- Niña
Venezuela - ¿Y las pataletas por
qué? - Y la niña
Venezuela se rebeló - Castigos y
Regaños - Papá levantó el
castigo - ¿Cómo funcionaron
los Cañones de Paz? - Y la niña
Venezuela crece…
En una exposición
de la cátedra de Historia
Contemporánea de Venezuela,
surgió una frase muy metafórica por parte de la
ponente, Victoria De Bango, que describe de manera casi perfecta
la situación y características de nuestro
país durante toda su historia republicana, desde la
formación y disolución de la Gran Colombia hasta
nuestros días. Esta metáfora compara a Venezuela
con una niña que se va desarrollando con las
características propias del desarrollo
humano: niñez, adolescencia,
juventud,
adultez… y cada etapa corresponde a una de nuestra vida
política,
económica y social.
La niña Venezuela nació en 1830, sus
padres fueron Simón Bolívar,
José Antonio Páez junto a otros próceres que
luego de años de batalla y guerra a
muerte
lograron fundar la República de la Nueva Granada, que
luego de los movimientos separatistas impulsados por Páez
se divide, quedando la República de Venezuela fundada en
los territorios otrora pertenecientes a la Capitanía
General de Venezuela, colonia del reino de España.
La pequeña Venecia, como la bautizaron sus
descubridores, fue siempre muy inquieta, sus años de
gestación estuvieron signados por el enfrentamiento entre
sus padres; su fundación y primeros años de vida,
estuvieron llenos de rebeldía e insurrecciones, lo que
obligó a sus papás de turno a ejercer cierto
carácter para evitar que su niña se
"descarriara".
A lo largo del siglo XIX y con el episodio del caudillismo en
pleno apogeo, la niña Venezuela no dejaba de estar
sometida por el carácter de sus padres, que iban en
aumento y que se disputaban el derecho a la "guardia custodia"
con muy pocos argumentos de carácter social y muchos
más de carácter político. Venezuela,
aún de muy corta edad, entendía poco o nada sobre
la actitud de sus
patriarcas. Ella solo quería crecer y disfrutar de la
libertad que había ganado hacía poco,
aún sin entender mucho el significado de esa palabra, pero
la había escuchado tanto que ya se le había metido
en las venas, y ahora formaba parte de su personalidad,
de su cultura. Sin
embargo, el miedo de los dueños del poder, era que
esa libertad se
les convirtiera en libertinaje. Y todo esto lo solucionaron con
mano dura .
La mano dura se hizo sentir durante su vida
"libre y democrática". Ha sido esa Venezuela la que ha
padecido y protagonizado escenas típicas que parecieran
sacadas de las más características obras que se
encargaban de producir los inolvidables directores-dictadores,
Gómez y Pérez Jiménez, especialistas en ese
género
llamado terrorismo de estado y cuyos seguidores y
fanáticos -aún después del supuesto sello
"original y definitivo" que significó el Pacto de Punto
Fijo para las dictaduras, el militarismo y las represiones- no
olvidaron sus obras preferidas, y en diversas y continuas
ocasiones han rendido homenaje a sus ídolos -tantas veces
negados y criticados por ellos mismos.
Pero a todas estas, ¿qué sabía la
niña Venezuela? Esa misma niña que acabó el
23 de enero de 1958 con lo que desde 1913 y Gómez
había sido "un sistema de
muertes, prisiones y mortificaciones sin cuento. No
existía entonces la piedad, ni la solidaridad, ni
los más simples sentimientos de humanidad en el
tratamiento de los opositores", la misma que acabó con la
Rotunda, el Castillo de Puerto Cabello, el reclusorio de las Tres
Torres, y hasta la Seguridad
Nacional de Pérez Jiménez.
Esa misma Venezuela, adolescente democrática, que
con sus gritos y pataletas logró acabar con las obras de
sus directores-dictadores, pero años más tarde se
vería protagonista de obras con el mismo género, en
teatros diferentes y con otros directores, como Betancourt y
Leoni.
