- La argumentación y
las técnicas de solución de
problemas - La argumentación y
sus técnicas - Casos
prácticos - Los
textos argumentativos - Conclusión
general
Existen situaciones donde ocurre un debate y para
participar en ese debate, sosteniendo una tesis o
refutando una tesis, necesitamos ARGUMENTAR. Para argumentar de
manera eficaz debemos entrenarnos en el uso de diversas técnicas y
también, si solo quisiéramos ser espectadores, es
necesario este entrenamiento
para juzgar con mejor criterio cual tesis esta mejor o peor
defendida.
El debate como modalidad de competencia, es
hoy en día reconocido como un medio propicio para
solucionar problemas en
el campo jurídico, político y científico, ya
que nos enriquece con la confrontación de diversos puntos
de vista y nos hace reconocer la provisionalidad de muchas ideas
y soluciones.
Pero hay quienes con mayor necesidad deben de argumentar
y son quienes ejercen el poder pues
deben justificar los actos que realizan. Si un padre dona su casa
a uno de sus hijos no necesita dar explicaciones, pero quien
condena, quien libera, quien otorga una buena pro para que se
gasten fondos públicos, debe explicar sus actos. En este
sentido la argumentación es una forma de controlar a
quienes administran la cosa pública.
En el Perú actualmente se argumenta mal, basta
con revisar los informes
técnicos, los proyectos de
ley, las
sentencias, artículos de opinión y esto se debe a
que creo que se confía en que la gente lee poco o mal y
mucho menos asume una actitud
critica. Elevar la calidad de los
argumentos es fundamental.
¿Cómo se puede ser un buen argumentador y
hacer buenos argumentos? Existen diversos aspectos que deben ser
tomados en cuenta a) la calidad de la tesis que ofrece como
solución al problema b) los argumentos con las que se
sostienen y c) el medio que empleamos para comunicar.
Alguien puede tener una buena idea, pero si no sabe
argumentar en su defensa puede fracasar, como también
puede fracasar si teniendo buenos argumentos y una buena tesis no
sabe comunicarla adecuadamente
Entonces para argumentar hay que saber algo mas que
teoría
de la argumentación y así exploraremos un poco
sobre la teoría de la solución de problemas, luego
las técnicas de argumentación y finalmente sobre
la
comunicación de textos argumentativos.
Fundamentalmente lo que buscamos es dotar al estudiante
de espíritu crítico y de las herramientas
para examinar, demoler argumentos y así se vea incentivado
a mejorar los suyo cuando ingrese al debate.
Nuestra capacidad de solucionar
problemas esta sometida a diversos factores a) los conocimientos
previos (lo que incluye la experiencia, conocimientos expertos en
un área, darnos cuenta que estamos ante un problema y
hacer un plan, memoria, etc.);
b) las aptitudes metacognitivas (nuestra capacidad de evaluar los
planes que hacemos para resolver el problema) y c) nuestra
emotividad (estimulo, desagrado, integres,
desaprensión)
Este capitulo busca reforzar las
habilidades metacognitivas para mejorar el desempeño en la elaboración de
tesis.
- Las técnicas para solucionar
problemas
¿Qué es un problema?
Problema: aquello que no tiene una
solución trivial
Tipos de Problemas
Problemas por resolver Problemas por demostrar
Problemas de rutina
Por resolver:
El propósito es descubrir un objeto, una
incógnita del problema.
Elementos: a) La incógnita se le llama
la quaestium o lo que se busca, o lo que se pide. c) Los
datos y c) la
condición
Clases de problemas por resolver:
- Teóricos. ¿Cuál
diferencia habría entre acto y negocio
jurídico? ¿Qué diferencia entre regla y
principio? - Prácticos. ¿Cuál es el
argumento mas convincente? ¿Qué norma se
aplicara aquí mejor que otras? ¿Quién
fue el asesino? ¿a quien corresponde esta huella
digital?
Por demostrar
El propósito consiste en mostrar de modo
concluyente la exactitud o la falsedad de una afirmación
claramente enunciada
Ej. Un testigo que afirme que el acusado se hallaba en
casa cierta noche. Obliga al juez a investigar si dicha
afirmación es verdadera y a justificar su opinión
sobre bases tan sólidas como sea posible.
(Polya)
Sus elementos:
La hipótesis y la conclusión donde se
demuestra o refuta la hipótesis
Problemas de rutina
Problemas que ya tienen una solución
establecida, pero sucede que a) se desconoce el procedimiento
ya establecido b) no se tiene habilidad para dominar el
procedimiento
Ej. ¿Como presento la demanda ante
el juez?
¿Cómo averiguo si la casa esta
hipotecada?
Problemas excepcionales:
Cuando las reglas generales no son aplicables aun caso
particular
¿Cómo se solucionan los
problemas?
Existen muchos procedimientos
para solucionar problemas. Las misma ciencia
jurídica esta dividida en campos que se especializan en
dar pautas para resolver problemas específicos:
constitucional, tributario, laboral, penal,
etc. cuyos procedimientos son compartidos por los expertos en
esos campos., las distintas disciplinas como el derecho, la
medicina el
arte, la
matemática
tienen formas diferentes de solucionar problemas:
Lectura: Stephen Toulmin: Los campos
especializados:
Debido a que las diferentes empresas humanas
tienen distintos objetivos, sus
procedimientos de argumentación conducen a variadas clases
de resolución.
A pesar de que los argumentos
empleados en todos los campo de razonamiento práctico son
bastante similares en su comienzo – por ejemplo, todos
comienzan con la formulación de una aserción- no
existe tal uniformidad en la forma en que se los conduce hacia
una conclusión.
En ciertos foros como el judicial,
los procedimientos se articulan sobre una base adversativa. Es
decir, la acción
presentada ante la corte incluye dos partes opuestas o
adversarias. En dicho foro, los procedimientos concluyen
cuando -luego de atravesar el debido proceso– la
corte emite un veredicto en favor de una u otra parte. Para
llegar a esa resolución. La función
esencial de los procedimientos judiciales es básicamente
elegir (o "dictaminar") entre las dos posiciones adversas
más que intentar lograr una posición intermedia y
satisfactoria para ambas partes (de lo que se ocupan las
instancias pre-tribunalicias, como la mediación y la
conciliación.)
En empresas racionales como las
negociaciones entre sindicatos y
patronales, la meta es
justamente la opuesta. La meta es lograr un compromiso
consensuado que sea aceptado por ambas partes. El resultado de
una negociación exitosa no es,
consecuentemente, una decisión en favor de una u otra
parte. Por el contrario, la resolución consiste en acceder
a una posición intermedia satisfactoria –o al menos
tolerable- para las partes involucradas.
