Libro: Drogas inteligentes. Plantas, nutrientes y fármacos para potenciar el intelecto
- Introducción a las Smart
drugs - ¿Pueden mejorar mi
rendimiento intelectual? - ¿Son seguras y
eficaces? - Tipos de Smart
drugs - Algo de historia y
filosofía - Las mejores
sustancias - El deanol, un buen
suplemento - Consejos rápidos de
nutrición - El ginkgo
biloba - Sulbutiamina
- La
cafeína - Potenciadores
cognitivos - Proteínas,
carbohidratos y grasas - Sustancias
perjudiciales - Alimentos
perjudiciales - Advertencia
- Copyright
Publicado por Editorial Paidotribo
(http://www.paidotribo.com)
Disponible en librerías y en http://www.paidotribo.com/ficha.asp?codart=00791
Gran cantidad de material
inédito sobre nootrópicos y suplementos para el
rendimiento intelectual
Índice del libro "Drogas
Inteligentes"
(Consultar http://www.drogasinteligentes.com
para más información)
- Introducción
1.1.
Presentación del tema
1.2. ¿Qué son las drogas
inteligentes?
1.3. El término "droga" - Seguridad y eficacia de las
smart drugs - Neurotransmisores y aminoácidos
5. Vademécum de drogas
inteligentesi. Nutrientes y plantas
ii. Vitaminas y minerales
iii. Aminoácidos
iv. Sustancias de
síntesis y más
potentes- Sustancias tranquilizantes
- Nutrientes y plantas
- Vitaminas y minerales
- Aminoácidos
- Sustancias de síntesis y más
potentes
- Sustancias estimulantes
- Nutrientes y plantas
- Vitaminas y minerales
- Aminoácidos
- Sustancias de síntesis y más
potentes
- Potenciadores cognitivos
- Historia de las drogas
inteligentes
6. Miscelánea de productos
- Vademécum de vitaminas
- Minerales
- Lista de sustancias varias
7. Dietética
DROGAS INTELIGENTES
(Selección de artículos publicados en
revistas y en Internet)
En este mini-libro les presentamos algunos de los
artículos publicados sobre el tema de nutrición y
suplementos para mejorar el rendimiento intelectual. Todos han
sido revisados, aunque me temo que no definitivamente, ahora que
el libro sobre drogas inteligentes ha sido publicado por
Editorial Paidotribo.
1.Introducción
Al hombre
moderno, sea cual sea su ocupación, le interesa mejorar su
rendimiento físico e intelectual. Hay una serie de
fármacos y suplementos nutricionales que le pueden ayudar
a superarse. Se trata de las smart drugs, las
drogas inteligentes, denominación bajo la que se engloba
una gran cantidad de productos con
ciertas características comunes: aumentan el rendimiento,
no son adictivos, carecen prácticamente de efectos
adversos y pueden adquirirse más o menos
fácilmente. A pesar de esto, se trata de sustancias poco
conocidas. Nuestro objetivo es
hablar de ellas e informar sobre sus propiedades y sobre
cómo usarlas. Por eso, espero que la información
aquí ofrecida les sea de utilidad.
Hace ya tiempo
publiqué en algunos medios
relacionados con el ajedrez varios
artículos sobre las sustancias que pueden mejorar el
rendimiento intelectual. Mi relación
con este deporte, la
aparición de los primeros controles antidopaje y el hecho
de que sin duda constituye una competición deportiva en la
que existe lucha y confrontación fue lo que me hizo
introducir el tema a través de él antes que con
otra actividad intelectual. Ahora que estoy terminando de
redactar un libro sobre este tema, me parece interesante volver a
tratarlo. Reconozco que en algunos lugares de aquellos escritos
fui algo radical y que me dejé llevar por las emociones para
compensar y contrarrestar la influencia de la opinión
pública y de los estamentos oficiales. No es momento ahora
de corregir o moderar mis palabras, por lo que quedarán
tal como fueron elaborados y la publicación que pronto
presentaré será más tranquila a la vez que
más rica en contenidos y mucho más
extensa.
Sé que puede resultar polémico hablar
sobre este tipo de productos, aunque quizás la
mayoría de las personas se escandalizan al oír
sobre él debido a la utilización del término
"droga", que es indudablemente feo. El hombre de la calle,
término tantas veces utilizado para referirse a los no
especialistas, lo asocia inmediatamente a delincuencia y
marginalidad.
Lo cierto es que la culpa no es suya, o al menos no toda.
Los medios de
comunicación no dejan de informarnos sobre delitos
cometidos por personas que supuestamente consumen algún
tipo de droga perjudicial, que es la que les impulsa a delinquir.
Este es un tema ya demasiado tratado y del que podríamos
hablar y discutir sin parar, así que me limitaré a
señalar que posiblemente no sea la droga en sí la
que crea el problema, sino el uso que se hace de ella, uso que
viene condicionado por una multitud de factores, tales como
la
educación del sujeto, su entorno, la sociedad en la
que vive, y, por qué no decirlo, las legislaciones de los
estados, que son las que deciden si una sustancia debe ser
considerada maligna o benigna. Me gustaría remitir al
lector a la magnífica y enciclopédica obra de
Antonio Escohotado para aclarar este tema.
En nuestro caso nos ocupamos las denominadas
drogas inteligentes, traducción del término inglés
smart drugs, comúnmente utilizado para
designar este tipo de productos. Es también frecuente el
uso de la palabra nootrópicos, que procede
del griego noús (mente) y trópos
(movimiento),
dando a entender que se trata de sustancias cuyo objetivo es
actuar sobre las capacidades cognitivas. Es cierto que se trata
de una definición muy amplia, que podría aplicarse
a la gran mayoría de drogas, así que nos parece
más apropiado decir que se trata de sustancias que mejoran
la inteligencia,
el
aprendizaje, la memorización y el recuerdo sin efectos
importantes a nivel del sistema nervioso
central y con un poder
tóxico bajo. Para tranquilidad del lector, no estamos
hablando de drogas con poder de adicción, sino que estamos
utilizando el significado de este término tal como era
antes de la grandiosa cruzada que los gobiernos de casi todos los
países emprendieron hace tiempo contra esas sustancias que
no les reportan beneficios económicos porque no se venden
en farmacias. Mientras todos los bienpensantes se
escandalizan al oír hablar de drogas, no veo que nadie se
eche las manos a la cabeza cuando alguien acude a la
farmacia con una receta de Valium, Nolotil,
Prozac, Torecán o Clamoxyl, por
nombrar algunos de los fármacos de venta legal
más consumidos. Tengan en cuenta que la ingesta de unos 15
comprimidos de un fármaco tan popular y considerado
inofensivo como es la Aspirina pondría en peligro la vida
de cualquiera. Sin embargo, no veo a nadie escandalizarse por ver
Aspirina en cualquier hogar o botiquín, ni que nadie llame
drogadicto a quienes la consumen día tras
día. Frente a ese potencial tóxico del más
famoso analgésico, la mayoría de las drogas
inteligentes no harían ningún daño
importante en caso de ingestión masiva.
