Una aproximación
multiparadigmática al problema de la evolución
social
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Indagar acerca de las relaciones entre la Biología y la
Antropología es una de las metas más
importantes de los seres humanos. Somos individuos sociales, pero
no somos los únicos seres sociales existentes en el
planeta, entonces la pregunta salta a la vista: ¿Existe
una correlación gradual entre las sociedades
animales y las
sociedades humanas?, ¿Hay alguna relación causal
entre ambos fenómenos?. Este artículo pretende
echar alguna luz sobre estas
cuestiones y algunas otras concernientes a la Biología
Evolutiva
El análisis evolutivo dentro de las Ciencias
Biológicas siempre fue un enorme desafío por cuanto
que contiene un obstáculo epistemológico
importante: ¿qué estrato biológico es
aquél que evoluciona?.
Entendemos la evolución como la lucha
permanente entre dos fuerzas mayores: fuerzas de cambio que son
intrínsecas a las del pool génico y fuerzas de
selección natural que son
extrínsecas a las poblaciones.
Las fuerzas de cambio constituyen aquel material
crudo e informe sobre el
que la selección natural moldea a los individuos. Pues
resulta que esta escultora nunca tiene el mismo modelo
óptimo y como nos explica Leigh Van Valen en su modelo de
la Reina Roja, todos los días el ecosistema
cambia en mayor o menor medida moldeando a la población según patrones de
selección natural cambiantes. El material crudo
está organizado en niveles crecientes de complejidad en
los que podemos establecer que los átomos se organizan en
moléculas que se organizan en macromoléculas que
constituyen células
que conforman tejidos y
así sucesivamente hasta llegar al concepto de
ecosistema. Es así como las fuerzas del cambio pueden
producirse en diferentes niveles y no solo en uno. Las Ciencias
naturales desarrolladas durante la revolución
Industrial tales como la Física y la Química, desde sus
inicios, han revelado que la unión de las partes no
constituye el todo, sino que por el contrario existen propiedades
emergentes de la coexistencia e interacción de los diferentes niveles de
complejidad y, aunque el paradigma
positivista mecanicista sostuviera que el todo es explicado por
las partes, no podrá negarse que una locomotora no es la
simple suma de engranajes y de piezas más energía,
sino que la disposición de las piezas y el modo en que la
energía se transforma son elementos fundamentales para la
producción de la propiedad
emergente que llamamos movimiento.
El ejemplo más sobresaliente de lo que
queremos decir lo constituye la mutación puntual
consistente en el cambio de un nucleótido del ADN y cuyo error
o cambio se proyecta (y creemos puede potenciarse) en otros
estratos de la materia viva.
La altura, dentro de una línea de complejidad creciente a
la que llega tal cambio, dependerá del sistema de
amortiguación que posea cada nivel de complejidad en
sí mismo, así como también del tipo de cambio
efectuado, vale decir, en que sector del ADN se ha producido. Una
inversión cromosómica, que es una
mutación en el ADN de gran complejidad estructural puede
producir cambios enormes en la morfología
de sus portadores. Esa morfología novedosa a su vez, puede
o no incidir en la capacidad reproductiva de su portador y
esparcirse o no en la población. Es decir que existen
frenos al ascenso del cambio dentro de la línea ascendente
de complejidad. Algunas modificaciones se dan en cierto nivel y
ascienden hasta cierto punto más o menos evidente hasta
llegar al nivel poblacional.
Pero a diferencia de lo que ocurre en materia de lo
concreto como
puede ser un cromosoma o una población, la
selección natural es invisible y cada área de las
Ciencias Evolutivas establece que su efecto deja una larga
evidencia, como si por allí hubiese pasado algún
tipo de viento que remodeló el paisaje.
Cierta Genética
de poblaciones, al mejor estilo de la revolución
industrial, establece que el objeto de cambio único en la
especie es el gen y por lo tanto ese cambio trasciende los
diferentes niveles de complejidad hasta llegar a la
población de forma directa y sin mediación. Dentro
mismo del seno de la Genética de poblaciones surgieron
posiciones contrapuestas que pusieron en controversia esta idea
tan rígida acerca del origen del cambio
evolutivo.
