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Cañones de paz




Enviado por carla_alch



    1. Niña
      Venezuela
    2. ¿Y las pataletas por
      qué?
    3. Y la niña
      Venezuela se rebeló
    4. Castigos y
      Regaños
    5. Papá levantó el
      castigo
    6. ¿Cómo funcionaron
      los Cañones de Paz?
    7. Y la niña
      Venezuela crece…

    Niña
    Venezuela

    En una exposición
    de la cátedra de Historia
    Contemporánea de Venezuela,
    surgió una frase muy metafórica por parte de la
    ponente, Victoria De Bango, que describe de manera casi perfecta
    la situación y características de nuestro
    país durante toda su historia republicana, desde la
    formación y disolución de la Gran Colombia hasta
    nuestros días. Esta metáfora compara a Venezuela
    con una niña que se va desarrollando con las
    características propias del desarrollo
    humano: niñez, adolescencia,
    juventud,
    adultez… y cada etapa corresponde a una de nuestra vida
    política,
    económica y social.

    La niña Venezuela nació en 1830, sus
    padres fueron Simón Bolívar,
    José Antonio Páez junto a otros próceres que
    luego de años de batalla y guerra a
    muerte
    lograron fundar la República de la Nueva Granada, que
    luego de los movimientos separatistas impulsados por Páez
    se divide, quedando la República de Venezuela fundada en
    los territorios otrora pertenecientes a la Capitanía
    General de Venezuela, colonia del reino de España.

    La pequeña Venecia, como la bautizaron sus
    descubridores, fue siempre muy inquieta, sus años de
    gestación estuvieron signados por el enfrentamiento entre
    sus padres; su fundación y primeros años de vida,
    estuvieron llenos de rebeldía e insurrecciones, lo que
    obligó a sus papás de turno a ejercer cierto
    carácter para evitar que su niña se
    "descarriara".

    A lo largo del siglo XIX y con el episodio del caudillismo en
    pleno apogeo, la niña Venezuela no dejaba de estar
    sometida por el carácter de sus padres, que iban en
    aumento y que se disputaban el derecho a la "guardia custodia"
    con muy pocos argumentos de carácter social y muchos
    más de carácter político. Venezuela,
    aún de muy corta edad, entendía poco o nada sobre
    la actitud de sus
    patriarcas. Ella solo quería crecer y disfrutar de la
    libertad que había ganado hacía poco,
    aún sin entender mucho el significado de esa palabra, pero
    la había escuchado tanto que ya se le había metido
    en las venas, y ahora formaba parte de su personalidad,
    de su cultura. Sin
    embargo, el miedo de los dueños del poder, era que
    esa libertad se
    les convirtiera en libertinaje. Y todo esto lo solucionaron con
    mano dura .

    La mano dura se hizo sentir durante su vida
    "libre y democrática". Ha sido esa Venezuela la que ha
    padecido y protagonizado escenas típicas que parecieran
    sacadas de las más características obras que se
    encargaban de producir los inolvidables directores-dictadores,
    Gómez y Pérez Jiménez, especialistas en ese
    género
    llamado terrorismo de estado y cuyos seguidores y
    fanáticos -aún después del supuesto sello
    "original y definitivo" que significó el Pacto de Punto
    Fijo para las dictaduras, el militarismo y las represiones- no
    olvidaron sus obras preferidas, y en diversas y continuas
    ocasiones han rendido homenaje a sus ídolos -tantas veces
    negados y criticados por ellos mismos.

    Pero a todas estas, ¿qué sabía la
    niña Venezuela? Esa misma niña que acabó el
    23 de enero de 1958 con lo que desde 1913 y Gómez
    había sido "un sistema de
    muertes, prisiones y mortificaciones sin cuento. No
    existía entonces la piedad, ni la solidaridad, ni
    los más simples sentimientos de humanidad en el
    tratamiento de los opositores", la misma que acabó con la
    Rotunda, el Castillo de Puerto Cabello, el reclusorio de las Tres
    Torres, y hasta la Seguridad
    Nacional de Pérez Jiménez.

    Esa misma Venezuela, adolescente democrática, que
    con sus gritos y pataletas logró acabar con las obras de
    sus directores-dictadores, pero años más tarde se
    vería protagonista de obras con el mismo género, en
    teatros diferentes y con otros directores, como Betancourt y
    Leoni.