Quiero dejar bien claro que mi intención no es
convencer a nadie de nada, sino simplemente informar. Una vez el
sujeto está informado, es libre de elegir como persona que es.
La actitud
contraria, la oficial y predominante, es criticar y censurar sin
antes conocer y aceptar los estereotipos que nos inculcan los
gobiernos y quienes están a su lado y de ellos maman. De
ahí el motivo de estos artículos y del libro
próximo a aparecer: algunos de los que utilizan el
órgano con el que piensan, su cerebro, pueden
estar interesados en conocer la manera de aumentar su rendimiento
sin poner en peligro su cuerpo.
El hombre siempre ha buscado productos naturales a fin
de solucionar problemas de
salud, pero
también para recibir algún tipo de estímulo
que modifique su estado de
ánimo, que le produzca sensaciones de placer,
relajación o euforia. En años recientes esta
tendencia parece tomar nuevo auge, a partir de las llamadas
drogas inteligentes. Comparadas con la mayoría de
las medicinas, incluso las smart drugs más
fuertes carecen relativamente de efectos secundarios
cuando se toman en dosis normales.
2. ¿Puede una
droga mejorar mis capacidades intelectuales?
La pregunta que inmediatamente surgirá en el
lector es: "Pero, ¿es esto posible? ¿Realmente una
sustancia química puede hacer
que mis pensamientos sean mejores?" La respuesta es afirmativa:
el cerebro es el órgano encargado de los procesos
cognitivos y, como tal, tiene una determinada estructura
físico-química susceptible de ser alterada (para
bien o para mal) por medio de determinadas sustancias que, por
tener esta propiedad, son
llamadas psicoactivas.
Es grande la cantidad de productos, plantas, alimentos, etc,
que influyen de alguna forma sobre nuestro cerebro, incluidos
alcohol,
tabaco y
sustancias no legales. En nuestro caso tratamos las denominadas
drogas inteligentes, traducción del
término inglés smart drugs,
comúnmente utilizado para designar este tipo de productos.
Es también frecuente el uso de la palabra
nootrópicos, que procede del griego
noús (mente) y trópos (movimiento),
dando a entender que se trata de sustancias cuyo objetivo es
actuar sobre las capacidades cognitivas.
3. ¿Son de
verdad eficaces y seguras estas sustancias?
Hay que
empezar avisando que no estamos ante la panacea universal. Hay
muchas afirmaciones no comprobadas y propiedades que se atribuyen
a estas sustancias difíciles de demostrar. Sin embargo, es
un hecho que funcionan, unas en mayor medida que
otras.
Hablando sobre la seguridad en su
uso, comparadas con la mayoría de las medicinas
comúnmente recetadas, incluso las smart drugs
más fuertes carecen relativamente de efectos secundarios
cuando se toman en dosis normales, y la mayoría de las
veces sus problemas no proceden de ellas en sí, sino de
adulteraciones o usos inadecuados, como por ejemplo el famoso
caso del triptófano adulterado en 1989 que produjo
bastantes casos de eosinofilia-mialgia. Este aminoácido es
inofensivo, y fue su adulteración lo que provocó
los problemas sanitarios. Casualmente, el triptófano fue
prohibido poco antes de salir al mercado el
antidepresivo más popular, el Prozac, que
tiene las mismas indicaciones terapéuticas que nuestro
aminoácido natural y muchos más efectos
secundarios.
Establecer una división de este tipo de
sustancias basándose en sus efectos es tarea complicada,
sobre todo porque solemos referirnos a una droga mencionando sus
propiedades tranquilizantes o estimulantes, cuando muchas de
ellas se caracterizan no por tranquilizar o estimular, sino por
estabilizar el ánimo llevándolo a su justo
medio. Si el sujeto antes de su ingesta se encuentra bajo de
ánimo, la droga le llevará al equilibrio
estimulándole; si por el contrario la persona padece de
ansiedad o nerviosismo, el mismo producto le
equilibrará tranquilizándole.
Es más fácil establecer una
división en lo que respecta a su composición.
Así, podemos distinguir entre nutrientes
inteligentes y drogas inteligentes propiamente dichas.
Los primeros serían sustancias naturales, es decir,
podemos encontrarlos de alguna forma en la naturaleza.
Los segundos serían obtenidos exclusivamente tras
algún tipo de síntesis química, no
existiendo de otra manera. Sin embargo, a efectos de mejor
comprensión y manejo de la información, parece
adecuado enmarcar cada sustancia dentro del efecto aparente que
produce. Así, hablaremos de:
1. Sustancias tranquilizantes o relajantes.
2. Sustancias euforizantes o estimulantes.
3. Potenciadores cognitivos, que mejoran las funciones
intelectuales al influir favorablemente en alguno de sus
procesos.
En esta ocasión nos limitaremos a dar una breve
lista de los tranquilizantes, estableciendo varias
subdivisiones:
1.a. Plantas y alimentos
Kawa kawa, hipérico, valeriana y similares
(passiflora, flor de azahar, melisa, amapola californiana…),
ginseng, avena sativa, gotu kola, lecitina, glúcidos
(tomados por la noche para favorecer el sueño)
1.b. Vitaminas y minerales
Vitamina B3, magnesio, taurina, calcio, colina,
fosfatidilcolina, fosfatidilserina, …
1.c. Aminoácidos
Triptófano, GABA, …
1.d. Sustancias más potentes
Betabloqueantes, melatonina, deanol,
benzodiacepinas…
En nuestro libro, de inminente aparición,
trataremos todos estos suplementos de forma detallada.
5. Algo de historia y
filosofía
Algunas personas pueden pensar que el uso de suplementos
para las actividades intelectuales no es de ningún
valor, dado
que, piensan ellos, los procesos mentales no pueden ser
controlados por medio de la química. Esta creencia,
bastante arraigada en nuestra cultura
occidental, cuyo fundamento es la unión de platonismo y
cristianismo, puede no ser más que un error
histórico, y el plantearse las relaciones mente-cuerpo tan
sólo un pseudoproblema alimentado por nuestro lenguaje
cotidiano, que distingue entre entidades y sucesos físicos
por un lado, y mentales (o espirituales) por otro. El mero hecho
de decir "mi cuerpo….." parece dar a entender que somos alguien
que posee un cuerpo, cuando la experiencia cotidiana parece
indicarnos que somos un cuerpo.
Permítanme hablar un poco de filosofía.
