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Escuelas del Pensamiento




Enviado por solven_kimsian



    1. Origen y División de la
      filosofía
    2. La escuela
      Jonio-Milesia
    3. La escuela de
      Efeso
    4. La escuela de
      Elea
    5. La escuela
      Pitagórica
    6. Los
      sofistas
    7. La filosofía
      clásica griega
    8. El Pensamiento
      Filosófico Cristiano
    9. La filosofía Medieval:
      La Escolástica
    10. Filosofía
      Moderna
    11. Racionalismo y
      Empirismo
    12. Conclusión
    13. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    La historia de la
    filosofía tiene sus comienzos hace dos mil quinientos
    años, pero antes de ella existía una forma de
    pensar pre-filosófica: el pensamiento
    mítico, es decir las primeras explicaciones que el hombre dio
    de la realidad fueron de tipo religioso. Ante fenómenos
    como el rayo, el movimiento de
    los astros, la vida de los animales y las
    plantas o
    la muerte de
    los miembros de la propia tribu, el hombre
    primitivo carecía de explicaciones racionales. Y al no
    disponer de respuestas naturales para sus interrogantes, se
    refugio en respuestas que aludían a fuerzas o seres
    sobrenaturales: un Dios airado lanzaba sus rayos contra quienes
    le habían ofendido; el Sol, la Luna y
    otros astros eran los dioses que movían el firmamento. A
    raíz de estas primitivas respuestas religiosas fueron
    apareciendo otras, mas refinadas y complejas, que han llegado a
    nuestros días como doctrinas mas o menos fundamentadas en
    la filosofía griega. También en el II milenio antes
    de nuestra era, los hebreos crearon una religión que por
    primera vez en la historia incluía la
    idea de un Dios único, un Dios que se les había
    revelado a ellos como pueblo.

    La fase del pensamiento científico constituye, sin
    duda, la etapa mas positiva de la historia de pensamiento. El
    científico es menos ambicioso que el filosofo: al
    científico no le preocupan los grandes problemas
    especulativos de los filósofos; solo se ocupan de los hechos de
    la experiencia. Pero el científico es mucho mas riguroso:
    explica esos hechos elaborando leyes
    científicas, es decir, leyes generales que determinan las
    relaciones existentes entre los hechos observados. Además,
    relacionando varias leyes entre si, pueden llegar a elaborar
    teorías
    científicas, mediante las cuales da explicaciones mas
    amplias y acertadas de la realidad.

    Aunque los babilonios y los egipcios tenían ciertos
    conocimientos de astronomía y de matemática, simplemente se limitaban a
    coleccionar los datos observados;
    no elaboraban leyes que los explicasen, ni por supuesto
    teorías. Quienes hicieron esto por primera vez fueron los
    griegos, por lo que, además de ser los primeros
    filósofos, fueron también los primeros
    científicos.

    Para poder dar
    inicio a la historia de la filosofía tuvieron que haber
    personas con grandes incógnitas y que su sentido de
    curiosidad lo hayan hecho explorar, estudiar e investigar
    respecto a eventos curiosos
    que han hecho que se plantearse interrogantes, es por ello que
    dentro de todas las fases que ha vivido la filosofía se
    han destacado personajes que de alguna manera plantearon sus
    hipótesis formulando su propia teoría
    y que a través del tiempo han
    permanecido en la historia, algunas vigentes en la actualidad,
    otras han servido de fundamento para inspirar a otros y seguir en
    la búsqueda de la verdad o de alguna explicación
    lógica
    que logre complacer a la religión y a la ciencia.
    Cabe destacar que cada uno de estos personajes a los que se les
    hacen referencia en este trabajo han
    marcado de una manera muy peculiar la mayoría de las
    ciencias
    (física,
    química,
    matemática, trigonometría, geometría, biología, psicología, entre
    otras) contribuyendo así al progreso de la
    filosofía.

    Los avances científicos de todos los géneros
    son numerosos, radicales, decisivos y apabullantes que nos vemos
    obligados a recordar la frase de Russell "Con respecto a lo
    desconocido, pueden adoptarse dos actitudes. Una
    consiente en aceptar la afirmación de gentes que dicen que
    saben, sobre la base de libros,
    misterios u otras fuentes de
    inspiración. La otra consiente en examinar las cosas por
    si mismo, y este es el camino de la ciencia y la
    filosofía" y a pensar que el hombre, enfrentando a la
    realidad, seguirá siempre planteándose nuevas
    preguntas, que respuestas nuevas abrirán nuevas
    interrogantes, que las nuevas respuestas no impulsaran al
    pensador genuino a adoptar una actitud
    dogmática sino, antes bien, una postura critica, libre y
    cada vez mas racional ante la realidad.

    ORIGEN Y DIVISIÓN DE LA
    FILOSOFÍA

    Antes del s. VII a.C. nos
    encontramos el mito como
    forma de pensamiento en la antigua Grecia.

    El mito puede ser definido como un conjunto de leyendas
    imaginativas y fantásticas que narran el origen del
    universo, la situación del hombre y el final de los
    tiempos en los que volverá a existir la felicidad perdida
    al comienzo de éstos; pero del mismo modo, el mito es una
    actitud intelectual en la que se produce una
    personificación de las fuerzas de la naturaleza, es
    decir, se dota de voluntad y personalidad a
    los elementos naturales. Así por ejemplo, en la mitología
    griega hay un Dios del mar, otro del Viento, … Estos dioses
    actúan según su voluntad y capricho.

    A finales del s. VI a.C. se produce el nacimiento del pensamiento
    racional. Hay quién lo atribuye a la genialidad
    griega. Sin embargo, tuvieron lugar una serie de cambios
    sociales, económicos e ideológicos que motivaron
    este nacimiento.

    • CAMBIOS SOCIOECONÓMICOS: La sociedad
      griega era en principio una sociedad aristocrática y
      guerrera, sociedad donde la nobleza poseía la tierra,
      dirigía los ejércitos, La economía estaba
      basada en la agricultura,
      existiendo el trueque como única forma económica
      de intercambio, esta sociedad está regida por unos
      valores
      propios de la sociedad aristocrática como el linaje, el
      éxito
      y la fama. Alrededor del siglo VII a. C. se produce una
      revolución sin precedentes en el desarrollo
      de las técnicas
      de navegación, lo cual propicia que se forme el comercio. El
      poder económico es arrebatado a la nobleza por los
      comerciantes (sustituyéndose la aristocracia por la
      democracia),
      se reemplaza el trueque por el dinero y
      aparecen las primeras ciudades o polis.
    • CAMBIOS IDEOLÓGICOS: La sociedad griega
      carecía de libros sagrados y de un sistema de
      enseñanza organizada, por lo cual es
      fácil de transformar ideológicamente. Hasta esa
      época cada tribu poseía su propia mitología diferente (e incluso se
      descubrieron nuevas mitologías a medida que se
      colonizaban nuevas ideas), que se intentaron unificar en una
      mitología general en libros como la
      Ilíada o la Odisea de
      Homero.
      Así se llegó a un escepticismo en la mentalidad
      popular, ya que si existían tantas mitologías
      diferentes es muy probable que todas fuesen falsas,
      creándose un vacío ideológico.
      Además, existe otro elemento que sólo aparece en
      la mitología griega: la idea de destino (fuerza
      superior a la voluntad de los hombres y de los dioses y que
      determina aquello que necesariamente tiene que ocurrir). El
      paso del mito al logos se produce, junto a todos los elementos
      que hemos visto anteriormente, cuando se convierte o transforma
      la idea de mito en la idea de necesidad lógica o
      ley
      natural.

    Tanto la idea de destino como la idea de necesidad
    lógica constituyen la fuerza mayor de la naturaleza, ya
    que no pueden ser cambiadas por nada. Sin embargo, mientras que
    la idea de destino es algo incognoscible, la idea de ley natural
    es cognoscible. El pensamiento mítico está basado
    en lo aparente, cambiante y múltiple, mientras que el
    pensamiento racional está basado en lo que realmente son
    las cosas, la permanencia y la unidad.

    Los presocráticos

    Se conoce como filósofos presocráticos a un
    complejo grupo de
    pensadores griegos cronológicamente anteriores a Sócrates,
    y que están repartidos en varias escuelas (jonios,
    efesios, pitagóricos y pluralistas). Son los precursores,
    la prehistoria del
    pensamiento griego.

    Antes de la aparición de los presocráticos
    existió en Grecia una forma de pensamiento
    orgánico: la mitología. Los filósofos
    presocráticos desarrollaron un vocabulario más
    original, y a medida que fueron forjando nuevos conceptos para
    referirse a la totalidad del mundo (Physis u Naturaleza),
    inventaron una nueva racionalidad que les fue diferenciando de
    los mitólogos.

    El fenómeno cultural de la filosofía
    presocrática nació en tos límites
    fronterizos del área helénica, en las zonas de su
    colonización bélica o comercial, precisamente
    allí donde los griegos están en contacto con el
    mundo oriental. Este contacto les permitió conocer los
    desarrollos del conocimiento
    egipcio y babilónico en el campo de la astronomía,
    geometría y la aritmética.

    Los presocráticos adoptaron sus métodos,
    pero los despojaron de su finalidad práctica. Les
    interesaban los secretos de los astros, de las figuras y de los
    números por su belleza y por la excitación y
    satisfacción intelectual que provoca su
    comprensión.

    La preocupación presocrática fue eminentemente
    científica; pretendían explicar fenómenos y
    comportamientos de la naturaleza, y comunicarlos a un
    público aún inmerso en un mundo tradicional
    mítico-religioso; de ahí la forma sacralizada de
    muchos de sus fragmentos filosóficos.

    Los modelos de
    pensamiento desarrollados por los presocráticos fueron
    imaginativos y fantasiosos: no se circunscribían
    estrechamente dentro de los límites de la lógica y
    el sentido común, sino que evidenciaban independencia
    de criterio, así como una gran capacidad creativa.

    El pensamiento presocrático representó el primer
    esfuerzo fructífero del hombre frente al problema del
    conocimiento del mundo. En aquel momento histórico
    todavía no se había delimitado el campo de la
    filosofía respecto del de la ciencia, y ambas
    constituían una misma cosa. El problema fundamental era un
    problema físico, naturalista; ¿Está el mundo
    hecho de una sustancia fundamental única?
    ¿Cuál es esa sustancia o material? Los primeros
    filósofos no eran antropólogos (del griego
    anthropos, hombre), pues su preocupación no era humanista.
    Aristóteles les llamó oi fisiologoi
    (los físicos). La mayoría de las obras de los
    presocráticos presentan el mismo título: Peri
    fiseos (Acerca de la naturaleza). Así el problema
    fundamental de estos primeros filósofos fue averiguar
    cuál era la sustancia primera (argé) de la que
    están hechas todas las cosas de la naturaleza (physis). La
    historia del pensamiento presocrático fue la
    sucesión de respuestas distintas a este mismo
    problema.

    La escuela
    Jonio-Milesia

    Tales de Mileto (624-548 a, de C.)

    La historia considera a Tales como uno de los siete sabios
    clásicos de Grecia. Se ganó la vida como
    comerciante, vendiendo aceitunas. Una anécdota de su vida
    nos narra que cuando iba por la calle mirando los astros se
    cayó en un pozo, lo que provocó las burlas de sus
    conciudadanos.

    El primer filósofo de la historia fue. pues, ya
    ridiculizado por sus preocupaciones filosóficas, alejadas
    del sentido común de la vida cotidiana. Sin embargo, Tales
    no careció de sentido práctico: dirigió en
    Mileto una escuela de náutica, construyó un canal y
    tuvo veleidades políticas,
    entre las que se cuenta la elaboración de una constitución para la ciudad de Teos.
    Predijo un eclipse de sol que le dio fama de semidiós en
    un momento en que la ciencia estaba en embrión, y que
    permite saber exactamente que el filósofo vivía el
    día 28 de mayo del año 585 a. de C.. fecha en que
    se produjo el eclipse, según los astrónomos.

