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El retorno de la democracia




Enviado por damianvit



    1. Desarrollo
    2. Conclusión
    3. Bibliografía
    • Introducción

    Breve repaso de la emergencia del proceso de
    Reorganización Nacional y su culminación en el acto
    eleccionario de 1983.

    La crisis
    política,
    económica y social de principios de la
    década de 1970 generó las condiciones de
    aceptación de un golpe de estado
    para restablecer el orden en una sociedad
    sumida en el caos. En esta etapa histórica, cuyos
    protagonistas la llamaron Proceso de Reorganización
    Nacional, se llevó a cabo un plan
    sistemático de represión con el objetivo de
    atacar la raíz del conflicto
    social, dando así origen al terrorismo de
    estado. El
    plan represivo aplicado a todo el territorio nacional tuvo por
    objetivo silenciar a la sociedad en el orden político,
    cultural, económico y social y de esta manera quebrar
    todos los lazos solidarios que se derivaban de la emergencia del
    estado benefactor. En detrimento del esquema económico
    cuyo principal protagonista era el Estado, el
    gobierno militar decidió su conversión gradual para
    que la economía comenzara a regirse por "la mano
    invisible del mercado". De esta
    manera se desprende como la represión implicó un
    profundo cambio
    cultural en el punto de vista político promoviendo la
    emergencia de un incipiente individualismo construido por la
    fuerza
    represiva del terrorismo de estado.

    La nueva política
    económica consistía en el fortalecimiento de la
    economía simbólica (movimientos de capitales y de
    flujos crediticios) en perjuicio de la economía real
    (sector industrial y agroindustrial, flujo de bienes y
    servicios), la
    apertura comercial hacia la competencia
    extranjera y el endeudamiento. El resultado, a lo largo de este
    período fue el deterioro de la estructura
    industrial inducida por la apertura y la competencia de
    artículos importados. El aumento de la tasa de
    interés generaba retracción y encarecimiento
    del crédito
    y la emisión monetaria provocó una creciente
    inflación con una pérdida significativa del
    poder
    adquisitivo del salario. Desde el
    punto de vista educativo y cultural, la intervención en el
    sistema
    universitario consolidó la fuga de intelectuales,
    desprovistos, una vez vuelta de la democracia, de los presupuestos
    necesarios para producir la conexión necesaria que
    requiere la educación en la
    promoción de la movilidad social y del
    desarrollo
    económico.

    La represión y la creciente incapacidad de la
    junta militar en resolver los problemas
    económicos derivó (como el último recurso
    del "destino de grandeza" que cada golpe de estado incluyó
    entre sus postulados), en la ilusoria recuperación de la
    soberanía sobre las islas Malvinas
    por medio de su ocupación. Este delirio que imperaba en
    los jefes militares del momento, desembocó en una derrota
    que se negaba hasta las últimas consecuencias, producto de la
    censura informativa que ejercía el régimen militar.
    La derrota provocó una gran crisis en el gobierno, fue en
    este momento cuando se comenzó a negociar una salida
    electoral que venía empujada por crecientes ánimos
    sociales solicitando la vuelta de la democracia.

    Los problemas subyacentes de la política militar
    del período 1976-1983, se verían mas adelante,
    siendo notorias en la actualidad sus consecuencias en el orden
    político y económico.

    Lo que importaba en ese entonces era el renacimiento
    de la ilusión y la civilidad que implica la vida en
    democracia. El ganador de la elección presidencial fue el
    candidato de la Unión Cívica Radical, Raúl
    Alfonsín. Las aspiraciones del partido ganador y
    especialmente del electo presidente, eran dar los pasos para la
    emergencia de una sociedad moderna, laica, justa y
    colaborativa.

    • Desarrollo

    La vuelta de la democracia y la centralidad de la
    sociedad en el sostenimiento político del
    gobierno.

    La llegada del Partido Radical al gobierno
    implicó desafíos y oportunidades para una sociedad
    que se encontraba sumida en profundos problemas
    económicos, sociales y políticos. Para tener un
    orden en lo que se refiere al desarrollo de
    los acontecimientos, se puede dividir el período 1983-1989
    en político y económico respectivamente (sin
    desconocer las estrechas conexiones que existen entre ambos en lo
    que hace al acontecer histórico), para diferenciar como la
    conflictividad subyacente en la sociedad van influenciando el
    accionar del gobierno.

