Aprendizaje desarrollador: Una estrategia pedagógica para educar instruyendo
- Conceptualización del
aprendizaje como proceso cognitivo –
afectivo - Concepción
filosófica de un proceso de enseñanza –
aprendizaje desarrollador - Concepción
psicológica de un proceso de enseñanza –
aprendizaje desarrollador - Concepción
pedagógica de un proceso de enseñanza –
aprendizaje desarrollador - Caracterización de la
clase pasiva - ¿Cuál es la esencia
del cambio en el proceso de enseñanza
aprendizaje? - Estrategia pedagógica
para dirigir el proceso de aprendizaje de los estudiantes con
un enfoque desarrollador
"Instrucción no es lo mismo que
educación, aquella se refiere al pensamiento, y esta
precisamente a los sentimientos. Sin embargo no hay buena
educación sin instrucción, las cualidades morales
suben de precio cuando están realizadas por las
cualidades inteligentes."
José Martí
La escuela es la institución a la cual la
sociedad le ha encomendado la misión de conducir el
proceso educativo para la formación de las nuevas
generaciones.
Esto justifica la necesidad de atender cómo debe
prepararse el docente para cumplir tan importante
actividad.
La escuela actual está comprometida con la
creación de condiciones esencialmente comunicativas que
favorezcan un clima de confianza, reflexión,
crítica, investigación en el aula.
Caminar hacia modelos educativos humanistas de
desarrollo integral de la personalidad de los estudiantes
requiere transformar la dinámica del proceso de
enseñanza y aprendizaje, para lo cual la clase es la forma
fundamental de organización.
La preparación del docente en una
didáctica para el cambio es el reto para el abandono de
los métodos tradicionales de enseñanza, y para ello
el profesor no debe ser un simple dictador o impartidor de
clases, debe ser ante todo un gran educador y formador, no debe
enseñar sino dirigir el proceso de educación de la
personalidad de sus estudiantes, dirigir el aprendizaje de los
estudiantes, y saber conceptualizarlo como un proceso cognitivo y
afectivo.
Conceptualización del aprendizaje como
proceso cognitivo – afectivo:
El aprendizaje ha sido definido de muchas maneras y
éstas varían según el enfoque o la
teoría de donde provenga la definición.
Para las teorías del condicionamiento, el
aprendizaje es una asociación entre dos eventos, o el
resultado de una asociación entre un estímulo y una
respuesta, que sigue las reglas del condicionamiento.
Para las teorías cognitivas, es un proceso mental
por el cual se adquieren o reestructuran los conocimientos; es el
resultado de un proceso de reorganizaciones que hacemos sobre
nuestro conocimiento con el fin de alcanzar la comprensión
de un fenómeno.
Para las teorías contextuales – culturales, el
aprendizaje es un proceso de transformación interna,
mediado por el contexto socio – cultural. Es el proceso de
adquirir o asimilar la cultura a través de la actividad y
de la influencia del entorno natural y socio – cultural del
individuo.
A partir de estas teorías, se han dado diversas
definiciones que facilitan la comprensión del concepto de
aprendizaje.
Para Hurlock el aprendizaje es "el desarrollo que se
produce por el ejercicio y por el esfuerzo por parte del
individuo. Por medio del aprendizaje el individuo realiza cambios
en su estructura física y en su conducta y adquiere
competencia en el uso de sus recursos hereditarios." (Hurlock,
1966).
Por ejemplo, si el niño aprende una postura
corporal incorrecta, puede provocar acortamientos musculares o
algún problema específico como una
escoliosis.
Asimismo, si un niño hemipléjico aprende a
pararse poniendo más peso en su pierna no afectada e
intenta marchar desde esta posición (arrastrando su lado
hemipléjico), aprenderá a caminar con
claudicación (cojera), la cual será muy
difícil de corregir más adelante. A no ser que
tenga oportunidades para aprender, muchos de sus potenciales
hereditarios nunca alcanzarán su desarrollo
óptimo.
Por ejemplo, un niño puede tener una gran aptitud
para la música debido a su organización
neuromuscular superior, pero si se le priva de oportunidades para
practicar y formarse sistemáticamente, no alcanzará
su potencial hereditario.
Papalia define el aprendizaje como "un cambio
relativamente permanente en la conducta que resulta de la
experiencia. Esta experiencia puede tomar la forma de estudio,
instrucción, exploración, experimentación o
práctica." (Papalia, 1995)
Por ejemplo, los niños en el periodo
sensoriomotor aprenden de lo que ven, oyen, saborean, tocan,
huelen y exploran. De esta manera, aprenden cómo es un
ave, la suavidad de sus plumas, el sonido que emiten, el
número de patas que posee, cómo camina, cómo
vuela.
También la experiencia proviene de la
interacción entre un estudiante y un educador (profesor,
auxiliar pedagógica, instructor, compañero de aula,
amigo del barrio, familia, o el autor de un texto
determinado).
Klein define el aprendizaje como "un cambio
relativamente permanente de la conducta, debido a la experiencia,
que no puede explicarse por un estado transitorio del organismo,
por la maduración o por tendencias de respuesta innatas."
(Klein, 1994).
