Acción y discurso. El
papel de la "rebeldía" en la construcción del zapatismo
- Resumen
- Acción y discurso en el
EZLN - El levantamiento zapatista:
¿Entre la guerrilla clásica y una guerrilla
republicana? - Cambio de estrategia:
Construyendo interlocutores para construirse a sí
mismo - La rebeldía como
significante vacío - Notas
- Bibliografía
"Empuñe un arma porque busco la
palabra justa"
(Francisco "Paco" Urondo,
poeta argentino asesinado por la dictadura en
1976)
"Y en buena parte el futuro del
zapatismo está en el
lenguaje.
No quiero decir que el zapatismo
está en el lenguaje.
No quiero decir que el zapatismo va a
desaparecer,
pero su futuro y su quehacer tiene que
ver con el quehacer de su lenguaje."
(Subcomandante Marcos, entrevistado por
Juan Gelman 1996)
Desde su irrupción, el zapatismo ha sido definido
como un sujeto político extraordinario para América
Latina. Uno de sus rasgos más singulares ha
sido el plano discursivo ya que junto a categorías
clásicas para las guerrillas latinoamericanas, hicieron
uso novedoso de otras como Sociedad Civil y
Neoliberalismo que aportan en la constitución de un nuevo sujeto
político al identificar un "Nosotros" y un "Otro".En este
sentido, la categoría de Rebeldía como
significante vacío le permitió al zapatismo
articular una serie de demandas de grupos
subalternos que lo constituyen como un sujeto capaz de
hegemonizar a otros sectores y abrir un proceso de
subjetivación colectiva.
El levantamiento zapatista del primero de enero de
1994 marcó un hecho histórico para América
Latina en cuanto "síntoma" en medio de la
hegemonía del pensamiento económico, político
y cultural del neoliberalismo. A partir de allí, se
sucedieron varias y disímiles experiencias subalternas
en Latinoamérica protagonizada por
campesinos, indígenas, desocupados y otros sujetos que
pusieron en cuestión un orden social
excluyente para grandes mayorías en la
región. El zapatismo, como todo proceso novedoso de
movilización popular tuvo que construir nuevos
imaginarios, alteridades, discursos
y formas de lucha para articularlos con las viejas e
historizadas prácticas, narraciones e identidades
subalternas. De esta manera, mientras se preconizaba el fin
de la historia y
la muerte
de las utopías y, en particular en América
Latina, el sinsentido de los proyectos
emancipatorios radicales, el EZ se hizo visible en armas, y en
un proceso de construcción de un sujeto social que
pone en cuestión tanto al orden social como al
régimen político mexicano.El presente ensayo
busca analizar el proceso discursivo de construcción
del sujeto "zapatista", (la construcción de un
"nosotros") para así aproximarnos a indagar en
"¿Quién habla cuando habla el
zapatismo?". La idea que presentaremos, y que someteremos
a debate, es
que si bien el levantamiento en 1994 retoma casi todas las
características en cuanto acción y discurso de las luchas de
"liberación nacional" en América Latina, el
mismo proceso de configuración de un sujeto y la
necesidad de dar nuevas respuestas discursivas a la
situación de enfrentamiento hizo que el EZ inicie un
proceso novedoso de constitución subjetiva. En este
proceso el papel de la rebeldía como
categoría articuladora frente a otras como revolución, reforma,
resistencia e insurgencia, es una clave para
explicar la constitución del zapatismo tal como lo
conocemos hoy.- Introducción:
- Acción y
discurso en el EZLN:
Para Hanna Arendt (1993) no hay nada que necesite tanto
del discurso como la acción humana. El zapatismo
llevó este aspecto en el corazón y
radicalizó el precepto entendiendo que la palabra es una
forma de acción que en ocasiones puede ser más
efectiva que la acción armada. Con esto no queremos decir
que en todo momento las palabras zapatistas puedan reemplazar a
las armas, justamente las armas insurgentes son -para decirlo
kantianamente- "condición de posibilidad" de la palabra
del sureste mexicano. Las palabras no hubieran sido escuchadas si
no fuera por la acción que le precedió y que
instaló un campo semántico propicio.