Otras áreas (FIGURA DE LA PORTADA) tales como
la Paleontología, Embriología y Ecología se oponen a
esta posición rígida y llevan a su nivel de
organización estudiado (la
Embriología al nivel de tejidos, la Ecología al
nivel suprainidvidual, etc.) la disputa y establecen que, en
definitiva, no todos los cambios que ocurren en la
biología se deben al gen (Pere Alberch 1980). No
discutiremos aquí el aspecto macroevolutivo de la
cuestión pero sí coincidimos en que el cambio se da
en cualquier nivel de complejidad existente y consideramos que la
selección natural es una suerte de mar que baña las
diferentes playas de los distintos niveles de organización
y toma las vidas de quienes no son aptos. Como mar, sus
movimientos no son predecibles (Van Valen) (FIGURA 2) y puede
haber épocas de selección dura combinadas con
épocas de selección blanda (Charlesworth,
Templeton, etc.) como si esta manera de moverse, mediante oleadas
remodelara los paisajes de las diferentes playas donde opera.
Siendo la Genética el eslabón más inferior
de la gradación surge la pregunta: ¿puede la Genética dar cuenta de todos
los fenómenos evolutivos?.
Hasta aquí queda claro que los
diferentes niveles de complejidad determinan, también
diferentes desafíos que proponen novedades exitosas
según se ubique la marea de la selección natural
durante ese período.
Entre esas novedades surge una muy a cuento de
nuestro análisis: la sociedad.
A diferencia de otras novedades evolutivas como la piel con pelo,
propia de la línea mamífera de Evolución, la
sociedad surgió en varias oportunidades en distintas
líneas evolutivas que incluyen Mamíferos, Aves,
probablemente Reptiles, Insectos, Crustáceos, etc. . Pero
comportamientos sociales existen muchos y en diferente grado, y
son, justamente, estos grados de sociabilidad nuestro objeto de
estudio. Hasta aquí queda claro que los diferentes niveles
de complejidad determinan, también diferentes
desafíos que proponen novedades exitosas según se
ubique la marea de la selección natural durante ese
período.
Indudablemente la sociedad es una propiedad emergente de la
población: por razones puramente técnicas
un individuo
aislado no constituye una sociedad. Si esta novedad evolutiva
surge de un cambio en un grupo de
genes, en un solo gen, en un tejido, en una población, es
algo que aún no está definido, pero sí
sabemos que ha sido altamente seleccionada en varias
oportunidades. En la mayoría de los libros de
textos y videos documentales sobre el tema puede observarse la
fórmula siguiente:"los individuos se reúnen porque
de ese modo son presa menos fácil de cualquier
depredador". Esta respuesta es altamente penosa porque crea un
hábito lamarckista de pensamiento.
La idea general darwinista es que los individuos tienden a
reunirse por motivos que aún no quedan establecidos y este
comportamiento
resultó más eficiente frente a las oleadas de
selección natural que otras poblaciones que no hicieron lo
propio dentro del marco de ese medioambiente y en ese momento.
Así el evento evolutivo de reunirse no tiene una
justificación apriorística y no habrá de
confundirse con su relevancia a posteriori, es decir su utilidad en ese
medio
ambiente. Debe quedar establecido así que en cuanto su
utilidad decaiga y el valor
adaptativo de ese comportamiento descienda, la selección
natural lo erradicará.
En conclusión los organismos de distintos taxones se
reunieron y desarrollaron un sistema social que resultó,
como novedad evolutiva, altamente eficiente en algunos casos
mientras que en otros se volvió en sentido inverso, como
por ejemplo en los Orangutanes. Este comportamiento social
pareciera tener cierto componente instintivo que lo
permitió, empero las desembocaduras de tal comportamiento
llevan a mares bien diferentes, es decir que evolucionaron hacia
estrategias
adaptativas distintas.
En Biología podremos observar dos tipos
básicos de sociedad:
- Sociedad permanente: en la que los individuos nacen
y mueren junto a los de su especie y en la que se inscriben
Hombres, Hormigas, ratones, abejas, delfines,
etc. - Sociedad transitoria: en las que los individuos si
bien nacen junto a sus pares pueden no permanecer siempre en
grupos y los
agrupamientos se dan en forma temporal y con fines de
apareamiento o parición o desove, como en las ballenas,
pingüinos y otras aves.