Platón fue quien, recogiendo las tradiciones de las
sectas esotéricas, popularizó el concepto de
alma
inmaterial, en el siglo -V. El cristianismo
antiguo, igual que su origen, el judaísmo, no creía
en ningún tipo de entidad incorpórea. Fue
Agustín de Hipona quien, por su filiación
neoplatónica antes de convertirse al cristianismo,
introdujo en esta religión la idea de
un alma inmaterial, ya en los siglos IV y V. Después, en
el siglo XVII, Descartes, quien había estudiado en
un colegio religioso, habló de la existencia de dos
entidades en el ser humano: la mente, inmaterial, y el cuerpo,
material. Aparece así la concepción del ser humano
como un compuesto de un cuerpo totalmente semejante a una
máquina, dentro del cual existe una mente, inmaterial,
creada por el dios cristiano. Es una forma de ver al hombre que
se sigue teniendo hoy día. Así nació el
dualismo (mente-cuerpo, alma-cuerpo o
espíritu-materia,
según se quiera) hoy día presente en nuestra
cultura, en nuestra ciencia, en
nuestra filosofía, en el sentido común y en las
cabezas de casi todos los occidentales. Por eso, la
mayoría, habiendo recibido una educación cristiana,
o por lo menos con la impregnación de cristianismo que
tiene toda nuestra cultura, duda de que un producto
químico pueda influir en un proceso
mental. La realidad es que el concepto de mente puede no ser
más que un error filosófico-religioso que ha hecho
historia y que la mayoría de las personas creen
ciegamente, tal y como sucede con todas las ideas
religiosas.
Las neurociencias han avanzado muchísimo
en los últimos años, y está comprobado que
nuestra conducta,
nuestras emociones y nuestros pensamientos son controlados por
unas sustancias llamadas neurotransmisores. Su mayor o menor
concentración en el cerebro, y su mejor o peor
funcionamiento, implica contar con un mejor o peor estado de
ánimo y con una mejor o peor actividad intelectual. Los
fundamentos del dopaje intelectual (o cerebral) parten del
control de estos
neurotransmisores.
Existe la opción de mejorar la
neurotransmisión por medio de sustancias naturales, no
perjudiciales para la salud. Un ejemplo de mejora de la
neurotransmisión es la toma de antidepresivos para
aumentar el tiempo que están en contacto ciertos
neurotransmisores con sus receptores. La mayoría de las
veces ese neurotransmisor es la serotonina, la encargada de
estabilizarnos. Pero los antidepresivos, algunos de los cuales se
utilizan para mejorar el rendimiento intelectual, y están
prohibidos por ello por el COI (por ejemplo, el amineptino, el
cual aumenta el tiempo de contacto de la dopamina con sus
receptores, con lo que se consigue un estado de euforia, de
agresividad, de ganas de luchar) tienen todos efectos
secundarios.
La opción que aquí planteamos, y tal es el
objetivo de nuestra información, es usar otro tipo de
productos que mejoren los procesos intelectuales con métodos no
agresivos para el organismo. Después de recibir la
información, cada uno hará lo que crea más
conveniente, pero lo que no se puede es adoptar la táctica
del avestruz y esconder la cabeza ante todos los avances
científicos sólo porque nos escandalizan
moralmente. Siempre habrá sujetos que tengan esa
información y que la usen en su propio beneficio. Y si los
demás no la tienen, competirán en inferioridad de
condiciones.
6. Las mejores
sustancias para el cerebro
Seguiremos tratando este tema en la edición
del libro que hemos mencionado. Ahora nos limitaremos a
señalar las que John Morgentaler, uno de los
gurús del movimiento de las drogas inteligentes, y coautor
de las publicaciones Smart Drugs y Smart Drugs II,
cita como mejores sustancias nootrópicas.
Personalmente haría algunos cambios en esta lista. El
mayor problema con que nos encontramos los abanderados de esta
causa es que hay pocos ensayos
fiables, puesto que los laboratorios y marcas
farmacéuticas están más interesados en
investigar y promover las sustancias que recetan los
médicos, es decir, las drogas oficiales. Además, de
estos productos no puede haber patente ya que se trata de
sustancias que existen en la naturaleza, así que no hay
tanto interés
comercial por estudiar algo que no puede tener copyright como por
moléculas de síntesis con patente exclusiva que
reporten pingües beneficios.
Acetil-L-Carnitina
Es un aminoácido
natural que tiene gran diversidad de efectos sobre varios
órganos del cuerpo. Ejerce efectos beneficiosos sobre la
depresión y protege las neuronas.
También tiene un efecto antienvejecimiento. Mejora el
metabolismo
celular, la memoria, el
tiempo de reacción y otras funciones cognitivas. Se puede
encontrar en herbolarios, tiendas de dietética y
establecimientos de suplementos para deportistas.
DHEA
Es una hormona esteroidea producida por la
glándula adrenal. Se trata del esteroide más
abundante en el torrente sanguíneo. Sirve para luchar
contra la obesidad.
Produce importantes mejoras cognitivas y tiene un efecto
anti-envejecimiento. Se puede adquirir en los mismos comercios
citados anteriormente.
Ginkgo Biloba
Mejora muchas funciones cerebrales, incluyendo memoria, atención y concentración. Se puede
encontrar en farmacias, con el nombre comercial de
Tanakene.
Fosfatidilserina
Nutre las membranas
celulares del cerebro y es a la vez un componente suyo.
Suplementándose con ella se mejoran muchas funciones
cognitivas que tienden a declinar con la edad: memoria, aprendizaje,
concentración, estado de ánimo y alerta.
Además, mantiene bajos los niveles de cortisol, la hormona
interna más destructiva, que se segrega en momentos de
tensión y sensación de peligro. Hay productos que
la contienen, como por ejemplo Policolinosil y
Mederebro, de venta en farmacias, pero creo que la forma
más segura y barata de obtenerla es consumiendo lecitina
de soja, que de
paso servirá para reducir colesterol.
Pregnenolona
Algunos autores la consideran
uno de los suplementos más efectivos. Tiene por
detrás décadas de eficacia clínica y
seguridad. Sus efectos incluyen: aliviar el estrés,
mejorar y prolongar los niveles de energía, reducir las
inflamaciones articulares, mejorar la memoria. Es también
antidepresivo. Es difícil de encontrar en España,
por lo que para obtenerla hay que acudir a alguna de las smart
shops que hay en la Red.
Deprenyl
Es, según algunos, la terapia
más prometedora en la lucha contra el envejecimiento.
Antidepresivo, estimulante sexual y eficaz contra el Parkinson y
contra el Alzheimer.
Para obtenerla, lo mismo que en el caso anterior.
Hydergina (dihidroergotoxina)
Es una de las smart drugs más importantes
porque mejora de diversas maneras las capacidades intelectuales y
ralentiza el preceso de envejecimiento. Se encuentra en farmacias
españolas con el primer nombre indicado.
Vinpocetina
Mejora la oxigenación
cerebral y la asimilación de energía. Para
conseguirla, acudir a smart shops.
Centrofenoxina
Es una droga
antienvejecimiento. Estimula la actividad química del
cerebro, en particular la asimilación de glucosa.
Acudir a smart shops
7. El deanol, uno de
los mejores suplementos
Hay una serie de sustancias que, sin perjudicarnos (o
sólo haciéndolo en casos aislados), pueden
ayudarnos a mejorar el rendimiento intelectual. Creo que una de
las más interesante es el deanol. Aumenta y mejora
la acción
de la acetilcolina, el neurotransmisor de la memoria, la
concentración y la inteligencia, y que se encarga de
mantenernos calmados para permitir una buena actividad cerebral.