Estos dos modos de procedimiento
contrastantes –el adversativo y el
consensuado- no son los únicos posibles. En otros
campos de argumentación, como el artístico, ni un
acuerdo ni un fallo son factores esenciales en la
resolución de la discusión. En cambio, la
función central de la argumentación será la
de clarificación. Si se nos pregunta como
defendemos nuestra opinión acerca de un libro o una
película, por ejemplo, tal petición
demandará de nosotros sólo expresar claramente la
relevancia de nuestra aserción en el contexto de la obra
en cuestión. Explicaremos la significancia de
nuestra afirmación más que probar que la misma es
correcta. Es cierto que otras personas podrán
discutir la validez de nuestras interpretaciones sobre cierta
obra de arte señalando que nuestras aserciones no son
pertinentes respecto del tema discutido. Pero no siempre es
necesario que una perspectiva se imponga a otra visión
alternativa. Insistir que cierta lectura de una
novela es
la lectura correcta no contribuye a los objetivos que se
persiguen en ese campo. En la discusión estética, muchas veces es suficiente con
que los otros puedan exclamar: "sí, ya entiendo como uno
podría interpretarlo de esa manera." En tales contextos,
podemos concluir una discusión racionalmente sin pretender
que se haya establecido lo "correcto" y lo "incorrecto" del tema
debatido.
Podemos recurrir a una perspectiva mas amplia, esta nos
la brinda Polea quien distingue cuatro procedimientos generales
para resolver problemas:
BUSQUEDA A CIEGAS
- Búsqueda sin información ni plan: fuerza
bruta - Debe ser exhaustivo, no descartar nada a
priori - Puede ser en anchura. Abarcar todas las ramas del
árbol y encuentra la solución, si la hay, pero
es más difícil ocupa mas memoria. - En profundidad. Explorar una rama del árbol,
hasta agotarlo. No siempre encuentra la solución ni la
vía mas corta
HEURISTICA
- Búsqueda de ejemplos de éxito para ser imitados
- En derecho: copiar demandas, modelos de
sentencias. - En medicina: historias clínicas
- En administración: negocios
exitosos o fracasados - El peligro es que no tiene valor
general
COMPETENCIA
- Basado en la confrontación entre rivales, lo
que incentivara la recopilación de la
información útil y la creatividad. Ejemplos - Un juicio bajo el modelo
acusatorio - Rivalidad entre teorías científicas
- Rivalidad entre partidos u opciones
RACIONAL
- Basado en el uso de reglas que paso a paso nos
llevan a obtener la - Un juicio bajo el modelo inquisitivo
- Un algoritmo
matemático - Una receta de cocina
EJEMPLO DE UN PROCEDIMIENTO RACIONAL EN
DERECHO.
Por ejemplo, a los magistrados se les ha
enseñado estos pasos para "analizar y resolver un caso
jurídico":
- Una primera aproximación a los hechos del
caso - Selección del Material jurídico
aplicable - La interpretación de los textos
jurídicos aplicables - La subsunción de los hechos establecidos en el
caso al interior del material jurídico
interpretado - La elucidación de la decisión tomada a
la luz del
sistema
jurídico en su conjunto - La comunicación de la decisión y su
justificación
(Academia de la Magistratura: Razonamiento
Jurídico, Lima, AMAG, 2002, pág.26-26,
)
EJEMPLO DE UN PROCEDIMIENTO POR
COMPETENCIA
Michel Villey en el Compendio de filosofía del
derecho, afirmaba que el método
tópico para resolver casos usado por los juristas es el
siguiente:
- Plantear el problema
- Distinguir las tesis opuestas
- Argumentar estableciendo conjeturas y
refutaciones - Cierre
- Decisión
DIFERENCIAS
En un modelo racional de solución de problemas
existe un juego de
reglas que cualquiera que los use debe dar el mismo resultado
(ejemplo para todos 2+2= debe dar 4 como resultado, del mismo
modo si sigue al pie de la letra en una recta para preparar
puré de papas en caja "abra la caja, vierta el contenido
en una olla con ½ litro de agua
hirviendo, revuelva y mantenga por 2 minutos" a cualquiera que la
use deberá de resultarle un puré de
papas.
En los procedimientos por competencia existen un jugo de
reglas ) como las del ajedrez, o la
del football) pero no esta garantizado el éxito, pus
dependerá de la estrategia que
cada actor emplee PROBLEMAS DEL MODELO INQUISITIVO
No puedo hacer ahora un detallado estudio, ni siquiera
una exhaustiva enumeración de la amplia gama de sistemas
procesales penales que existen y han existido, pues ello no es el
propósito de esta intervención.
Con una finalidad eminentemente didáctica se ha acostumbrado separarlos en
tres grandes grupos:
a) Sistema acusatorio, b) sistema
inquisitivo y, c) sistema mixto, tomando en
consideración para ello su más sobresaliente
característica. Utilizaremos esta clasificación,
sabiendo que con ella no se agotan todas las posibilidades, pero
nos brinda cierto orden para el desarrollo que
nos proponemos hacer. Sistema acusatorio, b) sistema
inquisitivo y, c) sistema mixto, tomando en
consideración para ello sus más sobresalientes
característica. Utilizaremos esta clasificación,
sabiendo que con ella no se agotan todas las posibilidades, pero
nos brinda cierto orden para el desarrollo que nos proponemos
hacer.
a. Sistema acusatorio.
Es incuestionable, así nos lo enseña el
estudio histórico del procedimiento penal, que existe una
gran relación entre las ideas políticas
propias de una sociedad y el
sistema que utiliza para juzgar a quienes se les atribuye la
comisión de hechos delictivo. El sistema acusatorio
resulta propio de regímenes liberales, sus raíces
las encontramos en la Grecia
democrática y la Roma republicana,
en donde la libertad y la
dignidad del
ciudadano -no nos referimos a quienes no tenían esta
categoría- ocupa lugar preferente en la protección
brindada por el ordenamiento jurídico.
