"MITO Y
TRADICIÓN SAGRADA EN EL MUNDO ACTUAL"
Vivimos actualmente la era "tecno"; un mundo regido por la
tecnología
y el cientificismo que no la ciencia.
Ello ha implicado una des-mitologización de y en nuestras
vidas.
En otro trabajo ya apuntábamos a una
aproximación hacia una posible definición del
concepto de
mito,
refiriendo a que el mismo da cuenta de una historia verdadera, sucedida
en un tiempo primordial
(in illo tempore) y que hace referencia a una
creación, en el sentido de la primera vez en que algo
sucede o acontece (ya sea en el universo, el
ser humano, un animal, una planta, un comportamiento, etc.).
Pero en estos momentos, ya hace tiempo que los
mitos han
dejado de ser considerados con seriedad y han sido asumidos como
meras fábulas o
leyendas.
El problema radica, creo a mi personal
entender, que se ha procedido a realizar una lectura
literal de los mismos sin prestar atención a la infinita profundidad y
riqueza de un símbolo.
Desgraciadamente, muchos pueblos, a lo largo del tiempo y a
lo ancho del mundo, al literalizar y por ende, congelar la
posible interpretación de un mito, han procedido a la
concepción e instauración de creencias
dogmáticas de carácter
inamovible e indiscutible.
Por ejemplo, si Dios creó el mundo en siete
días, ello ha de significar que realmente fue creado en
una semana y que si la Tierra es
el centro del universo, tiene
dos posibilidades, creer que ello es cierto o la hoguera.
Además, fue Cristo quien murió asesinado y
posteriormente resucito de entre los muertos, pero olvidamos que
antes que él ya hubieron otros que lo precedieron en
tamaña hazaña: Osiris en Egipto; Tammuz
en Mesopotamia;
Adonis en Siria; y Dionisos en Grecia entre
otros.
Y es cierto que hoy día nadie puede tomar nada de
ello como cierto. Pero el simbolismo en dichos mitos
implicado es vasto, lo que denota la presencia de muchos niveles
de posibles "lecturas".
Los viejos tabúes de nuestros ancestros han
caído desestabilizados por el discernimiento sabiamente
aportado por la ciencia. A lo
que debemos abocarnos entonces es a la génesis de una
nueva mitología. Los temas aportados por esta
disciplina han
sido constantes y universales, pero deben ser re-adecuados a los
tiempos que estamos viviendo.
Un punto de partida podría ser el considerarlos como
verdaderas imágenes o
mensajes existenciales provenientes de las profundidades ignotas
de nuestro ser. El mito sería así entendido, una
particular manera de dar expresión a nuestro
in-consciente, con sus aspectos oscuros y luminosos; sus
limitaciones y sus potencialidades.
Lo que necesitamos hoy día son no solamente mitos
nuevos sino una re-lectura de
carácter "crítico" de los viejos
mitos.
Una lectura a-crítica es la que da y ha dado lugar a
los dogmatismos, a los imperialismos religiosos, a la quema de
brujas y a las limpiezas étnicas de los "elegidos"
exterminando a los "herejes" y también es la que ha creado
en la civilización occidental la idea de "pecado".
Pero este tipo acrítico de interpretar los mitos es
propia de un estadio evolutivo de la humanidad, correspondiente a
una visión del mundo mítica y etnocéntrica.
En ese nivel el mito no es interpretado "como si", sino que "es".
Nosotros lo que ahora proponemos es la utilización de
ellos como un modelo o
herramienta de auto-descubrimiento.
A título de ejemplo, consideremos el mito
bíblico de la expulsión del Jardín del
Edén. Ya es por todos conocida la historia de cómo
fueron expulsados nuestros "padres originales" por haber comido
del fruto de uno de los dos árboles
allí existentes, la manzana del árbol del bien y
del mal (el otro árbol confería la vida
eterna).