Es una molécula natural que se encuentra en peces como las
anchoas y las sardinas. Los experimentos
realizados indican que mejora la atención y el
aprendizaje. También mejora la coordinación motriz y la resistencia a la
fatiga muscular. Los prospectos que acompañan a sus
presentaciones en el mercado lo recomiendan para la astenia
psíquica y psicogénica, trastornos de la memoria,
atención y vigilancia, y para la apatía y
depresión consecutivas al uso de tranquilizantes y
sedantes. Por supuesto, hay posibles efectos secundarios:
prurito, insomnio, dolor de cabeza y tensión muscular,
sobre todo en dosis altas.
En España podemos conseguir deanol en varios
productos farmacéuticos, de los cuales
Denubil y Acticinco son los
más valiosos. El Denubil es el más
recomendable. Se podría empezar con una ampolla diaria, y
subir la dosis hasta tres al día, siempre antes de las
comidas. Como ocurre con todos los suplementos naturales, los
efectos no son inmediatos, sino que hay que ser constante en su
consumo
durante varias semanas para notar efectos plenos.
Hay un problema con el Denubil, que deben tener
en cuenta los deportistas: contiene una pequeña dosis de
heptaminol, un estimulante suave prohibido por el
reglamento de control de dopaje de todas las federaciones
deportivas, algo que debe ser tenido en cuenta por
algunos.
El Acticinco no tiene ese problema que menciono,
pero cada ampolla de este producto contiene 100 mgs de deanol
frente a los 250 del Denubil, por lo que tendrá que
ingerir una mayor cantidad de ampollas. Sin embargo, no puede
haber efectos secundarios relacionados con los otros componentes,
puesto que se trata de la lisina, un aminoácido esencial,
y del glucoheptonato de calcio.
Los dos productos mencionados son de venta libre en
farmacias y a un precio
reducido. Si alguien deseara el deanol sin ninguna otra sustancia
asociada, en Internet hay muchas webs en las que puede
adquirirse. Basta con darse un paseo por los newsgroup
dedicados a la nutrición o utilizar algún buscador
para dar con alguna de estas tiendas de vitaminas on
line.
8. Consejos
rápidos de nutrición
Lo más importante y básico a la hora de
querer mejorar el rendimiento intelectual mediante ayudas
externas es controlar la nutrición. Pasemos a dar algunos
consejos fundamentales en lo que concierne a la alimentación. Primero
de todo, antes de realizar cualquier tipo de actividad, no se
debe comer copiosamente. Después, hablando de la
composición de la comida, se deben tomar los carbohidratos
justos para mantener un rendimiento cerebral óptimo (la
glucosa es el alimento del cerebro), siempre sin excederse. Nada
de carbohidratos de alto índice glucémico
(azúcar
de mesa, dulces, cereales refinados, pan, etc), puesto que se
transforman rápidamente en glucosa, lo cual provoca una
gran producción de insulina, que a su vez
hará descender rápidamente el azúcar en
sangre, con el
consiguiente cansancio y aletargamiento. También ocurre
así una elevación en los niveles de
serotonina, el neurotransmisor tranquilizador y
estabilizador, que puede producir más adormecimiento.
Antes de la actividad necesitamos lo contrario, elevar los
niveles de dopamina y noradrenalina, neurotransmisores
activadores, lo cual se consigue con una comida rica en
proteínas con poca grasa, para no dificultar la
digestión (carne de pollo, pavo, claras de huevo, pescado
blanco, etc). Es evidente que tenemos que consumir una cierta
cantidad de carbohidratos, pero deben ser de bajo índice
glucémico, como por ejemplo legumbres, frutas, verduras,
para evitar lo expuesto antes.
Se extrae de las hojas del ginkgo, un árbol
antiquísimo, conocido por la medicina
china desde
hace milenios. Su propiedad más conocida es la mejora
acusada de la circulación sanguínea, por
frenar la acumulación de plaquetas y relajar los vasos
sanguíneos, motivo por el cual fue introducido en la
medicina occidental. De todas formas, es muy ignorado por la
medicina convencional, más preocupada por recetar
fármacos fuertes elaborados y patentados por laboratorios
farmacéuticos, mientras el ginkgo, por ser sustancia
natural, no puede ser objeto de patente. La mejora de la
circulación se ejerce fundamentalmente sobre dos zonas
interesantes para todos: el cerebro y los órganos
sexuales. Al mejorar la irrigación cerebral, mejora las
capacidades disminuidas del anciano y potencia las
todavía no tan disminuidas del adulto. Parece ser que
activa la producción de neurotransmisores encargados de la
actividad física
e intelectual: dopamina, noradrenalina y acetilcolina. Por eso es
un suplemento interesante para el trabajador intelectual, ya que
mejorará su rendimiento, vivacidad mental y
memoria.
En cuanto a la otra indicación (el sexo), al
mejorar la circulación en los genitales mejora las
erecciones en los varones y aumenta el flujo sanguíneo en
el aparato
reproductor femenino, con mayor facilidad para excitarse.
También aumenta la producción de ATP, la
molécula que proporciona energía a todas las
células, y se ha demostrado que tiene
propiedades antioxidantes
frente a una gran cantidad de radicales libres.
Como siempre decimos, no hay que esperar resultados
milagrosos en un solo día. No se trata de estimulantes ni
de Viagra, por lo que se debe tomar regularmente durante
largos periodos de tiempo, preferentemente con el estómago
vacío, 15 minutos antes de las comidas, 2-3 veces al
día. Es muy difícil que sea tóxico, incluso
ingerido en grandes cantidades. En caso de ingerir un frasco
completo, algo muy raro por su sabor amargo, podría darse
dolor de cabeza por la vasodilatación, pero raramente algo
más grave. Siempre hay que advertir que puede haber
personas alérgicas al producto.
Hay varios nombres de marca. El
más conocido es Tanakene, de venta libre en
farmacias españolas, aunque si se consigue receta de
algún médico amigo saldrá más
barato.
La sulbutiamina es una molécula de
síntesis similar a la tiamina (vitamina B1), pero
con efectos más marcados. Actúa sobre los centros
cerebrales del despertar y aumenta la resistencia a la fatiga
física e intelectual y la memoria. Igual que la tiamina,
es neurotropa (interviene en el metabolismo de las neuronas). En
España se vende libremente en farmacias con varias
denominaciones, de las cuales la más conocida es
Arcalión 200, en envases de 30 grageas, al
precio de 900 pesetas aproximadamente (4.5 $). El prospecto
recomienda el producto para astenia, apatía, estados
depresivos, trastornos de la memoria y psicosomáticos y
para la deficiencia intelectual. Se recomienda, en el caso del
niño, para casos de inestabilidad, alteraciones de la
atención y del comportamiento
y psicoastenia. Como ocurre con todos los suplementos que no son
drogas, la toma ha de ser continuada durante un largo periodo de
tiempo para notar un efecto pleno. La dosis habitual es de dos
comprimidos en el desayuno. No se debe tomar después del
mediodía porque podría dificultar el
sueño.
