- Psicoanálisis
- ¿Qué es el
inconsciente? - Según el
psicoanálisis - Los contrarios del
psicoanálisis - Percepción
subliminar - Los mecanismos mentales:
represión y resistencia - Hemisferio ezquierdo y
hemisferio derecho - Sueños
- Justificación de la
existencia del inconsciente - La multiplicidad de sentido de
lo inconsciente - Sentimientos
inconscientes - Dinámica de la
represión - Cualidades especiales del
sistema Inc - Relaciones entre ambos
sistemas - El reconocimiento de lo
inconsciente - ¿Qué hay en el
inconsciente? - Conclusión
- Apéndices
- Bibliografía
PSICOANÁLISIS. TEORÍA
PSICOANALÍTICA .¿QUÉ ES EL
INCONSCIENTE?. EL INCONSCIENTE DE
SIGMUND FREUD.. LOS
CONTRARIOS DEL PSICOANÁLISIS. LOS MECANISMOS MENTALES:
REPRESIÓN Y RESISTENCIA..
HEMISFERIO EZQUIERDO Y HEMISFERIO DERECHO. SUEÑOS.
JUSTIFICACION DE LA EXISTENCIA DEL INCONCIENTE. LA MULTIPLICIDAD
DE SENTIDO DE LO INCONSCIENTE .SENTIMIENTOS INCONSCIENTES.
DINÁMICA DE LA REPRESIÓN. CUALIDADES ESPECIALES DEL
SISTEMA INC.. EL
RECONOCIMIENTO DE LO INCONSCIENTE- ¿QUÉ HAY EN EL
INCOSCIENTE?
La Psicología
es el estudio científico de la conducta y la
experiencia, de cómo los seres humanos y los animales sienten,
piensan, aprenden y conocen para adaptarse al medio que les
rodea. La psicología moderna se ha dedicado a recoger
hechos sobre la conducta y la experiencia, y a organizarlos
sistemáticamente, elaborando teorías
para su comprensión. Estas teorías ayudan a conocer
y explicar el comportamiento
de los seres humanos y en alguna ocasión incluso a
predecir sus acciones
futuras, pudiendo intervenir sobre ellas.
Históricamente, la psicología se ha dividido en
varias áreas de estudio. No obstante, estas áreas
están interrelacionadas y frecuentemente se solapan unas a
otras.
La presente monografía tratará el tema del
inconsciente con profundidad.
El trabajo
constará de un desarrollo,
una conclusión, apendices y bibliografía
complementaria.
En base a la literatura
bibliográfica encontrada nace el interés
por realizar esta monografía
que tiene como objetivo
general, hacer una detallada exposición
sobre el tema abordado.
EL INCONSCIENTE
Psicoanálisis, es el nombre que se da a un método específico para
investigar los procesos
mentales inconscientes y a un enfoque de la psicoterapia. El término se refiere
también a la estructuración sistemática
de la teoría psicoanalítica, basada en
la relación entre los procesos mentales conscientes e
inconscientes.
Teoría psicoanalítica
Las técnicas del psicoanálisis y gran parte de la
teoría psicoanalítica basada en su
aplicación fueron desarrolladas por el
neurólogo austriaco Sigmund
Freud . Sus trabajos sobre la estructura y
el funcionamiento de la mente humana tuvieron un gran alcance,
tanto en el ámbito científico como en el de la
práctica clínica.
La primera de las aportaciones de Freud fue el
descubrimiento de la existencia de procesos psíquicos
inconscientes ordenados según leyes propias,
distintas a las que gobiernan la experiencia consciente. En el
ámbito inconsciente, pensamientos y sentimientos que se
daban unidos se dividen o desplazan fuera de su contexto
original; dos imágenes
o ideas dispares pueden ser reunidas (condensadas) en una sola;
los pensamientos pueden ser dramatizados formando
imágenes, en vez de expresarse como conceptos
abstractos, y ciertos objetos pueden ser sustituidos y
representados simbólicamente por imágenes de
otros, aun cuando el parecido entre el símbolo y lo
simbolizado sea vago, o explicarse sólo por su
coexistencia en momentos alejados del presente. Las leyes de la
lógica, básicas en el pensamiento
consciente, dejan de ejercer su dominio en el
inconsciente.
Comprender cómo funcionan los procesos mentales
inconscientes hizo posible la comprensión de
fenómenos psíquicos previamente incomprensibles,
como los sueños. A través del análisis de los procesos inconscientes,
Freud vio que este estado
servía para proteger el sueño (el reposo) del
individuo
contra los elementos perturbadores procedentes de deseos
reprimidos, relacionados con las primeras experiencias del
desarrollo que afloran en ese momento a la conciencia.
Así, los deseos y pensamientos moralmente inaceptables,
es decir, el ‘contenido latente’ del sueño,
se transforman en una experiencia consciente, aunque no
inmediatamente comprensible, a veces absurda, denominada
‘contenido manifiesto’. El
conocimiento de estos mecanismos inconscientes permite al
analista invertir el proceso de
elaboración onírica, por el que el contenido
latente se transforma en el contenido manifiesto, accediendo a
través de la interpretación de los sueños a su
significado subyacente.
En el
lenguaje corriente, el término inconsciente se
utiliza como adjetivo para designar el conjunto de los
procesos mentales que no son pensados
conscientemente.Empleado por primera vez como término
técnico en lengua
inglesa en 1751
(con la significación de no consciente) por el
jurista escocés Henry Home Kames
(1696-1782), el término inconsciente se
popularizó más tarde en Alemania,
en la época romántica, designando un
depósito de imágenes mentales, una fuente de
pasiones cuyo contenido escapaba a la conciencia.Introducido en la lengua francesa hacia
1860
(con la significación de vida inconsciente) por
el escritor suizo Henri Amiel (1821-1881), fue admitido en el
Dictionnaire de l'Académie française en
1878.En
Psicoanálisis, el inconsciente
es un lugar desconocido para la conciencia: "la otra
escena".- ¿QUÉ ES
EL INCONSCIENTE?La historiografía experta, desde
Lancelot Whyte (historiador)
hasta
Henri F. Ellenberger, ha demostrado
que Freud no fue el primer pensador que descubrió el
inconsciente o inventó la palabra para definirlo. Sin
embargo, fue él quien terminó por convertirlo
en el concepto
principal de su doctrina, asignándole una
significación muy distinta de la que le
atribuían sus predecesores. En efecto, paraSigmund Freud el inconsciente ya no es
una "supraconciencia" o un "subconsciente", situado sobre o
más allá de la conciencia; se convierte
realmente en una instancia a la cual la conciencia no tiene
acceso, pero que se le revela en el sueño, los lapsus,
los chistes,
los juegos de
palabras, los actos fallidos, etcétera. El
inconsciente según Freud tiene la particularidad de
ser a la vez interno al sujeto (y a su conciencia) y exterior
a toda forma de dominio por el pensamiento
consciente.Freud elaboró una concepción
inédita del inconsciente. Realizó en primer
lugar una síntesis de las enseñanzas
de
Jean Martin Charcot,
Hippolyte Bernheim y
Josef Breuer, que lo llevó
hacia el
psicoanálisis y, en un segundo
momento, proporcionó un andamiaje teórico al
funcionamiento del inconsciente a partir de la
interpretación del sueño.En 1893, en su "Comunicación preliminar" retomada en
1895 como apertura de los Estudios sobre la
histeria,
Freud y Breuer se refirieron a la "disociación" de la
conciencia: "Al estudiar desde cerca estos fenómenos
[los fenómenos histéricos], nos hemos
persuadido cada vez más de que la disociación
del consciente, denominada «doble conciencia» en
las observaciones clásicas, existe rudimentariamente
en todas las histerias. La tendencia a esta
disociación, y en consecuencia a la aparición
de estados de conciencia anormales que nosotros reunimos bajo
el nombre de estados «hipnoides», sería un
fenómeno fundamental en esta neurosis."
Aunque más tarde, en 1905, Freud rechazó la
idea de estado hipnoide, que atribuyó a
Breuer.Su aparición explícita data de la
famosa carta a
Wilhelm Fliess del 6 de diciembre de 1896, en la cual se
refiere por primera vez al aparato psíquico,
formulando ya las instancias constitutivas de lo que se
convertiría en la primera tópica:
el
consciente, el
preconsciente y el
inconsciente.La idea del inconsciente y su nombre reaparecieron
varias veces en esa correspondencia a lo largo de los
años siguientes. En 1898, en una carta del 10 de
marzo, Freud ubica el nacimiento del inconsciente entre el
primer y tercer año de edad, período en el cual
"se forma la
etiología de todas las
psiconeurosis". En una carta del 7 de julio da una
definición divertida del inconsciente-, al hablar del
progreso de su obra La interpretación de los
sueños, escribe: "Mi trabajo me ha sido dictado
enteramente por el inconsciente, según la
célebre frase de Itzig, el caballero del domingo:
«¿Adónde vas, ltzig? -No lo sé en
absoluto. Pregúntale a mi caballo»." Mucho
más tarde, al desarrollar en El Yo y el Ello
diversos aspectos de la segunda tópica, Freud
volvió a referirse a la metáfora del jinete y
su caballo para ilustrar la compleja relación
jerárquica que existe entre el Yo
y el Ello.Freud define "su" inconsciente de manera
original (no ya como lo opuesto al consciente). "La observación de la vida normal de
vigilia" parecía validar esa concepción
clásica del inconsciente. Pero "el análisis de
las formaciones psicopatológicas de la vida cotidiana
y del sueño" había hecho aparecer al
inconsciente como "una función de dos sistemas
muy distintos". En adelante, junto al consciente
había que concebir dos tipos de inconsciente,
ambos inconscientes en el sentido descriptivo, pero muy
distintos en cuanto a su dinámica y al devenir de sus
contenidos: los del inconsciente propiamente dicho
no podían llegar nunca a la conciencia,
mientras que los contenidos del otro, denominado por
tal razón
preconsciente, alcanzaban la
conciencia en ciertas condiciones, sobre
todo después de pasar el control de
una forma de censura.Entre 1920 y 1923 Freud emprendió una
refundición teórica que iba a desembocar en la
creación de una segunda tópica, cuyas
instancias eran el yo, el superyó y el ello.
El inconsciente perdió entonces su condición
de sustantivo, para convertirse en una manera de
calificar las tres instancias de la segunda tópica:
el Ello,
el Yo
y el
Superyó.¿Corresponde entonces hablar de una
disolución del concepto de inconsciente? Aunque Freud
insiste en la conservación del inconsciente como eje
esencial de su nueva conceptualización, ciertas
corrientes del freudismo (el annafreudismo y laEgo Psychology) fueron interpretando
progresivamente la segunda tópica en un sentido
reductor, privilegiando la parte consciente del yo. Desde
esta perspectiva, el yo,
gracias al tratamiento
psicoanalítico, debe convertirse en la
instancia más fuerte de la personalidad, en
detrimento del ello
y de la parte inconsciente del yo.
