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Fernando González Ochoa




Enviado por jorzapata



    1. Tema principal
    2. Balance y
      perspectivas
    3. Otra bibliografía
      consultada

    INTRODUCCION

    Colombia es un país maleducado, el arte nos regresa
    tan solo limosnas; hacer cultura es una
    verdadera hazaña, su gente no se molesta en suspender la
    rutina para pensar y soñar, aunque unos pocos han podido y
    querido profundizar más allá.

    Con esta realidad cultural como marco, y tomando una
    posición de respeto y
    admiración, dedicaremos este espacio a el trabajo de
    un sensible artista de nuestro país.

    Sobre la Avenida el Poblado, en la entrada a Envigado,
    se halla la tradicional Otraparte, lugar donde alguna vez
    habitó el maestro Fernando González y hoy
    convertida en casa museo en su honor.

    Para quienes al leer este nombre vieron en su mente un
    gordito de gafa, presentador de televisión, que muy familiarmente llamamos
    Pacheco; les contamos que existió un homónimo que
    nació a finales del siglo XIX y murió a finales del
    siglo XX, que viajaba a pie por Colombia e
    incluso por el mundo. "El viajero que más intensamente
    viajó alrededor de si mismo". Entonces, olvidemos a
    Pacheco por hoy y ubiquémonos en este otro
    personaje.

    Escritor, filósofo, abogado, juez, cónsul;
    sin lugar a dudas un hombre
    polifacético, de un espíritu original y rebelde; el
    primer colombiano candidato a Premio Nóbel de Literatura. Hombre de
    pensamiento
    avanzado y crítico de la sociedad de su
    época.

    A continuación el lector podrá encontrar
    un breve esbozo de la vida y obra de Fernando González,
    ambas inmersas en sus propias creaciones.

    Tema
    principal:

    Escritor, filósofo y diplomático. Es llamado
    filósofo de la autenticidad. Estudió Derecho y
    Ciencias
    Políticas en la Universidad de
    Antioquia, con lo cual llegó a ser abogado y juez. Fue
    Cónsul de Colombia en Marsella, en Génova y otras
    ciudades europeas.

    Nació el 24 de abril de 1895.

    Su pensamiento se centra en el hombre
    colombiano, su personalidad,
    esfuerzo y expresión, y por ende en el hombre
    latinoamericano. Se autoproclama "el filósofo de
    Suramérica" de la
    personalidad y la expresión, entendida esta
    última como auto expresión. Afirma que la vida es
    el supremo valor del
    hombre.

    El hombre latinoamericano debe desarrollar una fuente de
    individualismo, ya que sólo estos elementos le permiten
    emerger de su situación anónima. Critica la vanidad
    latinoamericana, porque es falta de sustancias. Llama a los
    colombianos y latinoamericanos a la Egoencia o facultad de
    expresar con gran energía su personalidad.

    Mezcla entre sus obras la novela,
    el ensayo, la
    confesión y la filosofía.

    Fue nominado dos veces a Premio Nóbel de Literatura y
    admirado por autores tan importantes como Gabriela Mistral,
    Jacinto Benavente y Miguel de Unamuno.

    Vivió en Envigado, Antioquia, en una casa que llamo
    "Otraparte", hoy convertida en museo en su honor.

    Era un ser absolutamente auténtico; analizó
    despiadadamente la sociedad que le tocó vivir en las
    décadas del 30 y 40 principalmente creyendo que de esa
    manera estaba presentando un mensaje nuevo para una Colombia
    futura, para nuevas generaciones de colombianos.

    Murió el 16 de Febrero de 1964.

    La Colombia en que habitó Fernando González, se
    caracterizó por momentos cruciales como la danza de los
    millones, época en Colombia en que la deuda
    pública aumentó exageradamente, dotando al
    país de carreteras, ferrocarriles, energía, etc.;
    la masacre de las bananeras, huelgas petroleras, expansión
    de Coltejer y Fabricato dentro del "proteccionismo
    geográfico" de Antioquia, surgimiento de Medellín
    como urbe industrial; momentos donde el país se somete a
    una estructura
    socio económica profundamente entrelazada con la
    imperialista y el neocolonialismo.

