- James Monroe: Bosquejo
biográfico - La doctrina
Monroe - En búsqueda de las
verdaderas causas del mensaje - Objetivos de la doctrina
Monroe - Consecuencias de la doctrina
Monroe - Bibliografía
sumaria
James Monroe: Bosquejo
biográfico
Nació en Virginia el 28-04-1758. Fue
capitán a los 19 años y teniente coronel a los 21.
El propio George Washington lo reconoció como "un oficial
valeroso, activo e inteligente". Fue senador a los 32 años
y tiempo
después fue enviado a París como ministro de los
Estados Unidos
por el presidente G. Washington. Fue Presidente de los Estados
Unidos entre 1817 y 1825. Sucedió en el cargo a James
Madison, el cual había gobernado entre 1809 y 1817. Monroe
tuvo el privilegio, en 1820, de ser reelegido para el periodo
1821-1825, por todos los votos electorales, salvo uno, el de John
Quincy Adams, elector de New Hampshire, que deseaba que ese honor
sólo lo gozase G. Washington.
Físicamente, James Monroe era poco atractivo,
pero tenía dos cualidades excepcionales: un sentido
común muy perspicaz y una voluntad inflexible.
El acontecimiento de su administración que hizo inmortal su nombre
fue la formulación de la llamada Doctrina
Monroe.
Durante su gobierno el
problema de la esclavitud
llegó a cierto equilibrio al
firmarse el denominado "Compromiso de Misuri".
La esclavitud había crecido rápidamente,
"como un repique de campanas que anuncia un incendio",
según las bellas palabras de Jefferson.
En 1818, cuando Illinois fue admitido en la
Unión, había 10 Estados esclavistas y 11 libres. En
1819 Alabama y Misuri gestionaron su admisión. Alabama
sería Estado
esclavista; su admisión restablecería el equilibrio
entre Estados esclavistas y libres, por lo que en el norte
surgió oposición al ingreso de Misuri si es que no
era con la condición de Estado libre.
Fue necesaria una enmienda a la ley de
admisión, en virtud de la cual Misuri adoptaría
gradualmente la emancipación. Como el Congreso
tenía mayoría de representantes de Estados libres,
se creó una situación de parálisis política y se
temía el estallido de una guerra
intestina.
Pero se solucionó el problema mediante el
"Compromiso de Misuri" por el cual Misuri era admitido en la
Unión como Estado esclavista, pero al mismo tiempo Maine
ingresó como Estado libre.
El problema entre esclavistas y antiesclavistas quedaba
solucionado temporalmente, pero todos sabían que la
tormenta volvería a formarse.
Jacobo (James) Monroe murió en 1831.
En 1822 Estados Unidos fue el primer estado que
reconoció las nuevas naciones que en Hispanoamérica
acababan de separarse de España.
Aquel mismo año inquietaron a los Estados Unidos dos
iniciativas procedentes de Europa y
dirigidas hacia el Nuevo Mundo:
El zar Alejandro I proclamó los derechos de Rusia sobre la
costa del Pacífico y las aguas vecinas desde Alaska, que
pertenecían entonces a Rusia hasta el paralelo 51, es
decir hasta la parte norte de la isla de Vancouver.
Siguiendo las instrucciones de Monroe, John Quincy Adams
informó al ministro de Rusia que los Estados Unidos
"debían discutir el derecho de Rusia a cualquier
establecimiento territorial en este continente y debían
afirmar claramente que el continente americano no se hallaba ya
supeditado a cualquier nuevo establecimiento colonial
europeo".
El Secretario de Estado escribió al Ministro de
los Estados Unidos en Rusia: "tal vez no haya momento más
favorable para decir franca y explícitamente al gobierno
ruso que la paz futura y el interés de
la propia Rusia no pueden verse facilitados por el
establecimiento de Rusia en una parte cualquiera del continente
americano".
