Inmigración a la Argentina (1850-1950) Sacerdotes, frailes y religiosas (página 2)
El sacerdote dominico Antonio D. Fahy
nació en 1805; falleció en Buenos Aires en
1871. Arribó "a Buenos Aires en 1844 para actuar como
capellán de la comunidad
irlandesa en el país. En 1848 fundó el Sanatorio de
Inmigrantes Irlandeses e impulsó la llegada de sacerdotes
de ese origen a la Argentina. En 1864, Antonio Fahy fue designado
en el cargo de canónigo honorario de la Catedral de Buenos
Aires" (1).
"Los primeros inmigrantes irlandeses llegan al
Río de la Plata a fines del siglo XVIII y principios del
XIX. La reunión de una Sociedad
Católica Irlandesa aparece por primera vez e el año
1830. A partir de 1844, no se cuenta con documentación alguna que certifique la
existencia de una institución irlandesa organizada. Es en
ese año que llega desde Irlanda el padre Antonio Fahy,
figura que cobra singular importancia para la colectividad
irlandesa no sólo por su inagotable y férrea tarea
evangelizadora, sino por su preocupación y acciones en
beneficio de niños,
enfermos, ancianos y huérfanos".
"Por su iniciativa surgen una Enfermería
para inmigrantes irlandeses, que luego se convertirá en
hospital, un colegio orfanatorio para niñas y un convento
para las Hermanas de la Misericordia irlandesas. Durante su vida
el Padre Fahy se preocupó en forma personal por el
sustento de estas obras, en las que colaboraron generosamente los
irlandeses más pudientes. El 20 de febrero de 1871 fallece
víctima de la fiebre amarilla.
Su desaparición dejó un vacío de liderazgo que
afectó profundamente toda la vida de la Comunidad
irlandesa, de la cual era alma, motor y aliento.
Aparecen entonces dentro de la colectividad intentos de organización institucional, que preserven
las obras iniciadas y consolidadas por el Padre Fahy"
(2).
Ema Wolf y Cristina Patriarca transcriben, en La gran
inmigración (3), el testimonio de un irlandés,
acerca del Padre Fahy: "La vida de estos inmigrantes se
desarrolló únicamente dentro de la comunidad,
fieles al principio de que para ayudar a un irlandés nada
mejor que otro irlandés. Y por encima de todos ellos como
abrazando amorosamente el redil para que no se dispersaran,
actuaron los sacerdotes católicos. Entre ellos, el
legendario Padre Fahy. Un compatriota lo evocó así:
‘Benditos sean aquellos tiempos cuando el padre Fahy
partía de (la ciudad de) Buenos Aires a caballo para
visitar a su rebaño de fieles desperdigados.
Frecuentemente galopaba de cuarenta a sesenta millas por
día, cambiando caballos cuando se le presentaba la
oportunidad. Muchas noches dormía en su recado envuelto
con su poncho, con el techo de paja de algún rancho sobre
su cabeza y a veces nada más que el estrellado cielo de la
pampa. Muchas de sus comidas las comía (en lugares) donde
el huésped debía tomar la carne con los dedos y
usar su propio cuchillo de campo como mejor le
pareciese".
"Go west! -relata Teresa Deane- Esa era la
consigna del padre Antonio Fahy, uno de los personajes más
emblemáticos de la comunidad irlandesa en el país.
‘Entre 1840 y 1850, Fahy recibía a los irlandeses en
el puerto de Buenos Aires y los convencía de que se fueran
al campo, al Oeste, a criar ovejas. Después los visitaba y
los iba casando entre ellos’ " (4).
En 1889 arribó el SS City of Dresden, con
alrededor de dos mil pasajeros irlandeses. Ellos se dirigieron a
Napostá, cerca de Bahía Blanca, desde donde, en
1891, quinientos veinte colonos regresaron a Buenos Aires,
"broken in spirit, uterly destituted". Los adultos
quedaron librados a su suerte. Las niñas fueron enviadas
al orfanato irlandés y los varones a la primera Fahy
School (5).
El Dean Patricio Dillon ocupó, "entre
otros cargos el de diputado por la Provincia de Buenos Aires y
presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales de
la Cámara de Diputados, cargo desde el cual propuso y
defendió la conveniencia de que la provincia de Buenos
Aires se desprendiera de la Capital".
El 16 de enero de 1875, Dillon fundó The
Southern Cross, "primera publicación católica
(en ese entonces íntegramente en inglés)
que circulara en el Buenos Aires del 1875 y aún lo
continúa haciendo. Es la voz de una comunidad fuerte,
pionera, que llegó al país cuarenta o cincuenta
años antes que las inmigraciones masivas, para anclarse
definitivamente en su nuevo destino. En sus ciento veinticinco
años de vida, sigue viendo la luz todos los
meses. Uno de sus secretos radica, precisamente, en que este
periódico (por haber sido sus integrantes
desplazados de su propia patria, buscaron afanosamente otra) supo
asumir su condición de ser Plenamente argentino y el otro,
en el de sostener a lo largo de los años uno de los
tesoros más comunes a la cultura
irlandesa y a la argentina, que es indiscutiblemente la religión
católica. Como tal, este mensuario la ha defendido y
difundido y lo sigue haciendo, consciente de su misión".
"Durante todos estos años de generación en
generación, se transmitieron los lineamientos e ideales de
los iniciadores, haciendo posible que continúe vivo,
representando a la comunidad argentino-irlandesa y a todos sus
amigos, y nos enorgullece que las séptimas generaciones,
están comenzando a tomar la posta para continuar con su
misión de formación e información, manteniendo nuestras
tradiciones, siendo éstas las bases de nuestra identidad y
dignidad".
"El
periódico cubre tanto la parte de actualidad como la
cultural, social y es la voz de los integrantes de esta
comunidad, vivan en la Capital Federal, en el interior de nuestro
país o en el exterior, priorizando lo argentino sin
desmedro de lo que ocurre en la patria de nuestros ancestros,
como así en el resto del mundo. Esta es pues nuestra tarea
como católicos, como argentinos y como herederos de la
cultura irlandesa" (6).
"En 1879, surge, por primera vez el nombre de Irish
Catholic Asociation ("The Irish in Argentina" – Tomás
Murray). En esa fecha el Arzobispo de Bs. As. Monseñor
León Aneiro, realiza una Asamblea que será el
antecedente inmediato de la futura Asociación
Católica Irlandesa, finalmente fundada el 5 de junio de
1883, por los auspicios del Dean Monseñor Patricio J.
Dillon, capellán de la ciudad de Buenos Aires".
"Esta institución tendrá el poder de
administrar no sólo el Orfanatorio Irlandés y el
hospital sino toda donación o legado que en el curso del
tiempo llegase
a ser propiedad de
la comunidad Irlandesa. La A.C.I., la más antigua de
lacios católicos de Bs. As., desde entonces, estará
presente en todas las actividades e iniciativas de la comunidad
irlandesa y se constituirá en la entidad lider de los
irlandeses y sus descendientes en Argentina. Ingresa en el siglo
XXI, celosamente guardiana de las traducciones, fe y patrimonio
heredados de sus antepasados e históricamente integrada a
la Comunidad Argentina. En las aulas de sus Colegios, Santa
Brígida y Monseñor Dillon, se educan cientos de
niños y jóvenes, sin distinción de origen. A
través de ambos, cumple su alta y actualizada función
educativa" (7).
Los Palotinos son una "orden religiosa
católica fundada por San Vicente Pallotti en Roma (Italia), en 1835.
Entre 1870 y 1900 llegaron a la Argentina unos 10.000 irlandeses,
la mayoría de los cuales se instaló en el interior.
Junto a esta colectividad arribaron los palotinos, que instalaron
sus misiones y colegios en pueblos de la región pampeana.
En el barrio porteño de Belgrano R tienen la parroquia San
Patricio" (8).
" ‘Ya en los años 50 el padre Fidelius
Rush y el asturiano Manolo del Campo organizaban festivales
de música
y baile celta, pero en el 85 se hizo el Primer Encuentro Pan
Celta en el Club Fahy’, recuerda Susana Shanahan,
periodista y conductora del Plum Pudding (por el
budín de ciruela con whisky, plato típico
irlandés), un programa de
radio que
gira, obviamente, alrededor de la cultura celta. ‘Este auge
era un eco de lo que pasaba en el mundo, donde The Chieftains,
U2, Clannad o Enya ganaban grandes audiencias’ "
(9).
El Colegio Santa Brígida "tiene en nuestra
capital una historia ininterrumpida de
cien años. Fue fundado y sostenido, en sus comienzos por
familias irlandesas radicadas en la campaña, a fin de
ayudar a niñas pobres para que adquieran una verdadera
educación.
El Padre Anthony Fahy, luego de 27 años de esforzado
trabajo,
fundó un hogar de niñas que funcionó en
Riobamba y Tucumán, donde se halla el Colegio La Salle de
los Hermanos de las Escuelas Cristianas. (…) Como la casa de la
calle Tucumán con el andar del tiempo resultó
insuficiente, la Asociación levantó en 1899, el
actual imponente edificio en la calle Gaona 2068. La
inauguración fue bendecida por el Arzobispo
Monseñor Castellano. La
institución solía albergar, mantener y educar
doscientas treinta niñas argentinas pupilas de familias
modestas, en su totalidad residentes en el interior del
país. El Colegio fue dirigido y administrado por las
Hermanas de la Misericordia (Sisters of Mercy
-fundación irlandesa) hasta el año 1979"
(10).
Graciela Montes recuerda a las monjas irlandesas con las
que se educó un tiempo, en el Gran Buenos Aires: "Lo oral
ocupaba en ese entonces mucho espacio, y no estaba depositado
exclusiva ni fundamentalmente, como ahora, en los medios de
comunicación masiva (de la radio se
escuchaba en mi casa alguna novela,
música y los partidos el domingo, y la
televisión llegó a casa cuando yo ya
tenía ocho años). Me acuerdo de lo que contaban y
cantaban mi abuela y mi tía Elvira, como la historia del
asno cagador de monedas o el Mariasantanaporquelloraelniño
(con esa perdurable imagen de las dos
manzanas consoladoras, ‘una para el niño y otra para
vos’ ), de las conversaciones en la mesa y de los tangos
(mi madre y sus hermanos cantaban y tarareaban tangos en
cualquier momento, y los bailaban cuando había fiesta).
