- Las ideas políticas del
siglo XX - La inevitabilidad
histórica - Dos conceptos de
libertad - John Stuart Mill y los fines de la
vida
El concepto de
libertad ha sufrido cambios importantes en la historia política
contemporánea. Varias corrientes filosóficas han
influido para que las interpretaciones de la libertad sean
variadas tanto como formas de
gobierno existan, cuando por razones de pensamiento
racional sólo debería ser una. El determinismo
como comprensión de causas y efectos ha sido la principal
influencia para esta nueva interpretación de la libertad.
Después la historia, plagada de juicios de valor que nos
dan una interpretación parcial de los hechos; la
importancia de esta situación es vital para el buen
entendimiento y comprensión global del desarrollo
político mundial, sobre todo a través de juicios
morales. Enseguida, la atención puesta sobre los conceptos de
libertad positiva y libertad negativa que vienen a reformar
–o deformar- toda la interpretación de las luchas
sociales por conquistar su libertad por medio de guerras de
independencia.
Por ultimo el monismo, entendida como la unidad o armonía
en los fines humanos dentro de un contexto mundial
económico que nos permite llegar a tal fin. Berlin
califica al determinismo como una propuesta inconclusa y por lo
tanto inoperante. Este concepto lleva intrínseco el libre
albedrío del pensamiento
del hombre, el
cual estará predeterminado por el status social en el que
se encuentre. La historia nos ha enseñado que está
escrita por los vencedores –quizá la única
historia de los vencidos sea la de Miguel León
Portilla– y su contenido es aquel que deseaban que nos
llegase, por lo tanto si atendemos a esta situación que
también puede considerarse como determinismo, puesto que
influye en la redacción de la historia, veremos que
sólo hemos estudiado parcialidades y quizá los
hechos relevantes o en su caso determinantes, han sido relegados
por los escritores. Pero el determinismo tiene un carácter objetivo ya
que priva de valores
superficiales y expresiones de moral a la
historia, lo que nos impide caer en fatalismos y triunfalismos
utópicos. En sí, el determinismo crea lo que
actualmente conocemos como efecto dominó, puesto
que una razón nos lleva inevitablemente a otra pasando por
cuestiones sociales, económicas, políticas,
raciales, étnicas, religiosas y hasta familiares o
sexuales.
"Los juicios de valor son elogios o condenas de los
actos o caracteres de los hombres que han muerto." Estos
juicios tienen por supuesto un interés y
por lo tanto un objetivo. Si calificamos los hechos a
través de un conocimiento
parcial de la historia, solo podremos hacer aseveraciones
parciales que pueden ser fácilmente debatidas por alguien
que tenga un conocimiento más completo de los hechos. Si
podemos aplicar el determinismo objetivamente, los méritos
de los hombres de la historia quedarán fuera de
reconocimiento y veremos que sus cualidades bien pudieron ser
producto de
circunstancias fuera de su capacidad. Las calificaciones del
hombre sobre la historia nos dejan ver que las decisiones
tomadas, ¿buenas o malas para quien?, pudieron haber sido
de otra forma, sin embargo, el determinismo permite analizar
estas decisiones y concluir que no pudieron haber sido de otra
forma, aunque el razonamiento nos indique lo contrario. La
calificación universal quizá nunca llegará
puesto que el ser humano siempre tendrá intereses
colectivos que por una parte provocan y por otra limitan hechos
con el fin de cumplir sus objetivos.
Entonces el grado de culpabilidad
no tiene sustento racional, ya que tanto podemos calificar como
culpa de hecho o culpa de intención algo que no pudo haber
sido de otra forma.
Tomando en cuenta las disposiciones del determinismo,
encontramos que la justicia es
considerada como tal cuando el colectivo opina que se ha actuado
en pro de la misma, ¿pero cual es el valor cuando la
justicia se aplica unilateralmente atendiendo a juicios de
individuos que la aplican para terminar con sus opositores?
Cuando el determinismo sea el método
para comprender la justicia, los procesos de
administración de justicia deberán
ser examinados en sus principios
fundamentales de derecho y aquellos que se encargan de impartir
la justicia quedarán fuera de todo concepto de legalidad. La
conducta humana
nunca ha sido regida por el principio de una justicia equitativa,
además de estar condicionada por supersticiones e
intereses que manipulan la convivencia y hacen actuar al hombre
como un mero objeto de explotación. Se puede evaluar la
conducta humana,
pero muy difícilmente puede ser cuantificable. El hecho de
considerar la libertad como el valor más alto del ser
humano no indica que tenga que ser libre por derecho, sino que
esa libertad le puede ser negada y por tanto, el ser humano
podrá ser objeto de injusticias de las que un hombre libre
está protegido. Esta libertad por derecho tiene por
objetivo encontrar la verdad con un pensamiento igualmente libre.