Es, en ese sentido, de nuestro interés
desarrollar algunas reflexiones sobre aquéllos que
más se parecen a nosotros, es decir, las sociedades
permanentes o sociedades propiamente dichas, puesto
que la otra categoría podría no considerarse como
tal.
Estas sociedades biológicas comparten una
característica importante y que es más la regla que
la excepción: se comunican. De modo que ya contamos
con dos atributos que se deben dar conjuntamente para que la
novedad evolutiva sea eficaz: el agrupamiento y la
comunicación. Si ahondáramos en las
Ciencias Etológicas observaríamos que los
organismos solitarios tienen escasa comunicación y que ella solo tiene fines
reproductivos. Por ejemplo, en los insectos Tisanuros los machos
colocan varios hilos entrecruzados a cierta altura del suelo y bajo
ellos disponen un espermatóforo, obligando a las hembras
mediante danzas y el uso de palpos y antenas, a que
pasen por debajo de ellos y recoja el espermatóforo. Se
trata acá de ejemplos extremos en los que los organismos
ni siquiera copulan pero que aún así deben
comunicarse mínimamente para lograr el acto
reproductivo.
En los grupos en los que las sociedades son permanentes
existen dos subcategorías a considerar:
A1) Con roles establecidos
A2) Con roles cuya estabilidad es relativa.
En el primer caso los roles establecidos suelen ser
estrictamente de naturaleza
química, como en el caso de los himenópteros, en
los que los roles son irreversibles y determinados desde la cuna
(más no genéticamente puesto que una abeja reina es
una obrera alimentada con jalea real en mayor proporción
que una obrera común). En estos casos, la
comunicación se establece a través de dos
vías: químicas y gestuales. Las vías
químicas comunicacionales son feromonas, vale decir
hormonas que
van impregnando el hábitat
de la sociedad y marca necesidades
y soluciones.
Esta modalidad comunicacional ya fue ensayada varias veces en la
línea de los Insectos, ejemplo de ello lo constituyen las
mangas de langostas que se llaman entre sí mediante
feromonas, por nombrar solo algunos casos, pero la gran
mayoría de los Insectos tienen esas vías de
comunicación bien constituidas. Las vías corporales
(ya hablamos de la danza de
cortejo del Tisanuro) tienen que ver con el lenguaje de
señas, como en el caso de las abejas, quienes pueden
indicar la posición de flores con néctar mediante
el uso de danzas apropiadas.
Como podemos ver, la comunicación fue, en estas
líneas, una incentivo o ampliación de
dinámicas propias del grupo en cuestión, más
no una novedad evolutiva por cuanto que estas novedades (las
feromonas y el lenguaje de
señas) ya estaban dentro del programa
evolutivo de este taxón. Asimismo, lo observado en estos
casos es que estas dos características mencionadas
(agrupamiento y comunicación) sirvieron de base para una
propiedad emergente que no puede explicarse con el simple hecho
de que se comunican y agrupan, pues las mangas de langostas lo
hacen y no constituyen una colmena o un hormiguero.
Nos interesaría ahora plantear la siguiente pregunta:
¿Existe cultura
en estas sociedades?.
Hemos, en otro trabajo,
definido a la cultura como ese acúmulo de
conocimientos y habilidades que se transmiten y adquieren de
generación en generación y cuyo impulso motriz
deviene de la necesidad.