Procedamos a realizar una lectura crítica de este
mito –considerando que es tan solo una de las posibles
lecturas- y pensemos no en un escenario geográfico sino en
un paisaje psíquico (en el sentido etimológico del
término). De acuerdo a ello el Jardín del
Edén se encontraría en nuestro interior y el motivo
de la expulsión se debería a la instalación
en nuestra conciencia de
fronteras dualistas: bien y mal; blanco y negro; macho y hembra;
etc., siendo la demarcación primaria aquella que
establecemos mediante la distinción entre yo y
no-yo.
A partir de ahí creamos el Paraíso y el
Infierno como polos opuestos e irreconciliables y sólo
podemos acceder al primero si logramos expulsar todo
"mal".
Pero que si decimos que lo que en realidad nos mantiene
alejados de tan magno jardín somos nosotros mismos, al
considerar que los opuestos dan cuenta de fronteras limitantes y
limitadoras. Qué si empezamos a comprender que las
fronteras son ilusorias, no reales. Como sabiamente dijera
Fénelon: "No hay ilusión más peligrosa que
las fantasías mediante las cuales la gente procura evitar
la ilusión".
De ser así, al ir en busca de esa demarcación
primaria jamás la encontraríamos, pues es ilusoria,
no existente.
Como han señalado ya Korzybski y el resto de los
semánticos, las palabras, símbolos, pensamientos,
ideas, etc. simplemente son mapas que
reflejan la realidad, pero no son la realidad misma, pues el mapa
no es el territorio.
De esta manera arribamos a lo que Nicolás de Cusa
llamaba "coincidentia oppositorum" y así lo
que considerábamos opuestos separados e irreconciliables,
resultan ser en verdad, aspectos complementarios de una y la
misma realidad. Como dijera el gran poeta alemán Rainer
María Rilke: "Tengo miedo de que si mis demonios me
abandonan, mis ángeles lo hagan también".
Así entendido el mito, nadie nos expulsó del
Jardín del Edén, sino que en cierta manera nos
auto-expulsamos al confundir el mapa con el territorio, al
convertir a una simple línea demarcatoria en una
frontera.
Aunque también podríamos entender, amen de
otras posibles "lecturas" la crucifixión de Cristo y su
posterior resurrección como el abandono del mundo de los
apegos y el posterior re-conocimiento
de nuestra conciencia
inmortal.
Si logramos, como hemos intentado de-mostrar, que los mitos
son pasibles de diferentes modalidades de interpretación,
a ello debemos añadir en forma concomitante el considerar
y comprender la necesidad de generar nuevos mitos que se adecuen
a las épocas en curso.
Vivimos en un mundo de horizontes cada vez más
amplios y nuevos, donde con vertiginoso frenesí lo
des-conocido se convierte en conocimiento
antiguo.
Dios, como lo entendían nuestros ancestros, se ha
convertido en un "deus otiosus". En su lugar ha quedado un
vacío nihilista, donde cada cual hace lo suyo según
lo que mejor pueda. Hoy día asistimos a una crisis de
significado resuelto en el mejor de los casos con Prozac, con
vandalismo, o con evangelismos.
Por ello, además de nuevas-viejas mitologías,
debemos generar nuevos ritos de iniciación que tengan en
cuenta y sean acordes a la era tecno-científica e
informatizada que nos encontramos viviendo. Como hemos afirmado
en otra monografía, al referirnos a la
"Philosophia Perennis", la Verdad es una, pero sus
manifestaciones son muchas y variadas, siendo necesaria una
re-actualización teniendo en cuenta el modelo
sociocultural y tecnoeconómico en el cual nos encontremos
insertos como partes co-constitutivas y co-creadoras.
Creemos sumamente oportuno dar cuenta de qué
entendemos por ritos de iniciación. Como dice Mircea
Eliade: "En su sentido más general, la palabra
"iniciación" significa una serie de ritos y de
enseñanzas orales, cuyo propósito es provocar una
modificación radical del estatus religioso y social de la
persona que la
recibe. En términos filosóficos, iniciación
equivale a una mutación ontológica de la
condición existencial. El novicio emerge de sus duras
pruebas como
un ser totalmente diferente: se ha convertido en otro"
(1)(la cursiva es del autor)
Así entendidos, estos ritos iniciáticos
permiten el pasaje y la transformación del niño en
adolescente y de adolescente en hombre o
mujer. Pero esto
en cuanto hace a su marco estructural o paradigmático; el
contenido en sí debe ser re-adecuado atendiendo a
–como ya lo manifestamos- la realidad en que nos toque
vivir.
