En 1966 vio la luz el primero de
los siete tomos de los famosos diarios de la escritora Anaïs
Nin. Karl Shapiro, galardonado poeta del premio Pulitzer,
escribió entonces en la revista Book
Week: "Desde hace una generación, el mundo literario de
ambos lados del Atlántico vivió entre los rumores
sobre un diario extraordinario. Durante mucho tiempo se ha
esperado la publicación de estos. Miss Nin vivió
durante aquellos años que produjeron un gran espasmo de
creación artística. En su cosmopolita vida
conoció a escritores, pintores, músicos, bailarines
y actores. Ella misma era uno de los talentos centrales de esa
época. Los primeros lectores del manuscrito lo
discutían en términos hiperbólicos, como
obra que iba a ocupar un lugar entre las grandes revelaciones
literarias. Por fin, aparece un fragmento importante de este
diario y parece que las esperanzas fueron fundadas."
Los diarios de Anaïs Nin (1934-1975) tienen por
temas básicos: el yo, la feminidad, la neurosis, la
libertad, las
relaciones
interpersonales y la confluencia del arte y la
vida.
Anaïs Nin nació en Neuilly, Francia, en
1903. Aunque el reputado y famoso escritor cubano Guillermo
Cabrera Infante da por sentada la nacionalidad
cubana de la escritora, ella era hija del famoso compositor y
pianista cubano-español
Joaquín Nin y de Rosa Culmell, hija de un
diplomático danés establecido en La Habana. Pero
como dato curioso, a lo largo de todo sus diarios, que abarcan
alrededor de 40 años, Anaïs hace referencia a
Cuba en una
sola ocasión, cuando escribe:
"Algunas veces pienso en las cosas que los
muertos hubieran odiado ver si todavía viviesen, y me
siento agradecida por su muerte. Por el
bien de mi madre, me alegro de que no viera la revolución
cubana". Diario (VI 1955-1966 PAG. 385)
Anaïs Nin vivió parte de su infancia y
adolescencia
entre La Habana, Barcelona y New York. En New York, Ya
adolescente, se hace modelo y
bailarina de flamenco ":Yo sola
logré salir del catolicismo, de la burguesía de mi
madre, del ambiente
estúpido de la vida americana en Richmond Hill. A solas
encontré a D.H. Lawrence. A solas lo situé
críticamente. Así también
encontré a
Henry". En 1931, casada con
el banquero Hugo Guiler, se marcha a vivir a Louveciennes, un
pueblecito cercano a París. Allí escribe su primer
libro, un
corto ensayo sobre
D.H. Lawrence. "En la intensidad poética de su prosa
encuentro el aliento de mi pluma", confiesa. Conoce a Antonin
Artaud, a Moricand y a Lawrence Durrell, quien luego se
haría famoso por su obra "El Cuarteto de
Alejandría". Y a Gonzalo More, peruano exiliado en
París y revolucionario de izquierda, quien trató de
introducirla en la teoría
marxista, sin éxito:
"Gonzalo tiene fe en que el marxismo
arreglará el mundo. Me pidió que mecanografiara
algunos sobres sobre propaganda
para la España
republicana. No puedo compartir con él su fe. Me parece
utópica e ingenua. Ahora quiere celebrar una
reunión en mi barco-vivienda, junto a Pablo Neruda y
Cesar vallejo. Han invitado a todos los hispanoamericanos. Anais,
¡Ve a alquilar sillas para todos los conspiradores! Parecen
decirme. No he dejado de ser consciente del drama político
que se desarrolla y no he tomado partido porque para mí la
política,
sea la que sea, me parece podrida hasta el fondo, basada en lo
económico en lugar de basarse en lo humanitario. Contra el
odio, el poder y el
fanatismo, los sistemas y los
planes, yo pongo el amor y la
creación, una y otra vez, a pesar de la locura del mundo"
Pero sería con Henry Miller, todavía un escritor
desconocido y a quien más adelante ayudaría a
publicar su exitoso libro "Trópico de Cáncer", con
quien trabaría una rara e indisoluble amistad. Se
desata, entonces, el famoso triángulo amoroso:
Anaïs-Henry-June Mansfield, la atormentada esposa de Miller:
"He aquí un hombre al que
la vida embriaga. Un hombre libre. Como D.H. Lawrence. Un hombre
que no teme a nadie ni a nada. Ese hombre se llama Henry Miller."
