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¿Quién era José Vasconcelos?




Enviado por aquinojfva



    1. Vida y obra
    2. La generación del Ateneo
      de la Juventud
    3. La libertad y el
      indigenismo
    4. La cultura y la
      filosofía
    5. Una filosofía
      propia
    6. La raza cósmica "por mi
      raza hablará el espíritu
    7. ¿Como se construye una
      filosofía latinoamericana según Jose
      Vasconcelos?
    8. Bibliografía

    "Despertar a la historia significa
    adquirir conciencia
    de nuestra singularidad…"

    Octavio Paz. El Laberinto de la
    Soledad.
     

    INTRODUCCION

    Los mexicanos llegamos al inicio de un siglo entre cuyas
    más grandes herencias se cuenta una conciencia más
    clara y aguda de lo que somos, de lo que representa nuestra
    historia y de lo que define a nuestra sociedad.

    Nos reconocemos ahora plenamente, no como una
    sucesión, sino como una yuxtaposición de sociedades
    distintas que coexisten en un mismo espacio físico y
    espiritual: pluralidad y lenguas, de tiempos históricos,
    de ritmos y modelos de
    desarrollo.

    Si bien el desafió de entender al país y a
    la sociedad mexicana en su extraordinaria complejidad sigue
    vigente. Siempre será actual porque deriva de nuestra mas
    genuina riqueza, histórica, hoy coincidimos
    unánimemente en que esta pluralidad que pone ante nuestros
    ojos la única clase de
    Modernización posible entre nosotros: la que sea capaz de
    respetar esa diversidad, de darle cauce como un todo
    armónico.

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    Esta conciencia, surgida de una indagación y una
    afirmación de nuestra identidad que
    aun no termina es uno de los mejores signos del
    México
    actual. El siglo XX no solo fue, como otros momentos de gran
    esplendor en la larga historia de la cultura
    mexicana, mas bien fue un siglo de extraordinaria efervescencia
    creativa, un siglo en el que esa efervescencia corrió a la
    par o en muchos casos fue reflejo de la conciencia que artistas,
    músicos, filósofos, historiadores, en sí
    muchos intelectuales
    como Antonio Caso, José Vasconcelos, etc. Engrandecieron a
    las instituciones
    dando con ello un significado histórico profundo del
    patrimonio
    cultural nacional, del valor y el
    papel de la creación intelectual y artística y de
    la extensa difusión de los valores
    culturales en la sociedad.

    Tal conciencia, si bien germinada mucho tiempo
    atrás y parte esencial en la construcción del México
    independiente desde los inicios del siglo XIX, permitió a
    México llevar a cabo, en los últimos cien
    años, la valorización y la revaloralizacion de su
    incalculable riqueza cultural, a la que el propio siglo XX amplio
    tan considerablemente con su propia creación. Este
    proceso
    valorativo imprimió su sello en este periodo: nunca antes
    como en el, había sido rescatada, del olvido, o el
    abandono y en muchos casos de una casi, inevitable
    desaparición, tal cuantía de vestigios, testimonios
    y valores
    culturales en los que el país ha sido reconocido, cada
    rostro y los trazos mas profundos de su historia y su
    identidad.

    Es por eso que este sencillo trabajo es una
    explicación de lo que un pensador se lanza a luchar y
    actuar para instaurar una cultura a la vez nacional, continental
    y popular. Convocando a una serie de llamadas de
    inspiración espiritualista y pacifista a la juventud del
    continente iberoamericano. Es por ello que estudiantes de
    América
    del sur, que vieron en José Vasconcelos un hombre que
    escribía metafísica
    y que militaba en las filas de Francisco I. Madero la clave para
    entroncar el mundo ideal de la cultura con el mundo real de la
    patria, fue nombrado "Maestro de las juventudes de
    América" por los estudiantes de Colombia,
    Panamá
    y Perú en 1923. La visión de Vasconcelos, era una
    profecía de una nueva América, lo cual provoco la
    impresión de un mundo cósmico, donde el futuro de
    la humanidad estaba en A.

          En este mismo sentido, José Vasconcelos
    continuó el ideal de la unidad cultural de América
    Latina. El proyecto de
    Vasconcelos contempla el cumplimiento de las promesas liberales,
    la creación de un destino, un hombre nuevo y
    una nueva generación. En 1909 participó con Pedro
    Henríquez Ureña, Martín Luis Guzmán,
    Alfonso Reyes y Antonio Caso, en un movimiento
    intelectual llamado "Ateneo de México", que ayudó
    al Gobierno de
    Díaz a abandonar el positivismo y
    a explorar otras corrientes de pensamiento
    contemporáneo.

         ¿Qué debe
    hacerse para lograr esta transformación? Vasconcelos
    afirma que se debe asimilar el pasado para superarlo, extraer lo
    esencial de la cultura tradicional para convertirla en
    categoría del espíritu. En sus ensayos,
    Pitágoras (1916), La Raza Cósmica (1925), Indologia
    (1927) expuso lo principal de su concepción acerca de
    América, la evolución
    humana social y la importancia de la educación.
    Contraponiendo estas dos culturas, la norteamericana y la de
    América Latina Vasconcelos apunta:

    "Ellos…cometieron
    el pecado de destruir esas razas, en tanto que nosotros las
    asimilamos, y esto nos da derechos nuevos y esperanzas
    de una misión sin
    precedente en la historia… En ella se prepara de esta suerte la
    trama, el múltiple y rico plasma de la humanidad
    futura,…pero ahora que se inicia una nueva fase en la
    historia…comencemos haciendo vida propia y ciencia
    propia. Si no se liberta primero el espíritu, jamás
    lograremos redimir la materia"

          Para Vasconcelos América Latina, por su
    pasado y por su mestizaje étnico cultural, es la matriz de una
    nueva era de civilización, porque dispone de los factores
    espirituales, la raza y el territorio necesario para emprender
    una nueva era universal. Para el pueblo mexicano este fin esta en
    la educación
    y la escuela donde son
    el elemento y el ámbito necesario para aprender acerca de
    la vida, el arte, la ciencia, y
    la técnica, pero todas estas áreas deber ser
    orientadas por una filosofía integral, basada en una raza
    universal.

    Leer a Vasconcelos es, con mucho repasar algunos
    aspectos centrales de nuestra cultura que hoy damos
    frecuentemente por supuestos. Vasconcelos tubo momentos
    difíciles, pues combatir el racismo, el odio
    o el desprecio raciales, fueron una lucha protagónica de
    toda la nación
    mexicana.

    Vasconcelos es el centro fundamental de esa
    polémica y, por supuesto, el ejecutor político de
    su solución moderna: el mestizaje y la
    reivindicación cultural de las masas. Que tan
    difícil, para un país como el nuestro, sin otra
    cultura moderna que la racista del siglo XIX y XXI, europeo y
    norteamericano.

    En la raza cósmica y en su Ideología, Vasconcelos creyó en la
    cultura como un amplio ejercicio filosófico, es su
    literatura una
    escritura de
    acción,
    porque para él era liberarse, fortalecerse, era crear,
    trasformar la realidad, Abelardo Villegas habla de Vasconcelos
    como un filosofo que exalta la individualidad y la subjetividad
    de las cosas de los seres, quien en provocaba la
    apreciación de las particularidades de cada ser. En un
    principio para Vasconcelos la lucha contra las doctrinas
    positivistas que justificaban la colonización y la
    opresión de las razas periféricas o, como lo
    veía él.

    Vasconcelos rechazaba la cultura Europea y anglosajona
    si es que había esa cultura anglosajona. La
    culturalizacion que Vasconcelos se empeño en hacer
    consistiría en tirar todos esos libros, esas
    corrientes artísticas, esas doctrinas sociales y
    filosóficas en esas cuyas mismas premisas se fundaba
    nuestra expoliación, y volver a los orígenes
    libertadores de culturas, como las latinoamericanas, en estado de
    aventura y gestación, gracias a este contexto se da el
    cambio radical
    de temperamento, que las masas habían exigido años
    antes con las armas, de la
    cultura mexicana, que ya no se avergüenza oficialmente de
    los indios, ni los considere su problema, sino que, por el
    contrario, con una apoteosis* festiva y proliferante,
    los exhiba como rostro mural del Estado surgido de la revolución.

    La invención de Vasconcelos es un sistema
    mítico que en este siglo hemos atribuido a las
    raíces populares y prehispánicas, y no a la
    estricta verdad arqueológica, que habrá de
    discutirse largamente.

    CAPITULO I

    VIDA Y
    OBRA

    La figura de José Vasconcelos Calderón, es
    el Vasconcelos filósofo, educador, sociólogo,
    político y literato. Todos los avatares que vivió
    iban a ser los que influyen en una carrera zigzagueante, por la
    que pasaría de político a historiador, de
    historiador a filósofo y de filósofo a ensayista y
    posteriormente a crítico. Pero lo que iba arraigando en
    él, desde muy joven, era la filosofía a la que
    acabaría entregándose de lleno, pese a que es
    frecuente hallar libros sobre historia como crítica
    literaria, cuentos,
    relatos e incluso dramas teatrales.

    Pero su literatura, como su propia filosofía
    personal,
    distan mucho de ser fáciles o al alcance de cualquiera.
    Hay que conocer muy bien a Vasconcelos o estar muy introducido en
    su obra, para llegar a comprenderle plenamente. Como
    posteriormente nos dirá Agustín Basave "antes de
    juzgar a Vasconcelos, hay que entenderlo, hay que leerlo y
    posteriormente, que después se critique lo que se quiera,
    pero antes que se ponga el corazón en
    condiciones de vibrar al unísono".

    Vasconcelos nació en 1882 y murió en 1959.
    Lo cierto es que mucho antes de morir, Vasconcelos había
    dejado de influir sustancialmente en los ámbitos que
    abarcó su desempeño público: La
    filosofía, la educación, la política y la
    literatura. El inventario de sus
    ausencias vuelve aún más enigmático el hecho
    de que sigamos hablando de él.

    Quizá el método
    mejor para apreciar la dimensión y el sentido de su
    huella, sea recorrer los espacios en que, a despecho del fervor
    actual Vasconcelos no está y no ha estado desde hace
    tiempo. El más notorio y el más justificado es su
    filosofía y sus obras, obras desorbitadas, en muchos
    casos, Vasconcelos, es tan responsable de esta soledad como su
    actitud. En
    sí Vasconcelos es un filósofo imposible.

    Tal vez por ello, Diego Rivera fue uno de los pocos que
    le entendieron desde un principio, y hasta supiera plasmar en uno
    de sus impresionantes murales, con mucha carga filosófica
    de Vasconcelos, no se sabe, bien, si por doctrina
    filosófica del que fuera unos de los primeros protectores
    y mecenas.

    Sea como sea, y guste o no guste a unos u otros no cabe
    la más leve duda de que la polifacética figura de
    José Vasconcelos es una de las más grandes e
    importantes que México ha dado al mundo, y no resulta nada
    sorprendente que incluso hoy en día, en el campo de la
    filosofía se sigan discutiendo sus tesis y
    defendiendo o atacando sus ideas sobre su modo concreto de
    pensar. Hay que añadir que Vasconcelos representa una
    trayectoria y obras particularmente intensas en el Periodo
    fundamental de México contemporáneo: nacido,
    crecido y educado en el Porfiriato.

    Nacido en Oaxaca de Juárez, según algunos
    datos de
    historiadores, el 27 de febrero de 1882, otros fijan un
    año antes, en 1881.

