"La guerra contra
las drogas es una
guerra perdida," principalmente en el estado de
Sinaloa una región que sufre gran parte de la violencia y la
corrupción
asociadas al narcotráfico. A Sinaloa a menudo se le
denomina "la cuna del narcotráfico mexicano,"
"El narcotráfico ha aumentado, controla
más capital y
mueve mayor volumen de
drogas, el
consumo se ha
disparado, las consecuencias y la violencia engendradas por el
narcotráfico se han incrementado año con
año," La causa de todo este embrollo no es las drogas sino
su ilegalidad, y la actual política de
prohibición tan solo agrava los problemas.
En otras palabras estamos a favor de la
legalización de las drogas, y sugerimos al Congreso que
formulen iniciativas de ley para comenzar
el proceso con la
despenalización de la marihuana.
Se requiere debatir la efectividad de la actual
política de prohibición, aunque "es un debate que
casi nunca se sostiene en México. La
información no debería manipularse.
La información oficial está distorsionada,
aquí en México debe haber debate." Las otras
opciones sobre la mesa, señala, deben incluir
legalización o despenalización de la marihuana y
otras drogas.
Existen varios líderes políticos que
confrontar abiertamente la política de prohibición
impuesta por EE UU. En 1998 la entonces Senadora María del
Carmen Bolado del Real, del PAN (Partido Acción
Nacional), propuso un proyecto o
enmienda para legalizar y regular todas las drogas en
México. Esto mismo ha sido propuesto, en diferentes
momentos, por líderes de casi todos los partidos
políticos: incluso Vicente Fox predijo en 2001 que la
despenalización de las drogas sería inevitable como
solución global. Pero los medios
comerciales nunca acogen el debate y esto ha dificultado la suma
de tracción a los partidarios de la reforma.
Pero de pronto la discusión sobre
legalización de las drogas ha crecido: ya no es un
murmullo sino un discurso
activo en muchas partes de México. Un círculo
creciente de jóvenes activistas, organizadores y
periodistas, que trabajan fuera del sistema
político tradicional y de los medios comerciales, se
ha tornado en un naciente movimiento por
la legalización. Lo apoya una generación de
mexicanos: millones de estudiantes de preparatoria y universidad que
crecimos ante las evidentes contradicciones de la
prohibición y que no creemos en sus llamativos
anuncios.
Partidos
políticos en busca de electorado
Como en EE UU, en México la idea de legalizar las
drogas se registra apenas cuando la sugieren miembros de la
élite cultural y académica. En 1985 varias revistas
publicaron el "Manifiesto Pacheco", una exigencia por la libertad
individual de escoger si se fuma o no cannabis. En 1993 dos de
los novelistas latinoamericanos más prominentes -el
colombiano Gabriel García
Márquez y el mexicano nacido en Panamá
Carlos Fuentes–
produjeron un manifiesto firmado por numerosos escritores que
denuncia la guerra contra las drogas y su impacto en la
región. Ese mismo año Gustavo de
Greiff, quien como Procurador General de
Colombia
hiciera caer a Pablo Escobar, se pronunció
públicamente contra la prohibición.
Ambos manifiestos hicieron algo de ruido en
México, para pronto se olvido la esencia. Sin embargo a
mediados de los noventas, cuando los traficantes mexicanos
comenzaron a suplantar a los colombianos en el transporte de
la cocaína,
comenzó a surgir de nueva cuenta el término
legalización. Varios académicos notables incluyendo
el analista de narcotráfico Jorge Chabat se pronunciaron
en favor de la legalización (o cuando menos de la
despenalización de su uso). Generación es una
popular revista
cultural de la Ciudad de México, dedicó un
número a la cultura y
política de la marihuana en 1996. Su editor Carlos
Martínez se sorprendió con las expresiones de
concordancia de la Diputada María del Carmen Bolado del
Real, del PAN, ante el trabajo de
la revista: dos años más tarde, ya como senadora
federal, introdujo el primer proyecto de ley sobre
legalización.