Las Hormigas (otro grupo de Himenópteros) ha
desarrollado comportamientos muy cercanos a los comportamientos
humanos: hay hormigas ganaderas, que crían pulgones con el
objetivo de
extraer de ellos un líquido azucarado del cual se sirven
con fines alimentarios, hay hormigas esclavistas, de las que ya
hablaba Darwin, en "El
Origen de las Especies"(1859) y que eran capaces de someter a
otras especies de hormigas para que trabajen para ellas en el
hormiguero; hay hormigas agricultoras, capaces de producir por
siembra hongos que luego
utilizan para dar alimento a los pulgones, etc. Si
entendiéramos que estos comportamientos se han dado a lo
largo de la evolución por necesidad, tendríamos que
admitir que dentro del hormiguero una hormiga le enseña a
la otra, generación tras generación, el
hábito comportamental de la cría, o de la agricultura, y
que por lo tanto, más allá de si conocemos o no el
proceso,
deberíamos admitir que las hormigas tienen cultura, lo que
sería un golpe de gracia para nuestras expectativas como
humanos. Quizá, en nuestro antropocéntrico
afán de diferenciarnos busquemos otro término
lingüístico para nombrar este proceso y cabe entonces
preguntarse cómo se puede generar un comportamiento tan
sólido y aunado si no existe el motor cultural…
y una vez más ¿puede
la genética dar cuenta de todos los fenómenos
evolutivos?.
En el segundo tipo de sociedad (A2) debemos establecer,
en principio, que los roles son estables en algunos casos y
temporariamente estables en otros. Aquellos que presentan una
cierta inestabilidad dentro de los roles pueden ser:
- MANADAS: conceptuada como una
agrupación, generalmente de herbívoros que tiene
un nivel incipiente de organización, en la que los
individuos más aptos se colocan en el perímetro
del territorio y ofician de centinelas, captando así la
atención de los predadores. Su distribución en el territorio no es al
azar, puesto que los centinelas se colocan en lugares
específicos. En especies migratorias es frecuente
observar que los individuos más aptos son quienes
dirigen al grupo, pero esta condición es laxa y si no es
compartida esa tarea por otros individuos de la
población es porque no dan con el fenotipo apto a los
ojos del depredador potencial. Por otra parte, en el caso en
que uno de los centinelas fuese atacado por un depredador y
quedara herido o bien muerto, otro reemplazará al mismo
en el puesto dentro de la distribución de la
manada. - FAMILIAS : las familias
son de número inferior al de las manadas (a menudo
notablemente inferior) y, como su nombre lo indica, sus
integrantes poseen lazos de parentesco notorios y conocidos.
Las familias poseen individuos de mayor y de menor
jerarquía acordes a sus orígenes maternos. El rol
principal de las jerarquías mayores son la defensa y la
consecución del alimento, en tanto que las
jerarquías menores deben obediencia a las
superiores.
En el sistema de harem encontraremos un
verdadero patriarcado en el que un macho domina a un grupo de
hembras de su "uso" particular y machos jóvenes. El
macho alfa (categoría máxima) no permite
ningún apareamiento con sus hembras y si los machos
hijos o ajenos al clan pretenden robarle sus privilegios
deberán someterse a combate por poder.
Dian Fossey, en su estupendo libro
"Gorilas en la Niebla" nos explica:
" Como jefe del grupo 5 Beethoven tenía
preferencia absoluta de apareamiento con Effie, Marchessa,
Liza e Idano, hembras que había adquirido tras varios
años de interacción con otros grupos o heredado
por muerte
natural del anterior jefe del grupo 5. Beethoven toleraba la
presencia de los machos subordinados Bartok y Brahms en el
grupo… Sin embargo, al llegar a la madurez sexual, los dos
dorsicanos más jóvenes no pudieron continuar
con el grupo 5 y se convirtieron en dorsicanos periféricos; estuvieron merodeando en
un radio de 250
metros durante nueve meses para acabar como "dorsicanos
solitarios", momento en que empezaron a trasladarse a mayores
distancias en busca de territorios adecuados… ."
Otras estructuras no
son tan dictatoriales y la jefatura está compartida con
una hembra alfa, como ocurre en los lobos blancos del
Ártico. En estos casos donde no hay dimorfismo sexual tan
marcado como en los gorilas, la hembra alfa tiene idéntico
nivel de injerencia en el combate y decisión. Ambos, macho
y hembra alfa, constituyen una pareja semimonógama que
casi semeja un caudillismo en el
que los integrantes del clan se someten a la voluntad de la
pareja real y deben mostrar sumisión si es que desean ser
alimentados y protegidos por el grupo. En otras especies de lobos
existen pequeñas diferencias en cuanto a la
organización pero en esencia se conserva el concepto
original.
