- Vida y obra
- La generación del Ateneo
de la Juventud - La libertad y el
indigenismo - La cultura y la
filosofía - Una filosofía
propia - La raza cósmica "por mi
raza hablará el espíritu - ¿Como se construye una
filosofía latinoamericana según Jose
Vasconcelos? - Bibliografía
"Despertar a la historia significa
adquirir conciencia
de nuestra singularidad…"
Octavio Paz. El Laberinto de la
Soledad.
Los mexicanos llegamos al inicio de un siglo entre cuyas
más grandes herencias se cuenta una conciencia más
clara y aguda de lo que somos, de lo que representa nuestra
historia y de lo que define a nuestra sociedad.
Nos reconocemos ahora plenamente, no como una
sucesión, sino como una yuxtaposición de sociedades
distintas que coexisten en un mismo espacio físico y
espiritual: pluralidad y lenguas, de tiempos históricos,
de ritmos y modelos de
desarrollo.
Si bien el desafió de entender al país y a
la sociedad mexicana en su extraordinaria complejidad sigue
vigente. Siempre será actual porque deriva de nuestra mas
genuina riqueza, histórica, hoy coincidimos
unánimemente en que esta pluralidad que pone ante nuestros
ojos la única clase de
Modernización posible entre nosotros: la que sea capaz de
respetar esa diversidad, de darle cauce como un todo
armónico.
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Esta conciencia, surgida de una indagación y una
afirmación de nuestra identidad que
aun no termina es uno de los mejores signos del
México
actual. El siglo XX no solo fue, como otros momentos de gran
esplendor en la larga historia de la cultura
mexicana, mas bien fue un siglo de extraordinaria efervescencia
creativa, un siglo en el que esa efervescencia corrió a la
par o en muchos casos fue reflejo de la conciencia que artistas,
músicos, filósofos, historiadores, en sí
muchos intelectuales
como Antonio Caso, José Vasconcelos, etc. Engrandecieron a
las instituciones
dando con ello un significado histórico profundo del
patrimonio
cultural nacional, del valor y el
papel de la creación intelectual y artística y de
la extensa difusión de los valores
culturales en la sociedad.
Tal conciencia, si bien germinada mucho tiempo
atrás y parte esencial en la construcción del México
independiente desde los inicios del siglo XIX, permitió a
México llevar a cabo, en los últimos cien
años, la valorización y la revaloralizacion de su
incalculable riqueza cultural, a la que el propio siglo XX amplio
tan considerablemente con su propia creación. Este
proceso
valorativo imprimió su sello en este periodo: nunca antes
como en el, había sido rescatada, del olvido, o el
abandono y en muchos casos de una casi, inevitable
desaparición, tal cuantía de vestigios, testimonios
y valores
culturales en los que el país ha sido reconocido, cada
rostro y los trazos mas profundos de su historia y su
identidad.
Es por eso que este sencillo trabajo es una
explicación de lo que un pensador se lanza a luchar y
actuar para instaurar una cultura a la vez nacional, continental
y popular. Convocando a una serie de llamadas de
inspiración espiritualista y pacifista a la juventud del
continente iberoamericano. Es por ello que estudiantes de
América
del sur, que vieron en José Vasconcelos un hombre que
escribía metafísica
y que militaba en las filas de Francisco I. Madero la clave para
entroncar el mundo ideal de la cultura con el mundo real de la
patria, fue nombrado "Maestro de las juventudes de
América" por los estudiantes de Colombia,
Panamá
y Perú en 1923. La visión de Vasconcelos, era una
profecía de una nueva América, lo cual provoco la
impresión de un mundo cósmico, donde el futuro de
la humanidad estaba en A.
En este mismo sentido, José Vasconcelos
continuó el ideal de la unidad cultural de América
Latina. El proyecto de
Vasconcelos contempla el cumplimiento de las promesas liberales,
la creación de un destino, un hombre nuevo y
una nueva generación. En 1909 participó con Pedro
Henríquez Ureña, Martín Luis Guzmán,
Alfonso Reyes y Antonio Caso, en un movimiento
intelectual llamado "Ateneo de México", que ayudó
al Gobierno de
Díaz a abandonar el positivismo y
a explorar otras corrientes de pensamiento
contemporáneo.
¿Qué debe
hacerse para lograr esta transformación? Vasconcelos
afirma que se debe asimilar el pasado para superarlo, extraer lo
esencial de la cultura tradicional para convertirla en
categoría del espíritu. En sus ensayos,
Pitágoras (1916), La Raza Cósmica (1925), Indologia
(1927) expuso lo principal de su concepción acerca de
América, la evolución
humana social y la importancia de la educación.
Contraponiendo estas dos culturas, la norteamericana y la de
América Latina Vasconcelos apunta:
"Ellos…cometieron
el pecado de destruir esas razas, en tanto que nosotros las
asimilamos, y esto nos da derechos nuevos y esperanzas
de una misión sin
precedente en la historia… En ella se prepara de esta suerte la
trama, el múltiple y rico plasma de la humanidad
futura,…pero ahora que se inicia una nueva fase en la
historia…comencemos haciendo vida propia y ciencia
propia. Si no se liberta primero el espíritu, jamás
lograremos redimir la materia"
Para Vasconcelos América Latina, por su
pasado y por su mestizaje étnico cultural, es la matriz de una
nueva era de civilización, porque dispone de los factores
espirituales, la raza y el territorio necesario para emprender
una nueva era universal. Para el pueblo mexicano este fin esta en
la educación
y la escuela donde son
el elemento y el ámbito necesario para aprender acerca de
la vida, el arte, la ciencia, y
la técnica, pero todas estas áreas deber ser
orientadas por una filosofía integral, basada en una raza
universal.
Leer a Vasconcelos es, con mucho repasar algunos
aspectos centrales de nuestra cultura que hoy damos
frecuentemente por supuestos. Vasconcelos tubo momentos
difíciles, pues combatir el racismo, el odio
o el desprecio raciales, fueron una lucha protagónica de
toda la nación
mexicana.
Vasconcelos es el centro fundamental de esa
polémica y, por supuesto, el ejecutor político de
su solución moderna: el mestizaje y la
reivindicación cultural de las masas. Que tan
difícil, para un país como el nuestro, sin otra
cultura moderna que la racista del siglo XIX y XXI, europeo y
norteamericano.
En la raza cósmica y en su Ideología, Vasconcelos creyó en la
cultura como un amplio ejercicio filosófico, es su
literatura una
escritura de
acción,
porque para él era liberarse, fortalecerse, era crear,
trasformar la realidad, Abelardo Villegas habla de Vasconcelos
como un filosofo que exalta la individualidad y la subjetividad
de las cosas de los seres, quien en provocaba la
apreciación de las particularidades de cada ser. En un
principio para Vasconcelos la lucha contra las doctrinas
positivistas que justificaban la colonización y la
opresión de las razas periféricas o, como lo
veía él.
Vasconcelos rechazaba la cultura Europea y anglosajona
si es que había esa cultura anglosajona. La
culturalizacion que Vasconcelos se empeño en hacer
consistiría en tirar todos esos libros, esas
corrientes artísticas, esas doctrinas sociales y
filosóficas en esas cuyas mismas premisas se fundaba
nuestra expoliación, y volver a los orígenes
libertadores de culturas, como las latinoamericanas, en estado de
aventura y gestación, gracias a este contexto se da el
cambio radical
de temperamento, que las masas habían exigido años
antes con las armas, de la
cultura mexicana, que ya no se avergüenza oficialmente de
los indios, ni los considere su problema, sino que, por el
contrario, con una apoteosis* festiva y proliferante,
los exhiba como rostro mural del Estado surgido de la revolución.
La invención de Vasconcelos es un sistema
mítico que en este siglo hemos atribuido a las
raíces populares y prehispánicas, y no a la
estricta verdad arqueológica, que habrá de
discutirse largamente.
CAPITULO I
La figura de José Vasconcelos Calderón, es
el Vasconcelos filósofo, educador, sociólogo,
político y literato. Todos los avatares que vivió
iban a ser los que influyen en una carrera zigzagueante, por la
que pasaría de político a historiador, de
historiador a filósofo y de filósofo a ensayista y
posteriormente a crítico. Pero lo que iba arraigando en
él, desde muy joven, era la filosofía a la que
acabaría entregándose de lleno, pese a que es
frecuente hallar libros sobre historia como crítica
literaria, cuentos,
relatos e incluso dramas teatrales.
Pero su literatura, como su propia filosofía
personal,
distan mucho de ser fáciles o al alcance de cualquiera.
Hay que conocer muy bien a Vasconcelos o estar muy introducido en
su obra, para llegar a comprenderle plenamente. Como
posteriormente nos dirá Agustín Basave "antes de
juzgar a Vasconcelos, hay que entenderlo, hay que leerlo y
posteriormente, que después se critique lo que se quiera,
pero antes que se ponga el corazón en
condiciones de vibrar al unísono".
Vasconcelos nació en 1882 y murió en 1959.
Lo cierto es que mucho antes de morir, Vasconcelos había
dejado de influir sustancialmente en los ámbitos que
abarcó su desempeño público: La
filosofía, la educación, la política y la
literatura. El inventario de sus
ausencias vuelve aún más enigmático el hecho
de que sigamos hablando de él.
Quizá el método
mejor para apreciar la dimensión y el sentido de su
huella, sea recorrer los espacios en que, a despecho del fervor
actual Vasconcelos no está y no ha estado desde hace
tiempo. El más notorio y el más justificado es su
filosofía y sus obras, obras desorbitadas, en muchos
casos, Vasconcelos, es tan responsable de esta soledad como su
actitud. En
sí Vasconcelos es un filósofo imposible.
Tal vez por ello, Diego Rivera fue uno de los pocos que
le entendieron desde un principio, y hasta supiera plasmar en uno
de sus impresionantes murales, con mucha carga filosófica
de Vasconcelos, no se sabe, bien, si por doctrina
filosófica del que fuera unos de los primeros protectores
y mecenas.
Sea como sea, y guste o no guste a unos u otros no cabe
la más leve duda de que la polifacética figura de
José Vasconcelos es una de las más grandes e
importantes que México ha dado al mundo, y no resulta nada
sorprendente que incluso hoy en día, en el campo de la
filosofía se sigan discutiendo sus tesis y
defendiendo o atacando sus ideas sobre su modo concreto de
pensar. Hay que añadir que Vasconcelos representa una
trayectoria y obras particularmente intensas en el Periodo
fundamental de México contemporáneo: nacido,
crecido y educado en el Porfiriato.
Nacido en Oaxaca de Juárez, según algunos
datos de
historiadores, el 27 de febrero de 1882, otros fijan un
año antes, en 1881.