Así como la guerra supone
un nosotros, el acto ilocuciario supone la conformación de
un sujeto que es el hablante y un público que es a
quién se dirige la palabra. El EZ tuvo muy claro desde el
comienzo que gran parte de su éxito
sería encontrar formas de comunicación, el público y los
destinatarios, adecuados para instalar sus demandas. Así,
éstos se fueron reconfigurando, a la par de una
también redimensión de las demandas que se
desplazaron hasta incorporar una armonía-tensión
entre reclamos particularistas y universalistas.
III. El
levantamiento zapatista: ¿Entre la guerrilla
clásica y una guerrilla republicana?
El primer comunicado del EZLN, elaborado en 1993 y
divulgado luego del levantamiento, es clave para entender el
inicio de un camino de construcción de un sujeto colectivo
en el espacio público porque permite inferir
quién habla, a quiénes se les habla y
a quiénes se les exige. Si leemos la Primera
Declaración de la Selva Lacandona encontramos que el
"nosotros" que habla es "el pueblo" que luchó como
subalterno frene a las clases dominantes y el imperialismo
en todas su formas desde la conquista; mientras que los
destinatarios de la exigencia son los poderes de la nación,
a quienes se piden depongan al tirano (Salinas de Gortari) para
garantizar la vigencia del Estado de
derecho.
En función
misma de la defensa de la constitución (el artículo
39) que reconoce en el pueblo la fuente de la soberanía y el derecho de cambiar la forma
de gobierno, el EZLN
realiza su declaración de guerra. Los testigos son el
pueblo de México
(hermanos y hermanas). Progresivamente serán "hermanos y
hermanas" los destinatarios del diálogo
del zapatismo y el pueblo abandonará un rol central en la
estrategia
discursiva del EZ, quién creará otro espacio de
interlocución: "la sociedad civil".
Sin embargo, el pueblo mexicano, en los primeros pasos del EZ es
hablante y destinatario del mensaje. Es el pueblo en armas el que
se dirige al pueblo desarmado en búsqueda de reparaciones
históricas y con un proyecto que
satisfaga los reclamos de: tierra, techo,
alimentación, salud,
educación, independencia, libertad,
democracia, justicia y paz. El reclamo,
más que de una lógica
de reforma o revolución tiene un tinte de corte
republicano, aunque sea por profundizar las "reformas de la
Revolución
Mexicana".
En este sentido, el primer discurso del zapatismo se
inscribe en la larga tradición del nacionalismo
popular revolucionario y su objetivo es
volver a llevar los sueños de incorporación de las
masas populares, como el 6 de diciembre de 1914 cuando entraron
triunfantes los ejércitos de Francisco Villa y
Emiliano
Zapata al Distrito Federal.
Precisamente, lo que el discurso zapatista denuncia en
un comienzo es la postergación del sujeto-pueblo
consagrado en la constitución. Es decir, para sostener la
comunidad
política
el constituyente ejerce su poder
(Consagrado por la Constitución) y reclama a los otros
poderes constituidos (Legislativo y Judicial) que reestablezcan
el orden republicano, frente a la dictadura encabezada por el
Partido Revolucionario Institucional (PRI), que el EZ
denuncia.
La tensión del zapatismo, en este aspecto, se sitúa en
basar la desobediencia-insurgencia en un artículo
constitucional que sanciona positivamente un aspecto
constituyente: el derecho del pueblo a cambiar sus leyes y su forma
de gobierno.
Éste es un elemento con atributos "meta
constitucionales" puesto que faculta al pueblo para alterar las
leyes y también a desafiar las mismas bases de la validez
de las normas en base a
un "derecho consagrado en la constitución".
Independientemente de esta lectura
republicana de algunos de los argumentos justificatorios del
levantamiento zapatista, es evidente que en tanto en la praxis como en
la retórica del EZ aparecen componentes clásicos de
las guerrillas nacionalistas populares de América Latina.
La referencia al pueblo como sujeto de la soberanía, a una
lucha histórica de ese sujeto-pueblo en sus diferentes
formas contra el imperialismo y los traidores vernáculos
se articulan con los elementos propios de la "liberación
nacional". Sin embargo, como dice Marcos, la experiencia del EZLN
es una pedagogía política donde el aprendizaje de
los actores y el proceso abierto de construcción del
sujeto colectivo abren nuevos horizontes.