Pero estamos hablando de una libertad de actos que puede ser
impedida. Pero el pensamiento no puedes limitarlo. Si Espartaco
hubiera pensado al igual que sus actos de esclavo, la revolución
de esclavos griega nunca habría tenido lugar y la historia
nuevamente la estaríamos rescribiendo. Pero nadie nos
garantiza que la verdad resulte interesante, por el contrario
puede ser tan tediosa como el tratar de encontrarla.
La libertad tiene una herramienta aún más
eficaz que el concepto. El lenguaje
resulta vital cuando la libertad es insuficiente.
Lamentablemente, la historia no la escriben hombres libres. Su
pensamiento se encuentra sometido por prejuicios y tendencias que
limitan su explicación cuando se trata de relatar hechos
realizados por individuos con un gran poder
político, económico o militar, lo cual les hace
justificable sus actos.
En esta redacción de la historia entran los
conceptos de libertad positiva y libertad negativa. La libertad
positiva es permitir al redactor que escriba la historia fuera de
toda influencia, es decir, no obstaculizar su relato de los
hechos. En el caso de la libertad negativa, puede que no tenga
obstáculos para su proyecto, pero se
le limitan los deseos de escribir objetivamente. Pero
¿quién es más libre, aquel que vive en una
falacia de satisfacciones sin desear más o aquel que
conoce sus carencias y busca cubrirlas? El Dr. José
María Luis Mora escribió:
…"el hombre
aumenta su libertad no cuando domina más, sino cuando es
menos dominado"…
Pero como lograr esta propuesta en nuestra sociedad
contemporánea, cuando estamos dominados por un
sistema
económico que provoca dependencia y sometimiento. La
libertad entonces se encuentra determinada de una forma negativa,
donde la justicia se encuentra disponible para aquel que puede
pagar el proceso que
implica y que puede disfrutar de una libertad positiva. Vemos
entonces que hasta la libertad se ha sometido al proceso
globalizador y su método de aplicación que podemos
resumirlo así:
La libertad positiva se encuentra en función de
las características del individuo que
puede explotar plenamente y los medios de los
que dispone; la libertad negativa esta determinada por los medios
que son puestos a disposición del individuo y su capacidad
de aprovecharlos está determinada igualmente por los
medios con que cuente para ello.
Como mencionamos en párrafos anteriores, la
libertad debe ser una sola atendiendo al pensamiento del hombre
en sociedad. Sin embargo las condiciones prevalecientes para
llevarla a cabo son las que han cambiado su
interpretación, aplicación e incluso, su forma de
permanencia. Aquí entra otro concepto que se ha
identificado con libertad pero del cual tan solo lo mencionaremos
y nos ocuparemos de éste más tarde, la
democracia que se ha identificado como paralelismo de la
libertad, NADA MÁS FALSO.
LAS
IDEAS POLÍTICAS DEL SIGLO XX
Hemos identificado como métodos
las formas ordenadas de investigación. Pero en sí es el
pensamiento el que se está ordenando desde el
individualismo humanitario y el nacionalismo
romántico del siglo XIX. Este pensamiento dio lugar a dos
grandes corrientes de pensamiento filosófico. El
pensamiento socialista que establecía que sin un control de los
recursos
económicos ningún compromiso intelectual es
suficiente, que se tradujo en un pensamiento conservador de los
valores
morales que supuestamente llevarían a la sociedad al
monismo tal y como lo expone Berlin en su introducción. Prevalecería el peso
de las instituciones
contra la injusticia y el caos causados por el anarquismo y el
pensamiento liberal; el conservadurismo entonces propone una
libertad negativa. Los liberales por supuesto que
defendían la libertad de pensamiento, de competencia y
desarrollo que serían la base para un desarrollo
económico cuyo resultado es la modernización de
los medios de producción y con ello el desarrollo del
conocimiento
científico. Pero dentro de estas propuestas, la
participación del individuo en ambos sistemas resulta
ser el factor determinante para su realización.
Desde el siglo XIX tenemos esta disyuntiva y hasta el día
de hoy no podemos encausar un resultado que sea positivo
universalmente.
