- Época Antigua (1526 –
1894) - Etapa de Replanteamientos. Los
dominicos a la defensa de la ortodoxia (1550 –
1595) - Etapa de Consolidación
de la Provincia de Santiago (1595 – 1623) - Etapa de Tensión de la
Provincia de Santiago ( 1624 – 1656) - Etapa Dorada de la Provincia de
Santiago ( 1657 – 1699) - Etapa de las Grandes
Transformaciones, Declive de la Provincia de Santiago ( 1700 –
1777 ) - Período de
Transición de la Colonia al México Independiente
( 1794 – 1894) - Desaparición de la
Provincia de Santiago (1859 – 1894) - Época Moderna ( 1895 –
2004) - Período de
Refundación ( 1961- 2004) - Conclusión
- Bibliografía
La geografía
histórica y los estudios regionales tienen una veta
importante de información para realizar investigaciones
sobre la ubicación de las iglesias y conventos de las
órdenes religiosas, gracias a la crónicas
provinciales, que han sido poco exploradas y que aportan
además valiosos datos como las
biografías
de los religiosos; la arquitectura, el
arte, la
distribución de sus templos,
etc.
Las órdenes religiosas se establecieron en
diferentes regiones por ejemplo: los agustinos erigieron varios
conventos en los actuales estados de Hidalgo, Morelos y que se
conectaban con los de la ciudad de México.
Algo similar sucedió con los frailes dominicos quienes
llegaron a México en el año de 1526 y desde
entonces establecieron conventos, vicarías e iglesias
siguiendo diferentes rutas en lo que hoy son los estados de
México, Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas, entre
otros.
La Provincia de Santiago de México fue fundada en
el año de 1535, gracias a la gestión
de fray Domingo de Betanzos. La provincia estaba constituido por
conventos, casas, también llamadas vicarías y
misiones. Los conventos se ubicaban de preferencia en ciudades o
villas y tenían que tener por los menos doces religiosos.
Mientras que las casas se localizaban en pueblos indígenas
y el número de frailes era menor de doce. Las misiones se
ubicaron en lugares de difícil acceso, en las que se
combinó la estrategia
religiosa con la militar.
La Provincia de Santiago de México ha comprendido
los lugares atendidos por los frailes dominicos, su
configuración ha cambiado con el paso del tiempo
según ciertos aspectos religiosos relacionados con la
evangelización y la catequesis. También observamos
que durante la Colonia, se dio una subdivisión
étnica que tomaba en cuenta a los grupos: zapoteco,
mixteco y mexicano.
De la Provincia de Santiago han surgido otras como la de
San Vicente de Chiapa en 1551, la de San Hipólito de
Oaxaca en 1596, la de los Santos Ángeles de
Puebla en 1656. La configuración original de la Provincia
de Santiago varió de centro-sur a centro-norte, al
dirigirse los predicadores en los siglos XVII y XVIII a
Guadalajara, Zacatecas, La Sierra Gorda y Baja California. Este
avance también se debió a la apertura del norte a
la evangelización al ser conquistados varios grupos
chichimecas y al auge minero.
A lo largo de la historia de la Provincia de Santiago de
México se han dado varios procesos de
reforma de costumbres, de moderación y relajación.
En esta investigación damos una cronología
de la Provincia de Santiago, basada en las fuentes
documentales consultadas y las propuestas de Francisco Miranda,
Robert Ricard y Wigberto Jiménez Moreno.
La Provincia de Santiago ha pasado por dos
épocas: Antigua (1526 – 1894 ) y Moderna (1895 – 2004 ).
La primera a su vez se ha subdividido, así en el siglo XVI
se dio el período Misional, conformado por las etapas de
Roturación del Paganismo (1526-1555) y de Replanteamiento
de Estrategias
(1555-1595). Este siglo se caracterizó porque la Iglesia estaba
en vías de organización, las influencia de iniciativas
personales de los misioneros eran claves en la conquista
espiritual, aunado con un retorno al carisma de las
órdenes religiosas; a la vez se presentó un choque
cultural, que provocó que las técnicas
de penetración estuvieran en constante revisión y
se gestó una lucha generacional entre los indígenas
ancianos que seguían con sus creencias religiosas y los
jóvenes que habían aceptado al cristianismo.
Después se presentó el período
Pastoral o Colonial, constituido por las siguientes etapas: de
Consolidación de la Provincia ( 1596-1623), Tensión
por el Centralismo en
torno al Convento
de México (1624-1656), de Esplendor (1657-1699) y las
Grandes Transformaciones a raíz del ascenso de los
Borbones al poder (
1700-1793). En este período se estabilizó la
organización eclesiástica, los obispos apoyaron
al clero secular y la parroquia se convirtió en el centro
de difusión del catecismo.
Periodo de Transición de la Colonia al
México independiente ( 1794 – 1894 ), se da como fecha de
inicio, el sermón de fray Servando Teresa de Mier, hasta
el año en que llegó a España
la carta de
fray Nicolás Arias en que mencionaba que quedan solo
cuatro predicadores en México. Durante este periodo se
llevó a cabo la independencia de
México, se expulsaron a los españoles y
triunfó el proyecto
liberal-masón que trajo como consecuencia la
extinción de las provincias religiosas, la
exclaustración y la confiscación de los bienes
eclesiásticos. Este periodo lo podemos subdividir en las
etapas de Declive (1794- 1858) y Desaparición de la
Provincia de Santiago ( 1859 – 1894).
La historia dominica en su Época Moderna presenta
dos periodos: el de Reconstrucción (1895 – 1960) y el de
Refundación (1961 – 2004). En donde se pasó de la
Congregación Mexicana a la Misión
Dependiente de la Provincia de España. En 1961 se
refundó la Provincia de Santiago de México
comprendiendo el territorio nacional.
Etapa de
roturación del paganismo (1526 –
1555)
En febrero de 1526, salió de San Lucar de
Barrameda la primera misión de dominicos rumbo a la Nueva
España. Iban encabezados por fray Tomás Ortiz, en
el mismo barco iba el juez de residencia Luis Ponce de
León. Los predicadores se detuvieron en la
Española, donde se les unió fray Domingo de
Betanzos. Llegaron a Veracruz el 19 de junio del mismo
año. Siguieron su camino a pie hasta la ciudad de
México a la cual entraron en vísperas de las
fiestas del apóstol Santiago: que por esta razón
fue electo patrón de la futura provincia. Debemos recordar
que uno de los símbolos característicos de la
época de reconquista española fue Santiago
Apóstol, y que en la Nueva España se reflejaba
ahora como un poderoso intercesor para lograr tanto la conquista
militar como la espiritual de los grupos
indígenas.
Los dominicos que provenían de la Provincia de
Castilla eran todos hijos del convento de San Esteban Salamanca.
Sus nombres fueron: fray Vicente de Santa Ana, fray Diego de Soto
Mayor, fray Pedro de Santa María y fray Justo de Santo
Domingo.
De la Provincia de Bética venían: fray
Pedro Zambrano, fray Gonzalo de Lucero (diácono) y fray
Bartolomé de Calzadillas (lego). Mientras que de la
Española
se habían unido a la misión: fray Diego
Ramírez,
fray Alonso de las Vírgenes, fray Vicente de la Casas
(novicio) y fray Bartolomé de Santo Domingo. Así
junto con fray Tomás Ortiz y fray Domingo de Betanzos
sumaban 13 religiosos, algunos de ellos con experiencia previa en
la evangelización y otros en etapa formativa.
En un principio los dominicos fueron recibidos por los
franciscanos, quienes les dieron hospedaje. Hasta octubre los
predicadores se trasladaron a su primer convento. Éste fue
muy sencillo y se localizaba donde después se
ubicaría la Inquisición.
Cuando llegaron los dominicos a la Nueva España
ya se había alcanzado la bula Exponi nobis (1522)
también conocida como Omnimoda, por la cual los
misioneros tenían amplias facultades y autoridad
apostólica para predicar y administrar sacramentos.
También se habían celebrado las juntas
eclesiásticas de 1524, que realizaron los franciscanos,
donde se habían determinado ciertos principios para
llevar a cabo la catequesis, por ejemplo que los neófitos
ya catequizados, recibieran el bautismo los domingos por la
mañana y los martes por la tarde.
Sobre el sacramento de la penitencia, se acordó
que los enfermos pudieran confesarse dos veces al año,
mientras que los sanos empezaran el cumplimiento del precepto
anual desde el domingo de septuagésima. Además se
ordenó que nadie contrajera matrimonio sin
ser antes examinado en el
conocimiento de la doctrina y confesado.
Sobre la comunión, parece que al principio se
negó a los neófitos y luego se dejó al
criterio del sacerdote. La extremaunción no se
administraba a los indígenas. La junta quiso organizar de
una manera sistemática los métodos
para impartir la doctrina cristiana, lo cual se reforzó en
las siguientes reuniones eclesiásticas, en las que ya
participaron los dominicos. En la junta de 1532, se plantearon
las dificultades para conocer el número de poblaciones y
habitantes de la Nueva España y el modo de sucesión
de los caciques indígenas; mientras que la reunión
de 1539 tuvo por tema central la
administración de los sacramentos y en la junta de
1544 se trataron problemas
sobre la encomienda y las Leyes Nuevas,
como veremos más adelante .
Los frailes de santo Domingo y de san Francisco se
unieron para defender a los indígenas y mandaron una
carta al
emperador, con las siguientes peticiones: que se distribuyera
la tierra y
los repartimientos fueran perpetuos, que los vasallos no
estuvieran obligados a llevar el tributo hasta donde
residía el encomedero, que se nombraran tres o cuatro
visitadores para el buen tratamiento de los naturales, que en
todos los pueblos se construyera una iglesia y que toda la
provincia ayudara, que los nobles indígenas fueran a
aprender la doctrina, a leer y escribir; que los señores
destruyeran los templos paganos, que ninguno vendiera
raíces de pulque so pena de
muerte, que todos anduvieran vestidos, que se respetara mucho
a los niños,
que ninguno que estuviera casado se quedara sin repartimiento,
que no se abusara del juego, que se
diera licencia a los portugueses para ayudar a poblar la
región. El texto
está firmado por fray Martín de Valencia, fray
Domingo de Betanzos, fray Pedro Zambrano, fray Gonzalo Lucero,
entre otros.
En 1527, fray Tomás Ortiz al ver que sus frailes
se iban muriendo debido a varias situaciones a las que no estaban
acostumbrados, como el fatigoso viaje por mar y los caminos
abruptos, optó por volver a la península
Ibérica para reclutar más misioneros. Fray Pedro
Zambrano, fray Diego Ramírez y fray Alonso de las
Vírgenes se regresaron con su vicario, por estar muy
graves, pero en el transcurso del viaje murieron.
Aquí, en la Nueva España, quedaron
sólo fray Domingo de Betanzos, que era el único
sacerdote, fray Gonzalo de Lucero (diácono) y tres
novicios: fray Vicente de las Casas, fray Bartolomé de
Santo Domingo y fray Juan López de Castellanos.
Éste fue el primero en recibir el hábito en la
Nueva España.
Betanzos tuvo que trabajar de manera muy intensa para
poner los cimientos de la Orden de Predicadores en estas tierras.
Empezó por inculcarles a sus frailes los conocimientos
sobre la ascética y la mística, para lograr la
observancia y realización de los lineamientos originales
de la orden.
Vamos a analizar la vida y proyecto evangelizador de
Betanzos junto con su actividad en Tepetlaoztoc, ya que forman
una unidad no podemos comprender uno sin lo otro. En los estudios
históricos modernos han surgido versiones que
señalan que fray Domingo no se interesó por los
indígenas. Otros han creído ver una fuerte
tensión interna, en la Provincia de Santiago en el siglo
XVI, relacionada con dos tendencias existentes: una "monacal" y
otra "secular". En la primera colocan al proyecto evangelizador
de Betanzos. Estas afirmaciones se deben a que sus autores han
ignorado o tocado de manera muy superficial la relación de
fray Domingo con los habitantes de Tepetlaoztoc. A partir de este
vínculo trataré de demostrar que el fundador de la
Provincia de Santiago no desatendió la actividad
evangelizadora, y que siempre siguió el carisma dominico.
