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SIZE=2>Resumen - Ubicación e
historia - Mapuches: Un estilo de vida muy
particular - Leyenda
mapuche - Recursos y principales
actividades económicas - Alimentación y
bebida - La relación con la
tierra - Religión
- Actualidad
- Conclusión
- Bibliografía
Si bien el mayor crecimiento poblacional y cultural
que vivió nuestro país, se dio en el siglo XX,
podemos decir que los indígenas también tuvieron
una gran influencia. Los mapuches son un pueblo situado al sur de
la Argentina. Su equilibrada organización social, le permite una
armoniosa convivencia entre todos los miembros. Consideran a
la tierra como
un elemento sagrado y extraen de ella todo lo necesario para
lograr la supervivencia. Se los puede considerar un pueblo muy
luchador, que actualmente, trata de lograr su
reivindicación sobre el derecho de las tierras que, desde
hace remotos tiempos, habitan.
Proceso de población de
América
Con respecto al poblamiento del continente americano,
existen diversas teorías
para tratar de explicarlo. Entre ellas hay quienes afirman que
los primeros habitantes habrían llegado de Asia atravesando
el estrecho de Bering por medio de un corredor natural. Desde
allí, los grupos humanos
descendieron a explorar y colonizar todo el continente hasta
llegar, en menos de mil años, a la actual Tierra del
Fuego.
Una nueva hipótesis surge a raíz de una
investigación que indica que el primer
hombre
americano habría llegado desde Europa, cruzando
el Atlántico, incluso antes del ingreso de los
asiáticos por Alaska. A pesar de las continuas investigaciones
no se ha llegado a una verdad absoluta ya que en 1910, Florentino
Ameghino, un naturalista argentino,
sostuvo que la cuna de la humanidad fue la
región pampeana, oponiéndose así a la
teoría
de Alex Hrdlicka, quien afirmaba que la entrada había sido
por el estrecho de Bering.
Hacia el año 3000 a.C, ya se habían
consolidado las técnicas
agrícolas y la
organización social, lo que llevó a la
creación de grandes civilizaciones hacia el 1500 a.C, en
Centroamérica y la región andina. A pesar de ello,
el resto del continente, se mantuvo en estadios culturales
más atrasados. Podemos citar al descubrimiento de
América, como un hecho relevante que llevó a
las diversas culturas primitivas al encuentro con los habitantes
del "Viejo Mundo". Fue a partir de aquí que la
población comenzó a crecer paulatinamente y a ser
dominada por diversos pueblos hasta lograr, años
más tarde, su total independencia.
Las migraciones eran ahora masivas y el territorio se iba
poblando de habitantes, y así se fueron, también,
sepultando los diversos vestigios indígenas hasta llegar
ahora, a la actualidad.
Proceso de población de la
Argentina
En el proceso de
poblamiento de la Argentina se pueden distinguir 4
etapas.
Indígena: Se extiende desde la
aparición de los grupos estables de población hasta
principios del
siglo XVI con la llegada de los españoles. La
población indígena se encontraba distribuida de
manera desigual en el territorio y era nómada, mientras
que los diaguitas (pueblo del noroeste argentino) fueron la
cultura
más compleja de aquellos tiempos que recibieron la
influencia de los incas y
lograron su sedentarización.
Colonial: Abarca desde comienzos del
siglo XVI hasta 1810 donde el método de
asentamiento que privilegiaron los españoles fue el
urbano, mediante la construcción de ciudades. Se pueden
establecer 3 corrientes de poblamiento:
* Este: venía de España y
penetró por el Río de la Plata y el Paraná.
Fundó Santa Fe, Buenos Aires y
Corrientes.
* Norte: provenía de Perú e
ingresó por la Quebrada de Humahuaca. Fundó
Santiago del Estero, San Salvador de Jujuy, Salta, San Miguel de
Tucumán, San Fernando del Valle de Catamarca, La Rioja y
Córdoba.
* Oeste: ingresó desde Chile a través
de la Cordillera de los Andes y fundó San Luis, San Juan y
Mendoza.
Moderno: Se extiende desde 1810 hasta
1947 y constituye 3 subperíodos.
*Pre-censal: desde 1810 a 1869. Los gobiernos
nacionales propiciaron el ingreso de europeos, pero conflictos
internos y las guerras de la
independencia, lo dificultaron.
*De la gran inmigración: entre 1869 y 1914 hubo un gran
influjo de europeos que convirtió a la Argentina en el
2º país de mayor población
inmigrante.
*Entre guerras: entre 1914 y 1947 la
inmigración europea disminuye debido a los menores
requerimientos de mano de obra agrícola y al comienzo de
la guerra en
Europa y la crisis del
29.