En otoño de 1822, en el Congreso de Verona,
Francia y las
potencias de la Santa Alianza (Rusia, Austria y Prusia)
decidieron intervenir en España, donde una revolución
había obligado a Fernando VII a aceptar una Constitución liberal. En 1823 Luis XVIII
envió un ejército al otro lado de los Pirineos para
ayudarle a restaurar su poder
absoluto.
Los Estados Unidos temieron que las potencias de la
Santa Alianza, se ocupasen luego de sus antiguas colonias
hispanoamericanas.
Londres propuso a Washington una declaración
común americano-británica que alertase a las
potencias europeas contra cualquier tentativa de reconquistar
Hispanoamérica.
Los Estados Unidos plantearon como condición: que
Inglaterra
reconociese, en primer lugar, la independencia
de las antiguas colonias hispanoamericanas. Inglaterra
procuró esquivar la cuestión.
Monroe, según observó su Secretario de
Estado, se "alarmó" cuando las fuerzas francesas se
apoderaron de Cádiz, última plaza fuerte de los
revolucionarios.
John Quincy Adams vio con agrado que Monroe decidiese
manifestarse sin coordinar para nada con Inglaterra, para no
estar como un furgón de cola de dicho país. Adams
preconizaba una comunicación transmitida por las
vías diplomáticas normales a Francia y a Rusia,
pero Monroe prefirió una declaración solemnemente
integrada a su "mensaje sobre el estado de
la Unión".
La primera parte de esta declaración
aludía a las pretensiones de Rusia sobre la costa del
Pacífico, La segunda parte concernía más
específicamente a las intenciones que las potencias
europeas pudiesen tener sobre América
Latina. Monroe pedía con firmeza a las potencias
europeas que no interviniesen en América. Asimismo, confirmando la
política de neutralidad inaugurada por George Washington,
adquiría el compromiso de no intervenir en los asuntos
europeos.
Por lo tanto la llamada doctrina Monroe comprende dos
elementos indispensables: "nada de intervención europea en
América y nada de intervención americana en Europa"
(Julien, Claude)
En búsqueda de las
verdaderas causas del mensaje
El problema acerca del porqué o porqués
del mensaje de Monroe pronunciado el 2 de diciembre de 1823 ante
el Congreso, ha dado motivo a un debate entre
historiadores diversos.
La causa comúnmente aceptada es que los Estados
Unidos vio con preocupación la actitud de la
Santa Alianza, la cual en el Congreso de Verona (noviembre de
1822) convino en adoptar medidas para restablecer la autoridad del
rey Fernando VII de España, quien, en 1820, había
sido obligado a aceptar una monarquía constitucional. Luis XVIII
brindó auxilio militar a Fernando VII y con ello se pudo
restablecer el absolutismo en
España. ¿Acaso no podía Francia, como agente
de la Santa Alianza y con el beneplácito de Fernando VII,
hacer lo propio en Hispanoamérica?
Ya hemos señalado que en 1822 los Estados Unidos
fueron la primera potencia en
reconocer a los nacientes estados hispanoamericanos.
Pero en Europa, Inglaterra también manifestaba
cierta inquietud y aunque había visto con simpatía,
por todo lo favorable para sus intereses económicos, la
independencia de los estados hispanoamericanos, sin embargo
aún no se había decidido por reconocer formalmente
esta independencia. George Canning, Secretario inglés
de Relaciones Exteriores propuso una acción
conjunta anglo estadounidense contra una posible
intervención de la Santa Alianza en
América.
Hasta aquí lo que comúnmente se sostiene.
Pero, según historiadores como Paul Kossok, Inglaterra en
realidad creó la leyenda de la posible intervención
de la Santa Alianza en Hispanoamérica.
Jefferson y Madison, asesores no oficiales del
presidente Monroe, se manifestaron en favor de establecer una
cooperación íntima con los
británicos.