    Lo cierto es que José Vasconcelos vino al mundo
    en el año de (1882 1959) en esa localidad mexicana,
    capital del
    estado de Oaxaca, en una ciudad que si vemos hoy en el año
    2004 tienen 251,846 habitantes y es un importante centro
    agropecuario, comercial, industrial y turístico, con una
    hermosa catedral renacentista del siglo XVI y con una altitud de
    1,565.M.S.N.M. y en sus cercanías cuenta con un sitio
    arqueológico llamado Monte Alban, considerado patrimonio
    de la humanidad.

    Oaxaca es un estado con tradición, con un
    glorioso pasado histórico y orgullo de México.
    Localizado en el sur del país, comprende el territorio en
    que convergen la Sierra Madre del Sur, la Sierra Madre de Oaxaca
    y la Sierra Atravesada. Al ser montañoso, se forman
    multitud de valles, entre los que destacan el de Oaxaca,
    Nochixtlán y Nejapa. Está surcado por los
    ríos Papaloapan, Coatzacoalcos, Mixteco, Atoyac y
    Río Tehuantepec. El clima pasa del
    semiseco-semicálido de los valles al húmedo de las
    sierras orientales. La población se distribuye entre el medio
    rural y el urbano, y desde el punto de vista demográfico
    el hábitat
    se concentra en ciudades como Oaxaca de Juárez (la
    capital), Juchitán de Zaragoza, Loma Bonita, Salina Cruz y
    San Juan Bautista Tuxtepec. Las carreteras panamericanas y
    transístmica son las principales vías de comunicación.

    Curiosamente, Oaxaca era la misma ciudad en que
    nació otro importante personaje de la historia de
    México, que con el tiempo seria militar y político
    destacado en México y que ocupó por más
    tiempo de lo indebido la presidencia de la nación;
    me refiero a Don Porfirio Díaz. (Expresidente de
    México, considerado un dictador por haber durado en el
    poder 30
    años).

    Digo curiosamente, porque nadie más alejado de
    Don Porfirio Díaz y de su trayectoria en la vida de
    José Vasconcelos, que por cierto se contaría luego
    entre los adversarios más importantes del Porfirismo, como
    se verá en su momento.

    Son las ironías que tiene la vida, coincidencias
    que se dan y que no dejan de constituir en su momento una
    anécdota y en cierto modo, una paradoja. Pero nadie elige
    el lugar donde nace, y mucho menos, donde nacen los demás.
    Por que a Vasconcelos, me supongo nunca debió agradarle
    ser paisano precisamente de un hombre como Porfirio Díaz,
    pero así son las cosas, y todo factor común a ambos
    terminaba justamente ahí, en su ciudad natal. Las
    trayectorias de ambos hombres aparte de su significado en la
    historia y el papel de cada uno en México, iba a ser
    siempre diametralmente opuestos y no hablemos ya de lo relativo
    al pensamiento de cada cual.

    Pero si destacado iba a ser Porfirio Díaz, no se
    puede dudar que otro Oaxaqueño, como José
    Vasconcelos, estaba destinado a ser también uno de los
    ciudadanos más notables de aquel estado rico en agricultura,
    ganadería
    e incluso importantísimos yacimientos de minerales.
    Vasconcelos, se rebela en contra del Porfiritato y forma parte
    importante en el maderismo; por consiguiente, como era de
    esperarse, fue uno de los intelectuales que no aceptaron el
    gobierno de Victoriano Huerta y se dice que participo
    hazañosamente y aventuradamente en la Revolución
    Mexicana, en las filas villistas.

    Vasconcelos admitía que era un mal orador. Sus
    colegas maderistas, al igual que su madre muchos años
    antes, reconocían que la pluma de Vasconcelos podía
    ser mucho más efectiva para la causa. Se le designo
    entonces editor del periodo oficial del partido. El
    Anti-reeleccionista, al cual contribuyó regularmente con
    editoriales políticas
    y económicas.

    Vasconcelos el más confesional de todos los
    mexicanos que se han distinguido por su obra literaria y por sus
    escritos en los periódicos el "Excelsior" el
    anti-reelecionista y otras revistas. Difícilmente podremos
    encontrar a un hombre como Vasconcelos que haya dejado memoria escrita
    de su vida entre nosotros, con tanto candor y tanta arrogancia,
    como él lo hizo.

    Es conveniente recordar que la secretaría de
    Educación Pública nace de la Universidad
    Nacional de la misma manera que hay que tener en cuenta que la
    Universidad Nacional, establecida en 1910, se fundó por el
    primer Secretario de Instrucción Pública que hubo
    en nuestro país, Justo sierra, su obra al igual que la de
    Vasconcelos perdura, con timbres propios luminosos, en los anales
    de la educación mexicana.

    Cuando se inicia la Revolución Mexicana, se
    inicia también una Revolución Intelectual, y
    política. Vasconcelos va a figurar precisamente entre los
    partidarios de Francisco I. Madero y se puede afirmar que durante
    el transcurso de su vida permanecerá eminentemente dentro
    de los parámetros estrictamente políticos
    democráticos de la Revolución, aún cuando
    más adelante la acción de Vasconcelos como
    Secretario de Educación Pública sea primordialmente
    una acción de educación social.

    La obra de José Vasconcelos se encuentra entre
    las principales contribuciones que inauguraron una nueva
    concepción de la nacionalidad
    mexicana. Su contribución abarcó la
    construcción de nuevas instituciones del régimen
    revolucionario.

    Hasta la transformación del sistema escolar con
    fuertes valores nacionales e hispanoamericanos. Vasconcelos
    siempre vio a Estados Unidos
    con lentes hostiles, aunque reconocía algunos aspectos que
    consideraba positivos y valiosos.

    Es importante tener presente que sus primeros
    años transcurrieron en Piedras Negras, en la frontera con
    Eagle Pass, Texas. Gracias a su condición familiar de
    clase media pudo asistir a la escuela en el lado
    Nortea-americano. De esta experiencia Vasconcelos obtuvo la
    ventaja de una educación con estándares más
    altos que en el lado mexicano, y un sentimiento de
    frustración por la falta de oportunidades educativas en
    México. Escasamente poblado en ese entonces, el lado
    mexicano de la frontera con Estados Unidos se convirtió en
    uno de los sitios en los que la presencia de Estados Unidos se
    volvió indisoluble de la experiencia mexicana. El otro
    lado, como se denomina en la jerga norteña al país
    del Norte, era una frontera que había que
    construir

    Como ya se ha ido mencionando en 1910, Vasconcelos se
    caracterizó por su oposición al positivismo y al
    régimen del Porfirio Díaz, impulsando una corriente
    crítica
    filosófica, política y de renovación
    ideológica. Con sus amigos y colaboradores Alfonso Reyes,
    Antonio caso y otros, trascendió el positivismo en la
    búsqueda de otros órdenes autónomos de la
    vida natural, el arte de lo humano y la región del
    espíritu, dando inicio a formar el Ateneo de la Juventud
    en 1908 a 1910.

    Vasconcelos es el ideólogo, más original
    que hasta hoy ha habido en América Latina… y es el
    pensador más representativo. Igual que el "Ulises criollo"
    deambulaba por el mundo ostentando y predicando orgullosos el
    pensamiento de América, dando con ello al arte de lo
    humano y la región del espíritu. Es decir explicaba
    la evolución del universo y la
    reestructuración de su sustancia cósmica, en los
    órdenes físico, biológico y humano de
    México y de América.

    Era una figura intelectual que se comprometió con
    la política, dando con ello a un hombre dialéctico
    y provocador, sus máximas aportaciones a este país
    fueron la educación, la cultura y la filosofía. El
    creyó firmemente en la educación como el principal
    instrumento liberador del pueblo; la educación libera de
    la ignorancia a un país, para sobresalir entre sus
    generaciones. Fue un promotor de educación aún con
    sus diferencias sociales y transmitió una mística
    para cumplir una cierta misión en México.
    Vasconcelos fue un hombre muy culto e hizo el primer análisis de una revolución
    educativa. Eso si diferenció el modelo
    anglosajón del modelo latino en el campo de la
    educación y esto se ve reflejado en sus obras.

    La percepción
    de Vasconcelos sobre Estados Unidos y su relación con
    México fue una de las más influyentes durante el
    México posrevolucionario. Su narrativa sigue el curso de
    los eventos durante
    el Porfiriato, la revolución y sus consecuencias, de las
    que él mismo se convertiría en protagonista,
    primero y en víctima después, cuando perdió
    las elecciones presidenciales en 1929, dando con ello que los
    generales en el poder le impusieran el exilio.

    En el trasfondo de esta experiencia, se alzó un
    sentido de conflicto
    civilizatorio. Angloamericanos y mexicanos no solamente son
    personas diferentes, sino civilizaciones opuestas. En una de sus
    obras más influyentes, Bolivarismo y Monroismo (1934),
    Vasconcelos concibe la diferencia entre Estados Unidos y los
    países hispanoamericanos como una diferencia
    civilizatoria. Comienza su libro
    afirmando:

    "Llamaremos bolivarismo al ideal hispanoamericano de
    crear una federación con todos los pueblos de cultura
    española. Llamaremos monroísmo al ideal
    anglosajón de incorporar las veinte naciones
    hispánicas al Imperio nórdico, mediante la
    política del panamericanismo.

      En su libro bolivarismo, Vasconcelos demanda la
    unidad de Hispanoamérica frente a la influencia
    norteamericanea e inglesa en el subcontinente. Religión, geografía e identidad
    se ven amenazados por "El monroísmo se nos revela en ella
    como una serpiente que constriñe el cuerpo aletargado de
    Hispanoamérica" (Vasconcelos, 1934:15).

    El argumento efectúa un resurgimiento del
    conflicto liberal-conservador, porque para Vasconcelos la
    historia mexicana, es la fuente de experiencia de la que, a su
    juicio, tenían que abrevar todos los países
    hispánicos, es reinterpretada desde el punto de vista de
    actitudes y
    valores pro o versus anti-Estados Unidos. Juárez aparece
    como un traidor a la nación como Santa-Anna; Lorenzo de
    Zavala es retratado como socio del "cuervo" Samuel Houston en la
    independencia
    de Texas y así sucesivamente.

    Vasconcelos comenta que Alamán puso un alto a la
    política de Adams dirigida a controlar "América
    para los americanos". "Alamán creía en la raza,
    creía en el idioma, creía en la comunidad
    religiosa. En suma, Alamán daba al bolivarismo el
    contenido que le estaba faltando. Y sin sobresaltos liquidaba el
    monroísmo."

    Raza, religión y lengua. La
    trilogía de la identidad hispánica se
    entretejió para construir una barrera frente al "imperio
    nórdico". Es aquí donde Vasconcelos
    acuñó la frase "Por mi Raza Hablará el
    Espíritu", lema actual de la Universidad
    Nacional.

    La raza, religión y lengua los tres fueron los
    motivos de los escritos de Vasconcelos a todo lo largo de su
    vida. Aun cuando reconocía las virtudes del trabajo,
    observancia de las reglas y adherencia a la gran "familia
    cristiana" como características positivas de Estados
    Unidos, consideraba que éstos constituían una
    amenaza a la misión y el destino de la "raza
    cósmica". Las ambigüedades reunidas en este concepto forzaron
    a Vasconcelos a buscar su significado en el pasado, donde
    podía encontrar los componentes de una civilización
    distintiva para afirmarla en el presente. México es visto
    por él como el sitio en el que estos componentes se
    mezclaron y del que emergería una gran sociedad. La
    condición para que esto ocurriera era resistir a la
    absorción del Coloso del Norte, con sus espurias logias
    masónicas, sus sectas protestantes y su insípida
    blancura.

    En mayo de 1920, regresaba a México tras un
    destierro de 5 años. Poco después es nombrado por
    el presidente interino Adolfo de la Huerta, como rector de la
    Universidad Nacional.

