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(Un ensayo
sobre el más grande pensador judío
post-bíblico)
- Maimónides el
hombre - Su
importancia - La segunda
Torá - Moré Nebujím o
Guía de perplejos - Conclusión: de
Moisés hasta Moisés
El 30 de marzo (14 de nisán) de 1135, en
vísperas de Pésaj, (Pascua) nace en la aljama de
Córdoba Moshé ben Maimón el sefardí,
conocido entre los musulmanes como Abú Imram Musa ben
Maimón ibn Abdalá. En Occidente se le
seguiría conociendo como Maimónides, el doctor
judío. Su nacimiento está registrado por Abraham
Zacuto, en un texto llamado
"El libro de los
linajes".
De la familia de
Maimónides se sabe que su padre era matemático y
talmudista famoso en los círculos de Córdoba y
Toledo. Su hermano David se desempeñaba como comerciante
en joyas y su hermana Shulamit fue una excelente calígrafa
de gran ayuda para Maimónides (RaMBaM, Rabí
Moshé ben Maimón, para los judíos)
en la redacción final de sus primeras
obras.
En 1148, el sur de España
(Sefarad en hebreo), es conquistado por los Almohades, una secta
fanática del Corán que obliga a emigrar a
judíos y cristianos a menos que se conviertan a la fe de
Mahoma o decidan morir por sus creencias. Entre los que emigran
al lado de la familia de
Maimónides están gramático y exegeta
José Qimhí y Yehuda Ibn Tibbón, jefe de una
gran casa de traductores. Llegan a Almería en 1151
después a Fez (Marruecos). Durante el periodo de la
intransigencia almohade, Maimónides y los suyos se hacen
pasar por muslimes (Muslim, islámico en hebreo) y visten
como tales, lo cual le permite a Maimónides estudiar el
árabe, la poesía
y las matemáticas. En su casa se convierte en un
gran estudioso del Talmud y la Torá. En 1160,
Maimónides escribe Iggéret Ha Semad
(carta sobre la
apostasía) donde defiende la situación de los
anusim (cripto-judíos supuestamente convertidos al
islamismo), haciendo gala de una enorme cantidad de citas
talmúdicas y tanájicas (Tanaj, Biblia en hebreo).
Sin embargo, la tranquilidad se rompe: en 1165, Rabí
Yehuda Ibn Sosán, el más eminente rabino de Fez es
reducido a prisión y ejecuta por habérsele
encontrado "culpable" de judaizar. Maimónides se salva de
quedar preso y ser ejecutado gracias a la mediación hecha
ante los almohades por su amigo Abú L’Arab ibn
Moisa. Ante esta situación, Maimónides emigra hacia
la tierra de
Israel y
allí permanece por cinco meses, para luego instalarse en
Egipto, donde
reinaban los fatimíes, musulmanes más tolerantes
que los almohades. En Alejandría, Maimónides se
dedica al comercio de
piedras preciosas, sin dejar por ello de continuar con sus
trabajos filosóficos.
Mientras Maimónides está en
Alejandría, su hermano David muere en un naufragio y con
él se pierde toda la fortuna de la familia. Este hecho
enferma gravemente a Maimónides, que casi muere porque
somatiza el amor por su
hermano y el miedo al futuro. Después de una larga
convalecencia donde el filósofo lee los comentarios de
Avicena sobre las teorías
de Aristóteles, se acerca a la ciencia
árabe del cielo y se aplica recetas y terapias creadas o
mejoradas por el mismo, se dedica a la medicina a la
par que comienza a dictar conferencias científicas, en
especial sobre medicina, matemáticas y astronomía. La enfermedad le ha propiciado
un espacio de conocimiento y
profunda reflexión.
Cuando Saladino se apodera del Medio oriente,
Moshé ben Maimón consigue una citación
privilegiada como médico de cámara del visir Al
Fadl, Se dice que por esta época, el rey Ricardo Corazón de
León, el héroe de la tercera cruzada quiso atraerse
al RaMBaM, pero éste desistió de irse a la corte
del rey inglés
como protesta a las matanzas de judíos hechas por los
cruzados (otros sostienen que fue Malrico, gobernador cruzado, y
no Ricardo, quien hizo tal petición).