Esta definición de aprendizaje tiene tres
componentes importantes: en primer lugar, el aprendizaje refleja
un cambio en el potencial de una conducta, lo cual no equivale a
la realización de la misma, en segundo lugar, los cambios
en el comportamiento producidos por el aprendizaje no siempre son
permanentes, por ejemplo, como consecuencia de una nueva
experiencia puede que una conducta previamente aprendida no
vuelva a producirse; y en tercer lugar, los cambios en la
conducta pueden deberse a otros procesos distintos del
aprendizaje, tales como la motivación o la
maduración y el desarrollo, aunque el aprendizaje estimula
el desarrollo y viceversa.
Tomilson define el aprendizaje como "un proceso mediante
el cual cambian las capacidades (aprendizaje cognitivo) o las
tendencias (aprendizaje motivacional), como resultado de una
acción o de una experiencia." (Tomilson, 1984).
Dentro del aprendizaje cognitivo se incluyen los
contenidos (conocimientos), el aprender que 6 x 3 = 18, y los
procesos (habilidades), el aprender como hacer
cometas.
El aprendizaje motivacional hace referencia a la
adquisición de preferencias, de valores, de tendencias a
actuar, a reaccionar, pensar, juzgar; es el aprender a huir
frente a los ladrones, por ejemplo.
El aprendizaje también puede definirse como un
cambio de actitud. Para que se produzca deben participar en el
proceso los tres componentes de la actitud: el cognoscitivo
(saber), el afectivo (ser) y el comportamental (saber
hacer).
Si sólo se tiene en cuenta el aprendizaje de un
componente, se pueden generar problemas, de esta manera, si solo
se trabaja el componente cognoscitivo descuidando los otros dos,
se crean personas que saben mucho, pero nunca llevan a la
práctica su conocimiento, ni comprenden el impacto que
éste puede tener en las demás personas.
Por ejemplo, aprenden las razones por las cuales no debe
contaminarse la tierra, pero como el conocimiento es
teórico no los conduce a sentirse responsables por el
planeta, ni a una acción coherente al respecto.
Por otro lado, si solo se trabaja el componente
afectivo, resultan personas emocionales, intuitivas, pero que
carecen de una sustentación teórica que justifique
las acciones que realizan.
Por ejemplo, las personas paternalistas que dan el
pescado porque sienten compasión, pero no enseñan a
pescar.
Por último, si solo se trabaja el componente
comportamental se logran personas que hacen muchas cosas pero no
reflexionan sobre ellas y no se percatan de su impacto en los
demás.
Por ejemplo, una persona que aprende dinámicas de
grupo, al realizar un trabajo con la comunidad, se dedica a hacer
cuantas dinámicas ha escuchado decir que funcionan, las
que ha leído, las que ha vivido, pero no tiene claridad en
el por qué las elige, qué piensa obtener con ellas,
cuándo no debe aplicarlas, ni cuál es el impacto de
las mismas en la comunidad.
Good entiende el aprendizaje como "un cambio
relativamente permanente en la capacidad de ejecución, el
cual ocurre por medio de la experiencia." (Good,
1995).
La experiencia puede implicar interacción abierta
con el ambiente externo o puede implicar procesos cognoscitivos
como la reflexión interna sobre experiencias anteriores o
la manipulación de conceptos abstractos.
Ahora bien, para que un cambio se califique como
aprendizaje debe ser "producto de la experiencia o
interacción del individuo con su entorno." (Woolfolk,
1996).
Los cambios que se deben más a la
maduración, como el cambio de voz en los adolescentes, o
que son resultado de una enfermedad, un accidente o de una
situación fisiológica, no se consideran
aprendizaje, aunque en la manera como se responde a estas
situaciones sí influye el aprendizaje.
Brenson define el aprendizaje como "una realidad co –
creativa en la que cada uno de los que interviene (educador –
estudiantes) aporta algo. El conocimiento resultante es nuevo,
varía del conocimiento que se poseía y del que
aportaron las personas implicadas." (Brenson, 1994).
Con base en esto, puede decirse que el aprendizaje es un
acto completamente personal, por este motivo la persona que
enseña lo promueve, lo induce, lo facilita; pero el que
aprende es quien lo produce y por tanto lo construye.
El aprendizaje es "un proceso que se desarrolla en el
individuo; los educadores no pueden forzarlo, ni imponerlo, ni
realizarlo por los estudiantes, pero si pueden facilitarlo y
potenciarlo mediante las condiciones adecuadas." (Tausch,
1981).
Según Vela (1998), el aprendizaje también
puede definirse como un proceso de interacción entre el
sujeto y los objetos (estos últimos pueden ser concretos o
virtuales, personas o cosas), el cual modifica o transforma las
pautas de conducta del sujeto y en alguna forma, a los objetos
mismos.
En un intento atrevido de integrar todas estas
definiciones, Sarmiento plantea que el aprendizaje es "un proceso
de cambio que se produce en el individuo, en sus capacidades
cognitivas, en la comprensión de un fenómeno
(componente cognoscitivo), en su motivación, en sus
emociones (componente afectivo) y/o en su conducta (componente
comportamental), como resultado de la acción o experiencia
del individuo, la apropiación del contexto sociocultural,
las reorganizaciones que se hacen sobre el conocimiento, y/o la
asociación ente un estímulo y una respuesta."
(Sarmiento, 1999).