Citando justamente el ejemplo de los lobos y
también en el caso de las Orcas se ha observado que los
clanes difieren en sus métodos de
caza y se sospecha que allí intervienen factores que
incluyen el aprendizaje.
Ahora bien, la organización social de los
vertebrados que hemos citado aquí nos es más
comprensible y si pudiéramos medir el grado de
simpatía que tenemos por los diferentes animales, los
mamíferos ganarían por varios cuerpos, porque
nosotros somos mamíferos y porque los mamíferos
somos neoténicos. La neotenia es el adelantamiento
o retraso de la madurez sexual. Todos los mamíferos
tenemos ojos grandes, cabeza redonda y aspecto juguetón e
inocente cuando somos cachorros
Todos ellos son caracteres neoténicos y que
resuenan en nuestra mente como infantiles y por lo tanto
simpáticos (tal vez, si no existiera un cierto grado de
empatía hacia estos caracteres, tampoco
desarrollaríamos la tolerancia
necesaria para tratar con los niños).
Todos esos caracteres conllevan el embrión del aprendizaje y la
potencialidad del desarrollo:
ellos son, a nuestros ojos, bebés indefensos. Pero si
damos una mirada más próxima a estas condiciones
veremos que son los cachorros de cánidos y de
félidos quienes se llevan los grandes premios, grupos que,
en general, viven en familias y son alumnos ejemplares: a
cualquier cachorro de perro puede enseñársele
pequeños y fáciles trucos para divertir a nuestras
amistades y el perrito responderá a nuestro pedido gracias
a que él necesita agradar a su hembra o macho alfa y
lograr así pertenecer a esa familia. El
cachorro aprenderá en virtud del hecho de pertenecer a un
clan.
Los mamíferos nacen inmaduros y su grado de
inmadurez es proporcional al grado de unión que posea su
familia de origen. Esto, como ya dijimos, no es ni con mucho una
ley, porque
podemos observar ciertas excepciones notables como en el caso ya
mencionado del Orangután, los tigres, los guepardos,
leopardos y yaguareté, en los que la cría si bien
nace inmadura y debe permanecer al lado de su madre durante el
tiempo que
requiera para su maduración, en la adultez la familia se
separa y viven en solitario hasta el apareamiento. Entendemos que
este evento evolutivo está precedido por un comportamiento
social de familia en el seno del cual se ha producido el otro
evento evolutivo: el desarrollo de una capacidad de
aprendizaje.
En nuestra línea evolutiva mamífera y
social es imprescindible nacer inmaduro porque el aprendizaje
constituye un factor fundamental de cohesión: si un simio
no aprende a acicalar a sus compañeros y a permitir que lo
acicalen en los momentos adecuados, está condenado al
ostracismo.
Así es como agrupamiento, comunicación,
inmadurez y aprendizaje parecen caracteres que van montados unos
sobre los otros y parece casi imposible producir de ellos una raigambre
genética exclusivamente, más bien
pareciera que si la secuencia de eventos tuvo un
origen en el nivel genético este prosperó hacia los
niveles superiores sin detenerse en los diferentes estratos
aunque, según nuestro modelo, sería difícil
(o tal vez imposible) detectar el estrato en el cual se dio la
secuencia de eventos que desembocó en el desarrollo de una
capacidad de aprendizaje.
En la Naturaleza podemos observar una
gradación del comportamiento, con lo que la filogenia
pareciera mostrarnos que en materia de evolución social
el Hombre
tiene mucho que aprender.
Hoy por hoy la mayoría de los
científicos consideran a la cultura, dentro de las
Ciencias Biológicas, una novedad evolutiva muy potente y
poco frecuente, pero ya existente en un nivel muy incipiente en
gran parte de aquellos grupos que cumplen con las condiciones que
hemos indicado anteriormente. La cultura eleva el valor
adaptativo del individuo al sumar a su bagaje genético su
bagaje cultural. Cierto grupo de chimpancés maneja un
total de 26 herramientas
diferentes. Si uno de ellos emigra del grupo y se instala en
otro: ¡ sumará herramientas nuevas a aquéllas
que su grupo receptor ya utilizaba!. Este evento está
comprobado, vale decir que los
chimpancés tienen una tradición cultural
que ahora podemos sumar a su bagaje genético de modo
que:
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Pero por un momento volvamos hacia atrás: Paul B.
