- Resumen
- Problema
- Objetivos
- Variables
- Tipo de
investigación - Glosario
- Marco
teórico - Los sentidos del
alma - Metafísica
- Diálogo
- Noticia que trae
"suerte" - Una historia
sencilla - Conclusión
- Bibliografía
RESUMEN (para
presentar en los resultados de la búsqueda)
Casualidad o causalidad. Un motivo de discusión
casi permanente entre filósofos, teólogos y
físicos. Una es la antítesis de la
otra; irreconciliables conceptos que, de una manera u otra, rigen
nuestra vida y nuestros actos. ¿Por qué nos pasa lo
que nos pasa? Desentrañar este misterio equivaldría
a echar un vistazo a la esencia misma del Universo.
El azar, es una de las cuestiones que por tantas
noche ha desvelado al ser humano; sin llegar aun a una
determinación científica de carácter universal. Esta
problemática es la causa del proyecto de
investigación aquí planteado, en el
cual se tratará de dar respuesta a la pregunta:
¿Existe realmente el azar?
Casualidad o causalidad. Un motivo de discusión
casi permanente entre filósofos, teólogos y
físicos. Una es la antítesis de la otra;
irreconciliables conceptos que, de una manera u otra, rigen
nuestra vida y nuestros actos. ¿Por qué nos pasa lo
que nos pasa? Desentrañar este misterio equivaldría
a echar un vistazo a la esencia misma del Universo, un sistema en el que
se cree que reina el caos, más allá de las leyes
fundamentales que lo rigen.
Todo está predestinado: lo que tiene que ser,
será, y no se puede escapar al destino, arguyen unos. Las
cosas ocurren por azar: es el único Dios que nos gobierna,
aseguran otros.
Sin embargo, ni unos ni otros disipan ciertas dudas.
¿Por qué ocurre que, por ejemplo, alguien piensa en
una persona a la que
hace mucho tiempo que no
ve y ese mismo día recibe una llamada de ella? ¿O
que el colectivo, que a último momento decidió no
tomar, minutos más tarde sufrió un accidente de
tránsito?
Este tema tratado tanto por físicos,
astrónomos, y hasta por quienes no son científicos,
el azar, es una de las tantas cuestiones cotidianas que por
más de una noche ha desvelado al ser humano; sin llegar
aun a una determinación científica de
carácter universal. Esta problemática es la causa
del proyecto de
investigación aquí planteado, en el cual se
tratará de dar respuesta a la pregunta: ¿Existe
realmente el azar?
Demostrar la inexistencia del azar haciendo
alusión a grandes pensadores y científicos que
están a favor y en contra de tal postulado.
Refutar con solidez los argumentos utilizados por
aquellos que están a favor de un Universo a la deriva
guiado y/o creado por azar, los cuales inhiben toda posibilidad
de libertad del
ser humano.
Aportar teorías
que puedan ser utilizadas por otros para la comprensión de
cuestiones controversiales, tales como el azar, la
creación, etc.
NOTA:
Solo las palabras escritas en letra cursiva, pertenecen
a autores ajenos a la autoría de este esquema de
investigación.
Cada hecho tiene una causa real.
Dichas causas pueden ser materiales o
inmateriales. La inmaterialidad de una causa no implica la
abstracción de la misma.
Los acontecimientos atribuidos por el hombre "al
azar" no son más que una incapacidad física y mental de
este para dominar todas las variables que
gobiernan tales hechos.
La creación
Las casualidades, o hechos que no tienen
explicación aparente, como el estar pensando en alguien
justo en el momento en que nos llama, son atribuibles a las
inimaginables capacidades que la mente posee para forzar
acontecimientos. Algunas de estas capacidades (latentes en cada
ser humano), que al llamarlas poderes extra sensoriales, suelen
ser tomadas por el vulgo como algo mágico, han sido
reconocidas científicamente. Muchas de ellas son
estudiadas por la psicología
transpersonal y la Metafísica.
Las variables empleadas en este proyecto de
investigación son las distintas opiniones de los autores,
a favor y en contra de la existencia del azar. A su vez pueden
estar en contra del azar en lo que respecta a los juegos pero a
favor de la creación por azar.
También las teorías varían en el
transcurso de la historia, y las sociedades
adoptan diferentes posturas acordes a las situaciones
históricas en la que se encuentran.
Depende del contexto en que se incluya el concepto del
azar, de este se tomará una u otra acepción, y se
captará mayor o menor cantidad de adeptos. (El azar en los
juegos, las situaciones diarias, la creación, la
física, etc.).
Es una investigación explicativa ya que se
intenta probar vínculos causales entre las variables. Se
utiliza a la argumentación como método de
prueba, utilizando bibliografía y aplicando conceptos
personales que concuerdan con la misma.
Antes de comenzar voy a plantar ciertas bases que son
meramente relevantes para la comprensión del proyecto de
investigación. Aquí se verá el significado
de algunas palabras esenciales para que no se produzca
confusión alguna cerca de las posibles acepciones del
contenido.
Azar: casualidad caso fortuito. Que no tiene
causa.
Casualidad: combinación de circunstancias
que no se pueden prever ni evitar. Toda causa debe ser lógica.
Una causa ilógica no es causa aceptable para argüir
el hecho.
Predicción: Afirmación acerca de un
suceso futuro, asignando una confianza total a la
afirmación.
Esperanza o Predicción Estadística o Predicción en forma de
probabilidad: Afirmación acerca de un suceso futuro en
forma de probabilidad.
Sistema caótico: aquel tan sensible a las
condiciones iniciales que pequeños cambios en el estado
inicial se traducen en grandes cambios en el estado
final
Aleatorio: Impredecible, excepto en forma de
probabilidad o esperanza. Para ser impredecible, debe ser sin
causa. Sin embargo, el opuesto no es rigurosamente cierto:
podría ser sin causa y predecible (aquello sin causa e
inmutable). Sin embargo, en este último caso el concepto
de causa se torna borroso: aunque el suceso no tenga una causa,
al ser predecible, es posible identificar como causa el requisito
indicado por su predicción.
Pseudo aleatorio: con causa, pero aparentemente
impredecible, o impredecible en la práctica debido a la
propagación de errores iniciales propia de un sistema
caótico, pero predecible en forma de probabilidad o
esperanza.
Determinista: con una causa, y por tanto,
teóricamente predecible, si se conociera la causa. Suceso
determinista es aquel que es efecto de alguna causa, producido
como consecuencia de otro, cuya aparición es regida por
una ley.
Proceso aleatorio: proceso cuyo
resultado es impredecible, excepto en forma de
probabilidad
Proceso pseudo aleatorio: proceso cuyo resultado
es aparentemente impredecible, excepto en forma de
probabilidad
Proceso determinista: Proceso en el que se
suceden causas y efectos consecutivos. Proceso formado por
sucesos deterministas, y por ello, su resultado es
teóricamente predecible. En estas definiciones
"Teóricamente predecible" quiere indicar que sería
posible realizar una predicción cierta del resultado del
proceso, suponiendo una disponibilidad ilimitada (infinita) de
recursos del
universo (tiempo, espacio, materia,
energía).
Algoritmo: Procedimiento,
secuencia de pasos
Finito: Con un final, No infinito.
HISTORIA DEL AZAR
¿Qué es el
azar?
El término " azar" deriva del
árabe "az-zahr", que es el dado utilizado en el
juego. El
concepto de "azar" ha sido definido de maneras diversas.
Según el Diccionario de
la Lengua
Española, significa "casualidad, caso fortuito",
o "desgracia imprevista". Otra definición es la
"supuesta causa de los sucesos no debidos a una necesidad
natural ni a una intervención intencionada humana o
divina". En las publicaciones biomédicas se invoca
con gran frecuencia al azar tanto como herramienta de trabajo
("se muestreó al azar…"), o como responsable de
los resultados de determinado experimento ("los resultados
obtenidos son atribuibles al azar"). Gran parte del
método estadístico se basa en el muestreo
aleatorio, es decir, la obtención de una muestra que sea
representativa de una determinada población.
