- La
inteligencia - Naturaleza de la
inteligencia - Tipos de inteligencia
biosocial - La inteligencia social:
aproximación conceptual - Epistemología de la
inteligencia social - Ontología de la
inteligencia social - Inteligencia social:
funciones - Inteligencia social:
componentes - Inteligencia social:
elementos - Inteligencia social: formas que
suele usar para presentarse - Inteligencia social: aspectos
éticos - Inteligencia social,
estética y pensamiento
ecológico - Inteligencia social y sala
situacional - Inteligencia social. Memoria
histórica y saberes - Cotidianidad como
temporalidad - Inteligencia social:
tránsito entre lo cotidiano, la táctica y la
estrategia - Inteligencia social y
gobierno. La V República - Inteligencia social: uso, intentos
de normalización e
institucionalización - Inteligencia social
situacional y gobernabilidad revolucionaria - Seguridad de
Estado - Las fronteras de la inteligencia
social - Inteligencia social,
resistencia, e intentos de objetivarla - Inteligencia situacional y
tejido social - Ideario de la Revolución
bolivariana e inteligencia social - Hacer y divulgar desde la
gente - El entorno: las turbulencias
del exterior - Repensando el concepto de
inteligencia social - La inteligencia social
situacional como proceso constituyente en
curso - La democracia informativa y su
encuentro con la inteligencia social
situacional - Conclusiones
preliminares - Bibliografía
Desde 1989 se viene hablando con especial frecuencia de
la inteligencia social (IS). Interés
que evidentemente emerge de las alarmas que despertó el
derribo de los muros de contención institucional ocurridos
el 27 y 28 de febrero de ese año.
El aparato policial, la inteligencia
de Estado y las
formas de representación se mostraron ineficientes y
obsoletas ante el despertar de los más humildes habitantes
de los barrios caraqueños, los excluidos a quienes
siempre se les consideró desde el Estado
seres anónimos, domesticados e incapaces de superar las
fronteras del combate callejero primitivo.
El Caracazo o Sacudón –como se le
denominó a los acontecimientos de ese
año– fue valorado y ponderado, una y otra vez sin
que la inteligencia lograra entender la red de acciones sin
centro, de contundencia sin límites de
la iracundia popular, de creación caótica que
emergió del combate contra el orden establecido durante
esas cuarenta y ocho horas. Era evidente e inocultable que el
Estado nacional venezolano ya no era la síntesis
de todo el cuerpo social, como señaló por
años la propaganda
oficial.
La contundencia del combate callejero, la flexibilidad
de las acciones ejecutadas y la coordinación sin eje de los hechos
evidenciaba el desarrollo de
una nueva forma de inteligencia, con "neuronas" en todos los
estratos sociales, de inteligencia rebelde.
Del asombro se pasó a intentos por ubicar un
cerebro
único, la "vanguardia"
del proceso,
esfuerzo que le resultó inútil al establishment. No
obstante el movimiento
popular pagó con vidas y una enorme represión la
incomprensión gubernamental del fenómeno. Al no
explicarse la lógica
de las multitudes, el poder
optó por el silencio que condujera al olvido social de los
hechos referidos. Pero la nueva creación colectiva se
expresó nuevamente en 1992, articulando, imbricando
sueños militares con rebeldía social por canales
hasta ahora inimaginados por la burocracia.
La inteligencia social (IS) pasó de mostrarse
como una singularidad circunscrita a un momento
histórico dado a ser una dinámica
autorreferenciada para el agenciamiento permanente de los
combates contra lo injusto.
La nueva tecnología de los
excluidos se mostraba además contextual y contingente al
ser capaz de mutar de formas de combate callejero al escenario
electoral. El triunfo de Hugo Rafael Chávez Frías
en 1998 mostró un afianzamiento de la red colectiva de
significados que genéricamente se ha denominado
IS.
El poder constituyente fue la expresión real de
la inteligencia social durante el año 1999. La tragedia de
Vargas con su estela de muertes y pérdidas materiales, a
finales de 1999, puso a prueba durante todo el 2000 la capacidad
y celeridad de la respuesta gubernamental a inesperadas demandas
sociales. Las lluvias que ocasionaron la tragedia más
significativa en Venezuela
durante las últimas décadas, demandaron de las
redes y la
inteligencia social un papel reactivo, contingente para lograr
que la normalidad se abriera paso y la población de la región centro norte
costera se sobrepusiera al caos generado por los
deslaves.
Ciudadanos y gobierno
mostraron un alto grado de sinergia que
expresaba la importancia emergente de la nueva relación,
en el marco de una democracia
participativa y protagónica. Sin embargo, los hechos de
Vargas mostraron como la contraloría social (CS), generada
alrededor de la distribución y ejecución
presupuestaria para solventar la contingencia del litoral
central, a pesar de ser ésta –la CS– una de
las aristas más significativas de la inteligencia social,
no era valorada aún de manera adecuada por la
burocracia.
Las consecuencias de las lluvias que afectaron a Vargas
potenciaron los diagnósticos sobre la urgencia de
implementar modalidades
de presupuesto
público participativo, hecho que posibilitaría
el que posteriormente se concretaran formas embrionarias e
intentos por desarrollar y articular en ese sentido tales como,
asambleas de ciudadanos, consejos comunales, consejos locales de
planificación pública y de conjunto,
un armónico sistema nacional
de planificación pública.
En tanto, el proceso bolivariano avanzaba. El conjunto
de leyes
habilitantes (2001) y el copamiento de espacios
burocráticos (20002001) fue interpretado, por un
sector del nuevo establishment, como sinonimia de
coaptación institucional de las diversas formas de
inteligencia social.
Pero, cuando las nuevas nomenclaturas auguraban la
apropiación de las dinámicas de inteligencia
social, sobrevino el golpe de Estado
del 11, 12 y 13 de abril, hechos que habían sido
anunciados con antelación por diferentes centros de
inteligencia social (IS), mostrando la capacidad de
anticipación constructiva y de actuación
contingente de la IS en oposición a los desatinos del
liderazgo
Bolivariano, de la nueva nomenclatura
inserta en el aparato gubernamental.
Mientras todas las cadenas de organización centralizadas fallaron, las
redes difusas sin centro visible de mando de los movimientos
sociales, con sus mecanismos y dinámicas de
inteligencia social, se dispararon automáticamente
desde el mismo 11 de abril, difundiendo la idea de resistencia entre
la población, coordinando expresiones de alianza
cívico–militar y, en consecuencia,
promoviendo formas alternativas de diálogo,
organización, movilización y toma de sitios
claves que posibilitaron denunciar oportunamente el cautiverio
del Presidente constitucional, garantizando el resguardo de
su vida y la devolución al centro de poder político
el 13 de abril de 2002.
El retorno de Chávez en los hombros del pueblo
descalzo, de la inteligencia de a pie y de los desheredados del
conocimiento
normalizado evidenció que la inteligencia social
había llegado a unos niveles de maduración y
articulación superior a eso que se denomina movimiento
popular organizado.
En consecuencia, este trabajo no
pretende explicar ni mostrar científicamente la
inteligencia social, sino por el contrario, significar sobre
algunas de sus aristas, vertientes y expresiones con la esperanza
de que la lectura de
este material por parte de los instalados en el poder les permita
doblegar su orgullo y valorar mucho más a los sectores
humildes.
Sólo la humildad de la burocracia y una
auténtica disposición de ésta a dejar
fluir por la institucionalidad el maná de la inteligencia
social, garantizará el cumplimiento de los objetivos
estratégicos del nuevo Estado revolucionario de
transición, el Estado de la V República.
La inteligencia
Inteligencia es un término influenciado por la
psicología, de uso reciente, con el cual se
definen el conjunto de actividades psíquicas,
o aptitudes, de tipo superior con las cuales el hombre se
enfrenta a su contexto.
Para Stern la inteligencia es la capacidad de adaptarse
al medio, mientras que para Wechsler es la disposición
humana de ejecutar acciones intencionales, de pensamiento y
adaptación al medio. Por su parte, Piaget la
define como la forma superior de adaptación del organismo
al medio.
Otras definiciones enfatizan en las capacidades humanas
de abstracción, aprendizaje,
combinación y relación de datos,
comprensión, simbolización, etc. La
definición más difundida es aquella que
señala que la inteligencia es la capacidad de resolver
problemas, a
partir del concepto y la
capacidad de razonamiento, inductivo o deductivo.
Tal vez por ello, es frecuente hallar errores de
conceptuación y delimitación cometidos por muchos
autores en el tema, al homologar de manera arbitraria la
inteligencia social con la inteligencia emocional, siendo
esta última una resultante social individualizada.
Cuando el aprendizaje
social es compartido –impacta a varios sujetos–
estamos en presencia de la inteligencia social.
Así como los partidarios de la inteligencia
emocional postulan que es posible su aprendizaje permanente a
través de la programación
neurolingüística (PNL), quienes
argumentan la potencialidad de la inteligencia social en la
transformación continua de la realidad social inmediata de
los sujetos y de las instituciones
de gobierno, defienden la utilidad de la
planificación participativa estratégica situacional
(PPES) para el aprendizaje asociativo de las comunidades respecto
a los beneficios compartidos de una adecuada, transparente y
sistemática relación entre sus formas
autónomas de organización y la institucionalidad,
en la programación de su futuro.
La (PPES) constituye un desarrollo de la técnica
de planificación trabajada por Carlos Matus, al concebirla
en este trabajo como tecnología de planificación en
un marco de democracia participativa y protagónica
(política,
económica, social, territorial e internacional) que tiene
un horizonte liberador, emancipatorio desde los propios sujetos
sociales que se apoyan en el aparato gubernamental para elevar su
calidad de
vida y alcanzar altos niveles de equidad y
justicia
social.
Por otra parte, desde las ciencias
pedagógicas la inteligencia es asociada a capacidades y
disposiciones para aprender, individual y colectivamente. El
aprendizaje individual genera conocimiento mientras que el
aprendizaje colectivo, cualitativamente superior, produce
saberes. Saberes que se cualifican y ponderan en la cotidianidad
de los actos sociales pero que pueden ser entendidos,
sistematizados y comunicados bajo las formas
académicas.
El concepto de inteligencia que defendemos en este
trabajo toma distancia de cualquier pretensión
humanocéntrica. Al mencionar el término
inteligencia social nos estaremos refiriendo a las
dinámicas que involucran el desarrollo colectivo del ser
humano en armonía con su entorno (ecología
dialéctica).
En consecuencia, la inteligencia, vista en
términos colectivos, vendría a ser la capacidad
humana asociativa que le permite a los grupos
sociales comprender, entender y jerarquizar los
fenómenos, hechos y cotidianidad en la cual viven como
condicionantes del proceso de toma de
decisiones.
Decisiones que se ponderan como factores para actuar en
la realidad histórica concreta conforme a las inferencias
que devienen de este saber. Es decir, las definiciones de
inteligencia emergen como conceptos imbricados a la
determinación de su naturaleza.