    Los griegos distinguían dos tipos distintos de
    realidades: una natural, que se desarrollaba por sí misma
    (la physis o naturaleza) y otra artificial, producto
    de

    la actividad humana y que no tenia en sí misma poder de
    auto desarrollarse (la techné o técnica).

    Se ha dicho ya que el problema presocrático fue
    averiguar cuál era el principio material último de
    la physis. Este principio material o argé sería la
    esencia misma de las cosas, aquello de que están hechas
    todas las cosas del mundo, su sustancia material (en griego, su
    ousia).

    Tales creyó que el primer principio era el agua, y
    quizá llegó a esta conclusión al observar
    que todos los seres vivos precisan del elemento húmedo
    para seguir viviendo: las semillas precisan ser regadas para
    generar las plantas; los animales y el hombre precisan el
    agua para
    vivir o mueren de sed. Esta idea de Tales no era absolutamente
    original: los poetas Hornero y Hesíodo habían
    afirmado que el dios Océano (que puede interpretarse como
    e! elemento húmedo) era el padre de todas las cosas;
    también en la mitología oriental se habla a menudo
    de un caos acuoso como fundamento del que todo surge. Por otra
    parte, la importancia concedida al agua pudiera ser un reflejo
    inconsciente de la importancia sociológica del mar como
    elemento esencial de la vida de Mileto, ciudad que basaba su
    subsistencia material en la pesca y en el
    comercio marítimo.

    El principal mérito filosófico de Tales fue el
    de acuñar el concepto de
    «principio originario del que proviene todo ser»,
    aunque la palabra urge que expresa exactamente este concepto sea
    de época posterior.

    Tales tenía una visión antropomórfica del
    mundo. Utilizó su conocimiento del hombre como punto de
    referencia para su conocimiento de lo real (proyección
    antropomórfica). Así, creyó que todo lo que
    se mueve tiene un alma, lo que
    le indujo a creer que el hierro
    tenía alma, puesto que era atraído por el
    imán. Esta doctrina se conoce con el nombre de
    hilozoísmo (de hyie, materia y
    zoé, vida); es decir, es aquella concepción que
    cree que toda la materia natural es, en cierto sentido, materia
    viva. También se la puede denominar animismo.

    Anaximandro (611-546 a. de C.)

    También era habitante de Mileto. Suyo es e! Primer
    escrito filosófico de Occidente, ya que de Tales no se
    conserva nada escrito: ferifiseos o Sobre la Naturaleza. Lo mismo
    que Tales, no fue sólo un teórico especulativo,
    sino que demostró un cierto saber práctico:
    construyó un mapa de las tierras conocidas en su
    época, un globo celeste y un reloj solar.

    Anaximandro creía que la respuesta de Tales al problema
    del argé. o sustancia primera de la que provienen todas
    las cosas, era ilógica: es absurdo suponer que las cosas
    de naturaleza seca (el fuego, por ejemplo) provienen del elemento
    húmedo, que es su contrario. Así, pues, para
    solucionar este problema imaginó que todas las cosas
    provenían de una sustancia eterna, completamente
    indeterminada, es decir, que no tenía ninguna cualidad
    definida, y que, por tal razón, podría llegar a
    adquirir cualquier determinación, podría
    convertirse en cualquiera de las cosas de este mundo. A esta
    sustancia indeterminada le llamó apeirón. Los
    primeros intérpretes concibieron el apeirón como el
    fondo infinito e inagotable del que todo se nutre.

    La concepción de Anaximandro se conoce en
    filosofía con el nombre de monismo (de monos, uno) porque
    imagina que todas las cosas de este mundo provienen de una
    única realidad de fondo: el apeirón.

    Para Anaximandro, las cosas del mundo se engendran a partir
    del apeirón y, cuando mueren, vuelven al apeirón.
    Ahora bien, este continuo engendrarse y

    perecer hace que algunas cosas dominen sobre otras, lo que,
    para Anaximandro, es una injusticia cósmica (una
    adikía). Además de esto, creyó que, como
    compensación, existe una justicia
    cósmica (una dike) que restablecerá tarde o
    temprano el equilibrio,
    con lo que desaparecerá la injusticia. Esta noción
    de la justicia cósmica prefigura la idea de que la
    naturaleza está dominada por leyes, idea que tendrá
    fructíferas consecuencias para el pensamiento
    científico.

    Intuyó también, adelantándose a su
    época, una de las ideas básicas de la
    filosofía del siglo XIX: la de que la especie humana
    procede por evolución de otras especies inferiores. En
    efecto, Anaximandro considero que los antepasados de los hombres
    fueron peces y, en
    consecuencia, poco a poco, éstos se acostumbraron a vivir
    en tierra.

    Anaxímenes (588-534 a. de C.)

    Era discípulo de Anaximandro y también ciudadano
    de Mileto. Para Anaxímenes, el principio de todas las
    cusas naturales era el aire.
    Opinó esto al concebir que el aire es aquello que permite
    existir a todos los seres vivos. Para él, el aire era el
    fluido vivificador. El aire es lo que da origen a la vida, lo que
    hace que tenga un alma (alma viene del latín anima, que. a
    su vez, proviene del griego uñemos, aire),

    La escuela de
    Éfeso

    Heráclito (536-470 a.
    de C.)

    Nació en Éfeso (Jonia). Se saben muy pocas cosas
    de su vida. Parece ser que era de familia
    acomodada, incluso aristocrática. De carácter retraído, se retiró
    a vivir solo a las montañas, donde se dedicó a la
    meditación, alimentándose de hierbas.

    Se le atribuye un libro, que
    lleva el mismo título que los de la mayoría de
    presocráticos (Sobre la naturaleza), escrito en un estilo
    premeditadamente enrevesado, de oráculo o adivino, hecho
    en forma de aforismos o refranes breves. La dificultad de la
    comprensión de esta obra le valió el sobrenombre de
    «el oscuro».

    Heráclito consideraba la realidad como algo
    esencialmente móvil y fluyente, en devenir.

    Expresó esta idea metafóricamente: «No
    podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque
    sus aguas fluyen constantemente y el río deja de ser el
    mismo que era antes». Todo pasa constantemente de un
    estado a su
    contrario, de la vida a la muerte, de lo
    seco a lo húmedo, etcétera. Todo cambia, pero no de
    forma anárquica, sino siguiendo un orden que impone la Ley
    (Logos). Para Heráclito, el origen de esta realidad en
    flujo continuo es el fuego. («Este cosmos no fue hecho por
    dioses o por hombres, sino que siempre fue, es y será, al
    modo de un fuego eternamente viviente, que se enciende y se apaga
    con medida».) De este fuego surgen los cuatro elementos
    básicos (aire, agua, fuego y tierra) que combinados
    constituyen todas las cosas del cosmos. La combinación de
    los cuatro elementos se produce mediante un enfrentamiento, una
    lucha. Así, para Heráclito, la lucha era una idea
    necesaria para la creación de la realidad. Esto le indujo
    a alabar el concepto de la guerra, y no
    sólo en un plano filosófico, sino también en
    un plano sociológico: en la sociedad, la guerra es buena
    porque decide qué hombres son los hombres superiores y
    qué hombres deben ser tratados como
    esclavos.

    La escuela de Elea

    Jenófanes (570-480 a.
    de C.)

    Nació en Colofón (Jonia) y llevó una vida
    errante, de rapsoda y poeta, hasta establecerse en Elea, donde
    fundó una escuela filosófica. Era un hombre de
    mentalidad independiente; sus viajes le
    enseñaron a pensar por cuenta propia, con un sentido
    crítico y antidogmático.

    Jenófanes fue el primer teólogo de la historia
    de la cultura, el
    primero que trató el problema de Dios. Criticó a
    los dioses de la mitología griega porque estaban cortados
    en patrón humano, pareciéndose demasiado a los
    hombres. Y, si bien no llegó a una concepción
    monoteísta (creencia en la existencia de un solo Dios),
    sí creyó en una especie de politeísmo
    jerarquizado (hay varios dioses, pero uno de ellos es superior a
    todos los demás).

    Jenófanes se rebeló contra la concepción
    de la cultura como un don de la divinidad y dijo: «Los
    hombres lo han conseguido todo mediante sus esfuerzos
    inquisidores». También se enfrentó con la
    escala de valores
    tradicionales que daban lugar preeminente a la fuerza;
    afirmó que la sabiduría es superior a la fuerza, la
    belleza y la destreza.

    Parménides (540-470 a. de C.)

    Era de la misma ciudad de Elea. Parece ser que fue
    discípulo de Jenófanes, pero como filósofo
    puede considerársele como muy superior. Se dedicó a
    cuestiones políticas, dando leyes civiles a su ciudad
    natal. Lo que se conserva de su obra se halla en un extenso poema
    titulado Sobre la Naturaleza.

    La preocupación de Parménides no fue tan
    naturalista o física como la de sus predecesores. Con
    él, nace una nueva disciplina
    filosófica: la Metafísica, o ciencia que estudia el ser.
    El ser es la única cualidad que tienen en común
    todos los objetos del mundo; unos son blancos, otros negros; unos
    suaves, otros rugosos; unos circulares, otros rectos, pero todos
    los objetos son, todos poseen la cualidad de ser.

    Las características especiales que según
    Parménides tiene e! ser (el ser es único,
    inmóvil, eterno, continuo etcétera) hacen que el
    concepto de ser se aproxime al concepto de Dios.

    Zenón de Elea (siglo V a. de C.)

    También era de Elea. Parece ser que fue el
    Discípulo predilecto de Parménides. Gracias a el,
    la escuela eleática recibió aquella forma
    típica que se ha conocido con el nombre de erística
    o dialéctica. La erística (de éris, lucha)
    es el arte del diálogo,
    de la disputa filosófica, de la argumentación.

    En la escuela eleática se dio más importancia a
    los resultados de la argumentación abstracta que a tos
    testimonios de los sentidos
    (racionalismo
    epistemológico). Así, por ejemplo, Zenón
    negó la existencia del movimiento porque conceptualmente,
    mentalmente, es imposible imaginárselo, dado que el
    espacio es divisible en un número infinito de puntos, y
    para moverse de un punto a otro habría que atravesar
    infinitos puntos, lo cual es imposible.

    La escuela
    Pitagórica

    El primer problema que se presenta al estudiar esta escuela
    es la verosimilitud de la existencia de un personaje llamado
    Pitágoras. Algunos estudiosos consideran que fue un
    individuo
    realmente existente, que nació en Samos (¿570-496
    a. de C.?), ciudad de la que emigró por las dificultades
    que le causaba el gobernante Polícrates,
    estableciéndose en Cretona (Italia) cuando
    tenía 40 años. En esta ciudad desplegó su
    principal actividad matemática y filosófica,
    fundando una escuela.

    Parece ser que Pitágoras no escribió nada,
    pero supo reunir a un grupo de hombres sabios, con los que
    realizó investigaciones
    filosóficas, a la vez que fundó una especie de
    comunidad con
    una estructura
    religioso-científica, fuertemente impregnada de ascetismo
    y misticismo. El estudio de la matemática fue considerado
    como un medio de perfeccionamiento espiritual.

    La sociedad pitagórica fue un movimiento continuador
    de una religión primitiva; el orfismo, una religión
    pagana en la que se rendía culto al dios Dionisos (Baco),
    dios del vino y de la sangre, en cuyo
    honor se realizaban frecuentes orgías.

    Históricamente cabe distinguir dos corrientes
    pitagóricas distintas: el circulo pitagórico
    antiguo y el círculo pitagórico nuevo.