    Siendo rector de la Universidad Nacional (del 29 Junio
    de 1920 al 12 de Octubre de 1921), en el desempeño de este
    cargo, organizó el ministerio en tres departamentos;
    Escolar, de Bellas Artes y
    de Bibliotecas y
    Archivos;
    mejoró la Biblioteca
    Nacional y creo varios repositorios bibliográficos
    populares edito una serie de clásicos de la literatura
    universal. El presidente Adolfo de la Huerta, no se
    equivocó al nombrar Rector de la Universidad de
    México a Vasconcelos. Siendo al mismo tiempo miembro
    activo del ateneo de la juventud, en donde se reunían a
    leer a Platón
    y a Nietzsche, en
    la casa del Arquitecto Jesús T. Acevedo, con Antonio Caso,
    Pedro Enríquez Ureña, Alfonso Reyes, entre otros
    destacados en las letras nacionales.

    Al frente de la Universidad Nacional y del ministerio de
    Institución Pública, Vasconcelos tenía un
    concepto muy claro de lo que debía ser la
    organización y las principales directrices de la
    educación nacional, se entregó con entusiasmo a
    perseguir dos grandes metas; el proyecto de ley, las reformas
    constitucionales que fundamentan el ministerio de
    educación pública y el proyecto del edificio que
    cobijara al ministerio de tal manera que a medida que la
    creación del Misterio de Educación se cristalizaba
    en leyes, y
    así en el decreto del edificio que hoy es la Secretaria de
    Educación Pública también impulsó al
    mismo tiempo; la educación indígena, la rural, la
    técnica y la urbana; creó redes de bibliotecas,
    misiones culturales, escuelas normales y Casas de Pueblo, que
    convirtió en centros educativos básicos.
    Fomentó la lectura,
    editó colecciones de libros de los autores
    clásicos, apoyó la obra de los primeros muralistas
    y construyó el Estadio Nacional como lugar de
    espectáculos populares.

    Así con este antecedente José Vasconcelos,
    nombrado rector de la Universidad Nacional, el 2 de octubre de
    1921 dejaba ese cargo, para pasar a ocupar el de Secretario de
    Educación hasta el 2 de julio de 1924. Es importante
    aclarar que no se puede pedir más a un hombre que lo que
    Vasconcelos llevó a cabo desde sus cargos educativos de la
    época de Obregón, cambiando radicalmente el
    panorama cultural, y de la educación entre las nuevas
    generaciones mexicanas. Gracias a que Vasconcelos estuvo y creo
    la Secretaria de Educación Pública, fue importante,
    porque, con ello movió a la inteligencia
    de México, a hombres, niños,
    y a muchos jóvenes y adultos, deseosos de aprender. Las
    misiones culturales, que llegaron a todos los rincones de
    México, eran fiestas del espíritu y el resultado de
    esto, era la afirmación del autentico mexicano la
    reconstrucción de un pensamiento propio.

    La reforma Constitucional fue aprobada y promulgada el
    2º de Julio de 1921. El decreto de creación de la
    secretaría de Educación Pública data del 29
    de Septiembre del mismo año. En octubre de 1921,
    José Vasconcelos protestó como titular de la nueva
    secretaría. Había seleccionado como constructor del
    edificio de la nueva secretaría al arquitecto Federico
    Méndez Rivas, quien inició la obra el 15 de Junio
    de 1921, obra que fue concluida en un año.

    Al triunfo de la revolución, y una vez nombrado
    secretario de educación pública, decide trasladar
    la revolución del campo de lo político al terreno
    de la educación, como el mismo afirmaba "El destino
    llevaba a un filósofo a la magna tarea de educar a un
    pueblo" para ello era necesario despertar la conciencia del
    pueblo sobre la necesidad de una cultura nacional que le fuera
    propia al pueblo mexicano, y cuyas bases se debían
    encontrar en la raza, el idioma y las tradiciones.

    Empezó combatiendo el analfabetismo
    y continuó con las reformas a la escuela primaria,
    comprendió que lo más urgente era enseñar al
    mexicano a vivir. Sus ideas impulsaron la creación de las
    escuelas técnicas
    donde se preparaban a los obreros calificados, creó la
    escuela agrícola para poder producir más y mejor,
    dignificó el arte popular mexicano, haciéndolo
    volver a sus raíces.

    En estos tiempos de miseria filosófica y
    pedagogica es de aplaudirse que se hayan logrado sus
    publicaciónes editoriales. Sus obras son sumarias editadas
    en 1935 me refiero (Vasconcelos, José. Obras completas
    (cuatro volúmenes) libreros mexicanos, méxico, 1957
    – 1959).
    Y a 67 años de su publicación
    sigue siendo vigente, en ese entonces era prioridad la
    transmisión del conocimiento y
    se demuestra la preocupación de Vasconcelos como pedagogo.
    También hay que mencionar nuevamente a Justo Sierra ya que
    ellos dos fueron promotores de cultura en nuestro país,
    son figuras que resisten el paso de los años y sigue
    siendo válidas sus obras. Un educador es un formador y es
    lo que el maestro José Vasconcelos logró y
    dejó una buena herencia a los
    mexicanos ya que con sus escritos, cuentos e historias tuvo esa
    claridad de culturizar a como diera lugar al pueblo
    mexicano.

    CAPITULO II

    LA GENERACION DEL ATENEO DE LA
    JUVENTUD.

    Surgido entre 1908 y 1910, el ateneo de la juventud fue
    mucho más que una corriente, enteraría;
    constituyó una fuerza
    renovadora que contribuye de manera decisiva, a sentar las bases
    de la cultura mexicana del siglo XX. El impulso que movió
    a los miembros de la generación del ateneo fue su rechazo
    al Pensamiento Positivista, el cual se había convertido en
    la filosofía oficial del régimen de Porfirio
    Díaz. Pero más allá de su pugna contra los
    ideales del positivismo, los ateneístas se propusieron una
    revisión crítica de los valores intelectuales,
    así como una apertura hacia el saber universal como medio
    para comprender y apreciar en su justa medida de la cultura
    mexicana.

    La nueva ideología de los estudiantes de ese
    entonces, era una razón de circunstancias.La Universidad
    no se puede concebir como estática
    ante un mundo de cambios profundos. El lema de Vasconcelos era
    una motivación
    para proponer y cambiar, no la razón ideológica
    sino la razón de circunstancias. Hay que tener presente
    que Vasconcelos, Antonio caso y muchos jóvenes, se
    preocuparon, porque la Universidad no se había preocupado
    en absoluto de los asuntos americanos, era una universidad que se
    detenido en el pensamiento del siglo XVIII, del siglo XIX. La
    mayor parte de los textos que teníamos entonces no estaban
    escritos por gente de América sino por europeos, y eso
    hizo crisis hacia
    esa época. El interes del pensamiento se había
    paralizado en el siglo XIX.

    Las propuestas de José Vasconcelos, Antonio Caso
    y otros eran hacer de la Universidad una universidad donde la
    sociedad, le exigiera a la Universidad una preparación de
    sus jóvenes para trabajar en profesiones muy diversas.
    Vasconcelos daba pauta a la definición étnica y
    cultural. Seguido mencionaba lo siguiente "nosotros queremos la
    unión de los pueblos ibéricos, sin excluir a
    España
    y comprendido expresamente al Brasil; y tenemos
    que excluir a los Estados Unidos, no por odio, sino porque ellos
    representan otra expresión de la historia humana"
    Así hizo todo lo posible para fomentar recursos
    oficiales, para la construcción de la cultura universal a
    la elevación espiritual de las masas integrando con ello a
    una identidad
    nacional. Al cubrirse al mundo oriental y occidental, el
    mexicano descubriría su propia herencia doble. Es por ello
    que Vasconcelos subrayo la importancia de editar libros en
    español
    para que así leyeran casi todos los mexicanos y que se
    atrevan a hacer juicios sobre la manera de pensar de otros y
    así comenzar a reconstruir sus propias ideas
    filosóficas.

    Aunque el ateneo de la juventud estuvo integrado por
    numerosos hombres de letras, destacó un núcleo
    formado por aquellas personalidades cuya influencia
    trascendió al propio grupo (que se
    disolvió con la Revolución). A este pertenecieron
    Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, José
    Vasconcelos, Alfonso Reyes y Julio Torri.

    El programa de
    acción emprendido por los fundadores del Ateneo de la
    Juventud se propuso particularmente el promover una
    renovación y extensión de la cultura, en la
    actividad que cada uno de ellos emprendió, se podía
    percibir una intención común que era la
    moralización de la sociedad que por medio de la
    acción educativa centrada en la enseñanza de los valores éticos
    contribuiría a incrementar la calidad
    espiritual del mexicano.

    Convencidos del hecho de que la educación debe
    sustentarse en una base filosófica firme, llegaron pronto
    a la conclusión de que el positivismo no es el camino
    adecuado que permitía llegar a generar el cambio que se
    persigue, de tal manera que iniciaron una campaña cuyo
    objetivo fue
    la renovación de las bases filosóficas sobre las
    cuales se sustentaba la educación oficial, sobre todo en
    lo que respecta a las actividades del espíritu, del
    conocimiento, del arte, de la economía, de la vida
    pública; la filosofía hizo resaltar su sentido
    moral.

    La obra emprendida por el Ateneo contribuyó a
    ampliar la visión, despertar la inquietud, difundir ideas
    nuevas, inculcó en la juventud el sentido de los valores
    del espíritu. La generación de inicios de siglo,
    tiene el encargo de buscar una nueva filosofía, en
    palabras de Vasconcelos "El nuevo sentir nos lo trajo nuestra
    propia desesperación, el dolor callado de contemplar la
    vida sin nobleza ni esperanza"

    Como resultado de la influencia del positivismo en
    México se podía percibir a hombres carentes de
    convicciones morales firmes y sin un ideal que tuviera la
    capacidad de impulsar o dirigir la vida de la nación. Es
    en ese momento justamente que surge la figura del maestro Antonio
    Caso y por supuesto José Vasconcelos. 

    Vasconcelos en 1907 se gradúo como abogado,
    presidió el Ateneo de la Juventud en 1909,
    participó en el movimiento revolucionario, fue rector de
    la Universidad Nacional, Secretario de Educación
    Pública, como ya anteriormente se dijo fue impulsor de la
    escuela rural y las misiones en el campo, después de
    regresar a México en 1928, se postula como candidato a la
    presidencia de la República en 1929 apoyado por las
    generaciones de estudiantes, no obstante fue derrotado y decide
    volver al exilio. Recibió el titulo de doctor (Honoris
    Causa) por las Universidades Nacionales de México,
    Puerto Rico,
    Chile, Guatemala y El
    Salvador.

    Al igual que Caso, hace manifiesto su rechazo al
    positivismo, afirmaba: "pocas son las filosofías validas
    universalmente; el platonismo, el aristotelismo, el idealismo y el
    realismo
    parecen polos eternos de la conciencia. Al lado de éstos
    hay doctrinas de ocasión, hechas para justificar una
    política o corolarios de planes y de prejuicios
    temporales" Precisamente una de esas doctrinas de ocasión
    era el positivismo, la cual nos ha perjudicado como nación
    en tanto que ha favorecido los intereses de la
    colonización y el imperialismo
    de la cultura anglosajona.