Estamos de acuerdo con los frailes predicadores, Miguel
Ángel Medina y Pedro Fernández Rodríguez,
profundos conocedores de la historia de su orden, quienes
señalaron que no es totalmente válido el
planteamiento de la división entre los dominicos en la
Nueva España, como presume Daniel Ulloa .
Como veíamos en un principio, el panorama para la
actividad de los predicadores en la Nueva España fue muy
limitado, por el poco personal con que
contaban, tuvieron que comenzar desde cero, ya que sus frailes
estaban en plena etapa formativa. Además fray Domingo tuvo
que atender muchas obligaciones,
entre ellas ser inquisidor. En los primeros años de la
Colonia como no había tribunales, entonces, el cardenal
Adriano de Utrech, inquisidor general de España,
delegó su autoridad en don Alonso Manso obispo de Puerto Rico y en
fray Pedro de Córdoba, vicario de los dominicos en la
Española. Córdoba nombró comisario de la
Nueva España a fray Martín de Valencia, cargo que
ocupó hasta la llegada de los dominicos, entonces esta
responsabilidad pasó a fray Tomás de
Ortiz y luego a fray Domingo de Betanzos, quien la
desempeñó de mayo 1527 a septiembre
de1528.
Fray Domingo reconoció que los indígenas
era neófitos y por eso no los juzgó. El papel de
Betanzos como inquisidor lo debemos encuadrar dentro del proyecto
de la Corona, que por un lado buscaba limitar el poder de
Cortés y de sus seguidores y por el otro el tratar de
evitar la entrada de cristianos nuevos a la Nueva España.
El dominico procesó a españoles blasfemos, varios
de ellos, conquistadores partidarios de Cortés, así
revisó el caso de Juan Bello, quien había pasado a
la Nueva España en compañía de Juan de
Grijalva y después retornó con Pánfilo de
Nárvaez. Participó en la conquista de Tenochtitlan
y en la expedición a las Hibueras, se le había
otorgado la encomienda de Izmiquilpan . Fray Tomás
Ortíz sospechaba además que Bello había sido
el encargado de envenenar al juez de residencia Luis Ponce de
León, además se sospechaba de que era cristiano
nuevo; fue acusado de herejía, y se le puso como pena
pagar doce pesos de oro e ir de
pie al santuario de Nuestra Señora de la Victoria
.
Betanzos procesó también por blasfemias al
compañero de Cortés, Gil González de
Venabides, quien tuvo dos opciones para cumplir la sentencia:
estar 15 días preso o ir dos veces a la iglesia de Nuestra
Señora de la Victoria. A Juan Martín Berenjel, se
le ordenó ir al templo de la Virgen del Rayo. A
Cristóbal Díaz, se le pidió cuatro pesos de
oro y un cuartillo de aceite para
alumbrar el Santísimo Alonso Espinoza debió purgar
30 días en la carcel, entregar seis pesos de oro y visitar
el santuario de Nuestra Señora de los Remedios.
El caso más sonado fue el de Rodrigo Rengel,
hombre leal a
Cortés, quien había servido de alcalde en Veracruz
y Pánuco. Además en esos momentos era lugarteniente
de la ciudad de México. Se le acusó de
herejías y blasfemias, que decía cuando se le
presentaban los dolores a causa de la sífilis.
El caso se complicó de tal manera que fray Domingo tuvo
que dejar su puesto y continuó el caso el franciscano,
fray Toribio de Benavente Motolinia, quien le impuso a Rangel una
fuerte pena económica y estuvo cinco meses encarcelado en
un convento.
El celo apostólico de Betanzos fue plasmado en
las crónicas provinciales. En ellas se cuenta, que un
día Cortés con un grupo de
amigos se reunieron a jugar naipes y empezaron a decir
blasfemias, entonces se soltó una tormenta que
asustó a todos los habitantes de la ciudad de
México. Al ver que arreciaba la lluvia, tanto fray Domingo
de Betanzos como fray Martín de Valencia, al considerar
que era una señal del cielo, pedían a Dios que no
destruyera la capital
novohispana y que mejor convirtiera a los blasfemos. Al poco
rato, cayó un rayo sobre los jugadores, pero no les
pasó nada, por lo que concluyeron que se habían
salvado gracias a la intercesión de los directores
espirituales de las misiones franciscana y dominica.
Es importante destacar cómo los predicadores
tuvieron que dirigir varios procesos a la vez: el de
endoculturación entre sus paisanos, para que no fueran
sólo cristianos de nombre, sino que cumplieran los
preceptos de la ley de Dios y,
por otra parte, tuvieron que esforzarse por llevar a cabo el
proceso de
aculturación, al dar a conocer los elementos
básicos del Evangelio a los indígenas. Una de las
etapas del segundo proceso consiste en que los miembros de la
cultura
dominante trata de liberarse de ciertos elementos negativos, por
eso es que desde muy temprano vemos a los religiosos luchar
contra las blasfemias y herejías, para evitar que los
indígenas se contagiaran de los vicios de los cristianos
viejos.
Además debemos tener presente que los dominicos
son los guardianes de la ortodoxia, muestra de ello,
es que una de las cofradías más importantes de la
orden es la del Santo Nombre de Jesús, la cual
combatía contra las malas costumbres de proferir falsos
juramentos y de las formas irreverentes de referirse a Dios.
Así que Betanzos actuó conforme al carisma de su
comunidad, al
tratar de mantener la pureza de las creencias.
La inquisición dominicana fue la primera
institución en tratar de limitar el poder económico
y político de Cortés en la Nueva España,
adelantándose así a la labor que
emprenderían la primera y segunda Audiencia. La
Inquisición dominica intentaba traer al redil a los
conquistadores, ya que sus malos ejemplos, hacían
más difícil el proceso de conversión de los
naturales. Además debemos tener en mente, que en el marco
de la filosofía tomista, que era la que seguía los
predicadores, se propone una sociedad
jerarquizada en la cual los gobernantes debían velar por
la paz y la justicia
elementos necesarios para llevar a cabo la evangelización.
Así Betanzos y Santa María procesaron a los
conquistadores para equilibrar poderes y conservar el orden
jerárquico, el cual estaba en riesgo con las
pretensiones señoriales de Cortés.
Por otra parte Betanzos llegó a entablar amistad con
ciertos conquistadores y algunos de ellos entraría a la
Orden de Predicadores, muestra de lo anterior, tomó el
hábito dominico en 1528 Francisco de Aguilar, antiguo
conquistador del bando de Cortés, que había
participado en la toma de Tenochtitlan y después fue
encomendero. Fray Domingo lo convenció para que se
convirtiera en religioso, por lo que Aguilar decidió
entrar a la comunidad a los cuarenta años de edad,
desempeñó el sacerdocio igual número de
años. En 1560 por órdenes de sus superiores fray
Francisco dictó la Breve relación de la
conquista de la Nueva España, obra clave para la
historiografía de la conquista y que fue consultada por
fray Diego Durán. También se alistaron en la orden,
a instancias de la persuación de Betanzos: Pedro de
Ángulo, que llegó a ser el primer obispo de Verapaz
en Guatemala y
Matias de Paz, fundador de la Provincia de San Vicente
Chiapa.
En diciembre de 1528 llegaron los miembros de la Primera
Audiencia, encabezados por Nuño de Guzmán, enemigo
de Cortés. Fue una etapa difícil para la Nueva
España, el grupo en el poder se apropió de buena
parte de los bienes del conquistador de Tenochtitlan y
Nuño de Guzmán persiguió y amenazó al
primer obispo de México: fray Juan de Zumarraga, el cual
tenía además el título de protector de los
indios.
En ese mismo año llegó otra misión
de dominicos a la colonia, venía encabezada por fray
Vicente de Santa María, esto le dio impulso a la orden
para fundar conventos en Coatepec, Chimalhuacan – Chalco,
Coyoacan, etc. La Orden de Predicadores delineó un
proyecto de expansión misional enfocado hacia el sur de la
Nueva España que se caracterizaba por tener regiones muy
complejas en orografía y diversidad cultural, por lo que
sus habitantes no se habían evangelizado de manera
sistemática.
En la alianza entre la Corona y los dominicos, se
integró un personaje que tal vez no sería el ideal,
pero que debido a su habilidad para conciliar intereses a favor
de la orden y del rey pudo ser nombrado gobernador de Guatemala:
Pedro de Alvarado, quien se comprometió a apoyar el
proyecto de expansión misional de la comunidad dominica,
por lo cual ganó el apoyo de Tomás Ortiz y de fray
García Loaysa, maestro general de la orden y presidente
del Consejo de Indias. Además Carlos I pasaba por un
momento crítico ante el avance de los protestantes y las
múltiples deudas que tenía, de ahí que quiso
tener un mayor control sobre sus
posesiones americanas, las cuales podían constituirse como
un puente para llegar a dominar la ruta de las
especierías. El emperador optó por seguir aquella
máxima de divide y vencerás, por lo que
trató que la Nueva España ya no se expandiera,
entonces, erigió la capitanía de Guatemala y
después la de Honduras, con lo cual se limitaba el poder
de Cortés. Pedro de Alvarado aceptó apoyar estos
proyectos y
fue nombrado gobernador de Guatemala. A su regreso pasó
por México y les explicó a los dominicos los
resultados obtenidos, entonces fray Domingo de Betanzos
pidió permiso a su vicario para que lo dejara ir a fundar
un convento a la ciudad de Santiago de los Caballeros.
Llegó a Guatemala en mayo de 1529, con lo cual se iniciaba
la labor misional dominica en estas tierras, que después
sería reforzada por religiosos tan destacados como fray
Domingo de Ara, fray Tomás de la Torre, fray
Bartolomé de las Casas, por citar sólo a los
más conocidos.
Betanzos antes de partir le había aconsejado a
fray Vicente de Santa María que enviara religiosos a la
ciudad de Antequera, por lo que mandó a fray Gonzalo
Lucero y a fray Bernardino de Tapia quienes llegaron en julio de
1529 a poner la semilla de lo que sería el territorio
dominicano al sur de la Nueva España. Mientras tanto en
Europa, en 1530,
se celebraba el Capítulo General en Minerva Roma, donde fue
elegido como maestro de la orden fray Pablo Butigela.
Además se confirmó la erección de la Provincia de la Santa Cruz,
a la que se integraron las jurisdicciones novohispanas. Fray
Vicente de Santa María, al enterarse de esto, le
pidió a fray Domingo de Betanzos que regresara a
México y de aquí lo destinó a Europa, para
negociar la erección de una nueva provincia .
Fray Domingo se embarcó a fines de julio de 1531,
acompañado del hermano lego Diego Marín. Llegaron a
la península Ibérica y luego pasaron a Marsella, a
visitar la cueva en la que, según la tradición,
vivió sus últimos años santa María
Magdalena. Después fray Domingo partió rumbo a
Nápoles a entrevistarse con el maestro de la orden. Como
éste se encontraba muy enfermo y murió el nueve de
Octubre de 1531, Betanzos tuvo que esperarse hasta el año
siguiente, cuando se efectuó el Capítulo General de
1532.