    El Antiguo Círculo Pitagórico es el grupo que
    el mismo Pitágoras fundó en Cretona. A este grupo
    pertenecieron una serie de sabios, entre los que podemos destacar
    a Alcmeón de Crótona, descubridor del cerebro como
    órgano central de la vida psíquica, y a Filolao,
    que supo, anticipándose a su época, que la tierra
    no ocupa el lugar central del cosmos. Esta primitiva secta se
    deshizo en la segunda mitad del siglo V a. De C. por razones
    políticas: los demócratas en el poder los
    expulsaron por sus ideas aristocratizantes y
    autoritarias.

    Una vez expulsados de Cretona, los pitagóricos se
    establecieron en Tárente, formando el Nuevo Círculo
    Pitagórico. Este se subdividió en dos grupos: los
    acusmáticos, ascetas pordioseros que seguían al pie
    de la letra los supersticiosos preceptos prácticos, y los
    matemáticos, interesados por las ciencias y las artes,
    particularmente la música, la
    geometría, la medicina y
    la

    astronomía.

    En la sociedad pitagórica se admitían en
    plena igualdad de
    derechos a
    hombres y mujeres; la estructura de la propiedad era
    comunitaria, lo mismo que la forma de vida. Cuando la secta
    realizaba algún descubrimiento científico o
    matemático, se consideraba como un hallazgo colectivo o se
    le atribuía a Pitágoras, aún después
    de su muerte. Estos descubrimientos eran propiedad de la escuela
    y no podían ser revelados al vulgo.

    La importancia de los números

    Para los pitagóricos, los números eran la
    esencia misma de realidades tan heterogéneas como el
    cielo, el matrimonio y la
    justicia.

    Anteriormente, los griegos habían representado los
    números con letras del alfabeto. Los pitagóricos
    los representaron con puntos, estableciendo una estrecha
    relación entre matemáticas y geometría. El 1 era el
    punto, el 2 la línea, el 3 el plano o el triángulo
    y el 4 el cuadro o el sólido.

    La teoría pitagórica del número
    implicó que se considerase que la naturaleza es un todo
    bien organizado y estructurado, que existía una legalidad
    cósmica subyacente a los fenómenos naturales. Dos
    ideas que, a partir de esta teoría, adquirieron plena
    importancia, son las ideas de armonía y proporción,
    que influyeron en múltiples aspectos de la vida griega: la
    poesía,
    la retórica, la arquitectura, la
    religión, la ética,
    etcétera.

    La influencia del pitagorismo ha sido inmensa. En Platón,
    San
    Agustín, Santo Tomás de
    Aquino, Descartes,
    Spinoza, Leibniz, Hegel, etc.,
    aparece esa mezcla de religión y razonamiento, de
    misticismo y lógica. Esta mezcla dio origen a la
    teología intelectualizada de Occidente,
    distanciándole del profundo misticismo contemplativo,
    metafísico e introspectivo de las civilizaciones
    orientales.

    Los pluralistas

    A esta escuela se la denominó así para
    distinguirla de las anteriores, que eran monistas (del griego
    monos, uno). Los pluralistas creían a diferencia de los
    monistas, que la realidad se origina a partir de la
    conjunción de varios principios y no a
    partir de un solo principio o argé. Los principales
    pensadores pluralistas fueron: Empédocles,
    Anaxágoras, Leucipo y Demócrito.

    Empédocles de Agrígento (492-430 a. de
    C.)

    Fue un personaje muy extraño, mezcla de poeta, adivino
    y filósofo. Ejerció entre sus contemporáneos
    una fascinación enigmática. Creyéndose
    inmortal, se arrojó al cráter del volcán
    Etna, muriendo abrasado. Sus dos obras conocidas son Las
    Purificaciones y Perifiseos, escritas en verso y de las que
    sólo se conservan algunos fragmentos.

    Para Empédocles, todo lo que existe se ha formado por
    combinación y mezcla, en determinadas proporciones. de las
    cuatro sustancias fundamentales: agua, aire, tierra y fuego, que
    son los cuatro elementos de que se compone toda realidad y que a
    su vez están compuestos de partículas inmutables.
    El mérito de Empédocles radicó en anticipar
    la idea científica de «elemento
    químico» (o «constituyente último
    cualitativo de la realidad»). Así, un objeto
    concreto del
    mundo empieza a ser (unión de partículas) o deja de
    ser (disgregación), pero las partículas
    básicas ni empiezan a ser ni dejan de ser; son eternas e
    indestructibles. De esta forma prefiguró otra idea
    científica que más tarde se tradujo como Ley de
    conservación de la materia (la materia no se crea ni se
    destruye; sólo se transforma), elaborada por
    Lavoisier.

    Junto a estos cuatro elementos, y para explicar el origen del
    movimiento que los pone en contacto y Justifica su
    combinación, Empédocles introdujo la idea de
    «fuerza», pero con una envoltura religiosa. Hay dos
    tipos de fuerzas divinas: una agregadora o Filia (el amor) y
    otra disgregadora o Neikos (el odio). Estas dos fuerzas dominan
    alternativamente, sucediéndose una a otra en un proceso
    cíclico, y así el mundo se va formando (dominio del
    amor) y
    destruyendo (dominio del odio) en un movimiento eternamente
    repetido. La evolución del cosmos sería un eterno
    retorno.

    Para Empédocles, en el origen de los tiempos, en el
    albor de la formación del mundo, el predominio del amor
    hizo que las cosas se unieran indiscriminadamente unas con otras
    y así se formaron multitud de seres monstruosos y
    deformes, de los que sólo sobrevivieron los más
    aptos, que son las especies existentes en la actualidad. Los
    seres humanos eran ambiguos, hermafroditas y estériles; en
    ellos cohabitaban dos principios: uno masculino y otro femenino;
    el odio separó estos dos principios y el amor humano
    emprendió una búsqueda desesperada de la otra mitad
    de uno mismo para retornar a la unidad primigenia, en la que
    hombre y mujer eran una y
    la misma cosa.

    Anaxágoras de Klazomenes (500-428 a. de C.)

    Expuso sus doctrinas en la Atenas de Pericles, de donde tuvo
    que huir a la muerte de éste, acusado por el vulgo de
    ateísmo y de falta de respeto a la
    religión tradicional.

    Para Anaxágoras, la realidad no se compone tan
    sólo de cuatro elementos, sino de infinitos elementos
    cualitativamente distintos, de las partes
    pequeñísimas de que están hechas todas las
    cosas a las que llamó homeomerías o spérmata
    (gérmenes). En cada cosa material hay infinitas
    spérmata, pero la cosa toma aspecto exterior de la
    spérmata más abundante en ella. La formación
    de las diversas cosas las explicó por la unión de
    las homeomerías y el cambio de una
    cosa en otra por una reestructuración de las
    homeomerías que la componen.

    Las cosas, pues, aunque estén formadas por los mismos
    constituyentes últimos, eran para Anaxágoras
    diferentes entre sí, porque estos constituyentes se
    agrupan en distintas formas, según la posición que
    ocupan.

    Y así, la diferencia entre toda? las cosas no es una
    diferencia material cualitativa, sino una diferencia formal
    cuantitativa. Las cosas son distintas porque es distinta su
    disposición o estructura interna.

    Anaxágoras introdujo la idea del Nous o Mente
    Universal, que es una especie de sustancia espiritual, un
    principio divino que combina las infinitas homeomerías
    causando la multiforme variedad de lo existente.

    Los atomistas:
    Leucipo y Demócrito

    El fundador de la escuela atomista fue Leucipo (460-370 a. de
    C.), pero su obra está mezclada con la de su
    discípulo y continuador Demócrito (460-370 a. de
    C.) hasta un punto en que es difícil deducir cuál
    es la aportación personal de cada
    uno. Normalmente, se estudian sus ideas como si fueran
    expresión de un solo pensador.

    La concepción del mundo de los atomistas es
    profundamente materialista: no admiten ningún principio
    espiritual, todo es materia, incluso el alma humana, Para los
    atomistas, los principios últimos de todas las cosas eran
    los átomos (los indivisibles). Los átomos se
    diferencian de las homeomerías en que no son sustancias
    con cualidades distintas, sino sustancias homogéneas; lo
    que diferencia unos de otros es una serie de aspectos
    cuantitativos, como la forma, el tamaño, el peso,
    etcétera.

    Los átomos son impenetrables, pesados, eternos,
    indestructibles, ocupan un lugar del espacio en el seno de una
    especie de no ser o nada relativa que es el vacío. Los
    átomos son infinitos en número: no tienen
    cualidades materiales de
    ninguna clase que los
    distingan entre sí: todos son de la misma naturaleza, pero
    con una enorme variedad de formas distintas, que les hacen aptos
    para engarzarse, para complementarse unos a otros formando las
    múltiples formas aparentes de lo real.

    Los aspectos cualitativos de las otras realidades no
    atómicas, tales como el sabor, el color, el
    calor, etc.,
    constituyen algo que, según los atomistas, pertenece no
    tanto al objeto físico cuanto al sujeto que los percibe.
    Esta opinión de que la apariencia de las cosas se ve
    afectada por la subjetividad humana se conoce en filosofía
    con el nombre de subjetivismo.

    Para explicar el movimiento de los átomos, Leucipo y
    Demócrito no recurrieron a principios espirituales
    exteriores a la materia (como Filia, Neikos, Nous, etc.), sino
    que su explicación es puramente materialista. Los
    átomos se mueven porque son pesados y están en el
    vacío; es decir, su movimiento es una caída, y en
    esta caída a distintas velocidades se produce la
    unión de unos con otros, formándose así la
    totalidad de lo existente.

    Los sofistas

    Con el término «sofistas» se designa a
    un grupo de eminentes personalidades de la cultura y la
    filosofía griegas que vivieron en el siglo V a. de C. En
    la actualidad el término «sofista» tiene un
    valor
    semántico esencialmente negativo, debido a la
    tradición iniciada por los tres grandes clásicos de
    la filosofía griega (Sócrates, Platón y
    Aristóteles). En realidad, en su origen, el término
    sofista significaba sabio, hábil, competente, y era en
    este sentido que lo usaban quienes lo ostentaban.

    Los orígenes del movimiento sofístico
    están estrechamente relacionados con el vasto cambio
    político y social que, después de vencer a los
    persas, implantó en Grecia regímenes
    democráticos (salvo Esparta). La democracia ateniense era
    una democracia directa, no representativa (como las actuales); es
    decir, todos los ciudadanos tenían la posibilidad de
    participar directamente en las decisiones públicas, a
    través de las frecuentes asambleas populares y tribunales
    públicos convocados. En estas intervenciones
    públicas, la posibilidad de hacer prevalecer las propias
    tesis
    dependía única y exclusivamente de la capacidad
    expresiva, retórica. Y aquí intervinieron los
    sofistas: su principal función
    (función que realizaban en forma de profesores ambulantes
    y cobrando un sueldo) consistía en enseñar un nuevo
    arte: la erística (de eris, lucha), concebida como el arte
    de persuadir y argumentar en

    forma dialéctica; la erística era un procedimiento
    retórico, discursivo, que enseñaba la capacidad de
    sostener indiferentemente el pro y el contra de cualquier tesis,
    sin preocuparse de la verdad o la falsedad de lo
    defendido.

    Aunque los sofistas explicaban sus técnicas y
    procedimientos
    a todo aquel que tuviera dinero para
    pagarlo, su objetivo
    pedagógico primario no era tanto

    formar a! pueblo como educar a los que debían ser
    caudillos de ese pueblo.

    Para conseguir sus objetivos, los
    sofistas se dedicaron a estudiar profundamente toda una serie de
    cuestiones gramaticales y lingüísticas.

    El lenguaje
    adquirió con ellos el carácter de instrumento.
    Enseñaron a los jóvenes atenienses a considerarlo
    como si fuese un arma, con un objetivo casi agresivo, que
    consistía en la mayoría de los casos en convencer a
    los demás para ocupar uno mismo puestos sociales de
    responsabilidad.

