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Inteligencia Social




Enviado por lfbonilla98



    1. La
      inteligencia
    2. Naturaleza de la
      inteligencia
    3. Tipos de inteligencia
      biosocial
    4. La inteligencia social:
      aproximación conceptual
    5. Epistemología de la
      inteligencia social
    6. Ontología de la
      inteligencia social
    7. Inteligencia social:
      funciones
    8. Inteligencia social:
      componentes
    9. Inteligencia social:
      elementos
    10. Inteligencia social: formas que
      suele usar para presentarse
    11. Inteligencia social: aspectos
      éticos
    12. Inteligencia social,
      estética y pensamiento
      ecológico
    13. Inteligencia social y sala
      situacional
    14. Inteligencia social. Memoria
      histórica y saberes
    15. Cotidianidad como
      temporalidad
    16. Inteligencia social:
      tránsito entre lo cotidiano, la táctica y la
      estrategia
    17. Inteligencia social y
      gobierno. La V República
    18. Inteligencia social: uso, intentos
      de normalización e
      institucionalización
    19. Inteligencia social
      situacional y gobernabilidad revolucionaria
    20. Seguridad de
      Estado
    21. Las fronteras de la inteligencia
      social
    22. Inteligencia social,
      resistencia, e intentos de objetivarla
    23. Inteligencia situacional y
      tejido social
    24. Ideario de la Revolución
      bolivariana e inteligencia social
    25. Hacer y divulgar desde la
      gente
    26. El entorno: las turbulencias
      del exterior
    27. Repensando el concepto de
      inteligencia social
    28. La inteligencia social
      situacional como proceso constituyente en
      curso
    29. La democracia informativa y su
      encuentro con la inteligencia social
      situacional
    30. Conclusiones
      preliminares
    31. Bibliografía

     

    Presentación

    Desde 1989 se viene hablando con especial frecuencia de
    la inte­ligencia social (IS). Interés
    que evidentemente emerge de las alarmas que despertó el
    derribo de los muros de contención institucional ocurridos
    el 27 y 28 de febrero de ese año.

    El aparato policial, la inteligencia
    de Estado y las
    formas de representación se mostraron ineficientes y
    obsoletas ante el despertar de los más humildes habitantes
    de los barrios cara­queños, los excluidos a quienes
    siempre se les consideró desde el Estado
    seres anónimos, domesticados e incapaces de superar las
    fronteras del combate callejero primitivo.

    El Caracazo o Sacudón –como se le
    denominó a los acon­tecimientos de ese
    año– fue valorado y ponderado, una y otra vez sin
    que la inteligencia lograra entender la red de acciones sin
    centro, de contundencia sin límites de
    la iracundia popular, de creación caótica que
    emergió del combate contra el orden establecido durante
    esas cuarenta y ocho horas. Era evidente e inocultable que el
    Estado nacional venezolano ya no era la síntesis
    de todo el cuerpo social, como señaló por
    años la propaganda
    oficial.

    La contundencia del combate callejero, la flexibilidad
    de las acciones ejecutadas y la coordinación sin eje de los hechos
    evidenciaba el desarrollo de
    una nueva forma de inteligencia, con "neuronas" en todos los
    estratos sociales, de inteligencia rebelde.

    Del asombro se pasó a intentos por ubicar un
    cerebro
    único, la "vanguardia"
    del proceso,
    esfuerzo que le resultó inútil al establishment. No
    obstante el movimiento
    popular pagó con vidas y una enorme represión la
    incomprensión gubernamental del fenómeno. Al no
    explicarse la lógica
    de las multitudes, el poder
    optó por el silencio que condujera al olvido social de los
    hechos referidos. Pero la nueva creación colectiva se
    expresó nuevamente en 1992, articulando, imbricando
    sueños militares con rebeldía social por canales
    hasta ahora inimaginados por la burocracia.

    La inteligencia social (IS) pasó de mostrarse
    como una singu­laridad circunscrita a un momento
    histórico dado a ser una diná­mica
    autorreferenciada para el agenciamiento permanente de los
    combates contra lo injusto.

    La nueva tecnología de los
    excluidos se mostraba además contextual y contingente al
    ser capaz de mutar de formas de combate callejero al escenario
    electoral. El triunfo de Hugo Rafael Chávez Frías
    en 1998 mostró un afianzamiento de la red colectiva de
    significados que genéricamente se ha denominado
    IS.

    El poder constituyente fue la expresión real de
    la inteligencia social durante el año 1999. La tragedia de
    Vargas con su estela de muertes y pérdidas materiales, a
    finales de 1999, puso a prueba durante todo el 2000 la capacidad
    y celeridad de la respuesta gubernamental a inesperadas demandas
    sociales. Las lluvias que ocasionaron la tragedia más
    significativa en Venezuela
    durante las últimas décadas, demandaron de las
    redes y la
    inteligencia social un papel reactivo, contingente para lograr
    que la norma­lidad se abriera paso y la población de la región centro norte
    costera se sobrepusiera al caos generado por los
    deslaves.

    Ciudadanos y gobierno
    mostraron un alto grado de sinergia que
    expresaba la importancia emergente de la nueva relación,
    en el marco de una democracia
    participativa y protagónica. Sin embargo, los hechos de
    Vargas mostraron como la contraloría social (CS), generada
    alrededor de la distribución y ejecución
    presupuestaria para solventar la contingencia del litoral
    central, a pesar de ser ésta –la CS– una de
    las aristas más significativas de la inteligencia social,
    no era valorada aún de manera adecuada por la
    burocracia.

    Las consecuencias de las lluvias que afectaron a Vargas
    poten­ciaron los diagnósticos sobre la urgencia de
    implementar moda­lidades
    de presupuesto
    público participativo, hecho que posibilitaría
    el que posteriormente se concretaran formas embrionarias e
    intentos por desarrollar y articular en ese sentido tales como,
    asambleas de ciudadanos, consejos comunales, consejos locales de
    planificación pública y de conjunto,
    un armónico sistema nacional
    de planificación pública.

    En tanto, el proceso bolivariano avanzaba. El conjunto
    de leyes
    habilitantes (2001) y el copamiento de espacios
    burocráticos (2000­2001) fue interpretado, por un
    sector del nuevo establishment, como sinonimia de
    coaptación institucional de las diversas formas de
    inteligencia social.

    Pero, cuando las nuevas nomenclaturas auguraban la
    apro­piación de las dinámicas de inteligencia
    social, sobrevino el golpe de Estado
    del 11, 12 y 13 de abril, hechos que habían sido
    anun­ciados con antelación por diferentes centros de
    inteligencia social (IS), mostrando la capacidad de
    anticipación constructiva y de actuación
    contingente de la IS en oposición a los desatinos del
    liderazgo
    Bolivariano, de la nueva nomenclatura
    inserta en el aparato gubernamental.

    Mientras todas las cadenas de organización centralizadas fallaron, las
    redes difusas sin centro visible de mando de los movimientos
    sociales, con sus mecanismos y dinámicas de
    inteli­gencia social, se dispararon automáticamente
    desde el mismo 11 de abril, difundiendo la idea de resistencia entre
    la población, coordinando expresiones de alianza
    cívico–militar y, en conse­cuencia,
    promoviendo formas alternativas de diálogo,
    organi­zación, movilización y toma de sitios
    claves que posibilitaron denunciar oportunamente el cautiverio
    del Presidente consti­tucional, garantizando el resguardo de
    su vida y la devolución al centro de poder político
    el 13 de abril de 2002.

    El retorno de Chávez en los hombros del pueblo
    descalzo, de la inteligencia de a pie y de los desheredados del
    conocimiento
    normalizado evidenció que la inteligencia social
    había llegado a unos niveles de maduración y
    articulación superior a eso que se denomina movimiento
    popular organizado.

    En consecuencia, este trabajo no
    pretende explicar ni mostrar científicamente la
    inteligencia social, sino por el contrario, significar sobre
    algunas de sus aristas, vertientes y expresiones con la esperanza
    de que la lectura de
    este material por parte de los instalados en el poder les permita
    doblegar su orgullo y valorar mucho más a los sectores
    humildes.

    Sólo la humildad de la burocracia y una
    auténtica disposi­ción de ésta a dejar
    fluir por la institucionalidad el maná de la inteligencia
    social, garantizará el cumplimiento de los objetivos
    estratégicos del nuevo Estado revolucionario de
    transición, el Estado de la V República.

    La inteligencia
    social

    La inteligencia

    Inteligencia es un término influenciado por la
    psicología, de uso reciente, con el cual se
    definen el conjunto de actividades psíquicas,

    o aptitudes, de tipo superior con las cuales el hombre se
    enfrenta a su contexto.

    Para Stern la inteligencia es la capacidad de adaptarse
    al medio, mientras que para Wechsler es la disposición
    humana de ejecutar acciones intencionales, de pensamiento y
    adaptación al medio. Por su parte, Piaget la
    define como la forma superior de adaptación del organismo
    al medio.

    Otras definiciones enfatizan en las capacidades humanas
    de abstracción, aprendizaje,
    combinación y relación de datos,
    com­prensión, simbolización, etc. La
    definición más difundida es aquella que
    señala que la inteligencia es la capacidad de resolver
    problemas, a
    partir del concepto y la
    capacidad de razonamiento, inductivo o deductivo.

    Tal vez por ello, es frecuente hallar errores de
    conceptuación y delimitación cometidos por muchos
    autores en el tema, al homologar de manera arbitraria la
    inteligencia social con la inteligencia emo­cional, siendo
    esta última una resultante social individualizada.
    Cuan­do el aprendizaje
    social es compartido –impacta a varios sujetos–
    estamos en presencia de la inteligencia social.

    Así como los partidarios de la inteligencia
    emocional postulan que es posible su aprendizaje permanente a
    través de la progra­mación
    neurolingüística (PNL), quienes
    argumentan la potencialidad de la inteligencia social en la
    transformación continua de la realidad social inmediata de
    los sujetos y de las instituciones
    de gobierno, defienden la utilidad de la
    planificación participativa estratégica situacional
    (PPES) para el aprendizaje asociativo de las comunidades respecto
    a los beneficios compartidos de una adecuada, transparente y
    sistemática relación entre sus formas
    autónomas de organización y la institucionalidad,
    en la programación de su futuro.

    La (PPES) constituye un desarrollo de la técnica
    de planificación trabajada por Carlos Matus, al concebirla
    en este trabajo como tecnología de planificación en
    un marco de democracia participativa y protagónica
    (política,
    económica, social, territorial e internacional) que tiene
    un horizonte liberador, emancipatorio desde los propios sujetos
    sociales que se apoyan en el aparato gubernamental para elevar su
    calidad de
    vida y alcanzar altos niveles de equidad y
    justicia
    social.

    Por otra parte, desde las ciencias
    pedagógicas la inteligencia es asociada a capacidades y
    disposiciones para aprender, individual y colectivamente. El
    aprendizaje individual genera conocimiento mientras que el
    aprendizaje colectivo, cualitativamente superior, produce
    saberes. Saberes que se cualifican y ponderan en la cotidianidad
    de los actos sociales pero que pueden ser entendidos,
    sistematizados y comunicados bajo las formas
    académicas.

    El concepto de inteligencia que defendemos en este
    trabajo toma distancia de cualquier pretensión
    humanocéntrica. Al mencionar el término
    inteligencia social nos estaremos refiriendo a las
    dinámicas que involucran el desarrollo colectivo del ser
    humano en armonía con su entorno (ecología
    dialéctica).

    En consecuencia, la inteligencia, vista en
    términos colectivos, vendría a ser la capacidad
    humana asociativa que le permite a los grupos
    sociales comprender, entender y jerarquizar los
    fenómenos, hechos y cotidianidad en la cual viven como
    condicionantes del proceso de toma de
    decisiones.

    Decisiones que se ponderan como factores para actuar en
    la realidad histórica concreta conforme a las inferencias
    que devienen de este saber. Es decir, las definiciones de
    inteligencia emergen como conceptos imbricados a la
    determinación de su naturaleza.