    Ni el nacionalismo
    revolucionario con su carga de autoritarismo, ni lo que se puede
    llamar el nacionalismo mesiánico acuñado por
    Vasconcelos y adaptado en una versión más ligera
    por sus seguidores,) pudieron establecer una perspectiva
    coherente en torno a la forma
    en que debía de tratarse a Estados Unidos en
    relación con los asuntos mexicanos. Por un lado, la falta
    de democracia y
    un discurso
    nacionalista cada vez más empobrecido llevaron al
    debilitamiento de la política exterior mexicana. Por otro,
    la incapacidad para comprender la cultura, los usos y costumbres
    de Estados Unidos condujeron a una exageración de los
    esplendores del pasado mexicano y de las posibilidades del
    país para proyectarlos al futuro. La carga del pasado
    obstruyó la capacidad de construir el presente desde una
    perspectiva dirigida a metas futuras.

    CAPITULO III

    LA LIBERTAD Y EL
    INDIGINISMO

    De José Vasconcelos es la formulación que
    ha sido más reconocida en torno a la cuestión del
    mestizaje. Pero el mexicano es, en cierta forma, la
    culminación de una trayectoria que se venía
    desarrollando tanto en su propio país como en otras
    latitudes. La mestizofilia vasconceliana es total y
    metafísica pero otros autores aluden a cuestiones
    más específicas o parciales antes que él. En
    la «raza cósmica» convergen y alcanzan
    plenitud todas las razas, llegando allí a su
    realización y superación.

    Es así como este trabajo trata de ese alguien que
    pensó en la cuestión indígena, ese mexicano
    que hace ver que el mexicano y el hombre
    latinoamericano que perdido en su legitimación de ser, anda en
    búsqueda de quien es, Vasconcelos trata este problema y lo
    relaciona con un problema filosófico con el aparato de
    estado para desarrollar una filosofia y
    pedagogía, pensando siempre en el problema
    de la nación y de sus elaboraciones.

    Estableciendo con ellos un esquema que entra más
    tarde en crisis. Crisis porque al insertar el problema de la
    población, en particular, de su pensamiento y de su raza,
    que es la raza indígena y la raza española.
    Vasconcelos rompe con las cadenas donde estaban atados muchos
    mexicanos y latinoamericanos. Al liberarse de esas cadenas,
    Vasconcelos, va a afirmar que se alcanza la libertad. Esa
    libertad es la libertad creadora, es el modo de ser que todos los
    hombres poseen por el hecho de ser hombres.

    Para estudiar el pensamiento latinoamericano, uno de los
    mejores caminos, es preguntarse por la concepción de
    América Latina, y en estos años son muchos quienes
    la conciben como indígena. Lo autóctono, lo propio
    no alude ahora tanto a ser latino, como a ser heredero de la raza
    y/o la cultura aborigen; es decir, América se identifica
    con la sierra, con lo interior; de este modo, la oposición
    latino-sajón se va transformando en indígena (o
    mestizo) versus no indígena (o blanco).

    En el indigenismo de los años 20 convergen
    claramente en tres tendencias de las décadas anteriores:
    el arielismo, las tendencias social-anarquistas y el
    nacionalismo. De este modo puede señalarse que el
    pensamiento social, marcado por un teoricismo y una incapacidad
    de referirse a la diferencia, ahora se latinoamericaniza (o
    indoamericaniza) así como puede afirmarse que el arielismo
    se «socializa», se empapa tanto de factores sociales
    como de la concreción que le aporta un nacionalismo que se
    ha informado sobre la realidad.

    La polémica sobre el indio ha sido una de las
    más importantes del siglo XX y el indigenismo una de las
    tendencias más originales de nuestro pensamiento en el
    siglo XXI.

    El indigenismo maduró durante los años 20,
    aunque como es sabido tuvo numerosos antecedentes y algunos han
    llamado a éste, «segundo>. Primer
    indigenismo del siglo XX, significa planteamiento del
    problema del indio en nuevos términos en
    relación a lo que había ocurrido en épocas
    anteriores; es decir, articulación del tema del indio con
    el tema de la tierra: el
    indio como cuestión étnico-social y
    económica, y ya no en términos teológicos,
    éticos, bélicos o biológicos, como
    había sido tratado anteriormente. Para Vasconcelos dira
    que esto surge porque:

    "Nosotros no seremos grandes mientras el
    español de la América no se sienta tan
    español como los hijos de España. Lo cual no impide
    que seamos distintos cada vez que sea necesario, pero sin
    apartarnos de la más alta misión común.
    Así es menester que procedamos, si hemos de lograr que la
    cultura ibérica acabe de dar todos sus frutos, si hemos de
    impedir que en la América triunfe sin oposición la
    cultura sajona. Inútil es imaginar otras soluciones. La
    civilización no se improvisa ni se trunca, ni puede
    hacerse a partir del papel de una constitución política; se deriva
    siempre de una larga, de una secular preparación y
    depuración de elementos que se transmiten y se combinan
    desde los comienzos de la historia. Por eso resulta tan torpe
    hacer comenzar nuestro patriotismo con el grito de independencia
    del padre Hidalgo, o con la conspiración de Quito; o con
    las hazañas de Bolívar,
    pues si no lo arraigamos en Cuauhtémoc y en Atahualpa no
    tendrá sostén, y al mismo tiempo es necesario
    remontarlo a su fuente hispánica y educarlo en las
    enseñanzas que deberíamos derivar de las derrotas,
    que son también nuestras, de las derrotas de la Invencible
    y de Trafalgar. Si nuestro patriotismo no se identifica con las
    diversas etapas del viejo conflicto de latinos y sajones,
    jamás lograremos que sobrepase los caracteres de un
    regionalismo sin aliento universal y lo veremos fatalmente
    degenerar en estrechez y miopía de campanario y en inercia
    impotente de molusco que se apega a su roca."

    La libertad actividad específica de la
    dimensión espiritual de la persona humana,
    es juntamente con la inteligencia y la voluntad lo que mejor la
    define y constituye y en ese sentido es el fundamento de la
    cultura. Esa libertad se dirige a la creación e
    invención de valores. Los valores como actos o bienes se
    proyectan no sólo en un ámbito cultural, sino que
    son ellos resultado objetivado o exteriorizado del impulso
    creativo y transformador del hombre donde se mezclan el bien y el
    mal.

    Descubrir esa libertad y hacerla patente, es lo que se
    propuso Vasconcelos, al hacer la pregunta ¿Qué hace
    del hombre un hombre? Y, por ende ¿Qué hace del
    hombre latinoamericano? Hace que Vasconcelos ofrezca su
    filosofía de la raza cósmica que es una
    filosofía latinoamericana.

    Las ideas básicas del filósofo
    español José Ortega inspiraron a Vasconcelos, para
    articular las nociones acerca de una identidad cultural nacional.
    Su famosa frase "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a
    ella no me salvo yo" marca la premisa
    introspectiva central de la gestación del nacionalismo
    artístico latinoamericano. Pero sobretodo, las ideas de
    Ortega ofrecían también un esquema básico de
    apreciación del arte que será adoptado poco
    después, directa o indirectamente. Es en realidad durante
    los años treinta y en las generaciones jóvenes – en
    particular los Contemporáneos en México como Novo,
    Villaurutia, Owen – donde existe una estrecha relación con
    los artistas visuales, y donde la afinidad fundamental con la
    estética Orteguiana es visible. Los
    Contemporáneos, quienes no compartían una
    estética socialmente comprometida como la propuesta por
    los muralistas – y cuya perspectiva será compartida por
    los surrealistas.

    Vasconcelos propuso que cuando se diga o se pregunte
    ¿Qué es el hombre latinoamericano? La respuesta
    será es el hombre que se busca así mismo, pues
    está dentro de sí mismo.

    El paradigma es
    sólo el hombre mismo, independiente de que sea
    latinoamericano griego, europeo, asiático o africano.
    Solamente surgirá como paralela la expresión y el
    nacionalismo. Un nacionalismo que buscará en sus pueblos
    lo que la nueva filosofía buscara en los individuos. Es
    decir un modo auténtico de ser propio.

    Un modo de ser que no tiene que ser semejante al de
    otros pueblos. No hay que renegar la patria decía
    Vasconcelos , pues "Es necesario que vivamos conforme al alto
    interés
    de la raza; aún cuando éste no sea todavía
    el más alto interés de la humanidad".

    La nueva raza comenzara a cumplir su destino a medida
    que se inventen los nuevos medios de
    combatir el color en lo que
    tiene de hostil para el hombre. Así Vasconcelos hablaba
    que "era necesario superar nuestra falta de fe, en nosotros
    mismos". ¿Qué nos quería decir con esto? Que
    nosotros no, confiamos en nosotros mismos, la falta de fe en la
    patria que se hace, hace que nos negamos así
    mismos.

    CAPITULO IV

    LA CULTURA Y LA
    FILOSOFIA.

    Muchas veces casi siempre se piensa que
    únicamente los extranjeros son los únicos que
    piensan que tienen cultura. Esto es una aberración,
    diría Vasconcelos, porque en México y Latinoamérica, hay mucha cultura, mucha
    poesía.
    Tanto obras de arte, como la prehispánica, como la
    música que
    es también un pensamiento filosófico. "El hombre
    latinoamericano tiene también derecho de hacer
    filosofía de construir su propio sistema de pensamiento
    que cuando menos lo acerque a la verdad profunda, emprende la
    ardua de forzarlo."

    Reconociendo nuestra cultura, nuestras tradiciones y
    aceptando nuestra raza, la intención de Vasconcelos no va
    estar en vano. Su clara intención, era crear una
    filosofía hispanoamericana, permitiendo elevarse al rango
    de lo universal. Vasconcelos pone en juego el
    espíritu sentimental de su raza Iberoamericana, hecho de
    luz, de sol y
    de colores, de
    misterio y de abismo, de inquietud existencial, de honda
    emoción y de audaz aventura, formulando un sistema que es
    un poema cósmico orquestando, que comienza con un
    monorritmo de las tumabás y tumbaderas tropicales,
    símbolo del automatismo mecánico de átomo, y
    que concluye en el clamor sinfónico que simboliza el grito
    del espíritu en vuelo desalado al absoluto. Su talento es
    hacia el perfilamento de una autentica cultura nacional e
    internacional pasando indefectiblemente por estar apoyada en
    firmes valores Universales que la despojaron de toda idea
    localista. La cultura que Vasconcelos ésta proponiendo
    para el pueblo es una filosofía y cultura vigente en todo
    el mundo y sus raíces deben ser siempre autóctonas,
    pero siguiendo los cauces de las corrientes culturales del mundo
    entero. El mexicano no debe quedarse atrás ni mucho menos
    como lo expuso Vasconcelos aislarse de esos valores comunes en
    todos los pueblos, sino que su raza, como él siempre
    afirmaba, es poderosa, raza del futuro que nada tiene que
    envidiar a otra.

    A los enemigos del mestizaje, a los que minimizan al
    hombre por ser mezcla de razas, dirá Vasconcelos hay que
    desarmarlos totalmente con argumentos, siempre en defensa de los
    valores del pueblo. Anque algunas razas y unas etnias muestran ya
    signos de decadencia, la quinta raza, la raza prodigiosa indo –
    hispánica – latinoamericana debe mostrar, ser una
    raza del futuro, un puente tendido al porvenir y abierto a todas
    las posibilidades es ahí donde se comenzara a reconstruir
    una filosofía propia.

    Así, con su propuesta José Vasconcelos se
    va a convertir en el "Maestro de América" en sí
    según se decía en el profeta de nuestro continente,
    porque Vasconcelos estaba convencido de que podía haber
    una mezcla de razas que se produciría en América
    para formar lo que el llamaría la "raza cósmica".
    La raza cósmica es la que será una
    "superación de estirpes. En síntesis
    una raza síntesis hecha con el tesoro de todas las razas
    anteriores.

    Este análisis filosófico que desarrolla
    Vasconcelos sobre su propuesta de las razas, va a constituir el
    centro del análisis de la propuesta de una
    filosofía propia y de su libertad.