Mientras tanto la Corona se fijó en fray Domingo
de Betanzos para que fuera obispo de Guatemala, por lo que
expidieron la siguiente real cédula a fin de que su
santidad ratificara la elección:
…e por que como quiera que ha algunos días que
habemos mandado poblar de cristianos la provincia de Guatemala
hasta agora no se ha proveído perlado en ella y por la
buena relación y confianza que el Emperador y Rey mi
señor ha tenido de fray Domingo de Betanzos de la orden
de santo Domingo y de su vida y mérito que hará
mucho fruto en la conversión de los indios naturales de
aquella tierra y de su
instrucción así por su buena doctrina como por la
experiencia que tiene de las cualidades e condición de
los indios; y para que esto tenga más austeridad y aparejo
he acordado de le nombrar y presentar a su Santidad para obispo
en aquella tierra en los límites
que por nos al presente o por el tiempo le serán
señalados.
Se le solicitó al papa Clemente VII, que nombrara
a fray Domingo de Betanzos
obispo de Guatemala:
Muy Santo Padre: vuestra muy humilde y devota hija la
Emperatriz y Reina de las Españas, de las dos Sicilias,
de Jerusalem, beso vuestros santos pies y manos y me encomiendo
en Vuestra Santidad a la cual plega saber que el Emperador y
Rey mi señor por la buena información que tiene
de la persona
méritos de fray Domingo de Betanzos de la Orden de Santo
Domingo le ha nombrado para el obispado que se ha de eregir en
la provincia de Guatimala y yo escribo a micer Embajador en
esta corte que de parte de su Majestad le presente a Vuestra
Santidad por ser persona docta y benemérita y cual
conviene para la salvación de las ánimas de los
indios naturales de aquella provincia según sus
méritos, vida e doctrina. Muy humildemente suplico a
Vuestra Santidad, que dándole entera fe y ciencia,
aquella mande así a despachar haciendo gracia y merced
al dicho fray Domingo de Betanzos de la dicha Iglesia y
obispado de la manera que el dicho Embajador lo suplicare a
Vuestra Santidad.
Por los documentos
anteriores, podemos conjeturar el buen concepto que la
Corona tenía de fray Domingo, pero él se
consideraba indigno de tan alto cargo y suplicó que se
fijaran en otra persona más apropiada.
Betanzos pudo iniciar los trámites para fundar la
provincia novohispana cuando fue electo como maestro general fray
Juan Fenario, a quien le mostró sus cartas de
presentación y le señaló los inconvenientes
de que la Provincia de Santa Cruz se hiciera cargo de la
evangelización de la Nueva España. El
Capítulo aceptó que se creara la Provincia de
Santiago.
El Papa confirmó lo propuesto por el
Capítulo y esto lo dio a conocer en la bula Pastoralis
oficci del 11 de julio de 1532:
Para que pueda haber mayor cuidado y para que los
súbditos puedan vivir más seguramente bajo
diversos pastores, hemos aceptado la súplica de dividir en
dos provincias la de la Santa Cruz, y la otra, en la Nueva
España, llevará el nombre de Santiago; siendo su
límite de división y de separación el mar
.
Fray Diego Marín, acompañante de Betanzos,
también había aprovechado el
momento y logró tanto del maestro general como
del papa que se mudara el hábito de los legos, que era
buriel oscuro, por el de los colores blanco y
negro. Desde entonces y gracias a Diego Marín, los
hermanos legos llevaron este hábito hasta 1967.
Betanzos logró otros éxitos, como que el
cargo de provincial durara sólo tres años y que la
fiesta de santa María Magdalena se celebrara con gran
solemnidad al igual que la de santo Domingo de Guzmán.
Luego mandó los documentos en los que se señalaba
la erección de la Provincia de Santiago. Estos llegaron a
la Nueva España por julio y la comunidad procedió a
elegir provincial. El nombramiento recayó en fray
Francisco de San Miguel.
Fray Domingo reclutó misioneros, entre ellos los
dominicos de Ocaña que estaban bajo la dirección del célebre fray Juan
Hurtado, los principales eran: fray Pedro Delgado, fray
Tomás del Rosario. Después de muchos trabajos
padecidos en el viaje por mar y de haberse librado de morir,
cuentan las crónicas dominicas, que por la
intercesión de santa María Magdalena, se
rompió un arrecife para dar paso al navío, y
gracias a eso llegaron sanos y salvos a Veracruz a finales de
enero de 1535.
La elección del provincial y demás cargos
se había realizado sin tener en cuenta el procedimiento
propio de las constituciones de la orden al ser un
capítulo acéfalo, ya que no se nombraron
definidores, los cuales eran los encargados de confirmar la
elección. Betanzos como vicario general optó por
realizar el capítulo correctamente y pidió la
renuncia de fray Francisco de San Miguel. No por pugnas, ni
porque le pareciera mal el enfoque de los que gobernaban, sino
para volver a la legalidad y a
la obediencia de las constituciones no debemos olvidar que este
era un momento de reforma de costumbres.
Primero se eligió como prior del convento de
Santo Domingo de México a fray
Pedro Delgado y luego se convocó a
capítulo, para el 24 de agosto de 1535. Los definidores
fueron fray Pedro Delgado, fray Tomás de San Juan, fray
Francisco de San Miguel y fray Bernardino Minaya, los primeros
dos habían venido con Betanzos y los otros
procedían de la Provincia de la Santa Cruz, es decir,
había equilibrio
entre los dos bandos, lo que nos muestra el deseo de unidad
más que de división. Resultó electo como
provincial fray Domingo de Betanzos.
Los definidores no aceptaron la renuncia y Betanzos, por
obediencia, tuvo que dirigir otra vez a los dominicos de la Nueva
España. En su capítulo se aceptaron legalmente la
vicarías de Oaxaca y Guatemala.
La evangelización de la Nueva España se
desarrolló en dos sentidos: difundir la buena nueva, para
lo cual los religiosos echaron mano de varios métodos
catequísticos y luchar para erradicar los cultos
autóctonos. Todo esto lo sustentaban en el carácter salvífico de la religión cristiana y
en su concepto providencial de la historia, según la cual
la segunda venida de Cristo no sería posible, hasta que
todos los pueblos hubieran tenido la oportunidad de conocerlo
.
Bajo las anteriores directrices caracterizaremos el
proyecto evangelizador de fray Domingo de Betanzos, programa que
aplicó personalmente en Tepetlaoztoc. Trataremos de
mostrar que la explicación planteada por Daniel Ulloa,
quien señaló, que Betanzos deseaba hacer una
provincia "monacal" en territorios de misión, no es
válida .
Etapa de
Replanteamientos. Los dominicos a la defensa de la
ortodoxia
En Europa Martín Lutero se separaba de la Iglesia
y con él una considerable cantidad de seguidores, en
especial del norte del continente. Lutero rechazaba las
enseñanzas de los Padres de la Iglesia y de los Doctores
medievales, el celibato de los sacerdotes, las peregrinaciones,
la doctrina sobre las indulgencias, etc; buscaba construir un
mundo sólo con la Biblia y la libre interpretación. Por otro lado, Erasmo de
Rotterdam quería volver a las fuentes antiguas, pero
barría con la escolástica. La Iglesia
contestó a estos ataques y así nació el
movimiento
conocido como de contrarreforma, los predicadores al ser los
guardianes de la fe, desempeñaron un papel muy importante,
tanto en la teología como al ocupar varios cargos dentro
de la jerarquía eclesiástica. En el primer campo
destacó fray Francisco de Vitoria y en el segundo el
arzobispo de México, fray Alonso de Montúfar y el
papa Pío V. A su vez la Corona española
estructuró todo un proyecto para convertirse en adalid de
la ortodoxia, por lo que se empeñó en desterrar de
su territorio las ideas protestantes y erasmistas.
En este contexto destacó la figura del dominico
Francisco de Vitoria (1483-1546), ilustre profesor del
estudio del convento de Santiago de París y de la Sorbona.
Publicó en 1512 la Secunda secundae de santo
Tomás y la Summa Aurea de san Antonino de
Florencia. En 1522 obtuvo el doctorado en Teología por la
Universidad de
París.
Francisco regresó a la península
Ibérica en 1523 fue docente en el convento de Valladolid.
Después llegó en 1526 a Salamanca donde tuvo
discípulos muy aventajados como Melchor Cano y Domingo
Soto.
Francisco de Vitoria trató de buscar soluciones a
dos problemáticas: el avance del protestantismo y la
explotación de los indígenas americanos. Sobre el
primer punto propuso una visión más amplia que
Lutero y Erasmo; así Vitoria recomendaba tomar en cuenta
la Biblia, pero glosada por los Padres de la
Iglesia y los planteamientos de santo Tomás de
Aquino.
En lo que respecta al segundo punto, a Vitoria se le ha
considerado como el fundador del derecho
internacional y como uno de los primeros defensores de los
derechos
humanos. Esto último tiene su fundamento, en sus
Reelecciones, en las cuales defendió a los
indígenas:
El superdominio de un gobierno
extranjero sobre un país subdesarollado debe mirar
principalmente la utilidad de
éste, protegiéndolo y promocionándolo en
todas las manifestaciones del espíritu y en su progreso
material.
Toda colonización o protectorado es por naturaleza
temporal, y debe preparase lo más pronto posible a la
emancipación del país colonizado mediante un
gobierno propio en conformidad con la voluntad del
pueblo.
Hay muchos paralelismos entre santo Tomás y
Francisco de Vitoria. Ambos le dieron nuevo vigor a la
teología, ambos crearon escuelas y la doctrina del primero
se consolidó en buena medida por los esfuerzos del
segundo. Vitoria fue invitado al concilio de Trento, pero ya no
pudo asistir, pues estaba debilitado en su lecho, murió el
12 de agosto de 1546.
El papa Pablo III convocó al concilio de Trento,
en 1545. Lo continuaron los siguientes pontífices: Julio
III, Marcelo II, Paulo IV y lo concluyó Pío IV en
1565. El objetivo del
concilio era renovar el espíritu evangélico entre
los católicos.
Se lograron varias determinaciones entre las más
importantes figuran el establecimiento de los libros de la
Biblia reconocidos por la Iglesia, se confirmó que
la tradición viva y auténtica es también un
criterio de fe, se definió la doctrina sobre los
sacramentos, el pecado original, el purgatorio, el dogma de la
transustanciación, es decir que al consagrarse el pan y el
vino se transforma en cuerpo y sangre de
Cristo
A fray Miguel de Alejandría, quien fue elevado al
pontificado y tomó el nombre de Pío V, le
tocó aplicar las determinaciones emanadas del concilio.
Fray Miguel Ghisleri o de Alejandría, fue de
extracción humilde. Tuvo oportunidad de entrar a la Orden
de Predicadores, en la cual figuró por su sabiduría
y pronto empezó a ocupar una amplia variedad de cargos:
fue profesor, prior, provincial, inquisidor en Como,
Bérgamo y luego de toda la cristiandad, obispo de Sutri,
Nepi y Mondovi, cardenal y papa.
A la muerte de
su predecesor Pío IV, se reunieron los cardenales y
decidieron elegir un pontífice que fuera más
célebre por su ciencia que por sus títulos
nobiliarios. Carlos Borromeo puso sus ojos en fray Miguel, por su
rectitud de conciencia, por
ser maestro en señalar los errores de las ideas
protestantes y deseoso de reformar la Iglesia.
El siete de enero de 1568 fue electo por unanimidad.
Muchos temían por su vida austera, la cual quería
extender. Así les dijo a sus fieles que llorarían
más su muerte que su
llegada al pontificado. Siempre siguió el carisma dominico
de extender el Evangelio y luchar por la ortodoxia. Así
fue condescendiente con los humildes, paterno con la gente
sencilla, pero severo con los que ponían en riesgo la
unidad de la Iglesia, no dudó en excomulgar a Isabel I de
Inglaterra.
La actividad del papa fue fundamental en su
empeño por restaurar las auténticas virtudes
católicas bajo el seguimiento de los decretos del concilio
de Trento, por eso exigió a los obispos que vivieran en
sus diócesis, renovó los estudios
eclesiásticos, al promover la doctrina de santo
Tomás de Aquino, a quien declaró doctor de la
Iglesia y formó varios seminarios.