Según nuestro enfoque pedagógico, el
aprendizaje es considerado como un proceso de
modificación relativamente permanente del modo de
actuación del estudiante, que modela y remodela su
experiencia en función de su adaptación a los
contextos en los que se concreta el ambiente con el que se
relaciona, ya sea en la escuela o en la comunidad;
modificación que es producida como resultado de su
actividad y su comunicación, y que no se puede atribuir
solamente al proceso de crecimiento y maduración del
individuo.
En este sentido defendemos la idea de que el aprendizaje
debe ser desarrollador.
Concepción filosófica de un
proceso de enseñanza – aprendizaje
desarrollador:
La filosofía de la educación propicia el
tratamiento acerca de la educabilidad del hombre y da respuestas
a interrogantes tan importantes como ¿qué es
educación? y ¿por qué y para qué se
educa?.
Por lo tanto, resulta muy importante para evaluar la
calidad de la educación, partir de identificar la
naturaleza de las respuestas que los maestros y directivos le dan
a esas interrogantes en teoría y sobre todo en la
práctica educativa, pues estas determinan en gran medida
el fin y los objetivos de la educación, que son la
brújula orientadora de toda acción
educativa.
La educación debe ser concebida de forma que el
estudiante desarrolle su espíritu crítico y se
favorezca el desarrollo de su creatividad y debe lograr un
adecuado equilibrio entre la formación científico –
técnica y el pleno desarrollo espiritual del hombre. Debe
ser un proceso donde se complemente la explicación y la
comprensión del mundo social y natural.
La educación integral exige que se encuentren los
métodos para hacer que los estudiantes aprendan a razonar,
a operar con conceptos de un mayor o menor grado de
abstracción y generalización, y a su vez empleen
más conscientemente el método científico en
tales razonamientos.
De ahí que, desde una proyección
filosófica, el aprendizaje problémico se fundamenta
en la concepción del conocimiento científico, que
se desarrolla por etapas relacionadas entre sí y que
suceden una a la otra, proceso que considera la práctica
como fuente primaria para desarrollar el pensamiento abstracto y
de ahí volver a la práctica al aplicar y
sistematizar el conocimiento alcanzado; es decir, que los nuevos
modelos metodológicos deben concebir que en las aulas se
haga ciencia y no se trabaje con marcos conceptuales totalmente
acabados, que no son susceptibles de perfeccionarse
teórica y metodológicamente.
La actividad creadora y transformadora de los hombres es
el instrumento de modificación y transformación de
las circunstancias y el medio para cambiarse a sí mismos.
Según sea la actividad de los individuos así son
ellos mismos. Por lo tanto, el principal fundamento
filosófico del aprendizaje problémico es la
contradicción como fuente y motor del
desarrollo.
La realidad del pensamiento y el mundo orgánico
natural, social e individual se desarrollan
dialécticamente, o sea, en su suceder constante las cosas
se tornan en cosas nuevas; se convierten en sus "opuestos"; de
éstos surgen otras cosas nuevas, y la
transformación sucesiva nunca finaliza. La ciencia, la
cultura y toda actividad humana comprueban la existencia de esta
problemática universal del desarrollo.
Por lo tanto, si en cada proceso general, particular y
específico se encuentra el movimiento de los opuestos en
su unidad, se encuentra la valoración dialéctica,
dinámica de la contradicción como fuente y motor
del desarrollo y la concatenación de los fenómenos,
se puede aseverar que el pensamiento dialéctico es de una
gran utilidad en cada uno de los momentos del pensamiento
científico y, en particular, en la investigación
científica.
Resolver un problema es solucionar la
contradicción, que manifiesta no sólo la dificultad
que se debe superar (dinámica de lo conocido y lo
desconocido) sino que refleja y proyecta el camino de
solución y, con ello, la propia superación
dialéctica del problema.
Si el aprendizaje se desarrolla en un amplio contexto de
contradicciones internas y externas (adaptación e
innovación, masividad y calidad, teoría y
práctica, individualidad y sociedad, dependencia y
autonomía), es necesario entonces construir una
concepción del aprendizaje capaz de penetrar en la esencia
de los procesos educativos, desarrollar el pensamiento, el
conocimiento y la comunicación pedagógica mediante
la dinámica que genera las contradicciones.
Si la realidad se desenvuelve con base en una
dinámica dialéctica contradictoria, el proceso de
apropiación de esa realidad no puede ser ajeno ni menos
excluir la contradicción como principio y regularidad para
la comprensibilidad y la apropiación del mundo.
Concepción psicológica de un
proceso de enseñanza – aprendizaje
desarrollador:
Para lograr efectividad en el aprendizaje
problémico que se lleva a cabo en la escuela es preciso
conocer, desde el punto de vista psicológico, a
quién va dirigida la labor del docente; es decir,
distinguir las particularidades psicológicas que
caracterizan la personalidad del sujeto a quien se enseña:
el estudiante.
Los docentes, tanto los profesores como los directivos
académicos, deben conocer los fundamentos
psicológicos que les permitan comprender y atender a los
estudiantes, a partir del conocimiento de la dialéctica
entre lo interno y lo externo en el aprendizaje, entre lo
individual y lo social.
El estudiante posee intereses y motivaciones, por lo que
incrementa el nivel de comunicación con sus
compañeros de estudio.
La formación consciente de tales
características determina cada vez más la actividad
social del joven en el entorno socio – cultural donde se
desenvuelve, por lo que la estructuración de situaciones
problémicas de aprendizaje que ofrezcan al estudiante la
posibilidad de emplear los conocimientos de la área en su
actividad social se convierte en un poderoso mecanismo que
estimula el pensamiento independiente del estudiante y despierta
el interés por la área y por su escuela.