¿Sabría la pequeña Venecia asociar
su vida con las teorías
de Guinsberg? ¿Sabría correlacionar las obras que
padecía y protagonizaba con el significado del
género: terrorismo de estado? O es que acaso no se
parecen las obras reproducidas por estos
padres-Presidentes-directores a "una forma represiva de las
propias instituciones
del poder establecido… a un proyecto
económico, político y social muy concreto que,
sin posibilidades de imponerse por consenso o aceptación
democrática mayoritaria, necesita apelar a formas de
control social
autoritarias y represivas" y que se "instrumenta como una
represión global contra la población en general. Pues, en las operaciones de
contrainsurgencia la subversión es entendida no
sólo como acción
de organizaciones
armadas, sino también como la movilización popular
que reacciona contra el modelo
económico", siendo entonces los afectados no solamente los
guerrilleros, sino el pueblo en general, ese formado por obreros,
niños,
estudiantes, profesionales, etc.
Porque la niña crece, y su adolescencia marca la pauta de
su juventud venidera. Juventud donde esos presupuestos
ideológicos del terrorismo de
estado
continúan presentes, y para muestra un
botón: el 27 de febrero de 1989. Fines de los 80’, y
luego de un pataleta bien berrinchada de la niña
Venezuela, papá Gobierno decide
recrear una obra más, usando los sempiternos efectivos
cañones de paz, esos que por lo que expulsan oprimen el
pecho y cortan la respiración y movimientos de cualquier
"niño llorón", dando una sensación de paz a
los que están a su alrededor, porque el silencio y los
movimientos sigilosos son su mejor logro. Pero el berrinche
sigue, aunque interno y silenciado.
Analicemos cómo es que esa paz forzosa creada a
punta de sus abanderados cañones, marca de negro el 27 de
febrero de 1989, convirtiéndose este espacio en el
calendario histórico venezolano, en la
representación más pura del sometimiento y la
intimidación del terrorismo de estado.
Desde que Carlos Andrés Pérez
asumió el cargo en enero del 89’, se esforzó
en tomar medidas de tipo económico, nombró un
gabinete criticado por su misterioso absolutismo
político, y junto al ministro Miguel Rodríguez,
elaboró un paquete de medidas económicas que
incluía entre otras cosas negociar la deuda externa con
el Fondo Monetario
Internacional.
El hecho más comentado en los días previos
al 27 de febrero, fue el de la carta
intención que se pretendía enviar al FMI firmada por
la República, para cancelar la deuda según las
condiciones a las que se llegara a negociar. Una medida que fue
muy criticada por la oposición de entonces y que tuvo
discusiones largas en el seno del Congreso Nacional, y en la
opinión
pública en general. Es así como Elias Eljuri
–decano en aquel tiempo de la
Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales, de la Universidad
Central de Venezuela- declara en una entrevista
brindada a la también entonces columnista del periódico
El Universal, Thamara Nieves, que "las medidas económicas
van a contribuir a aumentar el proceso de
deterioro de los sectores de clase media,
trabajadora y mariginales" entre otros detalles.
Muchas personas calificadas en el medio intelectual
social y económico -además de políticos y
demás personeros- criticaron las medidas económicas
que se pretendían implementar, y fácilmente se
podía apostar por un malestar social que podría
desembocar en una ola de violencia, si
además de las condiciones económicas se le agregaba
el factor político, pues constantemente y previo al
estallido social, diversos líderes de partidos
políticos anunciaban su "cruzada" contra las medidas y
el gobierno.
Sin embargo, el detonante para que la niña
Venezuela saliera con su seria pataleta, fue el aumento del
pasaje en el transporte
público. Las discusiones se habían establecido
entre los transportistas y los diferentes gobiernos locales con
el fin de lograr un acuerdo. El aumento del pasaje fue fijado en
un 30%, y los transportistas de manera unilateral decidieron
aumentar en un 100% el costo del pasaje,
que de Bs. 2 pasaba entonces a Bs. 4.
