- Hipótesis
- Marco
conceptual - Motivos del
Terrorismo - Una Digresión
Caótica - Discusión
- Conclusión
- Bibliografía
Definición del problema
En la historia de la sociedad esta
ha sido víctima de hechos de violencia con
sus más variadas formas de expresión y crueldad y
una de las formas más impactantes es lo que se ha
denominado como terrorismo. El
terrorismo es en el ámbito interno como en el mundial, una
vía abierta a todo acto violento, degradante e
intimidatorio, aplicado sin reserva o preocupación
moral alguna.
No es una práctica aislada, reciente ni desorganizada. Lo
buscado por esta forma de guerra no
convencional tiene fines políticos, religiosos, culturales
o simplemente la toma del poder por ese
medio.
Es un fenómeno que se caracteriza por su
violencia indiscriminada; es impredecible, actúa por
sorpresa creando incertidumbre, infunde terror y paraliza la
acción;
produce sufrimiento innecesario, golpeando específicamente
áreas vulnerables; por ser indirecto, el blanco
instrumento es usado para atraer la atención y para ejercer coerción
sobre la audiencia o el blanco primario, a través del
efecto multiplicador de los medios de
comunicación masivos.
A través de las observaciones de distintos
autores de los ámbitos de la filosofía, antropología, sociología, psicología y física, desarrollar
una mirada comprensiva del fenómeno social denominado
"terrorismo" en sus posibles componentes estructurales y su
imbricación en el mundo actual.
Abordaje del problema
Desde la perspectiva de las ciencias
sociales, se realiza una revisión de planteamientos
que dan cuanta de diversos aspectos del fenómeno
"terrorismo". Desde la Psicología una visión
constructivista y motivacional, Desde la Sociología la
perspectiva del desarrollo de
las modernidad y su
vertiente extrema, así como el desarrollo de una
visión de la globalización económica.
El terrorismo global actual, esta intrínsecamente
ligado a las estructuras de
relaciones que se han generado en la modernidad, potenciado por
el fenómeno de globalización económica mundial. La
globalización económica y la búsqueda de la
hegemonía del poder al conformarse una supraestructura
internacional, ha puesto en curso de colisión diferentes
tipos de modernidades,, difuminado fronteras y debilitado
barreras que hacen que fenómenos locales presenten
repercusiones generales en perfecta concordancia con los
postulados de la física actual en su estudio del
caos.
En su sentido más amplio, el terrorismo es la
táctica de utilizar un acto o una amenaza de violencia
contra individuos o grupos para
cambiar el resultado de algún proceso
político.
Implica el uso real o amenaza de recurrir a la violencia
con fines políticos que se dirige no sólo contra
víctimas individuales sino contra grupos más
amplios y cuyo alcance trasciende con frecuencia los límites
nacionales.
El término implica una acción llevada a
cabo por grupos no gubernamentales o por unidades secretas o
irregulares, que operan fuera de los parámetros habituales
de las guerras y a
veces tienen como objetivo
fomentar la revolución.
El terror de Estado, esto
es aquel ejercido por un Estado contra sus propios
súbditos o comunidades conquistadas, se considera a veces
como una modalidad de terrorismo.
Más que la realización de fines militares,
el objetivo de los terroristas es la propagación del
pánico
en la comunidad sobre
la que se dirige la violencia. En consecuencia, la comunidad se
ve coaccionada a actuar de acuerdo con los deseos de los
terroristas. El terrorismo extremo busca a menudo la
desestabilización de un Estado causando el mayor caos
posible, para posibilitar así una transformación
radical del orden existente.
Diversos motivos inspiran a los terroristas. Los cuales
pueden ser clasificados en tres categorías: racionales,
psicológicos, y culturales. La acción terrorista
esta conformado por combinaciones de éstas,
categorías que ha continuación se trata de
conceptualizar.
Motivación Racional.
El terrorismo es una estrategia, una
forma de ejercer la violencia cuyos efectos psicológicos y
sociales resultan mucho más decisivos, en términos
tácticos, que los daños físicos que sean
ocasionados por los propios actos terroristas, por muy graves que
estos pudieran llegar a ser. Aunque el número de
víctimas directamente agredidas pueda ser mínimo,
el verdadero blanco de cualquier ataque terrorista es toda la
población a la que esas víctimas
directas pertenecen y representan.
El terrorista no tiene tanto interés en
eliminar a ciertas personas como en sembrar el miedo o el terror
en una sociedad con el propósito último de afectar
al equilibrio de
poderes establecido, lo cual significa que el terrorismo casi
siempre, persigue un objetivo político. Esta
definición puede aplicarse a la identificación de
acciones
violentas muy diversas, desde los atentados cometidos por
cualquier grupo
subversivo, pasando por operaciones
desarrolladas por un ejército en el marco de una guerra
convencional y que atentan contra la población civil, y
alcanzando también a diferentes prácticas de
represión política ejercidas
por las fuerzas de seguridad de
diversos Estados o por grupos paramilitares, ya sea a
través de agresiones selectivas a personas concretas o
incluso mediante el uso indiscriminado de la fuerza con
objetivos de
exterminio masivo.
El terrorismo racional piensa en metas y opciones, hace
un análisis de costos y
beneficios. Intenta determinar si hay maneras menos costosas y
más eficaces de alcanzar los objetivos. Para evaluar el
riesgo, se
analizan las capacidades defensivas del blanco contra sus las
capacidades para atacar. Se miden las capacidades del grupo para
sostener el esfuerzo. La pregunta esencial es si el terror
trabajará para el propósito deseado, dada las
condiciones sociales en ese entonces. El análisis racional
es similar al de un comandante militar o de un empresario de
negocio que considera líneas de acción
disponibles.
Motivación Psicológica
"El agradecimiento es una especie de enfermedad de
los perros"
Iósiv Visariónovich Dzhugachvili
Stalin
La motivación
psicológica para el terrorismo deriva del descontento
personal del
terrorista con su vida y las realizaciones. Él encuentra
su razón en la acción dedicada del terrorista.
Aunque no se encuentra ninguna sicopatía clara entre
terroristas, hay un elemento casi universal en quienes pueden ser
descritos como "terroristas verdaderos", no consideran
que puedan estar equivocados y que otra visión pueda tener
mérito. Los terroristas tienden a proyectar sus
propias motivaciones sobre otras, al crear la perspectiva
polarizada " nosotros contra ellos". Atribuyen motivos
obscuros a cualquier persona exterior
su propio grupo. Esto permite deshumanizar a sus víctimas
y quitar cualquier sentido de la ambigüedad. La claridad que
resulta del propósito suprime cualquier otra
cosa.
