Trabajo de grado presentado como
requisito parcial para optar al título de Filósofo
en la Escuela de
Ciencias
Humanas
Programa de Filosofía –
Universidad
del Rosario
- Génesis de la
noción husserliana de
intencionalidad - Intencionalidad, conocimiento e
intuición - Intencionalidad y
objeto - Conclusiones
- Bibliografía
Sobre epistemología se han escrito cientos de
volúmenes desde los mas diversos puntos de vista. En el
presente estudio me he dedicado exclusivamente al concepto
husserliano, sin entrar en debates y comparaciones
históricas que no dejan de ser importantes y que por
demás ya son tópicos comunes.
La propuesta epistemológica husserliana no es un
acontecimiento novedoso en la historia del pensamiento
filosófico. Que la mente siempre refiere a algo es cosa
que Aristóteles ya había postulado y que
se ha asumido como cierto e indiscutible en la mayoría de
propuestas epistemológicas que se han dado a lo largo de
la historia de esta disciplina. Lo
novedoso en la propuesta husserliana es su afirmación de
que sujeto y objeto están correlacionados de tal manera
cuando conocemos, que se hace imposible definir al uno en
ausencia del otro.
El conocimiento
en Husserl se desarrolla enteramente en el campo de la conciencia y es
una función
que se da entre el yo puro y el fenómeno, función
que Husserl denomina con el nombre de intencionalidad. El asunto
en cuestión será la conciencia y lo que en ella
encontramos, es decir, los objetos.
Los teóricos de la epistemología
generalmente se han ocupado en puntualizar y describir
cómo es lo que conocemos y hasta dónde es posible
el
conocimiento. Pocas teorías
se dan a la tarea de explicar y desmenuzar en forma concienzuda
el mecanismo del conocimiento en sí mismo. Mecanismo que
Husserl denomina con el nombre de intencionalidad. En el presente
estudio pretendo explicar el mencionado mecanismo tanto en
sí mismo, es decir, sus partes y su modo de operar,
así como también al resultado de su funcionamiento,
a saber, el objeto.
Husserl señala como propiedad
fundamental de la conciencia, o como esencia de la conciencia a
la intencionalidad. A grandes rasgos intencionalidad significa la
capacidad de la conciencia de referirse-a. En otros
términos intencionalidad significa la presencia del mundo
en la conciencia, que es tanto como referir lo cognoscible. Pero
hay que distinguir que una cosa es el referirse-a, que es el
mecanismo propiamente dicho, y otra cosa es la presencia del
objeto en la conciencia, que es el resultado del funcionamiento
del mencionado mecanismo.
El curso de nuestra investigación en líneas generales es
el siguiente: en la parte primera, sobre la "Génesis de la
noción husserliana de intencionalidad", se explora el
concepto de Franz Brentano, de quien procede esta noción
en su sentido más inmediato. El la entiende como un asunto
puramente psicológico que caracteriza a los
fenómenos psíquicos, que consiste en la propiedad
de estos, de referir un sentido o apuntar hacia un objeto.
Asevera Brentano que todo fenómeno psíquico
contiene en sí algo como un objeto, si bien no todos del
mismo modo.
Hecho lo anterior, expondré la primera
versión del concepto de intencionalidad, que es presentado
por Husserl en sus Investigaciones Lógicas a manera
de una teoría del
conocimiento. En síntesis,
Husserl entiende por intencionalidad la propiedad de la
conciencia de referir algo o apuntar hacia algo (una percepción
es percepción de algo), y lo circunscribe
específicamente a los actos psíquicos, siendo estos
el elemento básico del conocimiento. Como último
punto de esta primera parte, expondré la idea más
elaborada acerca de este tópico, que se encuentra en
Ideas, esto es, que "la conciencia es conciencia de algo".
Husserl entiende este hecho de la conciencia, como el
acaecimiento primigenio del conocimiento.
Antes de exponer la parte segunda es necesario hacer una
advertencia sobre la conciencia en general: lo que aparece en la
conciencia (aún en la brentaniana) hay que tomarlo como
fenómeno, lo cual quiere decir que cuando hablamos "desde"
la conciencia, no hablamos de cosas reales en el sentido
tradicional de este término, es decir, de cosas
físicas dentro de un espacio y un tiempo. Lo que
aparece en la conciencia (que es el campo de trabajo de
Brentano y Husserl) aparece como inexistente en el espacio y en
el tiempo. Por esto el campo de la conciencia es el campo de lo
fenomenológico.
En la parte segunda, sobre "Intencionalidad,
conocimiento e intuición" me ocupo en desglosar la
intencionalidad en cada uno de sus segmentos, hecho que los
comentaristas han pasado por alto. El mencionado mecanismo
está compuesto de dos partes, el yo puro y el
fenómeno, y básicamente su operar consiste en un
dirigirse que parte del yo puro hacia el fenómeno. Esta
operación tiene una consecuencia fundamental: la
intuición. Resultado que, según Husserl,
sería la base del conocimiento
fenomenológico.
En la parte tercera, sobre las "Interpretaciones y
consecuencias sobre la forma como opera la conciencia ", pretendo
exponer lo que implica la intencionalidad en su sentido
más amplio, es decir, la descripción de la realidad tal como esta
aparece en la conciencia, porque los objetos son finalmente los
que dan sentido, hacen a la conciencia y son la realidad
misma.
En la parte cuarta, sobre mundos posibles, semántica y subjetivismo trascendental, a
saber, las "Conclusiones", analizo los alcances del carácter fundamental de la conciencia, es
decir, el de dirigirse-a. El mencionado carácter genera en
cada dirigirse-a un mundo posible, y un significado posible, que
no está dado o prefijado sino que se da en el mismo
dirigirse-a, que no es pasado ni futuro sino puro presente. En
este mismo aparte, me detendré en hacer notar algunas
similitudes que poseen Wittgenstein el de las Investigaciones
Filosóficas y Husserl en cuanto a su teoría
de la significación, esto es: que no se puede hablar de
significación en términos absolutos, ya que el
significado en Wittgenstein depende del uso de las palabras y en
Husserl de la intencionalidad.