Sumo a esto la imaginería cristiana, que entró en
mi vida más bien tarde, en tercer grado, cuando me
cambiaron a una escuela de monjas
irlandesas, pero que me impresionó vivamente (a menudo
teníamos que dibujar escenas de la Biblia o del martirio
de los santos en los cuadernos y se hablaba mucho, y como de algo
muy concreto, del
infierno y del purgatorio, que se me volvieron visualizables)"
(11).
Notas
1, Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
2. S/F: "Historia de la Asociación
Católica Irlandesa", en
3. Incluido en Wolf, Ema
(texto) y
Patriarca, Cristina (investigación): La gran
inmigración. Ilustraciones de Daniel Rabanal. Buenos
Aires, Sudamericana, 1997. Sexta edición. 226 páginas. (Sudamericana
Joven Ensayo).
4. Guyot, Héctor M.: "Sociedad.
Irlandeses en la Argentina. Una verde pasión", en La
Nación
Revista, Buenos Aires, 13 de marzo de 2005. Fotos de Daniel
Pessah.
5. Geraghty, Michael John: "Land, lambs,
churches… and schools", en Buenos Aires Herald, 15 de
septiembre de 1998.
6. S/F: en
www.TheSouthernCross.com.ar.
7. S/F: "Historia de la Asociación
Católica Irlandesa", en www.santabrigidaesc.edu.ar
8. Varios autores:
Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires,
Clarìn, 2002.
9. Guyot, Héctor M.: "Sociedad.
Irlandeses en la Argentina. Una verde pasión", en La
Nación
Revista, Buenos Aires, 13 de marzo de 2005. Fotos de Daniel
Pessah.
10. S/F: "Cómo nace Santa
Brígida", en www.santabrigida.esc.edu.ar.
11. Montes, Graciela: en www.gracielamontes.com.
Lorenzo Cot fue un "sacerdote venido de Chambons
de Fenestrelles, Piemonte. Ejerció su apostolado durante
la Presidencia de Urquiza en la Capilla San José de su
residencia. Desde este lugar concurría asiduamente a la
Colonia San José para visitar a los colonos, muchos de los
cuales fueron traídos por él desde su patria. En
1859 fue enviado a Europa para traer
más inmigrantes. Luego fue designado sacerdote en la
Colonia y Villa de Colón. Siempre tuvo mucho aprecio de
los compoblanos europeos pues veían en él a su
defensor y protector de los derechos que les
correspondían por contrato. Pero
esta defensa le valió grandes enemigos en la esfera
política
de Colón, quienes lo persiguieron en forma incansable. Un
cúmulo de acusaciones no hacían impacto en su
fuerte personalidad,
y si bien tenía el apoyo de las altas autoridades
eclesiásticas, llegó un momento muy difícil
para su tranquilidad de parte de algunos hombres colonenses.
Falleció asesinado el 27 de septiembre de 1868. Este
crimen quedó sin aclarar hasta el día de hoy ya que
no ha sido estudiado aún en su profundidad"
(1).
Pablo Lantelme "nació en Piamonte en 1814
y llegó a San José en 1860. Era pariente del padre
Cot. Ejerció varios cargos públicos, y en especial,
fue maestro de escuela. Mucho mérito ha tenido por sus
diplomas de pedagogo, pero más, por haber escrito un
libro en
italiano para la enseñanza primaria. Las autoridades locales
consideraron su traducción al castellano. Todo esto hizo de
él un hombre muy
especial en el seno de la Colonia. Cuando enviudó se
trasladó a Santa Fe donde cursó estudios
eclesiásticos en el seminario de
dicha ciudad, ordenándose de sacerdote a los sesenta
años de edad. En 1875 fue nombrado Capellán
efectivo en Colón, y luego fue Cura Vicario de dicha
parroquia. Entre sus actividades, aparte de su apostolado,
figuran: el enfrentamiento con los sacerdotes de San José
por los problemas de
jurisdicción, y la construcción de una de las torres de su
iglesia. En
1885 renunció a sus funciones
trasladándose a Concepción del Uruguay desde
donde siguió atentamente el desarrollo de
los acontecimientos de Colón y San José. Sus
escritos sobre el uso del castellano en las escuelas explican en
parte por qué los hijos de inmigrantes no conservaron el
idioma de sus padres" (2).
Luis Giorgi, nacido en 1821, "Fue el arquitecto
de la orden Franciscana caracterizado por su sentido
escenográfico. En Salta hizo las reformas del interior de
la Iglesia de San Francisco y luego de la fachada, en 1870;
allí como escultor plasmó las imágenes
de ‘San Severo’, en cera; ‘La
Purísima’ ubicada en el altar mayor, realizada con
pasta y tela encolada; y ‘San Diego de
Alcalá’, confeccionada en madera tallada
y tela encolada". Falleció en Catamarca en 1905
(3).
La Catedral Basílica de Salta, que fue declarada
Monumento Histórico Nacional en 1947, es un testimonio de
su talento: "A partir de 1858 se construye reemplazando a la
antigua Catedral dañada por un incendio, quedando
finalizada en 1882. (…) La fachada se enmarca en un estilo
italiano clásico, con frisos y cornisas muy trabajadas
sobre las que se asientan dos campanarios con arcos que rematan
en una cruz de hierro
forjado. Es uno de los ámbitos religiosos de mayor
fastuosidad en el país. Se veneran las imágenes del
Señor y la Virgen del Milagro, patronos tutelares de Salta
desde 1692, y cada quince de septiembre esta Catedral es testigo
de la procesión multitudinaria de la Virgen Coronada de
las Lágrimas y de la Cruz Primitiva del Señor del
Milagro. Se destacan dos pinturas americanas entre varias de gran
valor:
‘La Asunción de María Santísima’
y ‘Nuestra Señora de los Dolores’. En ella,
ubicado a la izquierda de la entrada, también se erige el
‘Panteón de las Glorias del Norte de la
República’, que guarda las urnas funerarias del
General Martín Miguel de Güemes, entre otros
importantes héroes salteños, como así
también de Antonio Alvarez de Arenales, Rudecindo
Alvarado, y además el de una mujer llamada
Doña Martina de Gurruchaga quien organizó con sus
propios recursos un
escuadrón que entregó al Gral Belgrano y
obsequió al Ejercito del Norte una bandera que ella misma
había tejido. Este Panteón fue declarado Monumento
Histórico Nacional en 1947".
"La Catedral, en su interior, posee tres naves y un
crucero con cúpula, destacándose por su
ornamentación en colores ocre,
verde y azul, además del dorado que resalta al observar el
llamativo altar mayor, que es una manifestación del
barroco
tardío obra del arquitecto franciscano Luis
Giorgi"..
Trabajó asimismo en la construcción de la
iglesia salteña de San Francisco: "Esta Iglesia
perteneciente a la orden franciscana tuvo varias
reconstrucciones. Concluyó la primera etapa en 1625, y
posteriormente se construyó un segundo templo en 1674, que
fue destruido por un incendio a mediados del siglo XVIII. Luego
se comenzó a erigir la actual iglesia bajo la dirección del español
Fray Vicente Muñoz, nacido en Sevilla, quien
construyó además la Iglesia de San Francisco de
Buenos Aires y la magnífica cúpula de la Catedral
de Córdoba. Como la Catedral anteriormente nombrada fue
también decorada por el arquitecto italiano Luis Giorgi en
otra reforma que presentó en 1870, donde se levantó
la esbelta torre que acompaña al templo. Con su campanil
separado de la nave central de cincuenta y tres metros de altura,
la convierten en la más alta de Sudamérica. La
campana de la torre del campanil llamada ‘Campana de la
Patria’, fue realizada mediante la fundición de los
bronces de los cañones utilizados en la batalla de Salta,
donde venció el Ejercito del Norte a las tropas realistas.
El mismo Gral. Manuel Belgrano asistió iniciado el siglo
XIX a la misa fúnebre oficiada en memoria de los
vencedores y vencidos en la mencionada batalla de Salta en 1813.
(…) La iglesia San Francisco fue declarada Monumento
Histórico Nacional en 1941" (4).
Juan Cagliero nació en Italia en 1838 y
falleció en su tierra natal
en 1926. "Dirigió la primera expedición de la orden
de los salesianos al Río de la Plata, en 1875, enviada
desde Italia por Don Bosco, fundador de esa congregación
religiosa. En 1884 fue nombrado primer obispo-vicario
apostólico en la Argentina, cargo que ejerció hasta
1904. Ese año se trasladó a Italia como arzobispo y
allí fue ordenado cardenal, en 1915. En 1964, sus restos
fueron trasladados a la ciudad de Viedma, en honor a su labor en
el país y en gran parte de América
del Sur" (5).
Monseñor Cagliero supo apreciar las virtudes de
Ceferino Namuncurá. El padre del joven "se presenta ante
el ex presidente Sáenz Peña. Éste, gran
amigo de los aborígenes, le aconseja que lo inscriba en el
colegio de los salesianos donde seguramente sería muy bien
recibido. Allí lo recibió Monseñor Juan
Cagliero, vicario apostólico de la Patagonia,
enviado del mismo Juan Bosco, hoy santo. (…) En el cuarto
año de su estadía en Buenos Aires, Ceferino
comenzó a experimentar una tos insistente y rebelde a todo
cuidado que le atacaba los pulmones. Monseñor Cagliero
pensó en llevarlo a un ambiente
más natural y saludable. Monseñor tenía su
sede en Viedma, distante a 900 Km. de Buenos Aires, cerca de la
desembocadura del Río Negro. Allí también
había un colegio salesiano, donde Ceferino gozaría
de un clima más
parecido al de Chimpay, donde naciera. Monseñor Cagliero y
Ceferino llegaron a Viedma a fines de 1901. (…) En abril de
1904, monseñor Cagliero es nombrado arzobispo, y llamado a
Roma por el Papa. Ceferino le pide que lo lleve con él. En
agosto de 1904 desembarcan en Génova, y suben a
Turín, donde lo recibe Don Rúa, hoy beato y primer
sucesor de Don Bosco. En septiembre del mismo año,
Monseñor va a Roma, y presenta a Ceferino al Papa.