    Naturaleza de la
    inteligencia

    La inteligencia puede tener un origen orgánico o
    biológico (biosocial) como también
    tecnológico o cibernético (artificial). Su origen
    está relacionado con el énfasis de su acción
    pero también con sus límites. Conforme a su
    génesis la inteligencia puede ser:

    Biosocial entendida como aquella que desarrollan
    los seres vivos. En el caso de los seres humanos la inteligencia
    tiene dos vertientes de desarrollo: individual y/o colectiva. La
    una no excluye a la otra, por el contrario suelen ser
    complementarias. La inteligencia colectiva es inteligen­cia
    social que se expresa, diferencia y cualifica en espa­cios
    comunitarios o institucionales; proceso que suele denominarse
    como inteligencia contingente o inteli­gencia
    situacional.

    Artificial aquella que se desarrolla a partir de
    la cibernética, la informática, la nanotecnología y los
    códigos binarios, la cual explora la capacidad de
    desarrollar máquinas
    que actúen más allá de los límites
    del software,
    creando pensamientos, opiniones y decisiones autónomas. La
    justificación ética de
    la inteligencia
    artificial se soporta en su complementariedad con la
    inteligencia biosocial.

    Si la inteligencia se construye ello presupone la
    existencia de una ética que la expresa. Toda inteligencia
    no constituye un fin en sí misma sino un desarrollo para
    la convivencia, la tolerancia, la
    paz, la justicia social y el bienestar colectivo.

    La inteligencia tiene referencia en las definiciones de
    justicia social, ideales hacia donde procura direccionar el
    derecho, la institu­cionalidad (en sus formas, protocolos y
    leyes) y la relación presente– futuro.

    Por ello, las propuestas llamadas "inteligentes" suelen
    presen­tarse como utópicas, de soñadores, a
    cumplir en el futuro. En la medida que los enunciados inherentes
    a la inteligencia de la gente, la inteligencia social, alcanzan
    el máximo consenso posible, se hacen viables.

    Darle viabilidad a los sueños colectivos es un
    principio trans­versal de la inteligencia social y por ello
    siempre postula una visión de mundo comprometida con los
    más débiles y excluidos.

    En consecuencia, la noción de justicia social
    adquiere el estatus de norte de orientador que está por
    encima de los límites temporales del derecho establecidos
    para una sociedad
    concreta.

    Tipos de inteligencia
    biosocial

    La inteligencia biosocial se expresa en cinco
    tipologías: abstracta, mecánica, institucional o de gobierno,
    social y situacional.

    1. Inteligencia abstracta: relacionada a los procesos del
    inte­lecto que se centran en la solución de problemas
    científicos, filosóficos y/o artísticos que
    no tienen una expresión material inmediata. Privilegia en
    sus procesos el método
    deductivo.

    2. Inteligencia mecánica: referida a los procesos de
    solución de problemas de índole práctica, no
    verbal. Privilegia en sus procesos el método
    inductivo.

    3. Inteligencia institucional o de gobierno: para
    alcanzar el cometido de dominación social, el Estado
    generó una élite pensante que denominó
    intelligenzzia, formas normalizadas de control social
    sintetizadas en el gobierno y una instituciona­lidad que
    transmite y garantiza esta dominación. A esta dinámica se le denomina inteligencia
    institucional.

    4. Inteligencia social: referida a procesos mentales que
    demandan criterios, parámetros e información útil para la interacción social, la convivencia y la
    gobernabilidad; así como al manejo de procesos
    comunitarios (institucionales o no) y la gestión
    o liderazgos colectivos. Combina en sus procesos tanto el
    método inductivo como el deductivo.

    5. La Inteligencia social situacional: cuando se hace
    mención a la fusión de
    los intereses de las instituciones con los que plantea la gente,
    se estaría refiriendo al marco que posibilita el
    desarrollo de la inteligencia situacional como forma de
    inteligencia social. La inteligencia social situacional fusiona
    los horizontes de ambos espacios respetando sus principios y
    teleología, teniendo como referente principal los
    intereses de la gente.

    Inteligencia de Estado

    El Estado es un desarrollo social
    para la dominación del hombre por el
    hombre que se expresa en diversas técnicas,
    instituciones, discursos,
    imaginarios. Tal como se ha referido, el Estado generó una
    élite pensante a la cual denominó intelligenzzia,
    formas norma­lizadas de control social sintetizadas en el
    gobierno y una institu­cionalidad que trasmite y garantiza
    esta dominación.

    La intelligenzzia constituye el núcleo gobernante
    o adjunto a la élite gobernante que sintetiza, codifica,
    fragmenta y establece los canales de comunicación para los conocimientos
    requeridos para llevar a cabo esta dominación.

    El gobierno es la cara visible del Estado dominante,
    suele dividirse en poderes (ejecutivo, judicial, legislativo, los
    más comunes).

    Las acciones que garantizan la dominación suelen
    justificarse y presentarse como necesarias para garantizar la
    gobernabilidad. Gobernabilidad que en realidad no es otra cosa
    que la aceptación resignada, por parte, de las
    mayorías al régimen de explotación y miseria
    al que lo somete o conduce una minoría
    gobernante.

    Históricamente el pensamiento insumiso,
    contrahegemónico y libertario ha denominado a esa forma de
    "paz social" como goberna­bilidad burguesa.

    En oposición, desde la acera de los explotados,
    los marginados y dominados emerge el concepto alternativo de
    gobernabilidad revolucionaria que tiene su mayor desarrollo en la
    concepción del sistema
    político que postula la democracia participativa y
    prota­gónica.

    El modelo de
    democracia participativa y protagónica enuncia el esfuerzo
    por ampliar orgánicamente la base social y el control del
    gobierno por parte de la gente. La importancia de este aspecto es
    tal, que el primer fascículo de los cuadernos de
    formación socio­política del Movimiento Quinta
    República (MVR), principal partido que apoya la revolución
    bolivariana está referido a este tema.

    Los gobiernos construyen instituciones que garantizan la
    dominación por intermedio de leyes, competencias y
    burocracia. A la transferencia de esta facultad de cumplir los
    mecanismos de domi­nación
    suele denominársele institucionalidad.

    Las instituciones son embestidas de legitimidad
    jurídica. Las leyes establecen las formas autorizadas de
    comportamiento
    (social, económico, político, internacional y
    territorial). Expresiones que son administradas por instituciones
    con competencias diferenciadas, cuyos conflictos son
    resueltos por otros poderes (ejecutivo por legislativo y
    judicial, judicial por el legislativo, legislativo por la
    compo­sición política y alianzas que
    están expresadas en el ejecutivo).

    La materialidad de esta dinámica de
    dominación exige control, seguimiento y evaluación
    continua por parte de un conjunto de funcionarios quienes
    actúen y den corporalidad al gobierno que defienda los
    intereses del Estado. Estos individuos son estratificados por
    grupos y
    jerarquías para evitar cualquier intento de solidaridad y
    acción mancomunada no regentada por el centro de poder.
    Una vez que se estabiliza esta jerarquización se
    está en presencia de la burocracia.

    La burocracia no es otra cosa que todos los funcionarios
    a los cuales los centros de poder le han concedido el papel de
    caporales de sus iguales para controlarlos, dominarlos y
    manipular de manera permanente sus consciencias. La burocracia no
    suele ser consciente de su rol, por el contrario, se le forma
    para que valore esta realidad como la única
    posible.

    El Estado encerrado sobre sí mismo, concentrado
    en el desem­peño de su burocracia y el logro de los
    objetivos de la burguesía, es el Estado opresor, el Estado
    dominante.

    El grado máximo de desarrollo de la inteligencia
    institucional es la inteligencia de Estado, eufemismo con el cual
    se encubre y aglutina la inteligencia y contrainteligencia
    policial, militar y el seguimiento de la gestión
    gubernamental.

    Pero la mayoría de la población no acepta
    esta realidad como única o unidimensional, sino que, por
    el contrario, procura cons­truir espacios
    subterráneos. Intersticios, lugares y prácticas
    emanci­patorias que le muestren que otro mundo es posible.
    Ésta es la inteligencia social actuando en
    contraposición a los presupuestos
    teóricos y prácticos de la inteligencia de Estado y
    la lógica burocrática.

    Hace algunas décadas parecía que esta
    diferencia se resolvía sólo con el combate y la
    confrontación entre ambas perspectivas, la del Estado y la
    de la gente. La posibilidad de construir canales de
    comunicación proactiva que evitando la absorción de
    la perspectiva social por parte del Estado facilitarán una
    horizontalización del hecho social entre ambas
    epistemologías y axiologías parecía no
    sólo imposible sino objetable. Eran los tiempos del
    espejismo sobre las posibilidades del denominado campo socialista
    que había sido minado por esa perversión que se
    conoce como el estalinismo.

    El nuevo espejismo pareciera ubicarse en la antípoda de la negación permanente
    del encuentro entre inteligencia social e inteli­gencia de
    Estado, al considerar que todo conduce a la práctica de
    coaptación, de absorción de la inteligencia social
    por parte del Estado. Y si bien, un encuentro es posible, la
    inteligencia social se funda en la necesidad de borrar toda
    dominación, hecho que pasa irreduc­tiblemente por la
    eliminación del Estado, razón por la cual su
    onto­logía siempre será ajena a la realidad del
    Estado como tal.

    La resistencia que sostiene una forma genuinamente
    humana, solidaria, cooperativa y
    libertaria de sociedad se agencia fuera del Estado, desde la
    inteligencia social.

    En el caso de Venezuela, es sólo hasta el inicio
    de la revolución Bolivariana (1989-1992) cuando se
    comienza a visualizar y convivir con la posibilidad de apertura
    de la inteligencia de Estado a la inteligencia social o
    viceversa. La eclosión de esta alianza dependerá en
    gran medida de la capacidad y oportunidad permanente que tenga la
    inteligencia social para disolver a su aliado circunstancial,
    coyuntural.

    La inteligencia
    social: aproximación conceptual

    La inteligencia social está referida a la
    experiencia y saberes acumu­lados por las comunidades y los
    grupos sociales que se expresan en estrategias de
    sobrevivencia contra lo enemigo, los contrarios a sus intereses y
    para coadyuvar al éxito
    de lo amigable, los aliados, lo propio.

    La inteligencia social agencia la resistencia, el
    combate y el legado del recorrido histórico insumiso,
    rebelde y contestatario del pueblo soberano. En consecuencia, se
    enuncia desde la gente.

    Cuando la inteligencia social se asocia o empalma con
    los espacios institucionales se redimensiona y cualifica,
    exigiendo su uso a partir del concepto transversal de
    ecología social (todos ganan y nadie pierde), nunca para
    usarla en contra de los propios ciudadanos o contra de un
    segmento poblacional con el cual la institucionalidad tenga
    diferencias.

    En ese caso se suele denominar como inteligencia social
    situa­cional a la inteligencia cuyo lugar de
    enunciación es el barrio, la urbanización, el
    condominio pero que para alcanzar una acción colectiva
    más eficiente y eficaz se asocia con la
    institucionalidad.

    La inteligencia social situacional como intersticio,
    como espacio integrado de análisis entre institución y
    ciudadanos asume la calificación de instancia que impulsa
    y trabaja información, comunicación y procesos que
    generan y demandan las instituciones y sus ciudadanos para
    alcanzar las aspiraciones o metas propuestas. En esos casos la
    institución pasa a ser una organización
    inteligente, una institución que aprende de su
    entorno.

    En adelante, en este documento nos referiremos a
    inteligencia social situacional en correspondencia a la
    última acepción, como espacio que incorpora la idea
    y dinámicas inherentes a la inteli­gencia social y la
    inteligencia institucional.

    La inteligencia institucional y la inteligencia social
    han desarro­llado formas diversas de expresión
    hibridada, de inteligencia alternativa, que procuran dar
    respuesta más o menos coherente a cada una de las demandas
    que emergen de su relación con la realidad. A saber: a)
    Policial b) De crisis o
    contingente c) Estratégica d) Social revolucionaria, de la
    calle o popular e) Contraloría social

    Denominaciones que posibilitan identificar las
    dinámicas que le son propias a cada una de ellas por
    separado y comprender la utilidad de la fusión o integración. Recordemos que si bien el
    concepto de inteligencia social es un enunciado autónomo,
    está relacionado a otras formas de inteligencia
    asociativa.

