- Origen y División de la
filosofía - La escuela
Jonio-Milesia - La escuela de
Efeso - La escuela de
Elea - La escuela
Pitagórica - Los
sofistas - La filosofía
clásica griega - El Pensamiento
Filosófico Cristiano - La filosofía Medieval:
La Escolástica - Filosofía
Moderna - Racionalismo y
Empirismo - Conclusión
- Bibliografía
INTRODUCCIÓN
La historia de la
filosofía tiene sus comienzos hace dos mil quinientos
años, pero antes de ella existía una forma de
pensar pre-filosófica: el pensamiento
mítico, es decir las primeras explicaciones que el hombre dio
de la realidad fueron de tipo religioso. Ante fenómenos
como el rayo, el movimiento de
los astros, la vida de los animales y las
plantas o
la muerte de
los miembros de la propia tribu, el hombre
primitivo carecía de explicaciones racionales. Y al no
disponer de respuestas naturales para sus interrogantes, se
refugio en respuestas que aludían a fuerzas o seres
sobrenaturales: un Dios airado lanzaba sus rayos contra quienes
le habían ofendido; el Sol, la Luna y
otros astros eran los dioses que movían el firmamento. A
raíz de estas primitivas respuestas religiosas fueron
apareciendo otras, mas refinadas y complejas, que han llegado a
nuestros días como doctrinas mas o menos fundamentadas en
la filosofía griega. También en el II milenio antes
de nuestra era, los hebreos crearon una religión que por
primera vez en la historia incluía la
idea de un Dios único, un Dios que se les había
revelado a ellos como pueblo.
La fase del pensamiento científico constituye, sin
duda, la etapa mas positiva de la historia de pensamiento. El
científico es menos ambicioso que el filosofo: al
científico no le preocupan los grandes problemas
especulativos de los filósofos; solo se ocupan de los hechos de
la experiencia. Pero el científico es mucho mas riguroso:
explica esos hechos elaborando leyes
científicas, es decir, leyes generales que determinan las
relaciones existentes entre los hechos observados. Además,
relacionando varias leyes entre si, pueden llegar a elaborar
teorías
científicas, mediante las cuales da explicaciones mas
amplias y acertadas de la realidad.
Aunque los babilonios y los egipcios tenían ciertos
conocimientos de astronomía y de matemática, simplemente se limitaban a
coleccionar los datos observados;
no elaboraban leyes que los explicasen, ni por supuesto
teorías. Quienes hicieron esto por primera vez fueron los
griegos, por lo que, además de ser los primeros
filósofos, fueron también los primeros
científicos.
Para poder dar
inicio a la historia de la filosofía tuvieron que haber
personas con grandes incógnitas y que su sentido de
curiosidad lo hayan hecho explorar, estudiar e investigar
respecto a eventos curiosos
que han hecho que se plantearse interrogantes, es por ello que
dentro de todas las fases que ha vivido la filosofía se
han destacado personajes que de alguna manera plantearon sus
hipótesis formulando su propia teoría
y que a través del tiempo han
permanecido en la historia, algunas vigentes en la actualidad,
otras han servido de fundamento para inspirar a otros y seguir en
la búsqueda de la verdad o de alguna explicación
lógica
que logre complacer a la religión y a la ciencia.
Cabe destacar que cada uno de estos personajes a los que se les
hacen referencia en este trabajo han
marcado de una manera muy peculiar la mayoría de las
ciencias
(física,
química,
matemática, trigonometría, geometría, biología, psicología, entre
otras) contribuyendo así al progreso de la
filosofía.
Los avances científicos de todos los géneros
son numerosos, radicales, decisivos y apabullantes que nos vemos
obligados a recordar la frase de Russell "Con respecto a lo
desconocido, pueden adoptarse dos actitudes. Una
consiente en aceptar la afirmación de gentes que dicen que
saben, sobre la base de libros,
misterios u otras fuentes de
inspiración. La otra consiente en examinar las cosas por
si mismo, y este es el camino de la ciencia y la
filosofía" y a pensar que el hombre, enfrentando a la
realidad, seguirá siempre planteándose nuevas
preguntas, que respuestas nuevas abrirán nuevas
interrogantes, que las nuevas respuestas no impulsaran al
pensador genuino a adoptar una actitud
dogmática sino, antes bien, una postura critica, libre y
cada vez mas racional ante la realidad.
ORIGEN Y DIVISIÓN DE LA
FILOSOFÍA
Antes del s. VII a.C. nos
encontramos el mito como
forma de pensamiento en la antigua Grecia.
El mito puede ser definido como un conjunto de leyendas
imaginativas y fantásticas que narran el origen del
universo, la situación del hombre y el final de los
tiempos en los que volverá a existir la felicidad perdida
al comienzo de éstos; pero del mismo modo, el mito es una
actitud intelectual en la que se produce una
personificación de las fuerzas de la naturaleza, es
decir, se dota de voluntad y personalidad a
los elementos naturales. Así por ejemplo, en la mitología
griega hay un Dios del mar, otro del Viento, … Estos dioses
actúan según su voluntad y capricho.
A finales del s. VI a.C. se produce el nacimiento del pensamiento
racional. Hay quién lo atribuye a la genialidad
griega. Sin embargo, tuvieron lugar una serie de cambios
sociales, económicos e ideológicos que motivaron
este nacimiento.
- CAMBIOS SOCIOECONÓMICOS: La sociedad
griega era en principio una sociedad aristocrática y
guerrera, sociedad donde la nobleza poseía la tierra,
dirigía los ejércitos, La economía estaba
basada en la agricultura,
existiendo el trueque como única forma económica
de intercambio, esta sociedad está regida por unos
valores
propios de la sociedad aristocrática como el linaje, el
éxito
y la fama. Alrededor del siglo VII a. C. se produce una
revolución sin precedentes en el desarrollo
de las técnicas
de navegación, lo cual propicia que se forme el comercio. El
poder económico es arrebatado a la nobleza por los
comerciantes (sustituyéndose la aristocracia por la
democracia),
se reemplaza el trueque por el dinero y
aparecen las primeras ciudades o polis. - CAMBIOS IDEOLÓGICOS: La sociedad griega
carecía de libros sagrados y de un sistema de
enseñanza organizada, por lo cual es
fácil de transformar ideológicamente. Hasta esa
época cada tribu poseía su propia mitología diferente (e incluso se
descubrieron nuevas mitologías a medida que se
colonizaban nuevas ideas), que se intentaron unificar en una
mitología general en libros como la
Ilíada o la Odisea de
Homero.
Así se llegó a un escepticismo en la mentalidad
popular, ya que si existían tantas mitologías
diferentes es muy probable que todas fuesen falsas,
creándose un vacío ideológico.
Además, existe otro elemento que sólo aparece en
la mitología griega: la idea de destino (fuerza
superior a la voluntad de los hombres y de los dioses y que
determina aquello que necesariamente tiene que ocurrir). El
paso del mito al logos se produce, junto a todos los elementos
que hemos visto anteriormente, cuando se convierte o transforma
la idea de mito en la idea de necesidad lógica o
ley
natural.
Tanto la idea de destino como la idea de necesidad
lógica constituyen la fuerza mayor de la naturaleza, ya
que no pueden ser cambiadas por nada. Sin embargo, mientras que
la idea de destino es algo incognoscible, la idea de ley natural
es cognoscible. El pensamiento mítico está basado
en lo aparente, cambiante y múltiple, mientras que el
pensamiento racional está basado en lo que realmente son
las cosas, la permanencia y la unidad.
Los presocráticos
Se conoce como filósofos presocráticos a un
complejo grupo de
pensadores griegos cronológicamente anteriores a Sócrates,
y que están repartidos en varias escuelas (jonios,
efesios, pitagóricos y pluralistas). Son los precursores,
la prehistoria del
pensamiento griego.
Antes de la aparición de los presocráticos
existió en Grecia una forma de pensamiento
orgánico: la mitología. Los filósofos
presocráticos desarrollaron un vocabulario más
original, y a medida que fueron forjando nuevos conceptos para
referirse a la totalidad del mundo (Physis u Naturaleza),
inventaron una nueva racionalidad que les fue diferenciando de
los mitólogos.
El fenómeno cultural de la filosofía
presocrática nació en tos límites
fronterizos del área helénica, en las zonas de su
colonización bélica o comercial, precisamente
allí donde los griegos están en contacto con el
mundo oriental. Este contacto les permitió conocer los
desarrollos del conocimiento
egipcio y babilónico en el campo de la astronomía,
geometría y la aritmética.
Los presocráticos adoptaron sus métodos,
pero los despojaron de su finalidad práctica. Les
interesaban los secretos de los astros, de las figuras y de los
números por su belleza y por la excitación y
satisfacción intelectual que provoca su
comprensión.
La preocupación presocrática fue eminentemente
científica; pretendían explicar fenómenos y
comportamientos de la naturaleza, y comunicarlos a un
público aún inmerso en un mundo tradicional
mítico-religioso; de ahí la forma sacralizada de
muchos de sus fragmentos filosóficos.
Los modelos de
pensamiento desarrollados por los presocráticos fueron
imaginativos y fantasiosos: no se circunscribían
estrechamente dentro de los límites de la lógica y
el sentido común, sino que evidenciaban independencia
de criterio, así como una gran capacidad creativa.
El pensamiento presocrático representó el primer
esfuerzo fructífero del hombre frente al problema del
conocimiento del mundo. En aquel momento histórico
todavía no se había delimitado el campo de la
filosofía respecto del de la ciencia, y ambas
constituían una misma cosa. El problema fundamental era un
problema físico, naturalista; ¿Está el mundo
hecho de una sustancia fundamental única?
¿Cuál es esa sustancia o material? Los primeros
filósofos no eran antropólogos (del griego
anthropos, hombre), pues su preocupación no era humanista.
Aristóteles les llamó oi fisiologoi
(los físicos). La mayoría de las obras de los
presocráticos presentan el mismo título: Peri
fiseos (Acerca de la naturaleza). Así el problema
fundamental de estos primeros filósofos fue averiguar
cuál era la sustancia primera (argé) de la que
están hechas todas las cosas de la naturaleza (physis). La
historia del pensamiento presocrático fue la
sucesión de respuestas distintas a este mismo
problema.
La escuela
Jonio-Milesia
Tales de Mileto (624-548 a, de C.)
La historia considera a Tales como uno de los siete sabios
clásicos de Grecia. Se ganó la vida como
comerciante, vendiendo aceitunas. Una anécdota de su vida
nos narra que cuando iba por la calle mirando los astros se
cayó en un pozo, lo que provocó las burlas de sus
conciudadanos.
El primer filósofo de la historia fue. pues, ya
ridiculizado por sus preocupaciones filosóficas, alejadas
del sentido común de la vida cotidiana. Sin embargo, Tales
no careció de sentido práctico: dirigió en
Mileto una escuela de náutica, construyó un canal y
tuvo veleidades políticas,
entre las que se cuenta la elaboración de una constitución para la ciudad de Teos.