Lo cierto es que José Vasconcelos vino al mundo
en el año de (1882 1959) en esa localidad mexicana,
capital del
estado de Oaxaca, en una ciudad que si vemos hoy en el año
2004 tienen 251,846 habitantes y es un importante centro
agropecuario, comercial, industrial y turístico, con una
hermosa catedral renacentista del siglo XVI y con una altitud de
1,565.M.S.N.M. y en sus cercanías cuenta con un sitio
arqueológico llamado Monte Alban, considerado patrimonio
de la humanidad.
Oaxaca es un estado con tradición, con un
glorioso pasado histórico y orgullo de México.
Localizado en el sur del país, comprende el territorio en
que convergen la Sierra Madre del Sur, la Sierra Madre de Oaxaca
y la Sierra Atravesada. Al ser montañoso, se forman
multitud de valles, entre los que destacan el de Oaxaca,
Nochixtlán y Nejapa. Está surcado por los
ríos Papaloapan, Coatzacoalcos, Mixteco, Atoyac y
Río Tehuantepec. El clima pasa del
semiseco-semicálido de los valles al húmedo de las
sierras orientales. La población se distribuye entre el medio
rural y el urbano, y desde el punto de vista demográfico
el hábitat
se concentra en ciudades como Oaxaca de Juárez (la
capital), Juchitán de Zaragoza, Loma Bonita, Salina Cruz y
San Juan Bautista Tuxtepec. Las carreteras panamericanas y
transístmica son las principales vías de comunicación.
Curiosamente, Oaxaca era la misma ciudad en que
nació otro importante personaje de la historia de
México, que con el tiempo seria militar y político
destacado en México y que ocupó por más
tiempo de lo indebido la presidencia de la nación;
me refiero a Don Porfirio Díaz. (Expresidente de
México, considerado un dictador por haber durado en el
poder 30
años).
Digo curiosamente, porque nadie más alejado de
Don Porfirio Díaz y de su trayectoria en la vida de
José Vasconcelos, que por cierto se contaría luego
entre los adversarios más importantes del Porfirismo, como
se verá en su momento.
Son las ironías que tiene la vida, coincidencias
que se dan y que no dejan de constituir en su momento una
anécdota y en cierto modo, una paradoja. Pero nadie elige
el lugar donde nace, y mucho menos, donde nacen los demás.
Por que a Vasconcelos, me supongo nunca debió agradarle
ser paisano precisamente de un hombre como Porfirio Díaz,
pero así son las cosas, y todo factor común a ambos
terminaba justamente ahí, en su ciudad natal. Las
trayectorias de ambos hombres aparte de su significado en la
historia y el papel de cada uno en México, iba a ser
siempre diametralmente opuestos y no hablemos ya de lo relativo
al pensamiento de cada cual.
Pero si destacado iba a ser Porfirio Díaz, no se
puede dudar que otro Oaxaqueño, como José
Vasconcelos, estaba destinado a ser también uno de los
ciudadanos más notables de aquel estado rico en agricultura,
ganadería
e incluso importantísimos yacimientos de minerales.
Vasconcelos, se rebela en contra del Porfiritato y forma parte
importante en el maderismo; por consiguiente, como era de
esperarse, fue uno de los intelectuales que no aceptaron el
gobierno de Victoriano Huerta y se dice que participo
hazañosamente y aventuradamente en la Revolución
Mexicana, en las filas villistas.
Vasconcelos admitía que era un mal orador. Sus
colegas maderistas, al igual que su madre muchos años
antes, reconocían que la pluma de Vasconcelos podía
ser mucho más efectiva para la causa. Se le designo
entonces editor del periodo oficial del partido. El
Anti-reeleccionista, al cual contribuyó regularmente con
editoriales políticas
y económicas.
Vasconcelos el más confesional de todos los
mexicanos que se han distinguido por su obra literaria y por sus
escritos en los periódicos el "Excelsior" el
anti-reelecionista y otras revistas. Difícilmente podremos
encontrar a un hombre como Vasconcelos que haya dejado memoria escrita
de su vida entre nosotros, con tanto candor y tanta arrogancia,
como él lo hizo.
Es conveniente recordar que la secretaría de
Educación Pública nace de la Universidad
Nacional de la misma manera que hay que tener en cuenta que la
Universidad Nacional, establecida en 1910, se fundó por el
primer Secretario de Instrucción Pública que hubo
en nuestro país, Justo sierra, su obra al igual que la de
Vasconcelos perdura, con timbres propios luminosos, en los anales
de la educación mexicana.
Cuando se inicia la Revolución Mexicana, se
inicia también una Revolución Intelectual, y
política. Vasconcelos va a figurar precisamente entre los
partidarios de Francisco I. Madero y se puede afirmar que durante
el transcurso de su vida permanecerá eminentemente dentro
de los parámetros estrictamente políticos
democráticos de la Revolución, aún cuando
más adelante la acción de Vasconcelos como
Secretario de Educación Pública sea primordialmente
una acción de educación social.
La obra de José Vasconcelos se encuentra entre
las principales contribuciones que inauguraron una nueva
concepción de la nacionalidad
mexicana. Su contribución abarcó la
construcción de nuevas instituciones del régimen
revolucionario.
Hasta la transformación del sistema escolar con
fuertes valores nacionales e hispanoamericanos. Vasconcelos
siempre vio a Estados Unidos
con lentes hostiles, aunque reconocía algunos aspectos que
consideraba positivos y valiosos.
Es importante tener presente que sus primeros
años transcurrieron en Piedras Negras, en la frontera con
Eagle Pass, Texas. Gracias a su condición familiar de
clase media pudo asistir a la escuela en el lado
Nortea-americano. De esta experiencia Vasconcelos obtuvo la
ventaja de una educación con estándares más
altos que en el lado mexicano, y un sentimiento de
frustración por la falta de oportunidades educativas en
México. Escasamente poblado en ese entonces, el lado
mexicano de la frontera con Estados Unidos se convirtió en
uno de los sitios en los que la presencia de Estados Unidos se
volvió indisoluble de la experiencia mexicana. El otro
lado, como se denomina en la jerga norteña al país
del Norte, era una frontera que había que
construir
Como ya se ha ido mencionando en 1910, Vasconcelos se
caracterizó por su oposición al positivismo y al
régimen del Porfirio Díaz, impulsando una corriente
crítica
filosófica, política y de renovación
ideológica. Con sus amigos y colaboradores Alfonso Reyes,
Antonio caso y otros, trascendió el positivismo en la
búsqueda de otros órdenes autónomos de la
vida natural, el arte de lo humano y la región del
espíritu, dando inicio a formar el Ateneo de la Juventud
en 1908 a 1910.
Vasconcelos es el ideólogo, más original
que hasta hoy ha habido en América Latina… y es el
pensador más representativo. Igual que el "Ulises criollo"
deambulaba por el mundo ostentando y predicando orgullosos el
pensamiento de América, dando con ello al arte de lo
humano y la región del espíritu. Es decir explicaba
la evolución del universo y la
reestructuración de su sustancia cósmica, en los
órdenes físico, biológico y humano de
México y de América.
Era una figura intelectual que se comprometió con
la política, dando con ello a un hombre dialéctico
y provocador, sus máximas aportaciones a este país
fueron la educación, la cultura y la filosofía. El
creyó firmemente en la educación como el principal
instrumento liberador del pueblo; la educación libera de
la ignorancia a un país, para sobresalir entre sus
generaciones. Fue un promotor de educación aún con
sus diferencias sociales y transmitió una mística
para cumplir una cierta misión en México.
Vasconcelos fue un hombre muy culto e hizo el primer análisis de una revolución
educativa. Eso si diferenció el modelo
anglosajón del modelo latino en el campo de la
educación y esto se ve reflejado en sus obras.
La percepción
de Vasconcelos sobre Estados Unidos y su relación con
México fue una de las más influyentes durante el
México posrevolucionario. Su narrativa sigue el curso de
los eventos durante
el Porfiriato, la revolución y sus consecuencias, de las
que él mismo se convertiría en protagonista,
primero y en víctima después, cuando perdió
las elecciones presidenciales en 1929, dando con ello que los
generales en el poder le impusieran el exilio.
En el trasfondo de esta experiencia, se alzó un
sentido de conflicto
civilizatorio. Angloamericanos y mexicanos no solamente son
personas diferentes, sino civilizaciones opuestas. En una de sus
obras más influyentes, Bolivarismo y Monroismo (1934),
Vasconcelos concibe la diferencia entre Estados Unidos y los
países hispanoamericanos como una diferencia
civilizatoria. Comienza su libro
afirmando:
"Llamaremos bolivarismo al ideal hispanoamericano de
crear una federación con todos los pueblos de cultura
española. Llamaremos monroísmo al ideal
anglosajón de incorporar las veinte naciones
hispánicas al Imperio nórdico, mediante la
política del panamericanismo.
En su libro bolivarismo, Vasconcelos demanda la
unidad de Hispanoamérica frente a la influencia
norteamericanea e inglesa en el subcontinente. Religión, geografía e identidad
se ven amenazados por "El monroísmo se nos revela en ella
como una serpiente que constriñe el cuerpo aletargado de
Hispanoamérica" (Vasconcelos, 1934:15).
El argumento efectúa un resurgimiento del
conflicto liberal-conservador, porque para Vasconcelos la
historia mexicana, es la fuente de experiencia de la que, a su
juicio, tenían que abrevar todos los países
hispánicos, es reinterpretada desde el punto de vista de
actitudes y
valores pro o versus anti-Estados Unidos. Juárez aparece
como un traidor a la nación como Santa-Anna; Lorenzo de
Zavala es retratado como socio del "cuervo" Samuel Houston en la
independencia
de Texas y así sucesivamente.
Vasconcelos comenta que Alamán puso un alto a la
política de Adams dirigida a controlar "América
para los americanos". "Alamán creía en la raza,
creía en el idioma, creía en la comunidad
religiosa. En suma, Alamán daba al bolivarismo el
contenido que le estaba faltando. Y sin sobresaltos liquidaba el
monroísmo."
Raza, religión y lengua. La
trilogía de la identidad hispánica se
entretejió para construir una barrera frente al "imperio
nórdico". Es aquí donde Vasconcelos
acuñó la frase "Por mi Raza Hablará el
Espíritu", lema actual de la Universidad
Nacional.
La raza, religión y lengua los tres fueron los
motivos de los escritos de Vasconcelos a todo lo largo de su
vida. Aun cuando reconocía las virtudes del trabajo,
observancia de las reglas y adherencia a la gran "familia
cristiana" como características positivas de Estados
Unidos, consideraba que éstos constituían una
amenaza a la misión y el destino de la "raza
cósmica". Las ambigüedades reunidas en este concepto forzaron
a Vasconcelos a buscar su significado en el pasado, donde
podía encontrar los componentes de una civilización
distintiva para afirmarla en el presente. México es visto
por él como el sitio en el que estos componentes se
mezclaron y del que emergería una gran sociedad. La
condición para que esto ocurriera era resistir a la
absorción del Coloso del Norte, con sus espurias logias
masónicas, sus sectas protestantes y su insípida
blancura.
