Lo más hermoso del Premio Nobel de la Paz de este
año es que reconoce el trabajo de
una mujer con los
pies bien puestos en su tierra
africana, la que seguramente Wangari Maathi recorre descalza,
percibiendo los colores y aromas
cada mañana en su natal Kenia.
Este premio mantiene la línea del Comité
sueco, al otorgarle a esta mujer africana u premio que distingue
su labor, como lo hiciera el año pasado cuando fue
concedido a Shirin Evadi abogada iraní, defensora de
la mujer y
activista contra el fundamentalismo dominante.
Profesora, activista, ambientalista, doctora en Biología y Premio
Nobel de la Paz, Wagnari Maathai ha dicho:
- Es necesario "fortalecer las estrategias que hagan a las mujeres
partícipes en la toma de
decisiones a todos los niveles". - "El premio (Nobel) es un reconocimiento tanto del
papel que las mujeres han jugado en un mundo más
pacífico, como del que aún les queda por
jugar". - "La aportación de las mujeres puede prevenir
conflictos, pues ellas entienden las
relaciones entre desarrollo
sostenible, democracia, justicia e
igualdad,
quizá porque son las primeras víctimas cuando
las cosas se vienen abajo". - "Muchas de las guerras
que se libran en el mundo se deben a la escasez de
recursos
naturales". - África necesita consolidar "gobiernos
democráticos, transparentes y que rindan cuentas a
los ciudadanos, como clave para proteger el medio ambiente". - "No se pueden gestionar los recursos
naturales de forma responsable y sostenible, si no tienes un
gobierno
democrático, y ese proceso no
se está afianzando con suficiente
rapidez". - "Desde el gobierno, puedo influir en las decisiones
que se toman en vez de observar desde fuera". - "Quiero aprovechar en toda África la
oportunidad que te da el premio, que te convierte en
portavoz, Hay mucho por hacer". - "Intentamos que la gente entienda que hay
síntomas y hay causas. Uno de sus problemas,
la pobreza,
es un síntoma, pero si se llega a la raíz de
ésta, la causa a menudo tiene que ver con la
degradación ambiental, y ese deterioro es algo que
cada uno puede frenar en su propio pedazo de
tierra". - "Querían proteger sus intereses y no los del
país, y se sentían amenazados por nosotros
porque poníamos en evidencia su conducta",
añadió. - "Se habla de una maldición de Dios. Pero la
verdad es que el sida fue
creado en un laboratorio por razones de guerra
biológica. Además, ¿por qué ha
habido tantos misterios sobre el virus? Esto
me parece muy sospechoso". - "Plantamos una semilla hoy también por la
paz del mañana".
El 8 de octubre llegaba la noticia desde Estocolmo,
Suecia. Por segundo año el Novel de la Paz se le
concedía a una mujer entregada, luchadora, con obras
palpables, con beneficios para toda la comunidad y con
especial apoyo al desarrollo de
la mujer de su tierra.
En el caso de Maathai, la tierra
bendecida es África, en donde ha fundado el Movimiento
Cinturón Verde, que tiene la honrosa meta de haber logrado
plantar unos 30 millones de árboles.
Destacan las agencias de noticias que a
Maathai se le concedió el premio por encabezar una
campaña de plantación de árboles para
detener la deforestación y ayudar a los
pobres.
El Nobel de la Paz se le entregará el
próximo 10 de diciembre, aniversario de la muerte de
Alfred Nobel, quien fundó sus premios para resarcir a la
humanidad del infortunio causado por ciertos inventos, como el
suyo propio: la dinamita.
Por decisión del propio Nobel este premio, dotado
con algo más de un millón de dólares, se
entregará ese día en el Parlamento noruego, en
Oslo, pues consideró que este era más adecuado que
el sueco para recompensar el pacifismo.
Luego de haber recibido llamadas de los cinco
continentes, Maathai plantó un árbol para celebrar
el premio. Es la primera mujer africana en ganar esta
distinción, a sus 64 años, por su
contribución al desarrollo sostenible y su lucha por la
protección del medio
ambiente, además de sus palabras por llevar a
África al desarrollo.