Actual: va desde 1947 hasta nuestros
días. Se afianzó el poblamiento y la
ocupación del territorio argentino debido a programas de
colonización agrícola y leyes de promoción industrial; y adquieren
importancia los movimientos provenientes de países
limítrofes.
El pueblo mapuche es originario de América
del Sur. Se encuentra asentado desde sus orígenes en la
zona que hoy ocupa la parte central de Chile y las provincias
Argentinas de Neuquén, Río Negro, Chubut y parte de
Buenos Aires.
A partir del siglo XVII, comenzó a producirse
un importante flujo cultural desde los mapuches de Chile hacia
los pueblos aborígenes del lado Argentino establecidos
cerca de la Cordillera de los Andes. Si en principio fueron
influencias culturales, luego sobrevino un proceso migratorio del
que participaron miles de mapuches chilenos. Dicho proceso que ya
era evidente en la segunda mitad del siglo XVIII.
Los primeros en evidenciar el influjo mapuche, fueron
los pehuenches, quienes pronto adoptaron su lengua y
vestimenta. Así, araucanos y pehuenches araucanizados,
influyeron sobre el resto de los indios y pampas, quienes
también rápidamente quedaron sumidos dentro de
nuevos cánones culturales.
Los araucanos o mapuches, eran de origen chileno.
Establecidos al sur de los atacamas, sufrieron la presión de
los conquistadores españoles, retirándose
más al sur. Ya en las primeras décadas del siglo
XIX, la guerra de independencia iniciada en Chile los
obligó movilizarse otra vez en dirección sur. La dureza de los combates,
las constantes pugnas de indígenas para incorporarlos a
las fuerza al
bando realista o al criollo, hicieron que importantes
contingentes de mapuches pasaran del otro lado de la Cordillera
hacia el lado Argentino, en busca de las Pampas, región
que hacía un par de siglos visitaban con asiduidad y
conocían a través de la tradición
oral.
Otra de la que pueden ser consideradas causas de la
venida de los mapuches al territorio argentino, fue
fundamentalmente la económica. Al este de los Andes
hallaban animales de caza,
muy buena sal para la alimentación y el
trueque, caballos alzados y cimarrones, vacas, y con el
surgimiento de las estancias con rodeo de animales, la
posibilidad de productivos malones.
Para dominar la entrada y salida por Neuquén y
evitar los ataques a los grandes arreos de hacienda, los
araucanos debieron atacar y rechazar a los tehuelches
fronterizos, lo que tuvo lugar a fines del siglo XVIII y
principios del XIX al oeste de Chubut.
El siglo XIX se caracterizo por una evidente
araucanización del Norte de la Patagonia y
región pampeana. Este era el objetivo
principal de los mapuches por su riqueza en ganado. La Patagonia
era una vía de paso y también servía de
invernada en sus valles abrigados.
Una gran motivación
económica llevo a las grandes campañas contra el
indio: la necesidad de tierras para la ganadería
destinada a la industria
saladera y de la lana, el freno a robo de ganados, la
suspensión del racionamiento de los indígenas, la
supresión de sueldos por pagos militares de cacique, la
eliminación del pago de rescate a los
cautivos.
Por último, tuvieron lugar las cuatro
expediciones que terminaron con el poder
indígena en la Pampa y Patagonia dirigidas por el Gral.
Julio A. Roca y el Gral. Conrado Villegas.
Luego de las campañas contra el indio, se
habían producido algunos intentos para incorporar las
tierras de la región pampeana a la nueva nación
con Martín Rodríguez (1823) y Juan Manuel de
Rosas (1833).
Finalmente los mapuches, fueron establecidos en un lugar fijo o
reducción.
A pesar de esto, muy pocas leyes concedieron tierras
a los indígenas donde los pocos beneficiarios fueron
colaboradores de las autoridades o caciques temidos en su
momento.
Los pocos mapuches que sobrevivieron iniciaron una
etapa nada feliz: la marginación. Y con ella
comenzó no solo su desaparición física sino
también su desaparición cultural.
Mapuches: Un
estilo de vida
muy particular
Familia
Las tribus de los mapuches estaban gobernadas por varios
caciques principales que eran elegidos entre los padres de
familia de la
comunidad en
una reunión publica con representantes oficiales en donde
tiene primacía el hijo mayor del cacique fallecido. El
cacique era el representante de la comunidad ante las autoridades
nacionales, provinciales o municipales, pero su poder de
decisión se hallaba restringido a la repartición de
las tierras comunitarias entre las familias, a la
autorización del asentamiento de personas ajenas a la
comunidad, a la resolución
de conflictos internos y a la intermediación en
ventas y
alguna otra actividad. Además existen numerosos subjefes,
los que ejercen su poder durante la paz o la guerra, pues llegan
a administrar la justicia.