    ¿Sabría la pequeña Venecia asociar
    su vida con las teorías
    de Guinsberg? ¿Sabría correlacionar las obras que
    padecía y protagonizaba con el significado del
    género: terrorismo de estado? O es que acaso no se
    parecen las obras reproducidas por estos
    padres-Presidentes-directores a "una forma represiva de las
    propias instituciones
    del poder establecido… a un proyecto
    económico, político y social muy concreto que,
    sin posibilidades de imponerse por consenso o aceptación
    democrática mayoritaria, necesita apelar a formas de
    control social
    autoritarias y represivas" y que se "instrumenta como una
    represión global contra la población en general. Pues, en las operaciones de
    contrainsurgencia la subversión es entendida no
    sólo como acción
    de organizaciones
    armadas, sino también como la movilización popular
    que reacciona contra el modelo
    económico", siendo entonces los afectados no solamente los
    guerrilleros, sino el pueblo en general, ese formado por obreros,
    niños,
    estudiantes, profesionales, etc.

    ¿Y las
    pataletas por qué?

    Porque la niña crece, y su adolescencia marca la pauta de
    su juventud venidera. Juventud donde esos presupuestos
    ideológicos del terrorismo de
    estado
    continúan presentes, y para muestra un
    botón: el 27 de febrero de 1989. Fines de los 80’, y
    luego de un pataleta bien berrinchada de la niña
    Venezuela, papá Gobierno decide
    recrear una obra más, usando los sempiternos efectivos
    cañones de paz, esos que por lo que expulsan oprimen el
    pecho y cortan la respiración y movimientos de cualquier
    "niño llorón", dando una sensación de paz a
    los que están a su alrededor, porque el silencio y los
    movimientos sigilosos son su mejor logro. Pero el berrinche
    sigue, aunque interno y silenciado.

    Analicemos cómo es que esa paz forzosa creada a
    punta de sus abanderados cañones, marca de negro el 27 de
    febrero de 1989, convirtiéndose este espacio en el
    calendario histórico venezolano, en la
    representación más pura del sometimiento y la
    intimidación del terrorismo de estado.

    Y la niña
    Venezuela se rebeló

    Desde que Carlos Andrés Pérez
    asumió el cargo en enero del 89’, se esforzó
    en tomar medidas de tipo económico, nombró un
    gabinete criticado por su misterioso absolutismo
    político, y junto al ministro Miguel Rodríguez,
    elaboró un paquete de medidas económicas que
    incluía entre otras cosas negociar la deuda externa con
    el Fondo Monetario
    Internacional.

    El hecho más comentado en los días previos
    al 27 de febrero, fue el de la carta
    intención que se pretendía enviar al FMI firmada por
    la República, para cancelar la deuda según las
    condiciones a las que se llegara a negociar. Una medida que fue
    muy criticada por la oposición de entonces y que tuvo
    discusiones largas en el seno del Congreso Nacional, y en la
    opinión
    pública en general. Es así como Elias Eljuri
    –decano en aquel tiempo de la
    Facultad de Ciencias
    Económicas y Sociales, de la Universidad
    Central de Venezuela- declara en una entrevista
    brindada a la también entonces columnista del periódico
    El Universal, Thamara Nieves, que "las medidas económicas
    van a contribuir a aumentar el proceso de
    deterioro de los sectores de clase media,
    trabajadora y mariginales" entre otros detalles.

    Muchas personas calificadas en el medio intelectual
    social y económico -además de políticos y
    demás personeros- criticaron las medidas económicas
    que se pretendían implementar, y fácilmente se
    podía apostar por un malestar social que podría
    desembocar en una ola de violencia, si
    además de las condiciones económicas se le agregaba
    el factor político, pues constantemente y previo al
    estallido social, diversos líderes de partidos
    políticos anunciaban su "cruzada" contra las medidas y
    el gobierno.

    Sin embargo, el detonante para que la niña
    Venezuela saliera con su seria pataleta, fue el aumento del
    pasaje en el transporte
    público. Las discusiones se habían establecido
    entre los transportistas y los diferentes gobiernos locales con
    el fin de lograr un acuerdo. El aumento del pasaje fue fijado en
    un 30%, y los transportistas de manera unilateral decidieron
    aumentar en un 100% el costo del pasaje,
    que de Bs. 2 pasaba entonces a Bs. 4.