1. Génesis
de la noción husserliana de intencionalidad
1.1 Concepto de intencionalidad en
Brentano
Antes de entrar propiamente en el concepto de
intencionalidad en Brentano, veamos el origen de esta
expresión. Intencionalidad es un término que
proviene del latín intentio, y designa el acto de
dirigirse la conciencia a su objeto. Esta es una noción
muy antigua que ya Aristóteles usaba y que posteriormente
se siguió usando en la Edad Media y
la Modernidad, tal
es el caso de Santo Tomás de
Aquino, quien toma esta noción de Aristóteles.
Santo Tomás, a grandes rasgos, entiende por
intención la acción
y efecto de la mente de tender hacia algo (S. Theol., Ia–
IIa, q. XII a 1.) A este respecto, Santo Tomás aclara que
la expresión intención se presta a
equívocos, pero tomada en sentido lógico
gnoseológico y en parte psicológico, designa el
hecho de que ningún conocimiento actual es posible si no
hay una intención. Lo cual quiere decir, que la
intención es el acto del entendimiento dirigido al
conocimiento de un objeto.
Hay que advertir que la intencionalidad en Brentano se
encuentra en un contexto psicológico. La psicología era tomada
como parte de la filosofía, incluso como la disciplina que
permitía acceder a este ámbito del
saber.
La obra de Brentano, Psicología desde el punto
de vista empírico, se ocupa de la intencionalidad y
del lugar de esta en una teoría del conocimiento.
"Establece Brentano, que para el estudio de las ciencias carece
de interés
los sustratos imperceptibles de las cualidades que si se pueden
percibir". Es decir, que para el estudio de la ciencia es
suficiente el fenómeno, y cualquier intento más
allá, sería el abandono de lo que en principio se
da con claridad y certeza.
La postura brentaniana, al dejar de lado el en sí
de los objetos, indica claramente que cualquier indagación
que se realice en las ciencias y, por supuesto, en una
teoría del conocimiento debe partir de lo aparente, es
decir, del fenómeno. En este sentido encontramos en
Brentano una ruptura con la metafísica, ya que no otorga ningún
papel a lo que hay detrás del fenómeno.
El fenómeno ocupa un papel clave en Brentano,
así como también en Husserl. Lo cognoscible,
dirán Brentano y Husserl, es el fenómeno. Son
fenómenos psíquicos los que llenan la mente, afirma
Brentano. Y es a fenómenos a los que se dirige la
conciencia, dirá en su oportunidad Husserl. Así
pues, para la teoría del conocimiento desde el punto de
vista de la intencionalidad, es central el
fenómeno.
Es muy característico de esta corriente de
pensamiento reducir el mundo a un asunto meramente de la
conciencia. No existe más que la conciencia y todo lo que
se desarrolla en el ámbito del saber humano se da dentro
de este campo. Pareciera ser que lo único "cierto" que se
escapa al rótulo de fenómeno es la conciencia. La
conciencia, en este sentido, es el punto capital de la
fenomenología.
Brentano asevera que las ciencias, aún las que se
ocupan de la materia, son
ciencias de los fenómenos, y se clasifican, en ciencias
naturales (que se ocupan de los fenómenos físicos o
materiales) y
la psicología (que se ocupa de los fenómenos
psíquicos o la mente). Estos últimos son los que
interesan a Brentano, y sus investigaciones
se orientan en este sentido.
Brentano define los fenómenos psíquicos de
la siguiente manera:
Todo fenómeno psíquico esta
caracterizado por lo que los escolásticos de la Edad
Media han llamado la inexistencia intencional (o mental) de un
objeto, y que nosotros llamaríamos, sí bien con
expresiones no enteramente inequívocas, la referencia
a un contenido, la dirección hacia un objeto (por el cual
aquí no hay que entender una realidad) o la objetividad
inmanente. Todo fenómeno psíquico contiene en
sí algo como un objeto, sí bien no todos del
mismo modo. En la representación hay algo representado:
en el juicio hay algo admitido o rechazado, en el amor, amado,
en el odio odiado, en el apetito apetecido, etcétera.
(El subrayado es mío).
En primer lugar, observemos que Brentano entiende la
intencionalidad como la característica fundamental de la
totalidad de los fenómenos psíquicos. Lo cual
quiere decir que todo fenómeno psíquico revela un
objeto, contiene en sí algo como un objeto, que no es real
sino mental.
Brentano señala que el funcionamiento
básico de la mente es referir contenidos, dirigirse hacia
objetos. Los fenómenos psíquicos, tal como los
entiende Brentano, tendrían tres
características:
a) Refieren un contenido o apuntan hacia un objeto
(contienen algo en sí como un objeto).
b) El referir o apuntar no es real, sino
fenoménico.
c) Hay tres tipos de fenómenos
psíquicos: de representación, de juicio y de
sentimiento.
Husserl está de acuerdo con a) y b), incluso se
encuentran presentes en la argumentación más
elaborada de su concepto. Y c), le servirá en
Investigaciones Lógicas para lo que él
denomina "actos", pero no caracterizara sólo tres tipos de
actos, sino otros más.
1.2 Concepto de intencionalidad en las
Investigaciones Lógicas de Husserl
Investigaciones Lógicas se da como una
respuesta y, sobre todo, como una solución a un problema
epistemológico, esto es, a planteamientos formulados por
la psicología frente a problemas de
argumentación de la lógica,
la matemática y la ciencia.
La psicología, una disciplina bastante extendida
y con mucha acogida en la época de Husserl, afirmaba que
los argumentos para entender a cabalidad la lógica, las
matemáticas y la ciencia se encontraban en
la mente humana. Se pensaba que un mejor entendimiento del
cerebro humano
daría las claves de las disciplinas mencionadas, incluso
se creía que estas disciplinas procedían y se daban
gracias al modo como opera la mente, así, otra mente en un
lugar distinto podría reflejar otra lógica, otra
matemática y por supuesto otra ciencia. Esta interpretación del modo como opera la mente
-dice Husserl-, pone en entredicho la racionalidad misma, dado
que si todo se reduce al modo como opera la mente, entonces,
estamos sujetos a los parámetros que esta indica. De este
modo el ser humano estaría totalmente condicionado por su
naturaleza y
cualquier cosa podría darse.