En la etapa escolar el concepto "estudio" se
amplía porque la adquisición de conocimientos
traspasa los límites de la escuela y de los programas de
estudio, y abarca su preparación en la vida social, en el
entorno que lo rodea, lo que les permite una mejor
realización de la actividad intelectual y una mayor
capacidad de comprensión.
Desde una proyección psicológica, el
aprendizaje problémico se basa en el paradigma
Histórico Cultural desarrollado por Vigotsky (1981), cuyas
tesis incluyen revelaciones que de una u otra forma plantean
exigencias al proceso de enseñanza –
aprendizaje.
La enseñanza debe estar encaminada a estimular la
zona de desarrollo próximo en los estudiantes, lo cual
dependerá de los conocimientos y de las acciones que sea
capaz de lograr de manera independiente, con ayuda del profesor,
del grupo, de la familia o de la comunidad.
Desarrollos posteriores de este enfoque fueron la
teoría de la actividad de Leontiev (1959), quien
profundizó en el origen y desarrollo de la psiquis, y
estudió la conciencia y la estructura de la actividad; la
teoría de formación planificada y por etapas de las
acciones mentales y los conceptos, de Galperin (1986); y los
procedimientos generalizados de la actividad cognoscitiva, de
Talízina (1987), quienes consideraban que el aprendizaje
tenía que partir de modelos completos en forma de
imágenes generalizadas que son asimiladas por los
estudiantes.
Estos investigadores expresan que las funciones
psíquicas superiores tienen un origen histórico
social y que nacen de las interacciones en el proceso de
comunicación entre las personas, por lo tanto, consideran
el aprendizaje como un proceso de apropiación de la
experiencia histórico social, a través del cual el
individuo deviene personalidad, mediante la actividad y la
comunicación que establece con sus semejantes.
Un ejemplo que ilustra la concepción anterior
puede ser tomado de lo realizado por el proyecto cubano TEDI
entre 1990 y 1996 en escuelas cubanas (Zilberstein, 1999;
Silvestre, 2000): Utilizar diferentes procedimientos
metodológicos que permiten a escolares de quinto y sexto
grados plantear hipótesis, determinar
características esenciales, valorar con conocimiento de la
esencia de lo que estudiaron, una vez que habían recibido
la ayuda adecuada para llegar a hacerlo por sí
solos.
En este ejemplo, el estudiante llega a familiarizarse
con procedimientos para aprender y se apropia de éstos, lo
que lo prepara a su vez para buscar nuevos
conocimientos.
Estos investigadores han realizado numerosos aportes
científicos al estudiar los problemas del desarrollo
intelectual, que ponen en manos de la Didáctica profundos
e importantes elementos cuya correcta selección,
integración y síntesis ofrecen los fundamentos
psicológicos para un sustento teórico sólido
del cambio que necesita el proceso de enseñanza –
aprendizaje en las instituciones educacionales.
Sabido es que la concepción que se adopte del
desarrollo psicológico ejerce una importante influencia en
la concepción del proceso de educación del hombre.
Por esa razón la fundamentación psicológica
juega un papel muy importante en el diseño de la
educación, en el proceso de enseñanza y por lo
tanto en su evaluación.
Claro está esta influencia no es
determinística, toda concepción psicológica
para ser aplicada a la práctica educativa debe ser pasada
rigurosamente por un "tamiz pedagógico", en
evitación de caer en el psicologismo, mal que ha estado
presente en no pocas prácticas pedagógicas de
nuestra región geográfica.
En la educación cubana actual, la
concepción del desarrollo histórico cultural de la
psiquis humana elaborada por Vigotsky y desarrollada por la
psicología soviética constituye la teoría
psicológica que fundamenta la pedagogía cubana.
Claro está, la psicología cubana a partir de esta
concepción ha tenido un amplio desarrollo y ha hecho
importantes aportes que atemperan a nuestro contexto ese
importante paradigma psicológico.
El paradigma histórico cultural tiene una esencia
humanista. Además, es coherente con las ideas educativas
de nuestros principales maestros de este siglo y del siglo
pasado.
El enfoque histórico cultural de la
psicología pedagógica ofrece una profunda
explicación acerca de las grandes posibilidades de la
educabilidad del hombre, constituyéndose así en una
teoría del desarrollo psíquico, íntimamente
relacionada con el proceso educativo, y que se puede calificar de
optimista y responsable.
Este enfoque le demuestra al educador las indudables
posibilidades que tiene de influir en la formación y
desarrollo de las nuevas generaciones y lo persuade de lo
determinante que resulta la acción educativa en todos los
ámbitos en que vive.
En esta teoría psicológica, la
categoría principal es la apropiación por el hombre
de la herencia cultural, elaborada por las generaciones
precedentes, entendida ésta no como una copia o reflejo
pasivo de la realidad, ni como la entienden los biologicistas,
sino como las formas y recursos a través de los cuales el
sujeto, de forma activa y en íntima relación con
sus pares y con los adultos, hace suyos los conocimientos, las
técnicas, las actitudes, los valores, los ideales de la
sociedad en que vive y los mecanismos mediante los cuales se
autodesarrolla.