El reconocimiento por Freud de esa parte inconsciente del yo
("¡y Dios sabe qué parte importante del yo!",
escribió en El Yo y el Ello), que
había constituido un avance teórico esencial,
quedaba de tal modo eclipsado.A menudo se compara al inconsciente con los agujeros
negros porque no se sabe que se puede encontrar dentro de
ellos .Esta noción de inconsciente desde el
psicoanálisis adquiere un significado preciso que se
diferencia se subconsciente y de no consciente.
Básicamente la diferencia entre estos términos
es que en el subconsciente o en el no consciente el
contenido de estos pueden ser traídos a la conciencia
rápidamente por la voluntad del sujeto o por otros
mecanismos donde la conciencia recupera el contenido. En la
teoría freudiana lo inconsciente es lo oculto,
lo otro de la conciencia y a su vez la "verdadera
realidad" de lo psíquico, se encuentra relacionado
funcionalmente con las nociones de represión y
resistencia. El problema es definir cuales son sus
contenidos. Frente a esto el propio Freud ha dado algunas
respuestas: en un primer momento lo definió como lo
reprimido, en 1915 en su texto "El
inconsciente " sostuvo que sus contenidos son
"representantes de la pulsión". El concepto de
pulsión reemplaza a la clásica idea de
instinto, siendo esta una noción límite
entre lo somático y lo psíquico. Estos
contenidos se encuentran en forma de "fantasías",
"textos imaginarios", a los cuales se liga la pulsión
y pueden identificarse como verdaderas puestas en escena
del "deseo".Los contenidos del inconsciente tratan de
acceder a la conciencia pero lo hacen a través de las
llamadas "transformaciones de compromiso", es decir que
aparecen de forma disfrazadas a través de los
sueños, lapsus, actos fallidos, etc. Los
sueños son unos de los principales objetos de estudio
del psicoanálisis, los sueños son mensajes
subliminales del inconsciente, los lapsus y los actos
fallidos son acciones impensadas que ocurren en la vida
cotidiana por ej., (errores al escribir o al hablar), estos
hechos son irrupciones ilógicas dentro de la
racionalidad cotidiana, es decir son del mismo orden del
inconsciente y se toman como su reflejo, al igual que los
sueños al que se denomina el reino de lo irracional. .
Cuando uno dice una palabra por otra (lapsus), la
psicología afirma que es lo que realmente se
quería decir, los lapsus estarían hablando
entonces de un conflicto
interno. Es por eso que los sueños y la
asociación libre (lo primero que viene a la mente, en
una sucesión aparentemente casual), son el eje del
análisis terapéutico.Algunos actos de la vida cotidiana demuestran
claramente la presencia del "otro yo", por ej., si
estamos en casa y sale nuestro hijo gritando de unos de los
rincones dando un grito para asustarnos, inmediatamente
daremos un salto y nos alejaremos de el, solo después
de unos segundos nos daremos cuenta que no se trata de
ninguna amenaza para nuestra integridad. La primera
reacción es en reflejo casi automático como si
el inconsciente se hubiera adelantado a la consciencia
tomando la iniciativa de nuestros actos.Pero las teorías freudianas no son
aceptadas por todos por ej. en los años 20 el
norteamericano John Watson fundó el conductismo y desestimó no solo al
inconsciente sino que también a la consciencia,
Watson afirmaba "creo que podemos escribir una
psicología y nunca usar los términos
consciencia, estados mentales, mente y los
demás…". Muchos a su vez concordaban con Watson
dedicándose a observar la conducta en términos
de estímulo-respuestas, aunque parezca banal, este
método fue el dominante durante alrededor de 50
años.Otras escuelas como es el caso de las neurociencias
o las ciencias
cognitivas utilizan el concepto de manera diferente a como lo
hace el psicoanálisis.Phillip Merikle, psicólogo de la
universidad de Waterloo en Ontario,
Canadá, uno de los más prestigiosos
investigadores del inconsciente, afirma "a menudo pensamos
que mente y consciencia son sinónimos, que nos
enteramos de todo lo importante para nuestra supervivencia,
pero cuanto mas estudiamos el inconsciente humano, mas
cuenta nos damos de cuanto se nos escapa".En la actualidad la neurobiología viene
cuestionando la tarea del psicoanálisis a partir
de sus propios descubrimientos. Los neurobiólogos,
emulando a la física, plantean
un acercamiento aséptico de la mente. Ellos
prefieren hablar de distintos niveles de consciencia, lo
que les evita tener que hablar de términos valorativos
como la represión. Los últimos avances han
permitido conocer que existen procesos mentales
ultrarrápidos que parecen a la toma de consciencia de
la realidad. Según parece, el cerebro
funciona continuamente en un modo analógico, esto
es, efectuando un tratamiento instantáneo intuitivo
y global de la información.Esta información puede percibirse y
registrarse incluso sin que tengamos consciencia de
ello. - EL
INCONSCIENTE DE
SIGMUND FREUD - SEGÚN EL
PSICOANÁLISIS
- Los contenidos del inconsciente son deseos,
fantasías sexuales y/o agresivas - El inconsciente del psicoanálisis es
según Oscar Masotta (psicoanalista argentino), "un saber
que renuncia a su saber" - El lenguaje del
inconsciente es fundamentalmente diferente al lenguaje de los
procesos conscientes. Los procesos del inconsciente son
ilógicos e irracionales. Los conscientes siguen las
leyes de la lógica y la racionalidad. - Los contenidos del inconsciente acceden a lo
consciente por medio de transacciones: los síntomas,
sueños, actos fallidos, etc. Entender la relación
significante-significado es el desafío para descifrar el
mensaje.
- Según el enfoque cognitivo (también
llamado de procesamiento de información), los contenidos
del inconsciente son pensamientos con un significado
motivacional especial. - El inconsciente no cumple una función
defensiva. Las cogniciones inconscientes lo son porque han
llegado al plano de la consciencia o se han
automatizado - No tiene por que existir una diferencia fundamental
entre el lenguaje utilizado para los procesos cognitivos
conscientes y el empleado para los procesos cognitivos
inconscientes. Ambos pueden ser igualmente racionales y
lógicos. - No es difícil que la mente consciente tenga
acceso a los elementos que forman parte del inconsciente. De
hecho, el recuerdo de acontecimientos del inconsciente sigue
las leyes normales de la memoria y
ha sufrido el proceso de transformación.
¿Existe un modo inconsciente de percibir la
realidad? . En caso de que esto sea cierto, ¿Como
podemos demostrarlo?, la psicología moderna ha descubierto
varios fenómenos que demuestran que la respuesta a
la pregunta es sí, uno de esos fenómenos es
el llamado percepción subliminal.Se llama percepción subliminar a aquellos
estímulos emitidos por debajo del umbral de
consciencia humano que influyen de algún modo en
nuestros actos, pensamientos o sensaciones.Se ha comprobado que los estímulos
demasiado débiles para ser percibido
conscientemente, tienen efectos sobre la
percepción y sobre otros procesos
psicológicos.Se han estudiado varios casos de los llamados
estímulos de corta duración, estos son
imágenes o sonidos emitidos a una velocidad de entre 1 y 100 milisegundos,
a esta velocidad es imperceptible para nuestra parte
consciente, pero inconscientemente no solo lo percibimos,
sino que también nos influyen de manera
sorprendente.La revista
Science publicó en los años 80, un
trabajo que realizó un grupo de
psicólogos. Se eligieron 20 octágonos de
manera irregular y se proyectaron en una pantalla con un
lapso de un milisegundos. Naturalmente ninguno de los
voluntarios fue capaz de percibir las imágenes a
dicha velocidad, lo sorprendente fue cuando los
psicólogos pidieron a los voluntarios que eligieran
entre un grupo de octágonos mas grandes, cuales eran
los que mas le gustaban, en este caso eligieron los
octágonos proyectados subliminalmente.En otra investigación publicada en el
journal of personality and social psychology, se
decía que se habían sometido a dos grupos
de voluntarios para someterlos a una percepción
subliminal, se les mostró una serie de ideogramas
chinos para que evaluasen cuales representaban conceptos
alegres y cuales tristes. En uno de los grupos los
ideogramas iban acompañados de la imagen de
una cara alegre o triste proyectadas durante 4 milisegundos
e imposible de percibir, en el otro grupo las caras fueron
proyectadas durante un segundo de manera que pudieran ser
vistas. Curiosamente la presencia de una cara
condicionó s la valoración de los ideogramas
en el grupo en el que la percepción había
sido subliminal. Es decir que nuestra mente puede hacer
caso omiso de un mensaje consciente, abstraerse y
concentrarse solo en lo que le interesa si así se lo
requerimos, pero no puede evitar verse afectada por un
mensaje inconsciente.Experimentos como estos demuestran que, no solo se
producen percepciones a nivel inconsciente, sino que
también estas afectan nuestra valoración
de las cosas, y nuestras decisiones.Se sabe que la percepción consciente nos
permite usar la información recibida para
interactuar con el ambiente, por el contrario, la
información inconsciente conduce a reacciones mas
automáticas que no pueden ser controladas por el
sujeto.En 1957 el investigador de mercados
James Vicary anunció que durante seis semanas
había incluido subliminalmente el mensaje de un
refresco y una comida entre las imágenes de una
película en un cine de
New Jersey. Según Vicary el consumo
de estos productos aumentó entre un 18 y un 57
por ciento.En la película El Exorcista, durante la
escena de una pesadilla se han incluido dos fotogramas de
una figura calavérica. La imagen dura unas
centésimas de segundos, con lo cual el cerebro no
tiene tiempo
de hacerla consciente, sin embargo nos golpea desde el
inconsciente y contribuye a crear un ambiente
tenebroso.También se han utilizado mensajes
subliminales en la publicidad, esta representa la
connotación (algo que representa al producto, aunque no tenga nada que ver) y la
analogía (una imagen similar a la que se quiere
vender), en estos casos el mecanismo es asociativo, con sus
reglas ocultas, pero de toda manera no
inconsciente.También existe un segundo modo de
funcionamiento del cerebro, además del
analógico.El neurobiólogo Jean-pol Tassin, explica:
"Nuestro sistema
nervioso central tiene la propiedad de mantener en la memoria
la información, para servirse después de esas
adquisiciones y resolver tareas posteriores".Tassin concluye "El inconsciente
psicoanalítico estaría constituido por
elementos analógicos -inconscientes- que fueron
tratados
por el sistema cognitivo consciente antes de quedar
enterrados e inaccesibles"Existen otros fenómenos que comprueban la
presencia del "otro yo", por ej., el de la
información bajo los efectos de la anestesia
general, aún cuando estamos en la sala de un
quirófano nuestro "otro yo" sigue
trabajando.En un estudio realizado en un hospital de los
Estados
Unidos, se les colocó a varios pacientes
quirúrgicos unos auriculares que emitían dos
nombres de frutas (pera y banana), y dos colores,
(amarillo y verde). Mientras tanto un grupo de control solo
oía un rumor de olas. Luego de la operación
se las pidió a cada paciente que dijera el nombre de
la primera fruta y el primer color
que se le pasara por la mente, en el grupo que había
recibidos mensajes hablados hubo un significativo aumento
de las menciones de pera, banana, verde y amarillo con
respecto al de control y a lo que estadísticamente
era de esperar. Incluso se han realizado mediciones de la
respuesta cortical a estímulos auditivos que
demuestran que el cerebro sigue reaccionando a ellos bajo
la anestesia, mejor dicho lo percibe nuestro "otro
yo".Esto demuestra que los fenómenos
inconscientes tienes una repercusión duradera sobre
nuestro comportamiento. Otros estudios han incidido
sobre esta idea, con la pretensión de contestar a la
pregunta mas importante que se hacen los psicólogos
cuando se enfrentan al tema del "otro yo":
¿tenemos memoria inconsciente?,
¿recordamos algunos fenómenos sin darnos
cuenta? .Algunos afirman que si, por ej., somos capaces
de recordar algunos sueños que hemos vivido
durante la noche, pero algunos estudios van mas
allá, es conocido entre los expertos el llamado
efecto Poetzl, en homenaje al psicólogo que
estudió la memoria inconsciente por primera vez. Uno
de sus experimentos era el de presentar
subliminalmente un paisaje a sus voluntarios y pedirle
después que lo describiesen. Al haber recibido la
información de manera inconsciente, los individuos
no eran capaces de realizar una descripción correcta, pero Poetzl les
pidió que volvieran el día siguiente por la
mañana y que intentaran describirles los
sueños que habían tenido durante la noche, el
psicólogo descubrió que la imagen
onírica contenía algunos elementos
coincidentes con los paisajes que el día anterior no
habían sabido describir.El análisis de los recuerdos tiene mucho
que ver con lo que los psicólogos llaman memoria
implícita. Hace unos meses, Michael Rugg y unos
colegas de la universidad de St. Andrews, en Escocia ,
utilizaron un complejo test
para identificar ondas
cerebrales relacionadas con la memoria, los voluntarios
debían mirar una pantalla de televisión en las que
aparecían sucesivamente unas palabras ordenadas
desde las mas comunes hasta las mas raras y desconocidas.