Cada tribu se designa con el apellido del linaje
patrilineal dominante y llegan a comprender centenas de
individuos que generalmente ocupan un solo paraje; su
extensión abarca desde decenas hasta decenas de miles de
hectáreas.
Cuando un muchacho y una muchacha mapuche se agradaban,
él iniciaba un tímido acercamiento hacia ella.
Transcurrido un tiempo,
comunicaban a sus padres lo que estaba sucediendo para que
éstos se pusieran de acuerdo en la dote a pagar por los
padres del novio. Cuando los suegros no se ponían de
acuerdo, el novio podía llegar al rapto para, con el
transcurso del tiempo, llegar a obtener lo deseado. Al
constituirse una nueva familia el varón local se instalaba
cerca de la vivienda de su padre o, si vino de otra comunidad,
cerca de la vivienda del padre de su mujer.
Los mapuches consideraban que se podía tener tantas
mujeres como dotes pudieran pagarse, así que para convivir
con varias esposas había que ser rico. Pero a su vez, el
que podía mantener varias esposas, podía obtener un
mayor nivel de riqueza mediante el trabajo de
ellas, especialmente el textil.
Por otra parte, los niños
se criaban en una pequeña cuna de madera a la
cual eran atados por los brazos y pies y mediante el cual eran
transportados por sus madres. La educación se
reducía a contarles las hazañas de sus padres y
antepasados y enseñarles las necesidades más
apremiantes de la vida.
Además, el status de la mujer era
inferior al hombre, con sometimiento al marido, pero era
propietaria de sus tejidos y de los
productos de
su huerta.
Vestimenta
Las mujeres se vestían con dos mantas; una
cubría todo el cuerpo dejándole libre los brazos y
la parte inferior de las piernas, y una faja de lana cubierta de
cuentas de
diversos colores le
ceñía la cintura. La otra servía de capa y
se la colocaba sobre los hombros prendida sobre el pecho con un
gran alfiler de plata. Eran muy coquetas con su peinado, y
comúnmente se dejaban crecer el cabello para así
hacerse dos trenzas que se bamboleaban en sus espaldas. Los
adornos que utilizaban consistían en, no sólo los
objetos de plata y fajas referidos, sino también en
grandes collares, pulseras en las muñecas y tobillos y
aros de plata. Se pintaban de negro, azul y blanco diferentes
partes de la cara al igual que los hombres.
En cuanto a los hombres, utilizaban una prenda de vestir
típica de los gauchos criollos
y que se adecuaba perfectamente a la actividad ecuestre: el
chiripá. Era un paño que cubría la parte
delantera de los muslos hasta la rodilla, sujetándose por
intermedio de una faja a la cintura. Para montar el caballo y
cuando el clima se
hacía riguroso en los inviernos, usaban poncho. En los
pies se calzaban botas de potro, en cuyo extremo inferior se
adosaban pequeñas espuelas de madera, hierro, bronce
o plata, que servían para azuzar el caballo. Los hombres
también usaban el cabello largo y vincha en la frente.
Vivienda y arquitectura
La vivienda típica mapuche fueron las tolderías
que se hallaban dispersas buscando la proximidad del agua y unidas
por celdas para caballos, carros o peatones. Su tamaño
variaba según los recursos
naturales y eran construidas principalmente con palos de
madera sobre los que se colgaban cueros de guanaco y, más
tarde de potro. El techo, era a dos aguas o a media agua
utilizando la canagoga: troncos ahuecados en media
caña que se calzan en disposición sucesivamente
invertida. Por lo general, los recintos tenían funciones
específicas: cocina, dormitorio y depósito; pero
las viviendas muy pobres tenían función
mixta de cocina-pieza, con ambos ambientes separados por una
mampara. Las habitaciones podían tener catre, sobre el
cual, a manera de colchón colocaban varias pieles de
carnero; si no tenían este mueble, simplemente
esparcían cuero sobre el
suelo y
allí dormían. En derredor de la toldería
podían hallarse pastando rebaños de cabras y
ovejas, vacas y gallinas, cuidados por las mujeres y los
niños, a quienes se sumaba un personaje recurrente en las
tolderías: el perro.
Como ya hemos mencionado las viviendas estaban situadas en
lugares aptos para el desarrollo de
la vida humana, por lo que mayormente no se trasladaban de un
lugar a otro, salvo que las condiciones de vida variaran
adversamente (sequías, represiones etc.). Esto indica que,
a pesar de la gran movilidad que poseían, éstos
eran básicamente sedentarios.