Pío X se siente por unos instantes conmovido ante aquel
joven araucano. Luego hace pasar a los misioneros a su despacho,
y conversa larga y afectuosamente con ellos como un viejo amigo"
(6).
Juan Bautista Scalabrini nació en
Lombardía en 1839 " (…) Los dos hermanos mayores,
Antonio y José, en sus peripecias financieras y
familiares, tuvieron siempre el consejo y el apoyo del hermano
Obispo. El primero había asumido la
administración del negocio paterno, pero,
aventurándose en operaciones
riesgosas, terminó por endeudarse al extremo de correr el
riesgo de ir a
la cárcel. Mientras que José, también
desafortunado, intentó la aventura de la emigración
(Scalabrini conoció el drama de la emigración, ante
todo, en el seno de su propio hogar) y luego de varias
contingencias terminó víctima fatal de un naufragio
frente a las costas peruanas. Fue a causa de las tristes
vicisitudes del hermano José que Juan Bautista vio llorar
a su padre por primera vez. (…) Beato Juan Bautista Scalabrini
fue ordenado sacerdote el 30 de Mayo de 1863, cuando aún
no había cumplido los 24 años, por lo cual fue
necesario pedir la dispensa por falta de edad. Durante los
primeros cuatro meses después de la ordenación,
ejerció suplencias en algunas parroquias. Motivado
quizá al constatar el restringido horizonte de su futuro
ministerio sacerdotal, o mejor aún, por el entusiasmo
hacia el nuevo instituto misionero del PIME (Pontificio Instituto
de las Misiones para el Exterior), tuvo la idea de hacerse
misionero. De eso hablará él mismo, veinte
años después, al presidir la ceremonia de la
entrega del crucifijo a cinco misioneros que partían:
recordará como se había arrodillado delante de su
madre y ella le había otorgado el consentimiento entre
lágrimas. Empero, su destino tenía que ser otro, el
de llevar la cruz pectoral de Obispo, en lugar de la cruz de
madera del misionero. En realidad aquel proyecto
misionero no se concretó por la rápida
intervención de su Obispo que le dijo terminantemente: "Tu
India es
Italia". (…) Nos remontan a los tiempos del seminario algunas
de las hermosas amistades de Scalabrini. Fue gran amigo del Beato
L. Guanella, el "siervo de la caridad" que en 1912, siguiendo la
huella de las hazañas misioneras del gran amigo y maestro
desaparecido, irá hacia América para organizar la
asistencia religiosa de los emigrados. (…) Los diversos Papas
que lo conocieron y lo trataron, admirados por la obra
benemérita y multiforme del Obispo de Piacenza, le
atribuyeron diferentes títulos como: Apóstol del
Catecismo, Príncipe de la Caridad, Obispo Misionero, Padre
de los Emigrantes.(…) Se sentía responsable de su
Iglesia "local" y al mismo tiempo, como sucesor de los
Apóstoles, responsable también de la Iglesia
"Universal". Él no se consideraba limitado a su ya extensa
diócesis, ni se sentía ajeno a las vicisitudes de
tierras lejanas más allá de los Alpes o del
océano. He aquí porqué consideró de
su competencia la
institución de la Obra de los Mondadores de arrozales;
aunque trasponía los límites de
su diócesis. He aquí porqué extendió
de este lado y del otro lado del océano su grandiosa obra
de asistencia en favor de los emigrados italianos. He aquí
porqué, hasta pocos días antes de su muerte,
él instó a la Santa Sede a interesarse por los
emigrados de todas las nacionalidades. (…) Por lo tanto, las
fronteras de Scalabrini eran las fronteras del mundo. Signos de este
universalismo, además de las diversas iniciativas
ministeriales y caritativas, que iban más allá de
todo límite geográfico o ideológico, estaban
sus inspiradas y clarividentes visiones históricas. (…)
Aún antes de instalarse en Piacenza, el mismo día
de su consagración episcopal, Scalabrini envió a la
Diócesis su primera Carta Pastoral.
En ella, se presentó con gran humildad, todavía
confundido por la altísima responsabilidad que se le había asignado;
mas con igual determinación de querer entregarse con todas
sus fuerzas a la causa del Reino de Dios. Presentando su
programa, se declaró dispuesto a hacerse "siervo de
todos", pero sobre todo de los pobres y de los enfermos. a los
que él se comprometía a socorrer y a evangelizar.
Y, como se verá, en los treinta años de su
ministerio episcopal, él trabajará con el pensamiento y
con la acción
dirigida hacia aquella gran masa humana formada por indigentes,
enfermos, desocupados, huérfanos, ciegos, sordomudos,
encarcelados y además, la de los emigrados. (…) se han
abierto nuevos frentes y nuevos desafíos para el carisma
de los Misioneros Scalabrinianos" (7).
El Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos
(Cemla) es "una entidad que promueve estudios sobre las
corrientes que poblaron el país y las nuevas migraciones.
Además, organiza congresos para ahondar sobre algunos
problemas derivados, como discriminación o adaptabilidad. Pero
podría decirse que el ‘plato fuerte’ del Cemla
es el banco de datos de
inmigrantes. Al respecto, el director de la entidad, el padre
Mario Santillo, explicó a La Prensa: "Se
recopilaron los nombres de 3 millones de personas que ingresaron
al país entre 1882 y 1926. La información fue
rescatada de los antiguos libros de
entrada al país. La base de datos
fue encarada en sucesivas etapas mediante microfilmación,
grabado de imágenes y digitalización.
‘Lamentablemente no todo pudo ser salvado, muchos libros
estaban en muy mal estado; se
perdió casi un millón de datos’,
explicó el sacerdote. (…) El Cemla es una
institución que depende de la Congregación de los
Padres Scalabrinianos- El creador de la orden religiosa
–que nació en Italia- fue Juan Bautista Scalabrini,
tío de Raúl Scalabrini Ortiz. ‘La
congregación scalabriniana siempre tuvo
preocupación por la situación de los inmigrantes
que se han diseminado por todo el mundo, por eso cuenta con
centros para estudiar esta problemática’,
señaló Santillo" (8).
En "Las fronteras históricas del legalismo",
Mariano Gutierrez reproduce una carta, fechada en Villa Merced en
septiembre de 1879, en la que el fraile Donati "le
advertía a su compañero de las trampas en que el
gobierno
pretendía hacer caer a los indios". Donati escribe al
M.R.P. Moysés Alavez: "Mi querido padre Prefecto:
Recibí la apreciable de V.P.M.R. fecha 28 de presente. Con
respecto á Ramón,
consideratis considerandis, nosotros me parece que no
debríamos más que aconsejarle á que se
reduciese entre Cristianos á una vida civil para que
despues consiguiésemos su conversión. Por ahora no
usan otros términos que se entendiese con los Gefes o con
el Gobierno, en cuanto á las propuestas que se hiciesen
que después no se hubiesen de cumplir caeriamos en su
desgracia. Según la carta de V.P.
me confirmo siempre más que los actuales gobernantes no
quieren reducciones, pero si la sumisión de los indios por
medio de dispersiones de ellos. En una palabra reducirlos en un
estado como se halla en los tiempos presentes la nación
hebrea que no forma población reunida. Es de dura necesidad
mostrarse indiferente con ello, que haga expontáneamente
lo que les parezca mejor. Por el contrario se nos
sublevaría si viniesen con propuestas que probablemente no
serán fielmente realizadas. Me buscan que vaya para hablar
ellos conmigo, por que gracias a Dios me creen; pero yo no tengo
datos seguros que el
futuro Presidente quiera favorecer á nosotros y á
los indios. Ygnoro los proyectos de
él y las instrucciones que tienen los Gefes. Yvanoski me
ha comunicado que Sarmiento no quería pagarle este
último trimestre. Es más fácil evitar el
pantano que salir caído en el. Muéstrese neutral
con Ramón dígale que se entienda con el Coronel
Roca. Me es doloroso usar estos términos (…).
también V.P. tenga la advertencia de reflexionar bien
sobre el racionamiento de Nicolás, no sea que este pobre
caiga en la red como han quedado
estampados aquí una cuadrilla de cautivos que comenzaron
á racionarles con el título de Vaqueanos prestando
servicios. A
poco á poco, de vez en cuando los mandaban a descubrir el
campo, en seguidos que estuviesen vestidos de paisanos reunidos
en tal Fortín, la conclusión fue que ahora
están gobernados por un oficial como militares veteranos.
Nicolás debería pensarlo bien y determinar si
él mismo quiere carne de la Patria. Se me han desaparecido
un par de botas; Marquito me asegura que las ha visto en mi celda
puede ser que alguno de los Padres las haya ocupado para ir a
cazar; me parecía que no estuviesen allí;
pregunté de ellas, son botas casi nuevas. Entró el
Padre Luis, algo ha de haber sucedido. En lo que tengo encargado
que no me dejen la llave a nadie. Saludo con toda la
expansión de mi corazón
á los compañeros, en particular á V.P. Fray
Marcos Donati" (9).
En 1993, la Asociación Dante Alighieri
publicó El padre Marcos Donati y los franciscanos
italianos en la Misión de Río Cuarto, un
trabajo de Inés Isabel Farías distinguido en el
certamen "Los grandes Italo-argentinos", organizado por la
entidad entre los actos conmemorativos del V Centenario del
Descubrimiento de
América. En esa obra, la investigadora señala
que en 1856 llegaron, a instancias del Padre Bonfiglioli,
los Padres Eugenio Nardoni, Romualdo Ferrando,
Cirilo Ostilo, Daniel Urbani, Juan B.
Raineri, Marcos Donati, Plácido
Sargenti, Luis Soli, Isidoro Anselmi y
Federico Da Genova y los frailes Félix
Perino y Leonardo Benacci.
