El consumo de
sustancias que afectan la conciencia y el
comportamiento
parece remontarse a los albores de la humanidad cuando el hombre
primitivo en su etapa de recolector comenzó a interesarse
por el efecto de plantas y
logró mediante ensayo y error
acumular rudimentarios conocimientos que pronto se hicieron
exclusivos de una "élite" de Chamanes, brujos,
hechiceros y sacerdotes, cuyos "poderes" en en gran parte se
basaban en la supuesta comunicación con fuerzas sobrenaturales
durante sus viajes
alucináticos, experiencias generalmente transmitidas a sus
descendientes en forma directa, desde muchos miles de años
antes de que apareciera la escritura.
La utilización del opio como medicamento aparece
en unas tablillas de arcilla sumerias cuya antiguedad es de 5000
años a. n. e. y unos 1000 años después se
registraron el vino, la cerveza, la
mandrágora y los derivados de la camnabis sativa
(marihuana). Ya
desde esta época se reportaron hojas de coca en
enterramientos peruanos como testigos de la ancestral
costumbre.
A partir de la década de los sesenta, se incorpora la
droga
masivamente al estilo de vida
hedónico, proliferando más en las sociedades de
consumo, convirtiéndose en una mercancía de
comercialización altamente rentable
sólo superada por el tráfico de armamentos.
De esta forma las adicciones en todas sus manifestaciones se
han convertido actualmente en uno de los flagelos que azotan la
humanidad constituyéndose en un problema social,
económico y político escala mundial,
el cual puede desarrollarse en cualquier contexto
etnosociocultural o sistema socio
económico.
En el mundo las adicciones se consideran un problema insoluble
en el pasado y presente milenio, sin embargo, en Cuba se
trabaja por eliminar y prevenir el consumo de sustancias
tóxicas ya sean las contempladas dentro del rango de
legales, de prescripción médica , ilegales o
inhalantes; en ese sentido el Sistema Ncional de Salud ha priorizado la salud
mental de la población, como uno de los objetivos a
alcanzar en este esfuerzo.
La medicina
familiar y la atención comunitaria han venido
desarrollando varios programas de
prevención y atención a la conducta
alcohólica y otros riesgos
sociales que pueden asociarse a ese consumo o a la
adicción de otras drogas
ilegales, que aunque no constituyen un problema de salud en Cuba,
si pueden motivar la necesidad de atención de casos
individuales y poner a prueba la pericia y conocimientos de los
Equipos Básicos de Salud sobre el diagnóstico, especialmente el precoz, del
problema y su manejo.
Es por ello que se ha elaborado un programa
nacional, mediante el cual se brinda información sintetizada acerca de las drogas, su
clasificación, sus efectos nocivos y tratamiento al
paciente y su familia, cuyo
objetivo
fundamental es prevenir la adicción como fenómeno
social.
Atendiendo a lo anteriormente expresado, se le brinda especial
atención a los adolescentes,
pues ellos se encuentran en un importante período de
crecimiento y desarrollo
donde la relación con sus coetáneso y la
búsqueda del contacto íntimo con otros es la
actividad rectora; esta característica a su vez, hace que
los grupos de
adolescentes sean propensos a consumir sustancias tóxicas,
a veces por curiosidad, por no perder el reconocimiento y
aprobación del grupo; otras
por destacarse y llamar la atención de los demás.
También por evadir conflictos con
los amigos, padres, maestros; ocultar sentimientos de depresión
y soledad.
Muchos adolescentes carecen de supervisión de los padres, cuando regresan
de la escuela
encuentran la casa vacía, por lo que no es de
extrañar que se sientan sólos y quieran remediarlo,
así que e juntan con amigos. Pero aun así;
continuan aburridos y pasan horas viendo televisión
y videos musicales o navegando en la red en busca de emociones. En
este cuadro entran con facilidad el tabaco, las
drogas y las bebidas. También hay adolescentes que
proceden de familias donde algún miembro consume
algún tóxico y no ve el peligro de los mismo por
tanto no disciplinan a sus hijos al respecto.
A manera de demostrar la importancia que tiene ofrecer una
atención sistemática al adolescente en cuanto al
tema abordado, los autores se han decidido a ilustrar la
cuestión a través de los resulatdos de un estduio
de campo realizado en una escuela de nivel básico
perteneciente a una comunidad
suburbana.