En mayo de 1920, regresaba a México tras un
destierro de 5 años. Poco después es nombrado por
el presidente interino Adolfo de la Huerta, como rector de la
Universidad Nacional.
Siendo rector de la Universidad Nacional (del 29 Junio
de 1920 al 12 de Octubre de 1921), en el desempeño de este
cargo, organizó el ministerio en tres departamentos;
Escolar, de Bellas Artes y
de Bibliotecas y
Archivos;
mejoró la Biblioteca
Nacional y creo varios repositorios bibliográficos
populares edito una serie de clásicos de la literatura
universal. El presidente Adolfo de la Huerta, no se
equivocó al nombrar Rector de la Universidad de
México a Vasconcelos. Siendo al mismo tiempo miembro
activo del ateneo de la juventud, en donde se reunían a
leer a Platón
y a Nietzsche, en
la casa del Arquitecto Jesús T. Acevedo, con Antonio Caso,
Pedro Enríquez Ureña, Alfonso Reyes, entre otros
destacados en las letras nacionales.
Al frente de la Universidad Nacional y del ministerio de
Institución Pública, Vasconcelos tenía un
concepto muy claro de lo que debía ser la
organización y las principales directrices de la
educación nacional, se entregó con entusiasmo a
perseguir dos grandes metas; el proyecto de ley, las reformas
constitucionales que fundamentan el ministerio de
educación pública y el proyecto del edificio que
cobijara al ministerio de tal manera que a medida que la
creación del Misterio de Educación se cristalizaba
en leyes, y
así en el decreto del edificio que hoy es la Secretaria de
Educación Pública también impulsó al
mismo tiempo; la educación indígena, la rural, la
técnica y la urbana; creó redes de bibliotecas,
misiones culturales, escuelas normales y Casas de Pueblo, que
convirtió en centros educativos básicos.
Fomentó la lectura,
editó colecciones de libros de los autores
clásicos, apoyó la obra de los primeros muralistas
y construyó el Estadio Nacional como lugar de
espectáculos populares.
Así con este antecedente José Vasconcelos,
nombrado rector de la Universidad Nacional, el 2 de octubre de
1921 dejaba ese cargo, para pasar a ocupar el de Secretario de
Educación hasta el 2 de julio de 1924. Es importante
aclarar que no se puede pedir más a un hombre que lo que
Vasconcelos llevó a cabo desde sus cargos educativos de la
época de Obregón, cambiando radicalmente el
panorama cultural, y de la educación entre las nuevas
generaciones mexicanas. Gracias a que Vasconcelos estuvo y creo
la Secretaria de Educación Pública, fue importante,
porque, con ello movió a la inteligencia
de México, a hombres, niños,
y a muchos jóvenes y adultos, deseosos de aprender. Las
misiones culturales, que llegaron a todos los rincones de
México, eran fiestas del espíritu y el resultado de
esto, era la afirmación del autentico mexicano la
reconstrucción de un pensamiento propio.
La reforma Constitucional fue aprobada y promulgada el
2º de Julio de 1921. El decreto de creación de la
secretaría de Educación Pública data del 29
de Septiembre del mismo año. En octubre de 1921,
José Vasconcelos protestó como titular de la nueva
secretaría. Había seleccionado como constructor del
edificio de la nueva secretaría al arquitecto Federico
Méndez Rivas, quien inició la obra el 15 de Junio
de 1921, obra que fue concluida en un año.
Al triunfo de la revolución, y una vez nombrado
secretario de educación pública, decide trasladar
la revolución del campo de lo político al terreno
de la educación, como el mismo afirmaba "El destino
llevaba a un filósofo a la magna tarea de educar a un
pueblo" para ello era necesario despertar la conciencia del
pueblo sobre la necesidad de una cultura nacional que le fuera
propia al pueblo mexicano, y cuyas bases se debían
encontrar en la raza, el idioma y las tradiciones.
Empezó combatiendo el analfabetismo
y continuó con las reformas a la escuela primaria,
comprendió que lo más urgente era enseñar al
mexicano a vivir. Sus ideas impulsaron la creación de las
escuelas técnicas
donde se preparaban a los obreros calificados, creó la
escuela agrícola para poder producir más y mejor,
dignificó el arte popular mexicano, haciéndolo
volver a sus raíces.
En estos tiempos de miseria filosófica y
pedagogica es de aplaudirse que se hayan logrado sus
publicaciónes editoriales. Sus obras son sumarias editadas
en 1935 me refiero (Vasconcelos, José. Obras completas
(cuatro volúmenes) libreros mexicanos, méxico, 1957
– 1959). Y a 67 años de su publicación
sigue siendo vigente, en ese entonces era prioridad la
transmisión del conocimiento y
se demuestra la preocupación de Vasconcelos como pedagogo.
También hay que mencionar nuevamente a Justo Sierra ya que
ellos dos fueron promotores de cultura en nuestro país,
son figuras que resisten el paso de los años y sigue
siendo válidas sus obras. Un educador es un formador y es
lo que el maestro José Vasconcelos logró y
dejó una buena herencia a los
mexicanos ya que con sus escritos, cuentos e historias tuvo esa
claridad de culturizar a como diera lugar al pueblo
mexicano.
CAPITULO II
LA GENERACION DEL ATENEO DE LA
JUVENTUD.
Surgido entre 1908 y 1910, el ateneo de la juventud fue
mucho más que una corriente, enteraría;
constituyó una fuerza
renovadora que contribuye de manera decisiva, a sentar las bases
de la cultura mexicana del siglo XX. El impulso que movió
a los miembros de la generación del ateneo fue su rechazo
al Pensamiento Positivista, el cual se había convertido en
la filosofía oficial del régimen de Porfirio
Díaz. Pero más allá de su pugna contra los
ideales del positivismo, los ateneístas se propusieron una
revisión crítica de los valores intelectuales,
así como una apertura hacia el saber universal como medio
para comprender y apreciar en su justa medida de la cultura
mexicana.
La nueva ideología de los estudiantes de ese
entonces, era una razón de circunstancias.La Universidad
no se puede concebir como estática
ante un mundo de cambios profundos. El lema de Vasconcelos era
una motivación
para proponer y cambiar, no la razón ideológica
sino la razón de circunstancias. Hay que tener presente
que Vasconcelos, Antonio caso y muchos jóvenes, se
preocuparon, porque la Universidad no se había preocupado
en absoluto de los asuntos americanos, era una universidad que se
detenido en el pensamiento del siglo XVIII, del siglo XIX. La
mayor parte de los textos que teníamos entonces no estaban
escritos por gente de América sino por europeos, y eso
hizo crisis hacia
esa época. El interes del pensamiento se había
paralizado en el siglo XIX.
Las propuestas de José Vasconcelos, Antonio Caso
y otros eran hacer de la Universidad una universidad donde la
sociedad, le exigiera a la Universidad una preparación de
sus jóvenes para trabajar en profesiones muy diversas.
Vasconcelos daba pauta a la definición étnica y
cultural. Seguido mencionaba lo siguiente "nosotros queremos la
unión de los pueblos ibéricos, sin excluir a
España
y comprendido expresamente al Brasil; y tenemos
que excluir a los Estados Unidos, no por odio, sino porque ellos
representan otra expresión de la historia humana"
Así hizo todo lo posible para fomentar recursos
oficiales, para la construcción de la cultura universal a
la elevación espiritual de las masas integrando con ello a
una identidad
nacional. Al cubrirse al mundo oriental y occidental, el
mexicano descubriría su propia herencia doble. Es por ello
que Vasconcelos subrayo la importancia de editar libros en
español
para que así leyeran casi todos los mexicanos y que se
atrevan a hacer juicios sobre la manera de pensar de otros y
así comenzar a reconstruir sus propias ideas
filosóficas.
Aunque el ateneo de la juventud estuvo integrado por
numerosos hombres de letras, destacó un núcleo
formado por aquellas personalidades cuya influencia
trascendió al propio grupo (que se
disolvió con la Revolución). A este pertenecieron
Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, José
Vasconcelos, Alfonso Reyes y Julio Torri.
El programa de
acción emprendido por los fundadores del Ateneo de la
Juventud se propuso particularmente el promover una
renovación y extensión de la cultura, en la
actividad que cada uno de ellos emprendió, se podía
percibir una intención común que era la
moralización de la sociedad que por medio de la
acción educativa centrada en la enseñanza de los valores éticos
contribuiría a incrementar la calidad
espiritual del mexicano.
Convencidos del hecho de que la educación debe
sustentarse en una base filosófica firme, llegaron pronto
a la conclusión de que el positivismo no es el camino
adecuado que permitía llegar a generar el cambio que se
persigue, de tal manera que iniciaron una campaña cuyo
objetivo fue
la renovación de las bases filosóficas sobre las
cuales se sustentaba la educación oficial, sobre todo en
lo que respecta a las actividades del espíritu, del
conocimiento, del arte, de la economía, de la vida
pública; la filosofía hizo resaltar su sentido
moral.
La obra emprendida por el Ateneo contribuyó a
ampliar la visión, despertar la inquietud, difundir ideas
nuevas, inculcó en la juventud el sentido de los valores
del espíritu. La generación de inicios de siglo,
tiene el encargo de buscar una nueva filosofía, en
palabras de Vasconcelos "El nuevo sentir nos lo trajo nuestra
propia desesperación, el dolor callado de contemplar la
vida sin nobleza ni esperanza"
Como resultado de la influencia del positivismo en
México se podía percibir a hombres carentes de
convicciones morales firmes y sin un ideal que tuviera la
capacidad de impulsar o dirigir la vida de la nación. Es
en ese momento justamente que surge la figura del maestro Antonio
Caso y por supuesto José Vasconcelos.
Vasconcelos en 1907 se gradúo como abogado,
presidió el Ateneo de la Juventud en 1909,
participó en el movimiento revolucionario, fue rector de
la Universidad Nacional, Secretario de Educación
Pública, como ya anteriormente se dijo fue impulsor de la
escuela rural y las misiones en el campo, después de
regresar a México en 1928, se postula como candidato a la
presidencia de la República en 1929 apoyado por las
generaciones de estudiantes, no obstante fue derrotado y decide
volver al exilio. Recibió el titulo de doctor (Honoris
Causa) por las Universidades Nacionales de México,
Puerto Rico,
Chile, Guatemala y El
Salvador.
Al igual que Caso, hace manifiesto su rechazo al
positivismo, afirmaba: "pocas son las filosofías validas
universalmente; el platonismo, el aristotelismo, el idealismo y el
realismo
parecen polos eternos de la conciencia. Al lado de éstos
hay doctrinas de ocasión, hechas para justificar una
política o corolarios de planes y de prejuicios
temporales" Precisamente una de esas doctrinas de ocasión
era el positivismo, la cual nos ha perjudicado como nación
en tanto que ha favorecido los intereses de la
colonización y el imperialismo
de la cultura anglosajona.