Se le pidió a cada persona
que se fijara en las primeras y últimas letras de
cada palabra, o que imaginara una frase con cada uno de los
vocablos, cinco minutos después , se realizó
un test de memoria y se midió la actividad cerebral,
para eso volvieron a pasar ante sus ojos, una serie de
palabras entre las que estaban las que habían
leído antes, los voluntarios debían apretar
un botón cada vez que recordaban alguna, como es
lógico recordaban mejor los conceptos con los que
habían construido una frase, pero lo sorprendente es
que cada vez que una palabra si que ellos la recordaran, el
cerebro emitía una señal distinta a la que se
producía en los aciertos. Este experimento demuestra
que las memorias
que no afloran a la consciencia no son simples versiones
débiles de las que si lo hacen, como piensan
algunos investigadores, sino que ponen en juego
una actividad similar a la del recuerdo, aunque en otra
dirección.- PERCEPCION
SUBLIMINAREn sus observaciones clínicas, Freud
halló evidencias de los mecanismos mentales de la
represión y la resistencia, describiendo la
primera como un mecanismo inconsciente que hace
inaccesible a la mente consciente el recuerdo de hechos
dolorosos o traumáticos; y la segunda como la
defensa inconsciente contra la accesibilidad a la
conciencia de las experiencias reprimidas, para evitar la
ansiedad que de ella se deriva.Freud propuso seguir el curso de los procesos
inconscientes, usando las asociaciones libres del paciente
como guía para interpretar los sueños y los
lapsus en el lenguaje (además de chistes, actos
fallidos, etc).La principal contribución de Freud fue la
creación de un enfoque radicalmente nuevo en la
comprensión de la
personalidad humana, al demostrar la existencia y
poder de
lo inconsciente.Llega a afirmar que la conciencia es un
estado eminentemente transitorio, y que existen
procesos o representaciones anímicas de gran
energía que, sin llegar a ser concientes, pueden
provocar en la vida anímica las más diversas
consecuencias, lo que nos llevaría a la
teoría del psicoanálisis, que nos dice
que tales representaciones no pueden llegar a ser
concientes por oponerse a ello cierta energía,
sin la cual adquirirían completa
conciencia.El concepto de inconsciente tiene como punto de
partida la teoría de la represión.Lo reprimido es para nosotros el prototipo de
lo inconsciente, aunque se distinguen dos tipos de
inconsciente: lo inconsciente latente (capaz de
conciencia) y lo reprimido (incapaz de conciencia)
Se supone en todo individuo una organización coherente de sus
procesos psíquicos, a la que consideramos como su
yo. Este yo integra la conciencia, la
cual domina el acceso a la movilidad, esto es, la
descarga de las excitaciones en el mundo exterior,
siendo aquella la instancia psíquica que fiscaliza
todos sus procesos mentales y, aun adormecida durante la
noche, ejerce a través de toda ella la censura
relativa a los sueños. Todo lo reprimido es
inconsciente, pero no todo lo inconciente es reprimido.
También una parte del yo puede ser
inconsciente. Todo nuestro conocimiento se halla ligado a la
conciencia, siendo la conciencia la superficie del aparato
anímico. Todas las percepciones procedentes del
exterior (percepciones sensoriales) y aquellas otras
procedentes del interior, las sensaciones y sentimientos,
son concientes. La verdadera diferencia entre una
representación inconsciente y una
representación preconsiente (un pensamiento),
consiste en que el material de la primera permanece
oculto, mientras que la segunda se muestra
vinculada con representaciones verbales. Solo puede
hacerse consciente lo que ya fue alguna vez
percepción consciente, aquello que no siendo un
sentimiento quiere devenir conciente y desde el interior
tiene que intentar transformarse en percepciones
exteriores. El ello será lo psíquico
restante al yo, es decir lo inconsciente, en lo que
el yo se continúa. El yo se
esfuerza en transmitir al ello la influencia del mundo
exterior, y aspira a sustituir el principio del placer que
reina en el ello, por el principio de la
realidad. La percepción es para el yo lo
que lo que para el ello es el instinto. El yo
representa lo que pudiéramos llamar la razón
o reflexión, opuestamente al ello, que contiene las
pasiones.El psicoanálisis nos ha revelado, que la
esencia del proceso de la represión no consiste en
suprimir y destruir una idea que representa al instinto,
sino en impedirle hacerse consciente. Decimos,
entonces, que dicha idea es « inconsciente
», y tenemos pruebas
de que aun siéndolo, puede producir determinados
efectos, que acaban por llegar a la consciencia. Todo lo
reprimido tiene que permanecer inconsciente, pero
queremos dejar sentado, desde un principio, que no forma,
por sí sólo, todo el contenido de lo
inconsciente. Lo reprimido es, por lo tanto, una parte de
lo inconsciente.
¿Cómo llegar al conocimiento de lo
inconsciente? Sólo lo conocemos como consciente,
esto es, después que ha experimentado una
transmutación o traducción a lo
consciente. La labor psicoanalítica nos
muestra cotidianamente la posibilidad de una tal
traducción. Para llevarla a cabo, es
necesario que el analizado venza determinadas
resistencias, las mismas, que a su tiempo, reprimieron
el material de que se trate, rechazándolo de lo
consciente. - LOS MECANISMOS
MENTALES: REPRESIÓN Y RESISTENCIA.El hemisferio izquierdo, que es
consciente, realiza todas las funciones
que requierenun pensamiento analítico, elementalista y
atomista; su modo de operar es lineal, sucesivo y
secuencial en el tiempo, en el sentido de que va paso a
paso; recibe la información dato a dato, la procesa
en forma lógica, discursiva, causal y
sistemática y razona verbal y
matemáticamente, al estilo de una computadora donde toda "decisión"
depende de la anterior; su modo de pensar le permite
conocer una parte a la vez, no todas ni el todo; es
predominantemente simbólico, abstracto y
proposicional en su función, teniendo una
especialización y control casi completo de la
expresión del habla, la escritura, la aritmética y el
cálculo, con las capacidades verbales
e ideativas, semánticas, sintácticas,
lógicas y numéricasEl hemisferio derecho, en cambio,
que es siempre inconsciente, desarrolla todas
lasfunciones que requieren un pensamiento o una
visión intelectual sintética y
simultánea de muchas cosas a la vez. Por ello, este
hemisferio está dotado de un pensamiento intuitivo
que es capaz de percepciones estructurales,
sincréticas, geométricas, configuracionales o
gestálticas, y puede comparar esquemas en forma no
verbal, analógica, metafórica,
alegórica e integral. Su manera de operar se debe,
por consiguiente, a su capacidad de aprenhensión
estereognósica del todo, a su estilo de proceder en
forma holista, compleja, no lineal, tácita,
simultánea y acausal. Esto le permite orientarse en
el espacio y lo habilita para el pensamiento y
apreciación de formas espaciales, el reconocimiento
de rostros, formas visuales e imágenes
táctiles, la comprensión pictórica, la
de estructuras musicales y, en general, de todo
lo que requiere un pensamiento visual, imaginación o
está ligado a la apreciación
artística. - HEMISFERIO
EZQUIERDO Y HEMISFERIO DERECHODesde Freud se sabe que los sueños son una
ventana del inconsciente. La neurobiología postula
una novedosa teoría sobre las imágenes
oníricas: sin excluir la postura psicológica,
explica muchos puntos que esta deja a oscuras.Antiguamente los sueños representaban para
los reyes mensajes de los dioses.Hace 2500 años el filósofo
Heráclito tenía opinión de los
sueños muy parecida a la actual el decía "hay
un mundo común para los que están despiertos,
pero el que duerme se reduce a un mundo propio"La principal manifestación del
inconsciente es el sueño habitado por innumerables
imágenes "insensatas", dormimos un tercio de
nuestra vida, y está comprobado que nuestro
psiquismo produce todas las noches una gran cantidad de
sueños, aunque muchas veces no lo recordemos al
despertar. - SUEÑOS
Desde muy diversos sectores se ha discutido el
derecho de aceptar la existencia de un psiquismo
inconsciente. Pero se posee múltiples pruebas de su
existencia. Tanto en los sanos como en los enfermos,
surgen con frecuencia, actos psíquicos, cuya
explicación presupone otros de los que la
consciencia no nos ofrece testimonio alguno. Actos de
este género son, no sólo los
fallos y los sueños de los individuos sanos, sino
también todos aquellos que calificamos de
síntomas y de fenómenos obsesivos en los
enfermos.Nuestra cotidiana experiencia personal
nos muestra ocurrencias, cuyo origen desconocemos, y
resultados de procesos mentales, cuya elaboración
ignoramos. Todos estos actos conscientes resultarán
faltos de sentido y coherencia si mantenemos la
teoría de que la totalidad de nuestros actos
psíquicos ha de sernos dada a conocer por nuestra
consciencia y, en cambio, quedarán ordenados dentro
de un conjunto coherente e inteligible si interpolamos
entre ellos los actos inconscientes, deducidos. Esta
adquisición de sentido y coherencia constituye, de
por sí, motivo justificado para traspasar los
límites de la experiencia directa. Y
si luego comprobamos, que tomando como base la existencia
de un psiquismo inconsciente podemos estructurar una
actividad eficacísima, por medio de la cual
influimos adecuadamente sobre el curso de los procesos
conscientes, tendremos una prueba irrebatible.También podemos aducir, en apoyo de la
existencia de un estado psíquico inconsciente, el
hecho de que la consciencia sólo integra en un
momento dado, un limitado contenido, de manera que
la mayor parte de aquello que denominamos conocimiento
consciente tiene que hallarse, de todos modos, durante
extensos períodos, en estado de latencia, vale
decir, en un estado de inconsciencia psíquica.