Además, en nuestros días, existe otro tipo de
iniciación, de carácter dinámica, permanente y trans-mutadora que
es la proveniente de nuestra exploración interior; de la
posibilidad de emprender un camino de introspección
psicológica al tiempo que de desarrollo y
evolución espiritual.
Para concluir, reafirmamos nuestra comprensión de
que los mitos no son el territorio, sino tan sólo mapas de la
realidad y que los ritos de iniciación o de pasaje son
puertas y oportunidades, no la seguridad de una
transformación.
Dado que lo anteriormente expuesto es un leve acercamiento
a uno de los múltiples implicaciones de la Philosophia
Perennis, consideramos oportuno recomendar un sitio para el
intercambio de ideas y la reflexión conjunta en:
Ello pretende profundizar en cuanto a la
consideración de modelos
emergentes con el nacer de este nuevo milenio y tendientes a
generar una verdadera revolución
transformativa a nivel personal, social
y universal.
BIBLIOGRAFIA CITADA
- ELIADE, M.: "La búsqueda" – Ed.
Kairós – 1999, pág. 152
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
- PANIKER, S.: "Aproximación al origen" –
Ed. Kairós – 1989 - WILBER, K.: "Un Dios sociable" – Ed.
Kairós – 1988 - WILBER, K.: "La conciencia sin fronteras" – Ed.
Kairós – 1989 - WILBER, K.: "Después del Edén" –
Ed. Kairós – 1995 - WILBER, Ken: "Los tres ojos del conocimiento" –
Ed. Kairós – 1991 - WILBER, Ken: "Breve historia de todas las cosas"
– Ed. Kairós – 1991 - WILBER, Ken: "El ojo del espíritu" – Ed.
Kairós – 1991
"…Freud (1962)
interpretó las experiencias océanicas como indicadores de
desvalimiento infantil; Alexander (1931) consideraba la
práctica de la meditación como una catatonía
autoinducida y el Grupo para el
Avance de la Psiquiatría (1976) veía "formas de
comportamiento
intermedias entre la normalidad y la psicosis"."(1)
"Las similitudes obvias entre las regresiones
esquizofrénicas y las prácticas del yoga y del zen
indican simplemente la tendencia general de las culturas
orientales a retraerse en el sí mismo ante una realidad
física y
social abrumadoramente difícil." (2)
"Independientemente de que algunos estados
extáticos y místicos (conversiones religiosas
súbitas, preocupaciones metafísicas, etc.) hayan
sido estudiados en relación con cuadros
neuropsiquiátricos precisos (esquizofrenia,
epilepsia del lóbulo temporal), el fenómeno
místico per se es susceptible de análisis fenomenológico y
neurofisiológico. Existen sintomatologías
"psicóticas" puramente culturales, y para comprenderlas es
necesario adaptar el enfoque y el lenguaje de
la mística, que tanto en Oriente como en Occidente ha
tenido representantes que aún tienen mucho que decir al
hombre de hoy
sobre la "experiencia fructífera del absoluto" (Maritain)"
(3)
Como podemos apreciar en base a lo anteriormente
expuesto, en un lapso de medio siglo entre un comentario y otro,
simplemente hemos "avanzado" de considerar la experiencia
mística y aún el estado
místico (diferencia que a su momento habremos de
señalar en forma explícita), como una
"catatonía autoinducida" para llegar a
sintomatologías "psicóticas" puramente culturales,
a las cuales "para comprenderlas es necesario adoptar el enfoque
y el lenguaje de la
mística".
En este trabajo pretendemos establecer la existencia
de manifiestas diferencias no sólo de grado sino de
esencia entre, por decirlo así, el ser místico y el
ser psicótico.
Uno de los exponentes más claros en demostrar
dichas diferencias ha sido Ken Wilber, con su modelo de la
"falacia pre/trans" (FPT.).