El nombre del sistema se justifica por la importancia
que en él adquiere la acusación, ella resulta
indispensable para que se inicie el proceso, pues el acusado debe
conocer detalladamente los hechos por los cuales se le somete
ajuicio; veremos luego que la pasividad del juez es otra
característica del sistema, por ello le resulta imposible
actuar de oficio, debe necesariamente ser legalmente excitada su
actuación, excitación que puede proceder cuando se
trata de delitos
públicos, de cualquier ciudadano. Otros principios
importantes de este sistema son la oralidad, la publicidad y el
contradictorio. Tanto en Grecia como en Roma la oralidad es
consustancial al proceso, dado que la escritura no
había alcanzado el desarrollo y utilización que
más tarde lograría, la forma de expresión
dominada por toda la gente, necesariamente fue la oral, es por
ello que tanto frente al Areópago como ante el Senado se
hicieran de viva voz los planteamientos y de la misma forma se
resolvieran los asuntos llevados a conocimiento
de esas instancia. La oralidad y el hecho de no existir otro ente
superior que revisara lo resuelto, conlleva a que la instancia
única sea otra de las características propias del
sistema; sobre la representación del pueblo que juzga, no
existe otra instancia, además no resulta posible rever lo
resuelto, pues las pruebas y en
algunos casos el pronunciamiento, no quedan asentados por
escrito. Al confrontar este sistema con el inquisitivo veremos
como en el acusatorio el Juez debe ocupar un puesto más
pasivo en el desarrollo de la contienda judicial, lo que le
permite lograr mayor imparcialidad frente a las partes. En
general, el Tribunal se involucra poco con las tesis de una y
otra de las partes, limitándose a oírlas, al igual
que a los testigos y presenciar el recibo de las otras pruebas
necesarias para demostrar el suceso fáctico en
examen.
Al desarrollarse el procedimiento con base a debates,
los que se ejecutan en lugares públicos, hace que la
publicidad sea otra de las condiciones más
señaladas del sistema, ella posibilita además la
fiscalización del pueblo sobre la forma en que sus jueces
administran justicia.
La pasividad del juez conlleva a que las partes se
desempeñen con amplia libertad, para aportarle argumentos
y probanzas que permitan mejor resolver, es por ello que el
contradictorio adquiere marcada importancia. Las tesis
encontradas de las partes permiten una mejor búsqueda de
la verdad real de lo acontecido. Consecuencia directa de esa
preeminencia de las partes, es el plano de igualdad en
que deben desempeñar sus actuaciones, no puede existir
preeminencia alguna de una sobre otra y toda actuación
debe tener una finalidad propia del procedimiento. Para
posibilitar ese plano de igualdad, aún en relación
con el acusado, su libertad ambulatoria durante el proceso es la
regla, su prisión preventiva, la
excepción.
Generalmente en los regímenes políticos
democráticos se utilizan sistemas procesales en los que se
aplican la mayoría de los principios que informan este
sistema, para posibilitar, en mayor medida, el respeto a los
derechos de los
ciudadanos y porque el pueblo tiene una mayor injerencia en
la
administración de justicia. La oralidad conlleva una
notable ventaja para el sistema, pero no debe desconocerse que
ella también posibilita un mayor grado de
estigmatización del reo, pues la comunidad
tendrá mayor posibilidad de conocerlo directamente al
tener que comparecer personalmente al debate.
Algunos ven en la oralidad un peligro para que las
partes con facilidad de dicción puedan manipular con sus
argumentaciones a los Jueces; de ese peligro no está
exento el sistema escrito, la capacidad de argumentación
puede constituir también una ventaja para el que escribe
bien, los giros efectivos al exponer, pueden resultar o no
ventaja, pero es lo cierto que los Jueces también
desarrollan capacidades propias que les permiten separar, en las
exposiciones de las partes, los argumentos valiosos de
aquéllos planteamientos efectistas que sólo
pretenden sensibilizarlos, sin ninguna razón
jurídica, en favor de una de las partes.
b) Sistema inquisitivo.
La utilización de este sistema es propia de
regímenes despóticos, absolutistas y totalitarios,
se le relaciona con la Roma imperial y el Derecho
Canónico. En él los derechos de las partes en
especial del imputado, están sobradamente disminuidos. Al
Juez se le erige en amo del procedimiento, es la garantía
de la imparcialidad y la búsqueda de la justicia; para
lograrla se permite toda clase de
excesos y aún la actuación de oficio. Al pueblo se
le margina de la administración de justicia, esta
función es llevada al ejercicio propio de magistrados que
representan a Dios, al Monarca o al Emperador, por lo que debe
confiarse enteramente en ellos.
Los principios que le informan son casi diametralmente
opuestos a los propios del sistema acusatorio. La oralidad, la
publicidad y el contradictorio, no se avienen con este sistema y
son sustituidos por la escritura, el secreto y la no
contradicción. La búsqueda de la "verdad" se debe
permitir no importa el procedimiento a utilizar, si lo que
interesa es poder perseguir a los infieles, no resulta
indispensable que exista la denuncia del hecho, la simple
delación es suficiente, con ella se cubre la identidad de
quien comunica al investigador el hecho y si resulta necesario,
se permite la actuación de oficio; de esa forma se
garantiza que todo hecho sea investigado, no importando que al
sujeto que se le atribuye la comisión de la acción,
pueda o no tener conocimiento detallado sobre lo que se le acusa.
Este sistema tiene un claro contenido persecutorio, la investigación muchas veces se realiza de
espaldas al imputado, el expediente poco a poco se va
completando, el recibo de la prueba no amerita
intervención alguna de la defensa, el instructor -que como
ya se dijo se constituye pero se en la garantía de las
partes- va dando a la investigación el giro que estima
corresponde, como no intervienen las partes en el recibo de las
probanzas, pero luego tendrán que referirse a ellas en sus
alegatos previos a la resolución final, es indispensable
asentar en actas el dicho de los testigos y el resultado de las
pruebas recibidas, por ello la escritura sustituye a la
oralidad.
El imputado no es un sujeto del proceso, es su objeto.
Por ello no resulta característica de este sistema el
posibilitar el acceso al expediente, ni el pueblo puede
constituirse en garante de la administración de justicia,
de toda forma ésta se administra en nombre de Dios, del
Monarca o del Emperador. La publicidad no es indispensable, se
constituye por el contrario en un estorbo. El secreto adquiere
importancia pues permite al inquisidor investigar sin los
obstáculos que pueda interponer la defensa, al amparo del
secreto pudieron realizarse toda clase de excesos y aún
legitimarse la tortura para arrancar la confesión, madre a
su vez de todas las pruebas.