Al mismo tiempo que el sujeto se apropia de la herencia
sociocultural, la construye, la desarrolla, la enriquece y la
transforma y convierte su aporte, en su legado a las generaciones
futuras.
En esta teoría psicológica está muy
clara la unidad entre instrucción y educación, la
cual presupone que el proceso de apropiación se vincula
tanto al plano cognitivo como al afectivo.
Concepción pedagógica de un
proceso de enseñanza – aprendizaje
desarrollador:
Diversos estudios realizados en Cuba, entre los que se
destacan los realizados por el "Grupo Pedagogía" del
Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, han revelado la
existencia de una valiosa tradición pedagógica
cubana, que al sistematizarse, tomando en cuenta además
las ideas universales, contribuyen a una concepción
autónoma de la educación y de la escuela
cubanas.
En principio resulta necesario, para expresar de manera
sintética la esencia de nuestra concepción
pedagógica, definir un conjunto de sus principales
categorías así como caracterizar sus
interrelaciones fundamentales.
Entendemos la educación como un sistema de
influencias conscientemente organizado, dirigido y sistematizado
sobre la base de una concepción pedagógica
determinada, cuyo objetivo más general es la
formación multilateral y armónica del estudiante
para que se integre a la sociedad en que vive y contribuya a su
desarrollo y perfeccionamiento, a partir de que el núcleo
esencial de esa formación debe ser los valores
morales.
El proceso instructivo se refiere básicamente al
sistema de información, a los conocimientos y a los
procedimientos que los estudiantes deben alcanzar en
función de la concepción curricular en que se
inserten.
La Pedagogía cubana actual valora la necesaria
integración de la didáctica como una sola rama de
la pedagogía, abarcadora de los procesos instructivos y no
respondiendo dicotómicamente la teoría de la
enseñanza y a la teoría de la educación, o
sea, considera que la instrucción está incluida en
el proceso educativo y por lo tanto, no puede darse aisladamente
del resto de las influencias que integran este
último.
La posición anterior no desconoce las
especificidades metodológicas determinadas por el
contenido y el tipo de actividades que se realicen en el proceso
educativo.
La categoría objetivo tiene un papel rector de
todo el proceso educativo y por lo tanto, a partir de las
reflexiones anteriores referidas a la relación que existe
entre educación e instrucción, consideramos que
carece de sentido que en la práctica educativa se utilicen
de manera dicotómica objetivos instructivos y
educativos.
Por su parte la enseñanza la comprendemos como la
dirección, organización, orientación y
control del aprendizaje, pero que puede incluir el propio
autoaprendizaje, como autodirección y autocontrol del
proceso por el propio estudiante, aspectos que son cada vez
más posibles como resultado del desarrollo de las
técnicas educativas, y también de nuevas
relaciones, más democráticas y cooperadoras entre
el maestro y el estudiante.
El aprendizaje es posiblemente la categoría
más compleja de la pedagogía, ha sido por lo
general monopolizada por la psicología, particularmente
por el conductismo y el cognitivismo, las que han hecho enfocar
aprendizaje en términos muy técnicos,
pragmáticos, y cientificistas.
La comprensión del aprendizaje en el contexto
pedagógico puede expresarse como un proceso en el cual el
estudiante, bajo la dirección directa e indirecta del
maestro, en una situación especialmente estructurada para
formarlo individual y socialmente, desarrolla capacidades,
hábitos y habilidades que le permiten apropiarse de la
cultura y de los medios para conocerla y enriquecerla.
En el proceso de esa apropiación se van formando
también los sentimientos, intereses, motivos de conducta,
valores, es decir, se desarrollan simultáneamente todas
las esferas de la personalidad.
Al concebir la relación entre la enseñanza
y el aprendizaje a partir del enfoque histórico cultural,
asumimos que la educación y la enseñanza
guían el desarrollo y a su vez toman en cuenta las
regularidades del propio desarrollo, éste es un producto
de la enseñanza, de la actividad y de la
comunicación del estudiante con dicho proceso.
Entre los rasgos que deben caracterizar el proceso de
enseñanza aprendizaje según nuestra
concepción pedagógica están: su
carácter social, individual, activo, comunicativo,
motivante, significativo, cooperativo y consciente en
determinadas etapas evolutivas.
Entender la educación como desarrollo implica
reconocer que es en primer lugar un proceso de cambios y
transformaciones cuantitativos y cualitativos que ocurren en el
individuo, la sociedad y los grupos, los cuales constituyen
premisa, condición y resultado de la propia
educación, pues sin un determinado desarrollo, sin
determinadas premisas biológicas y sociohistóricas
no es posible el desarrollo humano pleno sin la acción
formativa consciente, facilitadora y dirigida a lograr
determinado tipo de desarrollo.
La formación es un concepto que llega desde la
filosofía, y que hoy toma mucha fuerza, algunos lo
proponen como el concepto principal de la pedagogía,
porque es el que define lo educativo, que radica en ser un
proceso de humanización, de creación de un tipo de
hombre de acuerdo a determinados ideales y fines sociales. El
hombre no nace, se hace y por lo tanto hay que formarlo, es decir
hay que dotarlo de valores y de un sentido de la vida. Este
concepto destaca la dimensión axiológica de la
educación.
El desarrollo y la formación deben verse en su
unidad: toda formación implica un desarrollo y todo
desarrollo conduce en última instancia a una
formación psíquica de un orden superior.