    La inteligencia social situacional suele relacionar y
    armonizar cada una de las expresiones de inteligencia social
    hibridadas, en consecuencia:

    a) Inteligencia policial: refiere dinámicas
    gubernamentales que procuran garantizar la seguridad de
    Estado a los gobiernos y sus órganos de administración de políticas
    públicas (prevención, represión,
    contrainteligencia, vigilancia y seguridad de Estado).

    b) Inteligencia de crisis o contingente: procura
    desarrollar métodos y
    mecanismos preventivos para dar respuesta oportuna y eficiente a
    las variantes que emergen de las dinámicas asociadas a la
    gobernabilidad.

    c)Inteligencia estratégica: se centra en el
    estudio de la gobernabilidad. Por lo tanto estudia el consenso,
    la partici­pación, la
    comunicación, la pedagogía, el control compartido, la
    transparencia de gestión, las formas no autoritarias de
    conducción, la legitimidad y eficacia. Su
    lugar de enunciación es el aparato gubernamental. Esta
    inteligencia se expresa en los viceministerios, direcciones
    generales y de línea responsables del análisis,
    planificación, gestión y evaluación
    estratégica.

    d) Inteligencia de la calle, social revolucionaria o
    popular: se orienta al logro eficiente y oportuno de la reingeniería social, sobrevivencia
    comunitaria y contraloría social. Su lugar de
    enunciación es las comunidades, los ciudadanos, la
    gente.

    e) Contraloría social: sus dinámicas
    procuran alcanzar una gestión gubernamental,
    institucional, organizacional con resultados pertinentes y de
    calidad.

    La unificación de la inteligencia social y la
    inteligencia institu­cional en inteligencia social
    situacional que se realiza a partir de la fecundación de ambas, es un fenómeno
    creciente en el desarrollo de la nueva institucionalidad
    revolucionaria bolivariana que se expresa en la normalización y generalización de
    las salas de análisis del entorno, de análisis
    estratégico o situacionales en los distintos
    órganos de la
    administración.

    Desde esta perspectiva, la inteligencia social no cede
    sus fortalezas a la institucionalidad, sino que hace sinergia con
    ella en temas y aspectos de interés compartido.
    Dinámicas que en su conjunto nutren a la inteligencia
    social.

    En la actualidad el esfuerzo de unificación entre
    la inteligencia social y la inteligencia institucional tienen
    como norte, como interés central, el logro armónico
    de los equilibrios político, económico, social,
    internacional, territorial, delimitados en el Plan de
    Desarrollo de la Nación.

    A pesar de que la inteligencia social situacional se
    desarrolla desde el gobierno, el lugar de enunciación de
    su información y los procesos de comunicación que
    le son inherentes, están mediados por la lógica de
    multitudes, por el interés de los ciudadanos.

    En correspondencia, emerge la contraloría social
    como inteli­gencia de gestión de y desde la nueva
    ciudadanía bolivariana. Temática que
    desarrollaremos en el próximo volumen de esta
    colección.

    Epistemología de la inteligencia
    social

    La inteligencia social situacional supone para los
    agentes, las comu­nidades, los analistas, decisores y
    responsables de políticas públi­cas una
    aproximación a la realidad como construcción permanente en medio de
    dinámicas contingentes.

    Es decir, la realidad socio-histórica concreta
    representa un pro­ceso interactivo que no acepta
    determinismos ni una visión única sobre el futuro.
    Por el contrario, las contradicciones sociales son valoradas como
    expresiones que buscan forzar consensos.

    Desde la inteligencia social situacional el consenso es
    diálogo, comunicación, mediación amplia,
    dinámicas a través de las cuales todos los sujetos
    sociales e instituciones involucradas en una política
    pública negocian para alcanzar metas que consideran
    prioritarias en el corto plazo, sin que ello implique un abandono
    o afecte sus aspiraciones estratégicas (corto y mediano
    plazo).

    Por su parte, el disenso es valorado como diversidad,
    como riqueza potencial de visiones sobre el hecho social que son
    mar­ginales por extinción o por su novedad. El disenso
    es anormalidad que evalúa, controla y alerta contra
    cualquier intento de homo­geneización y de
    hegemonía de las mayorías que no se funde en el
    respeto y
    tolerancia a las diferencias, independientemente de su cantidad,
    de su número.

    Turbulencia relacional que genera una situación
    de permanente transición en la ejecución de
    políticas públicas. Tensión que expresa los
    esfuerzos para superar la brecha existente entre la realidad y
    las aspiraciones ideales, tanto del Ejecutivo como de los
    ciudadanos.

    Para la inteligencia social situacional la realidad no
    es un pro­ducto acabado. En consecuencia, se considera de
    primer orden el fomento de una adecuada y permanente
    relación entre instituciones y contexto, entre ciudadanos
    y gobierno, para garantizar la gobernabilidad
    revolucionaria.

    Las políticas públicas aparecen entonces,
    como representa­ciones, síntesis discursivas para la
    acción, cuya viabilidad depen­derá en gran
    medida del consenso que expresen. Consenso que sólo es
    posible alcanzar mediante la participación amplia de los
    sujetos sociales.

    La participación emerge como un concepto en
    movimiento, nunca estático, mediante el cual los
    ciudadanos se involucran en los asuntos de su interés a
    través de formas individuales, asociativas diversas y
    combinadas que fluyen por múltiples canales de
    comunicación entre gobierno y comunidad.

    La democracia participativa y protagónica es el
    sistema político de la República Bolivariana de
    Venezuela a partir de la Constitu­yente originaria (1999).
    Sistema que se postula e instrumenta para alcanzar altos grados
    de consenso orientado a la gobernabilidad revolucionaria que es
    aspiración inherente a la V República (todos ganan
    y nadie pierde. Siempre la elección es a favor de los
    más simples, los pobres, los excluidos).

    La democracia participativa y protagónica se
    funda en el convencimiento que la incorporación de la
    mirada de la otredad representada por los actores sociales objeto
    de la política que se aspira impulsar (pertinencia) y la
    facilitación de espacios mediante los cuales los
    venezolanos y venezolanas se involucren en su diseño,
    ejecución y evaluación (eficacia), constituyen
    prácticas que garantizan el mayor impacto posible en el
    entorno de la acción que realiza la administración
    pública.

    La eficacia y legitimidad de la acción del Estado
    dejan de ser simples aspiraciones y enunciados utópicos,
    para convertirse en la mejor expresión de la
    práctica cotidiana del Estado, el gobierno y sus
    instituciones. Esfuerzo que potencian la articulación
    entre los espacios público y privado.

    Ontología
    de la inteligencia social

    La inteligencia social existe como práctica
    social instaurada en el centro de las dinámicas populares
    y revolucionarias desde hace muchos años y décadas.
    Tal vez no exista una conceptuación acabada y única
    que la defina y delimite sus dinámicas, pero su presencia
    es innegable en el recorrido de emancipación del pueblo
    venezolano, especialmente de las minorías así como
    de los sectores más pobres y explotados.

    El proceso de síntesis de conocimientos, saberes
    y prácticas emergentes generadas al calor de los
    combates callejeros, la resistencia a las formas de discriminación, la construcción de
    espacios de autonomía determina la esencia, el ser, la
    realidad de la inteligencia social.

    Por su parte, la ontología de la inteligencia social
    situacional expresa el proceso de génesis, de nacimiento
    de dinámicas de interacción entre el conjunto de la
    sociedad y sus instituciones para alcanzar –el sistema
    político que delineó el constituyente (1999)–
    la democracia participativa y protagónica.

    En esa perspectiva el modelo político de la V
    República se reinventa a diario a través de una
    dinámica constituyente continua, permanente. El poder
    constituyente aparece con una fuerza
    transformadora permanente, que desarrolla la constitucionalidad
    pero tiene carácter supraconstitucional.

    Es decir, la inteligencia social situacional se
    está construyendo, está modelando su ser en este
    momento histórico, mediante la sinergia que expresa la
    coincidencia coyuntural de intereses, necesidades, expectativas y
    resistencias
    comunes a superar, entre los ciudadanos y su gobierno.

    Inteligencia
    social: funciones

    La inteligencia social situacional tiene una
    génesis, desarrollo y prog­nosis diferenciada respecto
    a la inteligencia policial, el control de
    gestión, los estudios situacionales y la inteligencia
    artificial.

    Diferencias que tienden a hacerse difusas cuando
    hablamos genéricamente de ellas. No le es posible a las
    otras formas de inteli­gencia, asumir las singularidades que
    caracterizan a la inteligencia social situacional.

    Las diferencias de estas formas diversas de inteligencia
    se pueden comprender con mayor claridad y nitidez a la hora de
    abordar sus funciones.

    Son funciones de la inteligencia social
    situacional:

    1.Diagnosticar: recopilar, organizar, registrar,
    inventariar, jerarquizar, ponderar y relacionar las
    características de cada realidad desde la perspectiva de
    la gente, de las comunidades. Es también acopio de
    necesidades, expec­tativas, potencialidades y fortalezas
    que se encuentran disponibles en las localidades.

    2.Analizar: esfuerzo para relacionar y fusionar
    individual y colectivamente, la información calificada
    como conocimiento, experiencia y saberes.

    3.Comprender: el significado de cada contexto para la
    sobre­vivencia ciudadana y el curso de las políticas
    públicas.

    4.Actuar: interactuar con la realidad de acuerdo a su
    especi­ficidad evitando cualquier intento por hacerla
    aparecer como uniforme. La actuación es siempre
    contextual. Actuación que puede ser preventiva,
    disuasiva, reactiva o proactiva. Veamos qué significan
    estas particularidades:

    4.1.Actuar preventivamente: es desarrollar la
    capacidad de anticipar el comportamiento de actores, ejes,
    instituciones y políticas públicas en una
    realidad concreta de la cual forman parte quienes desarrollan
    formas y expresiones de inteligencia social.

    4.2.Actuar disuasivamente: está referida a la
    generaciónde prácticas y cursos alternativos de
    acción para las políticas que resultan de
    interés para los sujetos y organizaciones
    sociales y que se prevé puedan generar ruidos o
    resistencias por incomprensión de las bondades y
    beneficios que su implementación con­lleva.
    Alternativas que se aspira logren reducir las posibilidades de
    actuación de los adversarios, los contrarios, los
    enemigos que buscan influir negativa­mente en el curso de
    una política pública de alto impacto comunitario.
    La inteligencia social situacional desarrolla
    tecnologías y prácticas disuasivas
    contex­tualizadas.

    4.3.Actuar de manera defensiva o reactiva: se refiere
    a la respuesta a situaciones coyunturales y todo aquello que
    afecte los intereses de los movimientos populares, sociales y
    revolucionarios y que sea imposible anular mediante
    técnicas disuasivas.

    4.4. Actuación proactiva: es generar y poner en
    marcha propuestas de interés social que coloquen a la
    defensiva a los sectores reaccionarios o que obliguen a las
    instancias más conservadoras del Estado y las
    instituciones de gobierno a acompañar estas iniciativas.
    La ecología dialéctica (transformación
    donde la mayoría gane y nadie pierda) es el valor
    agregado inherente a esta función.
    El posicionamiento
    de las agendas de interés colectivo expresa el
    espíritu constructivo de la acción enunciada y
    desarrollada desde la gente.

    4.5. Transformar: implica interactuar con la realidad
    para cambiarla, para moldearla de tal manera que les resulte
    más amigable a los actores sociales y las formas
    asociativas comunitarias, siempre y cuando no se altere el
    equilibrio
    de la biodiversidad total (genética, cultural, antropológica,
    ambiental), de la cual el hombre es sólo una
    parte.

    4.6. Evaluación compartida. Evaluar con la
    gente (desmi-tificar y develar el Estado): significa el
    reconocimiento de la superioridad de las formas colectivas de
    ponde­ración sobre la evaluación individual o
    burocrática formal.