Nin recoge esta esplendorosa época en París llena
de amor, poesía
y locura y la vierte en "Henry y June", libro que sería
llevado al cine por
Philip Kaufman, el mismo director de "La Insoportable Levedad del
Ser."
Dos temas serían recurrentes en los diarios de
Anaïs: La fijación hacia el padre, ese padre dandy y
artista de quien la adolescente cree estar enamorada y a quien
atribuía haberla abandonado al casarse con una joven
mujer y dejar a
su madre y hermanos. Y la desatención que recibía
en Norteamérica como escritora.
Ningún editor se interesó en la
publicación de sus novelas. Ella se
vio precisada a imprimir sus libros, para
lo cual instala, en un desván de la Macdougal Street, en
New York, una rústica imprenta en la
que imprimía sus propios textos y los de sus amigos,
escritores underground.
Para el mundillo literario norteamericano, Nin no era
más que una escritora extraña que escribía
en inglés,
pero que había publicado sus obras en Francia. Era, hasta
cierto punto, irónico que mientras en Estados Unidos
era tomada como una escritora "extranjera", en Francia, donde
había nacido, sus novelas aparecían como "romans
americains." Nunca perdonó a Truman Capote, Tennessee
Williams, Gore Vidal y Djuna Barnes, entonces escritores
reconocidos en Norteamérica, no haberla tomado en cuenta
como creadora.
Así expresaría su malestar en uno de sus
diarios: "A mí me pueden encontrar en una fiesta y se me
puede ver bailar y reír; pero lo que escribo es muy serio.
Sólo cuando muera llegaré a ser visible, y entonces
algún editor se inclinará sobre mis manuscritos y
hasta quizás pujará por ellos. Pero durante mi vida
no hubo ningún escritor ni editor que diera un solo paso
para prolongar mi vida o revelar mi obra." En efecto, estas
palabras fueron proféticas, pues aunque al aparecer el
primer tomo de sus diarios, Anais recibió cierta acogida,
sobre todo entre mujeres que veían su yo reflejado en el
texto, la
escritora alcanzó fama rayana en la histeria
después de su muerte, en Los Ángeles,
California, en 1977.
En 1941 recibe una de tantas cartas de Henry
Miller: "Te equivocas al hacerte ilusiones sobre la actitud de los
americanos. Serás aceptada bastante bien,
magníficamente, cuando aparezca tu obra maestra. Es decir,
el diario. Tienes que creer en tu obra, en su valor en
conjunto. Quiero ayudarte. Creo que tu diario es más
importante que toda mi obra junta. Toda tu vida la has dedicado a
la composición de esta obra, y, estés o no de
acuerdo no puedes sustraerte indefinidamente a su
publicación."
Cuando, compelida por la segunda guerra
mundial, abandona París para instalarse en
Norteamérica, dice: "Lo trágico es que justamente
cuando íbamos a gozar de nuestra madurez en Europa, que ama y
aprecia la madurez, fuimos desarraigados todos nosotros y
situados en un país que ama la juventud y la
inmadurez. Al abandonar París, es el final de nuestra vida
romántica" Aquí en Norteamérica, el
extranjero es un intruso. Trato de introducirme en la vida
americana, pero noto recelo, desconfianza e indiferencia." Al
verse relegada, busca de las minorías y en un
rincón del Greenwich Village, junto a los gays, negros y
haitianos, descubre que pueden vivir entre "los auténticos
artistas." Sin embargo, cuando por fin empiezan a aparecer los
diarios, por los años 60, Anaïs ve volcarse toda una
masa de admiradores y empieza a sentir las atenciones que nunca
antes recibió: Cenas, conferencias y flores estaban por
doquier.
El alemán Gunther Stuhlmann fue el principal
editor de sus diarios, quien escribió todos los
prólogos, en los que cuenta, al detalle, cómo
fueron redactados. Mucho se ha escrito sobre Anaïs Nin, pero
sería Deirdre Bair quien más perfectamente
desentrañaría su vida en una monumental biografía.