La actitud cognoscitiva que se debe crear en los
estudiantes y los procedimientos de pensamiento a ella asociados
debe ser expresión de una nueva motivación, de una
nueva actitud hacia la apropiación de los
conocimientos.
Esto depende de la capacidad del docente de conformar
alternativas metodológicas de aprendizaje que motiven al
estudiante, lo que resulta posible con la activación de su
aprendizaje, cuya posibilidad la ofrece la problemicidad del
contenido de cada área del conocimiento.
El contenido de aprendizaje reflejado en los programas
de estudio puede elevar su actualización en
relación con las ciencias, puede ampliarse o adecuarse,
pero si los métodos de enseñanza no propician al
máximo la actividad intelectual de los estudiantes para el
aprendizaje y por ende su interés por aprender los
contenidos por sí solos, no producen resultados
cualitativamente superiores.
La vinculación del contenido con la realidad de
la sociedad constituye un rasgo distintivo de los programas de
estudio, que exige la activación del aprendizaje de los
estudiantes y a su vez ofrece una respuesta a la necesidad de que
los estudiantes aprendan en relación directa con la
realidad social, que es dinámica, profunda y
cambiante.
Ahora bien, el interés por activar el aprendizaje
de los estudiantes no es nuevo en la historia de la
Pedagogía. Desde la antigüedad se afirmaba que la
actividad intelectual favorecía la comprensión de
la esencia de los procesos y fenómenos de la
realidad.
Los intentos por enseñar a pensar pueden ser
hallados en la actividad instructiva de Sócrates (470 –
399 a.c.), quien creía en la superioridad de la
discusión sobre la escritura e inventó un
método a través de preguntas denominado
Mayéutica. Para él, hacer preguntas a los
interlocutores con vistas a que les buscaran respuestas era el
mejor método de discusión. Estos métodos
también fueron utilizados por los sofistas (481 – 411
a.c.).
Por otro lado, los puntos de vista empiristas del
filósofo inglés Bacon (1561 – 1626) exigían
la búsqueda de la verdad mediante el estudio de la
realidad.
Comenius (1592 – 1670) introduce ideas en contra del
dogmatismo en la enseñanza, plantea enseñar a los
niños a pensar con su propia inteligencia. También
desarrolló una importante lucha en este sentido Rousseau
(1712 – 1778), quien exigía métodos de
enseñanza que tuvieran en cuenta las particularidades del
estudiante y se estableciera una estrecha relación de la
enseñanza con la vida. Su teoría de la
educación condujo a métodos de enseñanza
infantil más permisivos y de mayor orientación
psicológica, defendía el aprendizaje a
través de la experiencia más que por el
análisis.
A principios del siglo XIX el pedagogo sueco Pestalozzi
(1746 – 1827) difundió ideas encaminadas a activar el
aprendizaje de los estudiantes mediante la observación, la
generalización y las conclusiones personales para
desarrollar el pensamiento de éstos. Planteaba que el
niño debía ser guiado para aprender a través
de la práctica y la observación, y por medio de la
utilización natural de los sentidos.
El pedagogo alemán Diesterweg (1790 – 1866)
decía que el mal maestro informa la verdad, mientras que
el bueno enseña cómo encontrarla.
Por otra parte, el gran pedagogo ruso Ushinski (1824 –
1870) creó un sistema didáctico dirigido al
desarrollo de las fuerzas intelectuales de los estudiantes, a fin
de que éstos pudieran adquirir nuevos conocimientos de
forma independiente.
En la segunda mitad del siglo XIX el pedagogo
inglés Armstrong introdujo en la enseñanza de la
Química el llamado método heurístico para
desarrollar el pensamiento de los estudiantes. De esta forma
criticó los métodos escolásticos.
Dewey (1859 – 1952) introdujo en Estados Unidos en 1909
ideas acerca de cómo pensar, plantea utilizar en la
pedagogía las conclusiones científicas de los
psicólogos acerca de que el pensamiento es la
solución de problemas.
La aspiración de estimular la actividad
cognoscitiva y en consecuencia enseñar a pensar
está contenida en el ideario pedagógico cubano,
enriquecido con las sabias observaciones del Padre Caballero
(1762 – 1835), quien se manifestó en contra del dogmatismo
y en pro de reformas en los estudios universitarios.
El ilustre pensador Varela (1788 – 1853), sostuvo ideas
progresistas respecto a la educación, se opuso al
escolasticismo imperante en el ambiente filosófico de su
tiempo, planteaba que al hombre hay que enseñarlo a pensar
desde niño.
En la obra del insigne pedagogo Caballero (1800 – 1862)
existen criterios de avanzada sobre los métodos de
enseñanza y sobre el trabajo, y a la juventud le
pedía que no repitiera ni aprendiera de memoria.
Desarrolló un pensamiento de marcado carácter
empirista.
También se observan criterios destacados en
Varona (1849 – 1933), quien insistía en la necesidad de
instrumentar métodos científicos en la
enseñanza con el fin de desarrollar a los individuos,
prepararlos para la vida y despertar en ellos los
estímulos necesarios para impulsar el trabajo.
El ideario pedagógico de Martí (1853 –
1895) encierra una valiosa enseñanza para el
perfeccionamiento de la Educación.