Arte
La artesanía mapuche se basaba en la elaboración
de infinidad de piezas de utilidad
práctica, de expresión estética o espiritual. No sólo las
mujeres eran menesterosas, los hombres también mostraban
grandes cualidades para el trabajo
manual. Ellos
mismos fabricaban sus botas de potro, sus boleadoras, cuchillos y
platos, riendas para la cabalgadura, etc. Las técnicas
utilizadas han sido muy variadas, destacándose el trabajo
en piedra, tejido, fibras vegetales, madera y cerámica, aunque sin duda la
expresión más elevada ha sido la orfebrería,
mediante el cincelado y repujado a mano de la plata que se
incrementó con el descubrimiento de América al
tener mayor posibilidad de obtener metal por el contacto con los
españoles. En sus joyas no sólo se expresaba un
particular sentido estético, sino que además,
representan las percepciones cosmogónicas del pueblo y su
misteriosa teogonía.
Las mujeres, fundamentalmente las esposas de los lonkos
o caciques, ponían gran énfasis en la
posesión de joyas de plata, que luego lucían en
fiestas y celebraciones religiosas. También creaban
múltiples diseños de piezas femeninas y masculinas
que tenían que ver con engalanar el atuendo del jinete y
sus caballos.
También se destacaba el trabajo de la tejeduría
que se trataba de una tarea femenina. Hilos y lanas de oveja eran
transformados minuciosamente en preciados tejidos y prendas. Las
técnicas realizadas en telar eran diversas y los motivos
decorativos mostraban diseños típicos preincaicos,
incaicos y otros más tardíos, incluso
hispánicos. En algunas áreas se prefería el
uso de los colores naturales de la lana; en otras se empleaban
anilinas naturales sacadas de plantas
tintóreas como la wantrú, kokolle,
maitén, laura, shepe kawell, chakaiwa, entre otras. El
principal objeto era el tejido de ponchos, matrones (colchas
gruesas), fajas, peleras (abajeras del apero de montar), matras y
ristros (encimeras del apero de montar), maletas (alforjas),
barrigueras (pieza inferior de la cincha), cojinillos e incluso
ataderas (ligas para botas de potro) y bocados.
Lengua
La lengua de los mapuches, el mapundungan, está
estrechamente relacionada con la de los araucanos chilenos,
sólo modificada por pequeñas diferencias
fonéticas y léxicas. Sin duda que el tiempo
transcurrido y la continua afluencia de nuevos integrantes,
impidieron tanto una mayor diversificación como una mayor
unificación y fijación de las distintas modalidades
regionales que en el nuevo ambiente iban
surgiendo. Así unas de las pocas particularidades
más o menos fijas, es una tendencia a convertir la R
chilena en S, y la T en CH. Casi todos los mapuches eran
bilingües, sin embargo, existen considerables diferencias
entre los distintos grupos en cuanto al grado de persistencia de
la lengua
materna. Cuando dialogaban, hablaban de a uno por vez, ante
el profundo y atento silencio del otro. El que hablaba lo
hacía a gran velocidad,
como un recitado, y en voz potente.
ALGUNAS PALABRAS MAPUCHES:
Aluminé: resplandeciente en el fondo
Ayelén: alegría
Chapelco: agua del chapel (arbusto de la región)
Cultrum: tambor
Cushé: viejo
Gualichos: espíritus malignos
Huitral: telar
Huenu: luna
Mainque: cóndor
Mapuche: gente de la tierra
Nahuel: tigre
Neuquén: poderoso
Pilmayquén: golondrina
Pire: nieve
Traful: unión
Entretenimientos: juegos,
deportes y
danzas
Los mapuches eran grandes amantes de la música y del baile.
Al son de tamborcillos cantaban y bailaban el puelpurum,
su danza
característica. Durante esta danza, los bailarines se
encontraban desnudos, se ponían bragueros de pieles
sobadas, se pintaban el cuerpo, piernas y caras, sus cabezas eran
cubiertas de plumas de avestruz y se colgaban en el cuello,
hombros y rodillas, cascabeles. El rito consistía en
formar un círculo dentro del cual se hacia una fogata y
cerca de ella se ponían los músicos. Solía
durar dos o tres días y las mujeres nunca se mezclaban en
el baile de los hombres ni se desnudaban.
Los instrumentos
musicales costaban en sencillos tamborcillos y flautas de
caña, además del arca musical.
Los juegos más característicos eran la
chueca y los dados. Pero estos no eran los únicos,
también los mapuches eran apasionados de las carreras de
caballos y las cartas como
también del pillma: un juego de
pelota el cual consistía en dos bandos de entre seis y
diez hombres que debían tocarse con una pelota de cuero y
paja, y así el jugador tocado estaba eliminado hasta que
ya no hubiera más integrantes a los que tocar.