En 1867, el Padre Marcos Donati regresa de Italia,
acompañado por los padres Constantino Longo,
Guillermo Zelli, Quírico Porreca, Mario
Dal Negro, Ludovico Quaranta, Antonino
Caldarelli, Benito Fessitori y Pío
Bentivoglio, y los frailes F. Benvenuto y Domngo
Bedinni.
"Cabe destacar en este punto –afirma
Farías-, la preocupación del Padre José Luis
Padrós, archivero del Convento, en rescatar el nombre de
todos ellos, a la espera de que, alguna vez, la comunidad de
Río Cuarto rinda a estos pioneros, la recordación
que realmente merecen. Dice así:
"Lista de religiosos misioneros franciscanos de este
Colegio de San Francisco Solano de Río Cuarto, fallecidos
en el mismo, para ser incluidos en la placa dedicada a los
fundadores del Colegio Misionero:
P. Eugenio Nardoni + 5 de abril de 1861
P. Juan B. Raineri, + 17 de noviembre de 1867
Fr. Benvenuto (lego),+ 29 de junio de 1868
P. Guillermo Zelli,+ 3 de marzo de 1874 (cólera)
Fr Venancio ( lego) + 4 de marzo de 1874
(cólera)
P. Luis Soli,+ 11 de marzo de 1878
Fr Félix Perino (lego),+ 19 de febrero de
1878
P. Mario Dal Negro, + 5 de mayo 1882
P. Moisés Alvarez, + 16 de junio de
1882
Fr. Fernando Salvatori, + 14 de mayo de 1886
P. Francisco Luchini, + 11 de febrero de 1887
Fr. Daniel Palacios (corista), + 21 de marzo de
1888
P. Plácido Sargenti, + 1 de marzo de
1889
Fr Angélico Ruggi, + 20 de enero de
1890
P. Rufino Cagliari + 21 de setiembre de 1890
P. Marcos Donati, + 8 de abril de 1895
P. Quirico Porreca, + 25 de abril de 1896
Fr Onofrio Carlomusti, + 6 de agosto de 1896
P. Constantino Longo, + 26 de enero de 1906
Fr. Francisco Baldini, + 16 de enero de 1906
P. Antonio Cardarelli, + 13 de febrero de
1915
R.I.P. Amén" (10).
El misionero salesiano José Fagnano
nació en 1844 y falleció en Chile en 1916.
"Luchó en Italia junto a Garibaldi y, tras abrazar la vida
religiosa, llegó al país en 1875 con la primera
expedición enviada por el fundador de la orden salesiana,
Don Bosco. En 1876 asumió como director del colegio de esa
congregación en San Nicolás de los Arroyos. En 1883
fue nombrado prefecto apostólico de la Patagonia
meridional, y desarrolló una importante labor como
protector de los indios. En 1893 fundó la misión de
Nuestra Señora de la Candelaria, en el área que hoy
ocupa Río Grande, Tierra del Fuego, donde se afincaron
numerosas familias de indios onas. Incansable explorador de la
Patagonia, estableció la ubicación del lago
fueguino que lleva su nombre" (11).
En "El cura y el cowboy" se recuerda, entre otros
sacerdotes, a monseñor Fagnano: "La Patagonia tuvo en
aquellos lejanos tiempos muchos aventureros. ¡Hasta los
misioneros que recorrían leguas a caballo, como el padre
Mascardi, el padre Quiroga, el padre Falkner y otros tantos
aventureros de la Cruz! ¿Por qué no recordar
también a Monseñor Fagnano, cuando cruzaba Tierra
del Fuego en 1886 a lomo de mula? … o al padre Angel Savio,
remontando en 1885 el río Santa Cruz, rumbo al lago
Argentino pasando por las chozas de los tehuelches. Y no
olvidemos al padre Bonacina quien en 1892, en pleno invierno
cruzó con un baqueano y una tropilla de Viedma a Rawson
para fundar allí una iglesia salesiana" (12).
El sacerdote y arquitecto Ernesto Vespignani
nació en 1861; falleció en Buenos Aires en 1925.
"Realizó numerosas obras religiosas en su país. En
la capital de Argentina, inició las obras del
Santísimo Sacramento y se destacan la iglesia de San
Carlos y el Santuario de Nuestra Señora de Buenos Aires,
el Santuario de Nuestra Señora de Itatí
(Corrientes), la iglesia del Rodeo (Mendoza), la iglesia de
Viedma (Río Negro), el colegio San José (Santa Fe),
la iglesia de Nuestra Señora de la Merced
(Tucumán), la iglesia de María Auxiliadora
(Córdoba) y numerosos colegios y parroquias de la
congregación salesiana en el país" (13).
Rafael Gobelli nació en Casalcermelli en
1862; falleció en Salta en 1944. Historiador y religioso
franciscano, "llegó al país en 1874 y, cuatro
años después, tomó los hábitos en el
convento de San Diego, Salta. Se ordenó sacerdote en
Córdoba, en 1885 y, en 1890, fue designado definidor
general de la orden. Dictó cátedra de materias como
Teología y Derecho Canónico y fue misionero en las
provincias del norte y en el Chaco. Publicó trabajos como
Los indios tobas y asistió al Primer Congreso de
Historia Nacional (Jujuy, 1924). Colaboró en la
formación del Museo Provincial de Salta" (14).
En su trabajo "Caza de subsistencia en la provincia de
Salta: su importancia en la economía de
aborígenes y criollos del Chaco semiárido",
Francisco Ramón Barbarán y Carlos Javier Saravia
Toledo se refieren a este sacerdote: "A fines del siglo XIX, la
aparición del ferrocarril y la iniciación de la
industria
azucarera, determinaron el aprovechamiento de los
aborígenes como mano de obra, llegando a trasladarse
tribus enteras con la colaboración del ejército, a
los ingenios de Tucumán. Posteriormente la actividad
azucarera se expande a las Provincias de Salta y Jujuy, que
atraen grupos
aborígenes mediante el sistema de
contratistas de indios. Los indígenas también se
empleaban en los ingenios voluntariamente, al recibir en pago
cuchillos, hachas e incluso escopetas, que los hacían mas
eficientes en la caza y la recolección. Las armas de fuego
fueron artículos codiciados porque las usaban
además en los continuos enfrentamientos que
mantenían con unidades del ejército, lo cual es
corroborado por diversos autores. Gobelli (1912) manifestaba que
"hasta ahora las armas que los ingenios y obrajes han dado a los
indios les han servido para matar a los oficiales y soldados del
ejército’ " (15)
Olga Weyne transcribe el testimonio de José
Brendel acerca de un sacerdote: "(En 1913): ‘El tiempo de
la ausencia del padre Kotulla (uno de los más recordados
sacerdotes del Verbo Divino, en colonia San Miguel), fue cubierto
provisoriamente por un sacerdote italiano, recién llegado,
que no hablaba ni el alemán ni el castellano, pero que con
su bondad y sus expresivos ademanes italianos, se hizo querer, ya
que no entender, por la población. Se llamaba Juan
Sciortino. Sus seromnes eran un acopio pintoresco de varias
lenguas, pues también hacía sus ensayos en
alemán, que le enseñaban los monaguillos y que
él mismo repetía después en el altar, con
abundante transpiración aunque con vano intento. Los
niños eran sus predilectos y para ellos siempre
tenía golosinas; (…) San Miguel guarda un recuerdo
cariñoso del Padre Juan y quiere que estas líneas
sean un homenaje a su vocinglera bondad" (16).
Don Orione nació en Pontecurone en 1872;
falleció en San Remo en 1940. "En 1885 ingresó al
convento franciscano de Voghera y, luego a los salesianos de
Turín, donde conoció a Don Bosco. Ordenado
sacerdote en 1895, fundó la obra de los Primeros
Ermitaños de la Divina Providencia. En 1921 vino a la
Argentina y, al año siguiente, inauguró en Victoria
(Buenos Aires) la primera casa de la obra. Volvió a Italia
y regresó en 1934 en ocasión del Congreso
Eucarístico Internacional. En 1935 colocó la piedra
fundamental del Pequeño Cottolengo Argentino en Claypole
(Buenos Aires). Luego fundó hogares para discapacitados,
centros para niños abandonados, escuelas y parroquias.
Regresó a Italia, falleciendo en 1940. Beatificado en 1980
por Juan Pablo II, en 1984 su corazón fue traido en un
relicario que, tras recorrer las comunidades, en 2000 fue
depositado en el Cottolengo de Claypole. En la actualidad hay
centros asistenciales (hogares o cottolengos) de las Obras de Don
Orione en Córdoba, Corrientes, Mendoza, Chaco y Provincia
de Buenos Aires" (17).
"Don Orione fue un sacerdote todo de Dios y todo de los
hombres. Dedicó su vida entera a amar y servir al
Señor en los más humildes, en los más pobres
y desposeídos. ‘Sólo la caridad
salvará al mundo’ fue la convicción que
marcó su vida; una caridad necesaria y urgente para
‘llenar los surcos que el odio y el egoísmo han
abierto en la
tierra’. Hoy, Don Orione, sus obras y sus opciones
siguen teniendo vigencia y son un testimonio claro de que la vida
sólo es tal cuando se comparte solidariamente con el
prójimo, especialmente con aquel más necesitado y
abandonado, pues en él ‘brilla la imagen de
Dios’ " (18).
José Zaninetti nació en Novara en
1874 y falleció en Paraná, Entre Ríos, en
1941. "Llegó a Paraná en 1886 e ingresó al
Seminario de Santa Fe, ordenándose sacerdote en 1897.
Cultor de la música sacra, en 1908 viajó a Roma
donde estudió con el abate Perosi. Profundizó sus
estudios en Francia y
España,
en los centros benedictinos de Solesmes y Silos, respectivamente.
De regreso al país en 1911, fue inspector de parroquias y
capellán de hospitales en la diócesis de
Paraná, en la que llegó a alcanzar la dignidad de
deán de la Catedral. Compuso la Misa en honor de San
José, Te Deum, Tantum ergo, Tu est
Petrus, la misa Mater Misericordiae, Sacratissimi
Cordi Jesu, una colección inédita de Salmos y
también su inédita misa In hon, beata Mariae
Virginis. Autor, también, de composiciones
folklóricas inspiradas en el cancionero argentino"
(19).