    El cobro exagerado bastó para que en Guarenas se
    iniciaran los brotes de violencia. A eso de las 4:00 pm del 27 de
    febrero de 1989, diversos grupos
    manifestantes comenzaron a trancar vías y armar barricadas
    dispuestos a enfrentarse a los cuerpos de seguridad. De manera
    rápida las manifestaciones pasaron a los saqueos, y como
    una bomba atómica, fue esparciéndose por el resto
    del país: Caracas, Miranda, Aragua, Carabobo, Yaracuy,
    fueron todos escenarios de saqueos, muertes y
    tiroteos.

    Ya para el 28 de febrero de 1989, los titulares
    corrían por la prensa con el
    mismo calor y prisa
    de las protestas en la calle: "Tomados el Nuevo Circo y los
    Alrededores de la UCV", "Manifestaciones en ocho ciudades del
    interior", "Violencia en el Litoral", "Sector comercial de
    Guarenas destruido por turbas de saqueadores", "Caracas
    estremecida por la violencia", o como rodaron los titulares en la
    primera plana de El Nacional ese día: " CAP: no se
    justifica estado de efervescencia", "Suspenden las clases en
    el Estado
    Miranda", "Saqueos y disturbios en el país en contra de
    medidas económicas"… y las culpas no se
    hacían esperar, Alfredo Álvarez en un
    artículo de El Nacional lo reflejaba en su titular: "El
    FMI encendió las calles de Caracas".

    Los manifestantes se ensañaron en contra de los
    negocios con
    propiedad
    extranjera. Enseguida, las Santa María de los comercios
    comenzaron a decir en sus caras, escrita con spray, la frase
    Soy Venezolano, para evitar ser saqueados. Las
    pérdidas comenzaban a contabilizarse, y eran traducidas en
    dinero y en
    vidas perdidas: "Bs. 200 millones en pérdidas en el
    Litoral Central", "Más de 80 muertos, 800 heridos y mil
    detenidos en 2 días de disturbios", eran los titulares de
    la prensa para el 1 de marzo.

    Castigos y
    Regaños

    " Yo? contentísimo
    que todo esto haya pasado, porque al
    fin ve uno orden y tranquilidad. ¿No se ha asomado a la
    ventana y
    escucha el viento pasar? Hoy puede dejar el auto en la calle
    a
    sabiendas que nadie se lo va a jurungar "

    Declaraciones de
    Froilán Gallardo, anciano entrevistado por El Nacional de
    fecha 6 de marzo de 1989en referencia a las medidas tomadas por
    el gobierno tras los hechos del 27 de febrero de 1989.

    La niña Venezuela se estaba portando muy mal,
    papá Gobierno debía hacer algo al respecto, el
    castigo sería grande.

    Para la mañana del 1 de marzo de 1989, el
    gobierno había suspendido las garantías
    constitucionales, estaba prohibido circular libremente por las
    calles debido a un toque de queda decretado que comenzaba a las
    6:00 pm hasta las 6:00 am, prohibidas las reuniones de grupos y
    el derecho a la no violabilidad de la propiedad privada. La
    Guardia Nacional, se encargó de hacer efectivas las
    medidas. Tomadas las principales ciudades del país
    militarmente, era puesto preso todo aquel que se atreviera a
    estar fuera de su casa después de entrado el toque de
    queda, nuevamente el principio de disparar primero y preguntar
    luego
    se hizo presente. Viviendas eran allanadas a diestra y
    siniestra en búsqueda de los artículos saqueados,
    ¿acaso lo que se recuperó fue devuelto a los
    comerciantes dueños? Mientras tanto, el gobierno se las
    arreglaba para transmitir sus frases de terror, anunciaban el
    sometimiento a las armas a los
    saqueadores y que no permitirían de ninguna manera las
    protestas violentas.