Hay que advertir que toda sustancia, por muy natural que
sea, tiene posibles efectos secundarios. Se desaconseja su
uso en personas que padezcan ansiedad y/o insomnio y en
individuos de temperamento nervioso.
En caso de problemas, desaparecen en poco tiempo, puesto
que la vitamina B1 es hidrosoluble y su exceso se elimina, no
acumulándose en el organismo. Siempre es posible una
reacción alérgica en alguna persona sensible al
componente.
En resumen, creo que se trata de un producto muy
indicado para aquellos a los que les hace falta un poco de
motivación, que quieren estar más
concentrados o que desean mejorar sus facultades
intelectuales.
No olviden que en el fondo todo el mundo desea mejorar.
Si hay algo que puede ayudarnos sin afectar a nuestra salud
¿Por qué no hacerlo? Es cierto que siempre
habrá moralistas que dirán que toda ayuda
exógena es inaceptable. La realidad es que la ciencia
avanza y que podemos utilizarla para beneficiarnos.
11. La cafeína
La cafeína es el principal alcaloide del café y
el que le confiere sus propiedades características. Se
trata de una de las sustancias incluidas en los reglamentos de
dopaje de todas las federaciones deportivas. En ellos aparece
como una sustancia restringida, es decir, su uso está
permitido siempre que no se llegue a una concentración de
12 microgramos por mililitro. Como este dato puede decir poco,
hay que avisar de que unos pocos cafés pueden, dependiendo
de su contenido en cafeína, producir este nivel de
concentración en orina hasta dos-tres horas después
de su ingestión.
Hay que advertir que no sólo hay cafeína
en el café. También está presente, en
cantidad variable, en refrescos de cola, té y
guaraná (un producto vendido como vigorizante en
herbolarios, y que no es más que cafeína de
liberación lenta).
La cafeína facilita la actividad intelectual y la
creatividad,
manteniendo despierto y en estado de alerta a su consumidor. En
esta acción está también implicado un
incremento de los niveles de adrenalina y noradrenalina. Sin
embargo, tiene una serie de efectos no deseados. Activa la
secreción de noradrenalina, pero no ayuda a renovar la que
se va agotando, por lo que después de un largo periodo de
consumo (tras la toma de varios cafés en un mismo
día) el organismo siente que necesita reposo y cae en
estado de aletargamiento para reponer las energías
gastadas. Si el sujeto, para evitar esta fase de agotamiento,
vuelve a tomar café (es lo que se suele hacer al
día siguiente, cuando se experimenta el cansancio), se va
incrementando la dosis necesaria para conseguir los efectos
deseados. Tarde o temprano la droga pasa factura. Si el
periodo de consumo ha sido muy largo, se pueden pasar muchos
días en el citado estado de aletargamiento, durante el
cual las glándulas suprarrenales se recuperan del
sobreesfuerzo por la cantidad de adrenalina y noradrenalina
producida. Puede suceder que la persona en cuestión no
quiera pasar esta fase de recuperación, y prefiera seguir
acudiendo a tan preciado líquido diariamente. Las
consecuencias sobre la salud en este caso son más graves:
desmineralización por su efecto diurético
(pérdida de agua con
minerales),
problemas cardiovasculares (hipertensión, taquicardia), problemas
gastrointestinales (úlceras), etc.
Se trata de suplementos indicados para mejorar los
procesos cognitivos (memoria, estado de alerta,
concentración…) que no tienen un marcado efecto
tranquilizante o euforizante, es decir, predomina en ellos el
factor de mejora intelectual por encima de lo que puedan
apaciguar o estimular. Sin embargo, es difícil que exista
un nootrópico puro (nous = mente;
tropos = movimiento), ya que la acción sobre uno o
varios neurotransmisores (los mensajeros de los procesos
nerviosos y cerebrales) afecta también al estado de
ánimo.
Como ya hemos dicho otras veces, las sustancias
aquí descritas tienen menos posibles efectos secundarios
que otras drogas comúnmente utilizadas, como los
analgésicos, café, alcohol o tabaco, por no hablar
ya de tranquilizantes, antidiarreicos, antibióticos y
demás. Algunas no son más que nutrientes que se
encuentran en algunos alimentos. Sin embargo, nunca es de
descartar una reacción adversa en individuos especialmente
sensibles o alérgicos a sus componentes. Por ello, si uno
quiere utilizarlas, hay que ser prudente, empezar con dosis bajas
y observarse a sí mismo. Se recomienda la supervisión de un doctor o especialista en
la materia, ya que la automedicación indiscriminada nunca es
aconsejable. Nosotros no promocionamos el uso de estas
sustancias, sino que informamos de sus propiedades. Siempre
intentamos no ser categóricos en nuestras explicaciones,
extraídas principalmente de nuestra propia experiencia con
este tipo de productos. Lamentablemente, cada vez es más
difícil conseguirlos en establecimientos fiables. En unos
casos, porque las farmacias se niegan a venderlos
basándose en una legislación cada día
más restrictiva; en otros, porque dejan de fabricarse por
ser poco conocidos y no prescritos por médicos, más
partidarios de las sustancias oficiales; en otros, porque a los
herbolarios y tiendas de dietética se les prohíbe
comercializarlos.
Comenzamos por lo más básico y simple y
seguiremos con suplementos más potentes o puramente
químicos. La lecitina es un alimento rico en
colina, la cual ayuda a las grasas y al
colesterol a circular y a que no se acumulen en el hígado.
Ayuda a sintetizar el neurotransmisor acetilcolina, implicado en
todas los procesos cognitivos, que mejora la memoria y favorece
el sueño, ya que estabiliza el ánimo y
relaja.
El ginkgo biloba es una planta con una larga
historia de uso, cuyas propiedades ya hemos descrito en otro
apartado.
Trofimilina es el nombre de marca de un
interesante producto que se comercializa en farmacias
españolas y que parece haber desaparecido. Contiene
fosfolípidos (fosfatidilcolina, fosfatidilserina y otros).
Facilita la transmisión nerviosa y mejora la acción
de la acetilcolina, el neurotransmisor de la
inteligencia.
Mederebro y Nucleserina son
nombres de marcas de productos que se venden en farmacias
españolas. Contienen neuropéptidos, ácido
ribonucleico y vitaminas que favorecen la actividad
intelectual.
La cafeína es el principio activo del
café y de otras bebidas, comúnmente utilizada como
estimulante de la actividad física e intelectual. Es
cierto que ayuda a conseguir una mejora del ánimo y una
ligera euforia que incita al trabajo. Como
sucede en muchos casos, cada persona tiene que decidir si algo le
resulta beneficioso o no, por la información
contradictoria que existe acerca de ciertos productos.
El piracetam es el nootrópico
standard y más popular, además de barato. Se
usa tradicionalmente para tratar alcoholismo y
demencia, pero también puede potenciar la memoria y el
aprendizaje. Se supone que mejora el flujo de información
entre los hemisferios cerebrales, ayudando en la
resolución de problemas, afirmación que está
por demostrar. No tiene efectos secundarios serios, aunque son
posibles insomnio, dolor de cabeza y otros problemas leves.