Pero el Secretario de Estado, John Quincy Adams
consideró que los Estados Unidos debían mantener su
independencia y su fuerza
actuando por sí solos. Monroe se decidió por esto
último y bajo esta óptica
presentó su mensaje al Congreso el 2 de diciembre de
1823.
Esta actitud de actuar solos la defendía Adams
argumentando que era más sincero y más digno
"reconocer nuestros motivos, en forma explícita, ante
Rusia y Francia, que aparecer como una barquilla que sigue la
estela del barco de guerra británico".
El informe o mensaje
al Congreso dado por Monroe, en su mayor parte -en cuanto se
refiere a asuntos exteriores- fue obra de J.Q. Adams, quien, con
anterioridad, en una nota enviada a Rusia el 17.07.1823,
había enunciado la doctrina de oponerse a futuras
colonizaciones europeas en el continente americano.
El problema realmente es más complejo de lo que
comúnmente aparece en los análisis simplistas. Hay que tener en
cuenta que Estados Unidos reaccionó frente a las
pretensiones de Rusia al territorio sur de Alaska, que se
extendía hasta el paralelo 51, pretensiones que se
oponían a las norteamericanas e inglesas en los
territorios del noroeste costero del Pacífico.
Tanto es así, que en el Mensaje se dice en forma
explícita que los Estados Unidos, a propuesta de Rusia, ha
dado plenos poderes a su Ministro en San Petersburgo "para
arreglar en términos amistosos los derechos e intereses
respectivos de las dos naciones en la costa noroccidental de este
continente".
Historiadores como T.H. Tatum, por ejemplo, consideran
que la Doctrina Monroe realmente estuvo dirigida contra
Inglaterra y no tanto contra Francia o Rusia. Que la presunta
amenaza de la Santa Alianza a América, en 1823, fue una
invención británica, pero que ni Adams ni Monroe
cayeron en el engaño. Que si bien en el Mensaje se habla
que los Estados Unidos no admite la intromisión de ninguna
potencia extranjera en el hemisferio occidental, sin embargo esta
alusión estaba dirigida principalmente contra Inglaterra y
sobre todo contra los designios que Inglaterra tenía en
cuanto a Cuba.
Lo cierto es que, en 1823, en los Estados Unidos
imperaba un sentimiento fuertemente antibritánico, porque
se sospechaba que Inglaterra intentaba colaborar con la Santa
Alianza, aparte de que Inglaterra mostraba cierta indiferencia e
incluso antagonismo hacia los Estados Unidos.
Objetivos de la doctrina
Monroe
De la estructuración del mensaje de Monroe, el
cual consta de dos partes, se desprenden los verdaderos objetivos de
la doctrina:
a) Impedir cualquier intento de colonización o
recuperación de ex-colonias. En el mensaje leemos:
"… los continentes americanos, por la condición
libre e independiente que han asumido y mantienen, no
serán considerados en adelante como sujetos a futura
colonización".
b) Dejar claramente establecida la llamada "doctrina
de las dos esferas" y la advertencia a Europa de que se
mantenga dentro de su esfera. En el Mensaje, leemos: "En las
guerras que
han sostenido las potencias europeas en asuntos que sólo
a ellas corresponden, nunca hemos intervenido, ni se compadece
con nuestras normas el obrar
de otro modo… No nos hemos inmiscuido, ni lo haremos, en
las colonias o dependencias que ya poseen algunas naciones
europeas.
Pero tratándose de los gobiernos que han
declarado y mantenido su independencia y la cual hemos
reconocido…no podríamos contemplar la
intervención de ninguna potencia europea que tendiera a
oprimirlos, o a controlar de cualquier otro modo, sino como
demostración de sentimientos posos amistosos hacia los
Estados Unidos… Es imposible que las potencias aliadas
extiendan su sistema
político a cualquier parte del continente americano
sin poner en peligro nuestra paz y felicidad…
Por consiguiente no nos es posible contemplar con
indiferencia cualquier forma de
intromisión…"
Consecuencias de la doctrina
Monroe
La consecuencia más importante fue la
creación de la teoría
de las dos esferas y de allí que se hable de la doctrina
Monroe como de la doctrina de América para los americanos
o, un tanto sarcásticamente, de América para los
norteamericanos.