Ni el nacionalismo
revolucionario con su carga de autoritarismo, ni lo que se puede
llamar el nacionalismo mesiánico acuñado por
Vasconcelos y adaptado en una versión más ligera
por sus seguidores,) pudieron establecer una perspectiva
coherente en torno a la forma
en que debía de tratarse a Estados Unidos en
relación con los asuntos mexicanos. Por un lado, la falta
de democracia y
un discurso
nacionalista cada vez más empobrecido llevaron al
debilitamiento de la política exterior mexicana. Por otro,
la incapacidad para comprender la cultura, los usos y costumbres
de Estados Unidos condujeron a una exageración de los
esplendores del pasado mexicano y de las posibilidades del
país para proyectarlos al futuro. La carga del pasado
obstruyó la capacidad de construir el presente desde una
perspectiva dirigida a metas futuras.
LA LIBERTAD Y EL
INDIGINISMO
De José Vasconcelos es la formulación que
ha sido más reconocida en torno a la cuestión del
mestizaje. Pero el mexicano es, en cierta forma, la
culminación de una trayectoria que se venía
desarrollando tanto en su propio país como en otras
latitudes. La mestizofilia vasconceliana es total y
metafísica pero otros autores aluden a cuestiones
más específicas o parciales antes que él. En
la «raza cósmica» convergen y alcanzan
plenitud todas las razas, llegando allí a su
realización y superación.
Es así como este trabajo trata de ese alguien que
pensó en la cuestión indígena, ese mexicano
que hace ver que el mexicano y el hombre
latinoamericano que perdido en su legitimación de ser, anda en
búsqueda de quien es, Vasconcelos trata este problema y lo
relaciona con un problema filosófico con el aparato de
estado para desarrollar una filosofia y
pedagogía, pensando siempre en el problema
de la nación y de sus elaboraciones.
Estableciendo con ellos un esquema que entra más
tarde en crisis. Crisis porque al insertar el problema de la
población, en particular, de su pensamiento y de su raza,
que es la raza indígena y la raza española.
Vasconcelos rompe con las cadenas donde estaban atados muchos
mexicanos y latinoamericanos. Al liberarse de esas cadenas,
Vasconcelos, va a afirmar que se alcanza la libertad. Esa
libertad es la libertad creadora, es el modo de ser que todos los
hombres poseen por el hecho de ser hombres.
Para estudiar el pensamiento latinoamericano, uno de los
mejores caminos, es preguntarse por la concepción de
América Latina, y en estos años son muchos quienes
la conciben como indígena. Lo autóctono, lo propio
no alude ahora tanto a ser latino, como a ser heredero de la raza
y/o la cultura aborigen; es decir, América se identifica
con la sierra, con lo interior; de este modo, la oposición
latino-sajón se va transformando en indígena (o
mestizo) versus no indígena (o blanco).
En el indigenismo de los años 20 convergen
claramente en tres tendencias de las décadas anteriores:
el arielismo, las tendencias social-anarquistas y el
nacionalismo. De este modo puede señalarse que el
pensamiento social, marcado por un teoricismo y una incapacidad
de referirse a la diferencia, ahora se latinoamericaniza (o
indoamericaniza) así como puede afirmarse que el arielismo
se «socializa», se empapa tanto de factores sociales
como de la concreción que le aporta un nacionalismo que se
ha informado sobre la realidad.
La polémica sobre el indio ha sido una de las
más importantes del siglo XX y el indigenismo una de las
tendencias más originales de nuestro pensamiento en el
siglo XXI.
El indigenismo maduró durante los años 20,
aunque como es sabido tuvo numerosos antecedentes y algunos han
llamado a éste, «segundo>. Primer
indigenismo del siglo XX, significa planteamiento del
problema del indio en nuevos términos en
relación a lo que había ocurrido en épocas
anteriores; es decir, articulación del tema del indio con
el tema de la tierra: el
indio como cuestión étnico-social y
económica, y ya no en términos teológicos,
éticos, bélicos o biológicos, como
había sido tratado anteriormente. Para Vasconcelos dira
que esto surge porque:
"Nosotros no seremos grandes mientras el
español de la América no se sienta tan
español como los hijos de España. Lo cual no impide
que seamos distintos cada vez que sea necesario, pero sin
apartarnos de la más alta misión común.
Así es menester que procedamos, si hemos de lograr que la
cultura ibérica acabe de dar todos sus frutos, si hemos de
impedir que en la América triunfe sin oposición la
cultura sajona. Inútil es imaginar otras soluciones. La
civilización no se improvisa ni se trunca, ni puede
hacerse a partir del papel de una constitución política; se deriva
siempre de una larga, de una secular preparación y
depuración de elementos que se transmiten y se combinan
desde los comienzos de la historia. Por eso resulta tan torpe
hacer comenzar nuestro patriotismo con el grito de independencia
del padre Hidalgo, o con la conspiración de Quito; o con
las hazañas de Bolívar,
pues si no lo arraigamos en Cuauhtémoc y en Atahualpa no
tendrá sostén, y al mismo tiempo es necesario
remontarlo a su fuente hispánica y educarlo en las
enseñanzas que deberíamos derivar de las derrotas,
que son también nuestras, de las derrotas de la Invencible
y de Trafalgar. Si nuestro patriotismo no se identifica con las
diversas etapas del viejo conflicto de latinos y sajones,
jamás lograremos que sobrepase los caracteres de un
regionalismo sin aliento universal y lo veremos fatalmente
degenerar en estrechez y miopía de campanario y en inercia
impotente de molusco que se apega a su roca."
La libertad actividad específica de la
dimensión espiritual de la persona humana,
es juntamente con la inteligencia y la voluntad lo que mejor la
define y constituye y en ese sentido es el fundamento de la
cultura. Esa libertad se dirige a la creación e
invención de valores. Los valores como actos o bienes se
proyectan no sólo en un ámbito cultural, sino que
son ellos resultado objetivado o exteriorizado del impulso
creativo y transformador del hombre donde se mezclan el bien y el
mal.
Descubrir esa libertad y hacerla patente, es lo que se
propuso Vasconcelos, al hacer la pregunta ¿Qué hace
del hombre un hombre? Y, por ende ¿Qué hace del
hombre latinoamericano? Hace que Vasconcelos ofrezca su
filosofía de la raza cósmica que es una
filosofía latinoamericana.
Las ideas básicas del filósofo
español José Ortega inspiraron a Vasconcelos, para
articular las nociones acerca de una identidad cultural nacional.
Su famosa frase "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a
ella no me salvo yo" marca la premisa
introspectiva central de la gestación del nacionalismo
artístico latinoamericano. Pero sobretodo, las ideas de
Ortega ofrecían también un esquema básico de
apreciación del arte que será adoptado poco
después, directa o indirectamente. Es en realidad durante
los años treinta y en las generaciones jóvenes – en
particular los Contemporáneos en México como Novo,
Villaurutia, Owen – donde existe una estrecha relación con
los artistas visuales, y donde la afinidad fundamental con la
estética Orteguiana es visible. Los
Contemporáneos, quienes no compartían una
estética socialmente comprometida como la propuesta por
los muralistas – y cuya perspectiva será compartida por
los surrealistas.
Vasconcelos propuso que cuando se diga o se pregunte
¿Qué es el hombre latinoamericano? La respuesta
será es el hombre que se busca así mismo, pues
está dentro de sí mismo.
El paradigma es
sólo el hombre mismo, independiente de que sea
latinoamericano griego, europeo, asiático o africano.
Solamente surgirá como paralela la expresión y el
nacionalismo. Un nacionalismo que buscará en sus pueblos
lo que la nueva filosofía buscara en los individuos. Es
decir un modo auténtico de ser propio.
Un modo de ser que no tiene que ser semejante al de
otros pueblos. No hay que renegar la patria decía
Vasconcelos , pues "Es necesario que vivamos conforme al alto
interés
de la raza; aún cuando éste no sea todavía
el más alto interés de la humanidad".
La nueva raza comenzara a cumplir su destino a medida
que se inventen los nuevos medios de
combatir el color en lo que
tiene de hostil para el hombre. Así Vasconcelos hablaba
que "era necesario superar nuestra falta de fe, en nosotros
mismos". ¿Qué nos quería decir con esto? Que
nosotros no, confiamos en nosotros mismos, la falta de fe en la
patria que se hace, hace que nos negamos así
mismos.
LA CULTURA Y LA
FILOSOFIA.
Muchas veces casi siempre se piensa que
únicamente los extranjeros son los únicos que
piensan que tienen cultura. Esto es una aberración,
diría Vasconcelos, porque en México y Latinoamérica, hay mucha cultura, mucha
poesía.
Tanto obras de arte, como la prehispánica, como la
música que
es también un pensamiento filosófico. "El hombre
latinoamericano tiene también derecho de hacer
filosofía de construir su propio sistema de pensamiento
que cuando menos lo acerque a la verdad profunda, emprende la
ardua de forzarlo."
Reconociendo nuestra cultura, nuestras tradiciones y
aceptando nuestra raza, la intención de Vasconcelos no va
estar en vano. Su clara intención, era crear una
filosofía hispanoamericana, permitiendo elevarse al rango
de lo universal. Vasconcelos pone en juego el
espíritu sentimental de su raza Iberoamericana, hecho de
luz, de sol y
de colores, de
misterio y de abismo, de inquietud existencial, de honda
emoción y de audaz aventura, formulando un sistema que es
un poema cósmico orquestando, que comienza con un
monorritmo de las tumabás y tumbaderas tropicales,
símbolo del automatismo mecánico de átomo, y
que concluye en el clamor sinfónico que simboliza el grito
del espíritu en vuelo desalado al absoluto. Su talento es
hacia el perfilamento de una autentica cultura nacional e
internacional pasando indefectiblemente por estar apoyada en
firmes valores Universales que la despojaron de toda idea
localista. La cultura que Vasconcelos ésta proponiendo
para el pueblo es una filosofía y cultura vigente en todo
el mundo y sus raíces deben ser siempre autóctonas,
pero siguiendo los cauces de las corrientes culturales del mundo
entero. El mexicano no debe quedarse atrás ni mucho menos
como lo expuso Vasconcelos aislarse de esos valores comunes en
todos los pueblos, sino que su raza, como él siempre
afirmaba, es poderosa, raza del futuro que nada tiene que
envidiar a otra.
A los enemigos del mestizaje, a los que minimizan al
hombre por ser mezcla de razas, dirá Vasconcelos hay que
desarmarlos totalmente con argumentos, siempre en defensa de los
valores del pueblo. Anque algunas razas y unas etnias muestran ya
signos de decadencia, la quinta raza, la raza prodigiosa indo –
hispánica – latinoamericana debe mostrar, ser una
raza del futuro, un puente tendido al porvenir y abierto a todas
las posibilidades es ahí donde se comenzara a reconstruir
una filosofía propia.
Así, con su propuesta José Vasconcelos se
va a convertir en el "Maestro de América" en sí
según se decía en el profeta de nuestro continente,
porque Vasconcelos estaba convencido de que podía haber
una mezcla de razas que se produciría en América
para formar lo que el llamaría la "raza cósmica".