Contienen piracetam: Ciclofalina, Genogris,
Nootropil, Anacervix, Dienil,
Memorino.
Los vasodilatadores cerebrales han sido muy
utilizados, porque se pensó que uno de los factores que
intervienen en un mejor funcionamiento de las capacidades
cognitivas es el riego cerebral. Siguiendo este supuesto, si un
producto químico es vasodilatador cerebral y ayuda a
enfermos con problemas de riego sanguíneo, entonces esa
vasodilatación en individuos sanos mejoraría sus
facultades intelectuales. Esta hipótesis es discutible desde su base, pero
los ensayos realizados parecen indicar que muchos individuos ven
una notable mejora con la toma de este tipo de sustancias, que se
piensa mejoran la cognición por permitir un mayor aflujo
sanguíneo al cerebro y la consiguiente mejor
oxigenación.
Pasando a otro tipo de productos,
Saurán, Somazina y similares
-ingrediente activo: citicolina- son comercializados en farmacias
españolas. Mejoran la acción y eficacia de la
acetilcolina, el neurotransmisor de la memoria y la
inteligencia.
Deanol (DMAE). Suplemento recomendable y con
escasos efectos secundarios.
La dihidroergotoxina (nombre de marca:
Hydergina) ha demostrado mejorar el aprendizaje, la
memoria y el aporte de sangre y oxígeno
al cerebro. Incrementa el nivel de neurotransmisores, mejora la
oxigenación y el metabolismo del cerebro y protege a las
neuronas de los radicales libres. También aumenta el nivel
de serotonina, el neurotransmisor de la estabilidad, y el
número de receptores de la acetilcolina. Es uno de los
productos con más años de uso en su haber y de los
más populares
13.
Sobre proteínas,
carbohidratos y grasas
Ofrecemos ahora algunas recomendaciones generales sobre
nutrición. Insistiremos siempre en que se debe partir de
una correcta alimentación antes de plantearse tomar
ningún tipo de ayuda química, por muy natural que
sea.
En líneas generales, cualquier persona que desee
gozar de buena salud y de una sensación de energía
durante todo el día, al igual que todo deportista que
quiera mejorar su rendimiento -físico o intelectual-
debería repartir su ingestión de alimentos en unas
cuatro o cinco tomas diarias, y no seguir la típica dieta
de la persona que prácticamente no desayuna, toma algo
dulce a media mañana, hace la comida de mediodía de
cualquier manera y luego se infla en la cena. El objetivo
de hacer más comidas es doble: mantener los niveles de
glucosa en sangre estables todo el día (evitando las
bruscas subidas y bajadas de azúcar de unas comidas
copiosas seguidas de cinco o más horas de ayuno), y evitar
la somnolencia y la bajada del rendimiento producidos por las
comidas abundantes, que también conllevan más
obesidad. Así pues, comer cada tres horas y media o cuatro
horas es un buen punto de partida.
Hablando de la composición de las
comidas, la moda actual es
evitar las grasas, porque se cree que son perjudiciales para la
salud y engordan. Esto no es del todo cierto. Lo que engordan no
son las grasas, sino la brusca elevación de insulina
producida por una ingestión de carbohidratos de alto
índice glucémico (los que se convierten
rápidamente en glucosa en la sangre: el azúcar de
mesa, los dulces, el pan blanco, las pastas). Si se siguiera una
dieta a base de grasas y proteínas exclusivamente no se
engordaría, puesto que nunca estaría presente la
descarga de insulina responsable de llevar la grasa a los
adipocitos de nuestro cuerpo.
Algunas tendencias actuales en dietética
aconsejan una proporción de un 40% de las calorías procedentes de los carbohidratos
(alimentos energéticos), un 30% de proteínas, y un
30% de grasas. Los carbohidratos deben ser, en su mayoría,
de bajo índice glucémico, como las verduras, las
legumbres o las frutas. Las grasas deberían ser
principalmente no saturadas, es decir, no procedentes de fuentes
animales.
Puede parecer que un 30% de proteínas sobre el
total de los alimentos ingeridos es demasiado. Esta, al parecer
de muchos, elevada ingestión de proteínas (carne,
huevos, pescado, lácteos),
hace que se eleven nuestros niveles de dopamina y noradrenalina
en el cerebro, neurotransmisor activadores, lo cual
favorecerá a todo aquel que tiene que realizar una tarea
intelectual. En especial deberá tenerse cuidado en seguir
estas reglas en la comida previa al periodo de actividad.
Sería recomendable comer unas dos horas antes, y, como ya
he mencionado, no consumir pan, azúcar, pastas o
similares, sino frutas, verduras y legumbres. Además, una
fuente de proteínas con bajo contenido en grasa, para
evitar la sensación de somnolencia provocada por la
ingestión de lípidos y
glúcidos, lo cual es adecuado para estimular la
producción de dopamina, que nos mantendrá
despiertos, concentrados y en estado de alerta. Durante la
actividad, para evitar posibles bajadas de azúcar en
sangre (y de energía), se pueden consumir frutas (excepto
plátanos y uvas, ricos en glucosa) como fuente de
carbohidratos, y un batido de proteínas en polvo de las
que se comercializan para deportistas, fáciles de
asimilar. Después de la tarea, y antes de ir a dormir, se
puede elevar la cantidad de carbohidratos, lo cual
producirá somnolencia, ideal para un adecuado descanso de
cara al día siguiente.
14. Sustancias
perjudiciales para el intelecto
Describamos algunas sustancias y productos consumidos
usualmente por un elevado porcentaje de la población, y que perjudican a nuestro
rendimiento intelectual y a nuestra salud
Empezamos por las bebidas alcohólicas, tan
utilizadas en nuestra cultura cristiana. Una pequeña
cantidad de alcohol produce desinhibición, lo cual nos
hace olvidar de momento timidez, problemas personales y
complejos. Sin embargo, en cuanto se sobrepase un cierto
límite, que puede ser bastante bajo, el alcohol produce
depresión del sistema nervioso
central, con disminución de las facultades. Además,
destruye una larga lista de vitaminas en el organismo.
El tabaco, otra de las drogas legales, es
también perjudicial. Produce una estimulación
momentánea, deseada en algunos momentos, debido a la
estimulación que produce la nicotina sobre los receptores
nicotínicos del cerebro. Pero ya saben que todo lo que
sube baja, así que después de esa
estimulación artificial viene la caída, que puede
evitarse tomando otra dosis, y así hasta el tabaquismo
crónico, con sus problemas pulmonares y cardiovasculares.
Además, destruye varias vitaminas, como en el caso del
alcohol.
La píldora anticonceptiva, el método
contraceptivo más seguro y usado
por las mujeres, es también perjudicial en la medida en
que destruye algunas vitaminas. El mecanismo de la píldora
es bastante simple: tomar hormonas
femeninas para que, ante un exceso en el cuerpo, no se produzca
la ovulación por efecto rebote. Ese exceso de hormonas
femeninas provoca un descenso en la ya baja cantidad de
testosterona que tiene la mujer, con lo
que disminuye su agresividad, capacidad de decisión, ganas
de luchar, competitividad, etc.