Para comprender dicho modelo, consideremos –al
igual que lo hace este autor- la conciencia como un verdadero
espectro de niveles, desde los más bajos a los más
elevados. Así podemos considerar estados pre-personales o
pre-racionales; niveles personales o racionales; y aquellos que
son trans-racionales o trans-personales.
La falacia FPT. opera cuando elevamos los niveles
pre-personales y los equiparamos con los trans-personales, como
han hecho los junguianos y sus arquetipos colectivos; o por el
contrario, devaluamos los estados verdaderamente trans-racionales
y los asimilamos a niveles de carácter pre-racional como
lo han hecho los freudianos.
Obviamente, el modelo médico al ser de
carácter empírico-analítico no puede pasar
de la simple –aunque no por ello deje de ser importante-
medición cuantitativa sin poder
establecer parámetros cualitativos de
diferenciación.
Pero no sólo los psicólogos y los
médicos y neurofisiólogos han in-comprendido
el(los) verdadero(s) estadio(s) transpersonal(es). El conocido
mitólogo Joseph Campbell por su parte afirma: "El
chamán es una persona
(masculina o femenina) que en su tierna adolescencia
pasó a través de una grave crisis
psicológica, lo que actualmente se llamaría
psicosis".
(4)
Y más adelante refiere: El yoga también
es una esquizofrenia
intencionada: se rompe con el mundo, se realiza una
inmersión en el interior, y el alcance de la visión
experimentada es de hecho el mismo que el de la
psicosis".(5)
Por si esto fuera poco, concedanme el agregar un par
de estrofas más: "Permitanme que les diga algo que he
oído hace
poco sobre las maravillas de la zambullida interior
esquizofrénica" (6); "…lo que quiero decir es que
nuestro paciente esquizofrénico está en realidad
experimentando inadvertidamente la misma beatífica
profundidad océanica que el yogui y el santo siempre se
esfuerzan por gozar; la diferencia es que, mientras que
éstos nadan en ella, aquél se ahoga".
(7)
Considero que ni cabe que decir que quien haya visto
a una persona esquizofrénica, sabe que ello no tiene nada
de "beatífica profundidad" ni de "maravillas de la
zambullida".
Disculpándonos de y por esta pequeña
transgresión, volvemos a destacar la importancia de
entender que en un cuadro psicótico no se ha accedido a la
diferenciación yo – no yo, puesto que no hay y ni
siquiera existe un yo o ego. Y de existir es una estructura de
características tan primitivas y
frágiles que el menor embate de la realidad puede provocar
el consabido "derrumbe psicótico".
El místico por el contrario es alguien que ha
tras-cendido el ego. En este caso el mismo pasa de ser el centro
del sistema de
identidad del
yo para configurarse como parte de un sistema superior.
Es decir, no es ni eliminado ni reprimido, sino integrado como
parte co-constitutiva de una identidad
superior.
Creemos oportuno a estas alturas dar cuenta de la
diferencia existente entre una mera experiencia mística y
un verdadero estado de
estas características.
En el primero de los casos se trata de algo
provisional, de una simple experiencia, es decir, hay una toma de
contacto con una realidad de nivel superior, pero luego se vuelve
al nivel de conciencia desde el que operamos en forma cotidiana,
dado que el mismo actúa como un centro de gravedad que nos
atrae.
Por el contrario, en el caso de acceder a uno de los
niveles transpersonales, estaríamos ante una estructura
básica de carácter permanente, o sea, que el
sistema de identidad del yo operaría desde y a partir de
ese nivel de conciencia.
En este sentido, consideramos oportuno el uso de este
espacio para recalcar, a tono con lo que hemos venido exponiendo,
que en todo proceso de
desarrollo
psico-espiritual siempre es necesario y fundamental contar con un
buen asentamiento en los niveles "personales", es decir, tener
presente que debemos tener un ego bien desarrollado e integrado
como punto de partida para su posterior y eventual trascendencia.