Entre la fortuna y la desgracia, el
hombre, desde
su origen, se ha enfrentado a condiciones adversas, lo
desconocido se convierte en un reto obligado de supervivencia, en
una necesidad que encuentra explicaciones en los mecanismos de
autodefensa y es efecto evolutivo de la especie
humana.
A lo largo de la historia, diversas culturas han tratado
de responder a la interrogante del azar con argumentos
filosóficos y teológicos, sin embargo, el azar no
se origina en la filosofía ni en la teología sino
en una institución más remota y elemental: el
juego, según señala Johab Huzinga, en Homo
Ludens.
En el plano de la condición humana, el juego es
una pasión misteriosa compuesta por un material de
sueños y una fuerza ciega
de trasgresión. "En la vida y en el amor
-escribe Quevedo, vale más perder que nunca haber jugado".
Finalmente, quien no arriesga no gana.
Cada cultura se
entrega a la suerte de una manera sin gular o diversa. En
Roma, hacia el
siglo II d. C., cuando surgen las primeras loterías
públicas, tenían significados eminentemente
distintos a los que movían a la lúdica corte del
siglo de Oro Español en
sus entremeses de naipes y oca.
El antiguo Patolli de los aztecas era un
juego entre los hombres y los dioses. La ruleta moderna es un
entretenimiento, en ocasiones muy costoso de individuos
solitarios. En síntesis,
la historia del azar no es más que la historia de la
experiencia del riesgo. Una
experiencia que no tiene rostros, signos ni
lenguajes que varían de acuerdo al lugar y al contexto
histórico determinado.
Como conclusión se puede decir que el azar surge
con los juegos a los que la voluntad humana no puede dominar, por
ejemplo los dados; por más que queramos, si no tiramos de
tal o cual forma no ganaremos.
"AZAR
INOFENSIVO" O JUEGOS DE AZAR:
El azar que al común de la gente tiene más
preocupada es el que refiere a los juegos, de los cuales se cree
que al hacer una apuesta y acertar en la predicción, se
tuvo "suerte".
En el juego de los dados no hay muchas reglas para
participar. No se puede planear una estrategia para
ganar. Para el hombre, la única variable que interviene es
la suerte. Pero en realidad esa "suerte" engloba una cantidad
enorme de variables que no se tienen en cuenta, las cuales hacen
que la esa suerte desaparezca y que la física tome parte
en el caso. Cuanta más "suerte" se necesite para ganar un
juego más variables están actuando para determinar
un resultado. Cuanta menos "suerte" rija sobre los resultados
más de uno hay que poner para ganar.
Entonces al necesitar más suerte para ganar,
existen más variables involucradas, por lo tanto menos
capacidad aun de controlarlas (por ser tantas), y por
consecuencia inmediata obtenemos menos probabilidad de tener
éxito
en la jugada.
Notemos ahora un nuevo concepto que aquí se
incluye, "las probabilidades". La probabilidad esta muy
relacionada con la posibilidad ya que el diccionario define
probabilidad como mayor o menor posibilidad de que una cosa
suceda o no.
El azar como se lo define es totalmente aleatorio, por
lo tanto no se puede hacer ninguna predicción acerca de
que resultado se obtendrá en la próxima jugada.
Siempre se podría esperar que salga cualquier
número. El hombre ha estudiado este fenómeno de
aleatoriedad y ha acotado las posibilidades de resultados con
probabilidades. Pero al lograr acotar las posibilidades de los
resultados estamos afirmando que con seguridad
determinados valores no
saldrán. Y si bien recordamos, al ser el azar la causa de
los resultados, no se puede obviar ninguna posibilidad de estos,
pues ya dijimos que se puede esperar siempre cualquier resultado.
De esto se deduce que al lograr acotar con certeza las
posibilidades de los resultados con probabilidades nos damos
cuenta de que la verdadera causa del resultado no fue el
azar.
Realmente es probable que alguien gane jugando a los
dados, de hecho muchos ganan, de lo contrario nadie
jugaría. Pero el ganar es "casual". En sí la
verdadera razón de haber acertado un número es que
las condiciones espacio-temporales así lo determinaron; si
bien esta explicación no denota casualidad, sino
causalidad, al estar las condiciones que determinaron el
resultado, tan lejos de poder ser
dominadas por un ser humano (debido a la inimaginable complejidad
que acarrea, más aun si tenemos en cuenta que en el juego
del casino se tiran dos dados), se atribuye el logro a la "buena
suerte".
SOBRE LA BUENA SUERTE
Hay que tener realmente muy "buena suerte" para acertar
el número deseado. De esta forma podemos tomar a la buena
suerte como una determinada cantidad de acontecimientos
favorables en situaciones acotadas por un marco de
espacio-tiempo. Pero la suerte también es una idea
abstracta que solo sirve para auto convencerse de tener un
supuesto "toque" de gracia, cuando en realidad quedaría
desvanecido todo teatro de
supersticiones al tomar conciencia de que
el verdadero causante de que saliera, por ejemplo un 6, no es ni
más ni menos que la forma en que tiramos el dado.
¿Por qué para algunos es tan difícil
comprenderlo? Y ni hablar de aplicar su correspondiente
analogía en la vida cotidiana.
Las cosas tangibles tienen causas. Un libro no es un
incausado. Algo o alguien es la causa de la existencia de tal
libro
Si algo que sucede por azar es algo que ocurre sin causa
definida ¿cómo es posible que a un hecho tangible,
como un valor
determinado de un dado, que realmente ha sido causado por
determinados factores que lo condenaron a cumplirse, se le
atribuya como causa el azar? Esto querría decir que nunca
podré saber que número saldrá en la
próxima tirada ¿No hay algo que lo determine?
Puesto que si es el azar no hay una causa por la cual mi dado
salió con un seis o un uno. Pues quedaos tranquilos que si
existe una causa. Sois vosotros mismos al lanzar de tal forma que
los dados den o no con el resultado deseado. Y aunque sea
humanamente imposible dar en la tecla con el calculo necesario
para ganar, pueden seguir practicando tiro tras tiro y atinarle a
una determinada forma, tal vez tengan "suerte"J . Pero no os
engrandezcáis pues su pseudo cálculo no
es merecedor de elogios.
La ecuación causa-efecto sostiene que todo ocurre
debido a una causa, en el que las casualidades no intervienen.
Mientras que las disquisiciones filosóficas y
teológicas no terminan de ponerse de acuerdo, la
física intenta construir fórmulas para explicar lo
inexplicable. La ciencia
clásica ha tratado de buscar el orden en un mundo
aparentemente incoherente.
Dentro del mundo del azar y del juego existe un elemento
fundamental encargado de producir emociones de
satisfacción y ansiedad entre los jugadores. En este caso
la suerte al igual que al azar se les ha tratado de dar un
significado Carlos Monsivais la define en "La Rueda del Azar
Juegos y Jugadores en la Historia de México"
como "la idea de la suerte como ese don que no se desprende de
nosotros o siempre nos rehuye, yace en el origen de muchas de las
creencias que llamamos supersticiones. De ahí, que la
buena o mala suerte se localizan en el género de
géneros, el melodrama", donde por accidente los individuos
se topan con su fortuna o su perdición.
Dentro de una compilación editada por Pronósticos para la Asistencia
Pública, el escritor y periodista considera que "la suerte
es aquello situado fuera de nuestra voluntad, pero no del poder
de atracción o rechazo de nuestras vibraciones.