La inteligencia puede tener un origen orgánico o
biológico (biosocial) como también
tecnológico o cibernético (artificial). Su origen
está relacionado con el énfasis de su acción
pero también con sus límites. Conforme a su
génesis la inteligencia puede ser:
Biosocial entendida como aquella que desarrollan
los seres vivos. En el caso de los seres humanos la inteligencia
tiene dos vertientes de desarrollo: individual y/o colectiva. La
una no excluye a la otra, por el contrario suelen ser
complementarias. La inteligencia colectiva es inteligencia
social que se expresa, diferencia y cualifica en espacios
comunitarios o institucionales; proceso que suele denominarse
como inteligencia contingente o inteligencia
situacional.
Artificial aquella que se desarrolla a partir de
la cibernética, la informática, la nanotecnología y los
códigos binarios, la cual explora la capacidad de
desarrollar máquinas
que actúen más allá de los límites
del software,
creando pensamientos, opiniones y decisiones autónomas. La
justificación ética de
la inteligencia
artificial se soporta en su complementariedad con la
inteligencia biosocial.
Si la inteligencia se construye ello presupone la
existencia de una ética que la expresa. Toda inteligencia
no constituye un fin en sí misma sino un desarrollo para
la convivencia, la tolerancia, la
paz, la justicia social y el bienestar colectivo.
La inteligencia tiene referencia en las definiciones de
justicia social, ideales hacia donde procura direccionar el
derecho, la institucionalidad (en sus formas, protocolos y
leyes) y la relación presente– futuro.
Por ello, las propuestas llamadas "inteligentes" suelen
presentarse como utópicas, de soñadores, a
cumplir en el futuro. En la medida que los enunciados inherentes
a la inteligencia de la gente, la inteligencia social, alcanzan
el máximo consenso posible, se hacen viables.
Darle viabilidad a los sueños colectivos es un
principio transversal de la inteligencia social y por ello
siempre postula una visión de mundo comprometida con los
más débiles y excluidos.
En consecuencia, la noción de justicia social
adquiere el estatus de norte de orientador que está por
encima de los límites temporales del derecho establecidos
para una sociedad
concreta.
Tipos de inteligencia
biosocial
La inteligencia biosocial se expresa en cinco
tipologías: abstracta, mecánica, institucional o de gobierno,
social y situacional.
1. Inteligencia abstracta: relacionada a los procesos del
intelecto que se centran en la solución de problemas
científicos, filosóficos y/o artísticos que
no tienen una expresión material inmediata. Privilegia en
sus procesos el método
deductivo.
2. Inteligencia mecánica: referida a los procesos de
solución de problemas de índole práctica, no
verbal. Privilegia en sus procesos el método
inductivo.
3. Inteligencia institucional o de gobierno: para
alcanzar el cometido de dominación social, el Estado
generó una élite pensante que denominó
intelligenzzia, formas normalizadas de control social
sintetizadas en el gobierno y una institucionalidad que
transmite y garantiza esta dominación. A esta dinámica se le denomina inteligencia
institucional.
4. Inteligencia social: referida a procesos mentales que
demandan criterios, parámetros e información útil para la interacción social, la convivencia y la
gobernabilidad; así como al manejo de procesos
comunitarios (institucionales o no) y la gestión
o liderazgos colectivos. Combina en sus procesos tanto el
método inductivo como el deductivo.
5. La Inteligencia social situacional: cuando se hace
mención a la fusión de
los intereses de las instituciones con los que plantea la gente,
se estaría refiriendo al marco que posibilita el
desarrollo de la inteligencia situacional como forma de
inteligencia social. La inteligencia social situacional fusiona
los horizontes de ambos espacios respetando sus principios y
teleología, teniendo como referente principal los
intereses de la gente.
Inteligencia de Estado
El Estado es un desarrollo social
para la dominación del hombre por el
hombre que se expresa en diversas técnicas,
instituciones, discursos,
imaginarios. Tal como se ha referido, el Estado generó una
élite pensante a la cual denominó intelligenzzia,
formas normalizadas de control social sintetizadas en el
gobierno y una institucionalidad que trasmite y garantiza
esta dominación.
La intelligenzzia constituye el núcleo gobernante
o adjunto a la élite gobernante que sintetiza, codifica,
fragmenta y establece los canales de comunicación para los conocimientos
requeridos para llevar a cabo esta dominación.
El gobierno es la cara visible del Estado dominante,
suele dividirse en poderes (ejecutivo, judicial, legislativo, los
más comunes).
Las acciones que garantizan la dominación suelen
justificarse y presentarse como necesarias para garantizar la
gobernabilidad. Gobernabilidad que en realidad no es otra cosa
que la aceptación resignada, por parte, de las
mayorías al régimen de explotación y miseria
al que lo somete o conduce una minoría
gobernante.
Históricamente el pensamiento insumiso,
contrahegemónico y libertario ha denominado a esa forma de
"paz social" como gobernabilidad burguesa.
En oposición, desde la acera de los explotados,
los marginados y dominados emerge el concepto alternativo de
gobernabilidad revolucionaria que tiene su mayor desarrollo en la
concepción del sistema
político que postula la democracia participativa y
protagónica.
El modelo de
democracia participativa y protagónica enuncia el esfuerzo
por ampliar orgánicamente la base social y el control del
gobierno por parte de la gente. La importancia de este aspecto es
tal, que el primer fascículo de los cuadernos de
formación sociopolítica del Movimiento Quinta
República (MVR), principal partido que apoya la revolución
bolivariana está referido a este tema.
Los gobiernos construyen instituciones que garantizan la
dominación por intermedio de leyes, competencias y
burocracia. A la transferencia de esta facultad de cumplir los
mecanismos de dominación
suele denominársele institucionalidad.
Las instituciones son embestidas de legitimidad
jurídica. Las leyes establecen las formas autorizadas de
comportamiento
(social, económico, político, internacional y
territorial). Expresiones que son administradas por instituciones
con competencias diferenciadas, cuyos conflictos son
resueltos por otros poderes (ejecutivo por legislativo y
judicial, judicial por el legislativo, legislativo por la
composición política y alianzas que
están expresadas en el ejecutivo).
La materialidad de esta dinámica de
dominación exige control, seguimiento y evaluación
continua por parte de un conjunto de funcionarios quienes
actúen y den corporalidad al gobierno que defienda los
intereses del Estado. Estos individuos son estratificados por
grupos y
jerarquías para evitar cualquier intento de solidaridad y
acción mancomunada no regentada por el centro de poder.
Una vez que se estabiliza esta jerarquización se
está en presencia de la burocracia.
La burocracia no es otra cosa que todos los funcionarios
a los cuales los centros de poder le han concedido el papel de
caporales de sus iguales para controlarlos, dominarlos y
manipular de manera permanente sus consciencias. La burocracia no
suele ser consciente de su rol, por el contrario, se le forma
para que valore esta realidad como la única
posible.
El Estado encerrado sobre sí mismo, concentrado
en el desempeño de su burocracia y el logro de los
objetivos de la burguesía, es el Estado opresor, el Estado
dominante.
El grado máximo de desarrollo de la inteligencia
institucional es la inteligencia de Estado, eufemismo con el cual
se encubre y aglutina la inteligencia y contrainteligencia
policial, militar y el seguimiento de la gestión
gubernamental.
Pero la mayoría de la población no acepta
esta realidad como única o unidimensional, sino que, por
el contrario, procura construir espacios
subterráneos. Intersticios, lugares y prácticas
emancipatorias que le muestren que otro mundo es posible.
Ésta es la inteligencia social actuando en
contraposición a los presupuestos
teóricos y prácticos de la inteligencia de Estado y
la lógica burocrática.
Hace algunas décadas parecía que esta
diferencia se resolvía sólo con el combate y la
confrontación entre ambas perspectivas, la del Estado y la
de la gente. La posibilidad de construir canales de
comunicación proactiva que evitando la absorción de
la perspectiva social por parte del Estado facilitarán una
horizontalización del hecho social entre ambas
epistemologías y axiologías parecía no
sólo imposible sino objetable. Eran los tiempos del
espejismo sobre las posibilidades del denominado campo socialista
que había sido minado por esa perversión que se
conoce como el estalinismo.
El nuevo espejismo pareciera ubicarse en la antípoda de la negación permanente
del encuentro entre inteligencia social e inteligencia de
Estado, al considerar que todo conduce a la práctica de
coaptación, de absorción de la inteligencia social
por parte del Estado. Y si bien, un encuentro es posible, la
inteligencia social se funda en la necesidad de borrar toda
dominación, hecho que pasa irreductiblemente por la
eliminación del Estado, razón por la cual su
ontología siempre será ajena a la realidad del
Estado como tal.
La resistencia que sostiene una forma genuinamente
humana, solidaria, cooperativa y
libertaria de sociedad se agencia fuera del Estado, desde la
inteligencia social.
En el caso de Venezuela, es sólo hasta el inicio
de la revolución Bolivariana (1989-1992) cuando se
comienza a visualizar y convivir con la posibilidad de apertura
de la inteligencia de Estado a la inteligencia social o
viceversa. La eclosión de esta alianza dependerá en
gran medida de la capacidad y oportunidad permanente que tenga la
inteligencia social para disolver a su aliado circunstancial,
coyuntural.
La inteligencia
social: aproximación conceptual
La inteligencia social está referida a la
experiencia y saberes acumulados por las comunidades y los
grupos sociales que se expresan en estrategias de
sobrevivencia contra lo enemigo, los contrarios a sus intereses y
para coadyuvar al éxito
de lo amigable, los aliados, lo propio.
La inteligencia social agencia la resistencia, el
combate y el legado del recorrido histórico insumiso,
rebelde y contestatario del pueblo soberano. En consecuencia, se
enuncia desde la gente.
Cuando la inteligencia social se asocia o empalma con
los espacios institucionales se redimensiona y cualifica,
exigiendo su uso a partir del concepto transversal de
ecología social (todos ganan y nadie pierde), nunca para
usarla en contra de los propios ciudadanos o contra de un
segmento poblacional con el cual la institucionalidad tenga
diferencias.
En ese caso se suele denominar como inteligencia social
situacional a la inteligencia cuyo lugar de
enunciación es el barrio, la urbanización, el
condominio pero que para alcanzar una acción colectiva
más eficiente y eficaz se asocia con la
institucionalidad.
La inteligencia social situacional como intersticio,
como espacio integrado de análisis entre institución y
ciudadanos asume la calificación de instancia que impulsa
y trabaja información, comunicación y procesos que
generan y demandan las instituciones y sus ciudadanos para
alcanzar las aspiraciones o metas propuestas. En esos casos la
institución pasa a ser una organización
inteligente, una institución que aprende de su
entorno.
En adelante, en este documento nos referiremos a
inteligencia social situacional en correspondencia a la
última acepción, como espacio que incorpora la idea
y dinámicas inherentes a la inteligencia social y la
inteligencia institucional.
La inteligencia institucional y la inteligencia social
han desarrollado formas diversas de expresión
hibridada, de inteligencia alternativa, que procuran dar
respuesta más o menos coherente a cada una de las demandas
que emergen de su relación con la realidad. A saber: a)
Policial b) De crisis o
contingente c) Estratégica d) Social revolucionaria, de la
calle o popular e) Contraloría social
Denominaciones que posibilitan identificar las
dinámicas que le son propias a cada una de ellas por
separado y comprender la utilidad de la fusión o integración. Recordemos que si bien el
concepto de inteligencia social es un enunciado autónomo,
está relacionado a otras formas de inteligencia
asociativa.