Al referirse a la escuela del siglo XIX, Martí
expresó: "¡De memoria!. Así rapan los
intelectos como las cabezas. Así sofocan la persona del
niño, en vez de facilitar el movimiento y expresión
de la originalidad que cada criatura trae en sí;
así producen una uniformidad repugnante y estéril y
una especie de librea de las inteligencias."
Consideraba que la educación debía
responder a la época. Expresaba que educar "…es
depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha
antecedido, es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente,
hasta el día en que vive; es ponerlo al nivel de su tiempo
para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo,
con lo que no podría salir a flote, es preparar al hombre
para la vida."
Desde una proyección pedagógica es
necesario analizar el aprendizaje desarrollador vinculado a la
vida.
Desde hace ya algún tiempo se habla de la
necesidad de una Pedagogía que permita la
preparación de un hombre acorde con las exigencias de la
sociedad (Abreu, 1994; Álvarez, 1995; Patiño, 1996;
Cortijo, 1996; Fraga, 1997; Fuentes, 1998). Es necesario
desarrollar una Pedagogía que estimule y haga realidad la
integración entre la institución educativa y la
sociedad.
En la sociedad se desarrolla un proceso educativo
empírico y espontáneo. No todos los medios de
educación influyen de igual manera sobre los estudiantes
incorporados a la sociedad, sino que hay conductas que
desvían al estudiante de su objetivo esencial y de su
adecuado comportamiento.
Al evaluar la efectividad de esta concepción en
la práctica educativa, debemos ver su aplicación no
de manera directa sino mediada por una reflexión
pedagógica creativa y dialéctica.
Por lo tanto, partiendo del análisis anterior
podemos plantear que la clase debe ser activa, sin embargo
aún apreciamos en el proceso pedagógico clases
pasivas, de ahí que sea necesario hacer una
caracterización de las mismas a partir de los aportes de
la Doctora Rita Concepción García.
CARACTERIZACIÓN DE LA CLASE PASIVA (Dra.
Rita Concepción García):
La calidad de la educación es un reto social para
el desarrollo de un país. Aún en nuestros
días se reportan dificultades del proceso de
enseñanza aprendizaje que son causa de una insuficiente
transformación intelectual del estudiante.
En ello juega un papel primordial la clase como forma
fundamental de organización del proceso en la cual ocurre
el aprendizaje del estudiante dirigido por el docente.
En la clase se dan las óptimas condiciones para
desarrollar formas de comunicación alumno – alumno y
alumno – profesor, así como actividades que favorezcan el
desarrollo individual en interacción con el colectivo,
para la instrucción y educación, como proceso
íntegro de formación de la personalidad del
estudiante.
Cambiar la posición pasiva del alumno, propio de
la enseñanza tradicional, a una posición activa en
el proceso de enseñanza aprendizaje, es quizás lo
más intentado y a la vez lo menos logrado por los
docentes.
Al observar una clase de nuevo contenido, es
común que el estudiante participe comentando una
experiencia o respondiendo una pregunta sobre conocimientos que
ya tiene, pero esto no es muestra de que hay un aprendizaje
activo pues no media un esfuerzo intelectual productivo en la
elaboración de conocimientos o de criticar y tomar partido
ante un hecho, reflexionar o valorar sin hablar por boca de
otro.
Es cierto que actualmente la clase es más
participativa, o sea ya no es un monólogo del docente,
pero la participación del estudiante se logra con un pobre
esfuerzo intelectual.
Generalmente, la clase desarrolla un proceso de
enseñanza que genera un aprendizaje repetitivo,
mecánico como resultado del cual el estudiante es
pasivo.
Características de los estudiantes
pasivos:
- Poca transformación en el pensamiento,
generalmente reproducen o repiten semejando al
maestro. - No hacen preguntas de esencia del contenido al
maestro ni se preocupan por profundizar en la
bibliografía. - Tienen limitaciones en procesos lógicos de
pensamiento, fundamentalmente con conceptos. - Tienen tendencia a la ejecución en tareas como
los problemas, intentan resolverlos sin haber comprendido en
toda su extensión las exigencias de la tarea antes de
ejecutar. - No realizan autocontrol de sus tareas.
Características de las clases formadoras de
estudiantes pasivos:
- Predominio de la actividad centrada en el docente
informando, con lujo de detalles, un contenido que él se
aprendió, pero no enseña cómo proceder
para aprenderlo. - Participación de los estudiantes en la clase
respondiendo a preguntas de contenidos de clases anteriores o
comentando experiencias de la vida, lo cual requiere un pobre
esfuerzo intelectual, pero no participa mentalmente en la
elaboración del nuevo contenido. - La participación en clases recae en
estudiantes más aventajados, no involucra a todo el
grupo. - Se realizan tareas en la clase para aplicar el
contenido, generalmente sobre la base de ejemplos resueltos por
el docente. - Las tareas se planifican sin atender carácter
de sistema ni relación intermateria. - La orientación y control de la tarea es
deficiente. - No se atiende la dimensión educativa del
contenido con acciones integradas a lo instructivo. - La evaluación diagnostica qué sabe el
alumno, pero no se averigua cómo es su estrategia para
aprender, qué no pudo hacer, por qué no lo hizo,
dónde necesita ayuda. La atención se centra en la
respuesta, interesa el resultado y no el proceso. - No se ofrecen procedimientos generales a los
estudiantes para desarrollar procesos lógicos de
pensamiento con conceptos y resolución de
problemas. - La resolución de problemas (no rutinarios),
que requiere un proceder productivo y que llega a ser creativo,
se muestra como una tarea que realiza el docente sin mayores
dificultades y al alumno sólo le queda el ejemplo
resuelto. - No se tienen en cuenta las creencias que tienen los
estudiantes, adquiridas en su paso por la escuela, que limitan
el proceso de aprendizaje, ejemplo, conozco el contenido pero
no se cómo resolver el problema.