La defensa pierde toda importancia, el sistema no puede
ser contradictorio. Durante toda la instrucción, etapa
principal del proceso, el imputado queda a merced de los poderes
del instructor. Si no le estaba permitido conocer el contenido
del expediente, menos podría ejercer los derechos propios
de la defensa. Pero aún al denunciante o acusador le
estaba vedada cualquier actuación, es por ello que el
contradictorio no puede desarrollarse con base a este sistema, el
Juez sustituye al acusador y se constituye en garantía del
imputado. La fase de juicio resulta ser una mera formalidad, una
vez recopilada toda la prueba se le confiere audiencia a las
partes, para que silo tienen a bien, emitan conclusiones, las
cuales no resultan indispensables para resolver, pues siempre el
Juez se pronunciará aunque aquéllas no se
presenten. Algunos ordenamientos latinoamericanos en sus
códigos de procedimiento penal siguen los lineamientos de
este sistema, pero autorizan además una audiencia oral
para que las partes emitan sus conclusiones, con ello se dice se
cumple con las exigencias propias de un sistema moderno de
administración de justicia. Indudablemente ello no es
así, esa mala copia de un debate no es sino otro de los
muchos engaños que se le han hecho a nuestros pueblos,
para evitar que adquieran en toda su dimensión los
derechos por los que tanta sangre se ha
derramado. Los déspotas y tiranos que hemos tenido en todo
el continente han encontrado en el sistema inquisitivo, que
también sirvió a la Corona Española para
supervisar y mantener su influencia en las Colonias, un medio
idóneo para doblegar al pueblo y postrar a los
Órganos Jurisdiccionales Este nuevo amanecer, este
reverdecer de la democracia que
vivimos en la América
Indiana debe servir para revitalizar nuestras instituciones
y adecuarlas a los requerimientos propios de sistemas respetuosos
de los Derechos Humanos,
la administración de Justicia también merece esos
ajustes, la proscripción de los ordenamientos procesales
fundamentados en el sistema inquisitivo debe ser una
consecuencia. No puedo, por mi condición de extranjero,
criticar las razones históricas que obligaron a Guatemala a
crear, no hace muchos años, un sistema especial de
administración de justicia en materia penal
relacionada con la seguridad del
Estado,
seguidor en forma casi absoluta de los principios que informan el
sistema a que ahora nos referimos, no creo que la experiencia
haya sido la mejor. El rescate de los derechos de la sociedad no
puede darse sobre el desconocimiento de los derechos de lo
ciudadanos, unos y otros deben ir necesariamente de la mano para
que se posibilite el logro de los fines de toda sociedad
democrática.
La doble instancia es posible en este sistema y resulta
una necesidad, pues si la justicia se administrara en nombre de
otro -Dios, Monarca, Emperador- el verdadero titular de la
función tiene que tener la posibilidad de revisar lo que
en su nombre se ha hecho ello es factible pues todo lo actuado
consta en un expediente.
La actuación del juzgador en la valoración
de la prueba tampoco tiene la misma amplitud que en el sistema a
que nos referimos anteriormente, al Juez se le dan reglas
expresas sobre la forma en que debe realizar esa
valoración, es éste otro medio de control la
pruebas son tasadas en su valor y el juez debe ajustarse a lo que
el derecho le manda a ese respecto.
c.- Sistema mixto.
Su nacimiento se relaciona con la época
post-revolución
francesa, pero fueron las voces que desde principios del Siglo
XVIII se alzaron en contra del desconocimiento de derechos que el
sistema inquisitivo conlleva, las que crearon el ambiente
necesario para que el cambio se produjera. El desprestigio del
sistema inquisitivo, por el desconocimiento de esos derechos
ciudadanos, motivó al legislador napoleónico a
dedicar sus mayores esfuerzos para encontrar un procedimiento que
tomando lo mejor de los anteriores se constituyera en un medio
eficaz para represión de los delitos, sin desconocimiento
de los derechos del ciudadano. En 1808 se sanciona el Código
de Instrucción Criminal, que entra a regir a partir de
1811, en el que se ponen en práctica esas ideas de
conjunción que dan base al procedimiento que se ha
conocido como mixto y cuyas principales características
son:
a) separación de la instrucción en dos
etapas, la instructoria y la de juicio.
b) preponderancia de la escritura en la primera etapa y
de la oralidad en la segunda.
c) valor preparatorio de la
instrucción
d) separación de funciones del
acusador, el instructor y el juzgado.
e) garantía de inviolabilidad de la
defensa.
f) el juez no es un mero expectante de la contienda,
pues toma contacto directo con las partes y la prueba y dirige el
procedimiento.
g) se elimina la doble instancia, posibilitándose
la revisión de lo resuelto mediante el recurso de
casación.
El desarrollo que ya hemos realizado del contenido de
cada una de las características y principios de los
sistemas, nos relevan de hacerlo nuevamente en atención al sistema mixto, sólo
resulta indispensable señalar que si bien es cierto en
éste se mantiene la instructiva y en ella prevalece la
escritura, no es posible asimilar ésta etapa al
procedimiento inquisitivo, pues la instrucción en el
sistema mixto no se inicia de oficio, requiere de una
excitación del órgano jurisdiccional que al propio
tiempo sirve
al imputado para adquirir conocimiento sobre los hechos que se le
atribuyen y así plantear la defensa. A la
instrucción tienen acceso pleno todas las partes y a ellas
les está autorizada su intervención en las
diligencias probatorias; además todo lo actuado en la
instrucción sólo tiene valor preparatorio en
relación con el juicio, etapa ésta en la que debe
reproducirse totalmente la prueba que ha de servir al juzgador
para resolver el asunto.
2.1.- Definición de Klein
"Lo que una argumentación busca es recurrir
a lo colectivamente válido para convertir algo que
colectivamente se ha vuelto cuestionable en algo colectivamente
válido".
Klein
CV + CC= CV
2.2. Técnicas de
argumentación:
Existen diversas técnicas que nos pueden ayudar a
mejorar nuestra capacidad para argumentar de manera eficiente en
un debate: técnicas retóricas, el método de
Toulmin, las reglas de la lectura
crítica, el examen de las falacias, las
reglas de honestidad
científica, etc. Aquí trataremos de las tres
primeras.
- Retórica
LA PERSUACIÓN
Tres pescadores
El arte de hablar persuasivamente nace como una
técnica de adiestramiento.
Aporta una pedagogía radical, con efectos individuales
e institucionales. A la persona le
confiere técnicas para hacerse escuchar y para afectar a
los demás. Y, en un orden menos aparente pero bastante
más decisivo, dota de marcos de regulación social.
Tales marcos operan en la lonja de justicia, la escuela y el
parlamento.
(….)
Cuando uno habla y se dirige a un auditorio, las
palabras que salen de la boca del orador son el resultado de un
proceso productivo. Los rétores reconocen en este comportamiento
la realización de cinco operaciones: 1)
invención, 2) disposición, 3) elocución, 4)
memoria y 5) acción. Según el esquema, en el inicio
se aportan las ideas y al final se manifiesta el habla,
realización verbal que viene acompañada de
gesticulación y de otros elementos comunicativos no
verbales. Ésa es la fórmula de la factoría
retórica. En consecuencia, las divisiones evidencian una
naturaleza
dinámica, operativa, productiva.
La invención (heurésis) está
dedicada a la argumentación de las ideas. Escoge los tipos
de razonamiento convenientes y los cubre con los elementos
materiales que
Vengan al caso. A pesar de lo que se pueda suponer, no se espera
gran originalidad del orador. De hecho, hace bien si sigue los
surcos usuales –que no vulgares ni mediocres-, ya que se
asegura así la comprensión y aceptación del
público. Entonces, el término de la
operación de invención no remite a un acto
creativo, en el sentido de original o nuevo, sino que bien al
contrario señala un esfuerzo de descubrimiento de los
caminos más apropiados para el caso, de entre los ya
establecidos por la convención y los usos
discursivos.
