- Funciones de las relaciones
sociales - Las personas como instrumento
para la satisfacción de una necesidad
autoevaluativa - Investigación acerca de
la teoría de la comparación
social - Atracción por
similitud - Atracción por
complementariedad - Atracción por
proximidad - Atracción por lo
físico - Atracción
amorosa - Conclusiones
Es un hecho inobjetable que el ser humano necesita de la
sociedad para
poder
desarrollar sus potencialidades, es en ella donde nace, crece y
muere; y mientras vive, tiene la necesidad de establecer relaciones
interpersonales que van más allá de la mera
sobrevivencia con otros seres humanos, pero, ¿cómo
se establecen estas relaciones?, "¿Qué determina el
grado de atracción interpersonal que una persona tiene
para otra". ¿Qué objeto tiene el establecer estas
relaciones?. A continuación se dará respuesta a
estas interrogantes.
FUNCIONES DE LAS
RELACIONES SOCIALES:
Las relaciones sociales en el ser humano sirven a
diversos propósitos, entre ellos:
- Satisfacen una necesidad autoevaluativa
- Proporcionan una base para determinar la naturaleza y
el significado de nuestro medio inmediato y del mundo en
general, así como nuestra posición en
ambos. - La asociación con semejantes parece tener en
nosotros un efecto de suscitación o estimulación
que generalmente tiene un valor
positivo.
El deseo de establecer relaciones entraña
cierto grado de atracción, es decir, implica que nos
sentimos atraídos por otras personas y que nos interesa
atraerlos, las formas en como se da este proceso de
atracción se trataran a continuación.
I.- LAS
PERSONAS COMO INSTRUMENTO PARA LA SATISFACCIÓN DE UNA
NECESIDAD AUTOEVALUATIVA.
"Festinger (1954) propuso una teoría de los procesos de
comparación social. Esta teoría tomó como
punto de partida la noción de que la gente tiene una
pulsión autoevaluativa", es decir, necesita
constantemente de evaluar sus opiniones y sus
capacidades. Puesto que las opiniones y capacidades con
frecuencia no pueden evaluarse a través de observaciones
empíricas, a menudo resulta que las capacidades de uno
son buenas o malas en comparación con las capacidades de
los demás y que las opiniones propias son correctas o
están equivocadas en términos de su concordancia
o falta de ella con las opiniones de los
demás.
La teoría está, además, elaborada
con proposiciones tales como: "Las evaluaciones de opiniones o
capacidades subjetivas son estables cuando se puede hacer una
comparación con los otros, a quienes se juzga que sus
opiniones o capacidades son parecidas a las de una mismo" (pag.
122), y "Una persona se sentirá menos atraída por
situaciones en las que los demás divergen mucho de ella,
que por aquellas donde los demás se parecen a ella tanto
en capacidades como en opiniones" (pag. 123). Puesto que los
otros que son similares permiten la reducción estable de
la pulsión autoevaluativa, la gente se siente
atraída a esos otros.
INVESTIGACIÓN ACERCA DE LA TEORÍA DE
LA COMPARACIÓN SOCIAL:
Byrne, Nelson y Reeves (1966) descubrieron firmes
pruebas de
la importancia de la similitud-disimilitud. Byrne y
colaboradores al principio esperaban que la similitud de
creencias tendría un efecto mayor sobre la
atracción cuando las creencias no fueran verificables: (
por ej. "La integración racial en las escuelas
públicas es un error"), un efecto intermedio cuando las
creencias se pueden verificar en el futuro (por ej. "El grado
de integración en las escuelas del sur de los E.U.
decrecerá en forma considerable durante los
próximos cinco años), y el mínimo efecto
cuando las creencias fueran verificables en el presente (por
ej, "Un porcentaje en extremo pequeño de las escuelas
públicas en E.U. está integrado racialmente"). El
experimento se llevó a cabo en dos sesiones. Durante la
primera los sujetos indicaban sus creencias respecto a varios
problemas.
Para algunos de los sujetos, lo que creían no era
verificable, para otros era verificable en el futuro y para
otros más, verificable en el presente. Varias semanas
después se pidió a los sujetos que tomaran parte
en un estudio de "juicio interpersonal". Su tarea
consistía en examinar las respuestas de creencia de un
desconocido del mismo sexo y
después lo juzgaría en cierto número de
dimensiones: inteligencia, conocimiento
de los acontecimientos actuales, moralidad,
ajuste, gracia y deseabilidad como compañero de trabajo.