Con el tiempo y los
vastos conocimientos médicos de Maimónides,
éste se convierte en un personaje de suma importancia en
El Cairo (ahora vive en Fustat), tanto en la judería como
en el mundo islámico, de donde se lo llama permanentemente
para dar consejos, determinar certezas y hacer curaciones
especializadas. Pero las envidias lo convierten en su centro.
Incluso su amigo Abú L’Arab ibn Moisa lo acusa de
relapso (lo que en el Islam se condena
con la muerte o el
destierro) y, de no haber sido por la decidida defensa del visir
Al Fadl, quien demuestra que el filósofo nunca se
convirtió al Islam y por ello la condición de
relapso no se le puede aplicar, el RaMBaM habría sido
ejecutado o desterrado de Egipto (quizás a los desiertos
del Sur). Pero el mazal (la estrella) de Maimónides sigue
a su favor: a pesar de los tejemanejes de sus opositores, es
nombrado Naguid (ra’is al yahud, jefe de los
judíos) de todas las comunidades de Egipto. Paralelamente
a estos acontecimientos, Samuel ben Alí, director de la
madrasa (escuela
islámica) de Bagdad, se dedicó a perseguir a
Maimónides en el campo de la filosofía religiosa,
buscando contradecirlo, sin lograr más resultados que
acrecentar la fama y autoridad del
RaMBaM.
El 13 de diciembre (20 de tevet) de 1204, muere
Maimónides y es sepultado en Tiberiades y llorado por
judíos y musulmanes. En su lápida, alguien
escribió: Mi Mosé le Mosé, lo hayá
ke Mosé (de Moisés a Moisés no ha
existido otro Moisés).
¿Pero donde radica la importancia de
Maimónides para que el mundo de su época estuviera
tan atento a él? En 70 años de vida, el RaMBaM
escribió obras filosóficas, médicas,
matemáticas y religiosas de enorme calibre para el
desarrollo del
pensamiento.
Sólo en el aspecto religioso, Maimónides es el
pensador judío más citado por los pensadores
escolásticos, quienes conocieron parte de su obra al ser
traducida al latín por la familia Tibbón. Guillermo
de Auvernia, Alejandro de Hales, Nigerio de Bravante, san Alberto
Magno y santo Tomás de
Aquino lo mencionan frecuentemente y discuten sus doctrinas
metafísicas, llegando incluso a experimentar el influjo y
aprovechar las aportaciones de Rabbí Moyses
Iudaeus, como lo llaman. Salvo el Antiguo Testamento (Tanaj),
ninguna obra influyó tanto, en lo que se refiera a la
literatura
hebrea, en santo Tomás, como la de Moisés el
egipcio…que se firmaba Moshé ben Maimón, el
sefardí.
Por la claridad y la concisión, por la
temática y la universalidad, los libros de
Maimónides, al sumarlos en su totalidad, parecieran haber
sido escritos por varios sabios. "Son tantas las obras y tal su profundidad que
sólo una mentalidad de extrema lucidez, amplitud y vigor
de inteligencia,
diafanidad en la exposición
grandiosidad y armonía en la construcción ideológica,
universalidad en el saber, ahondamiento y rigor
científico, como la de Maimónides lo pudo
conseguir: no en vano su incidencia en el pensamiento lo valora
como la figura de mayor relieve en
todo el judaísmo post-bíblico y una de las
más claras inteligencias que ha producido la
humanidad", dice David Gonzalo Maeso, traductor al
castellano de
La Guía de Perplejos, la obra de mayor
importancia del RaMBaM.
La obra de Maimónides va desde lo simple a lo
complejo, desde lo cotidiano hasta lo más intrincado de la
metafísica. La obra del RaMBaM no excluye a
nadie, está escrita para gente sencilla y para grandes
intelectuales.
Por esto no es extraño encontrar libros como la
Aquedá (poesía sagrada), Aní
Mazkir (Yo recuerdo) o escritos sobre matemáticas y
astronomía como Hesbón ha-Ibur (Tratado
sobre el calendario, literalmente Cálculo de
la intercalación) donde hace relación a
Molad (la luna nueva) y a las Taufot (estaciones) o
tratados
filosóficos como Millot ha-Higgaión
(términos lógicos), Ma’amar tehiat
ha-Metim (tratado de la resurrección de los muertos),
además de pequeños compendios de corte
psicológico y psiquiátrico.