Artémides Zatti nació en Boretto en
1880 y falleció en Viedma en 1951. Fue laico de la
Sociedad Salesiana. "Legó a la Argentina como parte de una
familia de
inmigrantes y se instaló en Bahía Blanca en 1897.
Ingresó al seminario salesiano de Bernal (Buenos Aires) y
enfermó de tuberculosis.
Trasladado a Viedma, pidió a la Virgen su curación
y prometió dedicarse a los enfermos. Cumplió su
promesa cuidando convalecientes en el Hospital San José
(entre otros a Ceferino Namuncurá), donde murió en
1951. Llamado ‘El enfermero Santo de la Patagonia’,
fue beatificado en 2002 por Juan Pablo II" (20).
José Sobrero sdb resume la vida del beato: "El
Hno. Artémides Zatti es un salesiano coadjutor de la
Congregación Salesiana que desplegó un trabajo de
promoción entre los enfermos de la ciudad
de Viedma y cuya vida consagrada ha sido propuesta para el
estudio de sus virtudes en la causa de beatificación y
canonización".
"Italiano, nació el 12 de octubre de 1880 en
Boretto. Su familia trabajaba en el campo: trabajadores que
conocen del sudor para arrancarle los frutos a la tierra. Son
ocho hermanos junto a papá Luis y mamá Albina.
Artémides Joaquín Desiderio María ocupa el
puesto 3. De Boretto emigraron hacia la República
Argentina invitados por un tío para largarse a la aventura
de América. En 1887 se establecieron en la ciudad de
Bahía Blanca. Y continuaron trabajando. Artémides
tuvo varios empleos al estilo de ‘changas’ hasta que
aterrizó en una fábrica de baldosas. Comenzó
a frecuentar la Parroquia salesiana ‘Nuestra Sra. de las
Mercedes¿. Participaba de la Misa y de las actividades
comunitarias. Allí nació su vocación: codo a
codo con los salesianos".
"Con 19 años ingresa al Aspirantado salesiano en
Bernal, provincia de Buenos Aires. Quiere ser sacerdote. Sus
padres le ayudan mucho. En Bernal, por su edad y por su
contextura física, lo invitan a
realizar todo tipo de trabajos domésticos. Digamos que es
un verdadero factótum. Así en enero de 1902 le
proponen cuidar a un sacerdote enfermo de tuberculosis. El final
de esta tarea es trágico: fallece el sacerdote y
Artémides contrae la tan temible enfermedad. Con esa
dificultad a cuestas lo envían a Junín de los Andes
para curar o morir. En Bahía Blanca cambia Junín de
los Andes por Viedma. Con esta circunstancia se quiebra la
ilusión de aspirar al sacerdocio".
"En Viedma se encuentra con el P. Evasio Garrone,
conocido como el ‘Padre Dotor’, quien lo invita a
realizar una promesa a María Auxiliadora: pedirle la
gracia de la salud y ofrecerle como
respuesta el cuidado de los enfermos para toda la vida. Y el
milagro se dió. Soportó la grave enfermedad con la
sonrisa en los labios y al final quedó totalmente curado.
Entonces le tocó cumplir la promesa: Creí,
Prometí, Sané. Allí mismo, en el Hospital
‘San José’ de la ciudad de Viedma,
comenzó a trabajar por los enfermos. En 1904 se incorpora
a la botica ‘San Francisco de Sales’ anexa al
Hospital".
"Su camino salesiano continúa. El
‘noviciado’ fue un poco largo. Hasta 1910 aparece en
los registros como
‘ascritto’. Con 27 años hace sus votos
trienales el 11/1/1908.En 1911 fallece el P. Garrone y ese mismo
año hace los votos perpetuos. En 1913 se hace cargo del
Hospital realizando diversas tareas. Artémides no se
santificó solamente por su infatigable trabajo. Su vida de
oración, la vivencia de los votos, su inserción
comunitaria, ha sido tan rica como su labor apostólica en
bien de los enfermos".
"Lo podemos imaginar rodeado de jóvenes, rezando
con sus hermanos, compartiendo la mesa, en los Ejercicios
Espirituales…".
"La vida de estos santos nos ayudan a caminar con
esperanza precisamente por la vida escondida, en silencio, desde
lo cotidiano, en lo concreto y con los pies sobre la
tierra".
"Y así Artémides nos dejó un 15 de
marzo de 1951.Tenía 70 años y la convicción
que debía morirse para seguir viviendo. El pueblo lo
lloró y lo proclamó santo antes de tiempo porque en
la memoria de
ese pueblo estaban todas las gauchadas que le prodigó el
‘enfermero santo de la Patagonia’ " (21).
"El 14 de abril de 2002, en Roma, el Papa Juan Pablo II
declara Beato a Don Artémides Zatti, el enfermero de
Viedma" (22).
En un libro publicado recientemente por la Editorial
Polo Rossi, se habla de la importancia de los sacerdotes en la
producción de vino en Mendoza.
" ‘Il vino si fa così’. Lo taxativo
del título no limita a la obra. Apenas es una síntesis
que advierte sobre cómo la herencia
itálica fue guiando la labor mendocina en materia
vitivinícola. "El vino se hace así", es en
consecuencia una coproducción literaria entre la Escuela
de Enología de Don Bosco (Mendoza), la Escuela de
Conegliano (en Italia) el consulado y la Universidad de
Turín. (…) "Recuperamos las apreciaciones de Giovanni
Dalmazzo, un precursor italiano para nuestra historia en el vino.
También contamos cómo los primeros técnicos
de las escuelas mendocinas fueron insertándose en las
bodegas", comentó Borzi de la congregación de los
salesianos. Toda la documentación está ilustrada
con fotos históricas sobre los pioneros del vino. De las
transferencias culturales entre ambos países se
ocupó Julieta Gargiulo. A los dos autores, la
elaboración de estas 120 páginas del volumen les
demandó tres años de investigaciones
de uno y otro lado del Atlántico, según comentaron"
(23).
"Para entender el desarrollo vitivinícola
mendocino, nada mejor que Il vino si fa cosí…, de
Julieta Gargiulo y Agustín Borzi. El libro muestra la
influencia que tuvieron los intercambios entre Italia y la
Argentina para el gran despegue de nuestros vinos, tanto de
escuelas italianas de enología –Conegliano y
Alba, por
ejemplo-, como de los sacerdotes llegados a la provincia,
especialmente el padre Oneglia, clave en la
formación de los enólogos mendocinos"
(24).
"Alberto María De Agostini nació en
Pollone, pequeño pueblo de Piamonte, en las
cercanías de Biella, el 2 de noviembre de 1883. Fue
ciertamente la feliz ubicación de la región natal,
al pie de los Alpes, y la vecindad de Biella, cuna del alpinismo
italiano, las que influyeron, desde la juventud, en
el ánimo y las preferencias de De Agostini. La
pasión por la montaña, por los grandes espacios y
las zonas inexploradas creció con él, y ya sobre
los Alpes supo destacarse como experto alpinista que
acompañaba, junto a la acción, la
investigación, los escritos y la documentación
fotográfica".
"En 1909, a los veintiséis años,
consagrado sacerdote en la orden salesiana, abandonó
inmediatamente Italia y partió como misionero hacia una de
las regiones menos conocidas y más inhóspitas del
globo: la Tierra del Fuego. ¿Qué era lo que lo
impulsaba hacia allá? Ciertamente, la vocación
sacerdotal y las exigencias de su orden, pero también, sin
duda, ese espíritu de exploración en el cual apenas
se ha mencionado la influencia de su hermano Juan, fundador del
Instituto Geográfico que lleva su apellido".
"Ya Don Bosco, fundador de la orden de los salesianos,
hablaba de aquellas lejanas tierras con conocimientos superiores
a los comunes. En sueños había tenido la
visión de las riquezas y bellezas naturales aún
ocultas en las regiones interiores de la Patagonia y de la Tierra
del Fuego. En la obra de exploración de De Agostini
podemos entrever por cierto también una voluntad
permanente que tendía al propósito de demostrar en
forma cabal que el sueño de Don Bosco era verídico,
lo que, ante la magnitud del material reunido puede considerarse
logrado".
"Fue con estos antecedentes que inició una de las
más completas obras misioneras que se conozcan: el
eclesiástico se conjugó con el antropólogo,
con el fotógrafo, con el geólogo, con el
etnólogo y con el montañista, y todos estos
aspectos, actuando como fuerzas conjuntas, permitieron a De
Agostini alcanzar aquella estatura humana y espiritual que todos
le reconocen".
"El joven sacerdote llegó a Punta Arenas en 1910
y halló a sus hermanos de orden empeñados en la
tentativa de sustraer de la declinación y de la
destrucción a los últimos núcleos de los
indios fueguinos. Desde varios anos atrás esa obra era
llevada adelante con tesón por el prefecto
apostólico de los territorios magallánicos,
monseñor José Fagnano. Con gran habilidad
diplomática, Fagnano logró obtener el apoyo de las
más importantes familias de colonos, los Menéndez y
los Braun, pero la situación era ya comprometida y se
precipitaría muy pronto. La introducción de la cría de ganado
desencadenó la caza del indio y dio definitivamente el
golpe de gracia a la cultura indígena. Los salesianos se
empeñaron esforzadamente en preservar de la
invasión de la cultura occidental a los indios,
agrupándolos en misiones adecuadamente construidas, pero
la empresa no
era fácil, dado que se debía también
mantener una buena convivencia con los colonos y con los ricos
propietarios que habitaban en los grandes centros".
"En este cuadro De Agostini inició su obra,
enseñando en las misiones y en los centros salesianos. Tan
solo en el tiempo libre se dedicaba a las exploraciones que lo
hicieron tan famoso. No obstante, ese escaso tiempo fue
suficiente para permitirle documentar de manera completa todos
los territorios magallánicos".