Los valores
escalares de los dos últimos juicios se sumaron para
formar una medida de atracción hacia el desconocido. Las
respuestas de creencia del extraño se manipularon para
que fueran completamente similares, similares en dos tercios,
similares en la mitad o similares en un tercio a las propias
respuestas de creencia de los sujetos que participaron en el
estudio.
Los resultados indicaron que la similitud de creencias
no verificables en realidad tuvieron un efecto más
marcado sobre la atracción, pero que la diferencia entre
los dos tipos de creencias fue opuesta a lo que se había
esperado. La similitud de las creencias verificables en el
presente, tenía un efecto más marcado sobre la
atracción que la similitud de las creencias verificables
en el futuro.
Las investigaciones
sobre el aspecto físico tienden a ser un tanto vagas
como explicación de la atracción social.
Quizá lo más que podamos decir sobre este
atributo es que el grupo
cultural o subcultural del que una persona forma parte define
ciertos patrones de apariencia que adquieren determinado valor
normativo. Cuando más se acerca el aspecto de una
persona a ese patrón normativo más atractiva
resulta a los ojos de quienes utilizan esa norma como base de
criterio. Sin embargo el aspecto físico es sólo
una de las bases de la atracción social. Los estudios de
cierto número de variables
diferentes indican que las semejanzas compartidas pueden ser
igualmente importantes o tal vez más. Las semejanzas que
se comparten no tienen que ser necesariamente de carácter positivo. Por ej. Los jugadores
que han perdido en un torneo de tenis buscan, al menos por un
rato, la compañía de otros perdedores en vez de
la de los individuos que des han derrotado. Es bien sabido que
la "desgracia busca compañía", pero tal como
Stanley Schatcher (1959) señala, "la desgracia no busca
cualquier copañía, sino la de los
desgraciados".
LA SEMEJANZA DE ACTITUDES
COMO BASE DE ATRACCIÓN NEWCOMB
(1956,61,63).
Theodore M.Newcomb ha desempeñado un papel
principal en esta clase de
estudios utilizándolos como medio para probar una
teoría general de la atracción personal
fincada en los intentos que los individuos implicados en
situaciones interpersonales realizan para establecer relaciones
afectivas armoniosas o, tal como Newcomb las llama,
"simétricas".
Experimento: Newcomb estudió el proceso
de entablar relaciones en dos grupos de
diecisiete muchachos universitarios cada uno, que convivieron
durante igual número de semanas en una casa
proporcionada por el investigador. Los estudiantes no se
conocían entre sí antes del estudio. Las pautas
por las que se entablan relaciones fueron estudiadas mediante
cuestionarios que los jóvenes respondieron cada semana y
que revelaron sus elecciones y actitudes. Newcomb halló
que los compañeros de habitación tendieron a
atraerse mutuamente desde el principio independientemente de la
semejaza de actitudes y valores que
pudieran tener, pero a medida que las semanas transcurrieron y
que los residentes de la casa se conocieron, la mutua
atracción fue más marcada en los individuos que
tenían actitudes y creencias similares. Esta
atracción fue especialmente intensa cuando dos
estudiantes compartían actitudes similares hacia otros
miembros del grupo. (aspecto tratado en el tema de
cooperación y competencia,
"cuando pertenezco a un grupo con el que me identifico, mi
actitud
hacia otros grupos cambia por ser ellos diferentes". Nota
mía).
III.
ATRACCIÓN POR COMPLEMENTARIEDAD.
La hipótesis de lo complementario se expone
en la obra de Robert F. Winch (1958) quien observó que
los miembros de las díadas, (grupos de dos personas) no
basan su mutua atracción en la semejanza de sus pautas
de necesidades particulares, sino en sus diferencias que son
complementarias :Es decir, un individuo
que tenga el rasgo A muy acusado y el rasgo B muy leve se
sentirá atraído por la persona que tenga el rasgo
A muy leve y el rasgo B muy acusadoy viceversa. Así, el
individuo ascendente se sentirá atraído por el
sumido, el sádico por el masoquista, el que requiere
alimentación por el que la da,
etc.