Los antibióticos perjudican, porque
destruyen la flora bacteriana del colon, la cual sintetiza, en
condiciones normales, algunas vitaminas. A ello se debe el
cansancio que se siente cuando se toman tales medicamentos,
usados indiscriminadamente en todo tipo de resfriados y gripes,
cuando el agente causante es un virus, contra los
que no pueden hacer nada, puesto que su acción es
antibacteriana.
Los antidiabéticos orales son
también perjudiciales, por destruir vitamina
B12.
Los antiepilépticos destruyen ácido
fólico y vitamina D.
Cuidado también con algunos antidiarreicos
y antitusígenos (medicamentos para la tos) bastante
populares, porque contienen opio o derivados suyos. La
especialidad Salvacolina contiene opio; algunas
otras marcas para el mismo padecimiento contienen derivados
opiáceos. Lo mismo ocurre con los jarabes para la tos del
tipo Inistón (no sólo contiene
codeína, un opiáceo, sino también
pseudoefedrina, estimulante).
Acabamos citando algunos alimentos que contienen
antivitaminas. La clara de huevo cruda contiene
avidina, que destruye biotina (vitamina B8). El
pescado crudo contiene tiaminasa, la cual destruye tiamina
(vitamina B1).
Eviten también seguir regímenes
adelgazantes inapropiados, tan de moda. El consumo de productos
light lleva a tomar lácteos desnatados, los cuales
pierden la vitamina D. El esfuerzo de algunos fabricantes por
reintroducir después esta vitamina es infructuoso, por
mucho que digan en los envases, puesto que es liposoluble y
sólo puede existir en un medio graso. La ausencia de
vitamina D hará que el calcio no se fije en los huesos,
así que por mucho calcio artificial que añadan a
los lácteos desnatados, no se consigue nada. Con el
proceso de desgrasado también se pierde la vitamina A,
fundamental para la vista y la piel. No
olviden que lo que engorda no es la grasa, la cual circula por el
torrente sanguíneo durante bastante tiempo antes de
acumularse, sino la hipersecreción de insulina producida
por la ingestión de carbohidratos de alto índice
glucémico (pan, pastas, cereales refinados, dulces). Ese
exceso de insulina es lo que lleva la grasa circulante a los
adipocitos, engordando. Si se tomara sólo grasa, sin
carbohidratos, nunca se engordaría. Pero no caigan en el
extremo de las dietas a base de grasas y proteínas
exclusivamente. Es cierto que hacen perder peso de forma
dramática, pero en su mayoría es tejido proteico y
agua. Además, cuando el organismo no recibe la cantidad de
carbohidratos necesaria para el cerebro (96 gramos de glucosa
diarios) y para mantener el metabolismo activo, obtiene la
glucosa de las proteínas, produciendo durante el proceso
una gran cantidad de toxinas y cayendo en un estado de cetosis,
intoxicación que pasa factura a la larga. Es mejor obtener
la glucosa necesaria para el organismo de las frutas, verduras,
legumbres y cereales sin refinar, con lo que se consigue un
estado plenamente energético y de paso se evita la
hipersecreción de insulina, con los problemas que
conlleva: obesidad, enfermedades
cardiovasculares y diabetes del
adulto, sin olvidar un estado de somnolencia y de apatía
que perjudica a toda actividad.
15. Alimentos
perjudiciales para el intelecto
Citamos ahora algunos tipos de alimentos que no por ser
comúnmente ingeridos dejan de ser nocivos para el
funcionamiento de nuestro cerebro.
1. Carbohidratos de alto índice
glucémico (dulces, pan, pastas, chocolate y
derivados, y, en general, todos los productos ricos en glucosa
y/o sacarosa).
El índice glucémico es la velocidad con
que un carbohidrato (alimento fuente de energía) se
convierte en glucosa en el torrente sanguíneo (la glucosa
es el azúcar directamente utilizable por el organismo y el
combustible del cerebro). A la glucosa se le da el valor
estándard de 100. La ingestión de glucosa pura
produce una elevación brusca de su nivel en sangre, lo
cual incita al páncreas a producir una elevada cantidad de
insulina para metabolizarla (los diabéticos necesitan
inyectarse la insulina para absorber ese azúcar
sanguíneo). El resultado es que poco tiempo
después, dependiendo de la sensibilidad del individuo a la
glucosa, el nivel de azúcar en sangre está
más bajo de como estaba antes de la comida, con la
consiguiente sensación de cansancio, adormecimiento y bajo
rendimiento. No olvidemos que si hay poca glucosa en sangre, el
cerebro lo nota rápidamente y tiende a
aletargarse.
Los alimentos con índice glucémico cercano
a 100 tienen este efecto sobre el organismo. Entre ellos tenemos
a la sacarosa (el azúcar común de mesa, con la cual
se fabrican todos los productos dulces al paladar). Pero no es el
azúcar el único malo de la película. Hasta
hace unos años era comúnmente creído que la
clasificación fundamental de los glúcidos era
dividirlos en carbohidratos simples y carbohidratos complejos.
Entre los primeros están la citada sacarosa, la fructosa y
la glucosa. Los últimos son los polisacáridos,
entre los que se incluyen féculas y almidones. Se
decía que estos últimos, puesto que están
formados por una gran cantidad de los primeros y tienen que
descomponerse en azúcares simples, tenían un paso
gradual a la sangre, con lo que no provocaban esa excesiva
producción de insulina, nefasta como hemos dicho. La
realidad es bien distinta. Hay un azúcar simple, la
fructosa, que se convierte lentamente en glucosa, y no incita a
esa reacción corporal tan perjudicial. Su índice
glucémico es alrededor de 20. En cambio, las
pastas (macarrones, spaguettis, etc) están compuestas de
polisacáridos, pero su índice glucémico
ronda el valor de 70, por lo que van a perjudicarnos de la manera
en que hemos explicado.
Los carbohidratos de alto índice glucémico
tienen aún otro efecto adverso sobre el rendimiento
intelectual. Se trata de que todos nuestros procesos cerebrales
(cognitivos y emotivos) están dirigidos por unas
sustancias llamadas neurotransmisores. El organismo los produce a
partir de unos determinados aminoácidos, llamados
precursores. Los aminoácidos son los componentes de las
proteínas, el principio alimenticio encargado, entre otras
funciones, de aportar la materia prima
para construir y regenerar el organismo. Son alimentos ricos en
proteínas la leche, los
huevos, la carne y el pescado. Los productos vegetales
también aportan proteínas (algunos en cantidades
considerables, como la soja), pero estas proteínas son
incompletas porque son deficitarias en alguno de los
aminoácidos esenciales, los cuales tienen que estar
presentes todos a la vez en el momento de la absorción
para que el cuerpo vuelva a ensamblarlos, junto con los no
esenciales, que pueden no estar presentes en la comida, para
formar tejido proteico, células, etc. Es decir, todas las
proteínas vegetales tienen una cantidad muy pequeña
de alguno o algunos de los aminoácidos esenciales, con lo
cual no hay prácticamente síntesis proteica. La
opción para los vegetarianos consiste en mezclar un
alimento al que le falte un determinado aminoácido con
otro que sea una buena fuente suya, y que el primero, a su vez,
supla las deficiencias del segundo. Se trata de una tarea
difícil, y que requiere estar bien informado de la
composición de cada tipo de proteína vegetal . De
lo contrario, pueden aparecer problemas de salud y, por supuesto,
bajo rendimiento intelectual.