El cobro exagerado bastó para que en Guarenas se
iniciaran los brotes de violencia. A eso de las 4:00 pm del 27 de
febrero de 1989, diversos grupos
manifestantes comenzaron a trancar vías y armar barricadas
dispuestos a enfrentarse a los cuerpos de seguridad. De manera
rápida las manifestaciones pasaron a los saqueos, y como
una bomba atómica, fue esparciéndose por el resto
del país: Caracas, Miranda, Aragua, Carabobo, Yaracuy,
fueron todos escenarios de saqueos, muertes y
tiroteos.
Ya para el 28 de febrero de 1989, los titulares
corrían por la prensa con el
mismo calor y prisa
de las protestas en la calle: "Tomados el Nuevo Circo y los
Alrededores de la UCV", "Manifestaciones en ocho ciudades del
interior", "Violencia en el Litoral", "Sector comercial de
Guarenas destruido por turbas de saqueadores", "Caracas
estremecida por la violencia", o como rodaron los titulares en la
primera plana de El Nacional ese día: " CAP: no se
justifica estado de efervescencia", "Suspenden las clases en
el Estado
Miranda", "Saqueos y disturbios en el país en contra de
medidas económicas"… y las culpas no se
hacían esperar, Alfredo Álvarez en un
artículo de El Nacional lo reflejaba en su titular: "El
FMI encendió las calles de Caracas".
Los manifestantes se ensañaron en contra de los
negocios con
propiedad
extranjera. Enseguida, las Santa María de los comercios
comenzaron a decir en sus caras, escrita con spray, la frase
Soy Venezolano, para evitar ser saqueados. Las
pérdidas comenzaban a contabilizarse, y eran traducidas en
dinero y en
vidas perdidas: "Bs. 200 millones en pérdidas en el
Litoral Central", "Más de 80 muertos, 800 heridos y mil
detenidos en 2 días de disturbios", eran los titulares de
la prensa para el 1 de marzo.
" Yo? contentísimo
que todo esto haya pasado, porque al
fin ve uno orden y tranquilidad. ¿No se ha asomado a la
ventana y
escucha el viento pasar? Hoy puede dejar el auto en la calle
a
sabiendas que nadie se lo va a jurungar "
Declaraciones de
Froilán Gallardo, anciano entrevistado por El Nacional de
fecha 6 de marzo de 1989en referencia a las medidas tomadas por
el gobierno tras los hechos del 27 de febrero de 1989.
La niña Venezuela se estaba portando muy mal,
papá Gobierno debía hacer algo al respecto, el
castigo sería grande.
Para la mañana del 1 de marzo de 1989, el
gobierno había suspendido las garantías
constitucionales, estaba prohibido circular libremente por las
calles debido a un toque de queda decretado que comenzaba a las
6:00 pm hasta las 6:00 am, prohibidas las reuniones de grupos y
el derecho a la no violabilidad de la propiedad privada. La
Guardia Nacional, se encargó de hacer efectivas las
medidas. Tomadas las principales ciudades del país
militarmente, era puesto preso todo aquel que se atreviera a
estar fuera de su casa después de entrado el toque de
queda, nuevamente el principio de disparar primero y preguntar
luego se hizo presente. Viviendas eran allanadas a diestra y
siniestra en búsqueda de los artículos saqueados,
¿acaso lo que se recuperó fue devuelto a los
comerciantes dueños? Mientras tanto, el gobierno se las
arreglaba para transmitir sus frases de terror, anunciaban el
sometimiento a las armas a los
saqueadores y que no permitirían de ninguna manera las
protestas violentas.