IV. Cambio de
estrategia: Construyendo interlocutores para construirse a
sí mismo
Frente a la respuesta represiva del Estado
mexicano y el impacto mundial –en gran medida inesperado-
del levantamiento, el EZ viró sus interlocutores e
incluyó a los otros pueblos del mundo. Sin embargo, para
incorporar como partícipes activos de la
lucha zapatista a "otros" internacionales (individuos o
colectivos) y superar la mera "solidaridad"
internacional presente en la historia de las luchas de
liberación fue necesario articular un discurso que integre
"lo nacional" con "lo global". Allí aparece la sociedad civil
en el discurso zapatista, "La Sociedad Civil asumió el
deber de preservar a nuestra patria, ella manifestó su
desacuerdo con la masacre y obligó a dialogar" (Segunda
Declaración). En solo seis meses el EZ encontró
un interlocutor novedoso para la política insurgente
latinoamericana: se conformó discursivamente una sociedad
civil que obligó al diálogo en un papel de tercer
actor, pero que aparece ligado (y a veces confundido) con el
pueblo.
En la historia de los disímiles movimientos de
liberación nacional que germinaron en América
Latina, jamás el interlocutor o el sujeto fue la "sociedad
civil", sino el pueblo, la clase o
algún tipo de agrupamiento subalterno con intereses
materiales
contradictorios con el bloque dominante. El concepto de
sociedad civil, si bien de larga data y central en el pensamiento
político clásico, nunca fue un actor o espacio que
las organizaciones
populares hayan identificado como valioso. Sólo fue
incorporado en el debate teórico en la década del
ochenta por los investigadores de las llamadas transiciones a la
democracia.
Allí, funcionaba como categoría explicativa para
dar cuenta del éxito o fracaso de los procesos de
consolidación de las democracias liberales en
América Latina. No obstante, el discurso zapatista
reconoció ese espacio como lugar de organización. En la Segunda
Declaración la orden del cese del fuego pronunciada
por la Comandancia General del EZLN tiene el fin de que esta
sociedad civil que se reconoce (y se funda) discursivamente se
organice de la mejor manera posible.
De lo anterior podemos hacer dos observaciones. En
primer lugar, en este proceso el zapatismo logra situar un eje de
debate entre la dicotomía reforma-revolución.
Progresivamente la lucha abandona el objetivo de la toma del
poder y se sitúa en una "lucha por el reconocimiento"
(Taylor, 1993)
y que supone abrir nuevos espacios de interlocución como
la Sociedad Civil. A su vez, la centralidad del pueblo (sujeto de
la historia de América Latina para los Movimientos de
Liberación Nacional va dejando lugar a esa difusa idea de
Sociedad Civil.
Si podemos identificar en el discurso de la Primera
Declaración fuertes componentes republicanos a la par
de una recuperación de la retórica nacionalista
popular existente en la historia política América
Latina, la Segunda llama a una nueva constitución
de la nación
profundizando la idea de un poder constituyente que exige la
constitución de un orden que garantice la inclusión
de los diversos sectores (poetizado en la consigna "hacer un
mundo en que quepan muchos mundos"). El llamado es a la Sociedad
Civil para que a través de un proceso democrático
asuma los destinos y pueda elegir su forma de gobierno y
organización social entre las opciones "socialismo,
capitalismo,
socialdemocracia, liberalismo,
democracia cristiana, etcétera" (Segunda
Declaración). La forma de organización
propuesta por el EZ para tales fines es una Convención
Nacional Democrática (CND) que a partir de devolver el
poder constituyente al pueblo-sociedad civil genere una
nueva institucionalidad constitucional democrática. Lo que
permite el llamado es la definición del régimen
político como usurpación y por lo tanto plantear la
necesidad de refundar el proceso de la Revolución Mexicana
acabando con el sistema de
partido de Estado (Subcomandante Marcos, 1995)
El llamado a la CND, a mediados de 1995 para la
comandancia zapatista debería tener por resultado la
confección de un programa
revolucionario tal como lo han planteado en la historia de
América los diferentes movimientos de liberación
nacional. Así, se insita a pasar de una fase de resistencia a una
de ofensiva que constituya un orden nacional que incluya a los
habitantes originarios y demás sectores oprimidos (las
llamadas "minorías"). Así, el discurso zapatista de
la Tercera Declaración, mantiene componentes de la
lógica de acumulación política tradicional.