    Así se vieron todas estas situaciones reflejadas
    en diversas reseñas de la prensa los días sucesivos
    al 27 de febrero, pero quizá una de las más
    explícitas sea la entrevista
    realizada a un grupo de
    castrenses por Elizabeth Araujo, para entonces periodista de El
    Nacional. En esta entrevista los militares expresaban lo cansados
    que estaban, justificando así sus violentas acciones: "No
    se trata de brutalidad. Estamos cansados ya de todo esto. No
    hemos dormido desde el martes, sino dos horas diarias",
    además expresaban cosas como: "Yo estoy aquí
    cumpliendo una orden, quien dispare o saquee debe ser detenido o
    muerto. Ahí es donde estoy yo". Debido a las fuertes
    críticas que señalaban los abusos durante el toque
    de queda de los militares, la periodista haciendo una pregunta
    referente a lo que acontecía luego del toque de queda,
    recibió una contestación bastante fuerte por parte
    del soldado: "Estamos dispuestos a matar a quien sea. Esa es la
    orden….si hay que morir se muere, y si hay que matar se
    mata".

    Las muertes no cesaron, inclusive hasta después
    de calmada la situación. Los efectivos militares no
    vacilaban en hacer salir el sonido del
    traqueteo de sus armas y fusiles en cuanto veían a un
    alma viva en
    la calle solitaria, era su forma de infringir miedo, si
    corrías te disparaban, si te detenías te apuntaban
    y sin preguntar qué ni por qué te llevaban
    detenido. Todos eran conspiradores y saqueadores hasta que
    demostraran lo contrario, miles de detenciones se practicaron y
    se aprovechó incluso para hacer persecución
    política, dejando colar la teoría
    de que algunos partidos de izquierda habían sido los
    impulsores de las manifestaciones.

    El estado no dudó en hacer uso de su derecho
    legítimo a la fuerza y de
    aplicar el monopolio de
    las armas, eran sus cañones de paz, era la paz forzosa que
    retomaba tablas del género preferido para "calmar y no
    dejar descarriar" a la adolescente Venezuela. Esa paz que muchos,
    como Froilán Gallardo, con quien se abrió este
    punto de análisis, contemplaban y disfrutaban,
    quizá por esquemas de vida que provenían de su
    época, donde esa tensa calma era el estado social por
    excelencia, y donde la libertad no había sido
    digerida por sus venas. Pero la sangre nueva de
    Venezuela se había oxigenado de la libertad y estaba
    haciendo uso de ella, a pesar de que su papá Gobierno
    continuaba "calmándola" con las mismas técnicas.

    Papá
    levantó el castigo

    El 7 de marzo, fue levantado el toque de queda, sin
    embargo, las garantías permanecieron suspendidas hasta el
    día 9 del mismo mes. El país estuvo paralizado por
    casi 15 días, no hubo clases, las jornadas laborales
    cuando no se vieron suspendidas fueron reducidas y el
    desabastecimiento que sufrió el país luego de los
    saqueos comenzó a ceder. Las aseguradoras anunciaban
    pérdidas millonarias y se preparaban mediante sendos
    anuncios de prensa a cancelar las pólizas de los comercios
    afectados. La lista era larga.

    Solo entonces, los custodios de turno y los que
    aspiraban a serlo, se dieron cuenta que la niña Venezuela
    ya no era tan niña, tenía voz y sabía como
    usarla, tenía manos y sabía como moverlas, a pesar
    de que nadie se había encargado realmente de
    enseñarle cómo hacerlo.

    El berrinche y el castigo dejaron severas huellas en el
    alma de los dos, de la niña y de su padre. La niña
    perdió vidas, sufrió angustias y padeció
    diversos dolores, por su lado papá Gobierno perdió
    la imagen de
    control, pues no sólo el berrinche se le coló entre
    sus reglas paternales, sino también los abusos cometidos
    con sus cañones de paz. Mientras que el Ministro de la
    Defensa de CAP, Alliegro, declaraba que no habían
    desaparecidos, que todos los muertos habían sido
    contabilizados y llevados a la morgue, que no se habían
    cometido abusos, etc; por otra parte se encontraban fosas comunes
    con cadáveres descompuestos, testimonios de abusos y mucho
    dolor en las calles.

    La aparente tranquilidad encerraba muchas preocupaciones
    y el mayor temor a una nueva pataleta en las mismas proporciones
    se hizo latente durante el resto del mandato de CAP, e incluso
    sería el detonante para las rebeliones militares
    posteriores del 4 de febrero y del 11 de noviembre de 1992. El
    temor estuvo incluso durante el siguiente gobierno de Caldera,
    que a pesar de haber tomado las mismas medidas que intentó
    impulsar CAP, se las arregló para hacerlo de una manera
    bastante inteligente como para no verse afectada la "paz social"
    que bajo un ambiente muy
    tenso reinaba desde hacía 10 años
    atrás.