    Reconstrucción del orden
    político

    Las aspiraciones del gobierno radical para revitalizar a
    una sociedad llena de conflictos
    comenzaron en la dimensión política.

    El régimen militar por medio del terrorismo de
    estado había generado una profunda separación entre
    el Estado y la sociedad civil.
    El nexo entre ambos, el sistema
    político, había sido sepultado. La
    dimensión política que supone la existencia de la
    forma democrática de gobierno, debía ser
    revitalizada. De esto se desprende el énfasis puesto en la
    campaña electoral en los valores y
    el espíritu democrático. La lucha contra el
    autoritarismo y por la democratización llevó al
    gobierno a enfrentar a los poderes corporativos representados en
    los militares, la iglesia, el
    sindicalismo y
    la cúpula empresaria con el objetivo de que sus conductas
    respeten la democratización social y las normas que rigen
    el Estado de
    Derecho. Alfonsín quería rescatar los valores y la
    esencia de la democracia, que supone una base de distintos
    intereses que por medio de la política como canalizadora
    de conflicto, permite el ordenamiento social a través de
    las normas del Estado. Este postulado se puede relacionar con la
    definición que Alain Touraine hace de la misma: "lo que
    define a la democracia no es solo un conjunto de garantías
    institucionales o el reino de la mayoría, sino ante todo
    el respeto a los
    proyectos
    individuales y colectivos, que combinen la afirmación de
    la libertad
    personal con
    el derecho a identificarse con una colectividad social, nacional
    o religiosa particular". De esta concepción la
    afirmación de la libertad personal y el concepto de
    colectividad social están íntimamente vinculados
    con los modos de representación de la voluntad popular.
    Para que estas formas de reproducción de conductas
    democráticas tengan lugar, el gobierno apeló a una
    política cultural y educativa destinada a remover el
    autoritarismo en el sistema escolar, universitario y
    científico estatal sustentado en la educación
    pública como promotora de la movilidad social. Un punto
    que le valió al gobierno el enfrentamiento con los
    sectores conservadores de la iglesia fue la promulgación
    de la ley de divorcio. A
    medida que el gobierno avanzaba en cuestiones religiosas, la
    institución eclesiástica comenzaba a hostigar a la
    democracia por ser portadora potencial de diversos males, desde
    la droga hasta la
    pornografía. Con respecto a la
    política internacional, el Estado argentino logró
    una progresiva reinserción a nivel mundial basado en
    principios derivados de los Derechos Humanos,
    la democracia, la paz y la independencia
    de los Estados.

    Lucha de intereses

    Si el Estado de Derecho limita el poder del Estado
    arbitrario y a su vez ayuda a enmarcar la vida social
    detrás de un proyecto cultural
    y democrático, siguiendo el pensamiento de
    Alfonsín en la campaña electoral, la lucha contra
    el poder sindical y militar iba a demarcar el límite de
    esa idea del Estado armonizador de intereses, lo cual iba a
    fragmentar la base del poder del gobierno radical: la
    civilidad.

    La tensión entre la sociedad y la
    institución militar se profundizó luego del
    informe de la
    CONADEP, en el cual se registró la desaparición de
    30.000 personas producto de la represión estatal. Sumando
    a esta situación la derrota en Malvinas, que
    estaba muy fresca en la memoria
    colectiva, el Poder Judicial
    preparaba el terreno para enjuiciar a los miembros de la junta
    militar. A pesar de esta condena social, el poder militar no
    estaba totalmente disminuido. Ellos reivindicaban su éxito
    en la "guerra contra
    la subversión" y basaron esto en el apoyo social que tuvo
    el golpe.

    Para poder reordenar el Estado; y a las Fuerzas Armadas
    subordinarlas al poder civil, el juicio a las juntas tuvo que
    tener en cuenta algunas distinciones entre quienes dieron las
    órdenes que condujeron al genocidio, quienes se limitaron
    a cumplirlas y quienes se excedieron cometiendo atrocidades. Las
    instancias civiles también condenaron al Ejercito
    Republicano del Pueblo (ERP) y a
    grupos
    vinculados con Montoneros. El juicio duró aproximadamente
    ocho meses y la junta militar resultó condenada. Las
    leyes del
    Punto Final y Obediencia Debida que se dictaron estuvieron en
    consonancia con los preconceptos de las distinciones de culpabilidad
    antes del juicio.

