Miguel Ángel
"El artista de todos los
tiempos"
Siempre tuve este anhelo, de realizar un escrito
dedicado a este ilustre personaje. Quizás no lo
había realizado por no tener disponible documentos
creíbles que evidenciaran la realidad vivencial de este
artista. Ahora con todas las formas de comunicación asequibles en nuestro medio,
tengo la oportunidad de ofrecer este documento, que he elaborado
con todo el esmero y cariño posible, a todos los amantes
del arte en sus
diversas áreas y manifestaciones, Agradezco a todos mis
amigos que me ayudaron a impulsar de una u otra manera este
proposito. Sus ideas, sugerencias o cualquier otro tipo de
aporte, sirvieron de una manera desinteresada, para darle forma y
sentido a este legajo.
Muchas gracias
MIGUEL ÁNGEL "EL
ARTISTA DE TODOS LOS TIEMPOS"
Miguel Ángel Buonarrotti La persona que
transforma las tres grandes formas de representar las expresiones
artísticas a través de todos los tiempos. La
arquitectura
pintura y
escultura. Desde el 6 de marzo 1475 en Caprese (Toscana) cerca de
Arezzo, hasta 1564 en Roma, el mundo
artístico se enaltece con la existencia y obras de este
ilustre artista.
Antes de él, el Renacimiento
no había llegado todavía a su plenitud.
Después de él, en la segunda mitad del siglo XVI,
el Renacimiento,
incapaz de conservar el dinámico equilibrio que
él había mantenido, iría a precipitarse
gradualmente en el Barroco.
Estilo que altera las formas clásicas y simples de las
ordenes artísticas de la época.
Tendría Miguel Ángel trece años
cuando su padre Ludovico Buonarroti, oficial florentino al
servicio de
la familia
Medici, lo coloca en el taller de Domenico Ghirlandajo para
aprender pintura;
después, pasó a estudiar el arte de la
escultura con un discípulo de Donatello. Entonces fue
cuando Lorenzo el Magnífico también llamado el
mecenas de Florencia, se fijó en él y quiso
llevarlo consigo a su palacio y casa. El palacio de los
Médicis, era un museo sin par, a causa de los
bajorrelieves antiguos que atesoraba esta gran galería:
vasos, monedas, piedras grabadas y estatuas adornaban los
pasillos de este majestuoso templo artístico. En la
biblioteca se
alineaban los más preciosos manuscritos de Europa y de
Oriente; pero Miguel Ángel tenía algo más en
aquel ambiente de
piedras, objetos o libros.
Podía sentarse a la mesa con Marsilio Ficino, el
intérprete de Platón;
con Pico de la Mirándola, lleno de erudición
oriental; con Angelo Poliziano, gran humanista y dulce poeta; con
Luigi Pulci, el autor del Orlando Innamorato, y hasta con los mas
jóvenes de los Medicis que posteriormente fueron papas,
– León X y ClementeVII. Fué Angelo Poliziano,
el tutor de los hijos de Lorenzo, quien le recomendó que
reprodujera en un bajo relieve, una
fábula antigua donde intervinieran desnudos, como la
Centauromaquia, la lucha entre los Centauros y los Lapitas por la
posesión de una mujer. El tema,
como sabemos, gozaba de una larga tradición
clásica, pero carecía por completo del costumbrismo
de la época, Era necesario crear elementos que se
ajustaran de una u otra manera a las formas habituales del
momento.
Un suceso inesperado obliga a Miguel Ángel abandonar
a Florencia. Los Medici son expulsados por un tiempo de la
ciudad por Carlos VIII. Durante una temporada se establece en
Bolonia, donde esculpió entre 1494 y 1495 tres estatuas de
mármol para el Arca de Santo Domingo en la iglesia del
mismo nombre.
Más tarde, Miguel Ángel viaja a Roma, ciudad en
la que podía estudiar y examinar las ruinas y estatuas de
la antigüedad clásica que por entonces se estaban
descubriendo. Poco después, realizó su primera
escultura a gran escala, el
monumental Baco (1496-1498, Museo del Barguello, Florencia), uno
de los pocos ejemplos de temas paganos en vez de cristianos
realizados por el maestro, muy ensalzados en la Roma renacentista. Miguel
Ángel lo esculpió con éxito,
la figura, nos recuerda al Dionysos místico y entusiasta.
Era más bien la imagen de un
adolescente ebrio, expuesto a verse precisado a buscar un punto
de apoyo que le diera el equilibrio
necesario para mantenerse erguido, y no caer.