    4.7. Gestión colectiva: Horizontalizar y
    socializar los proce-sos inherentes a la gestión de
    políticas públicas. Esta función
    está referida al reconocimiento práctico y
    con­creto de la igualdad de
    todos los ciudadanos que habi­tan el territorio
    común ante la ley y el
    sistema político de democracia participativa y
    protagónica.

    4.8. Promoción: de las potencialidades,
    capacidades yvoluntades contenidas en las comunidades. Esta
    fun­ción procura la aceptación gubernamental
    de las comunidades y localidades como lugares de
    enun­ciación de las políticas
    públicas.

    4.9. Choque: busca servir de herramienta para la
    confron­tación directa. Cuando ni la
    disuasión ni las actitudes
    defensivas ni la proactividad impiden el impulso de
    políticas y prácticas reaccionarias en los
    escenarios sociales, emerge la acción directa, la lucha,
    la confrontación, el combate que procura someter a los
    adver­sarios como única alternativa. Para que este
    combate sea eficaz y legítimo se agencian sus
    dinámicas a partir de los análisis, tendencias y
    escenarios que postule la inteligencia social.

    4.10. Garantizar la memoria
    histórica: para los explotados,los marginados, oprimidos
    y excluidos el pasado está imbricado al presente por el
    recorrido de pugnas entre los paradigmas
    libertarios y opresores. La síntesis de este combate
    constituye la actividad cognitiva central del cuerpo social que
    la utiliza.

    Inteligencia social:
    componentes

    Los componentes de la inteligencia social situacional
    determinan la calidad de sus procesos. Sus componentes más
    comunes son propios del paradigma
    INVEDECOR (Investigación, educación,
    comunicación y organización):

    1. Perspectiva relacional: que es la
    capacidad de entender todohecho o fenómeno de la realidad
    vinculado a otros sucesos, definiciones y precedentes, pero
    también al devenir. Se trata de aprender a ubicar los
    intercisos de encuentro entre actividades y discursos
    aparentemente ajenos el uno al otro.

    2.Investigación: tecnología que
    facilita la aproximación objetiva, subjetiva, directa o
    indirecta a una realidad o tema de interés.

    3. Educación: vista como el proceso de
    aprendizaje com­partido, de resignificación del
    conocimiento a partir de su contextualizaciòn y
    apropiación de utilidad práctica.

    4.Comunicación alternativa: a
    través de un conjunto de tecnologías y equipos que
    posibilitan la interacción proactiva entre ciudadanos y
    comunidades y, de éstos con los gobiernos.

    5. Organización: sistematización
    del aprendizaje colectivo mediante formas de apropiación
    conjunta del trabajo y eliminación progresiva de la
    explotación y la plusvalía que le es inherente al
    trabajo en la forma de producción capitalista. Organización
    que propicia y promueve la articulación como sinergia
    entre los movimientos sociales y de éstos respecto al
    sistema político de democracia participativa y
    protagónica. Este último componente está
    referido a la promoción de la capacidad de agruparse para
    aprender, actuar y ejercer de manera recíproca, compartida
    y sin límites distintos a los que se establecen
    consensualmente. El trabajo es
    valorado como espacio para desarrollar distintas expresiones de
    la solidaridad.

    6. Contraloría social: desarrollo
    de técnicas, métodos y tecnologías que
    posibiliten trabajar de manera compartida en la tarea de colocar
    los gobiernos a cumplir una función pública
    más eficiente.

    Inteligencia social:
    elementos

    Los elementos de la inteligencia social situacional son
    contextuales para posibilitar la comprensión de la
    realidad contingente. Los elementos de la inteligencia social
    situacional están relacionados a las agendas que en un
    momento histórico dado resulten de su
    interés.

    Sus elementos más comunes suelen ser generales y
    específicos. Éstos son:

    1. Elementos generales:

    1.1. Hecho: lo que ocurre y afecta al colectivo social
    o un sector significativo de éste. Los hechos suelen
    referirse a sucesos, declaraciones, imágenes, acontecimientos y/o
    singularidades significativas. La inteligencia social tiene una
    temporalidad concreta y delimitada. ¿Qué es?
    ¿Cómo se expresa? Resultan las preguntas
    predilectas de este elemento.

    1.2. Tendencia: evaluación, ponderación,
    jerarquización y discriminación de hechos (sucesos,
    declaraciones, etc.) que permite encontrar relaciones
    significativas, hilos conductores a través del tiempo entre
    los hechos a los cuales es posible atribuirles dirección y propósito conforme al
    comportamiento histórico de los
    interlo­cutores.

    1.3 Escenarios: propósito final de las
    estrategias que aparecen reflejadas en una tendencia. Punto de
    encuentro de diversas tendencias que procuran construir una
    imagen en la
    población objetivo o
    impactar la realidad de un modo previamente
    establecido.

    1.4. Población objetivo: a quienes van
    dirigidas las accionescontenidas en las diversas
    tendencias.

    1.5. Situación operativa: síntesis de lo
    que se considera quese debe hacer para disuadir, anular o
    disminuir el impacto de una acción, política o
    práctica que resulta lesiva para los intereses que
    defiende la inteligencia social situacional.

    1.6. Prognosis: planificación con criterios de
    corto, mediano y largo plazo para alcanzar el propósito
    establecido en la situación operativa.
    ¿Cómo hacerlo?, en qué momento (fecha,
    hora), y lugar resultan las palabras claves de este
    elemento.

    1.7. Control y evaluación: establecimiento de
    indicadores
    de logro e impacto para la acción que se promueve a
    partir del análisis inherente a la inteligencia social
    situacional.

    1.8. Actores: valorados desde el lugar y respecto a la
    territorialidad de interés.

    2. Elementos específicos:

    2.1. Sistemas y
    equipos para el rastreo y captura de infor­mación:
    referidos a los instrumentos y la tecnología para la
    captura de información y a los protocolos asignados a
    los agentes destinados a esta labor.

    2.2. Colectivo de análisis: grupo de
    trabajo a quien corres­ponde la
    organización, jerarquización y
    disección de los datos e informes que
    procesa la sala de inteligencia social situacional. Este equipo
    discrimina, prioriza y focaliza la atención de la organización a
    partir de los ejes de interés fijados
    previamente.

    2.3. Las líneas de acción de la
    situación operativa: son laspropuestas en materia de
    intervención conforme a las políticas
    institucionales para abortar, neutralizar, disuadir o potenciar
    un comportamiento adversario previsto bajo la forma de
    tendencia que apunta a un escenario de crisis para la
    organización social o la institucionalidad. Así
    mismo se refiere a las rutas de acción proactiva
    establecidas por los analistas para prevenir situaciones de
    conflicto y
    potenciar la labor de la administración.

    2.4. Los grupos de tareas: están referidos a
    las formacionesespecializadas o multidisciplinarias que se
    conforman para dar respuesta a una situación de alerta
    temprana u operativa que propone el colectivo de
    análisis y aprueban las jerarquías facultadas
    para ello.

    2.5.El territorio: el lugar para el cual es
    válida unainterpretación.

    2.6.Las dinámicas de sala situacional: alerta
    temprana,análisis del entorno, diseño de
    acciones, prognosis.

    Inteligencia social:
    formas que suele usar para presentarse

    Las formas en las cuales aparece la inteligencia social
    situacional en sus funciones, componentes y elementos
    están referidas a lo:

    a) Actitudinal: postura pública de la
    organización y los actores claves, la cual por lo general
    expresa reconocimiento y valoración a los movimientos
    sociales. A su vez estas posi­ciones se corresponden a giros
    que muestran las formas sociales organizadas sobre las
    posibilidades de diálogo con la
    institucionalidad.

    b) Expresivo (arte):
    imagen–sonido–mensaje, real o virtual, que
    sintetiza la posición de la organización (social y
    la institu­cionalidad) en una coyuntura dada.

    c) Informativo: códigos discursivos que contienen
    y expresan el esfuerzo para comunicar su disposición de
    diálogo, respeto e interés en relacionarse entre
    las diversas formas de organi­zación social y la
    institucionalidad en una coyuntura dada.

    d) Comunicativo: esfuerzo mediático y gerencial
    que realiza la organización para transmitir al
    público su posición respecto a promover y facilitar
    el encuentro entre la lógica de multi­tudes y la
    lógica de Estado. Esta posición suele empalmarse
    con iniciativas constituyentes, jurídicas y de reforma del
    Estado.

    e) Relación, independencia
    y autonomía frente al Estado: prácticas que
    sintetizan el comportamiento en los espacios y dinámicas
    de encuentro, entre las comunidades y la institucionalidad a
    partir de la metodología y referentes inherentes a la
    inteligencia social situacional.

    Los procesos de inteligencia social situacional pueden
    sugerir y orientar respecto a situaciones de urgencia, las cuales
    siempre harán énfasis en relación
    con:

    1. Una mayor relación táctica con la
    institucionalidad.

    2. Total y absoluta independencia frente al Estado y
    autonomía en sus formas de organización y
    actuación.

    Inteligencia social:
    aspectos éticos

    Por razones históricas el movimiento popular, los
    sectores estudian­tiles e intelectuales
    contestatarios y el rugir de las formas de organización de
    los trabajadores se opusieron y denunciaron el papel de los
    "quinta columna", infiltrados, los negociantes de la
    infor­mación, esquiroles, de los "sapos".

    En el presente no tiene por qué ser distinto. Los
    colectivos e individualidades de los movimientos sociales que
    desarrollan inteligencia social situacional no negocian fuentes, redes
    de infor­mación, centros de referencia ni datos
    esenciales para el combate callejero y la
    sobrevivencia.

    La inteligencia social se relaciona con la
    institucionalidad desde la perspectiva de autonomía de los
    movimientos sociales no controlados por las lógicas de
    representación partidaria ni por la burocracia.

    Por ello, al relacionarse con la institucionalidad los
    actores asociados a la inteligencia social puntualizan respecto a
    principios transversales que permean su praxis:

    1. Autonomía estratégica: la
    emancipación de los marginados, excluidos y explotados
    sólo puede ser obra de su propio esfuerzo. Delegar esta
    responsabilidad sólo garantiza la
    permanencia en el tiempo, bajo formas diversas, de la
    dominación. En esa perspectiva la autonomía es
    acción liberadora en marcha.

    2. La libertad de
    opinión y diferenciación: la libertad se objetiva
    en las posibilidades de comunicar el disenso y superar la
    hegemonía del consenso forzado.

    3. La horizontalidad y gestión colectiva de la
    institucionalidad. El poder es hoy biopoder que se hace presente
    en la cotidianidad de los actos humanos. La división del
    trabajo se perpetúa en las estructuras
    jerárquicas y las organizaciones piramidales. Sólo
    la horizontalidad en la conducción de las relaciones entre
    gobierno y movimientos sociales puede prevenir y establecer
    pautas de contención contra nuevas formas de ser dominados
    ideológicamente por el biopoder.

    4. La transparencia y el control multidireccional de los
    asuntos de la administración pública nacional
    (APN). La contraloría social como paradigma relacional
    entre ciudadanos y gobierno exige total transparencia en la
    gestión de los asuntos públicos y
    disposición en las distintas instancias del Ejecutivo a
    ser objeto de controles sociales severos en el marco de la
    democracia de la gente. Esfuerzo que se aspira logre a la final
    devolución de competencias a las comunidades en el
    diseño, programación, ejecución y
    evaluación de políticas públicas referidas a
    asuntos de su interés, los cuales fueron secuestrados por
    las élites de poder. Ello no implica el abandono de
    responsabilidades sociales del Estado sino su
    recalificación desde la gente.

    5. Ecología social: el cambio no
    puede ser elemento que justifique nuevas formas de
    explotación y dominación. Por ello, el paradigma en
    el cual todos ganamos y nadie pierde (ecología social)
    constituye una referencia ética desde la perspectiva de la
    inteligencia social situacional.