    En política, los
    sofistas fueron los fundadores de la demagogia (conducción
    del pueblo) y la psicagogia (conducción de almas); en
    teoría del conocimiento

    fueron los fundadores del escepticismo (doctrina que niega
    la posibilidad del conocimiento).

    Con los sofistas, el hombre y las cosas humanas pasaron al
    primer plano de la problemática filosófica. Eran
    humanistas; creían que el único saber que merece
    realmente tal nombre es el saber práctico, útil
    para el hombre. Desde esta perspectiva, rechazaban la
    filosofía de la naturaleza de los primeros
    presocráticos.

    A partir de sus críticas, los sofistas fundaron el
    subjetivismo o relativismo («la verdad de la cosa conocida
    es relativa al sujeto que la conoce»). Este relativismo
    subjetivista lo expresó perfectamente Protegerás
    (480- 410 a. de C.): «El hombre es la medida de todas las
    cosas».

    Los sofistas fueron individuos cosmopolitas, apartidas, que
    viajaron frecuentemente por todo el mundo conocido. En este
    continuo viajar conocieron gran cantidad de costumbres y leyes,
    lo que les llevó a rechazar la idea imperante de que la
    ley era algo eterno y universalmente válido. Los sofistas
    fueron, en este punto, convencionalistas, no
    naturalistas.

    Sócrates, Platón y Aristóteles fueron
    unos declarados antisofístas. Aristóteles ni
    siquiera los consideró en sus escritos y Platón
    habló siempre de ellos como hombres prácticos, como
    activistas políticos, pero no como pensadores
    teóricos, como filósofos, tratándoles
    siempre despectivamente.

    LA FILOSOFÍA
    CLÁSICA GRIEGA

    Sócrates
    (469-399 a. de C.)

    Nacido de padre escultor y madre comadrona, fue un buen
    ciudadano de su patria natal, Atenas, a la que sirvió como
    soldado en varias batallas de la guerra del
    Peloponeso. Sin embargo, jamás quiso participar en
    actividades políticas, por impedírselo sus
    convicciones filosóficas. Al final de su vida se
    presentó contra él la acusación de no creer
    en los dioses de la ciudad y corromper a la Juventud; fue
    considerado culpable y se le condenó a suicidarse bebiendo
    cicuta. Su discípulo Platón haría más
    tarde, la apología del sereno comportamiento
    de Sócrates frente a la muerte.

    Los restos conservados de las obras que nos hablan de
    Sócrates (los diálogos de Platón, Antístenes y Esquines) difieren en muchos
    aspectos concretos, pero todos ellos están orientados a
    ensalzar la
    personalidad del maestro.

    El punto de partida de la filosofía socrática es
    el problema moral, la
    autoconciencia ("conócete a ti mismo»).
    Desarrollando esta idea. Sócrates se preocupó
    fundamentalmente por problemas éticos y procuró
    investigar conceptualmente la esencia permanente de lo justo, lo
    bueno, lo bello, etc. Sus investigaciones revisten la forma de
    preguntas sobre conceptos generales de carácter moral:
    ¿Qué es la piedad?, ¿qué es el
    valor?, ¿qué es el autodominio?

    Sócrates conoció muy a fondo las obras de los
    antiguos filósofos de la naturaleza, pero trasladó
    su interés
    del universo al ser
    humano.

    El conocimiento, auténtico para Sócrates, no era
    el saber por el saber, el saber teórico, sino la techne o
    saber práctico, que tiene una utilidad para el
    hombre; y enceste sentido la medicina era el saber por
    excelencia.

    Sócrates pretendió fundamentar un conocimiento
    riguroso, hacer de la filosofía una ciencia. Para ello
    defendió el método
    inductivo y condenó el método deductivo de los
    presocráticos: no hay que partir de afirmaciones sobre la
    totalidad del mundo, como hacen los primeros filósofos,
    sino observar empíricamente, experimentalmente, la
    realidad concreta y. en todo caso, inducir de aquí leyes o
    principios generales.

    Platón (428-347 a. de C.)

    Nació en Atenas. Su verdadero nombre era Aristocles; el
    de Platón, con que ha pasado a la posteridad, era un mote
    que significaba «ancho de espaldas».

    Perteneció a una clase social acomodada, lo que le
    permitió recibir una educación esmerada en
    diversas materias: literatura, gimnasia,
    música- pintura,
    poesía, etc. Inició sus estudios filosóficos
    con Cratilo, discípulo de Heráclito y los
    perfeccionó, a partir de los 20 años. con
    Sócrates- Fue discípulo de éste y
    recibió su influencia hasta un punto tal que ha sido
    difícil decidir cuáles de sus aportaciones
    filosóficas son originales y cuáles son obra de su
    maestro.

    Tras la muerte de Sócrates. Platón se
    dedicó a viajar por el mundo conocido: en Egipto y
    Cirené entró en contacto con el saber
    matemático y astronómico de su tiempo: en la Magna
    Grecia pasó algún tiempo con una secta de
    pitagóricos, y en sus tres viajes a Sicilia trató
    de crear un régimen político en el que experimentar
    sus teorías sobre el Estado,
    expuestas en su obra La República, pero sin conseguir
    resultados positivos.

    A los 40 años de edad fundó la Academia, primera
    escuela filosófica organizada en plan
    pedagógico. Enseñó en ella durante veinte
    años los más diversos temas: filosofía,
    matemática, astronomía, zoología,
    etcétera.

    Los años de la Academia fueron los de su madurez
    creadora y durante ellos escribió sus obras más
    importantes: una Apología de Sócrates, 34
    diálogos y 13 cartas
    (quizás apócrifas). La obra platónica es una
    de las primeras obras verdaderamente filosóficas por lo
    que tiene de saber totalizador y universal, ya que trata de los
    más diversos aspectos de la cultura: político,
    ético, físico, astronómico,
    teológico, etcétera.

    Platón sufrió la influencia de cuatro grandes
    filósofos: de Pitágoras adoptó elementos del
    orfismo: la tendencia religiosa, la creencia en la inmortalidad
    del alma humana, el tono sacerdotal: de Parménides
    aprendió que la auténtica realidad es eterna,
    inmutable e intemporal, y que el cambio que parecen captar
    nuestros sentidos corporales no es mas que eso: apariencia,
    ilusión; de Heráclito extrajo la visión
    crítica
    del inmovilismo parmenídeo: el dinamismo heraclíteo
    afirma que nada es permanente («todo fluye») en el
    mundo sensible; de Sócrates, la preocupación por
    problemas éticos y sus ideas políticas
    aristocráticas y antidemócratas.

    Platón expuso su doctrina en forma de diálogos,
    tal vez porque en su época era preponderante la forma de
    comunicación oral y porque el
    diálogo es la forma de escribir que más se asemeja
    a la de hablar.

    Para Platón, el mundo inteligible es el único
    mundo que se merece verdaderamente el nombre de realidad. pues
    él es quien proporciona las formas, tas ideas, los
    modelos, de los cuales el mundo natural no es más que mera
    copia, reflejos, imitación. Por otra parte, la
    distinción platónica entre un mundo sensible y un
    mundo inteligible lleva aparejada la distinción entre
    conocimiento empírico (sensitivo) y conocimiento
    intelectivo.

    Platón fue el autor de la primera utopía
    política de la historia de la cultura. Una utopía
    es la descripción de una imaginaria sociedad
    perfecta, con un carácter programático (es decir,
    con la intención de que la sociedad existente se rija, en
    un plazo mayor o menor de tiempo, por los principios
    políticos enunciados en la utopía).

    La utopía de Platón se encuentra en su obra
    más conocida: La República. Su planteamiento
    político es muy original. Se basa en su propia
    teoría de que la sociedad no será perfecta hasta
    que los filósofos se hagan reyes o los reyes se conviertan
    en filósofos. En términos actuales, diríamos
    que lo que nos propone Platón es una especie de
    régimen de dictadura de
    los intelectuales
    (Política).

    Aristóteles (384-322 a. de C.)

    Nació en Estagira (región de Tracia). Fue hijo
    del médico de cabecera del rey Amintas de Macedonia. A los
    18 anos entró en la Academia platónica, y en ella
    permaneció durante dos décadas, hasta la muerte de
    Platón, por quien siempre sintió una gran
    admiración. En el año 342 a. de C. fue llamado por
    el rey Filipo de Macedonia para que se encargara de la educación de su
    hijo Alejandro
    Magno. En el año 335 a. de C. regresó a Atenas
    y fundó su propia escuela: el Liceo (así
    llamado por estar en la plaza de Apolo Licio), que al principio
    tuvo características similares a las de la Academia, pero
    que con los años se convirtió en un círculo
    de investigación científica y cultural.
    Los peripatéticos (que así fueron llamados los
    componentes de la escuela aristotélica) realizaron
    estudios de diversas materias y acumularon sus conocimientos
    enciclopédicos en una especie de archivos.

    Aristóteles dividió sus escritos en dos grandes
    familias:

    Exotéricos: destinados a la publicidad (la
    mayoría se han perdido).

    Esotéricos o acromáticos: usados como
    apuntes de clases en el Liceo, fueron publicados casi todos
    tres siglos después de su muerte.

    La primera época de Aristóteles es puramente
    platónica, tanto en la forma como en el contenido. En su
    época de transición se enfrentó con algunas
    de las ideas del maestro, especialmente con su teoría de
    las ideas, aunque siempre con mucho respeto («Siendo
    Platón y la verdad igual de amigos míos, siento el
    imperioso deber de colocar a la verdad por delante»). Y,
    por fin, ya en su época de madurez, en el Liceo,
    elaboró sus propias teorías filosóficas.

    La obra de este período de esplendor puede dividirse
    así;

    Escritos lógicos: Categorías.
    Predicamentos, Analíticos, Tópicos, agrupados
    más tarde bajo el nombre de Organon (o Instrumento).

    Escritos metafísicas: ocho libros de la
    filosofía natural y catorce libros de la
    filosofía primera o metafísica.

    Escritos físicos: Sobre el cielo.
    Generación y corrupción, Meteorología, Historia
    de los animales, del alma, De la sensibilidad. De la memoria,
    del sueño y la vigilia, De la respiración, etcétera.

    Escritos ético-políticos: Etica a
    Nicómaco. Política, Ética a
    Eudemo, Gran ética, Constitución de Atenas.

    Escritos estéticos: Poética, y
    Retórica.

    La lógica, como ciencia formal del saber, nació
    con Aristóteles. Y con él quedó
    perfectamente constituida en su forma clásica.

    Las ideas lógicas más relevantes de
    Aristóteles se encuentran en su obra Analíticos. En
    ella concibe a la lógica como un análisis, y en este sentido la compara con
    la anatomía.

    La lógica

    Mientras la ciencia anatómica sería un
    análisis de los cuerpos, la ciencia lógica
    sería un análisis del pensamiento o del medio con
    el que se expresa este pensamiento: el lenguaje.
    Aristóteles descubrió que el espíritu (el
    pensamiento, el lenguaje) posee una estructura interna similar
    a la de la materia. Así, desmenuzó el
    espíritu humano y extrajo tres elementos fundamentales:
    el concepto, el juicio, y el raciocinio.

    El concepto es la representación intelectual
    abstracta de un objeto. El hombre conoce las cosas que le
    rodean de una manera sensible (este monte, esta silla, este
    hombre), pero tiene una facultad (abstracción) que le
    permite prescindir de las características concretas y
    accidentales de los objetos y referirse a sus aspectos
    esenciales, es decir, le permite saber qué es el monte,
    la silla, el hombre, etcétera, Estos aspectos esenciales
    constituyen la idea, el concepto o, en términos
    aristotélicos, el universal.