La inteligencia social situacional suele relacionar y
armonizar cada una de las expresiones de inteligencia social
hibridadas, en consecuencia:
a) Inteligencia policial: refiere dinámicas
gubernamentales que procuran garantizar la seguridad de
Estado a los gobiernos y sus órganos de administración de políticas
públicas (prevención, represión,
contrainteligencia, vigilancia y seguridad de Estado).
b) Inteligencia de crisis o contingente: procura
desarrollar métodos y
mecanismos preventivos para dar respuesta oportuna y eficiente a
las variantes que emergen de las dinámicas asociadas a la
gobernabilidad.
c)Inteligencia estratégica: se centra en el
estudio de la gobernabilidad. Por lo tanto estudia el consenso,
la participación, la
comunicación, la pedagogía, el control compartido, la
transparencia de gestión, las formas no autoritarias de
conducción, la legitimidad y eficacia. Su
lugar de enunciación es el aparato gubernamental. Esta
inteligencia se expresa en los viceministerios, direcciones
generales y de línea responsables del análisis,
planificación, gestión y evaluación
estratégica.
d) Inteligencia de la calle, social revolucionaria o
popular: se orienta al logro eficiente y oportuno de la reingeniería social, sobrevivencia
comunitaria y contraloría social. Su lugar de
enunciación es las comunidades, los ciudadanos, la
gente.
e) Contraloría social: sus dinámicas
procuran alcanzar una gestión gubernamental,
institucional, organizacional con resultados pertinentes y de
calidad.
La unificación de la inteligencia social y la
inteligencia institucional en inteligencia social
situacional que se realiza a partir de la fecundación de ambas, es un fenómeno
creciente en el desarrollo de la nueva institucionalidad
revolucionaria bolivariana que se expresa en la normalización y generalización de
las salas de análisis del entorno, de análisis
estratégico o situacionales en los distintos
órganos de la
administración.
Desde esta perspectiva, la inteligencia social no cede
sus fortalezas a la institucionalidad, sino que hace sinergia con
ella en temas y aspectos de interés compartido.
Dinámicas que en su conjunto nutren a la inteligencia
social.
En la actualidad el esfuerzo de unificación entre
la inteligencia social y la inteligencia institucional tienen
como norte, como interés central, el logro armónico
de los equilibrios político, económico, social,
internacional, territorial, delimitados en el Plan de
Desarrollo de la Nación.
A pesar de que la inteligencia social situacional se
desarrolla desde el gobierno, el lugar de enunciación de
su información y los procesos de comunicación que
le son inherentes, están mediados por la lógica de
multitudes, por el interés de los ciudadanos.
En correspondencia, emerge la contraloría social
como inteligencia de gestión de y desde la nueva
ciudadanía bolivariana. Temática que
desarrollaremos en el próximo volumen de esta
colección.
Epistemología de la inteligencia
social
La inteligencia social situacional supone para los
agentes, las comunidades, los analistas, decisores y
responsables de políticas públicas una
aproximación a la realidad como construcción permanente en medio de
dinámicas contingentes.
Es decir, la realidad socio-histórica concreta
representa un proceso interactivo que no acepta
determinismos ni una visión única sobre el futuro.
Por el contrario, las contradicciones sociales son valoradas como
expresiones que buscan forzar consensos.
Desde la inteligencia social situacional el consenso es
diálogo, comunicación, mediación amplia,
dinámicas a través de las cuales todos los sujetos
sociales e instituciones involucradas en una política
pública negocian para alcanzar metas que consideran
prioritarias en el corto plazo, sin que ello implique un abandono
o afecte sus aspiraciones estratégicas (corto y mediano
plazo).
Por su parte, el disenso es valorado como diversidad,
como riqueza potencial de visiones sobre el hecho social que son
marginales por extinción o por su novedad. El disenso
es anormalidad que evalúa, controla y alerta contra
cualquier intento de homogeneización y de
hegemonía de las mayorías que no se funde en el
respeto y
tolerancia a las diferencias, independientemente de su cantidad,
de su número.
Turbulencia relacional que genera una situación
de permanente transición en la ejecución de
políticas públicas. Tensión que expresa los
esfuerzos para superar la brecha existente entre la realidad y
las aspiraciones ideales, tanto del Ejecutivo como de los
ciudadanos.
Para la inteligencia social situacional la realidad no
es un producto acabado. En consecuencia, se considera de
primer orden el fomento de una adecuada y permanente
relación entre instituciones y contexto, entre ciudadanos
y gobierno, para garantizar la gobernabilidad
revolucionaria.
Las políticas públicas aparecen entonces,
como representaciones, síntesis discursivas para la
acción, cuya viabilidad dependerá en gran
medida del consenso que expresen. Consenso que sólo es
posible alcanzar mediante la participación amplia de los
sujetos sociales.
La participación emerge como un concepto en
movimiento, nunca estático, mediante el cual los
ciudadanos se involucran en los asuntos de su interés a
través de formas individuales, asociativas diversas y
combinadas que fluyen por múltiples canales de
comunicación entre gobierno y comunidad.
La democracia participativa y protagónica es el
sistema político de la República Bolivariana de
Venezuela a partir de la Constituyente originaria (1999).
Sistema que se postula e instrumenta para alcanzar altos grados
de consenso orientado a la gobernabilidad revolucionaria que es
aspiración inherente a la V República (todos ganan
y nadie pierde. Siempre la elección es a favor de los
más simples, los pobres, los excluidos).
La democracia participativa y protagónica se
funda en el convencimiento que la incorporación de la
mirada de la otredad representada por los actores sociales objeto
de la política que se aspira impulsar (pertinencia) y la
facilitación de espacios mediante los cuales los
venezolanos y venezolanas se involucren en su diseño,
ejecución y evaluación (eficacia), constituyen
prácticas que garantizan el mayor impacto posible en el
entorno de la acción que realiza la administración
pública.
La eficacia y legitimidad de la acción del Estado
dejan de ser simples aspiraciones y enunciados utópicos,
para convertirse en la mejor expresión de la
práctica cotidiana del Estado, el gobierno y sus
instituciones. Esfuerzo que potencian la articulación
entre los espacios público y privado.
Ontología
de la inteligencia social
La inteligencia social existe como práctica
social instaurada en el centro de las dinámicas populares
y revolucionarias desde hace muchos años y décadas.
Tal vez no exista una conceptuación acabada y única
que la defina y delimite sus dinámicas, pero su presencia
es innegable en el recorrido de emancipación del pueblo
venezolano, especialmente de las minorías así como
de los sectores más pobres y explotados.
El proceso de síntesis de conocimientos, saberes
y prácticas emergentes generadas al calor de los
combates callejeros, la resistencia a las formas de discriminación, la construcción de
espacios de autonomía determina la esencia, el ser, la
realidad de la inteligencia social.
Por su parte, la ontología de la inteligencia social
situacional expresa el proceso de génesis, de nacimiento
de dinámicas de interacción entre el conjunto de la
sociedad y sus instituciones para alcanzar –el sistema
político que delineó el constituyente (1999)–
la democracia participativa y protagónica.
En esa perspectiva el modelo político de la V
República se reinventa a diario a través de una
dinámica constituyente continua, permanente. El poder
constituyente aparece con una fuerza
transformadora permanente, que desarrolla la constitucionalidad
pero tiene carácter supraconstitucional.
Es decir, la inteligencia social situacional se
está construyendo, está modelando su ser en este
momento histórico, mediante la sinergia que expresa la
coincidencia coyuntural de intereses, necesidades, expectativas y
resistencias
comunes a superar, entre los ciudadanos y su gobierno.
Inteligencia
social: funciones
La inteligencia social situacional tiene una
génesis, desarrollo y prognosis diferenciada respecto
a la inteligencia policial, el control de
gestión, los estudios situacionales y la inteligencia
artificial.
Diferencias que tienden a hacerse difusas cuando
hablamos genéricamente de ellas. No le es posible a las
otras formas de inteligencia, asumir las singularidades que
caracterizan a la inteligencia social situacional.
Las diferencias de estas formas diversas de inteligencia
se pueden comprender con mayor claridad y nitidez a la hora de
abordar sus funciones.
Son funciones de la inteligencia social
situacional:
1.Diagnosticar: recopilar, organizar, registrar,
inventariar, jerarquizar, ponderar y relacionar las
características de cada realidad desde la perspectiva de
la gente, de las comunidades. Es también acopio de
necesidades, expectativas, potencialidades y fortalezas
que se encuentran disponibles en las localidades.
2.Analizar: esfuerzo para relacionar y fusionar
individual y colectivamente, la información calificada
como conocimiento, experiencia y saberes.
3.Comprender: el significado de cada contexto para la
sobrevivencia ciudadana y el curso de las políticas
públicas.
4.Actuar: interactuar con la realidad de acuerdo a su
especificidad evitando cualquier intento por hacerla
aparecer como uniforme. La actuación es siempre
contextual. Actuación que puede ser preventiva,
disuasiva, reactiva o proactiva. Veamos qué significan
estas particularidades:
4.1.Actuar preventivamente: es desarrollar la
capacidad de anticipar el comportamiento de actores, ejes,
instituciones y políticas públicas en una
realidad concreta de la cual forman parte quienes desarrollan
formas y expresiones de inteligencia social.
4.2.Actuar disuasivamente: está referida a la
generaciónde prácticas y cursos alternativos de
acción para las políticas que resultan de
interés para los sujetos y organizaciones
sociales y que se prevé puedan generar ruidos o
resistencias por incomprensión de las bondades y
beneficios que su implementación conlleva.
Alternativas que se aspira logren reducir las posibilidades de
actuación de los adversarios, los contrarios, los
enemigos que buscan influir negativamente en el curso de
una política pública de alto impacto comunitario.
La inteligencia social situacional desarrolla
tecnologías y prácticas disuasivas
contextualizadas.
4.3.Actuar de manera defensiva o reactiva: se refiere
a la respuesta a situaciones coyunturales y todo aquello que
afecte los intereses de los movimientos populares, sociales y
revolucionarios y que sea imposible anular mediante
técnicas disuasivas.
4.4. Actuación proactiva: es generar y poner en
marcha propuestas de interés social que coloquen a la
defensiva a los sectores reaccionarios o que obliguen a las
instancias más conservadoras del Estado y las
instituciones de gobierno a acompañar estas iniciativas.
La ecología dialéctica (transformación
donde la mayoría gane y nadie pierda) es el valor
agregado inherente a esta función.
El posicionamiento
de las agendas de interés colectivo expresa el
espíritu constructivo de la acción enunciada y
desarrollada desde la gente.
4.5. Transformar: implica interactuar con la realidad
para cambiarla, para moldearla de tal manera que les resulte
más amigable a los actores sociales y las formas
asociativas comunitarias, siempre y cuando no se altere el
equilibrio
de la biodiversidad total (genética, cultural, antropológica,
ambiental), de la cual el hombre es sólo una
parte.
4.6. Evaluación compartida. Evaluar con la
gente (desmi-tificar y develar el Estado): significa el
reconocimiento de la superioridad de las formas colectivas de
ponderación sobre la evaluación individual o
burocrática formal.
4.7. Gestión colectiva: Horizontalizar y
socializar los proce-sos inherentes a la gestión de
políticas públicas. Esta función
está referida al reconocimiento práctico y
concreto de la igualdad de
todos los ciudadanos que habitan el territorio
común ante la ley y el
sistema político de democracia participativa y
protagónica.