    Desde esta perspectiva ética los valores de
    la inteligencia social situacional son:

    –La solidaridad

    –Respeto mutuo

    –Valoración de la diversidad –Trabajo
    asociativo

    –Control compartido

    Valores y principios que desde la inteligencia social
    procuran contribuir al desarrollo del proyecto
    ético del sujeto, que no es otra cosa que la defensa de la
    ética contextual, la ética desde el lugar y el
    momento histórico concreto.

    Inteligencia
    social, estética y pensamiento
    ecológico

    La inteligencia institucional o de Estado se expresa en
    dos dimen­siones básicas: la inteligencia policial y
    el control de la gestión.

    La dimensión policial enfatiza en las formas, la
    manera como se presenta y almacena la información.
    Exigencia que se fundamenta en los requerimientos del sistema
    jurídico, de validación de sus procesos de cara a
    decisiones administrativas, judiciales o el simple impulso de
    investigaciones en profundidad. La inteligencia
    policial es y estará siempre vinculada a la seguridad de
    Estado y al establishment, al orden establecido y la
    lógica de los instalados en el poder. La inteligencia
    policial hace éfasis en las formas y las
    particu­laridades.

    Por su parte, la dimensión del control de
    gestión aporta los datos e información sobre el
    comportamiento de los entes de la administración orientado
    al cumplimiento de sus objetivos, el im­pacto de sus
    ejecuciones y los límites de los mismos. El control de
    gestión se concentra en la información
    endógena organizacional y el análisis de la
    información que circula por los espacios mediáticos.

    Para la inteligencia social callejera resulta de mayor
    significación el contenido, la calidad y la
    calificación de lo hallado, la signifi­cación
    del contenido. Para la sobrevivencia de la calle, para la
    lógica de multitudes, el énfasis en las formas es
    una condición de la institucionalidad, de los actos
    burocráticos que muy poco tienen que ver con su
    especificidad, la singularidad de sus datos. La inteli­gencia
    de las multiplicidades sociales coloca el acento en los aspectos
    de fondo, en la urgencia de las acciones requeridas, en la
    inmediatez de lo cotidiano y suele presentarse en "formato"
    variable.

    La inteligencia popular le facilita a las instituciones
    informa­ción sobre el entorno, como se valora y
    pondera la acción del gobierno por parte de los ciudadanos
    y cuáles son sus principales expectativas y necesidades.
    Por lo tanto, viabiliza y cualifica la información que es
    exógena a la institucionalidad.

    Estas afirmaciones no son el resultado de eufemismos de
    pose radical, sino por el contrario develan diferencias de
    valoración estética entre el espacio social liso
    (Estado) y el espacio social estriado (la gente) cuyos alcances
    escapan a este trabajo. Aquí nos limitaremos simplemente a
    mencionar esta diferencia para no perderla de vista a la hora de
    impulsar procesos de análisis
    estratégico.

    Cuando la administración pública
    desarrolla sistemas de aná­lisis del entorno pasa a
    ser una organización inteligente, una
    institu­ción que aprende de su contexto. Como lo
    señalamos anteriormente, estos sistemas y procesos de
    información son propios de la inteligencia social
    situacional.

    La inteligencia social situacional, que integra la
    inteligencia policial, el control de gestión y la
    inteligencia social o popular consti­tuye una herramienta de
    primer orden para la toma de decisiones.

    El uso de los resultados de estos procesos de
    integración deman­da y exige un pensamiento
    ecológico institucional que se expresa en:

    a) Una estética ecológica o
    estética de la gente: que es capaz de colocarse por encima
    de las imposiciones ideológicas generadas por los centros
    de poder y el biopoder, en torno a lo bello
    y lo feo, lo contemplativo y lo útil.

    b) La estética participativa que enfatiza en la
    efectividad y no en las formas, que reivindica los liderazgos
    compartidos contra las representaciones partidarias y de otros
    signos.

    El pensamiento ecológico en el cual el ser humano
    y la naturaleza se integren nuevamente en una unidad que es
    totalidad emanci­patoria. La visión ecológica
    sistémica se constituye en camino válido para la
    superación de la estética
    antropocéntrica.

    Inteligencia social y
    sala situacional

    La sala situacional es la herramienta síntesis
    para planificar e intervenir estratégicamente en la
    realidad social. La sala situacional utiliza y desarrolla tanto
    la inteligencia social popular como la inteligencia
    institucional.

    La sala social situacional como producto
    organizacional para el análisis contingente y
    estratégico fusiona los espacios sociales lisos
    (gubernamental) y estriados (los ciudadanos, las multitudes),
    posibilitando un adecuado estudio de la realidad y las
    dinámicas diversas de lo público y lo
    privado.

    El conocimiento de la sala situacional es contingente,
    interactivo y en permanente elaboración, lo cual evita su
    total apropiación por parte del espacio político
    liso (Estado). La sala situacional es una denominación
    genérica unificada, tanto para la inteligencia social
    (popular y revolucionaria) como para la inteligencia
    institucional (Estado), que se convierte en sala social
    situacional al fusionarse sus procesos.

    En el caso de las instituciones del gobierno Bolivariano
    revolucionario, la sala social situacional es un espacio
    permanente para el diagnóstico del contexto y antecedente en
    la ejecución de acciones y políticas de
    interés para los movimientos sociales, la
    identificación, clasificación,
    deconstrucción, análisis, valoración de la
    información endógena y exógena relacionada a
    la práctica de las formas de organización popular,
    así como para la determinación de las tendencias y
    escenarios de comportamiento de la realidad (hechos) y los
    actores sociales a partir de lo cual se sugiere al liderazgo
    revolucionario posibles cursos de acción.

    La sala social situacional tiene como propósito
    central responder a interrogantes que se le planteen a las
    organizaciones.

    La sala social situacional de las instituciones responde
    a los intereses y expectativas de la administración,
    mientras que la asociada al movimiento popular responde a las
    necesidades de sobrevivencia y la lógica de
    multitudes.

    La V República, al procurar un Estado de la
    gente, considera a las salas sociales situacionales como herramientas
    para combinar la contraloría social y la sana
    administración de los asuntos públicos. Las salas
    sociales situacionales pueden ser monotemáticas,
    multitemáticas y/o integradas (mixtas).

    Inteligencia
    social. Memoria
    histórica y saberes

    La memoria histórica es la síntesis del
    conocimiento ciudadano sobre las formas de opresión y
    resistencia, así como de la visión libertaria del
    futuro que es posible construir a partir de los saldos de los
    combates parciales.

    Es el background justiciero de los pueblos, construido
    en el recorrido de su propia emancipación.

    Pensamiento relacional, paradigma transformacional
    (INVEDECOR), sentido histórico para la comprensión
    de la acción política, actitud
    defensiva–activa y valoración de las posibilidades
    de construir una nueva realidad en el futuro conforman un
    entramado sistémico que constituye el soporte integrado de
    la memoria histórica.

    Una parte de la memoria histórica pertenece al
    plano cognitivo y otra a las esferas de lo subjetivo y emocional,
    al inconsciente colec­tivo, a los imaginarios
    sociales.

    En el plano cognitivo los pueblos reflexionan y
    preservan de manera consciente las experiencias ciudadanas de
    sobrevivencia contra la opresión del modelo
    económico y el Estado mediante teorías, programas
    políticos y alianzas de intereses. Para ello se apoyan en
    las tradiciones y festividades populares, los santos y
    expresiones religiosas, el sincretismo de fe, el arte, la
    literatura, las
    diversas formas de producción intelectual, las
    tecnologías, hasta los nombres que le asignan a una calle,
    un barrio, una ciudad, un río, un parque, entre otras
    formas. Se trata de tener siempre presente el lugar.

    En el plano subjetivo, se archivan y sintetizan las
    formas y experiencias que distinguen al pensamiento contra
    hegemónico y las prácticas libertarias de los
    pueblos. Allí habitan las formas compartidas de mirar la
    realidad, definir la visión de país que se quiere y
    autoconcencebir la misión de
    la organización social. Para ello, además de todas
    las formas de expresión artística que permiten
    licencias del habla y fugas en el lenguaje
    usual, pasando las formas asociativas de asumir todos los hechos
    colectivos, hasta los mecanis­mos que se usan para mantener
    la afinidad de los grupos.

    En el plano emocional, se guardan y protegen los
    resortes que disparan las explosiones de amor,
    solidaridad, iracundia, resistencia silente, combate objetivo y
    subjetivo de la ciudadanía. Reserva que se suele usar
    cuando los actos por otras vías o mecanismos resultan
    ineficientes o limitados. El plano emocional es bisagra que
    separa, posibilita el encuentro y libera la fusión entre
    lo cognitivo y las subjetividades. Por ello el boom de los
    estudios sobre la inteligencia emocional y el cerebro
    límbico, pero ése es tema de otro trabajo. Ejemplo
    de ello, lo ocurrido el 27 y 28 de febrero de 1989, pero
    también el 11, 12 y 13 de abril de 2002.

    El inconsciente colectivo constituye el espacio de
    aprendizaje, memoria, lenguaje y
    comunicación para la acción que supera los
    límites y cánones de la racionalidad bidireccional
    para penetrar en el torbellino de los espacios sociales
    estriados, difusos pero altamente reactivos con los cuales los
    pueblos actúan al unísono. El chiste, la burla,
    el amor, la
    pasión constituyen, entre otros, canales que utiliza el
    inconsciente colectivo para actuar como cuerpo social ante
    realidades que potencialmente le pueden afectar. El inconsciente
    colectivo constituye el genotipo social que no pueden percibir ni
    comprender quienes se limiten disciplinariamente al estudio de
    los fenotipos sociales.

    El conocimiento oficial, académico y normado
    mediante el método
    científico hegemónico es cruzado por la
    experiencia refle­xiva colectiva para reconfigurarse en saber
    comunitario, fuente principal de alimento y aliento para la
    inteligencia social.

    Los imaginarios sociales son los bolsones de interpretación colectiva del mundo, es la
    subjetividad compartida que moldea la ética y la
    estética ciudadana. Cada pueblo–nación, pero
    también cada comunidad local tiene formas de
    aproximación, de compren­sión de la realidad,
    de entender lo que ocurre y la necesidad de resistir. Este
    espacio creativo constituye él (o los) imaginario(s)
    social(es). Una expresión de ello lo constituye el
    imaginario libertario del pueblo venezolano, la forma de concebir
    el acto emancipatorio que se refleja en la forma como se entiende
    a Chávez y constituye el soporte de su popularidad y
    apoyo.

    Desde esta perspectiva que existen dos Chávez.
    Uno que fue concebido, preñado, el 27 y 28 de febrero de
    1989 y que nació el 4 de febrero de 1992. Como hijo
    colectivo tiene muchos rasgos fenotípicos de sus
    creadores: populachero, irreverente, justiciero, osado, humilde
    ante la adversidad y el triunfo, magnánimo en la victoria
    construida, errático en los espacios para los cuales no
    fue formado.

    Ese Chávez está en cada casa, y se asemeja
    mucho al luchador, la oveja negra, el creativo y el insumiso que
    habita en cada familia
    venezolana. A este Chávez el pueblo para protegerlo le ha
    venido adicionado rasgos que les pertenecían a otros
    luchadores como Jesús de Nazareth, Espartaco, el Negro
    Primero, Miranda, Bolívar,
    Sucre, José Martí,
    Zamora, el Ché Guevara, entre otros. El otro Chávez
    viene de La Planicie, alcanzó la victoria electoral en
    1998 y habita en Miraflores.

    El Chávez de Miraflores, a la par que aprende el
    arte de gobernar, trata de comprender y asumir las
    características del Chávez que parió el
    pueblo.

    Chávez es poder constituyente en permanente
    creatividad.
    El espacio de fusión de ambos Chávez se
    vivió el 11, 12 y 13 de abril de 2002 aunque aún a
    veces suela verse al Chávez de Miraflores correr tras la
    imagen del Chávez pueblo para calzar en
    él.