En fin, podemos resumir lo planteado anteriormente
explicitando los siguientes esquemas elaborados por la Doctora
Rita Concepción García:
¿Cuál es
la esencia del cambio en el proceso de enseñanza
aprendizaje?
La clase debe transformar la posición pasiva del
estudiante que requiere un pobre esfuerzo intelectual por una
actitud activa de búsqueda y utilización del
conocimiento. En este empeño la posición del
maestro es también protagónica, para la
dirección del aprendizaje del estudiante,
específicamente requiere de su creatividad para concebir y
diseñar situaciones de aprendizaje, no sólo para la
aplicación del conocimiento, como es costumbre, sino que
orienten a descubrirlo, a elaborar el nuevo
conocimiento.
Esta es la esencia del proceso de enseñanza
aprendizaje activo que hay que cambiar desde la clase. Así
el estudiante tendrá una participación consciente
que le proporcionará un conocimiento más
sólido y el proceder (qué y cómo buscarlo),
lo cual deviene en métodos de estudio para la
independencia cognoscitiva.
En el siguiente esquema la Doctora Rita
Concepción resume cómo la esencia está en
transformar la participación del alumno en el proceso de
aprendizaje para la adquisición del contenido:
ESTRATEGIA
PEDAGÓGICA PARA DIRIGIR EL PROCESO DE APRENDIZAJE DE LOS
ESTUDIANTES CON UN ENFOQUE DESARROLLADOR:
La enseñanza desarrolladora es
aquella que centra su atención en la dirección
científica de la actividad práctica, cognoscitiva y
valorativa de los escolares; que propicia la independencia
cognoscitiva y la apropiación del contenido de
enseñanza, mediante procesos de socialización y
comunicación; que contribuye a la formación de un
pensamiento reflexivo y creativo, que permita al estudiante
operar con la esencia, establecer los nexos, las relaciones y
aplicar el contenido en la práctica social; que conlleva a
la valoración personal y social de lo que se estudia,
así como al desarrollo de estrategias metacognitivas y que
contribuya a la formación de acciones de
orientación, planificación, valoración y
control, cumpliendo de esta forma funciones instructivas,
educativas y desarrolladoras.
En consecuencia con lo anterior, el aprendizaje
desarrollador es una forma del proceso de
apropiación de la experiencia histórico social de
la humanidad, expresada en el contenido de enseñanza, que
se prepone que el estudiante participe activa, consciente y
reflexivamente, con la dirección del maestro o profesor en
la apropiación de conocimientos y habilidades para actuar,
en interacción y comunicación con los otros, y
así favorecer la formación de valores, sentimientos
y normas de conducta.
Un aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en
el individuo la apropiación activa y creadora de la
cultura, propiciando el desarrollo de su autoperfeccionamiento
constante, de su autonomía y autodeterminación, en
íntima conexión con los necesarios procesos de
socialización, compromiso y responsabilidad
social.
Para dirigir el aprendizaje de los estudiantes con un
enfoque desarrollador es necesario tener en cuenta las siguientes
acciones que conforman una estrategia
pedagógica:
- Estructurar el proceso a partir del protagonismo del
estudiante en los distintos momentos de la actividad de
aprendizaje, orientado hacia la búsqueda activa del
contenido de enseñanza. - Partir del diagnóstico de la
preparación y desarrollo del estudiante. Atender las
diferencias individuales en el tránsito del nivel
logrado hacia el que se aspira. - Organización y dirección del proceso de
enseñanza aprendizaje, desde posiciones reflexivas del
estudiante, que estimulen el desarrollo de su pensamiento y su
independencia cognoscitiva. - Estimular la formación de conceptos y el
desarrollo de los procesos lógicos del pensamiento y el
alcance del nivel teórico, en la medida en que se
produce la apropiación de los procedimientos y se eleva
la capacidad de resolver problemas. - Orientar la motivación hacia la actividad de
estudio y mantener su constancia. - Desarrollar la necesidad de aprender y entrenarse en
cómo hacerlo. - Desarrollar formas de actividad y comunicación
que permitan favorecer el desarrollo individual, logrando una
adecuada interacción de lo individual con lo colectivo
en el proceso de aprendizaje.
La clase actual debe transformar la participación
del estudiante en la búsqueda y aplicación del
conocimiento desde una posición pasiva hacia una
posición activa, una enseñanza que conduzca al
desarrollo de potencialidades del estudiante.
La clase propicia un aprendizaje desarrollador de
potencialidades del estudiante si logra la participación
consciente, reflexiva, valorativa para la transformación
de su pensamiento (instrucción) y sus sentimientos
(educación) en la búsqueda de su identidad
individual, local, nacional e internacional.
Autor:
Alexander Luis Ortiz Ocaña
CENTRO DE ESTUDIOS
PEDAGÓGICOS Y DIDÁCTICOS
CEPEDID
BARRANQUILLA
2005