LOS "AMULETOS DE LA SUERTE"
Desde los más alejados tiempos de la historia,
estoy hablando de muchos miles de años, el hombre ha
necesitado una "ayuda extra" para satisfacer sus necesidades en
aquellos campos en los que se le complicaron las cosas o mejor
dicho en los aspectos en los cuales, para tener éxito,
otra voluntad podría interponerse. Las personas no usan o
usaban amuletos, talismanes, etc. para cosas que ellos
están o estaban seguros de que
pueden realizar por sus propios medios. No se
usa un amuleto para poder levantar algo del suelo, porque es
muy fácil agacharse, o para hacer las compras diarias
correctamente, porque depende exclusivamente de nosotros. Pese a
ser muy tonto el ejemplo, también es útil pues no
se presta a confusión. Se suelen usar amuletos cuando uno
está en aprietos, de los que cree no poder salir o al
menos le es difícil. Me atrevería a decir que en un
99% de las veces que alguien utiliza un amuleto, los problemas que
a esta persona le atañen son solucionables por otros
métodos.
Aplicando la fuerza, fe o esperanza que se tiene en la materia
para realizar la tarea uno mismos.
Es imposible que la materia nos cumpla deseos, o
satisfaga necesidades a menos que sean deseos o necesidades de
poseer materia. Y aun en este caso no es la materia la que nos
"cumple", sino el método empleado para obtener esa
materia.
Tener amuletos de la "buena suerte" no es del todo malo
si lo tomamos del punto de vista que a la gente le hace bien
creer que teniendo determinada porción de materia hasta
con alguna forma específica obtendrá los resultados
que ella espera para su porvenir. Suelen ser muy utilizados para
cuestiones amorosas, de dinero,
salud, trabajo,
etc. Notemos que las cuestiones que atañen a estas
personas son en su mayoría peticiones que incumben al
estado material, ya que aquellos que los utilizan (a los
amuletos) están aun arraigados a la necesidad de
interceder al ser, a través de la materia, lo cual es
innecesario.
La forma en que funcionan es la siguiente:
- Un amuleto es sólo materia y posee las
propiedades características del tipo y estado de materia
que lo constituye. - La materia no puede obrar por si misma. Debe
accionarla una voluntad. - La materia solo actúa sobre
materia. - La voluntad y deseo, empleado para alcanzar una meta
a través del objeto material son tan grandes que suelen
movilizar fuerzas inmateriales, estudiadas por la
metafísica, que ayudan a la resolución del
problema en cuestión. - Si a una persona se la logra convencer de que un
pedazo de papel es tan valioso como un rosario, piedra
preciosa, tótem, o cualquier otro objeto material al que
se le pueda rendir culto para que a través de este se
cumplan determinadas cosas, ese papel cumplirá la misma
función para con la persona, así
como lo hicieren los otros objetos. - Conclusión: la razón de que se cumpla
algo o no está fuera de la materia. Está en el
mismo ser, en su voluntad y actitud.
Ajeno al azar.
DIOS NO JUEGA A LOS DADOS
Tal como dijo Albert
Einstein refiriéndose a que este mundo es así
porque es así, la Física nos dice que hay otros
mundos posibles, diferentes modos de transformación de la
energía, que podrían haber muchas maneras distintas
de vida y tan diversas formas de existencia que podrían no
parecerse en nada a la actual, la nuestra. Einstein, en su
rotunda frase quiere dar a entender de que NO EXISTE EL AZAR, el
mundo no es una formación al azar de las
prácticamente infinitas posibilidades que existen. Existe
un solo Universo, o un solo Universo de universos, y éste
es así por que sí, por que más allá
ya no hay respuesta para el hombre. Lo que hay más
allá del Hombre y del Universo ES lo que ES. Afirma que no
es la Nada, ni el Vacío ni el Caos que ha originado al
mundo sensible, tal como lo vemos o podemos
interpretarlo.
NADA no puede transformarse y evolucionar hacia ALGO,
de otra manera nosotros seríamos una Nada que no
comprende ni puede llegar a comprender Nada.
Lo cual se contradice con la Historia humana; miles de
años de observaciones astronómicas ha llevado al
Hombre a comprender algunas de las razones de la Vida. Desde el
rápido movimiento
mensual de la Luna hasta el casi imperceptible movimiento de los
cúmulos de galaxias, desde el interior del átomo de
hidrógeno hasta el ser humano, todo refleja
un orden, una ley, una harmonía, que nos expande hacia el
gran infinito de donde venimos.
Más pruebas sobre
la existencia de las leyes que rigen todas las cosas, desde las
partículas hasta las galaxias.
SOBRE LA AFIRMACIÓN "LO QUE EXISTE
AZAROSAMENTE EXISTE IMPOSIBLEMENTE".
El autor del siguiente texto,
argumenta su teoría
sobre la inexistencia del azar. Estoy a favor del mismo, quien
fue uno de los primeros textos que me motivaron a realizar este
proyecto, al cotejar las coincidencias respecto de mi ideología sobre el tema tratado.
Azar es ausencia de causa; imposibilidad es ausencia de
posibilidad. Ahora bien, el diccionario define "posibilidad" como
la "aptitud, potencia u
ocasión para que algo exista o suceda"; mientras que en la
entrada de "causa" leemos: "motivo, fundamento u
origen".
¿Puede algo imposible (o sea, no apto para la
existencia) ser causado (es decir, con fundamento)? Evidentemente
no, ya que si tuviera fundamento existiría, y si existiera
no sería imposible.
¿Puede algo incausado (es decir, sin fundamento)
ser posible (esto es, apto para la existencia)? Sólo si es
substancia. Sin embargo, la noción de "azar" no conlleva
simplemente espontaneidad, sino también desorden, caos. En
este sentido, ni siquiera la substancia sería azarosa, con
lo que el azar, además de incausado, es imposible e
indemostrable.
ANAXÁGORAS
dijo:"La inteligencia
está en el origen y en el orden de todas las cosas, como
un opuesto al azar".
Respecto a esta frase, la interpretación que hago es la siguiente:
Todas las cosas tienen una causa inteligente. Contienen
esencialmente ese potencial inteligente que las ha creado. En
cualquier ámbito se manifiesta esa inteligencia creadora.
Esa inteligencia se encentra absolutamente opuesta a la
noción que se tiene del azar, pues podemos tomar,
didácticamente, a la inteligencia como un antónimo
del azar.
DIOS, CIENCIA Y
AZAR.
El autor, en una interesante integración de argumentos
científicos y filosóficos nos recuerda la futilidad
de intentar explicar el origen del
Universo por fuerzas aleatorias, impersonales.
¿Azar?
En sentido estricto, ¿que es el azar?
Heinz Pagels (catedrático de física teórica
en Rockefeller), en su libro "El código
del Universo", dice:
Los matemáticos nunca han tenido éxito al
dar una definición matemática
de lo aleatorio", "…simplemente no existe". "Tenemos que los
matemáticos no saben lo que es la aleatoriedad, pero
pueden decir si una secuencia de números finita no es
aleatoria al incumplir alguno de los test de
aleatoriedad". "Pero incluso en el caso de que una secuencia de
números cumpla todos los test, nunca podríamos
estar seguros de que sea aleatoria". "¿cómo podemos
estar seguros de que un número es realmente aleatorio? No
podemos. Lo máximo que podemos llegar a conseguir es
establecer cuándo no es aleatorio si incumple alguno de
los test.
Con esto concluyo que el título de azar no es
más que la tapadera científica con la que se
pretende cubrir la vasta laguna de la ignorancia. Cuando el
científico desconoce las causas de algo, lo llama azar y
todo explicado.
Lo peor es que muchos lo creen, pensando que es irracional creer
en Dios, cuando lo irracional es creer cualquier cosa vestida de
ciencia con tal de no creer en Dios. Creerlo todo para decir que
no creen en nada. Se vive adorando la ciencia, que es el Dios
impersonal de los que no quieren un Dios personal, y
quienes lo hacen se convierten en "cienciolatras"
irracionales.