En lo tocante a Medicina, Moshé ben Maimón
escribió el Séfer ha-Qaséret (libro
del asma),
Hanhagat ha-Beriut (régimen de la salud), Al ha-Misgal
(en árabe Fi’al-yama’a, comercio
sexual), Harkabat ha-Refuot (composición de los
medicamentos), Perush ha-pirké abrujat (comentarios
a los aforismos de Hipócrates), Pirké
Mosé (sus aforismos, la obra médica más
importante de Maimóides, traducida al latín) y
otros como los comentarios sobre Galeno y las respuestas
médicas de inmediato, las causas de las enfermedades y su
curación, y los cánones de la parte práctica
de la medicina.
En religión, su obra es
más densa y amplia: escribe la Iggeret Temán
(epístola del Sur), coocida también como
Petáh Tikvá (La puerta de la esperanza), las
Iggarot la-maor ha-gadol (cartas a la
Luz grande),
Kitab al-faríd (el libro de los preceptos. En
hebreo, séfer ha-Mitzvot), y sus dos obras
más grandes: Mishné Torá
(repetición de la ley), conocida
también como Yad Hazaká (la mano fuerte),
que contiene los Shelosh Assará jikarim (los trece
artículos de fe). Y Moré nebujim, una obra
enorme donde la filosofía de Aristóteles se une a
la Biblia en un intento por compaginar la razón con la
creencia. De otros varios libros, hay datos:
Ahabá (el amor),
Tshuvá ha-Golá (respuesta del destierro),
Tratado del conocimiento de D-s por medio de sus criaturas y
otros.
El trabajo de
Maimóides debió de ser agotador pues, mientras
escribía, nunca detuvo su trabajo como médico y
consejero. O sea que lo intelectual se mantuvo unido a los
práctico, a la vida del afuera y a las pequeñas
cosas.
Moshé ben Maimón siempre firmó como
el sefardí (el español),
poniendo de relieve su origen hispánico: sus
raíces, el descender de judíos que vivían
allí desde hacía más de diez siglos. Y su
obra, a pesar de estar escrita en árabe y en hebreo, tiene
en su redacción el halo judeo-español de la
explicación clara y concisa.
"Cuando muere un sabio en Sevilla y se
quieren vender sus libros, se llevan a Córdoba".
Averroes
Sin lugar a dudas, Maimónides fue producto del
medio cultural en el que vivió sus primeros años y
del que se nutrió a través de su padre.
Córdoba fue el gran centro hebreo de la Edad Media y
allí se desarrolló lo judíos con más
altura que el Toledo o Granada. En Córdoba descollaron
sabios de la talla de Hasday Ibn Saprut, Menahem ben
Saruq y Dunash ben Labrat, todos ellos exegetas,
gramáticos y targunim (traductores y comentadores de la
Biblia).
A Moshé ben Maimón, seguramente, le fueron
inculcadas las cualidades que deben adornar a un maestro, de
acuerdo con la escuela de Córdoba: saber gramática, poesía, filosofía
y todas las formas de la ciencia,
además de conocer hebreo, Tanaj (Biblia), Mishná
(ley oral) y Talmud (comentarios, interpretación y legislación). De
acuerdo con lo que se encuentra en la obra de Maimónides,
todas estas cualidades se cumplen en él muy
abundantemente.
Mishné Torá.
Según los cabalistas, diez es el número de
D-s, pues diez es igual a 1 y 0, o sea a 1+ 0=1 y D-s es
único. Diez se necesitan para conformar un minián
en una sinagoga (minián es el número imprescindible
de personas para llevar a cabo un rezo). Diez años fue el
tiempo que Maimónides empleó para escribir la
Mishné Torá (la segunda Torá o
repetición de la ley).
En la segunda mitad del siglo II de esta era, Yehuda
Ha-Nasí (el
príncipe) había hecho copiar la
Mishná ( La ley Oral), reuniendo en un solo texto
una ampliación concisa y detallada del cumplimiento y
aplicación de la legislación mosáica. Esta
obra, en la que participan varios sabios y que da origen al
hebreo mishnáico, es la base del Talmud Bablí y del
de Jerusalén. Maimónides, ejecuta una tarea
similar, pero esta vez codificando de manera simple y sencilla
todo ese sistema complejo
de leyes que se
hallaba disperso en medio de comentarios e interpretaciones a lo
largo del Talmud.