    Aristóteles clasificó los conceptos en 10
    grupos distintos: una sustancia y nueve accidentales (cualidad,
    cantidad, relación, tiempo, lugar, acción, pasión, estado,
    posición).

    Cuando se unen dos o más conceptos para obtener un
    enunciado acerca de la realidad, se forma un juicio. Un juicio
    es verdadero cuando se adecua con la realidad, es decir, cuando
    los dos conceptos que se unen en el juicio se refieren a dos
    objetos efectivamente relacionados en la realidad.

    El raciocinio es aquella forma lógica que consiste en
    inferir un juicio desconocido a partir de otros conocidos. Hay
    dos clases de raciocinios: los deductivos (que a partir de una
    afirmación universal deducen una afirmación
    particular).

    Y los inductivos (que siguen el camino inverso: van de la
    recolección de datos particulares a la
    afirmación de una verdad universal). Para
    Aristóteles, la forma perfecta de raciocinio es el
    deductivo, al que llamó silogismo. La teoría de
    los silogismos (descripción de su forma, de su empleo, de
    sus leyes, etcétera) constituye el núcleo de la
    lógica aristotélica.

    La metafísica

    Aristóteles es también el fundador de una
    nueva disciplina filosófica: la metafísica.

    El objeto fundamental de estudio metafísico es el ser
    de las cosas. Las distintas ciencias particulares estudian los
    objetos de este mundo ateniéndose a
    características específicas de ellos; así,
    la física estudia

    los objetos en cuanto móviles, la química, en
    cuanto mutables y reorganizables, la biología, en cuanto
    vivos, etcétera. La metafísica estudiará a
    los objetos en cuanto existentes y la definió
    así: «Es la ciencia del ser en cuanto ser».
    Ahora bien, Aristóteles no dedicó su atención a todos los seres, sino a aquel
    ser modélico, arquetípico que es Dios, el
    más perfecto de todos los seres. Así, la
    Metafísica se convirtió en una especie de
    teología. Las concepciones éticas de
    Aristóteles no son muy originales, limitándose a
    ser la formulación en términos filosóficos
    de las ideas dominantes sobre el ethos (comportamiento,
    conducta) en
    la sociedad de su tiempo.

    La política

    La obra política de Aristóteles es una de las
    primeras grandes sistematizaciones de la política de los
    pueblos. En ella partió de un enorme cúmulo de
    material empírico (el estudio de las constituciones
    políticas de la mayoría de las ciudades conocidas
    de su época). Para él, el Estado es la forma
    superior de las comunidades humanas. La primera
    institución natural es la familia
    (basada en dos tipos de relaciones: marido-mujer, amo-esclavo).
    La unión de varias familias constituye una aldea y la
    unión de varias aldeas autónomas y
    autosuficientes constituye un Estado, una polis. Según
    Aristóteles el hombre sólo puede realizarse
    plenamente en el interior de una comunidad política. Lo
    definió como zoon politíkón, o sea,
    «animal político».

    En cuanto a las formas de
    gobierno, delineó especulativamente un cuadro de
    regímenes políticos posibles, considerando tres
    formas de gobierno
    aceptables y tres formas condenables:

    • Monarquía: Gobierno de uno solo.
    • Aristocracia: Gobierno de los mejores
    • Democracia: Gobierno de la multitud

    Todos estos sistemas deben
    buscar el bien y la felicidad de todos. Cuando esto no ocurre
    aparecen perversiones o degeneraciones:

    • La Monarquía da lugar a la
      Tiranía
    • La Aristocracia da lugar a la
      Oligarquía
    • La Democracia da lugar a la Demagogia

    Aristóteles insinúa que el gobierno ideal
    puede ser el de una clase intermedia. De cualquier forma,
    afirma que cualquier forma de gobierno es buena si respeta la
    felicidad, el bien y utilidad de todos.

    Un gobierno que actúe correctamente ha de
    cumplir:

    • Esté de acuerdo con la naturaleza
      humana.
    • Esté de acuerdo con las condiciones
      históricas concretas que se dan.

    EL PENSAMIENTO
    FILOSÓFICO CRISTIANO

    El cristianismo
    no es una filosofía propiamente dicha, sino una
    religión que, tal como queda expresado en los dogmas de la
    Iglesia
    católica, «fue fundada por Jesucristo, hijo de Dios,
    enviado por Dios Padre como Mesías, para salvar a los
    hombres según habían anunciado los profetas
    hebreos».

    La designación de cristianos se dio por primera vez
    a los habitantes de Antioquía que profesaban la fe
    predicada por San Pablo.

    La religión cristiana se convirtió en menos
    de tres siglos en la religión oficial del Imperio romano y
    se arraigó tan profundamente a los más esenciales
    aspectos de la cultura occidental que logró sobrevivir a
    la caída del propio imperio y convertirse en el substrato
    básico de la civilización occidental.

    Los pensadores que aportaron los elementos decisivos para
    permitir que el cristianismo se configurara como religión
    oficial del Estado fueron los apologetas, así llamados
    porque en sus escritos se dedicaron a hacer la apología
    del cristianismo.

    La esencia definitoria del cristianismo como
    religión es su monoteísmo trascendente (la creencia
    en la existencia de un solo Dios, que es algo completamente
    distinto del hombre y del mundo, algo que los trasciende a
    ambos). Esta concepción monoteísta, cuya
    proyección actual es casi universal entre todos los
    creyentes, fue en un principio elaborada exclusivamente por la
    civilización israelita, que la consideraba verdad

    exclusiva y revelada directamente por Dios.

    En la historia sagrada del pueblo judío se encuentra
    el núcleo básico de la gestación del
    cristianismo.

    Los filósofos cristianos adoptaron muchas ideas del
    pensamiento griego pagano. De los escépticos
    epicúreos adoptaron argumentos contra el
    politeísmo. Aristóteles les prestó una serie
    de conceptos filosóficos (como los de sustancia, causa,
    materia) que eran imprescindibles para tratar los delicados y
    sutiles temas de la teología cristiana (la creación
    del mundo a partir de la nada. la Santísima Trinidad,
    etc.). La moral
    estoica aportó algunos elementos a la ética
    cristiana. El platonismo, con su desprecio del mundo sensible, su
    creencia en la inmortalidad del alma humana y la
    afirmación de la existencia de un mundo celestial fue una
    prefiguración del cristianismo, refiriéndose a
    Platón dijo San Agustín: «Nadie se ha
    acercado tanto a nosotros».

    Podemos dividir la filosofía cristiana medieval en
    dos grandes periodos: la Patrística y la
    Escolástica.

    LA PATRÍSTICA: Es el conjunto de dogmas
    elaborados por los Padres de la Iglesia y los concilios.

    San Justino fue el primero que trató de conciliar la fe
    reveladora y el
    conocimiento filosófico racional. Para él, la
    filosofía era el don más precioso que Dios
    había hecho a los hombres, por lo tanto no podía
    haber contradicción entre filosofía y
    religión.

    Tertuliano (siglos II y III) dio una respuesta menos sensata,
    más fideista y religiosa, al anunciar Credo quia absurdum
    («Solo creo lo que es absurdo, lo que repugna a la
    razón»).

    Lactancio fue un ecléctico: consideraba que tomando las
    verdades parciales que se contenían en las especulaciones
    de los filósofos griegos se obtendría un corpus
    doctrinal filosófico racional equiparable con la verdad
    teológica revelada.

    El gnosticismo fue una fusión de
    elementos escriturísticos y cristianos, griegos y
    orientales (pitagorismo, platonismo, judaísmo y
    teosofía esotérica se entremezclaban). Trataron los
    mismos temas que la ortodoxia cristiana, pero cayeron en la
    herejía. Sus principales aportaciones fueron:

    1. sustitución de la fe por una forma de conocimiento
      racional llamada gnosis
    2. afirmación de un dualismo entre Dios y la materia,
      posteriormente mejor desarrollado por otra herejía: el
      maniqueísmo
    3. desarrollo de la noción de Dios desconocido (el Dios
      del Antiguo Testamento no es el verdadero Dios, pues ha creado
      la materia, origen del mal).

    Orígenes (184-253) abogó por la
    utilización de pruebas
    filosóficas en la especulación teológica;
    como Parménides. creía que la esférica era
    la forma perfecta y en un texto, afirma
    que los bienaventurados entrarán en el cielo rodando
    porque habrán resucitado en la más perfecta de las
    formas, la esférica.

    El Concilio de Nicea, celebrado el año 325,
    estableció las verdades de la religión cristiana en
    forma dogmática e indiscutible. A partir de este
    momento,

    la especulación de los Padres de la Iglesia fue
    limitada, no pudiendo enfrentarse a ninguno de los dogmas y
    verdades oficialmente decretadas, salvo riesgo de
    excomunión. Esta intangibilidad del dogma impuso la
    definición de la filosofía como ancilla theologiae,
    es decir, como esclava de la filosofía de Dios, como
    sierva de la teología.

    San Agustín (354-430)

    San Agustín nació en Tagaste, una ciudad del
    norte de África, de padre pagano y madre cristiana (Santa
    Ménica). Durante su juventud llevó una vida
    turbulenta, entregado a diversiones y placeres de carácter
    pagano.

    El problema filosófico que impulsó a San
    Agustín hacia el cristianismo es un problema que ha movido
    a grandes sabios de todas las épocas: la búsqueda
    de la felicidad. El opinó que la verdadera felicidad
    consiste en la sabiduría, por lo que toda su vida
    consistió en una larga investigación de la verdad.

    Fue un escritor sorprendentemente prolífico: parece ser
    que escribió casi 500 obras, de las que las más
    importantes entre las conservadas son: Las confesiones, La
    verdadera religión, La ciudad de Dios, La inmortalidad del
    alma y La ciencia cristiana.

    En la filosofía agustiniana, el punto de partida de
    toda reflexión filosófica es la existencia
    indudable de un Yo filosofante. No se puede ser un
    escéptico consecuente, no se puede dudar de todo, pues
    para dudar siempre hay que presuponer que existe un sujeto que
    duda. En la duda y el error encuentra San Agustín la
    seguridad de la
    propia existencia- La siguiente frase expresa estas ideas: si
    enim fallor, sum (si yerro, existo).

    La filosofía agustiniana no es más que la
    formulación cristiana del pensamiento platónico.
    Para Platón existían dos clases de realidades: la
    sensible y la ideal, y las cosas naturales participaban de la
    realidad superior de las Ideas; para San Agustín, las
    verdades particulares que adquiere el hombre mediante la ciencia
    participan de las verdades absolutas divinas.

    San Agustín fue uno de los fundadores de la disciplina
    filosófica llamada filosofía de la historia, germen
    de lo que en la actualidad es la sociología.

    Cuando Roma fue saqueada
    por los bárbaros de Alarico, los paganos atribuyeron el
    desastre al abandono de los antiguos dioses y dieron la culpa al
    cristianismo; decían los paganos que mientras
    Júpiter fue venerado, Roma fue poderosa, pero que al ser
    abandonado por los emperadores cristianos, Júpiter
    dejó de protegerla. San Agustín intentó
    responder a este ataque escribiendo su más monumental
    obra: La ciudad de Dios, que poco a poco fue superando el
    proyecto
    original hasta convertirse en una completa concepción
    cristiana de la historia.

    La idea fundamental de La ciudad de Dioses que la historia
    tiene un sentido, se dirige hacia una meta, señalada por
    la providencia divina. Los pueblos pueden rebelarse contra este
    destino que les impone la providencia divina y formar una
    «ciudad terrena», pero pueden también acatar
    esta ley histórica que les señala Dios y constituir
    así la «ciudad divina».