Los cambios en el pensamiento han provocado crisis
políticas lo cual hace entendible pero no justificable sus
consecuencias. Ante estas crisis, las organizaciones
alternas han surgido como opciones de control social antes de que
vengan las revoluciones que tienen el mismo origen, la
búsqueda de la libertad. La ruptura entre el cambio y el
cambio violento se presentó con la revolución
francesa, icono de libertad de actos y pensamiento. De
ahí han surgido las filosofías que dieron lugar a
los Estados políticos como los conocemos en la actualidad
y después los grandes sistemas de gobierno en los
que se dividió el mundo en el siglo XX. Estos cambios
dieron origen a la creación de instituciones que regularan
la convivencia entre Estados después de la crisis
política de 1945. El entendimiento de que el ser humano se
encontraba sujeto en su desarrollo a factores más
complejos que requerían de algo más que una
institución para comprenderlos, fue el factor que
permitió la modernización política por medio
de la cual la sociedad tomó el poder a través de
métodos económicos superando al Estado,
creando una organización paralela.
Tanto conservadores como liberales impusieron su
filosofía en el ámbito de competencia a
través del siglo XX. La transformación de la
historia dentro de un mundo bipolar llevó al máximo
la creación de métodos tanto de defensa como de
ofensiva. El monismo de Berlin quedaba por completo a la deriva
en un contexto mundial que no permitiría ningún
cambio durante 45 años.
Para el análisis marxista, el futuro solo
podía ser afrontado y enfrentado por el proletariado, que
era la clase
destinada para dominar puesto que era la dueña de la
fuerza
productiva minimizando el poder del capital
productivo y el desarrollo tecnológico. Pero la
instauración del pensamiento marxista se dio en una arena
política de gran extensión geográfica. Como
establecer un control sobre ciudadanos tan distantes que apenas y
conocían a sus vecinos, menos conocían a sus
lideres. La opción fue el control militar sobre la educación y el
desarrollo económico que implicaba por supuesto la
limitación y sometimiento del pensamiento en una libertad
negativa, ya que no se contaban con los recursos para satisfacer
la gran demanda de la
población que según Lenin, se
encontraba en la situación que Aristóteles predetermino:
…"un gran numero de hombres eran esclavos por
naturaleza y
cuando se les liberaba de sus cadenas no poseían los
recursos morales e intelectuales
para afrontar la perspectiva de la responsabilidad"…
Entonces la libertad no puede ser total, ya que el
hombre es malo por naturaleza y sus actos siempre
serán en perjuicio de él mismo. Necesita por fuerza
de un órgano rector y limitante de los deseos naturales.
Se planteaba la gran divergencia entre la libertad del individuo
y la necesidad de orden que fue la justificación perfecta
para que la democracia se
instaurara como respuesta universal. Dentro de este pensamiento
democrático, se incluyó la preocupación por
las cuestiones generales que al no tener un objetivo prioritario
individual, no representaban interés alguno y sin embargo,
afectaban la convivencia social por lo cual debían ser
sino eliminadas, sí limitadas.
Es pertinente hacer una aclaración. El
pensamiento conservador impide el desarrollo intelectual como
sinónimo de armonía. No fue gratuito que nos
pasáramos casi 300 años en el oscurantismo ya que
la ignorancia inhibe la ambición. En los párrafos
anteriores no hemos pretendido identificar al sistema Leninista
con un pensamiento conservador, aunque sus similitudes sean
grandes y constantes. La característica común en
ambos, es que la libertad se basó en un control
férreo de la ideología y la filosofía social,
dentro de un Estado centralista que pretendía llevar a la
práctica las propuestas marxistas en una sociedad que no
tenía las bases suficientes y tampoco eficientes para tal
fin, que obligaban a la eliminación de todo aquel
pensamiento que representara un cambio o amenaza para el sistema
central. Sin embargo, el desarrollo científico y
tecnológico de la antigua Rusia no se
limitó. Su posición como líder
político y militar no le permitía rezagarse en la
carrera armamentista cuando la exploración y potencial
explotación el espacio exterior representaba la
supremacía en todos sus ámbitos.