Así pues, la invención comporta lanzar
una red para
atrapar un material y someterlo a arte. La operación
inicial es una doble afirmación, la de la necesidad del
método y la del esfuerzo relativo que pide ese acto
intelectivo. Decimos esfuerzo relativo porque la norma manda
hacer pie en los recursos bien
conocidos: el ejemplo, el entimema y el locus. Si los
enunciados con nombre diferente, podemos decir que se trata de la
inducción, la deducción y el tópico,
respectivamente. De los dos últimos ya hemos hablado en el
capítulo dedicado al discurso
judicial. El entimema se basa en la deducción, pues
propone una premisa general indemostrada, ambigua, por la
pretensión de ser considerada digna de aprobación.
Si el interlocutor niega la premisa mayor del orador, no hay caso
de demostración del punto defendido, puesto que la
deducción ha quedado truncada. Por su parte los
tópicos aprovisionan orador de una red de aspectos con los que
iluminar el material de debate.
El ejemplo aporta, como el entimema, un recurso
argumentativo de cariz público, y no científico, ya
que participa de elementos emotivos, lógicos. Ficticios y
teatrales. En concreto, el
ejemplo es un razonamiento de un recorrido y descendente.
Consiste en proponer una realidad ascendente particular, que
puede ser un hecho, el relato de unos acontecimientos
simplemente, una palabra. Entonces se intenta justificar o, una
relación de analogía entre el ejemplo y la
cuestión del debate. Del motivo presentado como ejemplo
–paradigma, en griego-, se ha de inducir una verdad
más amplia y general, a partir de la cual –y en un
descenso deductivo, ahora – se quiere extraer la validez
del punto que interesa.
Quintiliano propone un ejemplo en el que dibuja un
vínculo analógico entre unos músicos y los
buenos ciudadanos. Recuerda que en cierta ocasión dos
flautista. Ausentes de Roma por mucho tiempo, fueron reclamados
por el Senado con un decreto honorífico. Con mucha
más razón, argumenta el rétor, conviene
hacer retornar a los buenos ciudadanos romanos que, distinguidos
durante la República, han sufrido del exilio por causa de
los avatares políticos la calamidad. Hasta aquí, el
ejemplo del maestro. Su mecanismo resulta claro. La verdad
general que se presenta aplicable a ambos casos es que las
personas de calidad, a pesar de haber sido desterradas, merecen
ser llamadas de nuevo a la metrópolis.
Es sobradamente conocido el ejemplo de la
tradición cristiana que compara a los humanos con los
pajarillos. Argumenta que, si los pájaros no se preocupan
del día de mañana y ni falta que les hace pues Dios
se ocupa de ellos, ¿cómo no ha de hacerlo el hombre,
que, con mucha más razón ha de confiar en la
providencia divina, por ser una criatura hecha a su imagen y
semejanza? La anilla deductiva que abraza los dos términos
comparados es la condición común de criaturas de
Dios, así como la proverbial providencia del supremo. No
hay que insistir en que este razonamiento se remonta a una
premisa deductiva puramente verosímil. Es decir, un
entimema. Por lo tanto, a menudo las operaciones inventivas se
implican unas en otras y forman procedimientos
complejos.
El recurso al modelo de una persona constituye otra
variedad de ejemplo. "Aníbal lo hizo, por tanto tú
también puedes ser capaz de hacer lo mismo". Ello viene a
decir que Aníbal y tú son humanos y dignos del
mismo valor y audacia. En la misma línea de
demostración. Se puede tomar a alguien como imagen
negativa. Entonces, su cualidad es no tener ninguna o bien
resultar ésta negativa. "Moisés ha visto la
película X y dice que le ha encantado. Así que ni
soñar en ir a verla, porque seguro que es
malísima." En este ejemplo, la relación no es
analógica sino de contrarios, donde Moisés
representa una figura de referencia, pero para no imitarla. Con
un poco de atención a las conversaciones diarias
recolectamos un buen número de ejemplos, basados todos
ellos en las similitudes o disparidades persuasivas.
Las perlas
Si la invención significa descubrir qué
decir y la disposición se resume en ordenar lo que se ha
hallado (exordio, narración, demostración y
conclusión). ¿Qué importancia tiene la
elocución? La razón de la pregunta radica en su
definición, como ahora veremos. La operación de la
elocución ornamenta las palabras, al precisar el estilo o
tono general y al añadir las figuras, como la
metáfora o la metonimia.
La elocución es la operación
retórica más comprometida con el lenguaje.
Se ocupa de traducir las estrategias
precedentes a un formato verbal presentable. Ahora bien, con el
tiempo, esta tercera operación de formular en palabras los
argumentos ha pasado a ejercer un dominio completo
sobre el resto de operaciones. A partir de la tradición
romana, del plan original de cinco partes se pasa a considerar
tres, en detrimento de la memoria y
la acción. Y hay más cambios. De enseñar a
hablar se pasa a enseñar a escribir pulcramente. La
retórica llega a ser el arte de la escritura, lo cual la
convierte en elocución pura. Como consecuencia. la
literatura se
apodera del lugar que ocupa el discurso inmediato. Además,
la memoria oral es substituida por una memoria visual y una
formación del gusto en el registro escrito.
Una tradición secular, que se enraíza en la
Edad Media,
nos ha hecho particularmente receptivos a la escritura y a los
estilos literarios. No deja de ser una paradoja que el estudio
elocutivo del habla exija recursos escritos y habilidades
lectoras, ya que el análisis se inicia al leer lo que se ha
dicho.
Para exponer las operaciones de "poner en palabras" los
argumentos, hemos de hacernos algunas preguntas.
¿Cómo hablamos? Este interrogante es demasiado
general. En realidad, apunta hacia los recursos con los cuales
confeccionamos el traje del habla. Expresemos la pregunta de otra
forma.¿Qué diferencia a unas expresiones de las
otras, aun siendo equivalentes?¿Se puede hablar de una
desnudez del habla y de un estado más colorista y
figurativo? ¿Cómo podemos conseguir efectos
elocutivos y figuras estilísticas?
Ésas son algunas de las preguntas que se hace la
retórica. La estilística o la lingüística. Con ellas se pone al
descubierto una distinción muy cara. No es lo mismo hablar
o escribir persuasivamente que saber en qué consisten esas
destrezas. Arte es conocimiento, no mera práctica. Por lo
tanto, la retórica enseña a hablar o escribir con
toda la eficacia que pide
el contexto. Por añadidura, desde su perspectiva
teórica domina el sentido de las elecciones léxicas
y estilísticas.