Pío V mandó publicar un nuevo Misal, la
Liturgia de la horas y un Catecismo universal.
Defendió la idea de que los sacerdotes se deben mantener
célibes para poder dedicarse libremente a sus tareas y le
dio mucha importancia a la Congregación del Índice
para verificar la ortodoxia y la moralidad de
las publicaciones.
Durante su pontificado uno de los acontecimientos
más trascendentes fue la batalla de Lepanto, el siete de
octubre de 1571, en la cual se enfrentaron turcos contra
cristianos. Los primeros tenían la intención de
invadir Europa, por lo que Pío V convocó a los
reyes a formar un frente común, olvidando por un momento
las rencillas internas, ya que estaba en juego su libertad y sus
creencias.
El Papa junto con una multitud rezaba el Rosario
mientras se efectuaba la batalla. Como triunfaron los cristianos,
Pío V en agradecimiento, fijó la fiesta de la
Virgen del Rosario el siete de octubre y unificó su rezo.
El Pontífice murió el primero de mayo de
1572.
En la Nueva España le tocó aplicar las
determinaciones contrarreformadas al segundo arzobispo de
México, el dominico fray Alonso de Montúfar (
1489-1572), quien había sido prior del convento de Santa
Cruz Granada, definidor en el capítulo de Lyon y
calificador del Santo Oficio. Montúfar era confesor del
marqués de Mondejar; por cuya recomendación fue
presentado al emperador para la mitra de México. En 1552
el papa Julio II confirmó la designación. El
dominico desembarcó en la Nueva España en 1554 y en
junio del mismo año tomó posesión,
traía instrucciones de la Corona española para
impedir que penetraran ideas contrarias al dogma católico.
Entre sus principales contribuciones destacan la
celebración de dos concilios provinciales y la
difusión del culto a la Virgen de Guadalupe.
Los franciscanos, al ser los primeros en llegar a la
Nueva España, se habían apoderado de muchos sitios
y no permitían que otras órdenes religiosas
cooperaran en la evangelización, por eso Montúfar
trató de distribuirlas de manera más equitativa.
Por otro lado se inció el proceso de
secularización, hay que recordar, que los obispos no
tienen injerencia directa sobre los frailes, ya que éstos
dependen de sus provinciales. Por eso si sólo había
miembros de las órdenes religiosas en los pueblos, los
pastores no podrían realizar sus labores, así en
esta época se trató de aumentar el número de
sacerdotes seculares.
Para emprender todas estas acciones, el
arzobispo celebró el primer concilio Mexicano en 1555. Los
dominicos que asistieron fueron el provincial, Bernardo de
Alburquerque; el prior de Santo Domingo de México, Diego
Osorio y como consejeros fray Francisco Espinosa y fray
Bartolomé de Ledesma. Se emitieron 93 ordenaciones, en las
cuales se puede observar el sello tomista de promover primero el
conocimiento
de los elementos básicos de la religión para
después impartir los sacramentos. Se normó, que los
neófitos deberían aprender a santigüarse, los
mandamientos, sacramentos, las obras de misericordia, virtudes
teologales y cardinales, dones del Espíritu
Santo y las oraciones padrenuestro, avemaría, el credo
y la salve Regina. Esto debía ser enseñado a los
españoles en latín o castellano y a
los indígenas en su lengua. El
saber esto era requisito para poder recibir el bautismo los
adultos o para poder casarse.
Se exigió que los confesores fueran examinados
para obtener su licencia y que los sacerdotes llevaran una vida
virtuosa. Además se les prohibió: cantaran y
danzaran música de seglares,
hicieran contratos sobre
cosas espirituales, dijeran misa fuera de las iglesias, jugaran a
los naipes, vivieran con alguna mujer , etc…
Sobre el arte indígena usado en el culto cristiano, se
ordenó, que los pintores de tema sacros debían
tener licencia, se sustituyeron varios instrumentos
musicales precortesianos, se limitó el número
de cantores y se prohibió que en las danzas se emplearan
objetos que recordaran su antigua religión. Otras
determinaciones fueron que los indígenas y negros
podían recibir la comunión y la
extremaunción. Por otro parte, se les prohibió la
celebración de tianguiz los domingos y se
estableció que para imprimir o vender libros se necesitaba
licencia .
Las órdenes religiosas apelaron aquellas
resoluciones, que les quitaban facilidad para misionar y elevaron
su queja al Consejo Real de Indias, éste los amparó
con las determinaciones del año de 1558.
El 1o de marzo de 1565, Montúfar escribió
una carta al rey, donde le notificó haber recibido los
acuerdos del concilio de Trento y al recordarle la falta de
sacerdotes en estas tierras, le pidió que enviara
más.
Ante este panorama convocó en el mismo
año, al segundo concilio Mexicano, en él
participaron los siguientes predicadores: el provincial, fray
Pedro de Feria; el prior del convento de Santo Domingo de
México, Pedro de Pravia; los consejeros fray
Bartolomé de Ledesma y fray Francisco de Espinosa. Es
digno de tomar en cuenta que asistieron tres obispos dominicos:
el de México, Montúfar; el de Chiapa, Tomás
Casillas y el de Oaxaca, Bernardo de Alburquerque. En este
concilio se mandó seguir lo ordenado en Trento.
También se pidió que no se efectuaran procesiones
sin estar sacerdote presente, que los curas aprendieran las
lenguas indígenas y otras cosas para fortalecer, lo que se
había propuesto en el primer concilio.
En el año de 1585 se convocó al tercer
concilio mexicano, en él participaron cuatro obispos
dominicos: el de Oaxaca, Bartolomé de Ledesma; el de
Chiapa, fray Pedro de Feria; el de Yucatán, Gregorio de
Montalvo y el de Manila, Domingo de Salazar, quien fue
representado por el canónigo Diego Caballero.
También asistió el provincial fray Domingo de
Aguiñaga. En esta reunión se consolidó la
organización de la Iglesia en la Nueva España y la
administración de los
sacramentos.
Como se puede observar todas esa medidas tendían
a promover la ortodoxia católica, realizar el proceso de
secularización y tener un mayor control sobre la población autóctona. Así las
transformaciones de la segunda mitad del siglo XVI resultan clave
para comprender una serie de contiendas entre la reforma y la
contrarreforma, el clero secular y el regular, la mitra y los
religiosos, se presentan polémicas sobre la efectividad de
los métodos de evangelización, etc. En síntesis
es una etapa de replanteamientos y reflexión, sobre el
accionar de la Iglesia.
Durante esta etapa no podemos olvidar la
participación que jugó la Provincia de Santiago de
México en la erección de la Provincia del Santo
Rosario de Filipinas. El explorador del Pacífico de Ruy
López de Villalobos desembarcó en Mindanao y Leyfe
en 1543 y le dio al archipiélago el nombre de Filipinas en
honor de Felipe II. Fray Domingo de Betanzos, al enterarse de que
se necesitaban misioneros para ir al Oriente, sintió un
gran deseo de llevar el mensaje evangélico hasta esas
lejanas tierras. Le comentó sus planes a fray Juan de
Zumarraga, quien vio con buenos ojos esta decisión y
también se emocionó y quiso acompañar al
dominico, pero no logró el permiso del papa. Mientras
tanto el virrey don Antonio de Mendoza apoyó
económicamente la empresa y
junto con el obispo de México, aprovechaban el tiempo para
platicar con fray Domingo:
Con el temor haber de perder presto tal regalo, se daban
prisa para gozarle el virrey y el obispo, yéndose muchas
veces a su casa de Tepetlaoxtoc, donde las pláticas eran
de Dios y de lo que para mejor servirle importaba más en
esta vida. Encerrábanse los tres en el oratorio de la
huerta, sin permitir el V. padre que otra persona llegase a
él, y allí conferían unas veces lo que el
Ilmo. obispo proponía, otras lo que el
excelentísimo virrey dificultaba y muchas, lo que el
bendito padre pensaba hacer en el discurso de su
viaje a la China
.
Para que Betanzos pudiera ir al Extremo Oriente
hacía falta el permiso de sus superiores. Por ese tiempo
se celebró el Capítulo Provincial y los definidores
acordaron que se necesitaba más a fray Domingo
aquí, por lo que no le permitieron marcharse.
Envió el Capítulo dos frailes a
Tepetlaoztoc, que trajesen a México todo lo que se
había juntado para el viaje. Fray Juan Bautista
Méndez localizó una real cédula, en la que
se ordenó que por haber cesado el viaje de Zumarraga y de
Betanzos, los ornamentos y todo lo referente al culto se le
entregara al virrey.
Si bien fray Domingo no pudo extender su proyecto
evangelizador, personalmente, mostraremos cómo
contribuyó con su labor y él fue un modelo para
los dominicos que fueron a Filipinas.
Fray Juan José de la Cruz y Moya encontró
en el convento de Santo Domingo de México la bula de Paulo
III, Ex debito pastoralis offici nobis meritis, del
año 1545, en la que hace sus delegados a los frailes
predicadores y demás religiosos mendicantes, que fueran a
predicar a tierras de infieles. En ella se les otorgaba plenaria
facultad para ejercer libremente el ministerio apostólico
con total independencia
del ordinario, por lo que podían administrar todos los
sacramentos y dispensas. La alcanzaron de la benignidad
apostólica fray Domingo de Betanzos y fray Juan de
Zumarraga.
Tiempo después, la famosa expedición de
Miguel López de Legazpi a las Filipinas, realizada de 1564
a 1565, se hizo con naves construidas en su totalidad en las
costas de la Nueva España. Con este viaje se inició
la conquista y colonización de aquellas islas. En 1571
Legazpi fundó la ciudad de Manila, en un puerto donde los
comerciantes chinos tenían un importante mercado. En ese
mismo año se implantó en México el Tribunal
del Santo Oficio; al año siguiente llegaron los jesuitas y se
nombró como arzobispo de México a Pedro Moya de
Contreras, quien era el primer miembro del clero secular que
alcanzaba tal dignidad.
Estos acontecimientos coincidieron con el cierre de la etapa
dorada de la órdenes mendicantes en la Nueva
España. Las cuales a pesar de los vastos espacios por
colonizar tenían ahora como campo de misión el
Oriente. Filipinas se convirtió en el principal centro de
atención de los religiosos, ya que era un
puente para poder llegar a Japón y
China.
Las Filipinas pasaron a depender en lo administrativo de
la Nueva España. Por el puerto de Acapulco se realizaba el
comercio con
el Oriente. Aquí llegaba la mal llamada nao de China, pues
en realidad provenía de Filipinas, que traía sedas,
telas de algodón, lozas, especias, etc. De regreso
la nao se llevaba plata, cochinilla, cacao y era muy común
que en ella se embarcaran religiosos.
En 1579 fue nombrado primer obispo de Manila el dominico
fray Domingo de Salazar, quien había tenido una importante
participación en la Provincia de Santiago de
México. Hagamos una semblanza de tan interesante
personaje:
Domingo nació en 1513 en la villa de La Bastida
en Castilla la Vieja. Estudió en la Universidad de
Salamanca, donde conoció a Francisco de Vitoria. El
pensamiento de
este teólogo influyó durante toda su vida a
Salazar, primero lo motivó con su ejemplo a entrar a la
Orden de Santo Domingo en 1545, en el convento de Salamanca,
profesó al año siguiente y partió a la Nueva
España, aquí siguió las ideas de su profesor
a favor de los indígenas.