Pasemos ahora al pensamiento netamente liberal de los
Estados Unidos, que ahora corren el riesgo de que esa
total libertad se convierta en una amenaza anarquista por el
poder económico que ha alcanzado. El pensamiento
utilitarista tiene como principal objetivo la seguridad, tanto
de personas como de bienes e
intereses sin importar la pérdida parcial de la libertad
reduciendo el horizonte de ambiciones. Básicamente,
ésta es la fundamentación por la cual se
creó la Liga de las Naciones y su consecuencia que es la
O.N.U. para legitimar los valores
considerados como justificables en función de una
interpretación histórica que deseaba implantar el
capitalismo
como forma de producción universal. Saint-Simon
decía que "el gobierno de los hombres será
sustituido por la administración de las cosas". Esto,
aunado a la justificación de la O.N.U. como monopolio de
los Estados Unidos
necesitó de un orden inquebrantable para adaptar al ser
humano a las nuevas fuerzas de lealtad y sentimientos
nacionalistas. El sistema capitalista amplía el margen de
comercio y a
su vez, reduce el miedo que representa la libertad de
elección del ser humano ya que la amplitud de opciones de
adquisición de un bien o un servicio es
garantía de integración y pertenencia a un grupo social
determinado.
Pero cuando el poder político resulta
insoportable, cuando reduce al mínimo las libertades
individuales, el hombre tiende a buscar refugio en otra fortaleza
que represente oposición hacia el Estado y en todo caso y
es el peor, se encuentra la iglesia como
alternativa de reencuentro y reconocimiento tanto individual y
colectivo. Creamos así el pensamiento utilitarista que no
representa sumisión, sino aceptación de una
autoridad que
nos garantiza orden y bienestar general sacrificando una parte de
nuestra propia libertad.
El pensamiento de Comte representa la ruptura entre la
razón y el miedo. La posibilidad de que al ser humano se
le pudiera estudiar al igual que a los animales creaba
una oposición de facto que impedía el desarrollo
del conocimiento sociológico, que hasta la fecha es la
herramienta sino perfecta, sí la mas útil para
conocer al hombre en sociedad. De esta forma se podría
estandarizar la verdad en lo que se refiere al desarrollo
humano y salir del teologismo oscurantista que tan solo
creaba mitos como
forma de dominación. El hecho de que se puedan establecer
leyes en el
proceso histórico de las sociedades es
un éxito
de las ciencias
naturales y del método
científico. Esto ha afectado además de las
ciencias
naturales a las ciencias
sociales y sus aspectos políticos, ya que el
determinismo postula que el ser humano es producto de su entorno
natural, biológico, político, social,
económico, religioso y racial. Por lo tanto, la historia
tiene una nueva interpretación por considerar como es que
el ser humano ha aprovechado su posición de animal
dominante y como es que ha logrado permanecer en ese lugar,
paralelamente de los cambios que ocasiona a su ecosistema. De
todos estos cambios, el producto es la civilización
comprendida como la convivencia de todas las ideologías y
razas existentes. Pero la civilización es más que
la simple convivencia social. Implica el
conocimiento de individuos, grupos, castas,
culturas y modelos
sociales que nos permitan clasificar y explicar las causas del
comportamiento
humano, además de proyectar las posibles
características históricas que afectarán a
la sociedad. La vida que deseamos predeterminar está
formada por elementos naturales que determinan los pensamientos
de los grupos sociales y estos a su vez, aprovechan al
máximo los elementos a su disposición para llevar a
cabo la característica fundamental del ser humano, que es
la de modificar su entorno permanentemente y que lo hace
diferente de los demás seres vivos. Para Marx, los hombres
actúan obligados por su "evolución de clase", pero está
evolución está predeterminada por las condiciones
naturales en las que se desarrolla, por lo tanto Marx nos
presenta un pensamiento tan absorto que no pudo ver el
determinismo que enunciaba Comte y que representaba la
condición inicial del pensamiento. Pero el ser humano
será siempre un ser temeroso. Tanto de lo que desconoce
como de lo que conoce y puede predecir sus consecuencias.
Por ello es que el hombre a creado a su alrededor
múltiples utopías que le sirven de diversión
o aletargamiento, para enfrentar después los hechos para
los que no tiene solución.