La negación de lo inconsciente resulta
incomprensible en cuanto volvemos la vista a todos nuestros
recuerdos latentes.Por otra parte, es evidente que la
discusión de si hemos de considerar como estados
anímicos inconscientes o como estados físicos
los estados latentes de la vida anímica, amenaza
convertirse en una mera cuestión de palabras.
Así, pues, es aconsejable situar en primer
término aquello que de la naturaleza de tales estados nos es
seguramente conocido. Ahora bien los caracteres
físicos de estos estados nos son totalmente
inaccesibles; ninguna representación
fisiológica ni ningún proceso químico
pueden darnos una idea de su esencia. En cambio, es
indudable que representan amplio contacto con los procesos
anímicos conscientes. Una cierta
elaboración permite incluso transformarnos en tales
procesos o sustituirlos por ellos y pueden ser descritos
por medio de todas las categorías que aplicamos a
los actos psíquicos conscientes tales como
representaciones, tendencias, decisiones, etc.Además, los experimentos hipnóticos,
y especialmente la sugestión posthipnótica,
demostraron ya, antes del nacimiento del
psicoanálisis, la existencia y la actuación
de lo anímico inconsciente.El psicoanálisis nos obliga, pues, a
afirmar, que los procesos psíquicos son
inconscientes y a comparar su percepción por la
consciencia con la del mundo exterior por los
órganos sensoriales. Esta comparación nos
ayudará, además, a ampliar nuestros
conocimientos.Del mismo modo que Kant nos
invitó a no desatender la condicionalidad subjetiva
de nuestra percepción y a no considerar nuestra
percepción idéntica a lo percibido
incognoscible, nos invita el psicoanálisis a no
confundir la percepción de la consciencia con el
proceso psíquico inconsciente, objeto de la misma.
Tampoco lo psíquico necesita ser en realidad tal
como lo percibimos. Pero hemos de esperar que la
rectificación de la percepción interna no
oponga tan grandes dificultades como la de la externa y que
el objeto interior sea menos incognoscible que el mundo
exterior. - JUSTIFICACION DE
LA EXISTENCIA DEL INCONCIENTE.La inconsciencia no es sino uno de los
múltiples caracteres de lo psíquico, no
bastando, pues, por sí solo, para formar su
característica. Existen actos psíquicos de
muy diversa categoría, que, sin embargo, coinciden
en el hecho de ser inconscientes. Lo inconsciente
comprende, por un lado actos latentes y temporalmente
inconscientes, que fuera de esto, en nada se
diferencian de los conscientes, y por otro, procesos tales
como los reprimidos, que si llegaran a ser conscientes
presentarían notables diferencias con los
demás de este género.Según nos demuestra el
psicoanálisis, un acto psíquico pasa
generalmente por dos estados o fases, entre los cuales
se halla intercalada una especie de examen
(censura).En la primera fase, es inconsciente y pertenece
al sistema Inc. Si al ser examinado por la censura
es rechazado, le será negado el paso a la
segunda fase, lo calificaremos de
«reprimido» y tendrá que permanecer
inconsciente. Pero si sale triunfante del examen,
pasará a la segunda fase y a pertenecer al segundo
sistema, o sea al que hemos convenido en llamar sistema
Cc. Sin embargo, su relación con la consciencia
no quedará fijamente determinada por tal
pertenencia. No es todavía consciente, pero
sí capaz de consciencia (según la
expresión de J. Breuer). Esto quiere decir decir,
que bajo determinadas condiciones, puede llegar a ser sin
que a ello se oponga resistencia especial alguna, objeto de
la consciencia. Atendiendo a esta capacidad de consciencia,
damos también al sistema Cc. el nombre de
«preconsciente». Si más adelante
resulta que también el acceso de lo preconsciente a
la consciencia se halla codeterminado por una cierta
censura, diferenciaremos más precisamente entre
sí los Prec. y Cc. Mas por lo pronto, nos
bastará retener que el sistema Prec. comparte las
cualidades del sistema Cc. y que la severa censura ejerce
sus funciones en el paso desde el Inc. al Prec. (o
Cc.).Con la aceptación de estos (dos o tres)
sistemas psíquicos, se ha separado el
psicoanálisis un paso más de la
psicología descriptiva de la consciencia,
planteándose un nuevo acervo de problemas y adquiriendo un nuevo contenido.
Hasta aquí se distinguía principalmente de la
psicología por su concepción dinámica
de los procesos anímicos, a la cual viene a
agregarse ahora su aspiración a atender
también a la tópica psíquica y a
indicar dentro de qué sistema o entre qué
sistemas se desarrolla un acto psíquico cualquiera.
Esta aspiración ha valido al psicoanálisis
el calificativo de psicología de las profundidades
(Tiefenpsychologie)..Cuando un acto psíquico pasa del sistema
Inc. al sistema Cc. ¿El paso de un sistema a otro
consiste en un cambio de estado, que tiene efecto en el
mismo material y en la misma localidad? . Esta pregunta
resulta difícil de contestar, porque va más
allá de lo puramente psicológico y entra en
las relaciones del aparato anímico con la anatomía. La investigación científica ha
demostrado la existencia de tales relaciones, mostrando que
la actividad anímica se halla enlazada a la
función del cerebro como a ningún otro
órgano.Pero todas las tentativas realizadas para fijar,
partiendo del descubrimiento antes citado, una
localización de los procesos anímicos, y
todos los esfuerzos encaminados a imaginar almacenadas
las representaciones en células nerviosas, y
trasmitidos los estímulos a lo largo de fibras
nerviosas, han fracasado totalmente. Igual suerte
correría una teoría que fijase el lugar
anatómico del sistema Cc., o sea de la actividad
anímica consciente en la corteza cerebral, y
transfiriese a las partes subcorticales del cerebro los
procesos inconscientes. Lo psíquico no tiene, de
momento, nada que ver con la anatomía,
refiriéndose a regiones del aparato anímico,
cualquiera que sea el lugar que ocupen en el cuerpo, y no a
localidades anatómicas. - LA
MULTIPLICIDAD DE SENTIDO DE LO INCONSCIENTESe dijo que había representaciones
conscientes e inconscientes. ¿Existirán
también impulsos instintivos, sentimientos y
sensaciones inconscientes, o carecerá de todo
sentido aplicar a tales elementos dichos
calificativos?Un instinto no puede devenir nunca objeto de la
consciencia. Únicamente puede serlo la idea
que lo representa. Pero tampoco en lo consciente puede
hallarse representado más que por una idea. Si el
instinto no se enlazara a una idea ni se manifestase como
un estado afectivo, nada podríamos saber de
él. Así, pues, cuando empleando una
expresión inexacta, hablamos de impulsos
instintivos, inconscientes o reprimidos no nos
referimos sino a impulsos instintivos, cuya
representación ideológica es
inconsciente.
Pudiera creerse igualmente fácil, dar respuesta a la
pregunta de si, en efecto, existen sensaciones,
sentimientos y afectos inconscientes. En la propia
naturaleza de un sentimiento, está el ser percibido,
o sea, conocido por la consciencia. Así, pues,
los sentimientos, sensaciones y afectos,
carecerían de toda posibilidad de inconsciencia.
Sin embargo, en la práctica psicoanalítica,
acostumbramos a hablar de amor,
odio y cólera inconscientes, e incluso
empleamos la extraña expresión de
«consciencia inconsciente de la culpa», o la
paradójica de «miedo inconsciente ».
Habremos, pues, de preguntarnos, si con estas expresiones
no cometemos una inexactitud mucho más importante
que la de hablar de «instintos
inconscientes».Pero la situación es, aquí,
completamente distinta. Puede suceder, en primer lugar,
que un afecto o sentimiento sea percibido, pero
erróneamente interpretado. Por la
represión de su verdadera representación, se
ha visto obligado a enlazarse a otra idea, y es
considerado, entonces, por la consciencia, como una
manifestación de esta última. Cuando
reconstituimos el verdadero enlace, calificamos de
«inconsciente » el sentimiento primitivo,
aunque su afecto no fué nunca inconsciente y
sólo su representación sucumbió al
proceso represivo. El uso de las expresiones
«afecto inconsciente » y «sentimiento
inconsciente », se refiere, en general, a los
destinos que la represión impone al factor
cuantitativo del movimiento instintivo. Sabemos
también, que la coerción del desarrollo de
afecto es el verdadero fin de la represión, y que su
labor queda incompleta cuando dicho fin no es alcanzado.