    Partiendo de que el sujeto hispanoamericano
    latinoamericano y sobre especial atención en el mexicano, que están
    en crisis de identidad, Vasconcelos, partirá del
    análisis. Proponiendo al sujeto en un sujeto
    dialéctico y pensante.

    En este sentido Vasconcelos trata de que se retome y se
    analice el aspecto de identidad y pensamiento en donde pensar lo
    va a tomar como identificar. Vasconcelos va a resolver la
    cuestión al ofrecer su filosofía de la raza
    Iberoamericana, con el lema de positivismo "Amor, Orden y
    Progreso".

    Todo esto recae como resultado de una
    Lucha-Interior-Exterior". Por encontrarle significado a esa
    realidad, por aprender la lucha que irrumpe como
    manifestación de insignificados, como momentos de crisis,
    es decir, como una falta de identidad apenas identificable que
    surge como una ruptura que rompe los sentidos de
    los sujetos, que permite continuar en esa incesante
    búsqueda de sí mismo. En la indagación de su
    yo, no con la idea de un yo-conciencia, sino con la idea de un yo
    como construcción del inconsciente.

    En esta reconstrucción de pensamiento y fusión de
    razas, sin distinción de color, Vasconcelos nos lleva a
    una "quinta raza" con América, donde nos muestra al hombre
    mexicano – latinoamericano, como un conjunto de fuerzas que
    aunque comúnmente no concientes de ser, tal hombre
    pensante. Vasconcelos, los impulsa. Si analizamos nos daremos
    cuenta, según nos dirá Vasconcelos. El sujeto
    mexicano y latinoamericano, siempre anda en busca de su ser, su
    identidad, aparentemente perdida, este hombre reconstruirá
    su pensamiento, después de que halla concientizado, de que
    es importante, que el hecho de ser una raza de varias razas, nos
    conllevára posteriormente a hacer filosofía propia.
    Así reconstruirá no nada mas su pensamiento,
    exponiéndola a los cuatro vientos sino que se
    sentirá orgulloso y enfatizara su constitución como
    sujeto que piensa y que puede realizar y aportar conocimiento
    nuevo comprometido en el estudio de su devenir histórico,
    para así poder desarrollar una sociedad.

    CAPITULO V

    UNA FILOSOFIA PROPIA

    Vasconcelos concebía a la filosofía como
    una construcción de un gran sistema sobre el universo,
    percibía una crisis de la filosofía debido a que
    "los experimentadores, los operarios de la filosofía han
    despedido al verdadero filósofo que es el arquitecto"
    Veía la necesidad de crear una filosofía propia que
    tenga la capacidad de expresar a su vez la filosofía
    universal, es preferible una filosofía nacionalista a una
    filosofía imperialista porque ésta nos
    hundirá en la dependencia cultural, la filosofía
    debe ser un sistema unitario, armónico, que llegue a una
    síntesis estética y armoniosa de los distintos,
    el
    conocimiento es una operación sintética que
    coordina elementos y modos de aprehensión
    heterogéneos.

    Esto suele ser considerado como la antítesis de Caso, porque el no se
    entregó a la filosofía académicamente, su
    acción al igual que José Vasconcelos se
    dirigió más a la política y al campo
    educativo, en cuanto a los aspectos de rigor y exactitud del
    método filosófico poco le importó, no
    consideraba como necesarios el contacto con los grandes sistemas
    filosóficos, ni en general la información sobre las direcciones
    filosóficas, tenía mayor significado el impulso
    espontáneo del pensamiento y la propia visión de
    las cosas.

    Para Vasconcelos el encargo que se le ha asignado al
    filósofo, no tiene que ver con el estudio o la
    reflexión o la investigación de los problemas que
    plantea la realidad en el espíritu del hombre, sino la
    creación de un gran sistema sobre el universo, la
    auténtica filosofía solo se puede encontrar en los
    pensadores sistemáticos, el creador del sistema es el
    arquitecto, los otros filósofos únicamente han sido
    los operarios, los que hacen llegar los materiales, de
    ahí que el método de la filosofía para
    Vasconcelos sea la intuición y el carácter de inmediatez, el ir directo a
    las cosas para no repetir lo que otros ya
    hicieron.

    El sistema filosófico de Vasconcelos: "Es una
    obra más bien de la imaginación que del intelecto
    en que se proyecta una personalidad
    excepcional y es también la reacción de esta
    personalidad ante el espectáculo del mundo.

    La obra de Vasconcelos tiene de filosofía lo que
    hay en ella de conciencia de los grandes enigmas y de afán
    por unificar nuestros pensamientos con nuestro sentimiento y
    nuestra voluntad" Consideraba que: "El instrumento propio de la
    filosofía no es la razón, sino la intuición
    emocional, pues según Vasconcelos, la emoción es el
    dato primario de toda existencia, y "pensar una cosa es
    incorporarla en el seno de la emoción" Finalmente la
    filosofía tiene un fin último que es servir de
    medio para la salvación del hombre llevándolo de lo
    terreno a la fusión con lo divino, un peldaño
    necesario dentro de todo el sistema que nos permita llegar a
    Dios.

    La preocupación primordial de la obra de
    Vasconcelos tiene que ver con el futuro del hombre y su destino
    como raza americana, cuya función
    será la de desarrollar e implantar en el mundo la nueva y
    última cultura. La nueva raza tiene una
    caracterización espiritual y no física, la
    superioridad consiste en atraer a todas las razas, la raza sajona
    se funda en la fuerza, mientras que la latina lo hace en el
    sentimiento que unifica. La pugna de la latinidad contra el
    sajonismo consiste en encontrar el sentido de la historia moderna
    del mundo y de América en particular, la
    característica de esta raza cósmica consiste en la
    síntesis de todas las demás, no en los rasgos
    físicos sino en la actitud espiritual, la
    orientación de la nueva conducta debe de
    buscarse en el sentimiento creador y en la belleza que
    convence.

    Frente a estas ideas de exclusión, Vasconcelos va
    a representar, el concepto de selección
    natural donde, va ser necesario y de vital importancia el
    argumento de síntesis que protagonizara el mestizaje. Hay
    que entender que Vasconcelos tuvo mucha influencia de varios
    autores, cuyas ideas resultaron fundamentales para su
    filosofía, pero no hay que entender por eso que lo
    realizado por Vasconcelos es una simple yuxtaposición de
    pensamientos ya dados. Por el contrario, buscara, amalgamarlos,
    pero, a la vez, les dará su propia impresión de
    sello intentando llevarlos a un método
    filosófico.

    Al proponer Vasconcelos "El advenimiento de una quinta
    raza" en América, que funcionara a todas las otras razas
    sin distinción de color o número, creando una nueva
    civilización que erigirá una ciudad:
    Universópolis". Conceptualizando acerca de nuestro destino
    histórico, donde sea aceptado y sea tomado en cuenta como
    un sujeto que aparta pensamiento y conocimiento propio y nuevo
    encontrando su libertad. Esto lo va a expresar profundamente en
    el diseño
    del escudo de la Universidad Autónoma de México
    (UNAM) y en el decreto correspondiente; al mapa de América
    que se corta en el Río Bravo rodeando de una leyenda que
    dice "por mi raza hablara el espíritu". Sosteniendo
    el escudo se encuentra un águila y un cóndor
    apoyando todo en una alegoría de los volcanes y el
    nopal azteca.

    Vasconcelos cree que la "raza cósmica" de los
    latinoamericanos sería la primera "raza síntesis
    del mundo"; en este sentido, el proceso de mestizaje en
    América Latina habría conseguido realizar la
    "misión histórica" de constituir una "quinta raza"
    en la cual se fundirían las cualidades y los destinos de
    todos los pueblos del planeta. Convirtiéndose en la
    síntesis de todas las demás razas, no por rasgos
    físicos sino la actitud espiritual. Este auge espiritual
    construirá una etapa superior (guerra,
    razón, espíritu) donde la conducta no se buscara en
    la raza que explica pero no descubre, se buscara en el
    sentimiento creador y en la belleza que convence. Las normas de la
    facultad suprema, la fantasía; es decir se vivirá
    sin normas en un estado en que todo cuanto nace del sentimiento
    sea un acierto.

    En el centro de uno de los hermanos y dilatados patios
    del edificios de San Ildefonso que restauró para fines
    educativos, levanto un monumento a Fray Bartolomé de las
    casas, iluminado de Temple sin por que se distinguió por
    su perseverancia en demostrar el valor de los indios, defender su
    derecho a la Justicia y
    mover el ánimo de la corona Española a favor de los
    mismos.

    Vasconcelos trató
    de dar al pueblo mexicano y latinoamericano, el conocimiento de
    la concientización de sus orígenes culturales. Al
    promover y difundir la cultura en México, Vasconcelos lo
    hace más plural, más democrática, más
    variada y más rica, incluso en términos propiamente
    filosóficos. El deseo de Vasconcelos en sí era
    convertir a México en el país más
    importante, culturalmente hablando de América Latina,
    puesto que pensaba que México "Es heredero de una enorme
    tradición cultural". Es por eso que fue un gran impulsor
    de la escuela rural, con maestros improvisados, tratando siempre
    de concientizarlos, haciendo de su profesión un verdadero
    apostolado logrando así, convertir las escuelas y algunas
    comunidades que prestaban sus casas en unas verdaderas agencias
    de transformación social.

    Por si fuera poco, aun trata de ir más lejos en
    sus ambiciones como educador de las nuevas generaciones, y
    evocando el ejemplo que le había suscitado los antiguos
    misioneros españoles, (durante su labor evangelizadora),
    creó el llamado departamento de Enseñanza
    Indígena, para la cual nombro a una serie de maestros que
    debían inspirarse directamente en la propia obra de
    aquellos misioneros, para ir difundiendo la palabra hablada y
    escrita entre los lugares, pueblos y campos más
    necesitatos de ella. Era un impulso gigantesco para crear una
    educación rural, técnica y urbana. La
    creación de redes de bibliotecas, de misiones culturales,
    de escuela, de casas del pueblo creadas para educar como centros
    educativos básicos, al mismo tiempo la educación
    indígena, formaba un todo asombroso, insospechado solo
    unas fechas atrás.

    Tras educar rudimentariamente a los mexicanos, una vez
    difundida la lectura y
    escritura primarias, procuró fomentar lo más
    posible la lectura de libros, e incluso patrocinó
    numerosas ediciones de obras clásicas, para que fueran
    repartidas entre esos nuevos alumnos, y les educara en algo tan
    fundamental como enseñar a que las gentes que acabaron de
    aprender a leer, pudieran tener la inmensa satisfacción de
    dar salida a sus nuevos conocimientos con algo tan hermoso como
    podía ser el conocimiento de los textos clásicos,
    una especie de fuente del saber para quienes muy poco antes no
    sabían apenas nada.

    Señalaba Vasconcelos recoger los ideales y los
    valores de nuestra identidad cultural y orientar los esfuerzos
    del sistema
    educativo hacia la consecución de un nuevo modelo de
    hombre y de sociedad. En este sentido, el aporte
    filosófico educativo de Vasconcelos retoma de los griegos
    el concepto de la educación como integración de saber, sabiduría y
    estética, y lo adecua a su modelo. Por eso, la Escuela
    para él debe ser un centro luminoso, que además de
    dejar gratos recuerdos debe impregnar de luz el resto de su vida
    e inducirlo a crear. En consecuencia, la cultura existe y se
    desarrolla en relación con la educación y con la
    filosofía propia. Por ello, nuestra cultura
    latinoamericana es la expresión de una dialéctica
    histórica que se llama mestizaje y conciencia.