¿Por qué el ser humano ha de crearse
fantasías a su alrededor? Los juicios que aplicamos a
nuestros actos y a los actos de otros están condicionados
por el lugar que ocupamos dentro del status social. Que tanto
poder de decisión tenemos y cuál es nuestro lugar
en la escalera productiva. Alabamos a todo aquello que concuerda
con nuestros intereses, pero condenamos lo que interfiere con la
realización de los mismos. Entonces le libertad es
calificada de positiva o negativa, según se presenta para
permitir o impedir la realización de nuestros deseos, es
decir, con nuestra naturaleza. El pensamiento del hombre
entonces, será razonable cuando la libertad sea negativa,
puesto que debemos atender al interés y bienestar
común por encima del bienestar individual. Después
será racional, cuando la libertad sea positiva y podamos
culminar la realización de nuestros objetivos. Pero si los
medios para llevar a cabo cualquiera que sea la actividad y la
libertad que en ese momento domine, están regidos por las
características de nuestro entorno y ello determina las
condiciones y capacidades del hombre, ¿no volvemos de
nuevo al determinismo y la teoría
de Saint-Simon de que "el gobierno de los hombres será
sustituido por la
administración de las cosas" y por lo tanto, la
administración de los recursos
naturales superará los deseos del hombre y sus
utopías? La
organización de nuestras vidas lleva en algún
sentido la restricción de la libertad, que estará
sometida a la disposición de los recursos naturales
necesarios para nuestra subsistencia y que determinarán el
curso de la historia que ha pasado por varios
estadios.
El primer razonamiento del hombre fue teológico.
La animación de objetos seguía el propósito
de que cada una de ella tenía una finalidad dentro de la
vida del ser humano y dado que no se podía explicar la
naturaleza de este hecho, se recurrió a una
explicación que no tenia fundamentación ni
razonamiento científico. Por lo tanto, la
cosmología y la pretendida explicación y
justificación de la historia se convirtió en
ley y verdad y
todo fue explicable puesto que nuestra inteligencia
era demasiado débil, entonces la primera limitación
de la libertad fue sobre el pensamiento. Ningún esfuerzo
podía superar la veracidad del razonamiento
teológico aunque no tuviera probidad científica.
Cualquier cosa era inconcebible fuera de este razonamiento, por
lo que la ceguera científica desarrolló una
historia parcial. La inevitabilidad de la historia recae de facto
en los sucesos y leyes naturales que provocaron leyes de
jure para legitimar la dominación y limitación
del pensamiento.
Pero el conocimiento científico ¿libera o
limita el pensamiento? Ante la falta de pruebas que
confirmen el conocimiento, el pensamiento es tan libre de
encontrar respuestas empíricas y metafísicas, pero
cuando las pruebas del conocimiento científico se hacen
leyes, el pensamiento se limita a esas leyes. Esto impide la
creación de utopías que hacen del conocimiento un
ejercicio sin orden. Las leyes que en verdad rigen el desarrollo
del mundo siempre superarán las utopías, sin
importar cuanto tiempo se
lleven en hacerlo. Esto lo establece Marx y Engels cuando
determinaron que el desarrollo del ser humano depende tanto de
las causas naturales como de la convergencia de las mismas. Y si
estas causas no fueran suficientes, el hombre en su afán
de transformar su entorno, provocará la convergencia de
todas las fuerzas necesarias para lograr su fin. Marx identifica
al ser humano como un animal estúpido que en el inicio de
su existencia el propio equilibrio
impide su desarrollo intelectual. Pero el hombre es necio, su
deseo de dominar los fenómenos lo lleva a la
liberación del pensamiento sobre el conocimiento
científico aceptado, lo cual provoca un desequilibrio en
su entorno así como en su vida. La modificación de
los valores morales y sociales conlleva también un cambio
en las instituciones y la estructura
social que no deben culpar ni elogiar los actos del ser
humano, sino atender estos cambios. En sí lo que provoca y
provocará los cambios en la vida del ser humano es la
curiosidad de él mismo por su vida y capacidades de
alterar el entorno natural, ocasionando una
autoeliminación por la competencia con los otros grupos
sociales. Aceptable o no, el determinismo es el inicio del
estudio de las causas que provocan cambios en el orden natural y
nos permite ver con mayor claridad el por qué de las
decisiones humanas y que son la causa del desarrollo
histórico del hombre. Si la libertad es en verdad
necesaria, entonces todas las filosofías que ha defendido
el ser humano pueden ser idealistas ya que el pensamiento siempre
ha luchado por la libertad del individuo y esta libertad ahora es
cuestionada como fundamento filosófico, debido a todas las
condiciones que determinan la amplitud de pensamiento.
Saint-Simon determina que cuando el proceso
económico lleve al ser humano a dar prioridad a los bienes
sobre las personas, iniciarán las complicaciones por los
medios en los que se ha de basar esta nueva forma de orden. Marx
retoma esta teoría y establece que la verdadera historia
de la humanidad empezará cuando exista una perfecta
armonía social que bien puede ser una utopía. Por
esto no podemos ni siquiera considerar como factible, que el
pensamiento político quede supeditado por conceptos fijos
y modelos abstractos ya que quedaríamos impedidos para
hacer análisis propositivos que desarrollen un
conocimiento entendible para todos.