Siempre que la represión consigue impedir el
desarrollo de afecto, llamamos inconscientes a todos
aquellos afectos que reintegramos a su lugar al deshacer la
labor represiva. Así, pues, no puede
acusársenos de inconsecuentes en nuestro modo de
expresarnos. De todas maneras, al establecer un paralelo
con la representación inconsciente surge la
importante diferencia de que dicha representación
perdura, después de la represión y en
calidad
de producto real, en el sistema Inc., mientras que al
afecto inconsciente, sólo corresponde, en este
sistema, una posibilidad de agregación, que no pudo
llegar a desarrollarse. Así, pues, aunque nuestra
forma de expresión sea irreprochable, no hay
estrictamente hablando, afectos inconscientes, como hay
representaciones inconscientes. En cambio, puede
haber muy bien en el sistema Inc. productos afectivos que,
como otros, llegan a ser conscientes. La diferencia
procede, en su totalidad, de que las representaciones son
cargas psíquicas y en el fondo cargas de huellas
mientras que los afectos y los sentimientos corresponden
a procesos de descarga cuyas últimas manifestaciones
son percibidas como sensaciones. En el
estado actual de nuestro conocimiento de los afectos y
sentimientos no podemos expresar más claramente esta
diferencia.La comprobación de que la represión
puede llegar a coartar la transformación del impulso
instintivo en una manifestación afectiva, nos
revela, en efecto, que el sistema Cc. regula normalmente
la afectividad y el acceso a la motilidad, y eleva el
valor de
la represión, mostrándonos, que no
sólo excluye de la consciencia a lo reprimido, sino
que le impide también provocar el desarrollo de
afecto y estimular la actividad muscular. Podemos decir
que mientras el sistema Cc. regula la afectividad y la
motilidad, calificamos de normal el estado psíquico
de un individuo.En efecto, el dominio de la motilidad contingente
por el sistema Cc. se halla firmemente arraigado; resiste
los embates de la neurosis
y sólo sucumbe ante la psicosis. En cambio, el dominio que dicho
sistema ejerce sobre el desarrollo de afecto, es mucho
menos consistente. Incluso en la vida normal, puede
observarse una constante lucha de los sistemas Cc. e Inc.,
por el dominio de la afectividad, delimitándose
determinadas esferas de influencia y mezclándose las
energías actuantes.El desarrollo de afecto puede emanar directamente
del sistema Inc., y en este caso, tendrá siempre el
carácter de angustia, la cual es la
sustitución regular de los afectos reprimidos. Pero
con frecuencia, el impulso instintivo tiene que esperar a
hallar en el sistema Cc. una representación
sustitutiva, y entonces se hace posible el desarrollo de
afecto, partiendo de dicha sustitución
consciente.Se ha afirmado que en la represión queda
separado el afecto, de su representación,
después de lo cual, sigue cada uno de estos
elementos su destino particular. Esto es indiscutible,
pero, en realidad, el afecto no surge nunca hasta
después de conseguida una nueva
representación en el sistema Cc. - SENTIMIENTOS
INCONSCIENTESHemos llegado a la conclusión de que la
represión es un proceso que recae sobre
representaciones y se desarrolla en la frontera
entre los sistemas Inc. y Cc. (Prec.) Vamos ahora a
intentar describirlo más minuciosamente. Tiene que
efectuarse en él una sustracción de carga
psíquica.Podemos sustituir el término «carga
psíquica» por el de «libido», pues
sabemos ya, que dichas neurosis dependen de los destinos de
los instintos sexuales.
En la histeria de angustia, se desatiende, con frecuencia,
una primera fase del proceso, perfectamente visible.
Consiste esta fase en que la angustia surge sin que se haya
percibido el objeto que la origina. Hemos de suponer, pues,
que en el sistema Inc. existía un sentimiento
erótico, que aspiraba a pasar al sistema Prec., pero
la carga de que tal sentimiento fué objeto, por
parte de este sistema, se retiró de él, como
en un intento de fuga, y la carga inconsciente de libido de
la representación rechazada fué derivada en
forma de angustia.La observación clínica nos muestra,
por ejemplo, que el niño enfermo de zoofobia
siente angustia en dos distintas condiciones:
primeramente, cuando el impulso erótico reprimido
experimenta una intensificación, y en segundo
lugar, cuando es percibido el animal productor de
angustia. La representación sustitutiva se
conduce en el primer caso, como un lugar de
transición desde el sistema Inc. al sistema Cc., y
en el otro, como una fuente independiente de la
génesis de angustia. La extensión del dominio
del sistema Cc. suele manifestarse en que la primera
forma de excitación de la representación
sustitutiva deja su lugar, cada vez más ampliamente,
a la segunda. El niño acaba, a veces, por
conducirse como si no entrañara inclinación
ninguna hacia su padre, se hubiese libertado de él
en absoluto, y tuviera realmente miedo al animal. Pero este
miedo, alimentado por la fuente instintiva inconsciente, se
muestra superior a todas las influencias emanadas del
sistema Cc. y delata, de este modo, tener su
origen en el sistema Inc.La contracarga emanada del sistema Cc. lleva,
pues, en la segunda fase de la histeria de angustia, a la
formación de un sustitutivo. - DINÁMICA DE
LA REPRESIÓNLos procesos del sistema Inc. se hallan fuera
de tiempo, esto es, no aparecen ordenados
cronológicamente, no sufren modificación
ninguna por el transcurso del tiempo y carecen de toda
relación con él. También la
relación temporal se halla ligada a la labor del
sistema Cc.Los procesos del sistema Inc. carecen
también de toda relación con la realidad. Se
hallan sometidos al principio del placer y su destino
depende exclusivamente de su fuerza y
de la medida en que satisfacen las aspiraciones de la
regulación del placer y el displacer.Resumiendo, diremos que los
caracteres que esperamos encontrar en los procesos
pertenecientes al sistema Inc. son la falta de
contradicción, la independencia del tiempo y la
sustitución de la realidad exterior por la
psíquica.Los procesos inconscientes no se nos muestran sino
bajo las condiciones del fenómeno onírico y
de las neurosis, o sea cuando los procesos del sistema
Prec., superior al Inc. son transferidos, por una
regresión, a una fase anterior. De por sí,
son incognoscibles e incapaces de existencia, pues el
sistema Inc. es cubierto muy pronto por el Prec., que se
apodera del acceso a la consciencia y a la motilidad.
La descarga del sistema Inc. tiene lugar por medio de la
inervación somática y el desarrollo de
afecto, pero también estos medios
de descarga le son disputados como ya sabemos, por el
sistema Prec. Por sí solo no podría el
sistema Inc. provocar en condiciones normales, ninguna
acción muscular adecuada, con
excepción de aquellas organizadas ya como
reflejos.Al sistema Prec. le corresponden, además,
la constitución de una capacidad de
relación entre los contenidos de las
representaciones, de manera que puedan influirse entre
sí, la ordenación temporal de dichos
contenidos, y la introducción de una o varias censuras
del examen de la realidad y del principio de la realidad.
También la memoria consciente parece depender por
completo del sistema Prec. - CUALIDADES
ESPECIALES DEL SISTEMA INC.Sería erróneo representarse que el
sistema Inc. permanece inactivo y que toda la labor
psíquica es efectuada por el sistema Prec.,
resultando así, el sistema Inc., un órgano
rudimentario, residuo del desarrollo. Igualmente
sería equivocado suponer, que la relación de
ambos sistemas se limita al acto de la represión, en
el cual el sistema Prec. arrojaría a los abismos del
sistema Inc. todo aquello que le pareciese perturbador. Por
el contrario, el sistema Inc. posee una gran vitalidad, es
susceptible de un amplio desarrollo y mantiene una serie de
otras relaciones con el Prec., entre ellas la de
cooperación. Podemos, pues, decir, sintetizando, que
el sistema Inc. continúa en ramificaciones,
siendo accesible a las influencias de la vida, influyendo
constantemente sobre el Prec. y hallándose, por su
parte, sometido a las influencias de
éste.Una gran parte de lo preconsciente procede de
lo incosciente, constituye una ramificación
de tal sistema y sucumbe a una censura antes de poder
hacerse consciente. En cambio, otra parte de dicho
sistema Prec. es capaz de consciencia sin previo examen por
la censura. En el estudio de la represión, nos vimos
forzados a situar entre los sistemas Inc. y Prec. la
censura, que decide el acceso a la consciencia, y ahora
encontramos una censura entre el sistema Prec. y el Cc.
Pero no deberemos ver en esta complicación, una
dificultad, sino aceptar que a todo paso desde un
sistema al inmediatamente superior, esto es, a todo
progreso hacia una fase más elevada de la
organización psíquica, corresponde una
nueva censura.Lo consciente no es siempre consciente, sino
latente también durante largos espacios de tiempo, y
además, que muchos de los elementos que comparten
las cualidades del sistema Prec. no llegan a ser
conscientes.No sólo permanece ajeno a la consciencia
lo psíquico reprimido, sino también una parte
de los sentimientos que dominan a nuestro
Yo.Encontramos que muchas formaciones preconscientes
permanecen inconscientes, a pesar de que por su naturaleza,
podrían devenir conscientes. Habremos, pues, de
admitir, que vence en ellas la atracción del sistema
Inc., resultando así, que la diferencia más
importante, no debe buscarse entre lo consciente y lo
preconsciente, sino entre lo preconsciente y lo
inconsciente. Lo inconsciente es rechazado por la
censura al llegar a los límites de lo
preconsciente, pero sus ramificaciones pueden eludir
esta censura, siendo reconocidas como ramificaciones
del sistema Inc. y rechazadas hasta la nueva frontera de la
censura entre el sistema Prec. y el Cc. La primera censura
funciona, así, contra el sistema Inc., y la
última contra las ramificaciones preconscientes del
mismo. Parece como si la censura hubiera avanzado un cierto
estadio en el curso del desarrollo individual.En la práctica psicoanalítica, se
nos ofrece la prueba irrebatible de la existencia de la
segunda censura, o sea de la situada entre los sistemas
Prec. y Cc..Volviéndonos hacia la relación del
sistema Inc. con los demás sistemas, vemos que en
las raíces de la actividad instintiva, comunican
ampliamente los sistemas. Una parte de los procesos
aquí estimulados pasa por el sistema Inc. como por
una fase preparatoria y alcanza en el sistema Cc. el
más alto desarrollo psíquico, mientras que la
otra queda retenida como Inc.Lo Inc. es también herido por los
estímulos procedentes de la percepción.