El constructivismo
dialéctico de Jean-Paul Sartre, permite una
aproximación a la psicología y lógica
del terror revolucionario y es una teoría
que explica la conducta
totalitaria destructiva. Sartre afirma
el principio de la reducción del conocimiento
al acto, "el pensamiento
concreto tiene
que nacer de la praxis y tiene
que volverse a ella para iluminarla", parte del
principio de que el
conocimiento resulta solamente de ejecución del acto
"la revelación de una situación, resulta en y
a través de la praxis que la modifica, no aplicamos la
conciencia al
origen del acto sino vemos en ella un componente del acto mismo:
el acto solo se aclara en el curso de la
acción" . En esta forma de ver las cosas no
existe conciencia previa, el acto se convierte en el principio en
si mismo, se elimina la conciencia que valora por anticipado el
procedimiento,
se piensa como se actúa, si el conocimiento resulta solo
de la practica que transforma al objeto, por tanto los
significados provienen de la actividad. "el conocimiento es un
momento de las praxis, aún de la más rudimentaria,
pero este conocimiento no tiene nada de un saber absoluto,
definido como esta por la negación de la realidad
rechazada en nombre de la realidad que tiene que producirse,
queda cautivo en la en la acción que ilumina y desaparece
con ella. Es pues perfectamente exacto que el hombre es
producto de un
producto" Es así como el sujeto es el que introduce
toda la información en los objetos. Es el sujeto el
que construye la estructura del
mundo, la realidad es construida por el sujeto que conoce, es
entonces que en el marco de una teoría constructivista de
la cognición es difícil diferenciar sujeto de
objeto. Su sistema es
coherente con dos axiomas principales "identidad de conciencia
y de actos que alteran el mundo" e "innegabilidad de la
finalidad en el campo social" en la aplicación al
sujeto, estos postulados determinan el proceso dialéctico,
en cuya primera etapa se observa la transición de la
praxis individual al grupo revolucionario. El individuo esta
convencido de que puede transformar la sociedad y decide
cambiarla. El motor real no es
el mejoramiento de la estructura, sino la voluntad de
autorrealización en plena libertad, lo
cual lo determina el uso de la fuerza contra lo exterior, al
encontrar resistencia es
percibida como amenaza (la conciencia resulta del acto),
así establecen contacto con los afines lo cual da origen
al terror de grupo. El terror como fuerza contra algo externo
produce el vinculo que mantiene unido al grupo (lo cual es muy
bien descrito por Canetti en su concepto de
"Muta"), el cual permanece mientras dure el uso de la fuerza, si
la amenaza desaparece, la acción revolucionaria incrementa
la conciencia de si del sujeto y lo apunta descubrir los
"enemigos" internos.
Los principios
superiores de la
motivación humana pueden resumirse a
básicamente tres: el principio del deseo (Freud), el
principio del Poder (Adler, McClelland) y el principio de la
Trascendencia (Frankl). En la génesis motivacional, en el
principio del poder se puede encontrar la "Voluntad de poder" de
Nietzsche,
esto es la voluntad de colocarse más allá del bien
y el mal, el principio del poder es la tendencia a aceptar que
las necesidades del yo son las únicas motivaciones
conducentes a actos. El principio de trascendencia para Frankl
implica que "el hombre no es
un sistema cerrado, sino un ser que se extiende fuera de si, un
ser caracterizado por su autotrascendencia: la rubrica de la
existencia humana. Por autotrascendencia entiendo el hecho
fundamental de que el ser humano siempre apunta mas arriba de
sí, a algo que no es si mismo, a algo o a alguien, a un
sentido que desea encontrar o al Ser Prójimo al que se
enfrenta en forma abierta y con cariño." Esta motivación se puede caracterizar como
"voluntad de ser".
Placer, poder y voluntad de ser parecen determinar la
condición humana.
Si unimos el planteamiento sartreano con las
teoría de motivación, en el que toda conciencia
surge del acto, implica que solo se tiene conciencia de los
propios esquemas y que solo se reconoce algo en la medida en que
se integre a su estructura de acción, por tanto la
voluntad de ser se neutraliza, quedando solo los principios de
placer y poder en una mezcla egocéntrica absoluta. El
principio del poder es reforzado. El principio del placer se
muestra como
el poder de disponer de las cosas, el otro será reducido a
objeto. La resultante de este tipo de pensamiento es la legitimación del neototalitarismo. Imbuido
en el poder, el hombre reduce el conocimiento a praxis que
transforma al mundo olvidando la trascendencia y la razón
contemplativa, así se asfixia el poder del amor pasando a
solo ser voluntad del yo. La otra característica
común del terrorista psicológicamente motivado es
la necesidad pronunciada de pertenecer a un grupo. Con algunos
terroristas, la aceptación del grupo es un motivador
más fuerte que los objetivos políticos indicados de
la
organización. Tales individuos definen su estatus
social por la aceptación del grupo.
Los grupos del terrorista con motivaciones internas
fuertes encuentran necesario alinear la existencia del grupo
continuamente. Como mínimo, debe cometer actos violentos
para mantener autoestima del
grupo y su legitimidad. Así, se realizan a veces ataques
que son objetivos no productivos o aún ineficaces a
la meta
anunciada. Otro resultado de la motivación
psicológica es la intensidad de la dinámica del grupo entre terroristas.
Tienden a exigir unanimidad y son intolerantes de la
disensión. Con el enemigo claramente identificado e
inequívoco, la presión de
extender la frecuencia y la intensidad de operaciones está
siempre presente. La necesidad de pertenecer al grupo desalienta
dimisiones, y el miedo del compromiso rechaza su
aceptación. Se rechaza el compromiso, y los grupos del
terrorista se inclinan hacia posiciones
maximalistas.
Elías Canetti en su obra "Masa y
poder" señala lo siguiente "nada más teme al
hombre que ser tocado por lo desconocido, solo inmerso en la masa
puede el hombre redimirse de este temor al contacto, una vez que
se ha abandonado a la masa, no teme su contacto, en este caso
todos son iguales entre si, ninguna diferencia cuenta ", la
característica principal de la masa es que siempre quiere
crecer, en su interior reina la igualdad,
necesita la dirección, la cual proviene de un
núcleo interior de la masa los que Canetti llama
"cristales de masa" que son pequeños y
rígidos grupos fijamente limitados y de gran
constancia.
"mi querido, mi buen amigo, los lobos siempre se han
comido a los corderos; esta vez ¿se comerán los
corderos a los lobos" (carta de madame
Jullien a su hijo durante la revolución
francesa)
En sociedades
estratificadas ocasionalmente sucede un fenómeno a la masa
y es la "inversión" que es cuando los corderos se
comen a los lobos, las situaciones revolucionarias son el estado
clásico de la inversión. Cristales de masa y masa, son
derivados de una unidad primigenia "la muta" que en su
esencia es "un grupo de hombres excitados que nada desean con
mayor vehemencia que ser más". Igualdad y
dirección son sus elementos más importantes, la
dirección no cambia y la igualdad esta en que todos
están tras la misma meta. La muta aparece bajo diferentes
formas, las cuales son funciones
fluidas: Muta de caza que se constituye para ir tras lo
peligroso que en lo individual no se puede alcanzar. La muta
de guerra, en la cual se presupone otra muta de caza a la que
se ataca, es la determinación de lo que ha de ser
destruido y vengado. La muta de lamentación que se
constituye ante la pérdida de alguien o algo importante
para el grupo. La muta de multiplicación
cuando han de hacerse más. La muta de
inversión, que es el estado fluido entre el proceso de
las mutas.