Luego vinieron las elecciones del 2000 que derrocaron al
PRI tras más de 70 años en el poder, y el
tema se discutió en forma más abierta que nunca. La
revista mexicana Nexos preguntó a todos los partidos su
opinión sobre la legalización de las drogas. El
candidato priísta Francisco Labastida como era de esperar
dijo que no, que la ley y el orden debían imperar. El
candidato panista Vicente Fox fue más lejos al declarar
que los consumidores menores no eran castigados con la severidad
suficiente, y que debía conseguirse que temieran
más al Estado.
El tercer candidato fuerte, Cuauhtémoc
Cárdenas, no contestó directamente la interrogante
de la revista. Pero la presidenta de su partido
señaló que la legalización del consumo de
drogas es un tema de importancia global que no puede decidirse
por un solo país.
Partidos pequeños como el Auténtico de la
Revolución
Mexicana (PARM) y el Democracia
Social (PDS) hicieron sin tapujos un llamado a la
legalización a nivel internacional. Los presidenciables de
esos dos partidos para el 2000 actualmente ocupan cargos altos en
la
administración Fox: el elocuente Porfirio Muñoz
Ledo (candidato por el PARM) es hoy embajador mexicano ante la
Unión
Europea. Gilberto Rincón Gallardo del PDS encabeza la
Oficina de la
Equidad para
la No Discriminación. De hecho es difícil
encontrar un rincón del gobierno mexicano
donde no haya partidarios de la legalización excepto en
los encargados de reforzar la prohibición, e incluso
ahí hay quienes han manifestado dudas.
En el sureste mexicano el tercer mayor periódico
de la nación,
el diario ¡Por Esto!, publicó el título
editorial "LEGALICEMOS" y lanzó una oleada de
discusión pública en la península de
Yucatán. Diversos e importantes periodistas, defensores de
los derechos humanos,
artistas y líderes políticos subieron al
estrado.
En diciembre de 2000 Fox juró como presidente y
nombró Canciller al controvertido autor y operador
político Jorge Castañeda. Esto inquietó a
algunos. Castañeda es un crítico de la guerra
contra las drogas, y el 6 de septiembre de 1999 escribió
para su columna en Newsweek:
¿Qué sentido tiene invertir cientos de
millones de dólares en la lucha contra las drogas,
hundiendo a los países en la guerra civil, fortaleciendo a
la guerrilla y desatando la violencia y la corrupción en sociedades
enteras, si los líderes de EE UU pueden desprenderse tan a
la ligera de cualquier cuestionamiento sobre uso de drogas entre
sus juventudes?
También Patricio
Martínez, entonces Gobernador de
Chihuahua por el PRI, tras sobrevivir a un atentado de homicidio tal vez
ligado al narcotráfico en su estado colindante con EE UU,
emitió su propio llamado por la
legalización.
En la primavera del 2001 a estas voces se sumaba la de
Fox. Buena parte de los miembros de su administración, incluyendo el Secretario de
Seguridad
Pública Alejandro
Gertz Manero y el líder
de la policía Miguel Ángel de la Torre, ya se
registraban como favorecedores, al menos desde su posición
personal, de
la legalización de las drogas como recurso para detener la
violencia y la corrupción causadas por el
narcotráfico. Cuando un periodista presionó a Fox
para obtener su opinión sobre estos comentarios el
presidente respondió con prontitud que México no
podía retraerse de la guerra en forma unilateral, pero
también que "algún día la humanidad la
verá (a la legalización) como la mejor
opción".
http://www.vivecondrogas.com/
http://www.proceso.com.mx
libros
Jorge Medina Viedas es director de Notimex. Autor
del libro
Elites y democracia en México, Cal y Arena,
1998.
DATOS AUTOR:
Alberto Gonzalez
Alumno del tecnológico de Monterrey Campus
Toluca
Curso el 7 semestre de la carrera en: Administración de Empresas