¿Pero la libertad obstruye o permite el
pensamiento?. Si hablamos de una libertad de conocimiento,
podemos decir que lo limita al determinar las causas por lo que
no permite la especulación. A su vez, provoca el
interés por posibles aplicaciones que darán origen
a nuevos conocimientos, por lo que caemos en un proceso de
origen-causa-consecuencia que parece interminable. Pero si
nuestro tema es una libertad política, éste
pensamiento siempre estará cuestionado por las condiciones
en las cuales el ser humano se encuentre en sociedad.
Estará influenciado por la ambición, los deseos
individuales, la coacción de la pérdida de la
libertad individual para ganar una libertad colectiva ya que el
ser humano siempre necesitará de la convivencia con otros
seres y por lo tanto, será un ser político que
tendrá que acatar las normas de orden
así como respetar las libertades de su grupo que
representan la opresión de las libertades propias. Pero
esta coacción y opresión no son del todo lesivas
para el individuo. Al acatar las normas de orden tiene el derecho
a que los otros miembros del grupo respeten por igual sus deseos
y libertades, garantizando así una sana convivencia en un
mundo dentro del cual la armonía es cada vez más
débil por lo cual se deben crear valores morales y
sociales que den al grupo la sensación de pertenencia y
justicia ya que la libertad no es el primer deseo ni tampoco la
primera frustración del hombre.
Antes que tener libertad de acción
o de pensamiento, debemos tener libertad para proveernos de los
satisfactores mínimos que las condiciones
geográficas nos obliguen –volvemos de nuevo al
determinismo biológico como factor de desarrollo- o en su
caso, contar con los medios adecuados para lograr tal fin,
relegando la libertad individual. Éste es un principio
básico de toda norma social. Si yo pierdo mi libertad por
respetar los intereses del grupo y ello representa que no puedo
realizar acciones
determinadas para acercarme los satisfactores mínimos ya
que afectaría los intereses y el bienestar de los otros,
los valores morales, la organización y la justicia son los
recursos por los cuales el grupo mismo crea los medios para que
estas tres características surjan como alternativa para
allegar estos satisfactores.
Hobbes defendía la creación de
salvaguardias para mantener a los individuos en orden bajo
un poder central, lo que ahora podemos identificar como
instituciones. No podemos ceder la libertad totalmente, pero
tampoco podemos ser libres totalmente. Aquí tenemos otra
interpretación de libertad que se aplica tanto a la
intención como al hecho. El amenazar con RESTRINGIR
COMPLETAMENTE la libertad del individuo si no acata las normas
por las cuales se garantiza la libertad colectiva, es una forma
de coacción y opresión física y ya no de
pensamiento ni de convivencia. Entonces seremos libres en la
medida en que seamos esclavos de las leyes y retornamos al
análisis de la libertad positiva y la libertad negativa.
Para legitimar la coacción y la opresión, se tuvo
que inventar algo que se llama DEMOCRACIA y que se ha medido como
sinónimo de libertad, siendo que limita por igual las
acciones del individuo restringiendo sus deseos personales al
sometimiento de un orden colectivo. Es diferente aceptar a
coacción reconociendo que es por bien propio a reconocerla
como libertad limitativa y facultativa para mis
deseos.
Pero vayamos a la libertad filosófica del
individuo. Representa el conocimiento de mis capacidades, el
control de mis deseos y la dominación de mis
insatisfacciones. En la medida en que pueda tener un pensamiento
racional sobre estas tres cuestiones que todo ser humano tiene,
podré pensar más libremente, actuar más
libremente y por consecuencia, mi persona
será más libre. Lo decimos muy fácilmente,
pero el conocernos es una de las tareas más complicadas
que existen. La esencia del hombre consiste en ser
autónomo y eso es lo que complica la existencia y sin
embargo la enriquece. La autonomía de pensamiento nos
guía a la autonomía de acción y
sucesivamente la armonía tan buscada por Saint-Simon y
Marx podrá llegar, aunque la historia nos dice que
será fácilmente destruida por el mismo deseo de
libertad del hombre cuya naturaleza lo lleva a no aceptar las
normas de control y ver a sus semejantes como meros objetos de
utilidad y no
de desarrollo.