De esta manera, puede entenderse el llamado a la
conformación de un Movimiento de
Liberación Nacional que tiene elementos de lo que
tradicionalmente se llamó la táctica de "Frente
Único o Frente Popular" y que pregonaron los partidos de
izquierda para enfrentar al fascismo en
Europa.
No obstante, a un año el levantamiento zapatista
el argumento se mueve en un doble plano discursivo. Por un lado,
sigue una estrategia de acumulación más o menos
clásica con un enemigo representado por el "mal gobierno".
Por otro lado, y vinculado a lo primero pero dotando al EZLN de
una capacidad de implicancia internacional se refuerza al
neoliberalismo como el gran enemigo, ese gran Otro al que hay que
enfrentar y frente al cuál nos identificamos como
"nosotros". La relación con la alteridad es fundamental en
el proceso de formación en tanto, como argumenta Ranciere,
"es la formación de un uno que no es un yo o uno mismo si
no que es la relación de un yo o uno mismo con otro"
(Ranciere 2004:30)
No es casual que la introducción del Neoliberalismo como
referente de la lucha del zapatismo esté asociada a la
profundización de lo literario en el discurso del EZ. Es
decir, forman parte de un proceso de nuevas formas de
comunicación y articulación discursiva. En
repetidas oportunidades el Subcomandante Marcos ha referido al
aprendizaje
político-cultural que supuso la experiencia zapatista y,
en este proceso frente a la vieja retórica revolucionaria
(y en muchos casos juntos a ella), aparecen nuevos imaginarios,
conceptos, discursos para articular lo viejo en un nuevo juego de
lenguaje que asigna otros significados a viejos significantes y
produce nuevos. El caso de la Rebelión, como
concepto vertebrador del discurso zapatista es un ejemplo de
ello.
V. La
rebeldía como significante
vacío
En la Tercera Declaración, a un año del
levantamiento, es finalmente donde aparece la palabra
rebeldía en referencia al levantamiento en Chiapas y
frente a los intentos de cooptación del gobierno. Y apenas
es la Cuarta Declaración (enero de 1996) la que
pone en primer lugar a la "dignidad
rebelde" y avanza en la construcción de una
retórica ligada a la rebeldía. Ese aspecto es de
vital importancia para el argumento final de este ensayo:
rebeldía ha funcionado como lo que Ernesto Laclau
(1996) definió como un "significante vacío". Un
significante vacío no es un término que
varía de significación según su contexto (es
decir, no es aristotélicamente equívoco) sino que
nos habla de una imposibilidad estructural que exige una
subversión de la estructura del
signo. Es decir, desafía límites
que –advierte Laclau- no son nunca neutrales porque hablan
de una operación de exclusión. El zapatismo,
excluido del sistema, debe subvertir la estructura para hacerse
presente. La operación del sistema genera un tipo de
exclusión que es en definitiva negación del otro
identificando "la pura amenaza que ese más allá
presenta al sistema (amenaza que a su vez, sin embargo, lo
constituye)" (Laclau 1996:74). Es decir, hay una operación
de negación-exclusión de los que no entran en el
sistema, sin embargo eso produce la posibilidad de que las
categorías excluidas cancelen la diferenciación
impuesta "a través de la formación de una cadena de
equivalencias de aquello que el sistema demoniza a los efectos de
significarse a sí mismo" (Laclau 1996:74).
La categoría de "Rebeldía" funciona como
punto de fijación en una cadena de equivalencias que puede
articular identidades (luchas) para romper con la
dispersión y la fragmentación. La ruptura con la
idea de una fundamentación ontológica del sujeto de
la historia (ya sea la clase obrera o el pueblo) produce una
multiplicidad de antagonismos fragmentados que constituyen
identidades que es necesario suturar con una operación
hegemónica.