    El pensamiento de Fernando González no es fácil
    de explicar. Una de sus expresiones, "ser siendo, entendiendo" es
    una clara muestra de ello,
    ya que él decía que hay que vivir en lo sencillo
    pero llevando conciencia de lo
    esencial.

    Además la obra de Fernando González es un
    ejemplo de dedicación apasionada al trabajo
    intelectual, a la noble causa del pensamiento.

    Nada de lo que escribió está desvinculado de su
    experiencia concreta de hombre. Sus libros no
    fueron "pensados" sino padecidos, nacieron como respuestas al
    deseo, por imperativos de comunicación, de objetivar sus vivencias,
    de resolver sus conflictos con
    la realidad.

    Encontraba tres factores que constituyen las determinantes de
    la existencia humana: el hambre, el miedo y el amor.

    Dentro de su concepto de
    amor dice que
    lo único que el hombre tiene es ansias de amar y que el
    hombre "amará solamente lo que él quiere".

    "El hombre se ama a sí mismo en las cosas que ama.
    Cuando amamos una mujer, amamos un
    sueño. Vamos tejiendo alrededor de ella nuestros ideales;
    todos los instintos, como arañas van tejiendo su tela,
    hasta que al fin desaparece la mujer y
    sólo queda una ilusión engañadora".

    Fernando González fue educado por padres jesuitas,
    quienes infundieron en él la importancia de lo espiritual
    en el ser. Por ejemplo, en Pensamientos de un viejo,
    entendía lo bello como el impulso hacia el bien, donde
    "nada es tan bello como Dios". Fernando cree que la vida es el
    camino hacia la intimidad, es la "disolución del alma en la
    idea de Dios o juicio supremo de la identidad".
    "No podemos vivir en lo abstracto. Por eso vino Jesucristo, en
    formas tan bellas, para que pudiéramos adorar a Dios.

    Vino para hacerse ejemplar, camino, para que viéramos,
    para que oyéramos y tocáramos la verdad"

    Con respecto a la vida terrenal, Fernando González
    afirmaba "el hombre no es obra definitiva; para mí tengo
    que es un espíritu que transita en la carne. Esto me
    contenta y me hace agradable la vida: pensar que no somos el
    cuerpo ni las pasiones, sino transeúntes que pasamos por
    una experiencia terrestre. En todo caso, cuando raramente
    encontramos un ser humano sensible a la belleza y al bien, nos
    consolamos, nos sentimos contentos de ser hombres"

    Con respecto a su filosofía, los autores dicen que
    Fernando González era y es "tan paradójico y
    contradictorio como la vida misma", que enseñaba con sus
    obras cómo revelarse de una manera adecuada y cómo
    vivir verdaderamente.

    No se podía enmarcar en una corriente filosófica
    determinada. Se acercó al existencialismo, pues siempre buscó la
    importancia de la energía vital.

    Para él, conocerse es impresionarse, a la vez que le
    veía el sentido a la vida en la rebeldía y la
    oposición. Afirmaba que todo, incluso Dios, constituye una
    sola cosa.

    Buscaba siempre la individualidad; veía en los
    latinoamericanos la raza universal, que no debía imitar a
    los extranjeros, sino ser autónoma; no debía
    avergonzarse sino enorgullecerse y creerse capaz.

    Desde su temprana adolescencia,
    "se detenía en cualquier esquina, observaba y reflexionaba
    acerca de los rutinarios hechos domésticos, apoyado, no
    sólo, en la lectura de
    las obras de los más importantes poetas y filósofos griegos y latinos, en la
    visión escéptica de Federico Nietzsche y
    Arturo Schopenhauer,
    y en rudimentos de la crítica
    de la razón práctica de Immanuel Kant, sino en sus
    propias intuiciones dignas de un inconforme suramericano que
    anhelaba construir su propia cosmovisión. Es decir, ese
    muchacho menudo, de mirada penetrante, ya poseía un
    incipiente arsenal de conceptos que empezaban a fraguar su
    particular crítica al hombre suramericano."