Weisz, en "La Ciencia de
la Zoología"(libro que todo estudiante de Biología
conoce) nos explica:
"El fenómeno del territorialismo se presenta
estrechamente asociado con la vida familiar, en especial y con
el reproductor en general. Se trata de una tendencia que
presentan muchas familias o parejas a mantener un espacio
físico particular dentro del territorio general de la
población."
Esta observación es interesante aunque luego el
autor relaja la atención sobre esta hipótesis y explica que la territorialidad
puede producirse en grupos que no presentan comportamiento
social: puede presenciarse un combate entre dos anémonas
de mar por territorio que distan bastante de tener un
comportamiento social evidente. Pero la diferencia fundamental
radica en la cantidad de individuos que ejercen el derecho al
territorio: en los sistemas de harem
ese derecho se lo arroga el macho dominante, aún cuando el
territorio sea guardado por los machos beta además del
propio alfa, pero en otros estilos de sociedad la defensa del
territorio se hace extensiva a todos los elementos que
estén en condiciones físicas de hacerlo, así
por ejemplo, en los monos de Cayo Santiago, las hostilidades son
iniciadas y proseguidas por las hembras que llegan incluso a
combatir con sus hijos a cuestas.
En la especie Humana la territorialidad es tan
manifiesta que se presenta como un emergente
característico en la actividad social natural, hasta el
punto que el ingreso sin permiso en una propiedad privada
está penado por la ley y admite que el invasor sea muerto
a manos del invadido, poniendo esta ley a la altura exacta de
la muerte por
defensa propia, eso sin mencionar el hecho de que la política exterior de
las naciones también lo admite.
Entonces, desde que la especie Humana está en
la Tierra
quedó establecido que la propiedad privada o territorio no
puede ser invadido y en ningún momento se pone de
manifiesto que se trata de una situación "instintiva" o
"animal". Según este criterio también debiera
perdonarse a aquél que comete homicidio por
celos a su pareja. De hecho todo ser vivo tiene un territorio, si
ese territorio que puede incluir a la pareja es violado por un
extraño, aparentemente entran en juego
poderosas fuerzas instintivas. En todo caso dependerá de a
qué llamamos territorio: para las hormigas serán
sus sendas de alimentación y su
hormiguero, para las abejas será su colmena, para un
gorila dorsicano será el territorio por el que circula en
busca de alimento, sus hembras y jóvenes, para el lobo
marino serán sus hembras, para los escalares (peces
cíclidos) será su nido, etc., pero para el Hombre es la
propiedad privada y no lo asimila como un comportamiento
animal sino cultural. La territorialidad se puso y se pone en
juego pero es lo único que se convirtió en un rasgo
que puede ser optativo para la especie humana.
En nuestro caso hubo un cambio comportamental de gran
importancia en materia de territorialidad que cambió el
plano de las interacciones entre los grupos: se desarrolló
el concepto cultural de visitas. Este comportamiento novedoso
constituyó un sistema de tal potencia que
actualmente somos la especie más poderosa de la Tierra.
Su origen pudo ser como indica Vitus Dröscher, un
cambio comportamental en los visitantes que disminuyen los
niveles de agresión del dueño del territorio,
comportamientos tales como el infantil que pueden disminuir los
niveles de agresión en tigres a la hora del apareamiento o
bien los comportamientos tendientes al apareamiento que pudieran
vencer los obstáculos que conciernen al cuidado del
territorio, pues, no olvidemos, que el Humano es uno de los pocos
seres capaces de realizar cópulas diarias (en realidad
casi todos los simios se parecen). Estos niveles de promiscuidad
típicos del ser humano sumados a su curiosidad nata pueden
haber llevado a la especie, al principio de nuestra existencia, a
una búsqueda de sensaciones nuevas en grupos distantes,
encontrando el modo de infiltrarse en grupos no natales y
afianzando así relaciones de parentesco.