    Estos dos esquemas intuitivos (la ciudad terrena y la ciudad
    divina) le sirvieron a San Agustín para señalar la
    oposición política entre el Estado y la Iglesia.
    Durante toda la Edad Media,
    gracias a la influencia de la Iglesia y a la debilidad de los
    monarcas y emperadores. los sistemas políticos dominantes
    fueron teocracias (gobiernos de inspiración divina), pero
    con la llegada de la reforma protestante pasó a primer
    plano la doctrina contraria: el erastianismo, que predicaba el
    dominio y la superioridad temporal del Estado sobre la
    Iglesia.

    LA FILOSOFÍA
    MEDIEVAL: LA ESCOLÁSTICA

    Por escolástica se entiende aquella parte de la
    filosofía de la Edad Media europea que abarca desde la
    época del Imperio de Carlomagno (siglo VIII) hasta
    el
    Renacimiento (siglo XV). El nombre de escolástica
    proviene del hecho de que esta filosofía se elaboró
    en las instituciones
    eclesiásticas, especialmente las escuelas conventuales,
    catedralicias o palatinas, de las que surgieron las primeras
    universidades. En aquellas escuelas se enseñaron las siete
    artes medievales: el trivium (las llamadas materias literarias:
    dialéctica, gramática y retórica) y el
    quadrivium (las llamadas materias científicas:
    aritmética, astronomía, geometría y
    música).

    Revelación y Razón

    Antes de la aparición de las primeras universidades las
    escuelas medievales estaban divididas en dos secciones: la schola
    externa (que se ocupaba de las ciencias «humanas» y
    estaba especializada en la formación cultural de los
    seglares) y la schola interna (que se ocupaba de la
    teología y se especializaba en la educación de los
    clérigos). Tanto en una como en otra, las
    enseñanzas se impartían en dos formas: la lectio
    (la lección), consistente ei una clase magistral, y la
    disputado (la polémica), que era una controversia entre el
    maestro y los discípulos acerca de un tema
    filosófico.

    Las dos bases fundamentales del conocimiento
    escolástico eran la autoridad o
    revelación y la razón. La revelación se
    fundaba en las Sagradas Escrituras, en las conclusiones de los
    concilios, en el pensamiento de los Padres de la Iglesia y, en
    definitiva, en la tradición. La razón operaba en
    discusiones que no pusieran en cuestión la premisa de la
    omnipotencia y omnipresencia divinas, así como la
    elaboración de conceptos filosóficos, buscando la
    conciliación entre las tesis opuestas que a veces se
    hallaban en el campo de la revelación. Esta era
    considerada jerárquicamente superior a la
    razón.

    Hasta San Agustín la filosofía cristiana estaba
    influida por el pensamiento de Platón. Después se
    inició una etapa en la que la influencia de
    Aristóteles fue Fundamental

    Santo Tomás de Aquino (1224-1274)

    También llamado Doctor Angélico, nació en
    el castillo de Rocasecca, en Lombardía, cursó sus
    primeros estudios en la abadía de Montecassino,
    ampliándolos en la universidad de
    Napóles, en donde conoció a San Alberto Magno,
    quedando profundamente impresionado por el pensamiento de
    éste. Ingresó en la orden dominica y
    enseñó teología en París, y
    posteriormente, en numerosas ciudades italianas (Agnani, Orbicto,
    Roma). Falleció cuando se dirigía al concilio de
    Lyon, al que había sido invitado por el Papa Gregorio
    X.

    A pesar de que el tomismo es presentado general mente como una
    vía filosófica absolutamente distinta del
    pensamiento de San Agustín, ello no es correcto, pues
    ambos parten del mismo fundamento común, es decir, las
    bases del cristianismo. Lo que sí cabe señalar es
    que mientras San Agustín considera como predominante el
    «orden del corazón». Santo Tomás
    coloca

    como prioritario el «orden del intelecto».
    Resumiendo: en el primero, domina el sentimiento; en el segundo,
    la razón, pero siempre aceptando la superioridad de la
    revelación providencial.

    Por otra parte, en Santo Tomás hay un gran esfuerzo por
    asimilar las ideas de Aristóteles, presente en toda su
    obra, aunque mezcladas con las aportaciones filosóficas de
    los antiguos Padres de la Iglesia y recogiendo incluso alguna
    influencia de los filósofos árabes. Puede
    añadirse que la obra tomista no fue excesivamente
    original, pero sí un gran esfuerzo de
    sistematización del saber que hasta entonces
    permanecía disperso.

    FILOSOFÍA
    MODERNA

    Comprende todas las manifestaciones del pensamiento
    cronológicamente situadas entre el final de la
    filosofía cristiana medieval y el pensamiento final de
    la
    Ilustración.

    Este periodo se define especialmente por oposición
    al escolasticismo. Su fuerza radica en su capacidad
    crítica, que puso en cuestión las tesis de la
    escolástica. Frente al rígido esquema medieval, el
    pensamiento moderno se definió a través de las
    características que se resumen a
    continuación.

    Autonomía del pensar

    Los filósofos modernos se resistieron progresivamente a
    solicitar el tutelaje y el dictamen de los dirigentes de la
    Iglesia respecto a sus tesis y especulaciones. Comenzó una
    auténtica lucha para liberarse del dictado del dogma
    teológico. Los filósofos modernos abandonaron las
    reglas tenidas por indiscutibles y los métodos
    universalmente aceptados, para establecer sus propias normal: de
    verificación: coherencia racional, comprobación
    empírica, duda metódica, etc., rompiendo con la
    fidelidad a lo establecido.

    Libertad de razonar

    La filosofía
    moderna intentó forjar una nueva concepción del
    mundo y de la sociedad y, aunque inicialmente no
    prescindió absolutamente de la influencia religiosa,
    postuló la resolución de los problemas mediante la
    libertad de
    razonamiento. Abandonó así progresivamente las
    verdades absolutas o reveladas, intentando sustituir lo
    sobrenatural por lo natural, lo divino por lo humano, lo celeste
    por lo terrenal, resolviendo zanjar definitivamente la
    polémica entre la fe y la razón en favor de esta
    última.

    Liberación individual

    La nueva filosofía contribuyó a la
    liberación de la individualidad, de un modo que antes
    sólo se produjo en la Grecia clásica. Esta
    contribución fue casi simultánea a la lucha por la
    liberación de los grupos nacionales que pugnaban por
    quebrar el imperialismo
    medieval. De algún modo, la filosofía moderna se
    vincula al surgimiento de las nacionalidades.

    La formulación científica

    Otro rasgo del pensamiento moderno fue la intención de
    aproximar la filosofía y la ciencia. Fue en esta
    época de la historia cuando comenzaron a estructurarse las
    ciencias
    naturales, entendidas como un sistema de conocimientos
    rigurosamente clasificado y verificado. El pensamiento moderno
    acabó convirtiendo a la filosofía en colaboradora
    de la ciencia. A partir de esta época fue frecuente que
    una misma persona reuniera
    la doble condición de científico y filósofo.
    Galileo y Newton son
    grandes ejemplos de este cambio. que alcanzó hasta la
    época contemporánea, como lo demuestra Bertrand
    Russell. En esta perspectiva, los dos factores más
    importantes de la ciencia moderna (utilización concreta de
    la experiencia del investigador y mentalidad matemática)
    fueron también dos de los temas filosóficos
    más apasionadamente discutidos, hasta tal punto que dio
    lugar a dos de las más destacadas escuelas
    filosóficas de la Edad Moderna:
    el racionalismo, que se fundó en tos aspectos
    lógico-racionales del conocimiento, y el empirismo, que
    afirmó la validez absoluta de la experiencia en el
    ámbito del conocimiento
    científico-filosófico.

    Laicización

    La nueva filosofía planteó tres condiciones
    importantes que a largo plazo resultaron decisivas: la
    laicización (liberalización de tas costumbres
    respecto a la influencia religiosa), la extra oficialidad
    (liberación e independencia de los comportamientos
    respecto de la tutela imperial)
    y la sustitución del latín por los idiomas de las
    distintas nacionalidades.

    Los filósofos importantes dejaron de ser
    clérigos y sus enseñanzas dejaron de estar
    respaldadas por las instituciones políticas y por la
    Iglesia, penetrando hacia el pueblo a través del idioma
    nacional.

    En general, se acostumbra a dividir la filosofía
    moderna en tres grandes periodos: el Renacimiento, el
    Racionalismo, el Empirismo y la Ilustración.

    Las disciplinas filosóficas que gozaron de mayor
    importancia en la Edad Media eran la teología y la
    metafísica. La Edad Moderna no prescindió
    totalmente de ellas e incluso se llegaron a proponer nuevas
    elaboraciones metafísicas como el panteísmo de
    Spinoza, pero su campo de interés primordial lo
    constituyó la problemática en torno a la
    teoría del
    conocimiento.

    RACIONALISMO Y
    EMPIRISMO

    El
    Renacimiento: ciencia y humanismo en
    el origen de la modernidad.

    El Renacimiento hemos de entenderlo como consecuencia de la
    crisis del
    siglo XIV que significa el fin del feudalismo y el
    comienzo del mundo burgués. Le Golf afirma que esta
    crisis se debe al límite de la tecnología medieval
    (artesanía) para responder a las nuevas necesidades que se
    le plantean.

    Hacia 1300 o 1350 surge una crisis social por las epidemias de
    peste: las gentes se refugian en los burgos produciéndose
    una concentración de la población. Se estanca y paraliza la
    agricultura debido a esta reducción de la mano de obra por
    las epidemias y las migraciones.

    Ante esta situación, el régimen feudal (basado
    en el pacto entre el señor y el vasallo por el cuál
    éste le trabaja la tierra y el señor le defiende)
    cae y el señor feudal se ve obligado a comprar la mano de
    obra. Surge entonces la burguesía, concepto que en un
    principio se refiere a los habitantes de los burgos -ciudades-
    venidos del campo, que pasó a designar una nueva clase
    social que, frente a la aristocracia, busca la fuente de riqueza
    en el trabajo,
    bajo la afirmación de que el hombre vale lo que
    produce.

    Con los finales de la crisis, la población demuestra
    una actitud de búsqueda y desarrollo de los deseos de
    vivir. En este clima surgen una
    serie de fenómenos:

    • Fenómeno de movilización social: el
      hombre comienza a pensar que la condición social es un
      producto que hay que ganar.
    • Fenómeno vertical social: la nobleza pierde
      paulatinamente valor, ganándolo la
      burguesía.

    (Marx
    afirmó que es en esta época cuando surge el
    capitalismo.
    )

    Las naciones modernas surgen con la burguesía y son un
    fenómeno burgués. El poder de los reyes va
    creciendo en las ciudades, estando las monarquías
    amparadas por el capital
    burgués. La transformación del poder y el
    régimen feudal monárquico trae como consecuencia la
    unificación de las leyes, que hasta entonces eran
    múltiples.

    Un fenómeno fundamental de ésta época, y
    que se da preferentemente en el s XV, es la revolución
    tecnológica, que tiene unas consecuencias que cambian la
    historia:

    • El invento de la brújula, que supone una
      nueva posibilidad de arriesgarse más allá del
      espacio conocido, abriéndose las posibilidades de los
      descubrimientos y de las colonizaciones.
    • El telescopio, invención de Galileo,
      contribuye de una forma decisiva el cambio de la
      concepción del mundo. El hombre se da cuenta de la
      infinitud del mundo y cambia su visión geocentrista por
      la heliocentrista.
    • La pólvora, que supone la revolución
      militar y la muerte de las costumbres caballerescas. Los nuevos
      ejércitos, basados en el poder de la artillería y
      tácticas de guerra y no en el potencial de
      caballería, son mucho más costosos y sólo
      los reyes pueden mantener ejércitos poderosos, siendo
      éste un factor más que explica la perdida de
      poder de los señores feudales.
    • La imprenta, de Gütemberg, permite el comienzo
      de la cultura escrita, que hasta ahora había estado
      restringida a los monasterios. Se desarrollan las
      Universidades, que pronto adquieren una especial
      importancia para la secularización de la cultura.