Husserl, ya en la primera parte de Investigaciones
Lógicas refuta la idea de que los fundamentos para la
lógica, la matemática y la ciencia se desprendan
del funcionamiento de la mente, y asevera que estas disciplinas
son enteramente independientes y no son consecuencia del modo
como opera la mente. Husserl argumenta que cualquier intento de
explicación psicologista es una forma enmascarada
de relativismo, lo cual conduce al escepticismo en
sus formas más extremas, por ejemplo en afirmaciones que
son en sí mismas contradictorias, tal es el caso, cuando
se afirma que no hay ninguna verdad, pensando que esta
proposición misma es verdad.
Una vez demostrado que la lógica, la
matemática y la ciencia no se reducen ni son reflejo del
modo como opera el cerebro, Husserl se enfrenta a un problema
crucial y es cómo demostrar que esos objetos que aparecen
en la mente, en unas vivencias, en unos actos de conocimiento, no
dependen ni son reflejo de ella, sino que por el contrario, son
creaciones que parecen ser autónomas. Este sería el
tema de la segunda parte de Investigaciones
Lógicas, donde se aborda el estudio de los actos del
sujeto, el estudio de las vivencias del sujeto que hace la
ciencia, para así de este modo entender cómo es que
la ciencia aparece en la conciencia humana. De esta forma ya
tenemos una primera aproximación a la conciencia, en
cuanto que en ella aparecen los objetos en tanto "objetivos",
precisamente porque no se reducen al momento mismo en que se nos
dan.
La intencionalidad sería la característica
fundamental de los actos de conciencia. Estos siempre refieren
algo, siempre son conciencia–de. Los actos de conciencia o
vivencias implican un sentido, un objeto, algo a lo que se
refieren, que tienen o encierran una intención; esto es
precisamente lo que se quiere decir cuando se menciona que toda
conciencia es conciencia de algo.
Husserl no sólo dirá que toda conciencia
es conciencia de algo, sino que todo "algo" es algo de una
conciencia y en este punto radica su distancia de Brentano.
Afirma que nosotros no podemos tener un algo sino es a
través de una vivencia. En este sentido, los actos
intencionales son de muy diversos tipos. Cada uno de esos objetos
tendrá una forma distinta y peculiar de darse y es un
error el tratar unos objetos con el modo de darse de
otros.
1.3 Concepto de intencionalidad en Ideas de
Husserl
La noción de intencionalidad que se encuentra en
Ideas, es el concepto más elaborado que acerca de
este particular esbozó Husserl. Intencionalidad es el
punto de partida para instalarse en la fenomenología. En
otras palabras, ver la esencia de la conciencia, es decir, captar
la intencionalidad en su obrar, es estar en actitud
fenomenológica.
Al igual que en Investigaciones Lógicas,
la intencionalidad en Ideas significa esa propiedad de la
conciencia de dirigirse-a, incluso esta noción se refuerza
y tendrá un lugar preponderante, tanto que definirá
esencialmente a la conciencia y no como ocurría en
Investigaciones Lógicas, donde las diversas
modalidades específicas esenciales de referencia
intencional (acto) son las básicas para su
definición. A cambio de
"actos" se usará el término "vivencia". La
noción de vivencia es la que propiamente contiene a la
intencionalidad. La intencionalidad se presenta en las vivencias,
y la principal característica de las vivencias es que son
conciencia de algo. El elemento general con el que cuenta (a
partir de ahora) el conocimiento en Husserl, serán las
vivencias.
Las vivencias son el elemento más amplio del
conocimiento en Husserl. Lo conocible se da por medio de
vivencias, y el centro de estas es la intencionalidad. Siendo
más precisos, la intencionalidad es la que define a las
vivencias.
La noción de intencionalidad en Ideas se
encuentra inmediatamente después y como resultado de la
aplicación de la epojé fenomenológica
trascendental, que consiste en no emitir juicios sobre
existencias en el espacio y en el tiempo de todo lo que nos
rodea, aun aquellas construcciones de tipo teórico y
práctico. Para Husserl, el mundo después de la
aplicación de la epojé fenomenológica
trascendental, ya no aparece como algo real, como algo existente
en el espacio y en el tiempo, sino como un asunto puramente
fenoménico. En este sentido, todo lo que aparece en la
conciencia aparece como inexistente en el espacio y en el tiempo.
Dice Husserl que todos los contenidos de conciencia tienen esta
característica, y así hay que tomarlos si queremos
entender a cabalidad los asuntos del conocimiento.
Husserl entiende por
intencionalidad:
… la peculiaridad de las vivencias de "ser
conciencia de algo". Ante todo nos salió al encuentro
esta maravillosa peculiaridad, a la que retrotraen todos los
enigmas de la teoría de la razón y de la
metafísica, en el cogito explícito: Una
percepción es percepción de algo, digamos de una
cosa; un juzgar es un juzgar de una relación objetiva;
una valoración, de una relación de valor; un
desear, de un objeto deseado, etcétera. El obrar se
refiere a la obra, el hacer a lo hecho, el amar a lo amado, el
regocijarse a lo regocijante, etcétera. En todo cogito
actual, una "mirada" que irradia del yo puro se dirige al
"objeto" que es el respectivo correlato de la conciencia a la
cosa, la relación objetiva, etcétera., y lleva a
cabo la muy diversa conciencia de él.
La expresión "ser conciencia de algo" es
básicamente la definición de lo que debemos
entender por intencionalidad. Definición que describe
cómo es que conocemos y cómo es aquello que
conocemos. "Ser conciencia de algo" significa tener presente ante
la conciencia un fenómeno. Por fenómenos hay que
entender todo contenido visto o experimentado, sin que deba
pensarse en una contraposición con un ente no dado. En
éste sentido, se llama fenómeno al dato captado
esencialmente, en contraposición a la
diferencia clásica, entre el mero fenómeno, como lo
aprehendido de manera solo sensible, y la esencia.
Por tanto, en Husserl el acto humano de conocer se da
cuando se tiene un fenómeno ante la conciencia. Mas
aún, el accionar de la conciencia, "ser conciencia del
algo", es estar conociendo, lo cual significa que la
intencionalidad es el acto fenomenológico fundamental
mediante el cual conocemos.