Si se observa la organización terrorista desde esta
perspectiva se observa como calzan fluidamente las estructuras de
masa – muta y poder. Así La muta de caza se mueve
con todos sus medios tras su objetivo, siempre en movimiento,
procurando dar alcance y cercar, se mantiene en el tiempo de su
cacería, manteniendo la excitación, la
atención. La muta de guerra es el enfrentamiento a los
otros y el objeto es el exterminio, en la muta de
lamentación se llora y lamenta la perdida de los propios,
para pasar a la multiplicación en la cual es importante la
comunión, la serie de ritos que une a todos los miembros
en torno al fin
común. Es por tanto una forma de ver como los grupos de
convencidos, pasan de un estado a otro.
Simmel, señala que "los grupos
–particularmente las minorías- que viven en lucha y
sufren persecución, rechazan toda condescendencia y
tolerancia de
otra parte pues con ello se esfuma el radicalismo de su
posición".
Albert Camus en su obra teatral "Los justos" los
retrata en plenitud, tanto las características
psicológicas como de grupo:
STEPAN: ¡Niños! Es la única palabra que
tenéis en la boca. Pero ¿es que no
comprendéis nada? Porque Yanek no mató a esos
dos, miles de niños rusos seguirán muriendo de
hambre durante años. ¿Habéis visto morir
de hambre a los niños? Yo sí. Y la muerte
por una bomba es un placer comparada con ésa. Pero Yanek
no los ha visto. Sólo vio a los dos perros sabios del
gran duque. ¿No sois hombres? ¿Vivís
sólo en el momento presente? Entonces elegid la caridad
y curad tan sólo el mal de cada día, no
elijáis la revolución que quiere curar todos los
males, los presentes y los por venir.
DORA: Yanek está conforme en matar al gran
duque, ya que su muerte puede
anticipar el día en que los niños rusos no se
mueran de hambre. Eso no es fácil. Pero la muerte de los
sobrinos del gran duque no impedirá que ningún
niño se muera de hambre. Hasta en la destrucción
hay un orden, hay límites.
STEPAN (Violentamente): No hay límites. La
verdad es que vosotros no creéis en la
revolución. (Todos se levantan, menos YANEK) Vosotros no
creéis. Si creyerais totalmente, completamente, en ella,
sí estuvierais seguros de que
con nuestros sacrificios y nuestras victorias llegaremos a
construir una Rusia
liberada del despotismo, una tierra de
libertad que acabará por cubrir el mundo entero, si no
dudarais de que entonces el hombre, liberado de sus amos y de
sus prejuicios alzará al cielo la cara de los verdaderos
dioses, ¿qué pesaría la muerte de dos
niños? Admitiríais que os asisten todos los
derechos,
todos, ¿me oís? Y si esta muerte os detiene es
porque no tenéis seguridad de estar en vuestro derecho.
No creéis en la revolución. (Silencio. KALIAYEV
se levanta.)
- Motivación Cultural, (Globalidad y
Modernidades)
Las culturas forman valores y
motivan a gente a las acciones que parecen irracionales a los
observadores no nativos. Tiende a validarse el mito de que el
comportamiento
racional dirige las acciones humanas. Aunque el comportamiento
irracional ocurra, se intenta explicarla por otros medios. Se
rechaza como increíble, cosas como: el comportamiento de
auto-destrucción cuando se observa en otros. la
disolución de estados viables por el motivo de la pureza
étnica cuando los resultados obtenidos son desastrosos. El
tratamiento de la vida general e individual es una
característica cultural que tiene un enorme impacto en el
terrorismo. En sociedades en donde la gente se identifica en
términos de calidad de
miembro de grupo (familia, clan,
tribu), puede haber una buena voluntad para sacrificarse.
Incluso, parecen estar impacientes para dar sus vidas por su
organización y causa.
Por tanto una mirada comprensiva de los aspectos
socioculturales, requiere profundizar en dos de sus dimensiones
principales que son una concepción de globalización
desde una perspectiva neo constructivista y de la modernidad
entendida como el cruce de modernidades.
3.1.3.1. Globalización
En la obra "Imperio", Hardt y Negri
describen el desarrollo del proceso de globalización y sus
consecuencias, como el resultado de la difusión a nivel
global del modelo del
Estado Benefactor de los EE. UU., generado éste por su
Constitución y la política del New
Deal que considera una planificación liberal que somete a la
sociedad al dominio del
capital y del
Estado, la que tiende a regirse solamente por los criterios de la
producción capitalista. La difusión
del citado modelo de Estado Benefactor ha impuesto un
sistema disciplinario que tiende a someter a la humanidad al
dominio del capital.
Durante las últimas décadas, a medida que
se derrumbaban los regímenes coloniales, y luego,
precipitadamente, a partir de la caída de las barreras
interpuestas por los soviéticos al mercado
capitalista mundial, hemos asistido a una globalización
irreversible e implacable de los intercambios económicos y
culturales (Aunque en el punto de lo cultural existe otra
apreciación). Junto con el mercado global
y los circuitos
globales de producción surgieron un nuevo orden global,
una lógica y una estructura de dominio nuevas: en suma una
nueva forma de soberanía. El Imperio es el sujeto
político que efectivamente regula estos intercambios
globales, el poder soberano que gobierna el mundo.
La hipótesis básica de los autores de
"Imperio" consiste en afirmar que la
soberanía ha adquirido una forma nueva, compuesta por una
serie de organismos internacionales y supranacionales unidos en
una única lógica de dominio. La
soberanía del Estado-nación
fue la piedra angular de los imperialismos que construyeron las
potencias europeas a lo largo de la era moderna. Las fronteras
definidas por el sistema moderno de Estado-nación
fueron fundamentales para el colonialismo y la expansión
económica europeos a lo largo de la era moderna. El
imperialismo
fue realmente una extensión de la soberanía de los
Estado-nación europeos más allá de sus
propias fronteras. El tránsito al imperio se da a partir
del ocaso de la soberanía moderna. El imperio no establece
ningún centro de poder y no se sustenta en fronteras o
barreras fijas. Es un aparato descentrado y desterritorializador
de dominio que progresivamente incorpora la totalidad del terreno
global dentro de sus fronteras abiertas y en permanente
expansión. Durante el período de
reconstrucción de posguerra el nuevo escenario global
quedó definido y organizado principalmente según
tres mecanismos o aparatos:
- El proceso de descolonización que recompuso
gradualmente el mercado mundial siguiendo ramificaciones
jerárquicas desde EE.UU.. - La descentralización progresiva de la
producción y - La construcción de un marco de relaciones
internacionales que, en sus sucesivas evoluciones,
extendió por todo el globo el régimen productivo
disciplinario y la sociedad disciplinaria.