La raza cósmica es la que será una
"superación de estirpes. En síntesis
una raza síntesis hecha con el tesoro de todas las razas
anteriores.
Este análisis filosófico que desarrolla
Vasconcelos sobre su propuesta de las razas, va a constituir el
centro del análisis de la propuesta de una
filosofía propia y de su libertad.
Partiendo de que el sujeto hispanoamericano
latinoamericano y sobre especial atención en el mexicano, que están
en crisis de identidad, Vasconcelos, partirá del
análisis. Proponiendo al sujeto en un sujeto
dialéctico y pensante.
En este sentido Vasconcelos trata de que se retome y se
analice el aspecto de identidad y pensamiento en donde pensar lo
va a tomar como identificar. Vasconcelos va a resolver la
cuestión al ofrecer su filosofía de la raza
Iberoamericana, con el lema de positivismo "Amor, Orden y
Progreso".
Todo esto recae como resultado de una
Lucha-Interior-Exterior". Por encontrarle significado a esa
realidad, por aprender la lucha que irrumpe como
manifestación de insignificados, como momentos de crisis,
es decir, como una falta de identidad apenas identificable que
surge como una ruptura que rompe los sentidos de
los sujetos, que permite continuar en esa incesante
búsqueda de sí mismo. En la indagación de su
yo, no con la idea de un yo-conciencia, sino con la idea de un yo
como construcción del inconsciente.
En esta reconstrucción de pensamiento y fusión de
razas, sin distinción de color, Vasconcelos nos lleva a
una "quinta raza" con América, donde nos muestra al hombre
mexicano – latinoamericano, como un conjunto de fuerzas que
aunque comúnmente no concientes de ser, tal hombre
pensante. Vasconcelos, los impulsa. Si analizamos nos daremos
cuenta, según nos dirá Vasconcelos. El sujeto
mexicano y latinoamericano, siempre anda en busca de su ser, su
identidad, aparentemente perdida, este hombre reconstruirá
su pensamiento, después de que halla concientizado, de que
es importante, que el hecho de ser una raza de varias razas, nos
conllevára posteriormente a hacer filosofía propia.
Así reconstruirá no nada mas su pensamiento,
exponiéndola a los cuatro vientos sino que se
sentirá orgulloso y enfatizara su constitución como
sujeto que piensa y que puede realizar y aportar conocimiento
nuevo comprometido en el estudio de su devenir histórico,
para así poder desarrollar una sociedad.
UNA FILOSOFIA PROPIA
Vasconcelos concebía a la filosofía como
una construcción de un gran sistema sobre el universo,
percibía una crisis de la filosofía debido a que
"los experimentadores, los operarios de la filosofía han
despedido al verdadero filósofo que es el arquitecto"
Veía la necesidad de crear una filosofía propia que
tenga la capacidad de expresar a su vez la filosofía
universal, es preferible una filosofía nacionalista a una
filosofía imperialista porque ésta nos
hundirá en la dependencia cultural, la filosofía
debe ser un sistema unitario, armónico, que llegue a una
síntesis estética y armoniosa de los distintos,
el
conocimiento es una operación sintética que
coordina elementos y modos de aprehensión
heterogéneos.
Esto suele ser considerado como la antítesis de Caso, porque el no se
entregó a la filosofía académicamente, su
acción al igual que José Vasconcelos se
dirigió más a la política y al campo
educativo, en cuanto a los aspectos de rigor y exactitud del
método filosófico poco le importó, no
consideraba como necesarios el contacto con los grandes sistemas
filosóficos, ni en general la información sobre las direcciones
filosóficas, tenía mayor significado el impulso
espontáneo del pensamiento y la propia visión de
las cosas.
Para Vasconcelos el encargo que se le ha asignado al
filósofo, no tiene que ver con el estudio o la
reflexión o la investigación de los problemas que
plantea la realidad en el espíritu del hombre, sino la
creación de un gran sistema sobre el universo, la
auténtica filosofía solo se puede encontrar en los
pensadores sistemáticos, el creador del sistema es el
arquitecto, los otros filósofos únicamente han sido
los operarios, los que hacen llegar los materiales, de
ahí que el método de la filosofía para
Vasconcelos sea la intuición y el carácter de inmediatez, el ir directo a
las cosas para no repetir lo que otros ya
hicieron.
El sistema filosófico de Vasconcelos: "Es una
obra más bien de la imaginación que del intelecto
en que se proyecta una personalidad
excepcional y es también la reacción de esta
personalidad ante el espectáculo del mundo.
La obra de Vasconcelos tiene de filosofía lo que
hay en ella de conciencia de los grandes enigmas y de afán
por unificar nuestros pensamientos con nuestro sentimiento y
nuestra voluntad" Consideraba que: "El instrumento propio de la
filosofía no es la razón, sino la intuición
emocional, pues según Vasconcelos, la emoción es el
dato primario de toda existencia, y "pensar una cosa es
incorporarla en el seno de la emoción" Finalmente la
filosofía tiene un fin último que es servir de
medio para la salvación del hombre llevándolo de lo
terreno a la fusión con lo divino, un peldaño
necesario dentro de todo el sistema que nos permita llegar a
Dios.
La preocupación primordial de la obra de
Vasconcelos tiene que ver con el futuro del hombre y su destino
como raza americana, cuya función
será la de desarrollar e implantar en el mundo la nueva y
última cultura. La nueva raza tiene una
caracterización espiritual y no física, la
superioridad consiste en atraer a todas las razas, la raza sajona
se funda en la fuerza, mientras que la latina lo hace en el
sentimiento que unifica. La pugna de la latinidad contra el
sajonismo consiste en encontrar el sentido de la historia moderna
del mundo y de América en particular, la
característica de esta raza cósmica consiste en la
síntesis de todas las demás, no en los rasgos
físicos sino en la actitud espiritual, la
orientación de la nueva conducta debe de
buscarse en el sentimiento creador y en la belleza que
convence.
Frente a estas ideas de exclusión, Vasconcelos va
a representar, el concepto de selección
natural donde, va ser necesario y de vital importancia el
argumento de síntesis que protagonizara el mestizaje. Hay
que entender que Vasconcelos tuvo mucha influencia de varios
autores, cuyas ideas resultaron fundamentales para su
filosofía, pero no hay que entender por eso que lo
realizado por Vasconcelos es una simple yuxtaposición de
pensamientos ya dados. Por el contrario, buscara, amalgamarlos,
pero, a la vez, les dará su propia impresión de
sello intentando llevarlos a un método
filosófico.
Al proponer Vasconcelos "El advenimiento de una quinta
raza" en América, que funcionara a todas las otras razas
sin distinción de color o número, creando una nueva
civilización que erigirá una ciudad:
Universópolis". Conceptualizando acerca de nuestro destino
histórico, donde sea aceptado y sea tomado en cuenta como
un sujeto que aparta pensamiento y conocimiento propio y nuevo
encontrando su libertad. Esto lo va a expresar profundamente en
el diseño
del escudo de la Universidad Autónoma de México
(UNAM) y en el decreto correspondiente; al mapa de América
que se corta en el Río Bravo rodeando de una leyenda que
dice "por mi raza hablara el espíritu". Sosteniendo
el escudo se encuentra un águila y un cóndor
apoyando todo en una alegoría de los volcanes y el
nopal azteca.
Vasconcelos cree que la "raza cósmica" de los
latinoamericanos sería la primera "raza síntesis
del mundo"; en este sentido, el proceso de mestizaje en
América Latina habría conseguido realizar la
"misión histórica" de constituir una "quinta raza"
en la cual se fundirían las cualidades y los destinos de
todos los pueblos del planeta. Convirtiéndose en la
síntesis de todas las demás razas, no por rasgos
físicos sino la actitud espiritual. Este auge espiritual
construirá una etapa superior (guerra,
razón, espíritu) donde la conducta no se buscara en
la raza que explica pero no descubre, se buscara en el
sentimiento creador y en la belleza que convence. Las normas de la
facultad suprema, la fantasía; es decir se vivirá
sin normas en un estado en que todo cuanto nace del sentimiento
sea un acierto.
En el centro de uno de los hermanos y dilatados patios
del edificios de San Ildefonso que restauró para fines
educativos, levanto un monumento a Fray Bartolomé de las
casas, iluminado de Temple sin por que se distinguió por
su perseverancia en demostrar el valor de los indios, defender su
derecho a la Justicia y
mover el ánimo de la corona Española a favor de los
mismos.
Vasconcelos trató
de dar al pueblo mexicano y latinoamericano, el conocimiento de
la concientización de sus orígenes culturales. Al
promover y difundir la cultura en México, Vasconcelos lo
hace más plural, más democrática, más
variada y más rica, incluso en términos propiamente
filosóficos. El deseo de Vasconcelos en sí era
convertir a México en el país más
importante, culturalmente hablando de América Latina,
puesto que pensaba que México "Es heredero de una enorme
tradición cultural". Es por eso que fue un gran impulsor
de la escuela rural, con maestros improvisados, tratando siempre
de concientizarlos, haciendo de su profesión un verdadero
apostolado logrando así, convertir las escuelas y algunas
comunidades que prestaban sus casas en unas verdaderas agencias
de transformación social.
Por si fuera poco, aun trata de ir más lejos en
sus ambiciones como educador de las nuevas generaciones, y
evocando el ejemplo que le había suscitado los antiguos
misioneros españoles, (durante su labor evangelizadora),
creó el llamado departamento de Enseñanza
Indígena, para la cual nombro a una serie de maestros que
debían inspirarse directamente en la propia obra de
aquellos misioneros, para ir difundiendo la palabra hablada y
escrita entre los lugares, pueblos y campos más
necesitatos de ella. Era un impulso gigantesco para crear una
educación rural, técnica y urbana. La
creación de redes de bibliotecas, de misiones culturales,
de escuela, de casas del pueblo creadas para educar como centros
educativos básicos, al mismo tiempo la educación
indígena, formaba un todo asombroso, insospechado solo
unas fechas atrás.
Tras educar rudimentariamente a los mexicanos, una vez
difundida la lectura y
escritura primarias, procuró fomentar lo más
posible la lectura de libros, e incluso patrocinó
numerosas ediciones de obras clásicas, para que fueran
repartidas entre esos nuevos alumnos, y les educara en algo tan
fundamental como enseñar a que las gentes que acabaron de
aprender a leer, pudieran tener la inmensa satisfacción de
dar salida a sus nuevos conocimientos con algo tan hermoso como
podía ser el conocimiento de los textos clásicos,
una especie de fuente del saber para quienes muy poco antes no
sabían apenas nada.