"Punta Arenas fue la base de partida para las
primeras exploraciones de Alberto De Agostini, quien no por
casualidad mostró muy pronto su interés
por la cordillera fueguina conocida como Cordillera Darwin"
(25).
El sacerdote italiano es el protagonista de una biografía escrita por
Amalia del Pino, publicada por la Asociación Dante
Alighieri en 1976. En esa obra, la autora evoca un suceso que
tuvo lugar en 1909: "El arzobispo de Turín, Cardenal
Richelmy, bendice en el imponente santuario de María
Auxiliadora la expedición que sale el 28 de octubre de ese
mismo año rumbo a Punta Arenas. Integra ese grupo misional
el flamante sacerdote De Agostini, pleno de juventud y de buenos
propósitos, dispuesto a ser instrumento dócil de la
Providencia para hacer realidad el sueño de Don Bosco,
fiel a sus votos generosamente hechos y voluntariamente
aceptados. Diez años le vio la Tierra del Fuego desplegar
con singular celo su actividad misional, atrayendo al
corazón de la Iglesia a tantos seres a quienes supo
conquistar con su ejemplo y su acción incansable, que no
detuvo el clima hostil, la natural desconfianza del aborigen ni
la indiferencia de los colonizadores, que se convertían en
acicate para su espíritu fuerte" (26).
Eduardo Tyrrell se refiere al "Rvdo Padre Geniale
Silvi. Sacerdote Italiano que llegó a la Argentina
cuando lo llamó Don Orione, don Geniale se destacó
y fue un luchador incansable por los desvalidos". Tyrrell afirma:
"Hace ya tiempo que estoy haciendo una recopilación de
datos y fotos de este Sacerdote que es digno de destacar". A
partir del material que Tyrrell reunió, Juan P. Mariani
escribió en 1987 "De Don Orione al Padre Silvi, El inicio
de la obra benéfica de uno de sus servidores y
continuadores, Reverendo Geniale Silvi, el Padre de La Divina
Providencia. Fundador de los Cottolengos de Rosario,
Córdoba y Río Cuarto". Cinco años
después, Marcos J. Barbero presentó, en la
Cátedra de Metodología Histórica de la Facultad
de Ciencias
Humanas de la Universidad de Río Cuarto, un trabajo basado
en la misma documentación. Se tituló "Las huellas
del Rvdo. Padre Geniale. Pequeño Cottolengo Don
Orione".
Transcribo la historia de vida escrita por
Mariani:
"En Italia, en la provincia de Ancona existe un pueblo
llamado Stáffolo distante aproximadamente 30 km. del
Puerto de Ancona sobre el mar Adriático. Esta a 400 metros
sobre el nivel del mar flanqueado por colinas. Como algunos otros
pueblos de esta Provincia, fue una fortaleza medieval y sus 5000
habitantes dedican sus afanes a la agricultura y
al cuidado de viñedos".
"Allí vivía un " bracciante " ( jornalero
) llamado Pedro Silvi junto a su señora María
Marquegiani. este matrimonio
modesto, trabajador devoto tuvo cinco hijos : Enrique, Oreste,
Alfonso, Ana María y Geniale. El niño que
bautizaron con el nombre de Geniale nació en 20 febrero de
1910".
"En 1911 Pedro Silvi junto a su familia emigran a la
Argentina estableciéndose en la zona de Marcos
Juárez en la provincia de Córdoba, Transcurren tres
años y en 1914 al entrar Italia en Guerra, Don
Pedro, padre de Geniale, es llamado a incorporarse en las filas
de su ejército, para cumplir con su patria, vuelve a
Italia con toda su familia y deja a todos en Stáffolo y va
al frente donde encuentra la
muerte".
"El pequeño Geniale Silvi, con sólo cinco
años ya no tiene padre. En tierna mente se fijan momentos
de espanto de la cruel lucha, como el bombardeo aéreo
enemigo a los hangares de la muy cercana Ciudad de Iesi. Siempre
recordará " un resplandor como si hubiese estallado
el sol’.
A los siete años era un chico amante de jugar y corretear
todo el día con niños de su edad por las calles del
pueblo. Estar con ellos junto a las fábricas de queso,
esperando que al rodar las grandes hormas se rompiese alguna y
deleitarse comiendo los pedacitos que pudieran
"rapiñar’. Sobre todo gustaba de la independencia
y la libertad de su
sano albedrío por eso no le gustaba la idea de ir al
colegio, pese a los esfuerzos del cura Párroco ( un santo
varón ) y de mucha gente bien intencionada del pueblo. El
domingo hacía de Monaguillo para que le regalaran algunas
monedas…"
"Geniale, sentía cierta vocación religiosa
frenada por tantos deseos de corretear, jugar y sobre todo por su
espíritu independiente. A los 11 años pierde a su
madre y va a vivir a la casa de los abuelos. Un año
después sufre una seria enfermedad: la
descalcificación de los huesos de la
cadera, afección que paliada le originará
sufrimientos para siempre. Mientras se encuentra en tratamiento
el cura Párroco y el farmacéutico del pueblo
escriben al colegio DON ORIONE para que reciban y cuiden al
pequeño Geniale. Aceptado llega con su pequeña
bolsita y unas pocas prendas personales a Roma e ingresa en la
colonia Agrícola de Monte Mario, de la que fue primer
alumno en la escuela primaria. Al tiempo su director le aconseja
insistentemente para que continúe los estudios
secundarios, pero el niño le contesta siempre que quiere
aprender un oficio. En conocimiento
de ello, será personalmente quien hoy es SAN ORIONE quien
lo envíe a la escuela de artes y oficios de Venecia y el
que le haga confeccionar una media especial de lana para su
piernita enferma. El clima fuertemente húmedo de Venecia
es perjudicial para las dolencias de pequeño y obliga a su
regreso".
"En esta época, después de haber tomado la
comunión en la Santa Misa, el pequeño Geniale
siente en su interior un " llamado sensible " y se despierta en
todo su ser una vehemente vocación Religiosa. Este fue el
momento que marcaría el inicio de su destino y la
preparación para una futura vida dedicada por intermedio
del sacerdocio a propagar la maravillosa obra de Don
Orione".
"Consecuentemente con su nuevo anhelo inicia los
estudios secundarios en el flamante Colegio Apostolario de Roma,
del que también fue su primer alumno. Luego pasa a la
Ciudad se Bra en la Provincia de Cúneo para realizar el
primer año de noviciado y por último en Tortona
sigue los estudios de filosofía y
teología".
"Recuerda que siendo más joven aún no
clérico, para la fiesta de la Virgen, en premio de su
devoción al estudio se lo había distinguido para
vestir la sotana. Llegó la noche del día anterior y
el trajecito no llegaba… Con mucha tristeza paseaba por los
jardines del colegio y se encuentra a DON ORIONE, que enterado lo
palmea en el hombro y le dice "no tengas cuidado Geniale, en
último caso mañana enviamos todo el día a la
cama a otro chico de tu estatura". ( Su profesión
temporaria se realizó en 1930 y la perpetua en 1933
)".
"En su estadía en Tortona, Silvi trabaja de "
peón " para levantar el maravilloso Santuario de la
Virgen. Corre el año 1935 y Geniale recibe el llamado de
DON ORIONE, que se encuentra en la Argentina para que lo alcance
a los fines de trabajar en la construcción del Cottolengo
de Claypole ( Cottolengo Argentino). El joven clérico se
embarca en el vapor Augustus rumbo a Buenos Aires. A su llegada
se aloja en el Colegio San Vicente de Paúl, por
Vicentinas, donde aprende nuestro idioma. En 1936 acompaña
a DON ORIONE ayudándole en sus obras en Itatí, de
donde se traslada a Mar del Plata para permanecer un
año".
"Desde 1938 a 1945 se desempeña como maestro el
la localidad de Victoria, (Provincia de Buenos Aires), y luego
como maestro y Sacerdote en San Fernando ( Provincia de Buenos
Aires ), habiéndose ordenado de Sacerdote en la Iglesia de
San José de Mar del Plata en 1942. Posteriormente se
trasladó a Rosario, y allí permaneció
algunos años donde fundo el cottolengo en esta
ciudad".
"Hacia 1950 se encontraba en Córdoba, a los
efectos de que el clima de las sierras mejorara su estado de
salud, siempre precaria. Al recorrer los suburbios de la Ciudad
Capital mediterránea observó las condiciones de
urgencia de sus habitantes y un gran número de desvalidos,
lo que le sugirió la idea de crear un Cottolengo que los
amparase. La idea se le volvió una obsesión, y
emprendió largas y fatigosas caminatas a veces bajo el sol
ardiente Serrano, pero su fe es inmensa e inquebrantable. una
tarde su rostro se ilumina de contento, ha encontrado un lugar
ideal para el futuro Cottolengo y en su ilusión ya ve
construidos y funcionando los pabellones que darán
albergue y amparo a tantos
despojos humanos que todo lo espera de la " Divina Providencia "
".
"Recordando entonces como hacía DON ORIONE, corre
a buscar medallas de la Virgen Milagrosa, se llena los bolsillos
y regresa al lugar elegido. pide la ayuda de un humilde anciano
Italiano dueño de un pequeño y escuálido
carro tirado por un flaco y poco vistoso caballo. así
mientras el sol se ponía, el cielo de Córdoba ve un
pobre carro que despaciosamente recorre poco a poco el
perímetro de un bello terreno, y sobre él haciendo
equilibrio un
fatigado y sudoroso Padre que va tirando medallas de su inmensa
Fe, para que se haga un milagro en bien de los pobres y
necesitados".
"El hermoso terreno está en Santa Isabel a la
vera del camino que une la Ciudad de Córdoba y Alta Gracia
y muy cercano de la Capital Cordobesa. La " Divina Providencia "
no le falló al Padre. El Reverendo Geniale Silvi lleno de
Fe entrevistó a su propietario, un benefactor, un hombre
que sabía de la necesidad hacer la caridad que lo
donó para la construcción del
Cottolengo".