La chueca es un deporte muy parecido al actual
jockey. Los mapuches buscaban un descampado de dimensiones
importantes, demarcaban un cuadrado en cuyos extremos
hundían ramas y en el centro un hoyo en el que se colocaba
una pelota de madera o cuero y paja. Cada bando de quince hombres
ocupaba una mitad de la cancha y un capitán de cada bando
se encontraba en el centro para disputar la pelota. Cada
competidor, portaba un palo o caña curvado en su
extremidad inferior llamado uiñu. Los capitanes
debían tomar la pelota con el palo y la lanzaban al
aire dando
así comienzo al juego. Cada uno de los equipos
debía trasladarla al campo contrario y el que lograba
llevarla al extremo de la línea ganaba el partido. Por
cierto, esto parecía sencillo, pero era verdaderamente
dificilísimo. Los partidos solían durar horas al
igual que eran muy trabados, forcejeados, y más de un
jugador salía lastimado.
El juego de los dados se jugaba con ocho cuadrados de hueso
pintado en uno de los lados. Cada uno de los dos jugadores los
dejaba caer, mientras gritaban y daban palmadas para aturdirse
mutuamente. Si el número de dados negros era par, el
jugador tenía derecho a continuar hasta que se hiciera
impar. La partida podía durar eternamente, pero cuando uno
de los dos ya estaba cansado o atontado, el que se había
conservado mas sereno marcaba doble punto sin que lo notase su
contrincante y así le ganaba. En este juego se apostaba un
objeto que era finalmente obtenido por el ganador.
Otra forma de entretenerse era a través de la oratoria. Sus
narraciones constaban de todas las partes esenciales: exordio,
narración clara, su confirmación con fundamento y
su epilogo. No dejaba de haber entre ellos algunos poetas que
solían relatar extensas poesías
donde los temas principales eran las hazañas de sus
antepasados, sus trabajos, muertes, pasiones, amores, etc.
Leyenda del Limay y Neuquén
Neuquén y Limay eran dos caciques que tenían
sus toldos, uno norte y otro sur. Eran grandes amigos y siempre
cazaban juntos.
Un día escucharon una dulce canción que
prevenía de la orilla del lago. Hacia allí se
dirigieron y sus ojos se dilataron al descubrir una linda joven
mapuche de largas trenzas negras.
– ¿Cómo te llamas? – Inquirió
Limay
- Me llamo Raihue – Contestó ella bajando sus ojos
negros
Ambos muchachos se enamoraron de la hermosa joven y ya en
el camino de regreso sintieron que los celos rompían su
antigua amistad. Como su
distanciamiento se fue acentuando con el pasar de las lunas,
preocupados sus padres consultaron a una machi, quien les
explicó la causa de la enemistad de sus hijos. De
común acuerdo propusieron a los jóvenes una
prueba.
- ¿Qué es lo que más te
gustaría tener?- preguntaron a Raihue (flor
nueva) - Una caracola para escuchar en ella el rumor del mar
-contestó. - El primero que llegue hasta el mar y regrese con el
pedido tendrá como primero el amor de
Raihue -sentenciaron unánimemente los padres.
Consultados los dioses convirtieron a los dos
jóvenes en ríos, quienes, uno desde el norte y otro
desde el sur, comenzaron el largo y fatigoso camino hacia el
océano; mas el espíritu del viento, envidioso por
no haber sido tomado en cuenta, comenzó a susurrar al odio
de la joven enamorada.
- ¡Neuquén y Limay jamás
volverán! Las estrellas que caen al mar se convierten
en
hermosas mujeres y seducen a los hombres,
aprisionándolos en el fondo del mar. ¡Nunca
más los volverás a ver!
El corazón de
Raihue se fue marchitando de angustia y dolor con estos
pensamientos, al ver pasar el tiempo sin que sus amantes
regresaran. Se dirigió entonces a la orilla del lago,
donde había conocido el amor y
extendiendo sus brazos ofreció su vida a
Nguenecbén, a cambio de la
salvación de los dos jóvenes. Dios escuchó
esa oración y la convirtió en una hermosa planta
cuyas raíces fueron penetrando en la húmeda tierra
y elevando sus ramas al cielo, su cintura se afino en verde
tallo, su busto se esparció de tiernas ramitas y su boca
se abrió en roja flor.
El envidioso viento voló a contarles lo acaecido a
los jóvenes, que salvando mil obstáculos,
corrían hacia el mar. Sopló con tanta fuerza que
desvió el curso de los ríos hasta juntarlos para
darles la noticia y gozar con su dolor.
Cuando aprendieron que Raihue había muerto de dolor
por su causa, depusieron todo su resentimiento anterior y se
abrazaron estrechamente vistiéndose de luto por su amada.
Así, unidas sus aguas para no separarse más,
siguieron su camino hacia el mar, dando origen al Río
Negro.