Veamos lo que significa tener presente ante la
conciencia un fenómeno, o un acto de conocimiento. Por
ejemplo: Un amar de un objeto amado, o podríamos
enunciarlo en palabras más coloquiales:
yo-amando-esta-mujer. En la
actitud natural, (es decir, antes de la epojé
fenomenológica trascendental, antes de captar la esencia
de la conciencia en su obrar), la conciencia entera está
absorta por el espectáculo de la mujer, es
decir, por su corporalidad o su manera de ser, su sonrisa, sus
gestos, su voz, o porque vemos a nuestra madre en ella, o porque
es la única que nos escucha y nos manifiesta sus deseos,
etcétera. En la actitud fenomenológica, se rompe
este encantamiento y se añade el desdoblamiento que nos
permite considerar por sí mismo el hecho de que amo esta
mujer. Si ahora nos mantenemos en el desdoblamiento de nuestra
atención, podremos examinar este hecho y
sus significaciones. Veamos, primeramente, que se compone de dos
términos: yo amando y "esta mujer". Entre comillas esta
mujer para indicar que ya no estamos en la actitud natural, que
se ha roto el encantamiento y que no es únicamente esta
mujer la que nos interesa, es decir, aquella que nos deja
absortos por X características. Husserl denomina como
nóesis al primer término: yo amando y
nóema al segundo término: "esta mujer"; esta
dualidad reaparecerá en todos los vívidos de
conciencia. La nóesis, o lado noético de lo
vívido por la conciencia –yo amando– es la
presencia activa del sujeto en la elaboración de una
percepción y, por consiguiente, en la constitución de una significación.
El yo es a la vez receptivo y donador de un solo y mismo movimiento, o
en otras palabras: nóesis es lo que una vez
practicada la epojé fenomenológica trascendental,
se refiere a la actividad de la conciencia. El
nóema "esta mujer" o lado noemático de lo
vívido, es el resultado de la actividad de la
nóesis: el objeto o sentido constituido,
considerado en su dependencia con respecto al acto constitutivo
que es una pura modalidad de referencia intencional al
nóema. Ahora bien, la clave en todo este asunto es
que nóesis y nóema sean indisociables
y se compenetren, y esto es la evidencia misma y la esencia de la
intencionalidad.
Por último, hay que puntualizar que en
Ideas la noción de intención (que en
Investigaciones Lógicas caracteriza la conciencia),
ahora será la que define plenamente el mundo de lo
conciencial. La intencionalidad ya no se entiende como algo
peculiar de los "actos", sino como el centro mismo de la
significación.
A modo de conclusión, la intencionalidad
husserliana, ya sea en Investigaciones Lógicas o en
Ideas, es la explicación y desglose del mecanismo
del conocimiento fenomenológico. En Investigaciones
Lógicas el conocimiento se da mediante "actos", siendo
estos en su generalidad el centro de atención de Husserl.
En Ideas será la intencionalidad el punto de
atención, ya que esta caracteriza esencialmente a la
conciencia.
2. Intencionalidad,
conocimiento e intuición
Para el desarrollo de
este capítulo, me serviré exclusivamente de la
siguiente proposición que indica tanto la forma como opera
este mecanismo, así como también sus partes: En
todo cogito actual, una "mirada" que irradia del yo puro se
dirige "al objeto" que es el respectivo correlato de la
conciencia a la cosa, la relación objetiva,
etcétera., y lleva a cabo la muy diversa conciencia de
él.
La proposición anterior indica que la
intencionalidad es una función que se da debido a la
interacción del yo puro y el
fenómeno. Esta función consiste en un dirigirse por
parte del yo puro, y específicamente es un dirigirse al
fenómeno. Hay que aclarar que el fenómeno
está dentro del marco de la conciencia, al igual que el yo
puro.
Así las cosas, el mecanismo de la intencionalidad
presenta dos partes que se pueden distinguir con toda exactitud:
el yo puro y el fenómeno.
2.1 El yo puro es constante y
necesario
El yo puro hay que entenderlo como algo constante y
necesario, que no es una vivencia ni una idea fija, aunque claro,
pertenece a toda vivencia y transcurre en las vivencias. El yo
puro opera en el cogito, y su mirada se dirige a través de
cada cogito actual a lo objetivo. En
otras palabras cada cogito está atravesado por el yo puro,
tanto en su actualidad como en su objetividad, que es donde
finalmente es llevado el cogito por el yo puro. El cogito actual
tiene unos límites
dados por su contenido, que son rebasados por el yo puro, y este
más allá se refiere no al pensar mismo sino al
objeto en sí. Husserl, que también denomina al yo
puro como un rayo de mirada, dice que este cambia con cada
cogito, lo cual significa que el yo puro aparece con cada cogito
y desaparece en cada cogito. Pero el yo puro es algo
idéntico, así el cogito siempre sea algo fugaz. En
síntesis, asevera Husserl que no se puede dejar de admitir
un yo puro, el cual presenta una "trascendencia peculiar, una
trascendencia en la inmanencia" y que consiste, en última
instancia, en ser sujeto histórico.
Ahora bien, al yo puro lo encontramos en las vivencias,
sin que esto signifique que el yo puro sea un fragmento o un
ingrediente de las vivencias mismas. Que característica
tan curiosa la del yo puro; es algo que encontramos en las
vivencias y resulta que no es un fragmento de ellas, ni un
ingrediente de ellas. Entonces, ¿qué lugar ocupa en
las vivencias el yo puro? El yo puro es, nada más ni nada
menos, que un polo de constancia de las vivencias. El yo puro
finalmente permite que las vivencias sean vivencias.
Husserl hace una distinción entre el yo concreto, es
decir, el hombre en
el mundo (el yo cotidiano o, en otras palabras, el yo de la
psicología), y el yo puro, el cual hace que el mundo sea
lo que es. El yo concreto pertenece y hace parte del mundo,
está dentro de unos límites, dentro de una
temporalidad, mientras que el yo puro "está por fuera del
mundo", tiene su propio tiempo y por esto precisamente, puede
tomar como su objeto al hombre
concreto y al mundo. Así el yo puro desaparece y aparece
constantemente, es como un rayo de mirada que lo ilumina todo.