Señaló el nacimiento de una diplomacia
propiamente usamericana, resultado de la toma de conciencia
inmediatamente posterior a los acontecimientos
revolucionarios.
Logró detener una doble amenaza: la de los rusos
que trataban de extenderse por la costa del Pacífico y
excluir todos los navíos extranjeros al norte del paralelo
51, y la de las potencias de la Santa Alianza, deseosas o
susceptibles de inclinarse a socorrer a España en sus
posesiones americanas.
Fue recibida con entusiasmo en los Estados Unidos, pero
en Europa pasó inadvertida o provocó cierta
exasperación, porque, como han demostrado diversos
historiadores, las potencias europeas en realidad no
tenían intención alguna de intervenir en la
América española.
Fue letra muerta, por lo menos durante 20 años.
La doctrina, con relación a Latinoamérica, se tradujo en una
política de no-alianza sistemática (negativa a
intervenir en el Congreso de Panamá de
1826).
Las aplicaciones de la doctrina en la primera mitad del
siglo XIX fueron raras (intento anglo-francés cuando la
cuestión de Texas, en 1845, o la amenaza inglesa y
española sobre Yucatán en 1848. La verdadera
historia de la
doctrina comienza a fines del s. XIX cuando se transformó
en ofensiva y sirvió para justificar las anexiones
usamericanas.
-Perkins, Dexter: "Historia de la doctrina
Monroe".
-Nervins, Allan y Henry Commager: "Breve historia de los
Estados Unidos".
-Whitaker, Arthur P: "Estados Unidos y la independencia
de América Latina"(1800-1830)
-Kossok, Manfred: "Historia de la Santa Alianza y la
emancipación de América Latina".
-Fohlen, Claude: "La América anglosajona de 1815
a nuestros días"
-Julien, Claude: "El imperio americano."
-Rippy, J.Fred: "La rivalidad entre Estados Unidos y
Gran Bretaña por América Latina"
(1800-1830)
-Morris, Richard B.: "Documentos
fundamentales de la Historia de los Estados de América"
(Una versión abreviada con las partes medulares del
discurso de
James Monroe de 2 de diciembre de 1823, en las páginas 157
– 162)
-Departamento de Estado de los Estados Unidos:
"Reseña de la historia de los Estados Unidos"
-López Portillo, José, La doctrina Monroe,
[en línea], México,
Instituto de Investigaciones
Jurídicas, Biblioteca
Jurídica Virtual, [citado 28-8-2005], Formato PDF,
Disponible en Internet
– Molinari, Diego Luis: Jorge Canning y la doctrina
Monroe
http://www.desmemoria.com.ar/molinari.htm
-The Avalon Project at Yale Law School: Monroe Doctrine;
December 2, 1823
http://www.yale.edu/lawweb/avalon/monroe.htm
- Para leer el texto
íntegro (en inglés) del mensaje de
Monroe:
-The Library of Congress. American Memory. A Century of
Lawmaking for a New Nation: U.S. Congressional Documents and
Debates, 1774 – 1875. Annals of Congress, Senate, 18th
Congress, 1st Session (Proceedings and Debates of The Senate of
the United States), pages 12-24
http://memory.loc.gov/cgi-bin/ampage?collId=llac&fileName=041/llac041.db&recNum=3
- Puede observar digitalizado el manuscrito del
mensaje, en:
-The Nacional Archives. America’s historical
documents. The our documents.
(The Our Documents initiative is a cooperative effort
among National History Day, The National Archives and Records
Administration, and USA Freedom Corps)
http://www.ourdocuments.gov/doc.php?doc=23
Jorge G. Paredes M.
Profesor de Historia y Geografía
Lima – Perú