Podemos decir: "los rétores, verdaderos
pescadores de perlas", y probablemente nadie se escandalice del
empleo que
hemos hecho de los recursos estilísticos. No obstante,
sabemos que los rétores y los escolásticos no pasan
por ser pescadores en absoluto. Mucho menos de perlas, ya que
cuesta imaginarles zambulléndose en mares tropicales, con
un cuchillo entre los dientes, ni regentando un vivero. Pero la
frase hace referencia efectiva a una realidad, que no es literal
sino figurada. Por pescador podemos entender, no ya en el nivel
desnudo del lenguaje sino
en otro revestido de apariencia (figura quiere decir apariencia),
la persona que tiene el oficio de conseguir palabras
extrayéndolas del mar de la lengua.
Metafóricamente, pescar designa la acción de coger
o alcanzar con la inteligencia.
Y la cosecha de perlas da entender que no vale cualquier palabra,
sino aquella que, siendo perfecta en su género o
paradigma,
encaja con similar excelencia al uso, al sintagma. En definitiva,
al referirnos a los rétores como pescadores de perlas
aludimos a su buen pensar y decir las palabras, en el marco de un
discurso convincente y sensible a la belleza.
(…)La pintura tiene
colores. La
arquitectura,
volumen y
ornamentos. La lengua, sin embargo, también puede ser
pictórica y arquitectónica. La elección de
las palabras y el trenzado que disponen aporta al discurso los
colores y la ornamentación, la iluminación necesaria para animar el habla.
Se logran esos efectos con la apropiada pulsación del
sinónimo, el uso del eufemismo para matizar una
designación cruda o para despertar connotaciones y
complicidades, o bien utilizar el recurso rey, la
metáfora, al usar una palabra para dar a entender
otra.
La persuasión de la belleza
Cuando hablamos de estilo y de figuras, planea una duda.
Tienen sentido preguntarse si no estamos haciendo crítica
literaria en vez de retórica. Es más,
¿qué influencia tiene el estilo de habla en el
auditorio? ¿Tan importante es? Para dar respuesta a las
preguntas podemos atender a la publicidad, que no en vano ha
conseguido un lugar privilegiado en el foro discursivo actual. Y
comprobamos que el uso que hace de los recursos
estilísticos, en el habla, es intensivo: rima las frases;
las ritma, al contar el número de sílabas; e
introduce hipérboles o exageraciones, metáforas,
antítesis o contrastes verbales,
ironías… Indudablemente, la publicidad utiliza estos
recursos con una finalidad que va más allá de la
belleza.
Los elementos estéticos pueden tener una
función persuasiva. Y las figuras constituyen un punto de
conexión entre estilo y la argumentación. El primer
aspectoque destaca el en los actos elocutivos es el tono
escogido. Los antiguos lo llamaban estilo, y distinguían
tres: noble, sencillo y moderado. El estilo noble tiene un
registro distinguido y serio, que busca convencer y no ahorra la
vehemencia, si conviene. El estilo sencillo o mantenido se
caracteriza por la precisión y sobriedad; lo guía
el objetivo de
probar con contención una realidad. Finalmente, el tono
moderado incorpora un registro anecdótico y
humorístico, para conseguir así agradar. Pensando
en la publicidad, podríamos catalogar inicialmente los
anuncios según tengan un tono distinguido, desapasionado o
divertidamente distendido. Sin embargo, al iniciar tal
clasificación observamos que la elocuencia consiste
indisolublemente en probar (e. sencillo), agradar (e. moderado) y
convencer (e. noble). Sin duda, al hablar podemos escoger una
elocución simple o compuesta de diversos estilos. Lo que
sí es seguro es que a cada uno de ellos corresponde una
determinada capacidad de uso de las figuras; hay restricciones y
recomendaciones. Por ejemplo, en una demostración que pasa
por ser veraz y precisa, no se entenderían las
hipérboles o la versificación.
De los comentarios precedentes hemos extraído dos
notas básicas del trabajo
estilística. Aparentemente son dos contradictorias, aunque
con más exactitud diríamos que son complementarias.
En primer lugar, la producción de estilo es una actividad
libre. El hablante tiene la libertad de emplear o desestimar los
recursos que desee. Si no fuera así, el estilo no
existiría, ya que todo acto de habla vendría a ser
semejante al resto de expresiones. En segundo lugar, no obstante,
el uso de las figuras está codificado.
Éstas son reguladas por unas convenciones, unos
códigos fijos. Cada figura forma una estructura que
puede ser reconocida y transportada a unos contenidos que son
explícitos. (….)
Puntos cardinales e ironía
política
Para orientarse en la navegación entre las
palabras, los sabios han dibujado un mapa en el que se contemplan
cuatro puntos cardinales. Ciertamente, esos puntos no hacen
referencia al norte ni al sur, ya que en la tierra del
habla ello no existe. Si están presentes, no obstante,
cuatro dimensiones, entre de las cuales se manifiesta la
belleza.
A saber: el sonido de las
palabras, el sentido de las palabras, la construcción sintáctica y los
juegos de
ideas. Quien sigue este trayecto recorre toda la carta
geográfica de las palabras, en particular indicada para
reconocer la persuasión de la belleza.
Técnicamente, los recursos del lenguaje figurado
reciben nombres de figuras.
1) De dicción, 2) de sentido o tropos, los 3) de
construcción y 4) de pensamiento.
Jugar con la dicción permite efectos de plasticidad
sonora. En el titulo de una novela de Cabrera Infante, Tres
tristes tigres, hallamos una sorprendente repetición
de sonidos (aliteración). Lo mismo sucede con el
título de otra novela suya, La Habana para un infante
difunto. La rima es otro recurso de dicción, entre
otros Nuestra intención es citar sólo algunos
ejemplos para pergeñar los cuatros tipos básicos.
Retornando el título de la novela, La
Habana para un infante difunto, bajo él recoge el
autor una historia en la Habana de la
revolución
cubana, la Habana que el novelista vivió de joven. El
ambiente y parte de la trama se acercan a una escritura casi
autobiográfica. La obra es una mirada afectuosa y
nostálgica hacia un pasado perdido, dejado atrás
por el exilio de Guillermo Cabrera Infante. Y el título
–que es en lo que estamos – presenta algunos tropos.
El tropo –cambio, etimológicamente – es la
figura que consiste en modificar el sentido de una palabra.