"Todas las leyes entregadas a
Moisés en el SINAB fueron otorgadas con su significado",
dice Maimónides en la introducción. Luego, dejando establecida la
historia de la
tradición, concluye: "En estos tiempos las tribulaciones
se han vuelto agobiantes y la sabiduría de nuestros
eruditos se ha desvanecido.Por lotanto, todos los comentarios de
los Gaoním (sabios)se han hecho difíciles e
comprender, sin hablar del propio Talmud que reclama un vasto
conociiento, sabiduría y mucho tiempo para la
investigacón. Por lo tanto yo, Moisés ben
Maimón, con la confianza puesta en D-s, he estudiado
todos estos libros y determinado a preparar un claro resumen de
todas las obras a fin de que toda la Torá oral quede
claramente ordenada para cada uno sin discusión del
debate. En
suma, es mi propósito que de aquí en adelante nadie
deba consultar ninguna obra, con referencia a la ley de Israel,
que ésta, que siendo un compendio de la Torá ral
completa, la he titulado Mishné Torá ya que,
de ahora en adelante cualquiera que lea primero la Torá
escrita y luego esta obra, sabrá la Torá Oral
completa y no necesitará leer otra obra".
Esta afirmación lo llevó a que fuera tildado
de herético ya que daba a entender que había que
prescindir del Talmud o que de todas maneras éste ya no
era necesario. En la Francia
medieval, por ejemplo, se hizo una quema pública de sus
libros . pero al fin, el tiempo y los estudiosos lograron
reivindicarlo.
La Mishné Torá consta de catorce
tratados escritos en hebreo, precedidos del Kitab al-Siray
(libro de la elucidación), escrito en árabe, donde
hace un comentario a la Mishná. En hebreo, Yad
(mano), también equivale a catorce, de aquí que los
catorce libros recibieran el nombre de Mano Fuerte (Yad
Hazacá).
El orden establecido por Maimónides en este libro
es el siguiente: 1. Teoría
de la religión. 2. El amor de D-s. 3. Fiestas
litúrgicas. 4. Las mujeres. 5. La Santidad de las
Costumbres. 6. Formas ceremoniales. 7. Productos de
la tierra. 8. El
culto. 9. Clases de sacrificio. 10. Pureza legal. 11. Delitos. 12.
Contratos. 13.
Juicios. 14. Jueces. Suele llamarse también a la totalidad
de la Misjné Torá, con el nombre de Séfer
Maddá (libro de la convicción
–conocimiento- religiosa).
En la Mishné Torá,
Maimónides determina los trece principios
fundamentales que establecen la esencia de la religión
judía: 1. D-s es el creador y director de todo lo que
existe. 2. D-s es uno. 3. D-s no es cuerpo ni cabe atribuirle
ninguna forma corporal; no puede ser concebido con los sentidos sino
con la razón. 4. D-s es sempiterno. 5. Sólo a
Él y no a otro conviene dirigir nuestras oraciones. 6.
Todas las palabras de los profetas son verídicas. 7. La
profecía de Moisés es verídica, habiendo
sido él el mayor de los profetas. 8. La Torá ha
sido entregada a Moisés por D-s. 9. Esta ley no
será jamás sustituida por otra. 10. D-s conoce
todos los pensamientos y las obras del hombre. 11.
D-s recompensa las buenas acciones y
castiga las malas. 12. Aunque demore, vendrá el
Mesías. 13. D-s hará resucitar a los muertos.
Maimónides establece que son también que son 613
los preceptos, 248 los afirmativos y 365 los prohibitivos. Y no
611, como sostienen losd que sumando las letras de la palabra
Torá (tav = 400, vav = 6, resh = 200 y hei = 5) obtienen
esta cifra.
A lo largo de la Mishné Torá,
Maimónides llama al arrepentimiento, a las sanas
costumbres y al estudio. El total de tratadosde la Mishné
Torá es de 83.
Graetz, al gran historiador judío, al referirse a
este código,
dice: "Puede asegurarse
resueltamente que Maimónides ha creado un nuevo Talmud.
Sin duda alguna, los elementos siguen siendo los mismos: se
conoce su origen, el momento de su producción, su distribución primitiva, pero la forma
superior que el autor le ha dado lo hace aparecer bajo una nueva
luz; toda superficialidad, toda amplificación ha
desaparecido: sólo queda el fondo sencillo, claro,
fácilmente comprensible".