Así se vieron todas estas situaciones reflejadas
en diversas reseñas de la prensa los días sucesivos
al 27 de febrero, pero quizá una de las más
explícitas sea la entrevista
realizada a un grupo de
castrenses por Elizabeth Araujo, para entonces periodista de El
Nacional. En esta entrevista los militares expresaban lo cansados
que estaban, justificando así sus violentas acciones: "No
se trata de brutalidad. Estamos cansados ya de todo esto. No
hemos dormido desde el martes, sino dos horas diarias",
además expresaban cosas como: "Yo estoy aquí
cumpliendo una orden, quien dispare o saquee debe ser detenido o
muerto. Ahí es donde estoy yo". Debido a las fuertes
críticas que señalaban los abusos durante el toque
de queda de los militares, la periodista haciendo una pregunta
referente a lo que acontecía luego del toque de queda,
recibió una contestación bastante fuerte por parte
del soldado: "Estamos dispuestos a matar a quien sea. Esa es la
orden….si hay que morir se muere, y si hay que matar se
mata".
Las muertes no cesaron, inclusive hasta después
de calmada la situación. Los efectivos militares no
vacilaban en hacer salir el sonido del
traqueteo de sus armas y fusiles en cuanto veían a un
alma viva en
la calle solitaria, era su forma de infringir miedo, si
corrías te disparaban, si te detenías te apuntaban
y sin preguntar qué ni por qué te llevaban
detenido. Todos eran conspiradores y saqueadores hasta que
demostraran lo contrario, miles de detenciones se practicaron y
se aprovechó incluso para hacer persecución
política, dejando colar la teoría
de que algunos partidos de izquierda habían sido los
impulsores de las manifestaciones.
El estado no dudó en hacer uso de su derecho
legítimo a la fuerza y de
aplicar el monopolio de
las armas, eran sus cañones de paz, era la paz forzosa que
retomaba tablas del género preferido para "calmar y no
dejar descarriar" a la adolescente Venezuela. Esa paz que muchos,
como Froilán Gallardo, con quien se abrió este
punto de análisis, contemplaban y disfrutaban,
quizá por esquemas de vida que provenían de su
época, donde esa tensa calma era el estado social por
excelencia, y donde la libertad no había sido
digerida por sus venas. Pero la sangre nueva de
Venezuela se había oxigenado de la libertad y estaba
haciendo uso de ella, a pesar de que su papá Gobierno
continuaba "calmándola" con las mismas técnicas.
El 7 de marzo, fue levantado el toque de queda, sin
embargo, las garantías permanecieron suspendidas hasta el
día 9 del mismo mes. El país estuvo paralizado por
casi 15 días, no hubo clases, las jornadas laborales
cuando no se vieron suspendidas fueron reducidas y el
desabastecimiento que sufrió el país luego de los
saqueos comenzó a ceder. Las aseguradoras anunciaban
pérdidas millonarias y se preparaban mediante sendos
anuncios de prensa a cancelar las pólizas de los comercios
afectados. La lista era larga.
Solo entonces, los custodios de turno y los que
aspiraban a serlo, se dieron cuenta que la niña Venezuela
ya no era tan niña, tenía voz y sabía como
usarla, tenía manos y sabía como moverlas, a pesar
de que nadie se había encargado realmente de
enseñarle cómo hacerlo.
El berrinche y el castigo dejaron severas huellas en el
alma de los dos, de la niña y de su padre. La niña
perdió vidas, sufrió angustias y padeció
diversos dolores, por su lado papá Gobierno perdió
la imagen de
control, pues no sólo el berrinche se le coló entre
sus reglas paternales, sino también los abusos cometidos
con sus cañones de paz. Mientras que el Ministro de la
Defensa de CAP, Alliegro, declaraba que no habían
desaparecidos, que todos los muertos habían sido
contabilizados y llevados a la morgue, que no se habían
cometido abusos, etc; por otra parte se encontraban fosas comunes
con cadáveres descompuestos, testimonios de abusos y mucho
dolor en las calles.
La aparente tranquilidad encerraba muchas preocupaciones
y el mayor temor a una nueva pataleta en las mismas proporciones
se hizo latente durante el resto del mandato de CAP, e incluso
sería el detonante para las rebeliones militares
posteriores del 4 de febrero y del 11 de noviembre de 1992. El
temor estuvo incluso durante el siguiente gobierno de Caldera,
que a pesar de haber tomado las mismas medidas que intentó
impulsar CAP, se las arregló para hacerlo de una manera
bastante inteligente como para no verse afectada la "paz social"
que bajo un ambiente muy
tenso reinaba desde hacía 10 años
atrás.