Recursos y principales
actividades económicas
Los mapuches fueron un grupo de
pueblos indígenas que combinaron perfectamente varias
actividades económicas como ser la caza, la
recolección, el pastoreo y la agricultura.
La preponderancia de alguna de ellas estaba estrechamente ligada
a las posibilidades que les brindaba la naturaleza
circundante.
Indudablemente una de las conformaciones geográficas
que más los atraía fue el monte, éste los
proveía de madera, vegetales, gran cantidad y diversidad
de animales para el alimento, vestimenta y comercio. En
estas zonas habitaba gran parte de la población
indígena como así también sus
rebaños, ya que allí encontraban buenos pastos y
aguadas. Si el agua
escaseaba subían a un médano donde excavaban un
pozo o jagüel de donde se extraía agua dulce.
Los mapuches habían aprendido de los criollos a
construirse sus propios arados de madera, tirados por un par de
bueyes. Sabían sembrar trigo, maíz,
ají, zapallo, sandía. También el ganado,
caballar, vacuno, ovino y caprino, ocupaba un lugar
quizás, más preponderante que el cultivo en su vida
económica. No sólo se vinculaba a la
alimentación y subsistencia, sino también al
comercio con otras tribus e incluso con el mismo hombre blanco.
Con sus hermanos aborígenes de Chile practicaban el
comercio de ganado caballar y vacuno, pero la matanza
indiscriminada y el acopio hecho por las estancias situadas en la
zona fronteriza hicieron que este ganado salvaje disminuyera en
forma casi total lo que los obligó a intensificar aquello
que sólo hacían ocasionalmente: el pillaje para
poder comer, vestirse, comerciar. Luego esta tendencia se
convirtió en malón, que sirvió para
proveerse de todo aquello que se necesitaba, solían tomar
cautivos, los que luego utilizaban como sirvientes o los
intercambiaban por otros bienes.
La actividad económica principal es la
ganadería de ganado menor. Son pastores de ovejas y cabras
con trashumancia estacional. En invierno se hallan en las tierras
más bajas; a fines de la primavera suben a las tierras
altas en busca de los pastos. Asimismo criaban aves de
corral, pavos y gallinas.
La agricultura no tiene tanta importancia como la
ganadería. Se trata de una tarea masculina donde se
cultivaban cereales para la alimentación y para forraje
como el trigo, centeno, cebada, avena, entre otros.
De la recolección obtenían frutos silvestres
como el mëchi (fruto del molle) el
trüntün (fruto del michai), el calafate, el
maqui, la zarzaparrilla, las manzanas silvestres, hongos, y el
lleuke (fruto de una conífera)
También practicaban la caza de liebres y perdices,
zorros, gatos overos y pumas. En algunas localidades se cazaba el
choike (ñandú o avestruz americano) y el
guanaco.
La alimentación de los mapuches muestra una
fusión
de pautas indígenas e hispánicas, tanto en sus
componentes como en técnicas. Dos comidas suelen ser
relevantes. Se trata del ñachi (sangre de chivito
y corderito con sal y condimentos vegetales que se come coagulada
y cruda) y del apol (pulmones de chivito y corderitos
rellenos en vida por la propia sangre del degüello mezclada
con sal y ají picante que se comen crudos y sancochados o
asados). El trigo también solía estar en sus
preparaciones al igual que el maíz. Las carnes asadas
formaban parte importante de su dieta.
En cuanto a la bebida, la más frecuente era el mate,
que se servía con una secuencia: primero amargo y luego
dulce. También se consumían bebidas fermentadas de
manzanas piñones y arvejas.
Los mapuches tienen un profundo sentimiento religioso con
su mapu (tierra) cosa que se traslada a toda la naturaleza
a la cual rinden homenaje. La consideran sagrada ya que ha sido
dada por Dios o Nguenchen a todos los hombres para que de
ella se extraiga lo necesario para poder vivir; así como
también, el único dueño es Dios. Gracias a
su fertilidad, les ofrece la posibilidad de criar animales y
luego sacar de ellos lanas para sus tejidos y alimento.
Como consecuencia de esta concepción de la
naturaleza y de la providencia de Nguenchen, no existe en
ellos la tendencia a acumular bienes, como fin en si mismo. Su
vital relación con al tierra no sólo abarca el
ámbito de subsistencia material, también encuentran
allí su expresión espiritual, su
cosmovisión, la forma en que representan al mundo y la
relación con las fuerzas sobrenaturales.