En el orden social, tenemos la injusticia de que algunos
individuos tienen que hacer algo que no quieren o que no les
gusta o que simplemente no están de acuerdo con ello,
debido a que la falsedad disfrazada de democracia impone reglas
en ocasiones parciales, por las cuales el individuo se encuentra
limitado en opciones políticas, siendo que por naturaleza
es un animal político, se les restringe en su acto
natural. La frontera entre
derechos y
responsabilidades queda sustituida por las pasiones del individuo
que rompen con el orden establecido, deformando tanto el
pensamiento razonable como el racional en la
interpretación personal de
libertad.
La libertad de pensamiento político y racional
siempre ocasionará un desorden cívico, debido a
la necesidad natural de integración y pertenencia que no
siempre le dará al individuo lo que el reclama. Puede ser
que tenga libertad de intención y de acción por lo
que la opresión y la coacción no serán
palpables, pero el individuo necesita del reconocimiento de la
sociedad y la libertad no le es suficiente. Aquí es cuando
el individuo crea el desorden para fabricar la atención de
la sociedad hacia él, aunque ello le cueste la libertad de
acción y convivencia. Una de las complicaciones en la
comprensión del termino de libertad, es el lenguaje que
en un principio sirve de herramienta cuando la libertad es
insuficiente. El lenguaje debe ser simple, claro y
específico para que los conceptos no sufran deformaciones
en la interpretación y tampoco en los actos. Los grupos
deben tener el mismo concepto para que el orden sea más
fácil y la libertad individual permita la
participación de todos los miembros.
Pasemos ahora a otra libertad. Cuando se nos limita de
un grupo social perdemos la libertad de convivencia y pertenencia
debiéndonos adecuar a las posibilidades de integrarnos a
otro grupo. Cuando se nos castiga por violaciones a las normas de
conducta, se limita nuestra libertad de acción pero lo
aceptamos por que sabemos que agredimos el orden social. Nuestro
reconocimiento y aceptación de las normas que nos rigen
hacen igualmente aceptable el castigo correspondiente. Pero
cuando somos castigados por nuestra propia familia, nuestros
seres más cercanos, somos limitados en nuestra libertad de
afecto que es un sentimiento universalmente reconocido como valor
moral.
Es por ésta razón que los monarcas han
afianzado los lazos afectivos con sus dominados, para que la
libertad sea un valor moral con una aceptación
jurídica de los actos del monarca, justificando así
en el bien común y el beneficio social su desempeño político. La libertad
entonces estará medida en función del afecto que la
gente tenga por quien los gobierna ya que los derechos y no el
poder podrán ser defendidos como valores. Pero no existe
una forma universal de lograr todos los anhelos del individuo. Es
más, no existe un método por el cual controlar a la
sociedad ni siquiera a través de instituciones que
restrinjan completamente a los individuos de su libertad de
acción, convivencia y afecto, es decir, los órganos
de represión. Fidel Velásquez
decía:
…"no importa que me odien, pero que me
teman"…
Esta filosofía del poder es más
fácil de ejercer puesto que no es necesario dotar a la
población de los satisfactores que requiere. Por el
contrario, es más fácil retirarles sus anhelos y
limitarles sus libertades de pensamiento. La aversión
hacia el gobernante puede acrecentarse más rápido
que el afecto. Sin embargo, si no se lleva un control de los
afectos y las aversiones, los desenlaces son tan predecibles como
nos lo ha enseñado la historia.
John
Stuart Mill y los fines de la vida
La libertad y la diversidad de pensamientos han creado
sociedades tan complejas que la convivencia tuvo que hacerse en
términos en algunas ocasiones muy estrictas y en otras
demasiado libres. En ambos casos, la tolerancia es un
nuevo factor de convivencia y equilibrio. Los valores personales
se establecieron como normas de orden dentro de un contexto
social en el que imperaba la comprensión y la libertad de
pensamiento y acción, supeditadas a un gobierno con
fuerzas de represión profesionales. Solo así puede
ser posible la tolerancia en una diversidad racial y
étnica tan grande. Los grandes centros humanos se
establecieron en sectores raciales después de la segunda
guerra
mundial. La creación de Estados dentro de otros
Estados propició las condiciones –otra vez el
determinismo- bajo las que la segregación racial,
política y religiosa que antes de la guerra se
mantenían estables, terminaran por crear conflictos que
llevarían a la desintegración de Estados enteros.
De nueva cuenta, la tolerancia operó como medio de
conciliación, aunque la división por la libertad de
pensamiento y de acción no pudo evitarse.