Seset Benveniste, autor de aquella época y debido
al éxito
alcanzado en España por la Mishné Torá,
escribe: "Antes de la
aparición de este libro no había quien supiese
formular los resultados de las largas y fastidiosas discusiones
del Talmud y de Al Fasí; el código de
Maimónides, con su estilo claro, su ordenación
admirable, hizo luz a los ojos de todos; la elevada moralidad que
la obra exhala no hizo sino aumentar su prestigio: todos la
estudiaban, la copiaban, se penetraban de ella; se
aprendió a juzgar las cuestiones y a verificar las
sentencias de los jueces, cosa desconocida asta entonces".
Con relación a esto, vale la pena anotar que en la
edad media y en el mundo musulmán, las comunidades
judías tenían sus propios jueces y autoridades y el
judío que cometiera algún delito o
trasgrediera alguna ley, debía ser juzgado por sus propias
leyes. Las kehilot (comunidades hebreas) sólo
cumplían con pagar sus tributos al
califa o al rey. De aquí la tremenda importancia que
cobró Maimónides en su tiempo, en el que
había ciudades completamente judías como Lucena (en
tiempos de Mahoma también existió la ciudad de
Medina) o sectores de grandes urbes: "aquí termina
Córdoba y comienza la bab Al-Yahud (la puerta de los
judíos).
A lo anterior habría que agregar que la gran
cantidad de Se’elot u-tesuvot ve-ha-Iggerot
(preguntas, respuestas y cartas), a Maimónides se lo
requería de todoslos lugares y se le consultaba sobre toda
clase de
dudas. No es pues extraño que la Mishné Torá
sea seguida por el Moré Nebujim (la guía de
los dubitantes o perplejos).
MORÉ
NEBUJÍM O GUÍA DE PERPLEJOS (3).
Para cristianos, musulmanes y judíos, la
Guía de perplejos (o de dubitantes) es la obra por
excelencia de Maimónides. Este libro, escrito en
árabe con el nombre de Dalalat al-ha’irin y
traducida al hebreo por Samuel Ibn Tibbón como
Moré Nebujim, fue conocida en la Europa medieval
bajo el título de Dux Neutrorum sive Dubiorum. Y
todos los pensadores medievales que precedieron a
Maimónides estudiaron y discutieron el libro: hasta
entonces nunca nadie había buscado la reunión de
las doctrinas aristotélicas con la Biblia y la fe con la
razón, como lo hizo el RaMBaM.
En sus orígenes, Maimónides
escribió el Moré Nebujim para dar
contestación a las preguntas que le hiciera su alumno,
José Inb Ajnín, sobre los postulados de
Aristóteles y los principios fundamentales de la
Torá: si el mundo era eterno –según el
filósofo griego-, porqué en Bereshit (el
Génesis) decía que D-s había creado el
mundo.
La Guía de Perplejos se caracteriza el racionalismo
que Maimónides había heredado de Saadía
ben Yosef al-Fayummi, pensador judío que había
nacido en Egipto a finales del siglo X. Saadía tradujo el
Tanaj (Antiguo testamento) al árabe (Tafsir),
escribió un diccionario
poético de la lengua hebrea
al que llamó Agrom (el Colector),
racionalizó muchas halajot (legislaciones) e hizo un
comentario al Séfer Yetzirá (el libro de la
creación) y cerró su obra, por demásextensa,
con el al-amanot u-al Itijdat (libro de las Creencias y
los Dogmas, en hebreo Séfer ha-emunot ve ha-deot).
Así que para el correcto análisis de La Guía de Perplejos se
hace necesario conocer el pensamiento de Saadía Gaon (el
sabio), que es el fundamento del texto y a la vez el camino que
recorre la obra.
Maimónides, que conoció a
Aristóteles por las traducciones que de él hizo
Avicena a la lengua árabe, aclara que ha escrito el
Moré Nebujim no para instruir a las masas ni como
texto para los filósofos principiantes sino que va
dirigido al pensador religioso y bien preparado tanto en la
Torá como en la filosofía, que se halla confuso
(perplejo) e inclinado a sentir que… "Si él está guiado por la razón
posiblemente deba rechazar ciertos términos (de la
Torá) tal como él los entiende y puede pensar que
él ha rechazado los fundamentos de la Torá.