Freman Dyson, profesor de
física en Princeton, dice: "Es cierto que aparecimos en
este Universo por azar, pero la idea de azar es solo un disfraz
de nuestra ignorancia", que es tanto como decir que
científicamente no sabemos el porque estamos aquí.
y si no sabemos porque estamos aquí, ¿podemos saber
para que estamos?, ¿podemos estar por nada y para nada o
nuestra breve existencia terrenal tiene un valor que la
trasciende? Ciertamente, la vida tiene un sentido, pero no
está en el ámbito de la ciencia el dárselo,
pues el conocimiento
científico no lo abarca todo como algunos creen
ingenuamente. Toda prueba contra el azar es un tanto a favor del
argumento teleológico (el objetivo y
finalidad de la naturaleza era
conocida y planeada de antemano). En esta línea recojo la
frase del reconocido divulgador científico, Paul Davies,
físico-matemático, en su libro "proyecto
cósmico":
Es posible imaginarse un universo completamente
determinista y que su futuro sea, no obstante, desconocido e
incognoscible. Esta implicación tiene un significado
profundo. Aunque las leyes de la física sean estrictamente
deterministas dejan lugar para que el Universo sea
creador y genere innovaciones impredecibles.
La pruebas que utiliza para llegar a está
posibilidad es demasiado extensa y complicada para tratarla
aquí, es mejor remitirse a su libro.
La mecánica
cuántica, que es una teoría que predice
probabilidades, y cuyo potencial de predicción es
estadístico más que puntual y concreto,
está siendo puesta en tela de juicio por sus
incompatibilidades con la relatividad de Einstein y por sus
extrañas implicaciones metafísicas.
David Z. Albert explica en "Investigación y
Ciencia" de julio -1994, como la teoría de D. Bohm
constituye un auténtico desafío a la
concepción probabilística y subjetiva de la
realidad en mecánica cuántica. Aunque no es
nueva esta teoría, vuelve a poner sobre la mesa el
determinismo.
El azar no es más que la ausencia de toda ley,
norma o regla, y cuan evidente es que ésta no es la
propiedad de
nuestro Universo. Como vamos a ver, si dependiéramos del
azar para existir, que duda cabe que no estaríamos
aquí para discutirlo.
Azar y Probabilidades
Jean Guitton nos explica en su libro "Dios y la Ciencia"
que una molécula orgánica de varios cientos de
átomos (las hay de miles) tiene alrededor de
1080 isómeros posibles. Sin embargo,
según las dimensiones del Universo (diámetro de
1028 cm.) y densidad crítica
(un átomo de H por m2), tal y como conoce hoy el hombre,
el número de átomos del vasto Universo conocido es
muy inferior a 1080. ¡Ni todo el Universo
contiene materia suficiente para abarcar esos isómeros!
Pero además, aunque el azar rastreara las posibilidades a
la vertiginosa velocidad de
100.000 millones de isómeros por segundo , aun
tardaría más de 3×1061 años en
hacerlo , cuando al Universo se le calcula una edad de
15×109 años, que es muchísimo menos. Si
el azar tuviera que constituir las moléculas precisas y
necesarias y en el momento justo y en el lugar adecuado para
asociarlas correctamente, las posibilidades serían
verdaderamente ridículas.
Paul Davies, en su libro ya citado, nos explica que la
probabilidad matemática de que el azar diera lugar a una
molécula simple de ARN auto replicante (como alguna
teoría propone que surgió la vida) es de 1 frente a
102000.000, que es tanto como decir; ¡imposible!
Hoy día, los científicos aún se maravillan
de la extraordinaria complejidad de una simple bacteria, bastante
mayor que la de una molécula de ARN. ¿Se imagina
cuál es la probabilidad de que mil enzimas se unan
ordenadamente para constituir una célula en
una evolución de millones de años? Es de
1 frente a 101000 . Algunas células
pueden llegar a tener alrededor de las 2000 enzimas y realizar
más de 1000 reacciones
químicas distintas a la vez.
Pues sepa el lector que cuanto más intrincado es
un sistema complejo, más delicado y vulnerable es a la
degradación por cambios al azar. Es decir, el azar,
además de no dar ninguna posibilidad al surgir de la vida,
destruiría ésta, más rápida y
fácilmente cuanto más compleja fuese. (Insisto en
que esto no refuta la evolución pero si un mecanismo por
azar)
Paul Davies reconoce que el origen de la vida
permanece en un profundo misterio y añade que es poco
probable que surja de accidentes
puramente aleatorios, pues es un mecanismo que falla a la hora de
explicar la flecha evolutiva del tiempo, que más
probablemente ha surgido por transiciones abruptas no aleatorias
hacia estados de mayor complejidad en sistemas forzados
a abandonar el equilibrio y
que encuentran puntos críticos.
El requerimiento de leyes, ¿no exige un
legislador? Como dice Jean Guitton; "No estamos aquí
porque un par de dados cósmicos hayan caído
bien".
Si científicamente es imposible sostener que la
vida, la inteligencia, la conciencia, la voluntad o el libre
albedrío hayan podido surgir por azar o acontecimientos
aleatorios ¿no estaría dada la finalidad de tan
extraordinario propósito?
Por ésta y más razones, muchos científicos
han tratado, inútilmente, concluir la cadena de causas sin
llegar a Dios y afirman que el Universo no tiene causa,
simplemente es. Y que surgió de la nada. O lo que
sería igual; ¡El Universo es su propia causa!
¿Hay razones auténticas para sostener esto, o es un
rechazo lleno de prejuicios?
Precisión milimétrica… ¿de la
nada?
Hoy conocemos el impresionante ajuste que tienen las
algo más de media docena de constantes fundamentales del
Universo, como la masa y carga de las partículas
atómicas, la constante de Planck o la de Boltzman…cuyos
valores son conocidos, pero no están explicados.
Además, la colosal variedad de combinaciones de valores
posibles para dichas constantes no permitirían que el
Universo se pareciera a lo que es y existiera la vida. Lo mismo
ocurre con las leyes, pues las que se conocen
¿Porqué existen? ¿Y porqué no otras
distintas? Por ejemplo: si la fuerza nuclear fuerte hubiera sido
algo más débil, todo el Universo sería de
hidrógeno. Si algo más intensa, habría
más helio y elementos pesados, pero no hidrógeno.
En ambos casos no viviríamos para contarlo. Si la fuerza
electromagnética fuese mayor, las reacciones
químicas no serían posibles. Si la expansión
del Universo hubiera experimentado al principio una
desviación del orden de 10-40, el Universo se
habría desparramado sin germinar la vida.
Una pequeña variación en el exceso de
protones en relación a los antiprotones (uno más en
mil millones) habría producido un Universo sin materia
bariónica o una cantidad desastrosa de ella. Si la
gravedad hubiera sido más débil, las nubes de
gas no se
habrían condensado en estrellas como nuestro sol. Si
hubiera sido algo mayor, las estrellas se habrían
consumido tan rápidamente, al tiempo que se
engullirían unas a otras en una descontrolada furia
abrasadora, que la vida no habría tenido ni la más
mínima oportunidad siquiera de asomarse tímidamente
a este Universo.
La densidad experimental del Universo es un
décimo de la crítica, y el resultado de dividir la
primera entre la segunda recibe el nombre de Omega y su valor es
0,1. Esa aparente falta de un 90% de masa puede no existir o
estar oculta a nuestras técnicas,
pero de acuerdo con la teoría, Omega debió
encontrarse al comienzo, muy próximo a 1, con un ajuste
tan fabuloso como decir que debió estar dentro
10-60 de 1. Lo que es un ajuste impresionante. Pero
aún hoy debería estar muy próximo a 1, pues
solo ello permitiría explicar lo que experimentalmente es
indudable, y es la extraordinaria estructuración de la
materia en galaxias, cúmulos y supercúmulos, en el
espacio, cuya disposición no es al azar como bien saben
los astrónomos. Cualquier desviación de 1, por
pequeña que fuera en la era inflacionaria (de los
10-43 seg. A los 10-34 seg.) no
habría llevado al universo actual. Si inferior a 1, pocas
regiones acumularían materia suficiente como para dar
alguna estrella. Si mayor que 1, todo colapsaría
brutalmente. La más mínima desviación
habría condenado al Universo al olvido.