¿Cómo
funcionaron los Cañones de Paz?
Narrados ya los acontecimientos que se sirven como una
pura representación del terrorismo de estado puesto en
práctica durante la "democrática" vida de la
pequeña Venecia, y consagrada entonces la paz forzosa como
fin único de los cañones de paz, es necesario
yuxtaponer los puntos más específicos en los que se
ven reflejados los presupuestos ideológicos del terrorismo
de estado que pasaron de las teorías de Guinsberg a las
calles de Venezuela, a las manos de la
administración de CAP y a las venas de los soldados y
del pueblos venezolano.
La creación del temor, tal y como resume
José Colmenares en su escrito, es el primer postulado del
terrorismo de estado, y se ve representado en discursos
oficiales amenazantes para con los "enemigos", con los
subversivos. Siendo tomados como subversivos los manifestantes
que se desplegaban por todo el país a modo de protesta, y
creando éstos un clima claro de
intranquilidad, violencia y anarquía, los discursos
oficiales no se hicieron esperar, y personeros del gobierno, en
especial el Ministro de Relaciones Interiores rindió
declaraciones el mismo 28 de febrero, con el mismo
carácter amenazante con se rindieron a la prensa fueron
transmitidas éstas a la población nacional, aunque
aparentemente parecían dirigirse sólo a los
manifestantes. ¿Habrá alguna relación de
esto con la mera teoría?, quizá nos ayude un poco
más si tomamos en cuenta que la creación de temor
también lleva consigo la realización de operativo
militares y policiales, marcados con un carácter
sensacionalista que buscan a su vez crear un clima de guerra
donde la presencia castrista constante rinda un papel represivo y
donde las sirenas y la filtración de información sobre abusos de los mismos
ayude a crear la coyuntura atemorizante. ¿Y es que acaso
eso no sucedió sobre estas tierras?, puede que encontremos
mejores evidencias en
lo más simple, en los titulares de la prensa (¿por
dónde se filtra la información?), cabeceras
gráficas cómo: "Serán
sometidos con las armas quienes persistan en saqueos", "Guarenas
y Los Teques bajo control militar", "Beirut en Caracas",
"Más de 80 muertos, 800 heridos y mil detenidos en 2
días de disturbios", entre otros ya citados a lo largo de
este ensayo, nos
dan una idea de la situación de violencia que
indudablemente se vivía y cómo era ésta
manejada por papá Gobierno: ¿Con cañones de
paz?¿…bajo control militar?¿toque de
queda?¿garantías suspendidas?.
Una vez cumplido el primer postulado de la
creación del temor, la segunda fase consiste en
crear un clima de guerra donde el colectivo considere que
el enfrentamiento es necesario para la propia supervivencia de la
nacionalidad,
así se logra la polarización entre los
involucrados. ¿Será aquí donde mejor caben
las declaraciones de Froilán Gallardo?
¿…Contentísimo?, sobran explicaciones,
Froilán lo deja claro.
El clima de guerra ya creado, y la
búsqueda de una nueva relación con la
autoridad se pone en práctica. Se busca la
creación de hombres que no pregunten, que acepten y hagan,
pues la represión ya está internalizada, y la
adquisición del modelo de dominación que le brinden
sus superiores no puede faltar. ¿La entrevista con los
soldados?¿…yo estoy aquí cumpliendo
órdenes?, los castrenses no dejaron de un lado su
preocupación por la situación, pero nunca se
negaron pues estaban cumpliendo órdenes y poniendo "las
cosas en su lugar" de nuevo, ¿no es eso un hombre que
haga y no pregunte, que sigue el molde de su superior?, la
respuesta está de más.