Entonces, al negarse a seguir la razón y al volverle la
espalda, descubre que ha actuado contra su integridad
intelectual". No es extraño que paralelo a
esta obra, Maimónides haya escrito el libro de medicina
conocido como Ma’amar ha-Nijbod (tratado valioso de
los venenos y sus antídotos).
La tarea de Maimónides implica un nuevo enfoque
distinto de aquel que la Escritura
tiene y que lleva a la confusión (a la perplejidad) si se
lo toma literalmente, pero que cede a la interpretación
simbólica. Así, La Guía de Perplejos no
está diseñado simplemente para controlar el
proceso de
erosión
de la fe, es más, no está dirigido a aquellos que
no dudan de su creencia, sino a todos los que se llenan de
incertidumbres cuando al estudiar la filosofía se
cuestionan sobre lo que creen en términos religiosos.
Maimónides congratula a los que están comprometidos
en la búsqueda de la razón y beben ansiosamente del
conocimiento universal. Para explicar su punto de vista, crea la
siguiente parábola: " Hay un
gran rey, D-s, que mora en un palacio en el centro mismo de la
ciudad. Algunos e sus súbditos no viven en la ciudad sino
en el campo. Están lejos de la ciudad, sin D-s, sin fe ni
pensamiento. Su figura puede ser humana, pero en realidad no son
más que los simios. Desde este nivel seudo-humano puede
uno legar a la ciudad con la esperanza de ver eventualmente al
rey. Pero la ciudad ofrece también dos caminos: algunos de
sus habitantes no han visto jamás al rey, pues siempre han
vivido de espaldas. Estos, los que si bien piensan, tienen
conceptos falsos, se mueven en dirección equivocada y caen en el error.
Otros, se han propuesto alcanzar el palacio. Esta es la gente que
se une a la Torá y cumple sus mandamientos, pero ha
permanecido en la ignorancia. Un grupo menor ha
llegado al palacio y lo rodea para encontrar la entrada. Hasta
los estudiosos verdaderos del Talmud pueden pertenecer a este
grupo: se empeñan sin llegar a los fundamentos de la fe.
Así mismo, los matemáticos y los lógicos se
pueden encontrar entre estos elementos; también ellos
permanecen al margen del conocimiento real. Unos pocos han
penetrado en los jardines del palacio y han avanzado al interior
de sus recintos. Son los que buscan las raíces de la fe,
los estudiosos de las obras trascendentales, las mentalidades
críticas. Aquellos que han alcanzado a percibir los
límites
de la capacidad humana, han llegado a la sala central. La
razón los guía en las cuestiones divinas y la
teología es su ocupación. Los grandes sabios de
Israel pertenecen a este grupo. Quien haya cubiertos todos estos
pasos y sea capaz de dedicarse por entero a la
contemplación intelectual de D-s, quien estudie la
naturaleza
para encontrarlo a Él en su ordenamiento, ese será
el hombre que alcance la cámara del rey. Este es el rango
del profeta".
Para Maimónides la profecía está
antecedida por la filosofía y sólo el
filósofo está preparado para ser profeta: nadie se
convierte en profeta de la noche a la mañana, antes debe
ser filósofo y viajar tan lejos como humanamente le sea
posible en el
conocimiento de D-s. El rango de filósofo es inferior
al de profeta, pero está colocado en lo más alto de
la escala de los
logros de la humanidad. Su tarea es aplicar la razón al
concepto total
de D-s.
En el Moré Nebujim D-s no es uno, es
único. Uno es un concepto creado por el hombre y D-s no se
puede establecer a través de las concepciones de los
hombres. De aquí que no se pueda decir que D-s es bueno,
pues la bondad es una característica humana. Se debe
decir, D-s no es malo. Maimónides, enemigo del
antropoformismo, establece que a D-s se llega a través de
los atributos negativos. D-s no es finito, D-s no es vengativo,
Él no es como nada que podamos conocer.
Allí donde Aristóteles sostiene que el
mundo no puede haber sido creado en un tiempo determinado porque
crear de la nada es imposible, Maimónides responde que la
creación es un acto incontestable y puede ser probado
filosóficamente: el tiempo no es aplicable a D-s porque
antes de que D-s creara, el tiempo no existía. Todo lo
demás ha de ser resultado de la
creación.