Pero este rayo de mirada tiene la peculiaridad de no ser
detectado, de no ser visto con facilidad, ya que es tan "intensa
su luz", que
enceguece y su ser mismo es puro presente.
Dado que el yo puro, es presente, no es fácil
definirlo. Cuando hablamos del yo puro no estamos describiendo
una mesa, una persona, un
sistema,
etcétera, sino un hecho en términos de la
conciencia, sólo que este hecho tan particular en Husserl
no es decible por medio de palabras, ni de ninguna otra argucia.
El yo puro es, en tanto es algo. En términos
aristotélicos es el instante, es decir, "ese momento que
está entre lo pasado y lo futuro", y que está en el
ahora, que es pura actualidad. En esta línea de
interpretación, el yo puro husserliano ocupa el lugar que
en Aristóteles tiene "el ente en tanto que
ente".
La otra parte del mecanismo de la intencionalidad es el
fenómeno. En sentido husserliano, fenómeno designa
todo contenido visto o experimentado, sin que deba pensarse en
una contraposición con un ente no dado. En otras palabras,
fenómeno se llama al dato de la conciencia que, sometido a
la epojé fenomenológica trascendental, es
contemplado como tal dato, prescindiendo de su valor de
"existencia"; de ese modo, el mundo se convierte en "mundo", el
árbol en "árbol", etcétera.
2.2 Definición básica de
intencionalidad
Hay dos hechos que Husserl señala como
básicos en la definición de
intencionalidad:
a) Es un dirigirse –que parte del yo puro, hacia
el fenómeno–
b) Es un llevar a cabo la muy diversa conciencia del
objeto –asimilación del
fenómeno–
La expresión dirigirse la podemos asemejar a
movimiento, a un ir, a desplazamiento. Pero en este punto Husserl
no es muy claro ya que, refiriéndose al tema en
mención, asevera que el dirigirse es una vuelta, y
también dice que es un desviarse que puede contener en
sí una intencionalidad. Dirigirse no es una
expresión fácil de comprender, sobre todo si se
piensa que se tiene que dar un movimiento. Tal vez no sea muy
útil usar esta expresión para dilucidar lo que
Husserl entiende por intencionalidad.
Con mucha frecuencia Husserl también emplea la
expresión mirar-a, como sinónimo de dirigirse-a.
Mirar-a es el término que mejor define en toda su
dimensión lo que significa la intencionalidad. Pero,
Mirar-a es una frase que no debe ser tomada literalmente, ya que
cuando Husserl usa esta expresión se refiere a una mirada
muy peculiar, esto es, una mirada despojada de todo tipo de
preconceptos. Generalmente, cuando miramos algo siempre lo
miramos desde unos intereses, desde unos síntomas, incluso
cuando miramos algo lo miramos como un acto reflejo. Lo que
está ahí delante se impone a la mirada, y a la
mirada también se le imponen unas necesidades. De
éstas imposiciones es que Husserl quiere liberar a la
conciencia, para ver de "verdad" las cosas.
La región a la que permite acceder la
intencionalidad, cuando vemos los objetos, es a la región
de la "verdad" o de lo "absoluto". Finalmente se accede a esa
primera intuición de la cosa misma, base de la
fenomenología como ciencia estricta. Por tanto, esta
filosofía no puede llevarse a cabo sino sobre las cosas
mismas.
2.3 La intuición es el acceso a
esencias
Husserl considera que la inducción y la deducción, que son los métodos de
las ciencias no filosóficas son procedimientos
indirectos de obtener verdades, ya que no los extraen de las
cosas mismas. Pero la intuición como método no
refiere las cosas a una existencia aquí, ahora, sino a la
intuición de sus esencias. La intuición hace
presente la cosa misma liberada ya de toda condición
fáctica, y es el fundamento del verdadero método.
Con el principio de intuición Husserl pretende obtener
proposiciones independientes del sujeto, verdades que tenga que
admitir cualquier sujeto.
Para comprender la naturaleza de esas proposiciones y el
tipo de verdades a las que accede la fenomenología,
analicemos la siguiente proposición que está en la
línea de lo que pretende decir Husserl:
Toda proposición es un acto de segundo grado que
se funda en el ver.
Según Husserl, todo sujeto sólo puede
tener del eidos "proposición", su intuición
genérica o esencial. Esta proposición, según
Husserl, se funda así misma, no depende de otras, lleva su
verdad en sí, representa verdades intocables, pues
muestra
necesidades absolutas que están dadas desde el objeto
mismo.
Según la proposición, es evidente que para
decir algo de algo, necesito previamente tener presentes los
objetos, de manera que es imposible emitir una proposición
sin previa presentación de los objetos que en ella
intervienen, sea quien quiera el sujeto que la emita; es una
verdad absoluta para todo sujeto capaz de emitir proposiciones.
Son verdades independientes de todo saber reflexivo, de modo que
las verdades obtenidas mediante teorías no pueden
afectarlas. Estas verdades no se obtienen por inducción
(pues no se necesita estudiar casos reales de proposiciones), ni
por deducción (ya que no están incluidas en los
conceptos "proposición") y, en consecuencia, no hemos
podido extraerlas de ellos, han sido obtenidas por
intuición de la cosa misma. Esas verdades no proceden de
la suma de casos individuales ni de conceptos, sino de la
presencia de la cosa misma dada a la intuición.
Así pues, estamos impedidos para emitir
proposiciones sin tener presentes los objetos, y esto porque el
hecho de emitir proposiciones no se funda sobre mi emisión
efectiva de una proposición, no se funda sobre un hecho
concreto aquí-ahora. Contra el psicologismo que reduce
todo lo subjetivo a lo fáctico-subjetivo, la verdad de
este impedimento no se debe a que yo de hecho no pueda emitir una
proposición sin tener presentes los objetos. Este
impedimento no depende de mi constitución subjetiva, no
expresa mi necesidad subjetiva de tener presentes los objetos
antes de conectarlos en un enunciado; más bien, es una
verdad de la cosa misma proposición, y expresa que es ella
la que necesita la previa presentación de los objetos. Se
extrae directamente de la cosa misma dada en la intuición,
y por eso, es válida para todo sujeto que emita
proposiciones.