Una vez más, no hay lugar para la casualidad, y a
pesar de ello el Universo está condenado a extinguirse
inexorablemente. Entonces… ¿todo para nada? Es
lógico, dirán algunos, ya que venimos de la nada.
No espere mucho, pronto le dirán que usted tampoco es
nada.
Hoy se postula el origen del Universo a partir de una
fluctuación cuántica, pero esto requiere leyes, y
eso ya es algo.
¿De donde surgieron, por que no otras leyes? ¿Puede
la nada tener capacidad creadora?… Pero entonces ya es algo.
¿Puede la nada tener necesidad lógica de la
existencia? Pero la condición de necesidad lógica,
que ya es algo, no obliga a la existencia
física.
Semejante aberración del pensamiento
científico para la creación ex nihilo del Universo
debe apoyarse en una teoría cuántica de la
gravedad; pero eso a pesar de los inmensos esfuerzos por
hallarla, no existe aún.
Adelantar conclusiones, y muy absurdas, sin suficiente base es
desacreditar el método
científico, y engañar a los profanos.
Si el Universo fuera autocreador de si mismo, a partir de la
nada, siendo todo lo que existe, debe ser autoconsistente,
autocontenido y no precisaría nada externo a él
para existir. Debería contener la explicación de si
mismo, sin carencias. ¿Tiene esto apoyo
científico?
Matemáticos como D. Hilbert, G. Frege y B.
Russell intentaron dotar a las matemáticas de un carácter absoluto
y totalmente consistente. Pero hacia 1931, el matemático
Kurt Gödel publicó un impresionante artículo
donde demostraba la imposibilidad del intento de sus colegas,
pues las matemáticas ni pueden ser totalmente consistentes
ni totalmente completas, siempre se deberán aceptar
principios por
fe. Y la ciencia expresada en lenguaje
matemático nunca estará totalmente concluida, no lo
podrá explicar todo. Del teorema de Gödel se deduce
lo siguiente:
En cualquier ciencia, la ausencia de
contradicción es indemostrable.
Ninguna ciencia tiene carácter
absoluto.
Una teoría del todo que justifique la existencia
del Universo y el porque es como es, es imposible
La ciencia absoluta requiere una jerarquía infinita de
sistemas formales de complejidad creciente, sin que ninguno de
ellos pueda servir de base a la estructura
global
La ciencia absoluta tendría que ser
infinita.
Una teoría de la naturaleza nunca puede ser
final
La teoría del Todo está condenada al
fracaso por razones de consistencia lógica. Es una
quimera. El Universo no puede explicarse a si mismo; la salida a
su contingencia debe buscarse fuera de él, a lo que yo
llamo Dios. El mismo B. Russell decía en 1959: "La
espléndida certeza que siempre había esperado
encontrar en las matemáticas se perdió en un
laberinto desconcertante"
Es curioso que el Universo, que es finito así
como sus propiedades, tenga que ser explicado por una ciencia
infinita, y eso, que no es posible, testimonia lúcidamente
como de constate nuestra mente debe rendirse a la fe (entendida
en sentido genérico) la cual nunca será vencida por
la razón por cuanto ésta se halla cimentada sobre
principios aceptados a priori (por fe).
Si un Universo físico y finito tiene que ser
explicado por una ciencia infinita ¿no es obvio que
semejante paradoja sólo se resuelve si reconocemos que su
razón de ser está fuera de él?
También fue B. Russell quien dijo: "Las
matemáticas pueden ser definidas como una materia en la
cual nunca sabemos de que estamos hablando ni si es verdad lo que
decimos".
En pocas palabras: la ciencia nunca nos proveerá
de argumentos, siquiera mínimos, para excluir a Dios de la
creación del Universo. Por tanto, no resulta lógico
tratar de sustituirlo, y menos por la nada.
Francisco Javier
Esta es una clara prueba que refuta totalmente la
teoría de la creación a través de un sistema
caótico regido por situaciones imprevistas y azarosas.
Estoy completamente a favor del autor. La idea de la
creación por azar escapa a mi razón, lo considero
inconcebible.
Las casualidades, o hechos que no tienen
explicación aparente, como el estar pensando en alguien
justo en el momento en que nos llama, son atribuibles a las
inimaginables capacidades que la mente posee para forzar
acontecimientos. Algunas de estas capacidades (latentes en cada
ser humano), que al llamarlas poderes extra sensoriales, suelen
ser tomadas por el vulgo como algo mágico, han sido
reconocidas científicamente. Muchas de ellas son
estudiadas por la psicología transpersonal y la
metafísica, entre otras disciplinas.
Los supuestos poderes extrasensoriales son llamados
así por ser ajenos a los cinco sentidos "normales" (vista,
oído,
olfato, gusto y tacto). El diccionario define sentido como cada
una de las aptitudes del alma propias
para recibir, por medio de ciertos órganos corporales las
impresiones externas. ¿Qué pasa cuando sentimos
miedo, amor,
tristeza, etc.? Cualquier persona que es pinchada con un alfiler
sentirá dolor físico, pero que hay acerca esos
dolores que "nos llegan hasta el corazón".
La materia sólo causa un determinado efecto sobre
otro elemento material, como el efecto que causa un alfiler al
pincharnos la piel.
Físicamente se produce, en la zona afectada de la piel, un
impulso nervioso captado por las células allí
situadas (neuronas), quienes emiten una corriente
eléctrica-química que, previo
paso por la médula, llega hasta el cerebro, quien es
el órgano corporal encargado de codificar y procesar la
información recibida; luego este emite una
señal de respuesta hacia el músculo que controla la
zona afectada (nuevamente a través de las células
nerviosas) con instrucciones para que este se mueva. Esto, a
grandes rasgos, es lo que sucede cuando alguien nos pincha y
sacamos la mano.
Todo lo que nos rodea, nos afecta de una u otra forma.
¿Qué sucede con nuestra reacción "interna"
sobre ese pinchazo? Y cuál es ese interior al que nos
referimos cuando nos hacemos esa pregunta. ¿Acaso se
está hablando de algo más allá de lo
interior propiamente físico? A todos nos duele
(físicamente), pero qué es lo que nos hace
reaccionar de tal u cual forma ante el agresor. A parte del
efecto físico que nos causó hay otros efectos
aún más importantes que regulan nuestras actitudes. Un
efecto emocional que no puede ser captado por la piel.
Definitivamente tenemos otra forma, a parte de los cinco
sentidos, de captar lo ajeno a nuestra persona. Y no es motivo de
preocupación que esto sea así. Al contrario, esta
forma de ver las cosas puede ayudarnos a comprender mejor ciertos
hechos. Los cuales no encuentran lugar alguno en el campo
material.
La ciencia encargada del estudio de estas percepciones,
entre otras cosas, es la Metafísica.
Metafísica es la composición de cuatro
vocablos griegos: "Ta metá ta fisicá" que quiere
decir "después de la física".
Estudia lo que está más allá de la
física, más allá de lo perceptible por
los sentidos
de los sentidos. Técnicamente hablando, la
metafísica es la ciencia que estudia la realidad
suprasensible; lo que se encuentra más allá de lo
físico, captable sólo por la
razón.
Para que una ciencia, y por lo tanto la
metafísica, sea posible, se necesita cumplir tres
requisitos:
(1)- Que la ciencia tenga un objeto propio; (2)- que
exista una facultad cognoscitiva apta para conocerlo; (3)- que
realmente esa facultad produzca la relación noetica entre
ella y el objeto. Negar la posibilidad de una ciencia es negar
uno o más de estos tres requisitos.