    La inteligencia social situacional sintetiza de manera
    integral estos procesos (cognitivo, subjetivo, emocional,
    conocimiento, saberes, inconsciente colectivo e imaginario
    social). Ésta es su poten­cia y su blindaje contra la
    racionalidad del pensamiento único, pues sus
    dinámicas escapan a lo objetivable, asociándose a
    la íntersub­jetividad de los muchos modos posibles y
    de las formas rápidas y difusas de alcanzar consenso y
    sinergia asociativa.

    Por ello, la memoria histórica y la inteligencia
    social que la sinte­tizan no aceptan la hegemonía de
    un método, de un mecanismo, de un formato, de un modo
    único de preservación y
    comunicación.

    En consecuencia, todo esfuerzo que se hace por estudiar
    la inteligencia social y comprenderla desde la racionalidad
    moderna estará siempre limitado por la capacidad de
    situarse en su propia perspectiva, asumiéndose como un
    sujeto liberador. De hecho, es imposible e impensable intentar
    asumir los códigos y aprendizajes de resistencia y
    liberación para construir nuevas formas de
    dominación y opresión, como han pretendido algunos
    neobu­rocrátas.

    El rasgo fundamental de este nuevo funcionarato
    empeñado en normar la resistencia insumisa del pueblo es
    su profundo desprecio por los movimientos sociales a quienes
    sólo logra valorar como anormalidad no
    controlada.

    Quienes se asuman sólo como técnicos y
    burócratas de esta revolución tendrán
    siempre en su carrera la frustración de no haber logrado
    poner en cintura al pueblo. Ese mismo pueblo que sostiene e
    impulsa a nuevos horizontes la revolución
    Bolivariana.

    Tomar conciencia de
    ello, puede facilitarle a los burócratas el desarrollo de
    una conciencia plena y el emerger de respeto sobre las
    potencialidades de la inteligencia social, que sitúe a
    esta última, de cara a la institucionalidad, en el rol
    decisivo que viene ocupando desde la otredad en las
    últimas décadas.

    La comunidad como lugar de enunciación de la
    inteligencia social

    Mientras la inteligencia policial, los análisis
    organizacionales estratégicos, la inteligencia artificial
    y el "desarrollo" son asuntos que se impulsan y regentan desde el
    Estado y sus instituciones (policiales y escolares), es decir,
    tienen un loci (lugar de enunciación) gubernamental, la
    inteligencia social tiene su origen en los entornos
    institucionales, fuera de los bordes de las esferas de
    gobierno.

    Esto implica un reconocimiento de los límites
    gubernamentales para vincularse con la totalidad social y de la
    potencialidad transformadora de la lógica de
    multitudes.

    En el contexto de la democracia representativa, la
    inteligencia social agenció la resistencia comunitaria al
    poder del Estado clasista que no le representaba ni trabajaba
    para sus intereses.

    La democracia participativa y protagónica si bien
    no elimina el carácter clasista y dominante del aparato
    gubernamental, es un modelo político que abre canales de
    diálogo, negociación y consenso entre la otredad
    callejera y la formalidad institucional, permeando el orden a
    ópticas y prácticas policlasistas y
    liberadoras.

    La inteligencia social asume y administra las nuevas
    expresiones de confrontación de baja intensidad entre
    gobierno y ciudadanos, procurando que la constante
    transición de los asuntos públicos discurran por
    canales que progresivamente abran espacios y caminos a los
    intereses de las mayorías.

    No es propósito ni la razón de ser de la
    inteligencia social situacional contribuir a consolidar la
    hegemonía del Estado, por el contrario apunta a que
    éste genere procesos de apertura progresiva a nuevas
    perspectivas, expectativas y necesidades y/o a su
    eliminación.

    En consecuencia, la teleología de la inteligencia
    social situacional es profundamente contrahegemónica.
    Ahí reside la potencia
    revolucionaria de la inteligencia social, pero también su
    mayor riesgo.

    Son muchas las evidencias que
    muestran cómo los gobernantes intentan coaptar franjas de
    ciudadanos para su lógica, lo cual constituye una
    dinámica esperable de control desde el poder, que si no se
    devela y limita oportunamente puede precipitar odiosas rupturas
    entre ambos.

    No alejarse de su lugar de enunciación barrial,
    comunitario, popular o residencial constituye el mayor reto de la
    inteligencia social situacional para garantizar la utilidad de
    sus dinámicas.

    Cotidianidad como
    temporalidad

    Al encontrarse la inteligencia institucional con la
    inteligencia social y reconfigurarse ambas en la
    institucionalización de la inteligencia social
    situacional, se corre el riesgo de que la temporalidad de largo
    plazo, de la lógica gubernamental, sustituya la fuerza
    movilizadora de la cotidianidad que le es propia a la
    lógica de multitudes. No dudamos que desde el referente
    gubernamental se generarán esfuerzos para ello, pero la
    subordinación de la cotidianidad al largo plazo le resta
    toda potencialidad y utilidad a la inteligencia social
    situacional.

    Las comunidades, los sectores populares y
    revolucionarios entienden y valoran las metódicas de la
    inteligencia social situacional como herramientas para solucionar
    los problemas del día a día.

    La utilidad de la inteligencia social situacional como
    tecnología para avanzar en la solución de las
    problemáticas que emergen de su realidad ciudadana y que
    tienen fuerza contingente, es decir inmediata, constituye la
    mejor garantía para evitar la subordinación de los
    procesos de la gente, a las necesidades de largo plazo del
    Estado.

    Transparentar este conflicto posibilita generar un sano
    debate sobre
    la inteligencia social situacional como espíritu y
    metodología del poder constituyente, como eje conductor de
    la transición del sistema político de democracia
    representativa a la democracia participativa y
    protagónica.

    Transformación que exige de los ciudadanos una
    nueva valoración del aparato gubernamental pero de
    éste demanda
    disposición a horizontalizar y transparentar
    dinámicas que den respuesta oportuna y eficaz, a las
    exigencias ciudadanas del día a día.

    Inteligencia
    social: tránsito entre lo cotidiano, la táctica y
    la estrategia

    Como lo hemos señalado en éste y otros
    trabajos, la inteligencia social tiene un lugar de
    enunciación comunitario, es decir, se funda en los sucesos
    diarios que afectan a la gente.

    Cotidianidad que tiene la calificación de
    permanente contin­gencia, de realidad en mutación, la
    cual, a diferencia de la lógica de la institucionalidad,
    está más interesada en la solución a la
    situación problemática inmediata que en la
    normalización de procesos.

    La inteligencia social como herramienta para la
    sobrevivencia concentra sus esfuerzos en:

    a) La conservación de logros y avances sociales
    frente a lo enemigo, lo adverso. b) La respuesta eficiente y
    oportuna a las situaciones contingentes.

    c) La defensa ante la incertidumbre opresiva que
    guía lo gubernamental, ante la agresión de lo
    externo, del extranjero.

    d) El posicionamiento en los espacios institucionales de
    la

    perspectiva comunitaria. e) La garantía del
    control territorial. f) El desarrollo de espacios comunitarios de
    liberación en

    donde se concreta la revolución bolivariana. g)
    La consolidación de las diversas formas de
    contraloría social.

    La inteligencia social situacional asume la existencia
    de una enorme brecha entre el concepto ideal de gestión
    gubernamental y el comportamiento de la estructura
    institucional evidenciado en la realidad social.

    Pero lo asume no como tragedia, sino como presente
    susceptible de ser modificado mediante una continua acción
    colectiva en diversas esferas y planos. Para solucionar lo que
    ocurre en el momento histórico concreto actual, la
    inteligencia social situacional postula la planificación
    participativa estratégica situacional (PPES) con sus
    momentos presente, táctico y estratégico.
    Diferencia que se asume en su debida temporalidad.

    La inteligencia social situacional no admite
    derrotismos, pero tampoco determinismos y falsas nociones de
    triunfo y victoria en el corto plazo. Los esfuerzos para alcanzar
    la meta
    esperada se asumen como propósitos que admiten planeación, con acciones que es posible
    administrar en corto, mediano y largo plazo.

    A la inteligencia social situacional le interesa el
    tránsito de la actividad coyuntural a las tareas de corto
    plazo; de éste a la táctica inherente al mediano
    plazo que garantice el desarrollo de estrategias para realizar en
    el largo plazo.

    Si bien la actuación ante la coyuntura es asumida
    como táctica, se reconoce la precariedad de su control en
    la prognosis, razón por la cual se presentan separadas
    actuación coyuntural inmediata y táctica. La
    táctica expresa la tensión entre la
    situación ideal y lo que ocurre en la realidad. Por ello,
    a la táctica le resulta indispensable la visión de
    país y comunidad, así como el
    conocimiento de la misión de cada
    institución.

    El plano estratégico emerge como el mapa de la
    realidad deseada y las acciones que se requieren para lograrla.
    Acciones que representan operaciones
    tácticas que se corresponden a las estrategias delineadas
    para ir construyendo progresivamente los cimientos de ese
    horizonte estratégico.

    Las tácticas son acciones encadenadas en el
    mediano plazo. El mapa estratégico está conformado
    por la suma de las acciones tácticas. Las tácticas
    deben estar imbricadas y blindadas por la visión de
    país que se tiene y la misión establecida para la
    propia organi­zación social.

    Inteligencia
    social y gobierno. La V República

    Asumimos la idea de la V República como
    formación política de Estado que se inscribe en un
    proceso histórico venezolano altamente imbricado a la
    revolución continental y la ruptura del modelo
    capita­lista mundial. Por lo tanto la V República
    vendría a ser la concreción, el recorrido actual de
    construcción de Venezuela como un país soberano y
    realmente independiente.

    Esfuerzo sostenido durante los últimos quinientos
    años. Idea de país que se modela y prefigura desde
    los imaginarios rebeldes e insumisos precolombinos y la
    resistencia cultural, militar, económica, social,
    territorial americana, pasando por los combates en contra de la
    conquista española y llegando a nuestros días con
    la oposición al imperio, el biopoder y los restos del
    Estado nacional burgués.

    Soberanía e independencia que superan las
    nociones de control territorial y de los medios de
    producción por parte de los ciudadanos nacionales, al
    tener el presente la connotación de momento
    político para la justicia social y el derecho de las
    mayorías, que integra y respeta la diversidad inherente a
    las minorías.

    La V República emerge ante el agotamiento del
    ideario político y de gestión de la IV
    República, como necesidad histórica para el
    presente. Es presente victorioso construido colectivamente y
    nunca el resultado del pragmatismo ni
    del abandono de principios básicos ante sucesivas
    derrotas. La V República es proceso con antecedentes pero
    también con porvenir.

    La V República asume y expresa la síntesis
    de la memoria histórica nacional, expresando el discurso y las
    prácticas construidas por la corriente histórica
    social por el cambio. La V República es inteligencia
    popular–social en marcha. Por ello, ha sido reivindicada
    por los actores, agentes sociales y organizaciones que a
    través del tiempo han agenciado los esfuerzos de
    transformación estructural de nuestro
    país.

    Ello exige y demanda repensar el ejercicio de gobierno
    de cara al pueblo, o mejor interpretado, desde el pueblo.
    Ésa es la V República que construye la inteligencia
    social situacional, aunque tal vez no sea la que piensen sectores
    conservadores o regresivos del actual aparato
    burocrático.

    Inteligencia social: uso,
    intentos de normalización e
    institucionalización

    Recapitulemos. La inteligencia social es una
    dinámica que va del borde institucional al centro de sus
    procesos, tratando de copar progresivamente los espacios
    fundacionales previstos en las estructuras para la toma de
    decisiones.

    Cuando la inteligencia social se asocia a estos procesos
    de toma de decisiones gubernamentales pasa a ser inteligencia
    social situacional.

    La inteligencia social situacional se institucionaliza
    mediante la implementación de las salas situacionales en
    los ministerios,
    institutos autónomos y los distintos órganos y
    entes de la admi­nistración pública nacional
    (APN). La inteligencia social situacional se normaliza en la
    institucionalidad mediante documentos
    oficiales que norman sus procesos, establecen los protocolos para
    su ejecución y prevén canales para la
    circulación de información que ella requiere y
    genera. Algunos de los instrumentos que sirven de fundamento a
    este proceso de normalización de la inteligencia social
    situacional suelen referirse a:

    1. Definiciones de los límites conceptuales,
    operacionales y funcionales de cada una de las diversas
    tipologías de inteligencia.