En caso contrario, tengamos en cuenta que mal habremos de
poder
trascender aquello que ni siquiera hemos podido llegar a
estructurar y aún el desear hacerlo puede que no conduzca
más que a un debilitamiento y posible derrumbe de un
sistema del yo escasamente fortalecido en los niveles racionales,
con su consecuente regresión hacia estructuras
pre-personales.
Entendamos bien, el místico es el que ha
establecido un ego bien integrado y a partir de ahí se
catapulta hacia superiores niveles de conciencia, con el fin de
configurar verdaderas estructuras
trans-personales. El psicótico, por el contrario, ni
siquiera ha logrado establecer y definir un ¿quién
soy?.
Para concluir, cabe realizar una pertinente
precisión en lo atinente a si una persona psicótica
puede acceder a experiencias trans-personales. Si lo hará,
pero interpretará las mismas desde su nivel propio de
conciencia así que en vez de afirmar: "Mi esencia divina
es una con la esencia divina de la cual todos participamos",
manifestará por el contrario: "Yo soy Dios", y ya hemos
sido testigos de las masacres que ello ha
connotado.
Dado que lo anteriormente expuesto es un leve
acercamiento a uno de los múltiples implicaciones de la
Philosophia Perennis, consideramos oportuno recomendar un sitio
para el intercambio de ideas y la reflexión conjunta
en:
http://groups.msn.com/philosophiaperennis-kenwilber/
Ello pretende profundizar en cuanto a la
consideración de modelos
emergentes con el nacer de este nuevo milenio y tendientes a
generar una verdadera revolución
transformativa a nivel personal, social y
universal.
BIBLIOGRAFIA
CITADA
- WALSH, R. y VAUGHAN, F. Comp.: "Más
allá del ego" – Ed. Kairós/Troquel
– 1991, pág. 66 - Ibid.: pág. 58
- VIDAL, G. y ALARCON, R.: "Psiquiatría"
– Ed. Médica Panamericana – 1986,
pág. 655 - CAMPBELL, J.: "Los mitos" – Ed.
Kairós – 1994, pág.
236 - Ibid.: pág. 242
- Ibid.: pág. 252
- Ibid.: pág. 253
BIBLIOGRAFIA
CONSULTADA
- BHAGWAN SHREE RAJNEESH: "Psicología de lo
esotérico" – Cuatro Vientos Ed.
– 1980
- GROF, S.: "Psicología
Transpersonal" – Ed. Kairós –
1994 - NARANJO, C.: "Psicología de la
meditación" – Ed. 4 Estaciones –
1989 - WELWOOD, J. (Ed.): "Psicoterapia y salud en
Oriente/Occidente" – Ed. Kairós
– - 1990
- WHITE, J. (Selec.): "La experiencia
mística" – Ed. Kairós –
1986 - WILBER, Ken: "Los tres ojos del conocimiento"
– Ed. Kairós – 1991 - WILBER, Ken: "Breve historia de todas las
cosas" – Ed. Kairós –
1991 - WILBER, Ken: "El ojo del espíritu"
– Ed. Kairós – 1991
Decía San Buenaventura que todo
conocimiento es una especie de "illuminatio". Creo que con
eso se refería a lo mismo que el gran psicólogo
moderno, William James al señalar que el
conocimiento implicaba una aprehensión inmediata y
directa de una experiencia, independientemente del tipo
cualitativo de la misma.
Este místico afirmaba en ese orden de
cosas la existencia de un "lumen exterius" que
permitiría el
conocimiento de los objetos sensoriales (ciencia
empírico-analítica); un "lumen
interius" (la fenomenología, el conocimiento
filosófico, la religión
exotérica, etc.); y un "lumen superius" (la
religión
esotérica, la mística). Hugo de San Víctor
habría de referirse a ello posteriormente como
"cogitatio"; "meditatio"; y "contemplatio"
respectivamente.
Realizado este necesario preámbulo,
procedamos a comprender el o mejor dicho, los significados del
"mythos".
Durante gran parte de la historia de la
humanidad occidental, se identificó como mito a todo
aquello que no puede existir en la realidad, o sea, se lo
entendía como una fábula entretenida, sin mayor
valor que el
netamente literario.