EXPERIMENTO DE COMPLEMENTARIEDAD: KERCHHOFF Y Davis
(1962)
A parejas "unidas con alfileres" o "firmemente unidas"
se les aplicó un cuestionario
que evaluaba el grado de consenso acerca de los valores
familiares y el grado de complemento de las necesidades.
También se determinó por cuanto tiempo
habían estado
juntas. La muestra se
dividió en parejas que habían estado juntas
durante menos de 18 meses y otras que lo habían estado
por 18 meses o más. Siete meses después los
investigadores se pusieron de nuevo en contacto con las parejas
y se determinó si habían progresado o no hacia
una relación permanente. Los resultados indicaron que el
consenso acerca de los valores familiares era el único
elemento significativo de predicción del progreso hacia
la permanencia, por lo que atañe a las parejas que
llevaban poco tiempo de formadas, en tanto que el complemento
de necesidades era el único elemento de
predicción significativo en las que llevaban largo
tiempo juntas. Kerckhoff y Davis teorizan que una serie de
"factores de filtración" operan en la selección de un compañero, tal
como "las variables de status social (clase, religión, etc) que
operan en las primeras etapas; el consenso sobre valores un
poco más tarde, y la complementariedad de necesidades,
todavía más tarde" p.(303). Puesto que la mayor
parte de las parejas pertenecían a una posición
social similar, la primera "filtración" había
ocurrido antes de que se pusieran en contacto con los
sujetos.
La proximidad no solo hace que la gente llegue a
conocerse, a menudo influye también en las citas y
matrimonios (Davie y Reeves, 1939). La investigación de Festinger, Schatchter
Back (1950) mostró que las tres personas con las que
mantenían mejores relaciones los estudiantes
universitarios que vivían en una residencia eran las
personas que vivían más próximas.
Asimismo, autores como Byrne y Buehler (1955) han constatado
que las relaciones establecidas por los estudiantes durante el
semestre están en función
de la distancia entre los asientos, es decir, la proximidad
física
influye en el hecho de que los estudiantes lleguen a conocerse.
No obstante, las correlaciones encontradas entre distancia
física y atracción no nos aseguran que la
proximidad provoque las relaciones, pudiera ser que las
personas que comparten ciertas características
(religión, status, económico, etc.) prefieran
vivir unas cerca de otras.
Existen varias explicaciones sobre la influencia de la
proximidad física a la hora de establecer relaciones
(Moya, 1999; Brehm, 1992):
- Las personas más cercanas físicamente
son también, generalmente las más accesibles
(Berscheid y Reis, 1998). - Con la exposición repetida, los sentimientos
de ansiedad ante lo desconocido decrecen, y esa persona nueva
gradualmente llega a ser familiar (Baron y Byrne,
1998). - La proximidad puede incrementar la familiaridad y
esta puede, a su vez, aumentar la atracción. El efecto
de la mera exposición (Zajonc, 1968) consiste en que
la percepción de forma repetida de un
estímulo que inicialmente es neutral o positivo lleva
a una mayor atracción hacia el
estímulo. - La semejanza, ya que las personas que compartimos
ciertos espacios solemos tender a parecernos en otros
aspectos ( como son ideología, aspiraciones, problemas,
etc), y bien tenderemos a juntarnos por ser semejantes o
porque nos hemos ido haciendo semejantes como consecuencia de
estar juntos. - Por último, según las teorías de la consistencia cognitiva,
cuando tenemos que pasar mucho tiempo con una persona y la
relación nos resulta desagradable, tendemos a
restablecer el equilibrio, bien intentando apartarnos de ella
o descubriendo que esa persona no era tan desagradable como
presuponíamos.
La proximidad influye positivamente en la
atracción siempre que la persona inicialmente nos resulte
positiva o neutra, no negativa.
Como indican Hatfield y Sprecher (1986), ante las mismas
característica, una persona con apariencia física
agradable resulta mucho más atractiva que otra con menor
atractivo físico. El atractivo físico sobre todo es
determinante en los primeros encuentros o cuando el contacto es
superficial. Según el proceso de ignorancia cognitiva
(Rodin, 1987) la persona que inicialmente decidimos que no tiene
ningún interés,
no se le presta más atención y es olvidada. De hecho, las
investigaciones han mostrado que los varones suelen a las mujeres
poco atractivas (Feingold, 1990; Pierce, 1992).