Domingo de Salazar fue profesor del Estudio de Santo
Domingo de México. Aprendió algunas de las lenguas
autóctonas y en 1558 fue enviado como misionero a
Filipinas. Regresó en 1561 y poco después obtuvo el
grado de Maestro en Sagrada Teología y fue nombrado prior
del convento de Santo Domingo de la capital de la Nueva
España. El dominico había partido a la
península Ibérica, para tratar asuntos importantes
sobre los indígenas, cuando fue nombrado obispo de Manila
en 1579. Fray Domingo reclutó frailes predicadores, para
que lo acompañaran en la tarea evangelizadora.
Emprendió el viaje con ellos, en 1581, pero de los 20 que
venían murieron 18. Por este motivo Salazar encargó
a la Provincia de Santiago que hiciera las gestiones necesarias
para fundar la provincia dominica de Filipinas, tal como lo
había soñado el padre fray Domingo de
Betanzos.
Tratose aquesto con mucho acuerdo entre los
Padres graves y santos, de que estaba muy rica la
religiosísima Provincia que esta Orden tiene en
Méjico y parecioles indecente a nuestra profesión,
no hallarse religiosos nuestros en esta conversión nueva,
de quien loan cosas tan grandes, y necesidad tan extrema
.
Aquí se muestra una vez más la
vocación misionera de los dominicos novohispanos. En 1581
los superiores de la provincia mexicana mandaron a fray Juan
Crisóstomo para que se entrevistara con el papa y lograra
la fundación de la provincia de Filipinas. Primero se
entrevistó con el maestro de la orden, Pablo Constabile de
Ferrara, quien en una carta fechada el 14 de julio de 1582 en
Bolonia, ordenó lo siguiente:
Dándoos la autoridad, así en lo espiritual
como en la temporal, con lugar y "fidelium" que por nuestras
Constituciones y aprobada costumbre suelen tener los Priores
Provinciales en nuestra orden sobre todos y cada uno de los
frailes, que en vuestra compañía
lleváredes a las dichas islas y
reino de China.
Más cuando hayáis llegado aquellas partes,
os concedemos que podáis erigir conventos e iglesias, y
fundar la Orden, ordenando vuestro modo de vivir, según la
forma en que los santos Padres fundadores de la Provincia de
Santiago de Méjico le instituyeron, conformándoos
cuanto os fuera posible con sus abstinencias y observancias…,
debajo de precepto formal, y so pena de excomunión mayor a
los que hicieren algo contrario .
Si bien fray Domingo de Betanzos, no pudo ir a
Filipinas, como era su sueño, su proyecto evangelizador,
que en buena medida había puesto en práctica en
Tepetlaoztoc,
se extendió hasta el Oriente. Esto reafirma
todavía más nuestra idea de que fray Domingo de
Betanzos ha sido uno de los grandes maestros de la
predicación.
El 15 de septiembre de 1582, Gregorio XIII
confirmó la erección de la Provincia del Santo
Rosario. Fray Juan Crisóstomo fue nombrado vicario general
y se encargó de reclutar frailes; la mayoría
provenía del convento de San Pablo de Valladolid, donde
murió Betanzos y de los reformados de Santo Tomás
de Ávila y Sevilla.
Por real cédula, del 20 de septiembre de 1585, se
aprobó y dotó el embarque de 24 religiosos con
destino a Manila. Por humildad Juan Crisóstomo
renunció a su cargo y se nombró como vicario
general al padre Juan de Castro.
Los dominicos llegaron a la Nueva España en 1586
y el 17 de diciembre se redactaron las Ordenaciones
Primordiales por las que habrían de regirse los
destinos de la provincia. Estas se inspiraron en el proyecto
evangelizador de fray Domingo de Betanzos, tal como lo
había ordenado el maestro general.
En abril de 1587 partieron de Acapulco 18 religiosos;
fray Juan Crisóstomo no pudo ir por enfermedad. 15 frailes
se dirigieron rumbo a Manila y los otros tres a Macao. Los
primeros llegaron en julio, mientras los otros naufragaron,
fueron rescatados y luego remitidos a España. Así
se iniciaba la historia de los dominicos en Filipinas.
Mientras tanto un problema grave al que se enfrentaban
los dominicos novohispanos eral el centralismo, ya que los cargos
eran ocupados por frailes del convento de Santo Domingo de
México, lo que ocasionaba el disgusto de los religiosos
oaxaqueños. La diócesis de Oaxaca fue erigida por
Paulo III en 1535 y su primer obispo fue Juan López de
Zarate. Esto le vino dar más importancia a la
región, en el campo de lo religioso.
La Provincia de Santiago de México a finales del
siglo XVI era muy amplia y aunque se había determinado que
en cada nación
se nombrara a un vicario provincial, los de la zona
oaxaqueña, se sentían alejados y desplazados. Es
decir, el problema de fondo era el centralismo en torno al
convento de México.
Ante este panorama fray Jordán de Santa
María, junto con otros religiosos, celebraron de manera
secreta una asamblea para lograr la erección de una nueva
provincia. El encargado de realizar los trámites fue fray
Antonio de la Serna, quien partió a Europa con cartas de
fray Pedro de Feria y de fray Bartolomé de
Ledesma.
En el Capítulo General celebrado en Venecia en el
año de 1592, se determinó erigir la Provincia de
San Hipólito Mártir de Oaxaca. Se nombró
como provincial a fray Francisco Ximénez, pero como
éste murió poco después, se le
confirió el cargo a fray Alonso Vayllo.
En 1595 se leyeron en público los documentos
pontificios y generalicios, con lo cual quedó la provincia
canónicamente instituida. Se formaba de cinco conventos:
Santo Domingo Oaxaca, Santiago Cuilapan, San Pedro Tehuantepec,
Yanhuitlan y Tlaxiaco.
La Provincia de Santiago apeló esta
resolución, pero el Capítulo General de 1596,
efectuado en Valencia, confirmó lo decidido en la anterior
junta. Quedaba un problema muy delicado: la delimitación
de las regiones comprendidas en cada provincia, la manzana de la
discordia eran las casas del área mixteca. Fray Lucas de
Gallegos fue el artífice de la definitiva división,
que fue confirmada el 23 de septiembre de 1599.
Lista de conventos y
casa del año de 1593 y 1608
Para darnos una idea de cómo se dividió la
Provincia de Santiago al formarse la de San Hipólito
mostramos dos listas de conventos y casas, la primera es antes de
la delimitación definitiva que corresponde al año
de 1593 y la segunda cuando ya se había confirmado la
erección de la Provincia de San Hipólito en
1608.
Año de 1593 Nación
Mexicana
Convento de Santo Domingo de México
Convento de Santo Domingo Puebla.
Colegio de San Luis Puebla.
Vicaría de San Juan Bautista
Coyoacán.
Vicaría de Santo Domingo Oaxtepec.
Vicaría de Santa María Magdalena
Tepetlaoztoc.
Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora,
Tepoztlán.
Vicaría de La Asunción
Yautepec.
Vicaría de La Asunción Ameca
Ameca
Vicaría de San Felipe y Santiago
Azcapotzalco
Vicaría de La Purificación Atlacuahuaya
(Tacubaya).
Vicaría de San Pedro y San Pablo
Cuitlahuac.
Vicaría de Santo Domingo Tepexic.
Vicaría de San Vicente Chimalhuacán,
Chalco
Vicaría de La Purificación
Tepepayaca.
Vicaría de Santo Domingo de
Izúcar.
Vicaría de San Juan Bautista de
Tetela.
Vicaría de San
Agustín, Palpa.
Vicaría de San Andrés Chimalhuacan,
Atenco.
Vicaría de San Juan Bautista
Iztapaluca.
Vicaría de Santo Domingo de
Huehuetlán.
Vicaría de San Juan Bautista de
Tenango.
Vicaría de Santo Domingo
Tlaquiltenango.
Vicaría de San Miguel
Tlatizapán.
Vicaría de Santiago de las Amilpas.
Vicaría de Santo Domingo Hueyapan
Vicaría de San Pablo y San Pedro
Ecatzingo.
Vicaría de la Virgen del Rosario de la Nueva
Veracruz.
Vicaría de Nuestra Señora de la
Guía de San Juan Ulúa.
Nación Mixteca
Vicaría de Santo Domingo Yanhuitlan.
Vicaría de Las Almoloyas.
Vicaría de San Pedro y San Pablo
Tepozcolula
Vicaría de San Juan Bautista
Cuixtlahuac.
Vicaría de La Asunción de
Tlaxiaco.
Vicaría de La Natividad de María,
Tamazulapa.
Vicaría de Santiago Texupan.
Vicaría de La Virgen de La Asunción de
Tonalá
Vicaría de San Miguiel Achiutla.
Vicaría de La Asunción de
Chila.
Vicaría de La Virgen
María Nochixtlan.
Vicaría de Santiago Tilantongo.
Vicaría de Santa María Magdalena,
Jaltepec.
Vicaría de Santiago de Justlahuac.
Vicaría de San Pedro y San Pablo
Tequiztepec.
Vicaría de San Juan Bautista de
Huajuapan.
Nación Zapoteca
Vicaría de La Conversión de San Pablo,
Guaxolotitlan.
Vicaría de San Pedro Etla.
Vicaría de Santiago de Cuilapan.
Vicaría La Natividad Zaachila.
Vicaría de La Natividad de
Teopozotlán.
Vicaría de San Pedro Tehuantepec.
Vicaría de Santa Cruz Ixtepec.
Vicaría de Santo Domingo
Ocotlán.
Vicaría de San Juan Titiguapac.
Vicaría de San Ildefonso de Villa
Alta.
Vicaría de Santo Domingo Nejapa.
Vicaría de Asunción de Jalapa.
Vicaría de San Lorenzo de
Zimatlán.
Vicaría de La Asunción de
Totontepec.
Vicaría de San Miguel Tlalistac.
Vicaría de San Lorenzo o San Jerónimo de
Tlacochahuaya.
Vicaría de Tanetze.
Vicaría de Tecastlam.
Vicaría de Santa María Magdalena
Tequisistlan.
Vicaría de San Pedro Mártir de
Huechapa.
Vicaría de La Asunción de
Juquila.
Vicaría de San Lorezno de Zuani.
Vicaría de Santos Reyes Chichicapa.
Vicaría de Santa María de la
Guía.
Vicaría de La Virgen María de
Zabe.
Hernando Ojea nos dejó la lista de conventos y
casas de la Provincia de Santiago, en el año de 1608: En
la región mexicana, Santo Domingo de México, de
Puebla, Nra. Señora de la Piedad, San Juan Bautista
Coyoacan, Oaxtepec, Itzucam, Santa María Magdalena
Tepetlaoztoc, Tepuztlan, Yautepec, Amecameca, Azcapotzalco,
Tacubaya, Tlahuac, Tepexic, Chimalhuacan-Chalco y Atenco,
Tepapayecan, Tetela, Palpam, Coatepec, Iztapaluca, Tenango,
Tlaltizapan, Las Amilpas, Hueyapan, y Tlaquiltenango, Zuchitepec,
Huhuetlan, Tlilapan, Ecatzingo, Aguatulco, San Jacinto
Coyoacán, Santo Domingo Mixcoac y Nuestra Señora
Guía de la Veracruz. Además de los colegios de
Portacoeli y San Luis, Puebla. En la región Mixteca:
Tepozcolula, Cuextlahuac, Tamazulapa, Texupa, Tonala, Chila,
Tequiztepec, Huajuapan y Jaltepec .
En resumen, durante la etapa de replanteamientos se
dieron los resultados de las investigaciones de los frailes en
obras magnas sobre la lengua y cultura náhuatl, destinadas
a erradicar el paganismo, desde la raíz. Por su parte en
Tepetlaoztoc coexistían estructuras,
político-económico tanto indígenas como
peninsulares, aunque se daban cierto conflictos
entre ambas formas de organización. Los dominicos que
fueron a Tepetlaoztoc, se caracterizaron por ser intelectuales
o antiguos provinciales, lo que contribuyó a que se
siguiera practicando una predicación de calidad en la
comarca, con lo cual se aceleró el proceso de
conversión al cristianismo, así Tepetlaoztoc,
estaba cada vez más cerca de entrar al proceso de
endoculturación.