Los mapuches poseen una concepción dualista del bien
y del mal. Creen en la existencia de un espíritu superior
que mora en alguno de los volcanes de la
Cordillera, al cual reconocían como a un ser supremo,
Nguenecbén y atribuyen sus desgracias a un ser
maligno que causa todos los males y catástrofes naturales,
Pillán. Algunas de las ceremonias más
importantes son el awn o entierro y el
ngillatún o rito de la fertilidad. Las
machis, especies de hechiceras, jugaban un rol muy
importante ya que eran las encargadas de curar a los enfermos
empleando instrumentos especiales, luchar contra las
brujerías y los espíritus maléficos y hacer
adivinaciones. Uno de los ritos más importantes consiste
en "pedir rogando" al Nguenecbén que les
envíe lluvias, que les haga acrecentar la hacienda y
sembrados, que guarde su salud y bienestar y les de
fuerzas para trabajar. La misma tiene lugar en una fecha precisa
según cada tribu y dura 3 días y 3 noches.
Cuando moría un individuo lo
enterraban en una fosa junto a todos sus objetos de uso
doméstico, los arreos de la cabalgadura, cántaros
con comida, agua o chicha, y luego se lo cubría con
tierra, inmolando los caballos sobre la tumba. La viuda era
acompañada al domicilio de sus más próximos
parientes, con los que tenía que vivir durante más
de un año, sin poder contraer ningún otro
vínculo.
Actualmente el pueblo mapuche se encuentra constituido por
casi 200.000 indígenas diseminados por más de 100
comunidades en Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río
Negro y Chubut, siendo su nivel de vida inferior al promedio de
otras zonas patagónicas. Viven principalmente de la
venta de chivos y
de la fabricación de artesanías. La infraestructura
social es deficiente, lo que se refleja en las pocas escuelas y
hospitales que allí se levantan. A pesar de ello, hay una
cierta tendencia creciente a revertir esta situación. La
comunidad mapuche, sin embargo, es la que más ha
progresado en el sentido organizativo. La confederación
Mapuche Neuquina es la más avanzada, y la que lleva la voz
de mando en el reclamo de las tierras que siempre les han
pertenecido y muy pocas veces reconocido. Ellos enuncian que a
más de un siglo de la Campaña del Desierto,
aún persiste "una forma sutil" de exterminio de las
culturas indígenas. Se consideran una gran familia y en
sus territorios no existen alambres ni propiedad
privada. Viven en comunidades llamadas loft y cada una
tiene su longo o cabecilla. Las autoridades son elegidas
por sus miembros cada 3 o 4 años en un pichi
tabún o pequeño encuentro, donde se
evalúa su trabajo. Al igual que sus primitivos
antecesores, consideran a la mapu como algo sagrado y le
tiene mucho respeto.
Uno de los problemas
más frecuente en esta comunidad es el reclamo de tierras,
las que se encuentran, en su mayoría, vinculadas con los
criollos lo que dificulta la negociación.
Sólo el 32% cuenta con título de propiedad,
en tanto que el 66% no lo tiene y el 2% restante aparece con la
denominación de con y sin título, cuando
algunos miembros de la comunidad poseen títulos
individuales pero otros no. Dicen que no les interesa hacer un
país aparte, pero que les gustaría que sus derechos les fueran
reconocidos, ya que se encuentran en el papel, pero no se
aplican. Tienen un objetivo: están convencidos de que,
junto con el reconocimiento de la propiedad de sus tierras, la
educación
es el único camino para vivir mejor. Y ponen en la
capacitación y en los estudios una fuerza
de voluntad admirable.
Una de las noticias
más recientes referida a este tema fue la del diario
Clarín publicada el 19-04-2004 en el que un inédito
fallo judicial reconoció la posesión de una
porción de tierras en Río Negro a los
mapuches.
LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS NATIVOS: INEDITO FALLO
JUDICIAL
Reconocen a los mapuches la posesión de tierras en
Río Negro
Un juez de Bariloche dijo que el derecho de los indígenas
es constitucional y anterior a la existencia del Estado. Las
tierras las cedió a los aborígenes Julio A. Roca,
por decreto, en 1900.
Un juez rechazó un pedido de desalojo contra pobladores de
una comunidad mapuche, formulado por supuestos dueños de
un campo ubicado al sur de la provincia de Río Negro, al
considerar que los indígenas son los legítimos
poseedores de esas tierras aun desde antes de la formación
del Estado argentino.
El fallo es totalmente novedoso, porque las personas que
presentaron el pedido de desalojo tenían un título
de propiedad que les había sido otorgado durante la
gestión
de Horacio Masaccessi como gobernador de la provincia de
Río Negro. Pero el juez desestimó esos papeles al
considerar que la posesión de los demandados mapuche era
anterior a los títulos de los estancieros.
El magistrado, en una medida que sembró alegría en
todas las comunidades aborígenes del país,
consideró incluso a la posesión "anterior a la
formación misma del Estado que los confirió".
Esta es la primera vez que son reconocidos en la Patagonia los
derechos de los pueblos originarios, tal como lo señala la
Constitución Nacional, por sobre el
Código
Civil.