Los diarios de Nin son un fresco por el cual
desfilarían los intelectuales
y artistas más famosos de su época, desde
Dalí y Gala, Carpentier, Chaplin, Cortázar, Blaise
Cendrars y Tanguy, entre otros. Cuando tuvo un breve encuentro
con la famosa escritora francesa Marguerite Duras, en la
primavera de 1964, escribió:
"El encuentro con Marguerite Duras en
París fue cálido y espontáneo. Nos abrazamos
como viejas amigas. Es pequeña, de aspecto oriental, con
el cabello corto y negro, y unos ojos negros muy brillantes. Dice
que le encanta mi novela "Un
espía en la casa del amor", que es un libro hermoso y que
está dispuesta a adaptarlo para la pantalla. Lo que
impresiona de Duras son sus zapatos planos, su camisa incolora,
su pulóver manchado, su chaqueta de piel
marrón, su naturalidad y franqueza, su falta de
coquetería. Es realmente sencilla y
adorable".
Cuando en 1944 sale a la luz su libro de relatos "Under
a Glass Bell"(Bajo una campana de cristal), Edmund Wilson,
quizá la pluma más autorizada de la crítica
norteamericana, escribió en la famosa revista "The New
Yorker": "Los cuentos
reunidos en este libro pertenecen a un peculiar género que
a veces cultivó la ya fallecida Virginia Wolf. Son mitad
cuentos, mitad sueños, y combinan una poesía, a
veces exquisita, con una observación realista y sencilla. Las
historias transcurren en un mundo especial, el mundo de la
percepción y la fantasía femenina,
que resulta más curioso y encantador aún por el
hecho de ser inocentemente internacional. La señorita Nin
es hija de un músico español, pero ha pasado gran
parte de su vida en Francia y en los Estados Unidos. Escribe en
inglés, pero casi siempre habla de París, aunque,
de vez en cuando, el lector se ve llevado a otros países.
Hay algunos pasajes de su prosa que quizá estén un
tanto influidos por la corriente de estilo alucinatorio en la que
han abundado exageradamente los surrealistas: una simple
acumulación de imágenes,
una detrás de otra, que pretenden ser, cada una de ellas,
sorprendentes, pero que, hiladas todas juntas, no hacen sino
fatigar. Sin embargo, en el caso de la señorita Nin, las
imágenes transmiten algo y son siempre apropiadas. El
tejido es vivo y en él reside una criatura oculta. Un
espíritu, en parte de mujer, en parte infantil, que
compra, tiene criados, lleva vestidos, sufre los dolores del
parto, y que,
sin embargo, puede volatilizarse en cualquier momento, hasta el
punto de convertirse en un ser supraterrestre que siente cosas
que nosotros no podemos sentir. Pero, quizá, lo más
importante es que Anaïs Nin es una verdadera artista, algo
que, posiblemente, no tenga ninguno de los escritores
surrealistas. "The Mouse", "Under
a Glass Bell", "Rag Time" y "Birth" son piezas verdaderamente
preciosas".
- En París, en una crisis
económica, escribió, junto a Miller, relatos
eróticos a dólar la página, para un
coleccionista. Estos fueron publicados con el nombre "Delta de
Venus". - Nunca pudo conocer la maternidad a causa de una
operación de apendicitis - Ejerció el psicoanálisis junto a Otto Rank,
discípulo de Freud, en New.
York. Juntos trataron de explorar el papel y las posibilidades
creativas de la mujer en
el mundo moderno. - Hoy, varios ciudadanos franceses tratan de evitar la
venta de su
casa de Louveciennes - Vivió por mucho tiempo en un barco-vivienda a
orillas del Sena. - En la Habana, vivió gran parte de su
adolescencia. - Hasta el final de sus días se carteo con Henry
Miller, estas fueron publicadas con el título: "Cartas a
Anais Nin" - En los años sesenta mantuvo una
polémica con el escritor Aldous Huxley sobre el uso de
LSD entre los artistas. - La última relación ítima
conocida de la escritora fue con el artista Rupert
Pole. - En sus memorias,
Gore Vidal, escritor norteamericano aún vivo, dedica
varias páginas a la escritora sobre la relación
de amistad que mantuvieron en los años 50 - Murió siendo ciudadana americana, de
cáncer, en 1977, en California.
- "La seducción del minotauro"
- "La casa del incesto"
- "Escaleras hacia el fuego"
- "Invierno del artificio"
- "Un espía en la casa del amor
Manuel Moreta