Pero como dice Mircea Eliade: "…sociedades en
las que el mito tiene –o ha tenido hasta estos
últimos tiempos- "vida", en el sentido de proporcionar
modelos a la conducta humana y
conferir por eso mismo significación y valor a la
existencia" (1)
En el primer caso -el entendimiento del mito
como un cuento o una
leyenda, creada por mentes "primitivas"-, estaríamos ante
la aplicación de la "cogitatio", es decir, aquello
a lo que el mito hace referencia no existe (por ejemplo, los
dragones y los unicornios no existen ni
existirán).
En el segundo caso hay una aplicación de
la "meditatio" y en ese sentido podríamos convenir
en la presencia de dos vertientes: una de ellas es a la que
hacía referencia Eliade, es decir, existen pueblos que
consideran el mito como una historia verdadera. Como refiere este
autor: "El mito le enseña las "historias" primordiales que
le han constituido esencialmente, y todo lo que tiene
relación con su existencia y con su propio modo de existir
en el cosmos le concierne directamente" (2)
La otra vertiente, que es de la que nos
ocuparemos en la presente exposición, nace a principios de
siglo pasado, pero encuentra su verdadero auge a partir de la
segunda mitad del mismo, y es a lo que hace a la fenomenología psicológica de los
mitos y así llegan a ser considerados como mapas
evolutivos del desarrollo de la psiquis
humana.
Por último, el entendimiento del mito a
través y mediante la aplicación del "lumen
superius", estaría dando cuenta de un vehículo
o herramienta para un desarrollo verdaderamente
trans-personal.
En el presente artículo, como ya
manifestamos, hemos de dar cuenta del uso y comprensión
del mito como mecanismo operacional para navegar hacia y dentro
de nuestros espacios interiores, así como su posible
utilización para el despliegue de una conciencia
trans-racional. El mito en cuanto tal da cuenta de un sistema de
integración socio-cultural propio de una
visión del mundo etnocéntrica y divisiva.
Aquí lo que hacemos es trabajar el mito en cuanto un
"modelo metafórico" y no una "historia
sagrada".
Una de las posibilidades más
interesantes y profundas para la aplicación de los mitos
en nuestras vidas personales, en lo que hace a su valor
instrumental para el auto-conocimiento, tiene que ver con
el trabajo en
el aquí y ahora desarrollado por la Terapia Gestalt y a su
engarce con y dentro de una matriz
hermenéutica configurada por lo que se podría
denominar como la re-creación del "tiempo
primordial".
Todo mito da cuenta para las sociedades
tradicionales de una historia sagrada sucedida "in illo
tempore". Es sagrada en tanto que hace referencia a seres
sobrenaturales, pero también es verdadera pues refiere a
realidades, en el sentido de que da cuenta de cómo algo ha
llegado a existir.
En este sentido re-vivir un mito es una
experiencia re-ligiosa en tanto se distingue de la experiencia
cotidiana, pero además se re-cuerda (en el sentido
etimológico de volver a pasar por el corazón),
estando inmeros en este "tiempo primordial" y no en la
temporalidad ordinaria, es decir, hay una verdadera
re-actualización del mito. Así podemos llegar a
afirmar que un mito es en su estructura un verdadero "imago
mundi", en tanto da cuenta de un origen, donde la
creación del universo, del
mundo es "la" creación de la cual han de derivar todas las
subsiguientes.
Y es esa re-creación en un tiempo
considerado sagrado lo que implica la necesidad de ritual, pues
no estamos ante una simple re-memoración de
carácter intelectual sino ante una re-actualización
contemporánea, en el aquí y ahora; pues es la
primera manifestación de algo lo que es significativo y
válido y no sus sucesivas
repeticiones.
De esta manera el ritual opera como un
verdadero "regressus ad uterum", aunque no en el sentido
freudiano sino en el de una verdadera praxis óntica que
re-conduce "in illo tempore", es decir, no da cuenta de un
regreso hacia atrás, de una in-volución sino de una
verdader evolución mediante el re-cuerdo "ab
origine".