4.8. Promoción: de las potencialidades,
capacidades yvoluntades contenidas en las comunidades. Esta
función procura la aceptación gubernamental
de las comunidades y localidades como lugares de
enunciación de las políticas
públicas.
4.9. Choque: busca servir de herramienta para la
confrontación directa. Cuando ni la
disuasión ni las actitudes
defensivas ni la proactividad impiden el impulso de
políticas y prácticas reaccionarias en los
escenarios sociales, emerge la acción directa, la lucha,
la confrontación, el combate que procura someter a los
adversarios como única alternativa. Para que este
combate sea eficaz y legítimo se agencian sus
dinámicas a partir de los análisis, tendencias y
escenarios que postule la inteligencia social.
4.10. Garantizar la memoria
histórica: para los explotados,los marginados, oprimidos
y excluidos el pasado está imbricado al presente por el
recorrido de pugnas entre los paradigmas
libertarios y opresores. La síntesis de este combate
constituye la actividad cognitiva central del cuerpo social que
la utiliza.
Inteligencia social:
componentes
Los componentes de la inteligencia social situacional
determinan la calidad de sus procesos. Sus componentes más
comunes son propios del paradigma
INVEDECOR (Investigación, educación,
comunicación y organización):
1. Perspectiva relacional: que es la
capacidad de entender todohecho o fenómeno de la realidad
vinculado a otros sucesos, definiciones y precedentes, pero
también al devenir. Se trata de aprender a ubicar los
intercisos de encuentro entre actividades y discursos
aparentemente ajenos el uno al otro.
2.Investigación: tecnología que
facilita la aproximación objetiva, subjetiva, directa o
indirecta a una realidad o tema de interés.
3. Educación: vista como el proceso de
aprendizaje compartido, de resignificación del
conocimiento a partir de su contextualizaciòn y
apropiación de utilidad práctica.
4.Comunicación alternativa: a
través de un conjunto de tecnologías y equipos que
posibilitan la interacción proactiva entre ciudadanos y
comunidades y, de éstos con los gobiernos.
5. Organización: sistematización
del aprendizaje colectivo mediante formas de apropiación
conjunta del trabajo y eliminación progresiva de la
explotación y la plusvalía que le es inherente al
trabajo en la forma de producción capitalista. Organización
que propicia y promueve la articulación como sinergia
entre los movimientos sociales y de éstos respecto al
sistema político de democracia participativa y
protagónica. Este último componente está
referido a la promoción de la capacidad de agruparse para
aprender, actuar y ejercer de manera recíproca, compartida
y sin límites distintos a los que se establecen
consensualmente. El trabajo es
valorado como espacio para desarrollar distintas expresiones de
la solidaridad.
6. Contraloría social: desarrollo
de técnicas, métodos y tecnologías que
posibiliten trabajar de manera compartida en la tarea de colocar
los gobiernos a cumplir una función pública
más eficiente.
Inteligencia social:
elementos
Los elementos de la inteligencia social situacional son
contextuales para posibilitar la comprensión de la
realidad contingente. Los elementos de la inteligencia social
situacional están relacionados a las agendas que en un
momento histórico dado resulten de su
interés.
Sus elementos más comunes suelen ser generales y
específicos. Éstos son:
1. Elementos generales:
1.1. Hecho: lo que ocurre y afecta al colectivo social
o un sector significativo de éste. Los hechos suelen
referirse a sucesos, declaraciones, imágenes, acontecimientos y/o
singularidades significativas. La inteligencia social tiene una
temporalidad concreta y delimitada. ¿Qué es?
¿Cómo se expresa? Resultan las preguntas
predilectas de este elemento.
1.2. Tendencia: evaluación, ponderación,
jerarquización y discriminación de hechos (sucesos,
declaraciones, etc.) que permite encontrar relaciones
significativas, hilos conductores a través del tiempo entre
los hechos a los cuales es posible atribuirles dirección y propósito conforme al
comportamiento histórico de los
interlocutores.
1.3 Escenarios: propósito final de las
estrategias que aparecen reflejadas en una tendencia. Punto de
encuentro de diversas tendencias que procuran construir una
imagen en la
población objetivo o
impactar la realidad de un modo previamente
establecido.
1.4. Población objetivo: a quienes van
dirigidas las accionescontenidas en las diversas
tendencias.
1.5. Situación operativa: síntesis de lo
que se considera quese debe hacer para disuadir, anular o
disminuir el impacto de una acción, política o
práctica que resulta lesiva para los intereses que
defiende la inteligencia social situacional.
1.6. Prognosis: planificación con criterios de
corto, mediano y largo plazo para alcanzar el propósito
establecido en la situación operativa.
¿Cómo hacerlo?, en qué momento (fecha,
hora), y lugar resultan las palabras claves de este
elemento.
1.7. Control y evaluación: establecimiento de
indicadores
de logro e impacto para la acción que se promueve a
partir del análisis inherente a la inteligencia social
situacional.
1.8. Actores: valorados desde el lugar y respecto a la
territorialidad de interés.
2. Elementos específicos:
2.1. Sistemas y
equipos para el rastreo y captura de información:
referidos a los instrumentos y la tecnología para la
captura de información y a los protocolos asignados a
los agentes destinados a esta labor.
2.2. Colectivo de análisis: grupo de
trabajo a quien corresponde la
organización, jerarquización y
disección de los datos e informes que
procesa la sala de inteligencia social situacional. Este equipo
discrimina, prioriza y focaliza la atención de la organización a
partir de los ejes de interés fijados
previamente.
2.3. Las líneas de acción de la
situación operativa: son laspropuestas en materia de
intervención conforme a las políticas
institucionales para abortar, neutralizar, disuadir o potenciar
un comportamiento adversario previsto bajo la forma de
tendencia que apunta a un escenario de crisis para la
organización social o la institucionalidad. Así
mismo se refiere a las rutas de acción proactiva
establecidas por los analistas para prevenir situaciones de
conflicto y
potenciar la labor de la administración.
2.4. Los grupos de tareas: están referidos a
las formacionesespecializadas o multidisciplinarias que se
conforman para dar respuesta a una situación de alerta
temprana u operativa que propone el colectivo de
análisis y aprueban las jerarquías facultadas
para ello.
2.5.El territorio: el lugar para el cual es
válida unainterpretación.
2.6.Las dinámicas de sala situacional: alerta
temprana,análisis del entorno, diseño de
acciones, prognosis.
Inteligencia social:
formas que suele usar para presentarse
Las formas en las cuales aparece la inteligencia social
situacional en sus funciones, componentes y elementos
están referidas a lo:
a) Actitudinal: postura pública de la
organización y los actores claves, la cual por lo general
expresa reconocimiento y valoración a los movimientos
sociales. A su vez estas posiciones se corresponden a giros
que muestran las formas sociales organizadas sobre las
posibilidades de diálogo con la
institucionalidad.
b) Expresivo (arte):
imagen–sonido–mensaje, real o virtual, que
sintetiza la posición de la organización (social y
la institucionalidad) en una coyuntura dada.
c) Informativo: códigos discursivos que contienen
y expresan el esfuerzo para comunicar su disposición de
diálogo, respeto e interés en relacionarse entre
las diversas formas de organización social y la
institucionalidad en una coyuntura dada.
d) Comunicativo: esfuerzo mediático y gerencial
que realiza la organización para transmitir al
público su posición respecto a promover y facilitar
el encuentro entre la lógica de multitudes y la
lógica de Estado. Esta posición suele empalmarse
con iniciativas constituyentes, jurídicas y de reforma del
Estado.
e) Relación, independencia
y autonomía frente al Estado: prácticas que
sintetizan el comportamiento en los espacios y dinámicas
de encuentro, entre las comunidades y la institucionalidad a
partir de la metodología y referentes inherentes a la
inteligencia social situacional.
Los procesos de inteligencia social situacional pueden
sugerir y orientar respecto a situaciones de urgencia, las cuales
siempre harán énfasis en relación
con:
1. Una mayor relación táctica con la
institucionalidad.
2. Total y absoluta independencia frente al Estado y
autonomía en sus formas de organización y
actuación.
Inteligencia social:
aspectos éticos
Por razones históricas el movimiento popular, los
sectores estudiantiles e intelectuales
contestatarios y el rugir de las formas de organización de
los trabajadores se opusieron y denunciaron el papel de los
"quinta columna", infiltrados, los negociantes de la
información, esquiroles, de los "sapos".
En el presente no tiene por qué ser distinto. Los
colectivos e individualidades de los movimientos sociales que
desarrollan inteligencia social situacional no negocian fuentes, redes
de información, centros de referencia ni datos
esenciales para el combate callejero y la
sobrevivencia.
La inteligencia social se relaciona con la
institucionalidad desde la perspectiva de autonomía de los
movimientos sociales no controlados por las lógicas de
representación partidaria ni por la burocracia.
Por ello, al relacionarse con la institucionalidad los
actores asociados a la inteligencia social puntualizan respecto a
principios transversales que permean su praxis:
1. Autonomía estratégica: la
emancipación de los marginados, excluidos y explotados
sólo puede ser obra de su propio esfuerzo. Delegar esta
responsabilidad sólo garantiza la
permanencia en el tiempo, bajo formas diversas, de la
dominación. En esa perspectiva la autonomía es
acción liberadora en marcha.
2. La libertad de
opinión y diferenciación: la libertad se objetiva
en las posibilidades de comunicar el disenso y superar la
hegemonía del consenso forzado.
3. La horizontalidad y gestión colectiva de la
institucionalidad. El poder es hoy biopoder que se hace presente
en la cotidianidad de los actos humanos. La división del
trabajo se perpetúa en las estructuras
jerárquicas y las organizaciones piramidales. Sólo
la horizontalidad en la conducción de las relaciones entre
gobierno y movimientos sociales puede prevenir y establecer
pautas de contención contra nuevas formas de ser dominados
ideológicamente por el biopoder.
4. La transparencia y el control multidireccional de los
asuntos de la administración pública nacional
(APN). La contraloría social como paradigma relacional
entre ciudadanos y gobierno exige total transparencia en la
gestión de los asuntos públicos y
disposición en las distintas instancias del Ejecutivo a
ser objeto de controles sociales severos en el marco de la
democracia de la gente. Esfuerzo que se aspira logre a la final
devolución de competencias a las comunidades en el
diseño, programación, ejecución y
evaluación de políticas públicas referidas a
asuntos de su interés, los cuales fueron secuestrados por
las élites de poder. Ello no implica el abandono de
responsabilidades sociales del Estado sino su
recalificación desde la gente.
5. Ecología social: el cambio no
puede ser elemento que justifique nuevas formas de
explotación y dominación. Por ello, el paradigma en
el cual todos ganamos y nadie pierde (ecología social)
constituye una referencia ética desde la perspectiva de la
inteligencia social situacional.
Desde esta perspectiva ética los valores de
la inteligencia social situacional son:
–La solidaridad
–Respeto mutuo
–Valoración de la diversidad –Trabajo
asociativo
–Control compartido
Valores y principios que desde la inteligencia social
procuran contribuir al desarrollo del proyecto
ético del sujeto, que no es otra cosa que la defensa de la
ética contextual, la ética desde el lugar y el
momento histórico concreto.