A modo de conclusión, el mecanismo de la
intencionalidad es el medio por el cual se conoce en
fenomenología, pero este medio revela primordialmente esa
intuición de esencias que, según Husserl, es el
fundamento primero del conocimiento. Eso que a primera a vista se
nos brinda hay que tomarlo tal como se da, -dice Husserl- y
ninguna teoría podría sacar su propia verdad sino
de los datos
originarios. Es por esto que la divisa husserliana reza: "a las
cosas mismas", que son lo clave del conocimiento, y por tanto a
ellas hay que ir, y de ellas hay que partir cuando queremos
definirlas.
El propósito con este capítulo, es
destacar el lugar que tienen los objetos en Husserl. Lugar que
muestra la preocupación husserliana por interpretar
cabalmente la realidad, que en términos husserlianos son
los objetos, y en la medida que estos se digan, se dice el
mundo.
El grupo de
comentaristas que a continuación citaré, no se han
elegido por sus posturas innovadoras (punto en el cual ya hay
numerosos autores y corrientes). No pretenden Xirau, Szilasi o
Lyotard señalar un nuevo derrotero en la
fenomenología, asunto que no es tema de este
capítulo. La pretensión de los autores aquí
estudiados es la de hacer una exégesis lo suficientemente
rigurosa y comprensible que demuestre hasta que punto la
intencionalidad (tal como la concibió Husserl), es de
alguna utilidad en el
campo del conocimiento.
3.1 La conciencia es intencionalidad
Joaquín Xirau afirma que la intencionalidad no es
una propiedad de la conciencia, ni una característica que
sobrevenga a su existencia, sino que constituye
íntegramente su existencia misma; y no se dirige a algo
fuera de la conciencia, ni a un contenido real de la conciencia o
algo más allá de ella, sino a una objetividad
ideal. Esta objetividad ideal se daría según Xirau
así: mediante el acto intencional que la anima, la
vivencia se trasciende a sí misma y adquiere una forma
específica de objetividad. Por ejemplo, si yo tengo ante
mí un círculo, el acto "real", inmanente, mediante
el cual me dirijo a él, no tiene nada que ver con su
constitución ideal objetiva. El objeto ideal es circular,
porque es lo establecido, lo prefijado, lo construido.
Naturalmente que no lo es el acto que se dirige a él, ya
que no está enajenado. Ni la conciencia del círculo
es circular, ni la de lo histórico histórica, ni la
de lo rojo roja. Lo circular, lo histórico, lo rojo se
revelan como mero correlato intencional de mi acto. Lo objetivo
trascendente se opone en la conciencia a lo subjetivo inmanente,
como lo ideal a lo "real".
Xirau interpreta que la intencionalidad es la existencia
misma de la conciencia. Siendo la intencionalidad el mecanismo
propiamente dicho del conocimiento, esto implica -tal como lo
dice Xirau- que la esencia de la conciencia es conocer, es decir,
que el modo como opera la conciencia es el modo como es posible
el conocimiento.
3.2 La intencionalidad es actualidad
Szilasi, que está completamente en la
línea interpretativa de Xirau, indica el modo de accionar
de la conciencia, y subraya que lo novedoso que aportan las
comprobaciones de Husserl no consiste en que toda acción
de la conciencia esté dirigida en un sentido determinado,
sino en que la determinación procede, en cada caso, de una
concreta situación vital, y cambia con el cambio de
ésta. En este sentido lo que caracteriza la
intencionalidad es la unidad de una acción de la
conciencia con lo producido en ella. En consecuencia, la
intencionalidad no puede entenderse como relación
cósica entre cosas, ni como una propiedad subjetiva
inmanente de la conciencia, mediante la cual esta
–conciencia– superase el abismo entre ella misma y
las cosas. Por virtud de la intencionalidad nos hallamos desde un
comienzo atrapados en la trama de estas, en otras palabras, nos
hallamos atrapados en el dirigirse-a, o para ser más
claros, atrapados en estados de cosas que captamos
cognoscitivamente.
El comentario de Szilasi va muy en línea de
Ideas donde Husserl explica cómo procede la
conciencia, y sobre todo desde dónde; no procede desde
algún lugar, ya que el lugar al que se dirige y desde el
que se dirige siempre es único. Cada dirigirse es un
acontecimiento único, por esto precisamente la conciencia
está siempre haciendo el objeto. En este sentido la
conciencia es puro presente. La conciencia no se dirige a
ideales, ni desde ideales, el accionar de la conciencia es un
dirigirse dado en el presente.
El rasero que indica Szilasi, de que la conciencia no
parte de presupuestos
en el proceso de
conocer, sienta la condición de que el conocimiento
sólo es posible si hay un acercamiento al objeto. La
presencia del objeto en la conciencia es la que valida en
última instancia la certeza de las proposiciones. Es
más, el objeto conciencial hace a las
proposiciones.
3.3 El objeto construye a la
conciencia
Está tan sometido Husserl a la realidad, y es tan
funcional su idealismo, que
García Bacca refiere que son muchas las maneras y
distancias con que la conciencia puede tratarse con los objetos,
pero que finalmente el centro de gravitación de los
diversos actos del sujeto se hallan en el objeto mismo. Lo cual
quiere decir que sujeto
y actos se hallan "instalados" en el objeto, en un nivel
superior o inferior, pero siempre "en" él. La
intención, la tendencia o dirección, está
dirigida y guiada por y hacia el objeto mismo.
La conciencia, al ser el objeto, necesariamente se
está haciendo, porque ella por sí misma no tiene
sentido. De esta forma la conciencia siempre se construye a
partir del objeto. El objeto es la significación de la
conciencia, por esto la conciencia lo es todo. Generalizando, la
conciencia es el mundo.
3.4 La conciencia contiene el mundo
Lo que para Xirau significa "objetividad ideal", o en el
caso de Szilasi "cosa", Lyotard lo denomina "mundo". Al mundo es
a lo que se dirige la conciencia en el proceso de conocer, y este
hecho es su esencia, lo cual denota que la conciencia es
conocimiento del mundo. Conocimiento del mundo hay que entenderlo
dentro de ciertos límites, la conciencia sólo puede
conocer el mundo, y lo que lo rebase no es posible de
conocer.