Rebeldía, en el discurso zapatista, es ese punto
de convergencia donde las diferentes luchas encuentran referencia
y el que genera condiciones de emergencia del Sujeto. Primero
porque la decisión de construir sobre "rebeldía"
como significante es una decisión, y esa decisión
es "el momento del sujeto antes de la subjetivación"
(Laclau 2003:85). Segundo, porque el movimiento de corrimiento y
subversión del orden es el lugar mismo de la emergencia
del Sujeto.
El proceso de construcción hegemónica
supone la producción social de significantes
vacíos que articulen los esfuerzos y las identidades
subalternas de amplios sectores populares, aún, con sus
reivindicaciones particulares. El EZ realiza esta
operación hegemónica al incorporar en sí
mismo reivindicaciones particulares (étnicas, de género, de
clase, generacionales, sexuales) y presenta "la particularidad de
un grupo como la
encarnación del significante vacío que hace
referencia al orden comunitario como ausencia, como objetivo no
realizado" (Laclau 1996:83).
La hegemonía requiere "una generalización
de las relaciones de representación, pero de modo tal que
el proceso de representación mismo crea retrospectivamente
el ente que debe ser representado" (Laclau 2003:70) así,
la rebeldía es una clave en la construcción del
sujeto. Dos años le costó al EZ encontrar en el
significante rebeldía el lugar para suturar una
multiplicidad de significados que no podía articular. Esto
no supone que cualquier categoría hubiera podido ser
articulatoria sino que sólo podía serlo aquella que
se inserta legítimamente en los discursos de otros grupos
subalternos, de manera tal que pueda enraizarse en las historias,
relatos e imaginarios propios de esos sujetos.
El EZ en la tarea de constituirse como sujeto en
encontró un enemigo (el Neoliberalismo) y un discurso que
ligado a la rebeldía (aunque también a la justicia y a
la democracia) que podía oficiar de lugar de encuentro
para identidades insurgentes heterogéneas.
Así, la construcción argumentativa de
"nosotros" ya no es el pueblo sino los "rebeldes" los que
constituyen ese "Uno" que a la vez es múltiple (como la
multitud que deviene en pueblo para volver a ser multitud) el que
se relaciona contra los enemigos "el mal gobierno" y el
neoliberalismo.
La potentia de la categoría de
rebeldía reside en su capacidad abarcadora. Mientras la
insurgencia es una práctica que no puede realizarse
individualmente, la rebeldía puede ejercitarse individual
o colectivamente. La rebelión tienen la postestad del no,
del oponerse al avance y generar un espacio de disputa en
espacios microfísicos (Foucault 1993).
Mientras la insurgencia busca derrotar un proyecto con otro, la
rebeldía es un acto realizable por una multiplicidad de
sujetos en momentos, tiempos y lugares distintos.
A su vez la rebeldía es una actitud que no
deviene de la clase. Mientras el marxismo
pregonaba la dialéctica de la historia y los intereses
contradictorios de clase, el discurso de la rebeldía
concierne una especie de voluntad de serlo. No es necesario
pertenecer a la clase portadora del sentido de la historia, ni
estar poseído del Volksgeist, sino simplemente "ser
rebelde", hacerse rebelde, como una cuestión de voluntad
de lucha contra el enemigo en común que habita en todas
partes y en ninguna. A su vez, la rebeldía tiene la
característica de ser un principio moral que
deviene de la actitud de aquellos que "no soportan" la injusticia
y que conforman un momento propio de una ética
universalista.
De esta manera el discurso de la rebeldía permite
trascender el propósito de la "liberación nacional"
para recuperarlo desde otro lugar. Allí la importancia de
la Rebeldía en tanto aparece como un significante que
engloba dimensiones ético-normativas y actitudinales de
las cuales pueden ser partícipes todos los diferentes
grupos subalternos e identidades que habitan el cosmos de la
Sociedad Civil. El zapatismo en su operación
hegemónica supone una sutura de esas identidades
fragmentarias para la disputa política. En este aspecto el
papel de la producción social de significantes
vacíos –como el zapatismo produjo "Rebeldía"-
es fundamental como condición de posibilidad de una
articulación popular- democrática que dispute la
producción del orden social en América
Latina.