Paradójicamente, el triptófano,
aminoácido precursor del neurotransmisor encargado del
sueño y de la estabilidad emocional (serotonina), no
atraviesa la barrera sangre/cerebro al ingerir proteínas,
aunque esté contenido en éstas, porque siempre
llegan antes los aminoácidos precursores de los
neurotransmisores activadores (tirosina y fenilalanina) y los
aminoácidos neutros. Esto impide que el triptófano
acceda al cerebro y que se eleven significativamente nuestros
niveles de serotonina. El triptófano llega al cerebro
cuando se ingiere un alimento con una cantidad
prácticamente nula de proteínas y rico en
carbohidratos de alto índice glucémico. Así,
cuando comemos dulces, patatas, pan o pastas, si no tomamos una
cierta cantidad de proteínas, el aletargamiento
será doble: por un lado, el producido por la bajada de la
glucosa sanguína y, por otro, el provocado por el acceso
del triptófano al cerebro, ahora no dificultado por los
otros aminoácidos, que va a elevarnos significativamente
nuestro nivel de serotonina, la cual nos va a incitar a dormir, y
no a jugar al ajedrez.
Debemos indicar que el índice glucémico de
un carbohidrato se reduce al acompañarlo de otro alimento,
puesto que se retarda la absorción. Es difícil
calcular el índice de una comida compleja, pero lo dicho
anteriormente vale como esquema a seguir.
Me van a permitir hacer un comentario curioso. Los
famosos productos light, a los que se les quita casi todo su
contenido en grasa, pueden engordar más que su origen no
desgrasado, ya que el índice glucémico se eleva al
eliminar la grasa. Se produce más insulina y, por tanto,
más almacenamiento en
el tejido adiposo. No olvidemos que la grasa se almacena por la
acción de la insulina. No es la grasa la que engorda, sino
la insulina producida por los carbohidratos ingeridos. Eso
explica que nuestra sociedad esté cada día
más mentalizada en un bajo consumo de grasa y, sin
embargo, haya cada vez más obesidad.
2. Exceso de grasas en la
dieta.
Los alimentos ricos en grasa son los que más
tiempo tardan en pasar del estómago al intestino, donde
son absorbidos. Requieren de una digestión lenta, por lo
que se envía una gran cantidad de sangre a la zona
abdominal, para facilitar la tarea. Por tanto, va a llegar menos
sangre al cerebro. Al estar peor irrigado, su funcionamiento no
va a ser óptimo. Igual que en el apartado anterior, en
lugar de jugar al ajedrez, tendremos ganas de echarnos la
siesta.
3.Una dieta baja en
proteínas
Los médicos llevan décadas
diciéndonos que un exceso de proteínas es
perjudicial porque satura los riñones. Se ha venido
recomendando una ingestión de aproximadamente un 15-20% de
proteínas del total de calorías, incluso en
deportistas.
No vamos a tratar aquí, porque no es el lugar
apropiado para hacerlo, cuál debería ser el reparto
del total de calorías entre proteínas,
carbohidratos y grasas. Se trata de un tema muy debatido en
nutrición, aparte de que no me gusta hacer afirmaciones
dogmáticas sobre ningún tema, porque cada individuo
es distinto, y lo que funciona para uno, puede no servir para
otro.
Me limito a señalar que las tendencias actuales
recomiendan un reparto de un 40% para los carbohidratos, un 30%
para las proteínas, y un 30% para las grasas. Entre los
dietistas que defienden esta postura está Barry Sears,
quien describe en sus obras cómo de esta forma puede
regularse la secreción de insulina y de glucagón
(su hormona antagónica: si la insulina se encarga de
llevar la glucosa hacia los depósitos corporales, ya sea
en forma de glucógeno, ya sea en forma de grasa cuando los
depósitos están llenos, el glucagón, por su
parte, se encarga de liberar glucosa en sangre cuando se
necesita) de manera que tengamos una buena salud, un perfecto
rendimiento físico e intelectual, y evitemos la obesidad y
el exceso de insulina, causas de los males del hombre
moderno.
Lo que importa para nuestros propósitos es
consumir una cantidad suficiente de proteínas completas
para asegurarnos la producción de los neurotransmisores
activadores (dopamina y noradrenalina).
Los contenidos aquí expresados tienen un carácter puramente informativo. No
fomentamos el consumo de las sustancias aquí descritas ni
tenemos relación alguna con sus fabricantes o
distribuidores, por lo que nuestro propósito no es nunca
publicitario. No nos hacemos responsables de las consecuencias de
la toma sin control de cualquiera de los productos tratados en el
presente escrito. Antes de pensar en utilizar cualquier
sustancia, debe consultar a su médico
La información de este documento puede ser
libremente copiada, distribuida y ofrecida en forma de
publicación impresa, en web o para
descargar, de cualquier forma y en cualquier medio, total o
parcialmente, siempre que sea de manera gratuita y mencionando la
fuente (nombre del autor, tema, título y dirección de la web http://www.drogasinteligentes.com/).
Para cualquier cuestión relativa a este tema, pueden
escribir a
18. Sobre el autor
Juan Carlos Ruiz Franco cursó la carrera de
Filosofía en la Universidad
Complutense de Madrid y es
profesor de
Filosofía de Enseñanza Secundaria. Cuenta también
con los títulos de Especialista Universitario en "Ciencia,
Técnica y Sociedad" por la Facultad de Sociología de la UNED, de diplomado en
Nutrición Deportiva por varias escuelas de Educación
Física. En la actualidad estudia la licenciatura de
Psicología.
Sus aficiones son la cultura física y el ajedrez.
Es entrenador nacional de fisicoculturismo y monitor
autonómico de ajedrez, aplicando los conocimientos de
nutrición y farmacología a las actividades
físicas e intelectuales, habiendo publicado numerosos
artículos en distintos medios impresos y en portales de
Internet.
Es también webmaster y co-director del portal de
ajedrez Hechiceros del Tablero http://www.hechiceros.net
Editorial Paidotribo http://www.paidotribo.com
ha publicado su libro sobre drogas inteligentes. En la
web http://www.drogasinteligentes.com
pueden ver más información.
Para cualquier cuestión relativa al tema de esta
selección de artículos o al libro "Drogas
Inteligentes", pueden contactar en la dirección
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El autor (derecha), con Viswanathan Anand,
campeón del mundo de ajedrez año 2000
Juan Carlos Ruiz Franco