El libre albedrío del hombre, lo dilucida
Maimónides de esta manera: podemos estar seguros, no
obstante, de que somos libres. D-s vela sobre toda su
creación y no interfiere sobre la naturaleza porque
Él la ha construido en el marco de las leyes que la
llevarán siempre en la dirección correcta. Al
hombre, en cambio, lo
dotó de libertad y con
ella de las necesarias advertencias para ayudarle a encontrar el
camino justo. La providencia divina actúa en la intimidad
del hombre.
Con Maimónides nace la interpretación
histórica, pues al enfrentarse a muchos aspectos de la
Biblia, sobre todo a lo relacionado con la legislación,
determina que la Torá se ciñó a las
costumbres de la época, suavizándolas o
enfrentándolas dentro de un marco de comprensión
para todos. Maimónides, habla de verdades absolutas (D-s
es único y de Él depende todo lo creado) y verdades
necesarias (no matar, no robar, no desear los bienes
ajenos), que servirán para el buen funcionamiento de la
sociedad.
Para Moshé ben Maimón, la castidad es un
principio fundamental e la vida del filósofo y del
profeta. La razón escapa a todos los sentidos cuando se
involucra en la búsqueda de D-s. Algunos autores sostienen
que la defensa que Maimónides hace de la continencia
sexual se debe a que buscó atacar la idea de profeta que
se había endilgado Mahoma, quien desde el momento de estar
ejerciendo su profecía se convirtió en un
hiperactivo sexual.
La razón puede estar acorde con la creencia, es
más, la filosofía es necesaria para establecer
cuáles son los caminos que se necesitan para llegar a D-s
y a la interpretación de los símbolos que contiene la Torá: este
es el principio básico del Moré Nebujim, la
obra determinante de Maimónides que, debido a la
permanencia de sus criterios, se ajusta completamente a los
tiempos modernos. Nada de lo que Dios es está en
desacuerdo con la razón, sólo se necesita encontrar
el camino correcto para determinar qué es lo que D-s es.
Al conocer a D-s se conoce todo el orden de su
creación.
CONCLUSIÓN:
DE MOISÉS HASTA MOISÉS (4).
Mi Moshé le Moshé, lo hayá ke
Moshé (De Moisés –el bíblico-
hasta Moisés –Maimónides-, no hubo otro como
Moisés).
Nunca se supo quién escribió esta frase
sobre la tumba de RaMBaM, lo cierto fue que definió la
importancia de Maimónides dentro el mundo de su tiempo y
épocas posteriores. Y aunque después de muerto, y
durante casi un siglo, el pensamiento maimonidiano fue
considerado herético y peligroso y sus obras se quemaron
públicamente en las plazas de las aljamas
(juderías), los seguidores de Moshé ben
Maimón lograron reivindicarlo frente a todos los ataques y
su obra, luego de intensos cuestionamientos, entró a
participar del grupo de guías fundamentales que rigen al
pensamiento humano.
Y si bien es cierto que la historia ya le había
asignado a Maimónides un destacado lugar como
médico (se lo considera uno de los padres de la medicina
moderna e incluso de la psiquiatría), es su pensamiento
filosófico el que lo convierte en maestro y director, lo
primero de las masas, lo segundo de los intelectuales. En la
Mishné Torá codifica lo que el pueblo debe creer y
la manera como debe legislar. En el Moré Nebujim,
establece para las grandes inteligencias la manera de conciliar
la fe con la razón y los puntos de apoyo que brinda la
filosofía para entender mejor la
revelación.
Maimónides, con La Guía de
Perplejos (Moré Nebujim) determina los puntos de
unión entre la filosofía aristotélica y la
concepción de D-s y el mundo establecida en la Biblia (en
la Torá, en la ley). Estos principios del RaMBaM van a ser
estudiados muy a fondo por la Escolástica, especialmente
por el doctor angélico (santo Tomás de Aquino), el
cual el varias partes de su obra (la Summa Teológica), al
entrar en los terrenos de la metafísica, va a fundamentar
sus conclusiones citando a Rabí Moysés Iudaeus
(Maimónides). De igual manera, el pensamiento de
Maimónides va a servir de principio de discusión en
la obra de Averroes, el gran filósofo hispano-musulman.
Esta incidencia en el pensamiento católico y
musulmán tiene una sola razón: D-s. La gran
conclusión del Moré Nebujim es una: si se
guía bien a la razón, se llega al conocimiento de
D-s. El orden del mundo determina la comprensión de lo
divino y el mundo es porque D-s es.