Confiesa que el anuncio le llegó de sorpresa,
pues desconocía que era candidata.
"El premio no marca un final,
es sólo una indicación que vamos por buen camino y
debemos seguir. Espero que haga que muchas personas, hombres y
mujeres, se unan a esta lucha.
Que se sientan motivadas y piensen si ella lo ha
logrado, yo también puedo", dijo.
Su hoja de vida señala que es diputada y ministra
adjunta para Medio Ambiente en el gabinete de Mwai Kibaki. Se
considera una "activista".
Wangari nació en INERHI, a unos 150
kilómetros de Nairobi, y fue de las primeras mujeres de
África del Este en obtener un doctorado en
Biología, y en dirigir una cátedra universitaria de
Biología en la Facultad de Veterinaria de
Nairobi.
En 1977, fundó el Movimiento Cinturón
Verde, que se centró en hacer un llamamiento a los
agricultores, mayoritariamente mujeres, a que plantaran
cinturones de árboles en sus parcelas para frenar la
erosión
del suelo y
garantizar tanto su subsistencia como la del medio
ambiente.
Horas después de haber recibido la
notificación de su premio, Maathai declaró a los
medios sobre
la necesidad de que todos los países firmen el Protocolo de
Kyoto sobre el cambio
climático, para liberar de la carga de la
contaminación a los países pobres.
Pidió Maathai a los países ricos
considerar "estilos de vida que puedan reducir la contaminación del medio
ambiente".
Hasta el momento un total de 122 naciones han ratificado
el acuerdo o accedieron a éste. Según la ONU, el pacto de
Kyoto busca reducir la emisión de gases de
efecto
invernadero que producen los países
desarrollados.
En septiembre pasado se conoció que el presidente
Vladimir Putin pidió al Parlamento ruso la
aprobación del tratado, con esta entrada el 55% de los
países desarrollados con mayor emisión de
dióxido de carbono han
firmado el pacto. En la lista de espera está Estados Unidos,
el mayor contaminador, junto a China y
Australia. "Me gustaría ver que Estados Unidos no
sacrifique el medio ambiente global por el estilo de vida que
debe mantener", dijo Maathai.
Este cinturón de árboles ha creado miles
de viveros gracias a los cuales se han plantado 30 millones de
árboles en Kenia, generando al mismo tiempo
ingresos para
más de 50 mil mujeres pobres.
"Intentamos que la gente entienda que hay
síntomas y hay causas. Uno de sus problemas, la pobreza, es un
síntoma, pero si se llega a la raíz de ésta,
la causa a menudo tiene que ver con la degradación
ambiental, y ese deterioro es algo que cada uno puede frenar en
su propio pedazo de tierra", señaló.
A Maathai se la reconoce como firme activista contra la
apropiación ilegal de terrenos públicos por parte
de gobernantes. Su oposición en 1998 a la construcción de un rascacielos en un parque
de la capital
desencadenó una revuelta popular que fue reprimida por el
gobierno y provocó su detención en varias
ocasiones.
Logró su objetivo de
paralizar la construcción, pero se ganó la
enemistad del entonces presidente, Daniel Arap Moi, que la
llamó "loca y amenaza a la seguridad del
país".
Reconoce las metas y las prioridades de su lucha y no se
deja amedrentar.
"Siempre supe que estaba haciendo lo correcto, y que
quienes gobernaban estaban en mi contra, no porque mis objetivos
fueron erróneos sino porque actuaban movidos por la
avaricia y el egoísmo", afirmó la
activista.
Sostiene Maathai que África necesita consolidar
"gobiernos democráticos, transparentes y que rindan
cuentas a los ciudadanos, como clave para proteger el medio
ambiente".
"No se pueden gestionar los recursos naturales de esta
forma responsable y sostenible, si no tienes un gobierno
democrático. Y ese proceso no se está afianzando
con suficiente rapidez", señaló Maathai.
Ha señalado que son tres las cuestiones
medioambientales más urgentes que su país, Kenia, y
el continente africano debe abordar, como es plantar muchos
árboles, rehabilitar la tierra y protegerla contra la
erosión, tareas que tiene en su agenda como
prioridades.
Francisco