En cuanto a las fases prácticas del terrorismo de
estado, el último postulado realizado concretamente es la
negación de la realidad, donde por conveniencia de
intereses se niegan las represiones en todos sus niveles,
desapariciones, detenciones, muertes… ¿convendría
comparar esto con las declaraciones ya expuestas del Ministro de
la Defensa Alliegro, y el hallazgo de las fosas
comunes?.
El terrorismo de estado busca una paz forzosa, un estado
anímico pareciera ser la paz, pues depende del mismo
hombre, y como la cognositividad del hombre es innegable,
ésta es igualmente un factor de influencia y por tanto
objetivo del
terrorismo de estado. Todas las fases y postulados descritos,
culminan con la psicotización de la vida cotidiana,
donde el día a día de las personas se ve
desprovisto por situaciones sufridas, como perdida de un familiar
durante la violencia, o haber sido víctima de torturas, de
encarcelamiento, etc. Es evidente que el día a día
del venezolano no volvió a ser el mismo luego del
Caracazo, la inmensa mayoría de los venezolanos
presenciaron algún acontecimiento que perturbó su
cotidianidad.
La última fase es la de los cambios
psicosociales, donde los mismos factores que generan la
psicotización de la vida cotidiana, juegan un papel
principal en las tablas, donde todos los acontecimientos y
tácticas usadas por papá Gobierno crean una
autorepresión, un miedo al cambio e
infinitas inhibiciones.
Estos últimos puntos son difíciles de
asegurar y probar, porque la población venezolana es
cambiante como humana que es, y los efectos no siempre son los
mismos, pero sin duda a juicio personal creemos
que esta fase también fue cumplida.
Se plantea con este y otros casos la verdadera necesidad
del uso de la fuerza pública, de los cañones de
paz, para imponer la tranquilidad a la ciudadanía. Se puede juzgar si este uso de
la fuerza fue exagerado o ajustado a las circunstancias. En todo
caso, habría que estar en los pantalones de un jefe de
estado, democrático por demás, que por mantener el
orden en la sociedad puede
verse obligado a irse en armas contra el pueblo,
sometiéndose al riesgo de ser
tildado de autócrata y déspota.
Tal vez existan otros mecanismos para asegurar la paz en
la ciudadanía, consideramos que el más efectivo es
la prevención. No debemos provocar a la sociedad, porque
como reza un famoso proverbio, la valentía del fuerte
llega hasta donde termina la cobardía del
débil. Esto lo expresa Colmenares, acotando que "el
terrorismo de estado no sólo se produce por el fracaso de
las políticas
económicas dentro de la democracia,
sino también por la crisis de
racionalidad del Estado. El compromiso del estado venezolano con
su población, cada vez se hace menos evidente. El
único consenso que busca con el pueblo es del sufragio."
Esta cita conlleva a una dura reflexión, pues la
niña Venezuela es víctima de cañones por
culpa de errores que no provienen de su desarrollo individual,
sino de la crianza y la atención que han puesto en ella sus padres
de turno.
Sin embargo, la niña Venezuela, como su
analogía humana, crece, se desarrolla, aunque pareciera
que muchas veces olvida su pasado y su madurez se ve igualmente
desacelerada, como en otros momentos súbitamente aupada
dadas las circunstancias. Sólo hay que esperar que su
sangre, sus habitantes, crezcan con ella, con los tiempos y con
la mente, y que su padre aprenda a que no es una niña
autista, niña Venezuela vive, y lo ha demostrado, pero
parece que a ellos también se le olvidan los actos de su
hija.
De seguir por el camino que lleva su desarrollo, esta
relación Padre e Hija puede verse seriamente afectada y
ensangrentada, esperemos prive la razón para que los
cañones no tengan que imponer una paz que puede
desarrollarse sin necesidad de ellos, pero sí con conciencia
administrativa y ciudadana, esperemos que la niña
Venezuela crezca, sana y segura.
Por
Carla Alvarenga
Bachiller en Ciencias, 3º semestre de Comunicación
Social. UCV.
Yimmi Castillo
TSU Mercadotecnia.
3º semestre de Comunicación Social. UCV.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
ESCUELA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Febrero, 2005