Todos los caminos que van desde la percepción al
sistema Inc. permanecen regularmente libres y sólo
los que parten del sistema Inc., y conducen más
allá del mismo son los que quedan cerrados por la
represión.El contenido del sistema Prec. (o Cc.) procede,
en parte, de la vida instintiva (por mediación del
sistema Inc.), y, en parte, de la percepción. No
puede determinarse hasta qué punto los procesos de
este sistema son capaces de ejercer, sobre el sistema Inc.,
una influencia directa. La investigación de casos
patológicos muestra con frecuencia una independencia
casi increíble del sistema Inc. La
característica de la enfermedad es, en general, una
completa separación de las tendencias y una ruina
absoluta de ambos sistemas. Ahora bien: la cura
psicoanalítica se halla fundada en la influencia del
sistema Cc. sobre el sistema Inc. y muestra, de todos
modos, que tal influencia no es imposible, aunque sí
difícil. Las ramificaciones del sistema Inc.,
que establecen una medición entre ambos sistemas, nos
abren, como ya hemos indicado, el camino que conduce
a este resultado. Podemos, sin embargo, admitir, que la
modificación espontánea del sistema Inc. por
parte del sistema Cc. es un proceso penoso y
lento.El contenido del sistema Inc. puede ser comparado
a una población primitiva psíquica.
Si en el
hombre existe un acervo de formaciones psíquicas
heredadas, o sea algo análogo al instinto animal,
ello será lo que constituya el nódulo del
sistema Inc. A esto se añaden después los
elementos rechazados por inútiles durante el
desarrollo infantil, elementos que pueden ser de naturaleza
idéntica a lo heredado. Hasta la pubertad
no se establece una precisa y definitiva separación
del contenido de ambos sistemas. - RELACIONES ENTRE
AMBOS SISTEMAS.Todo lo que hasta aquí hemos expuesto sobre
el sistema Inc. puede extraerse del conocimiento de la
vida onírica y de la neurosis de
transferencia.Pero, por lo que respecta a la relación con
los dos sistemas psíquicos, han comprobado todos los
investigadores que muchos de aquellos elementos que en
las neurosis de transferencia nos vemos obligados a buscar
en lo inconsciente por medio del psicoanálisis, son
conscientemente exteriorizados en la esquizofrenia.Se observa en los esquizofrénicos, sobre
todo durante los interesantísimos estadios
iniciales, una serie de modificaciones del lenguaje, muchas
de las cuales merecen ser consideradas desde un determinado
punto de vista. La expresión verbal es objeto de un
especial cuidado, resultando escogida y
«redicha» Las frases experimentan una
particular desorganización de su estructura, que nos
las hace ininteligibles, llevándonos a creer
faltas
de todo sentido las manifestaciones del enfermo. En
éstas, aparece con frecuencia, en primer
término, una alusión a órganos
somáticos o a sus inervaciones. Observamos,
además, que en estos síntomas de la
esquizofrenia, semejantes a las formaciones sustitutivas
histéricas o de la neurosis obsesiva, muestra, sin
embargo, la relación entre la sustitución y
lo reprimido, peculiaridades que en las dos neurosis
mencionadas, nos desorientarían. - EL
RECONOCIMIENTO DE LO INCONSCIENTE - ¿QUÉ HAY EN EL
INCOSCIENTE?
Según Freud, "lo inconsciente abarca, por un
lado, actos que son apenas latentes, inconscientes por
algún tiempo, pero en lo demás nada se diferencian
de los conscientes; y, por otro lado, procesos como los
reprimidos…"
Una primera luz al problema,
nos puede ser entregada desde el proceso de la
represión. Ésta consiste en que a una
moción pulsional se le es denegado el acceso a la
consciencia y en que a ésta se la mantenga alejada de
ella. Este proceso sería el producto de la
acción de "algún elemento", que fundamentalmente
impide la satisfacción de una moción pulsional que
resultaría displacentera para el sujeto. Esta
descripción nos presenta ya un problema, por su
naturaleza, la satisfacción de la pulsión
siempre es placentera, ya que ésta implica el que se
logre eliminar un monto de excitación provocado por un
estímulo interno, permitiendo así al organismo
obtener placer. De esta manera el placer está relacionado,
habitualmente, con la disminución de la intensidad del
estímulo. Tenemos entonces que considerar a la
pulsión, no como un elemento aislado, sino como parte de
un conglomerado de pulsiones interrelacionadas, no por aspectos
lógicos, sino que por otras vías asociativas, de
manera tal que puedan existir junto a aquellas pulsiones que
poseen una meta cuya satisfacción le resulta incompatible
con la satisfacción de las metas a las que otras pulsiones
apuntan. Por tanto lo determinante respecto de si actúa
o no la represión, es que el displacer que acarrea la
satisfacción de la pulsión en cuestión sea
mayor que el placer que se obtendría mediante su
satisfacción, aislada de las demás pulsiones.
Esto nos permite una primera afirmación: en el
inconsciente no imperan los principios de la
lógica formal, como por ejemplo el de no
contradicción.
Volviendo al problema planteado por el mecanismo
mediante el cual la represión actúa, podemos
decir que éste consiste, fundamentalmente, en
separar una representación del monto de afecto con
el cual ella estaba ligada, desplazando este último hacia
otras representaciones que sí sean asequibles a la
conciencia y que por lo tanto permitan la descarga del monto de
afecto. Fin que muy difícilmente se cumple, por lo cual
lo que se reprimió se mantiene constantemente exigiendo
un trabajo al aparato psíquico, para que le sea posible
alcanzar su satisfacción. Además esta
representación continúa actuando dentro del
sistema Icc, por lo tanto no ha perdido toda su
investidura.
Básicamente, podríamos pensar que lo que
en el inconsciente hay, son representaciones carentes del
monto de afecto, de energía, necesaria para acceder al
Cc. Esto se refiere a la existencia de distintas
instancias o lugares, que constituirían al aparato
psíquico, a través de las cuales debe navegar la
pulsión para alcanzar su fin.
El supuesto de un inconsciente se basa fundamentalmente
en que los actos normales y anormales psíquicos que
podemos observar en las personas, nos hacen suponer que son el
producto de procesos, de los que la conciencia no tuvo
conocimiento; procesos que requirieron para su realización
la participación de elementos no concientes. Por lo tanto
para que exista una continuidad entre los actos conscientes, es
necesario incluir en esta conexión actos de
carácter inconsciente, a los cuales es posible acceder, en
algunos casos, mediante arduos esfuerzos, debido a que en
general aquello que permanece inconsciente producto de la
represión, la cual actúa continuamente sobre
estas representaciones. El que sea posible acceder a
éstas, nos permite aceptar como legítimo el
concepto de inconsciente.
Freud plantea, en el texto: "Lo Inconsciente". "Si un
acto psíquico experimenta una transposición del
sistema Icc al sistema Cc, ¿debemos suponer
que a ella se liga una fijación nueva, a la manera de una
segunda transcripción de la representación
correspondiente, la cual entonces puede contenerse también
en una nueva localidad psíquica subsistiendo
además, la transcripción originaria, inconsciente?
¿O más bien, debemos creer que la
transposición consiste en un cambio de estado que se
cumple en idéntico material y en la misma
localidad?"(Freud, pág. 169-170). El problema planteado
hace referencia a cómo se considerará al
inconsciente. Sí será concebido como un lugar
o como un estado de los actos anímicos. Además
amplía y cuestiona la pregunta acerca de qué es lo
que hay en el inconsciente.
¿ Que constituye lo inconsciente ? La respuesta
no varía mucho en cierto sentido, es decir, de todas
formas lo que constituye a lo inconsciente son agentes
representantes carentes de la energía necesaria para
devenir conscientes, sea por el proceso que sea. El cambio
fundamental tanto en la pregunta como en la respuesta, hace
referencia a que ya no "hay" algo en "el" Icc, sino que
existen estados diversos para un acto anímico, que tiene
relación con una excitación, que impone un trabajo
al aparato psíquico para su disminución,
ojala eliminación.
(Cc= sistema consciente. Icc= sistema inconsciente.
Prcc= sistema preconsciente)
Si con las consideraciones que se ha expuesto, se
llegó a un exacto conocimiento del sistema Inc. y a
determinar concretamente la diferencia entre las representaciones
conscientes y las inconscientes, las sucesivas investigaciones
sobre otros diversos puntos aún no esclarecidos,
habrán de conducirnos de nuevo a las conclusiones
deducidas.
Como quedo claramente definido , el inconsciente es como
"un sótano fuertemente custodiado. En su interior se
encuentra lo reprimido. Lo reprimido son los afectos, emociones,
pulsiones que por inquietantes y penosas han sido arrancadas de
la conciencia y enviadas al "sótano". Este se expresa
mediante los sueños, actos fallidos, lapsus y
síntomas y la dolencia psíquica se relaciona con lo
reprimido, es su origen.
Con la presente investigación se llegó a
la conclusión que el inconsciente se manifiesta de varias
formas en la vida real de cualquier individuo. Si bien hay
opiniones que niegan la existencia de tal instancia, no debemos
olvidar que hay los sueños y actos fallidos se manifiestan
por procesos que no son conscientes, y esto lleva a afirmar en mi
opinión personal que el inconsciente sí existe y
que existen pruebas al respecto.
BIOGRAFÍA DE SIGMUND
FREUD
Sigmund Freud, (6
de mayo de 1856
–
23 de septiembre de 1939)
fue un médico
neurólogo austriaco
(nacido en Freiberg, actual Pribor de Chequia),
que se empezó a interesar en la hipnosis
y cómo podía utilizarse para ayudar a los
enfermos mentales. Más tarde abandonó la
hipnosis
en favor de la «asociación
libre» y el análisis de los
sueños para desarrollar lo que actualmente se conoce como
«la cura del habla». Esto se convirtió en los
elementos de partida del
psicoanálisis. Freud se
interesó especialmente en lo que entonces se
llamaba histeria
(que actualmente se podría llamar
trastorno de conversión
según el DSM-IV)
y en la neurosis
(actualmente reclasificada en distintas denominaciones,
según la
nosología psicoanalítica:
afecciones psicosomáticas, neurosis y
psicosis).
Las teorías de Freud y el tratamiento que daba a
sus pacientes causaron un gran revuelo en la Viena
del siglo
XIX y el debate
continúa en la época actual. Sus ideas son a menudo
discutidas y criticadas como trabajos de literatura y cultura
general, además del continuo debate sobre si es
ciencia
y tratamientos médicos. Como ejemplo, en una
crítica
del año 2003,
los seguidores de Sigmund Freud le
consideraron «…un gran científico de la medicina que
descubrió importantes verdades sobre la psicología
humana…», mientras otros (especialmente de campos de la
competencia como
la
psiquiatría) le ven como
«…un filósofo visionario que replanteó la
naturaleza
humana y nos ayudó a derribar tabús, pero sus
teorías, divulgadas como ciencia,
fallan en un examen minucioso».