Inteligencia
social, estética y pensamiento
ecológico
La inteligencia institucional o de Estado se expresa en
dos dimensiones básicas: la inteligencia policial y
el control de la gestión.
La dimensión policial enfatiza en las formas, la
manera como se presenta y almacena la información.
Exigencia que se fundamenta en los requerimientos del sistema
jurídico, de validación de sus procesos de cara a
decisiones administrativas, judiciales o el simple impulso de
investigaciones en profundidad. La inteligencia
policial es y estará siempre vinculada a la seguridad de
Estado y al establishment, al orden establecido y la
lógica de los instalados en el poder. La inteligencia
policial hace éfasis en las formas y las
particularidades.
Por su parte, la dimensión del control de
gestión aporta los datos e información sobre el
comportamiento de los entes de la administración orientado
al cumplimiento de sus objetivos, el impacto de sus
ejecuciones y los límites de los mismos. El control de
gestión se concentra en la información
endógena organizacional y el análisis de la
información que circula por los espacios mediáticos.
Para la inteligencia social callejera resulta de mayor
significación el contenido, la calidad y la
calificación de lo hallado, la significación
del contenido. Para la sobrevivencia de la calle, para la
lógica de multitudes, el énfasis en las formas es
una condición de la institucionalidad, de los actos
burocráticos que muy poco tienen que ver con su
especificidad, la singularidad de sus datos. La inteligencia
de las multiplicidades sociales coloca el acento en los aspectos
de fondo, en la urgencia de las acciones requeridas, en la
inmediatez de lo cotidiano y suele presentarse en "formato"
variable.
La inteligencia popular le facilita a las instituciones
información sobre el entorno, como se valora y
pondera la acción del gobierno por parte de los ciudadanos
y cuáles son sus principales expectativas y necesidades.
Por lo tanto, viabiliza y cualifica la información que es
exógena a la institucionalidad.
Estas afirmaciones no son el resultado de eufemismos de
pose radical, sino por el contrario develan diferencias de
valoración estética entre el espacio social liso
(Estado) y el espacio social estriado (la gente) cuyos alcances
escapan a este trabajo. Aquí nos limitaremos simplemente a
mencionar esta diferencia para no perderla de vista a la hora de
impulsar procesos de análisis
estratégico.
Cuando la administración pública
desarrolla sistemas de análisis del entorno pasa a
ser una organización inteligente, una
institución que aprende de su contexto. Como lo
señalamos anteriormente, estos sistemas y procesos de
información son propios de la inteligencia social
situacional.
La inteligencia social situacional, que integra la
inteligencia policial, el control de gestión y la
inteligencia social o popular constituye una herramienta de
primer orden para la toma de decisiones.
El uso de los resultados de estos procesos de
integración demanda y exige un pensamiento
ecológico institucional que se expresa en:
a) Una estética ecológica o
estética de la gente: que es capaz de colocarse por encima
de las imposiciones ideológicas generadas por los centros
de poder y el biopoder, en torno a lo bello
y lo feo, lo contemplativo y lo útil.
b) La estética participativa que enfatiza en la
efectividad y no en las formas, que reivindica los liderazgos
compartidos contra las representaciones partidarias y de otros
signos.
El pensamiento ecológico en el cual el ser humano
y la naturaleza se integren nuevamente en una unidad que es
totalidad emancipatoria. La visión ecológica
sistémica se constituye en camino válido para la
superación de la estética
antropocéntrica.
Inteligencia social y
sala situacional
La sala situacional es la herramienta síntesis
para planificar e intervenir estratégicamente en la
realidad social. La sala situacional utiliza y desarrolla tanto
la inteligencia social popular como la inteligencia
institucional.
La sala social situacional como producto
organizacional para el análisis contingente y
estratégico fusiona los espacios sociales lisos
(gubernamental) y estriados (los ciudadanos, las multitudes),
posibilitando un adecuado estudio de la realidad y las
dinámicas diversas de lo público y lo
privado.
El conocimiento de la sala situacional es contingente,
interactivo y en permanente elaboración, lo cual evita su
total apropiación por parte del espacio político
liso (Estado). La sala situacional es una denominación
genérica unificada, tanto para la inteligencia social
(popular y revolucionaria) como para la inteligencia
institucional (Estado), que se convierte en sala social
situacional al fusionarse sus procesos.
En el caso de las instituciones del gobierno Bolivariano
revolucionario, la sala social situacional es un espacio
permanente para el diagnóstico del contexto y antecedente en
la ejecución de acciones y políticas de
interés para los movimientos sociales, la
identificación, clasificación,
deconstrucción, análisis, valoración de la
información endógena y exógena relacionada a
la práctica de las formas de organización popular,
así como para la determinación de las tendencias y
escenarios de comportamiento de la realidad (hechos) y los
actores sociales a partir de lo cual se sugiere al liderazgo
revolucionario posibles cursos de acción.
La sala social situacional tiene como propósito
central responder a interrogantes que se le planteen a las
organizaciones.
La sala social situacional de las instituciones responde
a los intereses y expectativas de la administración,
mientras que la asociada al movimiento popular responde a las
necesidades de sobrevivencia y la lógica de
multitudes.
La V República, al procurar un Estado de la
gente, considera a las salas sociales situacionales como herramientas
para combinar la contraloría social y la sana
administración de los asuntos públicos. Las salas
sociales situacionales pueden ser monotemáticas,
multitemáticas y/o integradas (mixtas).
Inteligencia
social. Memoria
histórica y saberes
La memoria histórica es la síntesis del
conocimiento ciudadano sobre las formas de opresión y
resistencia, así como de la visión libertaria del
futuro que es posible construir a partir de los saldos de los
combates parciales.
Es el background justiciero de los pueblos, construido
en el recorrido de su propia emancipación.
Pensamiento relacional, paradigma transformacional
(INVEDECOR), sentido histórico para la comprensión
de la acción política, actitud
defensiva–activa y valoración de las posibilidades
de construir una nueva realidad en el futuro conforman un
entramado sistémico que constituye el soporte integrado de
la memoria histórica.
Una parte de la memoria histórica pertenece al
plano cognitivo y otra a las esferas de lo subjetivo y emocional,
al inconsciente colectivo, a los imaginarios
sociales.
En el plano cognitivo los pueblos reflexionan y
preservan de manera consciente las experiencias ciudadanas de
sobrevivencia contra la opresión del modelo
económico y el Estado mediante teorías, programas
políticos y alianzas de intereses. Para ello se apoyan en
las tradiciones y festividades populares, los santos y
expresiones religiosas, el sincretismo de fe, el arte, la
literatura, las
diversas formas de producción intelectual, las
tecnologías, hasta los nombres que le asignan a una calle,
un barrio, una ciudad, un río, un parque, entre otras
formas. Se trata de tener siempre presente el lugar.
En el plano subjetivo, se archivan y sintetizan las
formas y experiencias que distinguen al pensamiento contra
hegemónico y las prácticas libertarias de los
pueblos. Allí habitan las formas compartidas de mirar la
realidad, definir la visión de país que se quiere y
autoconcencebir la misión de
la organización social. Para ello, además de todas
las formas de expresión artística que permiten
licencias del habla y fugas en el lenguaje
usual, pasando las formas asociativas de asumir todos los hechos
colectivos, hasta los mecanismos que se usan para mantener
la afinidad de los grupos.
En el plano emocional, se guardan y protegen los
resortes que disparan las explosiones de amor,
solidaridad, iracundia, resistencia silente, combate objetivo y
subjetivo de la ciudadanía. Reserva que se suele usar
cuando los actos por otras vías o mecanismos resultan
ineficientes o limitados. El plano emocional es bisagra que
separa, posibilita el encuentro y libera la fusión entre
lo cognitivo y las subjetividades. Por ello el boom de los
estudios sobre la inteligencia emocional y el cerebro
límbico, pero ése es tema de otro trabajo. Ejemplo
de ello, lo ocurrido el 27 y 28 de febrero de 1989, pero
también el 11, 12 y 13 de abril de 2002.
El inconsciente colectivo constituye el espacio de
aprendizaje, memoria, lenguaje y
comunicación para la acción que supera los
límites y cánones de la racionalidad bidireccional
para penetrar en el torbellino de los espacios sociales
estriados, difusos pero altamente reactivos con los cuales los
pueblos actúan al unísono. El chiste, la burla,
el amor, la
pasión constituyen, entre otros, canales que utiliza el
inconsciente colectivo para actuar como cuerpo social ante
realidades que potencialmente le pueden afectar. El inconsciente
colectivo constituye el genotipo social que no pueden percibir ni
comprender quienes se limiten disciplinariamente al estudio de
los fenotipos sociales.
El conocimiento oficial, académico y normado
mediante el método
científico hegemónico es cruzado por la
experiencia reflexiva colectiva para reconfigurarse en saber
comunitario, fuente principal de alimento y aliento para la
inteligencia social.
Los imaginarios sociales son los bolsones de interpretación colectiva del mundo, es la
subjetividad compartida que moldea la ética y la
estética ciudadana. Cada pueblo–nación, pero
también cada comunidad local tiene formas de
aproximación, de comprensión de la realidad,
de entender lo que ocurre y la necesidad de resistir. Este
espacio creativo constituye él (o los) imaginario(s)
social(es). Una expresión de ello lo constituye el
imaginario libertario del pueblo venezolano, la forma de concebir
el acto emancipatorio que se refleja en la forma como se entiende
a Chávez y constituye el soporte de su popularidad y
apoyo.
Desde esta perspectiva que existen dos Chávez.
Uno que fue concebido, preñado, el 27 y 28 de febrero de
1989 y que nació el 4 de febrero de 1992. Como hijo
colectivo tiene muchos rasgos fenotípicos de sus
creadores: populachero, irreverente, justiciero, osado, humilde
ante la adversidad y el triunfo, magnánimo en la victoria
construida, errático en los espacios para los cuales no
fue formado.
Ese Chávez está en cada casa, y se asemeja
mucho al luchador, la oveja negra, el creativo y el insumiso que
habita en cada familia
venezolana. A este Chávez el pueblo para protegerlo le ha
venido adicionado rasgos que les pertenecían a otros
luchadores como Jesús de Nazareth, Espartaco, el Negro
Primero, Miranda, Bolívar,
Sucre, José Martí,
Zamora, el Ché Guevara, entre otros. El otro Chávez
viene de La Planicie, alcanzó la victoria electoral en
1998 y habita en Miraflores.
El Chávez de Miraflores, a la par que aprende el
arte de gobernar, trata de comprender y asumir las
características del Chávez que parió el
pueblo.
Chávez es poder constituyente en permanente
creatividad.
El espacio de fusión de ambos Chávez se
vivió el 11, 12 y 13 de abril de 2002 aunque aún a
veces suela verse al Chávez de Miraflores correr tras la
imagen del Chávez pueblo para calzar en
él.
La inteligencia social situacional sintetiza de manera
integral estos procesos (cognitivo, subjetivo, emocional,
conocimiento, saberes, inconsciente colectivo e imaginario
social). Ésta es su potencia y su blindaje contra la
racionalidad del pensamiento único, pues sus
dinámicas escapan a lo objetivable, asociándose a
la íntersubjetividad de los muchos modos posibles y
de las formas rápidas y difusas de alcanzar consenso y
sinergia asociativa.