    CAPITULO
    VI

    LA RAZA COSMICA "POR MI RAZA HABLARA
    EL ESPITU"

    Este lema, revelara la vocación
    humanística de Vasconcelos, donde, su convicción
    con la patria y con Latinoamérica, es la
    elaboración de una cultura que hay que rescatar y
    reconocerla, porque esta ahí, nos fue heredada. La
    presentación de la leyenda del escudo Universitario "Por
    mi raza hablará el espíritu" es la
    significación que despertamos de una larga noche de
    opresión. Y esta interpretación, es el manifiesto a una
    nueva independencia, una segunda independencia, donde, se va a
    retomar, una conciencia mexicana latinoamericana.

    El postulado central de esta obra unido a las anteriores
    ideas de Ortega, hacía oportunas las tesis de Vasconcelos
    expuestas en La raza cósmica (1925) en la
    Indología (1926). Vasconcelos parte de los
    supuestos de que "en la historia no hay retornos, porque toda
    ella es transformación y novedad," y que cada raza
    "plantea su misión, la cumple y se va." Ahora, apoyado en
    Spengler, afirma que "los días de los blancos puros, los
    vencedores de hoy, están contados"

    El futuro, según Vasconcelos, estará en el
    mestizaje, en México, en Hispanoamérica, pues es
    allí de donde va a salir "la raza definitiva, la raza
    síntesis o raza integral, hecha con el genio y con la
    sangre de
    todos los pueblos y, por lo mismo, más capaz de verdadera
    fraternidad y de visión realmente universal". Ortega y
    Gasset había destruido para siempre el monopolio
    sobre lo universal que los europeos se había adjudicado.
    Pero este hecho, que en Europa
    podía pasar desapercibido, significaba para
    Hispanoamérica, y en nuestro caso concreto para
    México, un romper con el pasado y un romper las cadenas
    que les habían mantenido subyugados. Era como si por
    primera vez adquirieran todos los derechos del ser humano.
    "Nosotros nos hemos educado–nos dice Vasconcelos–bajo la
    influencia humillante de una filosofía ideada por nuestros
    enemigos, si se quiere de una manera sincera; pero con el
    propósito de exaltar sus propios fines y anular los
    nuestros. De esta suerte nosotros mismos hemos llegado a creer en
    la inferioridad del mestizo, en la irredención del
    indio"

    El lema de Vasconcelos, "Por mi raza hablará el
    espíritu," pasaría luego a ser de la Universidad
    mexicana.

    No como formula de combate contra alguien, sino
    más bien la afirmación de un pensamiento mexicano
    latinoamericano. La base de esta ideología entre otras
    cosas en el Vasconcelismo, se debía a que no había
    una Universidad que se preocupara por los estudiantes
    mexicanos-hispanoamericanos, es decir la Universidad, no se
    ocupaba de los asuntos de México todo eso da un rango que
    parte en el sentimiento y el pensamiento del nuevo mundo. En si
    en la raza cósmica, Vasconcelos da una filosofía de
    la supremacía estética. Así encontramos a un
    filosofo que acomete los problemas asumiendo una posición
    anti_intelectualista que aprendió también del
    filosofo Schopenhauer y
    que robusteció, como el mismo Schopenhauer con doctrinas
    de buda a las que agrego las de cristo hasta hacer de la fe su
    actitud actual.

    "El súbito reconocimiento de las riquezas pasadas
    y presentes- Piedad histórica, búsqueda de
    identidad, nacionalismo – no es obra directa de
    Vasconcelos, pero creció y afino con su impulso. Con esto
    Vasconcelos nos comenta que nos sentimos conquistados
    derrotados.

    "Nada tiene de extraño que no acabemos
    todavía de salir de la impresión de la derrota.
    Atravesamos épocas de desaliento, seguimos perdiendo no
    solo en soberanía geográfica, sino
    también en poderío moral. Lejos de sentirnos unidos
    frente al desastre, la voluntad se nos dispersa; en
    pequeños y vanos fines. La derrota nos ha traído la
    confusión de los valores y los conceptos; la diplomacia de
    los vencedores nos engaña después de vencerlos; el
    comercio nos
    conquista con sus pequeñas ventajas. Despojados de la
    antigua grandeza, nos ufanamos de un patriotismo exclusivamente
    nacional y ni siquiera era advertimos los peligros que amenazan a
    nuestra raza en conjunto. Nos negamos los unos a los otros. La
    derrota nos ha envilecido a tal punto, que sin darnos cuenta,
    servimos a los fines de la política enemiga, debatimos en
    detalle, de ofrecer ventajas particulares a cada uno de nuestros
    hermanos, mientras al otro se le sacrifica en interese vitales.
    No sólo nos derrotaron en combate ideológicamente,
    también nos siguen venciendo".

    Vasconcelos no siempre profesó su absurda tirria
    contra el indio. En la raza cósmica coloca la cepa
    indígena en la base de nuestra nacionalidad
    cuando dice "la civilización no se improvisa ni se
    trunca… se deriva siempre de una larga, de una secular
    preparación y depuración de elementos que se
    transmiten y se combinan desde los comienzos de la historia. Por
    eso resulta tan torpe hacer comenzar nuestro patriotismo con el
    grito de Independencia del Padre Hidalgo, o, con la
    conspiración de qito o con las hazañas de
    Bolívar, pues si no lo arraigamos en cuahtémoc, o
    en Atahualpa, no tendrá sostén"

    . En río de Janeiro al entregar una republica de
    la estatua de cuahtemoc que el gobierno de México donaba
    al Brasil, Vasconcelos pronunció el elogio más
    encendido y justiciero que se haya tributado al indio
    egregio.

    "No advertimos el contraste de la unidad sajona frente a
    la anarquía y soledad de los escudos iberoamericanos. Nos
    mantenemos celosamente independientes respecto de nosotros
    mismos; pero de una o de otra manera nos sometemos o nos aliamos
    con la Unión sajona. Ni siquiera se ha podido lograr la
    unidad nacional de los cinco pueblos centroamericanos, porque no
    ha querido darnos su venia un extraño, y porque nos falta
    el patriotismo verdadero que sacrifique el presente al porvenir.
    Una carencia de pensamiento creador y un exceso de afán
    critico, que por cierto tomamos prestado de otras culturas, nos
    lleva a discusiones estériles, en las que tan pronto se
    niega como se afirma la comunidad de nuestras aspiraciones; pero
    no advertimos que a la hora de obrar, y pese a todas las dudas de
    los sabios ingleses, el inglés
    busca la alianza de sus hermanos de América y de
    Australia, y entonces el yanqui se siente tan inglés como
    el inglés en Inglaterra".

    "Nosotros no seremos grandes mientras el
    español de la América no se sienta tan
    español como los hijos de España. Lo cual no impide
    que seamos distintos cada vez que sea necesario, pero sin
    apartarnos de la más alta misión
    común.

    En la América latina existe, pero infinitamente
    más atenuada, la repulsión de una sangre que se
    encuentra con otra sangre extraña. Allí hay mil
    puentes para la fusión sincera y cordial de todas las
    razas. El amurallamiento étnico de los del Norte frente a
    la simpatía mucho más fácil de los del Sur,
    tal es el dato más importante […] Pues verá
    enseguida que somos nosotros de mañana, en tanto que ellos
    van siendo de ayer. Acabarán de formar los yanquis el
    último gran imperio de una sola raza: el imperio final del
    poderío blanco. Entre tanto, nosotros seguiremos
    padeciendo en el vasto caos de una estirpe en formación
    […] lo que de allí va a salir es la raza definitiva, la
    raza síntesis o raza integral, hecha con el genio y con la
    sangre de todos los pueblos.

    Y continúa la comparación: "la
    misión del sajón se ha cumplido más pronto
    que la nuestra, porque era más inmediata y ya conocida en
    la Historia […] no había más que seguir el
    ejemplo de otros pueblos victoriosos… He ahí por
    qué la historia de Norteamérica es como un
    ininterrumpido y vigoroso allegro. A pesar de la fuerte presencia
    de Vasconcelos en el debate
    público, durante el siglo XX, el dominio del
    nacionalismo mexicano fue superado por el nacionalismo
    revolucionario. La revolución dejó su huella en la
    construcción de las instituciones políticas y
    económicas del México moderno. Vasconcelos fue por
    un tiempo el hereje que encabezaba a la tribu de disidentes del
    movimiento revolucionario. Aquellos que, habiéndose unido
    al movimiento maderista, no se rindieron incondicionalmente a la
    alianza militar que emergió triunfante de la guerra civil.
    Después de colaborar, como Vasconcelos mismo, con los
    generales en el poder en la década de 1920, estos
    disidentes comenzaron a oponerse a la corrupción
    y el autoritarismo argumentando que el tiempo de los militares
    había terminado y que se tenía que construir un
    nuevo régimen político
    democrático.

    En 1929 Vasconcelos se postuló a la presidencia
    como candidato independiente y fue derrotado; sus seguidores
    fueron reprimidos por las fuerzas gubernamentales,
    abandonó el país y buscó refugio en Estados
    Unidos. Como Hidalgo, Juárez y Madero antes que él,
    Vasconcelos probó el doblez de la doctrina de Estados
    Unidos fuera de su territorio. Se le permitió vivir en Los
    Angeles, fue reconocido como una figura democrática, pero
    el sistema "democrático" unipartidista que se
    inauguró después de su derrota se granjeó el
    reconocimiento de Estados Unidos sobre la base del pragmatismo
    necesario para enfrentar los problemas de la relación
    entre los dos países. De ahí en adelante la
    historia es de sobra conocida: a partir de 1920, los militares
    revolucionarios primero y sus símiles civiles gobernaron
    el país sobre el fundamento de una legitimidad
    revolucionaria organizada en un partido
    hegemónico.

    Si comparamos la obra de Octavio Paz,
    una generación posterior a Vasconcelos, contiene una
    visión más fresca e intelectualmente fértil
    de los Estados Unidos. Está relacionada con su
    comprensión independiente de la historia de México
    y de la de Estados Unidos.

    Para Vasconcelos los Estados Unidos no es un país
    como otros. Es un poder imperial, y esa es una de las razones que
    impiden el establecimiento de una relación estable y
    productiva pero sobretodo filosófico con su vecino del
    sur. México ha imitado las instituciones políticas
    y económicas de Estados Unidos, añadiendo su propio
    modo de vida a esos formatos. En este contexto, la principal
    diferencia entre México y Estados Unidos es que el primero
    ha sido incapaz de ver el futuro sin cargar con la culpa, las
    cargas y las contradicciones del pasado, mientras que la historia
    de Estados Unidos comenzó con una ruptura con su pasado
    europeo y la decisión de construir nuevas
    instituciones.

    José Vasconcelos obtiene una lección
    sencilla pero contundente: la modernidad no es
    factible sin una ruptura con el pasado, y ésta sólo
    es posible mediante una reconciliación con las
    tradiciones. En otras palabras, no hay futuro sin olvido, pero
    éste nace de la reconciliación; y ésta
    incluye a Estados Unidos.

    Fieles a sus orígenes… los Estados Unidos han
    ignorado siempre al otro. En el interior al negro, al chicano o
    al portorriqueño; en el exterior: a las culturas y
    sociedades marginales. Hoy los Estados Unidos se enfrentan a
    enemigos muy poderosos pero el peligro mortal no está
    fuera sino dentro… Para vencer a sus enemigos, los Estados
    Unidos tienen primero que vencerse a sí mismos: regresar a
    sus orígenes.

    Pero no para repetirlos sino para rectificarlos: el otro
    y los otros -las minorías del interior tanto como los
    pueblos y naciones marginales del exterior- existen. No
    sólo somos la mayoría de la especie sino que cada
    sociedad marginal… representa una versión única y
    preciosa de la humanidad. Si los Estados Unidos han de recobrar
    la entereza y la lucidez, tienen que recobrarse a sí
    mismos y para recobrarse a sí mismos tienen que recobrar a
    los otros: a los excluidos del Occidente.