Señalaba Vasconcelos recoger los ideales y los
valores de nuestra identidad cultural y orientar los esfuerzos
del sistema
educativo hacia la consecución de un nuevo modelo de
hombre y de sociedad. En este sentido, el aporte
filosófico educativo de Vasconcelos retoma de los griegos
el concepto de la educación como integración de saber, sabiduría y
estética, y lo adecua a su modelo. Por eso, la Escuela
para él debe ser un centro luminoso, que además de
dejar gratos recuerdos debe impregnar de luz el resto de su vida
e inducirlo a crear. En consecuencia, la cultura existe y se
desarrolla en relación con la educación y con la
filosofía propia. Por ello, nuestra cultura
latinoamericana es la expresión de una dialéctica
histórica que se llama mestizaje y conciencia.
LA RAZA COSMICA "POR MI RAZA HABLARA
EL ESPITU"
Este lema, revelara la vocación
humanística de Vasconcelos, donde, su convicción
con la patria y con Latinoamérica, es la
elaboración de una cultura que hay que rescatar y
reconocerla, porque esta ahí, nos fue heredada. La
presentación de la leyenda del escudo Universitario "Por
mi raza hablará el espíritu" es la
significación que despertamos de una larga noche de
opresión. Y esta interpretación, es el manifiesto a una
nueva independencia, una segunda independencia, donde, se va a
retomar, una conciencia mexicana latinoamericana.
El postulado central de esta obra unido a las anteriores
ideas de Ortega, hacía oportunas las tesis de Vasconcelos
expuestas en La raza cósmica (1925) en la
Indología (1926). Vasconcelos parte de los
supuestos de que "en la historia no hay retornos, porque toda
ella es transformación y novedad," y que cada raza
"plantea su misión, la cumple y se va." Ahora, apoyado en
Spengler, afirma que "los días de los blancos puros, los
vencedores de hoy, están contados"
El futuro, según Vasconcelos, estará en el
mestizaje, en México, en Hispanoamérica, pues es
allí de donde va a salir "la raza definitiva, la raza
síntesis o raza integral, hecha con el genio y con la
sangre de
todos los pueblos y, por lo mismo, más capaz de verdadera
fraternidad y de visión realmente universal". Ortega y
Gasset había destruido para siempre el monopolio
sobre lo universal que los europeos se había adjudicado.
Pero este hecho, que en Europa
podía pasar desapercibido, significaba para
Hispanoamérica, y en nuestro caso concreto para
México, un romper con el pasado y un romper las cadenas
que les habían mantenido subyugados. Era como si por
primera vez adquirieran todos los derechos del ser humano.
"Nosotros nos hemos educado–nos dice Vasconcelos–bajo la
influencia humillante de una filosofía ideada por nuestros
enemigos, si se quiere de una manera sincera; pero con el
propósito de exaltar sus propios fines y anular los
nuestros. De esta suerte nosotros mismos hemos llegado a creer en
la inferioridad del mestizo, en la irredención del
indio"
El lema de Vasconcelos, "Por mi raza hablará el
espíritu," pasaría luego a ser de la Universidad
mexicana.
No como formula de combate contra alguien, sino
más bien la afirmación de un pensamiento mexicano
latinoamericano. La base de esta ideología entre otras
cosas en el Vasconcelismo, se debía a que no había
una Universidad que se preocupara por los estudiantes
mexicanos-hispanoamericanos, es decir la Universidad, no se
ocupaba de los asuntos de México todo eso da un rango que
parte en el sentimiento y el pensamiento del nuevo mundo. En si
en la raza cósmica, Vasconcelos da una filosofía de
la supremacía estética. Así encontramos a un
filosofo que acomete los problemas asumiendo una posición
anti_intelectualista que aprendió también del
filosofo Schopenhauer y
que robusteció, como el mismo Schopenhauer con doctrinas
de buda a las que agrego las de cristo hasta hacer de la fe su
actitud actual.
"El súbito reconocimiento de las riquezas pasadas
y presentes- Piedad histórica, búsqueda de
identidad, nacionalismo – no es obra directa de
Vasconcelos, pero creció y afino con su impulso. Con esto
Vasconcelos nos comenta que nos sentimos conquistados
derrotados.
"Nada tiene de extraño que no acabemos
todavía de salir de la impresión de la derrota.
Atravesamos épocas de desaliento, seguimos perdiendo no
solo en soberanía geográfica, sino
también en poderío moral. Lejos de sentirnos unidos
frente al desastre, la voluntad se nos dispersa; en
pequeños y vanos fines. La derrota nos ha traído la
confusión de los valores y los conceptos; la diplomacia de
los vencedores nos engaña después de vencerlos; el
comercio nos
conquista con sus pequeñas ventajas. Despojados de la
antigua grandeza, nos ufanamos de un patriotismo exclusivamente
nacional y ni siquiera era advertimos los peligros que amenazan a
nuestra raza en conjunto. Nos negamos los unos a los otros. La
derrota nos ha envilecido a tal punto, que sin darnos cuenta,
servimos a los fines de la política enemiga, debatimos en
detalle, de ofrecer ventajas particulares a cada uno de nuestros
hermanos, mientras al otro se le sacrifica en interese vitales.
No sólo nos derrotaron en combate ideológicamente,
también nos siguen venciendo".
Vasconcelos no siempre profesó su absurda tirria
contra el indio. En la raza cósmica coloca la cepa
indígena en la base de nuestra nacionalidad
cuando dice "la civilización no se improvisa ni se
trunca… se deriva siempre de una larga, de una secular
preparación y depuración de elementos que se
transmiten y se combinan desde los comienzos de la historia. Por
eso resulta tan torpe hacer comenzar nuestro patriotismo con el
grito de Independencia del Padre Hidalgo, o, con la
conspiración de qito o con las hazañas de
Bolívar, pues si no lo arraigamos en cuahtémoc, o
en Atahualpa, no tendrá sostén"
. En río de Janeiro al entregar una republica de
la estatua de cuahtemoc que el gobierno de México donaba
al Brasil, Vasconcelos pronunció el elogio más
encendido y justiciero que se haya tributado al indio
egregio.
"No advertimos el contraste de la unidad sajona frente a
la anarquía y soledad de los escudos iberoamericanos. Nos
mantenemos celosamente independientes respecto de nosotros
mismos; pero de una o de otra manera nos sometemos o nos aliamos
con la Unión sajona. Ni siquiera se ha podido lograr la
unidad nacional de los cinco pueblos centroamericanos, porque no
ha querido darnos su venia un extraño, y porque nos falta
el patriotismo verdadero que sacrifique el presente al porvenir.
Una carencia de pensamiento creador y un exceso de afán
critico, que por cierto tomamos prestado de otras culturas, nos
lleva a discusiones estériles, en las que tan pronto se
niega como se afirma la comunidad de nuestras aspiraciones; pero
no advertimos que a la hora de obrar, y pese a todas las dudas de
los sabios ingleses, el inglés
busca la alianza de sus hermanos de América y de
Australia, y entonces el yanqui se siente tan inglés como
el inglés en Inglaterra".
"Nosotros no seremos grandes mientras el
español de la América no se sienta tan
español como los hijos de España. Lo cual no impide
que seamos distintos cada vez que sea necesario, pero sin
apartarnos de la más alta misión
común.
En la América latina existe, pero infinitamente
más atenuada, la repulsión de una sangre que se
encuentra con otra sangre extraña. Allí hay mil
puentes para la fusión sincera y cordial de todas las
razas. El amurallamiento étnico de los del Norte frente a
la simpatía mucho más fácil de los del Sur,
tal es el dato más importante […] Pues verá
enseguida que somos nosotros de mañana, en tanto que ellos
van siendo de ayer. Acabarán de formar los yanquis el
último gran imperio de una sola raza: el imperio final del
poderío blanco. Entre tanto, nosotros seguiremos
padeciendo en el vasto caos de una estirpe en formación
[…] lo que de allí va a salir es la raza definitiva, la
raza síntesis o raza integral, hecha con el genio y con la
sangre de todos los pueblos.
Y continúa la comparación: "la
misión del sajón se ha cumplido más pronto
que la nuestra, porque era más inmediata y ya conocida en
la Historia […] no había más que seguir el
ejemplo de otros pueblos victoriosos… He ahí por
qué la historia de Norteamérica es como un
ininterrumpido y vigoroso allegro. A pesar de la fuerte presencia
de Vasconcelos en el debate
público, durante el siglo XX, el dominio del
nacionalismo mexicano fue superado por el nacionalismo
revolucionario. La revolución dejó su huella en la
construcción de las instituciones políticas y
económicas del México moderno. Vasconcelos fue por
un tiempo el hereje que encabezaba a la tribu de disidentes del
movimiento revolucionario. Aquellos que, habiéndose unido
al movimiento maderista, no se rindieron incondicionalmente a la
alianza militar que emergió triunfante de la guerra civil.
Después de colaborar, como Vasconcelos mismo, con los
generales en el poder en la década de 1920, estos
disidentes comenzaron a oponerse a la corrupción
y el autoritarismo argumentando que el tiempo de los militares
había terminado y que se tenía que construir un
nuevo régimen político
democrático.
En 1929 Vasconcelos se postuló a la presidencia
como candidato independiente y fue derrotado; sus seguidores
fueron reprimidos por las fuerzas gubernamentales,
abandonó el país y buscó refugio en Estados
Unidos. Como Hidalgo, Juárez y Madero antes que él,
Vasconcelos probó el doblez de la doctrina de Estados
Unidos fuera de su territorio. Se le permitió vivir en Los
Angeles, fue reconocido como una figura democrática, pero
el sistema "democrático" unipartidista que se
inauguró después de su derrota se granjeó el
reconocimiento de Estados Unidos sobre la base del pragmatismo
necesario para enfrentar los problemas de la relación
entre los dos países. De ahí en adelante la
historia es de sobra conocida: a partir de 1920, los militares
revolucionarios primero y sus símiles civiles gobernaron
el país sobre el fundamento de una legitimidad
revolucionaria organizada en un partido
hegemónico.
Si comparamos la obra de Octavio Paz,
una generación posterior a Vasconcelos, contiene una
visión más fresca e intelectualmente fértil
de los Estados Unidos. Está relacionada con su
comprensión independiente de la historia de México
y de la de Estados Unidos.
Para Vasconcelos los Estados Unidos no es un país
como otros. Es un poder imperial, y esa es una de las razones que
impiden el establecimiento de una relación estable y
productiva pero sobretodo filosófico con su vecino del
sur. México ha imitado las instituciones políticas
y económicas de Estados Unidos, añadiendo su propio
modo de vida a esos formatos. En este contexto, la principal
diferencia entre México y Estados Unidos es que el primero
ha sido incapaz de ver el futuro sin cargar con la culpa, las
cargas y las contradicciones del pasado, mientras que la historia
de Estados Unidos comenzó con una ruptura con su pasado
europeo y la decisión de construir nuevas
instituciones.
José Vasconcelos obtiene una lección
sencilla pero contundente: la modernidad no es
factible sin una ruptura con el pasado, y ésta sólo
es posible mediante una reconciliación con las
tradiciones. En otras palabras, no hay futuro sin olvido, pero
éste nace de la reconciliación; y ésta
incluye a Estados Unidos.