El ser en cuanto móvil o material, es objeto de
la filosofía natural o cosmología; pero estudiar al
ser material en cuanto ser, es objeto de la metafísica; el
ser en cuanto cantidad, es objeto dee la matemática, pero
estudiar al "ser cuanto" o cantidad, como ser, es objeto de la
metafísica.
La psicología sostiene la existencia de una
facultad = espiritual = intelectiva esencialmente distinta de las
facultades sensitivas e irreductibles entre sí.
La facultad intelectiva ejerce las tres funciones del
conocimiento
espiritual, que son: concepto, juicio y razonamiento y finalmente
la existencia del alma con sus cualidades de espiritualidad,
simplicidad, etc.
Entitativamente se da un orden cronológico por el
cual primero existe la entidad (el alma humana) luego las
facultades (inteligencia), luego los actos de esa facultad
(concepto, juicio, razonamiento) y finalmente el objeto de esos
actos.
Pero desde el punto de vista del conocimiento el orden
es a la inversa.
Teniendo en cuenta que el objeto conocido lo es
según la naturaleza del que conoce, demostrando que el
hombre conoce objetos inmateriales, queda demostrado que posee
una facultad inmaterial capaz de ello.
Maquart F. dice:
El ser humano capta las nociones de posibilidad,
de causa y efecto, necesidad y contingencia, etc.
Además percibimos la identidad
entre dos conceptos; el nexo causal entre varias
proposiciones.
También conocemos la naturaleza de las cosas que
nos rodean.
Pasemos conocimientos abstractos, universales, como lo
son todos los conocimientos científicos.
Ahora bien, los sentimientos no tienen conocimientos
abstractos, inmateriales, porque sólo conocen lo concreto
y singular.
Luego existe en el hombre una facultad capaz de conocer
lo inmaterial.
Queda en consecuencia la segunda cuestión
demostrada.
Para terminar, resta aun considerar si existe la
relación cognoscitiva entre el objeto y la
facultad.
Hemos hablado del objeto de la metafísica; hemos
hablado de la facultad espiritual con capacidad para conocer
objetos inmateriales.
Si hemos llegado a demostrar esos dos extremos quiere
decir que la relación noética entre facultad y
objeto es posible. Recordamos nuevamente aquel principio: "de la
realidad a la posibilidad es legítima inferencia". Si por
el hecho de conocer se da la relación noética entre
objeto y facultad, podemos inferir, luego es posible.
Pero no me explayaré más en este tema ya
que no ayuda mucho a esclarecer a la cuestión del
azar.
En el siguiente diálogo
(didáctico, fácil de comprender, aunque no muy
científico) sacado de Internet, textualmente
trascripto de su original vemos la explicación de la
inexistencia del azar en lo referido a los juegos.
¿EXISTE EL AZAR?
-¿Cómo no va a existir? ¿Usted
nunca tiró una moneda a cara o cruz? ¿A mí
me lo pregunta? ¿A mí, que me he pasado la vida
junto a una mesa de póker, que me he arrastrado por los
suburbios de Montecarlo mendigando una ficha y que me descorchado
en Biarritz dos mil botellas de champagne después de una
noche de suerte?
– Pero no, hombre, ese azar que a usted lo tiene
atrapado es un azar inofensivo, casi ingenuo. Cualquier
físico podría explicarle que conociendo exactamente
todos los datos sobre la
ruleta y la bolita que rueda sobre ella) la fuerza con que el
croupier la arroja, el rozamiento, los movimientos del aire, y todo lo
que contribuye, aunque sea en ínfima proporción, a
construir su trayectoria) se puede calcular con absoluta
precisión el lugar donde la bolita caerá. Lo mismo
que con el mazo de cartas: si usted
conociera la distribución del mazo, puede predecir
exactamente qué carta
habría de salir. Así de sencillo: lo que se suele
llamar azar es pura y simple falta de información. La
trayectoria de la bolita y la carta que ha
de salir están perfectamente determinadas.
– Determinadas, dice usted. Pero no sea ingenuo, por
favor. Yo he apostado mis campos petrolíferos a las patas
de una potranca y he perdido. He jugado minas de diamante al cero
en Las Vegas y he ganado. ¡Y usted me habla de que todo
está determinado!
– Sí, sí. Determinado, determinismo,
ésa es la palabra clave. Toda la ciencia que va desde
Newton a
Einstein es firmemente determinista: si pasa tal cosa, entonces
pasará tal otra. Así nomás: si esta
partícula tiene esta posición y esta velocidad
ahora, y sobre ella actúan tales y cuales fuerzas, se
moverá así y asá, y no puede hacerlo de otra
manera: puedo calcular su trayectoria futura desde ahora hasta el
fin de los tiempos, puedo predecir todo, absolutamente todo lo
que le ocurrirá.
– No me hable de la ciencia, por favor. Recorra el
desierto del Sahara y apueste su última cantimplora de
agua a los
caprichos de un dado; allí aprenderá lo que es la
ciencia.
– Pero, ¿qué es un dado sino un conjunto
de partículas? ¿Qué fue la batalla de
Maipú sino un choque entre los átomos que formaban
a los patriotas y los enemigos átomos que presumiblemente
formaba a los españoles? Usted y yo estamos formados por
átomos, ¿o no? Y las estrellas, el oro, las
neuronas, un libro, los árboles, las ruletas, los naipes, es decir,
el inagotable universo, no es más que una complicada
colección de partículas dispuestas de cierta
manera. Bastaría saber cómo se están
comportando todas ellas ahora para poder calcular cómo se
comportarán en adelante.
– Trate usted de saber cómo se comportarán
todos los naipes de Las Vegas. Inténtelo y verá.
¿Sabe lo que le puede pasar? ¿Nunca ve televisión?
– El hecho de que tener todos los datos sea humanamente
imposible es una objeción sin importancia, puramente
técnica y lamentablemente humana: el asunto es – o
era – que, teóricamente, el futuro se podría
predecir, calcular. Ya lo había resumido Laplace en una
frase omnipotente: "si se conocieran las posiciones y las
velocidades de todas las partículas del universo, todo el
futuro quedaría explicado".
– No me hable de la plaza. La plaza financiera es un
verdadero garito. – Laplace, Laplace, dije yo. El universo es
como la ruleta, y si la quiniela el color que
tendrá el pájaro que se cruzará en mi
camino, lo que pensaré de aquí a un mes, el
contenido de un sueño, el instante en que estallará
una estrella parecen azarosos, es que no tengo los datos
suficientes para predecirlos.
– Usted es pura poesía,
don. Le hace falta dedicarse a algo útil. Si tiene unos
pesos en el bolsillo puedo recomendarle un lugar
que…
– Tal es el credo determinista: el azar no existe; es,
pura y simplemente, falta de información. El futuro se
deduce del presente como se deduce el valor de la
incógnita en una ecuación.
– No me venga con ecuaciones. Le
apuesto lo que quiera a que eso no funciona.
– Y tal vez ganaría. Porque resulta que en este
universo determinista apareció el azar apenas se quiso
explicar el microcosmos.
– ¿Vio? Yo le decía.
– Las leyes que rigen el comportamiento
del mundo atómico (dadas especialmente por la mecánica cuántica) están
formuladas en términos de probabilidades, y las
partículas son descritas en términos
probabilísticos. Se puede saber con qué
probabilidad un electrón será encontrado
aquí o allá, pero n o dónde está
exactamente. Se puede saber en cuánto tiempo un gramo de
uranio se reducirá aproximadamente a la mitad, pero no
cuándo un determinado átomo se desintegrará.
La desintegración de un átomo en particular parece
ocurrir de manera totalmente azarosa. Pero ya no es un azar
debido al desconocimiento, como en el caso de la ruleta, sino que
es un azar intrínseco, inherente a la naturaleza. O, por
lo menos, eso parece.