    "Por mi raza hablara el espíritu" no es solo un
    lema creado por el Maestro. José Vasconcelos, sino una
    actitud del arte del arte mexicano de la actualidad, para
    contrarrestar, las influencias que vienen del norte y que no
    siempre son bien asimilados.

    Los dos elementos fundamentales en esa labor es que
    tenían un contenido plenamente laico y una perspectiva
    mesiánica: "Vasconcelos alude al mito de
    Quetzalcóatl".

    De hecho, agrega, habría que entender que el lema
    de la Universidad Nacional Autónoma de México, "Por
    mi raza hablará el espíritu", debiera ser entendido
    como "Por mi país hablarán los
    educados".

    A la revisión crítica de los esfuerzos
    humanistas de este siglo, que tuvieron en su contra la puesta en
    moda del
    positivismo, y en la actualidad prácticamente se
    encuentran desplazados de las agendas educativas

    Las eternas luchas de los desposeídos, queda
    plasmada en la pintura, la
    música, la literatura y el ensayo, uno
    de los varios aspectos en que se manifestó fue en la
    pintura mural. Igual, que los maestros rurales y las misiones
    culturales se inspiraban en los Franciscanos del siglo,
    así también el muralismo provenía de los
    frescos con que los frailes se auxiliaban para catequizar a los
    indios. Si el tema de aquellos había sido la historia
    sagrada, el muralismo revolucionario tenia que ser,
    simétricamente, la historia mexicana. La eficacia
    "Catequista" del muralismo fue desde luego menor y más
    elitista que la de sus antepasados franciscanos o Agustinos, pero
    Vasconcelos la convirtió a la ideología
    revolucionaria a varias generaciones de estudiantes que
    veían cotidianamente los frescos en sus escuelas y
    sentían que ser educador político o
    filosófico era una forma de cumplir una
    misión.

    Vasconcelos llama "la Raza Cósmica" no solo por
    nuestro pasado, sino porque comprende que de el se deriva para
    nosotros una misión en la historia de la humanidad. A la
    humanidad actual, individualista, hambrienta de riqueza y ebria
    de tecnología, la Raza mestiza iberoamericana
    en si en una mestizofilia. Y dirá que el ser humano es
    parte de un universo armónico, en el que demuestra lo
    mejor de si mismo colaborando, no compitiendo con los
    demás. El temperamento contemplativo del mestizo, les dice
    al hombre y a la mujer
    modernos, que el tiempo nos ha sido dado para SER, más que
    para HACER, y que el ser humano no puede satisfacerse la
    acumulación de bienes y riquezas, porque su destino es
    trascendente y rebasa las fronteras del mundo en que
    vivimos.

    Esta clase de valores es lo que hace del mestizo
    iberoamericano una RAZA COSMICA: cósmica por sus
    orígenes y cósmica, sobre todo, por la
    misión que debe cumplir. Por eso celebramos "el DIA de la
    Raza", diciendo con Vasconcelos: "Por mi raza hablara el
    espíritu".

    Es así como Vasconcelos representa una de las
    más grandes inteligencias mexicanas y es considerado como
    el pensador de mayor genuinidad hispanoamericana. Escribía
    Samuel Ramos:

    "Vasconcelos no era un pedagogo, en el sentido estricto
    de la palabra era sobre todo un filosofo y un pensador social a
    quien las circunstancias llevaron a tomar parte en la
    política y en la acción social. Como el propio
    escritor diría después (el destino llevaba a un
    filosofo la magna tarea de educar a un pueblo) como quiera que
    sea le fue reservado a Vasconcelos el honor de iniciar el
    movimiento que debía florecer en épocas
    subsecuentes, teniendo como expectativa la realización de
    una filosofía y pedagogía de acción social
    aplicada a un mismo tiempo a la elevación de la raza y la
    solución del importante aspecto agrario".

    Vasconcelos, en la "raza cósmica" da la
    impresión de un mundo cósmico, pero en realidad es
    la idea de un futuro, donde la humanidad, su futuro, estaba en la
    América. Se adopto el mismo lema del escudo que el hizo:
    "Por mi raza hablará el espíritu", que fue lo que
    muchos aprovecharan, entonces, como núcleo de la
    ideología de esa generación.

    La interpretación "Por mi raza hablará el
    espíritu" es una frase, como manifiesto de una
    independencia, es decir como una segunda independencia, en que
    muchos iban a tomar una conciencia mucho más americana y
    en realidad no era una fórmula de combate contra nadie,
    sino más de afirmación americana.

    Y es que el ideal de Vasconcelos con la propuesta de la
    raza cósmica, es una raza donde se muestre
    homogénea, lingüísticamente hispanizada, seria
    ese el antecedente para la creación de una cultura
    auténticamente nacional. Con esto nos lleva lo que en
    reiteradas veces lo dijo tenemos que hacer del mexicano y del
    americano que es un apóstol continental, haciendo
    así una conciencia de su cultura ibérica compartida
    para que así los latinoamericanos puedan formar una
    unión en la cual se borraran barreras económicas y
    problemas de ciudadanía nacional. Es importante tener
    presente que el filosofo Vasconcelos soñaba con una
    utopía internacional, e incluso hizo lo posible por hacer
    de México su meca-cultural.

    "Naturalmente, la quinta raza no pretenderá
    excluir a los blancos como no se propone excluir a ninguno de los
    demás pueblos; precisamente, la norma de su
    formación es el aprovechamiento de todas las capacidades
    para mayor integración de poder. No es la guerra contra el
    blanco nuestra mira, pero sí una guerra contra toda clase
    de predominio violento, lo mismo el del blanco que en su caso el
    del amarillo, si el Japón
    llegare a convertirse en amenaza continental. Por lo que hace al
    blanco y a su cultura, la quinta raza cuenta ya con ellos y
    todavía espera beneficios de su genio"

    La América Latina debe lo que es al europeo
    blanco y no va a renegar de él; al mismo norteamericano le
    debe gran parte de sus ferrocarriles, y puentes y empresas, y de
    igual suerte necesita de todas las otras razas. Sin embargo,
    aceptamos los ideales superiores del blanco, pero no su
    arrogancia; queremos brindarle, lo mismo que a todas las gentes,
    una patria libre, en la que encuentre hogar y refugio, pero no
    una prolongación de sus conquistas. Los mismos blancos,
    descontentos del materialismo y de
    la injusticia social en que ha caído su raza, la cuarta
    raza, vendrán a nosotros para ayudar en la conquista de la
    libertad."

    CAPITULO
    VII

    ¿COMO SE CONSTRUYE UNA
    FILOSOFIA LATINOAMERICANA SEGÚN JOSE VASCONCELOS? Y
    ¿CUALES SON LOS ARGUMENTOS PARA ASEGURAR UNA FILOSOFIA
    LATINA?

    La búsqueda de la peculiar expresión del y
    de lo latinoamericano, sin negar la universalidad y al abordar
    los problemas que nos plantea nuestra circunstancia, dará
    por resultado un producto
    sostén de un espíritu autónomo, de una
    cultura y filosofía definidas.

    La originalidad de la filosofía latinoamericana
    tuvo un fuerte cuestionamiento por parte del peruano Augusto
    Salazar Bondy (1925-1974). Para este autor la originalidad
    consistía en "construcciones conceptuales inéditas
    y de valor reconocido" (1968: 100); indica el aporte de ideas y
    planteos nuevos en mayor o menor grado, discernibles como
    creaciones y no como repeticiones de anteriores doctrinas. Para
    este autor el problema de nuestro filosofar se debía a la
    inautenticidad de nuestra cultura y ello debido a nuestra
    situación de dependencia.

    Qué es América, qué es ser
    americano, cuál es su historia, cuáles son sus
    contribuciones, qué problemas se derivan de sus relaciones
    con el Occidente, qué problemas del pasado inciden en su
    presente, de qué modo debe asumir ese pasado, qué
    conflictos se
    desprenden de su estructura de
    clases, son algunas de las preguntas que vertebran el nuevo
    movimiento, que se cuestiona fuertemente la identidad
    latinoamericana. Este tipo de interrogantes ha dado lugar a un
    pensamiento que ha puesto en estrecha vinculación la
    filosofía y la historia de las sociedades latinoamericanas
    y su lucha por la liberación. Por tal motivo se ha
    pretendido una filosofía de carácter eminentemente
    "práctica", al modo como Juan Bautista Alberdi la
    enunció en su famoso "Curso de filosofía" de 1840,
    quien formuló la necesidad de una filosofía en
    relación con sus funciones
    sociales y su papel en el desarrollo de la
    civilización.

    Brevemente, mencionare que es lo que nos lleva a
    argumentar una filosofía latina, tres son las ideas
    fundamentales que han llevado a estos planteamientos: la
    necesidad de investigar la realidad americana; la de imaginar y
    crear soluciones a sus problemas; y la de examinar y proponer su
    inserción en el mundo en un enclave de equidad y
    justicia. Es en este sentido que todo el movimiento puede
    considerarse una filosofía para la liberación, a
    pesar de las diferencias teóricas profundas que aparecen
    en el pensamiento de sus representantes. El latinoamericanismo
    filosófico contemporáneo no es un movimiento
    teóricamente homogéneo y ha sido propósito
    nuestro dar apenas una idea de sus antecedentes y una
    caracterización aproximada para suscitar el dialogo. Con
    todo, un parámetro común mínimo los
    distingue y es la afirmación de América y la
    dignidad de
    ser americano, en su condición humana, y la necesidad de
    ser reconocidos como iguales en un mundo de asimetrías.
    Cuestiones que han reclamado asimismo para todos los pueblos del
    orbe, por lo que cabe hablar en ellos de un nuevo y renovado
    humanismo.

    La originalidad y la argumentación de una
    filosofía propia para el mexicano Leopoldo Zea (1912) no
    implicarían la creación de nuestros y
    extraños sistemas, sino en dar respuesta a problemas que
    en una determinada realidad y tiempo se han originado.
    Así, originalidad seria hacer de lo ya existente algo
    distinto. En Zea ser original es ser capaz de recrear el orden
    existente, partir de sus innumerables posibilidades de reacomodo
    y reajuste.

    La casualidad puso a la cultura española en
    contacto con la gran parte del nuevo mundo. En cien años,
    y en la mayoría de las regiones en menor tiempo, el
    número más considerable de pueblos nativos desde el
    norte de México hacia el sur (con la excepción de
    Brasil) se vio conquistado y subyugado por la fuerza de las armas
    españolas, y las normas indígenas de vida fueron
    brutalmente destruidas, operándose en ellas grandes
    cambios. De acuerdo con la tesis sostenida por Vasconcelos,
    podríamos pensar que por lo menos entre los Mexicas si
    hubo un pensamiento prefilosófico, en la medida en que las
    pirámides de Teotihuacan, el arte de Chichen Itza, los
    atlantes de Tula, la colosal cabeza de los Olmecas, etc. son
    testimonio de una manifestación artística y de una
    visión cósmica del mundo; además de que
    podemos ver como la astronomía de aztecas y
    mayas
    constituyen un primer intento racional por conocer la naturaleza del
    universo. Revolución e indigenismo.

    Fue precisamente esta originalidad la que
    estimuló la imaginación de los muralistas
    indigenistas mexicanos. En 1921, Diego Rivera, recientemente
    vuelto de Europa y de su recorrido por los ciclos de frescos
    italianos, acompañó al grupo de artistas y
    escritores encabezado por Vasconcelos a Chichén Itza y
    Uxmal en Yucatán, antes de ser cautivado por la vida y
    cultura india en
    Tehuantepec. Si bien fue precedido por las imágenes
    mayas de Carlos Mérida, Rivera, junto con Jean Charlot,
    fue el primero en ennoblecer e idealizar el pasado precolombino y
    sus civilizaciones mexicanas.

