- Cruce del Ecuador
- Fiestas patrias
argentinas - Fiestas patrias de los
inmigrantes - Fiestas tradicionales de los
inmigrantes - Fiesta del
Inmigrante - Fin de Guerra
- Inicio de las Guerra de la
Malvinas - Creación e independencia de
Israel - Cumpleaños
- Año Nuevo
- Carnaval
En este trabajo me
refiero a algunos de los festejos en los que participan
–en el barco y en la nueva tierra– los
inmigrantes y sus descendientes. Cito información acerca de festejos no
religiosos -Cruce del Ecuador,
Fiestas patrias argentinas, Fiestas patrias y tradicionales de
los inmigrantes, Fiesta del Inmigrante, aniversarios, Fin de
Guerra,
Creación e independencia
de Israel,
cumpleaños, Año Nuevo y Carnaval-, ya que de
algunos de los festejos religiosos me ocupo en el trabajo
"Inmigración y literatura: religión", publicado
en este sitio.
Me refiero asimismo a festejos no relacionados con la
religión que son rechazados por algunos inmigrantes.
Tomo como fuente textos literarios, memorias,
biografías, investigaciones,
artículos periodísticos y testimonios de los
inmigrantes y sus descendientes.
Los festejos no religiosos -Cruce del Ecuador, Fiestas patrias
argentinas, Fiestas patrias y tradicionales de los inmigrantes,
Fiesta del Inmigrante, aniversarios, Fin de Guerra, Inicio de la
Guerra de las Malvinas,
Creación e independencia de Israel, cumpleaños,
Año Nuevo y Carnaval- son algunas de las ocasiones en las
que se evidencian las costumbres que los inmigrantes trajeron de
sus tierras; son circunstancias en las que ellos y sus
descendientes exteriorizan su alegría y su agradecimiento
a la nación
que los recibió.
Me refiero asimismo a festejos rechazados por algunos de los
inmigrantes, por diferentes motivos. No me ocupo de los festejos
religiosos, ya que reuní información sobre algunos
de ellos en el trabajo "Inmigración y literatura:
religión", publicado en este sitio. Tomo como fuente
textos literarios, memorias, biografías, investigaciones,
artículos periodísticos y testimonios de los
inmigrantes y sus descendientes.
Al pasar la línea del Ecuador –relata el valesano
Johann Bodemann, en 1857-, los pasajeros debían someterse
a una costumbre marinera: "El trece de junio habíamos
pasado el ecuador, y estábamos del otro lado del
hemisferio. Los marineros hicieron un gran fuego para festejarlo.
Al día siguiente nos hicieron saber que todos
debíamos someternos al bautismo de la línea, como
era la costumbre sobre todos los barcos que cruzaban la
línea del ecuador.
Las personas adultas tenían que sentarse sobre una
silla, mientras los marineros llegaban disfrazados: uno como cura
con un gran libro en las
manos, otro como peluquero con una navaja de madera,
seguido por tres o cuatro hombres con grandes baldes de agua, y un
último con una sábana mojada que arrollaba de esta
manera: el peluquero pintaba de negro el cuerpo del bautizado y
lo rascaba con un cuchillo de madera. De pronto surgían
detrás de él, los hombres con baldes de agua que
vaciaban sobre la cabeza del bautizado. Después el cura
inscribía el nombre y el apellido en el gran libro. Una
vez esto cumplido, el capitán llegaba y le hacía
beber aguardiente. Fue así con cada uno de los hombres,
fueran presidentes de la comuna o simples ciudadanos.
Después le tocó el turno a los marineros, y para
terminar, al capitán. Muchos rehusaron este juego, pero
fueron más maltratados que los voluntarios. En cuanto a
las personas del sexo femenino
se les pedía solamente descalzarse y mojarse los pies en
un balde de agua fría. A los chicos no se les hizo nada.
Después los marineros nos pidieron la propina, se
vistieron con trajes de fiesta y se divirtieron" (1).
Notas
Bodemann, Johan: "Viaje sobre el mar", en Vernaz, Celia: La
Colonia San José. Santa Fe, Colmegna, 1992.
En su cuento "Mate
amargo", Samuel Glusberg alude a los festejos del Centenario de
la Revolución de Mayo: "Antes del primero de
mayo –día señalado para inaugurar su nuevo
comercio– el
tío Petacovsky descargaba en su casa cerca de un
millón de láminas entre estampas para cuadros,
retratos, alegorías patrióticas, copias de
monumentos y tarjetas postales. Las
ventas fueron
iniciadas enseguida. Varios viajantes se encargaron de las
provincias, y el tío Petacovsky de la capital.
Durante seis meses las cosas anduvieron a todo trapo. Mas no
obstante esa actividad y las proporciones que alcanzaron las
fiestas del centenario en toda la
República, el negocio fracasó" (1).
Página siguiente |