    Este período histórico del país que
    se basa en las condiciones cambiantes del esquema
    económico del Estado Benefactor, se deben a la influencia
    de las fuerzas centrípetas de los países
    capitalistas industrializados, lo que supone que la
    modernización económica puede ser una enemiga de la
    democracia si se la impone destruyendo el sistema político
    y silenciando a la sociedad civil.

    Eso es lo que significó el papel cumplido por los
    militares en el período 1976-1983, porque la
    modernización económica implicaba la venida del
    liberalismo
    económico ortodoxo, asociado a los grupos
    económicos concentrados que tenían una gran
    decisión en el rumbo económico nacional, sobre un
    país cuyo Estado de Bienestar era promotor del desarrollo
    económico y social.

    El otro frente de batalla se ubicaba en el sindicalismo
    que de a poco comenzaba a reconstruir su poder. El Estado
    Benefactor, la máxima expresión peronista de
    posguerra en la Argentina, posibilitó a los trabajadores
    luego de arduas luchas político-ideológicas ver con
    agrado el apoyo del aparato estatal para organizarse. En función de
    dicha organización, mediatizada por el dictado de
    leyes sociales, los trabajadores conformaron lo que alguna vez se
    dio en llamar la "columna vertebral de movimiento
    peronista". Las leyes laborales significaron de alguna manera la
    incorporación de los trabajadores al desarrollo
    político y económico de la nación.
    Dicha incorporación pudo corporizar la constitución de un sindicalismo de masas
    que se fundaba en los lazos solidarios en defensa de un interés
    (que con el tiempo se fue
    rodeando de prácticas espurias). La historia indica desde 1930
    hasta 1983 períodos dictatoriales de gobierno con algunos
    imperios constitucionales. Este segmento de tiempo no
    permitió que la cultura
    democrática penetrara en la vida social y la
    disminución de la participación política se iba
    ensanchando en forma conjunta con la crisis de representatividad.
    El trabajo es
    un eje social que posibilita el reordenamiento de la sociedad en
    todos sus órdenes. Todo gira en torno al trabajo, de
    esta manera alcanzar la "felicidad de la ciudad" implica el
    mantenimiento
    y la ampliación de los espacios de negociación. De esta cuestión, el
    gobierno, al ver a un sindicalismo debilitado, producto de la
    represión, estático, en sus estructuras
    burocráticas y poco transparentes en sus prácticas,
    vio el momento para promover la democratización sindical.
    Pero la normalización trajo consigo la
    confirmación de las antiguas direcciones de las
    cúpulas. Al mismo tiempo los problemas económicos
    no encontraban el rumbo de la estabilidad, por consiguiente la
    lucha del sindicalismo contra el gobierno radical se basaba en la
    creciente inflación que disminuía el poder
    adquisitivo del salario real, en la no inclusión del
    sindicalismo en la discusión de la política
    económica y en las continuas tentativas de promover leyes
    que reorganizaran la actividad sindical. Este enfrentamiento
    "cívico-sindical", puso en evidencia las intenciones
    de Alfonsín de afirmar las libertades, que se comiencen a
    identificar con otras opciones políticas
    diferentes de las cúpulas sindicales, incluso hasta del
    mismo movimiento. La idea era respetar el interés que se
    defendía y provocar la identificación sindical con
    el Estado de Derecho. Otro elemento importante que suponía
    la democratización sindical era buscar una activa
    participación política del ciudadano y el dirigente
    político o sindical para que el espíritu
    democrático florezca allí donde el conflicto
    implique representantes de intereses distintos. Si se tiene en
    cuenta que la aspiración era formular un Estado de Derecho
    con reglas claras, permitir la identificación y la
    representación de los actores sociales y elaborar un
    proyecto cultural y democrático, los poderes concentrados
    y las jerarquías sociales que se habían establecido
    en forma parasitaria al lado del Estado, debían retroceder
    ante el imperio de la ley porque si no lo hacían la
    democracia se debilitaba.. Pero fue difícil, especialmente
    cuando el poder económico echó raíces muy
    fuertes en un Estado controlado por políticos
    "instrumentadores" de políticas cortoplacistas que
    ponían en práctica políticas de
    transferencias de ingresos hacia el
    extranjero y a los grupos parasitarios crecidos al amparo del
    aparato estatal.