Ello nos conduce al estudio de los
sueños, en cuanto hace a su connotación de una
mitología personal, o sea, el sueño
daría cuenta de una historia sagrada pero de
carácter personal e íntimo. Son un verdadero
mensaje existencial que dan cuenta de y se originan en lo
más auténtico de nuestro ser.
Por consiguiente, al re-vivenciar en el
aquí y ahora mi(s) sueño(s) se produce un
"descensus ad inferos" , en el sentido de constituirse en
una verdadera prueba iniciática, una
reactualización de nuestra esencia más profunda,
con lo que se nos permite una re-integración de nuestras partes alienadas
así como el re-conocimiento y aprehensión de
nuestras potencialidades.
Así, el trabajo con
los sueños deviene en un verdadero rito de
iniciación. Por un lado entendemos que toda
iniciación comporta el carácter y el significado de
un segundo nacimiento y ello conlleva en forma implícita
tanto la necesidad de una muerte como de
una resurrección, es decir, ha de producirse una plena y
completa re-novación y re-generación de la
existencia. Y ello opera a través de un "regressus ad
uterum", entendido este como el caos, el vacío
fértil pleno de potencialidades probables pero que
aún no han coagulado en el mundo de las experiencias
concretas. Pero es justamente desde y a partir de dicha matriz
primigenia, de donde habremos de re-surgir, en y a través
de un proceso que
constituye además el eje de lo que Campbell denomina el
"monomito".
Como dice este autor: El sueño es el
mito personalizado, el mito es el sueño despersonalizado;
tanto el mito como el sueño son simbólicos del
mismo modo general que la dinámica de la psique."
(3)
Dado su carácter a-temporal y a-espacial
tanto los mitos como los sueños pueden oficiar como
verdaderos vehículos hacia niveles de conciencia
superiores al cotidiano. Es decir, darían cuenta de una
prescripción instrumental, de ser un manual, una
guía de y hacia lo que en verdad nos define en cuanto a
nuestra esencia última.
De ello da cuenta la "Philosophia
Perennis" tema del cual ya hemos realizado un abordaje en
otros escritos monográficos.
Para concluir hemos de dar cuenta que la
importancia del "mythos" no radica en su carácter
literario ni menos aún en su falsedad por y dada su
inadecuación de y mediante verificación
empírico-analítica, sino que su riqueza radica en
la esencia de su silencio, en lo latente, en lo que dice sin
decirlo.
El mito y el sueño son ambos verdaderos
"koanz" del budismo zen. Como
hubo dicho Confucio de Lao Tse, decimos nosotros ahora: "El mito
y el sueño son como el dragón, lo que está
más allá de mi
comprensión".
Dado que lo anteriormente expuesto es un leve
acercamiento a uno de los múltiples implicaciones de la
Philosophia Perennis, consideramos oportuno recomendar un sitio
para el intercambio de ideas y la reflexión conjunta
en:
http://groups.msn.com/philosophiaperennis-kenwilber/
Ello pretende profundizar en cuanto a la
consideración de modelos emergentes con el nacer de este
nuevo milenio y tendientes a generar una verdadera
revolución transformativa a nivel personal, social y
universal.
BIBLIOGRAFIA
CITADA
- ELIADE, M.: "Mito y realidad" – Ed.
Kairós – 1999, pág.
10 - Ibid.: pág.
19 - CAMPBELL, J.: "El héroe de las mil
caras" – FCE. – 1997,
pág.
BIBLIOGRAFIA
CONSULTADA
- CAMPBELL, J.: "Los mitos" – Ed.
Kairós – 1994 - CAMPBELL, J.: "Los mitos en el tiempo"
– Emecé Editores –
2000 - ELIADE, M.: "La búsqueda" –
Ed. Kairós – 1999 - WILBER, Ken: "Los tres ojos del
conocimiento" – Ed. Kairós –
1991 - WILBER, Ken: "Breve historia de todas las
cosas" – Ed. Kairós –
1991 - WILBER, Ken: "El ojo del espíritu"
– Ed. Kairós –
1991
Lic. Germán H.
PASTORINI
Licenciado en
Psicología
Montevideo-Uruguay