    ¿Cómo
    funcionaron los Cañones de Paz?

    Narrados ya los acontecimientos que se sirven como una
    pura representación del terrorismo de estado puesto en
    práctica durante la "democrática" vida de la
    pequeña Venecia, y consagrada entonces la paz forzosa como
    fin único de los cañones de paz, es necesario
    yuxtaponer los puntos más específicos en los que se
    ven reflejados los presupuestos ideológicos del terrorismo
    de estado que pasaron de las teorías de Guinsberg a las
    calles de Venezuela, a las manos de la
    administración de CAP y a las venas de los soldados y
    del pueblos venezolano.

    La creación del temor, tal y como resume
    José Colmenares en su escrito, es el primer postulado del
    terrorismo de estado, y se ve representado en discursos
    oficiales amenazantes para con los "enemigos", con los
    subversivos. Siendo tomados como subversivos los manifestantes
    que se desplegaban por todo el país a modo de protesta, y
    creando éstos un clima claro de
    intranquilidad, violencia y anarquía, los discursos
    oficiales no se hicieron esperar, y personeros del gobierno, en
    especial el Ministro de Relaciones Interiores rindió
    declaraciones el mismo 28 de febrero, con el mismo
    carácter amenazante con se rindieron a la prensa fueron
    transmitidas éstas a la población nacional, aunque
    aparentemente parecían dirigirse sólo a los
    manifestantes. ¿Habrá alguna relación de
    esto con la mera teoría?, quizá nos ayude un poco
    más si tomamos en cuenta que la creación de temor
    también lleva consigo la realización de operativo
    militares y policiales, marcados con un carácter
    sensacionalista que buscan a su vez crear un clima de guerra
    donde la presencia castrista constante rinda un papel represivo y
    donde las sirenas y la filtración de información sobre abusos de los mismos
    ayude a crear la coyuntura atemorizante. ¿Y es que acaso
    eso no sucedió sobre estas tierras?, puede que encontremos
    mejores evidencias en
    lo más simple, en los titulares de la prensa (¿por
    dónde se filtra la información?), cabeceras
    gráficas cómo: "Serán
    sometidos con las armas quienes persistan en saqueos", "Guarenas
    y Los Teques bajo control militar", "Beirut en Caracas",
    "Más de 80 muertos, 800 heridos y mil detenidos en 2
    días de disturbios", entre otros ya citados a lo largo de
    este ensayo, nos
    dan una idea de la situación de violencia que
    indudablemente se vivía y cómo era ésta
    manejada por papá Gobierno: ¿Con cañones de
    paz?¿…bajo control militar?¿toque de
    queda?¿garantías suspendidas?.

    Una vez cumplido el primer postulado de la
    creación del temor, la segunda fase consiste en
    crear un clima de guerra donde el colectivo considere que
    el enfrentamiento es necesario para la propia supervivencia de la
    nacionalidad,
    así se logra la polarización entre los
    involucrados. ¿Será aquí donde mejor caben
    las declaraciones de Froilán Gallardo?
    ¿…Contentísimo?, sobran explicaciones,
    Froilán lo deja claro.

    El clima de guerra ya creado, y la
    búsqueda de una nueva relación con la
    autoridad
    se pone en práctica. Se busca la
    creación de hombres que no pregunten, que acepten y hagan,
    pues la represión ya está internalizada, y la
    adquisición del modelo de dominación que le brinden
    sus superiores no puede faltar. ¿La entrevista con los
    soldados?¿…yo estoy aquí cumpliendo
    órdenes?, los castrenses no dejaron de un lado su
    preocupación por la situación, pero nunca se
    negaron pues estaban cumpliendo órdenes y poniendo "las
    cosas en su lugar" de nuevo, ¿no es eso un hombre que
    haga y no pregunte, que sigue el molde de su superior?, la
    respuesta está de más.

    En cuanto a las fases prácticas del terrorismo de
    estado, el último postulado realizado concretamente es la
    negación de la realidad, donde por conveniencia de
    intereses se niegan las represiones en todos sus niveles,
    desapariciones, detenciones, muertes… ¿convendría
    comparar esto con las declaraciones ya expuestas del Ministro de
    la Defensa Alliegro, y el hallazgo de las fosas
    comunes?.