Fieles a sus orígenes… los Estados Unidos han
ignorado siempre al otro. En el interior al negro, al chicano o
al portorriqueño; en el exterior: a las culturas y
sociedades marginales. Hoy los Estados Unidos se enfrentan a
enemigos muy poderosos pero el peligro mortal no está
fuera sino dentro… Para vencer a sus enemigos, los Estados
Unidos tienen primero que vencerse a sí mismos: regresar a
sus orígenes.
Pero no para repetirlos sino para rectificarlos: el otro
y los otros -las minorías del interior tanto como los
pueblos y naciones marginales del exterior- existen. No
sólo somos la mayoría de la especie sino que cada
sociedad marginal… representa una versión única y
preciosa de la humanidad. Si los Estados Unidos han de recobrar
la entereza y la lucidez, tienen que recobrarse a sí
mismos y para recobrarse a sí mismos tienen que recobrar a
los otros: a los excluidos del Occidente.
"Por mi raza hablara el espíritu" no es solo un
lema creado por el Maestro. José Vasconcelos, sino una
actitud del arte del arte mexicano de la actualidad, para
contrarrestar, las influencias que vienen del norte y que no
siempre son bien asimilados.
Los dos elementos fundamentales en esa labor es que
tenían un contenido plenamente laico y una perspectiva
mesiánica: "Vasconcelos alude al mito de
Quetzalcóatl".
De hecho, agrega, habría que entender que el lema
de la Universidad Nacional Autónoma de México, "Por
mi raza hablará el espíritu", debiera ser entendido
como "Por mi país hablarán los
educados".
A la revisión crítica de los esfuerzos
humanistas de este siglo, que tuvieron en su contra la puesta en
moda del
positivismo, y en la actualidad prácticamente se
encuentran desplazados de las agendas educativas
Las eternas luchas de los desposeídos, queda
plasmada en la pintura, la
música, la literatura y el ensayo, uno
de los varios aspectos en que se manifestó fue en la
pintura mural. Igual, que los maestros rurales y las misiones
culturales se inspiraban en los Franciscanos del siglo,
así también el muralismo provenía de los
frescos con que los frailes se auxiliaban para catequizar a los
indios. Si el tema de aquellos había sido la historia
sagrada, el muralismo revolucionario tenia que ser,
simétricamente, la historia mexicana. La eficacia
"Catequista" del muralismo fue desde luego menor y más
elitista que la de sus antepasados franciscanos o Agustinos, pero
Vasconcelos la convirtió a la ideología
revolucionaria a varias generaciones de estudiantes que
veían cotidianamente los frescos en sus escuelas y
sentían que ser educador político o
filosófico era una forma de cumplir una
misión.
Vasconcelos llama "la Raza Cósmica" no solo por
nuestro pasado, sino porque comprende que de el se deriva para
nosotros una misión en la historia de la humanidad. A la
humanidad actual, individualista, hambrienta de riqueza y ebria
de tecnología, la Raza mestiza iberoamericana
en si en una mestizofilia. Y dirá que el ser humano es
parte de un universo armónico, en el que demuestra lo
mejor de si mismo colaborando, no compitiendo con los
demás. El temperamento contemplativo del mestizo, les dice
al hombre y a la mujer
modernos, que el tiempo nos ha sido dado para SER, más que
para HACER, y que el ser humano no puede satisfacerse la
acumulación de bienes y riquezas, porque su destino es
trascendente y rebasa las fronteras del mundo en que
vivimos.
Esta clase de valores es lo que hace del mestizo
iberoamericano una RAZA COSMICA: cósmica por sus
orígenes y cósmica, sobre todo, por la
misión que debe cumplir. Por eso celebramos "el DIA de la
Raza", diciendo con Vasconcelos: "Por mi raza hablara el
espíritu".
Es así como Vasconcelos representa una de las
más grandes inteligencias mexicanas y es considerado como
el pensador de mayor genuinidad hispanoamericana. Escribía
Samuel Ramos:
"Vasconcelos no era un pedagogo, en el sentido estricto
de la palabra era sobre todo un filosofo y un pensador social a
quien las circunstancias llevaron a tomar parte en la
política y en la acción social. Como el propio
escritor diría después (el destino llevaba a un
filosofo la magna tarea de educar a un pueblo) como quiera que
sea le fue reservado a Vasconcelos el honor de iniciar el
movimiento que debía florecer en épocas
subsecuentes, teniendo como expectativa la realización de
una filosofía y pedagogía de acción social
aplicada a un mismo tiempo a la elevación de la raza y la
solución del importante aspecto agrario".
Vasconcelos, en la "raza cósmica" da la
impresión de un mundo cósmico, pero en realidad es
la idea de un futuro, donde la humanidad, su futuro, estaba en la
América. Se adopto el mismo lema del escudo que el hizo:
"Por mi raza hablará el espíritu", que fue lo que
muchos aprovecharan, entonces, como núcleo de la
ideología de esa generación.
La interpretación "Por mi raza hablará el
espíritu" es una frase, como manifiesto de una
independencia, es decir como una segunda independencia, en que
muchos iban a tomar una conciencia mucho más americana y
en realidad no era una fórmula de combate contra nadie,
sino más de afirmación americana.
Y es que el ideal de Vasconcelos con la propuesta de la
raza cósmica, es una raza donde se muestre
homogénea, lingüísticamente hispanizada, seria
ese el antecedente para la creación de una cultura
auténticamente nacional. Con esto nos lleva lo que en
reiteradas veces lo dijo tenemos que hacer del mexicano y del
americano que es un apóstol continental, haciendo
así una conciencia de su cultura ibérica compartida
para que así los latinoamericanos puedan formar una
unión en la cual se borraran barreras económicas y
problemas de ciudadanía nacional. Es importante tener
presente que el filosofo Vasconcelos soñaba con una
utopía internacional, e incluso hizo lo posible por hacer
de México su meca-cultural.
"Naturalmente, la quinta raza no pretenderá
excluir a los blancos como no se propone excluir a ninguno de los
demás pueblos; precisamente, la norma de su
formación es el aprovechamiento de todas las capacidades
para mayor integración de poder. No es la guerra contra el
blanco nuestra mira, pero sí una guerra contra toda clase
de predominio violento, lo mismo el del blanco que en su caso el
del amarillo, si el Japón
llegare a convertirse en amenaza continental. Por lo que hace al
blanco y a su cultura, la quinta raza cuenta ya con ellos y
todavía espera beneficios de su genio"
La América Latina debe lo que es al europeo
blanco y no va a renegar de él; al mismo norteamericano le
debe gran parte de sus ferrocarriles, y puentes y empresas, y de
igual suerte necesita de todas las otras razas. Sin embargo,
aceptamos los ideales superiores del blanco, pero no su
arrogancia; queremos brindarle, lo mismo que a todas las gentes,
una patria libre, en la que encuentre hogar y refugio, pero no
una prolongación de sus conquistas. Los mismos blancos,
descontentos del materialismo y de
la injusticia social en que ha caído su raza, la cuarta
raza, vendrán a nosotros para ayudar en la conquista de la
libertad."
¿COMO SE CONSTRUYE UNA
FILOSOFIA LATINOAMERICANA SEGÚN JOSE VASCONCELOS? Y
¿CUALES SON LOS ARGUMENTOS PARA ASEGURAR UNA FILOSOFIA
LATINA?
La búsqueda de la peculiar expresión del y
de lo latinoamericano, sin negar la universalidad y al abordar
los problemas que nos plantea nuestra circunstancia, dará
por resultado un producto
sostén de un espíritu autónomo, de una
cultura y filosofía definidas.
La originalidad de la filosofía latinoamericana
tuvo un fuerte cuestionamiento por parte del peruano Augusto
Salazar Bondy (1925-1974). Para este autor la originalidad
consistía en "construcciones conceptuales inéditas
y de valor reconocido" (1968: 100); indica el aporte de ideas y
planteos nuevos en mayor o menor grado, discernibles como
creaciones y no como repeticiones de anteriores doctrinas. Para
este autor el problema de nuestro filosofar se debía a la
inautenticidad de nuestra cultura y ello debido a nuestra
situación de dependencia.
Qué es América, qué es ser
americano, cuál es su historia, cuáles son sus
contribuciones, qué problemas se derivan de sus relaciones
con el Occidente, qué problemas del pasado inciden en su
presente, de qué modo debe asumir ese pasado, qué
conflictos se
desprenden de su estructura de
clases, son algunas de las preguntas que vertebran el nuevo
movimiento, que se cuestiona fuertemente la identidad
latinoamericana. Este tipo de interrogantes ha dado lugar a un
pensamiento que ha puesto en estrecha vinculación la
filosofía y la historia de las sociedades latinoamericanas
y su lucha por la liberación. Por tal motivo se ha
pretendido una filosofía de carácter eminentemente
"práctica", al modo como Juan Bautista Alberdi la
enunció en su famoso "Curso de filosofía" de 1840,
quien formuló la necesidad de una filosofía en
relación con sus funciones
sociales y su papel en el desarrollo de la
civilización.
Brevemente, mencionare que es lo que nos lleva a
argumentar una filosofía latina, tres son las ideas
fundamentales que han llevado a estos planteamientos: la
necesidad de investigar la realidad americana; la de imaginar y
crear soluciones a sus problemas; y la de examinar y proponer su
inserción en el mundo en un enclave de equidad y
justicia. Es en este sentido que todo el movimiento puede
considerarse una filosofía para la liberación, a
pesar de las diferencias teóricas profundas que aparecen
en el pensamiento de sus representantes. El latinoamericanismo
filosófico contemporáneo no es un movimiento
teóricamente homogéneo y ha sido propósito
nuestro dar apenas una idea de sus antecedentes y una
caracterización aproximada para suscitar el dialogo. Con
todo, un parámetro común mínimo los
distingue y es la afirmación de América y la
dignidad de
ser americano, en su condición humana, y la necesidad de
ser reconocidos como iguales en un mundo de asimetrías.
Cuestiones que han reclamado asimismo para todos los pueblos del
orbe, por lo que cabe hablar en ellos de un nuevo y renovado
humanismo.
La originalidad y la argumentación de una
filosofía propia para el mexicano Leopoldo Zea (1912) no
implicarían la creación de nuestros y
extraños sistemas, sino en dar respuesta a problemas que
en una determinada realidad y tiempo se han originado.
Así, originalidad seria hacer de lo ya existente algo
distinto. En Zea ser original es ser capaz de recrear el orden
existente, partir de sus innumerables posibilidades de reacomodo
y reajuste.