     El elemento que más vigorizó a la
    economía fue el descubrimiento de nuevos mercados y la
    creación de nuevas industrias,
    posibilitado en parte por la caída de los turcos. Se crean
    ligas comerciales en los Países Bajos y las primeras
    colonias. Se crea el mercado de
    África y concluye el descubrimiento de
    América, entrando nuevos productos y
    metales
    preciosos. Se comienza a implantar la industria
    metalúrgica, relojera y cristalería, que desbancan
    el predominio textil.

     Todos estos cambios tecnológicos poseen una serie
    de consecuencias económicas, políticas e
    ideológicas; pero, especialmente, un cambio profundo de la
    actitud del hombre frente al mundo.

     Con el Renacimiento aparece el naturalismo, que valora
    la naturaleza y la vida sensible; esto hace que se dinamice el
    trabajo para poder gozar posteriormente de la naturaleza. Esta
    actitud naturalista aumenta la curiosidad intelectual, la
    valoración del lujo, los viajes, las exploraciones y todo
    lo que represente contacto con lo natural. Se comienza a valorar
    el paisaje y a humanizar el arte. La cultura se va haciendo
    progresivamente laica e independiente de la autoridad
    eclesiástica y de los dogmas religiosos.

     Las pruebas de este naturalismo y de su cultura laica
    son:

    • El cambio de la actitud respecto de la muerte. El
      sentido laico de la muerte iguala a todos los hombres. La
      muerte se suele ver como un castigo, o un final o
      tránsito, de hay que haya que activar la energía
      para gozar lo máximo posible de la vida.
    • El tema de la fama es la solución laica a la
      supervivencia. El hombre medieval creía en el otro
      mundo; la fama, en cambio, será la forma de sobrevivir
      tras la muerte en el Renacimiento.
    • Aparece el tema de la fortuna. El hombre medieval
      cree en la intencionalidad y providencia de Dios en el mundo.
      En el Renacimiento la cultura se descristianiza y aparece las
      ideas de fortuna y predeterminación; la suerte
      guía al hombre y el azar vuelve a ocupar un papel
      importante.
    • Hay una valoración ética de la
      persona
      . El ideal de la vida no es ya seguir un modelo -como
      los sabios helenísticos o los santos del cristianismo-,
      sino afirmar la propia personalidad y el propio modelo de
      vida.
    • Comienza la independencia del poder político
      frente a los Papas
      , como consecuencia del refuerzo del
      poder de los reyes tras la caída del régimen
      político feudal. Los pensadores más importantes
      toman partido por la independencia de ambos poderes; no con la
      intención de reforzar el poder de los reyes, sino porque
      piensan en el poder de la Iglesia como espiritual y no
      concreto, y, por lo tanto, independiente del Estado.

    El núcleo ideológico del Renacimiento es el
    Humanismo, que podemos definir como la nueva cultura que surge a
    partir del s XV que se centra en el hombre
    (antropocéntrico) y que tiene como finalidad al hombre
    (antropotélico). Los temas más importantes que
    desarrolla el humanismo son: El tema del sujeto y de su libertad,
    la relación del sujeto con Dios, y la relación del
    sujeto con el mundo y la naturaleza. El Renacimiento se va a
    destacar por la vuelta a los ideales grecolatinos y por la
    interpretación libre de la Biblia.

    Como grandes humanistas podemos destacar: Leonardo da
    Vinci, Tomas Moro y Pico della Mirandola.

    A ellos, sobre todo Pico, se debe la ruptura con la
    filosofía medieval. Así destacamos los
    planteamientos:

    • El hombre es capaz de hacer el bien por sí
      mismo
      , frente a la naturaleza humana corrompida de la
      filosofía medieval, que afirmaba que el hombre tiene
      tendencia al mal.
    • El hombre se considera un ser autónomo, que elige
      libremente su destino
      y acepta las consecuencias de sus
      actos, frente a la filosofía medieval que afirma que el
      hombre sólo puede salvarse por la gracia y fe
      divinas. 

    Los problemas mecánicos planteados por la nueva
    astronomía no podían ser resueltos por la mecánica de Aristóteles. Los
    aristotélicos vieron en este hecho una
    argumentación contra la nueva astronomía, pero
    Galileo y Newton demolieron sus objeciones con una mecánica científica moderna y
    ordenada.

     Rene Descartes
    (1596-1650)

    Descartes es el padre de la filosofía moderna. Sus
    obras más importantes son:

    • Reglas para la dirección del espíritu.
    • Principio de Filosofía
    • Meditaciones metafísicas
    • Discurso del método

    Su filosofía surge en el siguiente contexto:

    • Se ha producido ya una cierta ruptura con la
      filosofía medieval
      , pero no se había
      planteado aún una nueva forma de entender la verdad.
      Esta filosofía se va a basar en la confianza en la
      razón y la consideración de esta como algo
      interno del individuo.
    • Se encuentra con el pensamiento religioso medieval,
      aunque ya sumido en una gran crisis. Para Descartes la
      seguridad no proviene en principio de la seguridad que nos da
      el pensamiento divino, ni es algo externo como el pensamiento
      griego, sino que deriva de la certeza de la mente humana.
    • Circunstancias de carácter
      social-político
      . En esta época aparecen
      nuevas clases
      sociales y se produce cambios muy profundos en la sociedad.
      Se tiene que crear pues una forma de conocimiento acorde a los
      nuevos tiempos y las necesidades de las nuevas clases
      sociales.

     Intenta superar los 2 grandes prejuicios medievales en
    el tema del conocimiento:

    • Autoridad de Aristóteles, cuya forma de
      pensamiento se basa en los silogismos; consiste en aplicar
      teorías generales a casos concretos: a partir de 2
      premisas (una mayor o general y otra menor) vamos obteniendo
      conclusiones y ampliando el conocimiento: El hombre es un
      ser racional; Luis es un hombre. Luego Luis es un ser
      racional.
      Descartes se plantea la necesidad de un nuevo
      método ya que los silogismos no nos permiten avanzar,
      crear, …
    • Unión fe-razón, es decir, la verdad
      obtenida a través de la razón y de la fe
      coinciden.

    Razón y método: el criterio de
    verdad.

    Para Aristóteles había diversidad de ciencias, y
    cada una de ellas se diferenciaba de las demás por un
    objeto formal propio y un método específico; esto
    originaba distintos géneros del saber que, según
    Aristóteles eran incomunicables. Por ejemplo: la
    aritmética y la geometría; la primera tiene por
    objeto formal propio lo discontinuo; y la segunda, lo continuo;
    ambas eran incomunicables.

    Sin embargo, Descartes rechaza tal principio de
    incomunicabilidad de los géneros, por considerar que el
    saber humano no se diversifica por la distinción de
    objetos formales, pues siendo la razón una, el saber del
    hombre es uno sin admitir límites interiores. En el caso
    de la aritmética y la geometría, la
    comunicación que genialmente estableció
    Descartes, por medio de la geometría
    analítica, hizo posible la liberación de la
    matemática del sometimiento a los sentidos motivado por
    los planteamientos intuicioncitas de Aristóteles.

    La comunicación de todos los conocimientos,
    fundamentados todos en los mismos principios, supuso el surgir de
    toda una forma nueva de hacer ciencia, la ciencia moderna, y de
    un método único.

    Además, la comunicación de los conocimientos
    permitió que algunos ámbitos del saber estancados
    por su sometimiento al método de observación sensorial (como la
    física), fuesen fecundados por procedimientos más
    exactos y rigurosos. Así, la geometría
    analítica sustituye una concepción empírica
    del espacio, por una concepción algebraica, es decir,
    meramente intelectual, que propicia la liberación del
    pensamiento de su vinculación con lo concreto y
    particular. Esta es la esencia del racionalismo cartesiano, el
    pensamiento separado e independiente de lo corpóreo. Para
    Aristóteles hubiera sido absurdo hablar de un espacio real
    no observable por los sentidos, o, al menos, no imaginable.

    Una de las premisas del pensamiento de Descartes es la
    sumisión a un método cuidadosamente elegido, aunque
    esto no es original, pues ya en Platón hay una gran
    preocupación por los asuntos de método. En
    Descartes nos encontramos con 3 momentos del método:

    1. El método como camino de búsqueda de la
    verdad: la duda metódica. En primer lugar hemos de decir
    que Descartes no es un escéptico, no considera la duda
    como un estado definitivo sino como una situación
    transitoria para alcanzar la verdad: es una duda metódica
    y constructiva, es decir, como instrumento para superar la duda
    misma. Naturalmente no se propone dudar de cada una de las ideas,
    algo imposible, sino que cuestiona cada uno de los fundamentos de
    estas ideas.

    Para Descartes solamente podremos llegar a la verdad cuando se
    llegue a una realidad de la que no podamos dudar, algo de lo que
    tengamos absoluta certeza.

    Descartes comienza dudando de los sentidos, por un hecho
    patente: éstos me engañan alguna vez, luego he de
    pensar que pueden engañarme siempre.

    Cuando sueño siento la existencia de las cosas igual
    que en la vigilia y, sin embargo, no existen. La dificultad para
    distinguir el sueño de la vigilia presta la posibilidad de
    dudar también de la existencia de las cosas. Sin embargo
    es cierto que, aún fuera del estado de vigilia, hay
    verdades que prevalecen, las matemáticas: "Pues, duerma yo o esté despierto, dos más
    tres serán siempre cinco, y el cuadrado no tendrá
    más que cuatro lados".

    Descartes introduce un nuevo motivo de duda: la
    hipótesis de que puede que Dios haya puesto en mi mente
    estas ideas con la intención de engañarme. Pero
    existiría una posible objeción a esta
    hipótesis: podría repugnar a la voluntad divina el
    querer engañarme. Para evitar equívocos con la fe,
    Descartes sustituye la denominación de Dios
    engañador por Genio maligno, un ser todopoderoso que tiene
    la voluntad de engañarme en todo lo que pienso. Con esta
    hipótesis ahora parece que no puedo tener nada por cierto
    sin correr el riesgo de ser engañado; incluso con las
    verdades matemáticas puede ocurrir que "haya querido que me engañe cuantas veces sumo
    dos más tres, o cuando enumero los lados de un
    cuadrado".

    Con todo este proceso de duda , desarrollado en la
    1ª Meditación Metafísica, Descartes persigue,
    como hemos dicho, llegar a una verdad absoluta, eliminando los
    prejuicios (algo parecido a la ironía
    socrática).

    Llegado a este punto, en la 2ª Meditación
    Metafísica, Descartes aplica la duda a la propia duda. Y
    es entonces cuando encuentra un elemento que prevalece a la duda.
    Si dudo que dudo es indudable que sigo dudando. El hecho de
    dudar, aunque me esté engañando, siempre puedo
    tener la certeza de que estoy dudando. Y dudar o engañarse
    implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando es
    indudable que estoy existiendo. Por tanto estamos ante la primera
    verdad indubitable, la de mi propia existencia como verdad
    pensante, a partir de la cual va a construir todo el
    conocimiento:

    Pienso, luego existo (Cogito, ergo sum)

    Ya en su tiempo Descartes recibió la
    objeción de que el cogito era la conclusión de un
    silogismo -a los que precisamente Descartes quiere evitar en su
    intento de ruptura con la filosofía medieval- cuya premisa
    mayor (sobreentendida) sería "todo lo que piensa existe",
    la premisa menor "yo pienso", y la conclusión "yo existo".
    Pero Descartes no aceptó este planteamiento, ya que,
    según él, "cuando alguien dice pienso, luego existo, no infiere su
    existencia del pensamiento como si fuese la conclusión de
    un silogismo, sino como algo notorio por sí mismo,
    contemplado por simple inspección de espíritu. Ello
    es evidente, pues, si la dedujese mediante un silogismo,
    tendría que haber establecido antes esta premisa mayor:
    todo lo que piensa es o existe. Y, muy al contrario, a esto
    último llega por sentir él mismo en su interior que
    es imposible que piense si no
    existe." Conviene resaltar como
    aquí Descartes señala que la idea de existencia es
    verdadera porque se le manifiesta al espíritu "como
    algo notorio por sí mismo".
    Este va a ser, como
    veremos en el siguiente apartado, el criterio de verdad defendido
    por Descartes.