Sigismund Schlomo Freud nació en
Freiberg, Moravia (ahora conocida como Pribor en la
República Checa). Cuando todavía era un niño
su familia se
trasladó a Viena
a causa de los disturbios antisemitas. En 1877,
abrevió su nombre de Sigismund Schlomo Freud a Sigmund
Freud. Los primeros años de Freud son poco conocidos ya
que destruyó sus escritos personales en dos ocasiones, la
primera vez en 1885 y de nuevo en 1907. Además, sus
escritos posteriores fueron protegidos cuidadosamente en los
Archivos de
Sigmund Freud, a los que sólo tenía acceso Ernest
Jones (su biógrafo oficial) y unos pocos miembros del
círculo cercano al
psicoanálisis. El trabajo de
Jeffrey Moussaieff Masson arrojó alguna luz sobre la
naturaleza del material oculto.
En 1938, tras la anexión de Austria
por parte de la Alemania
nazi,
Freud (judío)
escapó con su familia a Inglaterra.
Murió en Inglaterra
en 1939.
Anna Freud, hija de Freud, también
fue una destacada psicoanalista, particularmente en el campo de
los niños y
el desarrollo psicológico. Sigmund Freud es abuelo del
pintor
Lucian Freud y del actor y escritor
Clement Freud, y bisabuelo de la
periodista Emma Freud, la diseñadora de moda Bella Freud
y del relaciones
públicas Matthew Freud.
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Freud ha innovado en dos campos. Simultáneamente,
desarrolló una teoría de la mente y la conducta humana,
y una técnica terapéutica para ayudar a personas
enfermas mentales. Mucha gente afirma estar influenciada por uno
pero no por el otro campo.
Probablemente la contribución más
significativa que Freud ha hecho al pensamiento moderno es su
concepto de lo inconsciente.
Durante el siglo
XIX el pensamiento predominante en Occidente fue
el positivismo,
que afirmaba que las personas podían acumular
conocimientos reales acerca de sí mismos y del mundo que
les rodea, y ejercer control sobre ambos por medio de la
razón. Sin embargo, Freud sugirió que esas
afirmaciones eran falsas, ya que no somos totalmente conscientes
de todos nuestros pensamientos, y frecuentemente actuamos por
razones que no tienen nada que ver con lo que pensamos. El
concepto de inconsciente
fue revolucionario y proponía que la mente se
dividía en capas o niveles y había pensamientos que
circulaban «bajo la superficie». Los sueños,
llamados «el camino a lo inconsciente»,
proporcionaban el mejor ejemplo de nuestra vida inconsciente, y
en el libro La
interpretación de los sueños Freud
explicó el argumento de la existencia del inconsciente
y, también, desarrolló un método para
conseguir el acceso a el.
El
preconsciente fue descrito como la capa entre
el consciente
y el inconsciente,
a la cual podemos tener acceso con un poco de esfuerzo. El
término
subconsciente es utilizado popularmente, aunque
actualmente ya no forma parte de la terminología
psicoanalítica. Incluso los todavía numerosos
seguidores del punto de vista puramente positivista y
racionalista, incluidos muchos que rechazaban otros elementos del
trabajo de Freud, aceptan la afirmación que parte de la
mente es inconsciente,
y que las personas frecuentemente actúan por razones de
las que no son conscientes.
La represión tiene gran importancia en el
conocimiento de lo inconsciente.
De acuerdo con Freud, las personas a menudo experimentan
pensamientos y sentimientos que son tan dolorosos que no pueden
soportarlo. Estos pensamientos y sentimientos —y los
recuerdos asociados a ellos— no pueden, según
sostuvo Freud, ser expulsados de la mente, pero pueden ser
expulsados del consciente.
Entonces llegan a formar parte del inconsciente.
Aunque más tarde Freud intentó encontrar
patrones de represión entre sus pacientes que derivase en
un modelo general
para la mente, observó que sus distintos pacientes
reprimían hechos diferentes. Además, Freud
observó que el proceso de la represión es en si
mismo un acto no consciente (es decir, no ocurría a
través de la intención de los pensamientos o
sentimientos conscientes). Freud supuso que las represiones de
las personas estaban determinadas en parte por su inconsciente.
En otras palabras, el inconsciente
era a la vez causa y efecto de la
represión.
Freud buscó una explicación de cómo
operaba el inconsciente
proponiendo que tenía una particular estructura.
Propuso que el inconsciente
estaba dividido en tres partes: el Yo,
el Ello
y el Superyó.
El Ello representa a los procesos primigenios del pensamiento
(nuestros pensamientos de deseos de gratificación
más primitivos). El Superyó representa nuestra
parte de la mente que contrarresta al Ello con pensamientos
morales y éticos. El Yo permanece entre ambos alternando
nuestras necesidades primitivas y nuestras creencias
éticas y morales. Un Yo saludable proporciona la habilidad
para adaptarse a la realidad e interactuar con el mundo exterior
de una manera que sea cómoda para el Ello y el Superyo. En
general, la afirmación de que la mente no es una cosa
monolítica y homogénea continúa teniendo una
enorme influencia sobre la gente fuera del campo de la
psicología. Muchos, sin embargo, han cuestionado o
rechazado esta teoría que afirma que la mente está
dividida en estos tres componentes. Freud estaba especialmente
interesado en la dinámica relación entre estas tres
partes de la mente. Freud argumentó que esa
relación está influenciada por factores o
energías innatos, que llamó pulsiones. Pero
también explicó cómo cambiaba según
el contexto dependiendo de los cambios en las relaciones
sociales. Algunos han criticado a Freud por dar mucha más
importancia a uno o a otro de esos factores, y muchos de los
seguidores de Freud se han concentrado en uno o en otro de esos
factores.
Freud creía que las personas estaban
influenciadas por dos pulsiones, la libido (o Eros, una
pulsión sexual) y la pulsión de muerte,
Thanatos. En la descripción que Freud hace de la libido
incluía todos los instintos reproductores. La
pulsión de muerte representa un instinto que nos induce a
volver a un estado de calma, o no existencia, y está
basado en sus estudios de protozoos
(lea el texto Más allá del principio de
placer). Muchos han cuestionado las bases científicas
de esta afirmación.
Freud también creía que la libido maduraba
en los individuos por medio del cambio de su objeto (u
«objetivo»). Argumentaba que los humanos nacen
«polimórficamente perversos», en el sentido de
que una gran variedad de objetos pueden ser una fuente de placer.
Luego dijo que conforme las personas van desarrollándose
van fijándose sobre diferentes objetos específicos:
primero oral (ejemplificados por el placer de los bebés en
la lactancia),
después anal (ejemplificado por el placer de los
niños al controlar sus defecaciones) y luego
fálico.
Freud dijo que entonces los niños pasan a una
fase donde se fijan en el progenitor de sexo opuesto
al suyo. Freud buscó como encajar este patrón de
desarrollo en la dinámica de la mente. Cada fase es una
progresión hacia la madurez sexual, caracterizada por un
fuerte Yo y la habilidad para retardar la necesidad de
gratificaciones (lea: Tres ensayos para
una teoría sexual).
El modelo psicosexual que desarrolló Freud ha
sido criticado desde diferentes frentes. Algunos han atacado la
afirmación de Freud sobre la existencia de una sexualidad
infantil (y, implícitamente, la expansión que hizo
Freud en la noción de sexualidad). Otros han aceptado la
noción de sexualidad de Freud, pero han argumentado que
este patrón de desarrollo no es universal, ni necesario en
el desarrollo de la
salud mental. En cambio, hacen
énfasis en avanzar en los patrones de las fuentes del
desarrollo
social y ambiental. Más aun, publicitan que sea
menospreciada o ignorada la dinámica social de Freud (como
clase de
relación).
Freud esperaba probar que su modelo, basado en
observaciones de la clase media austríaca, fuese
universalmente válido. Utilizó la
mitología griega y la
etnografía contemporánea como
modelos
comparativos. Freud acudió a la
tragedia griega, al Edipo Rey
de
Sófocles, para indicar hasta qué
punto nosotros (especialmente, los jóvenes) deseamos el
incesto, y cómo es reprimido ese deseo. El
complejo de Edipo fue descrito como una
fase del desarrollo psicosexual y de madurez. También se
fijó en los estudios antropológicos de totemismo y
argumentó que el totemismo reflejaba una costumbre
ritualizada de un
complejo de Edipo tribal (lea:
Tótem y tabú). Aunque muchos estudiantes
de hoy están interesados en reanalizar el material
cultural de Freud, la mayoría ha rechazado sus
interpretaciones.
Freud esperaba que su investigación proporcionara
una sólida base científica para su método
terapéutico. El objetivo de la terapia freudiana, o
psicoanálisis, era traer al
consciente
los pensamientos y sentimientos reprimidos, y así
permitir al paciente desarrollar un Yo
más fuerte. Básicamente, se trata de traer
los pensamientos y sentimientos del inconsciente
al consciente
induciendo al paciente a hablar en «asociación
libre» y a hablar de sus sueños.
Otro elemento importante del
psicoanálisis es la relativa falta
de implicación por parte del psicoanalista, para que el
paciente proyecte sus pensamientos y sentimientos sobre el
analista. A través de este proceso, llamado
transferencia, el paciente puede
reconstruir y resolver conflictos
reprimidos (causantes de su enfermedad), especialmente conflictos
de la infancia con
sus padres.
Es menos conocido el interés de Freud por
la
neurología. Anteriormente fue
investigador de la
parálisis cerebral. Publicó
numerosos artículos médicos en este campo.
También mostró que la enfermedad existía
mucho antes de que otros investigadores de su tiempo tuvieran
noticia de ella y la estudiaran. También sugirió
que era erróneo que esta enfermedad que describió
William Little , cirujano ortopédico británico,
tuviera como causa una falta de oxígeno
durante el nacimiento. En cambio, dijo que las
complicaciones en el parto son
sólo un síntoma del problema. No fue hasta la
década de 1980
cuando sus especulaciones fueron confirmadas por
investigadores más modernos.
Desde el punto de vista de la medicina
oficial (y, por tanto, mayoritario) se diría que la
teoría y práctica freudiana han sido sustituidas
por los descubrimientos empíricos a lo largo de los
años. Algunas personas continuan aprendiendo, y
practicando, el
psicoanálisis freudiano
tradicional, pero la mayoría de psiquiatras hoy rechazan
la mayoría del trabajo de Freud por no estar apoyado en
evidencias científicas y es utilizado, más bien,
como inspiración o como estudio histórico. A pesar
de que Freud desarrolló su método para el
tratamiento de la neurosis,
hoy día algunas personas buscan en el
psicoanálisis no una cura para una
enfermedad, sino una parte de su proceso de
autoconocimiento.