    En lo personal, era un
    hombre solo, sabio, silencioso, que tenía siempre la
    respuesta adecuada, ya fuera para satisfacer o para dejar
    más duda aún.

    Amó a su pueblo, queriendo también que este
    fuera mejor. Manejó un gran estilo y aún sigue
    siendo una lección para todos. Para él, la vida era
    el presente, lo cotidiano. Permaneció joven de
    espíritu, incluso al morir.

    Cuando nos referimos a Fernando González no podemos
    hablar de su vigencia sino de su presencia junto con sus obras,
    que son para aquellos que quieran encontrarse y realizarse a si
    mismos.

    BALANCE Y
    PERSPECTIVAS

    "No aspiremos a ser otros; seamos lo que somos,
    enérgicamente. Somos tan importantes como cualquiera en la
    armonía del universo. Todos
    los seres pueden ser igualmente hermosos."(Fernando
    González).

    Sin lugar a dudas, la vida y obra de Fernando González
    es compleja y polifacética, y este artículo no
    tiene pretensiones mas allá que documentar y recordar al
    maestro que incluso para muchos es desconocido.

    Una mente precoz, inquieta y andariega con afán
    observador y explorador; así se puede definir a un hombre
    sencillo, quien "disfrutaba de los oficios simples: echar
    azadón, deshierbar las matas, podar los frutales y hacer
    los menesteres en el establo. Para él en realidad no
    había oficio bajo o indigno. El bajo e indigno era el
    hombre. Decía: "cuando el hombre es honrado embellece todo
    lo que hace y en este nivel todos los hombres somos
    iguales."".

    En tiempos donde la iglesia
    católica y la religiosidad tenían un vínculo
    bien estrecho con la política y la moral,
    aparece este personaje, controvertido y creador de
    polémica. Un místico, "pese a que con frecuencia
    suelta palabras duras, frases violentas, pero lo hace no con el
    ánimo de herir o hacer daño
    sino porque también hacen parte del mismo Dios.""

    Fernando González fue un escritor sincero, que en sus
    obras plasmó la realidad en que vivió, criticando
    lo que para él era malo y exaltando lo bueno según
    su juicio, según su moral.

    "Francamente, para nada lo tuvieron en cuenta ni gobiernos ni
    prensa de su
    patria. Más bien daban la sensación de aborrecerlo
    e ingrata les era su presencia.

    Parece que tal inquina tenía sus raíces en que
    Fernando les hacía sombra. Estoy seguro de que si
    él hubiera acomodado su ingenio a cortejarlos y adularlos,
    y plegándose a tanta bajeza, revestida de oropel moderno,
    lo habrían llevado en hombros."

    "Los libros de Fernando González merecen ser estudiados
    por la juventud indo
    americana. En ellos aprenderán los jóvenes lo que
    es la verdadera historia, lo que significa
    rebeldía, audacia. Y en ellos se estimularán a
    pensar y a tener sed de justicia."
    (Velasco Ibarra).

    Era un escritor para el futuro. Pocas personas de su
    época lograron comprenderlo. Incluso el mismo
    escribió: "Esta obra esta dedicada al tiempo y a los
    lectores lejanos. Toda obra debe dedicarse al tiempo. Vosotros,
    amigos míos, al leer este amargo libro, no
    pensareis en él sino en Fernando. Mi sombra os oculta mis
    pensamientos." (Pensamientos de un viejo).

    Fue también un hombre que amó a su pueblo y
    nunca estuvo de acuerdo con su falta de originalidad y
    autenticidad. "Fundó una escuelita rural para
    enseñarnos a vivir, a ser lo que somos con orgullo, sin
    complejos europeos, sin alma ajena, sin mistificaciones. Era una
    escuelita de auto expresión latinoamericana.