En esta situación adquiere importancia la
Organización de las Naciones Unidas
en aspectos fundamentales.
El más importante es que ella se constituye como
el centro supranacional de generación de un marco
jurídico regulador en distintos campos de acción
sobre los Estados, tales como, por ejemplo, el reconocimiento de
los Estados, la Declaración de los Derechos Humanos,
la creación de la Organización Mundial de Comercio, del
Banco Mundial,
etc. A través de las Naciones Unidas se han creado las
condiciones para facilitar el intercambio de bienes y
servicios
entre los diferentes Estados, a través de acuerdos
bilaterales o multilaterales, condicionando con ello el libre
ejercicio de la soberanía de los Estados participes, lo
que ha posibilitado que las grandes empresas de los
Estados más poderosos se conviertan en poderosas empresas
transnacionales. Las empresas transnacionales se convirtieron en
el motor fundamental de la transformación económica
y política de los países poscoloniales y de las
regiones subordinadas. Sirvieron para transferir la tecnología esencial
para construir el nuevo eje productivo de los países
subordinados; movilizar la fuerza laboral y las
capacidades productivas de esos países y recolectar los
flujos de riquezas que comenzaron a circular por todo el globo,
sobre una base ampliada. Estas múltiples corrientes
comenzaron a converger esencialmente hacia EE.UU., el país
que garantizaba y coordinaba, cuando no comandaba directamente,
el movimiento y la operación de las empresas
transnacionales. Esta fue una fase constitutiva decisiva del
imperio.
Junto con el proceso de descolonización y la
descentralización de los flujos, se produjo un tercer
mecanismo que implicó la diseminación de las formas
disciplinarias de producción y gobierno por todo
el mundo. El modelo ideológico que se proyectaba desde los
países dominantes que implicaba, métodos de
organización del trabajo y un
Estado benefactor.
El término de la Guerra de
Vietnam, la posterior caída del Muro de
Berlín y la disolución de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas han eliminado las
barreras que controlaban el expansionismo implícito del
capitalismo
competitivo.
Estos hechos han permitido la acelerada difusión
a nivel global del sistema económico capitalista
neoliberal. Los procesos de
modernización e industrialización transformaron y
redefinieron todos los elementos del plano social. Se puede decir
que la sociedad misma llegó a industrializarse lentamente
hasta el punto de transformar las relaciones
humanas y la naturaleza
humana. Los procesos del devenir humano y la naturaleza del
ser humano mismo sufrieron una transformación fundamental
en la transición determinada por la
modernización.
El desarrollo de redes de comunicación
tiene una relación orgánica con el advenimiento del
nuevo orden mundial. La
comunicación no sólo expresa, sino que
también organiza el movimiento de la globalización.
La síntesis
política del espacio social queda fijada en el espacio de
la comunicación.
Las industrias de la
comunicación no sólo organizan la producción
en una nueva escala e imponen
una nueva estructura adecuada al espacio global, sino que a la
vez hacen inmanente su justificación. El poder, al
producir organiza; al organizar habla y expresa su autoridad. El
lenguaje, al
comunicar, produce mercancías, pero además crea
subjetividades, las relaciona y las ordena. La
legitimación de la máquina imperial nace, al menos
en parte, de las industrias de la comunicación. Este es el
sujeto que produce su propia imagen de
autoridad. Los adelantos de las telecomunicaciones y en las tecnologías de
la información hicieron posible una
desterritorialización de la producción que
dispersó efectivamente las fábricas y evacuó
las ciudades fábrica. La comunicación y el control pueden
ejercerse eficientemente a distancia y, en algunos casos, los
productos
inmateriales pueden transportarse a través del mundo con
una demora y un gasto mínimo.
A medida que el concepto de soberanía nacional
pierde su efectividad, también pierde la llamada
autonomía de lo político. El gobierno y la
política llegan a estar completamente integrados en el
sistema de dominio transnacional. Los controles se articulan a
través de una serie de cuerpos y funciones
transnacionales. La decadencia de las esferas tradicionales de la
política y la resistencia se complementa con la
transformación del Estado democrático cuyas
funciones se integran en los mecanismos de mando del nivel global
de las grandes empresas transnacionales.
Lo que busca la autoridad imperial es cercar y proteger,
y lo que garantiza a favor del desarrollo capitalista son en
cambio los
equilibrios generales del sistema global. "El imperio es la
forma última del biopoder, en la medida en que abarca
absolutamente el poder de la vida". El manejo de la
comunicación, la estructuración de los sistemas de
educación
y la regulación de la cultura son
prerrogativas soberanas. La comunicación es la forma de
producción capitalista en la que el capital logra someter
a la sociedad globalmente, suprimiendo los caminos
alternativos.
Los despliegues de la máquina imperial se definen
en virtud de toda una serie de nuevas características,
tales como el terreno ilimitado de sus actividades, la
singularización y la localización simbólica
de sus acciones y la conexión de la acción
represiva con todos los aspectos de la estructura
biopolítica de la sociedad. Las intervenciones no son
intervenciones en territorios jurídicos independientes,
sino más bien, acciones realizadas dentro de un mundo
unificado por la estructura dominante de producción y
comunicación; la intervención ha sido internalizada
y universalizada. El poder del imperio, ejercido a través
de la fuerza y de todos los despliegues que garanticen su
efectividad, ya está muy avanzado tecnológicamente
y sólidamente consolidado en el plano
político.
Los poderes de intervención del imperio no
comienzan con las armas, sino,
más bien, con sus instrumentos morales. La
intervención moral es ejercida hoy por una variedad de
organismos que incluyen los medios periodísticos y las
organizaciones
religiosas. Las más importantes son las llamadas
organizaciones no gubernamentales (ONG) que se
consideran como instituciones
que actúan impulsadas por imperativos éticos o
morales, que se dedican a obras de ayuda humanitaria y a la
protección de los derechos humanos, las ONG humanitarias
son de las armas pacíficas más poderosas del nuevo
orden mundial; libran guerras justas, sin armas, sin violencia,
sin fronteras. Luchan por identificar las necesidades universales
y defender los derechos humanos. Estas ONG están
completamente inmersas en el contexto biopolítico de la
constitución del imperio; anticipan el poder de su
intervención de justicia
pacificadora. Preparan el escenario para la intervención
militar. En tales casos, el despliegue militar se presenta como
una acción policial sancionada internacionalmente.
Con más frecuencia, son los Estados Unidos
quienes la dictan unilateralmente y se encargan de la tarea
primaria para luego pedirles a sus aliados que pongan en marcha
un proceso de contención y/o represión armada del
enemigo que en ese momento tenga el imperio.