Se tomo una muestra de 103
alumnos de noveno grado a los que se le aplicó una
encuesta, la
que se hizo extensiva a padres o tutores y maestros; fueron
incorporados al análisis el estduio de las historias
clínicas familiares.
Posteriormente se aplicó una bateria de tests
psicológicos (Weill, H. T. P. y Rotter) para evaluar
inteligencia y
proyección de conflictos en los adolescentes.
Todo estos instrumnetos se aplizaron en dos momentos; primero,
como parte de una prueba de entrada y segundo, de salida; esta
última, a manera de comprobar la efectividad de las
acciones
trazadas por parte de los investigadores para atenuar las
adicciones en la adolescencia y se trabajó con 14
profesores vinculados a los adolescentes y dos miembros de
la familia de
cada uno de estos adolescentes.
Los instrumentos aplicados y la triangulación de la
información como procedimento científico; revelaron
los siguientes resultados:
- El 21.36 % consumía cigarros y el 16.50 %
consumía otras sustancias (Clarín*1),
teniendo como resultado al final del trabajo que
un 8.73 % continuó con el consumo de cigarrillos y un
1.p4 % con el consumo del Clarín. - De los adolescentes estudiados y que presentan alguna
adicción, se comprobó que un 99,1% de sus
familiares consumen cigarrillos, el 12.62 % consume alcohol,
1.94 % psico fármacos y el 0.97 % otras sustancias. - Los conflictos más frecuentes de los adolescentes
con riesgos de adicción se encuentran en las siguientes
direcciones: con los padres 61.17 %, con los maestros con
24.27% disminuyendo las esferas de conflicto en
general al final de la investigación: con los padres a 16.50 % y
con los maestros a un 6.80 %. - El comportamiento de la disciplina
en la esfera escolar, donde a inicio el 47.57 % era
indisciplinado y al final sólo el 2.91 %. Ya que se
modificaron los conceptos de los maestros de indisciplina, se
mejoró la
comunicación entre alumnos y profesores y se
establecieron relaciones afectivas más estrechas y
profundas. - Según el test
clásico de inteligencia Weill el 66.99 % de los
adolescentes con riesgios de adicción son portadores de
inteligencia normal, el 30.10 % de inteligencia normal baja y
el 2.91 % fronteriza. Esto demostró que teníamos
recursos
intelectuales para el proyecto de
trabajo que nos propusimos. - Los resultados de los tests H.T.P. y Rotter aplicados a los
adolescentes coinciden con los resultados arrojados por la
encuesta donde el mayor por ciento 57.28 % proyectó
conflictos en la esfera familiar y el 45.63 en la esfera
escolar. También nos aportó un 22.33 % de
conflictos consigo mismo como baja autoestima,
inseguridad,
el "yo débil". - El rendimiento académico mejoró con
relación al inicio del trabajo el rendimiento
Bueno se elevó de 35.92 % a 45.57 %, el
rendimiento malo disminuyó de 14.56 % a un
5.83 %.
La estrategia de
prevención diseñanda por los autores de este
trabajo, cuya aplicación y resultado fue posible gracias
al apoyo brindado por la escuela, la familia y la comunidad;
contempla tres acciones fundamentales:
- Identificación de los adoscentes con riesgo de
adicción. - Tratamiento en la consulta de psicología a los
adolescentes detectados y familiares; a través de
tecnicas grupales. - Reorientación de estilos de vida, a través de
actividades recreativas, conferencias, videos y técnicas
participativas (dramatización).
- La adicción no es una característica de la
adolescencia, aunque existen algunos adolescentes que consumen
alcohol, cigarrillos y Clarín, que de no prevenirse a
tiempo
pudieran aparecer conductas adictivas. - Con la estrategia de intervención para la
adicción se modificaron algunos riesgos. De los
consumidores el 59.09 % dejó de consumir cigarrillos, el
100 % dejo de consumir alcohol y el 88.24 % otros. Se
modificaron las efera de conflictos. Se incrementó el
rendimiento académico. Se mejoró la disciplina.
Se fomentó la interrelación
familia-maestro-adolescente. - El conocimiento, por parte de la familia, maestros
y adolescentes de los perjuicios que ocasiona la
adicción, es un factor que contribuye a la
disminución de la misma.
Lic. María Julia Castellanos Tamayo
Dr. Alexander Fernández Portelles