– ¿Usted me quiere decir que tenemos que
reunirnos alrededor de una mesa, agarrar un átomo
radiactivo y apostar al momento en que se desintegrará
para tener el verdadero azar?
– Eso es exactamente lo que le quiero decir. Para un
determinista, es un hueso duro de roer este asunto del azar
metido en la naturaleza con entidad propia. Es difícil de
aceptar: no todos lo aceptan y entre quienes nunca lo aceptaron
estuvo, notoriamente, nada menos que Einstein, quien
resumió sus críticas a la interpolación del
azar en la naturaleza en una frase: "Dios no juega a los
dados".
– ¿Qué no juega a los dados?
¿Cómo que no juega a los dados? Pero… y entonces,
¿qué hace?
Con respecto a la opinión del autor, estoy de
acuerdo con respecto a la existencia de las variables que
determinan los futuros resultados en un juego, como puede ser el
de los dados, cartas, etc.
Cuando cita la frase de Laplace entro en desacuerdo
parcial con la misma; recordemos la frase:
"Si se conocieran las posiciones y las velocidades de
todas las partículas del universo, todo el futuro
quedaría explicado".
Si literalmente nos limitamos a la frase de Laplace,
estamos a favor del llamado "destino" que nos priva de la
libertad (la principal característica del ser
humano).
Este concepto erróneo parte de la creencia de que
el pensamiento puede ser tan predecible como la
materia.
La trayectoria de una porción de materia es
predecible debido a que se conocen las variables que
actúan sobre ella, ya sea el peso, volumen, estado
de la materia, etc. y las fuerzas que la gobiernan,
aceleración, gravedad, etc.
La frase que considero correcta es la siguiente: "Si se
conocieran las posiciones y las velocidades de todas las
partículas del universo, a las cuales ninguna voluntad,
originada posteriormente al conocimiento de las posiciones y las
velocidades, pueda intermediarlas, todo el futuro, de dichas
partículas, quedaría explicado".
El siguiente texto, extraído de Internet, es
dedicado a aquellas personas que creen que las cosas que le pasan
están marcadas por el "destino", o creen tener mala
suerte, o que el azar domina sus vidas haciéndolas
caóticas e incapacitándolos de obrar
libremente.
Sois vosotros mismos los causantes de vuestras
desgracias. Es una noticia extraída de Internet en la que
una vez más personas de renombre mundial comprenden y
prueban fehacientemente la inexistencia del azar y las
posibilidades que tenemos de cambiar nuestra "suerte".
Hace apenas seis meses, los españoles
Fernando Trías De Bes y Alex Rovira Celma publicaron La
Buena Suerte, una pequeña historia que busca develar los
secretos de las leyes del azar. Mal no les fue. En este tiempo el
libro se tradujo a 21 idiomas (y hay posibilidades de sumar 8
más), fue número uno de ventas en
España
y sus autores son convocados para dar conferencias con gente de
la talla de Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva
York.
‘La vida es como una caja de bombones… Nunca
sabes lo que te va a tocar’. Instantáneamente, la
frase remite a Forrest Gump, sin lugar a dudas, el norteamericano
con más suerte en la historia de la cinematografía
mundial. Pareciera ser que la vida del personaje que interpreta
Tom Hanks en la película homónima, hubiera estado
signada por el visto bueno del destino. Pero claro, es
ficción. En la vida real, ¿la suerte se hace, o con
suerte se nace?
Esa fue la pregunta que se plantearon los
españoles Fernando Trías De Bes (37) y Alex Rovira
Celma (35) allá por el año 1999, cuando decidieron
escribir el libro La Buena Suerte. Claves para la prosperidad
(véase Una historia sencilla). Lo que probablemente
jamás imaginaron es que aquello que nació como una
pequeña aventura, iba a terminar en lo que
podríamos llamar un nuevo fenómeno de la industria
literaria: a menos de un mes de su publicación (octubre de
2003) eran número uno de ventas en España, tanto en
español como en catalán y en la actualidad, ya ha
sido traducido a 21 idiomas y probablemente se sumen 8
más. Nada mal para ser el comienzo, ¿no?
Mientras los autores se dedican a dar charlas y conferencias con
personalidades de renombre a lo largo y ancho del mundo, queda
preguntarse por qué se generan este tipo de sucesos. Jorge
González, director comercial de las librerías
Yenny-El Ateneo, lo analiza así: "El hecho de que se
publiquen libros que
hablan sobre las situaciones humanas no es nuevo. Pero este
fenómeno, similar a lo que sucedió hace algunos
años con Quién se ha llevado mi queso, es que los
autores encuentran una forma creativa de exponer los problemas
que son permanentes. La llave para tener éxito con estos
libros es la metáfora que utililizan para abordar el
tema". Y agrega: "En los últimos años, y debido
también al éxito, ha habido un aumento en la
demanda y el
consumo de
estos textos que podríamos agrupar en el universo
–mal llamado– de la autoayuda, ya que en esta
categoría conviven desde las recetas americanas para vivir
mejor hasta las publicaciones de los distintos pensadores y
libros como La Buena Suerte o Quién se ha
llevado…".
EN PRIMERA PERSONA
A esta altura de la nota, muchos podrán pensar
que se trata, justamente, de una dupla de camaradas afortunados
que simplemente dieron en la tecla. "Somos amigos y socios. Nos
conocimos a través de un compañero y desde entonces
hemos compartido muchas horas de trabajo, proyectos y una
profunda amistad", se
presentan Fernando y Alex vía mail desde España, en
exclusiva para la revista. Una
ojeada rápida por su curriculum
basta para darse cuenta de que son bastante más que eso
(véase Con antecedentes).
–¿En qué circunstancias surge la
idea de escribir La Buena Suerte?
–Fue hace unos cinco, años cuando
oímos a un importante catedrático de
matemáticas decir que ‘la suerte es una
función los parámetros de la cual
desconocemos’, o sea, la suerte no puede ser explicada por
ningún factor concreto; se trata simplemente de azar. La
afirmación nos parecía cargada de sentido
común, pero en cierta medida nos resultaba intrigante
pensar que eso a lo que llamamos ‘suerte’
podía ser explicado por un conjunto de variables o
elementos que hasta la fecha no se habían estudiado, de
modo que decidimos llevar a cabo nuestra propia
investigación.
–¿Cómo fue el proceso?
–Relativamente simple: hablamos con personas que
consideraban que habían tenido buena suerte en la vida.
Además, decidimos complementarlo con el estudio de
biografías
de personajes ‘prósperos’ en el sentido amplio
del término, no sólo gente que gozara de riqueza
patrimonial y financiera, sino a personas que habían hecho
aportes positivos a la sociedad, como
artistas, científicos o deportistas. Lo que descubrimos se
puede resumir en una sola frase: ‘tú eres la causa
de tu buena suerte’.
–¿Pero realmente existe la suerte?
–Creemos que conviene diferenciar
‘suerte’ de ‘buena. La ‘suerte’
entendemos que es el azar, y que por lo tanto, no depende de uno
mismo. Puede ser favorable o desfavorable, pero en cualquier caso
su presencia es ocasional, efímera. Más del 90% de
las personas que han obtenido un gran premio en juegos de azar
han perdido todo lo ganado al cabo de entre cuatro y siete
años y, además, su red de afectos ha salido
gravemente afectada por ello. Por otro lado la ‘Buena
Suerte’, dicen aquellos que se sienten creadores de la
misma, la crea uno mismo. Uno es la causa de su Buena Suerte. Lo
que ocurre es que a menudo parecemos olvidarnos de viejos
principios, absolutamente vinculados al sentido común, que
vienen a decirnos que debemos trabajar y ser conscientes de
nuestras actuaciones.
–En diversos artículos ustedes mencionan el concepto
de Psiconomía. ¿En qué se basa?
¿Cómo se aplicaría?