"Generalmente, a estos enemigos se
los llama terroristas".
3.1.3.2 Modernidad y modernidades
múltiples
Si se quiere profundizar en las características
socioculturales del terrorismo como se esta viviendo en la
actualidad, se debe reenfocar la perspectiva de modernidad,
puesto que desde esa mirada es posible entender la visión
diferente al que se hace referencia al inicio. Frente a la
noción de modernidad europeo-occidental, que predomina en
el análisis sociológico, se esta planteando el
concepto de "modernidades múltiples" que entrega
una perspectiva diferente del mundo contemporáneo. Las
teorías
clásicas de la modernización (convergencia de las
sociedades industriales) asumen, el programa cultural
de la modernidad tal como se desarrolló en Europa a partir
del siglo XVII, y las instituciones básicas que emergieron
y que finalmente, se impusieron en todas las sociedades modernas
o en proceso de modernización. Contra esta
concepción globalizante, que implica que de ese original
se han sacado copias a lo largo del mundo, se propone el concepto
de "modernidades múltiples" que desarrollan el
programa cultural y político de la modernidad en muchas
civilizaciones, en sus propios términos. La idea de
modernidades múltiples presupone una nueva forma de
entender el mundo contemporáneo, el cual se puede ver como
un continuo de construcción y deconstrucción de una
multiplicidad de programas
culturales. Estas construcciones en curso de los múltiples
modelos
institucionales e ideológicos son mediadas por actores
sociales en estrecha conexión con activistas sociales,
políticos e intelectuales
y también por movimientos sociales que buscan la
realización de diferentes programas de modernidad,
manteniendo perspectivas muy distintas sobre aquello que hace a
las sociedades modernas. Distintos modelos de modernidad
múltiple se han desarrollado dentro de diferentes Estados
nacionales y dentro de diferentes agrupamientos étnicos y
culturales, entre movimientos comunistas, fascistas y
fundamentalistas, diferentes entre ellos, pero, sin embargo,
todos con una deriva que va más allá del Estado
nacional. Ya no se puede sostener, que los patrones occidentales
de modernidad representan las únicas y "auténticas"
modernidades. Ha surgido la posibilidad de que el proyecto moderno,
al menos en los términos de la formulación
clásica mantenida a lo largo de los dos últimos
siglos, pueda estar agotado. Todos estos desarrollos son
reinterpretaciones y reconstrucciones del programa cultural de la
modernidad; de la construcción de modernidades
múltiples; de los intentos de reapropiarse de la
modernidad y redefinir su discurso en
sus propios términos. Lo que se observa son: encuentros,
contactos y difusiones culturales entre civilizaciones. El
programa cultural y político moderno, desarrollado por la
civilización cristiano europea, se materializo como la
transformación de visiones que pretendían
"traer el reino de Dios a la tierra" y que
fueron proclamadas en la cristiandad medieval y europea moderna
temprana por diferentes sectas. La transformación de estas
visiones, en la medida en que tuvo lugar sobre todo en la
Reforma, la
Ilustración, las Grandes Revoluciones, la Guerra Civil
inglesa, y específicamente en las revoluciones americana y
francesa, implico llevarlas al centro de la sociedad
convirtiéndose en un componente central de la
civilización moderna, (las sectas protestantes y su papel
en la gestación del capitalismo occidental). Este programa
cultural y político cristalizo y se expandió a
nivel planetario, primero en Europa occidental y luego en otras
partes de Europa, las Américas y más tarde a lo
largo del mundo. Esto origina patrones culturales e
institucionales continuamente cambiantes que constituyen
diferentes respuestas a los desafíos y posibilidades
propios de las distintas civilizaciones. Sin embargo se fueron
desarrollando distintas dinámicas, distintas formas de
interpretar la modernidad para las que el proyecto occidental
original solo fue el punto de referencia de inicio y
continuación. Es notorio que los movimientos sociales y
políticos que se desarrollaron en las sociedades no
occidentales, aun cuando promulgaran temas fuertemente
antioccidentales o antimodernos, fueron distintivamente modernos.
Esto ocurrió no sólo con varios movimientos
nacionalistas o tradicionalistas que se desarrollaron en estas
sociedades a partir de mediados del siglo XIX hasta la IIª
Guerra Mundial
sino también con los movimientos fundamentalistas
contemporáneos. La modernidad es históricamente un
fenómeno global y coyuntural, no un virus que se
extiende de un lugar a otro. Esta localizada en una serie de
procesos históricos que ponen en contacto a las sociedades
hasta ahora aisladas, y se debe buscar sus raíces en un
conjunto de fenómenos diversos, estos fueron procesos
desiguales, el error ha sido identificar "modernización"
con el crecimiento de un cierto tipo de uniformidad y asociar la
modernidad con prosperidad.
"Lo moderno sería un conjunto de notas
provisorias, es decir, un conjunto de esperanzas y expectativas
que comportan algunas condiciones mínimas de
adecuación que pudieran ser exigidas de las instituciones
macro sociales, no importa cuanto puedan diferir estas
instituciones en otros respectos. Quizás, una de las
características más importantes de lo moderno es su
potencial de autocorreción, su habilidad para hacer frente
a problemas ni
siquiera imaginados en su programa original".
3.1.3.2.1. La versión Jacobina de la
modernidad
Este tipo de modernidad o "contramodernidad"
fundamentalista es, el más preocupante, porque junta,
amplifica y lleva hasta sus últimas consecuencias todas
las tensiones y contradicciones que aparecen en todas las
modernidades. El surgimiento global del fundamentalismo, es la
respuesta más enérgica a las tensiones del programa
moderno dentro de diferentes civilizaciones. Las
ideologías promulgadas por los movimientos
fundamentalistas constituyen una parte del discurso continuamente
cambiante de la modernidad, especialmente en la medida en que se
desarrolla a partir del final del siglo XIX. Se desarrollan en la
confrontación entre la civilización europeo
occidental y las civilizaciones no occidentales y en la
intensificación dentro de los países occidentales
de las diferencias de programas culturales y políticos,
particularmente las diferentes concepciones de razón y de
racionalidad. Las tendencias de los grupos fundamentalistas han
sido transformadas en programas políticos modernos con
visiones potencialmente misionales. Sobre todo, muchos de estos
movimientos comparten con las Grandes Revoluciones la creencia en
la primacía de la política, más
concretamente de la política religiosa, guiada por una
visión religiosa totalista con la pretensión de
reconstruir la sociedad o sectores de ella. Estos movimientos,
producto de la modernidad, hacen propio un componente central y
peligroso del programa político moderno, la vertiente
jacobina, totalista, participatoria y totalitaria, asumiendo una
visión milenarista al orden político que lo
sitúa como una herramienta de las fuerzas de la luz en una lucha
ineludible e intransigente contra las fuerzas de las tinieblas y
del mal. El contexto histórico en el que se produce la
confrontación entre fundamentalismos y modernidades
presenta características distintivas:
- Cambios en los sistemas internacionales y una
percepción del debilitamiento de la
hegemonía occidental asociada a cambios en la economía global y a
al hundimiento del Estado de Bienestar. - Agotamiento de las confrontaciones políticas e ideológicas de la
Guerra
Fría cuya culminación se refleja en la
desintegración del régimen
soviético. - Desarrollo a lo largo del mundo, pero, especialmente,
en las sociedades no occidentales, de procesos altamente
desestabilizadores relacionados con el capital global y
el trabajo
que sigue siendo local. - Desarrollos ideológicos e institucionales en
las sociedades occidentales de lo que se ha venido en llamar
dirección postindustrial y postnacional. - Desarrollo de la perspectiva multicultural, debido a
diásporas migratorias del sur al norte y del este al
oeste.