El futuro del EZLN como el de las múltiples
articulaciones
subalternas que irrumpen periódicamente en
Latinoamérica no está escrito. No obstante, mucho
de su futuro como proyecto contrahegemónico se juega en el
terreno de la articulación discursiva y en la
producción de imaginarios y significantes convocantes para
un proceso popular y democrático que busque transformar la
utopía en historia.
- Entendemos que la emergencia del EZLN se inserta en
otro hecho crucial para entender el proceso: la puesta en
vigencia del TLCAN. - Esto no debe interpretarse como una asignación
de causalidad del zapatismo sobre otras movilizaciones sociales
en América Latina. - La referencia la sociedad civil es relativamente
temprana en el discurso zapatista. Sin embargo, la
valoración de la misma cambia radicalmente. En un
comunicado de enero de 1994 Marcos lanza "yo estoy dispuesto a
sacarme el pasamontañas si la sociedad mexicana se quita
la máscara que ansias con vocación extranjera le
han colocado. ¿Qué pasará? (…) la
sociedad civil mexicana se dará cuenta, con un impacto
mayor que la imagen que le
han vendido de sí misma es falsa y que la realidad es
bastante más aterradora" (Carta del 25 de
enero de 1994) Mientras que en la Quinta Declaración se
plasma que "La sociedad civil nacional ha sido el factor
fundamental para que las justas demandas de los zapatistas y de
los indígenas de todo el país continúen
por el camino de las movilizaciones pacíficas. La
sociedad civil internacional ha sido sensible y ha tenido
oídos y ojos atentos para que la respuesta a las
exigencias no sean más muertes o prisiones" - El los diferentes comunicados zapatistas se invocan
distintos principios
legitimadores de la acción, por ejemplo en la Primera
Declaración (1994) el acento está puesto en la
continuidad de las luchas de los sujetos subalternos (esclavos,
independentistas, revolucionarios) mientras que en la Segunda
Declaración (1995) se dice "Detrás de nuestras
armas de fuego hay otras armas, las de la
razón" - "Tantas veces Marcos ha contado la historia de
cómo el grupo original de revolucionarios quería
hablar a la gente de la selva Lacandona del capitalismo, de la
opresión y la revolución, y de cómo
entonces, en lugar de hablar, aprendieron a escuchar y
descubrieron que la gente ya era rebelde" (John Holloway. 2004:
2) - Esto es reconocido por los voceros zapatistas
"Quién tiene la voz y los oídos del EZLN se ha
equivocado en no pocas ocasiones, en su palabra y en sus
interlocutores" (Carta del 19 de noviembre de
1994)". - La Tercera Declaración es clave, en este
aspecto. Allí se argumenta a favor de la
autonomía como forma de integración de los indígenas a la
sociedad mexicana, a la vez que la crisis
económica permite situar otro enemigo: "el
neoliberalismo". Mientras el enemigo político del EZ era
representado exclusivamente por el "mal gobierno" (El
régimen político) la lucha zapatista solo
podría ser llevada a cabo en el seno del territorio
mexicano y los apoyos internacionales se articulaban en
función de la empresa de
deponer el régimen usurpador. Ahora bien, al identificar
el neoliberalismo como causa de los males y enemigo a vencer la
lucha puede internacionalizarse. Ya no es un régimen
localizado en un país sino una forma de
dominación mundial. - Por ejemplo cuando el EZ argumenta que "Es en la
SOCIEDAD CIVIL, en quien reside nuestra soberanía, es el
pueblo quien puede, en todo tiempo,
alterar o modificar nuestra forma de gobierno y lo ha asumido
ya" (Segunda declaración). El artículo 39
de la constitución mexicana al que hace referencia el EZ
en su primer comunicado, claro, no habla de la sociedad civil,
sino del pueblo. - Para una revisión el concepto Cfr. Cohen y
Arato (2000) - El EZLN define a la sociedad civil como "conformada
por personas de los más diversos estratos sociales e
ideologías políticas" (Carta por el Aniversario de
la formación del EZLN, 19 de noviembre de 1994) Para un
análisis mas detallado (y una crítica) de la utilización de la