En el ámbito del
psicoanálisis moderno, Freud es
considerado el padre de esta ciencia. Sus teorías son
constantemente actualizadas. Aunque el
psicoanálisis se sigue
rechazando… como en vida de Freud.
informacion sobre sus obras y teorias estan siendo
investigadas por la universidad UNICA de Colombia
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Algunos de sus
escritos ordenados cronológicamente
- Informe sobre mis estudios en París y
Berlín (1856 [1886]) - Prólogo a la traducción de J.-M. Charcot,
Leçons sur les maladies du système nerveux
(1886) - Observación de un caso severo de
hemianestesia en un varón histérico
(1886) - Dos breves reseñas
bibliográficas (1887) - Histeria (1888)
- Trabajos sobre hipnosis y sugestión
(1888-92) - Fragmentos de la correspondencia con Fliess
(1950 [1892-99]) - Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud)
(1893-95) - 'Prólogo a SammIung kleiner Schriften zur
Neurosenlehre aus den Jahren 1893-1906 (1906) - Charcot (1893)
- Sobre el mecanismo psíquico de
fenómenos histéricos (1893) - Las neuropsicosis de defensa
(1894). - Obsesiones y fobias. Su mecanismo psíquico
y su etiología (1895 [1894]). - Sobre la justificación de separar de la
neurastenia un determinado síndrome en calidad de
«neurosis de angustia» (1895
[1894]) - Proyecto de psicología (1950
[1895]). - A propósito de las críticas a la
«neurosis de angustia» (1895). - La herencia y la
etiología de las neurosis (1896) - Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis
de defensa (1896) - La etiología de la histeria
(1896) - Sumario de los trabajos científicos del
docente adscrito Dr. Sigmund Freud, 1877-1897
(1897) - La sexualidad en la etiología de las
neurosis (1898) - Sobre el mecanismo psíquico de la
desmemoria (1898) - Sobre los recuerdos encubridores
(1899) - Noticia autobiográfica (1901
[1899]) - La interpretación de los
sueños (1900 [1899]) - La interpretación de los
sueños (continuación). - Sobre el sueño
(1901) - Psicopatología de la vida cotidiana
(1901). - Fragmento de análisis de un caso de
histeria (1905 [1901]). - Colaboraciones para Neue Freie Presse
(1903-04). - El método psicoanalítico de
Freud (1904 [1903]). - Sobre psicoterapia (1905
[1904]) - Tres ensayos para una teoría sexual
(1905). - Mis tesis sobre
el papel de la sexualidad en la etiología de las
neurosis (1906 [1905]). - Personajes psicopáticos en el
escenario (1942 [1905 o 1906]). - El chiste y su relación con lo
inconciente (1905) - El delirio y los sueños en la
«Gradiva» de W. Jensen (1907
[1906]) - La indagatoria forense y el
psicoanálisis (1906). - Acciones obsesivas y prácticas
religiosas (1907). - El esclarecimiento sexual del niño (Carta
abierta al doctor M. Fürst)
(1907). - El creador literario y el fantaseo (1908
[1907]). - Las fantasías histéricas y su
relación con la bisexualidad
(1908). - Carácter y erotismo anal
(1908). - La moral sexual
«cultural» y la nerviosidad moderna
(1908). - Sobre las teorías sexuales infantiles
(1908). - Apreciaciones generales sobre el ataque
histérico (1909 [1908]). - La novela familiar
de los neuróticos (1909 [1908]). - Escritos breves
(1906-09). - Análisis de la fobia de un niño de
cinco años (1909). - A propósito de un caso de neurosis
obsesiva (1909). - Anexo. Apuntes originales sobre el caso de
neurosis obsesiva. - Cinco conferencias sobre
psicoanálisis (1910 [1909]). - Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci
(1910) - Las perspectivas futuras de la terapia
psicoanalítica (1910). - Sobre el sentido antitético de las
palabras primitivas (1910). - Sobre un tipo particular de elección de
objeto en el hombre (Contribuciones a la
psicología del amor I )(1910). - La perturbación psicógena de la
visión según el psicoanálisis
(1910). - Sobre el psicoanálisis
«silvestre» (1910). - Escritos breves (1910)
- Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un
caso de paranoia (dementia paranoides) descrito
autobiográficamente (1911
[1910]). - Trabajos sobre técnica
psicoanalítica (1911-1915)
[1914]) - Sueños en el folklore (Freud y
Oppenheim) (1958 [1911]). - Sobre psicoanálisis (1913
[1911]). - Formulaciones sobre los dos principios del
acaecer psíquico (1911). - Escritos breves
(1911-1913). - Sobre la más generalizada
degradación de la vida amorosa (Contribuciones a
la psicología del amor, II)
(1912). - Sobre los tipos de contracción de
neurosis (1912). - Contribuciones para un debate sobre el
onanismo (1912). - Nota sobre el concepto de lo inconciente en
psicoanálisis (1912). - Tótem y tabú. Algunas concordancias
en la vida anímica de los salvajes y de los
neuróticos (1913 [1912-13]) - Un sueño como pieza probatoria
(1913). - Materiales del cuento
tradicional en los sueños
(1913). - El motivo de la elección del cofre
(1913). - Dos mentiras infantiles
(1913) - La predisposición a la neurosis obsesiva.
Contribución al problema de la elección de
neurosis (1913). - Introducción a El método
psicoanalítico de Oskar Pfister (1913). - Prólogo a la traducción al
alemán de Ritos escatológicos de todas las
naciones, de J. G. Bourke (1913). - El interés por el
psicoanálisis (1913) - Experiencias y ejemplos extraídos de la
practica analítica (1913) - Acerca del fausse reconnaissance
(«dejà raconté») en el curso del
trabajo psicoanalítico (1914) - El Moisés de Miguel Ángel
(1914) - Sobre la psicología del colegial
(1914) - Contribución a la historia del movimiento
psicoanalítico (1914) - Introducción del narcisismo
(1914) - Trabajos sobre metapsicología
(1915) - Un caso de paranoia que contradice la
teoría psicoanalítica (1915) - De guerra y
muerte. Temas de actualidad (1915) - La transitoriedad (1916 [1915])
- Escritos breves (1915-16).
- Conferencias de introducción al
psicoanálisis (1916-17 [1915-17]) - Algunos tipos de carácter dilucidados por
el trabajo psicoanalítico (1916) - Parte III. Doctrina general de las neurosis
(1917 [1916-17]) - Una dificultad del psicoanálisis
(1917 [1916]) - El tabú de la virginidad (Contribuciones a
la psicología del amor, III) (1918
[1917]) - Sobre las trasposiciones de la pulsión, en
particular del erotismo anal (1917) - Un recuerdo de infancia en Poesía y verdad (1917)
- De la historia de una neurosis infantil
(1918 [1914]) - Nuevos caminos de la terapia
psicoanalítica (1919 [1918]) - ¿Debe enseñarse el
psicoanálisis en la universidad? (1919
[1918]) - «Pegan a un niño».
Contribución al conocimiento de la génesis de las
perversiones sexuales (1919). - Introducción a Zur Psychoanalyse der
Kriegsneurosen (1919) - Lo ominoso (1919)
- Escritos breves (1919).
- Más allá, del principio de
placer (1920) - Sobre la psicogénesis de un caso de
homosexualidad femenina (1920) - Psicología de las masas y análisis
del yo (1921) - Psicoanálisis y telepatía
(1941 [1921]) - Sobre algunos mecanismos neuróticos en los
celos, la paranoia y la homosexualidad (1922
[1921]) - Sueño y telepatía
(1922) - Dos artículos de enciclopedia:
«Psicoanálisis» y «Teoría de la
libido» (1923 [1922]) - Escritos breves (1920-1922)
- Una neurosis demoniaca en el siglo XVII
(1923 [1922]) - Observaciones sobre la teoría y la
practica de la interpretación de los sueños
(1923 [1922]) - El yo y el ello (1923)
- La organización genital infantil (Una
interpolación en la teoría de la sexualidad)
(1923) - Neurosis y psicosis (1924
[1923]). - Breve informe
sobre el psicoanálisis (1924 [1923]) - Josef Popper-Lynkeus y la teoría del
sueño (1923). - Escritos breves (1923-25)
- El problema económico del masoquismo
(1924) - El sepultamiento del complejo de Edipo
(1924) - La pérdida de realidad en la neurosis y la
psicosis (1924) - Las resistencias
contra el psicoanálisis (1925
[1924]) - Nota sobre la «pizarra
mágica» (1925 [1924]) - Presentación autobiográfica
(1925 [1924]) - Algunas notas adicionales a la
interpretación de los sueños en su conjunto
(1925) - La negación (1925)
- Algunas consecuencias psíquicas de la
diferencia anatómica entre los sexos
(1925) - Inhibición, síntoma y angustia
(1926 [1925]) - ¿Pueden los legos ejercer el
análisis? Diálogos con un juez imparcial
(1926) - Psicoanálisis
(1926) - Alocución ante los miembros de la Sociedad
B'nai B'rith (1941 [1926]) - Escritos breves (1926)
- El porvenir de una ilusión
(1927) - Fetichismo (1927)
- El humor (1927).
- Una vivencia religiosa (1928
[1927]) - Dostoievski y el parricidio
(1928 [1927]) - El malestar en la cultura (1930
[1929]) - Premio Goethe (1930)
- Tipos libidinales (1931)
- Sobre la sexualidad femenina
(1931) - Sobre la conquista del fuego (1932
[1931]) - Escritos breves (1929-1931)
- Nuevas conferencias de introducción al
psicoanálisis (1933 [1932]) - ¿Por qué la guerra?
(Albert
Einstein y Sigmund Freud)
(1933)[1932]) - Mi contacto con Josef Popper- Lynkeus
(1932) - Escritos breves (1932-1936)
- Moisés y la religión
monoteísta (1939 [1934-1938]) - Carta a Romain Rolland (Una perturbación
del recuerdo en la Acrópolis) (1936) - Análisis terminable e interminable
(1937) - Construcciones en el análisis
(1937) - Escritos breves (1937-1938)
- Esquema del psicoanálisis (1940
[1938]) - La escisión del yo en el proceso
defensivo (1940 [1938]) - Algunas lecciones elementales sobre
psicoanálisis (1940 [1938]) - Comentario sobre el antisemitismo
(1938)
Freud, Sigmund. (1916). Lo Inconsciente.
"Obras Completas" Tom. 14. Editorial Amorrortu editores,
Argentina.
Subversión del sujeto y dialéctica del
deseo en incosciente freudiano, en Escritos, tomo 2.
Articulo Diario LA NACION. "La
neurosis cumple cien años"
Revista Muy iteresante. "Psicoterapias. Así se
curan las heridas del alma".
Los complejos y el inconsciente", C.G. Jung; Alianza
Editorial, Madrid
1995.
Autor:
Dolcet, Pamela
Facultad de Psicología UNLP