar a recibir correo postal con
publicidad en nuestros buzones de casa.
El problema es que los mensajes no
fueron solicitados y las listas de direcciones de correo
particulares se han podido obtener de manera fraudulenta, muchas
veces sin nuestro consentimiento expreso.
Esta práctica, puede ser
legal ya que en muchos países no hay leyes que lo
prohíban y los mensajes se pueden enviar desde servidores
situados en esos países, pero lo cierto es que perjudica a
todos los usuarios de Internet.
Es muy difícil protegerse
ante el spam, pero si se pueden tomar ciertas medidas para
minimizar sus efectos, sobre todo siendo muy cuidadosos con a
quién facilitamos nuestra dirección de correo
electrónico, instalando algún firewall y
aplicando filtros para no recibir mensajes de esas direcciones,
pero no muy estrictos pues podemos perder correo
deseado.
Muchos de los mensajes no
solicitados ofrecen eliminar al receptor de la lista de mailing
si uno responde con la palabra "remove" o "borrar" en el campo
subject: o asunto: (u otras veces por distintos métodos).
La experiencia demuestra que la mayoría de las veces este
método es
una trampa y solo sirve para validar que la cuenta de correo
existe y está activa. En otras palabras, responder al
mensaje lo pone a uno inmediatamente en una nueva lista
confirmando su dirección de e-mail.
Aparte de la molestia para los
usuarios, a los que inundan sus buzones y que para borrarlos
tienen que dedicar tiempo, corriendo el riesgo de borrar
algunos válidos, los ISP tienen que gastar mucho tiempo
procesando el spam, lo que afecta directamente al tiempo para
procesar el correo 'normal'.
Si se quiere defender utilizando
un filtro, el tiempo que tardará en filtrar la basura,
será todavía mayor. Por eso, la mayoría de
ISPs descartan los filtros como método efectivo de lucha
contra el spam.
Además, un ISP compra un
determinado ancho de banda (Mbit/s) dependiendo del número
de usuarios que se van a conectar y un uso razonable de esa
conexión conlleva normalmente una aceptable calidad del
servicio y del
número de usuarios. Pero cuando las líneas las
empiezan a ocupar extraños (spammers), el ISP debe elegir
entre que sus verdaderos usuarios tengan una conexión
más lenta, pagar por más ancho de banda o subir las
tarifas.
Al final el receptor paga por el
spam lo que el emisor se ha ahorrado. El spam, en resumen,
utiliza un montón de recursos ajenos que otros acaban
pagando.
La proliferación del spam
está asegurada ya que al no haber una legislación
única o no estar claramente definido lo que es spam y lo
que no, se deja un vacío legal por el que poder
colarse.
En algunos países enviar
spam a los clientes es
legal, y la Ley autoriza a
enviar correos electrónicos a aquellas personas o empresas
con las que se haya mantenido una relación comercial, si
explícitamente no se oponen a ello. Por contra, en los
Estados Unidos
existe una legislación antispam, cuya nueva ley federal,
denominada Can-Spam, entró en vigencia en enero de
2004. La norma facilita la lucha contra el envío masivo de
correos electrónicos no deseados mediante el
establecimiento de estándares nacionales y la
imposición de castigos mayores que en la anterior
legislación.
Sin embargo, en muchos
países no está penada esta molesta práctica,
pero, incluso si lo estuviese, los spammers siempre pueden
utilizar servidores web alojados en otros países, mucho
más permisivos, cambiar de sitio cada poco tiempo y poner
todos los medios tecnológicos para dificultar su
localización.
Las leyendas urbanas son relatos
que brotan por doquier,
muy antiguos a
veces, en continua
transformación siempre; que se difunden imparablemente por
el mundo a través del boca a boca, los medios de
comunicación y la Red, que se presentan como sucesos
ciertos, historias creíbles, a menudo referidas a un
conocido de un conocido y que expresan narrativamente preocupaciones tan cotidianas como
éstas: ¿Hay fantasmas en
los espejos? ¿Hay tal vez una mujer tras cada
curva peligrosa?
Las leyendas urbanas, que antes se
transmitían oralmente, ahora se propagan por el correo
electrónico, ya que son perfectas para ser utilizadas como
hoaxes ¿Quién no escuchó alguna vez que Walt
Disney estaba congelado esperando una cura para el cáncer,
que existen cocodrilos viviendo en las alcantarillas de New York,
que fueron arrojados cuando alguien quiso desprenderse de sus
mascotas al crecer éstas, que han sido fotografiados
fantasmas, que las tomas de la llegada del hombre a la
Luna son falsas y que éste nunca llegó al
satélite, o que han aparecido extraterrestres en un
platillo volante estrellado en un desierto de México?
Como cualquier hoax, no deben ser reenviadas.
Estas leyendas urbanas aparecen
misteriosamente, nadie sabe de dónde salen, no hay ninguna
fuente donde comprobarlas pero todo el mundo las conoce y
están en el límite de la credibilidad. La
mayoría de las leyendas urbanas son falsas pero algunas
toman elementos de la realidad o están basadas en
algún hecho real. Una dirección en la que se pueden
encontrar algunas de ellas, curiosas, es: .
Casi todas suenan un poco
increíbles o absurdas pero podrían ser
perfectamente ciertas. Por otro lado, no dejan de ser historias
interesantes y atractivas (a algunas merecen la pena echarles un
vistazo, pues son muy curiosas), pero no deben ser creídas
y mucho menos, reenviadas por correo
electrónico.
En definitiva, resulta muy curioso
leer acerca de estas historias urbanas, pues algunas son muy
entretenidas, pero otras cosa es creérselas y difundirlas
masivamente a través de la red o del teléfono
móvil, con lo que no conseguiremos nada más que
perder nuestro tiempo y hacérselo perder a quienes se las
enviamos, sobrecargando una red y unos servidores de
correo que están destinados a otros fines muy
diferentes.
José Manuel
Huidobro
Ingeniero de
Telecomunicación