"Siguieron años de lucha de muchos esfuerzos,
pero eso sí sin ningún desmayo. colaboró
mucha gente de buen corazón y empezó a levantarse
el primer edificio. Siguieron otros pabellones, escuelas,
capillas y así surgió el actual Cottolengo de
Córdoba que sobre una extensión de 15
hectáreas cuenta con varios pabellones y hasta una escuela
de discapacitados y aloja a mas de un centenar de
internados".
"En el año 1970, llega a Río Cuarto, su
ultimo destino donde funda el actual cottolengo, falleció
el 14 de abril de 1988, sus restos descansan en el mausoleo
erigido en el jardín del cottolengo de Río
Cuarto".
El sacerdote Mario Pantaleo nació en
Pistoia en 1915 y falleció en Buenos Aires en 1992.
"Debido a la crisis
provocada por la Primera Guerra
Mundial, la familia de
Mario Pantaleo emigró a la Argentina, radicándose
en Córdoba. Mario estudió en un colegio salesiano
y, luego, junto a su familia, volvió a su país
natal. Allí concurrió al seminario de Arezzo y fue
ordenado sacerdote en la catedral de Mattera en 1944.
Volvió al país en 1948, afincándose en
González Catán. En esa localidad, en 1975,
inauguró la iglesia Cristo Caminante. Era el núcleo
de una obra que incluye un área educativa y otra dedicada
a la discapacidad,
centros de día, un policlínico y un museo. La Obra
del Padre Mario, integrada por dos fundaciones, tiene su sede en
González Catán e instalaciones en Capital Federal,
La Rioja y Santa Fe" (27).
"Además de su obra benéfica para la gente
carencia de su barrio, lo que dio fama al padre Mario fueron las
largas ‘filas de la esperanza’ como se llamó a
la gran cantidad de gente que desde la madrugada se juntaba en
González Catán y dos veces por semana en los fondos
de una panadería del barrio de Floresta para buscar alivio
a sus enfermedades y
problemas, porque como ya dijimos, el Padre Mario era un Cura
Sanador. Se calcula que atendió en los últimos
treinta años un promedio de 2.000 personas por semana. Sus
seguidores eran principalmente los humildes, pero también
muchos famosos y de renombre, como el pintor Raúl Soldi,
Amalia Lacroze de Fortabat, el escritor Ernesto
Sábato, el ex-Presidente Arturo Frondizi, el empresario
Francisco Macri (padre del Presidente del Club Boca Juniors), e
incluso el propio Ex-Presidente de la República, Carlos
Menem"
(28).
"Monseñor Eduardo Gloazzo, párroco
durante 35 años de Nuestra Señora de la Merced de
Caseros (…) Había nacido el 17 de agosto de 1923 en
Castions di Strada, provincia de Udine, Friuli (Italia) y
niño aún viajó con su padre a la Argentina,
donde hizo todos sus estudios. Los estudios sacerdotales los
inició en el seminario de los padres salesianos de Bernal,
donde cursó los cinco años de humanidades.
Posteriormente fue recibido en el Seminario Mayor San
José, de La Plata. Ordenado sacerdote, celebró su
primera Misa en Santa Juana de Arco, de Ciudadela, cuyo
párroco era el casi legendario padre Agustín B.
Elizalde, quien ofició de orador sagrado. El 8 de
diciembre de 1956, el Arzobispo de La Plata, Mons. Antonio
José Plaza, lo nombró párroco de la Merced.
El 17 de marzo fundó el Instituto Secundario Nuestra
Señora de la Merced, del que fue rector hasta 1984. Creada
la diócesis de San Martín, fue su primer presidente
del Colegio de párrocos, miembro consultor, miembro del
Consejo presbiteral y primer decano de la zona de Caseros. Entre
1971 y 1973, asesor de los Jóvenes de la Acción
Católica y profesor del
Seminario Catequístico de San Martín. El 13 de
octubre de1979, fiesta de San Eduardo, Juan Pablo II lo
designó Prelado de Honor. El 15 de agosto de 1989,
Asunción de la Santísima Virgen, puso en el
aire la radio
Regina Coeli, de transmisión ininterrumpida las 24 horas.
Según la Agencia Católica Argentina (AICA) "estas
son unas muestras de su celo apostólico, que tuvo otras
muchas expresiones también, no siendo de las menores el
brillo que año tras año supo imprimir a las fiestas
patronales, como una ocasión de ampliar el Reino de Dios"
(29).
Lucio Gera nació en Treviso en 1924. Se
ordenó sacerdote "en Buenos Aires en 1947 y profesor
emérito en Teología en el Seminario de Buenos
Aires. Fue prelado de honor del papa Juan Pablo II en 1998. Se
doctoró en Teología en la Universidad de Bonn
(Alemania). En
las décadas de 1960 y 1970, sus escritos inspiraron al
movimiento de
los Sacerdotes para el Tercer Mundo. Entre otros textos, es autor
de Pueblo, religión del pueblo e Iglesia,
compilación de documentos de
reflexión teológica sobre la evangelización
y la acción social de los sacerdotes" (30).
Antonio Quarracino nació en Pollica en
1924 y falleció en Buenos Aires en 1998. "Radicado junto a
su familia en la Argentina, fue ordenado en 1945. Fue elegido
obispo de 9 de julio en 1962, desempeñándose en esa
localidad hasta 1968, cuando fue trasladado para ejercer como
obispo de Avellaneda y secretario general (1978-1982) y
presidente (1983-1987) del Consejo Episcopal Latinoamericano, con
sede en Colombia. De
regreso al país en 1985, fue promovido a arzobispo de La
Plata, tomando posesión de esa sede el 5 de abril de 1986.
En 1990 fue designado arzobispo de Buenos Aires y, un año
más tarde, fue ordenado cardenal por Juan Pablo II. Fue
presidente de la Conferencia
Epsicopal Argentina entre 1990 y 1996" (31).
El 5 de marzo de 1998, se publicó esta noticia:
"Con la presencia de obispos, sacerdotes y fieles argentinos, el
día de ayer el Obispo-Coadjutor de Buenos Aires, Mons.
Jorge Mario Bergoglio, presidió la misa exequial y
posteriormente el entierro del Cardenal Antonio Quarracino. Luego
de la celebración eucarística, que empezó a
las 11 de la mañana, el cuerpo del Cardenal Quarracino fue
sepultado en la Catedral a los pies del altar de la Virgen de
Luján, sobre una nave lateral opuesta a aquella donde se
encuentra el mausoleo de San Martín. En esta misma
Catedral descansan varios obispos de Buenos Aires, entre ellos
Mons. Juan Carlos Caggiano, que falleció el 23 de octubre
de 1979, a los 90 años, así como los restos del
Arzobispo Fermín Emilio Lafitte" (32).
La Congregación de la Hijas de Nuestra
Señora de la Misericordia fue fundada por Santa
María Josefa Rossello, el 10 de agosto de 1837. La Madre
Rossello, con las primeras compañeras, confía el
naciente Instituto a la protección de María
Santísima de la Misericordia, inspiradora y Madre de la
nueva Misión, a la que se dedicarían las Hermanas
con el significativo nombre de Hijas de Nuestra Señora de
la Misericordia, nombre que encierra todo un programa: Difundir
en el mundo la Misericordia de Dios; Ser, como María,
instrumento de salvación. Desde la terraza de la Casa
Madre del Instituto, en Savona, Italia, Santa María Josefa
Rossello vio, que el barco que llevaba a las primeras Hermanas
hacia América cruzaba ante sus ojos y dijo que su
corazón también se iba con la nave hasta la tierra
nueva que esperaba a sus hijas. Desde entonces su corazón
creció y palpitó con fuerza
misericordiosa en el Río de la Plata y se
multiplicó más allá de esas márgenes,
se instaló junto a la cordillera, subió hacia el
Litoral, pasó fronteras argentinas para estar en otros
países americanos y se quedó donde hubiese infancia que
educar, juventud que guiar, enfermedad que aliviar, vejez que
proteger. Hoy sentimos que al Instituto de las Hijas de la
Misericordia … ¡Dios lo fundó! …lo creó
para que hubiese menos hambre de Dios y menos frío de
soledad y de cultura. Y es como el árbol, la encina de
nuestro escudo que se extiende, da fruto y sostiene en sus ramas
los nidos de nuestras vidas. Nuestra identidad esta constituida
por: Una cosmovisión CRISTOCÉNTRICA Un carisma: LA
MISERICORDIA Como respuesta a este llamado nuestro colegio
abrió sus puertas en 1903, cumpliendo así con el
mandato de la Madre Rossello: "Las envío a las escuelas
para instruir a los niños, háganlo bien; no olviden
que las envío para salvar almas; que nuestra misión
sea un medio para inducir a los jóvenes a la
práctica de la virtud". (33).
"Hoy será un día muy especial para los
argentinos –escribe desde Italia Elisabetta Piqué-,
pero sobre todo para los platenses. Juan Pablo II
beatificará a sor María Ludovica De Angelis
(1880-1962), religiosa de las Hijas de Nuestra Señora de
la Misericordia que, si bien nació en Italia, pasó
casi toda su vida en la Argentina, dedicándose con cuerpo
y alma al Hospital de Niños de La Plata, que
administró durante 54 años y hoy lleva su nombre.
(…) Antonina ingresó en 1904 en el noviciado de las
Hijas de la Misericordia, en la ciudad de Savona. Un año
más tarde, vistió el anhelado hábito de esa
congregación; le fue impuesto el
nombre de Ludovica y a fines de 1907 partió hacia la
Argentina. A principios de 1908, Ludovica recibió la orden
de ir al Hospital de Niños de La Plata, que en esa
época no era más que ‘una alambrada, un
portón y dos salas de madera bajas y chatas para sesenta
camas’, según las crónicas. Pese a que su
destino era la cocina y la despensa (…) tiempo después
fue designada administradora y luego también superiora,
cargo que mantuvo hasta que murió, en 1962. Gracias a su
gigantesca tarea, el hospital se convirtió en un verdadero
orgullo nacional por su estructura
edilicia, su moderno equipamiento técnico, su
expansión y su alta profesionalidad. Además,
gracias a su tenacidad, sor Ludovica había hecho realidad
una capilla y una granja en City Bell, de la cual obtenía
comida sana para el hospital pediátrico y evitaba el
abandono religioso en que se encontraban los chacareros, y un
solarium en Punta Mogotes, Mar del Plata, para la
rehabilitación de niños débiles,
raquíticos y atacados por problemas óseos"
(34).