    La esencia de su escuelita fue: el que no está consigo
    mismo, no está conmigo. Usó el método de
    enseñar caminando, mostrando el camino. Era un maestro
    bondadoso y terrible. Después de Jesucristo no he conocido
    otro mejor."(Gonzalo Arango).

    Entre sus obras más destacadas, se encuentran: Viaje a
    pie (1929), "una excursión del espíritu idealista,
    enamorado de la libertad a
    través de Colombia, donde la naturaleza
    posee tantos tesoros y donde la raza parece soportar el sello de
    un misticismo extraño…", cuya lectura se
    condenó como pecado; Mi Simón Bolívar
    (1930), en el que habla del libertador, a quien admiraba
    profundamente y catalogaba como uno de los pocos suramericanos no
    vanidosos; El Hermafrodita Dormido (1933), escrito durante su
    consulado en Italia, en plena
    dictadura
    fascista de Musolini; y El Remordimiento (1935), que "es el dolor
    de los instintos vencidos", según su propio autor.

    Caballeros andantes, señores de ley y justicia;
    enemigos de la mentira y la vanidad. Hace 400 años
    nació don Quijote; hace
    110 años, don Fernando.

    OTRA
    BIBLIOGRAFÍA
    CONSULTADA

    Archivos personales Carlos E. Restrepo. Carta 136f 306 de
    1922.

    Más que un nadaísta, un eternista. Juan G.
    Ortiz. El Colombiano, dominical feb 12 de 1989. p. 9.

    Fernando González en su soledad. Jorge Órdenes.
    El Colombiano, dominical jun 12 de 1983. p. 8

    Fernando González. Elkin Restrepo. El Colombiano,
    domingo feb 28 de1982. p. 8.

    El camino del amor en Fernando González. Maria Helena
    Uribe. El Mundo ago 4 de 1979. p. 12.

    La estética como ética en
    las obras de Fernando González. Luis Fernando
    Macías. Revista U de A
    N255 ene-mar, 1999. Medellín. p. 47-49.

    El derecho a no obedecer. Una tesis.
    Fernando González. Dirección de extensión cultural.
    Colección breve, vol 4. Medellín, 1989. p.
    16-27.

    A propósito de León de Greif. Fernando
    González. Agenda cultural de Medellín N001. Mayo
    1995. p. 3.

    Santander. Fernando González. Ed. Beudut.
    Medellín, mayo 1971. p. 25-31.

    A propósito de Fernando González. Hernán
    Restrepo Cardona. Arco, Revista de actualidad para los
    países bolivarianos. N127, 128. Mayo-junio, 1971. p.
    386-387.

    Viaje al retiro. Fernando González. Revista Distritos.
    Antioquia. N17, oct-dic 1969.p. 45.

    Los Negroides. Fernando González. Quinta ed.
    Medellín 1995. p. 1-103.

    Biografía de Fernando González. Fernando
    González, colección algunas verdades. Autor: Luis
    Eduardo Yepes. Primera ed. 1996. p. 113-118.

    Fernando González teólogo. Fabio Villegas
    Botero. Medellín 1995. p. 7-20.

    Fernando González y nosotros. Germán P.
    Saavedra. Medellín 1995. p. 1-117.

    Retrato vivo de Fernando González. Bernardo Salazar
    Ramírez.
    Periódico El Colombiano, suplemento
    dominical. Medellín marzo 6 de 1983. p. 10.

    Revista Antioquia. www.otraparte.org.
    Link obra.

    Fernando González visto por si mismo. Ernesto
    Ochoa Moreno. www.otraparte.org
    Link obra.

    Viaje a pie

    Gonzalez, Fernando

    Bogota : Tercer Mundo, 1967

    El hermafrodita dormido

    Gonzalez, Fernando

    Ed. Juventud, 1933

    El remordimiento

    Gonzalez, Fernando,

    Ed. U de A 4a ed. 1.994

    Don mirócletes

    Gonzalez, Fernando,

    Ed. Bedout S.A.

    2a Edición.

    Por

    Jorge Andrés Zapata Zuluaga

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