    Crisis económica, planes de ajuste y
    estabilización

    Durante la campaña presidencial de 1983,
    Alfonsín selló un pacto explícito con la
    sociedad en el cual los valores y las instituciones
    democráticas permitirían solucionar muchos de los
    problemas económicos y políticos del país.
    Todo el contenido político que significó el
    discurso
    alfonsinista lo precipitó a la presidencia de la Nación
    con una base popular que constituyó su principal capital
    político en los primeros años de
    gobierno.

    Con respecto a los problemas económicos
    profundizados por el régimen militar, la inflación
    constituyó uno de los más importantes, porque por
    medio de ella se institucionalizaron conductas y prácticas
    relacionadas con la incertidumbre y la especulación. Hacia
    el año 1981, el flujo de capitales hacia el país se
    había detenido, pero la deuda externa
    seguía creciendo producto de los intereses. A esta
    situación se añade la imposibilidad de pagar esos
    intereses producto del creciente deterioro del déficit
    fiscal, la
    caída de la recaudación impositiva, la
    pérdida del valor del
    dinero
    vía inflación y la puja distributiva resultante del
    control por parte
    del Estado de precios y
    salarios. Las
    medidas de política económica aplicadas por el
    Ministro de Economía, Bernardo Grispum, se orientaron a
    agilizar el mercado financiero para facilitar el acceso al
    crédito de pequeños y mediano empresarios y de esta
    forma comenzar un ciclo virtuoso que estimulara el mercado
    interno y la estructura industrial. Otros lineamientos de
    política económica incluían el control
    estatal del crédito, el mercado de cambios, precios,
    salarios y asistencia social. Estas medidas no tuvieron
    éxito en la lucha contra la inflación,
    situación que generó una creciente vulnerabilidad
    externa de la economía porque el déficit fiscal y
    la deuda, sumada a una estructura productiva paralizada, no
    paraba de profundizarse. Además, los sectores empresarios
    comenzaban a verse afectados por el control de ciertas variables
    económicas como los precios y los salarios. A su vez el
    sindicalismo basaba su combate en los continuos congelamientos
    salariales que según la teoría
    de la pugna por la distribución del ingreso son causantes,
    entre otras variables, de la inflación. La
    agudización de la crisis económica y las
    intenciones de Alfonsín de reconstruir un Estado de
    Derecho con reglas claras para todos los actores sociales
    ponía en tela de juicio el contenido de la campaña
    presidencial de que con la "democracia, la justicia
    social se fortalece y consolida" o que con "la democracia se
    come, se cura y se educa", esta situación pone de
    manifiesto la estrecha conexión entre la política y
    la economía. El vínculo entre el desarrollo
    económico y político hace referencia a que el
    desarrollo económico requerido por la modernización
    implica la existencia de un sistema de gestión
    democrática de las relaciones sociales. Dicha
    situación se tornaba difícil con un capital
    nacional acostumbrado a las prerrogativas estatales en detrimento
    del conjunto de la sociedad y un sindicalismo renuente al cambio
    y a la democratización.

    En Marzo de 1985 se lanzó un plan de
    estabilización conocido como Plan Austral. Los logros
    iniciales en el control de la inflación y la
    disminución del déficit fiscal fueron aceptados
    socialmente. El congelamiento salarial y de precios generó
    algunos rechazos de los poderes corporativos, pero ese logro
    inicial se vio reflejado en el éxito eleccionario de 1985.
    A principios de 1986, sin embargo, el gobierno debió
    reconocer la vuelta de la inflación como consecuencia del
    renacimiento de
    las pujas distributivas entre sindicatos,
    empresarios y Estado y el debilitamiento de los precios de los
    productos
    agropecuarios en el mercado internacional. El plan fue perdiendo
    consistencia a medida que se incrementaba la inflación y
    los objetivos de
    construir una sociedad moderna, laica y colaborativa se
    evaporaban. Así el gobierno comenzaba a perder el apoyo
    social.