"Antonio Gianelli nace en tierra Ligur, en Cereta,
pequeña fracción de Carro, en una famila
pobrísima que cultiva tierras arrendadas. (…) En la
Catedral de San Lorenzo, en Génova, Antonio María
es consagrado Obispo el 6 de mayo de 1838 por S. Excia. el
Cardenal Tadini. Aquella tarde un amigo suyo, rector del
Seminario de Génova, confiaba a sus seminaristas: "Hoy he
asistido a la consagración episcopal de un santo". El 8 de
julio, Monseñor Gianelli inicia su ministerio de Padre de
la Fe en la Diócesis de Bobbio. Consumido por las fatigas
apostólicas vive pocos años y el 7 de junio de 1846
muere en Placencia. La Iglesia lo cuenta entre sus Santos desde
el 21 de octubre de 1951" (35).
El 23 de abril de 2005 apareció en La
Capital de Rosario, una nota que se titulaba "Aniversario del
Colegio del Huerto", en la que se anunció: "El
miércoles 27 de abril el Colegio Nuestra Señora del
Huerto festejará su 142º aniversario. La tradicional
institución rosarina fue fundada en 1863, por las hermanas
de la congregación Hijas de María
Santísima del Huerto. La congregación fue
creada por San Antonio
María Giannelli el 12 de enero de 1829. (…)"
(36).
Notas
1 Vernaz, Celia: La Colonia San
José. Santa Fe, Colmegna,
2 ibídem
3 Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
4 S/F: "Argentina Salta. Paseos por la
ciudad".
5 Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
6 S/F: "Ceferino Namuncurá", en
www.cunadeceferino.com.ar.
7 S/F: en www.scalabrini.org.
8 Limiroski, Sergio: "Existe un lugar donde
buscar las raíces", en La Prensa, Buenos Aires, 8
de noviembre de 1998.
9 Gutiérrez, Mariano: "Las fronteras
históricas del legalismo", en
derechopenalonline.com.
10 Farías, Inés: El padre
Marcos Donati y los franciscanos italianos en la misión de
Río Cuarto. Buenos Aires, Editorial Asociación
Dante Alighieri, 1993.
11 Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
12 S/F: "El cura y el cowboy", en
www.misionrg.com.ar.
13 Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
14 ibídem
15 Barbarán, Francisco Ramón y
Saravia Toledo, Carlos Javier: "Caza de subsistencia en la
provincia de Salta". Theomai. Universidad Nacional de
Quilmes.
16 Weyne, Olga: op. cit.
17 Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
18 S/F: "Aprobación del milagro",
en www.donorione.org.ar.
19 Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
20 ibídem
21 Sobrero, Jose sdb: "Beato Artémides
Zatti sdb", en sapweb.tripod.com.ar, Instituto San Antonio de
Padua. Barrio San Vicente de Córdoba Capital.
22 S/F: "Breve historia de la diócesis
de Viedma".
23 S.L. "Libro sobre la herencia de los vinos
de la provincia", en Los Andes, Mendoza, 10 de noviembre
de 2004.
24 CMR (Carmen María Ramos?): "VINOS
Herencia italiana", en La Nación Revista, 17 de
julio de 2005.
25 S/F: Cuadernos Patagónicos – 2
El padre De Agostini y la Patagonia, en
www.tecpetrol.com
26 Pino, Amalia del: Alberto M. De Agostini
SDB. Buenos Aires, Editorial Asociación Dante
Alighieri, 1976. 57 pp. Pág. 6.
27 Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
28 S/F: "José Mario Pantaleo", en
www.losenigmas.gov.ar.
29 S/F: "Noticias del
02.12.01. Una revista
católica revela milagro en la vida de recordado
sacerdote", en "ACI digital", www.aciprensa. com.
30 Varios autores: Enciclopedia Visual de la
Argentina. Buenos Aires, Clarìn,
2002.
31 ibídem
32 S/F: "Ultimo adiós a Cardenal
Quarracino", 5 de marzo de 98, en www.aciprensa.com.
33 S/F: "Nuestra identidad", en www.misericordiaonline,
2003
34 Piqué, Elisabetta: "Sor María
Ludovica De Angelis llega a los altares Una beata que llena de
orgullo a los platenses", en La Nación, Buenos
Aires, 3 de octubre de 2004.
35 Pardini, G. B., Mons.: "Antonio María
Gianelli", en www.huerto.yocreo.com,
2001.
36 S/F: "Aniversario del Colegio del Huerto",
en La Capital, Rosario, 23 de abril de 2005.
En la provincia de Santa Cruz, "En el año 1904 el
padre Ludovico Dabrowski, polaco de nacionalidad y
salesiano de religión comenzó sus correrías
apostólicas. Con su valentía, sus chifladuras y con
conocimientos de medicina se
dirigió hacia el Sur. Anduvo por las comarcas tehuelches,
recorriendo siempre a lomo de caballo los toldos de los
aborígenes y los ranchos de los puesteros para llevar a
todos la luz del Evangelio.
Él no se manejaba con armas, aunque siempre le
habían advertido que la zona era peligrosa porque andaban
muchos bandoleros… pero solo decidió llevar consigo un
crucifijo bendecido porque no le preocupaban esta clase de
hombres. Tampoco le preocupaban las inclemencias del tiempo… al
curita no lo detenía nada.
Por la zona había un malvado y muy conocido
bandolero… era "El Norteamericano", el cual hablaba
inglés y un poco de castellano bastante mal, por cierto.
Este era de esos que donde ponía el ojo ponía la
bala y hasta la policía le tenía terror a
enfrentársele. Era "yankee" en serio. Era común que
cuando eran buscados por la justicia del
país del norte y ya no había muchas chances por
allá; se subían a algún barco en la zona de
California para bajar en Punta Arenas… y seguir "ejerciendo" en
la Patagonia. Tal era el caso de este auténtico
cowboy.
En el mes de noviembre el padre Dabrowski andaba
misionando por el pedregoso camino que iba de Colonia Sarmiento a
Lago Buenos Aires. Cada vez que llegaba a un lugar, golpeaba y
nadie le abría las puertas… debía dormir afuera
porque la gente estaba asustada y pensaba que podía ser
"El Norteamericano" que andaba merodeando por
ahí.
Por la tarde el padre llegó al boliche del turco
Sarum, ató su caballo picazo en el palenque y dejó
allí su caballo carguero. Cuando ingresó al boliche
y saludó, Sarum con cara de felicidad lo recibió
amablemente y el padre se dió cuenta al observar a unos de
una mesa de atrás, que había llegado en el momento
justo:
– Buenas tardes señores- dijo el cura.
– Güenas, pagrecito.
Su presentimiento fue cierto porque cuando al rato
entró un mocito saludando con sombrero, un rubio de los de
aquella mesa le dijo:
– ¡Cuando se saluda se saca la sombrero! Sino la
sacamos nosotros.
Y eso mas que para el que entraba recién iba
dirigido al padre, que también llevaba su sombrero sobre
la cabeza. Fue entonces cuando no le quedaron dudas de que quien
se encontraba allí sentado era "El
Norteamericano"
El misionero lo miró indiferente como si no lo
conociera. Fue entonces cuando el yanqui lo empezó a
interrogar:
– Diga, señor Padre; ¿Usted nunca sentir
olor a pólvora?
– Y usted -replicó el sacerdote sin inmutarse-
¿nunca sintió el olor al rapé? Aquí
tiene sírvase. – Y le ofreció.
El hombre
tomó una pieza y aspiró un poquito y luego le
dijo:
– Usted seguro no me
conoce. ¿Usted no sabe que yo pude matar a
usted?
– Si, puede, pero no debe, porque desde allá
arriba hay uno que después nos va a pedir cuentas por todo
lo que hagamos.
– Usted quiere asustar a mi? – echó a
reír: Esas son todas macanas que ustedes inventaron para
ganar plata.
– Si fuera para ganar plata, yo haría como hace
usted – replicó el padre Ludovico.
-¿ Qué hace yo?
– … Y … ¡trabaja! – concluyó el cura…
todos rieron.
La charla continuó hasta que los bandoleros
decidieron retirarse. Sarum asustado, le pidió al padre
que no se fuera porque temía que el bandolero regresara.
El misionero decidió descansar allí y prevenido con
una winchester pasó la noche.
Por el contrario "El Norteamericano" esa noche no
durmió. Con sus compañeros habían quedado en
que esa noche asaltarían a Sarum. Él iba a dar la
señal de partir en la madrugada hacia el boliche. Pero
llegó la aurora, el día… y nada… Los
demás bandidos lo miraban pero la orden de encarar hacia
el boliche no llegaba. Claro el yanqui no quería matar al
cura. No sé como, pero de pronto le había brotado
un poco de respeto de entre
tanta tiranía o quizás tendría temor de
perder la partida al medirse con un sacerdote.
El lunes a la tarde, cuando el misionero llegó a
otro boliche todos le preguntaban si habían matado al
turco y él respondió:
– No que va a matar. La hora de Sarum todavía no
ha llegado y nadie se muere hasta que Dios no lo
dispone.
Con la tranquilidad de su crucifijo, su rapé (por
las dudas un winchester) y su Fé; supo despertar un rayo
de humanidad en el corazón de un verdadero pistolero
huído de la justicia norteamericana… un cowboy en
tierras patagónicas" (1).
Notas
1 S/F: "El cura y el cowboy", en
www.misionrg.com.ar.
…..
Formados en la Argentina y en el extranjero, los
sacerdotes, frailes y religiosas inmigrantes brindaron su aporte
a la tierra que los recibió, dedicándose no
sólo a la religión, la caridad y la defensa de los
desprotegidos, sino también al periodismo,
la
educación, las ciencias y las artes.
Trabajo enviado por
Marìa Gonzàlez Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista
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