La diversidad provoca riqueza y por lo tanto, la vida
del hombre podrá ser más placentera ya que la
monotonía tiene la cualidad de hastiar hasta a las
personas más pasivas. Entramos en una disyuntiva
filosófica ya que el pensamiento por principio siempre
será individual, lo que complica la realización de
una proyección global. Mill siempre defendió el
pensamiento individual y racional sobre el pensamiento colectivo
y razonable. Igualmente defendía la instrucción
escolar como la forma más libre de pensamiento y
sería entonces una libertad transformada en un medio y no
se consideraría más como un fin. En un pensamiento
romántico, se quitaría el pensamiento utilitarista
de las capacidades del individuo para tomar un pensamiento
humanista y llevarlo a expresiones filantrópicas como en
el Renacimiento,
donde el hombre era el sujeto y objeto de la literatura, pintura,
escultura y en fin de todo aquello que representara
evolución.
Comparativamente, las sociedades contemporáneas
han suplantado el interés por el desarrollo humano con el
desarrollo económico. Este es un fenómeno palpable
en todos los aspectos de la vida y del cual, no podemos evadir
hacer mención como causa de desorden, injusticia y
pérdida de valores. Las sociedades se han transformado en
centros de trabajo, pero
no de crecimiento. ¿Cómo recuperar entonces todo el
valor moral, de justicia y familiar en un entorno de
desvalorización? ¿Quizá tolerar algún
desacuerdo significa acreditación hacia el mismo? Las
libertades son tan variadas en su interpretación, que la
disyuntiva del ser humano en cuanto a considerar lo justo y lo
moral queda en un margen tan pequeño que las sociedades se
están convirtiendo en una congregación de
pensamientos mediocres, que no buscan una finalidad como objetivo
en la vida sino que se satisfacen con la llana supervivencia
diaria. También la restricción de las libertades de
convivencia, pertenencia y afecto se ha vuelto más grande
en la medida que lo justo y lo moral se vuelven más
pequeños. Retomando el determinismo, vemos que la
explotación de la naturaleza crea vacíos que pueden
provocar dos cosas. La primera, una necesidad de satisfactores
alternos a los naturales que si bien se podría pensar que
se limitaría el pensamiento ante la carencia de recursos,
lo que se logra es ampliar el pensamiento para buscar opciones.
La segunda es una guerra fratricida por el control de los
remanentes naturales –en especial de los hidrocarburos–
lo que implica la devastación de Estados enteros, la
restricción total de libertades, la dominación de
regiones enteras por parte de las potencias dominantes y el
retorno al pensamiento utilitarista con la consecuente
pérdida total de justicia y equidad. Mill
establece que si no hubiera disidentes, tendríamos la
necesidad de crear argumentos contra nosotros mismos. Esto es
cierto parcialmente, ya que el afán de sobrevivencia lleva
implícita la teoría del caos, que determina que el
orden lleva al desorden y viceversa. Es decir, la convivencia
humana, la libertad y diversidad de pensamiento son elementos
naturales por medio de los cuales se distinguen rasgos
físicos, étnicos y religiosos. Como consecuencia
tendremos la diversidad obligada y por tanto los conflictos que
el manejo de recursos y ambición del ser humano provoca.
Esto es el orden que provoca un desorden. Pero enseguida, ante la
carencia de recursos, el ser humano se verá orillado a
conciliar estas diferencias que dan riqueza a la vida, para
establecer un orden que permita aprovechar al máximo la
escasez. Viene
entonces el orden producto del desorden y la historia nos repite
incansablemente esta lección sin que hasta la fecha,
parece que la hayamos aprendido. Como vemos, no es obligada la
necesidad de crear argumentos en contra de nosotros mismos. Las
condiciones naturales de convivencia, las pasiones naturales de
dominación y las incongruencias entre pensamientos y actos
llevan al ser humano a llevar la vida social más
complicada que se puede encontrar en el reino animal.
El análisis de Mill no radica en el utilitarismo
ni el determinismo, sino la capacidad del ser humano de calificar
lo que es bueno y lo que es malo de acuerdo a una
específica filosofía, por lo que Mill no identifica
una meta o un ideal único del pensamiento humano, por lo
tanto podemos decir que la libertad del individuo no es aquella
que le permite vivir como él quiere, ni tampoco la que le
deja vivir como le permiten sus recursos, sino la coherencia
entre sus deseos, sus actos y sus objetivos.
JULIO CÉSAR GARCÍA RAMÍREZ
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE
MÉXICO
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y
SOCIALES
SISTEMA DE UNIVERSIDAD
ABIERTA
FILOSOFÍA Y TEORÍA POLÍTICA
CONTEMPORÁNEA