    Los continuos fracasos estabilizadores del gobierno
    radical se originan en la crítica
    situación en la que se encontraba el Estado como agente
    promotor del desarrollo económico y social. El neoliberalismo
    se acercaba de la mano de la reforma estatal, las privatizaciones y de apertura comercial. A su vez
    el Partido Justicialista atravesó un período de
    renovación que le permitió alinear su discurso al
    respeto hacia las instituciones democráticas y a la
    defensa de la justicia social, bandera histórica del
    Peronismo. La
    hiperinflación y la deteriorada realidad
    social generó el triunfo del "Justicialismo Renovador" en
    las elecciones presidenciales y una transición
    caótica del poder, pero el camino hacia la sociedad de
    mercado ya estaba constituido.

    • Conclusión

    Las diferentes etapas por las que atravesó el
    gobierno radical se relacionan con los cambios en las condiciones
    de la economía
    mundial y con los conceptos de desarrollo económico y
    democracia. El Estado como agente promotor del desarrollo
    económico había entrado en crisis con las reformas
    de mercado implementadas durante la dictadura
    militar. La insipiencia del neoliberalismo económico
    en una sociedad que había quebrado sus consensos
    básicos, generó la irrupción de
    regímenes autoritarios que suprimieron la
    institucionalidad democrática. El terrorismo de estado
    generó las condiciones para la ruptura del sistema
    político y el repliegue de la sociedad civil para
    estructurar sus demandas. Solo quedó un Estado en proceso
    de quiebra que ya no
    podía cumplir sus funciones dentro
    de la economía. De esta situación se desprende el
    hecho de que la sociedad entusiasmada con la vuelta de la
    democracia esperó todas las soluciones de
    un Estado salvador encabezado por personas que se consideraban
    garantes de las instituciones. Aquí se aprecia aún
    más el repliegue social en la participación
    política, y la esperanza en la aparición de
    líderes carismáticos que puedan resolver la crisis.
    El Proceso de Reorganización Nacional en su lucha contra
    la "subversión", silenció a una sociedad y
    enterró los mecanismos de acción
    política que definen a la sociedad como una construcción institucional en donde la
    política y el conflicto juegan un papel crucial, porque es
    el Estado de Derecho y su cuerpo jurídico los que ofrecen
    a la sociedad todas las garantías para la defensa de sus
    intereses. Además, la modernización que propiciaba
    el radicalismo estaba en consonancia con la afirmación y
    consolidación de la democracia y con la llegada del
    liberalismo económico. La reforma del Estado, las
    privatizaciones y la desregulación económica son
    los pilares de la oleada neoliberal que comenzaba a soplar en
    aquella época y que Menem
    cristalizó unos años después provocando la
    desestructuración de una sociedad con
    características culturales, políticas, sociales y
    económicas diferentes. La democracia y sus diferentes
    recursos
    integradores se debilitaban empujada por una economía que
    no podía despegarse de las prácticas inflacionarias
    y de los poderes corporativos que se beneficiaban de un Estado
    que permitió el avance del empresariado en sus esferas,
    generando una transferencia de recursos al capital extranjero
    provenientes de organismos de crédito internacional,
    situación que creó las bases del endeudamiento
    creciente que sufre el país. Estas condiciones tornaron
    inviables los intentos estabilizadores de Alfonsín y
    pusieron al descubierto la temática de la
    modernización económica y la democracia, porque la
    estructura económica comenzó a ser moldeada por las
    fuerzas de la economía mundial y las instituciones
    internacionales de crédito, generando un desarrollo
    económico proveniente del impulso económico externo
    y debilitando al Estado, el sistema político y la sociedad
    civil en la lucha por la construcción de una democracia
    con contenido real.

    • Bibliografía

    Romero, Luis Alberto, Breve Historia
    Contemporánea de la Argentina, 2° ed. Fondo de Cultura
    Económica, Buenos Aires,
    2001

    Cavarozzi, Marcelo, Autoritarismo y Democracia, La
    transición del Estado a la sociedad de Mercado en
    Argentina (1955-1996), Ariel, Buenos Aires, 1997.

    Touraine, Alain ¿Qué es la Democracia?,
    Fondo de la Cultura Económica, Buenos Aires,
    1995

     

    Lic. Sergio Damián Vitella

    Buenos Aires, Argentina.

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