Cuando el titulo reza "un infante" se refiere doblemente al
niño y a Infante, en mayúscula, la persona
específica. Con esta forma señala a una edad y se
señala a si mismo, pero hay una diferencia entre los dos
osas significadas: infante, el sujeto cierto, es un todo, en el
que se suman las edades biográficas de la niñez
(nacido en 1929), juventud y
madurez. En definitiva, el uso de infante" implica nombrar la
totalidad, la persona, para designar una parte, la infancia, o
cual coincide con el tropo de la sinécdoque
(también funciona como designación de parte para
significar el todo). Y el título concluye con un "infante
difunto", donde difunto remite figuradamente a una etapa pedida,
acabada, ya sea porque ha quedado tras, ya porque, además,
se han disipado ciertas ilusiones y encantos. Aquí la
defunción e Infante, o la del infante que fue, lo es en un
sentido figurado (metáfora). Su vez, las figuras de
construcción juegan con la sintaxis. Acortan la frase y da
por comprendida alguna parte (elipsis). Dejan la frase inacabada
(reticencia). O bien reiteran los términos o las
expresiones (repetición), entre otras operaciones
sintácticas. Finalmente, como cuarto punto cardinal de las
operaciones elocutivas, tenemos as figuras de pensamiento.
Ésas no dependen de las palabras, sino del juego de
inteligencia que ofrece el hablante al interlocutor. Por otra
parte, a diferencia de los anteriores recursos, aquí se da
un compromiso con la realidad y lo que se cree de ella. Si
afirmamos "Hitler, aquel
gran pacifista, como todos saben…", estamos expresando con las
palabras, la gestualidad y el tono de todo el discurso, que lo
que queremos decir es exactamente lo contrario (ironía).
Este recurso queda suficientemente justificado con una frase
popular: "Al revés te lo digo, para que me entiendas". El
énfasis significativo es palmario. Sin embargo, la
ironía puede ser un recurso más ambicioso
aún, cuando cubre todo el discurso. En ese sentido, es
memorable el parlamento que Marco Antonio hace en la tragedia de
Shakespeare
Julio César. Ante el cadáver de
César, el fiel amigo y pariente, y no menos hábil
político, exclama:
– – ¡Amigos, romanos, compatriotas!
¡Escuchadme! Vengo a enterrar a César, no a
elogiarlo.
A pesar de lo que anuncia –y su plan se manifiesta
poco después – lo que hace no es enterrar nada (la
causa de su muerte, por
ejemplo). Elogia la memoria de César y lo presenta como un
gobernante honorable y magnánimo. A la vez, halaga a los
conjurados y asesinos de César, para conseguir a
continuación –con la ironía – hacerlos
aparecer, a los ojos de los romanos, como unos criminales
ambiciosos.
La magnífica obra teatral de Shakespeare da al
espectador o al lector la ocasión de disfrutar de la
experiencia de un acto retórico. Puede disfrutar porque
hay una belleza literaria y dramática que complace. Y
también puede asistir a una función de
argumentación y de maraña emocional que logra
persuadir a los romanos, consiguiendo que piensen lo contrario de
lo que poco antes creían. La escena del parlamento de
Marco Antonio es un modelo atrayente. Comienza con un discurso
epidíctico: elogia al gobernante difunto recordando hechos
y leyendo su testamento, en el que deja a cada ciudadano la suma
de 75 dracmas y sus jardines para parques públicos.
Paulatinamente, a medida que el auditorio se enfervoriza, Antonio
pasa al registro de otro tipo de discurso: el deliberativo. En
él ya no se habla de la que ha pasado sino de lo que
habría de hacerse. Ya no importa tanto elogiar a Cesar y
censurar a los conjurados. Se trata de un discurso
político con todas las consecuencias. ¿Qué
hay que hacer? ¿Qué es aconsejable hacer a partir
de aquel momento? ¿Qué aconseja Antonio? El
resultado es sobradamente conocido. Antonio anima a los
ciudadanos al motín y consigue expulsar de la ciudad a los
que señala como traidores. Si imaginamos una
situación similar, un sermón o una alocución
televisiva pueden ser variedades del género deliberativo.
En todos esos casos, el habla sirve como instrumento
político, de poder sin medida. Y, además, sin
necesidad de que aparente lo que es. En el ejemplo de Julio
César, Antonio no habla de política. ¡Hace
política!
La cámara del tesoro
Hemos de suponer que Marco Antonio tuvo que improvisar.
En modo alguno podemos sospechar que recitara un discurso de
memoria. La improvisación, no obstante, demanda del orador
una buena memoria natural y otra más llamada artificial,
que es la que se refuerza con ejercicio y preceptos. De la
memoria se dice en un manual atribuido
falsamente a Cicerón, Retórica a Herenio, que la
memoria es "la cámara de los tesoros" y "guardián.
De todas las partes de la retórica". En la memoria Antonio
guarda recuerdos del amigo, como los que le suscitan ver el manto
ensangrentado del cadáver:
– – Si sabéis llorar, hacedlo
ahora.
Todos conocéis este manto. Recuerdo la primera
vez que César lo llevó.
Fue una noche de verano, en su tienda, el día en
que venció a la tribu servia.
Antonio tiene en la mente la imagen de un arma (una
victoria) en el manto. El destino cruel ha añadido a la
túnica los desgarros de armas blancas y
sangre, en lo que ha significado la derrota final de
César. Pero el amigo le quiere vengar, y la memoria le
ayuda a controlar sus palabras. La memoria a que nos referimos es
la de la práctica discursiva. Sabe y recuerda el orador
cómo comenzar a hablar. Qué argumentos presentar en
primer lugar y cómo conmover a los ciudadanos. Finalmente.
Con la lectura del dadivoso testamento. Quien como Antonio ha
sido adiestrado mnemotécnicamente basa su capacidad en los
recursos de los lugares y las imágenes.
Los lugares son similares a los tópicos de la
invención: se deposita mentalmente las ideas. Los nombres
o lo que sea en unos lugares: en la cómoda, en el
salón. En el buzón… La memoria funciona
así como una topografía, con muchos sitios a su
disposición, en cada uno de los cuales confiamos
temporalmente un objeto. Por otro lado, está el recurso de
la asociación de una imagen a un objeto o una palabra. La
clave de la asociación puede ser la semejanza entre el
receptáculo y la cosa que se le confía.
Todavía tenemos una curiosidad por satisfacer.
¿Cómo habla Marco Antonio? ¿Cómo
pronuncia y gesticula? ¿Produce, como mandan los
cánones. Una buena modulación
de la voz e imprime movimiento al
cuerpo? Y, al modular la voz, ¿qué volumen, que
firmeza. Que flexibilidad consigue? ¿Se ajusta el tono al
propósito de elogiar a un estadista y de defender un
modelo político? ¿Combina, quizá, la
dignidad – en el exordio – con un tono de
exhortación y patetismo. En la
peroración?