El fundamentalismo no esta solamente en las tribus
islámicas intransigentes. En Irlanda del Norte, las
milicias presbiterianas se autodenominan fundamentalistas. Igual
que el movimiento Restauración en Inglaterra, del
wahabismo de Africa
occidental, el fundamentalismo sij en el Punjab, la Hermandad
Musulmana y la Jihad en Egipto, la
Nueva Derecha Cristiana en Norteamérica, el Partido Rafah
en Turkía, las ultraortodoxias reaccionarias judías
y palestinas en la franja de Gaza y en Cisjordania, Jamat
–i-Islami en Pakistán, India y
Bangladesh, del Frente
Nacional Islámico en Sudán y la lista suma y
sigue. El fundamentalismo no es un movimiento cuyo monopolio este
centrado en una civilización particular, como a veces se
quiere hacer creer en la fácil y peligrosa
dicotomía de "Occidente versus el Islam", sino que
coexiste con otros movimientos dentro de las grandes
civilizaciones de acuerdo con una geometría de actuación enormemente
variable. En el ámbito de la sociedad civil se generalizan
las "guerras culturales" donde diferentes sensibilidades
se confrontan en torno a temas como el aborto, la
pena de
muerte, el cuidado de los niños, la subvención
a las artes, los derechos de los homosexuales, lesbianas y
transexuales, el tamaño del Estado de Bienestar, los valores en
la
educación pública, el multiculturalismo. La
lucha por el sistema de clasificación no es sino la lucha,
en el caso del fundamentalismo, "por el monopolio de poder
para definir la realidad". El conflicto
cultural es, en última instancia, una lucha por la
dominación. Es importante señalar que el
fundamentalismo no es un conservadurismo, tradicionalismo u
ortodoxia; tampoco se refiere a lo fosilizado, estático o
en retroceso. Está vivo, es dinámico y representa
importantes tendencias culturales en el mundo moderno; la
mayoría de fundamentalistas no tiene una actitud
anticientífica, ni anti-racional, ni
antitecnológica; el fundamentalismo no es algo en declive
sino todo lo contrario, el fundamentalista no es un simple
activista, un militante o un terrorista, aunque estos si son
fundamentalistas, no son tampoco pobres, analfabetos, de clase baja. El
fundamentalista hace suyas normas derivadas del
derecho divino interpretadas por una autoridad –que no se
hace responsable ante nadie- y que media entre Dios y la
humanidad. Para el fundamentalista "es imposible argumentar o
afirmar algo con gente que no comparte su compromiso hacia la
autoridad", bien sea ésta la Biblia, un Papa
infalible, los códigos de la sharia en el Islam, o
las implicaciones de la Halakhah en el judaísmo".
Para el fundamentalista existen unos férreos
límites entre el adentro "puro" del nosotros frente
al afuera "contaminado" de los otros, entendiéndose
a sí mismo como "elegido". El problema es
que el otro que siempre ha estado y estará ahí, es
decir, alguien cuya presencia no sólo es un hecho sino una
necesidad, se proyecta ahora como un enemigo al que hay que
combatir y eliminar. Su exclusivismo tiene un carácter de oposición., implica una
imagen del mundo maniquea. No hay lugar para la mediación
y la ambivalencia entre "el pueblo de Dios" y "los enemigos de
Dios", entre Dios y Satán, entre Cristo y el Anticristo,
entre la umma (comunidad de creyentes) y la
Jahiliya (estado de ignorancia de Dios). El enemigo,
realmente, es ontológico, es alguien que contamina la
pureza de una verdad revelada y ante el que se debe estar alerta.
El fundamentalismo es un movimiento paradójico puesto que
es moderno en tanto que usa las técnicas
de comunicación y de propagandas modernas para sus propios
fines y en tanto que fomenta un credo popular participatorio en
la vida pública, pero, es antimoderno en su
negación de la soberanía de la razón y de la
autonomía del individuo. Su antimodernidad o, para ser
más precisos, su posición antiilustrada y su mirada
a la tradición no es una mera reacción de grupos
tradicionales ante la exigencia de nuevos estilos de vida sino
una ideología militante que, manufacturada en
lenguaje moderno, se dirige a la movilización de grandes
masas. Sus representantes rechazan la diferenciación
social e institucional de las sociedades modernas proponiendo un
mundo desdiferenciado y monolítico. Se presentan a
sí mismos como unos movimientos puros, como una ortodoxia
infalible que esencializa y totaliza la tradición dentro
de su religión, pero, sin embargo, en realidad
son movimientos heterodoxos que luchan contra el centro
simbólico de su propia civilización y contra otros
centros en otras civilizaciones. El fundamentalismo es un
activismo violento movido por la voluntad de poder en el nombre
de Dios. La vida es lucha sin cuartel y el mundo no es sino un
campo de batalla. Se lucha contra un enemigo construido como tal.
Luchan por esa tradición imaginada infalible. Luchan con
palabras, ideas, votos y en última instancia con balas y
personas-bomba. Luchan bajo la bandera de Dios, por tanto, la
metáfora de la lucha se hace aquí sacrificio,
autoinmolación e inmolación del prójimo. Lo
propio del fundamentalismo, lo que le proporciona sus
inequívocas señas de identidad es
el ensamblamiento de todas estas características en una
visión sectaria, utópica –de redención
mesiánica- y jacobina. Se sacraliza la violencia del
pueblo porque esto produce, a su juicio, una aceleración
de la historia y representa el futuro finalmente triunfante sobre
las fuerzas del pasado. La violencia y el terror
son los medios a usar contra los enemigos internos, los enemigos
externos y contra los poderes del mal. No son un recurso entre
otros sino el recurso por excelencia
Turbulencia política, desórdenes sociales,
caos financiero, sociedades enteras sumergiéndose en una
situación caótica, son expresiones utilizadas de
manera cada vez más recurrente por analistas
políticos y especialistas en ciencias
sociales para intentar explicar el acontecer de las sociedades
enfrentadas a crisis
profundas que se reproducen en todos los niveles y espacios del
entramado político, económico, social, cultural y
que, sin embargo, muestran señales
de nuevos ordenes surgidos de la misma condición
caótica en la que se encuentran. En los últimos
años se ha desarrollado una concepción que
introduce la noción de caos como un elemento central en la
investigación y la explicación
científicas. En varios campos, la idea de caos, de
desorden, de indeterminación e incertidumbre ha empezado a
orientar la búsqueda para dar respuesta a las muchas
interrogantes que el universo, la
naturaleza y la sociedad plantean. Así, percibir la
indeterminación, el caos, el desorden, la extrema
casualidad como método
para investigar un universo que
lleva todas estas incongruencias en sus entrañas, en su
esencia, obliga a un esfuerzo nuevo.