Por ello, la memoria histórica y la inteligencia
social que la sintetizan no aceptan la hegemonía de
un método, de un mecanismo, de un formato, de un modo
único de preservación y
comunicación.
En consecuencia, todo esfuerzo que se hace por estudiar
la inteligencia social y comprenderla desde la racionalidad
moderna estará siempre limitado por la capacidad de
situarse en su propia perspectiva, asumiéndose como un
sujeto liberador. De hecho, es imposible e impensable intentar
asumir los códigos y aprendizajes de resistencia y
liberación para construir nuevas formas de
dominación y opresión, como han pretendido algunos
neoburocrátas.
El rasgo fundamental de este nuevo funcionarato
empeñado en normar la resistencia insumisa del pueblo es
su profundo desprecio por los movimientos sociales a quienes
sólo logra valorar como anormalidad no
controlada.
Quienes se asuman sólo como técnicos y
burócratas de esta revolución tendrán
siempre en su carrera la frustración de no haber logrado
poner en cintura al pueblo. Ese mismo pueblo que sostiene e
impulsa a nuevos horizontes la revolución
Bolivariana.
Tomar conciencia de
ello, puede facilitarle a los burócratas el desarrollo de
una conciencia plena y el emerger de respeto sobre las
potencialidades de la inteligencia social, que sitúe a
esta última, de cara a la institucionalidad, en el rol
decisivo que viene ocupando desde la otredad en las
últimas décadas.
La comunidad como lugar de enunciación de la
inteligencia social
Mientras la inteligencia policial, los análisis
organizacionales estratégicos, la inteligencia artificial
y el "desarrollo" son asuntos que se impulsan y regentan desde el
Estado y sus instituciones (policiales y escolares), es decir,
tienen un loci (lugar de enunciación) gubernamental, la
inteligencia social tiene su origen en los entornos
institucionales, fuera de los bordes de las esferas de
gobierno.
Esto implica un reconocimiento de los límites
gubernamentales para vincularse con la totalidad social y de la
potencialidad transformadora de la lógica de
multitudes.
En el contexto de la democracia representativa, la
inteligencia social agenció la resistencia comunitaria al
poder del Estado clasista que no le representaba ni trabajaba
para sus intereses.
La democracia participativa y protagónica si bien
no elimina el carácter clasista y dominante del aparato
gubernamental, es un modelo político que abre canales de
diálogo, negociación y consenso entre la otredad
callejera y la formalidad institucional, permeando el orden a
ópticas y prácticas policlasistas y
liberadoras.
La inteligencia social asume y administra las nuevas
expresiones de confrontación de baja intensidad entre
gobierno y ciudadanos, procurando que la constante
transición de los asuntos públicos discurran por
canales que progresivamente abran espacios y caminos a los
intereses de las mayorías.
No es propósito ni la razón de ser de la
inteligencia social situacional contribuir a consolidar la
hegemonía del Estado, por el contrario apunta a que
éste genere procesos de apertura progresiva a nuevas
perspectivas, expectativas y necesidades y/o a su
eliminación.
En consecuencia, la teleología de la inteligencia
social situacional es profundamente contrahegemónica.
Ahí reside la potencia
revolucionaria de la inteligencia social, pero también su
mayor riesgo.
Son muchas las evidencias que
muestran cómo los gobernantes intentan coaptar franjas de
ciudadanos para su lógica, lo cual constituye una
dinámica esperable de control desde el poder, que si no se
devela y limita oportunamente puede precipitar odiosas rupturas
entre ambos.
No alejarse de su lugar de enunciación barrial,
comunitario, popular o residencial constituye el mayor reto de la
inteligencia social situacional para garantizar la utilidad de
sus dinámicas.
Cotidianidad como
temporalidad
Al encontrarse la inteligencia institucional con la
inteligencia social y reconfigurarse ambas en la
institucionalización de la inteligencia social
situacional, se corre el riesgo de que la temporalidad de largo
plazo, de la lógica gubernamental, sustituya la fuerza
movilizadora de la cotidianidad que le es propia a la
lógica de multitudes. No dudamos que desde el referente
gubernamental se generarán esfuerzos para ello, pero la
subordinación de la cotidianidad al largo plazo le resta
toda potencialidad y utilidad a la inteligencia social
situacional.
Las comunidades, los sectores populares y
revolucionarios entienden y valoran las metódicas de la
inteligencia social situacional como herramientas para solucionar
los problemas del día a día.
La utilidad de la inteligencia social situacional como
tecnología para avanzar en la solución de las
problemáticas que emergen de su realidad ciudadana y que
tienen fuerza contingente, es decir inmediata, constituye la
mejor garantía para evitar la subordinación de los
procesos de la gente, a las necesidades de largo plazo del
Estado.
Transparentar este conflicto posibilita generar un sano
debate sobre
la inteligencia social situacional como espíritu y
metodología del poder constituyente, como eje conductor de
la transición del sistema político de democracia
representativa a la democracia participativa y
protagónica.
Transformación que exige de los ciudadanos una
nueva valoración del aparato gubernamental pero de
éste demanda
disposición a horizontalizar y transparentar
dinámicas que den respuesta oportuna y eficaz, a las
exigencias ciudadanas del día a día.
Inteligencia
social: tránsito entre lo cotidiano, la táctica y
la estrategia
Como lo hemos señalado en éste y otros
trabajos, la inteligencia social tiene un lugar de
enunciación comunitario, es decir, se funda en los sucesos
diarios que afectan a la gente.
Cotidianidad que tiene la calificación de
permanente contingencia, de realidad en mutación, la
cual, a diferencia de la lógica de la institucionalidad,
está más interesada en la solución a la
situación problemática inmediata que en la
normalización de procesos.
La inteligencia social como herramienta para la
sobrevivencia concentra sus esfuerzos en:
a) La conservación de logros y avances sociales
frente a lo enemigo, lo adverso. b) La respuesta eficiente y
oportuna a las situaciones contingentes.
c) La defensa ante la incertidumbre opresiva que
guía lo gubernamental, ante la agresión de lo
externo, del extranjero.
d) El posicionamiento en los espacios institucionales de
la
perspectiva comunitaria. e) La garantía del
control territorial. f) El desarrollo de espacios comunitarios de
liberación en
donde se concreta la revolución bolivariana. g)
La consolidación de las diversas formas de
contraloría social.
La inteligencia social situacional asume la existencia
de una enorme brecha entre el concepto ideal de gestión
gubernamental y el comportamiento de la estructura
institucional evidenciado en la realidad social.
Pero lo asume no como tragedia, sino como presente
susceptible de ser modificado mediante una continua acción
colectiva en diversas esferas y planos. Para solucionar lo que
ocurre en el momento histórico concreto actual, la
inteligencia social situacional postula la planificación
participativa estratégica situacional (PPES) con sus
momentos presente, táctico y estratégico.
Diferencia que se asume en su debida temporalidad.
La inteligencia social situacional no admite
derrotismos, pero tampoco determinismos y falsas nociones de
triunfo y victoria en el corto plazo. Los esfuerzos para alcanzar
la meta
esperada se asumen como propósitos que admiten planeación, con acciones que es posible
administrar en corto, mediano y largo plazo.
A la inteligencia social situacional le interesa el
tránsito de la actividad coyuntural a las tareas de corto
plazo; de éste a la táctica inherente al mediano
plazo que garantice el desarrollo de estrategias para realizar en
el largo plazo.
Si bien la actuación ante la coyuntura es asumida
como táctica, se reconoce la precariedad de su control en
la prognosis, razón por la cual se presentan separadas
actuación coyuntural inmediata y táctica. La
táctica expresa la tensión entre la
situación ideal y lo que ocurre en la realidad. Por ello,
a la táctica le resulta indispensable la visión de
país y comunidad, así como el
conocimiento de la misión de cada
institución.
El plano estratégico emerge como el mapa de la
realidad deseada y las acciones que se requieren para lograrla.
Acciones que representan operaciones
tácticas que se corresponden a las estrategias delineadas
para ir construyendo progresivamente los cimientos de ese
horizonte estratégico.
Las tácticas son acciones encadenadas en el
mediano plazo. El mapa estratégico está conformado
por la suma de las acciones tácticas. Las tácticas
deben estar imbricadas y blindadas por la visión de
país que se tiene y la misión establecida para la
propia organización social.
Inteligencia
social y gobierno. La V República
Asumimos la idea de la V República como
formación política de Estado que se inscribe en un
proceso histórico venezolano altamente imbricado a la
revolución continental y la ruptura del modelo
capitalista mundial. Por lo tanto la V República
vendría a ser la concreción, el recorrido actual de
construcción de Venezuela como un país soberano y
realmente independiente.
Esfuerzo sostenido durante los últimos quinientos
años. Idea de país que se modela y prefigura desde
los imaginarios rebeldes e insumisos precolombinos y la
resistencia cultural, militar, económica, social,
territorial americana, pasando por los combates en contra de la
conquista española y llegando a nuestros días con
la oposición al imperio, el biopoder y los restos del
Estado nacional burgués.
Soberanía e independencia que superan las
nociones de control territorial y de los medios de
producción por parte de los ciudadanos nacionales, al
tener el presente la connotación de momento
político para la justicia social y el derecho de las
mayorías, que integra y respeta la diversidad inherente a
las minorías.
La V República emerge ante el agotamiento del
ideario político y de gestión de la IV
República, como necesidad histórica para el
presente. Es presente victorioso construido colectivamente y
nunca el resultado del pragmatismo ni
del abandono de principios básicos ante sucesivas
derrotas. La V República es proceso con antecedentes pero
también con porvenir.
La V República asume y expresa la síntesis
de la memoria histórica nacional, expresando el discurso y las
prácticas construidas por la corriente histórica
social por el cambio. La V República es inteligencia
popular–social en marcha. Por ello, ha sido reivindicada
por los actores, agentes sociales y organizaciones que a
través del tiempo han agenciado los esfuerzos de
transformación estructural de nuestro
país.
Ello exige y demanda repensar el ejercicio de gobierno
de cara al pueblo, o mejor interpretado, desde el pueblo.
Ésa es la V República que construye la inteligencia
social situacional, aunque tal vez no sea la que piensen sectores
conservadores o regresivos del actual aparato
burocrático.
Inteligencia social: uso,
intentos de normalización e
institucionalización
Recapitulemos. La inteligencia social es una
dinámica que va del borde institucional al centro de sus
procesos, tratando de copar progresivamente los espacios
fundacionales previstos en las estructuras para la toma de
decisiones.
Cuando la inteligencia social se asocia a estos procesos
de toma de decisiones gubernamentales pasa a ser inteligencia
social situacional.
La inteligencia social situacional se institucionaliza
mediante la implementación de las salas situacionales en
los ministerios,
institutos autónomos y los distintos órganos y
entes de la administración pública nacional
(APN). La inteligencia social situacional se normaliza en la
institucionalidad mediante documentos
oficiales que norman sus procesos, establecen los protocolos para
su ejecución y prevén canales para la
circulación de información que ella requiere y
genera. Algunos de los instrumentos que sirven de fundamento a
este proceso de normalización de la inteligencia social
situacional suelen referirse a:
1. Definiciones de los límites conceptuales,
operacionales y funcionales de cada una de las diversas
tipologías de inteligencia.