Cuando Maimónides se refiere a amor a D-s,
está aseverando que el hombre puede y debe vivir en la
idea de D-s y para estar en D-s se hace necesario usar la
inteligencia para entender y concatenar cada uno de los pasos que
conducen a lo único, a lo no divisible, esto que no es
nada de lo que el ser humano es. Para Moshé ben
Maimón la oración no estriba en pedir, pues D-s le
ha dado al hombre todas las oportunidades para que se realice en
sí mismo. Orar es entrar en el conocimiento de D-s, es
vivenciar, a través de la razón, las dimensiones
por las que el pensamiento pasa para llegar a D-s sin dejar de
conocer al mundo.
D-s permite el arrepentimiento, pero es un
arrepentimiento donde el perdón se traduce en una segunda
oportunidad que se le da al hombre para que éste se
realice en aquello sobre lo cual pecó, recuperando
así la calma necesaria: con el pecado, la inteligencia
humana se nubla y capacidad de filosofar se anula, lo que lleva a
perder, en gran manera, el conocimiento que hasta ese momento se
había adquirido de D-s.
Para Moshé be Maimón, D-s es único,
pero esta unicidad trasciende más allá de la
concepción que de lo uno tiene el hombre. Como
Aristóteles, Maimónides propone la disciplina
matemática
para fortalecer la inteligencia y así templar el
pensamiento frente a la capacidad de asombro, que en un momento
dado puede desviar la atención y conducir a la perplejidad: un
hombre está perplejo cuando se enfrenta a dos razones y no
sabe qué camino tomar pues su propia razón lo
lleva, casi, a dejar a un lado una sin saber a ciencia cierta si
la que deja es más fuerte y real que la que optó
para si. Entonces, para no caer en la duda práctica, en el
perplejismo, el hombre debe abolir las pasiones para entrar,
así, en estado puro,
al mundo de la razón que empieza en la filosofía y
termina (para el pensamiento humano) en la revelación de
lo único.
D-s, pues, es la constante en la obra de
Maimónides. Y este deseo de encontrarse con lo divino a
través del entendimiento se da en plena edad media. No es
justo que algunos historiadores, no se sabe por qué o
quizás debido a su miopía eurocentrista, hablen de
ese período de la historia como de un tiempo de
oscurantismo. Si bien Europa pasaba por un periodo de
confusión, se estaba conformando, no sucedía
así en la cuenca del Mediterráneo donde
Aristóteles y demás pensadores griegos eran
traducidos al árabe y al hebreo para ser asimilados de
inmediato por el racionalismo judío, producto de las
discusiones talmúdicas y de la estructuración al
pensamiento que se daba en las juderías españolas,
especialmente en las ciudades de Córdoba, Toledo y
Granada.
En Maimónides se amplía y resume toda la
filosofía judía e incluso se detiene por mucho
tiempo para renacer cuatro siglos después en Baruj Spinoza
quien, según León Roth, allí donde Spinoza
se apartaba de Descartes,
encontraba a Maimónides. Del RaMBaM aprendió
Spinoza a rechazar el antropoformismo cuando se trata de entender
a la divinidad. De Maimónides aprendió tambien que
D-s es causa primera y única en la esencia de las cosas,
tanto como de su existencia. En Maimónides hay un
antecedente de la identificación spinoziana de voluntad y
entendimiento. Y en Maimónides hay un antecedente,
también, de la concepción de Spinoza según
la cual el orden y la conexión de las ideas es el mismo
que el orden y la conexión de las cosas. La doctrina de
Spinoza sobre la eternidad del alma es
semejante a la de Maimónides sobre la
inmortalidad.
El Moré Nebujim es un principio que no se detiene
y que, al igual que el sentimiento de Moshé ben
Maimón, es una razón lógica
para llegar a D-s mediante el entendimiento.
A manera de colofón: Maimónides
rechazó el oro pues
consideró que en este metal todas las pasiones y los
sinsentidos, el desconocimiento de D-s y la cultura del
desprecio. Y con base en esta idea, le dio todo el poder a la
plata, elemento noble y frío como la razón, que
apenas si se debe tallar para que no pierda nada de su
composición.
En la tumba de Maimónides, una frase: Mi
Moshé le Moshé, lo hayá ke
Moshé.
Autor:
José Guillermo Ánjel R.