Durante muchos años la noción de la
existencia de un orden universal que rige el destino de todo lo
que ha sido, es y será, predominó en el pensamiento
científico y filosófico como una idea vertebral de
la racionalidad humana. Ante esta concepción en donde lo
fundamental es el orden, la armonía, tanto en la
existencia de los fenómenos, procesos y cosas que
conforman al universo, como en el esfuerzo humano por conocerlo y
atraparlo por medio de la razón; ha surgido un pensamiento
diferente que afirma que la existencia del caos no es una
trasgresión, una ruptura circunstancial, sino que forma
parte constitutiva de la naturaleza, de la sociedad, del universo
todo, aparece una concepción que afirma la existencia del
caos, del desorden, como un reto para el pensamiento
científico que invita a encontrar las regularidades de lo
irregular, las determinaciones de lo indeterminado, el orden del
desorden. ¿Es posible encontrar el sentido del sinsentido?
El reto ha sido enfrentado por la caología, la nueva
disciplina
que, teniendo como antecedente el desarrollo impresionante de la
física cuántica y su principio de
indeterminación o incertidumbre, así como las
matemáticas que la fundamentan y se
desprenden de ella; ha experimentado un desarrollo acelerado
planteando una serie de conocimientos que empiezan a aplicarse en
diversas disciplinas como la física, la biología, la astronomía, la geografía, la
medicina y las
ciencias sociales. El planteamiento central de esta nueva
concepción, nos dice que el desorden, la turbulencia, la
desorganización y lo inesperado son aspectos constitutivos
de la realidad que la investigación científica
tiene que abordar y desentrañar.
El caos está presente en el universo, la
naturaleza y la sociedad., el azar es determinante en la
manifestación de diversos fenómenos y procesos del
universo, y, sin embargo, éstos no son tan azarosos como
aparecen a simple vista. Estamos llenos de caos, la belleza es
"esencialmente caótica", la forma de las nubes
también lo es. La ciencia del
caos es el estudio del desorden, del comportamiento irregular de
las cosas determinísticas, ésas que se sabe
cómo se comportan de un instante a otro, y sin embargo,
sus movimientos se convierten en algo irregular, errático,
y dan la sensación de que se producen al azar. Y en
realidad, lo que ocurre es que no suceden por azar. Un campo de
interés para aplicar la teoría del caos es el de
los fenómenos y procesos sociales. Así, el estudio
del comportamiento errático, impredecible y caótico
de la Bolsa, de los flujos financieros, así como el de los
periodos de transición política, adquieren nuevas
dimensiones para el análisis y la investigación
económica, social y política En este terreno los
conceptos y nociones desarrollados por la teoría del caos
proporcionan herramientas
que pueden contribuir a entender procesos complejos, desordenados
y caóticos desde los que posiblemente emerge ya un nuevo
orden, ciertamente impredecible e incierto. Frente al caos
social, económico y político surge el poder del
caos como elemento fundamental de una concepción que ha
trastocado el ordenado mundo de las ciencias y ante los cuales
las ciencias sociales enfrentan importantes desafíos de
conocimiento.
En medio de la crítica
y el derrumbe de los grandes paradigmas que
orientaron sus pesquisas, surge la perspectiva del caos como una
alternativa ordenadora que promete generar polémicas
turbulentas y una realimentación de la imaginación
sociológica y política. La teoría del caos
propone un método para explicar la conformación de
estructuras y sistemas dinámicos auto-similares, no
determinísticos, acausales, no lineales y por tanto
caóticos, irregulares y turbulentos, en los que se
manifiestan procesos disipativos, de pérdida de
energía, y autoorganizativos.
Del caos y la turbulencia emerge el orden. El orden
mismo tiene una manifestación caótica, el caos es
componente esencial del orden. Un orden violento es el desorden.
Un gran desorden es orden. Ambas cosas son una. Desde un punto de
vista determinista, en una estructura, su comportamiento puede
ser previsible si se conocen las condiciones iniciales del
sistema, de ahí que su evolución muestre una conexión
lineal entre el pasado, el presente y el futuro del
mismo.
Sin embargo, lo que se ha descubierto es que la realidad
se manifiesta de una manera tal en la que es difícil
determinar con total precisión las condiciones iniciales
de los sistemas dinámicos, al mismo tiempo que se ha
podido establecer que en el desarrollo de los mismos intervienen
diversos factores que hacen imposible predecir su futuro y que,
por el contrario, éste es incierto o son posibles
múltiples desenlaces en los que desempeñan un papel
fundamental factores aparentemente insignificantes, causas
pequeñas generan efectos tremendamente grandes, y la
simplificación sólo lleva al error. Así
nació el "Efecto Mariposa", Para poder
predecir el comportamiento de un sistema dinámico, es
necesario conocer exactamente su condición inicial, pues
si partimos de dos situaciones casi iguales, infinitesimalmente
diferentes, llegaremos a dos resultados diferentes, pues las
pequeñas diferencias iniciales se irán
amplificando".
"Ellos mismos se consideraban "los más
pequeños", dando a entender su insignificancia aparente.
Y, en efecto, aún teniendo conocimiento de su
organización armada, el gobierno minimizó su
presencia y el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) se levantó en armas el 1o. de Enero de
1994, provocando con ello un periodo de turbulencia
política que por momentos pareció sumir al
régimen político en el caos. El orden y la
estabilidad pregonada mundialmente por el gobierno mexicano como
garantía para la entrada al primer mundo, mostró su
precariedad y altísima sensibilidad a factores externos
supuestamente irrelevantes. El orden político
aparentemente incólume, contenía en su seno el caos
y la inestabilidad que vino a modificar el panorama
político del país. Parece ser que en este caso el
aletear armado de un movimiento encabezado por "los más
pequeños", los campesinos indígenas excluidos del
desarrollo modernizador de corte neoliberal, causó
perturbaciones importantes que rompieron de tajo todas las
previsiones optimistas que auguraban un ingreso fastuoso de
México a
la modernidad altamente desarrollada".
Las sociedades son de un carácter imprevisible y
no determinista. En el reino aparente del orden financiero, las
turbulencias generadas por factores insignificantes, como por
ejemplo, la falta de confianza y los ajustes en el equipo
gobernante, pueden generar una situación caótica
que se amplifica a gran escala, adquiriendo dimensiones y
repercusiones a nivel regional y mundial.