    2. Glosarios de definiciones en torno a la inteligencia
    social consensuados entre los diversos actores sociales
    claves.

    3. Manuales de
    procesamiento de la información que entra y es capturada
    por la(s) sala(s) situacional(es).

    4.Definiciones inherentes a las dinámicas de
    competencia
    institucional con las acciones propias de la inteligencia social
    y las salas situacionales.

    5.Manuales de perfiles para el personal a
    laborar en estas áreas.

    6.Acopio y contextualización de las
    teorías sobre las dinámicas de inteligencia social,
    popular, policial, situacional y de sala situacional.

    7.Instrumentos de evaluación permanente a las
    acciones previstas para cada uno de los escenarios y tendencias
    conforme a las propuestas que genere(n) la(s) sala(s)
    situacional(es).

    8.Sistemas de
    información que acopien data referencial,
    histórica, testimonial, documental, relacional y
    situacional, a partir del análisis del entorno y estudios
    estadísticos dimensionados.

    Inteligencia social situacional y
    gobernabilidad revolucionaria

    Para las instituciones la continuidad de la
    revolución bolivariana suele asociarse a la permanencia de
    grupos y/o individualidades en las posiciones de mando de los
    órganos de la administración pública
    nacional. Para los ciudadanos, para las multitudes insumisas, la
    permanencia en el poder de Hugo
    Chávez Frías está asociada a su
    cotidianidad y se expresa en posibilidades concretas de
    sobre­vivencia.

    Por ello, mientras para gran parte de la
    administración los tiempos de actuación frente a
    los elementos y acciones conspirativas suelen ajustarse a los
    horarios, rutas y canales previstos por la burocracia, los
    ciudadanos concentran su esfuerzo en respuestas inmediatas,
    contingentes, urgentes.

    Acciones que están asociadas a garantizar la
    permanencia de los avances logrados en el marco de la
    revolución bolivariana, no permitir el retorno del
    fascismo ni el
    regresionismo opresivo, pero también a la denuncia
    permanente a la burocracia, la corrupción
    y la impunidad con
    la cual aún actúan los enemigos solapados del
    proceso revolucionario venezolano actual.

    Por lo general los tiempos de la burocracia y de la
    gente suelen conflictuar. Conflictos que al develarlos
    encontramos que sus efectos muchas veces llegan al extremo de
    paralizar las administraciones y organizaciones, impidiendo el
    logro de sus propios objetivos. Alcanzar un equilibrio entre
    ambas perspectivas permitiéndole a la institucionalidad y
    a los ciudadanos controlar y construir permanen­temente el
    centro político, constituye el desafío para la
    gobernabilidad revolucionaria.

    La inteligencia social situacional al registrar los
    hechos desde la perspectiva del entorno institucional y
    monitorear la gestión de los órganos de la
    administración lo que está estableciendo en
    realidad es el control del Estado.

    Contraloría social que prioriza el abordaje
    compartido de los escenarios de crisis y confrontación que
    se prevén dado su impacto en la cotidianidad
    ciudadana.

    Esfuerzo que al relacionarse a la administración
    le puede permitir a ésta tomar decisiones proactivas y
    reactivas oportunas conducentes a alcanzar una gestión
    legítima (pertinente) y eficaz (calidad).

    Inteligencia social, organización social de base,
    contraloría social y participación directa de los
    ciudadanos en los asuntos de interés, modelan el nuevo
    enfoque de gestión integrada que enfatiza en garantizar a
    través del tiempo, la apropiación, el
    empoderamiento de los ciudadanos respecto a los distintos
    órganos de la adminis­tración, en lo que se ha
    denominado: el modelo de gobernabilidad
    revolucionaria.

    Seguridad de
    Estado

    Para el nuevo Estado de la V República centrado
    en la gente, la inteligencia social situacional emerge como una
    herramienta para la seguridad de Estado pues le permite al alto
    gobierno lecturas con detenimiento sobre los hechos,
    acontecimientos y contingencia.

    Al develarse y transparentarse las rutinas
    burocráticas se desmitifican los protocolos de poder y las
    jerarquizaciones de mando obligando al funcionarato a estar
    más atento a la voz de los ciuda­danos y a la
    contraloría social

    En el actual proceso de transición, de un Estado
    cerrado y un gobierno verticalizado a un Estado abierto y
    transparente con un gobierno cada vez más horizontalizado
    en su gestión, suelen encontrarse de manera reiterativa
    intentos de uso instrumental de la inteligencia social, de
    subordinación de la otredad a las lógicas
    burocráticas.

    Riesgo y consecuencias que se minimizaran en la medida
    que el nuevo paradigma de la gente se generalice y la
    razón fuerza de las comunidades muestre sus
    potencialidades y alcances a quienes aún no conocen el
    enorme poder revolucionario de la sinergia de las
    multitudes.

    Las fronteras de la
    inteligencia social

    El paradigma de la participación apunta a la
    ruptura de las media­ciones y opone a la lógica de
    representaciones partidarias, sindicales y organizacionales la
    fuerza de la participación directa que coloca cara a cara,
    a los ciudadanos y gobierno. Esta dinámica establece los
    siguientes condicionantes para la inteligencia social:

    1. Claridad respecto a la brevedad de los límites
    temporales de los cuales goza toda administración en
    cuanto a legitimidad institucional derivada sólo de
    resultados electorales.

    2. La legitimidad emerge como un concepto relacionado a
    la pertinencia de la gestión y la eficacia de los actos
    adminis­trativos, no como abstracto sino como producto
    relacionado a la cotidianidad de los ciudadanos.

    3. Las "nuevas formas de representación" tienen
    el alcance derivado de la cualificación de los actores
    involucrados y los territorios que se movilizan para participar.
    Por lo tanto, la representación pasa de las generalidades
    a las singularidades.

    4. Los sectores activos no son
    mediadores válidos para quienes permanecen
    pasivos.

    5. Los procesos y resultados de la inteligencia social
    resultan válidos sólo para contextos delimitados
    imposibilitando su generalización mecánica. Las
    generalizaciones dependerán en gran medida de las
    frecuencias de repeticiones para fenómenos que se valoran
    en territorios distintos y/o disímiles.

    6. Todo intento de subordinación de la
    inteligencia social a la lógica de Estado sólo
    acelerará el surgimiento de nuevos centros
    autónomos de inteligencia social rebelde.

    Inteligencia social,
    resistencia, e intentos de objetivarla

    Algunos de los aspectos problemáticos de la
    articulación entre la inteligencia social situacional y el
    gobierno revolucionario lo constituyen:

    1. Los esfuerzos fallidos para objetivar protocolos,
    formas y canales rígidos con cadenas de mandos
    establecidas para el diálogo, entre el gobierno y las
    expresiones organizadas de la inteligencia social,

    2. La subestimación burocrática de la
    subjetividad que emana y le es propia al combate
    popular.

    3. El desarrollo de identidades artificiales entre la
    institu­cionalidad y el thelos de resistencia colectivo que
    sintetiza la sinergia insumisa de las comunidades a las formas de
    injusticia, exclusión y opresión que
    históricamente se le han tratado de imponer.

    4.El estancamiento en los espacios institucionales de
    los debates y prácticas reflexivas que promuevan la
    elevación de la conciencia de los elementos más
    atrasados de la adminis­tración: los
    tecnócratas y la burocracia.

    5. La existencia de cajas negras en procesos
    institucionales que estimulan desconfianza entre franjas sociales
    importantes.

    Desde la perspectiva de la objetividad del método
    científico, la lógica de Estado demanda conocer en
    detalle los procesos de generación de conocimiento popular
    para segmentarlos, analizarlos e incorporar muchas de sus
    dinámicas a la institucionalidad.

    Lamentablemente, esto es más difícil de
    alcanzar de lo que la burocracia aspira, pues la lógica de
    multitudes es difusa, rizomática y en permanente
    mutación, precisamente para evadir el control y garantizar
    su efectividad.

    El respeto por la subjetividad, el thelos de resistencia
    y combate popular seguramente se producirá en el proceso
    de articulación de la inteligencia social situacional con
    la institucionalidad, mediante la negociación y el
    consenso.

    Diálogo que seguramente girará en torno a
    la teleología de esa relación. Sin embargo, la
    aproximación en esta área constituye un aspecto a
    mejorar, respecto a la interacción actual entre ciudadanos
    y gobierno.

    Lo extraordinario como fenómeno cotidiano:
    sobrevivencia e inteligencia social

    Cuando lo extraordinario y las singularidades se
    convierten en fenó­menos regulares que se hacen
    presentes en la cotidianidad, estamos en presencia de una
    situación revolucionaria.

    Desde el 27 de febrero de 1989 existen rasgos que
    distinguen la dinámica política nacional
    venezolana: acontecimientos extraor­dinarios, capacidad
    popular para transformar situaciones proble­máticas en
    victorias callejeras y del pueblo para hacer judo
    político convirtiendo lo adverso en favorable.

    Desde ese momento se fracturaron los moldes que
    contenían las representaciones propias de la democracia
    representativa y, hasta el presente, a los sectores más
    conservadores de la institucionalidad les ha resultado esquiva la
    posibilidad de recoger y volver a juntar los fragmentos de la
    brújula
    que les garantizaba la gobernabilidad burguesa.

    Desde 1989 emerge con fuerza en el centro del escenario
    social el thelos de resistencia popular continua, de
    revolución permanente como característica que desde
    lo social invade los equilibrios político,
    económico, territorial, militar, tecnológico,
    educativo, territorial y la relación con las
    dinámicas homólogas internacionales. La
    inteligencia social situacional constituye una de sus
    expresiones, así como el nuevo papel asignado a las salas
    sociales situacionales existentes en los referentes
    institucionales.

    Por ello decimos que lo extraordinario invadió la
    rigidez del aparato burocrático y aunque sólo se
    concrete parcialmente en el presente en una estética
    rebelde, estamos seguros de que
    este emerger implica el nacimiento de una situación
    revolucionaria de largo aliento.

    Inteligencia situacional
    y tejido social. La supremacía del rizoma y las

    multiplicidades difusas de las redes

    El tejido social de resistencia contra la injusticia, la
    explotación, la dominación y la exclusión
    tiene una urdiembre horizontal, una comunicación y
    articulación rizomática y una organización
    en forma de redes. La conciencia colectiva del tejido social
    mayoritario se fundamenta en la memoria histórica, en la
    experiencia de combate callejero, de sobrevivencia y en la
    permanencia a través del tiempo de los más altos y
    dignos sueños compartidos por las mayorías
    ciudadanas.

    La noción de horizontalidad en los procesos, de
    trabajo en redes y de comunicación rizomática suele
    aparecer como difuso y poco comprensible desde las formas y los
    canales estructurados.

    En este trabajo partimos de la valoración de las
    redes como construcciones de cuerpo sin órganos.
    Definición que constituye no una carencia, sino un logro
    del espacio social estriado (multitudes) para resistir y
    enfrentar al espacio liso (Estado).

    Experiencia y memoria, pasado y presente desde el cual
    la gente, teje y proyecta su visión para la
    construcción de un futurible, sin descuidar la salvaguarda
    de su propia integridad.

    Ideario de la
    Revolución bolivariana e inteligencia
    social

    Se hace necesario señalar que existen dos
    lecturas centrales del ideario bolivariano en la
    institucionalidad:

    a) Bolívar como doctrina desde sus textos y
    proclamas. b) Bolivarianismo como discurso para el cambio y como
    proceso en construcción.

    La primera lectura, mucho
    más atrasada pretende extrapolar de manera acrítica
    textos, citas y proclamas del padre de la patria.