Algunas explicaciones nos muestran por qué nos
resulta atractivo un físico agradable, como son (Moya,
1999):
- Según las teorías implícitas de
la
personalidad, en nuestra sociedad existen numerosas
creencias acerca de que características de las personas
van asociadas entre sí. En este sentido, el efecto halo
es la tendencia a considerar que quien tiene una buena cualidad
también tendrá otras cualidades buenas. Algunas
investigaciones han mostrado que la gente tiende a creer que
los hombres y mujeres atractivos son más estables,
interesantes, sociables, independientes, dominantes,
emocionantes, sexys, equilibrados, socialmente hábiles y
con más éxito
que aquellos que no son atractivos (Dion y Dion, 1987). Aunque
esta asociación suele ser más fuerte cuando se
trata de características relacionadas con la competencia
social, moderada cuando son atributos relacionados con el
ajuste personal y la competencia intelectual, y nula cuando se
trata de índices relacioados con la integridad y la
preocupación por los demás (Eagly y cols., 1991;
Feingold, 1992ª) - Las personas atractivas también atraen porque
la asociación con una persona de estas
características favorece la imagen
pública. Así, diversos estudios han confirmado
que cuando un hombre
aparece acompañado de una mujer muy
atractiva, mejora la impresión que causa (Sigall y
Landy, 1973). - Es posible que las personas atractivas se comporten
de una manera que incremente su evaluación y las haga realmente
más atractivas. Reis y cols. (1982, 1989) mostraron que
los varones atractivos tenían más relaciones con
mujeres, y desarrollaban un sentido de competencia social en
este campo mayor que los varones menos atractivos. Sin embargo,
las mujeres más atractivas no establecían
más interacciones con los varones, eran menos asertivas
y más temerosas en sus relaciones con estos que las
mujeres de menor atractivo. - De acuerdo con el modelo
centrado en el efecto, los individuos con una buena apariencia
activan un efecto positivo (Kenrick, Montello, Gutiérrez
y Trost, 1993), y el efecto, como ya se ha comentado, es un
importante determinante de la atracción.
Las personas no aciertan totalmente al estimar
cómo su propio atractivo es juzgado por los demás,
y los hombres (pero no las mujeres) sobrestiman su buena
apariencia (Gabriel, Critelli y Ee, 1994)
Hay dos tipos básicos de amor:
- Amor sexual o pasional. El cuál
estaría compuesto de:
- Fuertes sentimientos incontrolables de
atracción hacia la persona deseada y de ansiedad y
malestar en su ausencia - Fuerte activación fisiológica y deseo
sexual. - Pensamientos obsesivos o rumiación sobre el
objeto amado. - Cierto patrón de conductas como expresar los
afectos a la persona deseada, apoyarla física y
emocionalmente y aceptación incondicional.
En cambio el
amor romántico no pasional se caracterizaría
por:
- Pensamientos de necesidad, de cuidado y de confianza
en la pareja. - Sentimiento de bienestar, dificultad de
concentración y de "flotar en las nubes" y, en menor
medida, reacciones físicas intensas - Conductas de intimidad, apoyo y tolerancia al
otro. (Taylor, Peplau
y Sears, 1994).
Podemos constatar que el amor sexual
tiene componentes comunes con otras respuestas ante hechos
emocionales intensos (p. Ej. Hechos negativos de amenazas o
pérdidas, como duelos o violaciones), como la alta
reactividad fisiológica y los pensamientos repetitivos. El
tiempo de asimilación o declive de este estado
también es similar, es decir, alrededor de dos años
(Pennebaker, 1993).
Una serie de elementos sugieren que existe un ciclo de
amor pasional fuertemente asociado al deseo sexual, seguido de
una fase de amor de pertenencia o compañero:
- El amor romántico pasional se ha asociado a la
activación y descarga de la PEA O FEA (feniletilamina).