Es por ello que los cientistas sociales requieren
empezar a familiarizarse con nuevos conceptos tales como:
dependencias sensibles, fractales, atractores extraños,
movimiento caótico de los sistemas dinámicos o
disipativos, turbulencias, fases, lógica difusa. Su
estudio ofrece perspectivas y horizontes sugerentes, emocionantes
y vastos para explorar en aspectos que se pasa por alto. El
complejo mundo de los sentimientos, las emociones y las
pasiones no es considerado relevante para la investigación
social. Y sin embargo, desde la perspectiva del caos, estos
elementos impredecibles, inciertos, supuestamente insignificantes
de la vida cotidiana, pueden tener efectos sorprendentes en las
estructuras y el movimiento que rigen el orden social. Este orden
en el que el caos se encuentra siempre presente, agazapado y al
acecho, generando turbulencias económicas y
políticas, puede ser alterado a partir de la
configuración de sentimientos, pasiones y emociones que
cristalizan en organizaciones y movimientos que generan cambios y
alteraciones profundas en las sociedades.
La destrucción de la Torres Gemelas de New
York, los atentados simultáneos en las estaciones de
Atocha, San Eugenia y El Pozo en Madrid, la
toma de 300 rehenes en una escuela de
Beslan, en el Cáucaso ruso. Son escaladas de violencia
real. Indudablemente el tema es extremadamente complejo toda
vez que cruza toda la dimensión humana en sus
componentes psicológicos, antropológicos,
sociológicos, políticos y económicos,
todo el espectro de las ciencias sociales. Si consideramos
que el ser humano y la dimensión humana, desde la
perspectiva de la nueva ciencia
son estructuras no lineales complejas y disipativas, la
posibilidad de predicción y construcción de
modelos
teóricos medianamente acertados es muy endeble y
no pasan más allá del nivel de simples
etiquetados. Sin embargo en esta inquietante maraña
caótico esta la respuesta de que las cosas no son
solamente estocásticas e inpredictibles, es
absolutamente necesario agregar dimensiones adicionales
("fractales") al análisis y señala la absoluta
necesidad de que las ciencias sociales se abran a otros
campos de la ciencia. El elegir la revisión de el tema
desde la aproximación teórica del
constructivismo, las altas motivaciones humanas en el tema
del poder, en conjunto con la visión neo-marxista de
la
globalización y el cruce de las modernidades tiene
por objeto desplegar una panorámica tridimensional
dinámica e integrativa, su conjunción muestra
horizontes inquietantes ya que la mezcla de fanatismo
fundamentalista y tecnología avanzada en una estructura
social fluida y con fronteras cada ves más
desperfiladas, nos ha situado en un umbral de vulnerabilidad
e inseguridad mayor que hace mil años. El
problema para el fundamentalismo terrorista ya no es expresar
las diferencias, sino más bien imponer la diferencia
con sangre. El
poder del enemigo, así autodenominado, no radica en el
poderío, militar, económico o científico
sino en su ubicuidad y en su invisibilidad.El sistema mundial ha adquirido tal complejidad tal
que cualquier alteración, por pequeña que sea,
(incluso siendo positiva) puede modificar los equilibrios de
fuerzas y ser causa de aparición de nuevos e
inesperados elementos de crisis.Parece que realmente estamos viviendo en Kali-Yuga,
el tiempo de la diosa de la destrucción. Y de acuerdo
a todo lo previamente planteado, se puede inferir que el
terrorismo del siglo XXI que conoceremos y del cual ya
tenemos sangrientos ejemplos, no busca incorporar a las masas
a su organización, sino romper el equilibrio del poder
y para ello no dudarán en golpear a esas mismas masas.
Intentan salvar la desproporción entre sus fuerzas y
las del poder al que quieren destruir mediante el recurso de
las nuevas tecnologías. Su programa es inexistente, no
buscan la sustitución del orden viejo por un nuevo
orden más o menos definido, sino que su
teorización y proyecto es eminentemente negativo, no
hay una conciencia clara de como será el futuro, ni
siquiera de si existirá futuro, solo les preocupa el
adversario a abatir y la aceleración del proceso de
destrucción, para ello no se preocupan de largas
guerras de guerrillas, busca solo como golpear a los sectores
cruciales de la sociedad ya sean personas o infraestructuras,
busca los núcleos y centros neurálgicos que
paralicen los sistemas, usa las nuevas
tecnologías que lo hacen difícil de ubicar
y les permiten estar por delante de quienes los persigan,
desarrolla organizaciones desechables dispuestas a inmolarse
en una acción única y espectacular.Para el neo-terrorismo el concepto de "pueblo" es
marginal, no piensa en términos de "pueblo",
más bien, lo odia en tanto percibe en él un
elemento amorfo, oportunista, masificado, que al no tomar
partido por la "causa justa" (la suya propia) se hace
acreedor de las balas, las bombas, el
gas venenoso;
es el terrorista cósmico, el brazo ejecutor de las
potencias que rigen el universo, si muere recibirá el
paraíso, si vence la tierra
será suya. En esta inhumanidad radica lo
presumiblemente sangriento del neoterrorismo
apocalíptico. Ni siquiera se está seguro entre
sus filas: con frecuencia el terrorista será requerido
para un sacrificio total de su vida en alguna acción
suicida. Y serán muchos los que aceptarán el
trueque.- Discusión
Deshumanización, voluntad de poder, mutas de
caza y de guerra, fundamentalismos mesiánicos y
apocalípticos, imposición de sistemas de
mercado en conjunto con modelos de democracia
occidental en países que nunca la han conocido, un
ubicuo Imperio mundial sin centro visible y dominante desde
el control de la construcción de la realidad a
través del control de las comunicaciones, un oscuro panorama para el fin
de nuestros siglos.La caja de Pandora desplegada en su totalidad. La
modernidad occidental como un presente griego para la
humanidad.Sin embargo, quedan espacios que tienen que ver con
la humanidad y la chispa prometeica, con lo alternativo, con
la esperanza no ya como un regalo envenenado sino como un
espacio de vida, de crecimiento y de amor hacia lo propio y
los otros, con el potenciar la conciencia de ser y la
trascendencia.Ese es materia de
un trabajo en profundidad, pues no solo basta con el
diagnostico oscuro de nuestra modernidad es necesario el
rescate de la humanidad de aquellos componentes fractales de
la realidad humana, los sentimientos, el amor,
la generosidad, el dar. Ellos son los atractores
extraños, los puntos sensibles recursivos e
iterativos, los espacios de fases que potencian lo
constructivo. Si Maturana plantea la autopiesis humana a
través del amor, hay caminos a explorar y las ciencias
sociales tienen las puertas que invitan a
explorar. - Conclusión
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