Mejor demostró su sentimiento cristiano en la sublime
Piedad , la juvenil Virgen María sosteniendo a
Cristo muerto en su regazo, iconografía que toma del arte
del norte de Europa. En lugar
de aparentar dolor, María se contiene, se refrena, con una
expresión en el rostro de total resignación. Con
esta obra Miguel Ángel resume las innovaciones
escultóricas de sus predecesores en el siglo XV, a la vez
que introduce un nuevo criterio de monumentalidad, característico del estilo alto renacentista
del siglo XVI, y más claramente todavía su
inspiración bíblica y fuerte en el colosal
David, -4.34 metros altura -. El héroe del Antiguo
Testamento aparece representado como un joven atleta desnudo,
musculoso, en tensión, con la mirada fija en la distancia,
buscando a su enemigo, Goliat. La intensa y penetrante mirada, la
fuerza
expresiva que emana del rostro del David es, junto con la
escultura de Moisés, realizada posteriormente, el mejor
ejemplo de la terribilitá, donde aprovechó un
enorme bloque de mármol de Carrara, para tallar un
muchacho de estatura gigantesca en el momento en que se prepara
para lanzar la piedra que ha de herir al titánico en la
frente.
Habría que imaginarse al artista, con aquel coloso
humano, tal como lo describen sus contemporáneos, encarado
con el bloque de piedra, descargando sobre él,
titánicos golpes, poniendo en su trabajo tal
ímpetu, tal furia, que inspiraba el temor de que fuese a
saltar todo hecho trizas.
Tenía más de sesenta años, y aun lo
veían trabajar así, con un vigor digno de un
gigante. Buscaba la figura en el interior del bloque. Le
parecía como si, gracias a la terribilitá, a
sus golpes, la estatua se liberase de su prisión de
piedra. David, llegó a convertirse en la escultura
más simbólica de Florencia como lo es; la
Piedad en Roma. Colocada en un principio en la Plaza de la
Señoría, frente al Palazzo Vecchio, sede del
Ayuntamiento de la ciudad. En 1910 se colocó en ese lugar
una copia del original que se encuentra en la Academia. Pero
recordemos otra de sus magnificas obras, que también exige
un peldaño en el podium; "El Moisés",
sedente, fuerte y severa escultura, en representación de
la Ley fundamental e
inconmovible. Fue esculpido, como los Esclavos (que hoy
están en el Museo del Louvre), para formar parte del
sepulcro del Papa Julio II, cuyo proyecto no se
pudo llegar a ejecutar. Con estas obras Miguel Ángel
demostró a sus coetáneos que no sólo
había superado a todos los artistas contemporáneos
suyos, sino también a los griegos y romanos, al fusionar
la belleza formal con una poderosa expresividad, significado y
sentimiento.
La Capilla Sixtina había sido construida en 1473 por el
Papa Sixto IV—de ahí su nombre—y decorada por
Perugino, Botticelli, Signorelli y Ghirlandajo, con la historia de Moisés y
la vida de Jesús. Quedaba por decorar la bóveda y
la pared occidental, y Miguel Ángel fue encargado de
cubrirlas con pinturas. Ya había pintado en Florencia un
famoso fresco, materialmente perdido, si bien no podría
decirse lo mismo de su influjo, que fue grande entre los
artistas. Me refiero a cierta composición episódica
relativa a la historia florentina, que
hubo de desarrollar enfrente de otro muro, cuya decoración
se encargó Leonardo. Miguel Ángel quiso pintar
figuras desnudas, para ello se le ocurrió referirse al
episodio de la batalla de Cascina, cuando los soldados fueron
sorprendidos en el baño, con lo que pudo recoger, con todo
el dinamismo característico de su arte, el
unánime sentimiento ante el peligro y la espontánea
voluntad de salvarse del ataque enemigo. Cuando comenzó la
decoración de la Sixtina tenía, pues, el recuerdo y
la experiencia de aquella composición memorable.
Había proyectado un gigante poema pictórico, que
abarcaría desde la Creación del primer hombre, el
Pecado, el Diluvio, los Profetas, las Sibilas y la de Lorenzo,
con el yelmo calado y la barba apoyada Sobre la mano izquierda en
actitud de
pensar: por eso se ha llamado a esa escultura «il
pensieroso». Bajo las estatuas, los sarcófagos
sostienen, tendidas y opuestas por la espalda, las
representaciones alegóricas de la Aurora y el
Crepúsculo, de la Noche y el Día, que en manos de
Miguel Ángel se convierten en poderosos símbolos
del nacer y del morir.
Plasmó la obra mas sublime de todos los tiempos en el
testero de la Capilla Sixtina: El juicio final, la obra
cumbre de este gran genio, es sin duda la expresión
pictórica que lo inmortalizó, junto con las bellas
esculturas de; David, El moisés y La
Piedad, representan para la humanidad el legado
artístico que simboliza la perfección evolutiva del
hombre en este
genero.
Los artistas florentinos siempre se distinguieron de los de
las demás escuelas pictóricas italianas por el uso
fundamental y constante del dibujo en la
ideación de sus obras. No eludió esta regla Miguel
Ángel, quien fue uno de los mayores dibujantes de todos
los tiempos. Las hojas de tipos distintos que de él nos
han llegado atestiguan que usaba la técnica del dibujo de
diversos modos. En efecto, se dispone de interesantes estudios
sobre obras de otros artistas y períodos, como dos figuras
copiadas de un fresco de Giotto o la cabeza de Laocoonte, que
muestran el estudio constante de Miguel Ángel con todo lo
que llamaba la atención y podía darle
inspiración. Existe además una imponente serie de
dibujos muy
cuidadosos en el trazo y con finos claroscuros que, creados como
obras autónomas, el artista donaba a sus alumnos para que
se ejercitasen, o a sus amigos más allegados. Entre los
últimos cabe señalar los dibujos
ejecutados para Tommaso de’ Cavalien, en los cuales se
representan los mitos
clásicos de Ticio, Fetonte y Ganímedes. Entre los
dibujos preparatorios para sus distintas obras, resulta muy
significativa una hoja conservada en tiffizi, donde se observa
una figura desnuda en el centro , de pie y de espaldas, que se
reconoce como primera idea para el grupo central
del fresco perdido de la Batalla de Cascina a la vez que una
figura vestida representada en la parte alta derecha, es el
estudio para uno de los apóstoles que debía
realizar en Santa María del Fiore y de los cuales se
labró solo el de San Mateo. Se observan, desparramados por
la hoja, cuatro estudios para un grupo con la
Virgen y el Niño que puede referirse a la Virgen con el
Niño de Brujas. Por fin, el esbozo ornamental con dos
aves
fantásticas y un mascaron puede ponerse en relación
con el grandioso proyecto para la
tumba de Julio II, que ya comenzaba a apremiar la mente del
maestro.
Fue un hombre de carácter
retraído solitario, un misántropo inquieto. Su
genio le proporciono infinidad de disgustos, ya en su longevidad
se dedicó a la poesía,
sus Rimas dedicadas a su amor
platónico de toda su vida, Victoria Colonia, marquesa de
Pescara, figura entre las más bellas creaciones de la
poesía
italiana. Su obra arquitectónica más representativa
es sin duda una de los trabajos de arte que magnifican el periodo
artístico del renacimiento,
la cúpula de la Basílica De San Pedro. Este
magnifico Domo con sus vitrales translucido, iluminan
el ábside, de uno de los lugares más
sagrados del catolicismo, "el altar de la Basílica". Sus
haces de luces penetran al sitio sacro, glorificando a los
representantes terrenales como si estuvieran en lugares
celestiales
"En cada uno de sus pinceladas y martillazos vibra el
espíritu del artista por excelencia, en su mas doble
dignidad y en su mas elevada pureza" dijo Ghoethe. Con 89
años, sus manos no le obedecían, temblorosas y
agotadas por el continuo crear, le decía a su amigo con
triste y resignada sonrisa "las manos de la muerte son
eternas, y ya siento que me agarran por el manto"
Murió en Roma. De acuerdo con su voluntad, su
ataúd fue llevado e inhumado en la iglesia de
Santa Croce en Florencia. Gloria en su tumba. Rafael
Fernández Chagín
Enciclopedia Universal.
Enciclopedia Grijalbo.
Enciclopedia temática Océano.
Enciclopedia Jackson
Enciclopedia Cumbre.
Algunos soportes en Internet.
Amigos y Colaboradores: Pedro Celia
Negrinis, Guillermo Armela, Antonio Viqueira, Álvaro
Puccini, Antonio de la Espriella….
Atte,
Rafael Fernández Chagín
Profesor de Historia Del Arte
Barranquilla—–Colombia