La conciencia siempre está volcada al mundo (o al
objeto) y este es su vida, su ser dice exactamente Lyotard. En
este sentido Lyotard asigna a la intencionalidad la capacidad de
contener el mundo, que no es real sino intencional, y explica que
la epojé fenomenológica trascendental, al dejar
fuera de circulación la posición espontánea
de la existencia del objeto, revela a tal objeto en tanto que
reducido a fenómeno; el árbol sólo es
entonces algo que tenemos frente a nosotros y mi conciencia
aquello por lo cual existen objetos que se nos
enfrentan.
Lyotard afirma que el mundo se encuentra en la
conciencia como fenómeno, esto es tanto como aseverar que
estudiando la conciencia, tal como Husserl la
entiende, es estudiar el mundo. El mundo no
sería posible pensarlo en ausencia de la conciencia. Lo
que resulta bien sugestivo de todo esto, es que en la conciencia
el mundo aparece como siendo parte de ella, lo cual nos hace
afirmar que se encuentra superado el problema del mundo externo.
En la conciencia no encontramos tal problemática debido a
que el mundo es un fenómeno que hace parte de ella,
gracias a la intencionalidad.
3.5 Lo real es la conciencia
El siguiente autor aclara un punto que es clave en la
comprensión de todo este asunto, y es que el mundo, al que
se accede por medio de la conciencia, no es un mundo exclusivo o
un punto de vista. Husserl lo que dice, es que el objeto es lo
conocible y cualquier cosa que se refiera del objeto es dicho
desde la conciencia, y las aseveraciones que se hacen desde la
conciencia son válidas para cualquier sujeto.
W. Luypen afirma que la fenomenología permite ver
la "realidad". La conciencia – según Luypen–
no puede existir independientemente de los objetos, y siempre
tenemos una conciencia cuando tenemos un objeto, no existe algo
como una conciencia en sí. Esta presencia y accesibilidad
a la realidad no se considera como elaboración
subsiguiente de una conciencia pre–existente y
originalmente aislada; la conciencia es esta accesibilidad
a esta realidad. Así, la esencia de la conciencia
es precisamente este movimiento abierto hacia una realidad
accesible. Así pues, la intencionalidad en Husserl postula
una conciencia que está implicada activamente en el mundo.
Esta conciencia activa permite que el mundo sea lo que es.
Resulta imposible pensar el mundo en ausencia de la conciencia
humana porque el propio pensar es intencionalidad, es decir, un
modo de estar implicado en el mundo. Considerar al mundo en
ausencia de la conciencia humana entrañaría
retirarse del mismo objeto que se desea penetrar. En tales
circunstancias, no se podría plantear una pregunta
real.
Xirau denota con el nombre "Objetividad ideal", a lo que
se accede por medio de la intencionalidad. Szilasi lo nombra como
la "cosa", Lyotard como "mundo", Luypen como "realidad". En esta
monografía lo he denominado "objeto". Todas
estas expresiones indican lo mismo, es decir, aquello a lo que se
dirige la conciencia en el proceso del conocimiento. Pero en
sentido estricto, Husserl lo denomina como "objeto". El Objeto es
lo conocible y la intencionalidad es el mecanismo de la
conciencia por medio del cual se conoce.
Hay un punto en el que coinciden los comentaristas y que
podríamos sintetizarlo en los siguientes términos:
el más allá de la conciencia, a saber, los objetos,
son el elemento básico del conocimiento y cualquier
propuesta epistemológica tendría que construirse a
partir de lo que ellos sugieren y posibilitan. Abandonar los
objetos sería tanto como abandonar las posibilidades de
una teoría del conocimiento que, finalmente, no puede
partir sino de lo dado a la conciencia.
1. La intencionalidad genera muchas consecuencias en
todos los ámbitos del saber humano. Y en este sentido es
muy rico el abanico de posibilidades que se abre. En los
párrafos siguientes comentaré a muy grandes rasgos
(y esto con el fin de evidenciar las alcances de esta
noción), aquellos temas que sin estar completamente en el
terreno de la intencionalidad, al menos sí se derivan de
su significación.
Quizá una de las consecuencias más
importantes y sobre todo sugestivas del concepto de
intencionalidad husserliano, es que este indica a cada instante
un mundo posible, y esto porque la conciencia no parte de
presupuestos cuando asume el objeto. En este sentido, Jaakko
Hintikka afirma que las únicas materias disponibles para
elaborar la semántica de los conceptos intencionales son
mundos posibles. Mundo posible, se refiere a lo que Husserl
indica cuando dice que hay una lógica en el referir
intencional, en el dirigirse-a. Dado que el objeto en la
conciencia aparece como puro presente, esto implica que siempre
el objeto nos va a mostrar un horizonte posible, un horizonte que
se sale de nuestra formalidad. Por esto Hintikka afirma que la
lógica de los conceptos intencionales, no es una
lógica de manual. Incluso
podríamos decir que lo intencional se encuentra antes de
la lógica. En esta línea interpretativa
tendríamos en Husserl una pre-lógica, que
está en un continuo devenir, que es en tanto es el objeto,
y que no es, en tanto el objeto no aparece en la
conciencia.
Lo anterior quiere decir que hay tantos mundos posibles,
como objetos se encuentran en el universo. Hay
que tener claro que Husserl no solo entiende por objetos, al
otro, a mi prójimo, a uno mismo, a una mesa, una piedra,
un árbol, sino también el sentir amor, odio,
desamor, desesperanza, alegría, tristeza, etcétera.
Lo objetual lo es todo, por esto precisamente Lyotard afirma que
con el estudio de la conciencia, se estudia el mundo. Lo cual
quiere decir que cada acercamiento de la conciencia a su objeto,
genera una semántica específica que está
dada por los objetos, y cualquier cosa que se refiera más
allá de los objetos no tendría sentido; por esto
precisamente no es posible entendernos sino a partir de las
conceptualizaciones que ha generado la intencionalidad. En otras
palabras, la intencionalidad ha originado una semántica
que a cada instante se amplía o, incluso, se ve modificada
por los objetos que aparecen y desaparecen en la
conciencia.
La intencionalidad es una constante puesta en
cuestión y desafío para la semántica, dado
que la conciencia por su misma naturaleza no le es posible
aceptar las conceptualizaciones establecidas, y no tanto porque
su función sea la de cuestionar la significación de
las palabras, sino más bien porque ella parte de lo dado,
y lo presente en ella para sus conceptualizaciones.