2. Glosarios de definiciones en torno a la inteligencia
social consensuados entre los diversos actores sociales
claves.
3. Manuales de
procesamiento de la información que entra y es capturada
por la(s) sala(s) situacional(es).
4.Definiciones inherentes a las dinámicas de
competencia
institucional con las acciones propias de la inteligencia social
y las salas situacionales.
5.Manuales de perfiles para el personal a
laborar en estas áreas.
6.Acopio y contextualización de las
teorías sobre las dinámicas de inteligencia social,
popular, policial, situacional y de sala situacional.
7.Instrumentos de evaluación permanente a las
acciones previstas para cada uno de los escenarios y tendencias
conforme a las propuestas que genere(n) la(s) sala(s)
situacional(es).
8.Sistemas de
información que acopien data referencial,
histórica, testimonial, documental, relacional y
situacional, a partir del análisis del entorno y estudios
estadísticos dimensionados.
Inteligencia social situacional y
gobernabilidad revolucionaria
Para las instituciones la continuidad de la
revolución bolivariana suele asociarse a la permanencia de
grupos y/o individualidades en las posiciones de mando de los
órganos de la administración pública
nacional. Para los ciudadanos, para las multitudes insumisas, la
permanencia en el poder de Hugo
Chávez Frías está asociada a su
cotidianidad y se expresa en posibilidades concretas de
sobrevivencia.
Por ello, mientras para gran parte de la
administración los tiempos de actuación frente a
los elementos y acciones conspirativas suelen ajustarse a los
horarios, rutas y canales previstos por la burocracia, los
ciudadanos concentran su esfuerzo en respuestas inmediatas,
contingentes, urgentes.
Acciones que están asociadas a garantizar la
permanencia de los avances logrados en el marco de la
revolución bolivariana, no permitir el retorno del
fascismo ni el
regresionismo opresivo, pero también a la denuncia
permanente a la burocracia, la corrupción
y la impunidad con
la cual aún actúan los enemigos solapados del
proceso revolucionario venezolano actual.
Por lo general los tiempos de la burocracia y de la
gente suelen conflictuar. Conflictos que al develarlos
encontramos que sus efectos muchas veces llegan al extremo de
paralizar las administraciones y organizaciones, impidiendo el
logro de sus propios objetivos. Alcanzar un equilibrio entre
ambas perspectivas permitiéndole a la institucionalidad y
a los ciudadanos controlar y construir permanentemente el
centro político, constituye el desafío para la
gobernabilidad revolucionaria.
La inteligencia social situacional al registrar los
hechos desde la perspectiva del entorno institucional y
monitorear la gestión de los órganos de la
administración lo que está estableciendo en
realidad es el control del Estado.
Contraloría social que prioriza el abordaje
compartido de los escenarios de crisis y confrontación que
se prevén dado su impacto en la cotidianidad
ciudadana.
Esfuerzo que al relacionarse a la administración
le puede permitir a ésta tomar decisiones proactivas y
reactivas oportunas conducentes a alcanzar una gestión
legítima (pertinente) y eficaz (calidad).
Inteligencia social, organización social de base,
contraloría social y participación directa de los
ciudadanos en los asuntos de interés, modelan el nuevo
enfoque de gestión integrada que enfatiza en garantizar a
través del tiempo, la apropiación, el
empoderamiento de los ciudadanos respecto a los distintos
órganos de la administración, en lo que se ha
denominado: el modelo de gobernabilidad
revolucionaria.
Para el nuevo Estado de la V República centrado
en la gente, la inteligencia social situacional emerge como una
herramienta para la seguridad de Estado pues le permite al alto
gobierno lecturas con detenimiento sobre los hechos,
acontecimientos y contingencia.
Al develarse y transparentarse las rutinas
burocráticas se desmitifican los protocolos de poder y las
jerarquizaciones de mando obligando al funcionarato a estar
más atento a la voz de los ciudadanos y a la
contraloría social
En el actual proceso de transición, de un Estado
cerrado y un gobierno verticalizado a un Estado abierto y
transparente con un gobierno cada vez más horizontalizado
en su gestión, suelen encontrarse de manera reiterativa
intentos de uso instrumental de la inteligencia social, de
subordinación de la otredad a las lógicas
burocráticas.
Riesgo y consecuencias que se minimizaran en la medida
que el nuevo paradigma de la gente se generalice y la
razón fuerza de las comunidades muestre sus
potencialidades y alcances a quienes aún no conocen el
enorme poder revolucionario de la sinergia de las
multitudes.
Las fronteras de la
inteligencia social
El paradigma de la participación apunta a la
ruptura de las mediaciones y opone a la lógica de
representaciones partidarias, sindicales y organizacionales la
fuerza de la participación directa que coloca cara a cara,
a los ciudadanos y gobierno. Esta dinámica establece los
siguientes condicionantes para la inteligencia social:
1. Claridad respecto a la brevedad de los límites
temporales de los cuales goza toda administración en
cuanto a legitimidad institucional derivada sólo de
resultados electorales.
2. La legitimidad emerge como un concepto relacionado a
la pertinencia de la gestión y la eficacia de los actos
administrativos, no como abstracto sino como producto
relacionado a la cotidianidad de los ciudadanos.
3. Las "nuevas formas de representación" tienen
el alcance derivado de la cualificación de los actores
involucrados y los territorios que se movilizan para participar.
Por lo tanto, la representación pasa de las generalidades
a las singularidades.
4. Los sectores activos no son
mediadores válidos para quienes permanecen
pasivos.
5. Los procesos y resultados de la inteligencia social
resultan válidos sólo para contextos delimitados
imposibilitando su generalización mecánica. Las
generalizaciones dependerán en gran medida de las
frecuencias de repeticiones para fenómenos que se valoran
en territorios distintos y/o disímiles.
6. Todo intento de subordinación de la
inteligencia social a la lógica de Estado sólo
acelerará el surgimiento de nuevos centros
autónomos de inteligencia social rebelde.
Inteligencia social,
resistencia, e intentos de objetivarla
Algunos de los aspectos problemáticos de la
articulación entre la inteligencia social situacional y el
gobierno revolucionario lo constituyen:
1. Los esfuerzos fallidos para objetivar protocolos,
formas y canales rígidos con cadenas de mandos
establecidas para el diálogo, entre el gobierno y las
expresiones organizadas de la inteligencia social,
2. La subestimación burocrática de la
subjetividad que emana y le es propia al combate
popular.
3. El desarrollo de identidades artificiales entre la
institucionalidad y el thelos de resistencia colectivo que
sintetiza la sinergia insumisa de las comunidades a las formas de
injusticia, exclusión y opresión que
históricamente se le han tratado de imponer.
4.El estancamiento en los espacios institucionales de
los debates y prácticas reflexivas que promuevan la
elevación de la conciencia de los elementos más
atrasados de la administración: los
tecnócratas y la burocracia.
5. La existencia de cajas negras en procesos
institucionales que estimulan desconfianza entre franjas sociales
importantes.
Desde la perspectiva de la objetividad del método
científico, la lógica de Estado demanda conocer en
detalle los procesos de generación de conocimiento popular
para segmentarlos, analizarlos e incorporar muchas de sus
dinámicas a la institucionalidad.
Lamentablemente, esto es más difícil de
alcanzar de lo que la burocracia aspira, pues la lógica de
multitudes es difusa, rizomática y en permanente
mutación, precisamente para evadir el control y garantizar
su efectividad.
El respeto por la subjetividad, el thelos de resistencia
y combate popular seguramente se producirá en el proceso
de articulación de la inteligencia social situacional con
la institucionalidad, mediante la negociación y el
consenso.
Diálogo que seguramente girará en torno a
la teleología de esa relación. Sin embargo, la
aproximación en esta área constituye un aspecto a
mejorar, respecto a la interacción actual entre ciudadanos
y gobierno.
Lo extraordinario como fenómeno cotidiano:
sobrevivencia e inteligencia social
Cuando lo extraordinario y las singularidades se
convierten en fenómenos regulares que se hacen
presentes en la cotidianidad, estamos en presencia de una
situación revolucionaria.
Desde el 27 de febrero de 1989 existen rasgos que
distinguen la dinámica política nacional
venezolana: acontecimientos extraordinarios, capacidad
popular para transformar situaciones problemáticas en
victorias callejeras y del pueblo para hacer judo
político convirtiendo lo adverso en favorable.
Desde ese momento se fracturaron los moldes que
contenían las representaciones propias de la democracia
representativa y, hasta el presente, a los sectores más
conservadores de la institucionalidad les ha resultado esquiva la
posibilidad de recoger y volver a juntar los fragmentos de la
brújula
que les garantizaba la gobernabilidad burguesa.
Desde 1989 emerge con fuerza en el centro del escenario
social el thelos de resistencia popular continua, de
revolución permanente como característica que desde
lo social invade los equilibrios político,
económico, territorial, militar, tecnológico,
educativo, territorial y la relación con las
dinámicas homólogas internacionales. La
inteligencia social situacional constituye una de sus
expresiones, así como el nuevo papel asignado a las salas
sociales situacionales existentes en los referentes
institucionales.
Por ello decimos que lo extraordinario invadió la
rigidez del aparato burocrático y aunque sólo se
concrete parcialmente en el presente en una estética
rebelde, estamos seguros de que
este emerger implica el nacimiento de una situación
revolucionaria de largo aliento.
Inteligencia situacional
y tejido social. La supremacía del rizoma y las
multiplicidades difusas de las redes
El tejido social de resistencia contra la injusticia, la
explotación, la dominación y la exclusión
tiene una urdiembre horizontal, una comunicación y
articulación rizomática y una organización
en forma de redes. La conciencia colectiva del tejido social
mayoritario se fundamenta en la memoria histórica, en la
experiencia de combate callejero, de sobrevivencia y en la
permanencia a través del tiempo de los más altos y
dignos sueños compartidos por las mayorías
ciudadanas.
La noción de horizontalidad en los procesos, de
trabajo en redes y de comunicación rizomática suele
aparecer como difuso y poco comprensible desde las formas y los
canales estructurados.
En este trabajo partimos de la valoración de las
redes como construcciones de cuerpo sin órganos.
Definición que constituye no una carencia, sino un logro
del espacio social estriado (multitudes) para resistir y
enfrentar al espacio liso (Estado).
Experiencia y memoria, pasado y presente desde el cual
la gente, teje y proyecta su visión para la
construcción de un futurible, sin descuidar la salvaguarda
de su propia integridad.
Ideario de la
Revolución bolivariana e inteligencia
social
Se hace necesario señalar que existen dos
lecturas centrales del ideario bolivariano en la
institucionalidad:
a) Bolívar como doctrina desde sus textos y
proclamas. b) Bolivarianismo como discurso para el cambio y como
proceso en construcción.
La primera lectura, mucho
más atrasada pretende extrapolar de manera acrítica
textos, citas y proclamas del padre de la patria.
La segunda lectura, mucho más integradora y
revolucionaria, menciona a Bolívar como evocación
simbólica del recorrido de luchas del pueblo venezolano,
desde la resistencia anticolonial, el cimarronismo, los
desarrollos económicos y de justicia social de Zamora,
pasando por el internacionalismo socialista, el nacionalismo
militarista, el guevarismo, la teología de la
liberación, las experiencias de control obrero de la
producción, hasta llegar a la visión
multiétnica y de género,
entre otros fenómenos.