Las preguntas vienen al caso porque estamos considerando
la acción. Quinta y última parte de las operaciones
retóricas. La acción o pronunciación,
escribe Cicerón, es el gobierno de la
voz a partir de la dignidad de las cosas y de las palabras". En
consecuencia, en un actor –como el que encarne a Antonio
– puede apreciarse, en su excelencia. La recitación
del discurso, que se compone de gesto y dicción. Y todo el
comportamiento, al recordar lo que ha sido depositado en la
memoria por la invención, la disposición y la
elocución, todo este comportamiento, decíamos. Basa
su virtud en la elocuencia del cuerpo, que consta de voz y
movimiento. De la misma manera. La elocución dispone de la
elocuencia de las palabras, la disposición del buen orden,
la invención de los apropiados argumentos, y la memoria.
De la fidelidad y viveza del recuerdo.
El personaje de Marco Antonio sigue esos principios con
mucha fortuna. Y aun Observa una regla superior: la de disimular
su arte o técnica oratoria. La
palabra ha de ser escuchada como un acto espontáneo, sin
preparación. Así el oyente no aprecia que quien
habla se aproveche de la superioridad que le da la
técnica, ni que le quiera engañar o que, a fin de
cuentas, no sea
más que teatro,
pedantería (Salinas 1541). Al observar este principio de
oro, Antonio
cierra el ciclo de la ironía que envuelve su discurso. Ya
en la parte conclusiva de éste confiesa:
– – Amigos, y no vengo a ganarme vuestro
ánimo.
No soy orador como Bruto, sino, como todos
sabéis, un hombre claro y
franco que quiere a su amigo.
Momentos antes de exhortar al tumulto incendiario y al
motín popular, niega toda pretensión. Es decir,
niega las intenciones que le animan y que pertenecen al mundo
oculto de la intimidad. Sucede, no obstante, que niega lo que es
más evidente y, al hacerla, consigue que le crean.
Consigue aparentar que no sabe hablar como un orador. Si ello es
así pero convence, según la lógica
implícita que late dentro del razonamiento, lo que sucede
es que sus razones son tan sólidas como la roca,
tan inamovibles como la montaña. Ésta es la
deducción que se extrae de su planteamiento artificioso o,
digámoslo así, técnico.
Para el que conoce el arte de la retórica, las
palabras del romano enuncian el principio de oro y dibujan las
otras partes de la acción, a pesar de la tópica
protesta de ignorancia:
– – Pues no tengo ingenio, prestancia, ni soltura,
ni gestos, ni dicción, ni el don de la palabra para
excitar las pasiones. Yo hablo sin floreos; os digo lo que
sabéis; os muestro las heridas de César (pobres,
pobres bocas mudas) y les pido que hablen por
mí.
Al leer estos fragmentos, descubrimos la maestría
de un político eficaz y brillante. Dice: no sé
hablar, no tengo inventiva ni gracia, no adorno las
palabras ni alcanzo las pasiones; tan sólo pido a las
heridas que hablen por mí. Es lo que viene a decir. Y
resulta evidente que sus frases crean el espejismo de la falta de
habilidad verbal; no hay que ir lejos para descubrir las
contradicciones. Por ejemplo, en la última frase, cuando
pide a las heridas que hablen por él, se da el recurso
elocutivo de la prosopopeya: hace hablar a una realidad
inanimada, no humana. La prosopopeya, como la ironía, es
una figura de pensamiento. Las heridas son "bocas", porque abren
el cuerpo hacia fuera (figura de sentido: metáfora).
¡Cuántas bocas para un solo cuerpo! (figura de
sentido: hipérbole). 1 las bocas, "pobres bocas mudas",
sin embargo hablan (figura de construcción:
antítesis); y suplen la ficticia carencia de elocuencia
del buen amigo, futuro triunviro del imperio y aliado sectario de
Cleopatra.
La red del saber
En este punto de recapitulación hemos de decir
que las metáforas que presentan al rétor como
"pescador de perlas" y la memoria como "cámara del
tesoro", reiteran los efectos de la belleza que el habla puede
deparar. En concreto, la elocución, que es la
operación que da forma verbal a los argumentos, comprende
las notas de la elegancia. La composición y la
distinción. Por su parte, la elegancia se alcanza con
corrección (latinitas) y claridad
(explanatio). La composición se ocupa de la buena
variación de sonidos, términos y estructuras
sintáctica, para evitar la cacofonía o el
hipérbaton.
Finalmente, la distinción se manifiesta en la
ornamentación de las palabras, con figuras y
tropos.
Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior
Cuadro de dos aspectos teóricos de la
Retórica, los géneros y las operaciones
Discursivas.
Si contemplamos con candidez los gestos de la
operación que produce belleza, Nos sentiremos intrigados,
y tal vez decepcionados, por la conexión entre la
cámara del Si contemplamos con candidez los gestos de la
operación que produce belleza, nos sentiremos intrigados,
y tal vez decepcionados, por la conexión entre la
cámara del tesoro y la del poder, entre esteticismo y
palanca política. ¿Cómo puede ser que la
distinción del lenguaje figurado milite en las filas del
poderoso? Muy posiblemente, nuestra observación, tan ingenua pero no por ello
desencaminada, ha de merecer provechosos comentarios de un
rétor escéptico. En realidad, si hacemos memoria,
la cuestión del habla y del poder ya está presente,
y de manera exclusiva, en el origen de la técnica, en los
conflictos
judiciales en los que intervinieron Córax y Antirante. Y
la presencia del poder ha de permanecer tanto en la
comunicación interpersonal como en la ámbito
público, esto es, en aquellas que se valen de medios de
comunicación social. Ciertamente, la actuación
de Antonio nos lleva a hablar de estos extremos:
Comunicación y poder. Y es lo que hemos de
considerar en el capítulo siguiente.
No obstante, el rétor no deja ociosa su
inteligencia ni su escritura. Y da algunas respuestas, que quedan
recogidas en la retórica. Esta disciplina va
más allá del Ofrecimiento de unos consejos para la
persuasión y de unos currícula para la
escuela, ya que en ello hay una red de saber. Con la red, tensada
por géneros discursivos Y operaciones retóricas,
podemos entender los efectos del habla. Podemos reconocer su
cualidad, la belleza, la intención. Desde esta
posición, la retórica se identifica con la ciencia
puesto que es saber: comprensión de los mecanismos y de
los efectos del mundo del lenguaje. Como esa vocación
taxonómica, junto con los afanes de figuras. Y ortodoxia,
teoría de los mecanismos, clasifica operaciones y es la
preceptiva que escolta a una tradicional cultura
literaria. De otro lado, la retórica constituye casi una
ciencia (protociencia), si se la examina con criterios en
absoluto literarios, puesto que, como metalenguaje que describe
las operaciones de habla, es una cámara del saber que
comunica con los pabellones científicos de la
lingüística, la teoría de la
argumentación y la teoría de la
comunicación.
Página siguiente |