Así las cosas, para la intencionalidad, las
palabras y sus significados están en un continuo devenir.
Porque los significados que proceden o que se dan gracias a la
intencionalidad, poseen la misma condición que esta, a
saber: son puro presente y se dicen desde la presencialidad de
los objetos en la conciencia.
2. Según Husserl la intencionalidad es dada a
cada sujeto que conoce, y este hecho se da desde el puro
presente, es decir, que el sujeto cognoscente debe estar
padeciendo la intencionalidad para poder afirmar
que está conociendo. En este sentido el conocimiento
fenomenológico es una cuestión subjetiva y
más exactamente subjetiva trascendental. El conocimiento
en términos husserlianos depende siempre del sujeto que
intenciona.
El sujeto que intenciona, no debemos olvidar, es fruto
de la epojé fenomenológica trascendental, es decir,
lo hemos descubierto por medio de este método. En este
sentido, el sujeto que intenciona tiene unas
características muy especiales que lo hacen estar por
fuera de cierta tipicidad de lo generalmente considerado como
sujeto. El sujeto que se percata de la conciencia husserliana y
de su propiedad fundamental (la intencionalidad), es el sujeto
trascendental, que ve esencias y no accidentes de
los objetos.
Hay varios puntos que no son del todo comprensibles en
este asunto del subjetivismo trascendental. A la intencionalidad
se accede desde el yo puro, por esto se habla de subjetivismo
trascendental, lo cual significa que el conocimiento no se da
como una cuestión del yo psicológico (es decir,
desde la persona, con su historia personal, con sus
síntomas, sus condicionamientos, su conformación
psíquica), porque este se reduce o desconecta por medio de
la epojé fenomenológica trascendental. Aquí
hay que tener en consideración cómo es aquello a lo
que accedemos por medio de la epojé, que en palabras de
Merleau–Ponty significa una resolución de hacer
aparecer el mundo tal cual es, antes de todo retorno a nosotros
mismos. Es el deseo de igualar la reflexión con la vida
irreflexiva de la conciencia. Apunto a un mundo y lo percibo,
dice Merleau-Ponty.
Que el mundo aparezca en la conciencia tal como es, es
tanto como definir el mundo tal y como es desde la
intencionalidad. Por lo tanto, las definiciones que obtenemos por
medio de la intencionalidad son la base para el conocimiento no
sólo particular sino también general. Lo que si hay
que dejar claro, es que las conceptualizaciones fruto de la
intencionalidad no son definitivas en el sentido que estas digan
en toda su dimensión los objetos. Cada
conceptualización es como una capa de significación
y como tal hay que tomarla.
Antes de terminar este aparte, quisiera insistir que la
denominación subjetivismo trascendental se refiere a que
lo dado a la conciencia, es dado a un sujeto sui generis,
es decir, un sujeto libre de condicionamientos y preconceptos,
pero esto no significa que lo dado al sujeto solo tenga validez
para él, la tiene también para los otros, puesto
que desde el sujeto trascendental o subjetivismo trascendental se
accede a esencias.
3. No es usual comparar a Husserl y a Wittgenstein en
temas como el de la intencionalidad, pero las
consecuencias de ambas teorías tienen mucho en
común, ya que suponen una forma de significar muy similar.
Y esto sobre todo es evidente en el Husserl de Investigaciones
Lógicas, y de Ideas y en el Wittgenstein de las
Investigaciones Filosóficas que considera que el
significado de una proposición se identifica con su uso en
un contexto de acción dado.
La proposición de Wittgenstein según la
cual el significado de una oración es dado por su uso, o
lo que en otras palabras Wittgenstein denomina como juegos de
lenguaje y de
formas de vida (en las que seguir una regla es ya siempre seguir
una práctica), implica que las palabras continuamente
estén variando su sentido, y no hay pretensión
alguna de alcanzar un lenguaje puro universal o de construir
lenguajes artificiales, libres de ambigüedades. Algo
semejante propone Husserl con su noción de
intencionalidad, ya que el sentido de las palabras depende de
manera absoluta de lo que en su momento se pueda referir de los
objetos. En este orden de ideas, tanto en Wittgenstein como en
Husserl, el significado de las proposiciones no esta dicho de
manera absoluta, y siempre va a depender en el uno
–Husserl– de lo que refieran los objetos, y en el
otro –Wittgenstein– de su uso.
La distinción de la postura husserliana y la
wittgesteiniana, consiste fundamentalmente en que Husserl por su
lado toma como elemento primero de su filosofía los
fenómenos y la aparición de estos en la conciencia,
es decir, la intencionalidad, y es de este hecho de la conciencia
del que va a depender la significación. Wittgenstein, por
su parte, toma como elemento básico los juegos del
lenguaje. Juegos que dependen del uso que se les de en un
contexto de acción dado.
Es indiscutible la distancia entre Husserl y
Wittgenstein. Son dos campos de análisis desiguales, y son concepciones de
interpretar el mundo incomparables, pues el uno considera que el
punto clave es la conciencia y el otro el lenguaje.
Pero ambas concepciones apuntan a un mismo lugar y coinciden
mucho en sus resultados. El resultado neto de la propuesta
filosófica de Husserl es considerar que los objetos no son
completamente definibles, pues ellos siempre nos muestran uno de
sus tantos horizontes. Wittgenstein desde el punto de vista del
lenguaje considera, al igual que Husserl, que los objetos no son
completamente definibles y que el significado de estos siempre va
a depender del uso que en el momento se le este dando al
lenguaje. Las expresiones uso y horizonte dejan abierta la
posibilidad de nuevas significaciones, de nuevas reglas, de
nuevas formas de significar el mundo.
4. Mundos posibles, lógica posible y subjetivismo
trascendental son tópicos muy indicativos de lo que
implica la fenomenología. No tiene esta corriente
filosófica la pretensión de sentar doctrina, de
dogmatizar en algún sentido. Sugiere por el contrario, la
necesidad de estar recomenzando siempre y someterse a los
objetos, incluso cambiar de camino, si así se hace
necesario.
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Presentado por
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