Etapa de Consolidación de la Provincia
de Santiago (1595 – 1623)
La Orden de Predicadores logró su
consolidación en la Nueva España durante los
años de 1595 a 1624. Poco a poco se pasó de la
época misional a la pastoral, es decir, la religión
católica iba ganando terreno, ahora la tarea fundamental
consistía en mantener a los feligreses firmes en la fe
cristiana. Muchas comunidades se volvieron socialmente más
complejas en su población, al surgir una gran cantidad de
castas, que requerían también de instrucción
religiosa. Además los religiosos se enfrentaron a nuevos
problemas tanto al exterior como al interior de sus comunidades
.
Durante buena parte del siglo XVI, los religiosos de la
Provincia de Santiago siguieron el ejemplo de Cristo quien
había sido virgen, pobre y predicador. Con el paso del
tiempo aumentó el número de frailes, por lo que fue
cada vez más difícil llevar el tipo de vida
mendicante. Entonces se aprovecharon las disposiciones de muchos
papas y del concilio Tridentino, por las cuales, la orden
podía recibir y poseer bienes permanentes, como heredades,
rentas y otras posesiones. Todo esto entró en vigor
durante el gobierno del virrey don Martín
Enríquez.
Se dio así un dilema entre quienes deseaban
seguir el proyecto evangelizador multiforme de fray Domingo de
Betanzos, caracterizado por seguir la pobreza y la
humildad, confiando en la providencia. Mientras por el otro lado,
figuraban los que deseban llevar una vida menos áspera en
la penitencia y poseer bienes materiales
para asegurar su manutención.
Ante el avance del proceso de moderación, la
Orden de Predicadores tomó posesión de la
vicaría de la Piedad, en 1595. Entre los primeros
religiosos que moraron en esta casa de observancia destacaron:
fray Cristóbal Ortega, fray Juan de la Cruz, fray
Bartolomé de Nieva, quienes siguieron viviendo como en los
primeros años de la provincia.
Fray Cristóbal Ortega resulta un personaje
fundamental para que los proyectos de fray Domingo de Betanzos y
san Álvaro de Córdoba siguieran vigentes en la
provincia novohispana. Ortega fue el primer prelado de la casa de
recolección de la Piedad, que junto con la vicaría
de Tepetlaoztoc, se convirtieron en los bastiones dominicos de la
vida observante durante la Colonia.
El Colegio de Portacoeli nos recuerda al convento
extramuros, bajo el mismo nombre, fundado en Sevilla por san
Álvaro de Córdoba. Lo que nos muestra el deseo de
continuidad del proyecto reformador a pesar del avance de los
religiosos que deseaban llevar una vida más
cómoda. El objetivo
de los observantes era seguir a santo Domingo de Guzmán, a
quien visualizaban como la puerta del cielo.
En el siglo XVII, la ciudad de México se
engalanó con las festividades que realizó el
convento de Santo Domingo por haberse logrado la
beatificación de Inés de Montepoliciano y la
canonización de san Raimundo de Peñafort y san
Jacinto de Cracovia.
La figura de san Jacinto tomó gran vigor en la
Nueva España, pronto lo eligieron patrón de
Iztapaluca y de Tenanitla. En este último sitio, se
fundó en 1602 un hospicio que servía para alojar a
los misioneros que iban a Filipinas, con lo cual no daban
molestias a los dominicos de la Provincia de Santiago.
Para realizar las fiestas se mandaron religiosos a pedir
limosnas, por la Nueva España. A fray Diego de Vargas y
fray Juan de Nieva les tocó ir al obispado de Jalisco que
presidía don Alonso de la Mota y Escobar, quien deseaba un
convento dominico en su diócesis. Los frailes le
comunicaron esto a su provincial y para noviembre de 1603 se
fundó la casa de Nuestra Señora del Rosario de
Guadalajara. Esta fundación abrió el camino de la
Orden de Predicadores hacia el septentrión de la Colonia.
Durante el siglo XVII, debido al auge minero, se fijó la
atención económica en el centro y norte de la Nueva
España. Así Zacatecas se convirtió en la
segunda ciudad en importancia y los dominicos fundaron
allí la casa de Santa Cruz y tomaron posesión de
ella el tres de octubre de 1604.
En los años de 1607-1608 se elevaron al rango de
convento: la Piedad Atlexuca, Nuestra Señora del Rosario
Guadalajara, Santa Cruz Zacatecas y Nuestra Señora
Guía del Puerto de Veracruz. Este último estaba
relacionado con las casas de Tepetlaoztoc, Chicoloapan,
Chimalhuacan y el convento de México, ya que era una de
las rutas seguidas por los dominicos que venían de la
península Ibérica con rumbo a la capital
Novohispana y viceversa.
La separación de la Provincia de San
Hipólito Oaxaca motivó a la de Santiago a tener
presencia en la principales ciudades de la Colonia y se dio una
nueva configuración en la ocupación del territorio,
ahora de centro-norte, siguiendo la Ruta de la Plata.
Lista de conventos y casa del año de
1608
Nación Mexicana
Convento de Santo Domingo de México
Convento de Nuestra Señora de La
Piedad.
Colegio de Santo Domingo Portacoeli.
Convento de Santo Domingo Puebla.
Convento de San Pablo Puebla.
Colegio de San Luis Puebla.
Vicaría de San Juan Bautista
Coyoacán.
Vicaría de Santo Domingo Oaxtepec.
Vicaría de Santo Domingo de Itzucam.
Vicaría de Santa María Magdalena
Tepetlaoztoc.
Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora,
Tepoztlán.
Vicaría de La Asunción
Yautepec.
Vicaría de La Asunción Ameca
Ameca
Vicaría de San Felipe y Santiago
Azcapotzalco
Vicaría de La Purificación Atlacuahuaya
(Tacubaya).
Vicaría de San Pedro y San Pablo
Cuitlahuac.
Vicaría de Santo Domingo Tepexic.
Vicaría de San Vicente Chimalhuacán,
Chalco
Vicaría de La Purificación
Tepapayecan.
Vicaría de San Juan Bautista de
Tetela.
Vicaría de San Agustín Palpam.
Vicaría de Santo Domingo Chimalhuacan,
Atenco.
Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora
de Coatepec.
Vicaría de San Jacinto Iztapaluca.
Vicaría de Santo Domingo de
Huehuetlán.
Vicaría de San Juan Bautista de
Tenango.
Vicaría de Santo Domingo
Tlaquiltenango.
Vicaría de San Miguel
Tlatizapán.
Vicaría de Santiago de las Amilpas.
Vicaría de Santo Domingo Hueyapan
Vicaría de Santo Domingo Xochitepec.
Vicaría de Santo Domingo Huehuetlan.
Vicaría de Santo Domingo Tlilapan.
Vicaría de San Pablo y San Pedro
Ecatzingo.
Vicaría de San Andrés
Aguatulco.
Vicaría de San Jacinto Coyoacán. San
Ángel.
Vicaría de Santo Domingo Coyoacán,
Mixcoac.
Nuestra Señora Guía de la Nueva
Veracruz.
Nación Mixteca
Vicaría de San Pedro y San Pablo
Tepozcolula
Vicaría de San Juan Bautista
Cuixtlahuac.
Vicaría de La Natividad de María,
Tamazulapa.
Vicaría de Santiago Texupan.
Vicaría de Santo Domingo de
Tonalá
Vicaría de La Asunción de
Chila.
Vicaría de San Pedro y San Pablo
Tequiztepec.
Vicaría de San Juan Bautista de
Huajuapan.
Vicaría de San Juan Bautista
Igualtepec.
Total 52.
Esta etapa se cierra con el martirio de uno de los hijos
de la Provincia de Santiago de México: el beato Luis
Flores, quien muriera 19 de agosto de 1622 en Japón. Fray
Luis era de nacionalidad
flamenca. En su juventud vino
a la Nueva España y pidió entrar a la Orden de
Predicadores en el convento de Santo Domingo de México en
1591.
Posteriormente se ordenó de sacerdote y lo
nombraron pedagogo hasta que en 1598 movido por el celo misional
encaminó sus pasos a Filipinas predicando en la Nueva
Segovia y en Manila, llegando a ser definidor y vicario
provincial de la Provincia del Santo Rosario. En 1620 junto con
el agustino fray Pedro de Zúñiga iniciaron un viaje
misional a Japón, del cual ya no regresarían
jamás. Murieron quemados en Nagasaki, por ser sacerdotes
católicos. El papa Pío IX los beatificó el 7
de julio de 1867.
Etapa de Tensión
de la Provincia de Santiago ( 1624 –
1656)
En la Provincia de Santiago se empezó a
manifestar una decadencia, varios factores influyeron para que se
presentara esta situación: el hecho de que las tierras
colonizadas ya no fueran de misión, provocó que los
dominicos que venían de España y algunos que
ingresaban a la orden aquí, ya no tuvieran aquel celo tan
característico de los primeros misioneros, ni tampoco
aquel deseo de reforma de costumbres fuera tan urgente, se puede
observar un cierto conformismo en los nuevos religiosos.
También muchos de los frailes de esta generación
habían tomado el hábito con el interés de
figurar en el campo académico; así la meta de muchos
de los predicadores será impartir clases, ya sea en los
estudios de la orden o en la Universidad, por lo que se centro de
acción
será la ciudad. Mientras que los pueblos de
indígenas, que en el siglo XVI habían sido el eje
de atención de la comunidad y a estos lugares acudieron
religiosos de un primerísimo nivel, ya para el siglo XVII,
los frailes famosos son contados, en zonas
indígenas.
Además estos años fueron de conflicto, por
las pugnas de poder al interior de la orden. Durante este tiempo
se trató de aplicar la ley de alternativas. En este
sentido Alonso Franco comentaba:
Por una ordinacion antigua que decia fuese una vez
vicario general el prior de Mexico y otra el prior de la Puebla.
Esto nunca se ha puesto en execussion, y nuestra constitucion
tiene mas fuerza y vigor
que una ordinacion simple de un capitulo provincial, y mas
habiendo patente el reverendísimo Padre Maestro General
que ordene y mande lo mesmo que nuestra constitucion, y asi, no
se hiço seguir esta opinion.
Pero en 1642, el Capítulo General
estableció que se debía hacer efectiva la ley de
alternativas. Esta permitía que dos veces la
dirección de la provincia quedara en manos de los frailes
del convento de México y una entre los de
Puebla.
La ley de alternativas se presentó en otras
órdenes en épocas más tempranas, como en la
de san Agustín, pero la diferencia es que en ésta,
la pugna era entre criollos y peninsulares, mientras que en la
dominica se debía más bien al
centralismo.
En 1646 los religiosos le pidieron al maestro general
revocara la ley de alternativas, se presentaron varias quejas,
porque entre todos estos enredos la observancia de los religiosos
había disminuido considerablemente.
En 1649, fray Luis de Cifuentes mandó una carta
al padre general, en donde señalaba que la provincia
estaba controlada por el inquisidor Francisco Estrada, el
exprovincial fray Juan de Córdoba y el provincial
Lázaro de Prado, quienes no permitieron se efectuara la
ley de alternativas al elegir como provincial a fray Juan
Paredes, que pertenecía al convento de México,
cuando le tocaba a un religioso de Puebla. En estos problemas
están los antecedentes de la separación de la
Provincia Angelopolitana, la cual se erigió gracias a los
tramites de fray Juan Silva. El papa Alejandro VII expidió
la bula, el 22 de octubre de 1656, por la que se instauraba la
Provincia de los Santos Ángeles de Puebla.