El caso se resolvió en el Juzgado 5 en lo Civil, Comercial
y de Minería de
Bariloche, a cargo de Emilio Riat. A ese juzgado, que tiene una
amplia jurisdicción en la provincia de Río negro,
concurrió una familia de apellido Sede. Esa familia vive
en la localidad de Ñorquinco, un pueblo ubicado en medio
de la estepa patagónica, unos 130 kilómetros al sur
de Bariloche.
Los Sede pidieron que se ordene el desalojo de una familia
mapuche encabezada por Ernesto Napal y Herminia Vila. Estos
pobladores y sus familiares forman parte de la comunidad mapuche
Kom Kiñé Mu, que vive en el paraje denominado
Arroyo Las Minas.
Los Sede dijeron que habían mantenido una relación
laboral con
Ernesto Napal pero que, como ese vínculo ya no
existía, los mapuche debían abandonar el lugar.
Pero los demandados negaron que esa fuese la situación:
argumentaron que su comunidad integra la Reserva Indígena
Ancalao, y que tiene derecho a la propiedad comunitaria y
ancestral de esas tierras.
El abogado que representó a los mapuche, Darío
Dutch, dijo a Clarín que, basados en esas pautas, le
pidieron al juez que no lleve adelante el proceso de desalojo por
que no estaban en discusión "derechos personales" sino que
la comunidad indígena tenía la "posesión
ancestral" de ese lugar, y la familia
Sede sólo podía mostrar "títulos nulos".
Dutch solicitó al magistrado que, teniendo en cuenta estos
datos,
resuelva un "proceso posesorio", es decir, que determine
quiénes deben poseer esas tierras. Tras estudiar la
documentación existente, el juez Riat
determinó que una ley provincial de
1993 reconoce la antigua ocupación de esas tierras por
parte de la Reserva Ancalao. En ese sentido el juez dijo que esa
ley —la 2.641— deroga a una anterior que reconoce a
esa comunidad la posesión de 28.383 hectáreas.
Según indicó el magistrado, esas dos leyes
provinciales son consecuencia de un decreto nacional de 1900 cuyo
original había sido firmado por el presidente Julio
Argentino Roca, quien habría premiado al cacique Ancalao
con la cesión de tierras por haber colaborado con la
Campaña del Desierto.
Otro de los fundamentos fue que la Constitución rionegrina
admite la preexistencia de la cultura aborigen y el Convenio
sobre Pueblos Indígenas y Tribales.
Por último, Riat señaló que la propia
Constitución Nacional también admite desde 1994 la
preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas argentinos, y reconoce la posesión y
propiedad comunitaria de las tierras que ocupan. El juez
determinó además que Herminia Vila y Ernesto Napal
integran con su familia la comunidad indígena que ocupa
históricamente esos campos.
Conclusión
Se puede ver que las
costumbres de los pocos mapuches que aún persisten, se han
ido borrando. Su lengua y su forma de vida tradicionales tienden
a degradarse progresivamente; no obstante, este activo pueblo
mantiene cierta pujanza en los territorios en los que hoy habita
junto con los criollos. Donde las condiciones no eran tal vez las
mejores, han logrado sobrevivir aprovechando racionalmente todo
aquello que su mapu les brindaba. Esa tierra en la que
siempre habitaron y ahora se la quitan debido a diferentes
políticas de privatización territoriales. Cada proyecto que
emprenden tiene un sentido profundo: la reafirmación de su
identidad, la recuperación de su cultura, sus
tradiciones y su religión.
Creemos que evitar que los indígenas terminen de
desaparecer de la Argentina, ya sea por enfermedades, por
disolución de su identidad o
por la pobreza , no
es sólo un deber de funcionarios y legisladores, que
juraron por una Constitución que no cumplen o hacen
cumplir, sino también de todos los argentinos. Si no,
además de permitir una injusticia sin retorno, nos
habremos privado de la oportunidad de compartir y disfrutar de su
cultura, y de aprender de su armónica relación con
la naturaleza.
BARCENAS, Roberto, en Culturas indígenas de la
Patagonia, España, Turner, 1992
CANALS FRAU, Salvador, en Las poblaciones
indígenas de la Argentina, Bs As, Sudamericana,
1953
DIARIO Clarín del 19-08-2004
ENCICLOPEDIA HISPÁNICA
INTERNET: www.yahoo.com.ar
PICCOLO, Adrián, en Aborígenes de la
Argentina, Bs As, Betina, 1993
REVISTA La Nación del 12-11-2000
OUTES, Félix; BRUNCH, Carlos, en Los
aborígenes de la República Argentina, Bs As,
Estrada, 1910
Pedro Ungaro