Predijo un eclipse de sol que le dio fama de semidiós en
un momento en que la ciencia estaba en embrión, y que
permite saber exactamente que el filósofo vivía el
día 28 de mayo del año 585 a. de C.. fecha en que
se produjo el eclipse, según los astrónomos.
Los griegos distinguían dos tipos distintos de
realidades: una natural, que se desarrollaba por sí misma
(la physis o naturaleza) y otra artificial, producto
de
la actividad humana y que no tenia en sí misma poder de
auto desarrollarse (la techné o técnica).
Se ha dicho ya que el problema presocrático fue
averiguar cuál era el principio material último de
la physis. Este principio material o argé sería la
esencia misma de las cosas, aquello de que están hechas
todas las cosas del mundo, su sustancia material (en griego, su
ousia).
Tales creyó que el primer principio era el agua, y
quizá llegó a esta conclusión al observar
que todos los seres vivos precisan del elemento húmedo
para seguir viviendo: las semillas precisan ser regadas para
generar las plantas; los animales y el hombre precisan el
agua para
vivir o mueren de sed. Esta idea de Tales no era absolutamente
original: los poetas Hornero y Hesíodo habían
afirmado que el dios Océano (que puede interpretarse como
e! elemento húmedo) era el padre de todas las cosas;
también en la mitología oriental se habla a menudo
de un caos acuoso como fundamento del que todo surge. Por otra
parte, la importancia concedida al agua pudiera ser un reflejo
inconsciente de la importancia sociológica del mar como
elemento esencial de la vida de Mileto, ciudad que basaba su
subsistencia material en la pesca y en el
comercio marítimo.
El principal mérito filosófico de Tales fue el
de acuñar el concepto de
«principio originario del que proviene todo ser»,
aunque la palabra urge que expresa exactamente este concepto sea
de época posterior.
Tales tenía una visión antropomórfica del
mundo. Utilizó su conocimiento del hombre como punto de
referencia para su conocimiento de lo real (proyección
antropomórfica). Así, creyó que todo lo que
se mueve tiene un alma, lo que
le indujo a creer que el hierro
tenía alma, puesto que era atraído por el
imán. Esta doctrina se conoce con el nombre de
hilozoísmo (de hyie, materia y
zoé, vida); es decir, es aquella concepción que
cree que toda la materia natural es, en cierto sentido, materia
viva. También se la puede denominar animismo.
Anaximandro (611-546 a. de C.)
También era habitante de Mileto. Suyo es e! Primer
escrito filosófico de Occidente, ya que de Tales no se
conserva nada escrito: ferifiseos o Sobre la Naturaleza. Lo mismo
que Tales, no fue sólo un teórico especulativo,
sino que demostró un cierto saber práctico:
construyó un mapa de las tierras conocidas en su
época, un globo celeste y un reloj solar.
Anaximandro creía que la respuesta de Tales al problema
del argé. o sustancia primera de la que provienen todas
las cosas, era ilógica: es absurdo suponer que las cosas
de naturaleza seca (el fuego, por ejemplo) provienen del elemento
húmedo, que es su contrario. Así, pues, para
solucionar este problema imaginó que todas las cosas
provenían de una sustancia eterna, completamente
indeterminada, es decir, que no tenía ninguna cualidad
definida, y que, por tal razón, podría llegar a
adquirir cualquier determinación, podría
convertirse en cualquiera de las cosas de este mundo. A esta
sustancia indeterminada le llamó apeirón. Los
primeros intérpretes concibieron el apeirón como el
fondo infinito e inagotable del que todo se nutre.
La concepción de Anaximandro se conoce en
filosofía con el nombre de monismo (de monos, uno) porque
imagina que todas las cosas de este mundo provienen de una
única realidad de fondo: el apeirón.
Para Anaximandro, las cosas del mundo se engendran a partir
del apeirón y, cuando mueren, vuelven al apeirón.
Ahora bien, este continuo engendrarse y
perecer hace que algunas cosas dominen sobre otras, lo que,
para Anaximandro, es una injusticia cósmica (una
adikía). Además de esto, creyó que, como
compensación, existe una justicia
cósmica (una dike) que restablecerá tarde o
temprano el equilibrio,
con lo que desaparecerá la injusticia. Esta noción
de la justicia cósmica prefigura la idea de que la
naturaleza está dominada por leyes, idea que tendrá
fructíferas consecuencias para el pensamiento
científico.
Intuyó también, adelantándose a su
época, una de las ideas básicas de la
filosofía del siglo XIX: la de que la especie humana
procede por evolución de otras especies inferiores. En
efecto, Anaximandro considero que los antepasados de los hombres
fueron peces y, en
consecuencia, poco a poco, éstos se acostumbraron a vivir
en tierra.
Anaxímenes (588-534 a. de C.)
Era discípulo de Anaximandro y también ciudadano
de Mileto. Para Anaxímenes, el principio de todas las
cusas naturales era el aire.
Opinó esto al concebir que el aire es aquello que permite
existir a todos los seres vivos. Para él, el aire era el
fluido vivificador. El aire es lo que da origen a la vida, lo que
hace que tenga un alma (alma viene del latín anima, que. a
su vez, proviene del griego uñemos, aire),
Nació en Éfeso (Jonia). Se saben muy pocas cosas
de su vida. Parece ser que era de familia
acomodada, incluso aristocrática. De carácter retraído, se retiró
a vivir solo a las montañas, donde se dedicó a la
meditación, alimentándose de hierbas.
Se le atribuye un libro, que
lleva el mismo título que los de la mayoría de
presocráticos (Sobre la naturaleza), escrito en un estilo
premeditadamente enrevesado, de oráculo o adivino, hecho
en forma de aforismos o refranes breves. La dificultad de la
comprensión de esta obra le valió el sobrenombre de
«el oscuro».
Heráclito consideraba la realidad como algo
esencialmente móvil y fluyente, en devenir.
Expresó esta idea metafóricamente: «No
podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque
sus aguas fluyen constantemente y el río deja de ser el
mismo que era antes». Todo pasa constantemente de un
estado a su
contrario, de la vida a la muerte, de lo
seco a lo húmedo, etcétera. Todo cambia, pero no de
forma anárquica, sino siguiendo un orden que impone la Ley
(Logos). Para Heráclito, el origen de esta realidad en
flujo continuo es el fuego. («Este cosmos no fue hecho por
dioses o por hombres, sino que siempre fue, es y será, al
modo de un fuego eternamente viviente, que se enciende y se apaga
con medida».) De este fuego surgen los cuatro elementos
básicos (aire, agua, fuego y tierra) que combinados
constituyen todas las cosas del cosmos. La combinación de
los cuatro elementos se produce mediante un enfrentamiento, una
lucha. Así, para Heráclito, la lucha era una idea
necesaria para la creación de la realidad. Esto le indujo
a alabar el concepto de la guerra, y no
sólo en un plano filosófico, sino también en
un plano sociológico: en la sociedad, la guerra es buena
porque decide qué hombres son los hombres superiores y
qué hombres deben ser tratados como
esclavos.
Nació en Colofón (Jonia) y llevó una vida
errante, de rapsoda y poeta, hasta establecerse en Elea, donde
fundó una escuela filosófica. Era un hombre de
mentalidad independiente; sus viajes le
enseñaron a pensar por cuenta propia, con un sentido
crítico y antidogmático.
Jenófanes fue el primer teólogo de la historia
de la cultura, el
primero que trató el problema de Dios. Criticó a
los dioses de la mitología griega porque estaban cortados
en patrón humano, pareciéndose demasiado a los
hombres. Y, si bien no llegó a una concepción
monoteísta (creencia en la existencia de un solo Dios),
sí creyó en una especie de politeísmo
jerarquizado (hay varios dioses, pero uno de ellos es superior a
todos los demás).
Jenófanes se rebeló contra la concepción
de la cultura como un don de la divinidad y dijo: «Los
hombres lo han conseguido todo mediante sus esfuerzos
inquisidores». También se enfrentó con la
escala de valores
tradicionales que daban lugar preeminente a la fuerza;
afirmó que la sabiduría es superior a la fuerza, la
belleza y la destreza.
Parménides (540-470 a. de C.)
Era de la misma ciudad de Elea. Parece ser que fue
discípulo de Jenófanes, pero como filósofo
puede considerársele como muy superior. Se dedicó a
cuestiones políticas, dando leyes civiles a su ciudad
natal. Lo que se conserva de su obra se halla en un extenso poema
titulado Sobre la Naturaleza.
La preocupación de Parménides no fue tan
naturalista o física como la de sus predecesores. Con
él, nace una nueva disciplina
filosófica: la Metafísica, o ciencia que estudia el ser.
El ser es la única cualidad que tienen en común
todos los objetos del mundo; unos son blancos, otros negros; unos
suaves, otros rugosos; unos circulares, otros rectos, pero todos
los objetos son, todos poseen la cualidad de ser.
Las características especiales que según
Parménides tiene e! ser (el ser es único,
inmóvil, eterno, continuo etcétera) hacen que el
concepto de ser se aproxime al concepto de Dios.
Zenón de Elea (siglo V a. de C.)
También era de Elea. Parece ser que fue el
Discípulo predilecto de Parménides. Gracias a el,
la escuela eleática recibió aquella forma
típica que se ha conocido con el nombre de erística
o dialéctica. La erística (de éris, lucha)
es el arte del diálogo,
de la disputa filosófica, de la argumentación.
En la escuela eleática se dio más importancia a
los resultados de la argumentación abstracta que a tos
testimonios de los sentidos
(racionalismo
epistemológico). Así, por ejemplo, Zenón
negó la existencia del movimiento porque conceptualmente,
mentalmente, es imposible imaginárselo, dado que el
espacio es divisible en un número infinito de puntos, y
para moverse de un punto a otro habría que atravesar
infinitos puntos, lo cual es imposible.
El primer problema que se presenta al estudiar esta escuela
es la verosimilitud de la existencia de un personaje llamado
Pitágoras. Algunos estudiosos consideran que fue un
individuo
realmente existente, que nació en Samos (¿570-496
a. de C.?), ciudad de la que emigró por las dificultades
que le causaba el gobernante Polícrates,
estableciéndose en Cretona (Italia) cuando
tenía 40 años. En esta ciudad desplegó su
principal actividad matemática y filosófica,
fundando una escuela.
Parece ser que Pitágoras no escribió nada,
pero supo reunir a un grupo de hombres sabios, con los que
realizó investigaciones
filosóficas, a la vez que fundó una especie de
comunidad con
una estructura
religioso-científica, fuertemente impregnada de ascetismo
y misticismo. El estudio de la matemática fue considerado
como un medio de perfeccionamiento espiritual.
La sociedad pitagórica fue un movimiento continuador
de una religión primitiva; el orfismo, una religión
pagana en la que se rendía culto al dios Dionisos (Baco),
dios del vino y de la sangre, en cuyo
honor se realizaban frecuentes orgías.
Históricamente cabe distinguir dos corrientes
pitagóricas distintas: el circulo pitagórico
antiguo y el círculo pitagórico nuevo.
El Antiguo Círculo Pitagórico es el grupo que
el mismo Pitágoras fundó en Cretona. A este grupo
pertenecieron una serie de sabios, entre los que podemos destacar
a Alcmeón de Crótona, descubridor del cerebro como
órgano central de la vida psíquica, y a Filolao,
que supo, anticipándose a su época, que la tierra
no ocupa el lugar central del cosmos. Esta primitiva secta se
deshizo en la segunda mitad del siglo V a. De C. por razones
políticas: los demócratas en el poder los
expulsaron por sus ideas aristocratizantes y
autoritarias.
Una vez expulsados de Cretona, los pitagóricos se
establecieron en Tárente, formando el Nuevo Círculo
Pitagórico. Este se subdividió en dos grupos: los
acusmáticos, ascetas pordioseros que seguían al pie
de la letra los supersticiosos preceptos prácticos, y los
matemáticos, interesados por las ciencias y las artes,
particularmente la música, la
geometría, la medicina y
la
astronomía.
En la sociedad pitagórica se admitían en
plena igualdad de
derechos a
hombres y mujeres; la estructura de la propiedad era
comunitaria, lo mismo que la forma de vida. Cuando la secta
realizaba algún descubrimiento científico o
matemático, se consideraba como un hallazgo colectivo o se
le atribuía a Pitágoras, aún después
de su muerte. Estos descubrimientos eran propiedad de la escuela
y no podían ser revelados al vulgo.
La importancia de los números
Para los pitagóricos, los números eran la
esencia misma de realidades tan heterogéneas como el
cielo, el matrimonio y la
justicia.
Anteriormente, los griegos habían representado los
números con letras del alfabeto. Los pitagóricos
los representaron con puntos, estableciendo una estrecha
relación entre matemáticas y geometría. El 1 era el
punto, el 2 la línea, el 3 el plano o el triángulo
y el 4 el cuadro o el sólido.
La teoría pitagórica del número
implicó que se considerase que la naturaleza es un todo
bien organizado y estructurado, que existía una legalidad
cósmica subyacente a los fenómenos naturales. Dos
ideas que, a partir de esta teoría, adquirieron plena
importancia, son las ideas de armonía y proporción,
que influyeron en múltiples aspectos de la vida griega: la
poesía,
la retórica, la arquitectura, la
religión, la ética,
etcétera.
La influencia del pitagorismo ha sido inmensa. En Platón,
San
Agustín, Santo Tomás de
Aquino, Descartes,
Spinoza, Leibniz, Hegel, etc.,
aparece esa mezcla de religión y razonamiento, de
misticismo y lógica. Esta mezcla dio origen a la
teología intelectualizada de Occidente,
distanciándole del profundo misticismo contemplativo,
metafísico e introspectivo de las civilizaciones
orientales.
A esta escuela se la denominó así para
distinguirla de las anteriores, que eran monistas (del griego
monos, uno). Los pluralistas creían a diferencia de los
monistas, que la realidad se origina a partir de la
conjunción de varios principios y no a
partir de un solo principio o argé. Los principales
pensadores pluralistas fueron: Empédocles,
Anaxágoras, Leucipo y Demócrito.
Empédocles de Agrígento (492-430 a. de
C.)
Fue un personaje muy extraño, mezcla de poeta, adivino
y filósofo. Ejerció entre sus contemporáneos
una fascinación enigmática. Creyéndose
inmortal, se arrojó al cráter del volcán
Etna, muriendo abrasado. Sus dos obras conocidas son Las
Purificaciones y Perifiseos, escritas en verso y de las que
sólo se conservan algunos fragmentos.
Para Empédocles, todo lo que existe se ha formado por
combinación y mezcla, en determinadas proporciones. de las
cuatro sustancias fundamentales: agua, aire, tierra y fuego, que
son los cuatro elementos de que se compone toda realidad y que a
su vez están compuestos de partículas inmutables.
El mérito de Empédocles radicó en anticipar
la idea científica de «elemento
químico» (o «constituyente último
cualitativo de la realidad»). Así, un objeto
concreto del
mundo empieza a ser (unión de partículas) o deja de
ser (disgregación), pero las partículas
básicas ni empiezan a ser ni dejan de ser; son eternas e
indestructibles. De esta forma prefiguró otra idea
científica que más tarde se tradujo como Ley de
conservación de la materia (la materia no se crea ni se
destruye; sólo se transforma), elaborada por
Lavoisier.
Junto a estos cuatro elementos, y para explicar el origen del
movimiento que los pone en contacto y Justifica su
combinación, Empédocles introdujo la idea de
«fuerza», pero con una envoltura religiosa. Hay dos
tipos de fuerzas divinas: una agregadora o Filia (el amor) y
otra disgregadora o Neikos (el odio). Estas dos fuerzas dominan
alternativamente, sucediéndose una a otra en un proceso
cíclico, y así el mundo se va formando (dominio del
amor) y
destruyendo (dominio del odio) en un movimiento eternamente
repetido. La evolución del cosmos sería un eterno
retorno.
Para Empédocles, en el origen de los tiempos, en el
albor de la formación del mundo, el predominio del amor
hizo que las cosas se unieran indiscriminadamente unas con otras
y así se formaron multitud de seres monstruosos y
deformes, de los que sólo sobrevivieron los más
aptos, que son las especies existentes en la actualidad. Los
seres humanos eran ambiguos, hermafroditas y estériles; en
ellos cohabitaban dos principios: uno masculino y otro femenino;
el odio separó estos dos principios y el amor humano
emprendió una búsqueda desesperada de la otra mitad
de uno mismo para retornar a la unidad primigenia, en la que
hombre y mujer eran una y
la misma cosa.
Anaxágoras de Klazomenes (500-428 a. de C.)
Expuso sus doctrinas en la Atenas de Pericles, de donde tuvo
que huir a la muerte de éste, acusado por el vulgo de
ateísmo y de falta de respeto a la
religión tradicional.
Para Anaxágoras, la realidad no se compone tan
sólo de cuatro elementos, sino de infinitos elementos
cualitativamente distintos, de las partes
pequeñísimas de que están hechas todas las
cosas a las que llamó homeomerías o spérmata
(gérmenes). En cada cosa material hay infinitas
spérmata, pero la cosa toma aspecto exterior de la
spérmata más abundante en ella. La formación
de las diversas cosas las explicó por la unión de
las homeomerías y el cambio de una
cosa en otra por una reestructuración de las
homeomerías que la componen.
Las cosas, pues, aunque estén formadas por los mismos
constituyentes últimos, eran para Anaxágoras
diferentes entre sí, porque estos constituyentes se
agrupan en distintas formas, según la posición que
ocupan.
Y así, la diferencia entre toda? las cosas no es una
diferencia material cualitativa, sino una diferencia formal
cuantitativa. Las cosas son distintas porque es distinta su
disposición o estructura interna.
Anaxágoras introdujo la idea del Nous o Mente
Universal, que es una especie de sustancia espiritual, un
principio divino que combina las infinitas homeomerías
causando la multiforme variedad de lo existente.
Los atomistas:
Leucipo y Demócrito
El fundador de la escuela atomista fue Leucipo (460-370 a. de
C.), pero su obra está mezclada con la de su
discípulo y continuador Demócrito (460-370 a. de
C.) hasta un punto en que es difícil deducir cuál
es la aportación personal de cada
uno. Normalmente, se estudian sus ideas como si fueran
expresión de un solo pensador.
La concepción del mundo de los atomistas es
profundamente materialista: no admiten ningún principio
espiritual, todo es materia, incluso el alma humana, Para los
atomistas, los principios últimos de todas las cosas eran
los átomos (los indivisibles). Los átomos se
diferencian de las homeomerías en que no son sustancias
con cualidades distintas, sino sustancias homogéneas; lo
que diferencia unos de otros es una serie de aspectos
cuantitativos, como la forma, el tamaño, el peso,
etcétera.
Los átomos son impenetrables, pesados, eternos,
indestructibles, ocupan un lugar del espacio en el seno de una
especie de no ser o nada relativa que es el vacío. Los
átomos son infinitos en número: no tienen
cualidades materiales de
ninguna clase que los
distingan entre sí: todos son de la misma naturaleza, pero
con una enorme variedad de formas distintas, que les hacen aptos
para engarzarse, para complementarse unos a otros formando las
múltiples formas aparentes de lo real.
Los aspectos cualitativos de las otras realidades no
atómicas, tales como el sabor, el color, el
calor, etc.,
constituyen algo que, según los atomistas, pertenece no
tanto al objeto físico cuanto al sujeto que los percibe.
Esta opinión de que la apariencia de las cosas se ve
afectada por la subjetividad humana se conoce en filosofía
con el nombre de subjetivismo.
Para explicar el movimiento de los átomos, Leucipo y
Demócrito no recurrieron a principios espirituales
exteriores a la materia (como Filia, Neikos, Nous, etc.), sino
que su explicación es puramente materialista. Los
átomos se mueven porque son pesados y están en el
vacío; es decir, su movimiento es una caída, y en
esta caída a distintas velocidades se produce la
unión de unos con otros, formándose así la
totalidad de lo existente.
Con el término «sofistas» se designa a
un grupo de eminentes personalidades de la cultura y la
filosofía griegas que vivieron en el siglo V a. de C. En
la actualidad el término «sofista» tiene un
valor
semántico esencialmente negativo, debido a la
tradición iniciada por los tres grandes clásicos de
la filosofía griega (Sócrates, Platón y
Aristóteles). En realidad, en su origen, el término
sofista significaba sabio, hábil, competente, y era en
este sentido que lo usaban quienes lo ostentaban.
Los orígenes del movimiento sofístico
están estrechamente relacionados con el vasto cambio
político y social que, después de vencer a los
persas, implantó en Grecia regímenes
democráticos (salvo Esparta). La democracia ateniense era
una democracia directa, no representativa (como las actuales); es
decir, todos los ciudadanos tenían la posibilidad de
participar directamente en las decisiones públicas, a
través de las frecuentes asambleas populares y tribunales
públicos convocados. En estas intervenciones
públicas, la posibilidad de hacer prevalecer las propias
tesis
dependía única y exclusivamente de la capacidad
expresiva, retórica. Y aquí intervinieron los
sofistas: su principal función
(función que realizaban en forma de profesores ambulantes
y cobrando un sueldo) consistía en enseñar un nuevo
arte: la erística (de eris, lucha), concebida como el arte
de persuadir y argumentar en
forma dialéctica; la erística era un procedimiento
retórico, discursivo, que enseñaba la capacidad de
sostener indiferentemente el pro y el contra de cualquier tesis,
sin preocuparse de la verdad o la falsedad de lo
defendido.
Aunque los sofistas explicaban sus técnicas y
procedimientos
a todo aquel que tuviera dinero para
pagarlo, su objetivo
pedagógico primario no era tanto
formar a! pueblo como educar a los que debían ser
caudillos de ese pueblo.
Para conseguir sus objetivos, los
sofistas se dedicaron a estudiar profundamente toda una serie de
cuestiones gramaticales y lingüísticas.
El lenguaje
adquirió con ellos el carácter de instrumento.
Enseñaron a los jóvenes atenienses a considerarlo
como si fuese un arma, con un objetivo casi agresivo, que
consistía en la mayoría de los casos en convencer a
los demás para ocupar uno mismo puestos sociales de
responsabilidad.
En política, los
sofistas fueron los fundadores de la demagogia (conducción
del pueblo) y la psicagogia (conducción de almas); en
teoría del conocimiento
fueron los fundadores del escepticismo (doctrina que niega
la posibilidad del conocimiento).
Con los sofistas, el hombre y las cosas humanas pasaron al
primer plano de la problemática filosófica. Eran
humanistas; creían que el único saber que merece
realmente tal nombre es el saber práctico, útil
para el hombre. Desde esta perspectiva, rechazaban la
filosofía de la naturaleza de los primeros
presocráticos.
A partir de sus críticas, los sofistas fundaron el
subjetivismo o relativismo («la verdad de la cosa conocida
es relativa al sujeto que la conoce»). Este relativismo
subjetivista lo expresó perfectamente Protegerás
(480- 410 a. de C.): «El hombre es la medida de todas las
cosas».
Los sofistas fueron individuos cosmopolitas, apartidas, que
viajaron frecuentemente por todo el mundo conocido. En este
continuo viajar conocieron gran cantidad de costumbres y leyes,
lo que les llevó a rechazar la idea imperante de que la
ley era algo eterno y universalmente válido. Los sofistas
fueron, en este punto, convencionalistas, no
naturalistas.
Sócrates, Platón y Aristóteles fueron
unos declarados antisofístas. Aristóteles ni
siquiera los consideró en sus escritos y Platón
habló siempre de ellos como hombres prácticos, como
activistas políticos, pero no como pensadores
teóricos, como filósofos, tratándoles
siempre despectivamente.
Nacido de padre escultor y madre comadrona, fue un buen
ciudadano de su patria natal, Atenas, a la que sirvió como
soldado en varias batallas de la guerra del
Peloponeso. Sin embargo, jamás quiso participar en
actividades políticas, por impedírselo sus
convicciones filosóficas. Al final de su vida se
presentó contra él la acusación de no creer
en los dioses de la ciudad y corromper a la Juventud; fue
considerado culpable y se le condenó a suicidarse bebiendo
cicuta. Su discípulo Platón haría más
tarde, la apología del sereno comportamiento
de Sócrates frente a la muerte.
Los restos conservados de las obras que nos hablan de
Sócrates (los diálogos de Platón, Antístenes y Esquines) difieren en muchos
aspectos concretos, pero todos ellos están orientados a
ensalzar la
personalidad del maestro.
El punto de partida de la filosofía socrática es
el problema moral, la
autoconciencia ("conócete a ti mismo»).
Desarrollando esta idea. Sócrates se preocupó
fundamentalmente por problemas éticos y procuró
investigar conceptualmente la esencia permanente de lo justo, lo
bueno, lo bello, etc. Sus investigaciones revisten la forma de
preguntas sobre conceptos generales de carácter moral:
¿Qué es la piedad?, ¿qué es el
valor?, ¿qué es el autodominio?
Sócrates conoció muy a fondo las obras de los
antiguos filósofos de la naturaleza, pero trasladó
su interés
del universo al ser
humano.
El conocimiento, auténtico para Sócrates, no era
el saber por el saber, el saber teórico, sino la techne o
saber práctico, que tiene una utilidad para el
hombre; y enceste sentido la medicina era el saber por
excelencia.
Sócrates pretendió fundamentar un conocimiento
riguroso, hacer de la filosofía una ciencia. Para ello
defendió el método
inductivo y condenó el método deductivo de los
presocráticos: no hay que partir de afirmaciones sobre la
totalidad del mundo, como hacen los primeros filósofos,
sino observar empíricamente, experimentalmente, la
realidad concreta y. en todo caso, inducir de aquí leyes o
principios generales.
Platón (428-347 a. de C.)
Nació en Atenas. Su verdadero nombre era Aristocles; el
de Platón, con que ha pasado a la posteridad, era un mote
que significaba «ancho de espaldas».
Perteneció a una clase social acomodada, lo que le
permitió recibir una educación esmerada en
diversas materias: literatura, gimnasia,
música- pintura,
poesía, etc. Inició sus estudios filosóficos
con Cratilo, discípulo de Heráclito y los
perfeccionó, a partir de los 20 años. con
Sócrates- Fue discípulo de éste y
recibió su influencia hasta un punto tal que ha sido
difícil decidir cuáles de sus aportaciones
filosóficas son originales y cuáles son obra de su
maestro.
Tras la muerte de Sócrates. Platón se
dedicó a viajar por el mundo conocido: en Egipto y
Cirené entró en contacto con el saber
matemático y astronómico de su tiempo: en la Magna
Grecia pasó algún tiempo con una secta de
pitagóricos, y en sus tres viajes a Sicilia trató
de crear un régimen político en el que experimentar
sus teorías sobre el Estado,
expuestas en su obra La República, pero sin conseguir
resultados positivos.
A los 40 años de edad fundó la Academia, primera
escuela filosófica organizada en plan
pedagógico. Enseñó en ella durante veinte
años los más diversos temas: filosofía,
matemática, astronomía, zoología,
etcétera.
Los años de la Academia fueron los de su madurez
creadora y durante ellos escribió sus obras más
importantes: una Apología de Sócrates, 34
diálogos y 13 cartas
(quizás apócrifas). La obra platónica es una
de las primeras obras verdaderamente filosóficas por lo
que tiene de saber totalizador y universal, ya que trata de los
más diversos aspectos de la cultura: político,
ético, físico, astronómico,
teológico, etcétera.
Platón sufrió la influencia de cuatro grandes
filósofos: de Pitágoras adoptó elementos del
orfismo: la tendencia religiosa, la creencia en la inmortalidad
del alma humana, el tono sacerdotal: de Parménides
aprendió que la auténtica realidad es eterna,
inmutable e intemporal, y que el cambio que parecen captar
nuestros sentidos corporales no es mas que eso: apariencia,
ilusión; de Heráclito extrajo la visión
crítica
del inmovilismo parmenídeo: el dinamismo heraclíteo
afirma que nada es permanente («todo fluye») en el
mundo sensible; de Sócrates, la preocupación por
problemas éticos y sus ideas políticas
aristocráticas y antidemócratas.
Platón expuso su doctrina en forma de diálogos,
tal vez porque en su época era preponderante la forma de
comunicación oral y porque el
diálogo es la forma de escribir que más se asemeja
a la de hablar.
Para Platón, el mundo inteligible es el único
mundo que se merece verdaderamente el nombre de realidad. pues
él es quien proporciona las formas, tas ideas, los
modelos, de los cuales el mundo natural no es más que mera
copia, reflejos, imitación. Por otra parte, la
distinción platónica entre un mundo sensible y un
mundo inteligible lleva aparejada la distinción entre
conocimiento empírico (sensitivo) y conocimiento
intelectivo.
Platón fue el autor de la primera utopía
política de la historia de la cultura. Una utopía
es la descripción de una imaginaria sociedad
perfecta, con un carácter programático (es decir,
con la intención de que la sociedad existente se rija, en
un plazo mayor o menor de tiempo, por los principios
políticos enunciados en la utopía).
La utopía de Platón se encuentra en su obra
más conocida: La República. Su planteamiento
político es muy original. Se basa en su propia
teoría de que la sociedad no será perfecta hasta
que los filósofos se hagan reyes o los reyes se conviertan
en filósofos. En términos actuales, diríamos
que lo que nos propone Platón es una especie de
régimen de dictadura de
los intelectuales
(Política).
Aristóteles (384-322 a. de C.)
Nació en Estagira (región de Tracia). Fue hijo
del médico de cabecera del rey Amintas de Macedonia. A los
18 anos entró en la Academia platónica, y en ella
permaneció durante dos décadas, hasta la muerte de
Platón, por quien siempre sintió una gran
admiración. En el año 342 a. de C. fue llamado por
el rey Filipo de Macedonia para que se encargara de la educación de su
hijo Alejandro
Magno. En el año 335 a. de C. regresó a Atenas
y fundó su propia escuela: el Liceo (así
llamado por estar en la plaza de Apolo Licio), que al principio
tuvo características similares a las de la Academia, pero
que con los años se convirtió en un círculo
de investigación científica y cultural.
Los peripatéticos (que así fueron llamados los
componentes de la escuela aristotélica) realizaron
estudios de diversas materias y acumularon sus conocimientos
enciclopédicos en una especie de archivos.
Aristóteles dividió sus escritos en dos grandes
familias:
Exotéricos: destinados a la publicidad (la
mayoría se han perdido).
Esotéricos o acromáticos: usados como
apuntes de clases en el Liceo, fueron publicados casi todos
tres siglos después de su muerte.
La primera época de Aristóteles es puramente
platónica, tanto en la forma como en el contenido. En su
época de transición se enfrentó con algunas
de las ideas del maestro, especialmente con su teoría de
las ideas, aunque siempre con mucho respeto («Siendo
Platón y la verdad igual de amigos míos, siento el
imperioso deber de colocar a la verdad por delante»). Y,
por fin, ya en su época de madurez, en el Liceo,
elaboró sus propias teorías filosóficas.
La obra de este período de esplendor puede dividirse
así;
Escritos lógicos: Categorías.
Predicamentos, Analíticos, Tópicos, agrupados
más tarde bajo el nombre de Organon (o Instrumento).
Escritos metafísicas: ocho libros de la
filosofía natural y catorce libros de la
filosofía primera o metafísica.
Escritos físicos: Sobre el cielo.
Generación y corrupción, Meteorología, Historia
de los animales, del alma, De la sensibilidad. De la memoria,
del sueño y la vigilia, De la respiración, etcétera.
Escritos ético-políticos: Etica a
Nicómaco. Política, Ética a
Eudemo, Gran ética, Constitución de Atenas.
Escritos estéticos: Poética, y
Retórica.
La lógica, como ciencia formal del saber, nació
con Aristóteles. Y con él quedó
perfectamente constituida en su forma clásica.
Las ideas lógicas más relevantes de
Aristóteles se encuentran en su obra Analíticos. En
ella concibe a la lógica como un análisis, y en este sentido la compara con
la anatomía.
La lógica
Mientras la ciencia anatómica sería un
análisis de los cuerpos, la ciencia lógica
sería un análisis del pensamiento o del medio con
el que se expresa este pensamiento: el lenguaje.
Aristóteles descubrió que el espíritu (el
pensamiento, el lenguaje) posee una estructura interna similar
a la de la materia. Así, desmenuzó el
espíritu humano y extrajo tres elementos fundamentales:
el concepto, el juicio, y el raciocinio.
El concepto es la representación intelectual
abstracta de un objeto. El hombre conoce las cosas que le
rodean de una manera sensible (este monte, esta silla, este
hombre), pero tiene una facultad (abstracción) que le
permite prescindir de las características concretas y
accidentales de los objetos y referirse a sus aspectos
esenciales, es decir, le permite saber qué es el monte,
la silla, el hombre, etcétera, Estos aspectos esenciales
constituyen la idea, el concepto o, en términos
aristotélicos, el universal.
Aristóteles clasificó los conceptos en 10
grupos distintos: una sustancia y nueve accidentales (cualidad,
cantidad, relación, tiempo, lugar, acción, pasión, estado,
posición).
Cuando se unen dos o más conceptos para obtener un
enunciado acerca de la realidad, se forma un juicio. Un juicio
es verdadero cuando se adecua con la realidad, es decir, cuando
los dos conceptos que se unen en el juicio se refieren a dos
objetos efectivamente relacionados en la realidad.
El raciocinio es aquella forma lógica que consiste en
inferir un juicio desconocido a partir de otros conocidos. Hay
dos clases de raciocinios: los deductivos (que a partir de una
afirmación universal deducen una afirmación
particular).
Y los inductivos (que siguen el camino inverso: van de la
recolección de datos particulares a la
afirmación de una verdad universal). Para
Aristóteles, la forma perfecta de raciocinio es el
deductivo, al que llamó silogismo. La teoría de
los silogismos (descripción de su forma, de su empleo, de
sus leyes, etcétera) constituye el núcleo de la
lógica aristotélica.
La metafísica
Aristóteles es también el fundador de una
nueva disciplina filosófica: la metafísica.
El objeto fundamental de estudio metafísico es el ser
de las cosas. Las distintas ciencias particulares estudian los
objetos de este mundo ateniéndose a
características específicas de ellos; así,
la física estudia
los objetos en cuanto móviles, la química, en
cuanto mutables y reorganizables, la biología, en cuanto
vivos, etcétera. La metafísica estudiará a
los objetos en cuanto existentes y la definió
así: «Es la ciencia del ser en cuanto ser».
Ahora bien, Aristóteles no dedicó su atención a todos los seres, sino a aquel
ser modélico, arquetípico que es Dios, el
más perfecto de todos los seres. Así, la
Metafísica se convirtió en una especie de
teología. Las concepciones éticas de
Aristóteles no son muy originales, limitándose a
ser la formulación en términos filosóficos
de las ideas dominantes sobre el ethos (comportamiento,
conducta) en
la sociedad de su tiempo.
La política
La obra política de Aristóteles es una de las
primeras grandes sistematizaciones de la política de los
pueblos. En ella partió de un enorme cúmulo de
material empírico (el estudio de las constituciones
políticas de la mayoría de las ciudades conocidas
de su época). Para él, el Estado es la forma
superior de las comunidades humanas. La primera
institución natural es la familia
(basada en dos tipos de relaciones: marido-mujer, amo-esclavo).
La unión de varias familias constituye una aldea y la
unión de varias aldeas autónomas y
autosuficientes constituye un Estado, una polis. Según
Aristóteles el hombre sólo puede realizarse
plenamente en el interior de una comunidad política. Lo
definió como zoon politíkón, o sea,
«animal político».
En cuanto a las formas de
gobierno, delineó especulativamente un cuadro de
regímenes políticos posibles, considerando tres
formas de gobierno
aceptables y tres formas condenables:
- Monarquía: Gobierno de uno solo.
- Aristocracia: Gobierno de los mejores
- Democracia: Gobierno de la multitud
Todos estos sistemas deben
buscar el bien y la felicidad de todos. Cuando esto no ocurre
aparecen perversiones o degeneraciones:
- La Monarquía da lugar a la
Tiranía - La Aristocracia da lugar a la
Oligarquía - La Democracia da lugar a la Demagogia
Aristóteles insinúa que el gobierno ideal
puede ser el de una clase intermedia. De cualquier forma,
afirma que cualquier forma de gobierno es buena si respeta la
felicidad, el bien y utilidad de todos.
Un gobierno que actúe correctamente ha de
cumplir:
- Esté de acuerdo con la naturaleza
humana. - Esté de acuerdo con las condiciones
históricas concretas que se dan.
EL PENSAMIENTO
FILOSÓFICO CRISTIANO
El cristianismo
no es una filosofía propiamente dicha, sino una
religión que, tal como queda expresado en los dogmas de la
Iglesia
católica, «fue fundada por Jesucristo, hijo de Dios,
enviado por Dios Padre como Mesías, para salvar a los
hombres según habían anunciado los profetas
hebreos».
La designación de cristianos se dio por primera vez
a los habitantes de Antioquía que profesaban la fe
predicada por San Pablo.
La religión cristiana se convirtió en menos
de tres siglos en la religión oficial del Imperio romano y
se arraigó tan profundamente a los más esenciales
aspectos de la cultura occidental que logró sobrevivir a
la caída del propio imperio y convertirse en el substrato
básico de la civilización occidental.
Los pensadores que aportaron los elementos decisivos para
permitir que el cristianismo se configurara como religión
oficial del Estado fueron los apologetas, así llamados
porque en sus escritos se dedicaron a hacer la apología
del cristianismo.
La esencia definitoria del cristianismo como
religión es su monoteísmo trascendente (la creencia
en la existencia de un solo Dios, que es algo completamente
distinto del hombre y del mundo, algo que los trasciende a
ambos). Esta concepción monoteísta, cuya
proyección actual es casi universal entre todos los
creyentes, fue en un principio elaborada exclusivamente por la
civilización israelita, que la consideraba verdad
exclusiva y revelada directamente por Dios.
En la historia sagrada del pueblo judío se encuentra
el núcleo básico de la gestación del
cristianismo.
Los filósofos cristianos adoptaron muchas ideas del
pensamiento griego pagano. De los escépticos
epicúreos adoptaron argumentos contra el
politeísmo. Aristóteles les prestó una serie
de conceptos filosóficos (como los de sustancia, causa,
materia) que eran imprescindibles para tratar los delicados y
sutiles temas de la teología cristiana (la creación
del mundo a partir de la nada. la Santísima Trinidad,
etc.). La moral
estoica aportó algunos elementos a la ética
cristiana. El platonismo, con su desprecio del mundo sensible, su
creencia en la inmortalidad del alma humana y la
afirmación de la existencia de un mundo celestial fue una
prefiguración del cristianismo, refiriéndose a
Platón dijo San Agustín: «Nadie se ha
acercado tanto a nosotros».
Podemos dividir la filosofía cristiana medieval en
dos grandes periodos: la Patrística y la
Escolástica.
LA PATRÍSTICA: Es el conjunto de dogmas
elaborados por los Padres de la Iglesia y los concilios.
San Justino fue el primero que trató de conciliar la fe
reveladora y el
conocimiento filosófico racional. Para él, la
filosofía era el don más precioso que Dios
había hecho a los hombres, por lo tanto no podía
haber contradicción entre filosofía y
religión.
Tertuliano (siglos II y III) dio una respuesta menos sensata,
más fideista y religiosa, al anunciar Credo quia absurdum
(«Solo creo lo que es absurdo, lo que repugna a la
razón»).
Lactancio fue un ecléctico: consideraba que tomando las
verdades parciales que se contenían en las especulaciones
de los filósofos griegos se obtendría un corpus
doctrinal filosófico racional equiparable con la verdad
teológica revelada.
El gnosticismo fue una fusión de
elementos escriturísticos y cristianos, griegos y
orientales (pitagorismo, platonismo, judaísmo y
teosofía esotérica se entremezclaban). Trataron los
mismos temas que la ortodoxia cristiana, pero cayeron en la
herejía. Sus principales aportaciones fueron:
- sustitución de la fe por una forma de conocimiento
racional llamada gnosis - afirmación de un dualismo entre Dios y la materia,
posteriormente mejor desarrollado por otra herejía: el
maniqueísmo - desarrollo de la noción de Dios desconocido (el Dios
del Antiguo Testamento no es el verdadero Dios, pues ha creado
la materia, origen del mal).
Orígenes (184-253) abogó por la
utilización de pruebas
filosóficas en la especulación teológica;
como Parménides. creía que la esférica era
la forma perfecta y en un texto, afirma
que los bienaventurados entrarán en el cielo rodando
porque habrán resucitado en la más perfecta de las
formas, la esférica.
El Concilio de Nicea, celebrado el año 325,
estableció las verdades de la religión cristiana en
forma dogmática e indiscutible. A partir de este
momento,
la especulación de los Padres de la Iglesia fue
limitada, no pudiendo enfrentarse a ninguno de los dogmas y
verdades oficialmente decretadas, salvo riesgo de
excomunión. Esta intangibilidad del dogma impuso la
definición de la filosofía como ancilla theologiae,
es decir, como esclava de la filosofía de Dios, como
sierva de la teología.
San Agustín (354-430)
San Agustín nació en Tagaste, una ciudad del
norte de África, de padre pagano y madre cristiana (Santa
Ménica). Durante su juventud llevó una vida
turbulenta, entregado a diversiones y placeres de carácter
pagano.
El problema filosófico que impulsó a San
Agustín hacia el cristianismo es un problema que ha movido
a grandes sabios de todas las épocas: la búsqueda
de la felicidad. El opinó que la verdadera felicidad
consiste en la sabiduría, por lo que toda su vida
consistió en una larga investigación de la verdad.
Fue un escritor sorprendentemente prolífico: parece ser
que escribió casi 500 obras, de las que las más
importantes entre las conservadas son: Las confesiones, La
verdadera religión, La ciudad de Dios, La inmortalidad del
alma y La ciencia cristiana.
En la filosofía agustiniana, el punto de partida de
toda reflexión filosófica es la existencia
indudable de un Yo filosofante. No se puede ser un
escéptico consecuente, no se puede dudar de todo, pues
para dudar siempre hay que presuponer que existe un sujeto que
duda. En la duda y el error encuentra San Agustín la
seguridad de la
propia existencia- La siguiente frase expresa estas ideas: si
enim fallor, sum (si yerro, existo).
La filosofía agustiniana no es más que la
formulación cristiana del pensamiento platónico.
Para Platón existían dos clases de realidades: la
sensible y la ideal, y las cosas naturales participaban de la
realidad superior de las Ideas; para San Agustín, las
verdades particulares que adquiere el hombre mediante la ciencia
participan de las verdades absolutas divinas.
San Agustín fue uno de los fundadores de la disciplina
filosófica llamada filosofía de la historia, germen
de lo que en la actualidad es la sociología.
Cuando Roma fue saqueada
por los bárbaros de Alarico, los paganos atribuyeron el
desastre al abandono de los antiguos dioses y dieron la culpa al
cristianismo; decían los paganos que mientras
Júpiter fue venerado, Roma fue poderosa, pero que al ser
abandonado por los emperadores cristianos, Júpiter
dejó de protegerla. San Agustín intentó
responder a este ataque escribiendo su más monumental
obra: La ciudad de Dios, que poco a poco fue superando el
proyecto
original hasta convertirse en una completa concepción
cristiana de la historia.
La idea fundamental de La ciudad de Dioses que la historia
tiene un sentido, se dirige hacia una meta, señalada por
la providencia divina. Los pueblos pueden rebelarse contra este
destino que les impone la providencia divina y formar una
«ciudad terrena», pero pueden también acatar
esta ley histórica que les señala Dios y constituir
así la «ciudad divina».