Aunque se apeló, la decisión de que se
separara Puebla, el rey apoyó al papa y en 1661 se dio a
conocer la real cédula por la cual se autorizaba a fray
Juan Silva para llevar las bulas a la Nueva
España.
En cuanto a la provincia novohispana debemos
señalar los conflictos en torno al centralismo, esto
provocó que se implantara la ley de alternativas y se
erigiera la Provincia de Puebla. Todo lo anterior ocasionó
cierta relajación en las costumbres de los religiosos, por
lo que se tuvo que gestar un proceso de reforma .
Lista de conventos y casas del año de
1645
Nación Mexicana
Convento de Santo Domingo de México
Convento de Nuestra Señora de la
Piedad
Colegio de Santo Domingo Portacoeli
Convento Santo Domingo Puebla.
Casa de San Pablo extramuros de la ciudad de
Puebla.
Colegio de San Luis, Puebla.
Convento de Santa Cruz Zacatecas.
Convento de Nuestra Señora Guía del puerto
de Veracruz
Convento de Nuestra Señora del Rosario de
Guadalajara
Convento de San Juan Bautista
Coyoacán.
Casa de Santo Domingo Oaxtepec.
Casa de Santo Domingo Izucam
Casa de Santa María Magdalena
Tepetlaoztoc.
Casa de La Natividad de Nuestra Señora,
Tepoztlán.
Casa de La Asunción Yautepec.
Casa de La Asunción Ameca Ameca
Casa de San Felipe y Santiago Azcapotzalco
Casa de La Purificación Atlacuahuaya.
Casa de San Pedro y San Pablo Cuitlahuac.
Casa de Santo Domingo Tepxic.
Casa de San Vicente Chimalhuacán,
Chalco
Casa de La Purificación Tepapayecan.
San Juan Bautista de Tetela.
Casa de San Agustín, Palpam.
Casa de Santo Domingo de Chimalhuacan,
Atenco.
Casa de La Natividad de Nuestra Señora de
Coatepec.
Casa de San Jacinto Iztapaluca.
Casa de San Juan Bautista de Tenango.
Casa de Santo Domingo Tlaquiltenango.
Casa de San Miguel Tlatizapán.
Casa de Santiago de las Amilpas.
Casa de Santo Domingo Hueyapan
Casa de Santo Domingo Xuchitepec.
Casa de Santo Domingo Huehuetlan
Casa de San Miguel Tlilapan
Casa de San Pablo y San Pedro Ecatzingo.
Casa de San Andrés Aguatulco.
Casa de San Jacinto de Coyoacán, San
Ángel.
Casa de Santo Domingo, Coyoacán
(Mixcoacc).
Nación Mixteca
Casa de San Pedro y San Pablo Tepozcolula.
Casa de Santo Domingo Tepexico.
Casa de San Juan Bautista Cuextlahuac.
Casa de La Natividad Tamazulapa.
Casa de Santiago Texupa.
Casa de Santo Domingo Tonalá
Casa de La Asunción de Chila.
Casa de San Pedro y San Pablo Tequiztepec.
Casa de San Juan Bautista Huahuapam.
Casa de de San Juan Bautista Ihualtepec.
Total 47.
7 conventos o prioratos.
2 colegios
38 casas o vicarías.
Etapa Dorada de la
Provincia de Santiago ( 1657 – 1699)
El cinco de mayo de 1657, fue electo provincial de la
Provincia de Santiago fray Luis de Cifuentes y Sotomayor, quien
logró restablecer la antigua observancia de la orden. Con
su gobierno se inició una etapa dorada para los dominicos
novohispanos. Así las ordenaciones capitulares del mismo
año son muy estrictas. Las condiciones para ingresar a la
orden, a los estudios y a grados son de un rigor
extremo.
La Orden de Predicadores en la Nueva España
pasaba por uno de los momentos más brillantes de su
historia. Los dominicos destacaban en la Universidad de
México, donde impartían la cátedra de santo
Tomás. Figuraron: fray Luis de Cifuentes (1656-1659), fray
Juan Silva (1661-1664), fray Nicolás de Medina
(1674-1686), fray José de Herrera (1686-1689), fray Juan
Bautista Méndez ( 1689-1700), por citar sólo
algunos.
El dominico novohispano más distinguido de esta
época fue sin lugar a dudas, fray Antonio de Monroy e
Yjar, quien llegó a ser maestro general de la Orden de
Predicadores, esto es, el representante de santo Domingo en la
tierra. Además de ser el primer americano que logró
tan alta distinción.
En este contexto histórico escribió su
crónica el padre fray Juan Bautista Méndez, con un
enfoque optimista, que busca mantener y elevar esa "beata
tempora", como la llamaran fray Mauricio Beuchot y fray
Ángel Melcón.
Las
Misiones dominicas de la Sierra Gorda
En 1686, los predicadores ampliaron su campo de
evangelización, al hacerse cargo de los chichimecas
jonaces, al desistir los franciscanos de esta empresa en 1684.
Los predicadores iniciaron sus actividades bajo la
dirección de fray Felipe Galindo. Establecieron casas
en:
San Juan del Río
San Miguel de las Palmas
Nuestra Señora de Guadalupe Ahuacatlan
Santa Rosa de Lima Xichu.
Para fortalecer a las misiones, se aprobó en el
año de 1693 la erección de los conventos de los
Apóstoles Pedro y Pablo de Querétaro y el de
Nuestro Señor Jesucristo de San Juan del
Río.
Desafortunadamente en 1696 el virrey conde de Moctezuma
de Sarmiento y Valladares mandó soldados a atacar a los
chichimecas, éstos huyeron a la sierra y le declararon la
guerra en
1703, por lo que el avance de los dominicos se vio
interrumpido.
Etapa de las Grandes
Transformaciones, Declive de la Provincia de Santiago ( 1700
– 1777 )
El siglo XVIII, conocido también como el de las
luces, se caracterizó por darse una lucha entre las ideas
tradicionales y las modernas. En esta etapa surgieron figuras
fundamentales para la historia eclesiástica: san Luis
María Grignion de Montfort ( 1673-1716) y san Alfonso
María de Ligorio (1696-1787).
Además en el siglo XVIII empezaron a despuntar
una serie de sistemas
filosóficos y teorías
políticas, que deseaban disminuir a toda
costa el poder de la Iglesia: la
Ilustración y el absolutismo.
El segundo buscaba que el poder civil centralizara la autoridad y
no tuviera competencias con
otras instituciones.
Estas ideas se introdujeron en España y en sus colonias,
principalmente cuando los Borbones llegaron al
gobierno
Los Borbones llegaron al poder por conducto de Felipe V
quien estableció un nuevo aparato administrativo que
facilitó el centralismo y el autoritarismo
monárquico. Esto trajo cambios profundos en el desarrollo de
las colonias americanas y en especial de la Nueva España.
Se debilitaron los grupos más poderosos comerciantes,
clero, virreyes, alcaldes mayores, etc. Por otro lado se
apoyó la minería,
para poder aprovechar al máximo las riquezas de la
Colonia.
Por lo que respecta a la Provincia de Santiago el acta
capitular de 1705 señala que contaba con 27 casas y
conventos, 5 misiones en la Sierra Gorda, había 202
sacerdotes, 24 hermanos legos y 37 estudiantes. Sin embargo, se
acercaban tiempos de colapso y agonía para la Orden de
Predicadores en la Nueva España.
En la segunda mitad del siglo XVIII se inició un
declive de la Provincia de Santiago, una de las causas fue la
lucha entre criollos y peninsulares, lo que trajo como
consecuencia la aplicación de la ley de alternativas,
promulgada el 12 de octubre de 1758, por el maestro general
Tomás Boxaders. Ésta tenía como objetivo
evitar desigualdades y preferencias. Así cada cuatro
años se renovaban los cuadros de mando, en una
ocasión le tocaba a peninsulares y en la otra a
criollos.
La devoción Guadalupana se reforzó como el
símbolo que retomaron de una manera muy especial los
criollos. De esta época es la crónica de fray Juan
José de la Cruz y Moya, quien a pesar de ser peninsular
tuvo una gran simpatía por los indígenas y por los
criollos. Dedicó varios capítulos a narrar las
apariciones de la Virgen del Tepeyac .
Otra de las causas del declive de la Provincia de
Santiago fue la aplicación de manera más
drástica las reformas Borbónicas, en especial las
del rey Fernando VI (1746-(1759) y las de Carlos III ( 1759-88),
este último asesorado por Melchor Gaspar de Jovellanos. Se
fortaleció entonces lo que se conoce como regalismo, es
decir, la intromisión y control del poder civil en asuntos
de la Iglesia y la emancipación respecto a la Santa Sede
llevada a cabo por los Estados Católicos, en el siglo
XVIII. El regalismo estuvo en estrecha relación con el
absolutismo, la ilustración y la masonería. Son
producto de
esta política: la regalía de amortización (1737), el patronato regio
(1753), las restricciones al Tribunal de la Inquisición;
además en 1754, se promulgó una ley que mandaba a
las órdenes religiosas no recibieran novicios en un
término de diez años. El 23 de noviembre de 1757 el
rey Fernando VI confirmó lo dispuesto por el papa de que
no se diera el hábito a un número mayor de los que
las casas necesitaban.
Por todo lo anterior durante esta época la Corona
buscó acelerar el proceso de secularización, que
tenía por objetivo debilitar a las órdenes
religiosas, para quitarles el poder que tenía sobre la
población novohispana. Así las siguientes casas
dominicas pasaron a mano del clero secular: Xochitepec y
Ecatzingo en 1751; Coatepec en 1752; Cuitlahuac, San
Agustín de las Cuevas (Tlalpan) y Mixcoac en 1754; San
Jacinto Tenanitla en 1756; Iztapaluca en 1761, Tacubaya en 1765,
Tenango en 1772 y Ameca Ameca en 1774.
Los arzobispos de México: Francisco Antonio
Lorenzana ( 1766- 1771) y Alonso Nuñez de Haro (
1771-1800), fueron figuras de transición, ambos
manifestaron influencia del regalismo, al ver con
beneplácito la expulsión de los jesuitas y
continuar con el proceso de secularización. Lorenzana
buscó reducir el número de hablantes de lenguas
indígenas y acelerar el proceso de
castellanización. Desde entonces cambió la
política sobre la catequesis, ya que los frailes no
aprendían las lenguas indígenas, pero se hicieron
cargo en muchos casos de enseñarles a los naturales el
castellano.
Lista de conventos y casas del año de
1733
Para el nueve de mayo de 1733 nombraron provincial a
fray Antonio Pinto, calificador del Santo Oficio. En ese
año la provincia estaba conformaba por los
siguientes
conventos:
México
La Piedad
Zacatecas.
Querétaro
Ameca
Guadalajara
San Juan del Río
Sombrerete
Coyoacan
Azcapotzalco
Cuautla.
4 misiones
19 vicarías entre ellas la de
Tepetlaoztoc.
Misiones dominicas en Baja California,
1767
Al ser expulsados los jesuitas de la Nueva
España, se les encomendó a los dominicos continuar
la labor evangelizadora en la península de Baja
California. Las misiones dominicas situadas al norte del
meridiano 30. Desafortunadamente de la mayoría sólo
quedan restos y recuerdos. Al ser hechas con adobe el tiempo, el
clima y el
saqueo las han destruidos. Las misiones construidas por los
dominicos fueron las siguientes:
– Santo Tomás de Aquino
– San Vicente Ferrer
– Santo Domingo
– San Pedro Mártir
– Nuestra Señora del Rosario.