    2. El método como criterio de verdad: la
    evidencia (claridad y distinción). Es en la 2ª parte
    del discurso del
    método donde Descartes establece su criterio de
    certeza.

    Una vez establecida una verdad indubitable, a partir de
    la cual va a construir todo el conocimiento, Descartes realiza
    una profunda meditación analítica del
    cógito: por él la duda desemboca en la evidencia de
    la realidad del pensamiento. El contenido inmediato del
    cógito es la realidad existencial del sujeto pensante: la
    duda puede afectar a todos los contenidos del pensamiento, pero
    no puede afectar al yo donde estos contenidos están.
    Intuimos la existencia de un yo cuya esencia es ser pensamiento.
    En esto precisamente consiste intuir, en percibir conexiones
    necesarias, evidentes. Para poder intuir conexiones necesarias
    entre ideas, es preciso que éstas sean simples, pues
    sólo la relación entre ideas simples puede ser
    también simple. Y sólo de lo simple hay verdadera
    intuición. El resto del conocimiento es deducción. Por tanto, se tiene certeza de
    toda verdad que se obtenga por medio de una intuición
    clara y, además, distinta. Precisemos las nociones de
    claro y distinto para Descartes:

    – Una idea clara es aquella que se presenta de
    forma manifiesta a un espíritu atento.

    – Una idea distinta es aquella tan precisa y
    diferente a todas la demás que sólo comprende lo
    que manifiestamente aparece al que la considera como es
    debido.

    Para Descartes las ideas constituyen los elementos
    básicos del conocimiento: no conocemos sino ideas. Y al
    considerarlas como dotadas de realidad, puede plantearse la
    cuestión de la causa de tal realidad, planteamiento que
    permitirá, como veremos resolver la cuestión de la
    existencia de Dios.

    3. El método como crecimiento orgánico
    de la verdad: reglas de crecimiento de la razón.
    Las
    reglas del método de crecimiento de la razón las
    compendia Descartes en sus famosos cuatro preceptos del correcto
    pensar, expuestos en el Discurso del Método. El primero
    expresa la necesidad de precaución, de decir, partir de
    intuiciones claras y distintas para efectuar las posteriores
    deducciones, para garantizar así la fiabilidad del
    conocimiento. El segundo y el cuarto representan lo más
    genuino del método matemático, pues indican la
    necesidad de proceder por análisis y síntesis;
    para tener garantía de la verdad de nuestras
    síntesis, hemos de asegurarnos que la unión de una
    naturaleza simple con otra sea necesaria. El tercer precepto es
    una apelación a la necesidad de proceder ordenadamente, un
    orden desde lo simple a lo compuesto.

    La novedad de Descartes y su época está en
    la entronización del método matemático. No
    es que la filosofía extrapole para sí el
    método matemático, sino que la metafísica
    tiene el derecho a hacer propio el método más apto
    para el conocimiento humano. Y este método es,
    precisamente, el matemático. Pero entendiendo la
    matemática no reducida a meros problemas
    matemáticos, sino la matemática como
    aplicación a la razón (Mathesis Universalis, como
    dijo Descartes) y no al revés. Pero, ¿en qué
    estriba la superioridad del método matemático? La
    superioridad proviene de la simplicidad de su objeto, dado que
    para Descartes el fundamento de evidencia y certeza, está,
    en que el conocimiento intuitivo es absoluto -pues de lo simple,
    que es conocido por sí en su totalidad, no puede obtenerse
    falsedad alguna, pues el error proviene de la composición,
    es decir, del juicio. A partir de la intuición de lo
    simple, se induce-deduce todo lo demás. Está
    patente pues la renuncia de Descartes a la lógica
    clásica (silogismos aristotélicos), por
    considerarla como meramente explicativa de lo sabido, no
    inventiva.

    John Locke (1630-1704)

    cursó estudios de teología, química
    y medicina en Oxford. Allí entró en contacto con la
    doctrina escolástica y la teoría de Descartes. Es
    la formulación clásica del empirismo inglés.
    Parte del principio de que todo conocimiento, incluso el
    abstracto es adquirido, y se basa en la experiencia, rechazando
    las ideas innatas. El objeto de conocimiento son las ideas,
    definidas como contenido del entendimiento y sin ningún
    carácter ontológico, ya que son el resultado
    directo de la sensación o la reflexión (ideas
    simples), o el resultado de la actividad asociativa de la
    inteligencia
    humana (ideas compuestas). No representa un empirismo radical y
    acepta el conocimiento por demostración, no fundamentado
    en la experiencia, (como la demostración de la existencia
    de Dios por el argumento cosmológico o
    teleológico), y la validez de conceptos originados por el
    sujeto (como los matemáticos o
    geométricos).

    Sus obras más importantes son:

    • Ensayo sobre el entendimiento humano
    • Tratado sobre el gobierno civil
    • La racionalidad del cristianismo

     David Hume (1711-1776)

    estudió en un primer momento Derecho, pero pronto
    se dedicó a la Filosofía. Su filosofía
    proviene a la vez del empirismo de Locke y del idealismo de
    Berkeley. Trata de reducir los principios racionales (entre otros
    la casualidad) a asociaciones de ideas que el hábito y la
    repetición van reforzando progresivamente., hasta llegar,
    algunas de ellas, a adquirir una aparente necesidad. Por lo
    tanto, las leyes científicas sólo son para los
    casos en que la experiencia ha probado su certeza. No tienen,
    pues, carácter universal, ni es posible la previsibilidad
    a partir de ellas. La sustancia, material o espiritual no existe.
    Los cuerpos no son más que grupos de sensaciones; el yo no
    es sino una colección de estados de conciencia. Es el
    fenomenismo.

    Sus principales obras son:

    • Tratado sobre la naturaleza humana.
    • Investigación sobre el entendimiento
      humano
    • Investigación sobre los principios de la
      moral

    CONCLUSION

    Se dice que antes del siglo VI a.C. las leyendas
    imaginadas por los pobladores de la antigua Grecia explicaban
    todos los fenómenos naturales, es decir utilizaban la
    personificación de dichos fenómenos, pero a partir
    del siglo VII a.C. el hombre empieza a utilizar la racionalidad,
    esto se lo atribuyen a los cambios socioeconómicos e
    ideológicos que ocurrieron para el momento. Para esta
    etapa en la historia de la filosofía a los pensadores se
    le denominaron como Pre-Socráticos y todos ellos
    coincidían en distinguir en la naturaleza un "kosmo"
    (orden en oposición al caos), que es dinámica y que presenta leyes propias. De
    estas ideas, se crea la primera escuela filosófica que es
    la de los milesios en el siglo VII a.C. y es donde se destacan:
    Anaxímenes (su arjé el aire) y Anaximandro (su
    arjé el Apeiron), siguiendo la historia en el siglo VI a.
    de C. se presenta la escuela de Pitágoras, que se dedica a
    explicar todo a través de las matemáticas y
    números, según los pitagóricos los
    números aparecen en pareja, por lo que afirma que la
    naturaleza es algo dualista (día-noche, hembra-macho) todo
    se organiza por parejas de la que destacan par e impar; entre los
    siglos VI y V a.C. aparece Heráclito de Efeso quien parte
    del dinamismo y movimiento del universo, pero también
    aparece Parmenides quien sostiene una teoría contraria a
    la de Heráclito.

    Parmenides tuvo dos discípulos Zenón de
    Elea
    y Milesso de Samos quienes demostraron
    racionalmente la imposibilidad del movimiento ya que dijeron "de
    la unidad no puede surgir el pluralismo, porque supondría
    el paso del ser al no ser" es entonces cuando los
    filósofos admiten un pluralidad de realidades que existen
    desde siempre y que por lo tanto son eternas; ya en el siglo V
    a.C. Anaxágoras parte de la teoría de
    Zenón y Milesso y concluyó que: "todo esta en todo
    y participa de todo". En el mismo siglo tiene lugar
    Demócrito de Abdera.

    A mediados del siglo V a. de C. en Grecia sobre todo en
    Atenas se empieza a producir la llamada Ilustración
    Griega, dentro de estas circunstancias nos encontramos a los
    Sofistas quienes partían del escepticismo (la
    verdad absoluta no existe) y que a través de la palabra no
    se puede llegar a la verdad. Para el mismo momento los
    razonamientos de Gorgias engloban los llamados sofismas
    (razonamientos que parten de una idea y de su contrario, por lo
    que forzosamente han de ser verdaderos). Todos estos
    planteamientos son los que se encuentra Sócrates,
    quien desarrolló la Mayéutica y abordó
    problemas
    sociales y humanísticos, lamentablemente este
    personaje no dejó ningún escrito pero lo que se
    sabe de el es gracias a uno de sus discípulos
    Platón quien crea su escuela en Atenas y quien
    tomó como su arjé el alma, Platón afirma que
    el hombre posee tres almas que son las que dominan al cuerpo (el
    alma racional –razón-, alma irascible
    –fortaleza-, y el alma concupiscible –apetito-): de
    este mismo fundamento parte Aristóteles
    (discípulo de Platón) solo que este evalúa
    mas la parte gubernamental y el comportamiento del hombre ante el
    poder llevando paralelamente sus estudios físicos,
    lógicos y matemáticos.

    Aproximadamente en el año 1.300 ó 1.350
    surge una crisis social, que lleva nuevamente a otro cambio
    ideológico causado por el descubrimiento de nuevos
    mercados y la creación de nuevas industrias, ya que surge
    el capitalismo, pero también en ese momento hay un gran
    avance tecnológico puesto que se crea: la brújula,
    el telescopio, la pólvora y la imprenta.

    Ya en la filosofía moderna se encuentra
    René Descartes quien intenta superar los prejuicios
    medievales (la autoridad de Aristóteles y la unión
    fe-razón) e hizo avances matemáticos, pero
    también tenemos en el siglo XVII y XVIII a John
    Locke
    y David Hume quienes tratan la filosofía
    con mas racionalidad.

    Como se observó anteriormente, la
    filosofía juega un papel muy importante dentro de nuestras
    vidas, ya que la tecnología, los avances
    médicos-científicos, y la psicología que hoy
    en día manejamos, se lo debemos a las personas que hace
    siglos se dedicaron a buscar un por qué, a plantear
    hipótesis y con el tiempo las mas acertadas se
    convertirían en teorías.

    BIBLIOGRAFÍA

    • MICROSOFT,
      Enciclopedia Encarta 2001, Aristóteles,
      2001
    • MICROSOFT, Enciclopedia Encarta 2001,
      René Descartes, 2001
    • SOFTKEY, Infopedia en Español,
      Religión, Londres–Inglaterra,
      1997
    • SOFTKEY, Infopedia en Español,
      Filosofía, Londres–Inglaterra, 1997
    • Serrano, Jorge. Pensamiento y concepto.
      Editorial Trillas, 1995
    • Universitas Gran Enciclopedia del Saber. "El
      Pensamiento", Tomo 5. Editorial SALVAT. Barcelona-España
      1984
    • Autodidáctica Océano Color. Tomo
      2. Océano Grupo Editorial. Córdoba-España
      1995
    • www.monografia.com

     

    Kimsian Melero

    Republica Bolivariana de Venezuela

    Ministerio de la Defensa

    Universidad Nacional Experimental

    Politécnica de la Fuerza Armada
    Nacional

    Núcleo: Caracas

    Cátedra: Metodología del Razonamiento
    Lógico

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