Estos dos esquemas intuitivos (la ciudad terrena y la ciudad
divina) le sirvieron a San Agustín para señalar la
oposición política entre el Estado y la Iglesia.
Durante toda la Edad Media,
gracias a la influencia de la Iglesia y a la debilidad de los
monarcas y emperadores. los sistemas políticos dominantes
fueron teocracias (gobiernos de inspiración divina), pero
con la llegada de la reforma protestante pasó a primer
plano la doctrina contraria: el erastianismo, que predicaba el
dominio y la superioridad temporal del Estado sobre la
Iglesia.
LA FILOSOFÍA
MEDIEVAL: LA ESCOLÁSTICA
Por escolástica se entiende aquella parte de la
filosofía de la Edad Media europea que abarca desde la
época del Imperio de Carlomagno (siglo VIII) hasta
el
Renacimiento (siglo XV). El nombre de escolástica
proviene del hecho de que esta filosofía se elaboró
en las instituciones
eclesiásticas, especialmente las escuelas conventuales,
catedralicias o palatinas, de las que surgieron las primeras
universidades. En aquellas escuelas se enseñaron las siete
artes medievales: el trivium (las llamadas materias literarias:
dialéctica, gramática y retórica) y el
quadrivium (las llamadas materias científicas:
aritmética, astronomía, geometría y
música).
Revelación y Razón
Antes de la aparición de las primeras universidades las
escuelas medievales estaban divididas en dos secciones: la schola
externa (que se ocupaba de las ciencias «humanas» y
estaba especializada en la formación cultural de los
seglares) y la schola interna (que se ocupaba de la
teología y se especializaba en la educación de los
clérigos). Tanto en una como en otra, las
enseñanzas se impartían en dos formas: la lectio
(la lección), consistente ei una clase magistral, y la
disputado (la polémica), que era una controversia entre el
maestro y los discípulos acerca de un tema
filosófico.
Las dos bases fundamentales del conocimiento
escolástico eran la autoridad o
revelación y la razón. La revelación se
fundaba en las Sagradas Escrituras, en las conclusiones de los
concilios, en el pensamiento de los Padres de la Iglesia y, en
definitiva, en la tradición. La razón operaba en
discusiones que no pusieran en cuestión la premisa de la
omnipotencia y omnipresencia divinas, así como la
elaboración de conceptos filosóficos, buscando la
conciliación entre las tesis opuestas que a veces se
hallaban en el campo de la revelación. Esta era
considerada jerárquicamente superior a la
razón.
Hasta San Agustín la filosofía cristiana estaba
influida por el pensamiento de Platón. Después se
inició una etapa en la que la influencia de
Aristóteles fue Fundamental
Santo Tomás de Aquino (1224-1274)
También llamado Doctor Angélico, nació en
el castillo de Rocasecca, en Lombardía, cursó sus
primeros estudios en la abadía de Montecassino,
ampliándolos en la universidad de
Napóles, en donde conoció a San Alberto Magno,
quedando profundamente impresionado por el pensamiento de
éste. Ingresó en la orden dominica y
enseñó teología en París, y
posteriormente, en numerosas ciudades italianas (Agnani, Orbicto,
Roma). Falleció cuando se dirigía al concilio de
Lyon, al que había sido invitado por el Papa Gregorio
X.
A pesar de que el tomismo es presentado general mente como una
vía filosófica absolutamente distinta del
pensamiento de San Agustín, ello no es correcto, pues
ambos parten del mismo fundamento común, es decir, las
bases del cristianismo. Lo que sí cabe señalar es
que mientras San Agustín considera como predominante el
«orden del corazón». Santo Tomás
coloca
como prioritario el «orden del intelecto».
Resumiendo: en el primero, domina el sentimiento; en el segundo,
la razón, pero siempre aceptando la superioridad de la
revelación providencial.
Por otra parte, en Santo Tomás hay un gran esfuerzo por
asimilar las ideas de Aristóteles, presente en toda su
obra, aunque mezcladas con las aportaciones filosóficas de
los antiguos Padres de la Iglesia y recogiendo incluso alguna
influencia de los filósofos árabes. Puede
añadirse que la obra tomista no fue excesivamente
original, pero sí un gran esfuerzo de
sistematización del saber que hasta entonces
permanecía disperso.
Comprende todas las manifestaciones del pensamiento
cronológicamente situadas entre el final de la
filosofía cristiana medieval y el pensamiento final de
la
Ilustración.
Este periodo se define especialmente por oposición
al escolasticismo. Su fuerza radica en su capacidad
crítica, que puso en cuestión las tesis de la
escolástica. Frente al rígido esquema medieval, el
pensamiento moderno se definió a través de las
características que se resumen a
continuación.
Autonomía del pensar
Los filósofos modernos se resistieron progresivamente a
solicitar el tutelaje y el dictamen de los dirigentes de la
Iglesia respecto a sus tesis y especulaciones. Comenzó una
auténtica lucha para liberarse del dictado del dogma
teológico. Los filósofos modernos abandonaron las
reglas tenidas por indiscutibles y los métodos
universalmente aceptados, para establecer sus propias normal: de
verificación: coherencia racional, comprobación
empírica, duda metódica, etc., rompiendo con la
fidelidad a lo establecido.
Libertad de razonar
La filosofía
moderna intentó forjar una nueva concepción del
mundo y de la sociedad y, aunque inicialmente no
prescindió absolutamente de la influencia religiosa,
postuló la resolución de los problemas mediante la
libertad de
razonamiento. Abandonó así progresivamente las
verdades absolutas o reveladas, intentando sustituir lo
sobrenatural por lo natural, lo divino por lo humano, lo celeste
por lo terrenal, resolviendo zanjar definitivamente la
polémica entre la fe y la razón en favor de esta
última.
Liberación individual
La nueva filosofía contribuyó a la
liberación de la individualidad, de un modo que antes
sólo se produjo en la Grecia clásica. Esta
contribución fue casi simultánea a la lucha por la
liberación de los grupos nacionales que pugnaban por
quebrar el imperialismo
medieval. De algún modo, la filosofía moderna se
vincula al surgimiento de las nacionalidades.
La formulación científica
Otro rasgo del pensamiento moderno fue la intención de
aproximar la filosofía y la ciencia. Fue en esta
época de la historia cuando comenzaron a estructurarse las
ciencias
naturales, entendidas como un sistema de conocimientos
rigurosamente clasificado y verificado. El pensamiento moderno
acabó convirtiendo a la filosofía en colaboradora
de la ciencia. A partir de esta época fue frecuente que
una misma persona reuniera
la doble condición de científico y filósofo.
Galileo y Newton son
grandes ejemplos de este cambio. que alcanzó hasta la
época contemporánea, como lo demuestra Bertrand
Russell. En esta perspectiva, los dos factores más
importantes de la ciencia moderna (utilización concreta de
la experiencia del investigador y mentalidad matemática)
fueron también dos de los temas filosóficos
más apasionadamente discutidos, hasta tal punto que dio
lugar a dos de las más destacadas escuelas
filosóficas de la Edad Moderna:
el racionalismo, que se fundó en tos aspectos
lógico-racionales del conocimiento, y el empirismo, que
afirmó la validez absoluta de la experiencia en el
ámbito del conocimiento
científico-filosófico.
Laicización
La nueva filosofía planteó tres condiciones
importantes que a largo plazo resultaron decisivas: la
laicización (liberalización de tas costumbres
respecto a la influencia religiosa), la extra oficialidad
(liberación e independencia de los comportamientos
respecto de la tutela imperial)
y la sustitución del latín por los idiomas de las
distintas nacionalidades.
Los filósofos importantes dejaron de ser
clérigos y sus enseñanzas dejaron de estar
respaldadas por las instituciones políticas y por la
Iglesia, penetrando hacia el pueblo a través del idioma
nacional.
En general, se acostumbra a dividir la filosofía
moderna en tres grandes periodos: el Renacimiento, el
Racionalismo, el Empirismo y la Ilustración.
Las disciplinas filosóficas que gozaron de mayor
importancia en la Edad Media eran la teología y la
metafísica. La Edad Moderna no prescindió
totalmente de ellas e incluso se llegaron a proponer nuevas
elaboraciones metafísicas como el panteísmo de
Spinoza, pero su campo de interés primordial lo
constituyó la problemática en torno a la
teoría del
conocimiento.
El
Renacimiento: ciencia y humanismo en
el origen de la modernidad.
El Renacimiento hemos de entenderlo como consecuencia de la
crisis del
siglo XIV que significa el fin del feudalismo y el
comienzo del mundo burgués. Le Golf afirma que esta
crisis se debe al límite de la tecnología medieval
(artesanía) para responder a las nuevas necesidades que se
le plantean.
Hacia 1300 o 1350 surge una crisis social por las epidemias de
peste: las gentes se refugian en los burgos produciéndose
una concentración de la población. Se estanca y paraliza la
agricultura debido a esta reducción de la mano de obra por
las epidemias y las migraciones.
Ante esta situación, el régimen feudal (basado
en el pacto entre el señor y el vasallo por el cuál
éste le trabaja la tierra y el señor le defiende)
cae y el señor feudal se ve obligado a comprar la mano de
obra. Surge entonces la burguesía, concepto que en un
principio se refiere a los habitantes de los burgos -ciudades-
venidos del campo, que pasó a designar una nueva clase
social que, frente a la aristocracia, busca la fuente de riqueza
en el trabajo,
bajo la afirmación de que el hombre vale lo que
produce.
Con los finales de la crisis, la población demuestra
una actitud de búsqueda y desarrollo de los deseos de
vivir. En este clima surgen una
serie de fenómenos:
- Fenómeno de movilización social: el
hombre comienza a pensar que la condición social es un
producto que hay que ganar. - Fenómeno vertical social: la nobleza pierde
paulatinamente valor, ganándolo la
burguesía.
(Marx
afirmó que es en esta época cuando surge el
capitalismo.
)
Las naciones modernas surgen con la burguesía y son un
fenómeno burgués. El poder de los reyes va
creciendo en las ciudades, estando las monarquías
amparadas por el capital
burgués. La transformación del poder y el
régimen feudal monárquico trae como consecuencia la
unificación de las leyes, que hasta entonces eran
múltiples.
Un fenómeno fundamental de ésta época, y
que se da preferentemente en el s XV, es la revolución
tecnológica, que tiene unas consecuencias que cambian la
historia:
- El invento de la brújula, que supone una
nueva posibilidad de arriesgarse más allá del
espacio conocido, abriéndose las posibilidades de los
descubrimientos y de las colonizaciones. - El telescopio, invención de Galileo,
contribuye de una forma decisiva el cambio de la
concepción del mundo. El hombre se da cuenta de la
infinitud del mundo y cambia su visión geocentrista por
la heliocentrista. - La pólvora, que supone la revolución
militar y la muerte de las costumbres caballerescas. Los nuevos
ejércitos, basados en el poder de la artillería y
tácticas de guerra y no en el potencial de
caballería, son mucho más costosos y sólo
los reyes pueden mantener ejércitos poderosos, siendo
éste un factor más que explica la perdida de
poder de los señores feudales. - La imprenta, de Gütemberg, permite el comienzo
de la cultura escrita, que hasta ahora había estado
restringida a los monasterios. Se desarrollan las
Universidades, que pronto adquieren una especial
importancia para la secularización de la cultura.
El elemento que más vigorizó a la
economía fue el descubrimiento de nuevos mercados y la
creación de nuevas industrias,
posibilitado en parte por la caída de los turcos. Se crean
ligas comerciales en los Países Bajos y las primeras
colonias. Se crea el mercado de
África y concluye el descubrimiento de
América, entrando nuevos productos y
metales
preciosos. Se comienza a implantar la industria
metalúrgica, relojera y cristalería, que desbancan
el predominio textil.
Todos estos cambios tecnológicos poseen una serie
de consecuencias económicas, políticas e
ideológicas; pero, especialmente, un cambio profundo de la
actitud del hombre frente al mundo.
Con el Renacimiento aparece el naturalismo, que valora
la naturaleza y la vida sensible; esto hace que se dinamice el
trabajo para poder gozar posteriormente de la naturaleza. Esta
actitud naturalista aumenta la curiosidad intelectual, la
valoración del lujo, los viajes, las exploraciones y todo
lo que represente contacto con lo natural. Se comienza a valorar
el paisaje y a humanizar el arte. La cultura se va haciendo
progresivamente laica e independiente de la autoridad
eclesiástica y de los dogmas religiosos.
Las pruebas de este naturalismo y de su cultura laica
son:
- El cambio de la actitud respecto de la muerte. El
sentido laico de la muerte iguala a todos los hombres. La
muerte se suele ver como un castigo, o un final o
tránsito, de hay que haya que activar la energía
para gozar lo máximo posible de la vida. - El tema de la fama es la solución laica a la
supervivencia. El hombre medieval creía en el otro
mundo; la fama, en cambio, será la forma de sobrevivir
tras la muerte en el Renacimiento. - Aparece el tema de la fortuna. El hombre medieval
cree en la intencionalidad y providencia de Dios en el mundo.
En el Renacimiento la cultura se descristianiza y aparece las
ideas de fortuna y predeterminación; la suerte
guía al hombre y el azar vuelve a ocupar un papel
importante. - Hay una valoración ética de la
persona. El ideal de la vida no es ya seguir un modelo -como
los sabios helenísticos o los santos del cristianismo-,
sino afirmar la propia personalidad y el propio modelo de
vida. - Comienza la independencia del poder político
frente a los Papas, como consecuencia del refuerzo del
poder de los reyes tras la caída del régimen
político feudal. Los pensadores más importantes
toman partido por la independencia de ambos poderes; no con la
intención de reforzar el poder de los reyes, sino porque
piensan en el poder de la Iglesia como espiritual y no
concreto, y, por lo tanto, independiente del Estado.
El núcleo ideológico del Renacimiento es el
Humanismo, que podemos definir como la nueva cultura que surge a
partir del s XV que se centra en el hombre
(antropocéntrico) y que tiene como finalidad al hombre
(antropotélico). Los temas más importantes que
desarrolla el humanismo son: El tema del sujeto y de su libertad,
la relación del sujeto con Dios, y la relación del
sujeto con el mundo y la naturaleza. El Renacimiento se va a
destacar por la vuelta a los ideales grecolatinos y por la
interpretación libre de la Biblia.
Como grandes humanistas podemos destacar: Leonardo da
Vinci, Tomas Moro y Pico della Mirandola.
A ellos, sobre todo Pico, se debe la ruptura con la
filosofía medieval. Así destacamos los
planteamientos:
- El hombre es capaz de hacer el bien por sí
mismo, frente a la naturaleza humana corrompida de la
filosofía medieval, que afirmaba que el hombre tiene
tendencia al mal. - El hombre se considera un ser autónomo, que elige
libremente su destino y acepta las consecuencias de sus
actos, frente a la filosofía medieval que afirma que el
hombre sólo puede salvarse por la gracia y fe
divinas.
Los problemas mecánicos planteados por la nueva
astronomía no podían ser resueltos por la mecánica de Aristóteles. Los
aristotélicos vieron en este hecho una
argumentación contra la nueva astronomía, pero
Galileo y Newton demolieron sus objeciones con una mecánica científica moderna y
ordenada.
Rene Descartes
(1596-1650)
Descartes es el padre de la filosofía moderna. Sus
obras más importantes son:
- Reglas para la dirección del espíritu.
- Principio de Filosofía
- Meditaciones metafísicas
- Discurso del método
Su filosofía surge en el siguiente contexto:
- Se ha producido ya una cierta ruptura con la
filosofía medieval, pero no se había
planteado aún una nueva forma de entender la verdad.
Esta filosofía se va a basar en la confianza en la
razón y la consideración de esta como algo
interno del individuo. - Se encuentra con el pensamiento religioso medieval,
aunque ya sumido en una gran crisis. Para Descartes la
seguridad no proviene en principio de la seguridad que nos da
el pensamiento divino, ni es algo externo como el pensamiento
griego, sino que deriva de la certeza de la mente humana. - Circunstancias de carácter
social-político. En esta época aparecen
nuevas clases
sociales y se produce cambios muy profundos en la sociedad.
Se tiene que crear pues una forma de conocimiento acorde a los
nuevos tiempos y las necesidades de las nuevas clases
sociales.
Intenta superar los 2 grandes prejuicios medievales en
el tema del conocimiento:
- Autoridad de Aristóteles, cuya forma de
pensamiento se basa en los silogismos; consiste en aplicar
teorías generales a casos concretos: a partir de 2
premisas (una mayor o general y otra menor) vamos obteniendo
conclusiones y ampliando el conocimiento: El hombre es un
ser racional; Luis es un hombre. Luego Luis es un ser
racional. Descartes se plantea la necesidad de un nuevo
método ya que los silogismos no nos permiten avanzar,
crear, … - Unión fe-razón, es decir, la verdad
obtenida a través de la razón y de la fe
coinciden.
Razón y método: el criterio de
verdad.
Para Aristóteles había diversidad de ciencias, y
cada una de ellas se diferenciaba de las demás por un
objeto formal propio y un método específico; esto
originaba distintos géneros del saber que, según
Aristóteles eran incomunicables. Por ejemplo: la
aritmética y la geometría; la primera tiene por
objeto formal propio lo discontinuo; y la segunda, lo continuo;
ambas eran incomunicables.
Sin embargo, Descartes rechaza tal principio de
incomunicabilidad de los géneros, por considerar que el
saber humano no se diversifica por la distinción de
objetos formales, pues siendo la razón una, el saber del
hombre es uno sin admitir límites interiores. En el caso
de la aritmética y la geometría, la
comunicación que genialmente estableció
Descartes, por medio de la geometría
analítica, hizo posible la liberación de la
matemática del sometimiento a los sentidos motivado por
los planteamientos intuicioncitas de Aristóteles.
La comunicación de todos los conocimientos,
fundamentados todos en los mismos principios, supuso el surgir de
toda una forma nueva de hacer ciencia, la ciencia moderna, y de
un método único.
Además, la comunicación de los conocimientos
permitió que algunos ámbitos del saber estancados
por su sometimiento al método de observación sensorial (como la
física), fuesen fecundados por procedimientos más
exactos y rigurosos. Así, la geometría
analítica sustituye una concepción empírica
del espacio, por una concepción algebraica, es decir,
meramente intelectual, que propicia la liberación del
pensamiento de su vinculación con lo concreto y
particular. Esta es la esencia del racionalismo cartesiano, el
pensamiento separado e independiente de lo corpóreo. Para
Aristóteles hubiera sido absurdo hablar de un espacio real
no observable por los sentidos, o, al menos, no imaginable.
Una de las premisas del pensamiento de Descartes es la
sumisión a un método cuidadosamente elegido, aunque
esto no es original, pues ya en Platón hay una gran
preocupación por los asuntos de método. En
Descartes nos encontramos con 3 momentos del método:
1. El método como camino de búsqueda de la
verdad: la duda metódica. En primer lugar hemos de decir
que Descartes no es un escéptico, no considera la duda
como un estado definitivo sino como una situación
transitoria para alcanzar la verdad: es una duda metódica
y constructiva, es decir, como instrumento para superar la duda
misma. Naturalmente no se propone dudar de cada una de las ideas,
algo imposible, sino que cuestiona cada uno de los fundamentos de
estas ideas.
Para Descartes solamente podremos llegar a la verdad cuando se
llegue a una realidad de la que no podamos dudar, algo de lo que
tengamos absoluta certeza.
Descartes comienza dudando de los sentidos, por un hecho
patente: éstos me engañan alguna vez, luego he de
pensar que pueden engañarme siempre.
Cuando sueño siento la existencia de las cosas igual
que en la vigilia y, sin embargo, no existen. La dificultad para
distinguir el sueño de la vigilia presta la posibilidad de
dudar también de la existencia de las cosas. Sin embargo
es cierto que, aún fuera del estado de vigilia, hay
verdades que prevalecen, las matemáticas: "Pues, duerma yo o esté despierto, dos más
tres serán siempre cinco, y el cuadrado no tendrá
más que cuatro lados".
Descartes introduce un nuevo motivo de duda: la
hipótesis de que puede que Dios haya puesto en mi mente
estas ideas con la intención de engañarme. Pero
existiría una posible objeción a esta
hipótesis: podría repugnar a la voluntad divina el
querer engañarme. Para evitar equívocos con la fe,
Descartes sustituye la denominación de Dios
engañador por Genio maligno, un ser todopoderoso que tiene
la voluntad de engañarme en todo lo que pienso. Con esta
hipótesis ahora parece que no puedo tener nada por cierto
sin correr el riesgo de ser engañado; incluso con las
verdades matemáticas puede ocurrir que "haya querido que me engañe cuantas veces sumo
dos más tres, o cuando enumero los lados de un
cuadrado".
Con todo este proceso de duda , desarrollado en la
1ª Meditación Metafísica, Descartes persigue,
como hemos dicho, llegar a una verdad absoluta, eliminando los
prejuicios (algo parecido a la ironía
socrática).
Llegado a este punto, en la 2ª Meditación
Metafísica, Descartes aplica la duda a la propia duda. Y
es entonces cuando encuentra un elemento que prevalece a la duda.
Si dudo que dudo es indudable que sigo dudando. El hecho de
dudar, aunque me esté engañando, siempre puedo
tener la certeza de que estoy dudando. Y dudar o engañarse
implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando es
indudable que estoy existiendo. Por tanto estamos ante la primera
verdad indubitable, la de mi propia existencia como verdad
pensante, a partir de la cual va a construir todo el
conocimiento:
Pienso, luego existo (Cogito, ergo sum)
Ya en su tiempo Descartes recibió la
objeción de que el cogito era la conclusión de un
silogismo -a los que precisamente Descartes quiere evitar en su
intento de ruptura con la filosofía medieval- cuya premisa
mayor (sobreentendida) sería "todo lo que piensa existe",
la premisa menor "yo pienso", y la conclusión "yo existo".
Pero Descartes no aceptó este planteamiento, ya que,
según él, "cuando alguien dice pienso, luego existo, no infiere su
existencia del pensamiento como si fuese la conclusión de
un silogismo, sino como algo notorio por sí mismo,
contemplado por simple inspección de espíritu. Ello
es evidente, pues, si la dedujese mediante un silogismo,
tendría que haber establecido antes esta premisa mayor:
todo lo que piensa es o existe. Y, muy al contrario, a esto
último llega por sentir él mismo en su interior que
es imposible que piense si no
existe." Conviene resaltar como
aquí Descartes señala que la idea de existencia es
verdadera porque se le manifiesta al espíritu "como
algo notorio por sí mismo". Este va a ser, como
veremos en el siguiente apartado, el criterio de verdad defendido
por Descartes.
2. El método como criterio de verdad: la
evidencia (claridad y distinción). Es en la 2ª parte
del discurso del
método donde Descartes establece su criterio de
certeza.
Una vez establecida una verdad indubitable, a partir de
la cual va a construir todo el conocimiento, Descartes realiza
una profunda meditación analítica del
cógito: por él la duda desemboca en la evidencia de
la realidad del pensamiento. El contenido inmediato del
cógito es la realidad existencial del sujeto pensante: la
duda puede afectar a todos los contenidos del pensamiento, pero
no puede afectar al yo donde estos contenidos están.
Intuimos la existencia de un yo cuya esencia es ser pensamiento.
En esto precisamente consiste intuir, en percibir conexiones
necesarias, evidentes. Para poder intuir conexiones necesarias
entre ideas, es preciso que éstas sean simples, pues
sólo la relación entre ideas simples puede ser
también simple. Y sólo de lo simple hay verdadera
intuición. El resto del conocimiento es deducción. Por tanto, se tiene certeza de
toda verdad que se obtenga por medio de una intuición
clara y, además, distinta. Precisemos las nociones de
claro y distinto para Descartes:
– Una idea clara es aquella que se presenta de
forma manifiesta a un espíritu atento.
– Una idea distinta es aquella tan precisa y
diferente a todas la demás que sólo comprende lo
que manifiestamente aparece al que la considera como es
debido.
Para Descartes las ideas constituyen los elementos
básicos del conocimiento: no conocemos sino ideas. Y al
considerarlas como dotadas de realidad, puede plantearse la
cuestión de la causa de tal realidad, planteamiento que
permitirá, como veremos resolver la cuestión de la
existencia de Dios.
3. El método como crecimiento orgánico
de la verdad: reglas de crecimiento de la razón. Las
reglas del método de crecimiento de la razón las
compendia Descartes en sus famosos cuatro preceptos del correcto
pensar, expuestos en el Discurso del Método. El primero
expresa la necesidad de precaución, de decir, partir de
intuiciones claras y distintas para efectuar las posteriores
deducciones, para garantizar así la fiabilidad del
conocimiento. El segundo y el cuarto representan lo más
genuino del método matemático, pues indican la
necesidad de proceder por análisis y síntesis;
para tener garantía de la verdad de nuestras
síntesis, hemos de asegurarnos que la unión de una
naturaleza simple con otra sea necesaria. El tercer precepto es
una apelación a la necesidad de proceder ordenadamente, un
orden desde lo simple a lo compuesto.
La novedad de Descartes y su época está en
la entronización del método matemático. No
es que la filosofía extrapole para sí el
método matemático, sino que la metafísica
tiene el derecho a hacer propio el método más apto
para el conocimiento humano. Y este método es,
precisamente, el matemático. Pero entendiendo la
matemática no reducida a meros problemas
matemáticos, sino la matemática como
aplicación a la razón (Mathesis Universalis, como
dijo Descartes) y no al revés. Pero, ¿en qué
estriba la superioridad del método matemático? La
superioridad proviene de la simplicidad de su objeto, dado que
para Descartes el fundamento de evidencia y certeza, está,
en que el conocimiento intuitivo es absoluto -pues de lo simple,
que es conocido por sí en su totalidad, no puede obtenerse
falsedad alguna, pues el error proviene de la composición,
es decir, del juicio. A partir de la intuición de lo
simple, se induce-deduce todo lo demás. Está
patente pues la renuncia de Descartes a la lógica
clásica (silogismos aristotélicos), por
considerarla como meramente explicativa de lo sabido, no
inventiva.
John Locke (1630-1704)
cursó estudios de teología, química
y medicina en Oxford. Allí entró en contacto con la
doctrina escolástica y la teoría de Descartes. Es
la formulación clásica del empirismo inglés.
Parte del principio de que todo conocimiento, incluso el
abstracto es adquirido, y se basa en la experiencia, rechazando
las ideas innatas. El objeto de conocimiento son las ideas,
definidas como contenido del entendimiento y sin ningún
carácter ontológico, ya que son el resultado
directo de la sensación o la reflexión (ideas
simples), o el resultado de la actividad asociativa de la
inteligencia
humana (ideas compuestas). No representa un empirismo radical y
acepta el conocimiento por demostración, no fundamentado
en la experiencia, (como la demostración de la existencia
de Dios por el argumento cosmológico o
teleológico), y la validez de conceptos originados por el
sujeto (como los matemáticos o
geométricos).
Sus obras más importantes son:
- Ensayo sobre el entendimiento humano
- Tratado sobre el gobierno civil
- La racionalidad del cristianismo
David Hume (1711-1776)
estudió en un primer momento Derecho, pero pronto
se dedicó a la Filosofía. Su filosofía
proviene a la vez del empirismo de Locke y del idealismo de
Berkeley. Trata de reducir los principios racionales (entre otros
la casualidad) a asociaciones de ideas que el hábito y la
repetición van reforzando progresivamente., hasta llegar,
algunas de ellas, a adquirir una aparente necesidad. Por lo
tanto, las leyes científicas sólo son para los
casos en que la experiencia ha probado su certeza. No tienen,
pues, carácter universal, ni es posible la previsibilidad
a partir de ellas. La sustancia, material o espiritual no existe.
Los cuerpos no son más que grupos de sensaciones; el yo no
es sino una colección de estados de conciencia. Es el
fenomenismo.
Sus principales obras son:
- Tratado sobre la naturaleza humana.
- Investigación sobre el entendimiento
humano - Investigación sobre los principios de la
moral
Se dice que antes del siglo VI a.C. las leyendas
imaginadas por los pobladores de la antigua Grecia explicaban
todos los fenómenos naturales, es decir utilizaban la
personificación de dichos fenómenos, pero a partir
del siglo VII a.C. el hombre empieza a utilizar la racionalidad,
esto se lo atribuyen a los cambios socioeconómicos e
ideológicos que ocurrieron para el momento. Para esta
etapa en la historia de la filosofía a los pensadores se
le denominaron como Pre-Socráticos y todos ellos
coincidían en distinguir en la naturaleza un "kosmo"
(orden en oposición al caos), que es dinámica y que presenta leyes propias. De
estas ideas, se crea la primera escuela filosófica que es
la de los milesios en el siglo VII a.C. y es donde se destacan:
Anaxímenes (su arjé el aire) y Anaximandro (su
arjé el Apeiron), siguiendo la historia en el siglo VI a.
de C. se presenta la escuela de Pitágoras, que se dedica a
explicar todo a través de las matemáticas y
números, según los pitagóricos los
números aparecen en pareja, por lo que afirma que la
naturaleza es algo dualista (día-noche, hembra-macho) todo
se organiza por parejas de la que destacan par e impar; entre los
siglos VI y V a.C. aparece Heráclito de Efeso quien parte
del dinamismo y movimiento del universo, pero también
aparece Parmenides quien sostiene una teoría contraria a
la de Heráclito.
Parmenides tuvo dos discípulos Zenón de
Elea y Milesso de Samos quienes demostraron
racionalmente la imposibilidad del movimiento ya que dijeron "de
la unidad no puede surgir el pluralismo, porque supondría
el paso del ser al no ser" es entonces cuando los
filósofos admiten un pluralidad de realidades que existen
desde siempre y que por lo tanto son eternas; ya en el siglo V
a.C. Anaxágoras parte de la teoría de
Zenón y Milesso y concluyó que: "todo esta en todo
y participa de todo". En el mismo siglo tiene lugar
Demócrito de Abdera.
A mediados del siglo V a. de C. en Grecia sobre todo en
Atenas se empieza a producir la llamada Ilustración
Griega, dentro de estas circunstancias nos encontramos a los
Sofistas quienes partían del escepticismo (la
verdad absoluta no existe) y que a través de la palabra no
se puede llegar a la verdad. Para el mismo momento los
razonamientos de Gorgias engloban los llamados sofismas
(razonamientos que parten de una idea y de su contrario, por lo
que forzosamente han de ser verdaderos). Todos estos
planteamientos son los que se encuentra Sócrates,
quien desarrolló la Mayéutica y abordó
problemas
sociales y humanísticos, lamentablemente este
personaje no dejó ningún escrito pero lo que se
sabe de el es gracias a uno de sus discípulos
Platón quien crea su escuela en Atenas y quien
tomó como su arjé el alma, Platón afirma que
el hombre posee tres almas que son las que dominan al cuerpo (el
alma racional –razón-, alma irascible
–fortaleza-, y el alma concupiscible –apetito-): de
este mismo fundamento parte Aristóteles
(discípulo de Platón) solo que este evalúa
mas la parte gubernamental y el comportamiento del hombre ante el
poder llevando paralelamente sus estudios físicos,
lógicos y matemáticos.
Aproximadamente en el año 1.300 ó 1.350
surge una crisis social, que lleva nuevamente a otro cambio
ideológico causado por el descubrimiento de nuevos
mercados y la creación de nuevas industrias, ya que surge
el capitalismo, pero también en ese momento hay un gran
avance tecnológico puesto que se crea: la brújula,
el telescopio, la pólvora y la imprenta.
Ya en la filosofía moderna se encuentra
René Descartes quien intenta superar los prejuicios
medievales (la autoridad de Aristóteles y la unión
fe-razón) e hizo avances matemáticos, pero
también tenemos en el siglo XVII y XVIII a John
Locke y David Hume quienes tratan la filosofía
con mas racionalidad.
Como se observó anteriormente, la
filosofía juega un papel muy importante dentro de nuestras
vidas, ya que la tecnología, los avances
médicos-científicos, y la psicología que hoy
en día manejamos, se lo debemos a las personas que hace
siglos se dedicaron a buscar un por qué, a plantear
hipótesis y con el tiempo las mas acertadas se
convertirían en teorías.
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Editorial Trillas, 1995 - Universitas Gran Enciclopedia del Saber. "El
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1984 - Autodidáctica Océano Color. Tomo
2. Océano Grupo Editorial. Córdoba-España
1995 - www.monografia.com
Kimsian Melero
Republica Bolivariana de Venezuela
Ministerio de la Defensa
Universidad Nacional Experimental
Politécnica de la Fuerza Armada
Nacional
Núcleo: Caracas
Cátedra: Metodología del Razonamiento
Lógico