Período de
Transición de la Colonia al México
Independiente ( 1794 – 1894)
Se ha escogido para iniciar este período y etapa
el año de 1794, cuando fray Servando Teresa de Mier
pronunció su famoso sermón el 12 de diciembre del
mismo año. Fraile dominico, destacado intelectual y
criollo fue uno de los principales ideólogos no
sólo de la independencia de México sino de los
países Latinoamericanos. Defensor de la causa criolla
quiso demostrar que si España se gloriaba de que Santiago
Apóstol había predicado en su territorio, algo
similar había sucedido en México, a cargo del
apóstol santo Tomás, quien habría
enseñado la doctrina cristiana, antes de la llegada de los
hispanos a estas tierras. Además afirmaba que la tilma
donde se había plasmado la imagen de la
Virgen de Guadalupe no era la de Juan Diego, sino que era de la
época de santo Tomás. Con estos planteamientos fray
Servando Teresa de Mier no negaba la Aparición de la
Virgen de Guadalupe, ni atacaba su culto, como hicieron creer los
españoles de su época o como han proclamado algunos
historiadores poco documentados. Lo que en realidad buscaba fray
Servando era lo contrario documentar y fortalecer la imagen de la
Guadalupana en quien se basaba la unidad de la Nueva
España. Su deseo era también mostrar que
ésta y sus habitantes no era menos que la
metrópoli, al ser también evangelizada por un
apóstol.
Fray Servando fue exiliado a España, se
fugó del convento donde estaba recluido y desde Inglaterra
apoyó la lucha insurgente a partir de la
publicación de artículos en donde denunciaba la
actitud de los
españoles peninsulares quienes se habían apoderado
de las instituciones y no permitían su acceso a los
criollos.
En ese contexto pronto se iniciaría el siglo XIX
que para la Provincia de Santiago fue muy complicado al estar
vigente la ley de alternativas, que buscaba dar un equilibrio
entre criollos y peninsulares, pero frecuentemente provocaba
resultados contraproducentes. Otro problema era la escasez de
vocaciones, que aunado con el fallecimiento de algunos religiosos
y el regreso a España de otros produjo una
reducción paulatina del número de frailes, de
manera que no podían atender satisfactoriamente sus casas
y conventos.
Si a esto sumamos la lucha de Independencia que se
llevó de 1810 a 1821 y los problemas que se dieron al
inicio de la vida independiente, comprenderemos la grave crisis, que
experimentó toda la población incluyendo a los
religiosos.
En el año de 1800 la provincia estaba constituida
por nueve conventos, un colegio, 17 misiones en Baja California y
una en Querétaro con un total de 170
religiosos.
Conventos del año de 1800
Convento de Santo Domingo de México
Colegio Pontificio de Portacoeli.
Convento de Nuestra Señora de La
Piedad.
Convento, parroquia de Santiago Cuautla.
Convento y parroquia de San Felipe y Santiago
Azcapotzalco
Convento de La Purísima Concepción de
Zacatecas.
Convento de Nuestra Señora del Rosario
Guadalajara.
Convento de Santa Rosa de Lima, Sombrerete,
Zacatecas..
Convento de la Preciosísima Sangre de San Juan del
Río Querétaro.
Convento de San Pedro y San Pablo de
Querétaro.
Misión de San Miguel de Las Palmas,
Querétaro.
Misión Lauretana en Baja California.
Misión de San Francisco Xavier.
Misión de Todos los Santos.
Misión de San José del Cabo.
Misión de San José
Comondú.
Misión de Santa Rosalía Mulege.
Misión de San Ignacio de Loyola.
Misión de Santa Gertrudis.
Misión de San Francisco de Borja.
Misión de San Fernando.
Misión de Santo Domingo.
Misión de San Vicente Ferrer.
Misión de Santo Tomás de
Aquino..
Misión de San Miguel Arcángel.
Las misiones en Baja California le fueron quitadas a la
Provincia de Santiago en 1834 y en la actualidad están
casi derruidas. La misión de San Miguel de la Palmas de
Querétaro se perdió en la segunda mitad del siglo
XIX.
Desaparición de
la Provincia de Santiago (1859 – 1894)
Esta etapa trajo consigo el declive, el colapso y la
agonía de la Provincia de Santiago, ya que al gobernar el
país autoridades influenciadas por el Liberalismo
promulgaron las siguientes leyes: en 1855 la Ley
Juárez suprimió el fuero eclesiástico;
en 1856 la Ley Lerdo o de Desamortización de
Fincas Rurales y Urbanas, que afectó profundamente el
patrimonio de
la Iglesia. Posteriormente la Constitución de 1857
y las Leyes de Reforma de 1859 que fueron aplicada dos
años después promovieron la supresión de las
órdenes religiosas, la separación de la Iglesia y
el Estado, se
creé el matrimonio civil, se secularizaron los cementerios
y la libertad de cultos. Con fundamento en todo esto se
procedió a la exclaustración de los religiosos
dominicos el 12 de enero de 1861, desde entonces los frailes
vivieron en casas de particulares en un marco de
clandestinidad.
El patrimonio histórico cultural fue destruido
vorazmente para dar un ejemplo recordemos que se tiraron las
capillas del Rosario, del Tercer Orden y el Noviciado de Santo
Domingo de México para abrir la inútil e insegura
calle de Leandro Valle. Pero a pesar de todo la Orden de
Predicadores pudo subsistir en México. El último
provincial de Santiago de México, fue fray Mariano Ruiz
Tejada quien murió en 1864. Le sucedió como vicario
provincial fray Nicolás Arias el cual había sido
prior de Santo Domingo de México.
En 1894 llegó a Roma una carta, con
carácter de urgente, dirigida al maestro general de la
Orden de Predicadores, fray Andrés Frühwirth, en la
que se mencionaba que la comunidad dominica de México
estaba a punto de extinguirse, quedaban sólo cuatro
frailes: Nicolás Arias, José Escobar, Manuel
Carrillo y Raymundo Guerrero. Estos predicadores fueron el puente
entre los religiosos de la historia antigua y
contemporánea de la orden en México.
Período de Reconstrucción ( 1895
– 1960)
Santo Domingo de Guzmán fundó la Orden de
Predicadores en el año de 1215, posteriormente fray
Domingo de Betanzos en 1526 plantó el carisma dominico en
México y otro Domingo sería el encargado de iniciar
la restauración y reconstrucción de la Provincia de
Santiago: fray José Domingo Martínez.
Al recibir la carta que mencionamos anteriormente el
maestro general preocupado por tan grave situación
acordó enviar como visitador y vicario para toda América
a fray José Domingo Martínez, quien con un grupo de
religiosos llegó a México el 26 de marzo de 1895.
Reavivó la cofradía de la Virgen del Rosario y
dejó algunos frailes que había venido con
él. Posteriormente fray José Domingo se
dirigió a Sudamérica, en un barco contrajo la
fiebre amarilla,
muriendo frente de la ciudad de Lima Perú..
Para restaurar las provincias dominicas de México
se formó en 1897 la Congregación México, que
quedó agregada a la Provincia de Bética.
Conventos de la Congregación Mexicana,
1904
Para el año de 1904 la congregación estaba
formada por:
- Convento de Santo Domingo de
México. - Convento y parroquia de Azcapotzalco.
- Convento de Santo Domingo de Puebla.
- Convento de Santo Domingo de
Querétaro. - Convento de San Juan Bautista
Coixtlahuaca. - Convento de la Concepción
Buenavista.
El gran problema de esa etapa es que estaba prohibido
abrir noviciados, por lo que se pidió a las provincias de
la península que recibieran a los nuevos religiosos. En
1904 el maestro general fray Jacinto María Cormier
decretó que la restauración de las provincias de
Oaxaca y México estarían a cargo de la Provincia de
España; mientras que la restauración de la
Provincia de Puebla quedaba bajo la responsabilidad de la
Provincia de Bética.
La Revolución
Mexicana iniciada en 1910 volvió a retrasar la
restauración de la Provincia de Santiago, incluso, en
1919, el maestro general de la orden, fray Luis Theissling
ordenó que desapareciera la Congregación Mexicana y
que las casas fueran consideradas de misión dependientes
de la provincia de España.
Algunas de las Fundaciones dominicas en el siglo
XX
1902. Llegada de los dominicos a San Luis
Potosí.
1903. Los predicadores recuperan la iglesia y convento
de Querétaro.
1906 – 1912. En Aguascalientes se le dio a la Orden de
Santo Domingo el convento de La Merced.
1907- 1914. San Luis Potosí, se instalaron los
dominicos en la antigua iglesia de San Juan de Dios.
1910 – 1912. Se construyó la Iglesia del
Espíritu Santo, Tacubaya.
1913. Permuta, los dominicos cedieron Azcapotzalco para
obtener La Candelaria Tacubaya.
1913 – 1932. Construcción de Nuestra Señora del
Rosario, colonia Roma, DF.
1914 – 1916. Salieron los dominicos por la Revolución.
1917. A los predicadores les dieron la iglesia de San
Francisco en Chihuahua.
1922 – 1938. Construcción de la iglesia de San
Vicente Ferrer en San Pedro de los Pinos, DF.
1923. Los dominicos llegan a Tampico.
1925 – 32. Fundaciones en Cuero Texas,
San Antonio y
San Diego.
1933 – 1947. Construcción de la iglesia de Santa
Rosa de Lima, colonia Hipódromo Condesa, DF.
1938. Permuta, los dominicos cedieron la iglesia y
convento de Querétaro a cambio de la
iglesia y convento de Santo Domingo de Oaxaca.
Período de
Refundación ( 1961- 2004)
A pesar de la problemática que pasó la
Orden de Predicadores en México durante buena parte del
siglo XX se abrieron nuevas iglesias, se recuperaron otras como
la de Oaxaca y poco a poco se revitalizó la presencia de
la orden en México.
Sería hasta 1961, cien años después
de la aplicación de las Leyes de Reforma cuando
volvería a alcanzar el rango de Provincia de Santiago,
abarcando todo México. La ceremonia se llevo a cabo en el
convento de Santo Domingo de México, donde el maestro
general fray Miguel Browne delcaró formalmente restaurada
la Provincia de Santiago de México.
Casas y conventos de la
Provincia de Santiago de México a principios del siglo
XXI
En la actualidad los dominicos tienen los siguientes
conventos que forman la Provincia de Santiago de
México:
Convento de Santo Domingo de México
Casa de Nuestra Señora del Rosario de
Aguascalientes.
Convento de San Luis Beltrán. Agua Viva en
Amecameca.
Casa de Santo Domingo Tultenango, El Oro, Estado de
México.
Casa de San Jacinto de Polonia en Ocosingo
Chiapas.
Casa de Santo Domingo en San
Cristóbal.
Templo de San Francisco de Asís en
Chihuahua.
Casa de La Santísima Trinidad en Ciudad
Juárez.
Casa de Santa Rosa de Lima, colonia Condesa en el
DF.
Convento de Santo Tomás de Aquino, Coapa,
DF.
Convento de San Alberto Magno, Copilco, DF.
Casa del Divino Redentor, Aguascalientes 16, colonia
Roma Sur, DF.
Convento de la Purificación Tacubaya.
Casa de Nuestro Padre Domingo de Guadalajara.
Convento de Nuestra Señora de Fátima de
León, Guanajuato e. Casa de Estudios y
Postulantado.
Convento de Santo Domingo de Oaxaca.
Convento de Santo Domingo de Puebla.
Casa de San Pablo de los Frailes, Puebla.
Casa de Santo Domingo de Querétaro.
Hemos visto cómo la Provincia de Santiago a lo
largo de la historia ha pasado por fenómenos parecidos a
los que habían enfrentado los dominicos europeos del siglo
XIII al XV. Es decir, se dieron etapas de reforma,
moderación y relajación de costumbres, las cuales
se gestaron debido a situaciones externas e internas a la
comunidad dominica. La Orden de Predicadores han pasado por
momentos difíciles, pero ha aprovechado estas pruebas para
salir renovada y reforzada.
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