–Se trata de un neologismo inventado por Alex a partir de
la combinación de dos conceptos: psicología y
economía,
donde ‘Psiké’ significa alma y
‘Oeconomía’, administración. Por lo tanto la
Psiconomía es la disciplina que
trata sobre la ‘administración del alma’, lo que
podríamos llamar la ‘gestión
del yo’ o utilizando un anglicismo, el ‘self
management’. La idea nace a partir de la siguiente
reflexión. Hoy, en las escuelas de ciencias
económicas y empresariales y en los centros donde se
imparten posgrados, se forma a los futuros emprendedores,
directivos y empresarios desde afuera hacia adentro, y no desde
adentro hacia afuera. Se les explica cómo hacer un
plan de
marketing, cómo realizar un cálculo financiero,
se les habla de logística o de gestión de operaciones…
teorías y autores clásicos y prácticos,
herramientas
que se pueden encontrar escritas en un manual. Pero si
se hace un cálculo del número de horas destinadas a
trabajar con la mejor ‘materia
prima’ de la que disponen: ellos mismos, sus
capacidades y talentos naturales, su potencial como personas y
sobre todo, como futuros gestores de otros, nos encontramos que
no llega al diez por ciento de las cargas lectivas. No hay apenas
formación en la experiencia de lo personal, de lo
íntimo, de un ir hacia adentro para poder volcar hacia
afuera. Dicho de otra manera, no se aplica ningún enfoque
de autoconocimiento derivado de herramientas psicológicas
que permita desarrollar cualidades hoy tan necesarias como la
empatía. Y hay otro argumento que se suma a los
anteriores: es una evidencia para el sector editorial que su
público más rentable son los profesionales que
buscan respuestas que no les fueron ni tan sólo enunciadas
en su época de estudiantes, convirtiéndose hoy en
consumidores de libros de lo que se ha venido a llamar
‘autoayuda’, donde la psicología y la
espiritualidad se presentan en cócteles más o menos
acertados y más o menos rigurosos. Precisamente hablar de
Buena Suerte implica hablar de una serie de principios
estrechamente vinculados a la Psiconomía: Responsabilidad, Aprendizaje del
Error, Cooperación, Perseverancia y Confianza, que
están presentados bajo la forma de reglas de la Buena
Suerte en el libro.
–¿Esperaban el fenómeno que se
generó?
–En absoluto. Nuestras más alegres
expectativas pasaban por ser editados en España. Lo que no
esperábamos en ningún caso que el libro se
convirtiera en el fenómeno que se ha convertido tanto a
nivel de agentes y de editoriales ni tampoco en cuanto a acogida
del público.
–¿A qué atribuyen el
éxito?
–Creemos que se debe a que se trata de un libro
fácil, que no intimida, muy simple, pero a la vez profundo
y que le habla al niño interior de todos cuanto lo leen,
sea cual sea su edad y que, en consecuencia, provoca
identificación del lector a la vez que conmueve por su
final inesperado. Es un libro de lectura
rápida (para muchos, en menos de una hora está
leído) y que según nos comentan los lectores,
atrapa desde el inicio e invita a la lectura en
una sentada.
No sabemos si con suerte se nace. Pero si usted es de
esos que después de una lluvia pisa con sus zapatos nuevos
la única baldosa floja de la cuadra o se le suele cortar
la luz, justo antes
de grabar el informe que
estaba preparando en la
computadora, dese una vuelta por la librería. Al fin y
al cabo, al azar nunca está de más darle una
mano.
CON ANTECEDENTES
Fernando Trías De Bes y Alex Rovira Celma son
licenciados en Administración y Dirección de Empresas y MBA
por ESADE (Escuela Superior
de Administración y Dirección de Empresas) expertos
en estrategia empresarial, inteligencia de marketing,
innovación y liderazgo; y
que además de su tarea académica en diferentes
instituciones
reconocidas –llevan 15 años formando ejecutivos y
directivos–, son consultores y socios en la firma Salvetti
& Llombart, especializada en investigación e
innovación. Como si fuera poco, Fernando es coautor con
Philip Kotler de Lateral Marketing: New Techniques for finding
breakthrough ideas y Alex de un libro sobre innovación,
editado en todo el mundo. Por su parte, Alex publicó el
libro La brújula
interior, y es coautor junto con Bernard Dubois del libro
Comportamiento del
Consumidor utilizado como manual de referencia en diversas
universidades de España y América
latina.
EN LA FERIA
En nuestro país, La Buena Suerte. Claves para la
prosperidad será presentado en la 30* Feria del Libro de
Buenos Aires.
La exposición, que se realizará en el
predio de La Rural, (Sarmiento y Av. Santa Fe de Capital
Federal) abrirá sus puertas al público el viernes
16 de abril, a las 14 horas, y se podrá visitar hasta el 9
de mayo. Algunos de los principales intelectuales
que participarán del evento, son Bernardo Kliksberg y
Rodrigo Fresán (Argentina); Fernando Savater, Arturo
Pérez Reverte y Jesús Ferrero (España);
Lygia Fagundes Telles e Ivan Junqueira (Brasil); Antonio
Skármeta (Chile); y el polaco Ryszard Kapuscinski, ganador
del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2003, entre
otros escritores y pensadores. En esta oportunidad, se
realizará también el noveno Encuentro Internacional
de Narración Oral Cuenteros y cuentacuentos. Más
información en: www.el-libro.com.ar
Fernando y Alex cuentan que aprovecharon una tarde libre
en la oficina para
escribir las 130 páginas del libro y aseguran que el
éxito llegó porque se trata de una historia
sencilla, que se lee rápido. Es la fábula de dos
caballeros que son desafiados por el mago Merlín: deben
encontrar en el Bosque Encantado un trébol de cuatro
hojas. El trébol en cuestión, les dará
suerte ilimitada. De ahí en más, las aventuras de
estos dos protagonistas, que terminarán descubriendo que
para que la buena suerte llegue, hay que generar las condiciones
necesarias. Como resumen los autores al final del texto: "Este
libro se escribió en ocho horas, de un solo tirón.
Sin embargo, nos llevó más de tres años
identificar las reglas de la buena suerte. Algunos sólo
recordarán lo primero, otros lo segundo. Los primeros
pensarán que tuvimos suerte. Los otros, pensarán
que trabajamos y aprendimos para crear Buena Suerte".
De lo argumentado en los textos anteriores se concluye
que el azar no existe tal como se lo define.
"El azar es un ente con voluntad propia al que nada se
le puede cuestionar ya que sin razón aparente siempre nos
da los resultados que él quiere; su voluntad caprichosa
domina lo que nosotros no. Y gracias a Dios no existe". —
Anónimo –.
"La mente es pura energía; lograr, como tantos lo
hacen, dominar este gran potencial con responsabilidad es crucial
para el progreso físico-espiritual". – Leon Denis
—
Diccionario ARISTOS. Diccionario Ilustrado de la Lengua
Española. Editorial SOPENA.
Curso de Filosofía. Carlos F LOMBARDI. Editorial
PLUS ULTRA.
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA oct. 1994, paginas
73-74.
Arrugas en el Tiempo de George Smoot.
Los Científicos y Dios de Antonio F.
Rañada.
LA BIBLIA.
www.mat.puc.cl/~rrebolle/Azar/Trabajos/yuhan.pdf
www.menteabierta.org/html/
articulos/ar_diosciencia_y_azar.htm
www.hotelesmexicanos.ws/561/azar.htm
www.revistanueva.com.ar/00666/nota03/
http://sameens.dia.uned.es/Trabajos4/T5/T5_HensPerezMJ/significacion.htm
http://www.redcientifica.com/doc/doc199904260013.html
http://www.ciencia.net/VerArticulo/Albert-Einstein?idArticulo=dse5opab1m6zphd8c16h6bc
CRISTIAN MATÍAS DAMIÁN
BLANCO
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN