- El valor y sus
características - Los valores
Morales - Las Normas Morales como
expresión de los Valores Morales - Conciencia
Moral - Valores Morales y Relaciones
Humanas. - Características y
rasgos de las personas de éxito - La importancia de la
Inteligencia Emocional para Managers y
Técnicos - Definiciones
- Características de la
Inteligencia Emocional - Las Competencias
Emocionales - La Conciencia
Emocional - Valoración de Sí
Mismo - Caminos para
mejorar - Cuando las emociones se
desbordan - Cuando el trabajo es un
infierno - Los beneficios de la conciencia
de uno mismo - Conclusiones
El presente trabajo sobre los valores,
en el curso de Ética y
Valores, nos
ayudó a tener una visión más amplia de lo
que sucede a diario con el comportamiento de algunas personas, y sus
relaciones con los demás. En primer término se
presentarán las generalidades sobre los valores,
las clases de valores; las
características de los valores
morales; las normas morales
como expresión de los valores
morales; la conciencia
moral;
valores morales y relaciones
humanas; e inteligencia
emocional.
En cada uno de los temas se presentarán nuevas
definiciones y pensamientos de varios autores, los cuales
sirven para ir formando pensamientos propios del diario vivir y
relacionados al curso, para comprender mejor esta ciencia tan
llena de situaciones filosóficas y de lógica según sea el
caso.
Todos los temas son bastante interesantes y hacen que
nosotros los estudiantes tengamos que profundizar más en
nuestros conocimientos éticos y morales, para que
podamos verdaderamente darle solución a esos problemas
reales que se nos presentarán como profesionales,
consultores independientes o bien, poner todos nuestros
conocimientos para el beneficio de una empresa en
particular.
Atentamente,
El equipo de trabajo.
Se entiende por valor
moral todo
aquello que lleve al hombre a
defender y crecer en su dignidad de persona. El
valor moral
conduce al bien moral. Recordemos que bien es aquello que
mejora, perfecciona, completa.
El valor moral perfecciona al
hombre en
cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en
su razón. Se puede tener buena o mala salud, más o menos
cultura, por
ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin
embargo vivir en la mentira, el hacer uso de la violencia o
el cometer un fraude,
degradan a la persona,
empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las
acciones
buenas, vivir la verdad, actuar con honestidad,
el buscar la justicia, le
perfeccionan.
El valor moral te lleva a
construirte como hombre, a hacerte más
humano.
Depende exclusivamente de la
elección libre, el sujeto decide alcanzar dichos valores
y esto sólo será posible basándose en
esfuerzo y perseverancia. El hombre
actúa como sujeto activo y no pasivo ante los valores
morales, ya que se obtienen basándose en
mérito.
Estos valores perfeccionan al
hombre de tal manera que lo hacen más humano, por
ejemplo, la justicia
hace al hombre más noble, de mayor calidad como
persona.
Para lograr comprender
plenamente los valores morales debemos analizar la
relación que éstos guardan con otro tipo de
valores. Siendo el ser humano el punto de referencia para los
valores, cabe ordenarlos de acuerdo con su capacidad para
perfeccionar al hombre. Un valor cobrará mayor
importancia en cuanto logre perfeccionar al hombre en un
aspecto más íntimamente humano.
Los valores infrahumanos: Son aquellos que sí
perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores,
en aspectos que comparte con otros seres, con los animales, por
ejemplo. Aquí se encuentran valores como el placer, la
fuerza, la
agilidad, la salud.
Los valores
humanos inframorales: Son aquellos valores que son
exclusivos del hombre, ya no los alcanzan los animales,
únicamente el hombre.
Aquí encontramos valores como los económicos, la
riqueza, el éxito, por ejemplo. La inteligencia
y el
conocimiento, el arte, el buen
gusto. Y socialmente hablando, la prosperidad, el prestigio, la
autoridad,
etc.
Valores Instrumentales: Son comportamientos
alternativos mediante los cuales conseguimos los fines
deseados.
Valores Terminales: Son estados finales o metas
en la vida que al individuo le gustaría conseguir a lo
largo de su vida.
El valor y sus
características
Cuando hablamos de valor,
generalmente nos referimos a las cosas materiales,
espirituales, instituciones, profesiones, derechos civiles, etc.,
que permiten al hombre realizarse de alguna manera.
El valor es, entonces, una
propiedad de
las cosas o de las personas. Todo lo que es, por el simple
hecho de existir, vale. Un mismo objeto (persona o cosa) puede
poseer varios tipos de valores, por ejemplo, un coche puede ser
útil además de bello.
El valor es pues captado como
un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto
o con lo valioso.
El mal es, entonces, la
carencia o la ausencia de bien. Se llama mal al vacío,
es decir, a lo que no existe. Por ejemplo, el agujero en el
pantalón, es la falta o ausencia de tela.
Existen dos tipos de bienes; los
útiles y los no útiles:
Un bien útil se busca porque proporciona otro
bien, es el medio para llegar a un fin. Por ejemplo, si voy a
comprar un coche para poder ir al
trabajo (utilidad) busco
un coche de buena marca, de buen
precio, que
me sirva para mi fin, ir al trabajo.
Un bien no útil, por el contrario, es el que se
busca por sí mismo. Por ejemplo, las personas son
bienes no
útiles, porque valen por sí mismas, por el hecho
de existir como seres humanos, tienen dignidad y no pueden ser
usadas por los demás.
Los valores valen por
sí mismos, se les conozca o no. Van más
allá de las personas, es decir, trascienden, por lo que
son y no por lo que se opine de ellos.
Todos los valores se refieren
a las necesidades o aspiraciones humanas. Las personas buscamos
satisfacer dichas necesidades.
Éstas se pueden
clasificar de la siguiente manera:
Necesidades primarias: Son las necesidades
fisiológicas que todo ser humano tiene que satisfacer,
por ejemplo, el alimento, el vestido, la vivienda.
Necesidades de seguridad:
Se refieren al temor a ser relegados por los
demás.
Los valores físicos,
como el afecto y la salud, así como los valores
económicos, el poseer una existencia con un
mínimo de confort, satisfacen en gran medida estas
necesidades básicas.
Necesidades sociales: Es cuando un núcleo
familiar ya no es suficiente para el desarrollo
de la persona por lo que tendemos a formar nuevos grupos de
pertenencia. Se busca ser digno
ante uno mismo y ser alguien ante los demás.
Aquí encontramos valores como la fama, el poder, el
prestigio, el amor y el
afecto.
Necesidades de autorrealización: Se refieren a
encontrar un sentido a la vida, trascender en una obra
creativa, luchar por un ideal, como la verdad, la belleza o la
bondad. Estas necesidades se satisfacen por medio del cultivo
de la ciencia,
el arte, la moral y
la religión.
Las características de los valores
son:
Independientes e inmutables: son lo que son y
no cambian, por ejemplo: la justicia, la belleza, el amor.
Absolutos: son los que no están
condicionados o atados a ningún hecho social,
histórico, biológico o individual. Un ejemplo
puede ser los valores como la verdad o la bondad.
Inagotables: no hay ni ha habido persona alguna
que agote la nobleza, la sinceridad, la bondad,
el amor. Por
ejemplo, un atleta siempre se preocupa por mejorar su marca.
Objetivos y verdaderos: los valores se dan en
las personas o en las cosas, independientemente que se les
conozca o no. Un valor objetivo
siempre será obligatorio por ser universal (para todo
ser humano) y necesario para todo hombre, por ejemplo, la sobre
vivencia de la propia vida. Las valores tienen que ser
descubiertos por el hombre y sólo así es como
puede hacerlos parte de su personalidad.
Subjetivos: los valores tienen importancia al
ser apreciados por la persona, su importancia es
sólo para ella, no para los demás. Cada
cual los busca de acuerdo con sus intereses.
Objetivos: los valores son también
objetivos
porque se dan independientemente del conocimiento
que se tenga de ellos. Sin embargo, la valoración es
subjetiva, es decir, depende de las personas que lo juzgan. Por
esta razón, muchas veces creemos que los valores
cambian, cuando en realidad lo que sucede es que las personas
somos quienes damos mayor o menor importancia a un determinado
valor.
Como ya lo mencionamos son aquellos valores que
perfeccionan al hombre en lo más íntimamente
humano, haciéndolo más humano, con mayor calidad como
persona.
Los valores morales surgen
primordialmente en el individuo por influjo y en el seno de
la familia,
y son valores como el respeto, la
tolerancia,
la honestidad,
la lealtad, el trabajo,
la responsabildad, etc.
Para que se dé esta
transmisión de valores son de vital importancia la
calidad de las relaciones con las personas significativas en su
vida, sus padres, hermanos, parientes y posteriormente amigos y
maestros. Es además indispensable el modelo y
ejemplo que estas personas significativas muestren al
niño, para que se dé una coherencia entre lo que
se dice y lo que se hace.
Además es de suma
importancia la
comunicación de la familia. Cuando
el niño ha alcanzado la edad escolar se hará
participe de esta comunicación abierta, en la toma de
decisiones y en aportaciones sobre asuntos
familiares.
Posteriormente estos valores
morales adquiridos en el seno de la familia
ayudarán a insertarnos eficaz y fecundamente en la vida
social. De este modo la familia
contribuye a lanzar personas valiosas para el bien de la
sociedad.
Recordemos que una persona
valiosa, es una persona que posee valores interiores y que vive
de acuerdo a ellos. Un hombre vale entonces, lo que valen sus
valores y la manera en como los vive.
Ya en el ámbito
social, la persona valiosa buscará ir más
allá de "mi libertad",
"mi comodidad o bienestar" y se traducirán estos valores
en solidaridad,
honestidad, libertad de otros, paz, etc.
La libertad: La libertad
parece ser el bien más preciado que posee el hombre.
Libertad de conciencia,
para alcanzar una vida coherente y equilibrada desde el
interior, libertad de
expresión, para poder difundir nuestras ideas y
promover el debate y la
discusión abierta, libertad de reunión como
garantía para asociarme con aquellos que comparten
ideales y trabajar por los mismos, libertad para elegir
responsable y pacíficamente a nuestros
gobernantes.
La solidaridad:
Surge cuando mi libertad, mi desarrollo y
mi bienestar ya no son compatibles con las necesidades y
desgracias de los demás. Ya no nos limitamos a compartir
en el seno familiar, sino con los demás.
A escala
internacional supone que nuestro país debe ser solidario
con los países más necesitados del planeta,
compartir no sólo en el ámbito económico,
también en el educativo y cultural.
Compartir el
conocimiento para combatir el analfabetismo y la incultura, para reducir
enfermedades y
epidemias, por ejemplo.
La paz: Es quizás
prioridad esencial de nuestro mundo, un mundo que ha sufrido
dos grandes guerras, con
consecuencias devastadoras para los pueblos y las personas, un
mundo que todavía se enfrenta a un sinnúmero de
conflictos
locales y regionales.
Una persona con altos valores
morales promoverá el respeto al
hombre, la cooperación y comprensión, una
actitud
abierta y de tolerancia,
así como de servicio
para el bienestar común
Las Normas Morales
como expresión de los Valores Morales
Sin asumir posturas pesimistas o cínicas, sino
propositivas, es necesario reconocer una realidad: en gran
medida el comportamiento de la sociedad indica
que se están dejando de asumir los valores morales, y en
cambio se
introyectan otros que podemos llamar antivalores, lo cual mina
o denigra las relaciones
humanas. Las causas pueden ser diversas y combinadas, como:
el egoísmo excesivo, la influencia de algunos medios de
información, conflictos
familiares, padres irresponsables en la crianza de sus hijos,
presiones económicas, pobreza, etc.;
pero sobre todo el funcionamiento de un Sistema
Educativo desvinculado de las necesidades actuales de los
ciudadanos. Sin embargo, la formación escolar debe ser
el medio que conduzca al progreso y a la armonía de toda
nación; por ello, es indispensable que el
Sistema
Educativo Nacional, concretamente, renueve la curricula y las
prácticas educativas del nivel básico
principalmente, otorgando prioridad al ámbito
problemático referido.
El proceso de
desvalorización siempre ha estado
presente en todos los tiempos y civilizaciones; empero no tan
acentuadamente como en la contemporaneidad. Aunque
todavía existen personas que revelan una gran calidad
humana, es decir, que asumen las normas universales de toda
sociedad, tales como la responsabilidad, la humildad, la honradez, la
solidaridad, el respeto, entre otras; la mayor parte de la
población reproduce lo opuesto: la
negligencia, el engaño, la agresividad, la envidia, etc.
Sobran los ejemplos cotidianos que pueden comprobar esta
hipótesis. Veamos tres casos: la escuela, la
familia y la pareja.
En el primero, lo único que se ha conseguido es
reproducir una instrucción tradicional, desvinculada de
las demandas efectivas de los mexicanos (Héctor Aguilar
Camín et al.), 1995:46), y que, además, soslaya
la enseñanza y práctica de los
valores. Comúnmente, los problemas
típicos de los alumnos pertenecientes a las instituciones de educación básica (particularmente
en el grado de secundaria) son: irresponsabilidad en la
elaboración de tareas escolares, falta de respeto a los
profesores, agresividad física o verbal
hacia los compañeros, vandalismo y demás. Para
algunos adultos las actitudes
anteriores podrían ser normales e incluso justificables
ya que los cambios emocionales y físicos de la infancia a
la adolescencia
son diversos; pero tal no es una verdad absoluta sino
circunstancial puesto que los individuos son impredecibles,
distintos entre sí, únicos, y se desarrollan
conforme a las variables y
situaciones de su entorno. Por ello, los profesionales de la
formación escolar deberán promover ambientes
áulicos agradables y educar para evitar toda
manifestación anémico social o de pérdida
de valores. Desde esta perspectiva, la nueva educación del siglo XXI tendrá que
ser esencialmente preventiva.
Acerca del segundo, a pesar de ser considerada como
primordial núcleo socializador y potencial transmisor de
normas morales al sujeto, en varias ocasiones ha transitado por
un proceso de
degradación; tal es el caso de los que viven diversos
niveles de violencia
intra familiar, la desintegración, la envidia entre
hermanos, la deshonestidad, la desigualdad o preferencia hacia
algún hijo, la desconfianza o escasa comunicación, etc. Para contribuir
activamente a la solución de estas problemáticas,
una alternativa viable es que las instituciones educativas de
dicho nivel fortalezcan sustantivamente y renueven cursos,
asesorías pedagógicas generales y especializadas
referentes a la enseñanza de los principios
universales, con el fin de impartir una educación moral
a los padres, en diferentes horarios y de acuerdo a su tiempo libre.
De ahí que la familia tendrá que sostener
correspondencia directa con la escuela.
Respecto al tercero, tanto el matrimonio como
el amor
libre son loables sólo si son honestos y vislumbran
proyección, es decir, si existe plenamente el
sentimiento sincero y mutuo. No obstante, también se
presentan condiciones contrarias: la infidelidad y el interés
meramente material o económico, por ejemplo, lo cual
resulta ser una relación bastante superficial, mundana,
efímera en esencia. Ante esto, una vez más, se
plantea necesariamente y con mayor alcance la
impartición de los principios
mencionados.
Con base en la experiencia, las situaciones en las que
se distinguen los llamados antivalores son diversas y
permanentes; tal es el estilo de vida actual. El caso de
México no es de los más extremos;
el de los estadounidenses sí, "… basta consultar sus
altos índices de criminalidad, prostitución, drogadicción, narcotráfico, alcoholismo,
infidelidades conyugales, etc., para constatarlo" (HUMANIDADES
196: 4). Así, las generaciones de estos tiempos se
orientan hacia la decadencia.
Todo lo anterior nos proporciona elementos para
conformar el perfil del hombre contemporáneo o
también llamado sujeto posmoderno.1 "La posmodernidad no destruye lo axiológico,
sino solamente su fundamento absoluto, su punto de referencia.
La posmodernidad inventa nuevos valores, pero todos
ellos andan huérfanos de fundamento: hedonismo,
egoísmo, … ausencia de sentido, … individualismo,
agresividad, entre otros" (Colom y Mèlich, 1995: 53). Es
el individuo de la contradicción: por un lado es quien
produce y domina la nueva tecnología, posee ciertas aptitudes,
ejecuta órdenes; por el otro, es un ser enajenado,
alejado de los ideales, desmoralizado, que con facilidad
estalla con violencia e intenta "aplastar" a sus semejantes. El
panorama es desalentador, y los esfuerzos reivindicatorios
tienen que centrarse en la escuela.
Por último, la
educación básica no es sólo una de
tantas etapas de formación escolar, sino también
es la base en la que se constituye la
personalidad del individuo, o sea, el fundamento
intelectual, moral, emocional, etc., que orientará su
posterior desarrollo; lo principal. De ahí la
importancia de la transformación de este nivel
académico, que debe consistir en una
reestructuración de la curricula y las prácticas
escolares en las que los profesores y los alumnos aborden
crítica y reflexivamente (Paulo Freire, 1997:40),
mediante técnicas
grupales, los diversos temas de actualidad: el racismo, las
crisis
económicas, la identidad
nacional, la
globalización, la sexualidad,
etc., otorgando primordial importancia al fomento de los
valores en coordinación con la familia. Sólo
así es posible construir un nuevo modelo de
sociedad, que se distinga por la justicia, la igualdad y
la armonía.
Todo ser humano tiene conciencia de que hay algo que
está bien o mal moralmente hablando, pues posee lo que
llamamos sentido moral, por otro lado también existe la
conciencia moral, que es la valoración sobre la
moralidad de un acto concreto.
Si tomamos el término bueno, bien, en el
sentido práctico, es aquello que mueve a la voluntad por
medio de las representaciones de la razón, no a partir
de causas subjetivas sino de modo objetivo,
por razones válidas para todo ser racional como
tal.
Para que un acto sea bueno deben ser buenos los tres
factores fundamentales que los motivan, esos tres factores
son:
1) Objeto- contenido (lo que se hace, la materia del
acto)
2) Circunstancias- (factores o aspectos que determinan
y precisan el objeto, el quien, el cuándo, el
cómo, etc.).
3) Fin- (Intención o motivo del acto, aquello
para lo que se hace).
Basta con que uno de esos factores sea malo, para que
todo el acto sea malo, ya que para los moralistas el fin bueno
no justifica los medios
malos.
La conciencia moral está integrada por un
elemento intelectual, un elemento afectivo y un elemento
volitivo, el intelecto o razón juzga, aprueba o
desaprueba el acto, el elemento afectivo nos da respuesta sobre
los sentimientos hacia ese acto, y el volitivo que tiene una
tendencia natural al bien y que lo hace querer el bien moral.
Según Kant si el
hombre fuera solo sensibilidad, sus acciones
estarían determinadas por impulsos sensibles, si fuera
únicamente racionalidad, serían determinadas por
la razón. Pero el hombre es al mismo tiempo
sensibilidad y razón, y en esta posibilidad de
elección consiste la libertad que hace de él un
ser moral.
Podemos clasificar la conciencia moral como verdadera
o errónea, en cierta, probable, dudosa, perpleja, justa,
etc.
Hablamos de conciencia verdadera cuando puede
dictaminar objetivamente lo que es bueno o malo y es
errónea cuando no puede hacerlo, de conciencia cierta
cuando el juicio moral es firme y seguro, de
probable cuando existen otras alternativas, dudoso cuando el
juicio moral se suspende ante la duda, perplejo cuando existe
colisión de deberes y justo cuando se juzga de manera
adecuada el acto moral.
¿Pero cómo se forman esas
conciencias?
El hombre procura obrar con conciencia recta, ello
supone autorreflexión y consulta a los demás,
para ir adquiriendo una conciencia formada y madura.
El problema se plantea cuando estamos en conciencia
perpleja o en conciencia dudosa, como ya dijimos la conciencia
perpleja supone un conflicto de
deberes y tenemos que inclinarnos por el que nos parece
más fuerte o imperioso, mientras que en la conciencia
dudosa debemos descartar para salir de dudas y luego formar una
conciencia moralmente cierta.
La conciencia como norma subjetiva, se apoya en los
principios morales o en el sentido moral. Los principios
morales son expresiones de la ley moral
natural.
Valores Morales y
Relaciones Humanas.
Los Actos Humanos
Existen dos tipos de actos, los Actos humanos y los
Actos del hombre, ambos son ejecutados por el hombre pero
poseen ciertas diferencias:
- Los Actos Humanos. Son ejecutados consciente y
libremente, es decir, en un nivel racional. Son originados en
la parte típicamente humana del hombre, es decir, en sus
facultades específicas, como son la inteligencia
y la voluntad. Estos son el objeto material de la Ética y
son los que pueden ser juzgados como buenos o malos desde el
punto de vista de la
Moral. - Los Actos del Hombre. Carecen de conciencia o de
libertad o de ambas cosas, un ejemplo claro es por ejemplo la
digestión, la respiración, etc. Los actos del hombre
sólo pertenecen al hombre porque él los ha
ejecutado, pero no son propiamente humanos porque su origen no
está en el hombre en cuanto a hombre, sino en cuanto a
animal. Estos actos carecen de moral (son amorales) por lo
tanto no pueden juzgarse desde el punto de vista moral como
buenos o malos, si pueden juzgarse como buenos o malos pero
desde otro punto de vista, como por ejemplo el
fisiológico.
Los actos, ya sean humanos o del hombre, tiene un
cierto valor ontológico independiente del valor moral.
El valor ontológico o metafísico de la conducta
humana se refiere al hecho real, a la existencia, a la
objetividad del acto. En cambio el
valor moral depende de ciertas condiciones subjetivas y propias
de la persona que ejecuta dicho acto, como la intención,
la libertad, el grado conciencia, etc. El valor moral se
encuentra solo en los actos humanos y el valor
ontológico se encuentra en ambos.
Cuando se dice que un acto humano tiene un valor
moral, se está implicando que este valor moral puede ser
de signo positivo o de signo negativo. Trabajar, por ejemplo,
tiene valor moral positivo, pero asesinar tiene un valor moral
negativo. Normalmente hemos designado al valor moral negativo
como "inmoral", pero esta palabra, en su etimología,
indica mas bien un desligamiento del valor moral y los
únicos actos que están desligados de los valores
morales son los actos del hombre, pero estos ya han sido
calificados como "amorales".
Todo acto humano tiene un elemento psíquico que
también es motivo de una valoración moral, este
es el "Fin" o "intención" que es el objetivo o finalidad
por la cual se realiza un acto humano, por medio del fin o
intención dos actos humanos idénticos pueden
diferir notablemente por el autor que realizó cada
acto.
La palabra "Fin" tiene varios significados, desde
luego no se tomará en cuenta el que se refiere a lo
último, lo extremo. La palabra fin significa
intención, objetivo, finalidad.
La palabra fin tiene una doble división cuando
significa objetivo o finalidad.
- Cuando significa objetivo, suele considerarse el fin
próximo (es el que se subordina a otros), el fin
último (no se subordina a ningún otro), el fin
intermedio (participa de los dos, o sea, se subordina al fin
último y él mismo mantiene subordinado al fin
próximo). - Cuando hablamos del fin como intención o
finalidad, podemos referirnos al fin intrínseco del acto
(es el que posee la acción misma de acuerdo a su propia
naturaleza)
o al fin del sujeto que ejecuta el acto (es el que de hecho
intenta el actor de la acción, en algunas ocasiones este
fin difiere con respecto al fin del acto).
Otro aspecto que ha estado
conectado a la Ética desde el tiempo de Aristóteles es el tema de la felicidad.
La felicidad es la actualización de las potencias
humanas, es decir, la realización y el ejercicio de a
facultades y demás capacidades del hombre. Cuando el
hombre pone a funcionar sus potencialidades, la consecuencia
natural es la felicidad. Además, éste es el fin
propio del hombre. El hombre está hecho para ser feliz.
Desde el punto de vista de la Filosofía y la Psicología, la
felicidad es la consecuencia normal de un funcionamiento
correcto del ser humano. Se pueden distinguir tres tipos o
niveles de felicidad:
- La Felicidad Sensible. Es la experiencia de
satisfacción y beneplácito a partir de los
sentidos. - La Felicidad Espiritual. Es superior a la sensible y
se obtiene por el correcto funcionamiento de las
potencialidades humanas en un nivel suprasensible, como la
inteligencia, la voluntad, el amar, la libertad, el arte, las
virtudes, etc. - La Felicidad Profunda. Proviene del núcleo de
identidad
personal. Es
una felicidad más refinada que las dos anteriores y
sólo se percibe cuando el individuo capta su propio
núcleo por medio de un conocimiento
conceptual y matemático.
- Cuando disponemos de los recursos
emocionales adecuados, lo que anteriormente parecía
amenazador, podemos terminar abordándolo como un
desafío y afrontarlo con energía y hasta con
entusiasmo.
"Las normas que gobiernan el mundo laboral
están cambiando. En la actualidad no sólo se nos
juzga por lo más o menos inteligentes que podamos ser ni
por nuestra formación o experiencia, sino también
por el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos o con
los demás."
Según la gran cruzada de Goleman: que desde
todos los ámbitos posibles se comience a considerar la
inteligencia
emocional y sus competencias
como claves para el éxito
personal y
profesional. He aquí alguna colección de frases
más que ilustran sus planteamientos:
- Los argumentos más convincentes y poderosos se
dirigen tanto a la cabeza como al corazón.
Y esta estrecha orquestación entre el pensamiento
y el sentimiento es posible gracias a algo que podíamos
calificar como una especie de autopista cerebral, un conjunto
de neuronas que conectan los lóbulos prefrontales el
centro ejecutivo cerebral, situado inmediatamente detrás
de la frente y que se ocupa de la toma de
decisiones-con la región profunda del cerebro que
alberga nuestras emociones. - De este modo, resulta ciertamente paradójico
que las habilidades "blandas" tengan una importancia decisiva
en el éxito profesional en los dominios más
duros. - La excelencia depende más de las competencias
emocionales que de las capacidades cognitivas. - Incluso en las profesiones técnicas
y científicas, el pensamiento
analítico ocupa un tercer lugar, después de la
capacidad de influir sobre los demás y de la
motivación de logro. - A la hora de tomar una decisión, "el primer
paso es siempre muy consciente, deliberado y analítico,
pero no debemos desdeñar el aspecto emocional porque
ambos son igualmente importantes. Es lo que se denomina
corazonada, intuición. - La capacidad de percibir este tipo de sensaciones
subjetivas tiene un origen evolutivo. Las regiones cerebrales
implicadas en las sensaciones viscerales son mucho más
antiguas que las del centro del pensamiento
racional. - Los circuitos
nerviosos ligados a los centros emocionales (la
amígdala) nos proporcionan una respuesta
somática- una sensación visceral- de la
decisión que debemos tomar. - La expresión clásicamente utilizada
para referirse a este tipo de sensibilidad que nos orienta es
la de sabiduría. - Nuestra mente no está organizada como un
ordenador que pueda brindarnos una pulcra copia impresa de los
argumentos racionales a favor y en contra de una determinada
decisión, basándose en todas las ocasiones
anteriores en que hayamos tenido que afrontar una
situación similar. En lugar de ello, la mente hace algo
mucho más elegante, calibrar el poso emocional que han
dejado las experiencias previas y darnos una respuesta en forma
de presentimiento o sensación visceral.
Características y rasgos de las personas
de éxito
Para ilustrar su tesis, el
autor toma nota de varias investigaciones
en las que se recogen las características de lo que se
denominan "trabajadores estrella" así como las
características que los empresarios buscan actualmente
en los trabajadores.
Las investigaciones
que a lo largo de las décadas han tratado de rastrear
los talentos de los trabajadores "estrella" nos indican que
existen dos habilidades que se han vuelto cruciales en los
noventa: la formación de equipos y la capacidad de
adaptarse a cambios.
Existen un conjunto completamente nuevo de capacidades
que están comenzando a perfilarse como rasgos
distintivos de los trabajadores estrella, entre las que cabe
destacar la capacidad de servir de catalizador del cambio y
el aprovechamiento de la diversidad.
Descubrimos que existen algunas competencias que
diferenciaban a los trabajadores estrella de los otros. A
saber: empatía, autodisciplina, iniciativa.
Para afrontar adecuadamente las situaciones
emocionales en sumo grado hace falta ser un buen mediador, es
decir, hay que ser capaz de despertar la confianza de los
demás y de establecer un adecuado rapport con ellos, es
decir, saber escuchar, ser capaz de persuadir y saber
aconsejar. En palabras de este mismo directivo: "para poder
alentar la confianza de los demás usted debe ser
consciente de sí mismo, asumir el punto de vista de los
demás y ser también capaz de estar plenamente
presente".
La única habilidad cognitiva que diferencia a
los directivos "estrella" de los mediocres es la capacidad de
reconocer pautas, es decir la capacidad de extraer la información necesaria para comprender las
tendencias más relevantes y forjarse una "visión
global" que permita planificar estrategias de
acción para el futuro.
Los mejores siempre están dispuestos, por
ejemplo, a quedarse un tiempo extra para ayudar a sus
compañeros a concluir un proyecto y no
se guardan para sí los pequeños descubrimientos
que pueden facilitar el trabajo
sino que los comparten abiertamente. Son personas que no
compiten, sino colaboran.
Las competencias emocionales más relevantes
para el éxito caen dentro de los tres grupos
siguientes:
- Iniciativa, motivación de logro y
adaptabilidad - Influencia, capacidad para liderar equipos y
conciencia política - Empatía, confianza en uno mismo y capacidad de
alentar el desarrollo de los demás.
En un mundo tan cambiante encontramos que la
flexibilidad, la posibilidad de adaptarse al cambio es
más importante que la experiencia.
Sólo cuando una persona muestra un
amplio ramillete del espectro total de las competencias
emocionales existe la posibilidad de que alcance lo que Mc
Clelland denominó "punto crítico", una
condición que permite descollar como un trabajador
"estrella" y desempeñar una función
semejante a la de los catalizadores en ciertas reacciones
químicas.
¿Qué buscan actualmente los
empresarios de los trabajadores?
- Capacidad de escuchar y de comunicarse
verbalmente. - Adaptabilidad y capacidad de dar una respuesta
creativa ante los contratiempos y los
obstáculos. - Capacidad de controlarse a sí mismo,
confianza, motivación para trabajar en la
consecución de determinados objetivos,
sensación de querer abrir un camino y sentirse orgulloso
de los logros conseguidos. - Eficacia grupal e interpersonal, cooperación,
capacidad de trabajar en equipo y habilidad para negociar las
disputas. - Eficacia dentro de la
organización, predisposición a participar
activamente y potencial de liderazgo.
Características y rasgos de las personas que
fracasan
- Pero si estas son las competencias de los
trabajadores estrella y por tanto, las que lo empresarios
valoran más en la actualidad, las características
y rasgos de las personas que fracasan son: - Las conclusiones de una investigación realizada con altos
ejecutivos que había acabado fracasando arrojaban los
siguientes rasgos en común: - Rigidez: incapacidad para adaptarse al cambio e
imposibilidad para asimilar o responder adecuadamente a la
retroalimentación sobre los rasgos que
deben cambiar o mejorar. Con poco desarrollo de la capacidad de
escuchar y aprender. - Relaciones muy pobres: personas que critican muy
severamente, insensibles o exigencias exageradas que terminan
confundiendo a sus subordinados. - Las diferencias entre los directivos que triunfan y
los que fracasan suele girar en torno a dos de
las principales dimensiones de las competencias emocionales que
enumeramos a continuación: - Autocontrol: los jefes que fracasan soportan mal la
presión
y tienden al mal humor y los ataques de cólera. El
directivo con éxito no pierde el equilibrio
durante las situaciones tensas, sino que aun en medio de la
crisis
mantienen su serenidad. - Responsabilidad: los fracasados reaccionen
defensivamente ante los errores y las críticas,
negándolas, encubriéndolas o intentado descargar
su responsabilidad sobre otras personas - Fidelidad: los errores están ligados al exceso
de ambición, al deseo de seguir adelante a expensas de
los demás. Los directivos que triunfan muestran un
profundo interés
por las necesidades de sus subordinados. - Habilidades sociales: los que fracasan muestran un
exceso de arrogancia, agresividad o prepotencia. - Establecimiento de vínculos y aprovechamiento
de la diversidad: los directivos que fracasan son incapaces de
crear una red de
cooperación y relaciones provechosas.
La importancia de la
Inteligencia Emocional para Managers y
Técnicos
Cientos de millones de dólares, euros y monedas
de todo tipo se gastan los managers y directivos al año en
formación. Desde luego, si hay algo que preocupa es el
desarrollo de líderes en las organizaciones,
esta perspectiva no escapa de la Inteligencia Emocional, como
tampoco se escapa el desarrollo de estas competencias a los
técnicos tan importantes en la era de los
"bits"
El principio de Peter, que afirma que uno se ve
promocionado hasta que alcanza su nivel de incompetencia muestra como, el
hecho de que una persona sea ascendida por sus buenos
conocimientos técnicos no presupone que vaya a ser un buen
jefe, ya que la situación de dirigir personas es nueva
para él. Este principio explica porqué el entorno
laboral se
encuentra saturado de malos jefes.
Stephen Rosen del MIT explica respecto a los
científicos y los técnicos: "Cuanto más
inteligentes son, mayor es también su incompetencia
emocional y social. Es como si el músculo intelectual se
hubiera fortalecido a expensas de los músculos de las
competencias personal y social" A este fenómeno lo
denomina "Incapacidad Aprendida".
Antes de introducirnos en los conceptos manejados,
conviene invertir algo de tiempo en saber como entiende el autor
conceptos como competencia,
inteligencia práctica o incluso competencia
emocional:
La inteligencia emocional, una destreza que nos permite
conocer y manejar nuestros propios sentimientos, interpretar o
enfrentar los sentimientos de los demás, sentirnos
satisfechos y ser eficaces en la vida, a la vez crear
hábitos mentales que favorezcan nuestra propia productividad.
- Una competencia es un rasgo personal o un
conjunto de hábitos que llevan a un desempeño laboral superior o más
eficaz o, por decirlo de otro modo, una 0habilidad que aumenta
el valor económico del esfuerzo que una persona realiza
en el mundo laboral. - Inteligencia práctica: una
combinación de destreza y experiencia. Así pues,
aparte del CI son nuestras habilidades prácticas y las
capacidades técnicas
que podamos dominar las que determinarán nuestro
desempeño cotidiano. - La pericia es, en gran medida, una
combinación entre el sentido común y los
conocimientos y habilidades concretos necesarios para
desempeñar adecuadamente nuestro trabajo. La pericia se
adquiere mediante el aprendizaje
cotidiano y nos permite comprender los entresijos de una
determinada profesión, un conocimiento real que
sólo puede ser fruto de la práctica. - Una competencia emocional es una capacidad
adquirida basada en la inteligencia emocional que da lugar aun
desempeño laboral sobresaliente. - Nuestra inteligencia emocional determina la
capacidad potencial de que dispondremos para aprender las
habilidades prácticas basadas en uno de los siguientes
elementos compositivos: la conciencia de uno mismo,
la
motivación, el autocontrol, la empatía y la
capacidad de relación.
Características de la Inteligencia
Emocional
Veamos a continuación como el autor define las
características más importantes de la Inteligencia
emocional
Las habilidades de la inteligencia emocional son
sinérgicas respecto de las cognitivas y los trabajadores
estrella tienen unas y otras.
Las emociones
descontroladas pueden convertir en estúpida a la gente
más inteligente.
Pero el hecho de poseer una elevada inteligencia
emocional, no garantiza que la persona haya aprendido las
competencias emocionales que más importan en el mundo
laboral sino tan sólo que está dotada de un
excelente potencial para desarrollarlas.
Las conclusiones de un estudio realizado en Harvard
exponen que las personas pueden experimentar intuitivamente, en
los primeros treinta segundos de un encuentro, la
impresión básica que tendrán a los quince
minutos…o al cabo de medio año.
La intuición y las sensaciones viscerales
constituyen un índice de nuestra capacidad para captar los
mensajes procedentes del almacén
interno de recuerdos emocionales, nuestro patrimonio
personal de sabiduría y sensatez (…)
Las características de las capacidades de la
inteligencia emocional son:
- Independencia. Cada persona aporta una
contribución única al desempeño de su
trabajo. - Interdependencia: cada individuo depende en cierta
medida de los demás. - Jerarquización: las capacidades de la
inteligencia emocional se refuerzan mutuamente. - Necesidad pero no suficiencia… poseer las
capacidades no garantiza que se acaben
desarrollando. - Genéricas…se pueden aplicar por lo
general a todos los trabajos, pero cada profesión exige
competencias diferentes.
El desarrollo conceptual de libro sigue la
definición y la explicación de las competencias
emocionales
Competencia personal. Determinan el modo en que nos
relacionamos con nosotros mismos
Conciencia de uno mismo: conciencia de nuestros
propios estados internos, recursos e
intuiciones.
- Conciencia emocional: reconocer las propias emociones
y efectos - Valoración adecuada de uno mismo: conocer las
propias fortalezas y debilidades. - Confianza en uno mismo: seguridad en
la valoración que hacemos sobre nosotros mismos y sobre
nuestras capacidades
Autorregulación: control de
nuestros estados, impulsos y recursos internos
- Autocontrol: capacidad de manejar adecuadamente las
emociones y los impulsos conflictivos - Confiabilidad: fidelidad al criterio de sinceridad e
integridad - Integridad: asumir la responsabilidad de nuestra
actuación personal - Adaptabilidad: flexibilidad para afrontar los
cambios - Innovación: sentirse cómodo y abierto
ante las nuevas ideas, enfoques e
información.
Motivación: las tendencias emocionales que
guían o facilitan el logro de nuestros
objetivos.
- Motivación de logro: esforzarse por mejorar o
satisfacer un determinado criterio de excelencia. - Compromiso: secundar los objetivos de un grupo u
organización. - Iniciativa: prontitud para actuar cuando se presenta
la ocasión. - Optimismo: persistencia en la consecución de
los objetivos a pesar de los obstáculos y los
contratiempos.
Competencia social. Determinan el modo en que nos
relacionamos con los demás
Empatía: conciencia de los sentimientos,
necesidades y preocupaciones ajenas
- Comprensión de los demás: tener la
capacidad de captar los sentimientos y los puntos de vista de
otras personas e interesarnos activamente por las cosas que les
preocupan - Orientación hacia el servicio:
anticiparse, reconocer y satisfacer las necesidades de los
clientes - Aprovechamiento de la diversidad. Aprovechar las
oportunidades que nos brindan diferentes tipos de
personas - Conciencia política: capacidad
de darse cuenta de las corrientes emocionales y de las
relaciones de poder subyacentes en un grupo
Habilidades sociales: capacidad para inducir
respuestas deseables en los demás
- Influencia: utilizar tácticas de
persuasión eficaces - Comunicación: emitir mensajes claros y
convincentes - Liderazgo: inspirar y dirigir a grupos y
personas - Catalización del cambio: iniciar o dirigir los
cambios - Resolución de conflictos: capacidad de
negociar y resolver conflictos - Colaboración y cooperación: ser capaces
de trabajar con los demás en la consecución de
una meta común - Habilidades de equipo: ser capaces de crear la
sinergia
grupal en la consecución de metas colectivas
La capacidad de reconocer el modo en que nuestras
emociones afectan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar
nuestros valores como guía en el proceso de toma de
decisiones.
Conciencia emocional: Reconocer nuestras emociones y
sus efectos
Las personas dotadas de esta competencia:
- Saben qué emociones están sintiendo y
porqué - Comprenden los vínculos existentes entre sus
sentimientos, sus pensamientos, sus palabras y sus
acciones - Conocen el modo en que sus sentimientos influyen
sobre su rendimiento - Tienen un conocimiento básico de sus valores y
sus objetivos
Richard Boyatzis define la conciencia de sí mismo
como: "la capacidad de permanecer atentos, de reconocer los
indicadores y
sutiles señales internas que nos permiten saber lo que
estamos sintiendo y de saber utilizarlas como guía que nos
informa de continuo acerca del modo como estamos haciendo las
cosas"
La conciencia emocional comienza estableciendo contacto
con el flujo de sentimientos que continuamente nos
acompaña y reconociendo que estas emociones tiñen
todas nuestras percepciones, pensamientos y acciones y un modo
que nos permite comprender el modo en que nuestros sentimientos
afectan también a los demás.
El flujo de los sentimientos
El trasfondo de nuestra vida emocional discurre de un
modo parejo al flujo de nuestros pensamientos. En el fondo de
nuestra conciencia siempre existe algún estado de
ánimo que, aunque, por lo general, no nos percatemos de
los sutiles estados de ánimo que fluyen y refluyen
mientras llevamos a cabo nuestra rutina cotidiana. Pero el
día a día hace que estemos mucho más
preocupados por nuestro flujo de pensamientos,
sumergiéndonos en la tarea que estamos llevando a cabo sin
percibir los sentimientos que esto genera en nosotros. Para
sensibilizarnos de este ruido
subterráneo de estados de ánimo y emociones es
necesario que hagamos una pausa mental, pausa que raramente nos
permitimos. Nuestros sentimientos nos acompañan siempre,
pero raramente nos damos cuenta de ellos, por el contrario,
solamente nos percatamos cuando éstas se han
desbordado.
Es como si nuestras emociones tuvieran su propia agenda,
pero nuestras agitadas vidas no le dejaran espacio ni tiempo
libre y, en consecuencia, se vieran obligadas a llevar una
existencia subterránea. T toda esa presión
mental termina sofocando esa voz interna que constituye la
más segura brújula para navegar adecuadamente por
el océano de la vida.
A las personas incapaces de reconocer cuales son sus
propios sentimientos los podríamos denominar "analfabetos
emocionales".
En ciertas personas, esta sordera emocional constituye
una especie de olvido de los mensajes que nos manda nuestro
cuerpo en forma, por ejemplo, de jaqueca crónica, dolor
lumbar o ataques de ansiedad.
Pero la conciencia de uno mismo es una habilidad que
puede ser cultivada, por ejemplo con la meditación
cotidiana.
Dejarnos guiar por nuestra brújula
interna
La conciencia de uno mismo constituye una especie de
barómetro interno que nos dice si la actividad que estamos
llevando a cabo, o la que vamos a emprender, merece realmente la
pena. Los sentimientos nos proporcionan una imagen global de
toda situación. Y, en el caso de que existan discrepancias
entre nuestros valores y nuestros sentimientos, el resultado
será una profunda inquietud en forma de culpabilidad,
vergüenza, dudas, ensoñaciones, inquietud,
remordimientos o similares. Y todo ese ruido de fondo
actúa a modo de niebla emocional que inspira sentimientos
que pueden acabar saboteando todos nuestros esfuerzos.
Algunas investigaciones demuestran que los trabajadores
estrella efectúan elecciones que les permiten trabajar
dejando intacta o fortalecida su autoestima,
tienen en cuenta el tipo de proyecto que
más les interesa, el tipo de personas con quienes puede
resultar más estimulante trabajar y qué
contribución personal pueden hacer para mantener la
eficacia.
Dirigir la propia vida
Como dice el refrán: "si no sabes hacia donde te
diriges, cualquier camino sirve", lo cual significa que, cuanto
menos conscientes seamos de lo que realmente nos apasiona,
más perdidos nos hallaremos… Y este ir a la deriva puede
llegar incluso a dañar seriamente nuestra salud. Tal vez
sea por esto por lo que las personas que sienten que su trabajo
no les permite aprovechar sus potencialidades o que sienten que
su actividad es rutinaria y aburrida, corren un mayor riesgo de
experimentar dolencias cardiacas.
La conciencia de nosotros mismos nos proporciona, pues,
una brújula segura para armonizar nuestras decisiones con
nuestros valores más profundos.
El reconocimiento sincero de nuestros puntos fuertes
y de nuestras debilidades, la visión clara de los puntos
que debemos fortalecer y la capacidad de aprender de la
experiencia.
Conocer nuestros recursos, nuestras capacidades y
nuestras limitaciones internas
Las personas dotadas de esta competencia:
- Son conscientes de sus puntos fuertes y de sus
debilidades - Reflexionan y son capaces de aprender de la
experiencia - Son sensibles al aprendizaje
sincero de la experiencia, a los nuevos puntos de vista, a la
formación continua y a desarrollo de sí
mismo. - Cuentan con un sentido del humor que les ayuda a
tomar distancia de sí mismos.
Puntos ciegos
El primer paso necesario para aumentar nuestra eficacia consiste
en identificar una necesidad que debamos mejorar aunque esta
conciencia pueda ser sumamente difícil de
alcanzar.
Los ejecutivos fracasados parecen mostrarse muy poco
dispuestos a reconocer sus propios errores y desdeñan a
las personas que osan señalárselos. Su resistencia es un
claro ejemplo, de que no pueden hacer nada por cambiar las
cosas.
Una de las informaciones más difíciles de
conseguir dentro del mundo empresarial es un "re-aprendizaje"
constructivo y sincero de lo que estamos haciendo, especialmente
de nuestros errores. Pasamos mucho más tiempo criticando
los errores de las personas que haciéndoselos ver abierta
y sinceramente… Parece como si existiera una especie de pacto
fáustico, una confabulación que nos lleva a actuar
como si todo estuviera bien, cuando en realidad no lo
está.
Siempre que alguien se comporta así en una
situación determinada expresa los signos
inequívocos de la existencia de un "punto
ciego".
A continuación enumeramos algunos de los puntos
ciegos más comunes y costosos, determinados a partir de un
estudio realizado por Robert E. Kaplan:
- Ambición ciega: compite en lugar de cooperar,
jactancioso - Objetivos poco realistas
- Esfuerzo desmedido
- Intromisión
- Sed de poder
- Necesidad insaciable de reconocimientos
- Preocupación por las apariencias
- Necesidad de parecer perfecto
La función de
estos puntos ciegos no es otra que la de impedir que la gente
llegue a conocerse así mismos, puesto que tal cosa les
obligaría a admitir algo, sus propios errores, que no
están dispuestos a reconocer.
Esto te hace que seas refractario a cualquier
aprendizaje de la experiencia.
Todos estos puntos ciegos son hábitos aprendidos
y, en consecuencia, si tenemos alguna carencia en uno o en otro
sentido, siempre podemos aprender a hacer mejor las
cosas.
Los trabajadores estrella buscan deliberadamente el
feedback y desean conocer la opinión que los demás
tienen de ellos porque saben que se trata de una
información sumamente valiosa. También las personas
que se conocen muy bien a sí mismas son buenos
trabajadores ya que su autoconciencia les permite corregir
continuamente sus fallos.
La conciencia de uno mismo es un instrumento
valiosísimo para el cambio, especialmente si nuestra
necesidad de cambio se halla en consonancia con nuestras propias
metas personales, con nuestra misión y
con nuestros valores fundamentales, entre los que se encuentra el
hecho de que intentar mejorar es algo positivo.
Confianza en Sí Mismo
El coraje que se deriva de la certeza en nuestras
capacidades, valores y objetivos
Una sensación muy clara de nuestro valor y de
nuestras capacidades
Las personas dotadas de esta competencia:
- Manifiestan confianza en sí mismas y poseen
presencia - Pueden expresar puntos de vista importantes y
defender sin apoyo de nadie lo que consideran
correcto. - Son emprendedores y capaces de asumir decisiones
importantes a pesar de la incertidumbre y las
presiones.
La confianza en sí mismo es la condición
indispensable de toda actuación sobresaliente porque, a
falta de ella, las personas solemos carecer de la suficiente
convicción para afrontar las dificultades que se nos
presentan. La confianza en nosotros mismos nos proporciona, en
suma, la suficiente seguridad como para asumir el papel de
líder.
Para los que carecen de confianza en sí
mismos:
- Cada fracaso confirma su sensación de
incompetencia - Se manifiestan sentimientos de impotencia,
inoperancia y una abrumadora sensación de
inseguridad - Tienen el temor de parecer completos
ineptos - Renuncian fácilmente a las propias opiniones y
juicios, incluso las buenas ideas, cuando estas se ven
cuestionadas - Se muestran con indecisión crónica,
especialmente bajo presión - Se asustan ante el más mínimo riesgo
- No saben comunicar las ideas
útiles
Un exceso de confianza en sí mismos puede
producir:
- Arrogancia (sobre todo si la persona no tiene
habilidades) - Puede ser una manifestación de ausencia de
realidad
Las personas con una adecuada confianza en sí
mismos:
- Se muestran eficaces
- Capaces de asumir desafíos y dominar nuevas
tareas, a pesar de las posibles críticas en
contra - Se ven a sí mismos como catalizadores,
promotores e iniciadores - Justifican adecuadamente sus decisiones y acciones,
mostrándose firmes ante ellas. - Te da energías suficientes como para tomar
decisiones - Tienen el valor de expresarse, de decir lo que
realmente opinan
Tener talento y creer en él
La confianza en uno mismo está muy ligada a lo
que se denomina "auto eficacia", el juicio positivo de nuestra
capacidad de actuar. Pero la auto eficacia no es lo mismo que
nuestras capacidades reales, sino más bien lo que creemos
que podemos llegar a hacer con ellas. Por sí sola nuestra
capacidad no basta para garantizar el desempeño
óptimo, sino que también debemos creer en ella para
poder sacarle el máximo provecho.
Existe una relación muy estrecha entre la
conciencia de uno mismo y la auto confianza. Cada uno de nosotros
dispone de un mapa interno de sus propias preferencias,
capacidades y deficiencias.
Autocontrol
Gestionar adecuadamente nuestras emociones y nuestros
impulsos conflictivos
Mantener bajo control las
emociones e impulsos conflictivos
Las personas dotadas de esta competencia:
- Gobiernan adecuadamente sus sentimientos impulsivos y
sus emociones conflictivas - Permanecen equilibrados, positivos e imperturbables
aún en los momentos más
críticos - Piensan con claridad y permanecen concentrados a
pesar de las presiones
El autocontrol se manifiesta por la ausencia de
explosiones emocionales o por ser capaz de relacionarse con una
persona enfadada sin enojarnos.
Un sorprendente descubrimiento, extraído de los
estudios sobre el cerebro de
personas que se hallan sometidas a situaciones estresantes pone
en evidencia que la actividad del cerebro emocional socava
algunas de las funciones de los
lóbulos prefrontrales, el centro ejecutivo que se halla
inmediatamente detrás de la frente.
Los lóbulos prefrontrales constituyen el asiento
de la memoria
operativa, es decir, de la capacidad para prestar atención y recordar la información
sobresaliente, una instancia esencial para la comprensión,
el entendimiento, la planificación, la toma de decisiones, el
razonamiento y el
aprendizaje.
Cuando la mente permanece en calma, el rendimiento de la
memoria
operativa es óptimo, pero cuando tiene lugar una urgencia
el funcionamiento del cerebro cambia a una modalidad
autodefensiva centrada en la supervivencia, consumiendo recursos
de la memoria
operativa y transfiriéndolos a otras localizaciones
cerebrales que le permita mantener los sentidos en
estado de hipervigilancia.
En la medida en que nos hallemos preocupados por
pensamientos movilizados por nuestras emociones, la memoria operativa
dispondrá de mucho menos espacio atencional
Cuando las emociones
se desbordan
Las situaciones que nos estresan parecen multiplicativas
y desde el punto de vista de nuestro cuerpo no existe ninguna
diferencia entre nuestra casa y nuestro trabajo.
LA CONCENTRACIÓN
El hecho de vernos inundados de información nos
coloca en una modalidad reactiva de respuesta como si
continuamente nos viéramos obligados a sofocar
pequeños conatos de incendio. Y, puesto que cada uno de
estos mensajes constituye una distracción, la
función que se ve más afectada es la
concentración, haciendo sumamente difícil
volver a centrarse en una tarea que se ha visto interrumpida. Por
esto, el efecto acumulativo de este diluvio de mensajes acaba
generando una situación de distracción
crónica.
Las distracciones constituyen una de las principales
causas del descenso de la eficacia personal.
IMPULSIVIDAD
Es la incapacidad de refrenar una respuesta que ya se ha
desencadenado
La autorregulación de las
emociones
ESFUERZO EMOCIONAL
Este concepto se
refiere al esfuerzo interno que tenemos que hacer bien para
controlar nuestras emociones, bien para comprender las emociones
de los demás.
Para poder determinar el coste de un esfuerzo emocional,
debemos conocer antes el grado de identificación que
mantiene la persona con su trabajo.
EXCESO DE CONTROL EMOCIONAL
El autocontrol emocional no es lo mismo que el exceso de
control, es decir, la extinción de todo sentimiento
espontáneo que, obviamente, tiene un coste físico y
mental.
Cuando el trabajo
es un infierno
El hecho es que entre todas las relaciones que
establecemos en nuestro entorno laboral, la que mantenemos con
nuestro jefe o supervisor tienen un mayor impacto sobre nuestra
salud física y
emocional.
Un día nefasto en la oficina no
implica ningún problema, pero un conflicto
persistente con un superior es una circunstancia lo
suficientemente estresante como para acabar minando nuestra
resistencia
inmunológica.
Los beneficios de
la conciencia de uno mismo
El mero hecho de ser conscientes de los sentimientos que
bullen en nuestro interior puede tener un efecto muy positivo
sobre nuestra salud. El autoconocimiento desempeña un
papel
fundamental en el control del estrés.
NO MANIFESTAR LAS EMOCIONES: LA IMPLOSIÓN
EMOCIONAL
Este tipo de personas experimentan, en cualquier caso,
el colapso interno propio de tal situación de en forma de
problemas psicosomáticos, aunque no se vean afectados por
el secuestro
emocional.
- Por los cambios tan acelerados que se han
experimentado en las últimas décadas, como
consecuencia de los avances
tecnológicos y la promoción del libre mercado,
todo evaluado bajo la perspectiva de competitividad, eficiencia,
eficacia, rentabilidad
y economicidad, se han deteriorado las relaciones humanas,
debido a la nueva jerarquía de valores que se basan
más en un bienestar material individual y se descuida la
dignidad de la persona. - Comprendimos que los valores son un conjunto de
creencias que nos dictan la forma de conducta
más aceptada socialmente. - Los valores determinan las normas morales, es decir
que los valores establecen un modelo de conducta
aceptable en una sociedad y para garantizar que este modelo sea
observado por los miembros de esa sociedad se emiten las normas
que regulan la actuación del individuo dentro de la
sociedad. - La relación entre ética y los valores
es que la primera es el estudio de los actos humanos o
costumbres y los valores son en sí esos actos o
costumbres preferidos o aceptados por una sociedad. - Solo el ser humano tiene conciencia moral porque solo
él tiene capacidad o conciencia de si mismo, de
valorizarse y poder juzgar su conducta. - Es importante utilizar la brújula de la
"conciencia emocional", para evaluar si la actividad que vamos
a emprender vale la pena. Como conciencia emocional se entiende
como la capacidad de reconocer el modo en que nuestras
emociones afectan a nuestras acciones y la capacidad de
utilizar nuestros valores como guía en el proceso de
toma de decisiones. - El éxito de las personas en cualquier
actividad depende más de las competencias emocionales
que de las capacidades cognitivas. - En un mundo tan cambiante encontramos que la
flexibilidad, la posibilidad de adaptarse al cambio es
más importante que la experiencia. - Entendemos que el ser humano no solamente
actúa por razonamiento, también influyen las
emociones y los sentimientos.
Cristi Cou