categoría "sociedad civil" en el discurso zapatista ver
Borón (2002) - "La resistencia civil se convierte en insurgencia
civil cuando se lleva adelante la lucha, por todos los medios
posibles, por el cumplimiento de los derechos y la
satisfacción de las demandas populares (…) La
insurgencia civil es la movilización en torno a un
programa popular y insurgencia civil es la movilización
en torno a un programa popular y revolucionario que rebasa a un
programa de gobierno" (Propuesta del EZLN al Programa de la
CND, 8 de octubre de 1994) - Es "Durito" el caballero andante y alter ego de
Marcos quién expone en un diálogo "Tu problema es
el mismo que tienen muchos. Se refiere a la doctrina
económica y social conocida como
‘neoliberalismo’" (Durito II, 1995). - Para una aproximación al concepto
Neoliberalismo desde una perspectiva cercana a la zapatista ver
Ceceña (1997) - "nuestra cuadrada concepción del mundo y de la
revolución quedó bastante abollada en la
confrontación con la realidad indígena
chiapaneca", (Sup Marcos, Carta de octubre de 1994) - Para Laclau la decisión tiene también
"una función ontológica de proveer un cierto
cierre a lo que estaba estructuralmente abierto"
(2003:85) - El concepto de hegemonía que utilizamos es el
que precisa Ernesto Laclau a partir de las elaboraciones de
Antonio
Gramsci (Laclau y Mouffe 1987 y Laclau 2003) - Las identidades negadas por el sistema como la
indígena, la homosexual, la de género, juvenil,
pudieron establecer equivalencias con la "rebeldía" por
lo tanto fue posible la articulación
discursiva. - Una de las características en las que se
asemejan los discursos del Subcomandante Marcos y del Che Guevara
es justamente una apelación a la voluntad como valor. Sin
embargo, mientras que el Che mantenía una seriedad
marcial embebida de moral revolucionaria, Marcos juega con la
voluntad y los fracasos, frustraciones o situaciones irrisorias
a las que conduce. Esto puede leerse como una
desdramatización de la voluntad y la moral
revolucionaria. - No deja de ser llamativo que una de las primeras
referencias a la "rebeldía" que hace Marcos es en una
carta de octubre de 1994 a Adolfo Gilly, donde en referencia al
pasamontaña dice "es un símbolo de
rebeldía. Apenas ayer era un símbolo de
criminalidad o terrorismo".
El acto, rebelde, entonces depende más de un acto
voluntario y de un símbolo más que de una
acción directa.
- ARENDT , H. (1993) La condición humana.
Paidós. Buenos
Aires - BORÓN, A (2002) "La selva y la
polis Interrogantes en torno a la teoría política del zapatismo".
Revista Chiapas N 12 - CECEÑA, A. E. (1997) Neoliberalismo e
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poder de Ediciones La Piqueta, Madrid. - HOLLOWAY, J. (2004) "Gente común, es
decir, rebelde Mucho más que una respuesta a
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Hegemonía y Universalidad. FCE. Buenos
Aires - TAYLOR, C., (1993) El multiculturalismo y la
política del reconocimiento, Fondo de Cultura
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Documentos y comunicados del EZLN
- EZLN Documentos y
Comunicados. Tomo I(1994) Ediciones ERA.
México - EZLN documentos y Comunicados Tomo II (1995)
Ediciones ERA. México - Primera Declaración de la Selva Lacandona
(1993) Difundida en enero de 1994. - Segunda Declaración de la Selva Lacandona, 10
de junio de 1994. - Tercera Declaración de la Selva Lacandona,
enero de 1995 - Cuarta Declaración de la Selva Lacandona, 1 de
enero de 1996 - Quinta Declaración de la Selva Lacandona,
julio de 1998 - Subcomandante Marcos Carta del 19 de noviembre de
1994 - Durito II, El neoliberalismo visto desde la Selva
Lacandona, 11 de marzo de 1995) - Subcomandante Marcos Carta de octubre de 1994. EZLN
documentos y Comunicados Tomo II (1995) Ediciones ERA.
México¿ - Subcomandante Marcos Carta 25 de enero de 1994.
Comunicados y Documentoes ERA. Tomo I - Propuesta del EZLN al Programa de la CND, 8 de
octubre de 1994
Martín Retamozo