    El terrorismo de estado busca una paz forzosa, un estado
    anímico pareciera ser la paz, pues depende del mismo
    hombre, y como la cognositividad del hombre es innegable,
    ésta es igualmente un factor de influencia y por tanto
    objetivo del
    terrorismo de estado. Todas las fases y postulados descritos,
    culminan con la psicotización de la vida cotidiana,
    donde el día a día de las personas se ve
    desprovisto por situaciones sufridas, como perdida de un familiar
    durante la violencia, o haber sido víctima de torturas, de
    encarcelamiento, etc. Es evidente que el día a día
    del venezolano no volvió a ser el mismo luego del
    Caracazo, la inmensa mayoría de los venezolanos
    presenciaron algún acontecimiento que perturbó su
    cotidianidad.

    La última fase es la de los cambios
    psicosociales
    , donde los mismos factores que generan la
    psicotización de la vida cotidiana, juegan un papel
    principal en las tablas, donde todos los acontecimientos y
    tácticas usadas por papá Gobierno crean una
    autorepresión, un miedo al cambio e
    infinitas inhibiciones.

    Estos últimos puntos son difíciles de
    asegurar y probar, porque la población venezolana es
    cambiante como humana que es, y los efectos no siempre son los
    mismos, pero sin duda a juicio personal creemos
    que esta fase también fue cumplida.

    Y la niña
    Venezuela crece…

    Se plantea con este y otros casos la verdadera necesidad
    del uso de la fuerza pública, de los cañones de
    paz, para imponer la tranquilidad a la ciudadanía. Se puede juzgar si este uso de
    la fuerza fue exagerado o ajustado a las circunstancias. En todo
    caso, habría que estar en los pantalones de un jefe de
    estado, democrático por demás, que por mantener el
    orden en la sociedad puede
    verse obligado a irse en armas contra el pueblo,
    sometiéndose al riesgo de ser
    tildado de autócrata y déspota.

    Tal vez existan otros mecanismos para asegurar la paz en
    la ciudadanía, consideramos que el más efectivo es
    la prevención. No debemos provocar a la sociedad, porque
    como reza un famoso proverbio, la valentía del fuerte
    llega hasta donde termina la cobardía del
    débil
    . Esto lo expresa Colmenares, acotando que "el
    terrorismo de estado no sólo se produce por el fracaso de
    las políticas
    económicas dentro de la democracia,
    sino también por la crisis de
    racionalidad del Estado. El compromiso del estado venezolano con
    su población, cada vez se hace menos evidente. El
    único consenso que busca con el pueblo es del sufragio."
    Esta cita conlleva a una dura reflexión, pues la
    niña Venezuela es víctima de cañones por
    culpa de errores que no provienen de su desarrollo individual,
    sino de la crianza y la atención que han puesto en ella sus padres
    de turno.

    Sin embargo, la niña Venezuela, como su
    analogía humana, crece, se desarrolla, aunque pareciera
    que muchas veces olvida su pasado y su madurez se ve igualmente
    desacelerada, como en otros momentos súbitamente aupada
    dadas las circunstancias. Sólo hay que esperar que su
    sangre, sus habitantes, crezcan con ella, con los tiempos y con
    la mente, y que su padre aprenda a que no es una niña
    autista, niña Venezuela vive, y lo ha demostrado, pero
    parece que a ellos también se le olvidan los actos de su
    hija.

    De seguir por el camino que lleva su desarrollo, esta
    relación Padre e Hija puede verse seriamente afectada y
    ensangrentada, esperemos prive la razón para que los
    cañones no tengan que imponer una paz que puede
    desarrollarse sin necesidad de ellos, pero sí con conciencia
    administrativa y ciudadana, esperemos que la niña
    Venezuela crezca, sana y segura.

    Por

    Carla Alvarenga

    Bachiller en Ciencias, 3º semestre de Comunicación
    Social. UCV.

    Yimmi Castillo

    TSU Mercadotecnia.
    3º semestre de Comunicación Social. UCV.

    REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

    UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

    FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN

    ESCUELA DE COMUNICACIÓN SOCIAL

    Febrero, 2005

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