Esta sustancia se asocia a la descarga de dopamina y
noradrenalina, produce efectos análogos a las anfetaminas,
como estados de euforia y su ausencia provoca estados de
desasosiego. La activación de FEA por una pareja decrece
después de dos o tres años (Franken,
1994). - Asimismo, investigaciones por cuestionario sugieren
que la intensa actividad sexual de las nuevas parejas decrece
al cabo de más o menos dos años. De hecho,
durante los dos o tres primeros años de relación
de pareja, la actividad sexual es el predictor más
importante de satisfacción marital, pero luego deja de
serlo. Una relación de apego entre adultos demora, en
establecerse alrededor de dos años (Ortiz y
Gómez, 1997). - Fisher, en una revisión de 62 culturas, ha
encontrado que los divorcios alcanzan su clímax
alrededor del cuarto año de matrimonio, en
concordancia con lo antes descrito sobre la FEA y que ella
interpreta como un mecanismo socio-biológico que asegura
que la pareja permanezca unida hasta que transcurra la infancia del
bebé. Después de 4 años el infante humano
ya se puede valer por sí mismo (Fisher,
1994). - Finalmente, después del periodo inicial de
fuerte atracción sexual predomina el amor de
compañero. Aunque no haya una intensa atracción,
la pareja actúa como base segura de funcionamiento y su
ausencia provoca fuertes efectos negativos tanto emocionales
como de salud.
TIPOS DE AMOR:
Son muchas las clasificaciones que se han hecho de los
tipos de amor. La de Sternberg (1986,1988) considera que hay tres
componentes básicos en el amor: la intimidad, la
pasión y el compromiso. Tales tipos en su forma pura,
forman los vértices de un triángulo
equilátero. La combinación de estos componentes
básicos del amor da lugar a otras formas.
La intimidad se refiere al sentimiento de
cercanía, unión y afecto hacia el otro, sin que
haya pasión ni compromiso a largo plazo. La
pasión coincide con el denominado "amor a primera
vista" y consiste en un estado de excitación mental y
física; suele corresponder con el amor que implica una
obsesión por la persona amada. El compromiso
consiste en la decisión de que uno quiere a la otra
persona sin que haya intimidad ni pasión. De esta forma,
se podrían distinguir ocho tipos de amor, entre los
cuáles los cuatro más importantes son:
- El amor romántico: se da cuando los amantes se
atraen tanto física como emocionalmente, pero ese
sentimiento de unión y compenetración no va
acompañado de compromiso (la pareja típica
sería Romeo y
Julieta). - El amor ilusorio o fatuo: es el visto con frecuencia
en las películas de Holliwood, en el que la
pasión se cristaliza enseguida en matrimonio, sin dar
tiempo para que la intimidad surja. - El amor compañero: es aquella situación
en la que los componentes de intimidad y compromiso aparecen
unidos. - El amor completo: que combina los tres tipos de
componentes, es decir que corresponde a la situación en
la que la pareja se siente atraída física y
emocionalmente, además de muy unidos y
comprometidos.
Sternberg (1986) señala que cada uno de los tres
componentes básicos del amor tiene una evolución temporal diferente. La intimidad
se desarrolla gradualmente conforme avanza la relación y
puede continuar siempre creciendo, aunque este crecimiento es
más largo en las primeras etapas. La pasión es muy
intensa al principio y crece de forma vertiginosa, pero suele
caer de la misma forma conforme la relación avanza,
estabilizándose en niveles moderados. El compromiso por
último, crece también despacio al principio,
más lento incluso que la intimidad, y se estabiliza cuando
las recompensas y costos de la
relación aparecen con nitidez.
"Uno de los primeros requisitos a la hora de que las
personas nos sintamos atraídas unas a otras, es la
proximidad física (siempre y cuando la persona
inicialmente nos resulte positiva o neutra). No obstante es
importante que en el momento de conocernos las personas estemos
experimentando un estado afectivo positivo más que
negativo. El atractivo físico, sobre todo en los primeros
encuentros, también favorece la atracción, y de
forma particular en el caso de los hombres. Junto con estos
atributos físicos, ciertas características de
personalidad
sobre todo los rasgos que pueden beneficiar la relación
son los que más se valoran, mientras que aquellos que
pueden perjudicarla son los que se consideran más
negativos. Además, es más facil que nos atraigan
las personas cuyas actitudes y opiniones sean similares a las
nuestras. También la semejanza en otras
características de personalidad, preferencias,
ideología, etc aumentan la atracción entre las
personas. Por último, uno de los factores que
también influye en el establecimiento de relaciones
afectivas es la existencia de reciprocidad en la
relación."
Quiroga de. Ana. (Et Al). Psicología
Social, Prentice Hall, Buenos Aires,
2002, pp.611.
Alfredo Mendoza