    La segunda lectura, mucho más integradora y
    revolucionaria, menciona a Bolívar como evocación
    simbólica del recorrido de luchas del pueblo venezolano,
    desde la resistencia anticolonial, el cimarro­nismo, los
    desarrollos económicos y de justicia social de Zamora,
    pasando por el internacionalismo socialista, el nacionalismo
    militarista, el guevarismo, la teología de la
    liberación, las experiencias de control obrero de la
    producción, hasta llegar a la visión
    multiétnica y de género,
    entre otros fenómenos.

    Para los movimientos sociales, el ideario bolivariano es
    parte fundamental de sus procesos y dinámicas.
    Bolivarianismo que es potenciado, calificado y reinsertado
    socialmente como un pensa­miento útil para el presente
    mediante la inteligencia social y la memoria histórica.
    Ideario de la Revolución bolivariana que se expresa
    en:

    1. El poder constituyente permanente.

    2. El sistema político de democracia
    participativa y prota gónica que se cualifica en la
    territorialidad concreta de los consejos comunales y el ejercicio
    pleno de soberanía cognitiva a través de la
    inteligencia social.

    3. La planificación participativa de base como
    sistema integrado.

    4. La economía
    social,

    5. El Proyecto Educativo Nacional y la pedagogía
    libertaria.

    6. Los procesos de comunicación e
    información alternativos.

    7. La estética bolivariana.

    8.La ética ecológica social
    bolivariana.

    9. La imbricación de la inteligencia social con
    el aparato gubernamental.

    10.El humanismo
    bolivariano.

    11.Las gestas emancipatorias continentales.

    12 La simbología y los imaginarios de los
    próceres independentistas y los mártires
    revolucionarios.

    13.Las construcciones teóricas autónomas
    elaboradas desde la realidad, la cotidianidad, la
    localidad.

    14.La Agenda Alternativa Bolivariana para las
    Américas, entre otros.

    La Revolución bolivariana es pacífica, eso
    implica una valoración del ser humano por encima del
    maniqueísmo de bueno o malo, para adentrarse en la
    perspectiva colectiva de ganar/ganar. Proceso que en sus inicios
    suele generar resistencias en los partidarios del paradigma
    ganar/perder.

    La Revolución bolivariana al no dejarse etiquetar
    con los clichés clásicos asume la pragmática
    contextual como filosofía cotidiana y la
    transformación estructural como horizonte para los
    cambios. Transformación que se referencia en los
    ciudadanos, en los excluidos como esfuerzo inclusivo no
    hegemónico.

    El proceso bolivariano estudia y valora las experiencias
    ameri­canas de liberación y desarrollo
    autónomo, sin pretender en momento alguno copiar
    mecánicamente experiencias exitosas ocurridas en otros
    países.

    La democracia bolivariana es participativa y
    protagónica con un horizonte de democracia directa como
    fin último para los ciudadanos libres y
    emancipados.

    Hacer y divulgar desde
    la gente

    Mientras el secreto es el espíritu de la
    burguesía y los poderosos de todo cuño, el
    develamiento y socialización del conocimiento es un
    referente axiológico de los movimientos sociales
    profundamente libertarios como el bolivariano.

    En un estado nacional burgués como el venezolano
    es coherente encontrar una policía e inteligencia de
    Estado altamente discrecional y secreta. En el marco de la
    transición actual se desarrollan odiosas e impertinentes,
    formas de inteligencia que escapan a los límites del
    presente documento.

    En contraposición, los movimientos sociales y
    populares han desarrollado la inteligencia social situacional,
    como mecanismo alternativo para la seguridad de
    Estado.

    Expresión y antecedente de ello lo constituye la
    contraloría social como forma de inteligencia para la
    seguridad del nuevo Estado de democracia participativa y
    protagónica.

    Mientras la inteligencia policial se aproxima a los
    movimientos sociales desde la perspectiva "putchista", es decir,
    bajo la mirada conspirativa secreta y aspira consolidar un
    gobierno bonapartista por encima de los deseos del propio
    líder
    de esta revolución, la inteligencia social es constitutiva
    de los movimientos sociales, es una de sus fortalezas, agencia la
    prevención ante lo enemigo y se opone a cualquier forma de
    totalitarismo, de hegemonía acrítica, de asalto al
    poder por parte de grupos o fracciones.

    En consecuencia, opone al secreto de las relaciones el
    método asambleario y las formas de divulgación de
    información y conoci­miento desde la gente. Premisa
    que constituye un referente transversal de la inteligencia social
    situacional.

    El entorno: las
    turbulencias del exterior

    El entorno es lo que contextúa la labor de los
    movimientos sociales y/o la institucionalidad. Es la otredad que
    suele ser silenciada. Sin embargo, no es sólo contexto
    para actuar, es contexto que determina las políticas y la
    acción. El contexto está presente en el input y el
    output de las políticas públicas revolucionarias,
    alimentando y retroalimentando los procesos organizacionales y de
    sobrevivencia de los ciudadanos.

    La valoración del entorno como aspecto de
    interés existencial para los asuntos ciudadanos y la
    gestión gubernamental es un logro de la revolución
    bolivariana que sintetiza y expresa aspiraciones y esfuerzos
    ciudadanos de vieja data.

    Logro que no se circunscribe a un enunciado, sino que
    abarca el amplio abanico de desarrollos jurídicos,
    institucionales y sociales. La contraloría social es la
    expresión en los asuntos de gobierno de la voz del pueblo
    y la aceptación de la fuerza de la otredad.

    En consecuencia, para la administración
    pública nacional (APN) del gobierno bolivariano, el
    análisis del entorno vendría a ser el proceso de
    sistematización de la interacción entre las
    políticas públicas y el contexto institucional,
    entre la institución y los ciudadanos, mediante una red conceptual,
    metodológica y operativa que genera productos
    útiles que alimentan las dinámicas de toma de
    decisión del Ejecutivo.

    Decisiones que demandan a las organizaciones
    públicas y la burocracia, de manera permanente, la
    ejecución de políticas pertinentes al contexto
    institucional.

    El exterior, el entorno en la Revolución
    bolivariana, se refiere al pueblo que manda, al pueblo que ejerce
    el poder.

    Repensando el
    concepto de inteligencia social

    Es evidente que la inteligencia social se reconfigura de
    un enunciado abstracto e incomprensible a un desarrollo
    estructural que marca la pauta en
    las relaciones ciudadanos-gobierno.

    Queda también en evidencia que resulta imposible
    absorber, coaptar o eliminar la inteligencia social mediante
    mecanismos de fuerza, coerción o adoctrinamiento. Por lo
    tanto, si bien es posible y esperable que los procesos de la
    inteligencia social y la inteligencia social situacional se
    alimenten y trabajen de manera coordinada, a nuestro juicio, se
    convierte en una pérdida de energías
    institucionales cualquier esfuerzo por normalizar sus
    procesos.

    Inteligencia social y campos relacionales de
    interés en comunicación e
    información

    La inteligencia social situacional es un desarrollo
    colectivo inherente a la Revolución bolivariana como
    momento de la corriente histórico­social por el
    cambio. En consecuencia sus campos relacionales de interés
    son:

    –El Ideario de la Revolución
    bolivariana.

    –Las aspiraciones ciudadanas históricas y
    de coyuntura.

    –La transparencia y la contraloría social
    en la gestión de los asuntos públicos. –El
    combate a la impunidad con la cual suelen actuar los enemigos de
    la patria de cualquier signo. –Una acción de Estado
    eficaz, de calidad y equitativa en todos los campos.

    –Un reconocimiento activo de la otredad ciudadana
    por parte del gobierno.

    –Las políticas públicas
    referenciadas en la Constitución de la

    República Bolivariana de Venezuela.

    –La estética difusa, la belleza del caos
    transformador.

    –La lógica de multitudes.

    –La justicia social integral.

    –La organización autónoma y
    cooperativa con la gestión

    gubernamental inspirada en el ideario
    bolivariano.

    –La investigación continua sobre la
    cotidianidad y el presente que busque garantizar una
    gestión de utilidad para todos y con alta pertinencia
    social

    –La inteligencia social es proceso constituyente
    en curso.

    La
    inteligencia social situacional como proceso constituyente en
    curso

    Se suele asociar y limitar el proceso constituyente con
    el momento fundacional de elaboración de la Carta Magna
    que dio vida y direccionalidad a la V
    República.

    De hecho, la Constitución de la República
    Bolivariana de Venezuela (1999) es el producto de un momento en
    la activación del poder constituyente, pero no se
    restringe al acto jurídico.

    El poder constituyente es la acción permanente
    del liderazgo colectivo en ejercicio de la soberanía
    nacional, territorial y cognitiva. Es control asociativo que
    reconfigura a diario el marco institucional y jurídico de
    lo que se denomina Estado nacional. Por ello decimos que la
    inteligencia social es el cerebro unificado del poder
    consti­tuyente.

    La democracia
    informativa y su encuentro con la inteligencia social
    situacional.

    El monopolio de
    la información ha constituido para la lógica
    burocrática un instrumento de dominación y control,
    el cual se ha institucionalizado bajo el mando de la nomenclatura
    burocrática. El monopolio de la información se
    concentra en el manejo discrecional de la data que genera la
    administración pública, los movimientos sociales y
    el campo científico-tecnológico.

    Desde la perspectiva del proceso bolivariano, la
    organización, participación y empoderamiento de la
    gente con las dinámicas comunicacionales es asunto
    estratégico en la perspectiva de la
    contra­loría social.

    Por ello, el develamiento del Estado, la
    presentación transparente de sus procesos ante los
    ciudadanos y la democratización de la información
    constituyen líneas de trabajo de la inteligencia
    social.

    Proveer de mecanismos flexibles, dinámicos,
    eficientes y sin limitaciones para el acceso y uso de la
    información local, regional y nacional que requiere la
    sociedad venezolana para participar protagónicamente en un
    desarrollo nacional que parta de lo local, constituyen premisas
    que contextúan el encuentro de la democracia informativa
    con la inteligencia social.

    Conclusiones
    preliminares

    Diferenciar sin dejar de mostrar la complementariedad
    entre inteligencia social e inteligencia social situacional,
    entre inteligencia social y sala situacional, constituye el
    propósito central de este capítulo. Si así
    se comprende, hemos logrado el propósito que nos trazamos
    al comienzo del mismo.

    Su justificación va más allá de las
    formalidades y aspectos de presentación. Constituye un
    llamado de alerta a los movimientos sociales para que defiendan
    la autonomía y lugar de enunciación comunitario de
    la inteligencia social, ante cualquier pretensión
    burocrática de diluir sus dinámicas en el gobierno,
    independien­temente del horizonte que éste
    postule.

    La inteligencia social es garantía de permanencia
    en el tiempo y rápida reacción ante lo enemigo y un
    Estado revolucionario como el de la V República no
    sólo aspira garantizar la auténtica
    autonomía del movimiento popular y revolucionario, sino
    también potenciar desde sus rutinas los procesos
    emancipatorios que desde ella se generen.

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    Luis Bonilla-Molina

    Haiman El Troudi

    Textos relacionados:

    Sala Situacional

    Metodología de sala situacional

    Guerra de cuarta generación

    Ediciones Gato Negro

    Caracas – Venezuela

    Primera edición Caracas, julio 2004

    © Luis Bonilla-Molina y Haiman El Troudi,
    2004

    Esta publicación fue auspiciada por la UBV y la
    Dirección del Despacho Presidencial

    HECHO EL DEPÓSITO DE LEY Depósito Legal
    lf74520048002091

    ISBN 980-390-091-9

    Corrección de textos

    Margarita Gaspart

    Diseño gráfico

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    Impresión

    Grupo Intenso

    Impreso en Venezuela

    Este material se incorpora a la Base de Producciones
    Documentales de la Línea de Investigación
    comparativa sobre Gerencia y
    Calidad de la Educación adscrita
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    Comparada (SVEC), la Red de Apoyo al Proyecto Educativo Nacional
    (PEN), los Círculos Bolivarianos, la Cooperativa Editorial
    PLOM, Frente Francisco de Miranda, ANROS (asociación
    nacional de redes y organizaciones sociales) y la Cooperativa
    Escuela
    Nuestramérica. Puede ser usado libremente por los
    colectivos de pedagogía libertaria.

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