Para los movimientos sociales, el ideario bolivariano es
parte fundamental de sus procesos y dinámicas.
Bolivarianismo que es potenciado, calificado y reinsertado
socialmente como un pensamiento útil para el presente
mediante la inteligencia social y la memoria histórica.
Ideario de la Revolución bolivariana que se expresa
en:
1. El poder constituyente permanente.
2. El sistema político de democracia
participativa y prota gónica que se cualifica en la
territorialidad concreta de los consejos comunales y el ejercicio
pleno de soberanía cognitiva a través de la
inteligencia social.
3. La planificación participativa de base como
sistema integrado.
4. La economía
social,
5. El Proyecto Educativo Nacional y la pedagogía
libertaria.
6. Los procesos de comunicación e
información alternativos.
7. La estética bolivariana.
8.La ética ecológica social
bolivariana.
9. La imbricación de la inteligencia social con
el aparato gubernamental.
10.El humanismo
bolivariano.
11.Las gestas emancipatorias continentales.
12 La simbología y los imaginarios de los
próceres independentistas y los mártires
revolucionarios.
13.Las construcciones teóricas autónomas
elaboradas desde la realidad, la cotidianidad, la
localidad.
14.La Agenda Alternativa Bolivariana para las
Américas, entre otros.
La Revolución bolivariana es pacífica, eso
implica una valoración del ser humano por encima del
maniqueísmo de bueno o malo, para adentrarse en la
perspectiva colectiva de ganar/ganar. Proceso que en sus inicios
suele generar resistencias en los partidarios del paradigma
ganar/perder.
La Revolución bolivariana al no dejarse etiquetar
con los clichés clásicos asume la pragmática
contextual como filosofía cotidiana y la
transformación estructural como horizonte para los
cambios. Transformación que se referencia en los
ciudadanos, en los excluidos como esfuerzo inclusivo no
hegemónico.
El proceso bolivariano estudia y valora las experiencias
americanas de liberación y desarrollo
autónomo, sin pretender en momento alguno copiar
mecánicamente experiencias exitosas ocurridas en otros
países.
La democracia bolivariana es participativa y
protagónica con un horizonte de democracia directa como
fin último para los ciudadanos libres y
emancipados.
Hacer y divulgar desde
la gente
Mientras el secreto es el espíritu de la
burguesía y los poderosos de todo cuño, el
develamiento y socialización del conocimiento es un
referente axiológico de los movimientos sociales
profundamente libertarios como el bolivariano.
En un estado nacional burgués como el venezolano
es coherente encontrar una policía e inteligencia de
Estado altamente discrecional y secreta. En el marco de la
transición actual se desarrollan odiosas e impertinentes,
formas de inteligencia que escapan a los límites del
presente documento.
En contraposición, los movimientos sociales y
populares han desarrollado la inteligencia social situacional,
como mecanismo alternativo para la seguridad de
Estado.
Expresión y antecedente de ello lo constituye la
contraloría social como forma de inteligencia para la
seguridad del nuevo Estado de democracia participativa y
protagónica.
Mientras la inteligencia policial se aproxima a los
movimientos sociales desde la perspectiva "putchista", es decir,
bajo la mirada conspirativa secreta y aspira consolidar un
gobierno bonapartista por encima de los deseos del propio
líder
de esta revolución, la inteligencia social es constitutiva
de los movimientos sociales, es una de sus fortalezas, agencia la
prevención ante lo enemigo y se opone a cualquier forma de
totalitarismo, de hegemonía acrítica, de asalto al
poder por parte de grupos o fracciones.
En consecuencia, opone al secreto de las relaciones el
método asambleario y las formas de divulgación de
información y conocimiento desde la gente. Premisa
que constituye un referente transversal de la inteligencia social
situacional.
El entorno: las
turbulencias del exterior
El entorno es lo que contextúa la labor de los
movimientos sociales y/o la institucionalidad. Es la otredad que
suele ser silenciada. Sin embargo, no es sólo contexto
para actuar, es contexto que determina las políticas y la
acción. El contexto está presente en el input y el
output de las políticas públicas revolucionarias,
alimentando y retroalimentando los procesos organizacionales y de
sobrevivencia de los ciudadanos.
La valoración del entorno como aspecto de
interés existencial para los asuntos ciudadanos y la
gestión gubernamental es un logro de la revolución
bolivariana que sintetiza y expresa aspiraciones y esfuerzos
ciudadanos de vieja data.
Logro que no se circunscribe a un enunciado, sino que
abarca el amplio abanico de desarrollos jurídicos,
institucionales y sociales. La contraloría social es la
expresión en los asuntos de gobierno de la voz del pueblo
y la aceptación de la fuerza de la otredad.
En consecuencia, para la administración
pública nacional (APN) del gobierno bolivariano, el
análisis del entorno vendría a ser el proceso de
sistematización de la interacción entre las
políticas públicas y el contexto institucional,
entre la institución y los ciudadanos, mediante una red conceptual,
metodológica y operativa que genera productos
útiles que alimentan las dinámicas de toma de
decisión del Ejecutivo.
Decisiones que demandan a las organizaciones
públicas y la burocracia, de manera permanente, la
ejecución de políticas pertinentes al contexto
institucional.
El exterior, el entorno en la Revolución
bolivariana, se refiere al pueblo que manda, al pueblo que ejerce
el poder.
Repensando el
concepto de inteligencia social
Es evidente que la inteligencia social se reconfigura de
un enunciado abstracto e incomprensible a un desarrollo
estructural que marca la pauta en
las relaciones ciudadanos-gobierno.
Queda también en evidencia que resulta imposible
absorber, coaptar o eliminar la inteligencia social mediante
mecanismos de fuerza, coerción o adoctrinamiento. Por lo
tanto, si bien es posible y esperable que los procesos de la
inteligencia social y la inteligencia social situacional se
alimenten y trabajen de manera coordinada, a nuestro juicio, se
convierte en una pérdida de energías
institucionales cualquier esfuerzo por normalizar sus
procesos.
Inteligencia social y campos relacionales de
interés en comunicación e
información
La inteligencia social situacional es un desarrollo
colectivo inherente a la Revolución bolivariana como
momento de la corriente históricosocial por el
cambio. En consecuencia sus campos relacionales de interés
son:
–El Ideario de la Revolución
bolivariana.
–Las aspiraciones ciudadanas históricas y
de coyuntura.
–La transparencia y la contraloría social
en la gestión de los asuntos públicos. –El
combate a la impunidad con la cual suelen actuar los enemigos de
la patria de cualquier signo. –Una acción de Estado
eficaz, de calidad y equitativa en todos los campos.
–Un reconocimiento activo de la otredad ciudadana
por parte del gobierno.
–Las políticas públicas
referenciadas en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
–La estética difusa, la belleza del caos
transformador.
–La lógica de multitudes.
–La justicia social integral.
–La organización autónoma y
cooperativa con la gestión
gubernamental inspirada en el ideario
bolivariano.
–La investigación continua sobre la
cotidianidad y el presente que busque garantizar una
gestión de utilidad para todos y con alta pertinencia
social
–La inteligencia social es proceso constituyente
en curso.
La
inteligencia social situacional como proceso constituyente en
curso
Se suele asociar y limitar el proceso constituyente con
el momento fundacional de elaboración de la Carta Magna
que dio vida y direccionalidad a la V
República.
De hecho, la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (1999) es el producto de un momento en
la activación del poder constituyente, pero no se
restringe al acto jurídico.
El poder constituyente es la acción permanente
del liderazgo colectivo en ejercicio de la soberanía
nacional, territorial y cognitiva. Es control asociativo que
reconfigura a diario el marco institucional y jurídico de
lo que se denomina Estado nacional. Por ello decimos que la
inteligencia social es el cerebro unificado del poder
constituyente.
La democracia
informativa y su encuentro con la inteligencia social
situacional.
El monopolio de
la información ha constituido para la lógica
burocrática un instrumento de dominación y control,
el cual se ha institucionalizado bajo el mando de la nomenclatura
burocrática. El monopolio de la información se
concentra en el manejo discrecional de la data que genera la
administración pública, los movimientos sociales y
el campo científico-tecnológico.
Desde la perspectiva del proceso bolivariano, la
organización, participación y empoderamiento de la
gente con las dinámicas comunicacionales es asunto
estratégico en la perspectiva de la
contraloría social.
Por ello, el develamiento del Estado, la
presentación transparente de sus procesos ante los
ciudadanos y la democratización de la información
constituyen líneas de trabajo de la inteligencia
social.
Proveer de mecanismos flexibles, dinámicos,
eficientes y sin limitaciones para el acceso y uso de la
información local, regional y nacional que requiere la
sociedad venezolana para participar protagónicamente en un
desarrollo nacional que parta de lo local, constituyen premisas
que contextúan el encuentro de la democracia informativa
con la inteligencia social.
Diferenciar sin dejar de mostrar la complementariedad
entre inteligencia social e inteligencia social situacional,
entre inteligencia social y sala situacional, constituye el
propósito central de este capítulo. Si así
se comprende, hemos logrado el propósito que nos trazamos
al comienzo del mismo.
Su justificación va más allá de las
formalidades y aspectos de presentación. Constituye un
llamado de alerta a los movimientos sociales para que defiendan
la autonomía y lugar de enunciación comunitario de
la inteligencia social, ante cualquier pretensión
burocrática de diluir sus dinámicas en el gobierno,
independientemente del horizonte que éste
postule.
La inteligencia social es garantía de permanencia
en el tiempo y rápida reacción ante lo enemigo y un
Estado revolucionario como el de la V República no
sólo aspira garantizar la auténtica
autonomía del movimiento popular y revolucionario, sino
también potenciar desde sus rutinas los procesos
emancipatorios que desde ella se generen.
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Luis Bonilla-Molina
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Textos relacionados:
Sala Situacional
Metodología de sala situacional
Guerra de cuarta generación
Ediciones Gato Negro
Caracas – Venezuela
Primera edición Caracas, julio 2004
© Luis Bonilla-Molina y Haiman El Troudi,
2004
Esta publicación fue auspiciada por la UBV y la
Dirección del Despacho Presidencial
HECHO EL DEPÓSITO DE LEY Depósito Legal
lf74520048002091
ISBN 980-390-091-9
Corrección de textos
Margarita Gaspart
Diseño gráfico
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Impresión
Grupo Intenso
Impreso en Venezuela
Este material se incorpora a la Base de Producciones
Documentales de la Línea de Investigación
comparativa sobre Gerencia y
Calidad de la Educación adscrita
a la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), la Red
Latinoamericana y del Caribe de Ex Becarios del
IIPE–UNESCO, la Sociedad Venezolana de Educación
Comparada (SVEC), la Red de Apoyo al Proyecto Educativo Nacional
(PEN), los Círculos Bolivarianos, la Cooperativa Editorial
PLOM, Frente Francisco de Miranda, ANROS (asociación
nacional de redes y organizaciones sociales) y la Cooperativa
Escuela
Nuestramérica. Puede ser usado libremente por los
colectivos de pedagogía libertaria.