La casualidad puso a la cultura española en
contacto con la gran parte del nuevo mundo. En cien años,
y en la mayoría de las regiones en menor tiempo, el
número más considerable de pueblos nativos desde el
norte de México hacia el sur (con la excepción de
Brasil) se vio conquistado y subyugado por la fuerza de las armas
españolas, y las normas indígenas de vida fueron
brutalmente destruidas, operándose en ellas grandes
cambios. De acuerdo con la tesis sostenida por Vasconcelos,
podríamos pensar que por lo menos entre los Mexicas si
hubo un pensamiento prefilosófico, en la medida en que las
pirámides de Teotihuacan, el arte de Chichen Itza, los
atlantes de Tula, la colosal cabeza de los Olmecas, etc. son
testimonio de una manifestación artística y de una
visión cósmica del mundo; además de que
podemos ver como la astronomía de aztecas y
mayas
constituyen un primer intento racional por conocer la naturaleza del
universo. Revolución e indigenismo.
Fue precisamente esta originalidad la que
estimuló la imaginación de los muralistas
indigenistas mexicanos. En 1921, Diego Rivera, recientemente
vuelto de Europa y de su recorrido por los ciclos de frescos
italianos, acompañó al grupo de artistas y
escritores encabezado por Vasconcelos a Chichén Itza y
Uxmal en Yucatán, antes de ser cautivado por la vida y
cultura india en
Tehuantepec. Si bien fue precedido por las imágenes
mayas de Carlos Mérida, Rivera, junto con Jean Charlot,
fue el primero en ennoblecer e idealizar el pasado precolombino y
sus civilizaciones mexicanas.
El no solamente coleccionó un gran
número de artefactos precolombinos, sino también
estudió la monumental escultura tolteca y azteca, y
más aún, las copias de manuscritos
pictográficos aztecas del temprano período
colonial, ejecutadas por pintores nativos para españoles
interesados, como el fraile franciscano Bernardino de Sahagun, a
mediados del siglo XVI.
En realidad, este doble retorno al pasado azteca y a la
cultura india fue estrangulado en 1821 y no sería
resucitado sino hasta 1910, con la Revolución Mexicana,
cuya violencia y
desorden volverían a plantear en forma aguda la
cuestión de la identidad nacional. Es importante decir y
concluir considerando brevemente los componentes fundamentales
subyacentes de esta cuestión en la secuela de aquella
revolución. Cuando, en 1920, el nuevo presidente
Álvaro Obregón instaló al filósofo
José Vasconcelos como su Ministro de Educación y ex
Presidente de la Universidad, introdujo una nueva era cultural en
México y, a través de su influencia revolucionaria,
en toda América Latina. Con su teoría
del tercer eslabón, estético, de la
evolución humana, Vasconcelos puso las artes visuales al
servicio de la
revolución, alentando al sindicato de
pintores y al movimiento muralista de los años
'20.
El arte mural, que gozaba de larga historia en
México desde antes de la Conquista, se convirtió en
el medio a través del cual se exploraban la historia e
identidad antigua y reciente de México, y se reexaminaba y
reconsideraba la cuestión india, el problema de los
pueblos nativos y sus culturas vernáculas. Para los
muralistas, las tradiciones indias se convirtieron en el modelo
para sus ideales socialistas de arte libre, abierto y
público. La Declaración del Sindicato de
Trabajadores Técnicos, Pintores y Escultores de 1922
rechazó la larga dependencia del arte mexicano:
"El noble trabajo de nuestra raza… es nativo (e
indio) en origen. Con su admirable y extraordinario talento para
crear belleza, peculiar a él mismo, el arte del pueblo
mexicano es la más sana expresión espiritual en el
mundo, y esta tradición es nuestro mayor tesoro.
Grandioso, porque pertenece exclusivamente al pueblo y es por
esto que nuestro objetivo estético fundamental tiene que
ser socializar la expresión artística y suprimir el
individuo
burgués".
Nos percatamos también de la tendencia
unificadora hacia las cuestiones religiosas, lo cual es ya un
indicio del amanecer del espíritu filosófico; los
aztecas tenían conciencia de lo bueno y lo malo,
creían que el hombre había nacido para el bien y
que por naturaleza era bueno; este hecho nos lleva a afirmar que
entre los aztecas existió una moral plenamente formada, y
lo que les faltó fue la conciencia del conocimiento
racional, motivo por el cual no llegan a la comprensión
del conocimiento
científico y mucho menos a la noción de la
ciencia.
"Vasconcelos, Henríquez Ureña y muchos
otros veían a España como parte de su ineludible
identidad, y por ello inclusive vislumbraron en la
agresión del imperialismo estadounidense a España
una agresión a los pueblos de América Latina. Con
el derrumbe definitivo del imperio español se iniciaba la
reconciliación iberoamericana."
"Confundidos más o menos los antecedentes de esta
teoría en una tradición tan oscura como rica de
sentido, queda, sin embargo, viva la leyenda de una
civilización nacida de nuestros bosques o derramada hasta
ellos después de un poderoso crecimiento, y cuyas huellas
están aún visibles en Chichén Itza y en
Palenque y en todos los sitios donde perdura el misterio atlante.
El misterio de los hombres rojos que después de dominar el
mundo, hicieron grabar los preceptos de su sabiduría en la
tabla de Esmeralda, alguna maravillosa esmeralda colombiana, que
a la hora de las conmociones telúricas fue llevada al
Egipto, donde
Hermes y sus adeptos conocieron y transmitieron sus
secretos."
De vital importancia para el estudio de la
filosofía en México, y por supuesto para una mejor
comprensión de lo que hemos sido y de lo que nos cabe
poder esperar llegar a ser como nación, son las
aportaciones José Vasconcelos, quien se preocupo en su
tiempo respectivo, y a su muy particular punto de vista, de
enseñarnos lo que somos como nación y lo que nos
cabe esperar, hemos descubierto valores que tenemos escondidos y
que es necesario sacar a luz, nuestra identidad como pueblo
mexicano debe ser respetada por nosotros mismos, y por aquellos
con los cuales nos rodeamos, somos herederos de una cultura
ancestral, equiparable con las culturas Egipcia, Griega y
Romana.
De tal modo que debemos seguir adelante dando muestra de
que somos como nación un pueblo solidario, hemos tenido
muchas ocasiones para mostrar al mundo lo que somos capaces de
hacer en beneficio de nuestros hermanos, por lo tanto hemos
descubierto valores que nos conforman como pueblo, que el
despertar de nuestra conciencia sea para hacer salir del bache en
el que se encuentra nuestra patria, seguramente esta fue parte de
la visión de Vasconcelos.
Tal como lo menciona "La cuestión tiene una
importancia enorme para quienes se empeñan, buscar un
plan en la
Historia. La comprobación de la gran antigüedad de
nuestro continente parecerá ociosa a los que no ven en los
sucesos sino una cadena fatal de repeticiones sin objeto. Con
pereza contemplaríamos la obra de la civilización
contemporánea si los palacios toltecas no nos dijesen otra
cosa que el que las civilizaciones pasan sin dejar más
fruto que unas cuantas piedras labradas puestas unas sobre otras,
o formando techumbre de bóveda arqueada, o de dos
superficies que se encuentran en ángulo. ¿A
qué volver a comenzar, si dentro de cuatro o cinco mil
anos otros nuevos emigrantes divertirán sus ocios
cavilando sobre los restos de nuestra trivial arquitectura
contemporánea? La historia científica se confunde y
deja sin respuesta todas estas cavilaciones."
LO HISPANOAMERICANO Y LATINOAMERICANO
Examinemos ahora, aunque brevemente, el pensamiento
hispanoamericano de José Vasconcelos, el cual dio toda su
significación al vocablo criollo y entendió lo
hispanoamericano como suma de razas: "Desgraciadamente –
dice –, yo no tengo sangre pero cargo una corta
porción de sangre indígena, y creo que a ella debo
una amplitud de sentimiento mayor que la de la mayoría de
los blancos y un grano de una cultura que ya era ilustre cuando
Europa era bárbara".
Una vez terminada su misión en la
educación se refugió en un periodismo
intelectual y combativo – La Antorcha es cita obligada del
pensamiento americano –, y ante el agresivo aislamiento
político en que hubo de vivir, inició sus viajes de
conferenciante por Europa y América. En ellos tuvo que
enfrentares con problemas tan espinosos como la ocupación
de Puerto Rico por parte le Norteamérica. Pero reconoce la
grandeza del coloso del Norte, y no sólo en su aspecto
material: "Si los yanquis fueran no más Calibán, no
representarían mayor peligro. Lo grave es, lo grave para
nosotros es que también nos suelen superar con el
espíritu". El viejo liberal se lamenta de las
persecuciones de que fue objeto el catolicismo en su país,
y de que no se comprenda la gran fuerza que representa para la
cultura: "Un catolicismo depurado sería un auxiliar
irremplazable". Desde el punto de vista hispanoamericano vio la
realización de Iberoamérica como "una empresa que
requiere la colaboración de todos los pueblos de la
tierra", y "el
comienzo de un ciclo nuevo en la historia del mundo". En este
iberoamericanismo no sólo entran negros, indios y sus
mezclas, sino
también el mismo sajón. Vasconcelos se pronuncia
por el mestizaje como posible creador de culturas y
civilizaciones distintas de las actuales, al decir que "nuestra
mayor esperanza de salvación se encuentra en el hecho de
que no somos una raza pura, sino un mestizaje, un puente de razas
futuras, un agregado de razas en formación: agregado que
puede crear una estirpe más poderosa que las que proceden
de un solo tronco". Esto afecta también, como es natural,
a los inmigrantes de los Estados Unidos, donde resucita
más patente el dominio ejercido por una minoría
blanca sobre todas las restantes, mucho más
prolíficas.
Vasconcelos ha planteado también todos los
problemas y conflictos de América dentro de su propio
continente como, por ejemplo, el peligro de un choque del Norte
sajón con el Sur hispano. Trata de dar con el ideal, y en
su exposición teórica acoge los
problemas materiales (la necesidad criolla de trabajar de prisa
la tierra para que no siga ganándola el trust devorador).
Pero es optimista, y considera que América tiene que
cumplir tareas mesiánicas: La raza cósmica e
Indología (1926); y hace magníficas y personales
interpretaciones de lo mejicano en su famoso Ulises criollo
(1936) y en La flama. Los de arriba de la Revolución
(póstuma, 1959), importante autobiografía. Los
avisos y diatribas endurecieron al Intelectual del "optimismo
estólido" (así tituló el epílogo de
su Breve historia de México, aparecida en Madrid en
1952).
Vasconcelos, José. Obras Completas (cuatro
volúmenes) Libreros mexicanos, México,
1957,1959.
——————————. La raza Cósmica:
Espasa – Calpe. Colección Austral.
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Creador de la nacionalidad. Editorial, Jus México
1985.
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Vasconcelos, José. La Raza Cósmica,
Bogotá: Ed. Oveja Negra, 1986,
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de José Vasconcelos" en Horacio Cerutti (Ed.),
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Filosofo, José Fernando Vásquez
Aquino
Docente de la Universidad del Golfo de México.
Campus Cd. Mendoza,
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Área nivel: Bachillerato.