    El no solamente coleccionó un gran
    número de artefactos precolombinos, sino también
    estudió la monumental escultura tolteca y azteca, y
    más aún, las copias de manuscritos
    pictográficos aztecas del temprano período
    colonial, ejecutadas por pintores nativos para españoles
    interesados, como el fraile franciscano Bernardino de Sahagun, a
    mediados del siglo XVI.

    En realidad, este doble retorno al pasado azteca y a la
    cultura india fue estrangulado en 1821 y no sería
    resucitado sino hasta 1910, con la Revolución Mexicana,
    cuya violencia y
    desorden volverían a plantear en forma aguda la
    cuestión de la identidad nacional. Es importante decir y
    concluir considerando brevemente los componentes fundamentales
    subyacentes de esta cuestión en la secuela de aquella
    revolución. Cuando, en 1920, el nuevo presidente
    Álvaro Obregón instaló al filósofo
    José Vasconcelos como su Ministro de Educación y ex
    Presidente de la Universidad, introdujo una nueva era cultural en
    México y, a través de su influencia revolucionaria,
    en toda América Latina. Con su teoría
    del tercer eslabón, estético, de la
    evolución humana, Vasconcelos puso las artes visuales al
    servicio de la
    revolución, alentando al sindicato de
    pintores y al movimiento muralista de los años
    '20.

    El arte mural, que gozaba de larga historia en
    México desde antes de la Conquista, se convirtió en
    el medio a través del cual se exploraban la historia e
    identidad antigua y reciente de México, y se reexaminaba y
    reconsideraba la cuestión india, el problema de los
    pueblos nativos y sus culturas vernáculas. Para los
    muralistas, las tradiciones indias se convirtieron en el modelo
    para sus ideales socialistas de arte libre, abierto y
    público. La Declaración del Sindicato de
    Trabajadores Técnicos, Pintores y Escultores de 1922
    rechazó la larga dependencia del arte mexicano:

    "El noble trabajo de nuestra raza… es nativo (e
    indio) en origen. Con su admirable y extraordinario talento para
    crear belleza, peculiar a él mismo, el arte del pueblo
    mexicano es la más sana expresión espiritual en el
    mundo, y esta tradición es nuestro mayor tesoro.
    Grandioso, porque pertenece exclusivamente al pueblo y es por
    esto que nuestro objetivo estético fundamental tiene que
    ser socializar la expresión artística y suprimir el
    individuo
    burgués".

    Nos percatamos también de la tendencia
    unificadora hacia las cuestiones religiosas, lo cual es ya un
    indicio del amanecer del espíritu filosófico; los
    aztecas tenían conciencia de lo bueno y lo malo,
    creían que el hombre había nacido para el bien y
    que por naturaleza era bueno; este hecho nos lleva a afirmar que
    entre los aztecas existió una moral plenamente formada, y
    lo que les faltó fue la conciencia del conocimiento
    racional, motivo por el cual no llegan a la comprensión
    del conocimiento
    científico y mucho menos a la noción de la
    ciencia.

    "Vasconcelos, Henríquez Ureña y muchos
    otros veían a España como parte de su ineludible
    identidad, y por ello inclusive vislumbraron en la
    agresión del imperialismo estadounidense a España
    una agresión a los pueblos de América Latina. Con
    el derrumbe definitivo del imperio español se iniciaba la
    reconciliación iberoamericana."

    "Confundidos más o menos los antecedentes de esta
    teoría en una tradición tan oscura como rica de
    sentido, queda, sin embargo, viva la leyenda de una
    civilización nacida de nuestros bosques o derramada hasta
    ellos después de un poderoso crecimiento, y cuyas huellas
    están aún visibles en Chichén Itza y en
    Palenque y en todos los sitios donde perdura el misterio atlante.
    El misterio de los hombres rojos que después de dominar el
    mundo, hicieron grabar los preceptos de su sabiduría en la
    tabla de Esmeralda, alguna maravillosa esmeralda colombiana, que
    a la hora de las conmociones telúricas fue llevada al
    Egipto, donde
    Hermes y sus adeptos conocieron y transmitieron sus
    secretos."

    De vital importancia para el estudio de la
    filosofía en México, y por supuesto para una mejor
    comprensión de lo que hemos sido y de lo que nos cabe
    poder esperar llegar a ser como nación, son las
    aportaciones José Vasconcelos, quien se preocupo en su
    tiempo respectivo, y a su muy particular punto de vista, de
    enseñarnos lo que somos como nación y lo que nos
    cabe esperar, hemos descubierto valores que tenemos escondidos y
    que es necesario sacar a luz, nuestra identidad como pueblo
    mexicano debe ser respetada por nosotros mismos, y por aquellos
    con los cuales nos rodeamos, somos herederos de una cultura
    ancestral, equiparable con las culturas Egipcia, Griega y
    Romana.

    De tal modo que debemos seguir adelante dando muestra de
    que somos como nación un pueblo solidario, hemos tenido
    muchas ocasiones para mostrar al mundo lo que somos capaces de
    hacer en beneficio de nuestros hermanos, por lo tanto hemos
    descubierto valores que nos conforman como pueblo, que el
    despertar de nuestra conciencia sea para hacer salir del bache en
    el que se encuentra nuestra patria, seguramente esta fue parte de
    la visión de Vasconcelos.

    Tal como lo menciona "La cuestión tiene una
    importancia enorme para quienes se empeñan, buscar un
    plan en la
    Historia. La comprobación de la gran antigüedad de
    nuestro continente parecerá ociosa a los que no ven en los
    sucesos sino una cadena fatal de repeticiones sin objeto. Con
    pereza contemplaríamos la obra de la civilización
    contemporánea si los palacios toltecas no nos dijesen otra
    cosa que el que las civilizaciones pasan sin dejar más
    fruto que unas cuantas piedras labradas puestas unas sobre otras,
    o formando techumbre de bóveda arqueada, o de dos
    superficies que se encuentran en ángulo. ¿A
    qué volver a comenzar, si dentro de cuatro o cinco mil
    anos otros nuevos emigrantes divertirán sus ocios
    cavilando sobre los restos de nuestra trivial arquitectura
    contemporánea? La historia científica se confunde y
    deja sin respuesta todas estas cavilaciones."

    LO HISPANOAMERICANO Y LATINOAMERICANO

    Examinemos ahora, aunque brevemente, el pensamiento
    hispanoamericano de José Vasconcelos, el cual dio toda su
    significación al vocablo criollo y entendió lo
    hispanoamericano como suma de razas: "Desgraciadamente –
    dice –, yo no tengo sangre pero cargo una corta
    porción de sangre indígena, y creo que a ella debo
    una amplitud de sentimiento mayor que la de la mayoría de
    los blancos y un grano de una cultura que ya era ilustre cuando
    Europa era bárbara".

    Una vez terminada su misión en la
    educación se refugió en un periodismo
    intelectual y combativo – La Antorcha es cita obligada del
    pensamiento americano –, y ante el agresivo aislamiento
    político en que hubo de vivir, inició sus viajes de
    conferenciante por Europa y América. En ellos tuvo que
    enfrentares con problemas tan espinosos como la ocupación
    de Puerto Rico por parte le Norteamérica. Pero reconoce la
    grandeza del coloso del Norte, y no sólo en su aspecto
    material: "Si los yanquis fueran no más Calibán, no
    representarían mayor peligro. Lo grave es, lo grave para
    nosotros es que también nos suelen superar con el
    espíritu". El viejo liberal se lamenta de las
    persecuciones de que fue objeto el catolicismo en su país,
    y de que no se comprenda la gran fuerza que representa para la
    cultura: "Un catolicismo depurado sería un auxiliar
    irremplazable". Desde el punto de vista hispanoamericano vio la
    realización de Iberoamérica como "una empresa que
    requiere la colaboración de todos los pueblos de la
    tierra", y "el
    comienzo de un ciclo nuevo en la historia del mundo". En este
    iberoamericanismo no sólo entran negros, indios y sus
    mezclas, sino
    también el mismo sajón. Vasconcelos se pronuncia
    por el mestizaje como posible creador de culturas y
    civilizaciones distintas de las actuales, al decir que "nuestra
    mayor esperanza de salvación se encuentra en el hecho de
    que no somos una raza pura, sino un mestizaje, un puente de razas
    futuras, un agregado de razas en formación: agregado que
    puede crear una estirpe más poderosa que las que proceden
    de un solo tronco". Esto afecta también, como es natural,
    a los inmigrantes de los Estados Unidos, donde resucita
    más patente el dominio ejercido por una minoría
    blanca sobre todas las restantes, mucho más
    prolíficas. 

    Vasconcelos ha planteado también todos los
    problemas y conflictos de América dentro de su propio
    continente como, por ejemplo, el peligro de un choque del Norte
    sajón con el Sur hispano. Trata de dar con el ideal, y en
    su exposición teórica acoge los
    problemas materiales (la necesidad criolla de trabajar de prisa
    la tierra para que no siga ganándola el trust devorador).
    Pero es optimista, y considera que América tiene que
    cumplir tareas mesiánicas: La raza cósmica e
    Indología (1926); y hace magníficas y personales
    interpretaciones de lo mejicano en su famoso Ulises criollo
    (1936) y en La flama. Los de arriba de la Revolución
    (póstuma, 1959), importante autobiografía. Los
    avisos y diatribas endurecieron al Intelectual del "optimismo
    estólido" (así tituló el epílogo de
    su Breve historia de México, aparecida en Madrid en
    1952).

    BIBLIOGRAFIA.

    Vasconcelos, José. Obras Completas (cuatro
    volúmenes) Libreros mexicanos, México,
    1957,1959.

    ——————————. La raza Cósmica:
    Espasa – Calpe. Colección Austral.
    México.

    ——————————–. Hernán Cortes.
    Creador de la nacionalidad. Editorial, Jus México
    1985.

    ——————————–. Breve historia de
    México. Edición
    Contemporánea. 1956

    SOBRE VASCONCELOS:

    VASCONCELOS, José. Antología de textos
    sobre educación, México, Sep/80, F.C.E.
    1981.

    VASCONCELOS. El político y el educador. Textos
    selectos de las jornadas vasconcelianas de 1982. Compiladores:
    Álvaro Matute y Martha Danis. UNAM.

    Vasconcelos, José. La Raza Cósmica,
    Bogotá: Ed. Oveja Negra, 1986,

    Mario Magallón Anaya, "El ensayo
    Pedagógico en América Latina: El Proyecto Educativo
    de José Vasconcelos" en Horacio Cerutti (Ed.),

    Octavio Paz, (198), Sor Juana o las trampas de la fe,
    México, FCE.
    — (1979), El ogro filantrópico, México,
    Joaquín Mortiz.
    — (1983), Tiempo nublado, México, Seix Barral.
    José Vasconcelos, (1948), La raza cósmica,
    México, Espasa-Calpe.
    — (1934), Bolivarismo y Monroísmo, Santiago de Chile,
    Editorial Ercilla.
    — (1983) [1936], Memorias,
    México, FCE, 3 Vols.
    Luis Villoro, (1967), El proceso ideológico de la
    revolución de independencia, México,
    UNAM.

     

     

    Filosofo, José Fernando Vásquez
    Aquino

    Docente de la Universidad del Golfo de México.
    Campus Cd. Mendoza,
    Veracruz, México.

    Área nivel: Bachillerato.

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