Este conjunto de factores creó una sociedad por
interacción social y cultural, pues el infiltrado
traía consigo novedades culturales que podían
beneficiar al grupo infiltrado en su supervivencia y,
eventualmente disminuir los niveles de agresión con otros
grupos. Este detalle no puede haber sido pasado por alto para
nuestros inteligentes ancestros y la forma novedosa de
interacción permitió que la especie, en conjunto,
incrementara su número rápidamente. Aquellos grupos
que no efectuaban interacciones interclánicas
perecían por desventaja competitiva y por la fuerte
endogamia que, aún hoy en día, juega en contra de
cualquier sistema de castas. Resulta indudable que los
matrimonios por contrato tienen
una vieja tradición.
El ser Humano franqueó así la barrera
instintiva, pero su éxito
en ese sentido fue momentáneo, de otro modo actualmente no
existiría el concepto de propiedad privada o el de
nación.
Ahora bien: ¿por qué no hemos podido superar esta
condición tan antigua?, ¿Por qué si la
Naturaleza nos dotó de la facilidad para comprender el
dolor ajeno y nos dio compasión, no hemos superado el
instinto territorial y el concepto de propiedad privada?. Gordon
Childediría que la explicación está en que
el éxito de una especie se mide por su capacidad de
reproducción. La presencia de estos dos
fenómenos propias del comportamiento
humano tales como el exacerbado instinto de territorialidad y
la tendencia a la propiedad privada pueden observarse
también en el análisis que Marx Y Engels
desarrollan en la ideología alemana, donde construyen un
estudio específico sobre las sociedades humanas en general
dando cuenta de sus particularidades e historicidad, según
el tipo de propiedad que las caracterizan y en última
instancia dan vida a su propia reproducción (tribal,
comunal, estatal, feudal, capitalista), remarcando en cada caso y
a lo largo del análisis de estas estructuras la presencia
de la propiedad como fenómeno inherente a todo tipo de
sociedad humana.
La existencia de la propiedad privada, por su parte,
explica las demás instancias propias del comportamiento
social humano: la división del trabajo que demarca las
particularidades de relaciones sociales de producción
especificas, la explotación y por ende la
polarización sobre la tenencia y acumulación de los
recursos que dan
vida a las estructuras de poder dentro de un sistema
social.
De esta manera cabe decir que nos hallamos en presencia de
una sociedad que tiende a la desigualdad exacerbada y que
trastoca y bloquea hasta las propias instancias de la
reproducción humana. Estos fenómenos sólo
pueden explicarse en la raigambre del comportamiento
sociocultural y no en propio desenvolvimiento biológico de
la especie Humana, ya que dentro de un ecosistema ningún
ser vivo acapara recursos más allá de lo que su
población requiere y posee dentro de su seno
idénticas posibilidades genéticas de competitividad.
De esta manera el ambiente
natural no destruye su propio equilibrio de
reproducción, no así el ambiente social humano
donde se originan las debilidades e inconvenientes que tienden a
amenazar la reproducción de la especie Humana. Dado que
esa cantidad se ha incrementado notablemente en nuestro
único millón de años de existencia en este
momento nuestro éxito pareciera ser indiscutible. Lo que
no dice Childe es que todo sistema ecológico tiene una
capacidad de porte que indica qué cantidad de individuos
el ecosistema puede soportar. Nuestro innegable éxito
evolutivo nos conduce a superar la capacidad de porte de la
biosfera y
sumada a la territorialidad manifiesta que logra que algunas
naciones dominen sobre otras, estamos frente a una
situación que desembocará en una evidente matanza
de aquellos que no prosperan según indica el sistema, vale
decir que éste tenderá a desplazar a aquellos que
no están en él debido a la escasez de
recursos que se avecina. De modo que el tan mentado éxito
evolutivo es temporario y sus evidencias
están a la vista: sólo sobrevivirán unos
pocos, el sistema está superpoblado y los recursos
escasean. Allí donde los recursos son limitados, la
ecología nos explica, se desencadena la lucha intra
específica.
Un trabajo desarrollado por
GRUPO DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO,
utilizando solo recursos propios
Licenciada
Ariana Gigena
(Ciencias Biológicas U.B.A.)
Mauro Tedaldi
(Estudiante avanzado de la Licenciatura de Historia U.B.A.)